Texto Foucault - Disciplina
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Texto Foucault - Disciplina
La vigilancia jerárquica
El ejercicio de la disciplina supone un dispositivo, un aparato en el que las
técnicas que permiten ver inducen efectos de poder y donde los medios de
coerción hacen claramente visibles aquellos sobre los que se aplican.
Se desarrolla entonces toda una problemática: la de una arquitectura que debe
permitir un control interior, articulado y detallado, la de una arquitectura que
habría de ser un operador para la transformación de los individuos.
Del mismo modo que la escuela-edificio debe ser un operador de
encauzamiento de la conducta, el edificio mismo de la escuela debía ser un
aparato para vigilar (la escuela parece cárcel). Las instituciones disciplinarias
han secretado una maquinaria de control que ha funcionado como un
microscopio de la conducta; las divisiones tenues y analíticas que realizaron
han llegado a formar un aparato de observación, de registro y de
encauzamiento de la conducta.
El aparato disciplinario perfecto permitiría verlo todo permanentemente con
una sola mirada. Pero la mirada disciplinaria ha necesitado relevos. La
pirámide podría responder a dos exigencias: ser lo bastante completa como
para formar una red sin huecos y ser lo bastante discreta como para no
constituir un peso muerto sobre la actividad a disciplinar, integrarse al
dispositivo disciplinario como una función que aumenta sus efectos posibles.
Debe especificar la vigilancia y hacerla funcional.
A medida que el aparato de producción se va haciendo más importante y
complejo, las tareas de control se hacen más necesarias y difíciles. Vigilar pasa
a ser entonces una función definida, que debe formar parte integrante del
proceso de producción. Se hace indispensable un personal especializado
presente y distinto de los obreros. La vigilancia pasa a ser un operador
económico decisivo, en la medida en que es a la vez una pieza interna en el
aparato de producción y un engranaje específico del poder disciplinario.
Se inscribe en el corazón de la práctica de enseñanza una relación de
vigilancia, definida y regulada, como un mecanismo que le es inherente, y que
multiplica su eficacia. Gracias a la vigilancia jerarquizada el poder disciplinario
se convierte en un sistema “integrado” vinculado desde el interior a la
economía y a los fines del dispositivo en que se ejerce. Se organiza como un
poder múltiple, automático y anónimo.
Su funcionamiento es el de un sistema de relaciones de arriba abajo, pero
también hasta cierto punto de abajo arriba y lateralmente. El poder en la
vigilancia jerarquizada funciona como una maquinaria. Es el aparato entero el
que produce el poder y distribuye a los individuos en ese campo permanente y
continuo. Lo cual permite al poder disciplinario ser a la vez absolutamente
indiscreto, ya que esta por doquier y siempre alerta y absolutamente discreto,
ya que funciona permanentemente en silencio. La disciplina hacer marchar un
poder relacional que se sostiene a si mismo por sus propios mecanismos y que
sustituye la resonancia de las manifestaciones por el juego ininterrumpido de
miradas calculadas. Poder que es en apariencia tanto menos “corporal” cuanto
es más sabiamente “físico”.
La sanción normalizadora
1) Se trata a la vez de hacer penables las fracciones más pequeñas de la
conducta y de dar una función punitiva a los elementos en apariencia
indiferentes del aparato disciplinario, que todo pueda servir para
castigar la menor cosa, que cada sujeto se encuentre atrapado en una
universalidad castigable-castigante. Por la palabra castigo debe
entenderse todo lo que es capaz de hacer sentir culpables, humillados,
indiferencia.
2) La disciplina implica una manera específica de castigar, que consiste en
la inobservancia. El orden que los castigos disciplinarios deben hacer
respetar es de índole mixta: es un orden artificial, dispuesto de manera
explícita por una ley, un programa, un reglamento. Y es también un
orden definido por procesos naturales y observables: la duración de un
aprendizaje, el tiempo de un ejercicio y el nivel de su aptitud, que refiere
a una regularidad que es una regla. El castigo en un régimen
disciplinario supone el una doble referencia jurídico-natural.
3) El castigo disciplinario tiene por función reducir las desviaciones. Debe
ser esencialmente coercitivo (forzar la conducta). Los sistemas
disciplinarios privilegian los castigos del orden del ejercicio (del
aprendizaje intensificado, multiplicado). El castigo disciplinario tiene la
misma forma que la obligación misma. Tanto que el efecto correctivo
que se espera no pasa sino de una manera accesoria por la expiación y
el arrepentimiento; se obtienen directamente por el mecanismo de un
encauzamiento de la conducta. Castigar es ejercitar.
4) El castigo es un elemento de un sistema doble: gratificación-sanción. Y
es este sistema el que se vuelve operativo en el proceso de
encauzamiento y de corrección. La calificación de las conductas y de los
hechos a partir de los valores opuestos del bien y del mal, produce una
distribución entre un polo positivo y uno negativo. Los aparatos
disciplinarios jerarquizan, las buenas personas en relación con las malas.
A través de esta microeconomía de una penalidad perpetua se opera
una diferenciación que es de los individuos mismos, de su índole, de sus
virtualidades, de su nivel o de su valor. La disciplina, al sancionar los
actos calibra los individuos “en verdad”.
5) La distribución según los rangos o los grados tiene un doble papel:
señalar las desviaciones, jerarquizar las cualidades, las competencias y
las aptitudes y también castigar y recompensar. La disciplina
recompensa a través del juego único de los ascensos, permitiendo ganar
rangos y puestos, y castiga haciendo retroceder y degradando.
El panoptismo
En el caso de la peste, el registro patológico debe ser constante y centralizado.
La relación de cada uno con su enfermedad y su muerte pasar por las
instancias del poder, el registro a que estas la someten y las decisiones que
toman.
Este espacio cerrado, recortado, vigilado en que los individuos están insertos
en un lugar fijo, en que los menores movimientos se hallan controlados, en el
que todos los acontecimientos están registrados, en el que un trabajo de
escritura ininterrumpido une el centro y la periferia, en el que el poder se
ejerce de acuerdo con una figura jerárquica continua, en el que cada individuo
está constantemente localizado y examinado, todo esto constituye un modelo
compacto de dispositivo disciplinario (es decir, un panóptico).
La peste como forma a la vez real e imaginaria del desorden tiene como
correlato médico y político la disciplina. Por detrás de los dispositivos
disciplinarios se lee la obsesión de los contagios, de las revueltas y de los
crímenes. La peste ha provocado esquemas disciplinarios. Apela a
separaciones múltiples, a distribuciones individualizantes a una organización
en profundidad de las vigilancias y controles, a una intensificación y a una
ramificación del poder. La detención de la peste trae aparejado el de una
sociedad disciplinada, permitiendo ejercer el poder sobre los hombres,
controlar sus relaciones, de desenlazar sus peligrosas relaciones. La peste es la
prueba en curso de la cual se puede definir idealmente el ejercicio del poder
disciplinario.
Por un lado, se apesta a los leprosos, se impone a los excluidos tácticoas de las
disciplinas individualizantes, y por otra parte, la universalidad de los controles
disciplinarios permite marcar quien es leproso y poner en juego contra él los
mecanismos dualistas de la exclusión. La división constante de lo normal y lo
anormal prolonga hasta nosotros y aplica la marcación de lo binario y el exilio
del leproso. Permite medir, controlar y corregir a los anormales, pone en
funcionamiento los dispositivos disciplinarios. Todos los mecanismos de poder
que componen estas dos formas, de las que lejanamente derivan. El Panóptico
de Bentham es la figura arquitectónica de esta composición mencionada. En la
periferia, hay una construcción en forma de anillo dividida en celdas, en el
centro, una torre con anchas ventanas que se abren en la cara interior del
anillo. En estas celdas cada actor está solo, perfectamente individualizado y
constantemente visible, que permiten ver sin cesar y reconocer
inmediatamente. Aunque la visibilidad es una trampa, ya que permite evitar
masas compactas, hormigueantes, tumultuosas. Cada uno en su lugar, está
bien encerrado en una celda, visto de frente por la cúpula del centro. Es visto
pero él no ve. La multitud donde hay lugar de intercambios y efecto colectivo,
se anula en beneficio de una colección de individualidades separadas.
De todo esto el efecto mayor del panóptico: inducir en el detenido un estado
consciente y permanente de visibilidad que garantiza el funcionamiento
automático del poder. Este aparato arquitectónico sea una máquina de crear y
de sostener una relación de poder independiente de quien lo ejerce. Bentham
ha sentado el principio de que el poder debía ser:
® Visible: el detenido tendrá ante sus ojos la silueta de la torre central
desde donde es espiado
® Inverificable: el detenido no debe saber jamás si se le mira, pero debe
estar seguro de que siempre puede ser mirado.
El panóptico es una máquina de disociar la pareja ver-ser visto, en el anillo
periférico, se es totalmente visto, sin ver jamás, en la torre central, todo se ve,
sin ser jamás visto. Este dispositivo automatiza e individualiza el poder. Hay
una maquinaria que garantiza el desequilibrio, la diferencia. Poco importa
quien ejerce el poder. El panóptico es una maquina maravillosa que fabrica
efectos de poder homogéneos (todos reciben el mismo poder).
Bentham se maravillaba de que las construcciones panópticas pudieran ser tan
ligeras, basta con que las separaciones sean definidas y las aberturas estén
bien dispuestas. La eficacia del poder, su fuerza coactiva, han pasado al lado
de su superficie de aplicación. El que está sometido a un campo de visibilidad,
y que sabe que lo está, reproduce por su cuenta las coacciones del poder, se
convierte en el principio de su propio sometimiento. El poder externo tiende a
lo incorpóreo, son más constantes, profundos y adquiridos de una vez y para
siempre he incesantemente prolongados serán sus efectos.
El panóptico también actúa como un naturalista. Permite establecer las
diferencias, por ejemplo: en los enfermos observarlos síntomas de cada uno,
en los obreros notar las aptitudes de cada uno. También, puede ser utilizado
como máquina para hacer experimentos, para modificar el comportamiento,
encauzar o reeducar la conducta de los individuos. Puede incluso constituir un
aparato de control sobre sus propios mecanismos. El panóptico funciona como
una especie de laboratorio de poder. Gracias a sus mecanismos de
observación, gana en eficacia y en capacidad de penetración en el
comportamiento de los hombres.
El panóptico debe ser comprendido como un modelo generalizable del
comportamiento, una manera de definir las relaciones de poder con la vida
cotidiana de los hombres. Se entiende como institución particular, bien cerrada
sobre si misma. Es el diagrama de un mecanismo poder referido a su forma
ideal, su funcionamiento, abstraído de todo obstáculo, resistencia o
rozamiento, puede ser representado como un puro sistema arquitectónico y
óptico.
Sirve para enmendar a los presos, pero también para curar a los enfermos,
para instruir a los escolares, vigilar a los obreros, hacer trabajar a los ociosos.
Es un tipo de implantación de los cuerpos en el espacio de distribución de los
individuos unos en relación con los otros, de organización jerárquica, de
disposición de los centros y de los canales de poder (hospitales, escuelas,
prisiones). Siempre que se trate de una multiplicidad de individuos a los que
haya que imponer una tarea o una conducta.
Permite perfeccionar el ejercicio del poder, porque permite intervenir a cada
instante y la presión constante actúa aun antes de que las faltas, los errores o
los delitos se cometan. Su fuerza estriba en no intervenir jamás, en constituir
un mecanismo cuyos efectos se encadenan los unos a los otros. El esquema
panóptico es un intensificador para cualquier aparato de poder: garantiza su
economía, su eficacia, su funcionamiento continuo y sus mecanismos
automáticos.
En suma, actúa de modo que el ejercicio del poder no se agregue del exterior
sobre las funciones en las que influye, sino que este en ellas los bastante
sutilmente presente para aumentar su eficacia aumentando, el mismo, sus
propias presas. El dispositivo panóptico es una manera de hacer funcionar
relaciones de poder en una función y una función a través de relaciones de
poder. El dispositivo disciplinario estará democráticamente controlado, ya que
será accesible sin cesar. Se convierte en un edificio transparente donde la
sociedad entera pueda controlar el ejercicio del poder.
El esquema panóptico está destinado a difundirse en el cuerpo social. El
panóptico tiene un poder de amplificación, se trata de volver más fuertes las
fuerzas sociales (aumentar la producción, desarrollar la economía y difundir la
instrucción).
Se genera un aumento productivo del poder que solo puede ser garantizado
por la posibilidad de ejercerse de manera continua en los basamentos de la
sociedad y porque funciona al margen de esas formas repentinas, violentas,
discontinuas, que están vinculadas al ejercicio de la soberanía. Bentham define
el cuerpo social y las relaciones de poder como un procedimiento de
subordinación de los cuerpos y las fuerzas que debe aumentar la utilidad del
poder. El panoptismo es el principio general de una nueva anatomía política,
cuyo fin son las relaciones de disciplina.
Bentham sueña hacer un sistema de dispositivos siempre y por doquier alerta,
que recorrieran la sociedad sin interrupción. La disposición panóptica es la
fórmula de esta generalización. Pero esta extensión de las instituciones
disciplinarias es el aspecto más visible de diversos procesos más profundos:
1. La inversión funcional de las disciplinas: La disciplina militar se ha
convertido en una técnica de base para que el ejercicio exista como una
unidad que obtiene de esta unidad misma un aumento de fuerzas; la
disciplina hacer crecer la habilidad de cada cual, coordina estas
habilidades, acelera los movimientos. La disciplina de taller tiende a que
aumenten las aptitudes, las velocidades, los rendimientos y por ende las
ganancias. Las disciplinas funcionan cada vez más como técnicas que
fabrican individuos útiles, de ahí que tiendan a implantarse en los
sectores más importantes, centrales y productivos de la sociedad. Existe
un doble tendencia, que vemos desarrollarse a los largo del siglo XVIII,
de multiplicar el número de instituciones de disciplina y de disciplinar los
aparatos existentes.
2. La emjambrazon (producir en abundancia) de los mecanismos
disciplinarios: Se multiplican los establecimientos de disciplina, sus
mecanismos tienen cierta tendencia a desinstitucionalizarse. Las
disciplinas masivas y compactas se descomponen en procedimientos
flexibles de control que se pueden transferir y adaptar. La escuela tiende
a constituir minúsculos observatorios sociales para penetrar hasta los
adultos y ejercer sobre ellos un control regular. El hospital está
concebido cada vez más como punto de apoyo para la vigilancia médica
de la población externa. Se difunden los procedimientos disciplinarios a
partir de focos de control diseminados en la sociedad. Grupos religiosos,
asociaciones de beneficencia desempeñaron un papel de organización
de disciplina.
3. La nacionalización de los mecanismos de disciplina: En Inglaterra, son
grupos privados de inspiración religiosa los que han tenido las funciones
de disciplina social, ha quedado en manos de patronatos o de sociedad
de socorro, ha sido recobrada por el aparato policial. La policía como
institución ha sido organizada bajo la forma de un aparato del Estado y
ha sido incorporada al centro de la soberanía política. Es un aparato que
debe ser coextensivo al cuerpo social entero, debe actuar “sobre todo”.
Para ejercer este poder debe apropiarse de instrumentos de una
vigilancia permanente, exhaustiva, omnipresente, capaz de hacerlo todo
visible. Hay que advertir que este control policiaco no funciona en una
sola dirección. Es de hecho un sistema de doble entrada, donde debe
responder a las solicitudes del rey y también puede responder a las
solicitaciones de abajo.
En suma, la policía del siglo XVIII, a su papel de auxiliar de justicia en la
persecución de los criminales y de instrumento de control político de las
conjuras, de las revueltas, añade una función disciplinaria. Función
compleja, ya que une el poder absoluto del monarca a las más pequeñas
instancias de poder diseminadas en la sociedad, disciplinando los
espacios no disciplinarios.
La institución judicial forma un todo, por su magnitud y sus mecanismos, con la
sociedad de tipo disciplinario. Seria inexacto creer que las funciones
disciplinarias han sido confiscadas y absorbidas de una vez y para siempre por
un aparato del Estado. La disciplina es un tipo de poder, una modalidad para
ejercerlo, que implica todo un conjunto de instrumentos, técnicas, de
procedimientos, constituye una tecnología. Puede ser asumida ya sea por
instituciones especializadas o instituciones que la utilizan como instrumento
esencial para un fin determinado.
Se puede hablar en total de la formación de una sociedad disciplinaria en este
movimiento que va de las disciplinas cerradas hasta el mecanismo
generalizable del panoptismo. En una sociedad, donde los elementos
principales son los individuos privados y el Estado, las relaciones no pueden
regularse sino en una forma exactamente inversa a la del espectáculo.
La sociedad disciplinaria ha recogido en una figura simbólica y postrera todo el
largo proceso por el cual los fastos de la soberanía, las manifestaciones
necesariamente espectaculares del poder se han extinguido uno a uno en el
ejercicio cotidiano de la vigilancia. La formación de la sociedad disciplinaria
remite a cierto número de procesos históricos.
De forma global, las disciplinas son técnicas para garantizar el ordenamiento
de las multiplicidades humanas. Pero lo propio de estas es que intentan definir
una táctica de poder que responde a tres criterios: hacer el ejercicio del poder
lo menos costoso posible, hacer que los efectos de este poder social alcancen
su máximo de intensidad y se extiendan lo más lejos posible, ligar este
crecimiento económico del poder y el rendimiento de los aparatos dentro de
los cuales se ejerce. En suma, aumentar a la vez la docilidad y la utilidad de
todos los elementos del sistema. El crecimiento del aparato de la producción,
cada vez más extenso y complejo y cuya rentabilidad se trata de hacer crecer.
El desarrollo de los procedimientos disciplinarios responder a la necesidad de
ajustar su correlación.
El desarrollo de las disciplinas marca la aparición de técnicas elementales de
poder que corresponden a una economía completamente distinta, mecanismos
de poder que se integran desde el interior a la eficacia productiva de los
aparatos. Las disciplinas se rigen por el principio “suavidad-producción-
provecho”. Se utilizan como técnicas que permiten ajustar la multiplicidad de
los hombres y la multiplicación de los aparatos de producción. La disciplina fija,
inmoviliza o regula los movimientos, resuelve las confusiones. Debe también
dominar todas las fuerzas que se forman a partir de la constitución misma de
una multiplicidad organizada. También debe hacer que crezca la utilidad
singular de cada elemento de la multiplicidad. Es preciso que las disciplinas
hagan crecer el efecto de utilidad propio de las multiplicidades y que se
vuelvan más útiles. Las disciplinas definen tácticas de distribución, de ajuste
reciproco de los cuerpos, de los gestos y de los ritmos. En fin, la disciplina tiene
que poner en juego las relaciones de poder, en el tejido mismo de la
multiplicidad, de la manera más discreta que pueda. En suma, sustituir un
poder que se manifiesta en el esplendor de los que lo ejercen, por un poder
que objetiva con mala intención aquellos a quienes aplica.
La disciplina es el procedimiento técnico unitario por el cual la fuerza del
cuerpo es reducida con el menor gasto como fuerza política y maximizada
como fuerza útil. El crecimiento de una economía capitalista ha exigido la
modalidad específica del poder disciplinario. La anatomía política puede ser
puestos en acción a través de regímenes políticos, de aparatos o de
instituciones muy diversas.
La modalidad panóptica del poder no está bajo la dependencia de las grandes
estructuras jurídica-políticas de una sociedad, aunque tampoco es
independiente. Las disciplinas dan garantía de la sumisión de las fuerzas y de
los cuerpos. Las disciplinas reales y corporales han constituido el subsuelo de
las libertades formales y jurídicas. El contrato podía ser imaginado como
fundamento ideal del derecho y del poder político; el panoptismo constituía el
procedimiento técnico, universalmente difundido, de la coerción. Las
disciplinas desempeñan el papel preciso de introducir disimetrías insuperables
y de excluir reciprocidades. La disciplina crea entre los individuos un vínculo
privado, que puede caracterizarse por un exceso de poder. Las disciplinas
caracterizan, clasifican, especializan, distribuyen a lo largo de una escala,
reparte en torno de una norma, jerarquizan a los individuos entre sí y
descalifican e invalidan. La disciplina es un contraderecho. Su panoptismo
difundido por doquier hace funcionar una maquinaria, inmensa y minúscula a la
vez, que sostiene, refuerza, multiplica la disimetría de los poderes y vuelve
vanos los límites que se le han impuesto. De ahí el temor de deshacerse de las
disciplinas si no se les encuentra sustituto, de ahí la afirmación de que se
hallan en el fundamento mismo de la sociedad y de su equilibrio. Lo que
generaliza entonces el poder de castigar es la extensión regular, es la trama
infinitamente tupida de los procedimientos panópticos.
La mayoría de estos procedimientos tiene una larga historia, pero alcanzan el
nivel a partir del cual la formación de saber y el aumento de poder se refuerzan
regularmente según un proceso circular. Las disciplinas franquean entonces el
umbral tecnológico. El hospital la escuela, el taller han llegado a ser aparatos
tales que todo mecanismo de objetivación puede valer como instrumento de
sometimiento. La extensión de los métodos disciplinarios se inscribe en un
proceso histórico amplio.
La psicología escolar esta encargada de corregir los rigores de la escuela,
están técnicas no hacen sino remitir a los individuos de una instancia
disciplinaria a otra, y reproducen el esquema de poser-saber propio de toda
disciplina.