Unidad III
Unidad III
Unidad III
“La presencia del Fiel laico en el campo social se caracteriza por el servicio,
signo y expresión de la caridad”
(Compendio de la D.S.I., 551)
3. El Trabajo y el Descanso
COMPETENCIAS DE LA MATERIA
- Competencia comunicativa:
Respetar y estimar el esfuerzo de los cristianos por lograr una sociedad justa.
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SHOOTING DOGS
(DISPARANDO A PERROS)
FICHA TÉCNICA
DIRECCIÓN: Michael Caton Jones, Daviv Wolstencorft
REPARTO: John Hurt y Hugh Dancy
PAÍSES: Reino Unido y Alemania
AÑO: 2005
SINOPSIS
PREGUNTAS-GUÍA
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1. LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (D.S.I.)
La Misión de la Iglesia
La misión propia que Cristo confío a su Iglesia no es de orden político,
económico o social. El fin que le asignó es de orden religioso. Pero
precisamente de esta misma misión religiosa derivan funciones, luces y
energías que pueden servir para establecer y consolidar la comunidad
Rumana según la Ley divina»
(Gaudium et Spes, n.2 42)
Es bien conocido el caso del niño Víctor de Aveyron. En 1799, tres cazadores
encontraron en esa localidad francesa a un chico de unos 12 años, desnudo, que andaba a
cuatro patas, emite ruidos como los animales y se alimentaba de raíces y bellotas. Tras un
largo tratamiento, mejoró mi estado físico y psicológico, pero los años de aislamiento
impidieron que aprendiera a hablar y actuar adecuadamente.
Que nos a los otros es una realidad: el hombre es un ser social por naturaleza. Dios
quiso que el hombre fuera un ser que necesita relacionarse y que fuera capaz de
comunión mediante el conocimiento y el amor (Compendio de la D.S.I., 149).
Esta sociabilidad, bien entendida, no solo se da por una razón de necesidad o
cooperación, sino también por un motivo de plenitud: la misma vida social es un bien.
Así, independientemente de otros objetivos que permitan alcanzarla, la amistad, el
matrimonio, la familia, la comunidad profesional, la patria y, en el orden sobrenatural, la
Iglesia, son bienes en sí mismos.
El hombre posee necesidades y se ve en la obligación de distribuir tareas: nadie
puede hacer solo todo lo que necesita para vivir. Para que tú estés hoy acá y recibas una
educación, es necesaria la acción conjunta de padres, profesores, autoridades…
Necesitamos a la sociedad para vivir, y para vivir bien.
El fundamento de nuestra sociabilidad se encuentra en el plan creador de Dios:
fuimos creados a su imagen y semejanza. Por eso, la Revelación del misterio de la
intimidad de Dios ilumina con una profundidad insospechada la dignidad y la naturaleza
social del ser humano. Dios es esencialmente Amor: una Trinidad de Personas en eterna
relación entre ellas. Ser imagen de Dios, por consiguiente, significa para el ser humano
existir en relación a otro yos. (Compendio de la D.S.I., 94).
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1.2. Principios de la Doctrina Social de la Iglesia
Igual dignidad de todos los seres humanos. Esa dignidad, que es un reflejo del
Creador, es fuente de unos derechos básicos universales: los derechos humanos.
Cada ser humano, rico o pobre, varón o mujer, sano o discapacitado, vale toda la
sangre de Cristo: Dios, que entregó a su Hijo por todos y por cada uno, no hace
acepción de personas (Compendio de la D.S.I., 144).
El bien común. Es el conjunto de condiciones de la vida social que hacen
posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más
fácil de la propia perfección (Compendio de la D.S.I., 164).
No se reduce a la mera suma de intereses individuales, ya que es el bien propio
de una comunidad. Así, un sistema que garantice una educación de calidad, una
buena red de asistencia sanitaria, etc., forma parte del bien común. Este debe ser el
objetivo de los gobernantes, La responsabilidad en su consecución implica también
que cada ciudadano exija sus derechos y asuma sus deberes.
El destino universal de los bienes. Todo tan creado por Dios y dado a los
hombres para que lo disfruten. Los bienes son para todos y tenemos derecho a
disponer de lo necesario para nuestro desarrollo. Por eso, el derecho a la propiedad
privada se debe respetar. Ahora bien, todos los derechos tienen que estar
subordinados al origen y a la finalidad de los bienes un mundo justo y solidario
(Compendio de la D.S.I., 171-175).
De este modo, por ejemplo, un empresario cristiano tiene que pensar en el
beneficio de la empresa, pero también en el bien de los empleados y sus familias,
Así, no se enriquece solo a sí mismo, sino que facilita la realización del bien
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común de su comunidad.
El principio de subsidiariedad. La sociedad está compuesta por diversos
grupos: familia, barrio, asociaciones (económicas, culturales…). Los gobernantes
deben coordinar las relaciones entre todos ellos buscando el bien común. Según
este principio, las sociedades de orden superior tienen que servir a los grupos más
pequeños, pero no sustituirlos. La sociedad civil debe respetar el espacio de cada
institución o ámbito social a través de proyectos y actividades que surgen de la
libre iniciativa de los ciudadanos
El principio de solidaridad. Todos formamos parte de la gran Familia humana
y la solidaridad se basa en esta interdependencia entre los seres humanos. Las
necesidades y aspiraciones de un individuo no pueden cumplirse sin la ayuda de
los otros. Además, hay personas que, por diversas circunstancias (enfermedad,
pobreza, desarraigo, falta de educación...). precisan más ayuda que otras
(Compendio de la D.S.I., 193).
Reflexión
Un año más, Caritas amplía la campaña dirigida a ayudar a las personas sin
hogar, salvaguardar los derechos de las personas sin hogar es vital. Es una
necesidad, no un lujo. Tampoco es una cuestión de los "derechos de la mayoría"
contra los "derechos de unos pocos". Como un país trata a los mis débiles refleja
un abordaje de los derechos humanos Son derechos, no regalos. Son de todos, no
solo más. En cualquier momento (con o sin crisis), en todo lugar. (fuente:
www.cartas.org)
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2. ¿Estás de acuerdo con la idea de que la manera en que un país trate a
los más débiles determina su postura ante los derechos humanos? Razona
Tu respuesta.
El hombre fue creado por Dios como una unidad de alma y cuerpo (Compendio de
la D.S.I.,127). La inteligencia y la voluntad son cualidades espirituales que lo distinguen
del resto de los animales. Jesús nos recuerda que debemos velar especialmente por el
espíritu (Mateo 10, 28, Marcos 8, 36).
Sin embargo, el cuerpo es también un elemento esencial. Somos seres materiales,
lo que necesitamos es comida, vivienda, seguridad. Estos bienes de orden material
permiten que el ser humano lleve una vida que esté acorde con su dignidad. Dios es el
origen de bienes y, por consiguiente, son buenos (“...Y vio que eran buenos” Génesis 1,
40).
Por otro lado, con el desarrollo erial, la persona puede hacer el bien a otros
hombres, generando trabajo, riqueza o bienestar. Hay una responsabilidad de cada uno
hacia los demás, que empieza por lo material dar de comer, de tomar, de vestir, etc.
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La propiedad es el medio que el ser humano tiene para procurarse los bienes
necesarios para su subsistencia. El hombre es un ser capaz de tener, pues no se encuentra
encerrado en el mundo físico, sino que puede ponerlo frente a sí y mejorarlo. Tiene
capacidad para hacer propias las cosas. En este sentido, la propiedad es una derivación y
prolongación de la libertad. Por eso, la autoridad política debe respetarla (Compendio de
la D.S.I., 176).
Sin embargo, la propiedad y el uso de los bienes no son valores absolutos. El
hombre debe habitar y poseer el mundo sabiendo que no es suyo, que tiene que cuidarlo y
que no puede servirse de él de cualquier manera (Cn 2, 15; Compendio de la D.S.I., n.
255). Tenemos una auténtica responsabilidad ecológica ante Dios, al resto de los seres
humanos y las generaciones
La propiedad y el uso de los bienes materiales son, por lo tanto, medios para el
desarrollo integral del individuo y de la sociedad. Deben supeditarse al bien espiritual y
moral del hombre. No pueden ser el centro de las aspiraciones humanas.
El capricho y el consumo nos hacen menos libres y generan una auténtica
esclavitud: a la moda, al qué dirán, a las necesidades superfluas. El mal uso de los bienes
materiales empobrece el espíritu y provoca la confusión del ser con el tener. ¿De qué le
sirve a uno ganar todo el mundo si pierde su vida? (Marcos 8, 36)
¿Crees que alguien en su sano juicio elegiría la pobreza? Pues, aunque suene
extraño. Benedicto XVI distingue entre una pobreza «que se elige» y una pobreza «que
hay que combatir» (Jornada Mundial de la Paz, 2000). Pobreza es un término que
designa, por una parte, una virtud (véase la unidad 7); y, por otra, la carencia de bienes
materiales o espirituales que permiten a una persona vivir dignamente.
La pobreza como virtud es profundamente positiva, Subraya la actitud de
desprendimiento que debe tener el cristiano ante las cosas que posee o podría poseer. Por
medio de ella, se evitan falsas necesidades y el apego a los bienes. La (calidad de la
virtud de la pobreza en liberar el corazón del hombre para que pueda amar más a Dios ya
los hombres.
En el Evangelio abundan los textos que insisten en la necesidad del
desprendimiento, hasta el punto de que Jesús afirma que será más fácil que un camello
entre por el ojo de una aguja, que un rico lo haga en el Reino de los Cielos (Marcos 10,
25).
La falta de la virtud de la pobreza suele conducir a la envidia, a la avaricia, al
descuido de las cosas importantes, como el trabajo honesto y el bien hecho, la amistad el
trato con Dios. Dichosos- afirmó Jesús en el Sermón de la Montaña-pobres en el espíritu,
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porque de ellos es el Reino da los Cielos (Mateo 5, 30).
La pobreza como situación existencial designa el estado de carencia de los bir-
mes básicos para vivir dignamente. Puede ser tanto material-carecer do alimento o de una
vivienda digna, por ejemplo-como espiritual-así, la ignorancia, la soledad o la tristeza.
Atenta contra la dignidad del ser humano, pues hace que alguien preparado para el
conocimiento y la belleza deba centrarse tan solo en sobrevivir. Además, la pobreza suele
llevar aparejadas la enfermedad y la muerte. A veces no hay que ir muy lejos (al llamado
Tercer Mundo) para encontrar miseria: los países del Primer Mundo pueden cohabitar
con impresionantes bolsas de pobreza. Iniciativas muy cercanas a nosotros, como los
comedores de Cáritas o el Banco de Alimentos, muestran que la ayuda es necesaria y
posible.
Por este motivo, las autoridades políticas y los individuos tienen el deber de pallar
la pobreza que sufren otros seres humanos. Los medios a nuestro alcance son di versos:
organismos de cooperación internacional, ayudas económicas estatales, colaboración con
organizaciones no gubernamentales o donativos (Compendio de la D.S.I., 446, 448 y
449).
Proveer a los pobres de los bienes indispensables para vivir no es un acto de
liberalidad, sino de justicia, en devolverles lo que es suyo (Compendio de la D.S.I., n.
184).
Reflexión
«Cuenta la Madre Teresa que una señora hindú, muy rica, fue a verla y le dijo:
“Madre, yo quisiera tomar parte en su trabajo”. La Madre le respondió: “Eso está
muy bien”. La señora le dijo: A mí me gustan y compro saris caros y elegantes
todos los meses”. En ese momento, la señora llevaba un traje que valía 800 rupias;
el de la Madre apenas valía 8. La Madre le aconsejó: “Yo empezaría por el sari. La
próxima vez que vaya a comprar uno, compre el más barato y el resto úselo para
adquirir saris para los pobres”. La señora rica siguió el consejo y fue bajando el
coste de su compra mensual. Ella misma confeso que esto cambió su vida y que
tomó verdadera conciencia de lo que es compartir, asegurando que tenía la
sensación cabal de haber recibido mucho más de lo que dio»
(adaptado de www.webcatolicodejavier.org)
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3. ¿De qué modos puede paliar un joven de tu edad la pobreza?
3. TRABAJO Y DESCANSO
Nos comprometemos…
«Nos comprometemos a defender a los más débiles, especialmente a
los niños, enfermos, discapacitados, jóvenes en situaciones de riesgo,
ancianos, presos, migrantes. Velamos por el derecho que tienen los
pueblos de detener y promover los valores subyacentes en todos los
estratos sociales, especialmente en los pueblos indígenas. Queremos
contribuir para garantizar condiciones de vida digna: salud,
alimentación, educación, vivienda y trabajo para todos»
(Mensaje de la V Conferencia General a los pueblos de
América
Latina y el Caribe, 4)
Dios puso al hombre en el Paraíso para que lo cultivara (Genesis 2,15). El trabajo
no es, por tanto, un castigo (Compendio de la D.S.I., 256). Con el contribuimos en la
labor de la Creación y mejoramos el mundo. El castigo consiste en inconvenientes como
el cansancio, las dificultades, las injusticias, etc. (Gn 3, 17-19).
El trabajo no es un mal ni una humillación, y lo prueba el hecho de que Jesús
trabajó durante muchos años y se lo conocía como el carpintero (Marcos 6, 3). Resulta
sencillo imaginar cómo de esa tarea haría una ocasión de servicio a sus vecinos y de
propia realización personal. La vida de trabajador de Jesucristo es una parte de su
vocación en la Tierra. Del mismo modo ocurre con cada uno de nosotros el trabajo es el
camino ordinario que tenemos para dejar huella entre mostros iguales. Es la ocasión para
crecer y mejorar como personas.
El hombre es un ser que desarrolla sus cualidades realizando actividades
(intelectuales y manuales). Esta es la razón fundamental del trabajo como sinónimo de
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actividad, e incluye tanto la actividad profesional como la vida en familia, de trato con
los demás y, en definitiva, de toda nuestra vida.
Además, gracias al trabajo, el hombre se apropia, cuida y hace fructificar el
mando, contribuyendo así al desarrollo de la Creación. El hombre «desarrollas la
Creación cuando cultiva la tierra, cura a un enfermo, inventa una máquina o investiga en
un laboratorio.
Gracias al trabajo, conseguimos los bienes materiales necesarios para subsistir.
También producimos otros bienes que la sociedad necesita y, al hacerlo, establecemos
relaciones con otras personas. Todo esto contribuye al bien común. El trabajo tiene, pues,
una clara vertiente social (Compendio de la D.S.I., n. 273).
Para el cristiano, el trabajo es ocasión de encuentro con Dios, de mejorar el mundo,
de ayudar a sus iguales y de caridad.
Trabajar es un deber (Compendio de la D.S.I., n 264 y 274) y también un derecho.
La autoridad política debe favorecer las medidas que permitan que todo hombre tenga un
trabajo y pueda desarrollarla con dignidad (Compendio de la D.S.I., n. 287-280).
Igualmente, el trabajador tiene derecho a una justa remuneración por su labor
(Compendio de la D.S.I., n. 302) y los gobiernos deben esforzase por evitar situaciones
de desempleo. De modo análogo, aquellas personas que no se esfuerzan por trabajar, que
abunde los subsidios o evade impuestos actúan de forma inmoral.
Ningún cristiano, por el hecho de pertenecer a una comunidad solidaria y fraterna,
debe sentirse con derecho a no trabajar y vivir a expensas de los demás (Compendio de la
D.S.I., 264)
3.2. El descanso
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puede convertirse en medio para ofrecer al Señor lo realizado y dale gracias (Compendio
de la D.S.I., 285).
El ocio es también un espacio festivo, de celebración. Para festejar algo es
reconocer su valor y mostrar agradecimiento, ¿Qué es lo último que festejaste la vuelta
de un amigo, un cumpleaños, la victoria de tu equipo, una buena nota? Al celebrar,
agradecemos el bien recibido y reconocemos la condición de don, de regalo, que tienen
las cosas buenas que nos suceden y, especialmente, las persona a las que amamos,
La acción de gracias" es una parte importante de la vida cristiana. No es justo
acudir a Dios solo para pedir, pues también hay que reconocer su bondad y agradecerle
todo lo que nos da.
El ocio es el tiempo propicio de reencuentro con Dios y con los demás. Por una
parte, os el espacio en el que se puede ahondar en relaciones sociales des vinculadas de la
actividad profesional, especialmente con la familia y los amigos, pero también con
personas no tan cercanas o con los más necesitados. Jesús también se iba con sus
discípulos a lugares apartados para descansar (Marcos 6, 31-32),
Por otra parte, el ocio es el tiempo para relacionarse con Dios de forma más
calmada. La Misa dominical responde, precisamente, a esta necesidad de estar con Dios y
rendirle culto (Compendio de la D.S.I., 285).
En conclusión, el ocio no es un tiempo vado de actividad; es el momento de dar-
nos mis intensamente a Dios ya los demás. Is tiempo de donación, de rezo, de
creatividad, de actividades valiosas por sí mismas, de diversión y entretenimiento, de
gracia y alegría.
Reflexión
Yo no soy una persona menos digna por ser trabajador, al contrario, esta es
mi dignidad. Dios me hizo creativo y colaborador. Dios no ve la explotación como
si fuera algo natural. Él no quiere la injusticia de la precariedad. La fe me hace
levantar cada mañana diciendo: “Si a ti no te gusta vernos sin dignidad, Señor, voy
a luchar, ya que a otros trabajadores les quitaron su dignidad" (Alberto, 30 años).
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4. LA EDUCACIÓN EN LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
Todos los hombres desean por naturaleza saberes, afirma Aristóteles al inicio de su
Metafísica. Los seres humanos debemos descubrir quiénes somos para poder serlo. El
hombre es un ser necesitado de educación. Al educar, se pretende extraer del individuo
todas sus capacidades y ayudarlo a crecer de modo que llegue a desenvolverse por sí
mismo.
Jesús, en cuanto hombre, crecía y se desarrollaba, tanto física como intelectual-
mente, con la ayuda de la Virgen María y san José (Lucas 2, 51-52). La educación es un
deber, un derecho y parto uncial del bien común (Compendio de la D.S.I., n. 166).
¿Qué hay que educar? Todas las facetas del individuo humano: técnica, ética,
espiritual, afectiva, etc. Sería un error centrarse solo en alguna (por ejemplo, las
matemáticas) y descuidar otras (pongamos por caso, la formación estética o humanística).
La educación debe ser integral", es decir, tiene que favorecer el desarrollo de todas las
facetas de manera articulada, armónica.
Para alcanzar ese objetivo, el individuo debe recibir las herramientas que le
permitan desarrollarse y vivir con la dignidad propia del ser humano en todos los ámbitos
de su vida. Educar no puede reducirse a producir trabajadores eficaces, sino persones que
puedan alcanzar libremente la felicidad a la que fueron llamadas por Dios.
Una buena educación, por lo tanto, atende a la formación humana (el carácter, los
modales), intelectual (los conocimientos), moral (criterios para actuar y hacer el bien) y
religiosa (la dimensión trascendente que todos poseemos como seres humanos).
Los padres son los primeros responsables de la educación de los hijos. Por eso
tienen derecho a elegir qué modelo pedagógico quieren para ellos y qué enfoque
antropológico o religioso debe tener la escuela. Existe una fuerte tentación autoritaria por
parte de algunos gobiernos, que confunden el deber de proporcionar los medios para la
educación con el control total de tales medios, imponiendo así un modelo de recuela y
determinados enfoques o contenidos en materias morales o de conciencia.
Los padres no pueden desentenderse de esta responsabilidad y las autoridades
políticas no deben considerar la educación como un ámbito de gestión de la propiedad
exclusiva. Su función tiene que consistir, más bien, en apoyar o complementar la
formación que los padres ofrecen a sus hijos, ya lo hagan de manera individual o
asociativa (con iniciativas para. fundar y gestionar centros educativos, por ejemplo).
En consecuencia, los padres tienen el derecho a educar a sus hijos según los
principios éticos, religiosos y académicos que, en conciencia, consideren adecuados, las
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autoridades políticas, según los recursos disponibles y las necesidades exigidas por el
bien común, tienes que poner los medios para que puedan ejercer ese derecho
(Compendio de la DSI, n. 240).
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grupos mis débiles y desfavorecidos. Ayer y hoy, estas instituciones intentan responder a
las necesidades de formación que no cubren otras entidades. Don Bosco, por ejemplo, en
el siglo XIX, se preocupó de dar una educación de calidad a los jóvenes marginados
construyó talleres de zapatería, sastrería o carpintería, creó puestos de trabajo en los que
no se los explotaba, etc. La Congregación salesiana que él fundo sigue sus pasos.
Pero este es solo uno entre los machos ejemplos que podrían ponerse. Escuelas de
formación básica, centros de capacitación profesional, colegios y escuelas de ofi cos para
jóvenes sin recursos son algunos ejemplos de la tarea social y educativa que la Iglesia
lleva a cabo permanentemente desde su fundación,
La universidad es otra muestra del interés de la Iglesia por la educación y la
ciencia. En Europa, esta institución surgió en el siglo XXI a partir de las escuelas
monásticas y catedralicias.
Reflexión
«El sistema educativo, además de cumplir con sus fines tradicionales, tendrá sobre
todo que buscar que los educandos aseguren su desarrollo para vivir en una
sociedad cambiante y cada vez más exigente. […] El pluralismo cultural invita
pues a la Iglesia a reforzar su empeño educativo para formar personalidades
fuertes, capaces de resistir el relativismo debilitante, y de vivir las exigencias del
propio bautismo. Es sobre todo por estas razones, y porque para la Iglesia la
educación es considerada como un deber, un derecho y una misión recibida del
Señor Jesús, que deber y una misión. En los tiempos actuales reviste caracteres de
urgente e insustituible»
(A, A. Cardo Franco, La educación católica ante el nuevo
milenio)
1. ¿Por qué se dice que vivimos en una sociedad cambiante y exigente? Pon
ejemplos concretos.
3. Explica por qué para la Iglesia educar es un derecho, un deber y una misión.
TESTIMONIO
Las misiones cristianas
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Fátima y José Manuel son un matrimonio cristiano que un día sintió el llamado de
los pobres y desfavorecidos. Actualmente llevan a cabo distintas labores misioneras de
promoción y evangelización en San Lorenzo de Esmeraldas (Ecuador), junto a los
Misioneros Combonianos,
Las mujeres y los niños son la preocupación más grande de Fátima. Colabora en
el Centro de la Mujer, donde imparte cursos sobre salud y nutrición, y sobre los
derechos de la mujer. También elabora un plan de formación nutricional para
guarderías con el que trata de cubrir las necesidades alimenticias básicas.
Además, Fátima ayuda en la catequesis de la parroquia. Aunque es una zona
predominantemente católica, la catequesis sigue siendo urgente, pues las sectas, la
superchería y el fetichismo se ven favorecidos por la ignorancia y la pobreza.
José Manuel colabora en una escuela de ebanistería. Su objetivo es capacitar a
los alumnos para que sean capaces de desempeñar un trabajo. También acompaña a
grupos de jóvenes en la parroquia y junto con Fátima, participa en el plan de formación
Para ellos, la cercanía con la gente es fundamental. Ya son unos vecinos más.
Desde el principio de nuestra estadía en San Lorenzo, nos dimos un tiempo para tratar
de entender el entorno. Antes de actuar, procuramos realizar una reflexión tranquila y
distanciada, y ser lo más objetivos posible para no caer en el protagonismo.
Sabemos que ellos no son más que nadie y prefieren integrarse en las iniciativas
ya existentes antes de emprender otras nuevas. Con gran humildad, afirman que el
protagonismo de la misión lo tienen los lugareños, pues nadie como ellos conoce la
cultura y el medio en el que viven.
Daniel Comboni (1831-1081) creador de las misiones combonianas.
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ACTIVIDADES COMPETENCIALES
1. Divídase la clase en grupos de tres a cuatro personas, cada uno buscará otro
testimonia semejante al de Fátima y José Manuel, y sus componentes dialogarán
sobre los valores evangélicos que esas personas viven.
Por último, reflexiónese y descubran cómo pueden ustedes vivir esos mismos valores en
su entorno habitual. Cada grupo redactará sus conclusiones en un documento. Para
finalizar, todos los grupos harán una puesta en común.
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SÍNTESIS
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necesidad de estar con Dios y rendirle culto.
VOCABULARIO
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