Matrix y Las Dos Caras de La Pervencion - Zizek
Matrix y Las Dos Caras de La Pervencion - Zizek
Matrix y Las Dos Caras de La Pervencion - Zizek
Slavoj Zizek
żLa más paranoica de las fantasías americanas no es que una persona que
vive en una pequeńa e idílica localidad californiana, paraíso del consumismo,
de repente empiece a sospechar que el mundo en que vive es un montaje, un
espectáculo organizado para hacerle creer que vive en un mundo real,
mientras, en realidad, todos los que le rodean no son sino actores y extras de
un gigantesco espectáculo? El último ejemplo de esta fantasía es la película
de Peter Weir El show de Truman (1998), con Jim Carrey en el papel del
oficinista de provincias que gradualmente descubre que es el héroe de una
serie de televisión que se transmite las 24 horas. Su ciudad está construida en
un enorme estudio de televisión con cámaras que le siguen constantemente.
La Ťesferať de Sloterdijk aparece aquí literalmente bajo el aspecto de la
gigantesca esfera metálica que envuelve y aísla la ciudad entera. La escena
final de El Show de Truman podría interpretarse como una representación de
la experiencia liberadora de rasgar el tejido ideológico de un universo cerrado
y la apertura al exterior, antes invisible desde el interior ideológico. Sin
embargo, żno es posible que el desenlace Ťfelizť de la película (no olvidemos
que millones de espectadores de todo el mundo aplauden los momentos
finales del show), con la liberación del héroe y, según se lleva al espectador a
pensar, su reencuentro con su verdadero amor (Ąrepitiendo la fórmula de la
producción de la pareja!) ideología en su más puro estado? żNo es posible
que la ideología se encuentre en la creencia misma de que más allá de los
límites del universo finito existe una Ťauténtica realidadť en la que hay que
adentrarse?
Entre los predecesores de esta idea cabe mencionar a Phillip Dick, con su
Time Out of Joint (1959), en la que el héroe vive una modesta vida en una
idílica ciudad californiana a finales de los 50 para ir descubriendo que la
ciudad es un montaje llevado a cabo para mantenerlo satisfecho…. La
experiencia que subyace a Time Out of Joint y El show de Truman es que el
paraíso californiano consumista del capitalismo tardío en su propia
hiperrealidad (en cierto modo tan irreal) está carente de sustancia, desprovisto
de inercia material. Es decir, no se trata sólo de que Hollywood recree la
apariencia de una vida real, carente del peso y la inercia de lo material: en la
sociedad del capitalismo tardío, una Ťvida social realť adquiere en sí misma
características de una farsa, con nuestros vecinos comportándose en la vida
Ťrealť como actores y figurinistas. La verdad final del universo capitalista
utilitario y desespiritualizado es la desmaterialización de la propia Ťvida
realť, su transformación en un espectáculo espectral.
La paradoja es, por lo tanto, que las dos versiones: (1) un sujeto que flota
libremente de una realidad virtual a otra como un fantasma, consciente de que
todas son falsas y (2) la suposición paranoica de que hay una realidad más
allá de Matrix son falsas. Ninguna de las dos versiones capta lo Real. La
película no se equivoca al insistir en que hay una realidad tras la simulación
de Realidad Virtual; Como le dice Morfeo a Neo cuando le enseńa las ruinas
del paisaje de Chicago: ŤBienvenido al desierto de lo realť. Sin embargo, lo
real no es la Ťverdadera realidadť tras la simulación virtual, sino el vacío que
hace que la realidad sea incompleta/incoherente, y la función de cada Matrix
simbólica es disimular esta incoherencia. Una de las maneras de ocultarla es,
precisamente, declarar que detrás de la realidad incompleta e incoherente que
conocemos hay otra realidad que no está estructurada alrededor del callejón
sin salida de la imposibilidad.
Desde otro punto de vista, Matrix también funciona como la Ťpantallať que
nos separa de la realidad, que hace que podamos soportar Ťel desierto de lo
realť. Sin embargo, llegados a este punto, no debemos olvidar la radical
ambigüedad de lo Real en Lacan: no se trata del último referente que ha de
ser cubierto/aburguesado/domesticado mediante la pantalla de la fantasía. Lo
real es también y primordialmente la pantalla misma, concebida ésta como el
obstáculo que desde un principio siempre distorsiona nuestra percepción del
referente, es decir, de la realidad exterior. En términos filosóficos, es en este
punto en el que reside la diferencia entre Kant y Hegel: para Kant, lo real es
el mundo de lo noumenal, que percibimos Ťesquematizadoť gracias a la
pantalla que constituyen las categorías trascendentales; por el contrario, para
Hegel, como afirma de forma ejemplar en la introducción a su
fenomenología, este salto que Kant hace entre el noumenos y las categorías
trascendentales no existe. Hegel introduce tres términos: cuando una pantalla
nos aísla de lo real, normalmente genera una idea de lo que es en sí mismo,
más allá de la pantalla (de la apariencia), de tal manera que la distancia entre
apariencia y la cosa en-sí-misma siempre es algo ya dado para nosotros.
Como consecuencia, si a la Cosa le restamos la distorsión de la Pantalla,
perdemos la Cosa misma (en términos religiosos, la muerte de Cristo es la
Muerte del propio Dios, no sólo de su encarnación humana). Es por ello que
para Lacan, que en este caso se ajusta a las ideas de Hegel, la Cosa en sí
misma es, en última instancia, la mirada, no el objeto que se percibe. Así,
volviendo a Matrix: Matrix misma es lo Real que distorsiona nuestra
percepción de la realidad.
En The Matrix, por el contrario, el Elegido es aquel que es capaz de ver que
nuestra realidad cotidiana no es real, sino un universo virtual codificado. Es,
por tanto, él quien es capaz de desconectarse de ella, manipularla y suspender
sus reglas (volar por el aire, detener las balas…). La virtualización de la
realidad es esencial para la función de este Elegido: la realidad es una
invención cuyas reglas se pueden poner en suspenso, o al menos reescribirse.
Dentro de este concepto reside la idea paranoica de que el Elegido puede
suspender la resistencia de lo real (ŤSi decido hacerlo puedo traspasar un
muro..ť., es decir, la imposibilidad que ello entrańa para la mayoría de
nosotros no es sino una deficiencia en la voluntad del sujeto). Sin embargo,
en este punto la película vuelve a quedarse corta: en la escena memorable en
la sala de espera de la profeta que decidirá si Neo es el Elegido se ve a un
nińo que dobla una cuchara con la mente y le dice al asombrado Neo que la
manera de hacerlo no es convencerme de que puedo doblar la cuchara, sino
convencerme de que NO HAY UNA CUCHARA…. Sin embargo, żqué pasa
CONMIGO? żEl siguiente paso no debería haber sido aceptar el concepto
budista de que yo MISMO, el sujeto, no existo?
ŤHa sido así toda tu vida. La sensación de que algo no funciona en el mundo.
No sabes lo que es, pero está ahí, como una astilla clavada en tu mente y te
está enloqueciendo. […] Matrix nos rodea, está por todas partes, incluso en
esta habitación […] Es el mundo que ha sido puesto ante tus ojos para
ocultarte la verdad. NEO: żQué verdad? MORFEO: Que eres un esclavo,
igual que los demás naciste en cautiverio… en una prisión que no puedes
oler, saborear ni tocar. La prisión de tu menteť.
ŤSabía que la primera Matrix fue diseńada para ser un perfecto mundo
humano donde nadie sufriera, donde todos consiguieran ser felices? Fue un
desastre. Nadie aceptó ese programa. Se perdieron cosechas enteras [de
humanos funcionando como baterías]. Algunos creían que no teníamos el
lenguaje de programación para describir su mundo perfecto. Yo creo que
como especie los seres humanos definen su realidad con el sufrimiento y la
tristeza. Así que el mundo perfecto era un sueńo del que sus primitivos
cerebros querían constantemente despertar. Por ese motivo Matrix fue
rediseńada así: en el apogeo de su civilizaciónť.
Es bien sabido que el botón de ŤCerrar puertasť en casi todos los ascensores
no es más que un placebo disfuncional que se coloca allí para dar a las
personas la falsa impresión de que de algún modo participan y contribuyen a
aumentar la rapidez con que se realiza el viaje en ascensor. Al apretar el
botón, la puerta se cierra en el mismo momento en que lo hubiera hecho si
sólo hubiéramos apretado el botón del bajo sin intentar Ťacelerarť el proceso
presionando también el botón de ŤCerrar las puertasť. Este caso claro y
extremo de falsa participación es una metáfora adecuada para retratar la falsa
participación de los individuos en el proceso político Ťpostmodernoť. Se trata
del más puro ejemplo de ocasionalismo. Según Malebranche, estamos
apretando botones como el de Ťcerrar las puertasť y sólo la actividad
incesante de Dios coordina esta acción con los sucesos que le siguen (las
puertas se cierran) mientras nosotros seguimos pensando que sucedió gracias
a que apretamos el botón…