Competencia Territorial y Personal en El Derecho Internacional

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COMPETENCIA TERRITORIAL Y PERSONAL EN EL DERECHO

INTERNACIONAL

El Estado ejerce su soberanía con plenitud, exclusividad y


autonomía. La consecuencia de ello es el ejercicio discrecional y exclusivo por el
Estado de la función legislativa, ejecutiva y judicial sobre su territorio, pudiendo decidir
de modo autónomo cuestiones como su organización política, económica, social,
además de contar con la soberanía permanente sobre sus recursos naturales. Ahora bien,
la soberanía del Estado no es ilimitada como se creía durante el periodo clásico. Los
límites a su soberanía se encuentran en primer lugar en las normas de ius cogens, pero
además, en el respeto a los derechos de los demás Estados: su integridad territorial, su
independencia política, y otros derechos más concretos, como pudiera ser el derecho de
paso de buques de otros Estados por espacios marítimos sujetos a la soberanía estatal.
La creciente interdependencia de los Estados impide también, por ejemplo, que un
Estado lleve a cabo actividades en su territorio que puedan suponer un perjuicio para
otros Estados, como pudieran ser daños medioambientales.

El territorio es uno de los elementos esenciales del Estado. La regulación de las


competencias territoriales ha tenido siempre un gran peso en el ordenamiento jurídico
internacional, por la importancia que tienen en el mantenimiento de la paz internacional.

El territorio es la base sobre la que el Estado ejerce su soberanía:


"Soberanía en las relaciones entre Estados significa independencia. Independencia sobre
una parte del globo es el derecho a ejercer en él, con exclusión de cualquier otro Estado,
las funciones que son propias de un Estado"2. Soberanía que, como hemos comentado,
no tiene carácter absoluto en la actualidad.

La configuración del territorio, de acuerdo al Derecho consuetudinario y a la


jurisprudencia, comprende:

- El espacio terrestre (suelo y subsuelo, incluyendo ríos y lagos);

- El espacio aéreo;

- Los espacios marítimos adyacentes (aguas interiores, mar territorial y aguas


archipielágicas)
Según el prof. Díez de Velasco, quien hace en su manual de Derecho
Internacional una detallada exposición del régimen de competencias estatales.. La
designación legal del órgano competente cede ante las sumisiones expresas y tácitas a
una determinada competencia territorial.

Una de las funciones clásicas del Derecho Internacional es la


delimitación de las competencias estatales, que resulta fundamental para garantizar la
coexistencia pacífica de los Estados, así como para promover su cooperación. Las
competencias del Estado soberano se despliegan sobre un territorio, pudiendo regular
libremente las actividades que suceden en el mismo; y sobre una población, entendiendo
por ella el conjunto de personas que están unidas al Estado por el vínculo de la
nacionalidad, y otras personas que residan en su territorio. A esto se le llama
competencias territoriales y competencias personales respectivamente. Además,
excepcionalmente, se permite el ejercicio de competencias extraterritoriales, es decir,
que el Estado despliegue su soberanía sobre actividades que tienen lugar fuera de su
territorio, en zonas no pertenecientes a otros Estados sobre sus nacionales aunque se
encuentren en el extranjero ej. Podrían exigir a un ciudadano que se encuentre en el
extranjero que regrese para prestar el servicio militar obligatorio.

Un territorio puede pasar a formar parte de un Estado, tanto si antes formaba parte de
otro, como si no pertenecía a ningún Estado. En este último caso hablamos de modos de
adquisición originarios, mientras que el resto se trata de modos derivativos.
Explicaremos brevemente cada uno de ellos. Uno de los modos clásicos de adquirir un
territorio era la ocupación, es decir, la adquisición pacífica de terra nullius (tierra de
nadie). En la actualidad se considera que no hay territorios susceptibles de ocupación,
pero este modo de adquisición de competencias territoriales mantiene su importancia, de
cara a la resolución de litigios de delimitación de fronteras, que deben basarse en la
situación del momento en que se produjo la ocupación. En caso de haber tribus o
población organizada, no sería terra nullius. Así lo consideró el TIJ respecto al Sáhara
Occidental, pues este territorio, en el momento de su colonización por España, estaba
poblado por tribus nómadas, representados políticamente por sus propios jefes, con
quienes España suscribió un acuerdo de protección.Según la jurisprudencia, para que
pueda darse la ocupación se requieren dos elementos: por un lado, el elemento material,
consistente en la posesión material efectiva; por otro, el elemento espiritual, el animus
occupandi, la intención de adquirir ese territorio. El segundo modo originario de
adquirir el territorio es la accesión, a través de la cual un Estado extiende su
competencia a aquellas formaciones terrestres que hayan acrecido al propio territorio,
bien por causas naturales, bien por la propia actividad del hombre (muelles...),
produciéndose de modo automático la extensión de la competencia del Estado sobre este
nuevo territorio. Fuera de los casos de ocupación y accesión, el resto de los modos de
adquirir la competencia territorial, se caracterizan por ser derivativos, es decir, por
haberse transferido la titularidad sobre un territorio. Esto sucede en casos como los
siguientes:

- Cesión: a través de un acuerdo entre Estados en el que uno de ellos renuncia a un


territorio a favor del otro. Se exige la posesión pacífica real para que se perfeccione la
cesión. Puede ser a título gratuito (como por ejemplo, la cesión de Florida por parte de
España a Estados Unidos en el Tratado de Washington de arreglo de diferencias y
límites, de 1819), o a título oneroso (como la compra por los Estados Unidos de
Louisiana a Francia, en 1803, y de Alaska a Rusia, en 1867). En Derecho Internacional
contemporáneo se exigiría tener en cuenta la voluntad de la población afectada aunque,
como destaca el prof. Jiménez Piernas, esto no sería aplicable en casos de cesión de
territorios sometidos a dominación colonial por restablecimiento de la integraidad
territorial de un Estado, como sería el caso de Gibraltar.

- Permuta: supone el intercambio de territorios entre dos Estados. Tiene muy poca
aplicación práctica y su importancia radica únicamente en su utilidad como solución
técnica: por ejemplo, entre Francia y España para la construcción de la carretera
transpirenaica entre Arette e Isaba, se permutaron ciertos territorios para solucionar
problemas técnicos.

- Prescripción adquisitiva: Normalmente no se considera un modo de adquisición de


la competencia territorial, sino una prueba de la ocupación efectiva. Se exige que no
haya actos de protesta. El Reino Unido ha alegado este modo para justificar la
titularidad sobre el espacio de Gibraltar que tiene ocupado (el istmo que separa la
ciudad, puerto y Peñón del resto de la Península) y que no le fue cedido en el Tratado de
Utrecht (cuyo objeto era únicamente el Peñón). Sin embargo, España defiende que
nunca ha consentido ni admitido que ese territorio dejara de ser español.

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