Tema 16 Sujeto y Predicado

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Tema 16.

RELACIONES SINTÁCTICAS: SUJETO Y PREDICADO

O. INTRODUCCIÓN

1. SINTAXIS.
1. 1.1. Relaciones sintácticas.
2. 1.2. Construcciones sintácticas
1. 1.2.1. Sintagmas endocéntricos
2. 1.2.2. Sintagmas exocéntricos
3. 1.2.3. Sintagmas adjuntivos

2. SUJETO Y PREDICADO

3. EL SUJETO DE LA ORACIÓN
3.1. Forma del sujeto.

4. EL PREDICADO
4.1. Complementos verbales.
4.1.1. Complementos oracionales y proposicionales.
4.1.2. Complementos argumentales o actanciales y no argumentales o circunstanciales.
4.2. Atributo o predicado nominal.
4.2.1. Diferencias entre ser y estar.
4.2.2. Ser y estar como verbos predicativos.
4.2.3. Variaciones semánticas en el atributo.
4.3. El complemento directo.
4.3.1. Complementos de medida, peso, duración y precio.
4.4. Complemento indirecto.
4.5. Suplemento, complemento preposicional o complemento regido
4.6. Complemento agente
4.7. Complemento predicativo
4.8. Complementos no argumentales.
4.8.1. Complementos circunstanciales.
4.8.2.. Dativos éticos y de interés.

BIBLIOGRAFÍA.
-ALARCOS LLORACH, Emilio. Estudios de gramática funcional del español. Madrid: Gredos.
1973.
Gramática de la lengua española. Madrid: Espasa Calpe, 1994
-ALCINA FRANCH,J, y BLECUA, J.M. Gramática española. Barcelona: Ariel, 1975
-BOSQUE, Ignacio y DEMONTE, Violeta, dirs. Gramática descriptiva de la lengua española. 3
vols.
Madrid, Espasa, 1999
-CANO AGUILAR, R. Estructuras sintácticas transitivas en el español actual. Madrid: Gredos,
1981. -GILI y GAYA, Samuel. Curso superior de sintaxis española. Barcelona: Biblograf 1964.
-GUIÉRREZ ORDÓÑEZ, SALVADOR. La oración y sus funciones. Madrid: Arco, 1997
-HERNÁNDEZ ALONSO, César. Gramática funcional del español. Madrid: Gredos, 1986.
-MARTINET, André. Elementos de lingüística general. Madrid: Gredos.
Sintaxis general. Madrid: Gredos, 1987
-ROJO, Guillermo. Aspectos básicos de sintaxis funcional. Málaga: Ágora, 1983.
-RAE Gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe, 1931.
Esbozo de una nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe,1985
-TESNIÈRE, Lucien. Elementos de sintaxis estructural. Madrid: Gredos, 1994.

O. INTRODUCCIÓN
Sea cual sea el modelo gramatical que se adopte, se habrá de considerar como nivel de
análisis el sintáctico, el que corresponde a esta parte de la gramática, reconocida desde siempre y
que ha centrado el interés de los estudios lingüísticos en todas las épocas, en algunas de modo casi
exclusivo.
Pero si bien los estudios gramaticales han reconocido desde siempre que la sintaxis es una
de las partes más importantes de la gramática, no siempre ha existido unanimidad a la hora de
precisar ni su concepto, ni su ámbito de aplicación, ni mucho menos el concepto de función
específicamente sintáctica. Por ello el estudio de este tema debe iniciarse por una aproximación
necesariamente muy breve al concepto de sintaxis y al de función sintáctica para centramos en las
dos funciones básicas específicamente mencionadas: las de sujeto y predicado.

1. SINTAXIS.
No es fácil definir el objeto de la sintaxis, pero si en algo están de acuerdo la mayoría de los
lingüistas es, según Martinet, en considerarlo como el examen de la manera en que las unidades
lingüísticas dotadas de sentido se combinan en la cadena hablada para formar enunciados.
Efectivamente, por muy amplio y sofisticado que sea el conocimiento que se tenga de las unidades
léxicas, sería de escasa utilidad si no se tuviera al mismo tiempo la capacidad para organizar o
combinar los significados léxicos individuales en unidades complejas de significado mediante las
cuales se representan y transmiten hechos intencionales. Para formular y comprender un mensaje no
es suficiente, por tanto, dominar la mera combinación de elementos léxicos individuales, sino que
es necesario analizar las estructuras de los mensajes. El componente sintáctico del lenguaje es un
código formal de combinación de unidades lingüísticas necesario para derivar el significado de los
mensajes verbales. Decimos que es formal porque es independiente del contenido de los elementos
que lo forman y que es necesario porque sin él es imposible interpretar las unidades superiores a la
palabra y al morfema. La sintaxis es el procesador formal que organiza los significados léxicos para
que la mente pueda interpretarlos adecuadamente; en el proceso de interpretación de mensajes, se
han de conocer los significados léxicos de las palabras, pero estos han de ser organizados
formalmente en estructuras sintácticas a las que a su vez se asignan funciones, papeles semánticos
(agente, paciente, objeto, etc.) en los que se insertan los significados léxicos. Pero para que estos
sean convenientemente interpretados es necesario, insistimos, que estén organizados formalmente
en secuencias sintácticas a las que se llama oraciones.
De aquí las diversas definiciones que se han dado de sintaxis como la de Marouzeau, basada
en la gramática tradicional, para quien es "el estudio de los procedimientos gramaticales por los que
las palabras de una oración se vinculan unas a otras de manera que expresan las relaciones
establecidas entre las nociones" o bien, para Denise François el objeto de la sintaxis consiste en
"expresar mediante qué elementos las relaciones que existen entre los elementos de una
experiencia... pueden marcarse en una sucesión de unidades lingüísticas de manera que el receptor
del mensaje pueda reconstruir esa experiencia" (Martinet 1987). "La lengua, dice Benveniste, es
una estructura con varios niveles; dos de estos niveles son esenciales: el del signo y el de la frase.
Los signos, aunque puedan ser analizados en constituyentes sin significado, son unidades
semióticas: significan, es decir, tienen significado, y se identifican por oposición. El nivel superior
es el de la frase, elemento de otra instancia, el discurso, donde funciona la comunicación. En este
nivel la lengua es esencialmente semántica. Es decir, las estructuras sintácticas constituyen un
sentido, que se forma a partir de los signos. Mientras que la semiótica, los signos, deben ser
reconocidos, la semántica, el discurso, debe ser comprendido". Esta quizá sea la diferencia más
clara entre morfología y sintaxis: la primera sólo tiene significado que hay que reconocer; la
segunda construye un sentido que hay que comprender. Tenemos por tanto en la sintaxis dos
elementos necesarios: unos constituyentes y las conexiones jerarquizadas entre ellos. Ello lleva a
decir a Tesniere que "el estudio de la frase, que es el objeto propio de la sintaxis estructural, no es
otro que la jerarquía de sus conexiones".

Estudiado en temas anteriores el sintagma, en este estudiaremos los constituyentes de la


oración: sujeto y predicado.

1.1. Relaciones sintácticas.


Por el hecho de aparecer en una frase, las palabras contraen las que Saussure denominó
relaciones sintagmáticas, que son de distinto tipo, pero cuya clasificación y explicación dista mucho
de estar unánimemente aceptada. Quizá el intento más sistemático de estudio de las relaciones
gramaticales haya sido el de Hjelmslev, para quien las unidades lingüísticas pueden mantener tres
tipos de relaciones: interdependencia, determinación y constelación. La primera se da entre
unidades que se exigen mutuamente; la determinación se da entre elementos de los cuales uno
supone al otro pero no viceversa; las de constelación fmalmente se producen entre elementos
compatibles pero que ninguno exige al otro. Establecidas las correspondencias necesarias con las
relaciones reconocidas por la gramática tradicionalmente, tenemos que las relaciones de
constelación son las que se dan en la coordinación por cuanto ninguno de los elementos
coordinados exige la existencia del otro; las de determinación se producen en la subordinación, en
las que el elemento subordinado exige al subordinante pero no al revés; en cuanto a las de
interdependencia, no reconocidas por la gramática tradicional, Rojo las llama "interordinación" y se
producen cuando ambos elementos se exigen mutuamente, es decir, en aquellos casos en que
ninguno de ellos puede aisladamente conservar la estructura lograda mediante la unión de ambos.
Martinet aplica esta relación para referirse a la existente entre sujeto y predicado, partiendo del
concepto de oración como estructura bimembre, que es la más comúnmente aceptada en nuestro
entorno lingüístico. Estas relaciones se llaman también funcionales, entendiendo por tales las que
existen entre la parte y el todo en el que están integradas, y se manifiestan por medio de las
funciones gramaticales.
El término función no es unívoco en lingüística donde puede tener múltiples acepciones y
aplicarse a los distintos componentes de la gramática. De las muchas acepciones del término
función en lingüística, las más relevantes para nuestro propósito son:
a) Relación de dependencia en glosemática, de la que ya hemos hablado.
b) Papel sintáctico que desempeña un constituyente de la frase (sujeto, objeto, etc.).
c) Desde el punto de vista pragmático, efecto comunicativo. Se hablará por tanto de función
comunicativa.

De todos estos sentidos, nos interesa especialmente, aparte el ya citado de la glosemática


para referimos al sujeto y predicado como constituyentes de la oración, el del apartado b). Los
"papeles" sintácticos vienen determinados por las relaciones que los sintagmas guardan respecto a
la unidad en la que se integran y entre sí. Tienen siempre un carácter relacional y por ello habrá que
defmirlas en términos de relación, tales como sujeto de, objeto de, etc. Las funciones sintácticas son
por tanto tenninales de relaciones contraídas lineahnente en detenninado contexto y se llenan con
sintagmas que, como sabemos, pueden ser endocéntricos, exocéntricos y adjuntivos.
En cada caso habrá que estar atentos al nivel de análisis en que nos situamos y el dominio
lingüístico en el que nos movemos, distinguiendo de este modo entre función sintáctica, semántica
y pragmática conforme vamos a ver reftriéndonos al sujeto.

1.2. Construcciones sintácticas


Las palabras forman construcciones o sintagmas, que son los constituyentes de la oración,
combinándose según las relaciones que guardan entre sí y con la oración. La misma oración puede
ser considerada desde el punto de vista estructural como un tipo especial de sintagma como
veremos. Se distinguen tres tipos de sintagmas: endocéntricos, exocéntricos y adjuntivos.

1.2.1. Sintagmas endocéntricos


Son sintagmas endocéntricos aquellos en los que aparece un núcleo, es decir, un
constituyente que tiene la misma función que todo el sintagma. En estos sintagmas se distinguen
tres relaciones: coordinación, subordinación y aposición.
A). La coordinación se produce cuando el sintagma tiene más de un núcleo. Los coordinados son
palabras o construcciones (sintagmas u oraciones). Según el número de constituyentes, se distingue
coordinación múltiple y coordinación binaria.
En la coordinación múltiple el número de constituyentes no es fijo. Comprende la yuxtaposición, la
coordinación copulativa y la disyuntiva.
La coordinación por yuxtaposición se produce sin marca léxica y actúa como conector la
entonación.
En la coordinación copulativa el coordinante es y, al que hay que añadir otros como
más, ni, tanto... como, no solo sino también.
En la coordinación disyuntiva el coordinante típico es o, que alterna con otros según el tipo de
coordinación disyuntiva de que se trate: verdadera, de equivalencia y disyuntiva-copulativa.
La coordinación de dos constituyentes son la adversativa, cuyos marcadores típicos son pero y mas
y la consecutiva, cuyos marcadores son luego, conque, por tanto, etc

B). Se da relación de subordinación cuando un núcleo es presupuesto funcionahnente por los


restantes constituyentes, que funcionan como modificadores subordinados de aquel. Estos
modificadores pueden contraer detenninadas conexiones sintácticas con el núcleo como es el caso
de la concordancia en el sintagma nominal.
C). La aposición es una expansión que añade una infonnaciónsuplementaria relativa a una realidad
desde el principio bien derruida. Se distimguen dos tipos: explicativa y especificativa. La primera
guarda relación con la coordinación de equivalencia o explicativa, lo que indica que la aposición
constituye otra forma de mencionar el mismo referente que el núcleo. Pero estructuralmente no se
identifica con él, sino que es una expansión del mismo. Ambas constituyen una predicación del
núcleo.

1.2.2. Sintagmas exocéntricos


Son construcciones de dos constituyentes interdependientes que se presuponen mútuamente;
por tanto, no existe un núcleo que pueda comportarse como toda la construcción. Se distinguen dos
tipos: subordinante-término y sujeto-predicado.
A). Subordinante-término. El subordinante introduce a su término. La función de subordinante es
cumplida por las preposiciones y los nexos comparativos. (un amigo como tú).
B). Sujeto-predicado, construcción de la que vamos a hablar más detenidamente.

1.2.3. Sintagmas adiuntivos


No es ni endocéntrico, ya que sus constituyentes no guardan relación de coordinación ni de
subordinación, ni exocéntrico, ya que no hay interdependencia. El adjunto puede ser a) un vocativo,
b) una interjección, c) cualquier expresión parentética que no tenga relación sintáctica con el
constituyente primario como en : desde entonces han pasado -quién lo diría- diez años. La
expresión quién lo diría es un sintagma adjuntivo.

2. SUJETO Y PREDICADO
Son los dos elementos nucleares presentes en la mayor parte de las oraciones, concepto en el
que están de acuerdo la gramática tradicional y la mayor parte de las teorías lingüísticas recientes,
con la salvedad de la gramática de dependencias de Tesniere. En términos generales, se puede decir
que esta es la estructura más frecuente al menos en las lenguas más próximas a nuestro entorno en
las que se presenta como el núcleo irreductible de la proposición, y cuya comprobación llevó a
Jespersen a designar como nexus la relación particular que se observa entre sujeto y predicado. Esta
misma observación ha llevado a plantear la existencia en toda lengua de lo que Martinet llama
"enunciado mínimo", en general representado por el grupo sujeto-predicado, pero susceptible de
reducirse al predicado solo o de extenderse de diversas maneras. En la gramática de dependencias o
de valencias de Tesnière el núcleo oracional es el predicado, función desempeñada en general, pero
no necesariamente, por un verbo, constituyendo el sujeto uno de los actantes, el primero, pero sin la
especial relevancia que ha tenido en la tradición gramatical que parte de la lógica aristotélica.

3. EL SUJETO DE LA ORACIÓN
Si la existencia del sujeto como constituyente de la mayor parte de las oraciones es aceptada
por la mayoría de los lingüistas por evidente, su concepción no suscita tantas unanimidades y es que
la defmición de sujeto está íntimamente ligada a la de oración, de modo que los distintos enfoques
de esta condicionan la noción de aquel. Siendo la de sujeto gramatical una de las firnciones básicas
de la oración, no es de extrañar que en su definición se hayan producido todas las confusiones que
se han dado en la concepción de firnción, confusiones que residen firndamentalmente en la
identificación, o al menos en la no distinción, de los tres componentes presentes en el
procesamiento de oraciones: el componente sintáctico, el semántico y el pragmático, este último
resultado de no distinguir oración de enunciado, en cada uno de los cuales nos encontramos con
firnciones específicas. La confusión entre los tres ha llevado a defmiciones distorsionadas de la
firnción sintáctica de sujeto. Veamos.
1 Una definición frecuente es la que caracteriza al sujeto como" el que realiza la acción expresada por
el verbo", equiparando al verbo con expresión de una acción y derivada de ella, la firnción
(sintáctica) de sujeto con la de agente de una acción. Pero la firnción de agente es semántica, no
sintáctica y de aquí que se vea como inadecuada en cuanto comprobamos que ni todos los sujetos
son agentes ni todos los agentes son sujetos. En las oraciones siguientes
Aquel hombre murió en la miseria. /Me duele la cabeza./Los libros fueron clasificados rápidamente

a pesar de que existe sujeto, no hay ningún elemento que realice la acción de morir, doler y
clasificar. Por tanto, aunque en muchas ocasiones los sujetos realicen las acciones expresadas por
los verbos, no se puede tomar como criterio válido porque la firnción de agente no es sintáctica,
sino semántica.
A la misma confusión de estos dos tipos de funciones, sintácticas y semánticas, se debe la
denominación de "sujeto paciente" en el que se quiere armonizar el aspecto sintáctico -sujeto- con
el semántico -paciente u objeto- .
2. Otra definición de sujeto lo concibe como aquel elemento del que se dice algo. "En toda oración
-dice Gili y Gaya- decimos algo de una persona o cosa, la cual se llama el sujeto de la oración";
definición similar a la que aporta Alarcos en su gramática cuando dice: "la palabra que se llama
verbo (o sintagma verbal) contiene dos unidades significativas entre las cuales se establece la
relación predicativa: sujeto y predicado, que se entienden tradicionalmente como 'aquello de que se
dice algo' el primero, definición de tipo lógico y la más antigua". Como se sabe, el término sujeto es
una palabra forjada por la lógica antigua y retornada por la gramática o más exactamente por la
sintaxis, en la que ha tenido una fortuna enorme. Se llama sujeto, en lógica y en sintaxis, el
"soporte" (sentido primero del griego, traducido en latín por suppositum y después por subjectum)
de la afirmación llamada predicación (el latino praedicatum "lo afirmado", "lo dicho de"). La
oración es, desde esta perspectiva, la expresión de un juicio y aquí nos encontramos con los mismos
problemas que venimos comentando ya que no todas las oraciones son expresión de un juicio. En
efecto en algunas oraciones el sujeto es aquel elemento del que se dice algo como en El niño corre
= suj: el niño; pred: corre / El árbol crece = suj: el árbol; pred: crece, oraciones en las que el
predicado efectivamente dice algo del sujeto, se produce una predicación. Pero en la oración: Este
libro lo compré hace tres años está claro que de quien decimos algo es de "este libro" que no es el
sujeto gramatical. Para obviar esta dificultad se ha echado mano del término "sujeto lógico" como
término de la predicación, sujeto de la proposición, pero no de la oración como estructura
gramatical.
3. La misma discordancia se salva hablando de sujeto psicológico, que viene a ser aquel elemento
oracional que centraliza la atención y es eje del interés. No siempre coincide con el sujeto
gramatical, aunque a veces sí. Para Jespersen el sujeto psicológico es aquella palabra que recoge el
interés dominante. En la frase: A mi, y solamente a mi me incumbe este problema podremos decir
que "yo" seria el sujeto psicológico, aunque es evidente que no es el sujeto gramatical, que es "este
problema". Una vez más se confunden las funciones, en este caso la sintáctica -sujeto- con la
pragmáticainformativa. Lo que se ha producido ha sido un proceso de focalización destacando el
elemento dominante. Yo en este caso es el tema del que se afirman remas, con lo que nos colocamos
en una perspectiva pragmático-informativa, no sintáctica.
4. Finalmente, otra noción surgida de la lingüística de la comunicación puede generar confusión. Nos
referimos al concepto de sujeto modal como responsable de la enunciación. Aunque alguna vez
pueden coincidir, se trata de conceptos diferentes. El sujeto modal se sitúa en el nivel del enunciado,
mientras que el sujeto gramatical pertenece al ámbito de la oración como unidad abstracta de
descripción gramatical.
Por todo ello parece conveniente centrarse en el criterio formal-gramatical que se revela
como el más seguro si se quiere mantener la estructura oracional. Hay que entender por sujeto
gramatical aquel sintagma nominal que rige la concordancia del verbo. Funcionalmente es el
sintagma sobre el que incide el predicado. El que el sujeto realice o padezca la acción del predicado
no es importante sintácticamente ya que la de agente, objeto, instrumento, etc, son relaciones
semánticas y la de sujeto es una relación sintáctica, formal. La confusión entre los distintos tipos de
funciones se ha debido a que los esquemas sintácticos y los semánticos son coincidentes en la
mayoría de los casos, de modo que generalmente el sujeto gramatical o es el agente o es el término
de la predicación, y de ahí procede la identificación de ambos criterios.

Este criterio estrictamente fonnal es válido para las formas personales de los verbos que son
las que únicas que tienen posibilidad de mantener relaciones de concordancia; en las formas no
personales, o bien se prescinde de la noción de sujeto, que es lo que hace Alarcos, o bien se toma
como criterio defmidor el lógico-semántico, aquel sintagma que es objeto de la predicación.
Entre los criterios gramaticales, que deben ser los exclusivos cuando se trata de verbos en
forma personal, para identificar al sujeto, están:
a) La concordancia del verbo. Si el verbo en forma personal es el elemento que organiza la frase, será
el sujeto aquel sustantivo que concierte con el verbo. Como procedinúento, se puede variar el
número del verbo y ver qué sintagma nominal es arrastrado por esta variación. Ese sintagma será el
sujeto. Este es el principal criterio.
b) Posición. En caso de duda, será sujeto aquel sustantivo que vaya a la izquierda del verbo. Este
criterio puede indicar cuál puede ser el sujeto en las frases: Cinco perros mataron tres lobos./Tres
lobos mataron cinco perros.
No obstante, este no es un criterio seguro por ser muy numerosas las excepciones como en
las interrogativas, en los diálogos, con subjuntivos optativo s, etc.
A modo de resumen, podemos decir que la oración es una
a. estructura sintáctica integrada por funciones fonnales (sujeto y predicado), de las que
al menos el núcleo predicativo es imprescindible; b. que tiene un forma fónica clausa. Se
representa por una curva de entonación
b. que es portadora de un significado semántico -representado en las funciones o papeles
semánticos- (agente, objeto, instrumento...),
c. que puede transmitir una infonnación -funciones infonnativas-, y que se interpreta en unas
determinadas situaciones contextuales -componente pragmático-. De la interrelación de esta red de
planos surge la interpretación correcta de la oración.

3.1. Forma del sujeto.


En Español el sujeto está generalmente incorporado a la forma verbal de manera que, salvo
para las terceras personas, su aparición es redundante o enfática. En otras lenguas, como el francés
en el que las desinencias verbales se han atenuado tanto que prácticamente han desaparecido en la
lengua hablada, siempre es necesaria la presencia de un pronombre, que de este modo se convierte
en morfema indicador del sujeto.
Para Alarcos el sujeto viene contenido en la forma verbal. "Cuando la situación en que se
habla -dice- no es suficiente para poder identificar qué ente real corresponde con la persona (o
sujeto gramatical) incluido en el verbo, se agrega un sustantivo (o segmento equivalente) que lo
especifica". Esto implica que en el pensamiento de Alarcos Llorach el sujeto gramatical es
únicamente la persona gramatical contenida en el verbo y que el sustantivo explícito que a veces
aparece hace de adyacente de tal sujeto y recibe el nombre de sujeto explícito.
En los casos en que aparece explícito, el sujeto tiene la forma de un sintagma nominal, de
un sustituto pronominal, de un sintagma verbal desverbalizado (infinitivo) o de un enunciado
nominalizado, estructuras de las que se habla en otro lugar.

La relación entre el verbo y el sujeto explícito se manifiesta por la concordancia o


coincidencia de morfemas de persona y número. Los casos de discordancia se rigen por una
casuística que viene recogida en las gramáticas y que por las dimensiones necesariamente reducidas
del tema no podemos recoger.

4. EL PREDICADO
Es el otro constituyente de la oración sin el cual no podría existir esta. Para no pocos
lingüistas en realidad es el único elemento imprescindible para que haya oración como lo prueba la
existencia de oraciones unimembres. En cualquier caso, el predicado es el eje que organiza la
oración y el núcleo de la misma ya que, como dice Mathesius, el acto básico de la actividad
sintagmática es la predicación, el hecho de que ciertas cualidades, propiedades o modos de ser
correspondan a ciertos elementos. El predicado de la oración constituye la afmnación de esas
propiedades o cualidades; los elementos a los que se atribuyen constituyen las funciones oracionales
llamadas actanciales por Tesniere: sujeto, c. directo, c. indirecto, c. preposicional y agente. Pero
para que existan esos argumentos, es necesario que hagan relación a un predicado, que de este
modo se constituye en núcleo de la oración.
Desde el punto de vista sintáctico, en el sintagma predicativo, como en todo sintagma,
podemos distinguir un núcleo y unos adyacentes o expansiones. Imprescindible para que haya
predicado es que exista el núcleo, entendiendo por tal aquel elemento que desempeña la misma
función que todo el sintagma; los adyacentes pueden ser prescindibles o imprescindibles según la
naturaleza del verbo y de los mismos complementos en cada caso.
El núcleo predicativo es el elemento central de la predicación. Pero en todo caso hay que
distinguir entre núcleo sintáctico y núcleo semántico. El núcleo sintáctico es siempre el verbo, sea
este el que sea; en cuanto al núcleo semántico, si lo que predicamos es una cualidad o una
característica expresada por un elemento nominal, el núcleo es un nombre y la oración
tradicionalmente se llama atributiva, o de predicado nominal; si lo predicado es un proceso, acción
o estado expresado por un verbo, éste es el núcleo y la oración recibe el nombre de predicativa o de
predicado verbal, cuyo núcleo es generalmente un verbo, que puede aparecer solo o recibir distintos
complementos. Decimos que generalmente es un verbo, porque si admitimos las frases nominales
como oraciones (Bally, Martinet, César Hemández y otros), el núcleo será un sustantivo; todo
dependerá de la definición que demos de oración. Pero en la concepción más extendida de oración,
el núcleo es un verbo.
De modo que las oraciones reciben en la tradición gramatical el nombre de la clase de
palabras que desempeñan la función de núcleo del predicado, aunque en realidad todas son
predicativas porque todas llevan un predicado, que es condición indispensable para que haya
oración.

4.1. Complementos verbales.


En lingüística se entiende por complemento la expansión o proyección de un constituyente
oracional, es decir, del sujeto, del predicado, de los dos a la vez, o de otro complemento. En otros
términos, el complemento es la expansión de un núcleo sintagmático, cualquiera que sea la función
oracional que desempeñe y el nivel de análisis en que se halle, aunque en este apartado vamos a
centramos en los complementos verbales.
Como complementos del predicado, y no sólo del verbo, se consideran tradicionalmente una
serie de funciones tan heterogéneas, que es preciso proceder a una reordenación de las mismas
tomando como criterio la relación que mantengan con el núcleo predicativo. Esto nos lleva a
distinguir los complementos oracionales de los proposicionales; estos últimos pueden ser
argumentales o actanciales y circunstanciales. Su esquema podría ser este:

Complementos de la oración:

1-Oracionales (modalizadores)

2- Proposicionales:
argumentales: obligatorios (atributo, CD, CI, C. Regido, C. Predicativo)
no obligatorios (C. Agente, C. Predicativo)
circunstanciales (no argumentales): C. Circunstanciales, Dativo ético y de interés

4.1.1.Complementos oracionales y proposicionales.

La primera clasificación nos lleva a distinguir complementos oracionales y complementos


proposicionales, es decir, elementos que mediatizan toda la oración y los que se refieren sólo al
componente proposicional. Los que llamamos complementos oracionales, a los que Porto Dapena
llama complementos marginales quizá impropiamente, en realidad son los adverbios y partículas
modalizadoras, los elementos que expresan la modalidad, por lo que su función está fuera de la
estructura proporcional de la oración. En la oración: Sinceramente, estoy cansado de estudiar, no se
puede decir que el adverbio "sinceramente" sea complemento circunstancial de modo, ya que no
dice

nada del contenido proposicional de la oración, no dice cómo estoy casado de estudiar; se trata de
un modalizador que expresa la actitud, el juicio que el hablante hace sobre el enunciado. El análisis
de esta oración es:

Oración:

-Modalidad: sinceramente

-Proposición: estoy cansado de estudiar

4.1.2. Complementos argumentales o actanciales y no argumentales o circunstanciales.


Los complementos proposicionales se clasifican en argumentales y no argumentales o
circunstanciales, clasificación que se corresponde con la distinción que se establece desde la
lingüística francesa entre complementos esenciales y accidentales, o mejor, entre complementos del
verbo y complementos de la frase. En la termmología de Tesnière corresponde a la distinción entre
complementos valenciales o actantes y circunstanciales.
La diferencia se basa en la relación que mantengan con el verbo como núcleo del predicado.
Hay complementos que vienen exigidos por el verbo, complementos cuya aparición viene
condicionada por la raíz léxica del verbo y que por tanto se relacionan directamente con este, frente
a otros complementos que no guardan esa relación semántica con el núcleo predicativo y que por
tanto no vienen exigidos por él. El criterio más adecuado para determinar si un complemento es
argumental o no es hacer un análisis semántico del verbo y ver si éste incluye entre los rasgos
relativos a su combinatoria semántico-sintáctica alguno que exija el complemento en cuestión.
Aunque los diccionarios no incluyen todos los rasgos de las palabras, un procedimiento válido
puede ser consultar en el diccionario lo que se llama contorno definicional, es decir, los rasgos
determinantes de su combinatoria sintáctica. Sean los verbos 'dar, ubicar y estar' cuyas definiciones
son:
dar: entregar (algo) (a alguien)
ubicar: situar (algo) (en algún lugar)
Estar: hallarse una persona (en un lugar).
Los elementos entre paréntesis indican los huecos funcionales que los verbos en cuestión
necesitan cubrir con complementos argumentales por venir exigidos por el significado del verbo,
que por ello mismo en ningún caso pueden ser clasificados como circunstanciales en oraciones
como: Entrego la carta al destinatario; pones el libro en la mesa; resides en Murcia.
Según este criterio, de los tradicionales complementos del verbo son siempre argumentales
el complemento directo, el indirecto e indudablemente, el atributo o predicado nominal de las
oraciones atributivas. En cuanto a los restantes, incluidos tradicionalmente entre los circunstanciales,
unos serán argumentales y otros circunstanciales propiamente dichos.
Esto ha llevado a distinguir dentro de los complementos circunstanciales tradicionales los
llamados por Alarcos suplementos en los Estudios de Gramática Funcional del Español, y 'objeto
preposicional' en la Gramática de los verdaderamente circunstanciales, distinción que corresponde
a la que hemos hecho entre complementos esenciales y accidentales.
Desde una perspectiva exclusivamente sintáctica, se habla de complementos del verbo y
complementos del predicado, según que incidan directamente sobre el verbo o enmarquen al
conjunto del predicado en una circunstancia de lugar, tiempo, etc. Como se ve, se puede decir que
coinciden los esenciales o del verbo con los argmnentales y los circunstanciales con los del
predicado, pues como ya decía Gili y Gaya -tan atinado como siempre- el complemento
circunstancial se opone enterizamente a la oración enmarcándola en una circunstancia..
Son complementos argumentales (esenciales exigidos por la naturaleza semántica del verbo)
el complemento directo, el indirecto, el suplemento o complemento preposicional o complemento
regido, el complemento agente, el atributo o predicado nominal, los complementos predicativo s y
de los hasta ahora considerados como circunstanciales aquellos que no se pueden suprimir sin
destruir la oración como los locativos. De estos unos son obligatorios y otros no.
Son no argumentales (suprimibles sin destruir la frase), los circunstanciales y los dativos
éticos y de interés, todos los cuales pasamos a describir.
4.2. Atributo o predicado nominal.
Da lugar a las oraciones llamadas atributivas. Aunque desde un punto de vista semántico se dice
que el núcleo predicativo de estas oraciones lo constituye el elemento nominal por ser el que se
predica del sujeto, quizá sería más riguroso considerar conjuntamente como núcleo a la cópula y al
atributo. Si consideráramos a los verbos 'ser y estar' completamente desemantizados, el núcleo
semántico sería indudablemente el elemento nominal; pero estos verbos no son totalmente
transparentes como lo prueba el hecho de que no sean intercambiables en la mayoría de las
oraciones y que, incluso en aquellas en que lo son, la presencia de uno u otro comporte algún
cambio significativo en la oración. Por otra parte, son los portadores de los morfemas verbales que
constituyen la oración como persona y número.
La estructura de estas oraciones es : sujeto, cópula, más elemento nominal (sustantivo o
adjetivo) que recibe distintas denominaciones: complemento predicativo según el Esbozo; atributo
según Alarcos; predicado nominal en general. Nosotros lo denominaremos atributo, reservando el
nombre de complemento predicativo para otro complemento.
El atributo significa cualidades del sujeto que pueden venir expresadas por un adjetivo
morfológico, por un nombre común, que como se sabe, define a su objeto como un conjunto de
cualidades, por una frase adjetival (X es de Murcia = murciano) y por un adverbio que indique
cualidad o conjunto de cualidades (Este hombre es así). Son verbos copulativos ser y estar a los que
habría que añadir otros como parecer.
El verbo ESTAR, debido a que conserva parte de su significado originario estativo (stare)
no puede llevar como atributo sustantivos (a no ser metafóricamente: está jamón) pronombres,
determinativos, infinitivos y oraciones subordinadas.
SER, en cambio, admite cualquier tipo de atributo.
4.2.1. Diferencias entre ser y estar.
Para un hispanohablante la distribución de ser o estar no ofrece dificultades, pero para
quienes han de aprender el español como lengua extranjera, constituye uno de los mayores escollos.
Y es que quizá sea la única lengua que posee dos verbos atributivos que además cumplen la misma
función. Sin embargo, no son sinónimos, sino que mantienen diferencias sutiles sobre las que se han
elaborado diversas teorías que resumimos:
1 SER expresa cualidades permanentes y esenciales; ESTAR, situaciones y cualidades transitorias.
(ser guapa vs. estar guapa).
Aunque frecuentemente ocurre así, no constituye un criterio seguro como se puede ver en "ser alto
y estar alto".
2. Hansen establece la distinción sobre el carácter perfectivo de estar frente al imperfectivo de ser.
Perfectivo es el proceso que necesita llegar a su término para realizarse (levantarse, disparar..);
imperfectivo, el que no lo necesita, sino que se realiza sin necesidad de llegar a término (andar,
comer..). Se trata del modo de acción o Aktionsart. Gili y Gaya acepta este criterio al que completa
con el de devenir:
ESTAR expresa enunciados resultantes de un proceso previo, como fruto de un devenir;
SER forma oraciones independientes de cualquier proceso previo.
Aunque explica muchos casos, no es suficiente para aclarar construcciones como "este niño es alto"
frente a "este niño está alto" y mucho menos para "el jarrón está intacto" por poner el ejemplo de
Gili Gaya.
3. ESTAR, precisamente por su origen, es un verbo marcado por lo circunstancial, por la
temporalidad, pasando de "stare" = estar firmemente, a significar situación temporal.
SER sólo expresa la existencia y sus formas, desconectado de cualquier circunstancia. Esta
quizá sea la diferencia más clara entre los dos, aunque las anteriores son evidentes y conviene
tenerlas en cuenta.

4.2.2. Ser v estar como verbos predicativos.


Estos verbos conservan en ocasiones su significado estativo dando lugar a oraciones
predicativas intransitivas ser recobra a veces su significado primitivo de existir, efectuarse, ocurrir,
suceder, frecuente en frases coloquiales del tipo" eso será si yo quiero" "será lo que Dios quiera" etc.
Mantiene en ocasiones un significado locativo derivado de uno de sus étimos -sedere- en frases del
tipo" es aquí cerca".
Estar significa permanencia o situación local, por lo que el complemento que exige es un
complemento argumental, nunca un circunstancial. Es un actante por cuanto viene exigido por la
propia naturaleza semántica del verbo; en su significado estativo, exige un complemento que diga
dónde está el sujeto.

4.2.3. Variaciones semánticas en el atributo.


En algunas frases fuertemente lexicalizadas, el atributo cambia el sentido según que
se construya con ser o con estar. Son oraciones del tipo Ser listo./ Estar listo. Ser sana / Estar sana.
En general se puede decir que con ser se expresan cualidades de índole moral mientras que
con estar se refiere más bien a cualidades fisicas (ser o estar malo) y muy frecuentemente uno de
los significados se debe a un proceso de traslación.

4.3. El complemento directo.


La función de complemento directo no es sólo una función sintáctica, como adjunto primero
del verbo transitivo, sino además una función semántica, entendiendo por tal la relación de sentido
que se establece entre dos elementos del discurso. El complemento directo es la función sintáctica
que expresa la incidencia inmediata de un sustantivo sobre un verbo transitivo; y la función
semántica que hace que incida concretando su significado en aquellos verbos que tienen un
significado muy general e impreciso, es decir, en los transitivos, siempre más abstractos que los
intransitivos. Por ello los criterios puramente formales para su identificación tales como la
sustitución pronominal no son siempre válidos y frecuentemente resultan insuficientes. Que la
función semántica sea importante se demuestra en la especial cohesión que presentan verbo y
complemento directo. Si el complemento directo es la función por la cual un sintagma nominal
precisa, concreta el significado de un verbo en un contexto en el que queda impreciso, es evidente
que más bien forman un todo significativo con una especial cohesión.
Los criterios para identificar el complemento directo, aparte del análisis semántico del verbo
que no siempre queda claro, son predominantemente formales y son:
a. Pronominalización. El complemento directo es un tipo de complemento que se puede integrar en
el verbo mediante las formas átonas del acusativo del pronombre personal: LO/LA.

Durante este curso leeremos cinco libros = los leeremos


Este procedimiento presenta varios inconvenientes: uno, el laísmo y leísmo, que aunque muy
minoritario en los dominios del español, está casi generalizado en Castilla. Otro, que no es de
general aplicación: no todos los sintagmas son pronominalizables. A pesar de ello, es la prueba más
segura.
b. Pasivización. Cuando la oración transitiva pasa a pasiva, el complemento directo pasa a ser sujeto
paciente. Es un procedimiento bastante seguro, pero presenta el inconveniente de que no todos los
verbos transitivos admiten una pasiva como en oraciones como: La niña tiene quince años que no
admite la construcción pasiva * quince años son tenidos por la niña. .
Por otra parte, actualmente se están registrando usos de pasiva en que no se puede decir que
el sujeto corresponda a un objeto de la activa, como en las construcciones tan empleadas por los
reporteros deportivos en los que se oyen expresiones como: El delantero ha sido entrado en falta
que pasado a activa tendría que significar algo así como que alguien ha entrado al portero (no se
dice adónde) haciendo falta.
La especial cohesión entre verbo y complemento directo se manifiesta en la ausencia de
marca funcional para el complemento directo, que sólo admite en ciertos casos la preposición 'a'. Se
dice que la preposición precede a los complementos de persona y se omite ante los de no persona,
criterio que en términos generales puede ser válido, pero que exige matizaciones.
a. Se emplea preposición para marcar al complemento directo cuando puede haber ambigüedad:
Dibujaba a la niña el niño / dibujaba la niña al niño
b. Cuando el complemento directo va identificado por el artículo: Busco comprador / busco al
comprador
c. Ante los pronombres personales por la misma razón.
A pesar de esto, puede presentarse ambigüedad entre el complemento directo y el indirecto.
Frecuentemente actúa como marcador de función la colocación del complemento directo
inmediatamente detrás del verbo. Este recurso es el que se aplica generalmente cuando puede haber
ambigüedad con el complemento indirecto u otro cualquier elemento oracional. En la frase: tres
lobos mataron cinco perros el único marcador de función es la colocación, por lo que la
interpretación correcta de esta oración es la de que los lobos son el sujeto y los perros el objeto. Lo
mismo ocurre cuando en la misma oración hay un complemento indirecto introducido por la
preposición a En estos casos o bien se suprime la del complemento directo, o bien se marca éste por
la proximidad al verbo. Pero en no pocos casos, se identifica de modo intuitivo.

4.3.1. Complementos de medida, peso, duración y precio.


Existen una serie de complementos que expresan medida, peso, duración y precio cuyo
estatus sintáctico presenta problemas de interpretación. La dudas surgen por el distinto
comportamiento semántico y sintáctico. Sintácticamente han sido considerados tradicionalmente
como complementos circunstanciales; pero Alarcos, aplicando el criterio de la pronominalización,
al que quizá esté concediendo excesiva trascendencia, los considera C.D. porque admiten la
sustitución pronominal:
Ando diez kilómetros = LOS ando. Ese pesa ochenta kilos = LOS pesa
Pero no admiten la pasivización, o si la admiten, el sentido es otro:
Diez Kilómetros son andados por mi. Ochenta kilos son pesados por él
En el primer caso, aunque admite la pasiva, se nota violento en el sentido de que la acción
de andar no recae sobre los kilómetros. En cuanto al segundo caso, es evidente que se trata de otra
acepción del verbo pesar: en activa significa que alguien tiene ese peso; en pasiva, que alguien ha
realizado la acción de pesar algo. En un caso es intransitivo, en otro transitivo.
Pero es evidente que no son complementos circunstanciales y por tanto suprimibles, sino
que son complementos argumentales o del verbo, es decir, complementos esenciales. Para Alarcos
Llorach se trata simplemente de complementos directos basándose en criterios meramente formales,
y aunque reconoce dificultades, postula su inclusión entre los directos unos porque pueden
pronominalizarse mediante LO (media cien metros = LOS medía) y otros porque se corresponden a
las preguntas hechas mediante el interrogativo ¿qué? Para otros gramáticos como Valerio Báez, se
trata de complementos no circunstanciales, pero tampoco pueden ser considerados directos por lo
que, siguiendo a Tesnière, proponen el nombre de complementos circunstanciales obligatorios, es
decir, complementos esenciales, pero no directos. Son los correspondientes a verbos que indican:
tiempo (durar, continuar, desarrollarse...)
modo (tratar, conducirse...)
medida (medir, pesar, contener, valer...)
Quizá lo más prudente en el estado actual de cosas sea seguir considerándolos como
circunstancial es, si bien hay que hacer la salvedad de que constituyen un grupo específico.

4.4. Complemento indirecto.


Es una función desempeñada por un sintagma nominal y designa al destinatario de la acción
verbal, sea sola, sea incrementada con el complemento directo. La marca funcional es la
preposición 'a' y según la Academia, 'para', aunque no todos los gramáticos admiten esta
construcción con el significado de complemento indirecto sino final; será necesario dilucidar en
cada caso si se trata de un [m o de un destinatario de la acción verbal, cosa nada fácil. La Academia
pone los ejemplos:
Han traÍdo un encargo para usted. Compraremos un juguete para el niño.
En el primer caso está claro que el destinatario es "usted" por lo que es complemento
indirecto. Pero en el segundo puede haber dudas si se trata del fin por el que compramos el juguete
o del destinatario, dudas que desaparecen en la oración: He comprado un cortijo para mi descanso
en la que el complemento introducido por "para" es indudablemente final. Por ello puede haber
ambigüedad y sin duda ha llevado a Alarcos a negar la condición de complemento indirecto a las
construcciones introducidas con "para", que siempre serán finales. Las razones que aporta en la
gramática resultan muy plausibles, por lo que en contra del criterio del Esbozo parece razonable
admitirlas. Dice: "En oraciones como estas: Han traído un paquete para el director. Compraremos
un juguete para el niño los segmentos "para el director y para el niño" no son objetos indirectos. Si
se anteponen al núcleo no dejan junto a este un referente átono (Para el director han traído un
paquete; para el niño compraremos un juguete). Son, además, compatibles en la oración con otro
adyacente en función de objeto indirecto: "Han traído al conserje un paquete para el director,
Compraremos a tu hermana un juguete para el niño", donde los segmentos "al conserje y a tu
hermana" funcionan como objetos indirectos". El razonamiento como se ve es impecable y ello nos
induce a aceptar que sólo la preposición "a" introduce al complemento indirecto.
En cualquier caso, al igual que el complemento directo, la de complemento indirecto es
además de una función sintáctica una función semántica. Semánticamente designa, como hemos
dicho, el destinatario, el beneficiario de la acción verbal, sea sola, sea incrementada con el
complemento directo.
El complemento indirecto puede aparecer con verbos transitivos o con verbos intransitivos y
es frecuente en construcciones del tipo Me gusta el café en la que el complemento indirecto es me,
exigido por el verbo gustar. El régimen puede venir exigido solamente por el verbo como en el caso
anterior, o por el verbo seguido de un predicado nominal o un complemento directo. Así, "ser y
estar" son verbos que por sí mismos no rigen dativo, pero sí cuando van acompañados de algunos
adjetivos, como en: Me es grato comunicárselo. Es favorable a mis intereses.. La suerte nos ha sido
propicia. Está muy agradecido a sus vecinos.
Aunque estos dativos son complementos de los adjetivos correspondientes y por tanto no
son realmente complementos indirectos; los adjetivos se hallan de algún modo verbalizados (actúan
como núcleos cuasiverbales) por lo que esos complementos pueden adoptar una forma exclusiva de
un complemento verbal, como es un pronombre átono de dativo, pudiendo decir :"les está muy
agradecido" en vez de "está muy agradecido a sus huéspedes"
Los criterios para identificarlo son fonnales como la sustitución pronominal por LE y
semánticos como el ser un complemento argmnental exigido por el verbo, lo que lo distingue de los
otros usos del dativo.
Las gramáticas suelen identificar la función de complemento indirecto con el dativo con lo
que vienen a considerar como complementos indirectos todos los usos del dativo, que sin embargo
conviene distinguir cuidadosamente, como es el caso del llamado dativo ético o superfluo, el dativo
de interés o simpatético y el posesivo. Ninguno de estos dativo s es exigido por el verbo por lo que
son suprimibles y sensu estricto no constituyen complementos indirectos. Su análisis se hará como
dativo s de interés, éticos, etc., pero nunca como complemento indirecto.

4.5. Complemento Regido. suplemento o complemento preposicional


El término "suplemento" no es admitido por todas las gramáticas la mayoría de las cuales lo
sustituyen por el de "complemento régimen de preposición" o complemento regido; como se sabe,
fue introducido por Alarcos Llorach en los Estudios de gramática funcional del español, y es
recogido en la nueva gramática de 1994, aunque llamándolo "objeto preposicional"; pero con el
cambio de nombre, cambia también el concepto, por lo que creemos necesario proceder a su
definición.
Es un complemento que viene exigido por verbos que rigen una preposición, que se
construyen con ella por existir una solidaridad entre la raíz léxica del verbo y el complemento; es
decir, es el propio verbo el que exige la construcción con ese complemento introducido por la
preposición correspondiente. El término de la preposición -siempre un sintagma nominal- adquiere
frecuentemente los valores semánticos del C.D., pero fonnalmente no puede serIo por ir introducido
por una preposición distinta a la preposición "a", o no poder pronominalizarse. Las preposiciones
que pueden aparecer son, según Alarcos, "en, de, por, con, a" (consistir en, tratar de, conformarse
con, oler a...), aunque se encuentran otras. No obstante no es admitido por todos los gramáticos;
muchos lo consideran complemento circunstancial sin más, dando lugar a una grave confusión. Una
de las pruebas más claras de que no es un circunstancial es que no puede coordinarse con ellos; así
podemos decir: Hablan de música y de literatura, pero no se puede decir: Hablan de música y de
memoria.
Cuando un verbo admite la doble construcción con complemento directo y con suplemento,
éste implica algún cambio o bien de sentido o bien en el significado del verbo, hasta el punto de que
bien podría hablarse de dos verbos distintos. Por citar un ejemplo, sirva el típico de tratar: Trato a
una persona /La conversación trata de una persona casos en los que no sólo cambia la construcción,
sino el sentido; en el segundo caso tratar significa versar; en el primero, mantener trato.
Los verbos pronominales que van siempre incrementados por el pronombre átono
admiten siempre como adyacente un complemento preposicional.
En cuanto a la construcción, el pensamiento de Alarcos ha experimentado una lógica
evolución. En los Estudios (1973) postulaba la incompatibilidad entre suplemento y complemento
directo, que por ocupar el mismo hueco funcional, aparecen en distribución complementaria. En la
Gramática (1994) flexibiliza esta postura y dice:
"La diversidad de función conduce a la frecuente incompatibilidad de objeto directo y
preposicional con un mismo verbo y, como es natural, a la imposibilidad de coordinados en un
grupo unitario... Unos exigen el objeto directo...; otros, por la naturaleza de su significado,
requieren objeto preposicional...; en fin, algunos se acompañan alternativamente de objeto directo o
preposicional... A pesar de lo expuesto, se encuentran estructuras oracionales en que parece
coexistir un objeto directo y otro preposicional como en: El delegado dijo pestes del ministro. El
camarero limpiaba el suelo de colillas. Llenad las copas de vino" .

En la misma oración pueden, por tanto, aparecer juntos complemento directo y suplemento
en contra de la primera opinión de Alarcos que pensaba que se hallaban en distribución
complementaria. Así lo vemos en las oraciones: Lo obligan a que estudie en la que LO es
complemento directo; "a que estudie" es un complemento regido por obligar, que exige un
complemento que especifique en qué consiste la obligación.
En su nueva Gramática distingue Alarcos dos clases complementos preposicionales o
suplementos: obligatorios y no obligatorios, según que sean imprescindibles o prescindibles. Entre
los imprescindibles están los complementos que otras gramáticas llaman locativos, es decir,
complementos exigidos por el significado del verbo, que no puede aparecer sin ellos, tales como los
verbos estar, residir, permanecer, proceder, etc. Como son obligados para que exista oración, son
inherentes al verbo que determinan.
Los complementos preposicionales no obligatorios aparecen con verbos que pueden
funcionar con o sin ellos. Muchos de estos también son compatibles con el complemento directo
dando lugar a oraciones como: Metió el coche en el garaje .Pon las cartas en la bandeja Sacó el
libro del estante.
La eliminación del objeto directo, dice Alarcos, dejaría secuencias imposibles, lo cual
demuestra que el adyacente con preposición presupone el objeto directo. Como tampoco serían
normales los resultados de suprimir el objeto preposicional, hay que concluir que los dos adyacentes
son solidarios con esos verbos.

4.6. Complemento agente.


Es un complemento argumental o actancial no obligatorio. Es argumental porque viene
exigido por el verbo, pero no por su naturaleza semántica como en los otros complementos, sino por
la construcción, en este caso, la pasiva. Precisamente este carácter actancial es lo que ha permitido
que en la tradición gramatical no haya sido considerado como un circunstancial a pesar de ir
introducido por preposición, sino que se haya puesto en relación con el sujeto de la activa con el
que es intercambiable al pasar la oración a activa. Pero es un complemento verbal exigido como
decimos por la forma pasiva del verbo. Dentro de su carácter argumental o actancial, no es
obligatorio como lo demuestra el hecho de que existan oraciones pasivas sin complemento o
ablativo agente. Cuando llevan complemento agente, se llaman primeras de pasiva, y segundas de
pasiva si no aparece el agente.
La función de complemento agente viene marcada en español por la preposición 'por' y más
raramente 'de'. Va asociado al significado pasivo del verbo, por lo que puede ir tanto con las
construcciones pasivas como con el participio solo siempre que este tenga sentido pasivo.
Lo mismo que ocurre con otros complementos, el agente puede plantear problemas de
delimitación, sobre todo cuando no presenta el rasgo +animado. En efecto, los sustantivos que no
tienen el rasgo +animado pueden ser agentes, pero también puede tratarse de un complemento
circunstancial de causa. Sean las oraciones: Son amonestados por un oficio. Los precios han sido
abaratados por la abundancia.
En los dos casos, los complementos con 'por' pueden interpertarse como agentes y como
causales debiendo decidir el contexto; pero hay casos en que se trata de sustantivo s que presentan
el rasgo no animado y son manifiestamente agentes como en: La pared ha sido derribada por la
grúa en el que el complemento la grúa es claramente un agente. Por ello más que el rasgo +
animado, parece más lógico postular para el agente el rasgo +potente, es decir, capaz de desarrollar
una acción.
En las oraciones de pasiva refleja, no es frecuente la estructura de primeras de pasiva con
complemento agente, construcción que se ve como forzada en español, que prefiere las de segunda
con el agente omitido. De este modo, no es frecuente oír: La clase se explicó por el profesor
La existencia de las oraciones pasivas ha planteado no pocos problemas, que resumimos.

Según el Esbozo, "cuando el interés del que habla está en el objeto de la acción y no en el
sujeto, suele expresarse el juicio por medio del verbo en construcción pasiva",. Las gramáticas
hablan de doble construcción en la pasiva: Ser más participio del verbo, o SE y verbo en voz activa,
dando lugar a las llamadas 'pasiva con ser' y 'pasiva refleja'.

La construcción de pasiva con SER ha provocado numerosas polémicas entre gramáticos


por lo que estamos lejos de la unanimidad en la consideración de estas oraciones. Conocida es la
teoría de Alarcos fonnulada en los Estudios y reiterada en la Gramática de que no existen tales
oraciones, sino construcciones atributivas. Basándose en supuestos exclusivamente
gramaticales-fonnales postula que no existe diferencia entre oraciones atributivas y pasivas y lo
demuestra con ejemplos no siempre adecuados. Efectivamente la fonna es aparentemente la misma
en series como:
1. La noticia es falsa. 2. La noticia era divulgada
El puente era inútil. El puente era volado
El proceso fue instructivo. El proceso fue estudiado
Las negociaciones serán laboriosas. Las negociaciones serán estorbadas

El argumento de Alarcos es falaz toda vez que se queda en la mera fonna exterior de las
construcciones; el paralelismo que establece es más aparente que real, ya que la diferencia entre
ellas se debe a la naturaleza categorial del participio. Incluso en aquellos casos en que un participio
y un adjetivo coincidan en la misma fonna, se trata de dos categorías morfológicas distintas y por
tanto tienen distinto significado categorial: de adjetivo en un caso y de verbo en otro. Por eso la
construcción ser+participio no puede equipararse en modo alguno a la de ser+adjetivo. La primera
no puede constituir más que una perífrasis verbal, mientras que la otra sólo puede constituir
oraciones atributivas. Otra cosa es que en la práctica sea dificil distinguir unas construcciones de
otras debido a las frecuentes adjetivaciones del participio y que tenga que ser el contexto, como casi
siempre, el que decida el sentido y por tanto el tipo de construcción. Así en oraciones como el niño
es educado tendrá que ser el contexto el que decida si se trata de una atributiva o de una pasiva.
4.7 Complemento predicativo.
Las posiciones en torno al complemento predicativo se pueden reducir a las de quienes
niegan la doble predicación, cuyo representante máximo es Alarcos en los Estudios de gramatical
funcional del español (1973), y las de quienes admiten la posibilidad de que un elemento pueda
complementar a dos núcleos a la vez. Esta última tesis es la defendida por la gramática tradicional,
por la Academia tanto en la Gramática como en el Esbozo, por Alcina-Blecua, Violeta Demonte y
en general se puede decir que es la más comúnmente aceptada.
El complemento predicativo constituye un caso de doble predicación y se entiende por tal la
función desempeñada por un elemento nominal que complementa a la vez al sujeto o al
complemento directo como un atributo y al verbo como un circunstancial. Dan lugar a oraciones
intennedias entre las de predicado nominal y las de predicado verbal; como aquellas modifican al
sujeto, con el que conciertan en género y número; como éstas, modifican al verbo añadiendo una
circunstancia generalmente de modo. Así en la oración: Los huéspedes quedaron contentos,
"contentos" es el complemento predicativo que completa al sujeto los huéspedes con el que
concierta en género y número y dice cómo son los huéspedes; pero a la vez modifica al verbo como
un circunstancial diciendo cómo quedaron. Esta doble condición las sitúa como puente entre los dos
tipos de oraciones que tradicionalmente se distinguen, atributivas y predicativas, razón por la cual
Jespersen las llamó "cuasipredicativas".
Una variante de estas oraciones son aquellas en las que el complemento atributivo no
completa al sujeto, sino al complemento directo y al verbo. Para Alarcos se trata de un atributo del
complemento directo, obviando el hecho evidente de la doble complementación. En oraciones
como: Han nombrado a Sancho gobernador de una ínsula, el complemento directo es Sancho (LO
han nombrado) y "gobernador de una ínsula" es el complemento predicativo porque modifica tanto
al verbo como al complemento directo. Alarcos, desde un criterio exclusivamente sintáctico,
considera que sólo complementa al complemento directo y no al verbo, ya que sólo aquel se
pronominaliza (LO han nombrado gobernador...). Pero si además de la función sintáctica tenemos
en cuenta la semántica, es decir, las relaciones de tipo semántico que se establecen entre los
elementos de una oración, es evidente que el complemento predicativo incide sobre los dos
elementos: verbo y complemento directo.
A estas oraciones hay que asimilar otras en las que el complemento predicativo va
introducido por una preposición dando lugar a oraciones del tipo: En su pueblo todos tenían a D.
Luis por un oráculo. en la que "por un oráculo" complementa conjuntamente a D. Luis y a tenían.
El elemento verbal admite dos interpretaciones:
el verbo es "tener" que rige la preposición "por"
el verbo y la preposición forman un grupo significativo como si fuera una sola lexía
"tener por" .

En el primer caso, "un oráculo", el elemento nominal, actuaría como término de la


preposición y sería un complemento preposicional o suplemento; en el segundo, sería un
complemento predicativo. Las dos interpretaciones son válidas, aunque parece más convincente la
última, considerar el grupo "tener + por" como una lexía compleja porque a) 'tener + por' se
emplean siempre en el sentido de considerar, y b) el significado que adquieren no proviene de la
suma de los significados de tener y de por, sino que es otro distinto. Abunda en esta interpretación
la concordancia del elemento introducido por la preposición con el C.D, lo que obliga a
considerarlo como complemento predicativo.
La obligatoriedad o no de este complemento viene determinada por la selección léxica
operada por el verbo. Unos vienen seleccionados semánticamente por el verbo, con lo que son
obligatorios y su ausencia generaría oraciones agramaticales; otros no vienen seleccionados por el
significado del verbo, y son por ello no obligatorios.

Para concluir, tenemos que reconocer que Alarcos cambia ligeramente su posición a este
respecto, porque si bien sigue diciendo que es complemento del sujeto, en la Gramática de la
lengua española (1994) afirma: "De todos modos, el atributo circunstancial afecta al signo léxico
del verbo (al cual matiza) y al sujeto explícito (con el cual concuerda cuando es posible)", o sea, se
acerca mucho a la doble complementación.

4.8. Complementos no argumentales.

4.8.1. Complementos circunstanciales.


Todos los complementos que no son ni directo ni indirecto reciben en la gramática
tradicional el nombre de circunstanciales con una clara falta de sistematicidad. Tanto para el
concepto como para la clasificación de los complementos circunstanciales es necesario apelar al
significado para su determinación, ya que formalmente, como querian las gramáticas estructurales,
es imposible caracterizarlos. Se trata del significado de función, pero que implica con frecuencia el
significado conceptual del complemento.
Han constituido los C.C un verdadero cajón de sastre donde se han agrupado todos aquellos
complementos que no encajaban en las categorias de directo ni indirecto y teniendo en
consideración tanto los aspectos del significado como la forma, falseando de este modo los hechos.
En efecto, circunstancial apela a algo externo, no esencial para el sentido de la frase; algo que se
podria suprimir sin que la frase experimentara variaciones importantes. Los hechos demuestran que
análisis de este tipo no son válidos para todos los considerados circunstanciales, como el caso de los
locativos.
Se llaman circunstanciales porque suelen añadir elementos periféricos, no exigidos por el
núcleo predicativo; su presencia o ausencia no modifica ni la estructura ni el sentido de la oración.
Los rasgos que manifiestan esta marginalidad son dos según Alarcos:
a. su elusión sin dejar rastro de su papel ni perturbar la estructura oracional. En efecto, mientras los
complementos argumentales aparecen representados por un pronombre cuando son eliminados, los
circunstanciales no.
b. su mayor capacidad de permutación dentro de la oración, o sea, la gran movilidad de que gozan
dentro de ella.
Estos complementos sirven para expresar las circunstancias que rodean o matizan el
contenido bien de la oración bien sólo del verbo, porque unos son complementos del verbo, y otros
de la oración entera a la que enmarcan en una circunstancia. La distinción de unos circunstanciales
de otros se ha de hacer necesariamente desde criterios funcionales gramaticales y desde una
perspectiva semántica. De este modo, dice Alarcos, en una oración como:Anoche leí deprisa tu
carta el circunstancial "anoche" enmarca a toda la oración en una circunstancia externa a toda ella;
pero el otro circunstancial, "deprisa", afecta a la referencia expresada por el núcleo "leí" e indica
una particularidad interna a la actividad designada. De este modo se distinguen los complementos
del verbo de los de la frase. Con criterio semántico se clasifican en complementos de lugar, tiempo,
modo, instrumento, causa, compañía, fin, etc.
4.8.2. Dativos éticos y de interés.
Son complementos no argumentales como es evidente, que hay que distinguir cuidadosamente de la
función de complemento indirecto y que vienen representados por pronombres. El dativo ético,
cuyo uso es más frecuente en el lenguaje coloquial, es llamado también dativo superfluo, viene
representado por una forma de pronombre átono y su función es exclusivamente expresiva
indicando el interés de la persona en lo expresado por el sintagma verbal. Su eliminación no cambia
el sentido de la oración como puede comprobarse en oraciones como: Se bebe un río si es menester/
Te sabes todas respuestas./No me toques a la familia, oraciones todas en las que si se suprime el
pronombre, no cambia para nada el sentido y además en ningún caso viene exigido por el
significado del verbo.
En cuanto al dativo simpatético o posesivo, viene dado por una forma pronominal que
representa al poseedor del objeto representado por otro complemento verbal, generalmente el
complemento directo. Algunos de estos dativos pueden ser verdaderos complementos indirectos
cuando se construyan con verbos que exijan esa función; cuando esto no ocurra, no se podrán
considerar complementos argumentales, sino circunstantes.

Para concluir, a modo de resumen hemos hablado de las relaciones gramaticales


establecidas dentro de la oración; de la bipolaridad sujeto-predicado que constituye el esquema
básico de la mayor parte de las oraciones y de la estructura del predicado como nudo central del que
dependen dos tipos de complementos: argumentales y circunstanciales según que vengan exigidos o
no por la naturaleza semántica del verbo, lo que demuestra que un análisis exclusivamente
sintáctico-formal se muestra insuficiente para dar cuenta de los hechos de lengua. La oración no es
sólo una estructura sintáctica, sino que surge por la confluencia de relaciones sintácticas y
semánticas que configuran el entramado de la lengua, relaciones que hay que tener en cuenta para
realizar el análisis de las oraciones.

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