La Discriminacion - Xiomara
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Además, las medidas llevadas a cabo a nivel nacional para combatir el racismo no son, a
menudo, efectivas. Necesitamos identificar y estudiar, una por una, las razones por las que, a
pesar de la adopción de medidas legislativas, políticas y programas, no se produce un avance
significativo en la erradicación del racismo y la discriminación racial. Debemos reflexionar, por
ejemplo, sobre cómo actúa el racismo en las situaciones de la vida cotidiana, cómo las victimas
reconocen expresiones de racismo encubiertas y como se enfrentan a ellas cotidianamente.
El concepto de raza fue utilizado por primera vez en 1684 por François Bernier, médico francés,
quien diferenció varias razas de pueblos que se podrían utilizar como base para una nueva
división del mundo. Pero quien es considerado como auténtico fundador de la doctrina de la
raza, como ideología moderna, es el científico sueco, Carl van Linné, que dividió la especie
humana en cuatro razas fundamentales: indios, europeos, asiáticos y negros. Pero nos
preguntamos, para los ojos de Dios, ¿somos diferentes? ¿Somos mejores o peores por ser de
otra raza? ¿Dios no nos habla de amar al prójimo como a uno mismo, sin mencionar el color de
la piel, la religión o el nivel social? Entonces, nos preguntamos hoy, ¿por qué ese empeño en
realizar diferencias? ¿Por qué no intentar aceptarnos como hermanos, como compañeros en
esta vida?
Los israelitas contra los ciudadanos de Palestina, asesinando niños, mujeres y muchas
personas inocentes. Todo esto lo vemos por televisión, lo leemos en libros o diarios y, aún,
seguimos sin aprender nada. Elegimos el camino más fácil, alejándonos de la palabra de Dios.
El racismo cotidiano puede adoptar muchas formas.
Se expresa sobre todo a través de interacciones sutiles cara a cara, a través de ofensas
nominales, el uso de etiquetas o lugares comunes despectivos, chistes racistas, miradas
hostiles y sospechosas, gestos insultantes, mal servicio o negación del acceso a lugares
públicos, intercambios personales groseros o incómodos, o través de evasivas parala
interacción el acercamiento e incluso a través de la exclusión de un grupo social.
La igualdad como una forma de vida entre hombres y mujeres 2 Desde que Luisa era pequeña
se distinguió por ser una alumna aplicada y brillante, pues siempre obtuvo buenas
calificaciones y aparecía constantemente en el cuadro de honor. Esta condición nunca se
modificó a lo largo de su carrera académica, aun cuando estudió una profesión nada sencilla:
Ingeniería Petroquímica. Sin embargo, pese a haberse graduado con honores, conseguir trabajo
ha sido un objetivo inalcanzable, debido a que en cada entrevista a la que ha acudido se le ha
negado la oportunidad, con el argumento de que, por ser mujer, va a crear problemas en la
empresa y no puede tener liderazgo con los varones, pues a los hombres no les gusta que los
mande una mujer.
Es debido a estas ideas arcaicas que las mujeres siguen ocupando un lugar inferior en la
sociedad, aunque sean talentosas, es decir, sigue habiendo discriminación. Para abatir lo
anterior, es necesario que los hombres y las mujeres tengan los mismos derechos y
oportunidades, ya que no existe una diferencia sustancial más allá que la biología, y ésta no es
razón suficiente para justificar la inequidad.
Debido a lo anterior, es que este ensayo tiene como propósito explicar por qué es importante
que exista equidad entre los hombres y las mujeres. Para lograr lo anterior, se aclararán
algunos conceptos, después se presentarán los argumentos que apoyan la idea y por último se
mostrarán las conclusiones.
A fin de alcanzar el propósito, es necesario tener claro que sexo y género son dos cosas
distintas. El primero es entendido como las diferencias biológicas que existen entre los
hombres y mujeres, éstas se encuentran representadas principalmente por los órganos
reproductivos. En contraparte el género es una construcción social que señala que las mujeres
y los hombres tienen determinadas características, por ejemplo, se piensa que las féminas son
sensibles, prudentes y maternales; por otro lado, los varones son fuertes, aguerridos y les gusta
la aventura. Ambas concepciones son representaciones sociales, pues ninguna de las
particularidades señaladas se encuentra en la información genética, sino que es algo
aprendido. De ahí debe quedar claro que el sexo y el género son conceptos distintos.
Aunque existen diferencias biológicas entre hombres y mujeres, éstas no son determinantes en
el desarrollo intelectual y físico de ambos seres, por eso no debe existir inequidad. Martha
Lamas (2012), intelectual feminista, señala que “resulta inaceptable sostener que la feminidad
predispone a las mujeres para realizar ciertos trabajos (de cuidado) o a ciertos estilos de
trabajo (colaborativos) pues eso es plantear como “natural”, lo que en realidad es un conjunto
de complejos procesos económicos y sociales y, peor aún, oscurecer las diferencias que han
caracterizado las historias laborales de las mujeres…” Cabe señalar que hay un sector de la
sociedad que considera que no puede haber una igualdad absoluta entre sexos, porque hay
trabajos que los hombres desarrollan mejor que las mujeres, gracias a su condición física y a la
manera en que han sido educados.
Sin embargo, si bien es cierto que hay diferencias físicas, éstas no determinan los roles que se
les han asignado a los hombres y las mujeres, en realidad son construcciones sociales que
nacen de los prejuicios y de una cultura machista. Mujeres y hombres tenemos las mismas
capacidades para cualquier trabajo, pues desarrollarse en él no depende exclusivamente de la
fuerza, sino de la capacidad para resolver problemas.
En resumen, las diferencias entre hombres y mujeres son más bien edificaciones ficticias
hechas por la sociedad desde el momento en que nacemos, y no contrastes reales. Por lo
anterior, se puede deducir que, si ambos sexos somos educados sin roles establecidos como
propios a nuestra condición biológica, es probable que desarrollemos las mismas capacidades,
sin que un sexo sea considerado mejor o más importante que otro. Es entonces bajo esta idea,
que es una obligación que los hombres y las mujeres tengan acceso a los mismos derechos y
oportunidades.
En conclusión, es muy importante que todos busquemos la equidad de los sexos y
comencemos a ver la cotidianidad bajo una perspectiva de género, de esta manera
construiremos una sociedad más democrática, libre e igualitaria, en la que no exista lucha de
sexos, sino una senda de solidaridad en la que hombres y mujeres caminemos juntos uno al
lado del otro. La importancia de convivir sin discriminación radica en que es la única forma de
preservar la paz y el bienestar de todos los individuos que conforman una sociedad. Para
erradicar la discriminación podemos establecer las siguientes propuestas: Penalizar los actos de
discriminación racial. Informar y educar desde edad temprana para erradicar los prejuicios
raciales. La razón por la que no se ha podido erradicar la discriminación es porque aún existen
demasiados prejuicios en nuestra sociedad, hacia cualquier persona que presente
características diferentes a aquellas que la sociedad considera normales. Recordemos que los
prejuicios son afirmaciones que realizamos de forma generalizada y con poca información
acerca de determinados grupos minoritarios que normalmente no pertenecen al mismo grupo
social al que pertenecemos nosotros, estas afirmaciones suelen ser completamente falsas y sin
fundamentos