Sala Civil - 19-07-2017 - Expediente - 17-277

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 22

SALA DE CASACIÓN CIVIL

Exp. 2017-000277

Magistrado Ponente: GUILLERMO BLANCO VÁZQUEZ


En el juicio por nulidad de título supletorio y de documento de venta, incoado ante el
Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y Tránsito de la
Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, con sede en Barcelona, por el ciudadano
JESÚS ENRIQUE GAMARDO, representado judicialmente por los abogados Alfredo Colón
Marcano, Carlos Colón Brito y Alí Sandro Hernández Navarro, contra la ciudadana MARÍA
ELENA GAMARDO, representada judicialmente por las abogadas Elizabeth Rodríguez
Zerpa, Adayelis Guerrero Rodríguez, Adamaría Guerrero Rodríguez, Adaneva Guerrero
Rodríguez y Adamelissa Guerrero Rodríguez; el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil y
Tránsito de la misma Circunscripción Judicial y sede, conociendo en apelación, dictó fallo en
fecha 1 de noviembre de 2016, mediante la cual declaró sin lugar la apelación interpuesta
por la parte actora contra la decisión proferida el 3 de marzo de ese año por el tribunal de
cognición que estableció sin lugar la demanda y, en consecuencia, confirmó dicha sentencia.
Condenó en costas a la parte actora apelante.

Contra la referida decisión de alzada, el demandante en fecha 23 de febrero de 2017,


anunció recurso extraordinario de casación, el cual fue admitido por auto de fecha 3 de
marzo de 2017, y oportunamente formalizado; no hubo impugnación.

Concluida la sustanciación del recurso de casación y cumplidas las demás formalidades de


ley, pasa la Sala a dictar sentencia bajo la ponencia del Magistrado que con tal carácter la
suscribe, en los siguientes términos:

DENUNCIAS POR DEFECTO DE ACTIVIDAD

De conformidad con lo dispuesto en el ordinal 1 del artículo 313, en concordancia con los
artículos 12 y 15 del Código de Procedimiento Civil, se delata la infracción del artículo 243,
ordinal 5 eiusdem, por incongruencia negativa.

El formalizante apoya su denuncia en los siguientes argumentos:

La sentencia recurrida mediante el presente recurso de casación se encuentra viciada de


Incongruencia Negativa u Omisión de Pronunciamiento, por cuanto la misma quebranto
(Sic) lo establecido en el ordinal 5 , del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil,
consecuencialmente quebranto (Sic) los artículos 12, y 15 del mismo Código; no se
pronunció dicho sentenciador sobre todos los alegatos de las partes; omitió
pronunciamiento de los alegatos realizados por la representación judicial de la parte
demandante, no emitió pronunciamiento alguno sobre los alegatos y defensas de la parte
demandante, esgrimidos en el libelo de la demanda y en los informes presentados;
subvirtiendo el proceso; causando indefensión, inseguridad jurídica, desigualdad entre las
partes; con lo que quebrantó garantías y derechos constitucionales previstos en los
artículos 26, y 49.1, de la Constitución Nacional, referidos a la Tutela (Sic) Judicial (Sic)
Efectiva (Sic); el derecho a la Defensa (Sic) y el Debido (Sic) Proceso (Sic). Dichos
quebrantamientos aquí denunciados se ponen de manifiesto en el hecho que el Tribunal de
alzada no tomó en cuenta los alegatos hechos por la demandante en sus informes
presentados ante esa instancia; los cuales me permito transcribir; a continuación; los
mismos rielan en la pieza contentiva del recurso de apelación signado con el N BP02-R-
2016-000133; alegatos estos que son determinantes para desvirtuar lo decidido en la
sentencia impugnada mediante el presente recurso de casación, y, que de haberlos tomados
en consideración el Tribunal de alzada, le sentencia hubiere sido otra; a continuación la
transcripción del texto de los informes de la demandante:

CAPITULO II

DE LA CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA

( )Por otra parte, la demanda, en su escrito de contestación, alega la improcedencia de la


demanda, agregando que, según jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia, los títulos
supletorios no requieren impugnación; además, señala que los títulos supletorios no
constituyen un medio instrumental para asegurar la propiedad sobre bienes u otro derecho
real. Trata la demanda, de fundamentar sus alegatos en diversas jurisprudencias del Tribunal
Supremo de Justicia, las cuales no viene al caso analizar, por cuanto las mismas no son
aplicables en el presente caso, puesto que la presente demanda contiene circunstancias y
hechos que la hacen muy particular; y, más aun cuando estamos en presencia de un caso,
donde el Título Supletorio objeto de la presente demanda, fue utilizado en el tráfico jurídico,
dándole al mismo un uso que originó derechos y obteniendo, por medio del mismo, una venta
basada en los hechos falsos contenido en dicho documento]; cuyos efectos y consecuencias no
es posible subsanar, sino con la nulidad de dicho documento; siendo la única forma de
restablecer la situación jurídica infringida, reponiendo la situación jurídica a su inicio, que o es
más que poner a los herederos en los derechos que les correspondía al momento del
fallecimiento del último de sus padres. De manera que no podría, el demandante, ejercer
acción reivindicatoria contra la demandada, por cuanto es sabido que dicha acción se
fundamenta en documentos, en cuyo caso, evidentemente, en el caso que nos ocupa, la
demandada es la que posee documentos; amén de que las bienhechurías, a que se refiere el
título supletorio impugnado, son de propiedad comunitaria originadas por una herencia,
donde dicho bien se mantiene proindiviso, siendo imposible la reivindicación de parte
indeterminada. Igual suerte correría una acción posesoria del mismo bien proindiviso,
amén de que los derechos sobre dichos bienes son imprescriptibles a favor de alguno de los
comuneros. De manera que aceptar la pretensión de la demanda, en desestimar la demanda
incoada, sería crear una total indefensión al demandante, negarle la tutela judicial efectiva,
garantizada en el artículo 26 de la Constitución Nacional. Debe tenerse en cuenta lo que ha
establecido la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, la cual ha dejado
sentado, de manera pacífica y reiterada, la obligación que tienen los Jueces de decidir
conforme a las circunstancias que envuelven a cada caso particular, según lo alegado
y probado en autos, en cumplimiento a lo establecido en el artículo 12 del Código de
Procedimiento Civil. La presente acción, está dirigida a lograr la nulidad del mencionado
título supletorio y el documento de venta a que se refiere; no está dirigida a una mero
declaración con fundamento a lo establecido en el artículo 16 del código en comento (CPC),
como pretende orientarlo la demandada, es una acción de nulidad de forma y fondo, contra un
documento que, aunque se dice, en doctrina, que no es título, ni suple nada; en el presente caso
fue utilizado en el tráfico jurídico y causo (Sic) efectos de verdadero documento capaz de
lograr la venta de la parcela de terreno donde se encuentran construidas las bienhechurías a
que se refiere dicho título, sin haber sido sometido al contradictorio, vale decir, fue usado como
título suficiente, de manera fraudulenta por la demanda, para lograr dicha venta, por la
Alcaldía del Municipio Simón Bolívar del Estado Anzoátegui. De manera pues que, la única
forma de restablecer el orden quebrantado, es anulando dicho título y sus actos derivados. Y
en cuanto al alegato de la demandada, , referido a que no consta la fundamentación legal de la
acción de nulidad de título supletorio, le recuerdo, el principio IURA NOVIT CURIA, al cual ella
misma hizo referencia en su escrito, de manera que la hemos dado, al Juez, de manera clara,
precisa y lacónica los hechos, para que él nos dé el derecho; amén de aclarar que la presente
acción fue claramente dirigida a la nulidad y no a la discusión de derecho de propiedad o
posesión, como lo confunde la demanda. Por lo que en tales circunstancias, si es procedente la
acción intentada; y, así debe declararlo el tribunal, decretando la nulidades solicitadas.
(Cursiva, negrilla y subrayado, efectuados por esta representación judicial)

Tampoco tomó en cuenta el tribunal superior, el alegato de la demandante, contenido en el


CAPITULO II, del libelo de la demanda referido a que el título supletorio impugnado, en el
presente caso, contiene vicios que hacen procedente su nulidad; por lo cual me permito
transcribirlo siguiente:

Se ha establecido igualmente, en consonancia con jurisprudencia constante reiterada del


Tribunal Supremo de Justicia, y en especial con el criterio sentado en la decisión
jurisprudencial arriba señalada, tales vicios a saber son: 1- Que dicho título supletorio no sea
decretado por el Tribunal competente; 2- Que los testigos contradigan las declaraciones
realizadas en el título o que los mismos tengan algún impedimento para declarar; y, 3- Que el
título adolezca de la coletilla sin perjuicio de terceros de igual o mejor derecho. Podríamos
agregar, en este mismo orden de ideas, que hay otras circunstancias que puedan afectar la
validez de dichos títulos, como lo es el hecho de que, el acto de declaración de los testigos de
dichos instrumentos, no cumplan con lo establecido en la ley; entre esos requisitos están los
establecidos en el artículo 492 del Código de Procedimiento Civil, particularmente lo señalado
en el ordinal 3 , referido a que los testigos deben dar razón fundadas de sus dichos. En
consecuencia, debemos señalar que el título supletorio a que se refiere esta demanda adolece
de los siguientes vicios, que hacen procedente su nulidad: Primero: Contiene declaraciones de
los testigos que contradicen la realidad de los hechos, referidas a acciones falsas;
declaraciones estas que serán contradichas por dichos testigos cuando sean sometidos al
contradictorio del presente juicio. Segundo: En las actas que contienen la declaración de los
testigos del referido título, no se evidencia que los mismos, en sus deposiciones, de razón
fundadas de sus dichos, no cumpliendo con lo establecido en el ordinal 3 del artículo 492 del
Código de Procedimiento Civil. (Cursiva y subrayado realizadas por mi persona) .

Estos alegatos no fueron tomados a consideración por el Tribunal de alzada, de allí que se
produjera la tan nefasta e inadecuada decisión aquí impugnada; acogiendo criterios
jurisprudenciales como suyos, y en razón de ello, no valoró las pruebas promovidas en
juicio; lo cual da como resultado la declaratoria sin lugar de la apelación ejercida por la
parte demandante. Por todas las razones de hecho, antes señaladas, es que, el presente
recurso de Casación debe prosperar, lo cual hace procedente una infracción de las descritas
en el ordinal 1 del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil (Negrillas, subrayado y
cursivas del escrito de formalización).

Se desprende del texto transcrito, que el formalizante denuncia el vicio de incongruencia


negativa, por cuanto según su dicho, el juzgador de alzada omitió pronunciarse con
relación a los alegatos contenidos en el escrito de informes, referentes a que la acción
de nulidad de titulo supletorio intentada, se refiere tanto a la forma como al fondo del
documento, por cuanto dicho título habría sido utilizado de manera fraudulenta por la
demandada para lograr la compra a la alcaldía del municipio Simón Bolívar del estado
Anzoátegui del terreno sobre el cual están construidas las bienhechurías relacionadas con el
título objeto de la demanda, de manera que, la única forma de restablecer el presunto orden
quebrantado sería por medio de la nulidad del mismo, así como de sus actos derivados,
teniendo en cuenta que su intención la del demandante-, no va dirigida a la discusión de
derecho de propiedad o posesión del inmueble.

Asimismo, aduce el recurrente en casación, que el juez superior descartó pronunciarse


sobre lo alegado en el libelo de la demanda, relativo a los vicios de los cuales adolecería
el titulo supletorio de marras, por cuanto según el accionante- no cumple con lo establecido
en el ordinal 3 del artículo 492 del Código de Procedimiento Civil, ya que el mismo contiene
declaraciones de los testigos que contradicen la realidad de los hechos, y que no se
evidencia que esos testigos den razón fundada de sus dichos.

Para decidir, la Sala observa:

Con respecto al vicio delatado, esta Sala, entre otras sentencias, en decisión N 41, de fecha
27 de febrero de 2003, caso: Luis Pineda Bracho, contra la sociedad mercantil Cadenas de
Tiendas Venezolanas C.A. (CATIVEN), expediente N 01-581, ratificada en sentencia N 553,
de fecha 18 de septiembre de 2015, caso: Ana María Trias Rodríguez Contra William
Armando Hernández Contreras, expediente N 15-256, y en sentencia N 715, del 10 de
noviembre de 2016, expediente N 16-373, estableció:

Ha sido pacífica y constante la jurisprudencia de esta Sala, respecto a la obligación que


tienen los jueces de pronunciarse sobre todo cuanto haya sido alegado y probado durante el
proceso, y únicamente sobre aquello que ha sido alegado por las partes. Por tanto, resulta
viciada la sentencia que no resuelve en forma expresa, positiva y precisa con arreglo a la
pretensión deducida y a las excepciones o defensas opuestas.

( Omissis )

El ordinal 5 del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil establece los presupuestos
para que la sentencia llene el requisito de la congruencia, entendiéndose por tal, como lo
afirma Hernando Devis Echandía, el principio normativo que delimita el contenido y alcance
de tal instancia, para el efecto de que exista identidad jurídica entre lo resuelto y las
pretensiones (en sentido general) y excepciones de los litigantes, oportunamente aducidas,
a menos que la Ley otorgue facultades especiales para separarse de ellas y que tal principio
es una consecuencia lógica de la relación de jurisdicción como derecho y deber del Estado.
El derecho de acción y de contradicción no sólo impone al Estado el deber de proveer
mediante un proceso en una instancia, sino que al complementarse con el ejercicio de la
pretensión y la oposición de excepciones, delimita el alcance y contenido de este
procedimiento. La relación de jurisdicción comprende tanto la acción y la contradicción,
como la pretensión y la excepción que en ejercicio de estos derechos se formulan al Juez
para determinar los fines mediatos y concretos del proceso (Nociones Generales de Derecho
Procesal Civil)

El primer presupuesto es el de que toda sentencia debe contener decisión expresa, positiva
y precisa; y el segundo presupuesto prevé que la decisión debe ser con arreglo a la
pretensión deducida y a las excepciones o defensas opuestas.

Según Guasp, la congruencia es la causa jurídica del fallo y Prietro Castro agrega, como otra
derivación de la congruencia, el principio de la exhaustividad, esto es, la prohibición de
omitir decisión sobre ninguno de los pedimentos formulados por las partes.

La sentencia es congruente cuando se ajusta a las pretensiones de las partes, tanto del actor
como del demandado, independientemente de si es acertada o errónea. No se puede
apreciar, más ni menos, de las cuestiones controvertidas, ni dejar de resolver algunas.
Cuando se deja de examinar la prueba, todos o algunos de sus hechos fundamentales, la
sentencia está viciada por omisión de análisis fáctico y cuando se considere innecesario el
análisis de algunos elementos probatorios, el juez debe dejar constancia motivada de ello.

De allí que la incongruencia adopta dos modalidades y tres aspectos. Las modalidades
son: incongruencia positiva, cuando el juez extiende su decisión más allá de los
límites del problema judicial que le fue sometido, o la incongruencia negativa, cuando el
juez omite el debido pronunciamiento sobre alguno de los términos del problema judicial, y
los aspectos son: a) cuando se otorga más de lo pedido (ultrapetita); b) cuando se otorga
algo distinto de lo pedido (extrapetita), y c) cuando se deja de resolver sobre algo pedido u
excepcionado (citrapetita)... . (Resaltados de la sentencia).
En efecto, hay que establecer con absoluta explicitud que la Constitución tiene un valor
normativo inmediato y directo sobre el sistema procesal siendo parte del ordenamiento
jurídico, -su parte primordial-, comenzando por los valores superiores consagrados en su
artículo 2 y desarrollados, entre otros, como garantías constitucionales, donde destaca la
tutela judicial efectiva (artículo 26 Constitución de la República Bolivariana de Venezuela) y
dentro de ésta la consideración del proceso como instrumento para la realización de la
justicia (Art. 257 ibidem), a través de un debido proceso (Art. 49 eiusdem), carácter
normativo éste que vincula inmediatamente a la totalidad de los Jueces y Tribunales del
Poder Judicial para su enjuiciamiento y aplicación directa e inmediata sobre las leyes y que,
involucra un cambio de paradigma en el Derecho Venezolano que obliga a una revisión
integral de las instituciones, en el caso de autos, del sistema procesal, de las leyes formales o
adjetivas. Con base a ello, conviene no olvidar nunca que la Constitución lejos de ser un
mero catálogo de principios, constituye la norma suprema jurídica de aplicación en cuanto a
los Jueces y ciudadanos sujetos a ella. Ésta necesidad acuciante surge de la vida del hombre
en sociedad, cuando conforme a ello busca arbitrar un sistema eficaz que dé solución a los
intereses que se planteen entre sus miembros. La solución civilizada a tal necesidad es la
organización de la justicia y la implementación de un sistema de juzgamiento, según el cual,
cualquier persona pueda y deba ser protegida y amparada en el ejercicio pacífico de sus
pretensiones para que le sean satisfechas, lo que no quiere decir aceptadas, sino resueltas
razonadamente, con arreglo a un Sistema de Justicia y Derecho, en un plazo de tiempo
también razonable a lo largo de un debido proceso, que culmina en su parte cognitiva con
parte de la Tutela que es el fallo definitivamente firme. Así, el fallo o resolución judicial es
uno de los objetivos de la actividad del Estado como garantía de la paz social, pues no debe
olvidarse que la finalidad última de la función judicial es resolver definitiva y eficazmente
los conflictos que se someten a su conocimiento.

Por eso, el Maestro E.J. Couture (Estudios de Derecho Procesal Civil. Tomo I. Ed Depalma),
advertía desde hace ya más de medio siglo, sobre la tutela constitucional del Proceso Civil y
la transformación política de la Justicia Civil y, en especial de la Sentencia como la
construcción o diseño más importante de todo el sistema constitucional de Justicia.

La Doctrina acostumbra a considerar la sentencia en sus elementos formales y examinarla


bajo las premisas de un hecho, como de un acto o de un documento, como una resolución de
pretensiones y excepciones de fondo del conflicto, mientras que, -expresa el maestro
Uruguayo -, la concepción formal de la sentencia debe ser superada por una concepción
sustancial de la misma, en relación al sistema general de las normas jurídicas, lejos de su
estructura formal y cerca del pensamiento jurídico Constitucional . Un fallo en que el juez y la
justicia vayan todos articulados, dictada desde la Constitución misma, ó como diría
Aristóteles, en su: Ética a Nicómaco (Libro V, Capítulo IV),: Ir al Juez, es ir a la Justicia;
porque él nos representa la justicia viva y personificada .

Así, mientras se está gestando el andamiaje procesal a través del desarrollo del proceso,
todavía no hay Tutela, ella nace tras un proceso, obteniéndose una resolución fundada sobre
la litis que se planteó, que atienda sustancialmente el núcleo de las pretensiones formuladas
por las partes, de manera que ofrezca una respuesta judicial congruente, coherente y
exhaustiva con los términos del debate suscitado en el proceso, decidiendo todas y sólo las
cuestiones planteadas y que ésta se ejecute debidamente, vale decir, que se otorgue a los
ciudadanos una prestación jurisdiccional, una resolución fundada jurídicamente sobre el
fondo de la litis planteada ante el órgano judicial. Este fallo o resolución judicial que
caracteriza parte de la tutela viene apoyada en que la sociedad y en especial las partes en el
sistema civil, puedan conocer cuáles han sido los criterios jurídicos que aplicó el juez a las
pretensiones y excepciones, que fundamentaron el modo normal de terminación del
proceso, pues pudiera ocurrir un desajuste entre el fallo judicial y los términos en que las
partes formulan sus pretensiones, al conocer más, menos o cosa distinta de lo pedido, lo
cual genera una oscuridad, un punto muerto un elemento no resuelto o resuelto fuera de lo
pretendido o con más de lo pedido en el vertimiento de las cargas alegatorias. Por ello, la
congruencia del fallo desde una perspectiva constitucional pretende la mayor inmediación
entre lo pedido y lo decidido acercando en forma pétrea la relación entre pretensión,
defensa y fallo, evitando en el Proceso Civil el progresivo alejamiento entre Juez y Partes,
dando una mayor rigidez a esta relación, como parte de la tutela judicial efectiva y del
derecho de defensa y del equilibrio procesal, se busca que no exista un divorcio entre la
praxis del proceso y la realidad social del fallo, lograr la fidelidad alegatoria o teoría del
espejo procesal.

Hay que agregar, que la tutela judicial efectiva si bien es ejercitable desde las premisas
constitucionales, baja a convertirse en un derecho de prestación no incondicionado y
absoluto, sino de configuración legal, que no puede ejercerse al margen del procedimiento
legalmente establecido, pues incumbe al legislador la configuración de la actividad judicial y
del proceso en cuyo seno se ejercita el derecho fundamental ordenando la satisfacción de
las pretensiones y excepciones. Ella constituye una garantía constitucional que se
personifica concretamente por obra de las leyes procesales que desarrollan esa garantía y
que el Juez en su interpretación, ante un ordenamiento pre constitucional (CPC 1986) debe
ajustar desde la Carta Política (1999). Entendiendo que la finalidad de la jurisdicción no se
agota, entonces, en el aseguramiento de la legalidad formal, sino en el aseguramiento de los
valores y principios para cuyos objetivos fue dictada la Constitución, en el entendimiento
del fin social del proceso y la decisión justa de la litis.

Este desarrollo, en el caso de la congruencia del fallo , llamada también como principio de
la jurisdiccionalidad limitada , se funda en el poder del justiciable (dispositivo) de fijar el
tema decidendum, que impide que el mismo exceda de los límites fijados a la controversia
por la voluntad de las partes y responde a una resolución del fondo, estimable o
desestimable, favorable o desfavorable a las pretensiones y defensas trabadas o
contradichas en las oportunidades preclusivas de alegación al objeto del proceso, o a la
negativa a entrar a la cuestión de fondo o por falta de cumplimiento de los requisitos
exigidos legalmente para acceder a las distintas acciones.

Se vulnera pues, el derechos a la tutela judicial efectiva, si el pronunciamiento judicial


altera el objeto del proceso , su elemento objetivo, causa de pedir, petitum, modificando
sustancialmente los términos en que se planteó el debate procesal y violando el principio de
contradicción, por eso, es deber procesal del juez en la construcción del fallo para tutelar la
litis, decidir sobre todo y sólo sobre las cuestiones planteadas en la controversia, siempre y
cuando la desviación sea de tal naturaleza que suponga una sustancial modificación en los
términos en que discurrió la controversia procesal.

Pero, para que se entienda vulnerada la tutela judicial efectiva de rango constitucional, es
necesario se haya incurrido en una incongruencia negativa (omisiva, minus petita ó citra
petita) de la cuestión planteada cuyo fallo no dé, no resuelva, todas las pretensiones y
excepciones, no da una respuesta razonada, y que además, razonablemente, no pueda
deducirse del conjunto de la resolución la existencia de una desestimación tácita de la
pretensión planteada, circunstancia ésta que se traduce en una denegación técnica de
justicia, pues quedó imprejuzgado lo que efectivamente fue planteado ante el órgano
judicial en el momento procesal oportuno, contrariando el contenido normativo de los
artículos 26 y 257 constitucionales.

También tenemos la incongruencia positiva o extrapetitum (más allá del thema


desidendum), esta incongruencia por exceso, es un vicio procesal que se produce cuando el
órgano judicial concede algo no pedido o se pronuncia sobre una pretensión que no fue
oportunamente deducida por los litigantes (ultra petita), que se produce en el fallo del
órgano judicial e implica un desajuste o inadecuación entre el fallo o la parte dispositiva de
la resolución judicial y los términos en que las partes formularon sus pretensiones en el
proceso. Constituye una infracción del principio dispositivo y de aportación de las partes
que impide al juzgador, en el proceso civil, pronunciamientos sobre aquellas peticiones que
no fueron esgrimidas por las partes, en la oportunidad adjetiva y preclusiva, a quienes se les
atribuye legalmente la calidad de verdaderos domini litis y que conforman el objeto del
debate o tema decidendi del alcance del pronunciamiento judicial. Éste deberá siempre
adecuarse a lo que fue objeto del proceso, delimitado a tales efectos por los sujetos del
mismo (partes), por la súplica (petitum) y por las máximas de experiencia o conocimiento
privado del juez, por la realidad o notoriedad judicial y por los hechos notorios y por el iura
novit curia, éste último referido al Derecho que, permite al juez fundar el fallo en los
preceptos legales o normas jurídicas que sean de pertinente aplicación, aunque los
litigantes no las hubieren invocado. Esa decisión expresa y positiva que la ley exige (Art.
243.5 CPC) debe mantener al juez en su fallo en relación directa con las cargas alegatorias
deducidas en el proceso o invocadas en juicio.

Más concretamente, desde la perspectiva Constitucional, siempre a través del caleidoscopio


de la luz constitucional, para que la incongruencia por exceso adquiera relevancia de
trascendencia procesal y pueda ser constitutiva de una lesión del derecho a la tutela judicial
efectiva (Art. 26 CRBV), se requiere que la desviación o el desajuste entre el fallo judicial y
los términos en que las partes hayan formulado sus pretensiones, por conceder más de lo
pedido (ultra petitum) o algo distinto de lo pedido (extra petitum), suponga una
modificación sustancial del objeto procesal, con la consiguiente indefensión pues se genera
un hecho en el fallo que no fue debatido y la sustracción a las partes del verdadero debate
contradictorio, produciéndose un fallo extraño a las respectivas pretensiones de los sujetos
del proceso, produciéndose una decisión que toca o se pronuncia sobre temas o materias no
debatidas oportunamente en el íter adjetivo y respecto de las cuales, por consiguiente, las
partes no tuvieron la oportunidad de ejercitar adecuadamente su derecho de defensa,
formulando o exponiendo las alegaciones y argumentos que tuvieran por conveniente en
apoyo de sus respectivas posiciones adjetivas.

Así, bajo esta visión constitucional de la congruencia, el juzgador sólo está vinculado por la
esencia y sustancia de lo pedido y discutido en la carga alegatoria, no por la literalidad de
las concretas pretensiones ejercitadas, tal y como han sido formalmente formuladas por los
litigantes, de forma que no existirá la incongruencia extra petitum cuando el Juez o Tribunal
decida o se pronuncie sobre una de ellas que, aun cuando no fuere formal o expresamente
ejercitada, estuviere implícita o fuere consecuencia inescindible o necesaria de los
pedimentos articulados o de la cuestión principal debatida.

También puede ocurrir una incongruencia por tergiversación de los hechos y; por ultra
petita, por reforma en perjuicio (Reformatio in peius), o reforma peyorativa. La primera
de ellas consiste en un apartamiento por parte del juez que tergiversa los argumentos de
hecho contenidos en la demanda o en la contestación, no resolviendo la controversia tal cual
como fue planteada por las partes y simultáneamente resuelve algo no pedido. La segunda,
(incongruencia: reforma en perjuicio) consistente en una interdicción constitucional
(prohibición de indefensión) al órgano judicial ad quem que conoce por el recurso de
gravamen (tantum devolutum, quantum appellatum), para que éste no se exceda de los
límites de la apelación que está circunscrita al gravamen, el agravio es la medida de la
apelación , sufrido por el recurrente en la recurrida, en otras palabras, es un
empeoramiento del gravamen sufrido en la condición jurídica de un apelante, vale decir,
que ésta forma o variante de la incongruencia es una proyección de la congruencia en el
grado posterior de jurisdicción en vía de recurso.

Bajo una interpretación constitucional, vale decir, a la luz del caleidoscopio de valores
principios y garantías constitucionales y su reglamentación procesal, la incongruencia es el
desajuste entre el fallo judicial y los términos en que las partes formularon sus
pretensiones, concediendo el Juez en su fallo, un irrespeto o desvinculación a lo alegado
(hechos), consistente en: más, menos o cosa distinta o tergiversando (modificando) los
términos en que discurrió la controversia procesal, vale decir, de lo realmente trabado en el
contradictorio, propia de una efectiva denegación de justicia y del derecho a una tutela
judicial efectiva. La relevancia constitucional de la incongruencia viene dada, en
consecuencia, por la situación de indefensión generada por la alteración de los términos del
debate y ésta es de tal naturaleza que supone una trascendental modificación del debate o
dialéctica procesal, violándose el contradictorio, el derechos de defensa, pues solo la
resolución que se ajusta al debate y a la dialéctica del proceso es una decisión justa. La
nulidad de la sentencia, entonces, debe ser la consecuencia de una incongruencia
trascendente e importante, y sin posibilidad de posterior saneamiento, que adquiere
relevancia constitucional en tanto forma de incongruencia determinante de una situación de
indefensión, estando así consagrado él: iudex iudicare debet secundum allégate el probata
partium, como parte del derecho de defensa que establece el artículo 49.1 de la Carta
Política de 1999.

Por eso, el proyecto de Código Procesal Civil, como iniciativa legislativa del Tribunal
Supremo de Justicia, ha dispuesto, como objeto y fin, entre otros del instrumento procesal,
el de interdictar la incongruencia, a través de la obligación del Juez de la etapa de Juicio de
sanear la litis trabándola, es decir, de fijar junto con las partes los límites de los extensos
escritos de demanda y de contestación, para que ya no yerre éste sobre los límites de las
peticiones, generándose una situación de espejo (reflejo idéntico de la carga alegatoria de la
litis y el fallo) que culmina con una sentencia perentoria que obliga al juez dentro de la
hermenéutica de su construcción a que realice: una relación lógica entre premisas y
conclusiones con decisión expresa, precisa y positiva, con arreglos a las pretensiones deducidas
y las excepciones o defensas opuestas . De ello deriva que el fallo no puede entenderse como
un único silogismo cuya premisa mayor está constituida por una norma abstracta y la
premisa menor por los elementos de hecho, y la conclusión por la aplicación de aquella a
ésta (lógica), sino que a los efectos de no incurrir en incongruencias, como dice Rosenberg
(Tratado de Derecho Procesal Civil. Tomo II, pág 331. Ed EJEA. 1955), no se trata de un solo
silogismo (silogismo único), sino de tantos como sean las pretensiones u oposiciones
planteadas en el proceso, y que aquéllos a su vez se apoyan en silogismos auxiliares
derivados en las menciones contenidas en la norma o normas aplicables al caso y,
agregando con Gozaini (Derecho Procesal Civil. Tomo I, pág 663, Ed EDIAR. 1992), la
voluntad, pues, la sentencia no es un simple silogismo, también es una voluntad, por ello
Guasp, señala que: se olvida que el resultado al que llega el juez, y que expresa en la
sentencia, es el fruto, no de un juicio lógico objetivo realizado por el órgano jurisdiccional a
base de los materiales recogidos en el proceso, sino de una convicción psicológica que no está o
no debe estar sometida, en cuanto a su formación, a reglas fijadas a priori, y en la que entran o
puedan entrar, en lo que a valoración de los hechos se refiere, no sólo razonamientos puros,
sino simples expresiones, creencias e incluso típicos actos de voluntad .

En estos últimos, entran la positivización de los valores constitucionales, el desarrollo


inmediato de sus principios y garantías constitucionales y del derecho en general bajo su
interpretación sometida al valor justicia, a las máximas de experiencia, a las notoriedades
judiciales y los hechos notorios que logran la humanización del fallo teniéndose al ser
humano como su destinatario, volviendo al sentiré como valor etimológico del cual parte y
al cual llega la realización de la justicia. La humanización del Derecho es la vía para la
consecución de la Justicia. (Arts. 2 y 257 CRBV).

La sentencia, vista esa dualidad, se encuentra dentro del ojo de la tormenta procesal y es
labor de los jueces, emitir un pronunciamiento sobre todo lo que forma parte del thema
decidendum, siendo obligatorio para el ad quem, en el sub iudice pronunciarse en relación
con los alegatos expuestos por las partes, tanto en el escrito libelar por lo que respecta a los
demandantes, así como lo expresado por la accionada en su escrito de contestación a la
demanda, los cuales constituyen el fundamento de su defensa y que conformaron la
trabazón de la litis.

Ahora bien, con respecto a los alegatos esgrimidos en informes presentados ante la alzada,
esta Sala ha señalado, entre otras, en sentencia N 190, del 1 de abril de 2014, expediente N
13-712, que son de obligatorio pronunciamiento por parte de los jueces de instancia, los
siguiente:

...El vicio de incongruencia que constituye infracción del artículo 12 y del ordinal 5 del
artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, tiene lugar cuando el sentenciador no decide
todo lo alegado o no decide sólo sobre lo alegado por las partes, en las oportunidades
procesales señaladas para ello: en principio, en el libelo de demanda, en la contestación o en
los informes cuando en estos se formulen peticiones, alegatos o defensas que, aunque no
aparezcan contenidas en la demanda o en su contestación, pudieran tener influencia
determinante en la suerte del proceso, como serían los relacionados con la confesión
ficta, reposición de la causa y otras similares, que de acuerdo con reiterada
jurisprudencia, el sentenciador está en el deber de resolver en forma expresa,
positiva y precisa.

En relación con el pronunciamiento de los jueces sobre lo alegado por las partes en el
escrito de informes, la Sala de Casación Civil, ha sostenido lo siguiente:

Aquellos alegatos de corte esencial y determinante deben ser analizados por el


sentenciador, a los fines de cumplir con el principio de la exhaustividad de la
sentencia que constriñe al juez a pronunciarse sobre todo lo alegado y solamente sobre lo
alegado, so pena de incurrir en la infracción de los artículos 12 y 243, ordinal 5 del Código
de Procedimiento Civil. Por este mandato ha sostenido la Sala que el sentenciador está
obligado a revisar todas las peticiones hechas por las partes en los informes, relacionadas
con la confesión ficta u otras similares, pues con ello ha querido darle su justa dimensión a
tal acto procesal, sin llegar a descalificarlo. En conclusión, cuando en los escritos de
informes se formulen peticiones, alegatos o defensas que aunque no aparezcan contenidas
en la demanda o en su contestación, pudieran tener influencia determinante en la suerte del
proceso, como serían los relacionados con la confesión ficta u otras similares, sí debe el
sentenciador pronunciarse sobre los mismos en la decisión que dicte, so pena de incurrir en
el vicio de incongruencia negativa.

De conformidad con la jurisprudencia transcrita, alegatos de confesión ficta, reposición de


la causa u otras similares esgrimidos en etapa de informes, son de obligatorio
pronunciamiento por parte de la los sentenciadores de alzada so pena de incurrir en
incongruencia, de lo que se entiende que no todo alegato formulado en informes y
silenciado por el sentenciador de segundo grado, es susceptible de viciar su decisión
de omisión de pronunciamiento (Negrillas de este fallo), (Sentencia de la Sala de Casación
Civil de fecha 05-05-94, reiterada en decisión de fecha 08-02-96 y, posteriormente
ratificada en sentencia del 05-02-98. Inversiones Banmara C.A., c/ Inversiones Villa Magna,
C.A.) .
De transcripción supra realizada se evidencia, que el requisito de congruencia ha sido
extendido por la Sala a los alegatos formulados en los escritos de informes, siempre que se
trate de peticiones y defensas surgidas en el curso del proceso luego de trabada la litis y, por
ende, de imposible presentación en el libelo y la contestación, que resulten determinantes
en la suerte del juicio, como serían por ejemplo la confesión ficta, cosa juzgada sobrevenida
u otras similares.

Dicho lo anterior, esta Sala evidencia que el alegato presuntamente expresado en informes
atinente a que la acción de nulidad de titulo supletorio intentada va dirigida únicamente a la
nulidad del mismo y no a la discusión de derecho de propiedad o posesión del inmueble, por
cuanto dicho título habría sido utilizado de manera fraudulenta por la demandada para
lograr la compra a la Alcaldía del municipio Simón Bolívar del estado Anzoátegui del
terreno sobre el cual están construidas las bienhechurías relacionadas con el título objeto
de la demanda, constituye en todo caso un tipo de defensa sobrevenida que no afectaría de
manera determinante la suerte del juicio, por tanto, es considerado que no ata al juez a
pronunciarse sobre ello en su sentencia; razón suficiente para desechar este aspecto de la
denuncia. Así se decide.

Ahora bien, en relación con la supuesta incongruencia negativa cometida por el juez
superior, al omitir pronunciarse sobre alegatos contenidos en la demanda, a saber, que el
titulo supletorio cuya nulidad se pretende adolece de vicios por cuanto según el accionante-
recurrente- no cumple con lo establecido en el ordinal 3 del artículo 492 del Código de
Procedimiento Civil, ya que el mismo contiene declaraciones de los testigos que contradicen
la realidad de los hechos, y que no se evidencia que esos testigos den razón fundadas de sus
dichos, es preciso revisar el libelo en cuestión, el cual cursa a los folios del uno (1) al cinco
(5) de la pieza N 1 de 2 del expediente, del mismo se desprende:

Se ha establecido igualmente, en consonancia con jurisprudencia constante reiterada del


Tribunal Supremo de Justicia, y en especial con el criterio sentado en la decisión
jurisprudencial arriba señalada, tales vicios a saber son: 1- Que dicho título supletorio no
sea decretado por el Tribunal competente; 2- Que los testigos contradigan las declaraciones
realizadas en el título o que los mismos tengan algún impedimento para declarar; y, 3- Que
el título adolezca de la coletilla sin perjuicio de terceros de igual o mejor derecho.
Podríamos agregar, en este mismo orden de ideas, que hay otras circunstancias que puedan
afectar la validez de dichos títulos, como lo es el hecho de que, el acto de declaración de los
testigos de dichos instrumentos, no cumplan con lo establecido en la ley; entre esos
requisitos están los establecidos en el artículo 492 del Código de Procedimiento Civil,
particularmente lo señalado en el ordinal 3 , referido a que los testigos deben dar razón
fundadas de sus dichos. En consecuencia, debemos señalar que el título supletorio a que se
refiere esta demanda adolece de los siguientes vicios, que hacen procedente su nulidad:
Primero: Contiene declaraciones de los testigos que contradicen la realidad de los hechos,
referidas a acciones falsas; declaraciones estas que serán contradichas por dichos testigos
cuando sean sometidos al contradictorio del presente juicio. Segundo: En las actas que
contienen la declaración de los testigos del referido título, no se evidencia que los mismos,
en sus deposiciones, de razón fundadas de sus dichos, no cumpliendo con lo establecido en
el ordinal 3 del artículo 492 del Código de Procedimiento Civil (Negrillas, propias de lo
transcrito).

Efectivamente, el actor en el libelo señaló que el titulo supletorio de marras no cumple con
lo establecido en el ordinal 3 del artículo 492 del Código de Procedimiento Civil, por lo que a
su decir, sufre de vicios, ya que dicho título contiene declaraciones de los testigos contrarias
a la realidad, y asimismo no se evidenciaría que esos testigos den razón fundadas de sus
dichos.

Al momento de emitir las consideraciones para decidir, el fallo recurrido estableció lo


siguiente:

En primer lugar es menester precisar el petitum del demandante en su libelo de demanda,


para proceder a emitir pronunciamiento así entonces indicó en su libelo:

Nuestros padres, en vida, establecieron nuestro hogar en la calle 23 de enero, numero 28-
91, entre las calles Andrés Eloy Blanco y Sucre, del sector Barrio Sucre de la ciudad de
Barcelona Estado (Sic) Anzoátegui; lugar donde construyeron una casa, la cual fue el único
bien que nos quedo (Sic) como herencia. Dicha casa fue construida por nuestro padre, en el
año 1957; (...Omissis...) Dicha casa tiene dos (02) inscripciones catastrales a nombre de
nuestro finado padre, de fechas 15 de febrero de 1977 y 19 de octubre de 1982, los cuales
reposan en el archivo de la Oficina de Catastro Municipal del Municipio (Sic) Simon Bolívar
del Estado (Sic) Anzoátegui, con sede en la ciudad de Barcelona Pero es el caso, , que en
oportunidad posterior a la fecha en que ejercí acción mero declarativa, por ante el Tribunal
Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Transito y Agrario de este estado,
expediente N BP02-V-2013-1527, para que se declarara como único propietario, a nuestro
finado padre, de las bienhechurías enclavadas en la dirección arriba señalada, con el fin de
legalizar la compra del terreno por ante la Alcaldía del Municipio Simon (Sic) Bolívar; ,
María Elena Gamardo, aquí demandada, había hecho un titulo supletorio, como única
propietaria, de la casa ya existente, construida por nuestros padres, el cual le fue otorgado
por el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de la Circunscripción
Judicial del Estado (Sic) Anzoátegui, en fecha 30 de Enero de 1989, , con tal falso
documento, hizo la solicitud de compra de la parcela de terreno ante la Alcaldía (Sic), la cual
fue acordada y le fue otorgada la venta mediante documento inscrito por ante la Oficina
Subalterna de Registro Publico del Distrito Bolívar (hoy Municipio Bolívar), de la ciudad de
Barcelona, en fecha ocho (08) de agosto de 1997, anotado bajo el N 35, folios 91 al 93, Tomo
Noveno (9), Protocolo Primero, Tercer Trimestre de mil novecientos noventa y siete;
Consecuencia de la nulidad de dicho titulo (Sic) supletorio, debe declararse la nulidad del
documento de compra-venta, otorgado sobre la parcela de terreno donde esta (Sic)
construida la casa dejada por nuestros padres, puesto que dicho documento es producto del
fraude y el engaño cometido por la demandada, para lograr que la Alcaldía (Sic) incurriera
en error otorgando la aprobación para la venta, basada en información falsa y fraudulenta;
puesto que de no haber presentado, la demandada, dicho documento titulo supletorio ante
la Alcaldía (Sic) del Municipio (Sic) Simon Bolívar (Sic), como basamento para que le fuera
otorgada la venta de dicha parcela de terreno

Dado lo anterior, este Operador (Sic) de Justicia (Sic) estima que vista la norma del Código
de Procedimiento Civil invocada y en la cual fundamenta su acción el actor de marras, es
pertinente resaltar que en todo caso las normas del Código de Procedimiento Civil, se
refieren a la instrumentación de este tipo de justificaciones que impone, en beneficio de los
terceros, ajenos al interesado en esas actuaciones, que aquellos les queden incólumes los
derechos que pudieren tener sobre la cosa a que se contrae dicho Justificativo (Sic) para
perpetua memoria, pero de ellas no se puede deducir una acción para obtener en todo caso
una anulación en virtud de la posesión o en su defecto la propiedad que pudiera tener el
tercero sobre la cosa.

Así entonces, los Títulos (Sic) Supletorios (Sic) son aceptados por la Doctrina (Sic) y la
Jurisprudencia (Sic) Patria (Sic) únicamente para reconocer de manera auténtica el
principio del término requerido por la Ley (Sic) para adquirir por usucapión aquellos
inmuebles o derechos reales cuya propiedad pueda ser obtenida por esa vía. Es decir,
marcan el comienzo de la posesión de la cosa. Es por ello que, según afirma el Maestro (Sic)
Procesalista (Sic) ARMINIO BORJAS, si el interesado a quien dichos títulos favorecen aspira
a prescribir el inmueble o el derecho real a que ellas se refieren, podría alegar la legitimidad
de su posesión treintañal ánimo domini (se refiere a la prescripción que contempla el
Código Civil de 1.922, que aparece reducida a Veinte (20) años en el Código Civil Vigente),
pero no podría alegar la prescripción decenal basada en el título válido y debidamente
registrado, porque su título supletorio no equivale al de adquisición de buena fé (Sic), que sí
puede oponerse a terceros .

Ahora bien, este sentenciador no evidencia la fundamentación legal de la acción de nulidad


de título supletorio planteada y por vía de consecuencia la nulidad de venta derivada de
ello, ya que de acuerdo a lo expresado por la parte demandante en su libelo de demanda
pareciera que dirige sus pretensiones, a obtener una decisión que pudiera tutelar o proteger
bien sea el derecho de posesión o el derecho de propiedad que alega tener sobre la parcela
de terreno y las bienhechurías y mejoras fomentadas sobre la misma descritas
anteriormente y objeto de esta litis, que consistiría en dejar sin efecto el título supletorio
cuya nulidad se pide. Por tal razón no se evidencia a donde va dirigida la pretensión de la
parte actora, es decir si es a la protección de la posesión o de la propiedad.

En tal sentido es conveniente hacer énfasis, debido a que en la presente litis se plantea un
conflicto entre dos derechos que son completamente diferentes, como lo son la propiedad y
la posesión, cada uno de los cuales tienen sus propias acciones que los protegen. Así pues la
posesión cuenta con las acciones interdictales posesorias, mientras que la propiedad posee
la acción reivindicatoria. Vale resaltar, en este sentido que se ha venido asentando el
criterio jurisprudencial de que ni la ley, ni la doctrina, ni la jurisprudencia misma admiten
para hacer efectivo el derecho de propiedad a favor del actor, ninguna acción nugatoria, y
por ello nunca podrá prosperar una acción como la intentada por el demandante, mediante
la cual se aspira a que, por ser Heredero (Sic) de los de cujus Mónica Velazquez (Sic) de
Gamardo y Enrique Gamardo, supuestos propietarios del inmueble objeto del presente
juicio, el Tribunal (Sic) declare que la demandada ningún derecho tiene sobre el mismo,
siendo por demás, indiferente el título o títulos que se invoquen como fundamento de la
propiedad del actor.

El Título (Sic) Supletorio (Sic) cuya nulidad se pretende, no impide el ejercicio del derecho
de propiedad que pudiera tener la parte demandante y más aún si se toma en cuenta que
estas actuaciones siempre dejan a salvo los derechos de terceros. Si el poseedor o el
propietario en todo caso sintiere afectado su derecho, podrá incoar las acciones que están
consagradas en la Legislación (Sic) Venezolana (Sic) para defender la posesión o la
propiedad si se amerita.

En virtud de lo anterior este sentenciador acoge el criterio sostenido en la decisión de fecha


06 de Noviembre de 2.003, de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, con
ponencia del Magistrado Dr. JESÚS EDUARDO CABRERA (Jurisprudencia, Pierre Tapia,
Tomo II. Pág. 914) que estableció:

El Título (Sic) Supletorio (Sic) es una actuación no contenciosa, que forma parte de la
Justificaciones (Sic) para perpetua memoria contempladas en el Código de Procedimiento
Civil (artículo 937), y los derechos de terceros siempre quedan a salvo, así el Juez (Sic) que
los evacuó los haya declarado bastante para asegurar la posesión de algún derecho. En
consecuencia los títulos supletorios no requieren de impugnación, ya que quien se pudiere
ver afectado por la declaración judicial que contienen, le basta hacer valer sus derechos,
para enervar cualquier efecto jurídico que pudiere producir contra ellos los títulos .

De igual manera, sobre la naturaleza y valor jurídico del Título (Sic) Supletorio (Sic) la Sala
Político Administrativa de la extinta Corte Suprema de Justicia en fecha 27 de Junio de
1.996, dejó establecido lo siguiente:

ha de tenerse presente que los títulos supletorios no constituyen medio instrumental para
asegurar la propiedad sobre terrenos, ni produce cosa juzgada la decisión del Tribunal (Sic)
que la pronuncie En efecto, es doctrina de esta Corte, que se ratifica en esta oportunidad,
que Los títulos supletorios carecen de eficacia para comprobar la propiedad u otro derecho
real sobre los terrenos urbanos o rurales, y que por lo tanto, no pueden ser invocados como
título inmediato de adquisición respecto a esta clase de bienes . (Sala Político
Administrativa, de fecha 27 de Junio de 1.996). Código de Procedimiento Civil, PATRICK J.
BAUDIN L, año 2.004.)

Así, en fallo de fecha 17 de Diciembre de 1.998, en el caso PEDRO SILVA contra CORCOVEN
S.A., la Sala Política Administrativa estableció:

En este sentido se aprecia que el título supletorio no es documento suficiente para probar y
justificar el derecho de propiedad, es decir, no constituye un elemento de convicción
suficiente sobre la propiedad de un inmueble
Por todo lo expuesto, a criterio de este Sentenciador (Sic), la nulidad de título
supletorio que se pretende y por ende la nulidad de la venta, no puede ser declarada
con lugar por cuanto carecen de fundamentación legal resultando improcedente la
acción intentada en el presente caso, por lo que para este Operador (Sic) de Justicia
(Sic) resulta inoficioso entrar a valorar las pruebas de autos. Y así se decide (Subrayado
y Negrillas agregadas)

La recurrida declaró sin lugar la demanda con base en decisiones de la Sala Político
Administrativa y Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, de acuerdo con las cuales
el titulo supletorio deviene de una actuación no contenciosa que no requieren de
impugnación- pues quien pudiera verse afectado por la declaración judicial en el contenida
le basta hacer valer sus derechos, en el entendido que como carecen de eficacia para
comprobar la propiedad de un inmueble, siempre quedan a salvo los derechos de terceros,
siendo que en el sub iudice se aspiraría a que se declare que la demandada no tiene ningún
derecho sobre el inmueble objeto del título supletorio cuya nulidad se pide.

Además señaló, que el accionante no es claro en su pretensión, en cuanto a si lo que busca es


una decisión que pudiera tutelar su derecho de propiedad o de posesión.

Así las cosas, esta Sala observa que el pronunciamiento del juez de la recurrida
precisamente concluyó en que no cabe examen alguno sobre el referido título que ostenta la
accionada, por lo que ciertamente no se pronunció sobre los supuestos vicios de los cuales
adolecería el título supletorio tantas veces mencionado, destacando que la parte
demandante podrá instaurar la demanda correspondiente, como lo sería, acción interdictal
en defensa de la posesión, o acción reivindicatoria en defensa de la propiedad.

Como corolario de lo anterior, esta Sala de Casación Civil desecha la presente denuncia por
incongruencia negativa. Así se decide.

II

Al amparo del artículo 313, ordinal 1 del Código de Procedimiento Civil, se denuncia la
violación de los artículos 12, 243, ordinal 4 y 509 íbidem, por parte de la recurrida, por
inmotivación.

Para fundamentar la delación, el recurrente expresa:

El fallo objeto d impugnación del presente recurso de casación adolece igualmente del vicio
de inmotivación o falta de fundamentos; dado que infringe lo dispuesto en el ordinal 4 del
artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, no señaló los motivos de hecho y de derecho
en que se fundamentó; consecuencialmente, quebrantó los artículos 12, y 509 eiusdem ;
omite total pronunciamiento, el Tribunal (Sic) Superior (Sic), referente a la valoración de las
pruebas evacuadas en juicio, elemento esencial para constatar la veracidad de lo argüido por
las partes y garantizar debido proceso, a su vez la finalidad del proceso judicial, establecidos
en los artículos 49 y 257 de la constitución nacional; se trascribe: Por todo lo expuesto, a
criterio de este Sentenciador (Sic), la nulidad de título supletorio que se pretende y por
ende la nulidad de la venta, no puede ser declarada con lugar por cuanto carecen de
fundamentación legal resultando improcedente la acción intentada en el presente caso, por
lo que para este Operador de la Justicia resulta inoficioso entrar a valorar las pruebas
de autos. Y así se decide .

Estableciendo la norma adjetiva, el pronunciamiento y valoración correspondiente de todas


y cada una de las pruebas contenidas en el proceso aun cuando estas no sean idóneas para
probar algún hecho en el mismo, derivando con esto la exhaustividad del juez en la
resolución de conflictos jurídicos. Es del criterio de este Supremo (Sic) Tribunal (Sic) y la
Doctrina (Sic) que el título supletorio no suple nada , motivo por el cual el Tribunal (Sic)
Superior (Sic) no entro a examinar las pruebas en su justo valor y procedió a declarar sin
lugar el recuro de apelación; debiendo destacar que para aplicar el criterio debe evaluar el
Juez (Sic) que la presente causa posee los mismos supuestos de hecho, al asunto, del cual
derivó el criterio jurisprudencial, como lo es el hecho que el mencionado título supletorio ya
produjo efectos jurídicos, en cuanto al derecho de propiedad al que se refiere; asimismo, es
importante mencionar que dichas sentencias de las cuales el a quem acogió su criterio,
citando criterios doctrinales, en cuanto que el título supletorio no suple nada, criterio al cual
no me opongo; pero en el presente caso, se empleó un título supletorio para otorgar la
propiedad sobre la parcela de terreno a que se refiere la presente demanda; con más razón,
entonces si el título no suple nada; ha de declararse, en el presente caso, la nulidad del
mismo, debiendo el tribunal superior valorar las pruebas y así conocer la verdad verdadera de
los hechos declarados en el título; tampoco es menos cierto que los razonamientos
mencionados arriba, las jurisprudencias dictadas por esta y demás Salas del Tribunal
Supremo de Justicia, imponen, al solicitante del título supletorio, la carga de ratificar, en
juicio, la declaración de los testigos que intervinieron en la realización del mismo;
circunstancia que no fue evaluada por el juez; al no pronunciarse respecto a la carga de las
pruebas que tienen cada una de las partes; por lo que es imperativo recalcar que el objeto
de todo proceso judicial es determinar la veracidad de los hechos en él discutidos. Por todas
las razones de hechos y de derecho anteriores, se evidencia el carácter impositivo de valorar
las pruebas y su relevancia para la resolución de la controversia; y, más aun cuando no existen
las circunstancias sobre las cuales se fundamentó el Tribunal a quem, para no entrar a
analizar las pruebas, con ello las resultas de la causa hubieran sido otras. Quedando
demostrado la falta de validez de título objeto de impugnación en el presente asunto; siendo
justicia dejar sin efecto un acto fraudulento, contrario a la Ley y generador de perjuicios a
terceros por declarar como cierto hechos falsos; y; más grave aún; no controvertidos en el
juicio contradictorio, aquí planteado; puesto que no cumplió, la demanda con la carga de
traer, a juicio, a los testigos del título supletorio, para que ratificaran sus dichos, en el
mismo. Circunstancias estas, que hacen procedente el recurso de casación propuesto;
puesto que se violenta, de manera alarmante, la igualdad de las partes, el debido proceso,
consagrados en los artículos 21, 49, 49.1, 26 y 257 de la Constitución Nacional. Por lo que,
dicha sentencia, infringe lo dispuesto en el ordinal 4 , del artículo 243 del Código de
Procedimiento Civil, consecuencialmente quebranto los artículos 12, y 509 eiusdem ; omite
pronunciamiento, referente a la apreciación y valoración de las pruebas promovidas y
evacuadas en juicio; nada pronuncio sobre la carga, por parte de la demandada, de ratificar
en el juicio, las declaraciones de los testigos del título supletorio aquí impugnado. Por todas
las razones de hecho y de derecho, antes señaladas, es que, el presente recurso de Casación
debe prosperar, lo cual hace procedente una infracción de las descritas en el ordinal 1 del
artículo 313 del Código de Procedimiento Civil; por lo cual así solicito sea declarado
(Negrillas y subrayado de lo transcrito. Cursivas agregadas por la Sala).

Aduce el formalizante que el juez de alzada dejó de cumplir su obligación de valorar las
pruebas evacuadas en juicio y su relevancia para la resolución de la controversia, cuando lo
correcto es que debió valorar dichos medios probatorios.

A decir del recurrente, el vicio de inmotivación cometido por la recurrida se configuró


cuando no emitió ninguna consideración ni fundamento para no entrar a analizar las
pruebas, en especial, el hecho de que la demandada no llevó al juicio, a los testigos del título
supletorio, para que ratificaran sus dichos en el mismo, lo que a su decir, deja en evidencia
la falta de validez del título objeto de la acción.

Para decidir, la Sala observa:

Del texto transcrito, se desprende que la denuncia formulada por el recurrente se refiere a
un silencio de pruebas, toda vez que el ad quem habría omitido analizar las pruebas
promovidas y evacuadas en el juicio, así como el hecho de que la demandada no llevó a los
testigos que le sirvieron en el titulo supletorio para que ratificaran sus dichos.

Entonces, se observa que el formalizante sustentó su delación con base al vicio de silencio
de pruebas, bajo la modalidad de una denuncia por defecto de actividad (inmotivación),
incumpliendo de este modo con la técnica casacional para este tipo de delaciones.

Al respecto, considera oportuno y necesario esta Sala señalar que la doctrina relacionada
con la técnica casacionista para denunciar el vicio del silencio de pruebas por defecto de
actividad, fue abandonada en sentencia N 204 del 21 de junio de 2000, en el juicio seguido
por FARVENCA ACARIGUA C.A. contra FARMACIA CLEALY C.A., expediente N 99-597, y la
establecida al respecto, fue ampliada por fallo N 62, de fecha 5 de abril de 2001, juicio
Eudocia Rojas contra Pacca Cumanacoa, expediente N 99-889, que expresó que el silencio
de pruebas es un error de juzgamiento y su formalización debe hacerse con fundamento en
el ordinal 2 ) del artículo 313, con denuncia de infracción del artículo 509 ambos del Código
de Procedimiento Civil, doctrina aplicable al caso de autos por haber sido admitido el
recurso de casación en fecha 9 de noviembre de 2015, fecha evidentemente posterior al
cambio jurisprudencial señalado, a saber:
No obstante, la declaratoria de procedencia de la denuncia anterior, esta Sala Civil, en
ejercicio de su misión pedagógica, entiende oportuna la conveniencia de expresar lo siguiente:

La Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia estableció en sentencia de fecha 28 de


abril de 1993 la doctrina según la cual el vicio de silencio de prueba como una de las variantes
de la falta motivación, debía ser intentada al amparo del ordinal 1 del artículo 313 del Código
de Procedimiento Civil, es decir, como un vicio de procedimiento.

En tal sentido, bastaba que se observare el silencio total o parcial con relación a determinada
prueba para que se produjera la demolición del fallo recurrido con la consecuente reposición
al estado de dictar nueva sentencia, independientemente de la importancia o banalidad de la
prueba silenciada en el dispositivo del fallo fulminado de nulidad.

Lógicamente, es fácil comprender que, en esas condiciones, se podía producir una nulidad
innecesaria, desde luego que, era posible que la prueba silenciada en nada pudiera influir para
sentenciar de otra manera, como sucedería si se dejaba de analizar el dicho de un testigo que
declaraba en contra de lo contenido en un instrumento público.

Ahora, una vez vigente la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, cuyos


artículos 257 y 26 consagran el proceso como un instrumento fundamental para la realización
de la justicia, en el que debe privar la simplificación y eficacia de los trámites, donde no haya
dilaciones indebidas ni reposiciones inútiles, la Sala considera conveniente fijar un nuevo
criterio sobre la denuncia en casación del vicio por silencio de prueba, de forma y
manera que permita establecer si las pruebas aportadas al juicio y silenciadas por el
juzgador, tienen el sentido y alcance que en realidad le corresponden para la fijación
del hecho controvertido. La importancia o trascendencia de las pruebas sólo puede ser
determinada, si se tiene el conocimiento de los aspectos formales y de fondo que las
acompañan al momento de producirlas.

En este orden de ideas, en aras de dar cumplimiento a lo establecido en las disposiciones


constitucionales indicadas, y conforme con la ley procesal civil, la Sala sólo podrá tener
conocimiento de estos extremos si la denuncia se encuadra en un recurso por infracción de ley;
recurso en el cual el formalizante satisfaga las exigencias del artículo 313, ordinal 2 , único
aparte del Código de Procedimiento Civil, dentro de los términos y condiciones previstos en la
ley, donde la denuncia de violación de las respectivas normas relativas a la apreciación y carga
de la prueba, así como las referidas al establecimiento o valoración de las pruebas, adquiere
suma importancia, ya que permitirá precisar el servicio, la necesidad o la conveniencia de la
prueba en la resolución de la pretensión contenciosa, y de allí dependerá la calificación
jurídica de la utilidad o no de la casación.

Consecuencia de lo anterior, es que desaparece el silencio de prueba como especie de la falta


de motivación. Por tanto, la Sala abandona el criterio sostenido en fecha 28 de abril de
1993, caso: Inversiones Sinamaica contra Parcelamiento Chacao y, aclara que, para
evitar perjuicios a aquéllos que adecuaron su conducta a la doctrina que hoy se
abandona o aquéllos cuyos lapsos de formalización están por concluir, el criterio aquí
establecido se aplicará a todos los recursos que se admitan a partir del día siguiente,
inclusive, a la publicación de este fallo. Por consiguiente, en lo sucesivo se establecerá
como exigencia para la elaboración de la denuncia del vicio por silencio de prueba, que
se fundamente en un recurso por infracción de ley, es decir, en el artículo 313, ordinal 2
del Código de Procedimiento Civil. Así se decide. ( ) . (Negrillas agregadas).

Ahora bien, llama poderosamente la atención de esta Suprema Jurisdicción Civil, que
aunque han transcurrido más de diecisiete (17) años desde aquel cambio de doctrina y,
dieciséis (16) años desde su ampliación, aún se formalicen denuncias en los recursos
extraordinarios de casación en franca contravención a la doctrina diuturna, pacífica,
reiterada y ya de vieja data, relativa a la fundamentación del vicio de silencio de pruebas
como una infracción de ley, al amparo del artículo 313, ordinal 2 ) del Código de
Procedimiento Civil. Este señalamiento cobra importancia, toda vez que las partes ponen en
manos de los profesionales del derecho su confianza y a éstos les corresponde ejercer con
conocimiento su labor profesional.

En consecuencia, visto que la denuncia fue planteada bajo la estructura de un defecto de


actividad, cuando debió ser delatada como una infracción de ley, la misma se desestima por
falta de técnica en su fundamentación. Así se decide.

Al ser desestimadas todas las denuncias del escrito de formalización, el presente recurso de
casación se declarará sin lugar en el dispositivo del fallo. Así se decide.

DECISIÓN

En mérito de las consideraciones expuestas, el Tribunal Supremo de Justicia de la República


Bolivariana de Venezuela en Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley declara: SIN LUGAR el recurso de casación anunciado y
formalizado por la parte demandante, contra la sentencia dictada el 1 de noviembre de
2016, por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial
del estado Anzoátegui, con sede en Barcelona.

Por haber resultado sin lugar el recurso formalizado, se condena al recurrente al pago de las
costas.

Publíquese y regístrese. Remítase el expediente al Juzgado Primero de Primera Instancia en


lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, con
sede en Barcelona. Particípese de esta remisión al Juzgado Superior de origen ya indicado,
de conformidad con el artículo 326 del Código de Procedimiento Civil.

Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Civil, del Tribunal
Supremo de Justicia, en Caracas, a los diecinueve días del mes de julio de dos mil diecisiete.
Años: 207 de la Independencia y 158 de la Federación.

Presidente de la Sala,
_________________________________

YVÁN DARÍO BASTARDO FLORES

Vicepresidente,

__________________________________________

FRANCISCO RAMÓN VELÁZQUEZ ESTÉVEZ

Magistrado Ponente,

_________________________________

GUILLERMO BLANCO VÁZQUEZ

Magistrada,

______________________________________

VILMA MARÍA FERNÁNDEZ GONZÁLEZ

Magistrada,
_______________________________________

MARISELA VALENTINA GODOY ESTABA

La Secretaria Temporal,

_______________________________________

MARIAM JOSEFINA ALTUVE ARTEAGA

Exp. N AA20-C-2017-000277

Nota: Publicado en su fechas a las

La Secretaria Temporal,

También podría gustarte