Humo Sobre El Lujo

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SOBRE EL COMERCIO.

35
de casas para cubrirse ; lo que destru
ye en parte la necesidad , madre de
la industria y de la invencion. Curis
acuens mortalia corda. Dexando á un
lado que quanto? menos bienes de esta
especie posea un pueblo tantos me
nos pleytos y querellas habrá en él;
el caso de necesidad le servirá de po
licía establecida , y de autoridad re
glada para protegerle y defenderle
contra todo enemigo estrangero.

DISCURSO SEGUNDO.

SOBRE EL LUXO.

3_¿2l palabra Luxo tiene una significa


cion harto dudosa; puede tomarse ácia
buena y ácia mala parte. Sin embar
go se entiende por ella generalmente
un cierto refinamiento en los placeres
de los sentidos ; y cada grado suyo
puede ser inocente ó reprehensible se
gun los tiempos, los lugares y la clase
de personas. En esta parte mas que en
otro algun asuntó de la moral es di
fícil fixar los límites que hay -entre la
C2 vir
36 DISCURSO SEGUNDO
virtud y el vicio. Creer que sea un vi
cio gustar de cierta especie de pla
cer sensual , como el de comer bien
y vestir con finura , es formarse una
idea que solo puede hallarse en una
cabeza acalorada con los vapores del
fanatismo. Oí decir una vez que cier
to hombre austero , cuya habita
cion tenia unas vistas muy hermosas,
contrató con sus ojos no mirar ja
mas por la ventana , ó á lo menos mi
rar sin sentir r.lgun placer. Semejante
es el pecado de beber vino de Cham
paña o Borgoña , con preferencia á la
cerbeza fuerte ó á la cerbeza co
mun. Estos pequeños gustos no son
vicios sino quando se buscan á ex
pensas de alguna virtud , como la
generosidad ó la caridad : así que tam
bien pasan por locuras , con mucha
razon quando por gozarlos arruina uno
sus bienes, ó se reduce á la mendiguez.
Pero son del todo inocentes quando
se procura tenerlos sin perjudicar á
la virtud , y sin abandonar el cuidado
que debe tenerse de la familia y de
los amigos.
No
SOBRE EL LUXO. 37
No ocuparse , por exemplo , mas
que en el regalo , sin aficion alguna á
los placeres de la ambicion , del es
tudio , de la conversacion , es señal
cierta de una grande estupidez , y un
vicio que enerva el cuerpo y el espí
ritu. No gastar sino para satisfacer es
ta especie de sensualidad , sin atender
absolutamente á las necesidades de la
familia y de los amigos , es tener un
corazon desnudo de todo sentimiento
de humanidad y benevolencia. Pe
ro un hombre que cumple con sus obli
gaciones de amigo , de ciudadano , de
padre de familia , no es digno de cen
sura y reprehension , si dá en el lu-
xo de tener una mesa un poco rega
lada.
Puesto que el luxo puede conside
rarse, baxo de estos dos diferentes pun
tos de vista , como inocente y como
reprehensible, no podemos pensar sin
admiracion en las opiniones estrañas
que respecto de esto se han sostenido.
Los unos por un espíritu de libertina-
ge han elevado hasta las nubes un lu
xo vicioso , y nos le han representado
C3 co-
38 DISCURSO SEGUNDO
como sumamente ventajoso á la socie
dad. Los otros, moralistas acalorados,
han hablado de él como de un ma
nantial de corrupcion , de desórdenes,
de facciones en el gobierno civil. No
sotros procurarémos aproximar estas
dos extremidades , haciendo ver pri
mero que el siglo del luxo es el mas
dichoso y el mas virtuoso ; segun
do , que el luxo dexa de ser util
desde el instante en que dexa de ser
inocente , y que llevado al exceso lle
ga á ser pernicioso, aunque quizás ab
solutamente no lo será para la socie
dad política. Para probar el primer
punto nos basta considerar los efec
tos del luxo tanto en la vida privada
como en la vida pública.
La felicidad de los hombres , se
gun el modo de pensar mas bien re
cibido , consiste en tres cosas , en la
accion , en el placer y en el reposo;
y aunque estas tres cosas deben estar
mezcladas en diferentes proporciones
segun el humor y el caracter de las
personas ; con todo no puede excluirse
una de las tres sin destruir en algun
mo
SOBRE EL LUXO. JO
modo el gusto de todo este compues
to. La indolencia ó el reposo cierta
mente parece que contribuye poco á
nuestra satisfaccion : y con todo el
sueño es necesario para remediar á la
debilidad humana , que no podria sos
tener una serie continua y no inter
rumpida de ocupaciones ó de placeres.
El movimiento rápido de los espíritus,
que pone al hombre fuera de sí mis
mo , llega finalmente á agotar el al
ma , y exige algunos intervalos de
descanso , que aunque sean agrada
bles por un momento , á la larga de
generan en languidez , en letargo , y
destruyen toda suerte de placer. La
educacion , la costumbre y el exem-
plo contribuyen mucho á fomentar
en nosotros la inclinacion ácia estas
tres cosas: es preciso convenir en que
si excitan el gusto de la accion y del
placer tambien son al mismo tiempo
favorables á la felicidad de los hom
bres. Quando florecen las artes y la
industria, el tiempo se pasa en trabajar
y en regocijarse. La industria y las ar
tes nos facilitan los medios para ocu-
C4 par
40 DISCURSO SEGUIDO
parnos, y los placeres son el fruto y la
recompensa del trabajo. Con él se for
tifica el espíritu , sus facultades se au
mentan , y se previenen los inconve
nientes que producen la pereza y la
ociosidad ; porque la aplicacion con
tinua á una honesta industria tiene
la alma ocupada , y suministra me
dios para satisfacer sus mas naturales
deseos.
Si desterrais las artes de la socie
dad privareis al hombre de accion y
de placer , y en su lugar no le dexa-
reis mas que la indolencia , la qual
tambien desnudareis de todo gusto:
porque en efecto el reposo no es agra
dable sino quando sucede á la fatiga,
y recrea el espíritu que ya se halla
agotado con la demasiada aplicacion
y trabajo.
Otra de las ventajas que trae con
sigo la industria y el refinamiento en
lo que toca á artes mecánicas , con
siste en que regularmente las artes li
berales se resienten de él , y parece
que estas no se perfeccionan sino á
medida que aquellas se van cultivan
do
SOBRE EL LUXO. 41
do mas. El mismo siglo que produce
los grandes filósefos , los buenos polí
ticos , los grandes capitanes y los poe
tas célebres , produce tambien exce
lentes fabricantes de panos, y hábiles
constructores de navios. Nosotros no
podemos razonablemente lisongearnos
de que una Nacion que no tiene tin
tura alguna de la Astronomía, ni de la
Moral pueda llevar las fábricas de pa
ños á la mayor perfeccion. El espíritu
del siglo influye sobre todas las artes,
y una vez que el espíritu de los hom
bres haya salido de su letargo , y esté
puesto en una cierta fermentacion , se
vuelve por sí mismo ácia todas par
tes y lleva á la perfeccion todas las
artes y todas las ciencias. La ignoran
cia crasa se destierra entonces absolu
tamente. El hombre goza del privile
gio que pertenece á las criaturas ra
cionales , que es el de pensar y de
obrar , disfrutar los placeres del espí
ritu , y tambien los del cuerpo.
Quanto mayores son los progresos
que hacen estas artes amables , tanto
, mas sociable se vá haciendo el hombre;
y
42 DISCURSO SEGUNDO
y es imposible que personas de un espí
ritu iluminado con las luces de la cien
cia y que poseen un fondo de conver
sacion puedan complacerse en la so
ledad , ó vivir con sus conciudadanos
en aquella separacion que es propia
de las Naciones ignorantes y bárba
ras. Tienen asambleas en las Ciuda
des que habitan ; gustan de recibir y
de comunicar la ciencia , de hacer que
todos conozcan su talento, su cultura,
su buen gusto en la conversacion y el
modo de anunciar sus ideas. La curio
sidad seduce al hombre de entendi
miento, y el necio es seducido por la
vanidad. El uno y el otro lo son por
el placer. Por todas partes se forman
tertulias ( cotteries ) y sociedades par
ticulares. Los dos sexos se encuentran
y se aproximan con un modo honesto
y civil , y un hombre bien educado
y de talento sirve de modelo á otros
muchos ; de suerte que si á esto se
añaden las perfecciones que adquieren
en la cultura de las ciencias y de las
artes liberales , no puede menos de
suceder el que se hagan mas huma
nos
SOBRE EL IAJXO. 43
nos y mas amables conversando acer~
ca de ellas los unos con los otros , y
procurándose mutuamente el placer y
la diversion. Así es como la industria,
la ciencia y la humanidad se ligan en
tre sí con un vínculo indisoluble ; y
la experiencia , de acuerdo con la ra
zon , hace ver que estas tres cosas son
particulares á los siglos mas civiliza
dos y mas entregados al luxo.
Sin embargo , todas estas ventajas
no se logran sin inconvenientes. La
mayor parte de los hombres refina
mucho los placeres , y otros los lle
van al exceso ; pero nada hay tan con
trario al verdadero placer como el
exceso del placer mismo. Puede ase
gurarse positivamente que los Tárta
ros son muchas veces mas culpables
de una gula brutal , regalándose con
la carne de sus caballos muertos , que
los cortesanos de Europa que mas re-
finan sobre la cocina. Y si el amor
desordenado , si -el adulterio es mas
freqüente en los siglos civilizados que
en los tiempos de ignorancia y de bar
barie \ sí muchas veces es mirado so
la-
44 DISCURSO SEGUNDO
lamente como una especie de galante
ria , la embriaguez en compensacion
es mucho mas rara en ellos , y todos
saben que este es el vicio mas odioso
y mas pernicioso, tanto para el espíri
tu como para el cuerpo , como me se
ria muy facil probarlo no solo con el
testimonio de Ovidio y de Petronio,
sino tambien con el de Seneca y de
Caton. Nadie ignora que en tiempo de
la conjuracion de Catilina, Julio Cesar
se vio precisado á poner en manos de
Caton un villete dulce que revelaba
un comercio amoroso entre él y Ser
villa, hermana de Caton;y que al leer
le este severo Censor , mirando á
Cesar con indignacion , no pudo me
nos de llamarle en el primer movi
miento de su cólera borracho ; epíteto
que le pareció mas vergonzoso que el
que pudiera haberle dado con mas
justicia.
Pero no solo en la vida privada
son cosas ventajosas la industria , el
saber y la humaniad ; lo son tambien
en la vida pública, y no contribuyen
menos á hacer un Estado floreciente
. y
SOBRE EL LUXO. 45
y respetable que á hacer prosperar
los particulares. El aumento y el con
sumo de una infinidad de cosas que
sirven para el ornato ó para el placer
de la vida , son una ventaja real para
la sociedad ; porque al mismo tiempo
que multiplican los gustos de los par
ticulares forman una especie de al
macen de trabajo que en las necesi
dades del Estado puede emplearse en
el servicio público. Una Nacion , en la
qual no se trate de estas superfluidades,
vivirá necesariamente en la langui
dez y en la indolencia , perderá todos
los placeres de la vida , y nada hará
por el Estado , cuyos exércitos y ar
madas no será posible que se manten
gan por la poca industria de tantos
miembros desocupados y perezosos.
Los límites de los Estados de Eu
ropa son hoy dia con corta diferencia
los mismos que eran hace docientos
años; ¿pero qué distancia no se halla
de aquellos tiempos á estos respecto
al poder y á la grandeza de unas mis
mas Naciones? ¿Y á qué puede atri
buirse sino al acrecentamiento de las
/\6 DISCURSO SEGUNDO
artes y de la industria? Quando Car
los VIII. Rey de Francia invadió la
Italia no llevó á esta expedicion sino
cerca de veinte mil hombres, y no
obstante observa Guichardino que este
armamento agotó á la Nacion en tal
manera , que en mucho tiempo no se
vió en estado de hacer otro esfuerzo
igual. El último Rey de Francia ha
tenido en tiempo de guerra hasta qua-
trocientos mil hombres sobre las ar
mas fi), aunque desde la muerte del
Cardenal Mazarino hasta la suya se
vió metido en muchas guerras que
duraron cerca de quarenta años.
He dicho que la industria debe
sus principales adelantamientos á las
ciencias inseparab'es de los siglos en
que reynan las artes y el luxo; ahora
añado que las ciencias son las que po
nen al Soberano en estado de sacar
las mayores ventajas de la industria
de sus subditos. Las leyes, el buen
orden , la policia , la disciplina , no
pue-
(1) La inscripcion de la plana de Vando-
ma dice 440000.
SOBRE EL LUXO. 47
pueden llevarse á un cierto grado de
perfeccion sin que la razon humana
se haya aguzado antes exercitándo-
se en las obras mecánicas y aplicán
dose á las artes mas vulgares, y so
bre todo al comercio y á las manu
facturas. ¿Puede creerse que tendrá
bien reglado su gobierno un pueblo
que no sabe hacer un torno, ni ser
virse utilmente de un telar? Prescin^
do ahora de que los tiempos de ig
norancia están tocados de las supers
ticiones que precipitan el Estado ácia
su decadencia, y apartan á los hom
bres de la prosecucion de su interes y
de su felicidad.
La ciencia exige naturalmente en
el arte de gobernar cierta dulzura y
cierta moderacion. Hace ver las ven
tajas que traen consigo las máximas
de la humanidad , comparadas con
las del rigor y la severidad ; las qua-
les impelen los subditos á la rebelion
y oponen dificultades insuperables pa
ra que vuelvan á la sumision , hacien
do desvanecer toda esperanza de per-
don. Quando el humor de los hom
bres
48 DISCURSO SEGUNDO
bres ha llegado á dulcificarse tanto
quanto su razon está perfeccionada,
entonces es quando esta humanidad
brilla con mas resplandor, y enton
ces es quando se ve la señal carac
terística que distingue un siglo civili
zado é ilustrado de los tiempos de
ignorancia y de barbarie. Las fac
ciones son entonces menos invetera
das, las revoluciones menos trágicas,
la autoridad menos severa , y las se
diciones menos freqüentes. Hasta las
guerras estrangeras son menos crue
les, y en el mismo campo de bata
lla en que el honor y el ínteres ha
cen á los hombres tan poco suscepti
bles de compasion, como de miedo,
se vé á los vencedores despojarse de
la ferocidad y revestirse de los sen
timientos propios de la humanidad.
No hay motivo para temer que
los hombres perdiendo su humor sal-
vage y feroz, pierdan tambien sus
qualidades guerreras, y sean por eso
menos intrépidos y menos valientes
en la defensa de su patria y de sus
libertades. Las artes no enervan ni el
es
SOBRE EL LUXO. 49
espíritu, ni el cuerpo. Al contrario la
industria, que es una conseqiiencia ne
cesaria de ellas, da nuevas fuerzas á
el uno y á el otro. Y si la cólera que
se dice es la piedra de toque del' va
lor , pierde un poco de su rudeza con
la cultura, y el refinamiento de las
costumbres , siempre permanece un
sentimiento de honor que se fortifica
con aquella elevacion de espíritu , que
producen el saber y la buena educa
cion, y que es una disposicion mas
fuerte, mas constante, y mas facil de
manejar que otra alguna. Añádase á
esto que el valor ni es durable, ni
es útil quando no está acompañado
de la disciplina y de una cierta ca
pacidad militar , que pocas veces se
halla entre las Naciones bárbaras. Los
antiguos observan que Dátames era el
único bárbaro que hubiese conocido
jamas el arte de la guerra. Y Pirro
viendo á los Romanos ordenar su exér¡-
cito con algun arte y pericia gri
tó diciendo con admiracion : Estos
bárbaros nada tienen de bárbaro en su
disciplina. Es muy de notar que los
D pri-
SO DISCURSO SEGUNDO
primeros Romanos aplicándose sola
mente á la guerra, fuesen el único
pueblo no civilizado en quien flore
ció la disciplina militar; así como los
Italianos son en Europa el único pue
blo civilizado en quien no se advier
te ni bravura, ni humor marcial. Los
que atribuyen la molicie de esta Na
cion á su cultura , al luxo y á las ar
tes que reynan en ella , no tienen mas
que volver los ojos ácia los France
ses y ácia los Ingleses, cuya bravu
ra es tan incontestable como su gus
to por el luxo y su aplicacion infa
tigable al comercio. Los historiado
res Italianos nos dan razones muy
concluyentes de esta especie de bas
tardia. Nos ponen á la vista el modo
con que todos los Soberanos de Ita
lia se hallaron desarmados á un tiem
po mismo ; mientras que la aristocra
cia Veneciana temia las empresas del
pueblo, el gobierno popular de Flo
rencia se aplicaba enteramente al co
mercio: Roma estaba gobernada por
Clérigos, y Nápoles por mugeres. El
©ficio de la guerra ya no fué desde
en
SOBRE EL LUXO. 51
entonces mas que recurso de misera
bles : estos soldados de fortuna se
guardaban mutuamente sus miramien
tos, y con grande admiracion de to
do el mundo hacian que durase un
dia entero lo que ellos llamaban una
batalla, y se retiraban por la noche á
su campo sin haber perdido un solo"
hombre y sin haber derramado una
góta de sangre.
Lo que principalmente ha excitado
los Moralistas severos á declamar con
tra el luxo y el refinamiento en los pla
ceres es el exemplo de la antigua Roma,
que juntando á su pobreza y su rustici
dad mucha virtud y prudenciare elevó
al mas alto grado de grandeza y li
bertad ; pero habiendo tomado de
los Griegos y de los Asiáticos , á quie
nes habia subyugado , el luxo y la
delicadeza, cayó en una especie de
corrupcion , de la qual nacieron las
sediciones y las guerras civiles, qué
finalmente fueron seguidas de la pér
dida total de la libertad.
Todos los autores clásicos Lati
nos que nos hacen decorar en los Co
Da le
52 DISCURSO SEGUNDO
legios, están llenos de estos sentimien
tos, y atribuyen generalmente la rui
na del Estado á las artes y á las ri
quezas traídas del Oriente ; y hasta el
mismo Salustio habla del gusto por
la pintura como de un vicio igual á
la incontinencia y á la embriaguez.
Eran tan comunes eítas ideas en los
últimos tiempos de la República, que el
mismo autor no se cansa de exáltar
la rígida virtud de los antiguos i?o-
vnanos, no obstante que él era un mo
delo bastante bello de luxo y de cor
rupcion moderna. Vitupera la elo-
qüencia de los Griegos , aunque era él
mismo el escritor mas elegante del
mundo. ¿Qué mas? emplea muy fue
ra del caso las digresiones y decla
maciones sobre este asunto, aunque era
él un modelo de gusto y de exáctítud.
Pero seria facil probar que estos
escritores han errado la causa de los
desórdenes acaecidos en la República
Romana , que ellos atribuyen al lu
xo y las artes; pues realmente no pro
cedian sino de la mala constitución
del gobierno, y de aquel prodigioso
SOBRE EL LUXO. 53
número de conquistas. El luxo y el
refinamiento en los placeres no son
las causas primitivas de la venalidad
y de la corrupcion. El valor en que
todo hombre aprecia cada placer en
particular, depende de la comparacion
y de la experiencia. Un mozo de es
quina que se regala con jamón y be
be aguardiente, es quizás tan avaro
como el Gran Señor, que se regala con
hortelanos y vino de Champaña. Las
riquezas son importantes en todos los
tiempos,y para todos los hombres, por
que sirven para comprar los placeres á
que están acostumbrados y por los que
tanto anhelan. No hay cosa que pueda
limitar ni reglar el amor de las ri
quezas sino el sentimiento del ho
nor y de la virtud , que sino es pre
cisamente igual en todos los tiempos,
á lo menos será naturalmente mucho
mas comun , y será llevado á mas
alto grado de perfeccion en un siglo
de lucos y dado al luxo.
De todos los Reynos de la Europa
la Polonia es el único que parece es
tar mas escaso de artes , así pacíficas
D3 co-
54 DISCURSO SEGUNDO
como militares, tanto mecánicas como
liberales ; y con todo aquel es el cen
tro de la venalidad y de la corrup
cion.
Parece que los Nobles no se han
mantenido en su derecho de elegirse
Rey , sino por conservar su interes
personal ; y las intrigas que hay en
ocasiones de esta naturaleza , casi son
la única especie de comercio que co
noce esta Nacion.
Las libertades de los Ingleses , le
jos de haber decaído despues que se
introduxo el luxo , nunca han estado
tan florecientes ni tan sólidas; y aun*
que parezca que la corrupcion se ha
aumentado mucho entre nosotros en
estos últimos tiempos, es preciso atri
buirla principalmente al estableci
miento de nuestra libertad, despues
que nuestros Príncipes han reconoci
do la imposibilidad de gobernar sin
Parlamento ó de aterrar á los Parla
mentos con la fantasma de sus
prerrogativas. Prescindo ahora de
que esta corrupcion ó venalidad to
ca menos á los elegidos que á los elec
SOBRE EL LUXO. <¡§
tores, y por consiguiente no puede
ser un efecto del luxo.
Si consideramos la cosa baxo de
su verdadero punto de vista , hallaré-
mos que el luxo y las artes mas bien
son favorables que nocivas á la li
bertad ; y si no la producen en el go
bierno , á lo menos tienen la propie
dad de conservarla una vez estable
cida. Entre las Naciones rudas y gro
seras en que estan menospreciadas las
artes , no se conoce otra ocupacion
que el cultivo de la tierra , y toda
la sociedad está dividida en dos cla
ses ; los propietarios de tierras y sus
vasallos, ó arrendadores. Estos últimos
viven necesariamente en la depen
dencia , ó á lo menos han nacido pa
ra la esclavitud y la sujecion; parti
cularmente si son pobres , y se distin
guen poco por su conocimiento en la
agricultura, como siempre debe su
ceder en un pais en que las artes es
tén abandonadas. Los primeros se
erigen naturalmente en pequeños ti
ranos, y los unos y los otros se ven
precisados á ponerse baxo la domi
D4 na*
56 DISCURSO SEGUNDO
nacion de un Soberano, para mante
ner la paz y el buen orden; ó supo
niendo que quieran mantenerse en su
independencia, como los antiguos Ba
rones, se exponen á rencores inmor
tales y se sumergen en un occeano
de querellas y de contiendas, que po
nen todo el pais en combustion é in
troducen en él una confusión quizá
mas perniciosa que el gobierno mas
despótico. Pero quando el luxo fo
menta la industria y el comercio, el
labrador cultivando su campo se ha
ce rico é independiente , el nego
ciante y el fabricante adquieren su
parte en la propiedad de las tier
ras; lo qual les dá poder, autoridad
y un rango medio en la sociedad , que
es el apoyo mas firme , y la base de
la libertad. Estos nuevos propietarios
de tierras con un espíritu tan limita
do como sus labradores , no aspiran á
la tirania como los Barones, y por la
misma razon no se ven tentados de la
máxima de favorecer el despotismo
del Soberano, con el fin de adquirir
ellos mismos un poder que no ambi
SOBRE EL LUXO. 57
cionan. No piden mas que leyes equi
tativas que los mantengan en su pro
piedad y les aseguren la posesion pa
cífica de los bienes que han adquirido,
y esta es la razon porque no desean
mas que vivir preservados de la tira
nía monárquica ó aristocrática.
La Cámara de los Comunes es el
apoyo mas firme de nuestro gobierno
popular ; y todo el mundo conviene
en que debe su principal influencia y
la consideracion de que goza al acre
centamiento del comercio, el qual po
ne á los Comunes en estado de entrar
á la parte en la adquisicion de las tier
ras. Así es que carecen de todo fun
damento los que se desatan contra el
luxo y el refinamiento de las artes , y
nos le representan como el escollo de
la libertad y del zelo por el bien
público.
Declamar contra el tiempo pre
sente y exáltar la virtud de nuestros
antepasados es una mania comun á
todos los hombres ; y como solo se
trasmiten á la posteridad los senti
mientos y las opiniones de los siglos
ci-
58 DISCURSO SEGUNDO
civilizados, de ahí proviene el que no
sotros encontremos tantos decretos se
veros contra el luxo , y aun contra las
ciencias , y de ahí viene tambien el
que ahora subscribamos con tanto
gusto á estos mismos decretos. Pero
es facil descubrir el error comparan
do diversas Naciones contemporaneas
de lasque formamos juicio mas impar
cial , y que mejor podemos oponer
entre sí con respecto á sus costum
bres , de que estamos suficientemente
instruidos. La perfidia y la crueldad,
que son los mas odiosos y mas perni
ciosos de todos los vicios , parece que
han sido peculiares á los siglos gro
seros y no civilizados. Los Griegos y
los Romanos, que eran pueblos tan re
finados , atribuían estos vicios á todas
las Naciones Bárbaras de que estaban
rodeados ; y podian presumir con jus
ticia que sus propios antepasados , cu
ya celebridad es por otra parte tan
grande , no eran gente mucho mas
apreciable , y que eran tan inferio
res á sus descendientes en materia de
probidad ó de humanidad t como en
ma
SOBRE EL LUXO. 59'
materia de ciencias y de gusto.
Celébrese quanto se quiera á un an
tiguo Franco ó Saxon; por lo que á mí
toca no creo que haya en el mundo
hombre alguno que no creyese menos
segura su vida y su bienes en las ma
nos de un Tártaro ó de un Iroqués que
en las de un caballaro Frances ó In
gles; esto es, de dos especies de hom
bres los mas pulidos de las Naciones
mas pulidas.
Pasemos ahora al segundo punto
que nos hemos propuesto exáminar , á
saber, que un luxo moderado y un re
finamiento inocente en los placeres es
ventajoso al público , así como dexa
de serlo luego que dexa de ser inocen
te; y que quando el luxo se lleva mas
allá de sus límites se hace pernicioso,
aunque quizás no lo sea con respecto
á la sociedad política.
Consideremos primero lo que no
sotros llamamos luxo vicioso. Nada de
quanto lisongea los sentidos puede ser
por su naturaleza vicioso. El placer
no degenera en vicio sino en quanto
impele al hombre á hacer gastos exce
6o DISCURSO SEGUNDO
sivos , que le impiden cumplir con sus
obligaciones y hacer el bien que exi
gen su situacion y fortuna. Suponga
mos que evita este escollo y que em
plea una parte de su gasto en la
educacion de sus hijos, en asistir á
sus amigos y en socorrer á los po
bres , ¿qué perjuicio puede resultar
de aquí á la sociedad ? Siempre se
verificará el mismo consumo , y el
producto de trabajo que un hombre
gasta hoy en una pequeña diversion
servirá para alivio de miserables y
procurará el placer y la satisfaccion
de muchos. Los mismos cuidados y
las mismas fatigas que se emplean en
preparar el Pastel de Navidad da
rían pan á toda una familia por espa
cio de seis meses. Decir que sin un lu-
xo vicioso el trabajo no se extenderia
á todo , no es mas que decir que en la
naturaleza humana se hallan otros de
fectos fuera de la indolencia , de la
avaricia y de la inatencion á los demas
hombres, para quienes el luxo es en al
gun modo un remedio; así como un ve
neno puede servir de antídoto para otro
ve
SOBRE EL LUXO. 6l
veneno: pero la virtud es semejante al
alimento mas saludable , y mas eficaz
que el veneno mas bien corregido.
Supongamos el mismo número de
personas que hay al presente en la
Gran Bretaña , con el mismo clima y
el mismo territorio. Pregunto yo sino
serian mas dichosas con el modo de
vivir mas perfecto que pueda imagi
narse, y con la mayor reforma de cos
tumbres que pudiese obrar en ellas el
Todo- Poderoso ? Seria extravagancia
manifiesta el negarlo. Como el pais
puede alimentar muchos mas habitan
tes de los que tiene , jamas experimenr
tarian otros males que los que resultan
de la debilidad del cuerpo; y estos
males no componen la mitad de las
miserias humanas. Todos los demas
son efecto ó de nuestros vicios ó de
los de otros ; y por lo comun mu
chas de nuestras enfermedades no tie
nen otro origen. Si desterrais el luxo
vicioso sin proscribir la ociosidad , la
holgazaneria y la indiferencia para
con los demas , no hareis otra cosa
que disminuir la industria en el Esta
do,
6l DISCURSO SEGUNDO
do , sin aumentar la caridad ni la ge
nerosidad. Contentémonos pues , con
decir que dos vicios opuestos pueden
ser mas ventajosos en el Estado que
el uno de los dos solo; pero guardé
monos bien de afirmar que el vicio en
sí es ventajoso.
¿No cometió una imprudencia muy
grande cierto autor quando afirmó en
un lugar de su libro que las distin
ciones morales son invenciones de los
políticos para mantener el interes pú
blico , y sostuvo en la página siguien
te que el vicio es ventajoso al Esta
do? (i) Con efecto en qualquiera sis
tema de moral parece que nada me
nos habrá que contradiccion en los
términos , si dice del vicio que en ge
neral es ventajoso á la sociedad.
Yo he creidodebia extenderme un
poco sobre este asunto para aclarar
una qüestion filosófica que se ha agi
tado muchas veces en nuestra Ingla
terra. La llamo filosófica y no políti-
tica ; porque ¿quál puede ser la con-
seqüencia de una metamorphosis tan
mi-
Ci) Veasela fabula de las abejas.
SOBRE EL LUXO. 63
milagrosa en el género humano , si
no la de dotar á todos los hombres
de toda suerte de virtudes y librar
los de todo vicio ? Pero esto no per
tenece al Magistrado que solo aspira
á las posibilidades. El no puede des
terrar vicio alguno , substituyéndole
una virtud ; y muchas veces no puede
desterrar uno sin abrir la puerta á
otro : y en este caso debe preferir el
menos funesto á la sociedad. El luxo
llevado al exceso es el origen de mu
chos males , pero en general es pre
ferible á la ociosidad y á la holgaza
nería , que indubitablemente le reem
plazarian ; y así el uno como el otro
son mas perniciosos al público y á los
particulares. Quando reyna la ociosi
dad , reyna tambien entre los parti
culares un modo de vivir grosero y
miserable, sin placer y sin sociedad: y
si en estas circunstancias exige el So
berano el servicio de sus subditos , el
trabajo del pais , que apenas dá lo ne
cesario para los trabajadores , tampo
co podrá abastecer á los que se em
plean en el servicio público.
D1S-

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