El Sector Agropecuario y La Soberanía Alimentaria Hacia El 2050 V4
El Sector Agropecuario y La Soberanía Alimentaria Hacia El 2050 V4
El Sector Agropecuario y La Soberanía Alimentaria Hacia El 2050 V4
Por
Isaac Bueno Soria
Septiembre de 2023
La alimentación ha sido el factor determinante en la evolución de la humanidad en
nuestro planeta. En la medida en que la población creció y se dispersó por las diversas
regiones de la tierra, aprovechó los recursos naturales que encontraba en su entorno
para sobrevivir. De acuerdo con el Banco Mundial, en 2021, la población mundial
alcanzó la cifra de 7,837 millones de personas.
En México, la población ha crecido de manera más acelerada que a nivel mundial,
crecimiento que se ha acentuado en las zonas urbanas. Entre 1960 y 2021, la población
total se incrementó en 2.5 veces más. En contraste, la población rural solo lo hizo en 33
por ciento, menos de la mitad que la población rural mundial.
En la producción de alimentos, se han buscado prácticas y técnicas alternativas en la
agricultura, mismas que han evolucionado con el transcurrir de los siglos, y se han
caracterizado por incorporar, de manera gradual, mayor conocimiento y tecnología en
los diversos procesos. Sin embargo, desde el siglo XX, los cambios en las formas de
producción se aceleraron, como fue el caso de la revolución verde, que se caracterizó
por incorporar grandes cantidades de insumos, usar semillas mejoradas y maquinaria;
así mismo, a finales del siglo pasado, y más en estás dos décadas del siglo XXI, la
tecnología digital ha tomado mayor relevancia en los prcesos productivos; también es
importante reconocer la revaloración que, actualmente, se le está dando a los sistemas
de producción sostenibles.
De acuerdo con el Censo agropecuario 2022, México cuenta con una superficie total de
196.5 millones de hectáreas, de las cuales 192.0 millones de hectáreas se encuentran
en el área rural. Del total de la superficie en el área rural, solo el 46.1 por ciento, es
decir, aproximadamente 88.4 millones de hectáreas, corresponden a suelo con uso o
vocación agropecuaria, destinado a la producción de cultivos y cría de animales (INEGI,
2023).
Asimismo, el Censo Agropecuario 2022 identificó un padrón total de 5 millones de
unidades de producción agropecuarias y forestales, de las cuales 4.4 millones son
unidades de producción activas, es decir, representan el 89 por ciento del total. El 71.8
por ciento de estas unidades cuentan con hasta 5 hectáreas y se clasifican como de
agricultura familiar. Los productores que manejan estas unidades productivas se
caracterizan por ser personas adultas, ya que el 73 por ciento del total tiene más de 45
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años, y presentan un bajo nivel escolar: 50.4 por ciento cuenta con estudios de
primaria; el 21.6 por ciento de secundaria y el 14.5 por ciento no tiene estudios. Esta
condición es una limitante para el acceso a diversos instrumentos y dispositivos
tecnológicos.
Por su parte, el Servicio de Información Agropecuario y Pesquera (SIAP) informa que
en en 2022, la agricultura se desarrolló en 21.7 millones de hectáreas, el sector
pecuario lo hizo en 108.9 millones de hectáreas (poco más del 50 por ciento del
territorio nacional), y la pesca aprovechó los 11 mil km de litoral. El resultado de estas
actividades fue una producción total de 294.7 millones de toneladas; de las cuales, el
91.1 por ciento fue de origen agrícola, el 8.2 por ciento provino del sector pecuario, y el
0.7 por ciento, lo aportó el sector pesquero.
Estos resultados colocaron a México como 11º productor mundial de alimentos; el 11º
productor mundial de cultivos agrícolas; el 11º productor mundial de ganadería primaria;
y el 17º productor mundial de pesquero y acuícola (Sader, 2022).Otro rasgo que
distingue al sector agrolimentario mexicano es su fortaleza en el comercio exterior, ya
que aprovecha los 14 tratados de libre comercio, incluyendo el que corresponde con los
Estados Unidos y Canadá (T-MEC), donde se benefician más de 1,300 millones de
personas, donde Estados Unidos representa el principal destino de nuestras
exportaciones y también el origen de nuestras importaciones.
Es importante destacar que, desde el año 2015, nuestra balanza comercial
agroalimentaria ha sido positiva; en 2021, se registró un superávit de 7,438 millones de
dólares (mdd), sin embargo, esta cifra fue menor en 4,520 mdd con relación a 2020.
Esto se explica porque en ese año, las exportaciones mexicanas crecieron 5,562 mdd,
pero las importaciones lo hicieron en 10,082 mdd, prácticamente dos veces más
(Sader, 2022).La propuesta temática para la construcción de una agenda nacional para
los próximos 30 años, busca poner de relieve la inclusión y el fortalecimiento del sector
agropecuario, responsable de la producción de alimentos que consumimos los
mexicanos todos los días. Los temas que se abordan en este documento exponen
algunos desafios y áreas de oportunidad que se pueden atender y discutir desde las
distintas esferas, incluyendo el poder legislativo, con el propósito de incidir en las
políticas públicas impulsadas por las administraciones venideras.
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Financiamiento rural.
Tecnología digital e inteligencia artificial ( IA ) en el sector agropecuario.
Acciones legislativas para la soberanía alimentaria.
Financiamiento rural
Poner recursos financieros a disposición de los productores de alimentos, siempre ha
representado un desafio muy importante para el Estado y para los diferentes gobiernos
que han transitado en su administración. El acceso al financiamiento es limitado, lo que
significa que solo 1 de cada 10 de ellos, tenga acceso al financiamiento. Estos
productores generalmente son los más grandes por extensión y por niveles de
capitalización, están incorporados al mercado y tienen un mejor manejo de los riesgos
morales, técnicos, financieros y climáticos, lo que les permite cumplir con los requisitos
exigidos por las instituciones financieras (Sagarpa, 2012).
Por su parte, el Censo agropecuario 2022 muestra que, del total de las unidades de
producción agropecuaria y forestal activas, solo el 6.3 por ciento tiene acceso al crédito
y son aquellos de mayor escala, y éste se concentra en las entidades de Sinaloa, Baja
California, Sonora y Nayarit. En contraste, los productores de menor escala buscan
subsanar su falta de acceso a las instituciones financieras de la banca de desarrollo o
de la banca comercial con otras alternativas.
Estas alternativas de recursos más solicitadas por los productores, según la Encuesta
Nacional Agropecuaria, fueron las cajas de ahorro, los clientes potenciales que
comprarán la producción y la empresa que provee los insumos. Asimismo, es necesario
señalar que una práctica común entre los productores es solicitar recursos a diversas
fuentes para cubrir sus necesidades de financimiento (ENA,2019).
También la ENA-2019 señala que el 87.1 por ciento de las UER destinaron el crédito
para compra de materiales y materias primas; el 41.7 por ciento lo usó para pagar
sueldos y salarios; y sólo 5.1 por ciento compró maquinaria y equipo. Nótese que la
suma de porcentajes rebasa el 100 por ciento, ya que un productor, de manera
individual, distribuye su recurso en función de sus necesidades de gasto, y de manera
agregada, se contabilizan a todos aquellos productores que destinaron sus recursos a
los diferentes rubros de inversión (ENA, 2019).
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Esta información se ha comportado de manera constante desde las últimas tres
encuestas nacionales agropecuarias, es decir, indica que la mayoría de los productores
invierten para actividades de corto plazo y, los menos, para bienes de capital que
trascienden en el mediano y largo plazo, como maquinaria, equipo e infraestructura.
Esta condición, más allá de poner en desventaja a los agricultores de menor escala con
respecto a aquellos con mayores capacidades productivas, indica la necesidad de
replantear los instrumentos de política pública para fortalecer la actividad agropecuaria
de estos pequeños productores (CEDRSSA, 2020).
Propuestas
1. Incrementar recursos financieros, públicos o privados, para satisfacer las
necesidades de los productores agropecuarios. Esto incluye fortalecer la banca
de desarrollo para expandir su presencia en las zonas de producción y favorecer
la inclusión de agricultores de menor escala en las cadenas de suministro.
2. Ampliar los servicios financieros disponibles para los productores de pequeña
escala, que constituyen la mayoría. Los servicios actuales son limitados y se
centran en los productores de mediana y gran escala.
3. Fortalecer y revitalizar los esquemas de financiamiento supervisado, lo que
permitiría un seguimiento más cercano de los procesos productivos y reducir los
riesgos de incumplimiento y cartera vencida, en última instancia, fortaleciendo el
sector agropecuario.
4. Consolidar las instituciones de la banca de desarrollo y de fomento en el sector
agropecuario. Estas instituciones a menudo enfrentan cambios drásticos o
desapariciones cada una o dos décadas, lo que interrumpe la prestación de
servicios financieros en el sector.
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calidad de la vida humana, y los mecanismos efectivos para divulgar las oportunidades
y riesgos, así como las ventajas y desventajas. En el caso del sector agropecuario, la IA
ofrece oportunidades de elevar la productividad agroalimentaria, al desempeñar tareas
como la aplicación de fertilizantes y plaguicidas de manera focalizada y con mayor
rápidez, aunque ello signifique el desplazamiento de mano de obra (Rouhiainen, 2018).
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
señala que en el mundo existe una brecha digital y es necesario superarla, ya que en
2020, en el mundo, de los 7,800 millones de personas que habitaban el planeta: 6,000
millones no tenían conexión de banda ancha, 4,000 millones no tenían Internet, 2,000
millones no tenían teléfonos móviles y 400 millones no tenían señal digital (FAO, 2020).
En el caso de México, en 2022, además de la brecha digital, en el sector rural, existe
una brecha generacional entre la población, ya que el 83% de los 17.6 millones de
usuarios de internet tienen 44 años o menos, mientras que el 73% de las personas que
se dedican al sector agropecuario tiene más de 45 años, y el 30% más de 65 años.
Esta situación pone de relieve el nivel de “analfabetismo digital” ”, e impide aprovechar
los beneficios de la inteligencia artificial y la tecnología digital (INEGI, 2023).
En 2022, la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la
Información en los Hogares (ENDUTIH), señala que de los 127.5 millones de
mexicanos; 43.7 millones usaba computadora; 93.0 millones internet; y 93.7 millones
telefonía celular. Se hace notar que el uso de computadoras disminuyó en 20% de 2015
a 2022, mientras que el internet y la telefonía celular se incrementaron 52% y 23%,
respectivamente (ENDUTIH, 2022).
También, se advierte que, de los 17.6 millones de usuarios en las zonas rurales, entre
el 80% y 90% usan el internet para comunicarse, buscar información y entretenerse; en
contraste, solo el 30% lo aprovecha para leer periódicos, revistas o libros, esta situación
limita ampliar el conocimiento en sus diversas disciplinas, incluyendo las tecnológicas.
La tecnología digital y la IA, han puesto a la agricultura tradicional en una situación
compleja y polémica, ya que por un lado favorece la producción y productividad, que
implica mayor inversión, y por otro lado, pone en riesgo la participación de los mismos
productores de la agricultura familiar o de pequeña escala, los trabajadores y jornaleros
en las actividades agropecuarias, porque se vuelven prescindibles por el surgimiento de
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los dispositivos digitales y la inteligencia artificial, los cuales minimizan la necesidad del
trabajo humano.
Propuestas
1. Desarrollar propuestas específicas que aborden el uso de tecnología digital y la
inteligencia artificial en el sector de alimentos, reconociendo que las iniciativas
actuales se enfocan en actividades productivas en general. (Cámara de
Diputados, 2023).
2. Facilitar el acceso a la tecnología digital y la inteligencia artificial para los
agricultores de menor escala, superando desafíos como la falta de conectividad,
la brecha generacional y las resistencias a nuevos enfoques de producción.
3. Continuar evaluando y explorando las aplicaciones de la inteligencia artificial en
la agricultura para maximizar sus beneficios, incluyendo el Internet de las Cosas
y nuevos sensores que ofrecerán soluciones a problemas agrícolas tradicionales
como las sequías o la falta de espacio. (Rouhiainen, 2018).
4. Impulsar la alfabetización digital entre los productores agroalimentarios para que
puedan adaptarse y permanecer en el sector en constante evolución.
5. Difundir ampliamente herramientas de inteligencia artificial de acceso gratuito
desarrolladas por organismos nacionales e internacionales, que a menudo son
desconocidas y subutilizadas por los productores de alimentos.
6. Instaurar un sistema de regulación y supervisión específico para la industria de
inteligencia artificial, que garantice la protección de los derechos humanos, la
privacidad de los usuarios y la seguridad de los productos. Este sistema debe
estar respaldado por legislación actualizada y flexible que pueda adaptarse
rápidamente a los avances tecnológicos, además de establecer medidas de
responsabilidad civil para las empresas que desarrollan y utilizan inteligencia
artificial
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utilizados y garantizar que toda persona tenga acceso físico y económico a ellos, son
condiciones que indican que se ha alcanzado la soberanía alimentaria en nuestro país.
Desde los años ochenta del siglo pasado, se promovieron reformas a la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), para que nuestro país ejerciera su
soberanía en materia alimentaria, como la que se hizo al artículo 27, en la que se
adicionó la fracción XX, que estableció las facultades y acciones para el desarrollo rural
y el bienestar de la población campesina, legislación que dio origen a leyes para el
fomento agropecuario, la ampliación del crédito rural y el uso optimo de la tierra;
también se reformó el artículo 73 para expedir legislación en materia de abasto y el
artículo 25 para reconocer la rectoría del Estado en materia económica y la
participación de los sectores privados, social y estatal en el desarrollo económico.
En los años noventa, en el marco de las tendencias mundiales a favor de la
globalización que llevaron a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del
Norte, se realizaron reformas que iban en sentido opuesto a lo señalado anteriormente,
y provocaron el desmantelamiento de instituciones que se habían construido en muchas
décadas, entre otras, CONASUPO, PRONASE, BANRURAL, FERTIMEX,
FERRONALES, que significó desatender al sector agropecuario y alejarse del objetivo
de lograr la soberanía alimentaria.
Actualmente, se reconoce que las políticas que se siguieron a favor de la globalización
tuvieron efectos negativos y, en este siglo XXI, se promovió nuevamente legislación
para revertirlos, como fue la Ley de Desarrollo Rural Sustentable y de Desarrollo Social
y, de manera trascendental, para el reconocimiento constitucional de los derechos
humanos a la alimentación, al agua potable y a un medio ambiente sano en el artículo
4°, que sumado a lo realizado en los años ochenta, brindan bases constitucionales para
promover reformas que contribuyan a alcanzar la soberanía alimentaria, que es uno de
los grandes retos para cumplir con los objetivos del desarrollo sostenible para el año
2030.
En ese sentido, a continuación se puntualiza la temática que se considera debe
abordarse desde el ámbito legislativo:
Degradación de los suelos de uso agropecuario y la dependencia extranjera de
fertilizantes. En casi la mitad del territorio, los suelos muestran signos de degradación
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por las actividades humanas, principalmente por la agricultura y la ganadería. En el
caso de los suelos de uso agrícola, la degradación es principalmente por la disminución
de su fertilidad y la pérdida de materia orgánica, y para mantener su productividad, se
utilizan grandes cantidades de fertilizantes de origen industrial, que además se tienen
que importar. Por lo anterior, se requiere la acción pública en dos vías, la primera para
evitar y reducir la degradación de los suelos y restaurar su fertilidad y recuperar su
composición de materia orgánica, por lo que es necesario el desarrollo y aplicación de
tecnologías que reduzcan el uso de fertilizantes industriales; la segunda vía, si continua
el consumo de fertilizantes industriales, entonces recuperar la producción nacional,
principalmente de los nitrogenados y fosfatados.
Agua. Un elemento natural fundamental para la producción de alimentos es disponer de
agua para uso agrícola, acuícola y pecuario. Se sabe que la mayor parte de nuestro
territorio es limitado para las practicas agrícolas de temporal, de hecho, el principal
consumo de agua dulce en nuestro país se ubica en la agricultura, teniendo siempre la
prioridad el abasto de agua potable para la población. También existe sobreexplotación
de una parte de los acuíferos y la distribución del agua no es equitativa, pues existen
concesionarios que acaparan el agua y muchos productores carecen de este servicio.
Por lo anterior, y por disposición establecida en la reforma que reconoce como derecho
fundamental el acceso al agua potable, se requieren ajustes para que se atienda la
problemática señalada.
Organismos Genéticamente Modificados. Nuestro país es considerado como
megabiodiverso, lo cual le otorga una posibilidad de incorporar especies a su
agrobiodiversidad, que requiere de acciones públicas que esto se realice. La
agrobiodiversidad enfrenta retos a superar, como la degradación genética que puede
provocar el uso de organismos genéticamente modificados (OGM) y la limitación de su
uso por los agricultores, por disposiciones en materia de propiedad intelectual. En el
caso de los OGM, destacan las presiones que el país tiene para aceptar el uso de maíz
genéticamente modificado en la alimentación, y que se libere su siembra comercial, lo
cual sería grave, si consideramos que somos centro de origen de esta planta. Ligado a
los OGM esta la propiedad intelectual sobre las semillas, en el marco de las
obligaciones de la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales
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(UPOV), la cual limita un derecho ancestral de los agricultores de utilizar parte de sus
cosechas como semillas y su uso para la obtención de nuevas variedades. Otro reto es
la dependencia de las importaciones de semillas para la producción de hortalizas, por lo
que se requiere de acciones públicas para promover la producción nacional y promover
variedades de polinización libre, que faciliten la producción de semillas por los propios
agricultores.
Agroecología. El país se distingue por la gran cantidad de agroecosistemas, que están
determinados por su alta diversidad de especies vegetales, climas, relieve y culturas; lo
cual le otorga amplias oportunidades para afrontar los efectos del cambio climático; no
obstante lo anterior, la mayoría de estos agroecosistemas están afectados por las
tecnologías que derivaron del impulso del modelo de la revolución verde, que privilegió
el uso de agrotóxicos, excesiva mecanización y el monocultivo. Por lo anterior, se
requiere revertir estas afectaciones, a través de la adopción de prácticas
agroecológicas, por todos los productores y así obtener alimentos libres de plaguicidas
nocivos para la salud, como el glifosato. Por lo tanto, se requieren acciones públicas
para la investigación y divulgación de nuevas técnicas agroecológicas; así como limitar
y/o erradicar el uso de agrotóxicos nocivos para la salud y el medio ambiente.
Alimentación adecuada. De acuerdo con las estimaciones del Consejo Nacional de
Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), más de 23 millones de
personas presentan carencias de acceso a una alimentación nutritiva y de calidad y,
mas de dos terceras partes de la población adulta presentan sobrepeso y obesidad,
condición que predispone al padecimiento de enfermedades crónicas degenerativas
como la diabetes. Por lo tanto, el Estado mexicano tiene la prioridad y la obligación de
proteger, promover y garantizar el derecho humano a una alimentación adecuada.
La problemática señalada indica los retos legislativos que se deben afrontar para
superarla y alcanzar una autentica soberanía alimentaria en beneficio de la población
actual y futura.
Propuestas
1. Ley de Uso y Conservación de Suelos. Incluir disposiciones que promuevan la
producción de fertilizantes de síntesis química a nivel estatal y privado,
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reduciendo la dependencia de importaciones y fomentando fertilizantes
orgánicos a largo plazo.
2. Ley de Aguas. Reformar la actual Ley de Aguas Nacionales para enfocarse en
el derecho humano al agua potable y saneamiento, regulando el uso excesivo en
actividades como la agricultura y combatiendo la sobreexplotación y
contaminación de acuíferos.
3. Proponer una Ley de Impulso a la Agroecología que se apoye en la fracción
XX del Art. 27 de la Constitución, a fin de promover el desarrollo de prácticas
agroecológicas en las unidades de producción rural, incentivar la transición hacia
sistemas agroecológicos, fundamentales para mitigar los impactos del cambio
climático, garantizar la producción de alimentos saludables y revitalizar los
agroecosistemas dañados,. esto fortalecerá a los productores y a la soberanía
alimentaria.
4. Reformas a las leyes de Producción y Comercialización de Semillas,
Federal de Variedades Vegetales y de Bioseguridad de Organismos
Genéticamente Modificados. Limitar la protección a los obtentores para
garantizar el derecho de los campesinos y las campesinas y de todo a agricultor
a producir sus semillas. Establecer disposiciones que eviten la degradación
genética de la agrobiodiversidad por organismos genéticamente modificados,
principalmente en el maíz, frijol, calabaza, chile, etc. de los que somos centro de
origen y de las que se han adaptado a nuestros agroecosistemas por
generaciones como el trigo, arroz, haba, etc. y así disminuir la dependencia de
semillas del extranjero.
5. Ley de Crédito Social. Legislación que permita a la banca de desarrollo, como
el Banco del Bienestar, ofrecer esquemas de crédito al sector social de la
economía, como ejidos, comunidades agrarias y cooperativas.
6. Ley del Derecho a la Alimentación Adecuada. La creación de esta Ley
promoverá una transformación integral del sistema agroalimentario. con cambios
profundos en los patrones de consumo, el procesamiento, distribución
producción agropecuaria, priorizará la producción sostenible y la promoción de
alimentos saludables. Además, abordará la responsabilidad de la industria
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alimentaria en la epidemia de enfermedades relacionadas con la alimentación y
promoverá la transparencia en la información nutricional.
Estas propuestas legislativas son fundamentales para avanzar hacia la soberanía
alimentaria en México y mejorar la seguridad alimentaria para la población actual y
futura.
Referencias
Banco Mundial. (2020). Población rural(% de la población total).
https://datos.bancomundial.org/indicator/SP.RUR.TOTL.ZS
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https://datos.bancomundial.org/indicator/SP.POP.TOTL
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http://www.colpos.mx/wb_pdf/Notas/1%20REVOLUCION%20ALIMENTARIA.pdf
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http://gaceta.diputados.gob.mx
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http://www.cedrssa.gob.mx/files/b/13/25BD_sector_agropecuario.pdf
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el contexto de la agricultura puede ayudar la brecha digital.
https://www.fao.org/news/story/es/item/1309651/icode/
INEGI (2023). Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de
la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2022.
https://www.inegi.org.mx/programas/dutih/2022/
INEGI, (2019). Encuesta Nacional Agropecuaria, 2019.
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40/39307_Inteligencia_artificial.pdf
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