Palmo

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Publicaciones en línea de P.A.R.I.

Los Glifos de “Palmo” y “Golpear” en los textos


sobre juego de pelota maya del período Clásico
MARC ZENDER
Peabody Museum, Harvard University

En parte rito, en parte entretenimiento y casi del todo


misterioso, durante largo tiempo el antiguo juego de
pelota de los mayas ha sido enigmático. Se conocen
literalmente docenas de campos para el juego de pelota;
los museos albergan cientos de piezas de equipo para el
juego de pelota; y, sin embargo, resulta frustrante lo poco
que sabemos sobre las reglas del antiguo juego, sobre su a b c
propósito o sobre sus orígenes. Figuras 1a-c. Ejemplos del complejo “número”-nahb que se usa para
En fechas recientes, sin embargo, se ha comenzado etiquetar pelotas del juego de pelota en escenas monumentales y de
a levantar el velo de oscuridad que arropa a estos vasijas de cerámica. a) Tablero 1 del Jugador de Pelota del Sitio Q,
Instituto de Arte de Chicago (según fotografía de Justin Kerr); b) Es-
vestigios tan enigmáticos del pasado mesoamericano. Las calinata Jeroglífica 2 de Yaxchilán, Escalón X (según fotografía de Ian
investigaciones arqueológicas han revelado la historia Graham, CMHI 3:163). c) Vaso K5206 (según fotografía de Justin Kerr).
de la construcción de los campos para el juego de pelota, (Todos los dibujos son del autor, a menos de que se diga otra cosa.)
develando sus orígenes en tiempos del período Preclásico
y logrando ubicarlos de manera convincente como parte de un número suficientemente grande de ejemplos
de las trayectorias cultural, histórica y política de las que pintados antes de la publicación, por parte de Justin Kerr,
forman parte integral. Además, la diligente investigación de un corpus de piezas de cerámica sin proveniencia . Sin
llevada a cabo por antropólogos y etnólogos en embargo, ahora se dispone de suficiente evidencia para
documentos etnohistóricos y una comparación cuidadosa leer estos glifos respectivamente como NAHB “palmo”
con las tradiciones supervivientes del juego de pelota han (en referencia al tamaño de la pelota) y JATZ’ “golpear”
comenzado a revelar algo de las reglas, el propósito y las (en referencia al papel de la pelota en el juego). A pesar
razones subyacentes al juego. de lo prosaico de estos significados, habrá de verse que
El propósito de este estudio consiste en refinar un poco una mejor comprensión de estos logogramas nos permite
más nuestra comprensión de los juegos de pelota mayas identificar varios textos de importancia que se relacionan
del período Clásico (aproximadamente entre los años 250 con el juego de pelota y que no se asocian de manera
y 900) mediante la exploración de dos logogramas que directa con imágenes de dicho juego. Estos textos, que no se
habían permanecido sin descifrar hasta ahora. El primero habían identificado sino hasta ahora, aportan importantes
de ellos representa una mano derecha con la palma hacia y novedosos elementos que ayudan a comprender mejor
abajo y separacaión de los dedos pulgar e índice (Figuras los mitos centrales del juego de pelota y, a través de ello,
1b, 1c, 5a y 5b). El segundo representa una mano izquierda a entender los motivos mitológicos subyacentes del ritual
que ase firmemente un objeto de piedra semiesférico del juego de pelota.
(Figuras 6, 7c, 8-11, 13a y 13b). Si bien ambos aparecen con
cierta frecuencia en representaciones del juego de pelota El compuesto glífico de la pelota
y en textos asociados con este tipo de escenas y ambos
han sido objeto de discusión por parte de los estudiosos Nicholas Hellmuth (en Mayer 1980:46 y en Robicsek y
del tema, hasta ahora no se han podido ofrecer lecturas Hales 1981:172) notó por primera vez que las grandes
y explicaciones satisfactorias de estos importantes glifos. pelotas, típicas de las escenas de juego del período Clásico,
Sin duda, esto se debe al menos en parte al erosionado a menudo presentaban textos de identificación que
estado de varios ejemplos clave de estos signos en incluían un compuesto glífico complejo, compuesto por
Yaxchilán, Copán y El Perú, aunado a la no disponibilidad un conjunto prefijado de coeficientes de barras y puntos,
seguido de elementos de mayor variación (Figuras 1 y
2009 Traducción de “Glyphs for “Handspan” and “Strike” in Classic 2). Si bien Hellmuth no intentó sugerir una lectura o una
Maya Ballgame Texts” en The PARI Journal 4(4):1-9 (2004). Mesoweb: traducción de ellos, supuso que el compuesto pudiera
www.mesoweb.com/pari/publications/journal/404/Palmo.pdf. referirse al “marcador final” del juego representado, idea

1
Glyphs for ‘Handspaní and ‘Strikeí

Figura 2. K’an Tok Wayib de Yaxchilán juega pelota encarnando a un dios del viento. Escalinata Jeroglífica 2 de
Yaxchilán, Escalón X (según dibujo y fotografías de Ian Graham, CMHI 3:163).

que ha influido en muchas de las reflexiones hechas en torno al tema (por ejemplo, Boot 1991:237-9; Macri 2000:29;
Macri y Looper 2000).1 Linda Schele y Mary Miller (1986:252, 255 y nota 22) fueron las primeras en notar la importancia
fonética de las variantes ortográficas de este compuesto—a menudo, escrito simplemente na-ba (Figura 1a), aunque
ocasionalmente va acompañado de un signo “de mano” no descifrado, seguido ya sea de la sílaba ba o, más raramente,
sin asociarse con ningún otro glifo (Figura 1c). Schele y Miller interpretaron esto como evidencia de una lectura nab, la
cual vincularon con los términos mayas para denotar “lirio acuático” y “estanque de agua”, aunque reconocieron que el
término parecía tener una importancia más bien incierta en estos contextos.
De importancia fue asimismo que notaran que los coeficientes numéricos se limitaban a los números 9, 10, 12, 13 y 14.
Esta restricción a un puñado de coeficientes—junto con la persistente ausencia de texto secundario alguno—, llevó a Schele
y a Miller a dudar de la sugerencia de Hellmuth de que estos coeficientes se usaran para registrar un marcador. En lugar
de ello, propusieron que los coeficientes bien podrían haber sido referencias al número de “cautivos” o de “sacrificios
humanos” que se hallaban en liza durante un juego, sugerencia motivada en parte por su interpretación marcial de la
iconografía relacionada con el juego de pelota del período Clásico. Esta interpretación también presenta problemas, pero
baste aquí decir que las instancias en que aparece na-ba tampoco reciben explicación en esta hipótesis y muchos estudiosos
siguen considerando que este término sigue sin descifrarse aún (Colas y Voss 2001:188; Freidel et al. 1993:357).
En fechas más recientes y con base en la sustitución clave escrita na-ba que notaron por primera vez Schele y Miller,
varios estudiosos (incluyendo a este autor) han llegado a la conclusión de que, más que nahb “lirio acuático”, puede
aludirse con este término más bien a una raíz muy diferente pero que resulta parcial o totalmente homófona: nahb
“palmo” (Lacadena y Wichman, en prensa; Macri 2000:29; Macri y Looper 2000:2; Zender 2002:404). Esta interpretación
ciertamente explica la sustitución logográfica de la ortografía na-ba que consiste en una mano derecha con la palma hacia
abajo y el pulgar y los dedos extendidos (Figuras 1b, 1c, 5a, 5b). Es también alentador el apoyo a nivel de léxico que es
dable hallar en las lenguas relevantes para la epigrafía:

Chíol -ñajb “sufijo numeral para contar cuartas de la mano” (Aulie and Aulie 1996:79)
Tzeltal -nahb “medida del pulgar al dedo del corazón” (Slocum et al. 1999:80, 318)
Yucatec náab “palmo” (Bricker et al. 1998:192)
<naab> “palmo; la cuarta parte de la vara castellana” (Barrera Vásquez et al. 1980:545; Thompson 1970:330)
Mopan naab “cuarta” (Ulrich and Ulrich 1976:136)
Itzaj naab “cuarta (vara)/cuarto de vara, medida desde el pulgar extendido hasta el meñique (8-9 pulgadas)”
(Hofling and Tesucún 1997:468).

No hay gran duda de que estas formas están relacionadas entre sí, ya que todas corresponden a los reflejos espera-
dos de la forma ancestral *nahb “palmo.” Esta hipótesis encuentra apoyo adicional en la morfología de los clasificadores
numéricos, que típicamente se derivan de raíces posicionales y transitivas mediante la infijación del sonido -h- (Berlin
1968:20-23; Hironymous 1982:14-27). De hecho, Bricker et al. (1998:192) sugieren que el término yucateco náab (<*nahb)

1
La sugerencia más divergente seguramente es la de Marvin Cohodas (1991:261-3), quien sostenía que estos compuestos debían leerse “#-chaan”
y los relacionaba con los retratos del Dios L y su búho asociado durante el período Clásico. No obstante, no existe apoyo alguno para esta lectura
de los conocidos signos na y ba en estos contextos.

2
Glyphs for ‘Handspaní and ‘Strikeí

“palmo” podría haberse derivado del verbo transitivo nab “colo-


car cerca, colocar a un lado” mediante la infijación histórica del
sonido -h-.
Así que, ¿cómo debemos interpretar estos compuestos? Aunque
aún hay quienes se ven tentados por la sugerencia hecha por Hellmuth
de considerar estos complejos glíficos como marcadores de juegos
de pelota—quizás como “el número de golpes de mano permitidos
en el curso de un juego” (Macri y Looper 2000:3; ver también Macri
2000:29)—, personalmente prefiero una interpretación más literal
del término “palmo.” Dado que el contexto más común en el que
aparecen estos compuestos es como texto identificador asociado
con pelotas, parecería razonable que este término aluda ya sea a
un nombre personal o a alguna designación genérica de la pelota
misma. Bajo tal suposición, he sugerido que estos compuestos
numéricos informan sobre la medida de la circunferencia de estas
pelotas, expresada en “palmos.”2
Si bien no todas las fuentes de léxico están de acuerdo en la
forma precisa en que se tomaba esta medida, resulta interesante
que las fuentes modernas de maya yucateco y de itzaj coinciden
en señalar que la medida nahb equivale a unas 8 o 9 pulgadas (21-
23 cm.).3 Si aceptamos un valor medio de 8.5 pulgadas, podemos
calcular rápidamente la circunferencia y el diámetro de las pelotas
que aparecen en el arte maya:
Nº. de
Palmos Circunferencia Diámetro
9 76.5 pulgadas (194.3 cm.) 24.4 pulgadas (61.9 cm)
10 85 pulgadas (215.9 cm) 27 pulgadas (68.7 cm)
12 102 pulgadas (259 cm) 32.5 pulgadas (82.5 cm)
13 110.5 pulgadas (280.7 cm) 35.2 pulgadas (89.3 cm)
14 119 pulgadas (302.3 cm) 37.9 pulgadas (96.2 cm)
De ser válidas estas medidas, entonces las pelotas empleadas
en el juego de pelota maya del período Clásico habrían medido
desde poco más de dos pies hasta bastante más de tres pies en
diámetro (62 a 96 cm.), con un promedio de 2.5 pies: unos 80
cm. Estas medidas corresponden bastante bien con los tamaños
observados en las pelotas que aparecen en la iconografía, al
menos en comparación con los jugadores de pelota asociados Figura 3. El rey de La Amelia vestido como jugador de
con ellas (Figura 2) y, por lo tanto, parecerían dar cierto apoyo pelota. Tablero 2 de La Amelia. Dibujo de Stephen Houston
(1993:fig. 3-21).
a nuestra hipótesis. Además, los tamaños más grandes—de 13 y
14 palmos—, también se correlacionan bien con las ocasionales
representaciones de prisioneros atados y enrollados como pelotas
de casi un metro de diámetro (Figura 12). Existe evidencia
adicional en apoyo a la idea de que estos compuestos glíficos de
pelota aluden de manera específica a la pelota misma y no a un
marcador o cuenta abstracta de víctimas de sacrificio.
El Tablero 2 de La Amelia (Figura 3) es uno de dos tableros
erigidos a cada lado de la escalinata de sacrificios que hay en
el centro de ese sitio y ambos retratan al potentado del siglo IX

2
Justo cuando este artículo estaba por entrar a imprenta, supe que Michael
Coe (2003:199-200) también ha vinculado la ortografía na-ba con el término
yucateco de “palmo” sosteniendo, como lo hago yo, que es probable que sea una
alusión a una magnitud de circunferencia.
3
La medida española de una vara equivalía a unos 83.6 cm.; un cuarto de
vara habrían sido 20.9 cm., equivalentes a 8-1/4 de pulgada. Esto corresponde
perfectamente con la medida que aparece en Hoflin y Tesucún (1997:468) de
“entre 8 y 9 pulgadas.”

3
Glyphs for ‘Handspaní and ‘Strikeí

Lajchan K’awil Ajaw Bot, vestido con la parafernalia característica de los jugadores de pelota
(Martin y Grube 1000:64-5). Según lo identificó por vez primera Linda Schele (Freidel et al.
1993:361; Schele y Grube 1990), el texto asociado equipara la muerte por sacrificio de un
prisionero con el “lanzamiento” de una pelota en el juego de pelota (Figura 4):
ya-la-ja U-CHAN-na BAHLAM-NAL U-K’ABA-a 9-na-ba
yahlaj uchan bahlamnal uk’aba’ baluun nahb
“es lanzado, el Amo de Bahlamnal, (que es) el nombre de la (pelota) de nueve palmos”
De manera enigmática, el texto abunda en esta referencia al tamaño de la pelota con una
frase que, para todos los efectos, sostiene que “la (pelota) de nueve palmos es el mismo nombre
de la “pelota de hule” y de la “cuerda” del rey:4
*ye-te-k’a-ba-IL U-”pelota.de.hule”-”cuerda”
yetk’aba’il u-?-?
“(que es) el mismo nombre de su pelota de hule y cuerda”
Si bien resulta difícil entender cabalmente el significado preciso de “nombres” y “mismos
nombres” en estos casos, ciertamente se subraya el uso del compuesto de pelota—baluun
nahb o “nueve palmos” en este caso—, como alusión específica a la pelota misma. Además
de dar apoyo a la hipótesis de que estos compuestos realmente son designaciones que aluden
a las pelotas a las que sirven de “etiqueta,” también hacen posible la identificación de varios
textos relacionados con el juego de pelota que hasta ahora no se habían reconocido como tales,
además de desenmascarar a uno de los patrones divinos del juego de pelota maya.
Tal y como lo reconocieron por primera vez David Stuart y Stephen Houston (Houston y
Stuart 1996) y lo abordó en fechas más recientes Alexander Tokovinine (2002), la encarnación
de deidades es uno de los temas más importantes que se dan en las escenas de juego de pelota
y en sus textos asociados. Al igual que en las dramáticas reescenificaciones rituales que se
montaban en el teotlachtli o “juego de pelota divino” de los mexicas (Nicholson y Quiñones
Weber 1991), los reyes y nobles mayas jugaban pelota representando a sus deidades tutelares
como una poderosa manera de reiterar y reafirmar los mitos de fundación de sus Estados. Así
pues, tanto en diversas vasijas de origen desconocido como en un fragmento de la escalinata
jeroglífica de El Perú, se representa a los reyes encarnando a una entidad conocida como 7-?
(Figura 5a) y también como 7-[TE’]?-(wa) (Figuras 5b, 5c, 5d). Habré de ocuparme un poco
más adelante de cuál es el nombre de este dios, pero es importante notar que en al menos dos
ocasiones el texto aclara que el acto de encarnación mismo ocurre ti lajchan nahb, es decir, “con
la (pelota) de 12 palmos” (Figuras 5a, b).5 Si bien los otros dos textos no hacen mención alguna
Figura 4. Los nombres
de la pelota de 12 palmos característica de esta deidad, ambos aluden a que la encarnación
de una pelota para juego tuvo lugar ya sea ti pitziil “mientras se jugaba pelota” (Figura 5c) o mientras el rey pitziij
de pelota, Tablero 2 de “juega pelota” (Figura 5d). Independientemente de cuál pueda ser su nombre, la asociación
La Amelia (según Hous- de esta deidad con los juegos de pelota y los implementos asociados con el mismo resulta
ton 1993:fig.3-21).
innegable.
En lo que hace a la identidad de esta enigmática deidad patrona del juego de pelota, mientras
Tokovinine (2002:4-5) considera que este personaje se relaciona con el dios venado Huk Sip o
“Siete Sip,” yo soy de la opinión que este investigador malinterpretó el erosionado infijo TE’
que aparece en varios ejemplos como diagnóstico de un personaje distinto, al que se conoce
como patrón del mes “Pax.” De hecho, este último seróque es la variante de cabeza del signo
TE’—aparece conflado aquí con la juvenil cabeza de “Chicchan.” Dado el ocasional traslape
entre esta cabeza y el signo AJAW en varios textos tempranos (Stephen Houston, comunicación
personal 2003)—junto con la presencia de la sílaba -wa final de uso aparentemente no
obligatorio en al menos una instancia (Figura 5c)—, resulta tentador leer el TE’ sencillamente
como un clasificador numérico, en el contexto de una lectura Huk Ajaw o Hukte’ Ajaw (“Siete
Ajaw”), que bien podría ser el equivalente, durante el período Clásico, del personaje conocido
como Vucub Hunahpu en el Popol Vuh de los kichés (ver Tedlock 1996:91-98). Esto sugeriría, a

4
En relación con la interpretación de etk’aba’ como “el mismo nombre, tocayo,” ver Zender y Guenter (2000).
5
El segundo texto (Figura 5b) implica a dos pelotas adicionales, incluyendo una lajuun nahb o “(pelota) de diez
palmos” y quizás una huk nahb o “(pelota) de siete palmos,” si bien el daño que ha sufrido la vasija dificulta la
evaluación del resto de la frase y su vinculación con el nombre del personaje que lleva a cabo la encarnación.

4
Glyphs for ‘Handspaní and ‘Strikeí

su vez, que la cabeza “Chicchan” misma es el glifo


retrato de “Siete Ajaw,” lo que ofrece el beneficio
adicional de explicar la distinción formal, citada
anteriormente, entre dicha cabeza y el signo
AJAW, que es más común. Además, en su calidad
de hermano de Hun Hunahpu y considerando
a
que su propia habilidad como jugador de pelota
no es poca, Vucub Hunahpu ciertamente sería un
patrón adecuado del juego de pelota durante el
período Clásico.

El glifo “Piedra en Mano”


Dado que es más raro y desafortunadamente
presenta menos variantes en la manera de
escribirse y en su complementación fonética
que el logograma NAHB, el signo de la “piedra
en mano” ha sido mucho más complicado de
descifrar. Grube y Nahm (1994:688-689, 708-709)
fueron los primeros en describir los principales
contextos en los que aparece el signo, así como
sus características principales, señalando que se
trata de la representación de una mano izquierda
asiendo fuertemente una piedra (Figuras 6, 7c,
8-11, 13a-b). Con base en una forma sin paralelos b c
de escribir este signo que aparece en una vasija de
origen desconocido (Figura 6)—en donde el signo
lleva el prefijo ja- y el sufijo -ma—, estos autores
proponen tentativamente una lectura de JAM (o
HAM) para este signo, si bien son los primeros
en reconocer que esta lectura no tiene sentido en
ninguno de los contextos conocidos en los que
aparece el signo (Grube y Nahm 1994:689).
En fechas más recientes, Timothy Knowlton d
(1999) ha propuesto una lectura de TOK “quemar,
tomar,” con base en la presencia de signos to- que Figuras 5a-d. Encarnaciones de “Siete Ajaw.” a) Vaso K1383 (según
ocasionalmente aparecen como prefijos al glifo de fotografía de Justin Kerr). b) Vaso K635 (según fotografía de Justin
Kerr). c) Vaso K 3296 (según fotografía de Justin Kerr). d) Bloque de la
la “piedra en mano” en los nombres de espíritus Escalinata Jeroglífica de El Perú (según dibujo de campo y fotografías de
jaguares ilustrados en varias vasijas de estilo Ian Graham).
Códice (Figuras 8c, 10-11). No obstante, dado
que el supuesto prefijo to no aparece nunca fuera
del contexto de este nombre “de jaguar,” parece
improbable que hubiera funcionado únicamente
como complemento fonético. En lugar de ello, la
intención de este prefijo es la de una lectura que
forma parte integral de la frase nominal de jaguar—
quizás TOK, valor que se sabe puede asignarse a
la sílaba to en otros contextos y que posiblemente
sea una referencia a la serpiente que se enrosca
en torno a él, que a menudo aparece marcada con Figura 6. Complementación fonética del signo de “piedra
signos TOK en este y en otros contextos (Figura en mano” JATZ’. Vaso K2068 (según fotografía de Justin
8c; ver también Miller y Martin 2004:102-3; Taube Kerr).
1989:Fig. 24-17). En todo caso, el prefijo to/TOK
en estos contextos muy probablemente no tiene
mucho que ver con la lectura fonética del signo
“piedra en mano.”

5
Glyphs for ‘Handspaní and ‘Strikeí

La primera sugerencia sobre el valor


fonético del signo la encontramos en el
contexto de las enigmáticas frases de
“encendido de fuego por percusión” de
la Serie Calendárica Complementaria
del período Clásico maya. Como lo ha
reconocido Grube (2000), algunas de estas b
frases se escriben silábicamente ja-tz’a-la a Figuras 7a-c. Comparación entre
(U)-K’AHK’, jatz’al k’ahk’ o “encendido— cláusulas de encendido de fuego
por percusión—, es (su) fuego” (Figuras por percusión que involucran a las
sílabas ja y tz’a y el logograma JATZ’.
7a y 7b) o ja-tz’a-li U-K’AHK’, jatz’aal a) Estela 1 de Sacul (según dibujo de
uk’ahk’, “encendido (por percusión) es su campo de Ian Graham). b) Tablero 2,
fuego” (como, por ejemplo, en la Estela Fragmento 3 de Ixtutz (según dibujo
8 de Naachtun; ver Grube 2000:103). de Nikolai Grube [200:fig. 8b]). c)
Estela 21 de Caracol (según dibujo
Aunque de equivalencia incierta, existe de Nikolai Grube).
una variante ortográfica en la que el c
signo “piedra en mano” bien podría estar
sustituyendo a las sílabas ja y tz’a (Figura
7c). Esto hace surgir la posibilidad de que
el glifo de “piedra en mano” sea lea en
realidad como JATZ’ “golpear, pegar,”
un término bien conocido, con cognados
en todas las lenguas ch’olanas y yucatecas
(Kaufman y Norman 1984:121). Esta
posibilidad ciertamente tendría la virtud
de explicar el origen icónico del signo—es
decir, una mano que sostiene una piedra
en forma de porra o macana—, la cual
se ve fortalecida adicionalmente por el
complemento inicial ja- que notaron por
primera vez Grube y Nahm en asociación
con el glifo de “piedra en mano” (Figura
6). En general, la propuesta de un valor
JATZ’ parece ser razonablemente fuerte y
ciertamente vale la pena investigar más en
torno a él.
En las vasijas mayas, el glifo de “piedra
en mano” se asocia frecuentemente
con espíritus way (Figura 8); en estos a b
contextos, aparentemente alude a grandes
piedras antropomorfizadas que sostienen
estos personajes de otro mundo. Como
ha demostrado Karl Taube (2001), estas
escenas fantásticas quizás deban
interpretarse como ecos míticos de
sangrientos deportes reales. Como
boxeadores del período Clásico, estas
figuras amenazan a sus oponentes con
pesadas porras de piedra (Figura 8c) o
simplemente las sostienen, preparados
para el combate (Figuras 8a y 8b). Al
igual que los jugadores de pelota, estos
personajes a menudo aparecen bien c
protegidos, llevando taparrabos largos y
Figuras 8a-c. Personajes boxeando en el arte maya del período Clásico. a) Vaso K791 (según
pesados, así como yugos para protegerse fotografía de Justin Kerr). b) Vaso de Altar de Sacrificios (según fotografía de Otis Imboden,
los riñones y otros órganos vitales (Figura en G. Stuart [1975:775-6]). c) Vaso K2284 (según fotografía de Justin Kerr).

6
Glyphs for ‘Handspaní and ‘Strikeí

8a; ver también Orr 2003:fig. 10), en tanto que el uso de pesadas bandas en la cabeza
y en las muñecas controlan el flujo del sudor (Figuras 2, 8a y 8b), manteniendo los
ojos y las manos secas y asegurando así una visión sin obstáculos, así como un
buen agarre de sus armas.
Aunque hay variaciones en la forma de escribir su nombre—que puede escribirse
JATZ’-AHKAN-na (Figura 9), JATZ’-no-ni a-AHKAN-na (Figura 8a) y JATZ’-ni
AHKAN-na (Figura 8b)—, el más común de estos espíritus boxeadores se conocía
aparentemente con el nombre de Jatz’oon Ahkan o incluso como Jatz’noon Ahkan,
“Ahkan Golpeador” (Figuras 8a y 8b).6 Como variante especialmente macabra del
dios de la intoxicación, reconocida por primera vez por Grube y Nahm (1994:708-9;
ver también Grube 2001:294-5), este personaje generalmente lleva pintura corporal
oscura y el cabello atado y con frecuencia blande porras antropomorfas de piedra
que revelan su papel adicional como deidad patrona de los deportes sangrientos Figura 9. El signo JATZ’ en el nombre
mayas. del Dios A’ Boxeador. Vaso K5070 (según
fotografía de Justin Kerr).
De importancia secundaria sólo en relación con “Ahkan Golpeador,” otro
fabuloso espíritu boxeador es la representación de un jaguar que blande una piedra,
envuelto en los anillos de una serpiente de relámpago, con signos de estrellas que
echan chispas o gotean adheridos a los cuerpos de ambas criaturas (Figura 8c;
Grube y Nahm 1994:688-89). Aunque es complejo y la manera de escribirlo presenta
ciertas variantes (Figuras 8c y 10), actualmente podemos leer el nombre de esta
criatura como JATZ-la-TOK-EK’ HIIX o Jatz’ Tokal Ek’ Hiix, “Jaguar Golpeador
de Estrellas Centelleantes,” nombre que no es sino una descripción literal de la
iconografía asociada con el mismo. Aunque su significado sigue siendo un enigma, Figura 10. El signo JATZ’ en el nombre
este nombre debió gozar de importancia, pues al menos un rey del período Clásico del Jaguar Boxeador. Vaso K1652 (según
fotografía de Justin Kerr).
tardío parece haber adoptado este complicado epíteto como nombre de reinado
(Figura 11).7
Al igual que el juego de pelota mismo, es muy probable que los deportes
mayas de sangre tuvieran aspectos tanto deportivos como rituales. La frecuente
asociación de escenas boxísticas con los campos para el juego de pelota sugieren lo
primero (Orr 2003; Taube 2000), en tanto que las escenas con personajes mitológicos
participando en actividades boxísticas revelan un importante componente
religioso, quizás uno en el que se asociaba el sangrado por combate con temas
agrícolas como hacer llover o la abundancia en las cosechas. De hecho, en tiempo
de sequía varios grupos mesoamericanos modernos continúan practicando formas
Figura 11. El signo JATZ’ en el nombre del
rey prisionero de Sak Tz’i’. Monumento 83
6
No resulta imposible que la presencia ocasional de sufijo -ni en este caso sea el reflejo de un de Toniná, (según dibujo y fotografías de
signo TUUN o “piedra,” conflado con el signo principal JATZ’. De ser así, es posible que estemos en Ian Graham, CMHI 6:113).
presencia de un nombre más complejo, como Jatz’ontuun Ahkan o “Ahkan que Golpea con Piedra.”
7
Fue Simon Martin (comunicación personal 1999) quien por primera vez llamó mi atención
sobre la importancia de esta ortografía (ver también Martin y Grube 2000:188-189).

Figura 12. El rey de Yaxchilán juega pelota encarnando a la Serpiente del Lirio Acuático. Escalón VII de la Escalinata Jeroglífica 2 de Yaxchilán. Dibujo
de Ian Graham (CMHI 3:160).

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Glyphs for ‘Handspaní and ‘Strikeí

a b c
Figuras 13a-c. Cláusulas de inauguración que incluyen el signo JATZ’ y las sílabas *ja y tz’i. a) Escalón VII de la Escalinata Jeroglífica
2 de Yaxchilán: Q1-Q2 (según dibujo y fotografías de Ian Graham, CMHI 3:160). b) Bloque de la Escalinata Jeroglífica de El Perú
(según dibujo de campo y fotografías de Ian Graham). c) Escalinata Jeroglífica de Copán (según dibujo de Barbara Fash).

altamente ritualizadas de boxeo. Resulta sumamente mítica que subyace al juego de pelota, de la que quedan
interesante constatar que hay practicantes rituales en versiones distorsionadas en el Popol Vuh de los K’iche’s del
Guerrero que continúan vistiéndose como jaguares que siglo diecisiete (Martin y Grube 2000:130). Los paralelos
atraen la lluvia para enfrentarse a oponentes protegidos con este mito fundamental son reforzados mediante
por gruesos atuendos (Brody 1988; Cordry 1980; Orr las encarnaciones que de la Serpiente del Lirio Acuático
2003:90-1), quizás con una conexión bastante directa con el llevan a cabo el padre y el abuelo del rey en dos escalones
“Jaguar Golpeador de Estrellas Centelleantes.” El objetivo asociados (el 6 y el 8), en los que también se les retrata en el
del ritual es provocar sangrado, estimulando así la caída acto de despachar a infortunados prisioneros. Considerada
de la lluvia, recurriendo a la llamada magia por analogía. bajo esta óptica, la reescenificación ritual de este antiguo
Otro contexto importante en el que aparece el glifo mito por parte de Pájaro Jaguar IV colocaba sus actos en
JATZ’ es en escenas de sacrificio en el juego de pelota, el contexto de estos eventos fundamentales, brindando
como ocurre en el Escalón VII de la Escalinata Jeroglífica 2 así una importancia cosmológica a estos actos clave de
de Yaxchilán (Figura 12). En este monumento, el rey Pájaro sacrificio de prisioneros.
Jaguar IV, quien reinó a finales del siglo VIII, se viste a guisa No obstante, esta reescenificación de eventos
de la Serpiente del Lirio Acuático, deidad del viento, el agua probablemente cumplía asimismo un papel práctico,
y los cenotes, equivalente maya del período Clásico de la sirviendo como útil recordatorio para los personajes
deidad Quetzalcóatl del México Central (Taube 1992:56-59; menores de la nobleza y para las mujeres del linaje real de
ver también Robertson 1990). A Pájaro Jaguar IV no sólo sus papeles, dispuestos por orden divina, como sirvientes
se le retrata con los atributos de este dios, sino que lleva y auxiliares del rey. Así pues, en tanto que Pájaro Jaguar IV
también toda la parafernalia para jugar pelota, incluyendo y sus ancestros asumen el papel de la Serpiente del Lirio
un yugo, una gruesa tela protectora para la cadera y una Acuático y derrotan a cautivos presentados como antiguos
rodillera. En presencia de siervos enanos del dios el rey, enemigos de la civilización, los nobles de menor rango
transformado en personaje sobrenatural, acaba de dar a aparecen representando el papel de lo que quizás hayan
su prisionero un fuerte golpe, enviando su cuerpo atado a sido personajes menores como los Ik’ K’uh, o “Dioses
rebotar sin control en los escalones del sacrificio. El evento del Viento,” y juegan no con prisioneros derrotados, sino
climático se describe en el texto asociado a la escena como con lajchan nahb o pelotas “de doce palmos” (Figura 2)
JATZ’-na-ja 3-a-ha-li EHB o jaatz’naj uhx ahaal ehb, “se (Stuart et al. 1999:II-44; ver también escalones 4, 5 y 12).
golpea el escalón de las tres conquistas” (Figura 13a). La Mientras tanto, las reinas o bien ponen pelotas en juego
esencia de esta fórmula también aparece en las escalinatas (escalones 1 y 11) o bien conjuran a dioses del relámpago y
jeroglíficas de El Perú y de Copán (Figuras 13b y 13c), en la fecundidad (escalones 2 y 3). De este modo, los mitos del
el primer caso asociada sin duda con la encarnación de juego de pelota y de los deportes sangrientos asociados con
“Siete Ajaw” que ya hemos considerado más arriba (Figura él servían como una suerte de estatuto social (Malinowski
5d). Aunque presenta algo de erosión, en la ortografía 1984:101), justificando al orden social y ubicando sus
utilizada en Copán aparentemente se sustituye el glifo de orígenes en el numinoso mundo del pasado mitológico.
la “piedra en mano” con los elementos *ja y tz’i, lo que
brinda evidencia adicional de que este logograma tiene el 8
Como lo ha mostrado Lacadena (en imprenta), las terminaciones
valor JATZ’.8 -n-aj en la escritura jeroglífica probablemente reflejen la pasivización
de elementos constituyentes que no son CVC. Así pues, la ortografía
El texto presenta el acto de sacrificio de Pájaro Jaguar IV disarmónica ja-tz’i o jaatz’ resulta misteriosa (ver Houston et al.
como un eco moderno de las decapitaciones de tres seres 1998), pues bien podría apuntar a una derivación inicial de jatz’ como
sobrenaturales, algo que sucedió en las profundidades jaatz’, sustantivo que significa “fuete” o “porra” (por ejemplo, la
insondables del tiempo mitológico (Freidel et al. 1993:356- palabra yucateca hàatz’ sust. “fuete,” Bricker et al. 1998:93) antes de
su rederivación como verbo (¿jaatz’a?) y su posterior pasivización en
62; Martin y Grube 2000:130). Estas referencias a antiguas forma jaatz’naj. En otros contextos, las ortografías ja-tz’a-la y ja-tz’a-
luchas entre dioses ancestrales sin duda incluyen la base ja probablemente reflejen inflexiones de participio y de voz pasiva,
respectivamente, de la raíz inalterada jatz’.

8
Glyphs for ‘Handspaní and ‘Strikeí

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