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HAMLET de William Shakespeare - Fragmentos

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HAMLET de William Shakespeare Fragmentos Escena III CLAUDIO, GERTRUDIS, HAMLET, POLONIO, LAERTES, VOLTIMAN, CORNELIO, Caballeros, Damas

s y acompaamiento. Saln de Palacio. Claudio Aunque la muerte de mi querido hermano Hamlet est todava tan reciente en nuestra memoria, que obliga a mantener en tristeza los corazones y a que en todo el Reino slo se observe la imagen del dolor; con todo eso, tanto ha combatido en m la razn a la naturaleza, que he conservado un prudente sentimiento de su prdida, junto con la memoria de lo que a nosotros nos debemos. A este fin he recibido por esposa, a la que un tiempo fue mi hermana y hoy reina conmigo, compaera en el trono de esta belicosa nacin; si bien estas alegras son imperfectas, pues en ellas se han unido a la felicidad las lgrimas, las fiestas a pompa fnebre, los cnticos de muerte a los epitalamios de Himeneo, pesados en igual balanza el placer y la afliccin. Ni hemos dejado de seguir los dictmenes de vuestra prudencia, que en esta ocasin ha procedido con absoluta libertad de lo cual os quedo muy agradecido. Ahora falta deciros, que el joven Fortimbrs, estimndome en poco, o presumiendo que la reciente muerte de mi querido hermano habr producido en el Reino trastorno y desunin; fiado en esta soada superioridad, no ha cesado de importunarme con mensajes, pidindome le restituya aquellas tierras que perdi su padre y adquiri mi valeroso hermano, con todas las formalidades de la ley. Basta ya lo que de l he dicho. Por lo que a m toca y en cuanto al objeto que hoy nos rene; veisle aqu. Escribo al Rey de Noruega, to del joven Fortimbrs, que doliente y postrado en el lecho apenas tiene noticia de los proyectos de su sobrino, a fin de que le impida llevarlos adelante, pues tengo ya exactos informes de la gente que levanta contra m, su calidad, su nmero y fuerzas. Prudente Cornelio, y t Voltiman, vosotros saludareis en mi nombre al anciano Rey; aunque no os doy facultad personal para celebrar con l tratado alguno, que exceda los lmites expresados en estos artculos. Id con Dios, y espero que manifestaris en vuestra diligencia el celo de servirme. Voltiman En esta y cualquiera otra comisin os daremos pruebas de nuestro respeto. Claudio No lo dudar. El Cielo os guarde.

Escena XI HAMLET solo Hamlet Ya estoy solo. Qu abatido! Qu insensible soy! No es admirable que este actor, en una fbula, en una ficcin, pueda dirigir tan a su placer el nimo que as agite y desfigure el rostro en la declamacin, vertiendo de sus ojos lgrimas, dbil la voz, y todas sus acciones tan acomodadas a lo que quiere expresar? Y esto por nadie: por Hcuba. Y quin es Hcuba para l, o l para ella, que as llora sus infortunios? Pues qu no hara si l tuviese los tristes motivos de dolor que yo tengo? Inundara el teatro con llanto, su terrible acento conturbara a cuantos le oyesen, llenara de desesperacin al culpado, de temor al inocente, al ignorante de confusin, y sorprendera con asombro la facultad de los ojos y los odos. Pero yo, miserable, sin vigor y estpido, sueo adormecido, permanezco mudo, y miro con tal indiferencia mis agravios! Qu? Nada merece un Rey con quien se cometi el ms atroz delito para despojarle del cetro y la vida? Soy cobarde yo? Quin se atreve a llamarme villano? O a insultarme en mi presencia? Arrancarme la barba, soplarmela al rostro, asirme de la nariz o hacerle tragar leja que me llegue al pulmn? Quin se atreve a tanto? Sera yo capaz de sufrirlo? S, que no es posible sino que yo sea como la paloma que carece de hiel, incapaz de acciones crueles; a no ser esto, ya se hubieran cebado los milanos del aire en los despojos de aquel indigno. Deshonesto, homicida, prfido seductor, feroz malvado, que vive sin remordimientos de su culpa. Pero, por qu he de ser tan necio? Ser generoso proceder el mo, que yo, hijo de un querido padre (de cuya muerte alevosa el cielo y el infierno mismo me piden venganza) afeminado y dbil desahogue con palabras el corazn, prorrumpa en execraciones vanas, como una prostituta vil, o un pillo de cocina? Ah! No, ni aun slo imaginarlo. Eh!... Yo he odo, que tal vez asistiendo a una representacin hombres muy culpados, han sido heridos en el alma con tal violencia por la ilusin del teatro, que a vista de todos han publicado sus delitos, que la culpa aunque sin lengua siempre se manifestar por medios maravillosos. Yo har que estos actores representen delante de mi to algn pasaje que tenga semejanza con la muerte de mi padre. Yo le herir en lo ms vivo del corazn; observar sus miradas; si muda de color, si se estremece, ya s lo que me toca hacer. La aparicin que vi pudiera ser un espritu del infierno. Al demonio no le es difcil presentarse bajo la ms agradable forma; s, y acaso como l es tan poderoso sobre una imaginacin perturbada, valindose de mi propia debilidad y melancola, me engaa para perderme. Yo voy a adquirir pruebas ms slidas, y esta representacin ha de ser el lazo en que se enrede la conciencia del Rey.

Escena III CLAUDIO, GERTRUDIS, RICARDO, GUILLERMO, acompaamiento. Saln de palacio. Claudio Bienvenido, Guillermo, y t tambin querido Ricardo. Adems de lo mucho que se me dilataba el veros, la necesidad que tengo de vosotros me ha determinado a solicitar vuestra venida. Algo habis odo ya de la transformacin de Hamlet. As puedo llamarla, puesto que ni en lo interior, ni en lo exterior se parece nada al que antes era; ni llego a imaginar que otra causa haya podido privarle as de la razn, si ya no es la muerte de su padre. Yo os ruego a entrambos, pues desde la primera infancia os habis criado con l, y existe entre vosotros aquella intimidad nacida de la igualdad en los aos y en el genio, que tengis a bien deteneros en mi corte algunos das. Acaso el trato vuestro restablecer su alegra, y aprovechando las ocasiones que se presenten, ved cul sea la ignorada afliccin que as le consume para que descubrindola, procuremos su alivio. Gertrudis l ha hablado mucho de vosotros, mis buenos seores, y estoy segura de que no se hallaran otros dos sujetos a quienes l profese mayor cario. Si tanta fuese vuestra bondad que gustis de pasar con nosotros algn tiempo, para contribuir al logro de mi esperanza; vuestra asistencia ser remunerada, como corresponde al agradecimiento de un Rey. Ricardo Vuestras Majestades tienen soberana autoridad en nosotros, y en vez de rogar deben mandarnos. Guillermo Uno y otro obedeceremos, y postramos a vuestros pies con el ms puro afecto el celo de serviros que nos anima. Claudio Muchas gracias, corts Guillermo. Gracias, Ricardo. Gertrudis Os quedo muy agradecida, seores, y os pido que veis cuanto antes a mi doliente hijo. Conduzca alguno de vosotros a estos caballeros, a donde Hamlet se halle. Guillermo Haga el Cielo que nuestra compaa y nuestros conatos puedan serle agradables y tiles. Gertrudis S, amn.

Escena VIII HAMLET, RICARDO, GUILLERMO Ricardo Buenos das, seor. Guillermo Dios guarde a vuestra Alteza. Ricardo Mi venerado Prncipe. Hamlet Oh! Buenos amigos. Cmo va? Guillermo, Ricardo, guapos mozos! Cmo va? Qu sehace de bueno? Ricardo Nada, seor; pasamos una vida muy indiferente. Guillermo Nos creemos felices en no ser demasiado felices. No, no servimos de airn al tocado de la fortuna. Hamlet Ni de suelas a su calzado? Ricardo Ni uno ni otro. Hamlet En tal caso estaris colocados hacia su cintura: all es el centro de los favores. Guillermo Cierto, como privados suyos. Hamlet Pues all en lo ms oculto... Ah! Decs bien, ella es una prostituta... Qu hay de nuevo? Ricardo Nada, sino que ya los hombres van siendo buenos. Hamlet

Seal que el da del juicio va a venir pronto. Pero vuestras noticias no son ciertas... Permitid que os pregunte ms particularmente. Por qu delitos os ha trado aqu vuestra mala suerte, a vivir en prisin? Guillermo En prisin decs? Hamlet S, Dinamarca es una crcel. Ricardo Tambin el mundo lo ser. Hamlet Y muy grande: con muchas guardas, encierros y calabozos, y Dinamarca es uno de los peores. Ricardo Nosotros no ramos de esa opinin. Hamlet Para vosotros podr no serlo, porque nada hay bueno ni malo, sino en fuerza de nuestra fantasa. Para m es una verdadera crcel. Ricardo Ser vuestra ambicin la que os le figura tal, la grandeza de vuestro nimo le hallar estrecho. Hamlet Oh! Dios mo! Yo pudiera estar encerrado en la cscara de una nuez y creerme soberano de un estado inmenso... Pero, estos sueos terribles me hacen infeliz.

Escena I CLAUDIO, GERTRUDIS, POLONIO, OFELIA, RICARDO, GUILLERMO Galera de Palacio. Claudio Y no os fue posible indagar en la conversacin que con l tuvisteis, de qu nace aquel desorden de espritu que tan cruelmente altera su quietud, con turbulenta y peligrosa demencia? Ricardo l mismo reconoce los extravos de su razn; pero no ha querido manifestarnos el origen de ellos. Guillermo Ni le hallamos en disposicin de ser examinado, porque siempre huye de la cuestin, con un rasgo de locura, cuando ve que le conducimos al punto de descubrir la verdad. Gertrudis Fuisteis bien recibidos de l? Ricardo Con mucha cortesa. Guillermo Pero se le conoca una cierta sujecin. Ricardo Pregunt poco; pero responda a todo con prontitud. Gertrudis Le habis convidado para alguna diversin? Ricardo S seora, porque casualmente habamos encontrado una compaa de cmicos en el camino se lo dijimos, y mostr complacencia al orlo. Estn ya en la corte, y creo que tienen orden de representarle esta noche una pieza. Polonio As es la verdad, y me ha encargado de suplicar a Vuestras Majestades que asistan a verla y orla. Claudio Con mucho gusto; me complace en extremo saber que tiene tal inclinacin. Vosotros, seores, excitadle a ella, y aplaudid su propensin a este gnero de placeres. Ricardo As lo haremos.

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