Rescripto Ex Audientia Sobre La Renuncia de Los Obispos Diocesanos

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Rescripto ex audientia sobre la renuncia de los obispos diocesanos y de los

titulares de oficios de nombramiento pontificio


Nota de la redacción: el contenido de este Rescripto ex audientia ha sido nuevamente regulado
en el Motu proprio Imparare a congedarsi, de 12 de febrero de 2018.
El Santo Padre Francisco, en la audiencia concedida al abajo firmante Cardenal Secretario de
Estado el día 3 de noviembre de 2014, ha aprobado las disposiciones sobre la renuncia de los
obispos diocesanos y de los titulares de oficios de nombramiento pontificio.
El Santo Padre también ha establecido que cuanto ha sido deliberado tenga validez firme y
permanente, no obstante, cualquier disposición contraria, aunque sea digna de particular
mención, y que entre en vigor el día 5 de noviembre de 2014, con la publicación en
«L’Osservatore Romano», y, posteriormente, en el comentario oficial Acta Apostolicae Sedis
En el Vaticano, 3 de noviembre de 2014
Pietro Card. Parolin
Secretario de Estado
DISPOSICIONES SOBRE LA RENUNCIA DE LOS OBISPOS DIOCESANOS Y DE
LOS TITULARES DE OFICIOS DE NOMBRAMIENTO PONTIFICIO
El grave peso del ministerio ordenado, que ha de entenderse como servicio (diakonia) al Pueblo
santo de Dios, requiere, de los que son encargados de ejercerlo, poner todas las propias
energías. En particular, la función del Obispo, situado frente a los desafíos de la sociedad
moderna, hace necesarias una gran competencia, habilidades y dotes humanas y espirituales.
A este respecto, los Padres del Concilio Vaticano II se expresaron así en el Decreto Christus
Dominus: “Siendo de tanta trascendencia y responsabilidad el ministerio pastoral de los
Obispos, los Obispos diocesanos y los que en derecho se les equiparan, si por la edad
avanzada o por otra causa grave se hacen menos aptos para el cumplimiento de su cargo, se
les ruega encarecidamente que ellos espontáneamente o invitados por la autoridad competente
presenten la renuncia de su cargo. Si la aceptare la autoridad competente, ella proveerá de la
congrua sustentación de los renunciantes y del reconocimiento de los derechos especiales que
les atañen” (n. 21).
En respuesta a la invitación que el Concilio Vaticano II había expresado, mi predecesor, el
Beato Pablo VI, promulgó el 6 de agosto de 1966 el Motu Proprio Ecclesiae Sanctae (AAS 58
(1966) 757-787) que en el n. 11 de la Pars Prima invitaba vivamente a los Obispos y a los
demás a ellos equiparados a “que, no más allá de cumplidos los setenta y cinco años de edad,
presenten espontáneamente la renuncia de su oficio”. Estas disposiciones fueron después
recogidas tanto en los cánones 401-402 y 411 del vigente Código de Derecho Canónico, como
en los cánones 210-211, 218 y 313 del Código de los Cánones de las Iglesias Orientales.
El mismo criterio también fue seguido respecto a las funciones propias de los Cardenales,
mediante el Motu Proprio Ingravescentem aetatem del Beato Pablo VI del 21 de noviembre de
1970 (AAS 62 (1970) 810-813) y, más en general en cuanto a las funciones de los Obispos que
prestan su servicio en la Curia Romana, con las sabias disposiciones que San Juan Pablo II
quiso incluir en el art. 5 de la Constitución Apostólica Pastor Bonus del 28 de junio de 1988
(AAS 80 (1988) 841-930; cf. también can. 354 CIC).
Teniendo en cuenta todo lo anterior y acogiendo las recomendaciones del Consejo de
Cardenales que ayudan al Santo Padre en la preparación de la reforma de la Curia romana y en
el gobierno de la Iglesia, se dispone lo siguiente:
Art. 1. Se confirma la disciplina vigente en la Iglesia latina y en las diversas Iglesias
orientales sui iuris, según la cual los Obispos diocesanos y eparquiales, y cuantos están
equiparados a ellos en los cánones 381 § 2 CIC y 313 CCEO, así como los Obispos
coadjutores y auxiliares, están invitados a presentar la renuncia a su oficio pastoral al
cumplir los setenta y cinco años de edad.
Art. 2. La renuncia a dichos oficios pastorales produce efectos sólo desde el momento en
que sea aceptada por parte de la legítima Autoridad.
Art. 3. Con la aceptación de la renuncia a esos oficios, los interesados cesan también en
cualquier otro oficio a nivel nacional, conferido por un tiempo determinado en razón del
mencionado encargo pastoral.
Art. 4. Es digno de aprecio eclesial el gesto de quien, impulsado por el amor y el deseo de
un mejor servicio a la comunidad, considera necesario por enfermedad o por otra causa
grave renunciar al oficio de Pastor antes de alcanzar la edad de setenta y cinco años. En
tales casos los fieles están llamados a mostrar solidaridad y comprensión hacia quien ha
sido su Pastor, asistiéndolo puntualmente según las exigencias de la caridad y de la
justicia, según lo dispuesto en el can. 402 § 2 CIC.
Art. 5. En algunas circunstancias particulares la Autoridad competente puede considerar
necesario pedir a un Obispo que presente la renuncia al oficio pastoral, después de haberle
dado a conocer los motivos de dicha petición y escuchadas con atención sus razones, en
diálogo fraterno.
Art. 6. Los Cardenales Jefes de Dicasterio de la Curia Romana y los demás cardenales que
desempeñan oficios de nombramiento pontificio están igualmente llamados, al cumplir los
setenta y cinco años de edad, presentar la renuncia de su oficio al Papa, que procederá,
ponderando todos los aspectos.
Art. 7. Los Jefes de Dicasterio de la Curia Romana no Cardenales, los Secretarios y los
Obispos que desempeñan otros oficios de nombramiento pontificio cesan en su encargo al
cumplir los setenta y cinco años de edad; los Miembros, alcanzada la edad de ochenta
años; sin embargo, aquellos que pertenecen a un Dicasterio en razón de otro encargo, al
cesar en este encargo, dejan también de ser Miembros.
Fuente: AAS 106 (2014), pp. 882-884.
Traducción al español de lexicon-canonicum.org

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