Fiebre Amarilla

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1.

INTRODUCCIÓN

• La fiebre amarilla es una enfermedad vírica aguda, hemorrágica, transmitida a las


personas por la picadura de un mosquito infectado. El virus es endémico en áreas
tropicales y subtropicales de África, América Central y América del Sur. Es una
causa muy rara de enfermedad en los viajeros.

• La mayoría de las personas infectadas con el virus de la fiebre amarilla no tendrán


síntomas o estos serán leves y se recuperarán por completo. Los síntomas varían
desde fiebre con síntomas constitucionales, cefalea y mialgias, hasta enfermedad
hepática grave con sangrado e ictericia (el término "amarilla" alude a la ictericia que
presentan algunos pacientes). Aproximadamente la mitad de los casos graves
fallecen en un plazo de 7 a 10 días.

• La fiebre amarilla puede prevenirse con una vacuna muy eficaz, segura y
asequible y medidas generales como el uso de repelente de insectos, camisas y
pantalones largos. Una sola dosis de vacuna es suficiente para conferir inmunidad y
protección de por vida, sin necesidad de dosis de recuerdo.

• No hay tratamiento antivírico específico para la fiebre amarilla. Un buen


tratamiento de apoyo en el hospital aumenta la tasa de supervivencia.

2. ¿Qué es?
La fiebre amarilla es una enfermedad hemorrágica vírica transmitda por los
mosquitos que es endémica en las zonas tropicales de África y América del Sur. El
vector del virus de la fiebre amarilla en el ciclo de transmisión urbana de una
persona a otra es Aedes aegypt, mientras que en el ciclo selvátco de transmisión de
un mono a otro y accidentalmente de un mono a una persona intervienen distntas
especies de mosquitos. No todos los mosquitos contagian la fiebre amarilla, sólo
aquellos que previamente han picado a un individuo enfermo. Se llama fiebre
amarilla, porque a muchos de los que se enferman se les pone la piel de ese color.
Alrededor del 90% de los casos anuales de fiebre amarilla, estimados en 200 000,
se producen en África, donde los brotes son frecuentes y la transmisión es tanto de
ciclo urbano como selvátco. En América del Sur predomina la fiebre amarilla
selvátca, como el que está sucediendo en Brasil en este momento.

ETAPAS
 Etapa 1 (infección): son comunes el dolor de cabeza, dolores musculares y
articulares, fiebre, sofoco, inapetencia, vómito e ictericia. Después de
aproximadamente 3 a 4 días, a menudo los síntomas desaparecen
brevemente.
 Etapa 2 (remisión): la fiebre y otros síntomas desaparecen. La mayoría de las
personas se recupera en esta etapa, pero otras pueden empeorar en cuestión
de 24 horas.
 Etapa 3 (intoxicación): se presentan problemas con muchos órganos. Esto
puede incluir insuficiencia hepática, renal y cardíaca, trastornos hemorrágicos,
convulsiones, coma y delirio.

2. EL PATÓGENO

• El virus de la fiebre amarilla es un arbovirus del género Flavivirus transmitido por


mosquitos de los géneros Aedes y Haemogogus.

• Los mosquitos adquieren el virus alimentándose de primates infectados (humanos


o no humanos) y luego pueden transmitir el virus a otros primates (humanos o no
humanos). Las personas infectadas con el virus de la fiebre amarilla pueden
transmitirlo a su vez a los mosquitos que les piquen desde poco antes del inicio de
la fiebre y hasta 5 días después del inicio.

3. EPIDEMIOLOGÍA Y TRANSMISIÓN

• El número de casos de fiebre amarilla se ha incrementado en las últimas dos


décadas debido a la disminución de la inmunidad de la población a la infección, la
deforestación, la urbanización, los movimientos migratorios de la población y el
cambio climático.

• El virus se transmite por artrópodos (por eso son parte del grupo de los arbovirus,
del inglés arthropod-borne viruses), principalmente por garrapatas (grupo A) y
mosquitos (grupo B, al que pertenece entre otros el virus de la fiebre amarilla). Las
cepas del virus de la fiebre amarilla han sido divididas en 7 genotipos, 5 de África y
2 de América.

• Las diferentes especies de mosquitos viven en distintos hábitats. Algunos se crían


cerca de las viviendas (domésticos), otros en el bosque (salvajes) y algunos en
ambos hábitats (semidomésticos), por lo que hay tres tipos de ciclos de transmisión:
urbana, selvática y de sabana o intermedia.

- Fiebre amarilla urbana: el ciclo urbano implica la transmisión del virus entre
humanos y mosquitos urbanos, principalmente Aedes aegypti. El virus
generalmente es llevado al entorno urbano por un humano virémico, que fue
infectado en la jungla o la sabana, donde la mayoría de la población tiene
escasa o nula inmunidad por falta de vacunación. Los mosquitos infectados
transmiten el virus de una persona a otra. Este mosquito es también el
principal vector urbano de los virus del dengue y chikungunya.
- Fiebre amarilla selvática: en las selvas tropicales lluviosas, los monos, que
son el principal reservorio del virus, son picados por mosquitos salvajes que
transmiten el virus a otros monos. Las personas que se encuentren en la selva
pueden recibir picaduras de mosquitos infectados y contraer la enfermedad.

- Fiebre amarilla intermedia: en este tipo de transmisión, los mosquitos


semidomésticos (que se crían en la selva y cerca de las casas) infectan tanto a
los monos como al hombre. El virus puede transmitirse de mono a humano o
de humano a humano a través de los mosquitos. Se suele dar en zonas
fronterizas con la selva, siendo el tipo de brote más frecuente en África. Puede
haber brotes simultáneamente en muchos pueblos distintos de una zona.

• La OMS estima la frecuencia en el mundo en 200 000 casos anuales, con 30 000
muertes, 90 % de ellas en África. Un estudio posterior en este continente cifra los
casos graves anuales en 130 000, con 78 000 muertes. Aunque la notificación de
los casos de enfermedad es obligatoria en la mayor parte de los países, la
subnotificación es preocupante; se calcula que el verdadero número de casos es 10
a 250 veces mayor que el número de casos notificados en la actualidad. La OMS
clasifica las áreas geográficas según su nivel de riesgo en cuatro categorías: 1)
“zona endémica” (recomendada la vacunación); 2) “zona transicional”
(recomendada la vacunación); 3) “zona de bajo potencial de exposición”
(vacunación solo si existiese larga estancia o intensa exposición con circunstancias
específicas), y 4) “zona sin riesgo” (no recomendada la vacunación).

• Según el último informe publicado por la OMS sobre la situación de la fiebre


amarilla en el mundo (31 de mayo de 2023 y actualización 1 de septiembre), hay 47
países, 34 de África (figura 1) y 13 de América Central y Sudamérica (figura 2), en
los que la enfermedad es endémica en todo el país o en algunas regiones. Puede
consultarlo en los siguientes enlaces y figuras:

- https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/372801/WER9835-eng-fre.pdf

- https://wwwnc.cdc.gov/travel/yellowbook/2024/infections-diseases/yellow-
fever

Figura 1. Países de África en riesgo de fiebre amarilla.


Figura 2. Países de América en riesgo de fiebre amarilla.
Figuras tomadas de Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Yellow
book. Section 5. Travel-Associated Infectious Diseases. Yellow fever.

• Ocasionalmente, quienes viajan a países donde la enfermedad es endémica


pueden importarla a países donde no hay fiebre amarilla. Para evitar estos casos
importados, muchos países exigen un certificado de vacunación antes de expedir
visados, sobre todo cuando los viajeros proceden de zonas endémicas.

• Aedes aegypti fue una vez endémico en Europa y responsable de grandes


epidemias de fiebre amarilla y dengue. La razón de su desaparición después de la
Segunda Guerra Mundial nunca se ha explicado. Es concebible que el vector pueda
restablecerse y generalizarse en Europa.

• El ECDC publicó en febrero de 2021 el registro de casos importados en Europa en


2019, donde no se comunicó ningún caso. En 2018 hubo: 13 casos (el mayor
número de casos comunicados en la Unión Europea en un solo año), de ellos 12
provenían de Brasil y uno de Senegal o Gambia. Los pacientes fueron detectados y
notificados en Francia (7 casos), Alemania (2) y uno en Chequia, Holanda,
Rumanía y Reino Unido. En los cuatro años años anteriores, el ECDC solo había
publicado un caso en Holanda procedente de Surinam.

• En España, donde no hay casos en seres humanos descritos desde hace muchas
décadas, ha sido descrita la presencia de vectores posibles de la enfermedad
como Aedes aegypti en ciertas áreas geográficas de la península. La enfermedad
puede presentarse relacionada con personas que retornan a España o inmigrantes
de ciertos países de América del Sur, África Occidental y Central.

• La detección rápida de la fiebre amarilla y la respuesta inmediata con campañas


de vacunación de emergencia son esenciales para controlar los brotes. Sin
embargo, la infranotificación es importante, ya que se calcula que el verdadero
número de casos puede ser de 10 a 250 veces mayor que el número de casos
notificados.

• La OMS recomienda que todos los países en riesgo dispongan al menos de un


laboratorio nacional en el que se puedan realizar análisis de sangre básicos para
detectar la fiebre amarilla. Un caso confirmado debe considerarse como brote en
una población no vacunada, y debe ser investigado exhaustivamente en cualquier
contexto, y en particular en zonas donde la mayoría de la población haya sido
vacunada. Los equipos de investigación deben evaluar los brotes y responder a
ellos con medidas de emergencia y planes de inmunización a más largo plazo.
4. CLÍNICA Y COMPLICACIONES

• El periodo de incubación es de 3 a 6 días. Al igual que otros arbovirus, la mayoría


de las personas con la infección son asintomáticas. La relación de infección
sintomática a asintomática varía de 1:7 a 1:12. El número de personas con la
infección es cuatro veces mayor en África occidental que en las Américas. En
América del Sur, entre las infecciones sintomáticas, la tasa de mortalidad alcanza el
40-60 % en comparación con el 20 % en África occidental.

• Cuando aparecen síntomas, los más frecuentes son fiebre, debilidad, cansancio,
dolores musculares, sobre todo de espalda, cefaleas, pérdida de apetito, náuseas o
vómitos. En la mayoría de los casos la clínica desaparece en 3 o 4 días, aunque en
algunas personas la astenia puede durar varios meses.

• Sin embargo, un pequeño porcentaje de pacientes (uno de cada siete,


aproximadamente) a las 24 horas tras la remisión de los síntomas iniciales durante
unas horas o un día, entran en una segunda fase donde vuelve la fiebre elevada y
se ven afectados varios órganos, generalmente el hígado y los riñones,
presentando ictericia, coluria, dolor abdominal y vómitos. Puede haber hemorragias
orales, nasales, oculares o gástricas. La mitad de los pacientes que entran en esta
fase fallecen en un plazo de 7 a 10 días.

• El diagnóstico de la fiebre amarilla es difícil, sobre todo en las fases tempranas.


En los casos más graves puede confundirse con el paludismo grave, la
leptospirosis, las hepatitis víricas (especialmente las formas fulminantes), otras
fiebres hemorrágicas, otras infecciones por flavivirus (por ejemplo, el dengue
hemorrágico) y las intoxicaciones.

• En las fases iniciales de la enfermedad a veces se puede detectar el virus en la


sangre mediante la reacción en cadena de la polimerasa con retrotranscriptasa. En
fases más avanzadas hay que recurrir a la detección de anticuerpos mediante
pruebas de ELISA o de neutralización por reducción de placa.

5. PREVENCIÓN

• Se basa en 3 pilares: vacunación, control de la población de mosquitos y


prevención de las picaduras de mosquitos.

- Vacunación

• La vacunación es la medida más importante para prevenir la fiebre amarilla.


Desde hace más de 80 años existe una vacuna muy eficaz, segura y asequible que
proporciona inmunidad efectiva dentro de los 30 días para el 99 % de las personas
vacunadas. Una sola dosis es suficiente para conferir protección de por vida, sin
necesidad de dosis de recuerdo.

• Para evitar brotes se utilizan varias estrategias de vacunación: inmunización


sistemática de los lactantes; campañas de vacunación en masa para aumentar la
cobertura en países en riesgo y vacunación de quienes viajen a zonas donde la
enfermedad es endémica.

• En regiones afectadas por brotes de fiebre amarilla es importante que se vacune a


la mayoría de la población en riesgo, alcanzado coberturas de 80 % o más.

• Tras la administración de la vacuna a una mujer, por precaución, debería evitar el


embarazo durante un mes.

• Las mujeres embarazadas deben evitar o posponer el viaje a un área donde existe
riesgo de fiebre amarilla. A pesar de que la vacuna contra la fiebre amarilla se ha
administrado a muchas mujeres embarazadas sin efectos adversos aparentes en el
feto, dado que es una vacuna de virus vivos atenuados, presenta un riesgo teórico.

• La lactancia materna es una precaución para recibir la vacuna, recomendándose


evitarla en mujeres que amamantan. Sin embargo, cuando no se puede evitar o
posponer el viaje de madres lactantes a áreas endémicas, se debe vacunar a estas
mujeres. Aunque no hay datos, algunos expertos recomiendan que las mujeres en
período de lactancia que reciben la vacuna deben suspender temporalmente la
lactancia, extraer leche y descartar la leche extraída durante, al menos, 2 semanas
después de la vacunación antes de reanudar la lactancia, cuando el bebé tiene
menos de 9 meses de edad; si tiene más edad no es necesaria esta medida.

• De conformidad con el Reglamento Sanitario Internacional (RSI), los países tienen


derecho a exigir a los viajeros que presenten un certificado de vacunación contra la
fiebre amarilla. En caso de que haya motivos médicos para no administrar la
vacuna, dichos motivos deben ser certificados por la autoridad competente.

- Control de los mosquitos

• El riesgo de transmisión de la fiebre amarilla en zonas urbanas puede reducirse


eliminando los posibles lugares de cría de mosquitos y aplicando larvicidas a los
contenedores de agua y a otros lugares donde haya aguas estancadas. Las
campañas de control de los mosquitos han tenido éxito para eliminar Aedes aegypti,
el vector de la fiebre amarilla urbana, en la mayor parte de América Central y
Sudamérica. La vigilancia del Aedes ayudará a saber dónde hay riesgo de brotes
urbanos.

• También hay que tomar medidas para controlar los mosquitos en interiores y
exteriores: mosquiteras en puertas y ventanas, evitar el acúmulo de agua en llantas,
macetas, juguetes, baños de pájaros, contenedores de basura…, dormir debajo de
una mosquitera de cama si se está en el exterior o en una habitación que no tiene
mosquiteras.

• Respecto a las mosquiteras de cama, deben de ser compactas, blancas,


rectangulares, con 156 agujeros por pulgada cuadrada (6,5 cm2), y lo
suficientemente larga como para meterla debajo del colchón. A ser posible, deben
estar tratadas con permetrina y en este caso no se deben lavar ni exponer a la luz
solar por que se descompondrá el insecticida más rápidamente.

- Uso de repelentes de insectos y tratamiento del equipo

• Se recomiendan medidas preventivas personales para evitar las picaduras de


mosquitos, como repelentes y ropa que minimice la exposición de la piel. El uso de
mosquiteras tratados con insecticidas está limitado por el hecho de que los
mosquitos Aedes pican durante el día.

• Los repelentes efectivos frente a las picaduras de los mosquitos Aedes son:
DEET, icaridina, aceite de eucalipto de limón (OLE), para-metanodiol (PMD) y 2-
undecanona. Cuando se usan según las instrucciones, estos repelentes de insectos
son seguros incluso para mujeres embarazadas y lactantes, salvo PMD y 2-
undecanona, que no deben usarse en niños menores de 3 años.

• No se deben aplicar en manos, ojos, boca, cortes o piel irritada de un niño, ni


rociar repelente sobre la piel debajo de la ropa. Hay que volver a aplicar el
repelente de insectos según las indicaciones del fabricante. Si se usa también
protector solar, hay que aplicar primero éste y luego el repelente.

• No se conoce la efectividad de los repelentes naturales de insectos.

• Para tratar la ropa y el equipo (como botas, pantalones, calcetines y tiendas de


campaña) hay que usar permetrina o comprar ropa y equipo ya tratados con este
producto. La ropa tratada con permetrina brinda protección incluso después de
múltiples lavados.

6. TRATAMIENTO

• No hay tratamiento antivírico específico para la fiebre amarilla. Las personas con
síntomas graves de infección por fiebre amarilla deben ser hospitalizadas. La
instauración temprana en el hospital de un buen tratamiento de la deshidratación, la
insuficiencia hepática y renal y la fiebre, aumenta la tasa de supervivencia. Las
infecciones bacterianas asociadas pueden tratarse con antibióticos. Debe evitarse
el uso de AINEs por el aumento del riesgo de sangrado.
En lo que respecta al tratamiento, no existe uno específico para la enfermedad. Sólo se
pueden llevar a cabo medidas para combatir la fiebre y la deshidratación. En el caso de
que se produzca alguna infección bacteriana asociada a la fiebre amarilla podrá tratarse
con antibióticos.

En los casos en que los síntomas sean más graves, el tratamiento puede incluir:

 Hemoderivados para el sangrado severo: Unidad de sangre extraída con un


anticoagulante y bolsa autorizados.
 Introducción de líquidos por vía intravenosa.
 Diálisis para la insuficiencia renal.

7. CONCLUSIONES
 Se debe tener en cuenta que hubo factores que favorecieron la propagación
de la enfermedad pero siguen existiendo, también se desarrollaron medidas
de prevención, planes de acción rápida para combatirla y están las
necesarias para prevenirla
 Por lo tanto concluyo que no estamos exentos de un nuevo brote pero la
mejor medida para evitar es la información a través de la toma
de conciencia , responsabilidad por parte del Estado y de cada uno de
nosotros mismos.

8. BIBLIOGRAFÍA

- ANDAVAC. Viajes internacionales: fiebre amarilla

- CAV-AEP. Manual de inmunizaciones en línea. Fiebre amarilla.

- Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Yellow fever virus.

https://www.paho.org/es/temas/fiebre-amarilla

https://www.paho.org/es/temas/fiebre-amarilla

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