Ensayo

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Recursos Contenciosos Extraordinarios En Contra La Administración

Pública

De acuerdo con la regla general, los derechos protegidos por la acción de


amparo son los “derechos constitucionales,” expresión que comprende, primero,
los derechos expresamente declarados en la Constitución, cualquiera que sea la
fórmula que se utilice; segundo, aquellos derechos que aun no siendo
enumerados en las Constituciones son inherentes a los seres humanos; y tercero,
aquellos derechos enumerados en los instrumentos internacionales de derechos
humanos ratificados por el Estado.

En palabras de las leyes de amparo argentina (art. 1) y uruguaya de 1.988


(art. 72), la protección constitucional se refiere a los derechos y libertades
“explícita o implícitamente reconocidas por la Constitución Nacional.”

De manera que, por ejemplo, como hemos dicho, en el caso de Venezuela


todos los derechos enumerados en el Título III de la Constitución -referido a los
derechos humanos, garantías y deberes- son protegidos mediante la acción de
amparo. Tales derechos son los derechos de ciudadanía, derechos civiles (o
individuales), los derechos políticos, los derechos sociales y de las familias, los
derechos culturales y educativos, los derechos económicos, los derechos
ambientales y los derechos de los pueblos indígenas enumerados en los artículos
19 al 129. Adicionalmente, todo otro derecho y garantía constitucional derivado de
otras disposiciones constitucionales también puede ser protegido aun cuando no
esté incluido en el Título III como, por ejemplo, la garantía constitucional de
independencia del poder judicial o la garantía constitucional de la legalidad del
impuesto (los impuestos solo pueden ser fijados por ley).

Respecto de los derechos protegidos y a través de las cláusulas abiertas de


los derechos constitucionales, casi todos los países latinoamericanos han admitido
la protección constitucional respecto de los derechos y garantías constitucionales
no expresamente enumerados en la Constitución pero que pueden ser
considerados inherentes a los seres humanos. Estas cláusulas abiertas han sido
ampliamente aplicadas por los tribunales latinoamericanos, no quedando duda en
relación con la posibilidad de que un derecho o garantía no enumerado sea
protegido constitucionalmente; formula que tiene su directo antecedente en la
Novena Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, la cual, sin embargo,
allí solo se ha aplicado en pocas ocasiones.

Por ejemplo, en el caso Griswold v. Connecticut, de 7 de junio de 1965


(1965, 381 U.S. 479; 85 S. Ct. 1678; 14 L. Ed. 2d 510), la Suprema Corte declaró
que, aunque no estuviese expresamente mencionado en la Constitución, el
derecho de privacidad marital debía ser considerado como un derecho
constitucional, comprendido en el concepto de libertad y protegido
constitucionalmente. En contraste, sin embargo, como se dijo, casi todas las
constituciones latinoamericanas, con excepción de Cuba, Chile, México y Panamá,
contienen cláusulas abiertas de este tipo, enfatizando que la declaración o
enunciación de derechos establecida en la Constitución no se entenderá como la
negación de otros no establecidos ahí y que son inherentes al individuo o a su
dignidad humana. Cláusulas de este tipo se encuentran en las constituciones de
Argentina (art. 33), Bolivia (art. 33), Colombia (art. 94), Costa Rica (art. 74),
Ecuador (art. 19), Guatemala (art. 44), Honduras (art. 63), Nicaragua (art. 46),
Paraguay (art. 45), Perú (art. 3), Uruguay (art. 72) y también en Venezuela (art.
22).

El amparo y hábeas corpus para la protección de sólo algunos derechos


constitucionales Aun cuando es verdad que el principio general es que solo los
derechos constitucionales han de ser protegidos mediante el amparo y hábeas
corpus, el hecho es que no todas las constituciones latinoamericanas garantizan
esa protección constitucional para todos los derechos constitucionales. Como ya
se mencionó y en contraste con el general sentido protector latinoamericano, en el
caso de Chile y Colombia, la acción específica de tutela y de protección de los
derechos y libertades constitucionales está solamente establecida en la
constitución para proteger ciertos derechos y garantías. En estos casos, el alcance
de la acción de amparo es uno restringido, el cual ha caracterizado, asimismo, los
sistemas restrictivos seguidos en las constituciones alemana y española en
relación con los recursos de amparo que están establecidos únicamente para la
protección de los así llamados “derechos fundamentales.”

Los recursos de hecho, y revisión constitucional a nivel constitucional legal,


doctrina y jurisprudencia

El artículo 7 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,


expresa: “La Constitución es la norma suprema y el fundamento del ordenamiento
jurídico. Todas las personas y los órganos que ejercen el Poder Público están
sujetos a esta Constitución”

A las Constituciones anteriores, la doctrina y la jurisprudencia las calificaron


como textos meramente programáticos, cuando sus normas eran invocadas para
la protección de cualquier derecho ante los Tribunales. Es decir, simplemente las
normas Constitucionales se consideraban como textos que formulaban principios,
ideales, decálogos sin aplicación efectiva. Se exigía la necesidad que el Poder
Legislativo a través de Leyes, recogiera esos principios e ideales, para que a
través de las normas legales pudiesen los derechos consagrados en las normas
Constitucionales, tener aplicación efectiva.
Cuando hablemos de la fundamentación y naturaleza jurídica de la Revisión
Constitucional, no debe existir ninguna duda que estamos en presencia de una
norma Constitucional aplicable, y que el carácter normativo de la Constitución
impone la obligación de sujetarse al precepto constitucional. En consecuencia,
podemos en forma inobjetable afirmar que la Revisión Constitucional encuentra su
fundamentación en el artículo 336 de la Constitución que indica las Atribuciones
de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, específicamente en los
numerales 6 y 10.

Ahora bien, en el artículo 335 constitucional, se establece que el Tribunal


Supremo de Justicia tiene la obligación constitucional de garantizar la supremacía
de las normas y principios constitucionales y es el máximo y último intérprete de la
Constitución, y velará por su uniforme interpretación y aplicación. Asimismo, la
norma comentada, en forma concreta indica, que:

“Las interpretaciones que establezca la Sala Constitucional sobre


el contenido o alcance de las normas y principios constitucionales son
vinculantes para las otras Salas del Tribunal Supremo de Justicia y demás
tribunales de la República”.

La circunstancia señalada en el numeral 10 del Artículo 336 de la


Constitución: “omisis...en los términos establecidos por la ley orgánica respectiva”,
ello, no obsta para que la norma constitucional se aplique en forma inmediata,
dado el carácter normativo de la Constitución y así lo ha expresado la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia:

“Si bien es cierto, que la Exposición de Motivos de la Constitución de


la República Bolivariana de Venezuela remite a una Ley orgánica el
desarrollo del mecanismo extraordinario de revisión de las decisiones
de las otras Salas, la doctrina constitucional ha indicado el valor
normativo directo del texto fundamental, para las competencias y
funcionamiento de los órganos creados en la con situación.
Precisamente, Eduardo García de Enterría (L a Constitución como
Norma y el Tribunal Constitucional, Editorial Civitas, tercera
reimpresión 1994, páginas 77 a 82) ha indicado que “...L o s preceptos
orgánicos constitucionales son de inm ediata aplicación por todos los
poderes públicos y, en concreto, por los propios órganos a que la
regulación constitucional se refiere. Existan o no normas
complementarias o de desarrollo de esta regulación, ésta es
plenamente eficaz por sí misma y, por tanto, rige la formación y el
funcionamiento de los órganos afectados...” En consecuencia, por
constituir la facultad de revisión de los actos o sentencias dictadas por
los tribunales de la República y de las otras Salas de este T ribunal
Suprem o, en especial en m ateria de am paro, una disposición
constitucional vinculante para el funcionamiento de esta Sala, no
obstante que no se ha promulgado la ley orgánica correspondiente,
puede este órgano jurisdiccional, en resguardo del orden público
constitucional, ejercer esa facultad en interés de la aplicación y correcta
interpretación de los valores constitucionales, lo que a su vez es
exigido por el ordinal 10 del artículo 336 de la vigente Constitución”.
(Sentencia 520 del 7-6-00. Mercantil Internacional, C A.).

Como conclusión debemos expresar que la revisión constitucional tiene su


fundamento en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, con lo
cual cuenta con basamento constitucional, de acuerdo con los artículos
constitucionales indicados precedentemente y con otros artículos de la
Constitución como los referidos a Derechos y Garantías Constitucionales
sustanciales y procesales, y especialmente los valores de Estado democrático y
social de Derecho y de Justicia que propugna como valores superiores de su
ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad,
la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general la
preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político, que
proclama el artículo 2 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela.

En cuanto a la Naturaleza Jurídica, debemos tomar conciencia de los


distintos matices que puede presentar el Tema escogido, porque es una materia
compleja, por lo que hay que insistir en que el ordenamiento jurídico no es más
que un medio para llegar a la justicia, como fin último; con lo cual el estudio de la
revisión es necesario porque se finca en el principio de una institución tan
compleja como es la cosa juzgada que plantea un gran mundo de posibilidades
susceptibles de variar principios y conceptos que parecían inmodificables en otras
épocas, y recordando al amigo fallecido recientemente, el Procesalista Uruguayo
Adolfo Gelsi Bidart que sostuvo:

“Cada hombre tiene la responsabilidad de su época y debe procurar


aportarle lo que está a su alcance para una mejor convivencia. A cada
uno debe exigírsele que influya en su especialidad(o por lo menos en la
disciplina de sus afanes) de modo que de ésta, o sea, del conjunto de
quienes la ejercen pueda surgir un factor de progreso colectivo. En el
caso de los procesalistas(o cuando menos de los enamorados de las
ciencias procesales), pues, deben tratar que el proceso, factor de
convivencia jurídicosocial indispensable, se perfeccione para cumplir,
conforme al tiempo, su meta de procurar la justicia positiva en el caso
concreto con verdadera eficacia y, al propio tiempo, que la sociedad la
acepte como tal, lo incorpore adecuadamente a su desenvolvimiento”.
(Gelsi Bidart, Adolfo, Proceso y época de cambio, publicado en el Libro
homenaje a Amílcar Mercader, Problemática actual del derecho
procesal, Platense, 1971, pág. 44)

Cabe preguntarse: ¿es la Revisión Constitucional una acción o un recurso?

A nuestro juicio la revisión constitucional contra sentencias definitivamente


firmes de amparo constitucional y de control de constitucionalidad de leyes o
normas jurídicas dictadas por los tribunales de la República, participa de las
características de una acción constitucional y de un recurso extraordinario. No
obstante que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia ha
considerado a la revisión como una facultad, potestad, estableciendo que:

“la revisión no constituye una tercera instancia, ni un recurso ordinario


que opere como un medio de defensa ante la configuración de
pretendidas violaciones o sufrimientos de injusticias, sino una potestad
extraordinaria y excepcional de esta Sala Constitucional cuya finalidad
es mantener la uniformidad de los criterios constitucionales en
resguardo de la garantía de la supremacía y efectividad de las normas
y principios constitucionales lo cual reafirma la seguridad jurídica”.
(Sentencia 1725 de fecha 23 de junio de 2003 Exp. 01-2570 Carmen
Bartola Guerra).

Estudiadas las diversas decisiones pronunciadas por la Sala


Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia se pueden encontrar
las siguientes situaciones:

A) Cuando se intenta la revisión Constitucional en contra de las


Sentencias definitivamente firmes dictadas en Amparo Constitucional
pronunciadas por tribunales de Instancia, Juzgados de Primera
Instancia o Juzgados Superiores, la vía escogida es el Amparo
Constitucional, que es una verdadera Acción Constitucional de
Revisión y Control Constitucional (Sentencias de fecha 9-3-00, Caso
José Alberto Zamora Quevedo).

B) Cuando se trate de Sentencias definitivamente firmes dictadas por


las diversas Salas distintas a la Sala Constitucional, también se ha
admitido la acción de Amparo Constitucional (Sentencia de fecha 7 de
junio de 2000. Mercantil Internacional, C. A. Sentencia de fecha ,6-2-01
Corpoturismo).
C) En todos los casos se identifica la pretensión como solicitud, y no se
identifica al legitimado activo como solicitante o recurrente, sino como
accionante.

D) Se advierte que la Revisión no constituye una tercera instancia, que


consideramos que no es un indicador para negar el carácter de
Recurso, ya que la Institución de la Casación no se considera como
Tercera Instancia y funciona a través del Recurso Extraordinario de
Casación. Igual consideración se puede hacer con respecto al recurso
extraordinario de Invalidación que regula el Código de Procedimiento
Civil, que se concede contra sentencias definitivamente firmes y en su
tramitación procedimental es una verdadera acción de nulidad total o
parcial.

En todo caso, desde el punto de vista docente, más que desde un punto de
vista técnico jurídico, conviene destacar las características y acondicionamiento litis
que proclaman las diversas decisiones de la Sala Constitucional sobre la potestad,
o facultad constitucional de revisión. A tal efecto, previamente podemos expresar
que si se trata de una potestad, o facultad privativa de la Sala, no hay ninguna
duda sobre el carácter discrecional y con un componente de prudencia jurídica,
considerando a la prudencia como “la más humana de las virtudes” (Marcel de
Corte).

El proceso de conocer prudencial, quien debe realizar la acción justa delibera,


juzga e impera, interpreta, valora y razona; conoce normas y hechos; concreta las
exigencias de los principios universales o generales en una circunstancia singular e
irrepetible.

Por indicación de los diversos fallos emitidos sobre la Revisión Constitucional,


por la Sala Constitucional, las Sentencias que pueden ser objeto de revisión son:

1) Las sentencias de amparo constitucional

2) Las sentencias de control expreso de constitucionalidad de leyes o


normas jurídicas fundamentadas en un errado control de
constitucionalidad

3) Las sentencias que de manera evidente hayan incurrido, según el


criterio de la Sala Constitucional, en un error grotesco o error patente
como expresa la doctrina Española, en cuanto a la interpretación de la
Constitución o que sencillamente hayan obviado por completo la
interpretación de la norma constitucional
4) Las sentencias que sean dictadas por las demás Salas del Tribunal
Supremo de Justicia o por los demás tribunales de la República, que
aparten u obvien expresa o tácitamente, alguna interpretación de la
Constitución que contenga algún fallo de la Sala Constitucional con
anterioridad a la decisión que sea impugnada.

De todo lo anterior podemos extraer las siguientes características:

A) Se trata de una potestad o facultad discrecional privativa del Tribunal Supremo


de Justicia, que la ejerce a través de la Sala Constitucional.
B) L a Sala Constitucional revisa si el Juez o el organismo jurisdiccional, ha
cumplido su función conforme a las exigencias constitucionales, establecidas
en los derechos y garantías constituciones sustanciales y procesales.
C) La sentencia puede no alcanzar a ser sentencia y comprueban vicios o
infracciones, violaciones constitucionales en el momento de la decisión judicial
o en la justificación de ella. Se trata de actos de lesión constitucional, de
errores grotescos.
D) Es una facultad, o potestad discrecional y prudente por cuanto revisa
sentencias definitivamente firmes, es decir, se trata de un mecanismo o medio
constitucional que limita en forma expresa la cosa juzgada judicial.
E) La sentencia que da pie al ejercicio de la potestad extraordinaria de la revisión
por la Sala Constitucional, es aquella en la cual existe contradicción entre el
sentido de los hechos reales sustanciales del asunto y el sentido del género
legal fundamental normativo que debe regir el asunto sometido a conocimiento
del juzgador, por lo cual la sentencia excede del límite de posibilidades
interpretativas del juez. En consecuencia la Sentencia que viole la
Constitución, solamente podrá ser aproximada y transitoria, puesto que no
está firmemente basada en la realidad, ni es permanente y por tanto la
aparente cosa juzgada que produce no puede tener ninguna fuerza definitoria
de la controversia.
F) Tiene como finalidad restablecer los principios constitucionales que sustentan
el carácter normativo de la Constitución y la uniformidad en la interpretación
de las normas constitucionales y legales, es decir, tiene una función
nomofiláctica, de defensa de la Constitución y leyes que conforman el
ordenamiento jurídico.
G) Tiene una función preventiva, por cuanto evita la responsabilidad del Estado
por el Error Judicial, independientemente del ejercicio de la demanda de
responsabilidad civil en contra de Jueces, Con-Jueces, Asociados por parte de
los particulares. Previene, además del error judicial, el fraude, el dolo, la falta
de lealtad y probidad en el proceso.
H) Tiene como consecuencia jurídico procesal: declarar la inexistencia o nulidad
del proceso y de la Sentencia definitivamente firme sometida a revisión.

- Véase, por ejemplo, sentencia de la antigua Corte Suprema de Justicia, Sala


Político Administrativa de 5–10–89 en Revista de Derecho Público, Nº 40, Editorial
Jurídica Venezolana, Caracas, 1989, p. 108.

- Véase en Gaceta Oficial Nº 31.266 de 14–6–77 y Nº 2.146 Extra. de 28–1–78.

-Véase Allan R. Brewer-Carías, Instituciones Políticas y Constitucionales, Vol. V,


Derecho y Acción de Amparo, Universidad Católica del Táchira - Editorial Jurídica
Venezolana, Caracas - San Cristóbal 1998, pp. 209 ss. Véase decisión de la Corte
Primera de lo Contencioso-Administrativo, caso Fecadove, en Rafael Chavero G.,
El nuevo régimen del amparo constitucional en Venezuela, Ed. Sherwood,
Caracas, 2001, p. 157.

-Véase Jorge Mario García La Guardia, “La Constitución y su defensa en


Guatemala,” en La Constitución y su defensa, Universidad Nacional Autónoma de
México, México, 1984, pp. 717–719; y La Constitución Guatemalteca de 1985,
México, 1992.

-Opinión Consultiva OC-8/87 del 30 de enero de 1987, Habeas corpus en


situaciones de emergencia, Parágrafo 27.

-Véase en Sergio García Ramírez (Coord.), La Jurisprudencia de la Corte


Interamericana de Derechos Humanos, Universidad Nacional Autónoma de
México, Corte Interamericana de Derechos Humanos, México, 2001, pp. 1.008 ss.
519

- Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de 1987, Garantías Judiciales en


Estados de Emergencia, Parágrafos 25, 26. La conclusión de la corte fue entonces
que deben considerarse como las garantías judiciales indispensables no
susceptibles de suspensión, según lo establecido en el artículo 27.2 de la
Convención, el hábeas corpus (art. 7.6), el amparo, o cualquier otro recurso
efectivo ante los jueces o tribunales competentes (art. 25.1 ) ,garantizar el respeto
a los derechos y libertades cuya suspensión no está autorizada por la misma
Convención. (parágrafo 41, 1). Idem, pp. 1.019 ss.

- Véase Allan R. Brewer-Carías, Sobre la justiciabilidad de los derechos sociales,”


en Los Derechos Económicos y Sociales y su Exigibilidad en el Estado Social y
Democrático de Derecho,” II Congreso Internacional, Tribunal Constitucional de la
República Dominicana, Santo Domingo, 26-29 de noviembre de 2014
- Véase en Revista de Derecho Público, Nº 85–88, Editorial Jurídica Venezolana,
Caracas 2001, pp. 139–141.

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