Diabetes Mellitus Gestacional
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Diabetes Mellitus Gestacional
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Diabetes mellitus gestacional.
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Dra. Omidres Pérez, Dr. Tony Saba, Dr. Miguel A. Padrón, Dr. Rafael
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DEFINICIÓN Compartir
El impacto del diagnóstico de DMG estriba en que este trastorno tiene inmediatas consecuencias para el desarrollo del
embarazo e implicaciones a largo plazo, tanto para el recién nacido como para la madre. Existen una serie de razones
para identificar a estas mujeres durante la gestación, entre las más destacadas se encuentran las siguientes:
1. Algunas gestantes presentan una hiperglucemia importante y requieren tratamiento insulínico de inmediato
2. Los fetos tienden a presentar macrosomía, además de alteraciones tales como: hipoglucemia neonatal,
hipocalcemia, policitemia e hiperbilirrubinemia, lo que se traduce en una mayor morbimortalidad.
3. Los recién nacidos tienen tendencia a la obesidad, dislipemia y diabetes en la edad adulta6,7.
4. Las madres con DMG presentan una mayor incidencia de diabetes en años posteriores: entre un 25 y un 70 % de
ellas serán diabéticas al cabo de 25 años de seguimiento8.
La mayoría de autores coinciden en que la tasa de morbimortalidad perinatal en la DMG es similar a la de mujeres no
diabéticas, pero siempre que se establezca el diagnóstico en el momento oportuno y se controle adecuadamente a la
paciente6. Por tanto, es un objetivo primordial en todo plan de asistencia sanitaria el identificar a las mujeres con DMG
y normalizar su perfil de glucosa, de manera que puedan prevenirse o al menos reducir al mínimo las complicaciones
citadas.
La prevalencia de este trastorno oscila entre 0,5 y el 16 %, en los países occidentales se presenta alrededor del 5% de
los embarazos; estudios realizados en España por ejemplo hacen referencia a una prevalencia de hasta un 16,09 %7.
En este sentido, es importante recordar las dificultades en unificar resultados debido a los diferentes procedimientos
diagnósticos, e incluso, por la distinta metodología analítica empleada.
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La patogenia de la diabetes gestacional no está claramente dilucidada; actualmente se acepta que se trata de un
trastorno heterogéneo en el que podemos encontrar frecuentemente una alteración de características similares a la
diabetes tipo 2, aunque hasta en el 8% de los casos se detecta la presencia de anticuerpos, antiinsulina, ICA
(anticuerpos anti islote pancreático) y anti-GAD, lo que podría indicar el desarrollo de una diabetes tipo 1 en la
gestación9. Comparado con el embarazo normal, encontramos en la mayoría de casos de diabetes gestacional una
disminución de la sensibilidad periférica a la insulina asociada a una incapacidad para incrementar la secreción de
insulina como respuesta al aumento de los niveles de glucemia10,11, situación que permanece incluso finalizada la
gestación.
PREVALENCIA
La prevalencia mundial de DMG puede variar entre 1% y 14% de todos los embarazos dependiendo de la población
estudiada y de los criterios de diagnóstico utilizados12,13. En Venezuela, en un estudio prospectivo realizado en la
Maternidad Concepción Palacios, con 3.070 gestantes14, se obtuvo una prevalencia de 2,71%. Otros estudios con
menor casuística han reportado cifras comprendidas
entre 2% y 4 %13. De este estudio prospectivo se concluyó que la baja incidencia de DMG encontrada en nuestra
población es menor que la reportada en Estados Unidos para blancos hispánicos y mexicanos y similar a la de los
blancos de origen no hispánico; por lo cual se hace necesario redefinir el alto riesgo que atribuye la American Diabetes
Association (ADA) a toda la población latinoamericana en general, cuando esta aseveración pudiera ser sólo válida
para los latinoamericanos residentes en Norte América y la población mexicana15 . Aunque, es claro que, debido al
incremento progresivo de la obesidad epidémica así como del síndrome metabólico pueda promover un ascenso
gradual de la DMG y por tanto es necesario la actualización permanente de las estadísticas de los distintos centros
tanto nacionales como internacionales para el manejo adecuado de esta entidad16.
FACTORES DE RIESGO
En general, los factores de riesgo para la DMG están en estrecha relación con lo mencionado acerca del incremento
progresivo de la obesidad y del síndrome metabólico bien explicado en otros capítulos de este consenso, por tanto
enumeramos los siguientes a tener en cuenta en la evaluación de la paciente embarazada:
a. Obesidad o sobrepeso.
c. Antecedentes personales de DMG: recién nacidos macrosómicos (4 kg o más), abortos repetidos, mortinatos o
recién nacidos fallecidos en la primera semana, polihidramnios, hipertensión arterial (HTA), dislipidemia,
hiperinsulinemia, síndrome de ovario poliquístico (tratado o no), acantosis nigricans.
d. Presencia de glucosuria y/o glucemia en ayunas igual o mayor de 92 mg/dL durante el embarazo actual.
f. Mujeres con etnicidad diferente a los grupos en los cuales se ha descrito aumento de riesgo, como los hispanos y
asiáticos en los Estados Unidos17,18.
Los factores de riesgo de mayor importancia son los antecedentes familiares en primer grado de diabetes y obesidad.
Se consideran mujeres de bajo riesgo y por tanto no ameritan descarte aquellas que presenten todas las
características siguientes:
Es muy importante que la paciente con diabetes planifique sus embarazos y logre alcanzar las metas en su control
metabólico preconcepcional, con el fin de disminuir el riesgo perinatal secundario a hiperglucemia y vasculopatía
materna19.
La hiperglucemia durante el primer trimestre del embarazo, momento crucial de la organogénesis fetal, aumenta el
riesgo de malformaciones congénitas, con una incidencia del 6 al 10%. Los sistemas más comúnmente afectados son
el cardiovascular, nervioso central, gastrointestinal, genitourinario y esquelético, aunque no son anomalías específicas
de la diabetes.
La disminución de la HbA1c antes del embarazo y durante el primer trimestre reduce significativamente este riesgo20.
La nefropatía diabética está asociada hasta en un 40% con HTA y preeclampsia, a un 60% con retinopatía, y en el
70% de estos casos se realiza cesárea. A su vez se presenta partos pretérmino y retardo de crecimiento intrauterino
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hasta en un 25 y 15 % respectivamente, con una tasa de mortalidad perinatal de 5%. Además, el embarazo por sí
mismo y sus potenciales comorbilidades asociadas a la nefropatía, empeora la función renal20.
La retinopatía durante el embarazo puede progresar a proliferativa, lo cual está asociado a los años de duración de la
diabetes, severidad de la retinopatía preexistente, grado de control metabólico y asociación con HTA. La enfermedad
arterial coronaria (EAC) es poco frecuente en mujeres en edad reproductiva, aunque se reporta un aumento del riesgo
en diabetes tipo 1, lo cual va acompañado de mayor riesgo de morbimortalidad materna y prematuridad que es
evitable con un diagnostico precoz y revascularización según el caso. La gastroparesia diabeticorum, una entidad
infrecuente, debe ser evaluada antes del embarazo a fin de prevenir morbilidad materna y fetal por esta causa20.
La paciente con diabetes preconcepcional, debe planificar su embarazo, para lo que se necesita orientar hacia el uso de
contraceptivos hasta el logro de las condiciones adecuadas; se sugiere la siguiente conducta21:
Control metabólico con glucemia en ayunas entre 80 a 110 mg/dL (4,4 - 6,1 mmol/L) y 2 horas posprandial menor
a 150 mg/dL (8,6 mmol/L), HbA1c menor de 6,1 %.
Ejercicio y plan nutricional con inclusión de carbohidratos de absorción compleja, fibra soluble y vitaminas con
reducción de las grasas saturadas;
Atención multidisciplinaria, incluyendo especialistas médicos y nutricionista, para hacer indicaciones personalizadas
y compatibles con las particularidades étnico-culturales y capacidad monetaria.
Historia clínica, examen físico y laboratorios dirigidos a evaluar la presencia de complicaciones relacionadas con
diabetes: Urea, creatinina, examen simple de orina, depuración de creatinina y proteinuria en orina de 24 horas (si no
hay infección urinaria).
Dilatación pupilar y evaluación de la retina por oftalmología, tratando previamente la retinopatía proliferativa.
Evaluación de la medicación utilizada a fin de hacer los ajustes correspondientes y cambio, según el caso, en
antidiabéticos orales, antihipertensivos, estatinas, diuréticos entre otros21.
Las recomendaciones durante el control médico del embarazo se resumen en la tabla 122. Por otra parte, se
contraindica el embarazo en aquellas mujeres con HbA1c mayor de 10% o con creatinina mayor de 0,2 mmol/L21.
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CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DE DMG
El estudio HAPO, realizado en 25.505 embarazadas, ha demostrado los valores de glucosa que producen efectos
adversos para la madre y el feto. Basado en estos resultados, la asociación internacional para el estudio de
diabetes y embarazo (IADPSG por sus siglas en inglés) ha planteado unos nuevos puntos de corte para el
diagnóstico de DMG23 y la posibilidad de diferenciar a la gestante con alteración metabólica con la paciente con
diabetes preexistente no diagnosticada hasta el embarazo y la diabetes gestacional propiamente dicha. La paciente
embarazada no conocida con diabetes, debe ser evaluada durante la primera visita prenatal en la cual se
examinará glucemia en ayunas, HbA1c y/o glucemia a cualquier hora del día. Las categorías diagnósticas de
acuerdo a estos resultados se resumen en la tabla 2. Con estas determinaciones se separan, desde la primera
consulta prenatal, los casos de diabetes preexistente que no habían sido diagnosticados antes de la gestación y
aquellos con diabetes gestacional que inician durante las primeras semanas del embarazo.
Si la paciente califica como normal en la primera visita, o aquellas de bajo riesgo de DMG se reevaluan en la
semana 24 a 28 de embarazo18, realizando curva de tolerancia glucosada con carga de 75 g de glucosa por vía
oral, y determinación de la glucemia basal, a la primera y segunda hora. Los valores de referencia se señalan a
continuación:
Cabe señalar que las determinaciones de glucemia deben hacerse en suero o plasma, y que la glucemia capilar no es
intercambiable con estimaciones a las anteriores, por lo que no se recomienda usar esta última para realizar
diagnóstico5,18.
Frecuencia de consultas. Cada dos semanas hasta la semana 32 y, semanales a partir de entonces, salvo que ya
existan complicaciones que impongan un seguimiento más estrecho. Se recomienda control dietético quincenal hasta
la semana 28; luego semanal15
Ecosonografía. Tiene mucha importancia y no sólo para detectar malformaciones. Debe realizarse periódicamente a
partir de la semana 32, con perfil biofísico y hemodinámico (Doppler). El polihidramnios es bastante frecuente y se
asocia a falta de control metabólico. En las madres con diabetes previa y polihidramnios, como en las insulino-
dependientes, el control estrecho se hace más necesario.
Prevención de las malformaciones. La tasa de malformaciones mayores, así como la de abortos, puede ser reducida y
llevada a cifras parecidas a las de la población de gestantes no diabéticas. En la gestante con diabetes previa, esto es
posible solamente con un adecuado control periconcepcional del estatus metabólico. La recomendación es mantener
valores pregestacionales de HbA1c cercanos a la normalidad, sin hipoglucemias importantes24. En la DMG la tasa de
grandes malformaciones es similar a la de la población general, ya que la disfunción metabólica, ligada a la resistencia
a la insulina, por lo general se presenta relativamente tardía en el embarazo. De todas maneras, es lógico pensar que
el estricto control bioquímico minimizará la aparición de malformaciones, y en el caso de las pacientes con DMG,
dependerá del momento del diagnóstico y de la ventana de desarrollo de cada uno de los defectos congénitos.
Prevención de la muerte fetal. El evento es infrecuente en el segundo trimestre. Para evitarlo en el tercero, se basa
en:
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1) Control de glucemia; 2) Práctica de las pruebas de bienestar fetal y 3) Interrupción del embarazo antes del final.
Vigilancia fetal.
1. La embarazada con DMG así como con diabetes previa será instruida para monitorear los movimientos fetales, en
especial durante las últimas 8 ó 10 semanas, tiempo durante el cual debe informar de inmediato a su obstetra si hay
disminución en la percepción de estos.
2. Las pruebas fetales no estresantes han de ser consideradas una vez cumplidas las 32 semanas de embarazo.
3. El perfil biofísico y los estudios de velocidad de flujo con Doppler se consideran particularmente indicados en
presencia de algunas comorbilidades, como restricción de crecimiento fetal y preeclampsia. La sola presencia de
diabetes es indicación de examen con Doppler.
4. Además de las indicaciones de examen con ultrasonidos válidas para cualquier otro tipo de embarazo, debe usarse
cuando la glucemia en ayunas es mayor a 120 mg/dL.
5. La amniocentesis para estimación de madurez pulmonar no se considera necesaria si hay una fecha precisa de
última menstruación y se calculan 38 o más semanas25.
Ante la presencia de contracciones uterinas fuertes, en pretérmino, al seleccionar la medicación es necesario tener
en cuenta que los fármacos beta-adrenérgicos, usualmente empleados como tocolíticos, producen glucogenolisis
hepática y que los glucocorticoides causan una fuerte resistencia a la insulina. La combinación de ambos es factor
de riesgo de cetoacidosis, edema pulmonar e hipopotasemia26.
Se recomienda el uso prenatal de glucocorticoides, aunque no esté demostrada una reducción significativa del
síndrome de distrés respiratorio del neonato y su posible beneficio pudiera ser contrarrestado por el efecto
hiperglucemiante de estos fármacos. Por lo general, tanto las embarazadas con diabetes previa como aquellas con
DMG, son excluidas de los estudos controlados y poco se conoce la incidencia de esta condición. En las diabéticas
diagnosticadas previamente, el adecuado control de la glucemia preconcepcional y/o prenatal reduce la incidencia del
distrés.
Si se trata de una DMG, no de una diabética previa gestante, los grupos de expertos recalcan dos puntos
importantes25,27:
2. En ausencia de probado compromiso fetal, no es tampoco indicación para nacimiento antes de la semana 38. Lo
ideal es un nacimiento por vía vaginal, después de cumplirse la semana 39. Si se ha logrado un buen control de la
glucemia y se ha evitado la macrosomía fetal, algunos han indicado la inducción al llegar a esta edad gestacional. Con
un control no satisfactorio aumenta la posibilidad de muerte fetal y se tiende a no llegar tan cerca de la semana 40. El
objetivo es evitar la muerte intrauterina y reducir el riesgo de distocia de hombros sin caer en la prematuridad28. En
las madres dependientes de insulina se recomienda la extracción a las 38 semanas, lo cual no ha causado incremento
de morbilidad intraparto, ni materna, ni fetal29. Las embarazadas con diabetes controladas con dieta, no tienen
aumento de muertes fetales; sin embargo, algunos han preconizado la extracción temprana para disminuir la tasa de
fetos grandes para su edad y de distocia de hombros30 y antes de la semana 39, indican amniocentesis para
documentar la madurez fetal31.
De haber fetos grandes y pesados, según biometría ecográfica, se plantea la alternativa de la cesárea, para evitar
situaciones muy traumáticas y de severas consecuencias de vida y de futuro desarrollo neurológico, como la distocia
de hombros y la parálisis braquial. Sobre un peso mínimo por encima del cual se indica la cesárea, hay datos variables
y notable controversia, la cual siempre quedará abierta. Algunos toman como punto de corte el percentil 95 del peso
correspondiente a la edad; otros los 4 ó 4,5 kg. Pero no hay acuerdo. Los comités de expertos concluyen que: "...En el
área del tiempo óptimo y tipo de nacimiento para evitar el trauma fetal, no existen actualmente grandes estudios
prospectivos y bien controlados, y se necesitan con urgencia"25.
Los exámenes bimanuales no deben ser innecesariamente repetidos, sobre todo después de la ruptura de las
membranas ovulares, por el elevado riesgo de infección. En general, las prácticas de higiene y antisepsia se harán más
estrictas en estas pacientes. Esto cobra particular importancia ante la indicación de cesárea, en especial cuando ya se
había iniciado el trabajo de parto. También está justificada la antibioterapia. Es aconsejable el monitoreo continuo o
frecuente del ritmo cardíaco fetal y, algunos aconsejan la electrocardiografía, para la detección de signos de hipoxia32.
En el puerperio.
A aquellas mujeres que tuvieron DMG, se les informará de su condición de riesgo elevado para sufrir DM2 y se
continuará practicando tests para la enfermedad33. Se aconseja realizar curva de tolerancia glucosada con
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determinaciones basales y a las 2 horas, entre las 6 a 12 semanas posterior al parto, a fin de evaluar el diagnóstico
posparto de la paciente18. El Comité de Práctica Obstétrica del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG
por sus siglas en inglés)34 presenta un esquema según el cual, de éstas, pueden obtenerse tres situaciones:
2. Alteración en la tolerancia a la glucosa, hiperglucemia, o ambas. Ante este resultado puede hacerse la remisión al
endocrinólogo o al internista, además de control adecuado de peso con indicación de actividad física, con pruebas
anuales de glucemia.
3. Normales. A la paciente se le aconseja estudio de glucemia cada tres años, además de control de peso y mayor
actividad física, si fuera necesario.
TRATAMIENTO DE LA DMG
El objetivo del tratamiento es mantener estable los niveles de glucemia durante toda la gestación, sin hipoglucemia ni
cetosis, debido a que en el primer trimestre la descompensación metabólica puede ocasionar aborto espontáneo o
anormalidades fetales congénitas.
En los estados más avanzados de la gestación, la hiperglucemia induce una estimulación prematura del páncreas fetal
con la consiguiente hiperinsulinemia sostenida y macrosomía fetal. La terapia insulínica acompañada de medición de
glucemia capilar pre y posprandial (una hora), antes de dormir, y 2 a 3 am, solo si hay glucemias en ayunas
inexplicablemente elevadas, evaluando los controles semanales hasta lograr las dosis adecuadas17, disminuye los
riesgos de hipoglucemia y de otras complicaciones. Con las insulinas de corta duración o sus análogos se obtiene un
control glucémico más ajustado.
El contenido calórico se calcula por: 1. Índice de masa corporal (IMC) y la ganancia total de peso durante el embarazo,
el cual puede ser en mujeres normopeso de 11 a 16 Kg, con bajo peso de 13 a 18 Kg, con sobrepeso de 7 a 11 Kg y
con obesidad de 5 a 9 Kg17. En el primer trimestre las necesidades energéticas no están aumentadas, en el segundo y
tercer trimestre se recomienda aumentar 300 Kcal de la ingestión de calorías previas al embarazo.
Cálculo calórico:
2. Con IMC mayor de 30, no superar las 30 calorías de peso ideal por día. Si hay obesidad, restricción en 33% de las
calorías totales, llegando incluso a planes de 1200 Kcal/ día con seguridad para la madre y el feto17.
4. Evitar períodos de ayunas de más de tres horas para prevenir cetosis o síntomas de hipoglucemia.
Recomendaciones generales:
Evitar el consumo de azucares simples, y preferir carbohidratos de absorción compleja en forma de vegetales, frutas
y hortalizas, lácteos bajos en grasa como el requesón.
Las comidas en raciones pequeñas pero frecuentes, disminuyen el apetito, previenen atracones, reducen y,
optimizan las dosis de insulina.
Desayunos con pocas raciones de carbohidratos, ya que en la mañana aumenta la insulino resistencia.
La dieta alta en fibra con bajo índice glucémico evita las excursiones glucémicas y mejora el control de la glucemia
una hora posprandial17.
Actividad física:
El ejercicio mejora la resistencia periférica a la insulina y ayuda a disminuir las dosis de insulina, favorece el control
de la glucemia en ayunas y posprandial.
Si no hay contraindicaciones, caminar de 20 – 45 minutos, tres a cinco veces por semana previo ejercicios de
estiramiento.
Lo ideal es un plan de entrenamiento con ejercicios moderados (Caminata, bicicleta fija, natación, aeróbicos de bajo
impacto).
Altos niveles de actividad física antes del embarazo o durante las primeras etapas del embarazo están asociados con
una reducción significativa del riesgo de aparición de DMG35-37.
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La intensidad del ejercicio debe ser moderada, tratándose de embarazadas con propensión a la HTA, a veces
hipertensas, y con sobredistensión miometrial por fetos macrosómicos, en las cuales, añadir el estrés, significa mayor
peligro de contracciones uterinas y amenaza de parto prematuro, por lo que hay que individualizar la paciente ante la
indicación de ejercicio.
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
1. Intentar el control con programas de alimentación y ejercicios, si no se alcanzan las metas luego de una semana, se
inicia terapia insulínica.
2. Existen algunos factores de predicción de insulinoterapia en la paciente con DMG: Historia familiar de diabetes,
obesidad previa al embarazo, glucemia en ayunas mayor de 105 mg/dL38.
3. Se recomienda insulinas de corta duración (Insulina cristalina) o análogos ultrarrápidos (Aspart o lispro) en
pacientes con Diabetes tipo 1, tipo 2 y DMG acompañada de insulina NPH. Los análogos de acción prolongada no han
dado reporte de efecto teratogénicos. La FAD aprobó en abril pasado, la insulina detemir (análoga de insulina
prolongada) para su empleo en mujeres embarazadas con diabetes en categoría B (no aumenta el riesgo en el
neonato).
4. La dosificación de insulina está basada en el peso de la paciente, semana de embarazo en la que se presenta, y
cifras de glucemia pre y una hora post alimentos (ver tabla 3)17.
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5. La insulina intermedia NPH dos o tres veces al día logra glucemias de ayunas adecuadas (menos de 90 mg%) y
combinada con ultrarrápidas antes de las comidas, las glucemias posprandiales 1 hora llegan a la meta (menos de
120 mg %) con dosis progresivas total según semana gestacional (Ver tabla 3). Durante el trabajo de parto se
debe mantener la glucemia en valores entre 60 a 120 mg/dL. En el posparto inmediato las dosis de insulina
disminuyen un 20 a 30% en diabetes tipo 1 y la meta de control glucémico es menos de 150 mg/dL a fin de evitar
el paso de glucosa a través de la leche materna17,19.
6.No está aprobado el uso generalizado de hipoglucemiantes orales u otros tratamientos vía oral para el control
glucémico por no tener suficientes evidencias de su seguridad, aunque la metformina no ha mostrado efectos
teratogénicos en mujeres tratadas por ovario poliquístico que han presentado embarazo durante el tratamiento, incluso
reportando disminución de la tasa de abortos espontáneos en el primer trimestre. En el segundo y tercer trimestre de
embarazo se ha comprobado ser efectiva y no se han notado diferencias en complicaciones perinatales comparado con
la terapia insulínica. A su vez, la glibenclamida ha demostrado seguridad y buen control sin efectos teratogénicos en la
paciente embarazada, con nulo paso transplacentario, pero sin conocerse aun los efectos a largo plazo en el feto sobre
estimulación pancreática fetal precoz entre otras dudas aún sin respuesta.
Las bombas de infusión continua de insulina, pueden ser utilizadas con los recursos necesarios y un programa
intensivo de motivación y educación.
El monitoreo continuo (Holter) de glucemias contribuye a un ajuste más fino y a evitar las hipoglucemias.
Investigadores canadienses determinaron que la insulina glargina no cruza la barrera placentaria y puede ser segura
durante el embarazo.
Es importante enseñar a la paciente sobre la hipoglucemia, sus síntomas y como corregirla al igual que el esquema de
administración de insulina ultrarrápida de rescate en caso de hiperglucemia y control posterior a fin de evitar
complicaciones por esta causa.
Durante el parto.
El mantenimiento de la paciente en euglucemia (70 a 90 mg/dL) es básico. Para lograrlo debe hacerse un buen control
previo al alumbramiento. Con el trabajo de parto activo y su enorme gasto energético, la sensibilidad a la insulina
aumenta y los requerimientos llegan a desaparecer. Existen esquemas recomendados para administrar insulina
intraparto. Para evitar la hipoglucemia se aconseja la infusión de glucosa a razón de 2,5 mg/kg/minuto, medir la
glucemia capilar cada hora y doblar la dosis de glucosa si ésta cae por debajo de 60 mg/dL. Si la glucemia es superior
a 120 mg/dL, se hace necesario el uso regular de insulina SC o EV, hasta llevar la glucemia a un punto entre 70 y 90
mg/dL. Después, se vuelve a la dosis inicial de glucosa. No es recomendable administrar cantidades elevadas o bolos
de glucosa, por el peligro de hipoxia fetal, acidosis fetal o neonatal e hipoglucemia neonatal. El monitoreo de la
glucemia debe hacerse más frecuente de continuar con la insulina durante la lactancia33.
Nacimiento pretérmino
Cesárea
Hipoglucemia neonatal
Hiperbilirrubinemia
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Fetos grandes para edad gestacional
Distocia de hombro
Muerte neonatal
Mayor riesgo de exposición a cetonas y ácidos grasos libres y consecuente disminución del coeficiente intelectual
A largo plazo se conoce el mayor riesgo que tienen en la niñez y adolescencia a presentar síndrome metabólico y
obesidad, e incluso en la adultez (diabetes y enfermedades cardiovasculares39-44):
Por cada 1 mmol/L (18 mg/dL) de incremento de la glucemia materna en ayunas, el riesgo de la descendencia de
sobrepeso aumenta en 51% y el de síndrome metabólico en 80%.
Por cada 1 mmol/L (18 mg/dL) de aumento en la glucemia 2 horas poscarga materna, el riesgo de sobrepeso en
la descendencia aumenta en 13 % y el de síndrome metabólico en 18%44,45.
Por su parte, algunas madres quedan con diabetes posterior al parto. De no suceder esto, son portadoras de un
alto riesgo de presentar DM2 (incidencia acumulada mayor los primeros 5 años), del 20 al 60%, en especial si
están presentes las siguientes condiciones46,47:
CONCLUSIONES
La gestación es un estado fisiológico pro diabetogénico que en mujeres de riesgo puede favorecer la aparición de
DMG.
Las pacientes con diabetes en edad reproductiva deben hacer planificación familiar y tener cuidados pre
concepcionales para lograr embarazo con disminución de riesgo perinatal.
La atención multidisciplinaria de la paciente con diabetes durante el embarazo es vital para lograr un adecuado
control.
En la mujer embarazada, la diabetes puede aparecer en la gestación, conocida como diabetes gestacional, o hacerse
el diagnóstico de diabetes preexistente, según los resultados de glucemia en los tiempos 0, 1 hora y 2 horas de la
curva de tolerancia glucosada con carga 75 gr.
En las pacientes con diabetes gestacional, luego del parto, en las semanas 6 a 12, debe indicarse una nueva curva
de tolerancia glucosada a fin de poder definir si la paciente persiste con un trastorno del metabolismo de los
carbohidratos.
El control metabólico de la diabetes durante el embarazo tiene metas estrictas en glucemia en ayunas y 1 hora
posprandial, a fin de disminuir el riesgo de complicaciones.
El tratamiento avalado de la diabetes durante el embarazo se basa en plan nutricional, ejercicio programado e
insulinoterapia.
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