Unidad 1 Tema 1.1 Electrostática
Unidad 1 Tema 1.1 Electrostática
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Desarrollo histórico
Alrededor del 600 a. C. el filósofo griego Tales de Mileto descubrió que si frotaba un trozo
de la resina vegetal fósil llamada ámbar, en griego élektron, este cuerpo adquiría la
propiedad de atraer pequeños objetos. Algo más tarde, otro griego, Teofrasto (310 a. C.),
realizó un estudio de los diferentes materiales que eran capaces de producir fenómenos
eléctricos y escribió el primer tratado sobre la electricidad.
A principios del siglo XVII comienzan los primeros estudios sobre la electricidad y el
magnetismo orientados a mejorar la precisión de la navegación con brújulas magnéticas. El
físico real británico William Gilbert utiliza por primera vez la palabra electricidad, creada a
partir del término griego elektron (ámbar). El jesuita italiano Niccolo Cabeo analizó sus
experimentos y fue el primero en comentar que había fuerzas de atracción entre ciertos
cuerpos y de repulsión entre otros.
Alrededor de 1672 el físico alemán Otto von Guericke construye la primera máquina
electrostática capaz de producir y almacenar energía eléctrica estática por rozamiento. Esta
máquina consistía en una bola de azufre atravesada por una varilla que servía para hacer
girar la bola. Las manos aplicadas sobre la bola producían una carga mayor que la
conseguida hasta entonces. Francis Hawksbee perfeccionó hacia 1707 la máquina de
fricción usando una esfera de vidrio.
En 1733 el francés Francois de Cisternay du Fay propuso la existencia de dos tipos de carga
eléctrica, positiva y negativa, constatando que:
Los objetos frotados contra el ámbar se repelen.
También se repelen los objetos frotados contra una barra de vidrio.
Sin embargo, los objetos frotados con el ámbar atraen los objetos frotados con el vidrio.
Du Fay y Stephen Gray fueron dos de los primeros "físicos eléctricos" en frecuentar plazas
y salones para popularizar y entretener con la electricidad. Por ejemplo, se electriza a las
personas y se producen descargas eléctricas desde ellas, como en el llamado beso eléctrico:
se electrificaba a una dama y luego ella daba un beso a una persona no electrificada. [1]
En 1767, Joseph Priestley publicó su obra The History and Present State of Electricity
sobre la historia de la electricidad hasta esa fecha. Este libro sería durante un siglo el
referente para el estudio de la electricidad. En él, Priestley anuncia también alguno de sus
propios descubrimientos, como la conductividad del carbón. Hasta entonces se pensaba que
sólo el agua y los metales podían conducir la electricidad.[2]
En 1785 el físico francés Charles Coulomb publicó un tratado en el que se describían por
primera vez cuantitativamente las fuerzas eléctricas, se formulaban las leyes de atracción y
repulsión de cargas eléctricas estáticas y se usaba la balanza de torsión para realizar
mediciones. En su honor, el conjunto de estas leyes se conoce con el nombre de ley de
Coulomb. Esta ley, junto con una elaboración matemática más profunda a través del
teorema de Gauss y la derivación de los conceptos de campo eléctrico y potencial eléctrico,
describe la casi totalidad de los fenómenos electrostáticos.
Antes del año 1832, que fue cuando Michael Faraday publicó los resultados de sus
experimentos sobre la identidad de la electricidad, los físicos pensaban que la electricidad
estática era algo diferente de la electricidad obtenida por otros métodos. Michael Faraday
demostró que la electricidad inducida desde un imán, la electricidad producida por una
batería, y la electricidad estática son todas iguales.
La electricidad estática se produce cuando ciertos materiales se frotan uno contra el otro,
como lana contra plástico o las suelas de zapatos contra la alfombra, donde el proceso de
frotamiento causa que se retiren los electrones de la superficie de un material y se
reubiquen en la superficie del otro material que ofrece niveles energéticos más favorables.
O cuando partículas ionizadas se depositan en un material, como ocurre en los satélites al
recibir el flujo del viento solar y de los cinturones de radiación de Van Allen. La capacidad
de electrificación de los cuerpos por rozamiento se denomina efecto triboeléctrico; existe
una clasificación de los distintos materiales denominada secuencia triboeléctrica.
Esto se debe a que en ciertos materiales, típicamente en los metales, los electrones más
alejados de los núcleos respectivos adquieren fácilmente libertad de movimiento en el
interior del sólido. Estos electrones libres son las partículas que transportarán la carga
eléctrica. Al depositar electrones en ellos, se distribuyen por todo el cuerpo, y viceversa, al
perder electrones, los electrones libres se redistribuyen por todo el cuerpo para compensar
la pérdida de carga. Estas sustancias se denominan conductores.
En contrapartida de los conductores eléctricos, existen materiales en los que los electrones
están firmemente unidos a sus respectivos átomos. En consecuencia, estas sustancias no
poseen electrones libres y no será posible el desplazamiento de carga a través de ellos. Al
depositar una carga eléctrica en ellos, la electrización se mantiene localmente. Estas
sustancias son denominadas aislantes o dieléctricos. El vidrio y los plásticos son ejemplos
típicos.
Entre los buenos conductores y los dieléctricos existen múltiples situaciones intermedias.
Entre ellas destacan los materiales semiconductores por su importancia en la fabricación de
dispositivos electrónicos que son la base de la actual revolución tecnológica. En
condiciones ordinarias se comportan como dieléctricos, pero sus propiedades conductoras
se modifican mediante la adición de una minúscula cantidad de sustancias dopantes. Con
esto se consigue que pueda variarse la conductividad del material semiconductor como
respuesta a la aplicación de un potencial eléctrico variable en su electrodo de control.
Ciertos metales adquieren una conductividad infinita a temperaturas muy bajas, es decir, la
resistencia al flujo de cargas se hace cero. Se trata de los superconductores. Una vez que se
establece una corriente eléctrica de circuito cerrado en un superconductor, los electrones
fluyen por tiempo indefinido.
Generadores electrostáticos
Los generadores de electricidad estática son máquinas que producen altísimas tensiones con
una muy pequeña intensidad de corriente. Hoy se utilizan casi exclusivamente para
demostraciones escolares de física. Ejemplos de tales generadores son el electróforo, la
máquina de Wimshurst y el generador de Van de Graaff.
Al frotar dos objetos no conductores se genera una gran cantidad de electricidad estática.
En realidad, este efecto no se debe a la fricción, pues dos superficies no conductoras
pueden cargarse con sólo apoyar una sobre la otra. Sin embargo, al frotar dos objetos
aumenta el contacto entre las dos superficies, lo que aumentará la cantidad de electricidad
generada. Habitualmente los aislantes son buenos para generar y para conservar cargas
superficiales. Algunos ejemplos de estas sustancias son el caucho, los plásticos y el vidrio.
Los objetos conductores raramente generan desequilibrios de cargas, excepto, por ejemplo,
cuando una superficie metálica recibe el impacto de un sólido o un líquido no conductor,
como en los transportes de combustibles líquidos. La carga que se transfiere durante la
electrificación por contacto se almacena en la superficie de cada objeto, a fin de estar lo
más separada posible y así reducir la repulsión entre las cargas.
Carga inducida
La carga inducida se produce cuando un objeto cargado repele o atrae los electrones de la
superficie de un segundo objeto. Esto crea una región en el segundo objeto que está con una
mayor carga positiva, creándose una fuerza atractiva entre los objetos. Por ejemplo, cuando
se frota un globo, el globo se mantendrá pegado a la pared debido a la fuerza atractiva
ejercida por dos superficies con cargas opuestas (la superficie de la pared gana una carga
eléctrica inducida pues los electrones libres de la superficie del muro son repelidos por los
electrones que ha ganado el globo al frotarse; se crea así por inducción electrostática una
superficie de carga positiva en la pared, que atraerá a la superficie negativa del globo).
Carga por fricción
En la carga por fricción se transfiere gran cantidad de electrones porque la fricción aumenta
el contacto de un material con el otro. Los electrones más internos de un átomo están
fuertemente unidos al núcleo, de carga opuesta, pero los más externos de muchos átomos
están unidos muy débilmente y pueden desalojarse con facilidad. La fuerza que retiene a los
electrones exteriores en el átomo varia de una sustancia a otra. Por ejemplo los electrones
son retenidos con mayor fuerza en la resina que en la lana, y si se frota una torta de resina
con un tejido de lana bien seco, se transfieren los electrones de la lana a la resina. Por
consiguiente la torta de resina queda con un exceso de electrones y se carga negativamente.
A su vez, el tejido de lana queda con una deficiencia de electrones y adquiere una carga
positiva. Los átomos con deficiencia de electrones son iones, iones positivos porque, al
perder electrones (que tienen carga negativa), su carga neta resulta positiva.
En electrónica, la electricidad estática puede causar daños a los componentes, por lo que los
operarios han de tomar medidas para descargar la electricidad estática que pudieran haber
adquirido. Esto puede ocurrir a una persona por frotamiento de las suelas de los zapatos (de
materiales como la goma) contra suelos de tela o alfombras, o por frotamiento de su
vestimenta contra una silla de plástico. Las tensiones generadas así serán más altas en los
días con baja humedad relativa ambiente. Hoy las alfombras y las sillas se hacen con
materiales que generen poca electricidad por frotamiento. En los talleres de reparación o en
fábricas de artefactos electrónicos se tiene el cuidado de evitar la generación o de descargar
estas cargas electrostáticas.
Referencias
1. Eusebio Sguario, Dell'elettricismo, o sia delle forze elettriche de’ corpi svelate dalla
fisica sperimentale, Venecia, 1746, http://books.google.es/books?id=X-
InAAAAMAAJ
2. Priestley, Joseph. The History and Present State of Electricity, with original
experiments. Londres, 1767.