Resumen Tema 8

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Miguel Domínguez Rojas

1. Introducción
El lenguaje funciona como “punta del iceberg” en el desarrollo. De manera que cuando algo va
mal, el lenguaje siempre se ve alterado de una u otra manera.
Pero en este capítulo nos vamos a centrar en las alteraciones del desarrollo de la comunicación y
el lenguaje cuando estas constituyen el núcleo de los trastornos, mientras que otras funciones
psicológicas permanecen sin problemas, o al menos sin dificultades que puedan ser responsables
de dichas alteraciones.
Vamos a abordar – de menor a mayor gravedad – las siguientes alteraciones: Retraso del
Lenguaje, Trastorno Fonológico y Trastorno Específico del Lenguaje (TEL).
Abordaremos el estudio de estos problemas desde una visión neuroconstructivista.
Una visión neuroconstructivista de las alteraciones del desarrollo de la comunicación y el
lenguaje
Como veíamos en el tema 1, la perspectiva neuroconstructivista adopta una posición interactiva
entre lo innato y lo adquirido. Así, aunque se parte de unos sesgos cognitivos que estarían
determinados genéticamente y serían relevantes para un dominio cognitivo determinado, la
interacción social y la experiencia serían ingredientes fundamentales en el desarrollo.
El desarrollo además estaría sujeto a procesos de modularización o especialización progresiva
fruto de la aplicación de mecanismos generales de aprendizaje a las distintas áreas de
conocimiento o actividad cognitiva. Desde el neuroconstructivismo las alteraciones del desarrollo
se conciben como trayectorias en desarrollo diferentes.

2. Descripción y contextualización de las alteraciones de la


comunicación y el lenguaje
El primer problema al que nos enfrentamos al tratar de caracterizar las alteraciones del desarrollo
comunicativo y lingüístico es el de su clasificación. No hay un acuerdo general sobre cómo
clasificar los trastornos del lenguaje. Hay distintas propuestas, sesgadas en función del modelo
más medico hasta modelos más educativos.
El DSM-5 agrupa los trastornos de la comunicación y el lenguaje bajo la categoría de trastornos
del neurodesarrollo, apostando así por una visión evolutiva que enfatiza el papel del desarrollo
cerebral, sin embargo, sitúa en el mismo nivel los trastornos del lenguaje y los del habla o de la
fluidez. Por su parte, el CIE-10 agrupa los trastornos de la comunicación y el lenguaje sin causa
biológica clara con cuadros producidos por causas biológicas conocidas, como el síndrome de
Landau-Kleffner que es debido a crisis epilépticas recurrentes.
La diferenciación entre los niveles de habla y lenguaje es psicológicamente pertinente. Por otra
parte, la diferenciación entre alteraciones sin base biológica conocida (TEL), de alteraciones
producidas por daño cerebral es igualmente útil y relevante.

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Aquí nos ocuparemos fundamentalmente de los problemas del lenguaje.


En relación a una propuesta de organización de los trastornos del lenguaje más basada en la visión
neuroconstructivista, cabe situar en un continuo las siguientes alteraciones de origen no conocido:
Retraso del Lenguaje – Trastorno Fonológico – Trastorno Específico del Lenguaje
En relación a las alteraciones de origen biológico conocido incluiremos: las Afasias Infantiles y
la Dispraxia del desarrollo.
2.1. Retraso del lenguaje
El retraso del lenguaje es realmente un “cajón de sastre” en el que se incluyen los niños que
alrededor de los dos años de edad aún tienen un vocabulario inferior a 50 palabras y que aún no
hacen combinaciones de palabras. Al fin y al cabo, en todos los trastornos del desarrollo se
observa también al menos un retraso del lenguaje.
En los casos de sordera, discapacidad intelectual, etc., el retraso en el lenguaje está claro, pero
¿qué ocurre en los casos que luego son diagnosticados como TEA o TEL? En estos casos no hay
una causa o condición biológica conocida que justifique el retraso en las habilidades
comunicativas.
El retraso del lenguaje es difícil de detectar antes de los 2 años porque a esas edades el desarrollo
lingüístico es extremadamente variable. Por ello hay que esperar a los dos años para que se
produzca una cierta estabilización en el desarrollo que permita diferenciar lo que es un inicio de
una trayectoria alterada o trastorno de lo que es simplemente una variante del desarrollo típico.
Los datos con los que contamos en la actualidad nos permiten establecer que un 50% de los
retrasos del lenguaje detectados a los 2 años se “normalizan” cuando llegan a la edad escolar. El
otro 50% dará lugar a trastornos del desarrollo del lenguaje o trastornos más generales que
incluyan problemas comunicativos y lingüísticos.
2.2. Trastorno fonológico
El trastorno fonológico, a diferencia de las alteraciones en la pronunciación o dislalias, es la
expresión de las dificultades para organizar fonológicamente (y en muchos casos,
sintácticamente) una lengua.
En los niños con Trastorno fonológico se observan grandes problemas para discriminar unos
fonemas de otros y para combinarlos, y a nivel de producción se observa la presencia de procesos
de simplificación del habla.
La falta de diferenciación de fonemas da lugar en estos niños a un desarrollo léxico retardado,
pero también – con el tiempo – tiene consecuencias en la adquisición de la morfosintaxis. Por otra
parte, un niño de 4 o 5 años con trastorno fonológico tendrá dificultades muy importantes a la
hora de interactuar con sus iguales, lo que puede dar lugar a problemas de relación aún a estas
edades tan tempranas. Estas características hacen que el desarrollo del lenguaje se vea muy
comprometido. En muchos casos, un diagnóstico inicial de trastorno fonológico da lugar con el
tiempo al diagnóstico de TEL.
2.3. Trastorno específico del lenguaje
El TEL o disfasia se diagnostica habitualmente alrededor de los 4 años cuando existe un lenguaje
muy inmaduro y retrasado respecto a la normalidad y su evolución es muy lenta, y todo ello en
ausencia de trastornos de tipo sensorial, motórico o intelectual que pudieran justificar los déficits
lingüísticos.

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Según algunos estudios, el 70% de los niños diagnosticados de TEL presentan una competencia
lingüística muy baja todavía entre los 18 y 20 años.
En los niños que presentan TEL, los problemas de organización fonológica son muy llamativos y
se acompañan de vocabulario pobre, problemas de acceso léxico y, sobre todo, de la presencia
de numerosos errores de tipo morfosintáctico. Los niños que son diagnosticados de TEL
presentan cocientes de inteligencia no verbal dentro de la normalidad. Por otra parte, no se
encuentran ni causas biológicas ni ambientales que ayuden a explicar el TEL.
Hay diversas explicaciones psicológicas del TEL y en los últimos años un cuestionamiento del
adjetivo “específico”.
- Gopnik y cargo (1991) consideran que este trastorno tiene un origen específicamente
gramatical. En este sentido el TEL se produciría por alguna afectación en este módulo o
componente de tipo innato.
- Tallal (1988) propone que el problema del procesamiento del lenguaje no es específico,
sino que afectaría a todos los estímulos que ocurren de modo secuencial y rápido (como
la música).
- Gathercole y cols. Han relacionado el TEL con las dificultades en la memoria fonológica.
Se observarían dificultades en el almacenamiento, control y retención del material
lingüístico procesado por vía auditiva. Se discute si el problema está en la capacidad o
amplitud de la memoria fonológica, o es un problema más de tipo cualitativo (calidad de
las representaciones fonológicas).
Como indicábamos antes, el retraso del lenguaje o el trastorno fonológico, cuando se mantienen
en el tiempo y los niños afectados no se “normalizan”, son predecesores del TEL. Aunque, al
igual que sucede con el autismo, hay mucha variabilidad interindividual entre los niños que son
diagnosticados a los 4 años de disfásicos.
Junto a los problemas de comunicación y lenguaje y/o debido a ellos, los niños con TEL ven
afectados otros aspectos de su desarrollo cognitivo y socio-emocional. Así, los niños disfásicos
pueden presentar una pérdida de confianza en sí mismos, falta de curiosidad o interés, pérdida
de alegría y de compañerismo y una tendencia a aislarse.
Hay algunos estudios de seguimiento de los niños TEL a lo largo de bastantes años. El porcentaje
de personas con TEL que presentan problemas laborales e incluso de tipo psiquiátrico es elevado.
El TEL es un auténtico trastorno del desarrollo grave y con consecuencias muy visibles en la
adaptación de la persona que lo padece.
En relación al adjetivo “específico”, los actuales datos de comorbilidad o coexistencia de este
trastorno con otras alteraciones del desarrollo están cuestionando su validez.
Señales de alerta para la identificación de niños con trastornos del lenguaje y la
comunicación

Antes de - No usa gestos para llamar la atención del adulto, pedir o mostrar cosas
los 12 - No sigue con la mirada objetos a los que señala el adulto
meses - No parece mostrar interés por el lenguaje que le dirige el adulto
- Cuando se le habla no sonríe y/o responde con vocalizaciones
- No juega a producir sonidos o imitar vocalizaciones del adulto
- No balbucea diciendo sílabas repetidas
- No reacciona a su nombre
- No parece entender palabras u órdenes sencillas
- No se implica en secuencias de intercambio vocal con el adulto

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Hacia los - Su comunicación espontánea es todavía gestual, hay mucho balbuceo


2 años - No se dan verbalizaciones/emisiones sonoras relacionadas con los
contextos y rutinas cotidianas. No emplea palabras-frase
- Las palabras se aprenden muy lentamente. Se pierden palabras
previamente aprendidas
- No hay imitación espontánea de emisiones adultas
- Se comunica espontáneamente con el adulto sólo con fines imperativos
- No parece entender frases cortas sin gestos
Hacia los - No se observan cambios significativos en el lenguaje del niño
3 años - El desarrollo del vocabulario es lento; se estanca o no produce las típicas
sorpresas de progreso
- El desarrollo gramatical es lento
- No hay productividad morfológica
- Adopta un estilo pasivo en la conversación: no hace preguntas
espontáneamente ni emplea vocativos
- Se comunica espontáneamente solo con unas pocas personas, o con muy
escasa frecuencia
- Su habla es ininteligible, su tono de vez es monótono y/o su pronunciación
es dificultosa
- No parece disfrutar leyendo cuentos

A continuación, describiremos las alteraciones de la comunicación y el lenguaje de causa


(biológica) conocida en la actualidad.
2.4. La Dispraxia del Desarrollo y la Familia KE
La familia denominada KE es una familia británica en la que la mitad de sus miembros presentan
un trastorno del habla muy grave denominado Dispraxia del Desarrollo o Dispraxia Evolutiva.
Afecta a la articulación del habla y tiene consecuencias a todos los niveles del lenguaje. En
cuanto a la inteligencia no verbal, la mayoría de miembros afectados de la familia tenían un CI
no verbal bajo.
Es la primera familia con este trastorno que se sometió a análisis genéticos mediante los cuales
se descubrió que un gen, el FOXP2, había mutado en los individuos que presentaban el trastorno.
Durante mucho tiempo se sospechó que el gen FOXP2 era el responsable del aprendizaje de la
gramática. Pero otros investigadores propusieron que este gen era solo un ingrediente.
En una investigación en un hospital de Londres se descubrió que algunas regiones del cerebro
estaban hipoactivadas, mientras que otras estaban hiperactivadas. Las zonas hipoactivadas
incluían las neuronas motoras que controlaban las zonas de la cara y las regiones de la boca.
Dichas áreas incluían el área de Broca, el centro para el control del habla.
A continuación, entraremos en los casos en los que se producen pérdidas de las habilidades
lingüísticas adquiridas, producidas por causas conocidas que dan lugar a la afectación del cerebro,
al menos de las áreas encargadas del funcionamiento lingüístico.
2.5. Afasias en la infancia
La palabra afasia significa ausencia o pérdida del lenguaje. Las afasias se diagnostican en la
infancia a partir de los 2-3 años, cuando ya se dispone de un conocimiento lingüístico, aunque sea
básico.
Estos problemas de lenguaje adquiridos se producen por diversas causas:
- Lesiones de origen vascular

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- Infecciones (el factor de menor importancia)


- Tumores cerebrales
- Traumatismos (una de las causas más frecuentes).
Los traumatismos craneoencefálicos (TCE) son una de las causas más frecuentes. Los TCE
afectan al desarrollo del lenguaje, aunque de modo más difuso que los tumores y las lesiones
vasculares. Estos producen en la mayoría de los casos déficits de memoria que tienen
consecuencias sobre el desarrollo lingüístico y sobre las habilidades necesarias para el buen
rendimiento escolar y para el ajuste social.
Al contrario de lo que se observa en adultos, las lesiones cerebrales que se producen
tempranamente no se asocian necesariamente a alteraciones del lenguaje, aunque afecten al
hemisferio izquierdo o a ambos hemisferios. El cerebro en desarrollo tiene capacidad de
reorganizarse para adquirir funciones tan relevantes como las lingüísticas.
La prematuridad puede ser causa de daños de tipo hemorrágico o isquémico. El rasgo común de
ambos tipos de alteraciones es la afectación de la sustancia blanca. Las zonas más vulnerables
a estos daños son los ganglios basales, el tálamo e hipotálamo, el hipocampo, la amígdala, el
cerebelo, el cuerpo calloso y regiones profundas del cerebro.
Hoy sabemos que los problemas de adquisición de la lectoescritura se relacionan con problemas
de procesamiento de lenguaje oral.
Los estudios realizados con prematuros indican que independientemente del peso gestacional,
estos niños tienen una probabilidad alta (40%) de sufrir daños neurológicos con consecuencias en
el desarrollo cognitivo a lo largo del ciclo vital.
Como consecuencia de los problemas cerebrales se suelen producir crisis epilépticas, que también
afectan a su vez al funcionamiento cerebral. No obstante, hay un síndrome que cursa con crisis
epilépticas sin causa conocida, el síndrome de Landau-Kleffner que afecta al hemisferio izquierdo
y con ello al funcionamiento lingüístico.
Algunos estudios en los que se han realizado hemisferectomías a algunos niños, a los que se les
ha extirpado el h. izquierdo al completo, produce al comienzo una afasia total, pero los niños van
adquiriendo el lenguaje de nuevo y llegan a tener un funcionamiento comunicativo-linguistico
bastante adecuado. Estos casos constituyen casos extremos de plasticidad cerebral.

3. Evaluaciones de las alteraciones del lenguaje


Uno de los problemas más acuciantes en el panorama español relativo a la evaluación del
desarrollo es la escasez de pruebas que permitan evaluar el desarrollo comunicativo-linguistico
especialmente en las primeras edades.
3.1. Antes de los 4 años de edad
Podemos diferenciar varios procedimientos de recogida de información en relación a las
habilidades comunicativas y lingüísticas: Recogida de muestras de interacción espontánea, la
utilización de pruebas de observación más controlada o procedimientos para elicitar la producción
de gestos y/o vocalizaciones comunicativas y/o producciones lingüísticas, además de la
utilización de inventarios, escalas evolutivas o test estandarizados.
- En cuanto a la recogida de muestras de interacción espontánea, el problema es que
este procedimiento requiere mucho tiempo y es enormemente costoso. Sistema
CHILDES.
- En cuanto a la utilización de inventarios y escalas de desarrollo, los ítems relativos a
la comunicación y el lenguaje tempranos son demasiado generales y aportan poca

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información detallada sobre las habilidades comunicativas. Aunque también hay pruebas
específicas como el inventario MacArthur, para niños desde los 9 meses hasta los 30. En
la misma línea el sistema AREHA constituye una prueba de rastreo para la evaluación
preventiva del retraso del habla.
- Respecto a otros tipos de pruebas existe la repetición de palabras y pseudopalabras.
3.2. Después de los 4 años de edad
Desde los 3-4 años de edad el repertorio de pruebas de evaluación del lenguaje estandarizadas es
algo más amplio. No obstante, es paradójico que sea antes de los 4 años cuando más importante
sea la intervención en niños con estos trastornos.
En relación a la afasia, tan solo contamos con una prueba de evaluación de la afasia adulta, el Test
de Boston.

4. Cuestiones generales sobre intervención


- En primer lugar, la detección y atención temprana pueden desempeñar un papel crucial
en la trayectoria de las alteraciones y el ritmo de desarrollo comunicativo-linguistico.
- En cuanto al tipo de intervención, es necesario planificar intervenciones en distintos
niveles y contextos. Por una parte, la identificación de las alteraciones y su evaluación
en detalle permitirá establecer en qué niveles o áreas hay que intervenir. Por otra parte,
el tipo de intervención a realizar dependerá del nivel de desarrollo del niño y sus
necesidades. Lo ideal sería una intervención intensiva, contextualizada y prolongada en
el tiempo.
- Por otra parte, a la hora de plantear y planificar un programa de intervención no hay que
perder de vista que, si bien el lenguaje se acaba constituyendo un dominio de
conocimiento modular, el comienzo no es así. Lo que ocurre con el desarrollo son
procesos de modularización y especialización, pero estos constituyen el final del camino,
no el inicio.
Según el libro de Juárez y Monfort, vamos a presentar algunos principios metodológicos muy
claros y definidos para la intervención, así como un modelo psicopedagógico de intervención en
el que diferencian tres niveles en función de las necesidades del niño y su contexto.
a. El primer nivel, que sería adecuado para los niños que presentan un retraso del lenguaje,
consiste en la estimulación reforzada y sistematizada (por parte de los padres sobre todo).
b. El segundo nivel ya implica algo más de intervención por parte del profesional, pero aún
de forma bastante natural, en contextos o “juegos de lenguaje” funcionales, que inciten
al niño a utilizar el lenguaje para distintos fines, en distintos contextos, etc.
c. El tercer nivel, no se debería usar más que en niños con una muy escasa iniciativa
conversacional.
Estos mismos autores, en relación a otra herramienta para fomentar la comunicación mucho
menos “natural”, pero necesaria con muchos niños con una discapacidad intelectual grave, o con
autismo, la utilización de los sistemas aumentativos y alternativos de comunicación, plantean
lo siguiente: “en nuestra práctica somos partidarios de recurrir a sistemas alternativos desde el
momento en que se sospecha que la ausencia de lenguaje oral puede alargarse más allá del periodo
de comunicación preverbal”.

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