Resumen Tema 8
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1. Introducción
El lenguaje funciona como “punta del iceberg” en el desarrollo. De manera que cuando algo va
mal, el lenguaje siempre se ve alterado de una u otra manera.
Pero en este capítulo nos vamos a centrar en las alteraciones del desarrollo de la comunicación y
el lenguaje cuando estas constituyen el núcleo de los trastornos, mientras que otras funciones
psicológicas permanecen sin problemas, o al menos sin dificultades que puedan ser responsables
de dichas alteraciones.
Vamos a abordar – de menor a mayor gravedad – las siguientes alteraciones: Retraso del
Lenguaje, Trastorno Fonológico y Trastorno Específico del Lenguaje (TEL).
Abordaremos el estudio de estos problemas desde una visión neuroconstructivista.
Una visión neuroconstructivista de las alteraciones del desarrollo de la comunicación y el
lenguaje
Como veíamos en el tema 1, la perspectiva neuroconstructivista adopta una posición interactiva
entre lo innato y lo adquirido. Así, aunque se parte de unos sesgos cognitivos que estarían
determinados genéticamente y serían relevantes para un dominio cognitivo determinado, la
interacción social y la experiencia serían ingredientes fundamentales en el desarrollo.
El desarrollo además estaría sujeto a procesos de modularización o especialización progresiva
fruto de la aplicación de mecanismos generales de aprendizaje a las distintas áreas de
conocimiento o actividad cognitiva. Desde el neuroconstructivismo las alteraciones del desarrollo
se conciben como trayectorias en desarrollo diferentes.
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Miguel Domínguez Rojas
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Miguel Domínguez Rojas
Según algunos estudios, el 70% de los niños diagnosticados de TEL presentan una competencia
lingüística muy baja todavía entre los 18 y 20 años.
En los niños que presentan TEL, los problemas de organización fonológica son muy llamativos y
se acompañan de vocabulario pobre, problemas de acceso léxico y, sobre todo, de la presencia
de numerosos errores de tipo morfosintáctico. Los niños que son diagnosticados de TEL
presentan cocientes de inteligencia no verbal dentro de la normalidad. Por otra parte, no se
encuentran ni causas biológicas ni ambientales que ayuden a explicar el TEL.
Hay diversas explicaciones psicológicas del TEL y en los últimos años un cuestionamiento del
adjetivo “específico”.
- Gopnik y cargo (1991) consideran que este trastorno tiene un origen específicamente
gramatical. En este sentido el TEL se produciría por alguna afectación en este módulo o
componente de tipo innato.
- Tallal (1988) propone que el problema del procesamiento del lenguaje no es específico,
sino que afectaría a todos los estímulos que ocurren de modo secuencial y rápido (como
la música).
- Gathercole y cols. Han relacionado el TEL con las dificultades en la memoria fonológica.
Se observarían dificultades en el almacenamiento, control y retención del material
lingüístico procesado por vía auditiva. Se discute si el problema está en la capacidad o
amplitud de la memoria fonológica, o es un problema más de tipo cualitativo (calidad de
las representaciones fonológicas).
Como indicábamos antes, el retraso del lenguaje o el trastorno fonológico, cuando se mantienen
en el tiempo y los niños afectados no se “normalizan”, son predecesores del TEL. Aunque, al
igual que sucede con el autismo, hay mucha variabilidad interindividual entre los niños que son
diagnosticados a los 4 años de disfásicos.
Junto a los problemas de comunicación y lenguaje y/o debido a ellos, los niños con TEL ven
afectados otros aspectos de su desarrollo cognitivo y socio-emocional. Así, los niños disfásicos
pueden presentar una pérdida de confianza en sí mismos, falta de curiosidad o interés, pérdida
de alegría y de compañerismo y una tendencia a aislarse.
Hay algunos estudios de seguimiento de los niños TEL a lo largo de bastantes años. El porcentaje
de personas con TEL que presentan problemas laborales e incluso de tipo psiquiátrico es elevado.
El TEL es un auténtico trastorno del desarrollo grave y con consecuencias muy visibles en la
adaptación de la persona que lo padece.
En relación al adjetivo “específico”, los actuales datos de comorbilidad o coexistencia de este
trastorno con otras alteraciones del desarrollo están cuestionando su validez.
Señales de alerta para la identificación de niños con trastornos del lenguaje y la
comunicación
Antes de - No usa gestos para llamar la atención del adulto, pedir o mostrar cosas
los 12 - No sigue con la mirada objetos a los que señala el adulto
meses - No parece mostrar interés por el lenguaje que le dirige el adulto
- Cuando se le habla no sonríe y/o responde con vocalizaciones
- No juega a producir sonidos o imitar vocalizaciones del adulto
- No balbucea diciendo sílabas repetidas
- No reacciona a su nombre
- No parece entender palabras u órdenes sencillas
- No se implica en secuencias de intercambio vocal con el adulto
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información detallada sobre las habilidades comunicativas. Aunque también hay pruebas
específicas como el inventario MacArthur, para niños desde los 9 meses hasta los 30. En
la misma línea el sistema AREHA constituye una prueba de rastreo para la evaluación
preventiva del retraso del habla.
- Respecto a otros tipos de pruebas existe la repetición de palabras y pseudopalabras.
3.2. Después de los 4 años de edad
Desde los 3-4 años de edad el repertorio de pruebas de evaluación del lenguaje estandarizadas es
algo más amplio. No obstante, es paradójico que sea antes de los 4 años cuando más importante
sea la intervención en niños con estos trastornos.
En relación a la afasia, tan solo contamos con una prueba de evaluación de la afasia adulta, el Test
de Boston.