Bloque 3. La Edad Moderna. Apuntes
Bloque 3. La Edad Moderna. Apuntes
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LA EDAD MODERNA
Contenido
El matrimonio de Isabel de Castilla con Fernando de Aragón supuso una unión
dinástica de los reinos peninsulares, que se completó con la conquista de Granada y
Navarra, y la expansión por el Mediterráneo y el Atlántico.
Unión dinástica: origen y características
Isabel I llegó al trono de Castilla tras su victoria en la guerra de sucesión
castellana contra su sobrina Juana la Beltraneja, que concluyó con el Tratado de
Alcaçovas (1479). El mismo año, Fernando II heredó el reino de Aragón,
confirmando la unión dinástica. Según lo establecido en la Concordia de Segovia
(1475), ambos monarcas disponían de igual poder y gobernaban conjuntamente, pero
cada reino conservó sus leyes, instituciones y monedas.
Sin embargo, era una unión desigual. Castilla era un reino unitario, basado en la
autoridad del monarca, era más extensa y poblada (4 000 000 de habitantes).
Aragón estaba formado por los reinos de Aragón, Cataluña y Valencia, con sus
privilegios e instituciones, y tenía unos 800 000 habitantes. Por ello, Castilla tendría un
protagonismo territorial, demográfico y económico que llevaría a la castellanización
en los siglos XVI y XVII, sosteniendo las guerras y la colonización de América.
Instituciones de gobierno: fortalecimiento del poder real
Durante el siglo XV los reyes se enfrentaron a las ambiciones de la nobleza,
reforzando el poder monárquico y poniendo las bases del Estado moderno en
España. Castilla tuvo más éxito que Aragón, donde la nobleza y las oligarquías
urbanas siguieron manteniendo un gran poder, basado en el pactismo.
Limitaron el poder político de la nobleza, apartándola de los cargos administrativos,
a cambio de dotarla de privilegios y tierras (mayorazgos). Para controlar la jerarquía
eclesiástica se acordó el Patronato Regio (los reyes proponían al Papa los
candidatos a ocupar un alto cargo eclesiástico) y se controlaron las órdenes
militares.
Para extender su poder a todo el territorio, los reyes se apoyaron en distintas
instituciones:
Consejo Real (después, Consejo de Castilla): asesoraba al monarca, estaba
compuesto principalmente por letrados de origen burgués. Además, se establecieron
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nuevos consejos, para temas específicos: Inquisición, Órdenes Militares y Consejo de
Aragón.
Audiencias o chancillerías: eran instituciones judiciales, con el rey como juez
supremo. En Castilla existían la Chancillería de Valladolid y la de Granada; en Aragón
había una en cada reino.
Cortes: estaban formadas por los tres estamentos (nobles, eclesiásticos y
representantes de ciudades), pero fueron perdiendo poder en Castilla. En Aragón
había unas Cortes en cada reino, con poder legislativo y fiscal, pero la creación del
Consejo de Aragón y el cargo de virrey limitaron su importancia.
Corregidores: eran representantes de la Corona en los municipios, donde
actuaban como jueces y gobernadores.
Además, se reorganizó la Hacienda, se creó la Santa Hermandad para proteger
los caminos, se estableció un ejército permanente (tercios). Para garantizar la
homogeneidad religiosa, se introdujo la Inquisición (que perseguía a los acusados de
herejía) y se expulsó a los judíos (1492).
Política internacional: expansión y conquista de Granada
Los Reyes Católicos establecieron una red de alianzas matrimoniales con el
Imperio y con Inglaterra para aislar a Francia. Además, mantuvieron una política
exterior activa en el Mediterráneo (Italia) y en el Atlántico (conquista de Canarias y
descubrimiento y colonización de América).
La conquista de Granada fue un hecho trascendental en la política territorial y
religiosa de los Reyes Católicos. Fue financiada por una bula papal, impuestos
especiales a judíos y mudéjares, y créditos de los concejos. La guerra de Granada
(1481-1492) aprovechó las disputas internas de los nazaríes (entre el emir Muley
Hacén, su hermano Muhammad el Zagal y su hijo Boabdil el Chico), y culminó el 2 de
enero de 1492, terminando con la lucha contra los musulmanes en la península
ibérica.
Para completar la unificación religiosa, en 1492 se expulsó a los judíos. En
principio, se acordó que los musulmanes podrían conservar sus costumbres y su
religión, pero a partir de 1500 el Cardenal Cisneros inició una política de conversión
forzosa, que provocó la rebelión de las Alpujarras y la expulsión de los
musulmanes no convertidos.
Contenido
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La conquista y colonización de América por parte de los europeos supuso un cambio
radical para ambos continentes, que alteraría profundamente el equilibrio político, la
sociedad, la cultura y la alimentación.
Reinado de los Reyes Católicos: el descubrimiento de un nuevo continente
La conquista de Constantinopla (1453) por los turcos obligó a los europeos a
buscar nuevas rutas comerciales hacia Asia: los portugueses intentaron bordear
África y los castellanos, a quienes el Tratado de Alcaçovas (1479) impedía interferir,
optaron por cruzar el Atlántico siguiendo las ideas de Cristóbal Colón, marino
genovés. Esta expansión fue posible gracias a los avances técnicos en navegación:
nuevas embarcaciones (nao y carabela), mejores cartas de navegación, la brújula, etc.
El proyecto de Colón, rechazado por el rey de Portugal, despertó las críticas de los
expertos por la veracidad de sus cálculos, pero finalmente los Reyes Católicos lo
aceptaron. Firmaron en abril de 1492 las Capitulaciones de Santa Fe, por las que
financiarían la expedición y concederían a Colón del título de Almirante Mayor y Virrey
de las tierras por descubrir, así como el 10% de las riquezas encontradas. Partieron el
3 de agosto de 1492 de Palos de la Frontera (Huelva).
El 12 de octubre de 1492, llegaron a San Salvador (Guanahaní, en las Antillas), y
exploraron Cuba y La Española. Tras su regreso, Colón realizó otros tres viajes,
alcanzado incluso Sudamérica. Sin embargo, el almirante murió defendiendo que
había llegado a Asia. Otros navegantes, como Américo Vespucio, defendieron que
se trataba de un nuevo continente, lo que se confirmó cuando Núñez de Balboa
alcanzó el Océano Pacífico.
El Papa reconoció la titularidad de las nuevas tierras a los Reyes Católicos, con la
bula Inter caetera (1493), pero Portugal protestó. Ambos reinos firmaron el Tratado
de Tordesillas (1494), por el que se trazaba una línea imaginaria a 370 leguas al
oeste de las islas de Cabo Verde, separando la zona castellana (el Oeste) de la
portuguesa (el Este).
Reinado de los Austrias: exploración y conquista
Durante el reinado de Carlos V tuvo lugar la exploración y dominio total del
continente. Su éxito se basó en las capitulaciones que la Corona firmaba con los
conquistadores: el monarca legitimaba la empresa y recibía una parte de los
beneficios, a cambio de conceder privilegios y riquezas a los conquistadores. La
conquista se realizó en dos grandes etapas:
-Hernán Cortés partió de Cuba y conquistó el Imperio azteca (en el actual México)
entre 1518-1521, formando el virreinato de Nueva España, al que posteriormente
se añadiría el Yucatán, habitado por los mayas.
-Francisco Pizarro salió de Panamá y conquistó el Imperio inca (en los Andes)
entre 1531-1532. Mientras tanto, Valdivia y Almagro conquistaron Chile. Toda
Sudamérica se integró en el virreinato del Perú.
Paralelamente, Cabeza de Vaca exploró Florida, Tejas y California; Orellana, el
Amazonas; Pedro de Mendoza fundó Buenos Aires, y Legazpi y Urdaneta conquistaron
las islas Filipinas. Entre 1540 y 1550, prácticamente toda América había sido
explorada. La teoría de Colón fue probada por Fernando de Magallanes y Juan
Sebastián Elcano, que entre 1519-1521 completaron la primera vuelta al
mundo.
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Colonización
Las tierras conquistadas fueron incorporadas a la Corona de Castilla. La
explotación económica se realizó mediante encomiendas: territorios y grupos de
indígenas asignados a un conquistador, que debía protegerlos y evangelizarlos a
cambio de que trabajaran para él. En las minas se estableció la mita, un sistema inca
de trabajo forzoso por sorteo.
Las guerras, las enfermedades llegadas de Europa y la destrucción de su forma de
vida hicieron descender enormemente la población indígena. Esto despertó las críticas
de pensadores como Bartolomé de las Casas o Francisco de Vitoria (uno de los
predecesores del derecho internacional). La Corona trató de proteger a sus nuevos
súbditos con las Leyes de Indias (Leyes de Burgos de 1512 y Leyes Nuevas e 1542-
1543), pero fueron en gran medida ignoradas por los conquistadores.
El gobierno de América se gestionó desde la península con la Casa de
Contratación (Sevilla, 1503), que controlaba el comercio, las rutas navales, la
formación de pilotos y la emigración. En 1523 se creó el Consejo de Indias, con
poder legislativo y jurídico sobre todos los territorios conquistados.
En América se establecieron Virreinatos (divididos en Gobernaciones y Capitanías
Generales), que contaban con corregidores, Audiencias (tribunales de justicia) y
cabildos (ayuntamientos).
La sociedad americana quedó profundamente transformada por la llegada de una
élite europea, cuyos descendientes serían los criollos, y el comercio de esclavos
subsaharianos. También se produjo un importante mestizaje.
La cultura fue el resultado de un sincretismo entre las tradiciones y lenguas
europeas e indígenas, con una intensa evangelización. La Iglesia se encargó de la
educación, que ayudó a la difusión de la lengua española, y en fechas muy tempranas
se establecieron las primeras universidades.
Contenidos
La monarquía Habsburgo, conocida como los Austrias, gobernó la Monarquía
Hispánica en los siglos XVI y XVII, desde el reinado de Felipe I el Hermoso, esposo de
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Juana I de Castilla, hija de los Reyes Católicos.
Carlos I (r. 1516-1556)
Carlos I, nacido en Gante (Bélgica), recibió en 1517 una inmensa herencia: de su
abuelo paterno Maximiliano de Habsburgo heredó el archiducado de Austria y la
posibilidad de ser elegido emperador del Sacro Imperio; de su abuela paterna María
de Borgoña heredó los Países Bajos, Luxemburgo y el Franco Condado; de su
abuela materna heredó Castilla (incluyendo Canarias, plazas en el norte de África y
América) y de su abuelo materno heredó Aragón (incluyendo Nápoles, Sicilia y
Cerdeña). En 1520 fue nombrado emperador, con el título de Carlos V.
Política interior: tras obtener de las Cortes de Castilla los recursos para ser
elegido emperador, abandonó el país dejando como regente al cardenal Adriano de
Utrecht. Esto provocó la sublevación de las comunidades de Castilla (1520-1522),
que exigían el regreso del rey, la exclusión de los extranjeros de los cargos políticos y
un mayor protagonismo de las cortes. Los comuneros fueron derrotados en la batalla
de Villalar (1521), y sus líderes Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado
fueron ejecutados. En Valencia y Mallorca estalló la rebelión de las germanías (1519-
1523), contra la nobleza, pero fue igualmente aplastada.
Política exterior: Carlos V se convirtió en el monarca más poderoso de Europa, y
quiso crear un imperio cristiano universal, luchando contra la herejía. Sus principales
enemigos fueron:
-Francia: combatió en seis guerras, por la hegemonía europea y el control de
Italia. Capturó al rey Francisco I en la batalla de Pavía de 1525, y se enfrentó al papa,
provocando el Saco de Roma de 1527. Los enfrentamientos concluyeron con la firma
de la Paz de Cambray en 1530.
-Imperio otomano: eran enemigos religiosos y políticos, por el control del
Mediterráneo. Se enfrentó a los turcos cuando sitiaron Viena (1529), y logró la
conquista de Túnez (1535), pero fue derrotado en Argel (1541).
-Protestantes: tras la Reforma protestante de Lutero, los príncipes alemanes
formaron la Liga de Esmalcalda y lucharon por su independencia política y religiosa
contra el emperador. Pese a su victoria en Mühlberg (1547), Carlos I tuvo que firmar la
Paz de Augsburgo (1555), permitiendo que cada príncipe decidiera la religión de
sus súbditos. El emperador consideró esto una derrota, y un año después abdicó.
Felipe II (r. 1556-1598)
En 1556, Carlos I abdicó en su hijo Felipe II, a quien dejó todos sus territorios
salvo Austria y el Imperio, que cedió a su hermano Fernando, tío de Felipe II.
Felipe II incorporó Filipinas (1571) y Portugal (1580), movió la capital a Madrid
y construyó el Monasterio del Escorial. Desarrolló la monarquía autoritaria, y
gobernó con ayuda de los Consejos (regionales o temáticos, como el de Indias o el de
la Inquisición), virreyes (en Aragón, Cataluña, Navarra, Nápoles, Portugal, etc.),
gobernadores (Países Bajos, Milán, etc.) y corregidores (en las ciudades). Retiró a
la alta nobleza del gobierno, para apoyarse en hombres formados en universidades.
Política interior: el predominio de Castilla y sus intereses provocó graves
reacciones.
-Rebelión de las Alpujarras (1568-1571): en Granada, los moriscos se
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rebelaron contra la prohibición de usar el árabe y mantener sus costumbres. Tras la
sublevación fueron dispersados por Andalucía y Castilla.
-Rebelión de Aragón (1591): el secretario del rey, Antonio Pérez, fue culpado
de corrupción y asesinato, y huyó para ser protegido por los fueros aragoneses,
haciendo que el rey invadiera Aragón.
Además, impulsó la Contrarreforma: empleó la Inquisición contra conversos y
protestantes, e implantó la Compañía de Jesús (San Ignacio de Loyola, 1539).
Tras la muerte en batalla y sin descendencia del rey Sebastián I de Portugal, Felipe
II reclamó el derecho sucesorio (por su madre, Isabel de Portugal). En 1580 consiguió
la unidad ibérica, incorporando Portugal a su Monarquía, aunque mantendría su
autonomía, sus instituciones y sus colonias.
Política exterior: Felipe II heredó los enemigos de su padre.
-Francia: continuó el conflicto por el control de Nápoles y el Milanesado.
Consiguió la victoria en San Quintín (1557), y firmó la Paz de Cateau-Cambresis
(1559), acordando el matrimonio de Felipe II con Isabel de Valois (hija de Enrique II de
Francia).
-Imperio otomano: logró unirse al Papado y Venecia en una campaña que
llevó a la victoria de Lepanto (1571), que detuvo la amenaza turca pero no acabó
con su influencia.
-Países Bajos (Flandes): el protestantismo calvinista se extendió, y, junto con
las protestas contra el autoritarismo y los impuestos, provocó a una insurrección
liderada por Guillermo de Orange. Pese a las victorias militares, el territorio quedó
dividido entre protestantes y católicos, con un sangriento conflicto no resuelto.
-Inglaterra: apoyaron a los rebeldes flamencos y emprendieron ataques
corsarios (Francis Drake). La Armada Invencible (1588) fracasó en su intento de
invadir Inglaterra.
Los gastos de las guerras y la administración eran afrontados principalmente por
Castilla, la cual, pese a las riquezas americanas, fue incapaz de hacerles frente,
provocando numerosas bancarrotas y el endeudamiento de la Monarquía.
Contenido
El siglo XVII comprende los reinados de Felipe III, Felipe IV y Carlos II, y fue una
época de crisis económica y política. Los reyes dejaron su poder en manos de
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validos, primeros ministros pertenecientes a la alta nobleza o al alto clero. En esta
época, los conflictos internos pusieron en peligro la unidad establecida por los
Reyes Católicos, y España fue perdiendo progresivamente la hegemonía
europea.
Felipe III (r. 1598-1621)
Política interior: con su valido el duque de Lerma, decretó la expulsión de los
moriscos (1609), enviando al exilio a más de 270 000 personas, lo que causó
despoblamiento y falta de mano de obra agrícola.
Política exterior: mantuvo la Pax Hispanica, con tratados con Inglaterra (Paz
de Londres, 1604), los Países Bajos (Tregua de los Doce Años, 1609-1621) y Francia
(doble acuerdo matrimonial). Sin embargo, en 1618 entró en la guerra de los
Treinta Años (1618-1648), apoyando a Austria contra los protestantes y Francia.
Felipe IV (r. 1621-1665)
Política interior: con su valido el conde duque de Olivares, emprendió medidas
financieras y militares para recuperar el prestigio y el poder de la Monarquía Hispánica
(Gran Memorial, 1624). Fundamentalmente, buscó la uniformidad política, el
reparto equitativo de impuestos y la contribución conjunta a los gastos de
guerra (Unión de Armas, 1625), para compensar la carga de Castilla. Esto provocó
levantamientos en Portugal, Cataluña, Nápoles, Aragón y Andalucía. En Portugal, la
familia Braganza reivindicó el trono, derrotó a los españoles en Villaviciosa (1665), y
consiguió la independencia con el Tratado de Lisboa (1668). Cataluña se rebeló
durante el llamado «Corpus de Sangre», cuando protestó con ayuda francesa contra la
presencia militar castellana, pero la revuelta fue aplastada en 1652 con la toma de
Barcelona.
Política exterior: concluyó la Tregua de los Doce Años, retomándose en los
Países Bajos la guerra de los Ochenta Años (1568-1648), que enlaza con la guerra
de los Treinta Años, en la que estaban involucradas las principales potencias
europeas, y que se convirtió en una lucha entre Francia y España por el poder en
Europa. La derrota en Rocroi (1643) marcó el fin del dominio militar de España, y con
la Paz de Westfalia (1648) perdió las Provincias Unidas (Holanda). La guerra
contra Francia durará hasta la Paz de los Pirineos (1659), por la que España cedió
territorios y perdió definitivamente la hegemonía europea.
Carlos II (r. 1665-1700)
Política interior: fue el último de los Austrias, era débil y enfermizo, y dejó el
poder en una serie de validos (Nithard, Fernando Valenzuela, Juan José de Austria)
que desprestigiaron la monarquía. Además, tuvo que enfrentarse a una situación
política, social y económica muy negativa, aunque el final de su reinado mostró
pruebas de recuperación.
Política exterior: por la debilidad y la crisis, tuvo que ceder más territorios a
Francia, y la falta de herederos hizo que estallara la crisis sucesoria. Surgieron dos
candidatos al trono: Carlos, archiduque de Austria, y Felipe de Anjou. Los países
europeos dividieron su apoyo entre ellos: Carlos fue apoyado por Austria,
Inglaterra, Holanda y Aragón; y Felipe, por Francia y Castilla. Esto llevó a la
guerra de sucesión española (1700-1713), que terminó con el Tratado de
Utrecht, por el que España perdió sus últimos territorios europeos y Felipe V de
Borbón se convirtió en rey.
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3.5. Sociedad, economía y cultura en los siglos XVI
y XVII
Guion
-Demografía y economía
-Sociedad estamental
-Cultura y arte
Contenido
Demografía y economía
El siglo XVI fue una época de crecimiento económico y demográfico: se
alcanzaron los 8 millones de habitantes, siendo Castilla el reino más poblado. En
cambio, la población indígena de América fue diezmada, especialmente en las Antillas,
lo que impulsó el tráfico de esclavos africanos. La emigración, mayoritariamente
masculina, causó un gran mestizaje.
Por el aumento de la población y la demanda americana, se desarrolló la
agricultura, con tierras controladas por nobles y clérigos, aunque la Mesta mantuvo
el poder sobre la ganadería. También se desarrollaron las artesanías (metalurgia
vasca, construcción naval en Valencia y Cataluña, gremios textiles en Castilla), pero la
exportación de lana y el desarrollo de la industria textil flamenca hicieron que la
producción nacional quedara en desventaja. El comercio creció gracias a la
explotación de América, centrándose en ciudades castellanas y los puertos del
Atlántico, y decayendo en el Mediterráneo.
El siglo XVII supuso una profunda crisis demográfica, económica y social que
se extendió por toda Europa y causó una grave inestabilidad política. La población
pasó de 8 millones en 1600 a 7 millones en 1700, por la crisis climática (Pequeña Edad
de Hielo) que causó malas cosechas, hambrunas, inundaciones, sequías y
epidemias (peste), así como por la emigración a América, la expulsión de los
moriscos y las guerras. Los continuos gastos, coincidiendo con un descenso en las
remesas de oro y plata americanos, llevaron al colapso financiero y la quiebra de la
Corona.
La agricultura sufrió gravemente las consecuencias de la crisis climática, pues
carecía de técnicas para hacerle frente, y la despoblación del campo llevó a la
concentración de tierras en manos de los privilegiados y a la pobreza de los
campesinos. En la ganadería se redujeron el número de cabezas de ganado y la
exportación de lana. La artesanía, controlada por los gremios, no podía competir con
la industria extranjera, y el comercio se vio afectado por la competencia internacional
y las complicaciones causadas por las guerras. El aumento de los impuestos y la
pérdida del poder adquisitivo empobrecieron a la población.
Sociedad estamental
Los grupos privilegiados se vieron reforzados: la alta nobleza (títulos de Castilla y
Grandes de España) acumulaba inmensos patrimonios, y se generalizaron la compra
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de títulos y dignidades, así como la nobleza de servicio. El alto clero vivía de
forma similar a la alta nobleza, mientras que el bajo clero era equiparable a los
campesinos. Los no privilegiados (el 80% de la población) pagaban impuestos y
estaban sometidos a la justicia ordinaria, y se vieron presionados por la crisis, aunque
en las ciudades prosperó una pequeña burguesía. También existían minorías étnicas:
moriscos, conversos (judíos convertidos al cristianismo) y gitanos, marginados y
perseguidos. La limpieza de sangre se convirtió en un requisito para acceder a la
nobleza y desempeñar cargos públicos.
Cultura y arte
Entre los siglos XV y XVI se desarrolló el Humanismo, que ponía en valor el ser
humano y recuperaba la cultura clásica. Aparecieron mecenas de las artes y del
conocimiento, se crearon universidades y proliferó la imprenta. Entre los
intelectuales, destacaron Antonio de Nebrija (autor de la primera gramática
castellana) y Francisco de Vitoria (considerado uno de los padres del derecho
internacional). En la literatura comenzó el Siglo de Oro, con Fernando de Rojas,
Garcilaso de la Vega, fray Luis de León, santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz y
muchos otros.
A finales del siglo XVI y durante el XVII se desarrolló el Barroco, en el que la
religiosidad adquirió un inmenso protagonismo, por la Contrarreforma, frenando el
desarrollo científico y universitario, pero fue un periodo de auge del arte, con Diego
Velázquez (que influyó en la historia del arte internacional), Bartolomé Esteban Murilo,
José de Ribera, Francisco de Zurbarán y otros; y de la literatura, con Francisco de
Quevedo, Luis de Góngora, Baltasar Gracián, Miguel de Cervantes (que desarrolló la
novela moderna), Lope de Vega y muchos otros nombres.
Contenido
La guerra de sucesión española (1700-1713)
En 1700, Carlos II murió sin descendencia. Había designado como heredero a
Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, pero el archiduque Carlos de
Habsburgo reclamó el trono, dando inicio a la guerra de sucesión española
(1700-1713), en la que participaron los principales países de Europa. El bando
borbónico fue apoyado por Castilla y Francia; el bando habsbúrgico fue apoyado
por Aragón, Austria, Inglaterra y Holanda.
Felipe de Anjou venció en Almansa (1707) y conquistó Aragón y Valencia. En 1711,
Carlos heredó el título de emperador, y perdió el apoyo internacional, por miedo a
una nueva unión hispano-alemana.
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La Paz de Utrecht (1713)
Con la Paz de Utrecht (1713) concluyó la guerra, se reconoció a Felipe V de
Borbón como rey (a cambio de que renunciara al trono francés) y se repartieron los
territorios europeos de España: Flandes y las posesiones en Italia pasaron a Austria
(Nápoles, Milanesado, Cerdeña) y Piamonte (Sicilia), y Gibraltar y Menorca, a
Inglaterra, que también recibió privilegios comerciales (asiento de negros y navío de
permiso).
El conflicto interno concluyó con la conquista de Barcelona en 1714, que llevó a
grandes represalias en Aragón, donde se establecieron los decretos de Nueva
Planta. Estos retiraron a los territorios derrotados sus privilegios y unificaron política
y jurídicamente los reinos de España.
Los Pactos de Familia (1733-1789)
Tras fracasar en su intento de recuperar los territorios perdidos, España se
vinculará a Francia a través de los Pactos de Familia, cuyo objetivo era recuperar
las posesiones en Italia y frenar a Inglaterra (especialmente, en sus aspiraciones sobre
América).
El primer Pacto de Familia (1733), como respuesta a la guerra de sucesión
polaca, permitió situar al infante Carlos (futuro Carlos III) como rey de Nápoles y
Sicilia.
El segundo Pacto de Familia (1743), aprovechando la guerra de sucesión
austriaca, permitió entregar los ducados de Parma, Piacenza y Guastalla al infante
Felipe, y obligó a Inglaterra a cancelar el asiento de negros y el navío de permiso.
El tercer Pacto de Familia (1761) llevó a Carlos III a intervenir en la guerra de los
Siete Años en América, provocando la pérdida de la Florida y territorios de México,
pero obteniendo la Luisiana. Tras el apoyo español y francés a la independencia de
Estados Unidos, España recuperó Menorca y, temporalmente, la Florida.
Los Pactos de Familia marcarían la relación entre España y Francia hasta la
revolución francesa (1789) y la ejecución de Luis XVI.
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después por italianos cercanos a su esposa, Isabel de Farnesio.
Decretos de Nueva Planta y absolutismo
Desde el primer momento emprendió una profunda reforma política y
administrativa para uniformizar la legislación y centralizar el poder político,
asimilando los diferentes reinos a las leyes de Castilla. Promulgó los Decretos de
Nueva Planta (1707 en Aragón y Valencia, 1715 en Mallorca, 1716 en Cataluña),
aboliendo los fueros e instituciones de los territorios que habían apoyado a los
Habsburgo, pero mantuvo los de las provincias vascas y Navarra.
En la administración central, se anuló el poder de las Cortes regionales, y se
establecieron las Cortes de Castilla como institución única para todo el Estado, se
suprimieron todos los Consejos, salvo el de Castilla (que adquirió carácter consultivo)
y se crearon las Secretarías de Estado y Despacho, órganos unipersonales y con
competencia en toda España, especializados (Asuntos Exteriores, Guerra, Marina e
Indias, Gracia y Justicia, Hacienda), con secretarios nombrados por el rey.
Territorialmente, el Estado se dividió en intendencias (provincias), con un
intendente que se ocupaba del reclutamiento, el cobro de impuestos, el orden público
y las obras públicas. Extendieron los corregidores a la Corona de Aragón.
Sigue el modelo del absolutismo francés, un proceso de concentración del poder
en el monarca, que era fuente de ley, autoridad máxima y cabeza de la justicia, vicario
de Dios.
Despotismo ilustrado y reformas
Fernando VI (r. 1746-1759) estableció una política de neutralidad, y trató de
implantar reformas económicas, apoyándose en el marqués de la Ensenada y
José de Carvajal: creó un impuesto único, impulsó el comercio americano, modernizó
la marina e incrementó el control sobre la Iglesia.
Carlos III (r. 1759-1788) estableció el despotismo ilustrado, por el que el
monarca absoluto, influido por la Ilustración, implantaba medidas para mejorar el
bienestar del pueblo (“todo para el pueblo, pero sin el pueblo”). La crisis económica y
los intentos de reforma social del ministro Esquilache causaron el motín de
Esquilache (1766) en Madrid, que fue aplastado y llevó a la expulsión de los jesuitas
(a quienes se consideró responsables). Posteriormente, se apoyó en ilustrados
españoles: el conde de Aranda y Floridablanca, y reformistas como Campomanes,
Olavide o Jovellanos, implantando grandes reformas.
Reformas económicas
Plantearon una reforma agraria para acabar con los privilegios de los grandes
terratenientes y repartir las propiedades no explotadas. Solo consiguieron un éxito
parcial: repartos de tierras comunales en Extremadura, repoblaciones en Sierra
Morena, reducción de los derechos de la Mesta y obras de regadío.
En la industria, se rompió el monopolio de los gremios (1772) y se establecieron
las Reales Fábricas, para los productos de lujo (vidrio, tapices, porcelanas) y
estratégicos (armas, barcos). Se establecieron fuertes aranceles para proteger la
siderurgia vasca y la industria textil catalana. Se declararon honrados todos los
oficios, se creó el Banco de San Carlos (1782). Se intentó potenciar el comercio
mejorando las vías de comunicación (una red radial de caminos, el Canal Imperial de
Aragón, el Canal de Castilla), eliminando las aduanas y reduciendo las tasas. Se
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estableció la libertad de comercio con América en todos los puertos españoles
y americanos (1778), acabando con el monopolio de la Casa de Contratación. Mejoró
las infraestructuras de Madrid (hospitales públicos, alcantarillado, adoquinado,
servicios de alumbrado, recogida de basuras, etc.) y planteó un desarrollo urbano con
hitos como la Puerta de Alcalá y el edificio del Museo del Prado.
Reformas educativas y culturales:
Para la Ilustración, la educación era un valor esencial. Se extendió la enseñanza
primaria y se potenciaron las ciencias aplicadas y las técnicas, y la libertad
económica y comercial. Se crearon el Jardín Botánico y el Museo de Historia
Natural (actual Museo del Prado); las Sociedades Económicas de Amigos del
País, que fomentaron la agricultura, la industria y el comercio; diversas Academias
dedicadas a las letras y las ciencias, y escuelas de artes y oficios.
El estallido de la revolución francesa (1789), al comienzo del reinado de Carlos
IV (r. 1788-1808) frenó estas medidas reformistas.
Contenido
Reformas borbónicas
Los Borbones implementaron una serie de medidas políticas, económicas y
religiosas que tuvieron un gran impacto en el España, incluyendo sus territorios
hispanoamericanos. Sus objetivos eran reforzar el poder de la monarquía,
centralizar la administración, incrementar la recaudación de impuestos y fortalecer
el dominio español en América. Estaban influenciadas por la Ilustración (interés por
la agricultura, el comercio y la educación) y por las preocupaciones de la Monarquía
en América: la influencia creciente de organizaciones religiosas, como la compañía
de Jesús, la gran independencia y frecuente corrupción de los funcionarios, la
extensión del comercio ilegal, y los problemas económicos y políticos de
España, que se consideraba que podrían paliarse con los recursos americanos.
Medidas políticas y administrativas
A los virreinatos del Perú y de Nueva España se añadieron el virreinato de Nueva
Granada y el del Río de la Plata. Se crearon las capitanías generales (Cuba,
Venezuela y Chile), y las intendencias (1764), provincias gobernadas por un
intendente nombrado por el rey, que se encargaba de los aspectos financieros,
militares y administrativos. Se eliminaron el Consejo de Indias y la Casa de
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Contratación. Los cargos más importantes del territorio estuvieron ocupados por
españoles peninsulares, lo que causó el descontento de los criollos (población de
origen español pero nacida en América).
En el aspecto religioso, reafirmaron el regalismo, es decir, la autoridad del rey por
encima de la del papa en asuntos relacionados con el Estado (por ejemplo, el
nombramiento de los obispos). En 1767, se expulsó a la Compañía de Jesús (como
había sucedido en la Península).
Medidas económicas
Desde el punto de vista económica, trataron de diversificar la explotación, en
lugar de centrarse únicamente en los metales preciosos. Permitieron que otros
puertos americanos comerciaran con la península directamente, pero mantuvieron
el monopolio español, prohibiendo el comercio extranjero. Desarrollaron la
agricultura, impulsaron las obras públicas, crearon nuevos impuestos y aumentaron
los existentes.
Consecuencias
A consecuencia de estas medidas, se incrementó el comercio entre España y
América. Sin embargo, también se extendió el contrabando, con interferencias de
otros países. En el Río de la Plata creció la ganadería (el rancho sustituyó a la
hacienda, se consolidaron los vaqueros del norte y los gauchos del sur), y se
extendieron el azúcar, el cacao, el café y el algodón. Se fomentaron algunos cultivos
coloniales, creando Compañías Privilegiadas (como la del cacao, en Venezuela).
América fue también un mercado para el hierro y los textiles españoles, causando
un importante crecimiento de la industria peninsular, pese al contrabando británico.
Sin embargo, también hubo numerosos problemas, especialmente por el aumento
de los impuestos, que causó descontento entre indígenas y criollos. En el virreinato
del Perú se produjo la rebelión de Tupac Amaru II (1780-1781), y en Nueva Granada,
la de los Comuneros del Socorro (1781). Pese a la represión, no se pudo evitar la toma
de conciencia de los criollos, que exigían su derecho a desempeñar los principales
cargos políticos, y se generalizaron las ideas independentistas, inspirándose en la
independencia de los Estados Unidos y la revolución francesa.
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3.9. Sociedad, economía y cultura del siglo XVIII
Guion
-Ilustración
-Economía
-Sociedad
-Cultura
Contenido
En el siglo XVIII se desarrolló en Europa la Ilustración, un movimiento intelectual
basado en la razón, que defendía que la educación y el progreso eran el camino para
alcanzar la felicidad del país. En España el movimiento ilustrado fue lento y limitado,
pero tuvieron gran importancia las Academias y las Sociedades Económicas de
Amigos del País. La prensa se desarrolló enormemente, y surgieron intelectuales
que plantearon reformas para modernizar el reino y lograr el bienestar general.
Economía
La economía creció durante el siglo XVIII, especialmente en la segunda mitad del
siglo. La política económica varió entre el mercantilismo (proteccionista, basado en
la acumulación de oro y plata) y la libertad de comercio (de origen ilustrado,
buscaba la desaparición de aduanas internas y el libre acceso a los mercados
coloniales).
Hubo un importante crecimiento demográfico (más de 10 millones a finales del
siglo), por disminución de la mortalidad catastrófica y de la emigración, y por el
incremento de la natalidad.
La agricultura siguió siendo la base de la economía, y aumentó la producción
mediante la roturación de nuevas tierras y las reformas: limitación de los privilegios
de la Mesta, construcción de grandes canales de riego (Canal de Castilla, Canal
Imperial de Aragón), control de los arrendamientos, primera desamortización de
los bienes del clero, y nuevos cultivos (maíz, patata, forraje en la costa atlántica;
arroz, frutales y viñedos de regadío en Levante).
Destacan las repoblaciones (en Sierra Morena, realizadas por sorteo desde 1767),
como La Carolina (Jaén), La Carlota (Córdoba) y La Luisiana (Sevilla). Hubo pocos
avances técnicos, lo que llevó a una subida de precios y una crisis de
subsistencia por malas cosechas.
La industria siguió siendo fundamentalmente artesanal, sometida a los gremios y
con tecnología sencilla, destacando los textiles catalanes. El Estado patrocinó las
Reales Fábricas de productos de lujo (porcelana, tapices, vidrio), que no fueron
rentables.
El comercio fue el sector con mayor crecimiento. El marqués de la Ensenada
mejoró el transporte y las comunicaciones (canales, red radial de carreteras), y se
liberalizó el comercio con América (1778). Con el Tratado de Utrecht, Gran
Bretaña había conseguido el navío de permiso y el asiento de negros, y siguió
presionando para romper el monopolio español; por eso, los Borbones reorganizaron
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el gobierno colonial, rehicieron la flota, se fortificaron poblaciones y se prestó más
atención al comercio americano, con compañías comerciales (Real Compañía
Guipuzcoana de Caracas). Sin embargo, el contrabando siguió creciendo.
Cataluña tuvo un crecimiento económico y demográfico mayor que el resto de
España (pasó de 400 000 a 800 000 habitantes), se intensificaron los regadíos, se
suprimieron las aduanas internas, y se incorporaron al comercio con América y Asia.
Se implantaron fábricas de algodón con maquinaria avanzada (hiladoras jenny,
inglesas). En 1780 se introdujeron los primeros telares mecánicos.
Sociedad
Se mantuvo la sociedad estamental con diferencias jurídicas entre privilegiados y
no privilegiados, pero hubo mayor dinamismo económico y reformas ilustradas:
se redujeron los privilegios nobiliarios, se revalorizó el trabajo, se extendieron los
impuestos a los nobles, y se facilitó el acceso a la nobleza.
La alta nobleza y el alto clero siguieron concentrando la mayor parte de las rentas
agrarias y el poder político. Los campesinos eran heterogéneos, según las zonas o la
posibilidad de poseer sus tierras. Las clases urbanas protagonizaron revueltas como
el motín de Esquilache en Madrid. En las ciudades costeras (Barcelona, Cádiz,
Santander, Bilbao, La Coruña) surgió una clase burguesa de ricos comerciantes e
industriales, escasos pero de creciente poder.
Había minorías sociales (judíos, gitanos) no asimiladas al orden social, que fueron
objeto de duras medidas de integración forzosa.
Cultura
En ciencias naturales destacaron las expediciones científicas patrocinadas por la
Monarquía, como las de Alejandro Malaspina o la Real Expedición Filantrópica de la
Vacuna, la primera expedición médica internacional, cuyo objetivo era extender la
vacuna contra la viruela en América y Asia. En ciencias sociales destacaron
ensayistas como Benito Jerónimo Feijoo, Gregorio Mayans, José Cadalso (que
escribió obras críticas) y Gaspar Melchor de Jovellanos (autor del Informe sobre la ley
agraria y la Memoria sobre educación pública).
En literatura destacaron Nicolás y Leandro Fernández de Moratín, Juan Meléndez
Valdés, Tomás de Iriarte y Félix María de Samaniego. En arte surgió el Neoclasicismo,
retomando el gusto por la Antigüedad clásica (Palacio Real, Puerta de Alcalá de
Madrid), y apareció el estilo propio, de relevancia universal, de Francisco de Goya.
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