“Resumidamente, y con cita de la doctrina del Tribunal Constitucional sobre las
prestaciones patrimoniales de carácter público de carácter no tributario (STC 83/2014, de
29 de mayo, FJ 3), afirma que los preceptos son constitucionales, reflejándose en ellos la
legítima intención del legislador de distinguir aquellos casos en los que se presta el servicio
de manera directa por la administración, y aquellos otros en los que dicha prestación se
lleva a cabo mediante formas de gestión directa, con personificación privada, o de manera
indirecta.”
En el siguiente extracto podemos observar que se hace una distinción entre las
prestaciones directas por la administración, que se refiere a los casos en los que el servicio
se proporciona directamente por una entidad pública sin intermediarios, y prestaciones
mediante formas de gestión directa con personificación privada, en tal caso la gestión
sigue siendo directa, pero la entidad que la presta tiene una personificación privada, pero
controlada por la administración pública; también diferencia las prestaciones indirectas,
en las cuales, la administración delega la prestación a una entidad externa o privada,
gestionándolo indirectamente.
Todo lo anterior es referido a las prestaciones patrimoniales de carácter público, siendo
esto, todos aquellos pagos coactivos que el Estado y demás entes públicos pueden exigir
a las personas o entidades, ya sea como tributos u otros no tributos, pero recogidos en la
esfera financiera pública y en las potestades administrativas.
“Las contraprestaciones económicas pactadas, que se denominarán tarifas y tendrán la
naturaleza de prestación patrimonial de carácter público no tributario”
En este extracto añadimos una particularidad a la definición anterior, pues se hacer una
especificación a las prestaciones patrimoniales de carácter público, marcándolas además
como no tributarias. Siguen siendo obligaciones económicas impuestas por una
administración pública, que no se configuran como tributos, pero que se establecen para
financiar servicios públicos o fines de interés general. La distinción radica en que estás no
se estructuran dentro del sistema tributario, pero deben seguir estando reguladas por ley o
bajo reserva de ley.
“Las contraprestaciones económicas establecidas coactivamente que se perciban por la
explotación de obras públicas o la prestación de servicios públicos”
En esta ocasión observamos una de las características de las prestaciones patrimoniales
de carácter público, su coactividad, esto quiere decir que son de obligado cumplimiento.
“Serán prestaciones patrimoniales de carácter público no tributario las demás
prestaciones que exigidas coactivamente respondan a fines de interés general”
Así mismo, observamos otra característica en el nuevo extracto, que es la satisfacción de
los interés generales.
“En suma, la demanda estima que existe una exigencia constitucional, derivada de la
doctrina que cita de este Tribunal, de que se aplique un sistema de financiación mediante
tributos (tasas) a todos los servicios públicos, con independencia de la forma de prestación
y gestión, directa o indirecta, afirmando además, específicamente, que se infringe la
reserva de ley del art. 31.3 CE por parte del art. 289.2 de la Ley de contratos.”
Aquí observamos una argumentación que determina que existe una exigencia
constitucional que obliga a financiar todos los servicios públicos solo mediante tributos,
en concreto tasas, sin tomar importancia de como se presten o gestionen dichos servicios.
Esto encuentra una relación con el art.31.3 CE, donde se establece que cualquier
prestación patrimonial de carácter público debe regularse por ley. Teniendo en cuenta el
argumento que aportan, siguiendo esa doctrina, se estaría asegurando el principio de
legalidad y la reserva de ley, respetándose en todo momento.
“Una interpretación sistemática de la Constitución lleva necesariamente a no considerar
como sinónimas la expresión «tributos» del art. 133.1 CE y la más genérica de
«prestaciones patrimoniales de carácter público» del art. 31.3 CE, de manera que, si bien
puede afirmarse que todo tributo es una «prestación patrimonial de carácter público», no
todas estas prestaciones patrimoniales, para cuyo establecimiento el art. 31.3 CE exige la
intervención de una Ley, tienen naturaleza tributaria (STC 185/1995, FJ 3, por todas). Es
decir, el tributo es una especie, dentro de la más genérica categoría de prestaciones
patrimoniales de carácter público.”
El Tribunal Constitucional (TC) expresa aquí la distinción entre prestación patrimonial y
tributo, siendo los tributos una categoría de prestación patrimonial, pero no el todo de esta.
Además, entendemos que un tributo es una prestación pecuniaria coactiva exigida por un
ente dotado de potestades tributarias para contribuir al sostenimiento de los gastos
públicos, lo cual en esencia es la descripción de prestación patrimonial de carácter
público, salvo que esta tiene un enfoque más general y es la que acoge todos los tipos
de prestación que escapan de la definición de tributo, siendo los tres tipos, impuestos,
tasas y contribuciones especiales.
“Por tanto, lo esencial para determinar el régimen jurídico constitucionalmente exigible a
una prestación pública es la doble concurrencia de la nota de coactividad y acción pública,
razón por la que se reserva a la ley el establecimiento de prestaciones patrimoniales de
carácter público en el art. 31.3 CE.”
Aquí volvemos a ver las características de las prestaciones patrimoniales, en concreto la
coactividad y la acción pública.
Podemos determinar la totalidad de sus características en que son prestaciones
patrimoniales que tienen que satisfacer los usuario, tiene carácter público, pues quienes
los impone es un administración pública, son coactivos, es decir, de exigencia obligatoria,
están sujetas al principio de reserva de ley y son cobradas por la empresa privada que
presta el servicio.