Artigas - Introducción A La Filosofía

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M A R IA N O A R T IG A S

INTRODUCCION
A LA FILOSOFIA
Cuarta edición

6U N SA
EDICIONES UNIVERSIDAD DE NAVARRA, S. A.
PAMPLONA
CAPÍTULO I

LA METAFISICA

1. Q ué es la metafísica

La metafísica es la filosofía entendida en su sentido más


estricto, ya que estudia la realidad buscando sus causas
últimas de modo absoluto: se pregunta por lo más íntimo de
toda la realidad, o sea, por su ser, estudiando cuáles son las
causas que explican en último término el ser y los diversos
modos de ser de los entes.

El nombre de «metafísica» (que significa en


griego «más allá de la física») se aplica a lo que
Aristóteles llamó «filosofía primera». Andrónico de
Rodas, al catalogar las obras de Aristóteles (hacia el
año 70 a.d.C.), denominó a esos libros «metafísica»
porque se encuentran después de los de la «física».
Pero ese nombre responde adecuadamente a la
naturaleza de esta disciplina: al buscar la explica­
ción última del ser de los entes, ha de remontarse
más allá de lo material y sensible hasta las realidades
espirituales.

La metafísica estudia toda la realidad, pues todo lo real


tiene ser: no se limita a algún tipo de entes, como las demás
partes de la filosofía y las ciencias particulares. Por tanto, el
objeto material de la metafísica es toda la realidad. Sólo

51
INTRODUCCION A LA FILOSOFIA

quedaría fuera de su estudio algo que no tuviera ser, pero es


obvio que eso no sería nada.
Como estudia la realidad desde el punto de vista de su
ser, el objeto formal de la metafísica es el ser de Ia realidad,
o sea, el ser de los entes.

Se denomina «ente» a lodo «lo que es»: algo


que tiene ser, y tiene un modo de ser determinado.
Dios no es propiamente un «ente», pues es su propio
Ser y no está limitado a ningún modo de ser
particular o finito; la metafísica estudia a Dios como
Causa Primera del ser de los entes.

Al describir la metafísica aparecerán, por consiguiente,


dos aspectos diferentes: por una parte, el enfoque metafsico,
que es común con las demás disciplinas filosóficas, y, por
otra, los temas propios de la metafísica, que son estudiados
exclusivamente en ella.
El enfoque metafsico consiste en el estudio de la
realidad a la luz de sus causas últimas. Este enfoque puede
aplicarse a toda la realidad: todos los seres, también los
materiales, pueden ser objeto de estudio metafisico. Las
ciencias que participan de él son disciplinas filosóficas, y las
que adoptan un enfoque más parcial y limitado a las causas
inmediatas son las ciencias particulares.

Toda ciencia verdaderamente filosófica se


pregunta por el ser de su objeto, y tiene por tanto
una relación directa con la metafísica, que estudia
el ser en toda su amplitud.
Por ejemplo, la filosofía de la naturaleza se
pregunta por el ser de los cuerpos, y encuentra en
ellos una composición de acto y potencia que la
metafísica estudia de modo general (ya que no sólo
se da esa composición en los entes corpóreos, sino
también en los espirituales).

Los temas propios de la metafísica abarcan las


realidades que no dependen en su ser de la materia, bien sea
porque se trata de realidades espirituales (Dios, el alma

52
DIVISION DE LA El LOSOFIA

humana), o porque se trata de aspectos de la realidad que


pueden darse en los seres materiales y en los espirituales
(substancia y accidentes, acto y potencia, causalidad, etc.).
Cuando se habla de la metafísica como una de las disciplinas
filosóficas distinta de otras, se indica el estudio de estos
temas.

El estudio del alma humana como ente


espiritual es tema de la metafísica, pero se incluye
en la filosofía natural en cuanto que el alma es forma
del cuerpo.
Los aspectos de la realidad que se dan tanto en
los entes materiales como en los espirituales, son
considerados desde un punto de vista particular por
la filosofía natural, y luego se estudian en la
metafísica de modo general y en toda su amplitud:
la filosofía natural estudia su realización en los entes
materiales.

2. La m e t a f ís ic a y l a u n id a d d e la f il o s o f ía

El núcleo de la filosofía es la metafísica: es lo que le da


unidad. Las demás ramas de la filosofía estudian sus temas
bajo el punto de vista o enfoque de la metafísica, a la que
Aristóteles llamaba justamente «Filosofía primera». Por esta
razón, la división de la filosofía no da lugar a disciplinas
filosóficas meramente yuxtapuestas y relacionadas de modo
externo.
Esto no significa que las restantes disciplinas filosóficas
sean una mera aplicación de la metafísica al estudio de
determinado tipo de entes. La metafísica, al estudiar el ser
de los entes de modo general, encuentra «leyes del ser»
universalmente válidas para toda la realidad (los llamados
«primeros principios»), obtiene conclusiones que valen para
todos los entes (aunque se realicen en ellos según grados y
modalidades diversos), estudia directamente los entes espiri­
tuales (que, por su inteligencia y su voluntad, tienen una
referencia al ser en toda su amplitud), y llega a considerar a
Dios como Causa Primera del ser de todos los entes. Las

53
IXTRODUCCIO.V A LA FILOSOFIA

demás disciplinas filosóficas coinciden con la metafísica en


la búsqueda de las causas últimas de la realidad, pero se
limitan al estudio de algún tipo de entes que tienen un modo
de ser específico (los cuerpos, los vivientes, etc.); por este
motivo, no llegan a las conclusiones universales de la
metafísica ni abordan los temas estrictamente metafisicos,
aunque proporcionan la base de muchas consideraciones
metafísicas y hallan leyes generales aplicadas al orden de
entes que consideran1.

3. La metafísica, ciencia del ente en cuanto ente

Las ciencias particulares estudian distintos sectores de


la realidad (geología, astronomía, botánica, etc.) o determina­
dos aspectos comunes a varios sectores (matemáticas,
física, etc.). La metafísica, en cambio, se pregunta por el
constitutivo último y más radical de toda la realidad. Lo más
fundamental de las cosas consiste precisamente en que son,
ya que sin la perfección del ser no serian nada. Ahora bien,
¿qué significa ser? ¿por qué las cosas son? ¿cuáles son los
modos principales de ser? He aquí algunos de los interrogan­
tes que de una manera u otra se han planteado todos los
filósofos a lo largo de los siglos y que constituyen el objeto
de la metafísica.

Suele atribuirse a Parménides haber sido el


primero en plantear directamente los problemas de
la metafísica, aun sin resolverlos acertadamente:
advirtió que todo cambio supone un paso del no ser
al ser, y que esto implica un problema: ¿cómo puede
surgir el ser a partir del no ser?

I. Cfí. G. F raile . Historia de la filosofía. I. BAC. Madrid 1956


(apartado «Noción de filosofía», pp. 3-49). Parece preferible evitar la
expresión «metafísica especial» (utilizada por muchos autores desde Wollt)
para designar a las ramas de la filosofía como la filosofía natural y la
psicología, ya que se presta a equívocos y responde a un planteamiento
cionalista: no son propiamente panes de la metafísica ni se deducen
^ ! “ L T e i * a> Pucsto 9uc estudian unos ámbitos concretos de la
realidad y excluyen otros.

54
musios m: /. i m.osoti i

Platón realizó importantes especulaciones me­


tafísicas, pero fue su discípulo Aristóteles quien
transmitió a la posteridad un estudio sistemático y
en buena parte válido acerca de la naturaleza de la
metafísica, la substancia, los accidentes, la esencia,
el acto y la potencia, las causas, etc.
Los 14 libros de la «filosofía primera» de
Aristóteles siguen siendo una referencia obligada en
la metafísica. Santo Tomás de Aquino recogió sus
ideas en una síntesis superior, a la luz de la doctrina
del acto de ser la esencia (o modo de ser básico)
limita en cada ente a su acto de ser. recibido del Ser
que subsiste por sí mismo (Dios). El acto de ser.
constitutivo de cada ente, se convierte así en el
centro de la metafísica, siendo el principio que
permite entender a los entes en su constitución, en
su perfección, en su actividad y en su finitud y
dependencia de Dios como Causa Primera de su
seri.

No le basta al hombre alcanzar una descripción cada


vez más detallada y completa de la realidad mediante las
ciencias particulares, ya que éstas dejan sin respuesta algunas
cuestiones ineludibles: ¿por qué existe el universo?, ¿cuál es
su sentido y finalidad?, ¿existe una Causa primera? Todos
estos problemas giran en tomo a un núcleo central que es el
ser de las cosas. De ahí que la metafísica se pueda definir
como la ciencia que se ocupa no de una clase u otra de seres,
sino del ser en cuanto tal (de los entes).
La metafísica es. por tanto, la ciencia más genera! o
universa! puesto que toda la realidad es objeto de su estudio:
en efecto, todo es real en la medida en que «es», o sea, tiene
«ser». Pero sobre todo es la ciencia más fundamental, pues
considera la más radical de las perfecciones: el ser. con
respecto al cual todas las demás perfecciones no son sino
determinaciones o modos particulares de ser.2

2. Cfr. T. Ai .vira, L CIjWLLL y T. M elendo, Metafísica. EUNSA.


Pamplona 1993 (5.1 ed ), pp. 116-117.

55
I M R O n i CC ION I /. I HLOSOHA

Por ejemplo, la esencia es el modo de ser


fundamental de un ente (hombre, planta, hierro).
Cualquier accidente (tamaño, color, estar en un
lugar, etc.) es un modo de ser no esencial. Un ente
tiene determinadas perfecciones (es en acto tal y tal
cosa) y tiene otras en potencia (puede llegar a ser
algo que todavía no es). Por eso dice Santo Tomás
que «el acto de ser es lo más perfecto de todo, puesto
que juega respecto a todas las cosas el papel de acto.
En efecto, nada tiene actualidad sino en cuanto es.
Por eso, el ser es la actualidad de todas las cosas y
de todas las formas»1.

Si se llama «ente» a todo «lo que es», la metafísica es


la ciencia del ente en cuanto ente, mientras que las ciencias
particulares se ocupan sólo de algún tipo de entes, y además
no bajo el punto de vista de su ser, sino en cuanto poseen
algunos determinados modos de ser*.

4. Partes de la metafísica

Sintetizando las consideraciones anteriores, puede


decirse que la metafísica estudia la realidad bajo su aspecto
más profundo, es decir, considerando su «ser», y que ese
estudio conduce a determinar las propiedades del ser en
cuanto tal, los modos básicos de ser, las estructuras de los
entes limitados, la Causa primera del ser, y las relaciones del
ser con las capacidades de conocerlo o poseerlo.
En la práctica, los aspectos mencionados suelen ser
tema de varias disciplinas, que son como partes de la
metajísica:
a) la metafísica general: se ocupa del ser en cuanto ser,
y de los modos y estructuras del ser de los entes.
Así, por ejemplo, la metafísica estudia los aspectos
básicos del ser de los entes, o sea, el «acto de ser» y la34

3. S. Th.. I, q.4. a.l, ad 3.


4. Cfr. T omás df. A q uin o . In Meiapliys. IV. 5 (593); III, 4 (384).

56
DIVISION DE LA H LOSOHA

«esencia»; los modos más generales de ser, o sea, la


«substancia» y los «accidentes»; la composición de «acto» y
«potencia» que se da en todos los entes limitados; la
estructura de las substancias corpóreas, compuestas de
«materia» y «forma»; la causalidad, o sea, el influjo de unos
entes sobre el ser de otros.

Como ya se ha señalado, algunos de estos


lemas se estudian de modo particular en la filosofía
natural, y luego, de modo general, en la metafísica.
Por eso, una visión completa de los problemas y sus
soluciones sólo se tendrá uniendo las dos considera­
ciones, o sea, estudiándolos a la luz de la metafísica.
Esto es una consecuencia de la naturaleza del
conocimiento filosófico, que estudia la realidad de
modo total (estudia su ser real de modo absoluto y
no sólo aspectos parciales): por eso, la metafísica se
entrelaza con las demás ramas de la filosofía, que
son estudios íntimamente dependientes unos de
otros.

La metafísica estudia también el ser en cuanto se


relaciona con el conocimiento (la «verdad»), con la voluntad
(la «bondad»), y con la capacidad estética (la «belleza»).

La verdad y la bondad, junto con la unidad y


el ser algo («aliquid»), son propiedades del ser como
tal, y se dan por tanto en todo ente: por el ser que
todo ente posee, es «algo»; tiene una «unidad»
intema; se llama «verdadero» en cuanto puede ser
objeto del conocimiento; tiene determinadas perfec­
ciones que lo hacen capaz de ser apetecido, por lo
que es «bueno»; y es «bello» en cuanto causa placer
al ser contemplado.
Estas perfecciones se llaman propiedades
trascendentales del ser, para indicar precisamente
que se dan en todo ente (en distintos grados, según
su perfección); se distinguen así de las que sólo se
dan en algún tipo concreto de entes. Su nombre
indica que «trascienden» los modos concretos de ser.
puesto que se extienden a lodo ente.

57
ISTRODl'CCION I LA FILOSOFIA

Estas propiedades se encuentran realizadas en


Dios de modo supremo, pues Dios es su propio Ser.
Dios es la Verdad y es la fuente de toda verdad
creada, es la Bondad y causa todo bien participado,
y su Ser es máximamente Uno pues carece de
cualquier tipo de composición.

b) la teología natural: trata del estudio de Dios como


Ser subsistente y Causa primera de los entes.
A partir del ser de los entes limitados se llega al
conocimiento de Dios, que es la plenitud infinita del Ser, y
la Causa primera del ser de las criaturas.

La razón humana puede llegar a conocer la


existencia de Dios, sus atributos (infinitud, omnipo­
tencia, etc.), y que es el fin último del hombre. Este
conocimiento, que puede ser logrado por cualquie­
ra, es examinado rigurosamente por la metafísica:
partiendo del ser de los entes tal como se manifiesta
en la experiencia, el razonamiento se remonta hasta
Dios como Ser subsistente por sí mismo y Causa del
ser de los entes. Por eso, la metafísica también se ha
llamado «teología» o tratado de Dios (siendo
«teología natural», distinta de la «teología sobrena­
tural» que parte de la revelación divina sobrenatu­
ral).

c) la gnoseologia: estudia reflexivamente el alcance del


mismo conocimiento metafisico y su relación con el ser.
La gnoseologia estudia, por tanto, cómo se da el ser en
el conocimiento, centrando sus consideraciones en el tema
de la verdad: examina el valor del conocimiento sensible y
del intelectual, los diversos grados de certeza, etc. Para ello,
necesita apoyarse en la psicología filosófica, que trata sobre
los procesos del conocimiento.
En cierto modo, la gnoseologia juzga el valor de la
metafísica, ya que examina los fundamentos del conocimien­
to. En realidad, la propia metafísica -como ciencia primera y
universal- juzga sus propios fundamentos: por eso la
gnoseologia es una parte de la metafísica, y no una ciencia

58
DIVISION DE LA FILOSOFIA

distinta y previa a ella (que no puede darse, pues la metafísica


es la ciencia más básica y sin ella toda la filosofía carecería
de fundamento).

Desde Descartes, los problemas de la gnoseolo-


gía han ocupado un primer lugar en la filosofía
moderna, pero frecuentemente en un sentido equi­
vocado; Descartes de algún modo, Kant explícita­
mente, y muchos otros filósofos tras ellos, han
concebido la «crítica del conocimiento» como un
estudio previo a toda consideración filosófica. Pero,
como ese estudio exige consideraciones metafísicas,
cuando se prescinde de ellas resulta inevitablemente
que la metafísica se distorsiona o se hace imposible5.
Estos problemas han ocupado ampliamente
también a los autores tomistas de la época moderna,
algunos de los cuales han considerado el llamado
«problema crítico» (de la «crítica» del conocimien­
to) como un dato insoslayable de la filosofía
moderna, intentando compaginar la metafísica del
ser con planteamientos de tipo cartesiano o kantia­
no6: esta empresa se ha manifestado llena de
dificultades, ya que esos planteamientos comportan
desde el principio una perspectiva no fácilmente
compatible con la metafísica del ser1.

5. Sobre esta cuestión, efr. C. C ardona Metafísica tic la opción


intelectual, op cit „ . , ,
6. Uno de los intentos más influyentes ha sido el de J M arfchal
(efr El punto de partida de la metafísica Credos. Madrid 1957). quien
pretendió integrar planteamientos kantianos con la metafísica del ser
7 Cfr. E. G ilson . El realismo metódico. Rialp, Madrid 19 ta.
Realismo thonuste el critique de la connaissancc Vrin, París 1947.

59
C a p ít u l o ii

LA FILOSOFIA DE LA NATURALEZA

1. QUÉ ES LA FILOSOFÍA DE LA NATURALEZA

Al tratar sobre la filosofía de la naturaleza, el término


«naturaleza» se toma en dos sentidos:
a) la naturaleza, o sea, el conjunto de los seres
corpóreos. En este sentido, la filosofía de la naturaleza es el
estudio filosófico de los entes corpóreos o materiales;
b) los entes naturales como distintos de los artificiales.
Un ente natural es el que posee un principio intemo de su
ser y su actividad1, mientras que un ente artificial tiene una
estructura fabricada por el hombre, quien utiliza para ello
los recursos de los entes naturales.

El hombre, como ente corpóreo, es objeto de


la filosofía de la naturaleza, aunque el estudio de su
alma espiritual es objeto de la metafísica y de la
psicología filosófica.
Los demás vivientes son también objeto de la
filosofía natural, por ser entes corpóreos. Pero, por

I. Aristóteles define la naturaleza como «principio y causa de que


aquello que ella constituye primariamente se mueva y repose, por sí misma
y no de Corma accidental» tFnica. 11. I, 192 b 20).

61
IM RODLCCIO \ I LA FILOSOFIA

sus características peculiares, se estudian frecuente­


mente en la psicología filosófica.
Seguiremos aquí, en adelante, el criterio
siguiente (por motivos de orden y claridad): entende­
remos que la filosofía de la naturaleza se refiere a
lo material (por tanto, a los entes inanimados, y
también a los vivientes en los aspectos que tienen
en común con la materia inanimada), y considerare­
mos en el capítulo siguiente la filosofa de lo viviente.
referida a las peculiaridades de los entes vivos, y
también al hombre.

El objeto material de la filosofia de la naturaleza es el


conjunto de los entes naturales materiales. Estos entes son
estudiados también por las ciencias experimentales, pero
bajo la perspectiva de sus causas próximas o inmediatas (por
ejemplo, las leyes que rigen determinados comportamientos
de los cuerpos, su constitución química, etc.). La filosofía
natural se pregunta -con un enfoque metafisico- por su ser,
buscando las causas más profundas. Por ello, el objeto forma!
de la Jilosofia de la naturaleza es el ser del ente corpóreo1.

Santo Tomás, siguendo a Aristóteles, afirmaba


que el objeto de la filosofia natural es el ente móviP.
Efectivamente, el ente corpóreo natural se caracteri­
za por su capacidad de cambio, o sea, por su
movilidad> la materia está siempre en potencia de
adquirir nuevas formas.

La filosofia de la naturaleza estudia los seres materiales


bajo una perspectiva metafísica. Considera, por ejemplo, la
composición de las substancias materiales en cuanto a su ser.

-- Se han dado diversas interpretaciones sobre el enfoque propio de


la ilosoíia natural. Una de las más difundidas ha sido la de J. M a r ita in (cfr
Filosofía de la naturaleza. Club de lectores, Buenos Aires 1967, y Los grados
del saber. I, Desclée, Buenos Aires 1947). Esta problemática se encuentra
ampliamente explicada en: J. J. Sa n g u in e ti . Im filosofía de la ciencia según
samo romas, op. cu., cap. III
i i. i ? i C r r A R T O ^ s , risica. i i , | y 2; T omás de A q u in o . In Phvs.
i r i f “ te, lema se encuentran reflexiones interesantes en: J. M.
I98()T LaJ' oso^ a de ta ooturaleza como saber filosófico. Acervo, Barcelona

62
DIVISION DE LA FILOSOFIA

o sea, su estructuración en los diversos niveles ontológicos


(materia y forma; substancia y accidentes; esencia y acto de
ser); estudia los accidentes que les afectan (la cantidad, las
cualidades corpóreas, etc.); busca sus causas más profundas,
y así prepara el acceso metaíísico a Dios. Por tanto, se
distingue de la metafísica por el hecho de limitarse al estudio
de la realidad material.

2. F ilosofía natural y «cosmovisión»

Podría pensarse que la filosofía de la naturaleza se


ocupa de construir, con la ayuda de las ciencias experimenta­
les, «imágenes de la realidad»: por ejemplo, teorías acerca de
la constitución de la materia, del universo, de las propiedades
físicas, etc. Sin embargo, parece más acertado afirmar que
esa tarea es propia de las ciencias experimentales.

Este tipo de consideraciones exige tener en


cuenta no sólo los resultados de las ciencias, sino
también conocimientos de metodología que permi­
tan interpretarlos adecuadamente. La filosofía natu­
ral no interviene directamente en esos problemas,
pero es muy útil para evitar interpretaciones
erróneas y situar en su verdadero contexto los
resultados científicos.
Por ejemplo, si se trata de determinar qué
realidad tienen las «partículas elementales» de la
física, la filosofía permitirá advertir que lo substan­
cial no tiene por qué ser representable imaginativa­
mente y proporcionara conceptos adecuados de la
substancia y los accidentes (que son indispensables
para responder a esa pregunta). Pero de lo que se
trata en definitiva es de interpretar correctamente
los resultados y métodos de la física atómica4.
La filosofía ayuda en ocasiones a la construcción de
hipótesis científicas y a la correcta interpretación de los

4. Sobre estos temas, se encuentran estudios de inlerts en: F.


Selvag ci . Saen:a e metodología. Univcrstlá Gregoriana. Roma 1962.

63
INTRODUCCION A LA FILOSOFIA

resultados de las ciencias experimentales. Pero sería erróneo


reducir la filosofía de la naturaleza a esas funciones
heurísticas y metodológicas, ya que su objetivo principal y
directo es el estudio metafisico de las características de los
seres naturales. Este objetivo puede alcanzarse en muchos
casos con suficiente certeza recurriendo sólo a la experiencia
ordinaria; 9¡n embargo,en no pocas cuestiones más especiali­
zadas, se deberán tener en cuenta los resultados de las
ciencias experimentales, y la certeza que pueda alcanzarse
dependerá del valor de los mismos.

3. El valor de la filosofía natural

En la filosofía de la naturaleza se encontraran tres tipos


de consideraciones, según el grado de certeza que se pueda
alcanzar
a) conclusiones filosójicas ciertas, basadas en los
conocimientos ciertos proporcionados por la experiencia
ordinaria o por las ciencias experimentales.

Es el caso, por ejemplo, del hilemorfismo, que


afirma que toda substancia material está compuesta
esencialmente de materia prima (como substrato
potencial susceptible de ser actualizado de modos
diversos) y forma substancial (como aspecto actual
que determina el modo de ser de la substancia)5. O
también de muchas afirmaciones sobre la naturaleza
y propiedades de los accidentes de la substancia
corpórea (como la cantidad, las cualidades, etc.).
b) consideraciones más o menos hipotéticas, basadas
sobre datos menos ciertos de las ciencias. Dependen en parte
del estado de los conocimientos científicos en un cierto
momento, y, por tanto, han de ser revisadas cuando surgen
nuevos datos.

. ^1 t-ss discusiones sobre este tema provienen de la aplicabilidad de la


noción de substancia en el mundo inorgánico: cfr. M. ARTICAS y JJ . SANGUI­
NEO, Filosofo de la naturaleza. EUNSA, Pamplona 1993 (3/ ed.), parte pri­
mera, caps. II y III. v 5 ' v

64
DIVISION DE LA FILOSOFIA

Es frecuente que estas consideraciones se


encuentren mezcladas con otras ciertas. Por eso, es
importante advertir que su caducidad no afecta
necesariamente a otros aspectos de la filosofía de un
autor concreto: por ejemplo, en las obras de
Aristóteles o Santo Tomás se encuentran concepcio­
nes dependientes de teorías ya superadas sobre el
mundo, pero ello no invalida en absoluto sus tesis
principales, basadas en datos cienos de la experien­
cia o en datos que el progreso científico posterior
confirma con más fuerza aún que en épocas
anteriores6.
c) hipótesis acerca de la naturaleza que pueden servir
de guía para la investigación científica: en ocasiones pueden
ser posteriormente confirmadas por las ciencias, y frecuente­
mente resultan útiles para su progreso.
Por ejemplo, el atomismo filosófico de los
antiguos era falso (suponía átomos indivisibles y
admitía el mecanicismo), pero pudo ayudar en el
siglo XIX a las primeras teorías atómicas de la
química (que luego sufrieron profundas modifica­
ciones).
Esta función auxiliar para las ciencias es poco
importante para la filosofía natural en sí misma.
Evidentemente, las consideraciones del primer tipo son
las más importantes para la filosofía de la naturaleza, aunque
también deberá ocuparse de las cuestiones más hipotéticas,
delimitando en cada caso su grado de certeza.

4 . F il o s o f ía d e la n a t u r a l e z a y
CIENCIAS EXPERIMENTALES

Ya se han examinado anteriormente las relaciones


generales entre la filosofía y las ciencias particulares7. Nos

6. Problemas recientes de este upo son, p. ej„ la causalidad y el


indeterminismo en la física cuántica (clr. F. Selvaggi. Causa/iia e
indeterminismo. Universilá Gregoriana. Roma 1964), o dclemiinadas
cuestiones sobre el espacio y el tiempo en la leona de la relatividad de
Einstein.
7. En el capítulo III de la pnmcra parte.

65
INTRODVCCIOS I I I FILOSOFIA

limitaremos ahora a algunas observaciones específicas sobre


la filosofía natural.
a) de modo general, las ciencias experimentales
necesitan de la filosofía de la naturaleza para no reducir toda
la realidad a los aspectos que ellas captan segi'tn su método;
la filosofía natural hace posible encuadrar los resultados de
esas ciencias en el contexto de los conocimientos más
profundos de la filosofía, evitando el peligro de los
«reduccionismos»8.

Dado el prestigio de las ciencias y el alcance


de los medios de comunicación, las ideologías
reduccionistas llegan actualmente a un público muy
amplio, presentadas como conclusiones científicas
(o, al menos, como si gozaran de la fiabilidad del
método científico). Este hecho hace particularmente
importante encuadrar los conocimientos científicos
en su contexto global, para lo cual se requieren
consideraciones filosóficas9.

b) por mucho que se prolongue la investigación de las


ciencias experimentales con su propio método, no se llega a
la filosofía de la naturaleza. La filosofía exige un enfoque
específico distinto del de las ciencias.
Por tanto, es un error negar la existencia de realidades
estudiadas por la filosofía natural, bajo el pretexto de que
esas realidades no aparecen en la ciencia experimental.

Por ejemplo, en ocasiones se niega el valor


actual del concepto de «substancia», alegando que

8. Cfr. los ejemplos del mencionado capitulo, apartado 4.


9. Un ejemplo al respecto es la difusión de la ideología materialista,
presentada falsa y superficialmente como algo avalado por el progreso
científico. Así. el físico C. Sagan se dirige al público afirmando: «Yo soy un
conjunto de agua, de calcio y de moléculas orgánicas llamado Cari Sagan.
Tú eres un conjunto de moléculas casi idénticas, con una etiqucla colectiva
diferente. Pero, ¿es eso todo? ¿No hay nada más aparte de las moléculas?
Hay quien encuentra esta idea algo degradante para la dignidad humana.
Para mi es sublime que nuestro universo permita la evolución de
maquinarias moleculares tan intrincadas y sutiles como nosotros» (Cosmos
Planeta. Barcelona 1980. p. 127).

66
DI U S IO S DH LA FILOSOFIA

ese concepto no tiene ninguna función en la física


o la química10. Pero esas ciencias suponen necesaria­
mente la noción de substancia (y de accidente), ya
que todo lo que existe en la realidad es substancial o
accidental; sucede simplemente que en la ciencia
experimental, por su enfoque propio, no se realiza
un estudio explícito de esas nociones: tal estudio es
tema de la filosofía natural.

c) para utilizar correctamente los conocimientos cien-


tijicos es necesaria una base ética, que no puede fundamen­
tarse en el método científico-experimental, sino en la
metafísica (que se apoya sobre la filosofía natural). De lo
contrario, esos conocimientos pueden ser usados en contra
de las exigencias verdaderas de la naturaleza humana. Las
ciencias experimentales proporcionan conocimientos y
permiten la fabricación de instrumentos, pero cae fuera de
su ámbito la cuestión ética acerca de los fines para los que
pueden o deben emplearse.

Los problemas en este campo son cada vez más


graves (basta pensar en la energía atómica y en las
manipulaciones genéticas, por ejemplo), y exigen un
enfoque de la ciencia y del hombre que, a su vez, se
apoya en la filosofía natural, de modo que la
ciencia esté al servicio del hombre y se utilice de
acuerdo con las normas éticas".

10. Clr.. p. cj.. A.S. E ddington La naturaleza del mundo lisico


Sudamericana, Buenos Aires 1938. pp. 15 y 308. c pn
11 rf r S L J a m Scienlilic htlucs and ethual S a ín a tn
Philowphv and humanistic Inemture Hcllenic Socicty for humamslic
sVudlcs A.cnas 1974. pp. 39-53: M. A rtigas . E! doble compromiso de la
ciencia «Scripta Thcologica». XIV. -. 1982, pp. 615-637

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