El Periodo Haitiano 1822-1844n
El Periodo Haitiano 1822-1844n
El Periodo Haitiano 1822-1844n
EL PERÍODO HAITIANO
(1822-1844)
Introducción
En el aspecto jurídico y judicial el periodo durante el cual toda la isla de
Santo Domingo estuvo bajo el control de las autoridades de Haití, es de
suma importancia, para el estudio del Poder Judicial Dominicano. Marca el
punto donde se termina el sistema legal colonial que rigió por más de tres-
cientos años y empieza uno nuevo que aún rige la República Dominicana.
El cambio entre el derecho indiano y el derecho francés se produjo durante
los veintidós años de ocupación haitiana en Santo Domingo. Ese fue el
periodo durante el cual el sistema político surgido de la Revolución Fran-
cesa llega, aunque si bien alterado, al pueblo dominicano y en el cual las
nuevas leyes básicas, la de los códigos napoleónicos, empezaron a regir en lo
que devino a ser años después la República Dominicana.
Es por ello que ese periodo, aunque corto en el tiempo, es de vital impor-
tancia para el estudio del sistema judicial de la República Dominicana. La
organización de los tribunales, las leyes básicas, los procedimientos, los
términos, la doctrina, la jurisprudencia y todo el andamiaje jurídico del
presente, que tiene su base en la Francia de inicios del Siglo XIX, llegó a los
dominicanos a través de Haití y con las tropas con que Boyer ocupó la
antigua parte Este de la Isla Española, en febrero del 1822.
Hasta ese momento, la justicia y las leyes que rigieron (salvo el corto
Período Francés entre 1800 y 1809) habían sido las de España, básica-
mente el Derecho Indiano, que con el pasar de los siglos había ido
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cambiando, pero que era de esencia hispano medieval. Ese sistema, visto en
capítulos anteriores, cambió radicalmente en el año 1822. Fuerza es
decirlo, el sistema judicial dominicano llegó desde Francia vía Haití.
Sin embargo, Haití no era Francia, y al
adoptar la organización judicial y los códigos
franceses, los haitianos tuvieron que hacerle
ciertas modificaciones sustanciales, para
adoptarlos a su realidad social, política y
económica. Recordemos que el pueblo
haitiano era mayormente de descendencia
africana. Eran los descendientes de los
esclavos negros traídos por los colonos fran-
ceses desde la costa occidental de Africa, para
laborar en las plantaciones de caña de azúcar,
Jean Pierre Boyer
café, algodón y otros cultivos, y para el
servicio doméstico en sus haciendas. La
economía de la colonia francesa de Saint Domingue se basó fundamental-
mente en ese trabajo esclavo. Es de todos conocido, lo inhumano, degra-
dante y opresivo que fue ese sistema singular y que se dio en todas las colo-
nias europeas en el nuevo continente. Al esclavo se le mantenía expresa-
mente en la ignorancia y carecía de todos los derechos. Era una “cosa”
propiedad de su amo, como lo eran su ganado, sus haciendas y sembradíos.
Había además en esa colonia francesa, una pequeña clase intermedia
entre los esclavos negros y sus amos blancos, que eran los “metís” o
mulatos, resultantes de la unión, generalmente forzada, de las esclavas
jóvenes, con los amos o sus capataces. Esta clase (junto con los pocos
negros manumitidos) sufría también de discriminación racial y social, pero
en ella había generalmente algunas personas alfabetizadas y de cierta ilus-
tración.
Esa sociedad fue la que se levantó violentamente contra sus amos en los
años finales del siglo XVIII, asesinando a sus opresores y saqueando y
quemando sus haciendas. La guerra de los haitianos por lograr su indepen-
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dencia, “fue a la vez lucha de emancipación de una raza esclavizada contra una
raza y una cultura esclavizante”.373 El resultado de esa lucha fue la creación
de una nación recelosa de su independencia y temerosa de perderla frente a
Francia, país que no se resignaba a abandonar para siempre su más prós-
pera colonia en América. La lucha de los haitianos fue a la vez, racial, polí-
tica y social, y ello se refleja en su Constitución y en sus leyes.
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Misma cita, Pág. 200.
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377 Constitución de Haití, año 1816. Mariñas Otero, Las Constituciones de Haití.
378
Listant Pradine, Colección de Leyes de Haití, 1816 al 1822.
379 Actual artículo 4 del Código Civil Dominicano, que reproduce el texto francés y haitiano.
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380 Sentencias Penales de la Época Haitiana. Boletín del Archivo General de la Nación, No.
79-87.
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Ver: Sentencias Penales de la Época Haitiana. Boletines del Archivo General de la Nación.
Nos. 79 a 87.
382 Misma cita anterior.
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validez si era contraído ante un Oficial del Estado Civil, pues el religioso
no tenia fuerza de ley. Otra novedad para los dominicanos fue la implanta-
ción del divorcio, lo que no existió bajo el régimen legal hispano-colonial.
Como el recurso de apelación era desconocido en la legislación haitiana
hasta 1843, las sentencias de los tribunales civiles (que como vimos
también eran competentes en las materias penales y comerciales) tenían
únicamente derecho a los recursos extraordinarios de oposición, de revisión
civil, y casación. En la casación sólo se podían enmendar las sentencias que
adolecieran de vicios de forma, exceso de poder, violación a la ley, falsa apli-
cación de la ley y falsa interpretación de la ley, y en caso de que la sentencia
fuese casada, debía enviarse el caso a otro tribunal de la misma categoría
que el que dictó la sentencia casada.386
Al lograrse la separación en 1844 y establecer los dominicanos sus
propias instituciones, el derecho y el sistema judicial franceses, fueron
adoptados, por la nueva República, como se verá en el próximo capítulo.
No se mantuvo la organización judicial haitiana. Pero la experiencia en ese
sistema judicial durante veintidós años, facilitó a los dominicanos acoger
los códigos franceses en bloque y a establecer su propia organización judi-
cial, adaptando el sistema francés a las necesidades y condiciones de la
nueva República.
Tal vez una razón pudo ser que los Defensores Públicos y Jueces se
habían formado en el estudio y aplicación de la legislación france-
sa-haitiana, o que el sector conser vador dominante quiso utilizar la legisla-
ción como un elemento de coincidencia para facilitar sus planes. Todas
estas especulaciones son factibles dada la ausencia de exposición de motivos
en la adopción de los Códigos o de alguna fuente que aclare el porqué esto
sucedió.
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Bibliografía
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