Barcena Alicia - Competitividad Autentica
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ALICIA BÁRCENA
SECRETARIA EJECUTIVA DE LA CEPAL EN LA SESIÓN
“COMPETITIVIDAD: VISION DE ORGANISMOS REGIONALES” DEL FORO
DE COMPETITIVIDAD DE LAS AMERICAS III
28 DE SEPTIEMBRE DE 2009
Antes que nada, es un honor para la CEPAL participar en este evento y agradezco
profundamente la invitación del Gobierno de Chile y de la OEA.
Inicio mis palabras con una certeza compartida universalmente pero no por ello menos
válida ni urgente.
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Sin embargo, este proceso no es automático, ni espontáneo.
Las economías que han logrado dar un salto importante hacia delante en su desarrollo lo
hicieron redefiniendo, diversificando y tornando más compleja y densa la estructura
productiva y el perfil exportador.
Algunos datos pueden ayudar a formarse una idea más clara sobre la dimensión de este
“salto hacia adelante” de algunas economías emergentes en el proceso de aprendizaje
tecnológico. Un ejemplo ilustrativo es el esfuerzo que China está realizando en el campo
tecnológico es la participación de este país en los gastos mundiales en Investigación y
Desarrollo (IyD). China pasó de representar el 2,5% de estos gastos en el periodo 1996-
1997 a representar el 7,5% en 2004-2005.
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El bajo dinamismo del aprendizaje tecnológico en América Latina se refleja también en la
dinámica de la productividad laboral. Si se toma la productividad de los Estados Unidos
como referencia, la productividad relativa de América Latina ha seguido una tendencia
declinante desde los años setenta. A fines de los noventa la brecha de productividad de
cuatro países de la región (Argentina, Brasil, Chile y México) respecto a los Estados
Unidos había aumentado más de un 25% en comparación con la brecha en el año 1980.
Más aún, entre el 2002 y el 2006, la brecha aumentó aproximadamente 10 %, a pesar de
que ese fue un período de relativa bonanza para las materias primas de la región.
En efecto, la competitividad sólo basada en costos puede muchas veces obtenerse con base
en salarios reales más bajos o con un comportamiento predatorio con relación a los
recursos naturales. Esto es lo que Fajnzylber denominaba competitividad “espuria”. Las
ventajas competitivas basadas en la tecnología y la innovación, sin embargo, garantizan un
crecimiento compatible con una mejor distribución del ingreso y con la protección al
medio ambiente. Estas ventajas definen lo que Fanjzylber denominaba competitividad
“auténtica”.
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espacios de competitividad. Dentro de una economía mundial que se distingue por nuevos
patrones competitivos, nuevos conceptos de organización de la producción y nuevos
paradigmas tecnoeconómicos, la innovación y el aprendizaje son centrales. Es necesario
adaptarse a las nuevas tendencias de una economía en permanente transformación. Vale la
pena mencionar algunos de estas tendencias:
La emergencia y difusión de nuevos paradigmas debe ser vista como un necesario punto
de partida estratégico y la variable clave para repensar las políticas de desarrollo en el
Siglo XXI. La nanotecnología y la biotecnología, como las Tecnologías de la información
y comunicación denominadas TICs, representan tecnologías genéricas que afectan
transversalmente al sistema productivo a través un conjunto amplio de sectores. Son
factores esenciales para redefinir incrementos de productividad y de calidad de los bienes y
servicios y garantizar el ingreso en áreas más dinámicas del comercio y la innovación, y
con ello un mejor desempeño competitivo.
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Durante los últimos años los países de la región han realizado importantes progresos que
han permitido reducir la brecha externa de acceso a las TIC en los servicios de telefonía
fija y, muy especialmente, en la móvil; sin embargo, éstos han sido insuficientes para
evitar que se amplíe la distancia en las tecnologías más avanzadas y costosas, como
Internet de alta velocidad.
El desarrollo de la banda ancha es uno de los mayores retos que enfrenta la región, debido
a la cobertura aún muy reducida de las redes en la mayoría de los países y al costo del
servicio, dado el nivel de ingresos de la población. La banda ancha en la región es mucho
más cara y lenta que la de los países desarrollados:
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tanto que en los países más avanzados de América Latina esta velocidad no supera
los 2Mbps. Esto es fundamental, si se considera que la velocidad de subida y
bajada de datos es asimétrica, y que por lo general la de subida es
significativamente menor, constituyéndose en un obstáculo para la realización de
actividades de teletrabajo, gobierno-e, salud-e, educación-e, etc.
La banda ancha de alta velocidad está marcando una nueva fase en el desarrollo digital,
con un impacto directo en la productividad y competitividad de los países. América Latina
y el Caribe no pueden quedar al margen de esta dinámica fundamental para el desarrollo de
sus economías y sociedades.
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• La concentración de las patentes en los países desarrollados en biotecnologías llega
al 56,6%. Mientras que en nanotecnología, solo Estados Unidos, Europa y Japón
concentran el 85% de las patentes.
Los programas públicos de inversión en nanotecnología son claves para el desarrollo del
sector. Estas inversiones aumentaron rápidamente en los Estados Unidos desde 2003 y ya
alcanzan la cifra de tres mil millones de dólares. Puede decirse que el esfuerzo por
desarrollar la nanotecnología viene reestructurando parte del Sistema Nacional de
Innovación de Estados Unidos. En los países de América Latina, en cambio, no se han
implementado proyectos significativos en ese campo.
Las evidencias permiten ver claramente el rol estratégico que jugó el sector público en la
promoción de las nuevas tecnologías en Estados Unidos. Este rol se fundamentó en
grandes programas públicos de inversión en capacidades “de frontera”, en la formación de
recursos humanos altamente capacitados, en la consolidación de disciplinas científicas
asociadas a los nuevos paradigmas, en la promoción de los institutos de CyT y en la
articulación entre los agentes públicos y privados. Los grandes programas de
financiamiento público fueron un punto de partida muy importante en los países líderes: el
caso de los Estados Unidos es muy claro en ese sentido, así como el esfuerzo creciente de
Europa por construir sus propios programas.
Es necesario que las políticas definan también reglas claras de juego en relación a los
derechos de propiedad intelectual, así como el permitir que empresas innovadoras, cuyos
activos son intangibles, puedan tener acceso al financiamiento en condiciones similares a
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las empresas en sectores ya consolidados. La capacidad de los distintos gobiernos de
impulsar las innovaciones legales y organizacionales requeridas por los nuevos paradigmas
son determinantes para difundir y consolidar estas tecnologías.
La primera es que esta crisis pone fin a “un estilo de desarrollo” y abre nuevos senderos
para el debate económico, social y ambiental. Se avecina una nueva normalidad y un
cambio profundo en los modos de producción y consumo.
La crisis mostró la debilidad de la expansión basada en commodities y tornó más urgente
pensar el cambio estructural hacia delante. El escenario económico mundial post-crisis
plantea varios nuevos desafíos y riesgos. Los países emergentes deberán desempeñar un
nuevo papel, de mayor destaque, como fuentes de demanda mundial. Además, temas como
el medioambiente, la eficiencia energética, el cambio climático y la sustentabilidad están
hoy en el tapete en una tendencia hacia economías bajas en carbono. Se dice que se
deberán reducir un 50% las emisiones de carbono hacia el 2050 y la forma de hacerlo será
transformando y redefiniendo los patrones competitivos futuros. Por las buenas (vía
multilateral-acuerdo en Copenhagen) o por las malas (vía medidas proteccionistas-
trazabilidad de carbono en los bienes y servicios de exportación). Esto obliga tanto a las
economías industrializadas como a las en desarrollo a ajustar sus estructuras productivas y
redefinir sus espacios de competitividad a la luz de esas tendencias.
Sin duda, las ventajas competitivas que la región cuenta en sectores intensivos en recursos
naturales, sectores intensivos en mano de obra, y en las capacidades construidas en la
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trayectoria de industrialización previa, son espacios de competitividad que deben ser
aprovechados. No deben ser abandonados, sino que es necesario transformarlos en
espacios de aprendizaje. En otras palabras, la experiencia acumulada en el pasado y las
ventajas iniciales deben ser usadas para ir construyendo nuevas capacidades,
diversificando la base productiva y la base tecnológica, de tal modo de depender cada vez
menos de las ventajas estáticas.
Ante la magnitud de estos desafíos, es necesario asumir sin timidez y con claridad la
necesidad de políticas industriales y tecnológicas activas. Mantener y expandir la
competitividad “auténtica”, que le permita a la región retomar con vigor el camino
del crecimiento económico fundado fuerzas endógenas, requiere el diseño de nuevas
políticas públicas. Las políticas de competitividad son en primer lugar políticas de
innovación y de fomento al cambio estructural hacia sectores modernos y basados en
conocimiento, políticas que involucren con coherencia ámbitos diferentes – desde el
comercio hacia la educación.
Estas políticas deben jugar un papel crucial en el apoyo a la difusión de los nuevos
paradigmas tecnoeconómicos, en particular en los que se encuentran en un estadio más
incipiente de desarrollo y en los cuales el nivel de incertidumbre es todavía elevado, lo que
disminuye su atractivo para los inversionistas privados. En los países en desarrollo y en los
asiáticos emergentes la introducción de estos nuevos paradigmas ha sido fuertemente
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fomentada – desde el punto de vista de los recursos como del marco legal – por el Estado,
y estos países hoy se colocan en una posición de ventajas relativas en estos ámbitos.
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• Primero, proponer políticas de innovación que respondan a la necesidad de
modificar la estructura de incentivos que prevalece en el mercado y apoyar la
dinámica de la innovación.
• Segundo, desarrollar el concepto de sistema nacional y regional de innovación para
lograr capturar su naturaleza sistémica en la que interactúan, a través de redes y de
distintos mecanismos de coordinación (formal e informal), agentes heterogéneos,
públicos y privados.
• Tercero, facilitar el intercambio de experiencia entre los países y fortalecer la
coordinación y cooperación regional para la búsqueda de nichos de integración y
complementariedad entre los países de la región.
• Cuarto, apoyar a los países en la formación de sus mandos medios de dirección de
políticas de innovación.
• De manera más general, la CEPAL está desarrollando una estrategia con base en su
historia de reflexión que reconsidera el rol del Estado en pos de la convergencia
productiva y la creación del empleo en el contexto de la igualdad con base en
derechos y bajo la premisa de: Igualar para crecer y crecer para igualar.
Estamos trabajando muy directamente con países de la región en el diseño de los planes de
ciencia, tecnología e innovación (Nicaragua, Ecuador, El Salvador, Paraguay, Panamá y
Costa Rica). Al mismo tiempo, estamos trabajando activamente en lo que la CEPAL define
como el: Sistema Regional de Innovación Integrado Centroamericano. Este proyecto
permitirá la definición de un espacio donde los países de Centroamérica puedan integrar y
compartir sus recurso y desarrollar capacidades tecnológicas para una inserción
competitiva autentica en el escenario internacional.
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estaremos inaugurando la Escuela de Alta Formación para Gestores de Política de
Ciencia, Tecnología e Innovación.
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