Ley 68

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INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo le hablaremos sobre la ley 68 que regula los derechos y obligaciones
de los pacientes, en materia de información y de decisión libre e informada la cual tiene
como objetivo regular los derechos y obligaciones de los pacientes, personas sanas,
profesionales, centro y servicios de salud públicos y privados en materia de información y
de decisión libre e informada.

Reglamenta el derecho de los pacientes a tener acceso a su información, como, por


ejemplo, en casos legales, epidemiología, estudios de caso y cuando el paciente la requiera.

Nos vamos a referir a los siguientes capítulos: I, II, III, IV, V.

Fue reglamentada mediante el Decreto Ejecutivo Nº1458 de 6 de noviembre de 2012.

Buscan proteger los derechos fundamentales de los pacientes en materia de información y


privacidad en el contexto de la atención médica, promoviendo una relación transparente y
respetuosa entre los profesionales de la salud y los usuarios de los servicios.

La ley presenta una detallada regulación que abarca los derechos y las responsabilidades
tanto de los pacientes como de los profesionales de la salud, así como de los centros
médicos, en el contexto del sistema sanitario de Panamá. Su enfoque principal se centra en
asegurar que los pacientes reciban información adecuada y que puedan tomar decisiones
informadas y autónomas sobre su atención médica.

Tiene como objetivo principal proteger los derechos y la dignidad de los pacientes,
garantizando que puedan participar activamente en las decisiones relacionadas con su
atención médica y que reciban un trato respetuoso y ético por parte de los profesionales de
la salud y los centros médicos.
LEY 68: QUE REGULA LOS DERECHOS Y OBLIGACIONES DE LOS
PACIENTES, EN MATERIA DE INFORMACION Y DE DECISION LIBRE E
INFORMADA

Dictada por: ASAMBLEA LEGISLATIVA

20-11-2003

Gaceta Oficial: 24935 Publicada el: 25-11-2003

CAPITULO 1

Disposiciones generales

Artículo 1. El objeto de la presente Ley es regular los derechos y las obligaciones de los
pacientes, personas sanas, profesionales, centros y servicios de salud públicos y privados
en materia de información y de decisión libre e informada.

Artículo 2. Así mismo, es objeto de la presente Ley garantizar el establecimiento de los


requisitos de la información que debe aparecer en el expediente clínico de todos los
pacientes, la autonomía de decisión en relación con los procedimientos de pronóstico,
diagnóstico y terapéuticos que se les apliquen sobre su propio estado de salud y
enfermedad, como también sobre la confidencialidad de la información relacionada con su
proceso, y a la libre elección de opciones de tratamientos presentados.

Artículo 3. Los derechos enunciados en los artículos anteriores podrán llevarse a efecto
por medio de una declaración expresa sobre sus opciones e instrucciones ante
intervenciones sanitarias y procedimientos, así como con respecto a la donación de sus
órganos.
Es un breve resumen de los demás capítulos, nos resalta los deberes y derechos del
paciente y como puede decidir sobre su salud.

Se encarga de garantizar la importancia de permitir al paciente conocer su derecho de


manejar su situación y tomar consciencia tomar decisiones entendiendo su pronóstico su
dx, y opciones múltiples.

La ley presenta una detallada regulación que abarca los derechos y las responsabilidades
tanto de los pacientes como de los profesionales de la salud, así como de los centros
médicos, en el contexto del sistema sanitario de Panamá. Su enfoque principal se centra en
asegurar que los pacientes reciban información adecuada y que puedan tomar decisiones
informadas y autónomas sobre su atención médica.

Capítulo II
Derecho a la Información
Artículo 4. Los usuarios de los centros y servicios de salud públicos y privados tienen
derecho a recibir información sobre los servicios a que pueden tener acceso, así como a la
prestación de estos sin discriminación alguna y con respeto a su personalidad. No obstante,
se respetará la voluntad de una persona de no ser informada.

Artículo 5. En cualquier situación en el ámbito de los centros y servicios de salud públicos


y privados, los pacientes tienen derecho a conocer toda la información obtenida sobre su
propia salud. No obstante, es necesario respetar la voluntad explícita de una persona a no
ser informada y a que no se transmita la información de su estado de salud o enfermedad a
las personas a él vinculadas por razones familiares o de hecho, ni a terceras personas.

Artículo 6. La información, que debe formar parte de todas las actuaciones asistenciales,
incluyendo el diagnóstico, pronóstico y alternativas terapéuticas, será verídica y debe darse
de manera comprensible y adecuada a las necesidades y los requerimientos del paciente
para ayudarle a tomar decisiones de una manera autónoma y teniendo en cuenta el nivel
intelectual, emocional y cultural de paciente.

Artículo 7. Corresponde al médico responsable del paciente garantizar el cumplimiento del


derecho a la información.

Artículo 8. El titular del derecho a la información es el paciente. Las personas vinculadas a


él deberán ser informadas en la medida en que aquel lo permita expresa o tácitamente.

Artículo 9. En caso de incapacidad del paciente, este debe ser informado en función de su
grado de comprensión, sin perjuicio de tener que informar también a quien tenga su
representación, personas a él vinculadas por razones familiares y de hecho que asuman la
responsabilidad de las decisiones que hayan de adoptarse propuestas por el médico.

Artículo 10. Si según el criterio debidamente justificado del médico responsable de la


asistencia, el paciente no es capaz para entender la información ni de hacerse cargo de su
situación o si la información le es perjudicial, debe informarse también a las personas a él
vinculadas, por razones familiares o de hecho, que asuman la responsabilidad de dar
conformidad a las decisiones que hayan de adoptarse por propuesta del médico.

Artículo 11. En situaciones de urgencia vital, necesidad terapéutica o ausencia de personas


a él vinculadas, por razones familiares o de hecho, el médico podrá adoptar las decisiones
más adecuadas, para actuar en interés del paciente.

Artículo 12. Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a tener conocimiento adecuado de
los problemas generales que impliquen un riesgo para la salud colectiva, y a que esta
información y las medidas sanitarias de prevención o tratamiento se difundan en términos
verídicos, comprensibles y adecuados para la protección de la salud.

 Establece el derecho de los usuarios de servicios de salud a recibir información clara y


comprensible sobre su salud y los servicios disponibles. Se reconoce la autonomía del
paciente para tomar decisiones informadas sobre su tratamiento, respetando su voluntad
de ser informado o no, así como el grado de comprensión en caso de incapacidad.
También se abordan situaciones donde el paciente no puede entender la información,
permitiendo que las personas vinculadas asuman responsabilidades en su nombre.
Capítulo III
Derecho a la Intimidad
Artículo 13. Toda persona tiene derecho a que se respete la confidencialidad de los datos
que hacen referencia a su salud. Así mismo, tiene derecho a que nadie pueda acceder a ellos
sin su autorización, salvo que lo prevea la legislación vigente. Toda persona que omita
cumplir con el deber de confidencialidad que obliga el presente artículo, será sancionado de
conformidad con las normas del Código Penal. Artículo
14. Los centros sanitarios han de adoptar las medidas oportunas para garantizar los
derechos a que se refiere el artículo anterior y con tal efecto han de elaborar, en su caso,
normas y procedimientos protocolizados para garantizar la legitimidad de todo acceso a los
datos de los pacientes.

Este capítulo de ley indica que los datos del paciente deben ser resguardados y que nadie
puede tener acceso a ellos y la autorización del paciente salvo que lo prevea la legislación
vigente, puede tener acceso a esta información el servicio de salud que están atención
directa del paciente y que colaboran de manera estrecha para su recuperación.
Indica además la ley que los centros sanitarios deben tener protocolos para salvar guardar
la información y legitimizar el acceso a los datos de los pacientes.

Se garantiza el derecho a la confidencialidad de los datos de salud de las personas,


prohibiendo el acceso no autorizado a dicha información. Los centros de salud deben
implementar medidas adecuadas para asegurar la confidencialidad de los datos y establecer
protocolos para el acceso legítimo a los mismos.
Capítulo IV
Derecho a la Autonomía del Paciente y a su Voluntad Expresa

Artículo 15. Los centros y servicios de salud, públicos y privados, informarán por escrito
de los derechos que esta Ley reconoce a los ciudadanos y ciudadanas desde el momento de
su ingreso, mediante la disposición de documentos o formularios que informen con
claridad y acrediten mediante su firma el conocimiento de sus derechos en cuanto a la
utilización de los servicios médicos, además del consentimiento específico en las
intervenciones quirúrgicas.

Artículo 16. Cualquier intervención en el ámbito de la salud requiere que la persona


afectada haya dado su consentimiento específico y libre, tras haber sido previamente
informada de acuerdo con lo establecido en el Capítulo II. Dicho consentimiento debe
realizarse por escrito en los casos de intervenciones quirúrgicas, procedimientos
diagnósticos invasores y, en general, cuando se realizan procedimientos que suponen
riesgos o inconvenientes notorios y previsibles susceptibles de repercutir en la salud del
paciente. El consentimiento puede ser revocado libremente en cualquier momento.

Artículo 17. El documento de consentimiento debe ser específico para cada procedimiento
de diagnóstico o terapéutico, sin perjuicio de que se puedan adjuntar hojas y otros medios
informativos de carácter general. Dicho documento debe contener información suficiente
sobre el procedimiento de que se trate y sobre sus beneficios y posibles riesgos.

Artículo 18. Son situaciones de excepción a la exigencia general del consentimiento que
permiten realizar las intervenciones clínicas indispensables a favor de la salud de la
persona afectada:
1. Cuando hay un riesgo para la salud pública, si lo exigen razones sanitarias de
acuerdo con lo que establece la legislación aplicable.
2. Cuando en una situación de riesgo inmediato grave para la integridad física o
psíquica del enfermo, por la posibilidad de ocasionar lesiones irreversibles o existir
peligro de fallecimiento, no es posible conseguir la autorización de este o de
personas a él vinculadas por razones familiares o de hecho. En estos supuestos se
podrán llevar a cabo las intervenciones indispensables desde el punto de vista
clínico a favor de la salud de la persona afectada.
3. Cuando no esté capacitado para tomar decisiones, en cuyo caso el derecho del
paciente deberá ser ejercitado por las personas a él vinculadas por razones
familiares o de hecho.
4. Cuando el paciente haya manifestado expresamente su deseo de no ser informado,
en cuyo caso deberá respetarse su voluntad, sin perjuicio de obtenerse el
consentimiento previo para la intervención, dejando constancia documentada de
esta renuncia a la información.

No obstante, el derecho a no saber podrá restringirse cuando se


establecieran las razones de interés de la salud del propio paciente, por exigencias
terapéuticas, o de interés de terceros o de la colectividad.

Artículo 19. Son situaciones de otorgamiento del consentimiento por sustitución:


1. Cuando el enfermo no sea capaz para tomar decisiones, porque su estado físico o
psíquico no le permite hacerse cargo de la situación, según criterio del médico
responsable de la asistencia, este recabará el consentimiento de las personas
vinculadas al paciente por razones familiares o de hecho.
Se dará preferencia al cónyuge y, en su defecto, a los hijos mayores de edad
y, en ausencia de estos, a los familiares de grado más próximo y dentro del mismo
grado al de mayor edad.
2. En los casos de incapacidad legal, de menores de edad y de personas internadas por
trastornos psíquicos, el consentimiento debe darlo quien tenga la tutela o curatela.
Los menores emancipados y los adolescentes de más de dieciséis años
deberán dar personalmente su consentimiento. En el caso de los menores, el
consentimiento debe darlo su representante, después de haber escuchado su
opinión, en todo caso, si es mayor de doce años.

Artículo 20. En los supuestos definidos en los numerales 1 y 2 del artículo anterior, se
podrán realizar, sin el consentimiento exigido, las intervenciones urgentes e indispensables
para evitar lesiones irreversibles o peligro de muerte de la persona afectada, incluyendo los
casos de suicidio.

Artículo 21. En los casos de sustitución de la voluntad del afectado, la decisión e


intervención médica debe respetar la dignidad personal del enfermo, estar motivada, ser
objetiva y proporcionada, quedando reflejado todo ello en el expediente clínico. En todo
caso, se intentará que tanto el enfermo como sus parientes y allegados intervengan cuanto
sea posible en la toma de decisiones.

Los centros y servicios de salud públicos y privados informaran por escrito los derechos
que esta ley reconoce a los ciudadanos desde el momento de su ingreso, la disposición de
documentos o Formularios que informen con claridad y acredite mediante su firma el
conocimiento sus derechos en cuanto la utilización de servicios médicos.

En este capítulo se puede resaltar la importancia de que el paciente este orientado de forma
verbal y escrita para los diferentes procedimientos invasivos.

Cada consentimiento debe ser redactado de forma específica y debe contraer información
suficiente sobre el procedimiento, beneficios y riesgos. Dicho consentimiento puede ser
revocado en cualquier momento.

Capítulo V
Derecho de los Pacientes en Fase Terminal
Artículo 22. Toda persona que padezca una enfermedad irreversible, incurable y se
encuentre en fase terminal, o haya sufrido un accidente que la coloque en igual situación y
esté informada de forma clara y confiable de su diagnóstico, su pronóstico y de las
alternativas de los tratamientos clínicos y/o quirúrgicos posibles, podrá oponerse a la
aplicación de estos, cuando sean extraordinarios o desproporcionados a las perspectivas de
mejoría y produzcan dolor y/o sufrimiento.
La información será brindada por el profesional médico, en términos claros y
adecuados a su nivel de comprensión y estado psíquico, de acuerdo con la personalidad del
paciente, a efecto de que al prestar su consentimiento lo haga debidamente informado. En
todos los casos, deberá dejarse constancia por escrito, con las firmas de ambas partes.
Cuando se trate de incapaces o personas imposibilitadas para prestar su
consentimiento, se habilitará la vía judicial para que el juez competente, en un término
perentorio de 72 horas, verifique o determine la representación legal del enfermo a este
solo efecto, siendo quien revista tal carácter quien podrá asumir la decisión de oponerse de
acuerdo con lo prescrito en el primer párrafo del presente artículo.

Artículo 23. El equipo de salud actuante de toda unidad hospitalaria deberá mantener
aquellas medidas que permitan la mejor calidad de vida posible del paciente, hasta su
fallecimiento, para lo cual deberá contar con unidades operativas de cuidados paliativos.
Los centros de atención primaria ofrecerán los cuidados paliativos prolongados,
que garanticen la mejor calidad de vida y alivio del dolor mediante la atención del
personal médico de que dispongan.

Artículo 24. Para la aplicación del artículo 22, serán necesarios los siguientes requisitos:
1. Que el paciente esté en uso de sus facultades mentales, excepto que se den las
situaciones previstas en el último párrafo del artículo 22;
2. Que la oposición se realice mediante un documento escrito donde conste su
voluntad;

3. Que la decisión haya sido tomada libremente;

4. Que, agotados los medios conocidos de diagnóstico, se concluya que la enfermedad


o accidente que lo haya colocado en igual situación, es irreversible, incurable y se
encuentra en fase terminal, conforme al dictamen de una junta médica, integrada
por lo menos por dos especialistas en la enfermedad de que se trate.
5. Que un psiquiatra evalúe que se dan las condiciones previstas en los numerales 1 y
3.

Artículo 25. Se considerará enfermedad irreversible, incurable y en fase terminal a la


enunciada en el diagnóstico del profesional médico que atienda al paciente, juntamente con
el producido por la junta médica de especialistas en la afección que se trata, en el que
deberá especificarse que, razonablemente y en condiciones normales, se producirá la
muerte del paciente.

Artículo 26. El profesional médico acatará la decisión del paciente a oponerse a los
tratamientos médicos o quirúrgicos, cuando sean extraordinarios o desproporcionados a las
perspectivas de mejoría y produzcan dolor y/o sufrimiento, previo cumplimiento de las
siguientes condiciones:
1. Que le haya informado al paciente o al representante legal, cuando se tratare de
incapaces o personas imposibilitadas para prestar su consentimiento, sobre la
naturaleza de su enfermedad o características del accidente, y su probable
evolución, así como el tratamiento médico aconsejado, incluyendo asesoramiento y
apoyo psiquiátrico, y las medidas adecuadas y disponibles para mantenerlo con
vida.
2. Que la oposición sea firmada por el interesado o, en caso de imposibilidad física de
este, por otra persona que él designe, ante el profesional médico interviniente, junto
con dos testigos que no sean parientes del paciente hasta el cuarto grado de
consanguinidad, o sus beneficiarios testamentarios o de un seguro de vida.
En el caso de incapaces o personas imposibilitadas para prestar su
consentimiento, la oposición será firmada por sus representantes legales.
3. Cuando resulte necesaria la intervención de un intérprete o traductor para la
adecuada firma de la oposición, esta también debe ser suscrita por ellos, con
expresa mención de que el paciente ha comprendido correctamente su contenido.
En caso de no existir intérprete o traductor adecuado, se recurrirá a la
persona que se considere más idónea para el caso, dándose debida cuenta a la
autoridad consular respectiva, cuando ello corresponda.

Artículo 27. El que hubiere intervenido como testigo estando incluido en las limitaciones
previstas por el numeral 2 del artículo anterior, será sancionado de conformidad con las
normas del Código Penal.

Artículo 28. Firmada la oposición de conformidad a la presente Ley, el profesional médico


archivará en el expediente clínico del paciente la siguiente documentación:
1. Diagnóstico de la enfermedad del paciente o accidente sufrido por
él; 2. Dictamen establecido en los numerales 4 y 5 del artículo 24;
3. Original del documento escrito donde consta la oposición.

Artículo 29. La oposición podrá ser revocada en cualquier tiempo y en forma fehaciente
ante el profesional médico interviniente.

Artículo 30. Los derechos y obligaciones resultantes de hechos y actos existentes con
anterioridad a la vigencia de la presente Ley, no estarán condicionados ni limitados por la
presentación o revocación de la oposición.

Artículo 31. Ningún profesional interviniente que haya actuado de acuerdo con las
disposiciones de la presente Ley, estará sujeto a responsabilidad civil, penal ni
administrativa.

Artículo 32. Se prohíbe el ejercicio de la eutanasia.


La ley aborda el derecho de los pacientes en fase terminal a rechazar tratamientos que
consideren extraordinarios o desproporcionados, siempre y cuando se cumplan ciertas
condiciones y se respete su voluntad expresada de forma documentada. Se establece un
proceso claro para este fin, que incluye la evaluación de un equipo médico y la
documentación adecuada de la decisión del paciente.

Además, se prohíbe expresamente la práctica de la eutanasia en el país, reafirmando el


compromiso con la protección de la vida y la dignidad humanas.

En resumen, la ley tiene como objetivo principal proteger los derechos y la dignidad de los
pacientes, garantizando que puedan participar activamente en las decisiones relacionadas
con su atención médica y que reciban un trato respetuoso y ético por parte de los
profesionales de la salud y los centros médicos.

Los artículos presentados conforman una serie de disposiciones relacionadas con los
derechos de los pacientes en el ámbito de la salud, específicamente en cuanto al acceso a la
información y la protección de la intimidad.
CONCLUSIONES

 La Ley Nº 68 de 20 de noviembre de 2003 tiene como objetivo, entre otros aspectos,


garantizar el Derecho del paciente de tener acceso a toda la información que requiera
sobre su condición de salud, diagnóstico, pronóstico y alternativas terapéuticas que se le
pueden aplicar y en base a ello, pueda tomar una decisión libre y debidamente
informada.
 Toda persona tiene derecho a que se respete la confidencialidad de los datos que hacen
referencia a su salud. Así mismo, tiene derecho a que nadie pueda acceder a ellos sin su
autorización.
 También que el médico no deberá someter al paciente a procedimientos o tratamientos
que a su criterio serian inútiles o desproporcionados científicamente para el paciente.
 El documento de voluntades anticipadas deberá ser respetado por los servicios
sanitarios y por cuantas personas tengan alguna relación con su autor, como si se tratara
de un testamento
 Buscan proteger los derechos fundamentales de los pacientes en materia de información
y privacidad en el contexto de la atención médica, promoviendo una relación
transparente y respetuosa entre los profesionales de la salud y los usuarios de los
servicios.

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