Agresión Sexual y Violencia Domestica

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 8

UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIAPAS

FACULTAD DE MEDICINA HUMANA


Dr. Manuel Velasco Suarez
CAMPUS IV

Ginecología

Agresión sexual y violencia domestica

Docente:
Dr. Roberto Armas Guillen

Alumno:
Guzman Moreno Johann Emmanuel

Tapachula, Chiapas viernes 30 agosto de 2024


Cuando hablamos de agresión sexual y violencia domestica nos referimos a una
amplia variedad de comportamientos sexuales no deseados que se llevan a cabo
en contra de la voluntad de una persona y a un conjunto de acciones de violencia
física, sexual, psicológica o económica que ocurren dentro de la familia o en el
hogar, respectivamente, es un problema que hoy en día se sigue viviendo y esto
deja con secuelas a las víctimas. Es importante dar atención a las víctimas de
forma que puedan sanar heridas físicas, así como dar apoyo psicológico.

Los problemas que puede dejar el abuso sexual, además de físicos y psicológicos,
pueden llegar a afectar en el ámbito sexual.

Los datos de mujeres que han llegado a experimentar algún tipo de agresión sexual
no son del todo claro, puesto que muchas veces estas no lo informan a las
autoridades correspondientes por miedo o por algún otro factor, a veces prefieren
decir que fueron víctimas de un asalto. Muchas veces la sociedad y la ignorancia
tiene mucho que ver con esto, pues suelen echarle la culpa a la víctima culpando
su vida sexual, su vestimenta, por no mostrar la suficiente resistencia ante la
agresión, etc. Es frecuente que las víctimas internalicen esta culpabilidad equívoca
y quizá esto explique su renuencia a informar el delito violento ante las autoridades.

Se tiene informe que entre 700,000 y 1,000,000 de mujeres en Estados Unidos han
sido víctimas de agresiones sexuales en el último año. Se hace mención que solo
el 30% de las violaciones se informa a la policía y el 50% de las víctimas no le
cuenta a nadie. Al menos el 20% de las mujeres adultas, el 15% de las mujeres en
edad universitaria y el 12% de las adolescentes han sufrido abuso o agresión sexual
en algún momento de sus vidas. grandes. Estudios muestran que el 45% de las
mujeres maltratadas han experimentado sexo forzado y el 74% han sido víctimas
de coacción sexual. Otras estadísticas señalan que el 29.3% ha tenido relaciones
sexuales no consentidas.

La agresión sexual sucede en cualquiera de los grupos etarios, raciales-étnicos y


socioeconómicos, sin embargo, se reporta una mayor incidencia en personas
afroestadounidenses y en las adolescentes. Además, es importante tener en cuenta
que las personas ancianas, las personas con discapacidades de desarrollo o físicas
son un grupo vulnerable para este tipo de agresiones.

Existen diferentes variantes de agresión sexual, siendo:

Violación marital, es la realización de un acto sexual o coito forzado dentro de un


matrimonio, sin el consentimiento de la pareja.

Violación por un conocido, se refiere a la agresión sexual perpetrada por alguien a


quien la víctima conoce. Más del 75% de las violaciones en adolescentes son
cometidas por una persona conocida. Este tipo de agresión incluye también casos
de incesto.

Violación por acompañante, cuando la actividad sexual forzada o no deseada tiene


lugar en el contexto de una cita amorosa. En este caso, es posible que la mujer
participe en los preliminares, pero el coito ocurre, generalmente de forma forzada,
sin su consentimiento.

El consumo de alcohol a menudo se asocia con la violación perpetrada por un


acompañante. Además, se han utilizado "fármacos para violación", como el
flunitrazepam (Rohypnol) y el gamma-hidroxibutirato (GHB), para reducir la
capacidad de una mujer para dar su consentimiento o para recordar el ataque.

Las víctimas de una agresión sexual llegan a tener secuelas psicológicas, pues
tienden a desarrollar estrés postraumático, esta es una secuela a largo plazo y se
caracteriza por aturdimiento psíquico, reexperimentación intrusiva del trauma,
evitación de los estímulos asociados con el trauma e intensa angustia psicológica.
Las víctimas también llegan a tener alteraciones en el estado de ánimo, ansiedad,
inicio o recaídas en el consumo de drogas y comportamientos suicidas.

Podemos tener dos fases en una víctima de una agresión cuando nos referimos a
lo que experimenta, la fase aguda y la fase demorada:

La fase aguda se caracteriza en que puede durar de unas horas a días después de
la agresión sexual, el individuo experimenta una distorsión o parálisis de sus
mecanismos de afrontamiento. Las respuestas externas pueden variar desde una
pérdida total del control emocional (como llanto o enojo incontenible) hasta una
calma y desinterés inusuales, con signos físicos como temblores y disminución de
la temperatura de la piel. Este comportamiento refleja un intento de la víctima de
recuperar el control mientras enfrenta la invasión de su privacidad durante el
interrogatorio y la exploración física.

La fase demorada se caracteriza en que puede aparecer meses o años después de


la agresión sexual, la víctima experimenta ansiedad crónica, sensación de
vulnerabilidad, pérdida de control y culpa hacia sí misma. A largo plazo, las
reacciones incluyen ansiedad, pesadillas, flashbacks, fantasías catastróficas,
sentimientos de aislamiento, disfunción sexual, angustia psicológica, desconfianza,
fobias, depresión, hostilidad y síntomas somáticos. Más de la mitad de las víctimas
tienen dificultades para restablecer relaciones sexuales y emocionales, y entre el
33% y el 50% reportan ideación suicida, con casi una de cada cinco víctimas que
intentan suicidarse si no buscan tratamiento.

De tal forma que es muy importante darles tratamiento a las víctimas, los casos de
agresión sexual son urgencias médicas y requieren atención inmediata.

Es importante que la víctima acuda a un médico para que este pueda hacer una
revisión completa en busca de lesiones en el cuerpo y si las hay darle un tratamiento
de inmediato, además de recibir tratamiento farmacológico por alguna infección de
transmisión sexual, puesto que la falta de control en la situación de la agresión
puede dar lugar a la transmisión de alguna infección

Los objetivos en la atención a personas que han sido violadas incluyen estabilizar
al individuo, reparar los daños y prevenir complicaciones mediante la evaluación y
tratamiento de las lesiones físicas, además de fomentar la estabilidad emocional a
través de la intervención en crisis y el seguimiento psicológico posterior.

La violencia doméstica o a manos de un compañero de la intimidad se refiere a la


violencia que se comete contra mujeres adolescentes y adultas dentro del contexto
de la familia o de las relaciones íntimas. Si bien la violencia puede darse en ambos
sexos, la mujer tiene un mayor índice de reporte, liderando con un 95%.
De igual forma que con las agresiones sexuales, los casos de violencia domestica
a veces no se denuncian, esto porque los maltratos se acompañan con vergüenza
y culpa, gracias a esto los datos no están del todo completos.

Se estima que cada año entre 4 y 5 millones de mujeres sufren agresiones por parte
de sus parejas íntimas. La violencia de pareja representa aproximadamente el 21%
de todos los delitos violentos contra mujeres. Más del 40% de las mujeres que
mueren por homicidio lo hacen a manos de sus esposos, novios o ex parejas.

La violencia doméstica puede incluir maltratos físicos (golpes, objetos arrojados,


agresiones con armas, etc.) así como abusos verbales, intimidación, aislamiento
social progresivo y privación de cosas como alimento, dinero, transporte o acceso
a la atención médica.

Todo esto puede llegar a seguir un ciclo progresivo y predecible:

La fase de acumulación de tensión se caracteriza por discusiones y acusaciones a


medida que el enojo va aumentando; esto lleva a la fase de un episodio agudo de
violencia, que puede incluir amenazas verbales, abuso sexual, agresiones físicas y
el uso de armas. Después de la fase de lesiones, sigue la fase de luna de miel,
durante la cual el agresor puede negar la violencia, justificar los golpes, disculparse,
hacer regalos y prometer no repetir el comportamiento, hasta que el ciclo comienza
de nuevo.

De igual forma que con la agresión sexual, la violencia domestica sucede en


cualquiera de los grupos etarios, raciales-étnicos y socioeconómicos, aunque la
pobreza, el consumo de sustancias y desempleo aumentan la incidencia de este.

Se debe prevenir toda esta problemática dándole apoyo a la víctima, en caso de


que la violencia haya llegado a un grado en que la paciente teme por su seguridad
o la de sus hijos, debe ofrecérsele albergue.

En los consultorios médicos, se debe contar con una lista de recursos para la ayudar
a la víctima. Esta lista debe incluir los números de teléfono de los departamentos de
policía, servicios de urgencias, refugios para mujeres maltratadas, centros de crisis
para casos de violación, servicios de asesoramiento psicológico, programas de
autoayuda y organizaciones de defensa que puedan proporcionar apoyo legal,
económico y emocional.

Las víctimas de esto también presentaran problemas psicológicos gracias a los


maltratos vividos, estas pueden indicar sentimientos de depresión o ideas suicidas.
Pueden sufrir ansiedad o trastornos del sueño que tal vez traten de resolver
utilizando alcohol u otras sustancias. Es más común que estas mujeres presenten
un trastorno por estrés postraumático que dará síntomas ya mencionados.

Se debe hacer un enfoque especial a las víctimas de violencia domestica que se


encuentren cursando un embarazo, puesto que aquí además de que se pone en
peligro la vida de la víctima también lo está la del producto. Las estimaciones sobre
la frecuencia de la violencia doméstica durante el embarazo varían entre el 1% y el
20%, y la mayoría de los estudios señalan tasas entre el 4% y el 8%. Estas cifras
sugieren que la violencia es un problema más frecuente en mujeres embarazadas
que la preclamsia, la diabetes gestacional y la placenta previa, condiciones para las
que se realizan evaluaciones y detecciones rutinarias en las mujeres embarazadas.

Es importante que el médico o la persona a la que acuden por ayuda puedan realizar
una identificación adecuada de que la persona esté pasando por violencia
doméstica.

Para esto se deberá hacer un interrogatorio con preguntes que busquen evidenciar
esto, si la paciente llega acompañada de alguien lo mejor sería pedir hablar a solas
con ella. Es importante reforzar a la víctima afirmándole que ella no tiene la culpa,
ya que muchas víctimas tienen problemas para creer que no son responsables del
abuso. En vista del elevado índice de síntomas psiquiátricos en esta población,
puede ser útil la canalización a detección psiquiátrica y orientación psicológica.

Como se ha evidenciado, la violencia doméstica y la agresión sexual es una


problemática que se sigue dando hoy en día, es crucial prevenir que estos casos
sucedan y darles un manejo adecuado a las víctimas, esto se puede lograr gracias
a la educación y sensibilización a la sociedad con el fin de también no llegar a culpar
a la mujer de estos casos, puesto que como se mencionó tienen muchos factores
que pueden empeorar su vida si no se le da el manejo adecuado. El tratamiento
psicológico es algo muy importante para ambos casos.

BIBLIOGRAFÍA:

 Alan H. DeCherney, Lauren Nathan, Neri Laufer, Ashley S. Roman. (2014).


Diagnóstico y tratamiento ginecoobstétricos, 12e. McGraw Hill Education.
 Arroyo Fernández, A. (2006). Violencia doméstica y maltrato sexual.
Legislación. Semergen, 32(3), 132–137. https://doi.org/10.1016/s1138-
3593(06)73237-3

También podría gustarte