Mano Congenita Monografia Irisarri Kaempf

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MANO

CONGÉNITA

Carlos IRISARRI
Ricardo KAEMPF
Autores: Carlos IRISARRI - Ricardo KAEMPF

Edita: Grupo GEPES

Imprime: Gráficas LUAR (Vigo).

Dep. Legal: VG 651-2014


Dedicada a los Drs. Joan MINGUELLA y Arlindo PARDINI

Prof. Dieter BUCK-GRAMCKO


In memoriam
PROLOGO

A lo largo de la historia, muchos han sido los Médicos Especialistas (Cirujanos, Radiólogos, Pediatras,
expertos en genética, etc.) que han contribuido a la mejoría del conocimiento y tratamiento de las
malformaciones de la mano. A la largo de esta Monografía, dada nuestra condición de cirujanos,
serán los nombres y contribuciones de estos, los que preferentemente irán surgiendo. Un buen
número de ellos, nos transmitieron personalmente sus conocimientos sobre esta materia, teniendo
ahora la oportunidad de darles las gracias públicamente, extensivas a los Drs. J. Escobar y J.L. Haro por
sus dibujos y a la Dra. E. Varela, por su ayuda en los casos operados en el Hospital Xeral de Vigo.

Algunas anomalías de la mano son tan infrecuentes y complejas, que nos parece lógico que sean tratadas
en Centros Médicos de referencia. Sin embargo, en muchos países no existe una red asistencial
especializada, al menos con el grado de desarrollo necesario para evitar que un significativo
porcentaje de casos, sean tratados por profesionales sin la necesaria experiencia. En otras ocasiones,
la banalidad de la cirugía a realizar es tan sólo aparente, y su dificultad real solamente se constata
cuando un resultado lamentable es la consecuencia de la misma.

Los Cirujanos podemos mejorar la estética y la función de la mano afectada en la mayoría de los casos. Los
recursos de la cirugía son muchos, pero su indicación debe guiarse por una actitud ética, alejada del
ansia de protagonismo en los medios de comunicación. Reportar nuestros resultados con honestidad
debe ser norma básica de conducta, evitando crear falsas expectativas. El análisis de los resultados a
largo plazo, es imperativo para conocer en qué grado real hemos mejorado la calidad de vida de los
pacientes operados.

Por otro lado, la técnica a utilizar debe estar en consonancia con la capacidad del cirujano y las
posibilidades de su entorno. Los procedimientos más complejos, aún siendo técnicamente posibles,
no son por ello siempre la alternativa más sensata. Técnicas como el trasplante de dedos del pie a la
mano, encierran una significativa morbilidad, una gran complejidad técnica y en consecuencia una
considerable curva de aprendizaje.

El trasplante de mano engloba múltiples problemas éticos y médicos. El primer caso (hecho en Malasia)
fue excepcional, al hacerse en gemelos, uno nacido con una amputación a nivel del antebrazo, y el
otro con una grave lesión cerebral que provocó su temprano fallecimiento. La gran ventaja en este
caso, fue no necesitar inmunosupresión post-operatoria. Su resultado a medio plazo no ha llegado ser
comunicado. La investigación en el ámbito de la robótica, ya se ha plasmado en enormes avances, que
proseguirán y condicionarán las indicaciones quirúrgicas en los casos más severos de anomalías
congénitas.

Los cursos de enseñanza y las publicaciones tienen un papel básico en la difusión del conocimiento
médico, algo que con frecuencia olvidan los Organismos responsables de la atención sanitaria. Hasta
donde les es posible, son las diversas Sociedades Científicas las que tratan de paliar este vacío. En esta
ocasión, el Grupo GEPES, dedicado al estudio de la patología de la extremidad superior, ha sido
decisivo a la hora de hacer posible la edición de esta Monografía. Que sea útil a sus lectores será
nuestra mejor recompensa.
INDICE

Capitulo I Introducción – Clasificación 1

Capitulo II Sindactilias ‐ Cesar Silva, Claudia Santos (Portugal), R. Kaempf, C. Irisarri. 11

Capitulo III Síndrome de anillos de constricción ‐ Colaboración: Giana Giostri (Brasil). 23

Capitulo IV Mano zamba radial 29

Capitulo V Mano zamba cubital ‐ Colaboración: Enrique Vergara (Colombia). 39

Capitulo VI Anomalías congénitas del Carpo y Metacarpianos. Sinfalangismos 45


‐ Colaboración: Sergio Pombo (Santiago de Compostela).

Capitulo VII Polidactilias del Pulgar ‐ Colaboración : Cesar Silva (Porto). 53

Capitulo VIII Polidactilias de los dedos Largos 65

Capitulo IX Pulgar Trifalángico 69

Capitulo X Hipoplasia y ausencia del pulgar ‐ Colaboración: José L. De Haro (Madrid). 75

Capitulo XI Macrodactilias ‐ Colaboración: Juan Ramón Bonfil (México). 89

Capitulo XII Braquidactilias 97

Capitulo XIII Camptodactilia ‐ Colaboración: Miguel Hernández (México). 109

Capitulo XIV Clinodactilia ‐ Colaboración: Samuel Ribak (Sao Paulo). 117

Capitulo XV Deformidad de Kirner ‐ Colaboración: José C. Botelheiro (Lisboa). 123

Capitulo XVI Hiper‐Falangismo en los dedos largos ‐ Colaboración: Javier Yañez (Vigo). 127

Capitulo XVII Mano Hendida ‐ Colaboración: Miguel Slullitel, Miguel Capomassi (Rosario). 133

Capitulo XVIII Deformidad de Madelung ‐ Colaboración: Sergio Martínez (Madrid). 143

Capitulo XIX Anomalías Músculo‐ Tendinosas digitales congénitas. 151


‐ Colaboración: Ricardo Tobío (Caracas).

Capitulo XX Anomalías Vasculares Congénitas‐ Autor: Juan C. López Gutierrez (Madrid). 163
CAPITULO I

INTRODUCCIÓN Y CLASIFICACIÓN DE LA MANO CONGÉNITA

INTRODUCCIÓN

El estudio de las anomalías congénitas plantea múltiples problemas, incluyendo la elección del
término más adecuado para denominarlas. “Malformaciones” es sin duda un término expresivo y realista,
pero ha sido progresivamente sustituido por “Diferencias congénitas”. Durante muchos años hemos usado el
coloquial término “Mano Congénita”, que consideramos práctico y sin ningún sentido peyorativo, y por ello lo
hemos elegido para el título de esta Monografía.

A lo largo de la historia, el nacimiento de niños con una anomalía visible era motivo de la lógica
curiosidad, siendo reflejadas en petroglifos, pinturas, esculturas, y fotografías (Lugli). La historia de la
teratología de la mano es muy amplia, refiriéndose ya en la Biblia (Samuel) la presencia de seis dedos en las
manos y pies del gigante filisteo de Tah, polidactilia también presente en la saga Escipión, prestigiosos militares
romanos.

La interpretación que se hacía de las mismas en las diferentes comunidades, variaba en dependencia
de factores socio-culturales y religiosos. En muchos casos el recién nacido era visto como un monstruo
consecuencia de una maldición, y por el contrario en otros casos como un dios o una diosa. De estas diferentes
concepciones se derivaba su rechazo o su aceptación social. En la antigua Roma, atribuían el nacimiento con
una deformidad a un fenómeno celeste y sobrenatural, llegando a proponer por leyes civiles y religiosas la
eutanasia para estos casos, iniciando una época anti-teratológica que duraría un milenio. Tito Livio (59 aC) y
Tácito (56 dC), pretendieron documentar la relación entre el nacimiento de un niño deforme y una calamidad
pública, teoría que afortunadamente encontró opositores como San Agostino (354 d.C) y Paolo de Egina,
médico de la escuela de Alejandría.

EL ENTORNO FAMILIAR Y SOCIAL ‐ FACTORES SICOLÓGICOS

Actualmente, la realización de ecografías durante el embarazo, permite un diagnóstico precoz en un


alto porcentaje de malformaciones. Sin embargo no siempre son detectadas y al nacer el niño, especialmente
en los casos severos, los padres sufren un enorme impacto emocional, al ver destruida la imagen del hijo
esperado con tanta ilusión.

Como señaló Minguella, si los padres no aceptan la malformación, el niño tampoco la va aceptar, y
pronto capta su estado de desánimo, especialmente el de la madre. Un ambiente de fatalidad, depresión y
angustia mantenido, puede provocar que el niño llegue a sentirse culpable de la situación. En algunos casos,
una cascada de acusaciones entre los padres, termina por provocar el divorcio. La aceptación es mejor en un
entorno familiar bien estructurado en sus conceptos éticos.

Pese a las disposiciones legales que tratan de protegerles y ayudarles, existen muchas dificultades para
una satisfactoria integración escolar y social, con el factor económico que su atención supone en los casos más
severos. Cuando es preciso, el apoyo de un psicólogo debe comenzar lo antes posible, al igual que la consulta

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Mano Congénita

con el experto en cirugía de la mano, en la que se explorará al niño sin prisas, escuchando las preguntas de la
familia y tratando de responderlas de forma comprensible.

Debe tenerse en cuenta que el niño que ha nacido con una deficiencia desconoce su presencia, y que
por la tanto la vivencia inicialmente como una situación de normalidad. En torno a los 3 ó 4 años, observará la
diferencia respecto a los otros niños y comenzará a hacer preguntas. La reacción da cada niño ante el
descubrimiento de su malformación es variable, con un abanico que oscila entre los que no le otorgan ninguna
importancia, a los que sufren un trastorno psicológico por inadaptación. Esta desigualdad en la reacción está
en dependencia de su carácter y de la respuesta del entorno familiar, y en la mayoría de las ocasiones no guarda
una relación directa con la severidad de la anomalía.

A esta edad temprana, Minguella aconsejó decirle simplemente que ha nacido así, evitando
contestaciones complejas. No se deben dar falsas expectativas de que el problema “se va a arreglar”, mentira
que no hace sino empeorar la situación a medio plazo. La mayoría de estos pacientes tienen un nivel intelectual
normal, y en consecuencia capacidad para entender en su momento adecuado una explicación a lo
sucedido.

Es fundamental preparar a la familia y al niño, para su ingreso en la comunidad escolar, donde


inevitablemente será motivo de curiosidad y con frecuencia de burla cuando la deformidad es grotesca, como
vimos en un caso de severa macrodactilia del índice que conllevó el fracaso escolar. Es muy necesaria la
colaboración de sus profesores, para que eviten tanto una actitud excesivamente proteccionista, como
exponerles a situaciones de demanda funcional que no pueden alcanzar, evitando así las posibles burlas de sus
compañeros. Debe procurarse no cambiar de entorno escolar a estos niños, para mantener la convivencia con
otros niños que conocen el problema desde una edad temprana.

Mantener su autoestima, y colaborar para que alcancen la máxima independencia funcional posible
con los recursos que aprenden a desarrollar, será una labor conjunta de la familia, de los educadores y de los
profesionales sanitarios. El cirujano que asume el compromiso de realizar su cirugía reconstructiva tiene una
enorme responsabilidad, compensada por lo gratificante que resulta comprobar cómo tras la misma, la
función y el aspecto estético mejora, en ocasiones de forma espectacular.

Hay que tener muy presente, que una “mano congénita” puede asociarse a otras diversas anomalías
esqueléticas y viscerales, dentro de un amplio abanico de síndromes. Esta posibilidad debe inducir al pediatra,
a realizar un completo estudio del niño. Cuando el coeficiente intelectual del niño afectado está disminuido, es
un factor muy importante que debe ser tenido en cuenta a la hora de plantear cirugía paliativa. Por otro lado,
en el aspecto funcional, estos niños tienen una gran capacidad de adaptación, desarrollando mecanismos de
función alternativos de gran utilidad. Por ello, antes de emprender cualquier cirugía reconstructiva, debe
valorarse cuidadosamente su repercusión, considerando a la mano como una parte del conjunto corporal.

También los sucesivos avances en el ámbito de las prótesis estéticas y mio-eléctricas, están
permitiendo mejorar tanto el aspecto estético como el funcional de muchas malformaciones congénitas, y
cada vez con mayor frecuencia suponen una eficaz ayuda a la cirugía paliativa, y hasta una alternativa a la
misma.

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Introducción y clasificación de la mano congénita

CRONOLOGÍA DE SU CONOCIMIENTO

Como publicaciones pioneras dedicadas a este campo, mencionaremos las de Schenk, médico de
Friburgo, editadas en Paris (1573) y Basilea (1584). El médico holandés Lemmens, en su obra “De miraculis
occultis natura” (1505), implica por primera vez en su etiología al factor hereditario. En su obra “De
monstruorum causis, natura et differentiis” (Pavia ,1616) Liceto descarta la creencia popular de que eran
ocasionadas por la procreación con intervención del diablo o de animales, y ya sugiere la posibilidad de una
anomalía fetal y placentaria. En su monografía, Bonola y Morelli, exponen varios dibujos de la obra “De
monstruorum historia”, debida al médico Ulyssis Aldrovandi (Bolonia, 1642)

También Ambroise Paré describió anomalías como las polidactilias del meñique y del pulgar. William
Harvey publicó en 1651 “De Generatione Animalium“ postulando que las malformaciones congénitas eran
ocasionadas por un anormal cese del desarrollo embrionario. Etienne Saint-Hilaire, publicó su trabajo
experimental manipulando huevos en 1822. Su hijo Isidore continuó su labor, y acuño los términos teratología,
ectrodactilia y focomelia, al tiempo que catalogaba los casos clínicos que tuvo ocasión de consultar. Durante
décadas, se mantuvo la controversia sobre las patologías que merecían el carácter de “congénitas”. Autores
como Murphy (1947) exigían que estuviesen presentes al nacer, si bien admitió que su detección clínica podría
producirse posteriormente. Esta circunstancia se produciría en patologías como la deformidad de Madelung.

La etiología de muchos casos de “Mano Congénita” no ha podido ser aclarada, pese al avance en el
conocimiento del genoma humano. Pueden ser debidas a una alteración de un solo gen o de varios, o bien ser
debidas a la acción de un agente teratógeno. Entre estos últimos, se conoce el efecto nocivo de las radiaciones
y de virus como el causante de la rubeola, agentes que deben actuar entre la 4ª y la 8ª semana del embarazo,
período básico del desarrollo embrionario de la extremidad superior (O´Rahilly). La desgraciada ola de
malformaciones causadas por la ingesta de talidomida en la década de los sesenta, supuso una oportunidad
para llamar la atención del público en general sobre los riesgos de la medicación en las embarazadas, e impulsó
forzadamente a cómo afrontar su tratamiento.

Estudios epidemiológicos como los realizados por Miura y Wynne Davies, muestran sin lugar a dudas
que determinados tipos (p.ej. la polidactilia del meñique) tienen un componente genético muy superior a
otros. Sin embargo el panorama es todavía confuso, y esto lo demuestra como en gemelos se producen
anomalías de diferente tipo. Entender los mecanismos moleculares con detalle, seguramente llevará años de
investigación, para tener eficacia en como predecir y prevenir esta patología. La influencia de los factores
ambientales no ha podido ser todavía precisada, pero probablemente llegará a demostrarse que juega un
papel significativo.

Recientemente, y basándose en experimentos realizados en animales, se ha llegado a establecer las


similitudes entre diferentes anomalías tales como la mano hendida, las sindactilias y las polidactilias (Miura),
llevando a la Sociedad Japonesa de Cirugía de la Mano a la incorporación de un nuevo grupo de ”Inducción
anormal de los radios”. Parece indudable que el tipo de malformación está más en dependencia del momento
de la agresión que del tipo particular del agente teratógeno.

Oberg, Manske y Tonkin, propusieron una clasificación que tiene en cuenta el lugar de la lesión en el
esbozo embrionario (´limb bud´), el momento de la lesión y su causa a nivel molecular. El mayor conocimiento

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Mano Congénita

de la embriología, ha permitido conocer los ejes de crecimiento y el patrón del desarrollo de los centros que
controlan el proceso de desarrollo y muchos de los morfogenes que se expresan en áreas específicas. El
desarrollo de proximal a distal está bajo el control de células especializadas del extremo del esbozo, la
denominada “cresta apical ectodérmica” (Apical Ectodermal Ridge, AER). Muchas anomalías han sido
relacionadas con uno de estos tres ejes (antero-posterior, radio-cubital y ventral-dorsal). La expresión clínica
puede hacer sospechar el eje afectado. Sin embargo, al propio Tonkin le parece más práctico utilizar una
clasificación basada en la apariencia de la anomalía, hasta que el conocimiento de lo que ocurre a nivel
molecular sea más completo.

La diferenciación entre las “embriopatías” (acaecidas en los dos primeros meses de gestación) y las
“fetopatías” (posteriores a dicha fecha), ya fue propugnada por Roblot en el año 1906, y reconsiderada
posteriormente por Walther Müller en 1937 y Berndorfer en 1961. Nichols señaló proféticamente en 1902
como “idénticas patologías pueden ser debidas a diferentes causas”. Invirtiendo la frase, Kelikian señaló que
“idénticas causas pueden producir diferentes deformidades”

El lector interesado, puede acceder a la lectura de múltiples artículos y monografías dedicadas al


estudio embriológico y epidemiológico, como el publicado en 1949 por Birch-Jensen de su estudio exhaustivo
sobre la población de Dinamarca. En el estudio de las mutaciones genéticas destacan los trabajos de Temtamy
y McKusick. Actualmente ya se conocen las anomalías genéticas existentes en anomalías tales como el pulgar
tri-falángico, las sinpolidactilias, la braquidactilia tipo C, y la mano hendida. No entra en nuestro propósito
profundizar en esta materia, todavía conteniendo un número mayor de hipótesis que de verdades
demostradas.

La literatura sobre “Mano Congénita” abarca múltiples países e idiomas. Hemos encontrado de gran
valor, además de la pionera monografía de Walther Müller, las exhaustivas revisiones históricas de Kelikian y de
Bonola & Morelli. Con un enorme sentido práctico fueron escritas sus dos monografías por Adrian Flatt, a la que
hay que sumar en USA la de Arthur Barsky y la recientemente editada por Gupta,Kay y Scheker “The Growing
Hand”. Cirujanos como Kanavel, Littler, Riordan, Swanson, Dobyns, Bora, Bayne, Manske , Lister, Stern y Upton
han conformado un grupo de grandes expertos en USA.

La literatura japonesa sobre la Mano Congénita siempre ha destacado por sus muy amplias series
estadísticas, permitiendo conseguir a autores como Miura, Tada, Tsuge, Ogino y E. Horii una gran experiencia.
También Australia ha sido cuna de brillantes expertos en este tema, como Tonkin y Vickers.

En Europa, destaca la literatura alemana, siendo D. Buck-Gramcko y W. Blauth sus ejemplos más
representativos. También Francia ha contado con expertos pioneros en esta patología como fueron P. Petit y
Malek, y más recientemente Guy Foucher y Alain Gilbert. En Sudamérica, Arlindo Pardini (Brasil), Eduardo A.
Zancolli y Guillermo Loda (Argentina) destacaron con luz propia en este campo.

Por último, en España F. Enriquez de Salamanca (Madrid) fue el gran propulsor de la cirugía de la mano,
pero en el ámbito de sus malformaciones congénitas, fue Joan Minguella (Barcelona) el que se dedicó con más
entusiasmo a su estudio y tratamiento, publicando numerosos artículos y una excelente monografía

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Introducción y clasificación de la mano congénita

Para la preparación de esta monografía hemos revisado diferentes tratados de Radiología, como los
clásicos de Schinz y de Resnick. De carácter más monográfico, los de Poznanski y Steinbach nos han parecido de
gran interés.

En el ámbito de las anomalías vasculares congénitas, los avances en los últimos años se han sucedido a
gran velocidad. A los grandes pioneros como Stephan Belov (Sofia) y Fernando Martorell (Barcelona), les ha
sucedido una brillante generación de cirujanos especializados como Raul Mattasi y Piero Di Giussepe (Milán),
Dirk Loose (Hamburgo), Odile Enjolras (Paris) y muy especialmente dos cirujanos de Boston, Joe Upton y John
Mulliken, este último promotor de la International Society Study Vascular Anomalies (ISSVA). En esta
monografía, el Dr. Juan Carlos López Gutierrez, Cirujano Infantil del Hospital La Paz (Madrid), nos aporta en el
Capitulo XX su amplia experiencia en este tipo de patología.

CLASIFICACIÓN DE LAS ANOMALÍAS CONGÉNITAS DE LA MANO

Aceptando la enorme variabilidad de esta patología, numerosos autores han intentado establecer
sistemas de clasificación que permitiesen encuadrarlos de una manera lógica y práctica. Como señaló Flatt,
ninguna clasificación es perfecta, y la especialidad de su autor (anatomista, cirujano, radiólogo, genetista…) va
a condicionarla. Asociar la embriología experimental, con la experiencia clínica y la investigación genética,
debe ser el pilar básico para conseguir una clasificación con utilidad diagnóstica, pronóstica y terapéutica.

Fallos de desarrollo transversal

Si se pretende utilizar una clasificación muy básica, muchas anomalías no podrán ser encuadradas en
la misma. Si por el contrario, se pretende una clasificación exhaustiva, termina por obtenerse una combinación
de números y letras de difícil manejo y comprensión. La utilización de términos descriptivos provenientes del
griego y del latín, tuvo su lado positivo (exacta correlación entre el término y la apariencia morfológica) y su
lado negativo, incluyendo la dificultad de su manejo para los anglosajones. Destacaremos los siguientes:

 Amelia: significa la ausencia congénita de la totalidad de una extremidad.


 Focomelia: define a una extremidad corta, que recuerda a las de las focas.
 Peromelia : o mutilación de un miembro superior. La más frecuente es a nivel del tercio proximal del
antebrazo.
 Adactilia : define la ausencia completa de un dedo, o de más de un dedo, llegando en los casos
extremos a faltar todos los dedos. Es frecuente la existencia del pulgar con ausencia de los restantes
dedos. La denominación de mano metacarpiana, viene motivada por la presencia de metacarpianos,
si bien en ocasiones hipoplásicos. Si estos no existen, pero sí el carpo, estaríamos ante una mano
carpiana. Estos dos términos son tan descriptivos, que dejan obsoleto al término perodactilia.

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Mano Congénita

 Afalangia: o ausencia a nivel falángico, ya sea de la falange distal, media o proximal.


 Ectrodactilia: derivado del término griego ectro (engendro), es útil para incluir malformaciones
digitales complejas (´bizarre deformity´), incluyendo las manos hendidas atípicas.

Las clasificaciones pioneras fueron muy simples, como la que propuso Isidore Saint-Hilaire en 1837,
dividiendo las que afectaban a la extremidad (ectromelia, hemimelia, focomelia) y las que se presentaban a
nivel digital (ectrodactilia, polidactilia, atrofia e hipertrofia digital). Kanavel en 1932 diferenció las anomalías
moderadas de las severas. Otras clasificaciones fueron las propuestas por Birch-Jensen, 1949, Iselin, 1955,
Kelikian, 1957, y Entin en 1959. Frantz y O´Railly en 1961 las dividieron en terminales e intercaladas.

En 1964, A. Swanson propuso una clasificación basada principalmente en su aspecto morfológico. En


1968, con Barsky y Entin, aportaron una clasificación basada en el fallo embrionario sufrido. En el primer
número del Journal of Hand Surgery americano publicado en julio de 1976, reportó Swanson una clasificación
consensuada con Entin y Tada, que fue adoptada por la IFSSH, pretendiendo que la misma pudiese englobar
cualquier tipo de anomalía.

En dicha clasificación se diferencian los siguientes 7 tipos:

I Fallos de formación, que a su vez se subdividen en:

I.A Fallo de desarrollo o crecimiento transversal (o amputaciones congénitas), ya sea a nivel del brazo,
antebrazo, muñeca o mano (nivel metacarpiano o falángico).

I.B Fallo de desarrollo intercalado o intermedio (focomelia) que se subdivide en 3 tipos:


• tipo I: la mano aparece implantada a nivel del hombro.
• tipo II: la mano continúa al húmero, faltando el antebrazo.
• tipo III: ausencia del húmero, implantándose el antebrazo y mano en el hombro.
La mano, cualquiera que sea su nivel de implantación, muestra diversos tipos de anomalías.

I.C Fallo de desarrollo longitudinal: pueden ser ocasionadas por anomalías del radio (pre-axiales), del
cúbito (post-axiales) o de los radios centrales (mano hendida). En el primer caso, la mano se desvía
radialmente y se denomina mano zamba radial (´radial club hand´). Cuando es el cúbito el afectado, la
desviación de la mano se produce en sentido cubital y se denomina mano zamba cubital (´ulnar club hand´).

Mano Zamba Radial Mano Zamba Cubital Mano Hendida.

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Introducción y clasificación de la mano congénita

II Fallos de separación o diferenciación: que incluyen diversas localizaciones y tipos:


-Afectando a las partes blandas, las más frecuentes son las sindactilias .

- Las fusiones o sinostosis óseas, se pueden dividir en:


 Sinostosis húmero-radial, sinostosis húmero-cubital y sinostosis completa del codo
 Sinostosis radio-cubital proximal, con o sin luxación asociada de la cabeza radial.
 Sinostosis carpianas (luno-piramidal, tri-escafoidea, etc).
 Sinfalangismo: habitualmente con fusión de las falanges proximal y media.

III Duplicaciones: se pueden presentar a muy diferentes niveles. Existen rarísimos casos de duplicación
humeral. En su monografía, Bunnell incluye las fotografías del caso publicado por Stein. Mennen y Shah han
publicado respectivamente un caso. Las duplicaciones más frecuentes son las digitales, especialmente las del
pulgar y del meñique, y con mucha menor frecuencia de los dedos centrales. Excepcionalmente se presentan
triplicaciones digitales.

A B C D

A, B, C: Duplicaciones del Pulgar. D: Triplicación del Pulgar

IV Gigantismos o hiperplasias: además de la macrodactilia digital, se incluyen los casos de hiperplasia


muscular o la presencia de músculos aberrantes. La hipertrofia puede extenderse al conjunto de la
extremidad. Debe siempre valorarse la existencia de una anomalía vascular, especialmente la presencia de una
fístula arterio-venosa.

V Hipoplasias: en este grupo se pueden incluir:


• las hipoplasias de la glenoides.
• las hipoplasias y aplasias de la cabeza humeral.
• las hipoplasias y aplasias digitales, así como los casos con ausencia o hipoplasia del desarrollo de otros
elementos o estructuras, tales como los tendones extensores del pulgar o de los dedos largos.
También existen casos con hipoplasia o hasta ausencia de los flexores digitales. De especial relevancia
son las hipoplasias o las ausencias completas del pulgar, clasificadas por Blauth en 5 grados.

VI Síndrome de las bandas de constricción congénitas: atribuidas al estrangulamiento de un tejido ya


formado por bridas amnióticas, ocasionando un “insulto vascular” causante de la constricción, que en sus
casos extremos provoca la amputación a este nivel.

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Mano Congénita

VII Anomalías esqueléticas generalizadas: en este grupo se incluyen anomalías complejas, tales como la
acondroplasia, el síndrome de Marfan, la artrogriposis y la osteocondromatosis múltiple.

Aún contemplando esta extensa lista de VII tipos, diversas anomalías son de difícil ubicación, y han sido
a lo largo del tiempo, incluidas en uno u otro grupo discrecionalmente por el correspondiente autor. Anomalías
de frecuente presentación como son la camptodactilia y la clinodactilia, y otras más infrecuentes como la
deformidad de Kirner y el hiperfalangismo, son de difícil encuadramiento. También la deformidad de
Madelung tiene una difícil ubicación, al igual que el Pulgar Tri-falángico y la denominada ´Five Fingered Hand´
(“mano de 5 dedos largos”) difícil de diferenciar de una polidactilia del pulgar tipo VI según Wassel.

En resumen, es un esfuerzo loable buscar una clasificación que nos permita entendernos al considerar
las anomalías congénitas. Pero por extensiva que sea la clasificación adoptada, siempre aparecerán anomalías
que tengan que incluirse en el grupo de “otras deformidades”, como ocurrió en un 18% de los 1.478 pacientes
revisados por Flatt en Iowa, y en el 8% de los 256 casos de la serie de Yamaguchi, en Yokohama.

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Introducción y clasificación de la mano congénita

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10
CAPITULO II

SINDACTILIAS

César SILVA, Claudia SANTOS, Ricardo KAEMPF, Carlos IRISARRI

CONCEPTO

El término sindactilia congénita describe la presencia en el momento del nacimiento, de uno o más
dedos unidos, ya sea en las manos y/o en los pies. La forma de presentación más frecuente, es la que une al
dedo medio con el dedo anular, seguida por la que une los dedos índice y medio. La sindactilia afectando
simultáneamente a los dedos medio, anular y meñique es menos frecuente, y todavía es más rara la fusión de
los cuatro dedos largos.

La sindactilia puede ser unilateral o bilateral, en estas últimas habitualmente con una presentación
similar en ambas manos, aunque puede no ser simétrica. Puede presentarse como una anomalía aislada, o
formando parte de diversos síndromes, tales como los Síndromes de Poland y de Apert. En los casos complejos,
se puede presentar la sindactilia del pulgar con el índice, variante que de forma aislada no hemos encontrado
en nuestra serie, y que Flatt la refiere en el 3% de sus casos.

Las sindactilias son las anomalías congénitas de más frecuente presentación, estimándose que
aparece en uno de cada 2.000-2.500 recién nacidos. Su frecuencia es mayor en la raza blanca, y en la mayoría
de las series, con mayor incidencia en los niños.

El patrón hereditario se considera de carácter autosómico dominante, con penetración reducida y


expresión variable. La confirmación de antecedentes familiares, oscila del 10% al 40% en diferentes series. En
estos casos ´familiares´ la sindactilia se presenta como una anomalía aislada, y puede no estar presente en
todas las generaciones. Su causa se atribuye a la interrupción del proceso de separación digital, que se produce
en la séptima semana.

Sindactilia bilateral en un niño Sindactilia bilateral en la madre

11
Mano Congénita

CLASIFICACIÓN

Siendo muy variables las formas de presentación y de clasificación, se pueden subdividir de la


siguiente forma:

 Sindactilias simples: son aquellas en las la unión digital se limita a las partes blandas, esencialmente
al recubrimiento cutáneo y estructuras fasciales. A su vez, pueden ser parciales, si no afectan a toda la
longitud de los dedos afectados, o bien completas cuando afectan a toda la longitud de los mismos.

Sindactilia completa simple Sindactilia con fusión ósea

 Sindactilias complejas o con fusión ósea: que generalmente se presenta a nivel distal, aunque más
raramente puede localizarse a nivel de la falange media o proximal.

 Sindactilias complicadas, término propuesto por Dobyns para definir aquellas sindactilias asociadas
con anomalías múltiples. Las radiografías mostrarán la presencia de fusiones óseas, de falanges
super-numerarias, con frecuencia de disposición transversal, así como de falanges tipo “delta”.

En cuanto a las partes blandas, una de las complicaciones más frecuentes es la sinoniquia o
fusión de las uñas de los dedos afectados. En los casos más complejos, pueden concurrir diversas
anomalías tendinosas, musculares y vásculo-nerviosas de los dedos afectados. Así sucede en el caso
de las simbraquidactilias, con frecuente división más distalmente de lo habitual de las arterias
digitales, lo que condiciona su tratamiento.

Simbraquidactilia Sindactilia con sinoniquia

12
Sindactilias

INDICACIONES Y MOMENTO DE LA CIRUGÍA

Ha sido un motivo de continuada controversia, decidir qué momento es el más idóneo para operar una
sindactilia. Además de los inconvenientes relacionados con la anestesia, el operar precozmente conlleva una
mayor incidencia de complicaciones, como la denominada ´web creep´ o avanzamiento distal progresivo de la
comisura creada.

Debe tenerse presente que la sindactilia que implica a los dedos largos de diferente longitud
(especialmente la que une al anular y al meñique), termina por ocasionar una flexión adaptativa del dedo más
largo, cuando no se realiza a tiempo su corrección quirúrgica. Parecida circunstancia se da en los casos con
presentación de deformidad rotatoria, difícil de corregir una vez establecida.

También es importante separar lo más precozmente posible la primera comisura cuando está
afectada. En los casos complejos, tales como el Síndrome de Apert, son previsibles sucesivas operaciones en
ambas manos, lo que obliga a diseñar un calendario adaptado a esta circunstancia.

Ciertamente influyen las circunstancias de cada caso, y en alguna ocasión hemos realizado
reconstrucciones complejas y bilaterales, por ser la única oportunidad que teníamos de operar al paciente,
justificando los inconvenientes de una cirugía prolongada y de los cuidados post-operatorios.

TÉCNICAS QUIRÚRGICAS

Han sido múltiples las técnicas propuestas a lo largo de la historia de la cirugía de las sindactilias. Como
señalan en sus excelentes revisiones históricas Barsky y Kelikian, en épocas iniciales su tratamiento se realizaba
mediante una única incisión longitudinal, lo que inevitablemente conducía a la posterior retracción y /o nueva
fusión.

Didot publicó en 1850, el diseño de su colgajo en el Bull Acad Roy Med Belgique, 9. En 1923, A.
Radulesco publicó (Revue d´Orthop.) su técnica de cobertura mediante un doble colgajo digital dorsal y volar.
Sus pobres resultados estéticos y funcionales a largo plazo fueron señalados por Bunnell, y motivó la búsqueda
de nuevas alternativas.

Las técnicas de reconstrucción de las comisuras, deben tener en cuenta su morfología normal, que
presenta una inclinación de proximal-dorsal a distal-palmar de 40º a 45º, con una configuración en “reloj de
arena”. El colgajo dorsal triangular para rehacer la comisura es debido a Zeller (1810, Viena), lo que más tarde
hizo Dieffenbach (1834, Berlin) con un colgajo rectangular. G. Félizet (Revue Orthop ,1892) lo hacía mediante
dos colgajos opuestos (palmar y dorsal) que colocaba en la comisura en un primer tiempo, y ajustaba en un
segundo tiempo, en el que asociaba los injertos digitales. Iselin recurrió a una técnica similar, pero suturando
los colgajos dorsal y volar directamente en una única intervención.

Las incisiones digitales longitudinales fueron condenadas por el italiano Pieri en su artículo publicado
en 1920 (Chir Org Mov, 4), describiendo la utilización de incisiones en zig-zag, siendo Zachariae quien extendió
este tipo de incisiones a toda la longitud digital. En el lado dorsal, debe conservarse intacto el paratenon del
aparato extensor. En el lado palmar, debe evitarse la lesión del paquete vásculo-nervioso. Los dedos son

13
Mano Congénita

separados de distal a proximal, haciendo una separación manual de los mismos, lo que facilita la sección de las
estructuras fasciales que los une, incluyendo el ligamento natatorio proximalmente.

Sigue siendo un motivo de controversia la conveniencia de adelgazar los colgajos digitales, y asimismo
el lecho receptor, para disminuir la tensión en el momento de su sutura, disminuir el riesgo de cicatriz retráctil y
mejorar el aspecto estético final (Greuse). De hacerlo, exige experiencia, ampliación óptica y cautela en su
agresividad, para evitar lesiones del paquete vásculo-nerviosos, y/o la necrosis de los colgajos.

Son varias las circunstancias que determinan su conveniencia, empezando por la edad del niño
operado, dado que la proporción de tejido adiposo es mayor cuanta menor edad tenga. También influye el
formato del colgajo, dado que cuando más estrecha sea su base, más riesgo de necrosis tiene.

La utilización de injertos cutáneos libres para cubrir las áreas denudadas tras la separación fue
publicada por Lennander (Upsala, 1891), mientras que en ese mismo año, Kümmer (Revue Orthop) propuso
hacerlo mediante colgajos a distancia.

Un procedimiento que supuso un significativo avance fue el propuesto por Tondra, seguido y
popularizado por Flatt y por Dobyns, y utilizado por otros muchos cirujanos de la mano. Utiliza un colgajo
dorsal de amplia base, que se sutura a una incisión transversal en la palma de la mano, evitando que quede a
tensión. En los últimos años, se han propuesto diversas formas geométricas en el diseño del colgajo dorsal
( Moss, Kay, Tonkin, Withey, Kozin) con el propósito de evitar en la neo-comisura una cicatriz lineal transversal .
Hemos usado con este propósito, el colgajo en “omega” (Gilbert), similar al que Jose hace con base palmar (en
“arco gótico”). Moss y Foucher, propusieron para evitar la ´web crep´, la utilización de dos colgajos triangulares
en el inicio de la incisión palmar.

Autores como Barsky, Blauth, Minguella y Jose, han propuesto reconstruir la comisura con un colgajo
de base volar. Otros han utilizado colgajos mixtos (dorsal y volar), tanto de configuración triangular (Cronin,
Habenicht) como rectangular. En la experiencia de Flatt, sus resultados no fueron satisfactorios, lo que le llevó
a utilizar el colgajo dorsal único, aunque reconoció que no era imposible obtener un aceptable resultado. De
hecho, Tonkin en la revisión de sus pacientes a largo plazo, refiere no haber encontrado una diferencia
significativa entre ambas técnicas.

En las sindactilias parciales, incluyendo la primera comisura, una elegante técnica de reconstrucción
de la comisura es el colgajo propuesto por Ostroswki (´butterfly flap´) de ejecución relativamente sencilla, y
muy fiable. Aunque la mayoría de autores optan por hacerlo de base dorsal, Minguella lo utilizó con base volar,
y Brenen propuso combinar colgajos triangulares dorsales y palmares con este objetivo.

Como para toda patología, existen técnicas de una mayor o menor dificultad, y cirujanos con mayor o
menor habilidad, pero creemos debe seleccionarse la de menor complejidad posible. Aceptando que no existe
un patrón único en esta cirugía, creemos que fue un sabio consejo el que hizo Flatt, recomendando al cirujano
que comienza, que aprenda una técnica en profundidad y que la practique habitualmente, evitando ir
probando para casos similares las múltiples técnicas publicadas.

El momento más delicado de la intervención es el manejo del paquete vásculo-nervioso. La separación

14
Sindactilias

de los nervios digitales es relativamente fácil, si se dispone de instrumental adecuado y experiencia. En las
sindactilias simples no suelen existir anomalías relevantes de las arterias digitales, lo que para facilitar el logro
de una comisura adecuada, permite ligar en caso necesario la arteria digital menos desarrollada, lo que debe
registrarse en la hoja operatoria, especialmente si se presume que va a ser necesaria una posterior cirugía.
Salvo en circunstancias excepcionales, es un consejo prudente no hacer cirugía bilateral en un dedo central
unido a los dedos adyacentes, para no poner en riesgo su vascularización.

Diversos autores (Vickers, Ekerot…) han propuesto la denominada “técnica abierta” evitando el uso de
injertos de piel ('graft-less' technic), pretendidamente para evitar cicatrices retráctiles post-quirúrgicas , y/o su
correspondiente hiper-pigmentación, aparición de vello con el crecimiento y el posible fracaso precoz del
injerto. También se ha argumentado que favorecen el posterior crecimiento hacia distal de la neo-comisura
(´web creep´).

La “técnica abierta” es una opción a tener en cuenta, pero nosotros preferimos cubrir las áreas
denudadas con un injerto de piel total, habitualmente tomada de la zona inguinal. Si se obtiene de su parte más
lateral, no se presentará vello en la edad adulta. La cicatriz lineal residual en la zona dadora, queda situada en
una zona discreta, con mínima secuela estética. Cuando la cantidad necesaria de piel es limitada, puede
obtenerse de la fosa cubital (Kozin) o en la cara volar de la muñeca.

En nuestra experiencia, el empleo de injertos de piel total no aumenta el riesgo de ´web-creep´, ni de la


presentación de cicatrización hipertrófica, complicaciones seguramente más dependientes de otros factores,
como son la propia complejidad de la sindactilia operada, la existencia de una hipertrofia digital asociada, o la
presentación de complicaciones post-operatorias (Kozin).

RECONSTRUCCIÓN DE LA SINONIQUIA

Tras ensayar diferentes procedimientos mediante colgajos locales para su tratamiento, como el que
propuso Lundkvist, o bien obtenidos de dedos del pie (Sommerkamp), la técnica propuesta por Buck-Gramcko,
cambió el panorama en este aspecto. Consiste en trazar dos colgajos triangulares en los pulpejos de los dedos
unidos, llevando cado uno de ellos a cubrir la zona que queda expuesta de la falange distal después de su
separación. Autores como Golash han publicado unos resultados aceptables con este procedimiento, lo que
coincide con nuestra experiencia.

CUIDADOS POST‐OPERATORIOS

Todos los expertos señalan la importancia de los cuidados post-operatorios, comenzando por la
confección del apósito al término de la cirugía. Dobyns lo describió con acierto y detalle escrito y gráfico en su
aportación, poniendo especial énfasis en mantener las comisuras abiertas, con una suave compresión, e
inmovilizando el codo, para contrarrestar la capacidad de deshacer el vendaje que todo niño tiene. La
implicación de los familiares en su vigilancia es fundamental. La primera cura se hace habitualmente
transcurridas dos semanas desde la cirugía. La utilización de un material de sutura reabsorbible, facilita la
misma de forma considerable.

15
Mano Congénita

En los casos de sindactilias complejas, es recomendable utilizar dispositivos que ayudan en el manejo
de la mano operada, para reducir las complicaciones del post-operatorio, manteniendo a los dedos
convenientemente separados. Ya descritos por autores pioneros como Kelikian, recientemente Kuru (Ann
Plast Surg, 2011) refirió su experiencia con el denominado "Hittite Sun", que reduce el porcentaje de
reaparición de la sindactilia (´web creep´).

RESULTADOS

Debe considerarse que los resultados tanto funcionales como estéticos obtenidos en muchas
ocasiones, no son tan favorables como el cirujano quisiera, pero como señaló Dobyns, con frecuencia
preocupan menos al paciente y a sus familiares que al propio cirujano. En concreto la presentación de una ´web
creep´ moderada en la adolescencia es relativamente frecuente, pero como señaló Ger, esto no impide una
aceptable función de la mano operada. Probablemente un significativo porcentaje de casos, no llegan a acudir
por esta razón a una nueva revisión médica.

Su prevención debe basarse en el diseño adecuado de los colgajos, evitando el cierre a tensión y las
cicatrices lineales que puedan retraerse durante el crecimiento. Pese a ello, el cirujano no tiene el control
absoluto sobre la aparición de cicatrices hipertróficas y hasta queloideas, y debe informar sobre ello a los
padres en el consentimiento informado. En casos de riesgo elevado, como sucede en los casos de hipertrofia
digital y en las sindactilias complejas como el síndrome de Apert, se ha propuesto el empleo de metrotexato
cuando es necesario hacer una cirugía paliativa de esta complicación (Muzaffar).

SÍNDROME DE POLAND

En 1841 Alfred Poland, estudiante instructor de anatomía en aquel momento, observó en la disección
anatómica efectuada en el cadáver de un convicto de 27 años, la ausencia completa del músculo pectoral
menor y la ausencia parcial del pectoral mayor y del serrato, anomalías a las que sumaba una sindactilia en la
mano izquierda, con ausencia de la falange media de los dedos índice, anular y meñique, siendo rudimentaria
en el dedo medio. Publicó sus hallazgos en la revista Guy's Hospital Report con el título ´Deficiencies of the
pectoralis muscles´.

En 1962 Clarkson, publicó su revisión de los casos con este tipo de anomalía atendidos en el propio Guy
Hospital (Londres), empleando el término de “Sindactilia de Poland”, anomalía que fue objeto de posteriores
publicaciones, hasta llegar a la de Baudine quien acertadamente introdujo el término de “Síndrome de Poland”
(Acta Paed Belg, 32,1967), al tener en cuenta las diversas anomalías que podían acompañar a dicha sindactilia.

En la meticulosa revisión efectuada por Ireland (con A. Flatt), de los 43 casos atendidos en el Servicio
del Hospital Universitario de Iowa (período 1930-1974), además de la ausencia del fascículo esterno-costal del
pectoral mayor, ratificaron que pueden ser hipoplásicos o estar ausentes otros músculos de la zona, tales como
los restantes fascículos del pectoral mayor, el pectoral menor y el serrato.

Estos niños, pueden tener asociadas anomalías en el hombro (escápula elevada), axilares (retracción
del pliegue axilar anterior), un brazo hipoplásico (raramente) y sobre todo un antebrazo hipoplásico. En la
mano afectada los dedos afectados por la sindactilia son más cortos y rígidos, con frecuente hipoplasia o hasta

16
Sindactilias

ausencia completa de la falange media. En ocasiones, uno o más dedos están ausentes, llegando dicha
ausencia a ser completa en los casos más extremos. El pulgar está prácticamente siempre afectado, y a su
hipoplasia se le une una rotación en supinación.

En las series más amplias, se ha constatado una mayor frecuencia en los niños, sin predominancia por
el lado afectado. Su presentación es habitualmente de un carácter esporádico, aunque existen casos con
antecedentes familiares, o bien con otras anomalías no necesariamente similares. Aunque se ha postulado
una alteración vascular de la extremidad afectada, su auténtica causa sigue siendo desconocida. Por la
diversidad del cuadro clínico, intentar su clasificación es una tarea complicada, siendo preferible analizar cada
caso individualmente.

En cuanto al tratamiento de las anomalías en la mano, cuando el pulgar está afectado, su separación
es prioritaria, generalmente rehaciendo la primera comisura con un colgajo dorsal, y si es preciso una
osteotomía derotatoria para facilitar su oposición a los dedos largos. También la separación del meñique se
aconseja hacerla en la cirugía inicial. La cirugía paliativa de los dedos centrales debe valorarse en cada caso, ya
que son frecuentes anomalías vasculares que dificultan o hasta impiden la separación digital.

En los casos más complejos, la resección de uno de los dedos centrales, permite mejorar la
reconstrucción de los otros dos dedos. En algunos casos, es preferible mantener la sindactilia de los dedos
centrales, que funcionarán como un bloque digital, ya que su separación dejaría unos dedos inestables, sin que
la mejoría estética compense los inconvenientes y riesgos de la cirugía paliativa.

SÍNDROME DE APERT

En 1906, el pediatra Eugène Apert (Hospital Andrai, Paris) publicó en el nº 23 del Bull Soc Med Hop, una
anomalía compleja que denominó acrocefalo‐sindactilia, por la presencia de sindactilia en ambas manos y un
cierre precoz de las suturas coronal y lamboidea. La asociación de hipertelorismo y exoftalmía da lugar a una
cabeza y facies con una morfología característica: altura exagerada del cráneo, frente y raíz nasal aplanada, y
boca entreabierta.

Síndrome de Apert: aspecto clínico y radiológico

17
Mano Congénita

También puede existir una hendidura palatina o una bóveda excesivamente profunda, probable causa
del lenguaje poco inteligible, que al igual que un variable retraso sicomotor, se detecta frecuentemente en
estos niños. Como señala Minguella, cuando estos pacientes van haciéndose mayores, presentan una hiper-
sudoración, y una progresiva limitación de la movilidad de los hombros y codos.

Clasificación: habitualmente la afectación de ambas manos es de carácter simétrico. Su clasificación


se hace en dependencia de la afectación del pulgar, y de la complejidad de la fusión de los dedos largos,
diferenciándose los siguientes grados:

 Tipo I: en la que el pulgar es independiente, si bien es siempre corto y desviado radialmente. La


primera comisura, aunque existente, puede estar disminuida. El dedo meñique está independizado,
aunque puede presentar una sindactilia parcial con el anular, que a su vez, está fusionado con los
dedos medio e índice. A este tipo se le han aplicado diversas denominaciones tales como “mano en
pala” o “mano de obstetra”.

 Tipo II: en este tipo el pulgar y el índice presentan una sindactilia simple. A su vez, los dedos índice,
medio y anular presentan una fusión de las falanges distales. El meñique está unido por las partes
blandas al anular. Por su apariencia en conjunto, se la denomina “mano en cuchara”.

 Tipo III: es la forma más compleja (“mano en pezuña”), con inclusión del pulgar y meñique, con
sinoniquia y fusión ósea de los dedos índice, medio y anular, que puede llegar a la falange media o
hasta a la proximal, y que puede incluir al meñique. Las anomalías tendinosas y vasculares son
frecuentes, y dificultan la cirugía paliativa.

Tratamiento: es una tarea multi-disciplinaria, y generalmente las anomalías craneales y faciales


tienen prioridad en el tiempo. En lo que se refiere a las manos, debe establecerse un calendario quirúrgico
ordenado e individualizado, dado que se requerirán sucesivas cirugías, en base a la complejidad de la
malformación, con la pretensión de obtener un pulgar y un meñique lo más funcionales posible. Además, la
textura de la piel es con frecuencia atípica.

Como normas básicas, en la primera cirugía debe crearse una primera comisura que permita oponer el
pulgar a los dedos largos, en los casos más leves mediante zeta-plastias, y en los más severos mediante un
colgajo dorsal. También se asociará la corrección de la sindactila del meñique.

La corrección de la angulación radial del pulgar, puede obtenerse desinsertando distalmente de la


falange distal el APB anormalmente insertado en la misma, y reinsertándolo a la parte radial de la base de la
falange proximal (Dao).

En la segunda cirugía se aborda la corrección de los tres dedos centrales, admitiendo la mayoría de
expertos que es preferible reconstruir dos dedos a partir de los tres existentes. Sacrificar el índice favorece la
amplitud de la primera comisura. Si este problema no lo requiere, la amputación del dedo medio es la más
habitualmente efectuada.

La utilización de expansores tisulares ha sido referida por autores como Coombs y Ashmead,
reconociendo este último que su utilización no obtuvo las expectativas esperadas, y desaconsejando su

18
Sindactilias

empleo. En los casos más complejos, puede recurrirse a colgajos como el radial (Upton), o el colgajo
metacarpiano dorsal en isla (Colville), colgajos que requieren una elevada capacidad técnica que no está al
alcance de muchos cirujanos.

Para los casos más complejos, cabe la opción de hacer en una primera cirugía la elongación de las
partes blandas, con diversas variantes técnicas, que fueron presentadas en el IX Symposium on Congenital
Malformations of the Hand, Dallas, 2012. Puede hacerse mediante un mini-fijador externo (Habenicht y Mann-
Hamburgo, Parolo y Pajardi – Milán) o mediante el distractor tipo Suzuki (Teoh, Singapur). Pese a su coste e
inconvenientes, parece una opción a tener en cuenta, si bien no se dispone todavía de datos a largo plazo sobre
su efectividad.

Pese a todos los procedimientos utilizados, el resultado estético y funcional en estos casos es pobre.
Por ello, creemos que es lícito renunciar en los casos más complejos a la separación de los dedos centrales, tras
exponer con claridad a los padres la escasa o hasta nula mejoría funcional que ello supondría.

POLI‐SINDACTILIA

En este tipo de anomalía, se combina la presencia de una sindactilia con un número excesivo de dedos.
Habitualmente afecta a la tercera comisura, y tanto la duplicación digital como la sindactilia pueden ser de
carácter parcial o total.

No siempre ocasiona un trastorno estético y/o funcional lo suficientemente importante como para
recurrir a su cirugía paliativa, aunque habitualmente la misma está justificada por la mejoría que puede
proporcionar en ambos aspectos. De la misma, nos ocupamos en el capítulo VIII.

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21
22
CAPITULO III

SÍNDROME DE BANDAS DE CONSTRICCIÓN CONGÉNITAS

Con la colaboración de la Dra. Giana GIOSTRI

CONCEPTO

Los Síndromes de Bandas de Constricción Congénitas (SBCC) se consideran debidos a la formación de


bridas amnióticas, que causan la constricción de un miembro y/o de un segmento corporal, pudiendo adoptar
diferentes formas de expresión clínica. Constituyen una patología de rara presentación, con una incidencia
variable, que en la literatura revisada oscila entre 1:1.200 y 1:15.000 nacidos vivos. No existe un predominio en
cuanto al sexo, siendo en la mayoría de los casos de presentación bilateral, característica común en las series
más numerosas, como las de Miura (55 casos) y Tada (83 casos). Minguella revisó 39 casos, suponiendo el
3.15% del total de casos de su serie de anomalías congénitas.

Su etiología sigue siendo motivo de controversia. En el 60% de los casos de SBCC, se ha producido
algún tipo de anomalía durante la gestación. Han sido considerados como factores de riesgo, la prematuridad
(< 37 semanas), el bajo peso al nacer (< 2500 gramos), la tentativa previa de aborto y la exposición materna a
drogas y a enfermedades durante el embarazo. La etiología traumática como causa de una rotura de las
membranas amnióticas, en la gran mayoría de los casos se desvirtúa por la ausencia de un traumatismo
abdominal de la madre. Otros insultos teratogénicos, tales como infección viral y alteración vascular, nunca
han podido ser demostrados.

La controversia sobre su etiología, explica los diferentes sinónimos que el SBCC tiene en la literatura,
tales como Anillos de Constricción Congénitos, Bandas de Constricción Anular, Síndrome o Displasia de
Streeter y Síndrome de Bandas Amnióticas. Las deformidades de las manos, son acompañadas por otras
alteraciones en hasta el 70% de los casos. Pueden afectar a las extremidades inferiores y ocasionalmente a la
cabeza y tronco. La alteración asociada más frecuente es el pie equinovaro, seguida del labio leporino.

ETIOLOGÍA

Se considera que no existe transmisión genética, si bien en la literatura se cita algún caso con
antecedentes familiares. Aunque no incluyó la mención hecha por Hipócrates, en su extensa revisión
bibliográfica Kelikian documentó las múltiples opiniones al respecto, incluyendo la de Simpson , que revisó 10
casos, y expresó en 1836 su opinión de que era el cordón umbilical el causante de la constricción, al igual que
había postulado Montgomery en 1832. Por el contrario, Roberts (1894) lo atribuyó a un defecto del desarrollo
al comentar un caso afectando a una niña de 3 meses.

Estos conceptos antagónicos, se mantuvieron en el siglo pasado. La teoría intrínseca, fervientemente


defendida por Streeter en 1930, sugirió que el SBCC era una “displasia fetal focal” ocurrida durante la
embriogénesis. En 1961 Patterson, tras sus estudios histológicos, atribuyó el SBCC a un defecto primario del
desarrollo del tejido subcutáneo, señalando el parecido existente entre los surcos de constricción y los
pliegues cutáneos normales.

La teoría más aceptada hoy día es la teoría extrínseca propuesta por Torpin en 1965, quien revisó 400
casos publicados y describió un método de estudio de la placenta, que permite detectar la presencia de bandas
o hebras mesoblásticas en casos de rotura prematura del amnion sin rotura asociada del corion. Estas bandas

23
Mano Congénita

se enredarían alrededor de las estructuras en desarrollo, causando una compresión externa de las mismas, e
impidiendo su normal desarrollo, con formación de surcos que en los casos más severos de constricción
circular, pueden llegar a provocar la amputación de las zonas afectadas.

Las diferentes presentaciones del SBCC se deberían al diferente periodo de la gestación en el que
ocurre la ruptura de las membranas amnióticas. No es frecuente ver lesiones ocurridas en fases muy iniciales,
que causan lesionas tales como anencefalia o extrusiones viscerales, que no son compatibles con la vida. Las
rupturas más tardías causarían lesiones y deformidades en las extremidades. Las ulceraciones del tejido
epitelial con posterior cicatrización, explicarían la presencia en esta síndrome de acro-sindactilias, que se
caracterizan por ser la fusión distal.

Esta teoría fue compartida por Kino, quien en estudios experimentales en animales, consiguió inducir
la formación de acro-sindactilias mediante la ruptura de la membrana amniótica. La presentación de
deformidades asimétricas, con mayor predilección para los dedos largos y menor incidencia en el pulgar,
también ayuda a aceptar la teoría extrínseca, como hicieron Field y Krag tras el estudio de la placenta en dos
casos de SBCC.

De acuerdo con la teoría extrínseca, el SBCC no sería una verdadera malformación ya que la ocasiona
una causa externa. Sin embargo, como las características de las lesiones resultantes son muy semejantes a las
alteraciones congénitas, se decidió incluirlas en su clasificación.

CUADRO CLÍNICO

La gran mayoría de los pacientes son diagnosticados al nacer, aunque ya se han publicado casos en los
que se hizo un diagnóstico pre-natal, a través de una ultrasonografía realizada entre el segundo y el tercer
trimestre de gestación.

La mano está afectada en el 60% de los pacientes, siendo de carácter bilateral y asimétrico. El pulgar
raramente está afectado (7% de los casos), por ser más corto y también por estar en un una posición más
protegida en la palma de la mano, lo que dificulta el que sea enrollado por las bandas amnióticas. Los dedos
centrales son los más afectados, estándolo en casi el 90% de los casos el dedo medio, seguido por el índice y
anular (25%), y por último el meñique (13%). Aproximadamente el 50% de los pacientes, también presentan
bandas de constricción en los pies. Un pie zambo congénito, aparece asociado en un 25% de los casos.

La presentación clínica también depende de la profundidad y de la extensión de los anillos, que varía
desde simples compresiones en la piel, que no causan ninguna alteración funcional distal, hasta anillos
profundos de constricción que se extienden a toda la circunferencia del miembro o segmento, afectando todos
los planos tisulares, causando sufrimiento vascular y hasta la amputación intrauterina.

Especialmente en los casos bilaterales, la profundidad de las bandas es variable en las manos de un
mismo paciente. A su vez, la profundidad de una misma banda también varía, siendo generalmente más
profunda en la zona dorsal. Generalmente interfieren con el retorno venoso y linfático causando aumento de
volumen distal, con edema y en algunas ocasiones con presencia de cianosis. Las bandas profundas distales en
los dedos causan deformidades en las uñas, pudiendo llegar a estar ausentes.

24
Síndrome de bandas de constricción congénitas

A diferencia de las agenesias convencionales, con posibilidad de nivel de amputación a nivel articular,
en las SBCC las amputaciones ocurren en la zona ósea, permaneciendo un segmento óseo proximal que
termina en forma de punta. Habitualmente el esqueleto proximal es de aspecto normal, pero han sido
descritos casos de SBCC con hipoplasia de los metacarpianos de los dedos amputados (Satake).

CLASIFICACIÓN

La clasificación más utilizada fue propuesta en 1961 por Patterson, que divide el SBCC en cuatro tipos,
de acuerdo a su gravedad:

 Tipo 1: con presencia de un anillo de constricción simple.


 Tipo 2: anillo de constricción con presencia de deformidad distal y/o linfedema.
 Tipo 3: anillo de constricción con fusión distal.
 Tipo 4: amputaciones intrauterinas.

Debido a la presencia de varios puntos de constricción en el mismo paciente, la clasificación de


Patterson es utilizada por cada región o segmento, y por lo tanto un mismo paciente presenta diferentes tipos
dependiendo de la localización. Otra particularidad es que la clasificación no es estática, pudiendo progresar
conforme lo hace la gravedad de la isquemia.

A B C

SBCC bilateral. A: mano derecha. B,C: mano izquierda

25
Mano Congénita

TRATAMIENTO

El tratamiento del SBCC no siempre es quirúrgico, reservándose la cirugía para los casos sintomáticos,
en los que hay alteración vascular distal a la constricción y en los que se indica la reconstrucción. El tratamiento
quirúrgico debe ser planificado, seleccionando las diferentes técnicas a utilizar según las diferentes lesiones,
que raramente se presentan aisladas. En las deformidades complejas no existe una regla común de
tratamiento, debiendo cada caso ser tratado de manera individualizada.

El tratamiento sólo es urgente cuando los anillos de constricción causan alteraciones circulatorias
graves del segmento distal, con presencia de cianosis o edema grave, que puede evolucionar de manera rápida
hacia la ulceración, infección y hasta amputación. Es importante que el cirujano informe a los padres que tras la
cirugía puede persistir edema residual. El uso de guantes o de un vendaje compresivo, colabora en su
recuperación.

En las manos, el SBCC tiene tres formas principales de presentación:

1. Bandas de constricción simples o surcos

Se manifiestan de varias formas. Pueden ser anillos simples, circulares o elípticos, con o sin alteración
vascular distal. Generalmente la compresión es más grave en la zona dorsal, afectando al retorno venoso y
causando edema. En los casos severos, puede producirse una afectación neural (Uchida), que alcanza al 23 %
de los casos en la serie de Moses. También en algunos casos severos, las radiografías muestran una distorsión
ósea a nivel del surco.

El tratamiento quirúrgico de los anillos de constricción simples, incluye la exéresis de la constricción, la


liberación de los colgajos de piel y del tejido adiposo subcutáneo, y su sutura, habitualmente con empleo de
zetaplastias. Generalmente es posible hacer su corrección en una cirugía única (Evans), respetando el retorno
venoso dorsal y los paquetes vásculo-nerviosos volares. En caso de existir dos anillos, es más prudente realizar
su corrección en dos intervenciones sucesivas, siendo el localizado más distalmente el operado inicialmente.

En los anillos moderados o severos, seguimos las recomendaciones de Upton: comenzar por una
incisión en el surco, continuando por la movilización de los colgajos cutáneos proximal y distal, intentando
conservar una o dos venas dorsales. En ocasiones no están presentes, si bien su ausencia se compensa por la
hipertrofia de las venas volares, pese a lo cual recomienda su corrección en dos tiempos. El exceso de tejido
graso subcutáneo será extirpado en su zona más superficial. El restante tejido graso será liberado, avanzado y
suturado como un plano independiente. Para evitar una cicatriz retráctil circunferencial, la piel es suturada
mediante zetaplastias laterales del dedo, evitándolas en el dorso del dedo para que la cicatriz residual sea
menos evidente.

Algunas veces la porción distal al anillo de constricción puede ser un muñón esférico, muy edematoso
y con ausencia del componente óseo. Como señala Flatt, en los casos más severos (´balloon hand´) los dedos
apenas son reconocibles y no tienen función alguna. Acceder al deseo de los padres de recurrir a cirugías de
salvamento, suele ser un fracaso, sin evitar una amputación secundaria. También en los casos con afectación
neural severa el pronóstico es desfavorable (Evans).

26
Síndrome de bandas de constricción congénitas

2. Sindactilias

En el SBCC son frecuentes las sindactilias sin fusión ósea. Es característica la presencia de las acro-
sindactilias en las que la fusión de los dedos solamente ocurre en la porción distal, conservando parte o toda la
comisura proximal, aunque no siempre en la posición adecuada. La piel de las comisuras no presenta la misma
calidad de una piel normal, siendo más gruesa y menos elástica. Aún así puede ser usada en el tratamiento,
disminuyendo la necesidad de injerto en la reconstrucción quirúrgica. En las formas más severas se observa la
fusión digital múltiple, con frecuente presencia de pequeñas fenestraciones (sinus) en la base de los dedos.

Cada caso presenta características diferentes y se debe hacer una planificación individualizada si bien
son válidos los principios básicos definidos por Flatt:

• Construir una comisura usando piel local, generalmente dorsal.


• Resecar el exceso de tejido adiposo subcutáneo, facilitando el cierre.
• Cierre de las áreas laterales de los dedos con colgajos en "zig-zag".
• Cierre de las áreas cruentas con defecto cutáneo, con injerto de piel total normalmente obtenida de la
región inguinal.
• Corrección de las alteraciones esqueléticas.
• En los casos donde existe más de un dedo afectado, se debe liberar un lado del dedo en cada cirugía.
• Necesidad del uso de instrumental de magnificación (lupa o microscopio), facilitando la disección
tisular minuciosa.
• Realizar el apósito y la inmovilización apropiada para pacientes pediátricos, protegiendo la zona
operada.

3. Amputaciones

Pueden ocurrir en cualquier nivel de los miembros superiores o inferiores, siendo más común en los
dedos. En el SBCC las alteraciones son transversales, siendo el miembro o dedo normal en la porción proximal
al anillo de constricción. En el tratamiento de las amputaciones de los dedos por SBCC, debido a la poca
longitud, se debe posicionar la comisura lo más proximal posible, aumentando el tamaño relativo del dedo o
dedos afectados.

En las amputaciones, principalmente del pulgar, tercer y quinto dedos, se puede aumentar la
estructura ósea con una transferencia libre de falanges del pié para la mano, técnica que presenta mejores
resultados cuando son realizados hasta un año de edad. Así se aumenta la función de pinza y mejora el aspecto
estético de la mano. Debe tenerse presente que en el SBCC no existe piel sobrante en la punta del muñón de
amputación, lo que hace necesario el uso de colgajos cutáneos locales para mejorar la cobertura. En niños
mayores está descrito el alargamiento óseo con fijadores externos y las transferencias vascularizadas, con el
mismo propósito.

En pacientes con amputaciones e hipoplasias graves, se da prioridad a la reconstrucción del pulgar y


de la pinza. Para ello, diferentes técnicas pueden ser utilizadas, como la plastia "on the top", la pulgarización y la
transferencia del dedo del pié a la mano. La presencia de afectación bilateral, al contrario que en las agenesias
convencionales, complica el tratamiento de los niños afectados por un SBCC.

27
Mano Congénita

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28
CAPITULO IV

MANO ZAMBA RADIAL

CONCEPTO

Con el término de Mano Zamba Radial (MZRa - ´Radial Club Hand´), se denomina un mosaico de
anomalías óseas, músculo-tendinosas y neuro-vasculares del lado radial de la extremidad superior. Como
consecuencia de las mismas, la mano está desviada radialmente y con un grado mayor o menor de flexión y
pronación. El grado de afectación del pulgar es variable, pudiendo ser también hipoplásico el dedo índice. La
incurvación del cúbito contribuye a completar la anomalía. En su forma más extensa se afecta toda la
extremidad, incluyendo una hipoplasia del húmero.

Su causa real es desconocida, suponiéndose que algún agente teratógeno afecta a la cresta apical
ectodérmica (episodio tipo “insulto vascular”), pero parece una teoría demasiado simplista que solo se deba a
una destrucción celular focal (Manske). La MZRa unilateral y aislada no ha podido ser relacionada con un factor
genético, que sí existe en los casos de MZRa englobada en algún tipo de síndrome. La ingesta de talidomida en
el primer trimestre del embarazo fue detectada por Lamb en 26 madres, en su serie de 68 casos.

Entre las anomalías que se presentan en la MZRa, debe destacarse la ausencia del nervio radial (que
suele terminarse en el codo), y la presencia de un nervio mediano anómalo en su localización y anatomía
(Skerik y Flatt, Pardini), siendo considerado por autores como Watson un nervio mediano-radial conjunto, que
ocupa una posición superficial y radial.

Asimismo, las estructuras músculo-tendinosas presentan significativas anomalías. En el lado radial, el


FCR y los músculos extensores de la muñeca pueden aparecer como una masa muscular común y de escasa
longitud, lo que explica la flexión volar de la muñeca. La correlación entre el grado de anomalía ósea radial y las
anomalías de las partes blandas, ha sido analizada con precisión por D´Arcangelo.

Aún en los casos leves de MZRa el extremo distal del radio es más estrecho de lo normal,
especialmente su estiloides radial. En los casos con ausencia parcial del radio, habitualmente no existe
escafoides, o si existe presenta un tamaño reducido. En las aplasias del pulgar no existe el trapecio, siendo
hipoplásico (o hasta inexistente) en los casos de hipoplasia del pulgar. El resto de los huesos carpianos

29
Mano Congénita

presentan un número, forma, y ubicación variable (Buck-Gramcko), imposible de determinar en edades


tempranas, con posibilidad de sinostosis carpiana, tanto en la fila proximal como en la distal. Su afrontamiento
al extremo distal del cúbito es variable, situándose en ocasiones lateralmente al mismo, y en otros casos en
situación volar, con presencia de una discreta concavidad del cúbito a este nivel.

La MZRa puede asociarse a alteraciones cardíacas (Holt-Oram), hematológicas (trombocitopenia TAR,


anemia tipo Fanconi), o múltiples, como ocurre en la asociación tipo VATERL, con anomalías vertebrales,
atresia anal, afectación esofágica, defecto renal y de los miembros inferiores. Estas anomalías deben ser
sospechadas e identificadas, antes de realizar cirugía paliativa, y en ocasiones la contraindican.

REVISIÓN HISTÓRICA

En 1733 Petit hizo en Paris la autopsia de un recién nacido con MZRa bilateral, con ausencia completa
del radio, una desviación radial de ambas manos y ausencia de los pulgares. Describió la ausencia del bíceps
izquierdo y la hipoplasia del derecho, así como el recorrido del FCU, ECU, tendones extensores y flexores de los
dedos largos.

En 1894 Sayre escribe el primer artículo en inglés sobre la MZRa. En 1924, Kato hizo una exhaustiva
revisión multi-céntrica de 253 casos, incluyendo los 14 casos publicados por Gruber en 1865, serie a la que
siguió la de Bouvier en 1871.

En 1951 O´Rahilly describió con detalle los hallazgos radiológicos, incluyendo los del carpo y pulgar. En
1959, Heikel hizo lo mismo comentando además las implicaciones funcionales, al tiempo que revisó 424 casos
publicados en la literatura, y clasificándolas según estuviese presente una hipoplasia radial, una aplasia parcial
o una total. Lamb publica en 1977, su revisión de 79 pacientes con 117 MZRa, tratados en el Princess Margaret
Hospital de Edimburgo, y de las cuales 43 fueron operadas.

PREVALENCIA

Se ha estimado que la MZRa tiene una prevalencia entre 1:30.000 (Birch-Jensen) y 1:100.000 (Flatt)
RNV. El porcentaje varía con el área geográfica en la que el estudio fue efectuado. Es más frecuente en niños
que en niñas (3:2), siendo dispares las proporciones entre casos unilaterales y bilaterales, pero sin que en
ninguna serie lleguen a ser importantes las diferencias entre ambos tipos. En los casos unilaterales, es
frecuente alguna anomalía contralateral, especialmente del pulgar.

CLASIFICACIÓN

La clasificación más utilizada es la propuesta por Bayne, diferenciando 4 tipos:

 Tipo I: radio hipoplásico con deficiencia de la epífisis de crecimiento distal.


 Tipo II: radio globalmente hipoplásico (radio “en miniatura”).
 Tipo III: ausencia parcial del radio. con presencia de un segmento proximal y de un tracto fibroso
distal (´anlage´).
 Tipo IV: ausencia total del radio.

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Mano zamba radial

James añadió un Tipo O, en el que la mano está desviada radialmente, pero con un radio de longitud
normal. Un raro caso bilateral de ausencia total del radio con fusión humero-cubital, y presencia de dos únicos
dedos largos (en sindactilia) fue publicado por Winston, caso que recuerda por su posición a la MZCu tipo
´hand on flank´.

Puede asociarse con la hipoplasia o la ausencia del pulgar (especialmente en los casos más severos) y
en ocasiones con anomalías del codo tales como la sinostosis humero-radial, radio-cubital, o una luxación de la
cabeza del radio. Pueden ser anomalías aisladas o formar parte de síndromes con diversas anomalías.

TIPO I TIPO II TIPO III TIPO IV

TRATAMIENTO

Pulvertaft refirió en 1967 que ninguna patología en el ámbito de la cirugía de la mano, le había
ocasionado más dificultades en su tratamiento que la MZRa. A su déficit funcional, se le añade una apariencia
estética muy poco gratificante. Como bien señaló Flatt “una MZRa no es una mano normal asentada en una
muñeca anormal, sino una mano profundamente anormal unida a una deficiente extremidad por una mala
muñeca”. Sin embargo, especialmente en los casos unilaterales, los niños que la padecen se adaptan bien a la
misma, y diversos autores, a la vista de los pobres resultados de la cirugía llegaron a recomendar no hacerla en
estos casos.

El tratamiento de las manos zambas debe ser precoz, iniciándose la manipulación y colocación de
férulas desde el nacimiento. No es fácil su uso, y al niño le resulta molesta, pero a los padres se les debe explicar
lo beneficioso que es su utilización sistemática, y en consecuencia obtener su colaboración. No existe
unanimidad sobre el momento idóneo para la cirugía. Cuando la MZRa forma parte de un síndrome con
anomalías hematológicas o cardiológicas, es prioritario un análisis exhaustivo de los riesgos, renunciando a la
cirugía en los casos extremos. También en pacientes con un severo retardo intelectual, la indicación es muy
discutible, y la mayoría de autores renuncian a hacerla por el escaso beneficio que proporciona. Carter llegó a
desaconsejarla en los casos en los que el niño no utiliza el dedo índice.

31
Mano Congénita

En el pasado, la mayoría de autores desaconsejaban la cirugía cuando el codo estaba rígido, con la
finalidad de preservar la posibilidad de alcanzar la boca con la MZRa incurvada, o en caso de plantear su cirugía
paliativa, realizar previamente una cirugía del codo (capsulotomía posterior o transferencias tendinosas). Sin
embargo Smith discrepa con esta actitud, al haber observado como la movilidad del codo mejora por sí mima,
tras haber efectuado la distracción de las partes blandas y la estabilización de la muñeca.

Vías de abordaje: se han propuesto múltiples variantes, tanto de incisiones únicas como dobles.
Evans utilizó un colgajo dorsal bilobulado, de tal forma que la piel del área cubital queda situada en el dorso,
mientras que la piel dorsal cubre el área radial. Es una técnica conceptualmente elegante, que debe ser
utilizada con gran delicadeza para no dañar la vascularización de los colgajos y evitar su necrosis parcial,
complicación que ha llevado a algún autor como Smith a considerarla obsoleta, aunque otros autores como
Pilz le otorgan preferencia sobre los abordajes convencionales.

El abordaje debe tener en cuenta las anomalías que existen en la MZRa, tanto de tipo vascular como
especialmente de los troncos nerviosos. Flatt y otros autores han señalado como ante la ausencia del nervio
radial distal, el nervio mediano discurre por una zona muy radial y superficial, lo que debe conocerse para
evitar lesionarlo en el abordaje.

Han sido muchas las técnicas quirúrgicas descritas, que exponemos a continuación:

 la osteotomía correctora de la curvatura del cúbito. Hoffa (1890), optó por una osteotomía
triangular en la parte distal de la diáfisis radial, y Romano (1894), por una osteotomía de tipo
trapezoidal inmediatamente proximal a la epifisis distal del cúbito, fijándola con una aguja. También
en 1894 Bardenhauer propuso dividir y abrir en Y el cúbito distal, lo suficiente para colocar el carpo
entre ambas ramas de la Y, técnica modificada por Antonelli (Torino, 1904) que llegaba a dividir por
completo el cúbito.Martin Kirschner propuso la osteotomía del cúbito, asociando el alargamiento
tendinoso del FCR y del ERCL.

 la utilización de injertos óseos se remonta a 1928, año en el que Albee publica su experiencia en una
MZRa bilateral en un niño de 12 años utilizando un injerto de tibia encastrado en el cúbito en posición
divergente, para mantener la mano en su nuevo emplazamiento. En una segunda intervención asoció
una osteotomía correctora del cúbito. Las radiografías de este caso, se muestran en el articulo de
D´Arcangelo. Refirió un satisfactorio resultado funcional a los 7 años. Otros autores, cambiaron el
lugar de obtención del injerto. Ryerson lo tomó del cúbito proximal, como también hizo Kato en una
paciente cuyas radiografías recoge en su articulo.

La mayoría de autores optaron por el peroné como hueso dador, opción iniciada en 1945 por Starr,
quien lo utilizaba en la cirugía final, previa distracción y osteotomía cubital. Colocaba el injerto en posición
“reversa” haciendo coincidir la epífisis de crecimiento del peroné con el carpo. Este concepto fue adoptado
con modificaciones por Riordan, quien en 1955 refirió su experiencia con el injerto de un segmento del peroné
epifiso-diafisario proximal, tras previa osteotomía correctora del cúbito, que a su vez hacía después de un
período de correción pasiva de la deformidad mediante sucesivos yesos. En 1963 hizo una revisión de sus
resultados tras un seguimiento promedio de 15 años, refiriendo que el injerto de peroné no crecía
adecuadamente.

32
Mano zamba radial

Esta experiencia compartida por otros autores como Wilson, y la morbilidad que suponía para la
pierna dadora, terminaron por provocar el abandono de esta técnica.

 La transferencia epifisaria libre vascularizada del pie, fue reportada por Vilkki en 1998, como
alternativa para crear un soporte radial que creciese durante el período de desarrollo óseo. En 2008
refirió los resultados de 24 casos. Su atractivo teórico es indudable, pero también lo es su dificultad
técnica y la potencial morbilidad del pié dador, sin evitar por ello cirugias correctoras de la incurvación
cubital a medio plazo en algunos casos.

 La técnica de centralización del cúbito en el carpo, en un cajetín labrado en el la zona central del
mismo, fue publicada por Sayre (A contribution to the study of club hand. Trans Am Orthop Assoc.
1894, 6). Como relata Kelikian, Sayre lo hizo tras comprobar en su paciente como las manipulaciones
sucesivas mejoraban la severidad de la inclinación radial, y tras haber hecho previamente una
osteotomía correctora de la curvatura del cúbito. En su segunda cirugía, para conseguir una posición
adecuada de la mano tuvo que recurrir a “afilar” el extremo distal del cúbito, que introdujo en un
cajetín creado en el carpo.

En 1969 Lidge modificó el procedimiento, conservando la epífisis distal del cúbito para conservar su
potencial de crecimiento. Pese a ello, estudios como el de Sestero demostraron que este potencial se ve
disminuido, especialmente cuando se coloca de forma intra-carpiana, precio a pagar por el aumento de la
estabilidad de la mano operada. Como señaló Lamb, para obtener un ensamblaje estable la profundidad del
cajetín carpiano debe ser similar al diámetro del cúbito distal. Watson opinó que puede realizarse la
transposición del cúbito sin resección carpiana alguna. En la centralización la aguja de Kirschner se introduce
longitudinalmente desde el III metacarpiano al cúbito.

Aun dando por supuesta una técnica depurada que evite la lesión iatrogénica de la epífisis de
crecimiento del cúbito, esta técnica puede poner en riesgo el crecimiento posterior del cúbito, lo que en la
serie de Lamb solamente ocurrió en niños operados con una edad superior a los 8 años. Hippe y Blauth
refirieron una disminución marcada de dicho crecimiento en 5 de sus 30 casos así operados. En algún caso, se
ha observado como a largo plazo se produce una fusión ósea entre la cabeza del cúbito y los huesos carpianos
adyacentes. La pérdida de movilidad que supone, se ve compensada por la eliminación del riesgo de recidiva
de la desviación de la mano.

 La radialización del cúbito surgió como alternativa a la técnica de centralización cubital. El primero
en hacerlo fue Define (Sao Paulo), quien además despegaba el periostio del segmento distal del
cúbito antes de transponerlo, pretendiendo que el mismo llegase a formar una estructura tubular
estabilizadora en el lado cubital. En el esquema de su artículo original, afronta el extremo distal del
cubito al primer metacarpiano, fijándolos con una aguja de Kirschner. Llegó a operar 5 pacientes, con
un corto seguimiento de 3.5 años. En el caso que incluye en su primer artículo, la ausencia del I
metacarpiano es completa.

Esta opción de afrontar la cabeza cubital a la zona radial del carpo, sin hacer ningún cajetín en el
mismo, fue difundida años más tarde por Buck-Gramcko, recomendando la hiper-corrección de la desviación
de la mano en sentido cubital. La aguja de Kirschner estabilizadora se extiende a lo largo del II metacarpiano

33
Mano Congénita

hacia la diáfisis del cúbito La estabilidad de la neo-articulación cúbito- carpiana estará en relación con el grado
de desarrollo del carpo. Si la exagerada curvatura del cubito lo exige, deberá asociarse una osteotomía
correctora del cubito, fijada si es posible con la misma aguja, que se prolonga hasta salir a través del olecranon.

Decidir el tamaño y el tiempo de mantenimiento de la aguja, motivaron diversas opiniones. Delorne


propuso utilizar una aguja tan gruesa como admita el canal medular del metacarpiano, así como mantenerla a
largo plazo. Para evitar el retroceso de la aguja, llegó a colocar un tornillo en el cúbito proximalmente. Operó
una serie de 3 pacientes (5 manos operadas), sin poder evitar la rotura ocasional de la aguja. En algún caso, se
produjo la fusión precoz de la epífisis distal del tercer metacarpiano, que aparece engrosado y acortado en las
radiografías de control.

P. Smith se limita a fijar el cubito distal con el tercer metacarpiano con una aguja de Kirschner
longitudinal, a mantener en torno a 1 año, cuando la estabilización quede garantizada por las transferencias
tendinosas asociadas. Cuando ello no es posible, recomienda introducir el cubito distal en una hendidura
modelada en el carpo, y una fijación con 2 agujas de Kirschner, una longitudinal (que deja el mayor tiempo
posible) y otra oblicua que se retirará cuando comience a aflojarse.

Buck-Gramcko insistió en la conveniencia de aumentar la estabilidad de la articulación mediante


transposiciones tendinosas. Una vez corregida la posición de la mano, en ocasiones el ECU debe ser retensado
para que su función resulte más eficaz, tanto de flexión dorsal como de desviación cubital. En los casos con una
significativa flexión volar de la muñeca, se hará la transferencia del FCU al ECU, que se complementa con la
transferencia del ECR. Bora, refirió la utilización de los tendones flexores superficiales de los dedos medio y
anular. Lamentablemente, como refiere Flatt, la longitud de estas estructuras músculo-tendinosas radiales es
con frecuencia insuficiente para alcanzar el área dorso-cubital, precisando la adición de un injerto, lo que
complica el procedimiento y le resta eficacia.

En la revisión de 23 pacientes (29 manos) operados en el Shriner-Hospital de los Angeles, Geck


considera que la técnica de radialización es el factor más influyente en la evitación de la recidiva de la
desviación radial.

 Distracción previa a la cirugía: fue iniciada en 1945 por Starr, quién la hacía mediante la transfixión
bipolar con agujas de Kirchner, la proximal colocada en el olecranon y la distal en las cabezas de los
metacarpianos, mostrando la figura 2C de su artículo, un caso con la denominada tracción de Dunlop,
que mantenía durante 6 semanas, con posterior osteotomía del cúbito e injerto del peroné.

En años posteriores, la utilización de un fijador externo ha sido motivo de diversas publicaciones.


Goldfarb reportó en 2006, su experiencia mediante un fijador externo circular. En 2009, Bednar reportó su
experiencia con un fijador externo mono- lateral. En la actualidad, la mayoría de expertos consideran muy útil
previamente a la cirugía definitiva, realizar una distracción previa. Hacerla con un fijador externo mono-lateral,
semi-circular o circular, dependerá del grado de malformación y de las preferencias del cirujano, aunque no
parece imprescindible hacer montajes complicados, como es el fijador externo desarrollado por Ilizarov. A los
fijadores pioneros como el utilizado por Kessler, les han sucedido otros más versátiles, como el sistema
MiniRail (Orthofix), utilizado por Koman.

34
Mano zamba radial

Tras una fase inicial de movilización pasiva y aplicación de ortésis correctoras, el fijador externo se
puede colocar tan pronto como el tamaño de la extremidad lo permita, introduciéndose dos pines en los
metacarpianos y otros 2 lo más proximalmente posible en el cúbito, aunque sin interferir con la movilidad del
codo. El ritmo de elongación recomendable es de 1mm al día, durante un período aproximado de 6 a 8
semanas. P. Smith observó cómo se produce una reacción perióstica en la concavidad del cúbito, que se
remodela lo suficiente como para evitar la necesidad de su osteotomía.

La distracción previa facilita el afrontamiento cúbito-carpiano, y el grado de corrección posible de


obtener en la cirugía subsiguiente, si bien no impide que la deformidad reaparezca en un grado mayor o menor
a medio plazo. Esta opción evita tener que realizar una cirugía preliminar para liberar las partes blandas
radiales retraídas, previa a la recolocación del cúbito.

 Alargamiento del cúbito: su realización en aquellas MZRadiales con un antebrazo muy corto, ha sido
intentada por diversos autores. Lamentablemente sus complicaciones son múltiples y su eficacia
discreta, como reportó en su serie Peterson, y como confirmó Cooney en su comentario a dicho
articulo. Scheker incluye la infección en el trayecto de los clavos, el dolor en el codo (ocasionado por la
tracción muscular) y el dolor nocturno (debido a la tracción nerviosa). Además puede ocasionar una
rigidez articular, especialmente en los casos con consolidación tardía.

 La artrodesis cúbito‐carpiana, se considera como un recurso en casos de recidiva en adolescentes y


ha sido mencionada en pocos casos. Pese a ello, Rayan basándose en su experiencia en dos pacientes,
considera que puede mejorar la función incluso en casos bilaterales con gran deformidad.

Pike revisó 11 casos así tratados en un Hospital de St. Louis ( Manske), con tan solo un caso de fracaso
incial que preció una segunda cirugía, valorando el procedimiento como adecuado en casos de recurrencia de
una MZRa o en casos vistos muy tardíamente.

PULGARIZACIÓN del DEDO ÍNDICE

Deberá ser reservada a aquellos casos donde es previsible que resulte útil. Si presenta anomalias
tendinosas y rigidez articular, es una contraindicación al menos relativa, ya que el resultado funcional será
limitado. Diferentes autores han recomendado una actitud de prudencia, y en los casos bilaterales, realizarla
en la mano dominante, rechazando su uso en los casos unilaterales. Especialmente en los casos bilaterales,
que suponen sucesivas intervenciones, debe establecerse un calendario racional y adaptado en lo posible a las
posibilidades de los padres.

SEUDO‐PULGARIZACIÓN del MEÑIQUE

En los casos de MZRa en los que la pulgarización del índice no es posible o cuando menos no es
recomendable, cabe la opción de mejorar la capacidad de pinza del meñique con el anular. Para ello se propuso
la “pulgarización” del meñique, pero es una téccnica con inconvenientes de orden estético. Para minimizarlos,
Foucher propuso una variante técnica de “seudo-pulgarización”, que mejora la estética residual de la mano,
especialmente cuando está en reposo.

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Mano Congénita

En esencia, consiste en proporcionar una mayor amplitud al espacio anular -meñique, dividiendo el
ligamento inter-metacarpiano y asociando una osteotomía de rotación del quinto metacarpiano, que permite
al extender la articulación MF separar el meñique del anular. Su beneficio funcional a largo plazo en 2 de estos
pacientes, ha sido publicada recientemente por Medina.

CONCLUSIONES

La MZRa es todavía un reto formidable para el Cirujano, pese a la experiencia acumulada y a disponer
de mejores medios de fijación ósea. La frase de Flatt “ I will continue to recommend surgical stabilization for all
suitable patients”, solamente debe admitirse en manos de cirujanos expertos y en casos cuidadosamente
seleccionados, en los que la mejoría estética y funcional obtenible compense los riesgos e inconvenientes de la
cirugía (Kotwal).

Diversos factores como el nivel intelectual del paciente, su edad, su entorno familiar y social, tienen
una gran importancia en la pauta a seguir. La valoración funcional en las actividades de la vida diaria, es
especialmente importante en los casos unilaterales. Debe tenerse en cuenta que cuando el pulgar (si existe) y
el índice son funcionalmente limitados, los dedos más útiles son el anular y meñique, y estos trabajan mejor en
la posición original, que tras una centralización del carpo. Con frecuencia, resulta sorprende la capacidad
funcional que el niño adquiere con la mano afectada sin corrección quirúrgica de la misma.

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38
CAPITULO V

MANO ZAMBA CUBITAL

Con la colaboración del Dr. Enrique VERGARA

CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN

La Mano Zamba Cubital (MZCu) es una anomalía de presentación esporádica y causa desconocida. Sus
manifestaciones clínicas y radiológicas pueden afectar a cualquier área de la extremidad superior afectada, y
adoptar diversas combinaciones. Este hecho ha dado lugar a múltiples clasificaciones. En 1895 Kümmel, sin
posibilidad todavía de hacer su estudio radiológico, describió 3 tipos en atención a los hallazgos en la
articulación radio-humeral: en el primer tipo, sería normal o casi normal, existiendo una sinostosis radio-
humeral en el segundo tipo, y caracterizándose el tercer tipo por la luxación de la cabeza radial.

En 1976, Ogden estableció otra clasificación en 3 tipos, en atención a la anomalía del cúbito. En el tipo I
se presenta un cúbito completo pero hipoplásico, epífisis distal incluida. En el tipo II existe una aplasia parcial
del segmento distal del cúbito y en el tipo III una ausencia completa del cúbito, con frecuente luxación del radio
proximal. En 1982 Bayne le añadió a esta clasificación un tipo IV, en el que se asocia una fusión húmero-radial.
Minguella distinguió el tipo IIA, cuando solo está presente el tercio proximal del cúbito, del tipo IIB, con
ausencia limitada al tercio distal.

I II III IV

Clasificación de BAYNE. Tracto fibroso* en el tipo II

Havenhill ha propuesto un nuevo tipo O, con presencia de anomalías del área cubital de la mano, pero
en presencia de un antebrazo y de una articulación radio-cubital distal normal. La deformidad denominada
´hand on flank´ se presenta en un variable porcentaje de casos con sinostosis radio-humeral, refiriendo Miller
su presencia en 9 de sus 14 pacientes. La rotación interna de la extremidad superior hace que la mano se

39
Mano Congénita

oriente en posición ´waiters tip´ (James), situándose en reposo sobre el flanco o la nalga. Ello exige al paciente
recurrir a la abducción y rotación externa del hombro para intentar colocarla en una posición más funcional.

Ogden señaló la cautela que debe tenerse en edades tempranas, dada la dificultad de apreciar en las
radiografías un mínimo centro de osificación cubital, que se hará presente con el paso de los años, y que puede
alcanzar un tamaño significativo y trascendente a la hora de plantearse gestos quirúrgicos. Es interesante la
artrografía que expone del codo de un paciente de 3 años, mostrando la permanencia de su continuidad pese
a su severa deformidad.

Inonue realizó un estudio del patrón vascular en casos de MZCu, mostrando la arteriografía la
presencia de una arteria cubital dominante. Similar hallazgo hace Hadini, para quien este hecho parece
contradecir la hipótesis de que la ausencia del cúbito sea ocasionada por una anomalía primaria (´ínsulto
vascular´) de dicha arteria cubital.

La existencia de una MZCu se detecta en diversos síndromes. Los dedos cubitales pueden ser
hipoplásicos o estar ausentes, e incluso el pulgar puede verse afectado. La sindactilia de los dedos existentes es
frecuente. En 1988 Ogino y Kato, en atención a las anomalías digitales asociadas, establecieron 5 tipos. El tipo A
presenta una hipoplasia del meñique, con ausencia completa del mismo en el tipo B. En el tipo C están
ausentes dos dedos cubitales, tres en el tipo D, y los cuatro dedos en el tipo E.

En la serie de 26 casos atendidos en el MGH de Boston, Broudy señaló la presencia de ausencias


digitales en 25 pacientes, incluyendo 5 ausencias completas de pulgar y 2 pulgares hipoplásicos. Las ausencias
digitales se acompañan de ausencias de los huesos carpianos del radio correpondiente. En los casos complejos
con sindactilia y ectrodactilia, se presentan coaliciones carpianas. Los retrasos en la aparición de los centros de
osificación carpianos son habituales. Esta asociación de anomalías digitales radiales en la MZCu contrasta con
la MZRa, donde son exclusivamente afectados los dedos radiales, diferencia cuya causa se desconoce.

Por su parte Cole y Manske, procedieron en 1997 a clasificar la MZCu de acuerdo a los hallazgos
relativos al pulgar y a la primera comisura de la siguiente forma:

 tipo A: el pulgar y la primera comisura son normales.


 tipo B: cuando se presenta una deficiencia moderada.
 tipo C: si la deficiencia es severa.
 tipo D: con ausencia del pulgar.

MZCu tipo II de Bayne MZCu tipo III de Bayne

40
Mano zamba cubital

Por último Lorea, combina en su compleja clasificación propuesta en 2004, las anomalías a nivel del
hombro, codo, antebrazo, muñeca y mano. Como señaló Straub, en la MZCu puede estar presente un tracto
fibroso (´anlage´) distal cubital, que se extiende desde el centro de osificación del cúbito hasta el carpo y/o la
epífisis distal del radio. Su influencia en el grado de desviación cubital de la mano sigue siendo motivo de
controversia. Para algunos autores como Riordan y Flatt parece cierta, pero otros autores opinan lo contrario.

Hay que resaltar que pese a su nominación, la inclinación cubital de la MZCu es de menor grado que la
inclinación radial que caracteriza a la MZRa. Revisando las series más numerosas, Sykes ha constatado que la
desviación cubital era inferior a los 20º en el 57% de los casos, oscilaba entre 21º y 30º en el 14%, y solamente
superaba los 30º en el 28% de los mismos.

INCIDENCIA

La incidencia de la MZCu es considerada como baja. La serie más numerosa reportada es la de Buck-
Gramcko, que incluye 164 pacientes con 200 extremidades afectadas. En la serie reportada por Flatt, basada
en 1.475 pacientes, frente a las 81 MZRa tan solo refiere 22 casos de MZCu. Birch-Jensen reportó 19 casos de
MZCu por 73 casos de MZRa. En la serie de Minguella, su proporción es más elevada (22 casos por 32 de MZRa).

La mayoría de casos son de aparición esporádica, pero algunos son de carácter familiar, en los cuales
coexisten otras anomalías, especialmente del peroné, pero también con un pie zambo, anomalías faciales y
síndromes (Cornelia de Lange, Schinzel, PFFD). Las anomalías asociadas en la extremidad inferior son más
frecuentes cuando la MZCu es bilateral.

Esta presentación bilateral no es infrecuente. Kanavel la refiere en 15 de 45 casos, Pardini en 3 casos de


una serie de 15, y Broudy en 6 de los 20 pacientes revisados. En la serie revisada por Swanson de 65 pacientes,
42 casos fueron unilaterales y 23 bilaterales. En esta última serie, llama la atención el elevado número de casos
(47 pacientes) con presencia de sinostosis humero-radial.

Nuestra serie revisada incluye 20 casos, 12 niños y 8 niñas, con afectación unilateral en 16 casos y
bilateral en los otros 4. Solamente en 3 casos estaban presentes los 5 dedos, presentando el resto diversas
ausencias digitales y/o sindactilias. Siguiendo la clasificación de Bayne, incluye un caso de tipo I, 9 casos de tipo
II, 7 casos de tipo III (3 bilaterales) y 3 casos de tipo IV (uno bilateral).

TRATAMIENTO

Desde un punto de vista funcional, la MZCu resulta mucho más útil de lo que cabría esperar por su
aspecto externo (Southwood). Por ello, debe tenerse mucha cautela antes de hacer una indicación quirúrgica,
especialmente cuando se observa un codo con la suficiente estabilidad, como sucede en los casos con
presencia del extremo proximal del cúbito.

Varios autores han recomendado la aplicación precoz de yesos y férulas correctoras, y en algunos
casos reportados se observa que la mejoría inicialmente conseguida es indudable. Si dicha mejoría se
mantiene a lo largo del crecimiento, no se ha documentado de una forma clara.

41
Mano Congénita

Con frecuencia el único gesto quirúrgico recomendable, es hacer la separación de los dedos en
sindactilia. Cuando el pulgar está supinado, es aconsejable hacer una osteotomía de rotación del primer
metacarpiano para mejorar la pinza interdigital (Manske, Broudy). En otras ocasiones, la osteotomía rotatoria
se realiza en un dedo largo. En casos severos con presencia de dos únicos dedos en sindactilia, puede ser
necesario además aportar un colgajo para ampliar el espacio entre los mismos (Upton).

La extirpación del tracto fibroso fue recomendada por Riordan y por Flatt, quien opinó que era
suficiente su resección parcial. Aconsejaron hacerla alrededor de los 6 meses. También Watson se mostró
partidario de su extirpación precoz, por responsabilizarla de la incurvación del radio y de la luxación de la
cabeza radial.

Broudy y Smith recomendaron inicialmente realizarla antes de los 2 ó 3 años. Tras ver la evolución en 4
casos y compararla con la evolución de los casos en los que no se realizó, concluyeron diciendo que ´la
extirpación rutinaria no es necesaria´. También fue practicada por Ogden en 8 casos, y no siempre evitó la
progresiva incurvación del radio. Actualmente su efecto beneficioso está puesto en duda, y solamente parece
defendible en casos en los que se constata una severa y progresiva incurvación del radio, superior a los 30º en
opinión de Buck-Gramcko.

La creación de un antebrazo de un solo hueso (´one bone forearm´), fusionando el cúbito proximal al
radio distal en prono-supinación neutra, ha sido una alternativa utilizada por diferentes autores, entre ellos
Buck-Gramcko. No está exenta de complicaciones (una paciente de Ogden sufrió un síndrome de Volkmann), y
lógicamente supone la pérdida de la prono-supinación. Como gesto asociado, puede hacerse la extirpación de
la cabeza radial luxada, si el dolor lo requiere, y que puede proporcionar una relativa mejoría estética. Bayne
recomienda hacerla a los 6 meses de la primera intervención.

En la mayoría de los casos, pese a la luxación de la cabeza del radio, se mantiene un grado de movilidad
del codo suficiente para el paciente, por lo que no debe precipitarse la decisión de actuar sobre la misma, que
no se justifica por motivos básicamente estéticos. Su resección implicaría la pérdida de la fisis proximal.

A. Smith en un caso tipo II de Bayne, optó por combinar una osteotomia del radio severamente
incurvado, con la colocación de un fijador externo, fijado en el radio distal y en el remanente del cúbito. Tras la
consolidación de la osteotomía radial, hizo en una segunda intervención un antebrazo de un único hueso,
conservando la totalidad del radio, fusionándola al cubito proximal. En su artículo, Mulligan incluye un
paciente de 16 años operado por Scheker, quien utilizó en la cirugía inicial un fijador de Ilizarov para ganar
longitud del antebrazo, procediendo a la fusión radio-cubital (´one bone forearm´) en la segunda cirugía.
Reseña que no fue necesaria la resección del ´anlage´.

En los casos tipo III con presencia de pterygium, puede ensayarse un tratamiento con férulas
correctoras de aplicación nocturna. La mejoría suele ser muy limitada, pero en ocasiones se alcanzan los 70º-
80º, suficientes para evitar una cirugía paliativa, siempre peligrosa por la tirantez de las estructuras vásculo-
nerviosas, y que proporciona muy pobres resultados. La escasa apertura que se consigue del pliegue, supone
una amplia cicatriz. La falta de extensores del codo, conduce a la recidiva de la deformidad postural, ya que
además no se puede elongar en exceso el tendón del bíceps, para evitar la pérdida de su capacidad funcional.
Los dos casos que hemos tenido ocasión de revisar, operados por otros cirujanos, no resultaron satisfactorios.

42
Mano zamba cubital

En los casos de deformidad ´hand on flank´ Miller y James recomiendan la osteotomía rotatoria
externa del húmero, para colocar la mano en una posición más funcional. Como señaló Wintson, esta
“deformidad rotatoria” es muy incómoda para el niño o niña que la padece ya que le dificulta poder jugar. Pero
su corrección es una cirugía compleja y con riesgos, que se deben indicar solamente en casos límite como
señaló Minguella, quién reportó una parálisis radial en un caso de su serie, que tan solo se recuperó
parcialmente. Esta dificultad en su tratamiento, llevó a Mulligan a decir probablemente de forma exagerada,
que debería considerarse la amputación en los casos tipo III con una deformidad en flexión del codo muy
severa.

Hashem y Al-Qattan publicaron un excepcional caso de transferencia de pie a mano en un niño con
MZCu bilateral y monodactilia. Una parte del pie amputado (por una grave deformidad de la extremidad
inferior) proporcionó un “poste” que oponer al dedo existente. La utilización de ortésis para proporcionar una
pinza básica, está especialmente indicada en casos de MZCu con un único dedo.

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44
CAPITULO VI

ANOMALÍAS CONGÉNITAS DEL CARPO Y METACARPIANOS. SINFALANGISMOS

Con la colaboración del Dr. Sergio POMBO

INTRODUCCIÓN

La prohibición vigente durante siglos de realizar autopsias en cadáveres, motivó que estudios como los
de Galeno fueran hechas en manos de primates, por lo que la auténtica anatomía del carpo humano
permaneció ignorada, hasta que los estudios de Vesalio permitieron conocerla con exactitud. Posteriormente
este conocimiento fue ampliado por otros muchos anatomistas, destacando la obra del francés Bourgery.

Bunnell dedicó un capítulo de su tratado sobre Cirugía de la Mano al estudio de la “Filogenia y


Anatomía comparada”, analizando radiografías de numerosos animales. Este tema le apasionó a Linscheid
(Clínica Mayo),publicándose (J Hand Surg, march, 1993) su conferencia presidencial en el Congreso de la ASSH
“The Hand and Evolution”, comparando el carpo humano con el de diversos animales. A similar propósito -
“Filogenesi della Mano”- dedicaron el primer capítulo de su libro “La Mano” sus autores Bonola, Caroli y Celli.

Aunque muchas de las anomalías fueron descritas antes del descubrimiento de los Rx, los estudios
radiológicos permitieron un definitivo avance en el conocimiento de estas anomalías. En el caso de la mano, el
interés de radiólogos como Poznanski , ha permitido recopilar numerosos casos. También el Atlas de Keats
“Variantes Radiológicas normales”, expone una valiosa información sobre las anomalías del carpo.

CLASIFICACIÓN

Aunque cualquier clasificación que utilicemos es simplemente orientativa, nos parece útil por su valor
práctico la establecida por O´Railly, que las dividió en:

 Anomalías complejas.
 Sinostosis.
 Huesos Bipartitos.
 Huesos Accesorios.

Las anomalías congénitas del carpo son muy frecuentes en los diversos tipos de adactilias y
oligodactilias. También en la mano hendida, se presentan fusiones carpianas. En ocasiones, forman parte de
diversos síndromes, como puede ser el Síndrome de Larsen.

SINOSTOSIS DE LOS HUESOS DEL CARPO

Sin duda son las anomalías más frecuentes del carpo, especialmente la sinostosis Luno-Piramidal, que
tras su estudio realizado en la raza bantú en Sudáfrica, Minnaar dividió en 4 tipos:
 El tipo I, sería una simple sincondrosis articular, cuya confirmación radiológica no siempre es fácil de
hacer, como sucedió en alguno de los 9 casos revisados por Ritt.
 En el tipo II, la fusión es completa, pero solamente afecta a una zona más o menos extensa del área
proximal de la articulación. En nuestra experiencia son hallazgos radiológicos ocasionales.
 En el tipo III, la fusión es completa y se extiende a toda la articulación. Nuestros cinco casos eran de
presentación bilateral, y todos ellos asintomáticos.

45
Mano Congénita

 En el tipo IV, se asocia una fusión de la tri-escafoidea.

Existen otros tipos de sinostosis de mucha menor frecuencia de presentación, como son:
• la sinostosis entre el hueso ganchoso y el pisiforme, que puede acompañarse de una neuropatía del
cubital.
• la sinostosis del hueso grande ya sea con el hueso ganchoso, con el trapezoide o con ambos, de
frecuente presentación en los casos de “mano hendida”.
• a nivel de la STT, la sincondrosis ha sido descrita por autores como Watson. La auténtica fusión,
referida por varios autores, suele ocurrir en síndromes tales como el de Holt-Oram.
• La fusión del trapecio con el trapezoide es infrecuente, y a veces bilateral (Kelikian).
• la fusión unilateral del escafoides, grande, trapecio y trapezoide, fue descrita por Ingram y con
carácter bilateral por Schinz y Guglielmi.
• La sinostosis radio-escafo-lunar, ha sido descrita por varios autores, en el caso de Roolker con un
antecedente traumático, y sin existir el mismo en los casos presentados por Bunnell y por Mortier. La
sinostosis radio-lunar fue referida en 1959 por Liska y en 1969 por Rauntenberg, como cita en su
revisión bibliográfica Kelikian, quien asimismo refiere dos casos de sinostosis radio-escafoidea, uno
del mencionado Rautenberg y otro de Tognolo publicado en 1963.

Es un hecho sorprendente la buena adaptación funcional de pacientes portadores de complejas


sinostosis carpianas, casos como los cedidos por los Drs. E. R. Zancolli y C. Silva, este último bilateral, y que fue
descubierto a raíz de un traumatismo que le ocasionó una fractura del escafoides derecho. Un caso con similar
matiz, fue publicado por Gómez Robledo en una niña con sinostosis múltiples (E-Lu-Pi, Hueso grande- III
metacarpiano, metacarpianos IV-V), pese a lo cual estaba asintomática a la edad de 15 años.

Sinostosis HGr-HGa Escafoides-Trapecio Sinostosis Luno piramidales

ANOMALÍAS DEL ESCAFOIDES

Las anomalías del desarrollo más frecuentemente encontradas afectan al escafoides. En su atlas, Keats
presenta un escafoides con 3 núcleos de crecimiento, y un caso de escafoides bipartito bilateral. Doman
publicó un caso de escafoides bipartito en una adolescente de 16 años, detectado ya en las radiografías
efectuadas a la edad de 8 años. Tate publicó otro caso en un paciente de 19 años, que fue seguido desde los 8
años, y que estaba afectado por un síndrome de Holt-Oram. Debe señalarse la posibilidad de confusión de un
escafoides bipartito con una seudoartrosis del escafoides, infrecuente pero posible como sucedió en el caso
descrito por Larson y que solamente se hizo evidente a los 3 años del traumatismo.

46
Anomalías congénitas del carpo y metacarpianos. Sinfalangismos

La hipoplasia del escafoides es relativamente frecuente, si bien en general de grado leve, como hemos
observado en dos pacientes. En la mayoría de los casos, el paciente se adapta a su anomalía y no requiere
cirugía paliativa. Así sucedió en los casos aportados por Van Goor, por Kuz y por Hall. Sin embargo han sido
publicados varios casos de hipoplasia severa, que ya en la edad adulta ha terminado por ser sintomática y
requiriendo cirugía paliativa. En 2 casos, se optó por una artrodesis tipo “4 esquinas” (Pi Folguera, Panciera).

En el tercer caso, afectando a un traumatólogo de profesión, la ausencia del escafoides y un hueso


grande hipoplásico, no le impidió ejercer su profesión durante años, si bien con algias ocasionales al forzar la
muñeca, y llegando a desarrollar una neuropatía del nervio mediano que precisó la apertura del túnel
carpiano.

La ausencia o la hipoplasia del escafoides, en los casos de ausencia o hipoplasia del pulgar, fue
señalada por diversos autores, especialmente Buck-Gramcko, y hemos tenido ocasión de observarlo en varios
casos de nuestra serie. Generalmente se asocia un defecto del desarrollo de la masa muscular tenar y/o del
tendón FPL.

OTRAS ANOMALÍAS CARPIANAS

También en el semilunar se han descrito casos con presencia de un doble núcleo de osificación, y
Antuña Zapico publicó un raro caso con 3 núcleos. En la mayoría de los casos acaba por conformarse un único
semilunar, pero excepcionalmente puede persistir un semilunar bipartito, que no debe confundirse con una
Enfermedad de Kienböck. Un raro caso de deficiencia de osificación del semilunar, de carácter bilateral y sin
otras anomalías asociadas, fue publicado por Kobayashi, en un varón de 20 años de edad.

Otras ausencias de huesos carpianos descritas, incluyen la ausencia de piramidal (Kao), siendo mucho
más llamativa la ausencia completa del carpo, que presenta Steindler en su monografía.

Otra anomalía muy infrecuente es la osteolisis progresiva carpo‐tarsal, de origen desconocido y


descrita por Jackson en 1838. Los síntomas (dolor e hinchazón) suelen aparecer entre los 3 y 4 años. En 1959,
Thieffry y Sorrell-Dejerine hicieron una detallada descripción de un caso familiar afectando a 3 generaciones.
La asociación de un cuadro de fallo renal fue reportada por Marie en 1951. Resnick le dedicó un capitulo en su
tratado de Radiología. Poznanski incluye en su monografía un caso de necrosis familiar carpiana y Kuzlowski
otro caso, denominándolo síndrome de Winchester, autor que publicó un caso similar previamente en el Am J
Roentgenol.,106, 1969.

Anta y Pombo han publicado un caso afectando a una niña sin antecedentes familiares, de forma
bilateral, sin nefropatía asociada. A la edad de 4 años, fue operada de pies cavos. No ha llegado a ser operada
de las manos, por ser su adaptación funcional aceptable hasta el presente (a los 21 años de edad), pese a la
severa deformidad “en ojal” de ambos dedos medios y a la desviación cubital del carpo, con una importante
disminución de la movilidad. La utilización de férulas correctoras y/o de soporte, pueden ser útiles para evitar
el agravamiento de las deformidades y aliviar el dolor. Hasta el presente, la evolución de la enfermedad no
logra ser modificada por ningún tratamiento medicamentoso.

47
Mano Congénita

HUESOS SUPER‐NUMERARIOS

La presencia de huesos supernumerarios es frecuente, y en múltiples localizaciones como han


señalado autores como Kocher. Uno de los más frecuentes es el “os centrale”, generalmente asintomático,
pero capaz de generar ocasionalmente molestias de la muñeca afectada, requiriendo su extirpación, como se
hizo en el caso publicado por Barcia.

El hueso estilodeo tiene su origen en un centro de osificación secundario persistente situado entre las
bases del II y III metacarpianos y hueso grande-trapezoide. En ocasiones es sintomático, con dolor local e
irritación de los tendones extensores que discurren en su vecindad, llegando a precisar su cirugía paliativa, en
trabajadores manuales y deportistas de alta demanda funcional.

También a nivel distal a la estiloides cubital se presentan diversos tipos de osículos en ocasiones
difíciles de diferenciar de un fragmento avulsionado por un traumatismo previo, aunque la ausencia de
traumatismo, y el aspecto redondeado del osículo hablan a favor del carácter constitucional. Ocasionalmente
persisten en humanos huesos propios del primate como el ´Os Daubentonii´.

INESTABILIDADES DEL CARPO CONSTITUCIONALES

Ocasionalmente vemos pacientes con carpos que presentan una marcada laxitud, y con una aparente
inestabilidad carpiana generalizada en las radiografías. Siempre debe evaluarse el carpo contralateral, que en
la mayoría de los casos presenta una anomalía similar, lo que nos permite descartar una etiología traumática.
Aconsejamos como norma la abstención quirúrgica, recurriendo al empleo de ortésis de soporte de muñeca
adecuadas a cada caso.

SINOSTOSIS DE LOS METACARPIANOS

La más frecuente es la sinostosis entre el IV y el V metacarpiano, y la más infrecuente la que se produce


entre el primero y el segundo. En atención a la longitud de la sinostosis, Buck-Gramcko y Wood, diferenciaron
tres tipos:

 Tipo I: la fusión ocurre solamente a nivel de la base de los metacarpianos implicados.


 Tipo II: la sinostosis se extiende aproximadamente hasta la zona media de los metacarpianos
afectados.
 Tipo III: cuando se extiende hasta el tercio distal, en ocasiones alcanzando a la totalidad de los
metacarpianos fusionados. Abarcaría un tipo III A, cuando existen articulaciones MF diferenciadas, y
un tipo III B, cuando existe una MF común para los dos dedos.

Foucher publicó en el 2001, una nueva clasificación de mucho valor práctico en relación con su
tratamiento, basada en la descripción gráfica de la morfología de la sinostosis, diferenciando los tipos:
• En forma de I, con un único metacarpiano, tipo que subdivide en If (MF única) y Id (2 MFs).
• En forma de U, con epífisis distales paralelas, pero variando la longitud de los metacarpianos, dando
lugar a un tipo Us (metacarpianos de una igual longitud), Ua (metacarpianos asimétricos) y Ut
(metacarpianos fusionados estrechamente).

48
Anomalías congénitas del carpo y metacarpianos. Sinfalangismos

• En forma de Y, con presencia de epífisis divergentes, con simetría de ambos metacarpianos (Ys), o
asimetría de los mismos (Ya).
• En forma de K, con metacarpianos convergentes, siendo el V metacarpiano corto.
Liu establece una clasificación de las sinostosis del IV-V metacarpianos en 3 tipos, basándose en el
ángulo que forman los mismos, y en el grado de hipoplasia del quinto radio, revisando una serie de 13
pacientes (con 20 manos afectadas).

La mayoría de los casos publicados son aislados. Sin embargo Deliss refirió su presentación en dos
hermanos, con carácter bilateral, y con diferentes tipos morfológicos, otorgándole un presumible ´defecto
genético espontáneo´. Ocasionalmente se asocian otras anomalías, tales como la sinostosis luno-piramidal
(Harvey). Estas diferentes morfologías condicionan la técnica de tratamiento. En las sinostosis IV-V con
abducción del meñique, Swanson recurrió en dos casos a la creación de una sindactilia entre el anular y el
meñique, añadiendo un injerto óseo uniendo sus respectivas falanges proximales, según citación de Buck-
Gramcko, quien a su vez, refiere el empleo de una técnica que incluye una osteotomía del V metacarpiano,
alargándolo con un injerto óseo. A ello le añade la reconstrucción de los ligamentos MF, y la transposición
tendinosa del EDM.

Liu propone un tratamiento diferente según el tipo de la anomalía, conservador en el tipo A, y


quirúrgico en los tipos B y C, mediante osteotomía con alargamiento del V metacarpiano, obteniendo el injerto
óseo de la zona fusionada.

Aunque el alargamiento (callotaxis) mediante mini-fijadores ha supuesto un interesante avance


técnico, cuando el meñique es muy hipoplásico y angulado, su amputación puede ser más recomendable que
la realización de cirugías paliativas complejas, largas y de escaso valor funcional y estético.

En los casos de sinostosis de los metacarpianos centrales, no siempre resulta necesario recurrir a la
cirugía, ya que tanto el defecto estético como el déficit funcional en ocasiones es limitado. Si las MF son
independientes, y la desviación angular limitada, la osteotomía angular de los metacarpianos fusionados
resulta suficiente pare mejorar la angulación digital. Para el tipo Ys, Foucher utiliza una osteotomía específica,
creando y revertiendo un bloque óseo trapezoidal.

En los casos complejos con poli-sindactilia asociada, las recidivas son frecuentes aún en manos
expertas (Buck-Gramcko)

Sinostosis metacarpianas Sinfalangismos

49
Mano Congénita

SINFALANGISMOS

En la revisión bibliográfica que Kelikian hace de este tema, señala a Cunningham como el primero en
referir en 1873, su existencia en las IFP de los dedos largos (excepto el índice derecho) de un paciente. Recibió
diversas denominaciones, tales como “anquilosis hereditaria” (Walker, 1901), o ´phalangeal anarthrosis´
(Drinkwater, 1917), siendo Cushing quién utilizó en 1916 el término sinfalangismo (´symphalangism´), tras
observar en 1906 a una joven paciente, que a su glioma cerebral, le sumaba la imposibilidad de flexionar las
articulaciones interfalángicas proximales, compensándolo con una flexión de las interfalángicas distales
superior a los 90º.

Actualmente el término sinfalangismo se emplea para definir la ausencia de una o más articulaciones
inter-falángicas, ya sea a nivel IFP (la más frecuente) o IFD. Como norma, no se presenta la anomalía asociada a
nivel IFP e IFD, aunque sí sucedió en ambos meñiques en el paciente reportado por Walker (J. Hopkins Hospital
Bulletin, 1901).

En el recién nacido, la ausencia de la articulación se manifiesta por la correspondiente ausencia de


movilidad, asociándose la ausencia de los pliegues cutáneos transversales habitualmente presentes en el
dorso de la IFP. Radiológicamente en la fase inicial, se observa un estrechamiento del espacio articular, pero al
ser las epífisis cartilaginosas y radio-lúcidas, la fusión ósea no se hace patente hasta ocurrir el cierre fisario,
mostrándose las dos falanges fusionadas. En algunos casos esta fusión ósea no es tan evidente, pero la
exploración clínica muestra una ausencia total del movimiento.

Su carácter hereditario explica como Drinkwater (1915) consiguió documentar su presentación a lo


largo de 500 años en 14 generaciones de la familia Talbot, al igual que Cushing hizo con la familia Brown. Más
recientemente, Gaal publicó su estudio en tres grupos étnicos. En la serie de Flatt, 4 pacientes eran gemelos,
no presentando el respectivo hermano la anomalía. Su presentación formando parte de un Síndrome (Apert,
Poland, Mobius…) es relativamente frecuente. Su asociación a una fusión carpiana y tarsiana fue publicada por
Calvert.

En cuanto a su tratamiento, en el Hospital Universitario de Iowa, Steindler intentó conseguir algún


grado de movilidad mediante la manipulación digital, pero el resultado fue la reaparición sistemática de la
anquilosis. Su sucesor en el cargo fue Adrian Flatt, quien lo intentó colocando prótesis de silicona en forma de
“capuchón” sobre la cabeza de la falange proximal, con poco éxito y abandono final del procedimiento. Otros
autores han utilizado las prótesis de ´silastic´ tipo Swanson. Palmieri la recomienda especialmente a nivel IFP
del dedo medio, y en una revisión de 4 casos, refiere haber conseguido una movilidad de la neo-articulación de
50º, tras un seguimiento de 2 a 4 años.

Shibata propone la transferencia vascularizada de la articulación IFP del 2º dedo del pie, técnica de alta
complejidad técnica, y cuya morbilidad para el pie dador no debe minimizarse.

La realidad es que pese a la limitación funcional que la ausencia de la movilidad IFP supone, la mayoría
de los pacientes consiguen adaptarse a la misma, y la artrodesis IFP en una posición “funcional” no ha
proporcionado la satisfacción de los pacientes así tratados .Por ello, como Flatt recomienda, se impone la
prudencia a la hora de considerar su cirugía paliativa.

50
Anomalías congénitas del carpo y metacarpianos. Sinfalangismos

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52
CAPITULO VII

POLIDACTILIAS del PULGAR

Con la colaboración del Dr. Cesar SILVA

CONCEPTO

La morfología de las duplicaciones del pulgar es muy variable. Existen duplicaciones en las que ambos
pulgares tienen una constitución cercana a la normalidad, pero en otros casos más que una auténtica
duplicación del pulgar, se trataría de un “pulgar hendido” o dividido longitudinalmente (Minguella). El término
“pouce bifurqué” empleado en la literatura francesa, describe con acierto a muchas de estas anomalías, y es
un concepto sustentado en los hallazgos anatómicos, tanto la hipoplasia ósea, como la presencia de una única
arteria para cada dedo (Kitayama) y la distribución de la musculatura tenar. Asimismo el EPL y el FPL, aparecen
como tendones únicos, que se dividen en su segmento distal.

INCIDENCIA

La incidencia de las polidactilias es alta, ocupando en las grandes series el segundo lugar en frecuencia,
solamente superadas por las sindactilias. Son más frecuentes en los países asiáticos, pero existentes en todas
las razas aunque en menor número en la negra y blanca. La alta incidencia dentro de determinados grupos de
población ha sido repetidamente citada, como hizo Boinet (en la tribu árabe hyamita), autor que ya presentó
en 1898 radiografías de polidactilias. Henry Nöel dedicó su Tesis Doctoral (Paris, 1913) al estudio de los
“pulgares dobles”. G. de Linares, reportó en el JAMA (1930) la altísima incidencia en aquel entonces en los
habitantes del pueblo Buitrago del Lozoya. Seyhan publicó el estudio de 26 pacientes con polidactilia radial,
afectando a seis generaciones turcas. La afectación de la saga descendiente del general romano Escipión el
Africano es otro ejemplo.

En la revisión efectuada por Wassel (Hospital de Iowa, Servicio dirigido por Flatt), supusieron el 13% de
anomalías (102 pacientes de una serie total de 778 pacientes). Leung reportó una incidencia del 39% de
duplicaciones, en una serie de 396 anomalías atendidas en su Hospital de Hong Kong.

La mayoría de los casos de polidactilia de pulgar son de aparición esporádica, pero se presentan
también casos hereditarios debidos a un único gen dominante, ocasionando la afectación de numerosos
miembros de una misma familia. La manera en que dicho gen se expresa, parece determinada por factores
ambientales. Así, una duplicación unilateral del progenitor, puede ser de diferente tipo y en ocasiones bilateral
en el hijo, como refirió Lamb, y como hemos visto en 2 casos de nuestra serie. Woolf en su serie de 33 casos,
encontró solamente 2 casos con antecedentes familiares. La duplicación del pulgar con trifalangismo asociado,
ha sido descrita en cuatro generaciones sucesivas por Roberts y en cinco por Hefner. Pashayan señaló la
asociación de aplasia tibial bilateral con polidactilia.

La polidactilia del pulgar es más frecuente con carácter unilateral. En la serie de Barsky suponen 24 de
sus 25 casos, 11 de los 13 casos en la serie de Handforth, y 63 de los 70 casos de Wassel. En las de carácter
bilateral, el tipo de duplicación puede ser diferente en una mano respecto a la otra. En ocasiones, la polidactilia
del pulgar se asocia a otras anomalías en la misma mano o en el antebrazo.

53
Mano Congénita

Clasificación
de
WASSEL

CLASIFICACIÓN

En nuestro criterio, deben considerarse 3 grupos:


I. Duplicaciones del pulgar, clasificadas en 1969 por Wassel , basándose en el nivel de la duplicación
ósea. Combinando su nivel (falange distal, falange proximal o el I metacarpiano) y que sea una
duplicación incompleta o completa, resultan 6 tipos, a los que Wassel añadió un tipo VII, similar al tipo
IV pero siendo uno de los pulgares tri-falángico.

En el esquema de su artículo, el grupo II presenta un núcleo epifisario para cada falange distal, lo
mismo que el grupo VI (uno para cada primer metacarpiano). Sin embargo en el grupo IV dibujó un único
núcleo epifisario que comparten ambas falanges proximales, cuando lo cierto es que en algunos casos existen
dos núcleos epifisarios, uno para cada falange proximal.

Los núcleos epifisarios, no se visualizan en las radiografías en edades tempranas. Al avanzar la


maduración esquelética, la epífisis común puede adoptar una forma triangular (epífisis delta, Poznanski). La
cabeza metacarpiana puede aparecer anormalmente ensanchada o con una pequeña hendidura central
(Dautel). Siguiendo la propuesta de Wassel seguimos la siguiente clasificación:

 tipo I: presenta una falange distal bífida con una epífisis común, que se articula con la falange
proximal. La uña habitualmente presenta una anchura superior a la normal.

 tipo II: con una duplicación completa de la falange distal y presencia de un núcleo de osificación único
o doble. Ocasionalmente, se asocia sinfalangismo del pulgar radial (Al-Aithan, Takagi).

Duplicaciones
Tipo II

54
Polidactilias del pulgar

 tipo III: se caracteriza por una doble falange distal, articuladas con una falange proximal bífida, que a
su vez se articula con un único metacarpiano. Al-Qattan, reportó la presencia de sinfalangismo radial
en este tipo III.

 tipo IV: la duplicación se inicia a nivel de la articulación MF. Como señaló Upton, se debe reflejar si los
dos pulgares son bi-falángicos (IV a), si es trifalángico el radial (IV b) o el cubital (IV c) o si ambos son
tri-falángicos (IV d). Se completa así la clasificación de Wassel y se modifica la clasificación propuesta
en 1978 por Wood, quién propuso diferenciar un tipo IV A, con 2 pulgares tri-falángicos, y un tipo IV B
cuando existe un pulgar tri-falángico en situación radial, clasificación a la que Miura había añadido un
tipo IV C con un pulgar bi-falángico y otro tri-falángico cubital.

Considerando la relación entre las epífisis, Horii dividió el tipo IV en 4 subtipos: en el tipo A las bases de
las falanges proximales se conectan entre ellas por el cartílago, conexión que no existe en el B. El tipo C se
caracteriza por la conexión de los cartílagos del primer metacarpiano y la F1 del pulgar radial, conexión que en
el subtipo D sería simplemente un puente fibroso. Iba publicó las imágenes que proporciona la artrografía con
líquido de contraste, información útil en algún caso específico, pero con el inconveniente de precisar ser hecha
bajo anestesia general, lo que contraindica su uso como norma. Light prefiere incluir los casos del tipo IV con
epífisis común en el tipo III (subtipo B). Dautel estableció 3 variantes dentro del tipo IV: la proximal, con una
hendidura en la cabeza del primer metacarpiano y doble núcleo epifisario falángico, la intermedia (con doble
núcleo epifisario) y la variante distal, con un único núcleo epifisario.

En atención a la disposición de ambos pulgares, Hung subdividió el grupo IV en 4 tipos: un primer tipo
con un pulgar cubital hipoplásico, y un segundo tipo con un pulgar cubital dominante y otro radial ligeramente
hipoplásico. El tercer tipo, de rara incidencia, sería el tipo “divergente”, con marcada divergencia de las
falanges proximales, que es continuada por las falanges distales. El cuarto tipo sería el denominado
“convergente”, en realidad con divergencia de las falanges proximales pero con convergencia de las falanges
distales, conformando así un paréntesis. A este tipo Tada lo denominó ´zig-zag deformity´, término que
creemos más acertado reservar para la deformidad residual post-operatoria.

Lee reserva la nominación de ´zig-zag deformity´ para los casos del cuarto tipo, en los que el ángulo MF
(que forma el I metacarpiano con la F1 del pulgar a conservar), y el ángulo IF (que forman ente sí ambas
falanges) es superior a 20º.

Duplicación tipo IV de WASSEL TIPO IV con dos falanges distales en el pulgar radial

55
Mano Congénita

Por su parte Ogino reportó la presencia de una duplicación con inclinación radial de ambos pulgares en
el 6.6% de los casos. La presencia de sinfalangismo en el tipo IV ha sido mostrada por Al-Qattan y Poznanski.

Pese a este elevado número de clasificaciones, se presentan ocasionalmente casos que no tienen
cabida en las mismas. De una forma similar al caso reportado por Chew, en un niño de esta serie con una
duplicación tipo IV bilateral, el pulgar radial izquierdo presentaba a su vez una duplicación completa de la
falange distal, con presencia de dos uñas. Su madre tenía una duplicación unilateral del pulgar izquierdo.

Como sucede en algunos casos de hipoplasia del pulgar, también en las duplicaciones puede existir
una conexión entre los tendones EPL y FPL, ocasionando la deformidad tipo pulgar abductus, con ausencia de
flexión activa de la articulación interfalángica. Lister refirió 9 casos, describiendo como la conexión se extiende
desde el FPL (antes de su bifurcación), hasta ambos tendones extensores, así como la necesidad de extirpar
dicha conexión durante la cirugía reconstructiva.

 tipo V: el primer metacarpiano es bífido, con una bifurcación que varía de nivel en los diferentes
casos, y ambas cabezas se articulan con segmentos distales variables en su morfología. Al igual que en
el tipo IV, en dependencia de si existe uno o dos pulgares tri-falángicos, se conformarían 4 sub-tipos.

 tipo VI: se debe considerar el grado de desarrollo de los dos metacarpianos existentes, y si existe
hipoplasia, señalar en qué grado y ubicación se produce. En algunos casos es difícil diferenciarlo con
una duplicación del índice, con presencia de seis dedos, cinco de los cuales aparentan ser “dedos
largos”.

El factor determinante es observar donde se sitúa el núcleo de crecimiento metacarpiano. En un


auténtico pulgar debe estar en su base, mientras que en los dedos largos se sitúa en su extremo distal.
La observación de la musculatura tenar existente, y de la capacidad de oposición, son otros datos que
deben ser considerados. La presencia de uno o dos segmentos distales tri-falángicos, dará lugar a 4
sub-tipos diferentes.

 tipo VII: Wassel lo caracterizó por la presencia de un único primer metacarpiano con una duplicación
a nivel MF, siendo uno de los pulgares trifalángico. Wood lo subdividió en 4 tipos: en su tipo VII A al
pulgar tri-falángico (con el metacarpiano bien desarrollado) le acompaña un pulgar bi-falángico (con
hipoplasia de su metacarpiano) y situado cubitalmente, mientras que en su tipo VII C se sitúa
radialmente. En el tipo VII B, ambos pulgares son tri-falángicos (con metacarpianos independientes).
Le añadió un tipo VII D o Triplicación del pulgar.

Zuidam considera como tipo VII aquellos casos con dos metacarpianos, estando ambos articulados
con un hueso carpiano común. En uno de sus casos, el pulgar radial se duplicaba a su vez a nivel de la falange
distal, siendo el pulgar cubital tri-falángico.

 tipo VIII: siguiendo las propuestas previas de Buck-Gramcko y de Blauth, Zuidam incluye en este tipo a
los casos en los que los dos metacarpianos están articulados con un hueso carpiano duplicado,
circunstancia de muy rara presentación, y solamente posible de valorar en las radiografías de
pacientes de una edad lo suficientemente avanzada.

56
Polidactilias del pulgar

Cowell tras revisar 27 casos, distingue 5 variantes en este tipo VIII. En el primer tipo, el I metacarpiano
con su base en forma de V, se articula con el trapecio y trapezoide. En el segundo tipo, el I metacarpiano de base
aplanada, se articula con el trapecio y la mitad del trapezoide. El tercer tipo presenta un escafoides de tamaño
disminuido en un 50%, y en el cuarto tipo existe una duplicación del escafoides, ambos de un tamaño inferior al
normal. Por último estarían los casos con un retraso del proceso de maduración ósea.

II. Triplicaciones del pulgar, que deberían considerarse como un grupo aparte. Wassel no refirió en su
tipo VII la presencia de más de un metacarpiano. La triplicación del pulgar ha sido descrita por diversos
autores (Petit, Flatt, Buck-Gramcko, Kozin, Mennen, Marangoz, Zuidam) en casos aislados.

En la mayoría de los casos publicados, se observa que el pulgar central es tri-falángico y que la epífisis
de crecimiento de su correspondiente metacarpiano se sitúa en su extremo distal. El pulgar cubital es
generalmente el menos desarrollado, mientras que el más radial, es el que mayor parecido tiene con un pulgar
normal, si bien habitualmente es hipoplásico. Aunque es muy difícil hacerlo a edades tempranas, deben
valorarse las relaciones de los pulgares con el carpo, y el desarrollo del mismo, de cara a seleccionar el pulgar a
conservar. Igualmente debe observarse la presencia y función de los músculos tenares.

En nuestro único caso de triplicación del pulgar, se añadía un radio corto pero de grosor aumentado y
de una subluxación del cúbito. A la extirpación de los pulgares radial y cubital, se le asoció el acortamiento del
pulgar tri-falángico central, mediante resección- artrodesis de la primera articulación inter-falángica.

Triplicación del Pulgar. Caso operado con el Dr. S. Pombo.

Esta asociación de un radio corto pero hipertrófico con una triplicación del pulgar, ha sido citada por
Bhaskaranand en un niño.

III. Pulgar flotante super-numerario. Su nivel de implantación y su tamaño, es muy variable.

TRATAMIENTO QUIRÚRGICO

La afirmación de Kanavel “la extirpación de un pulgar duplicado es una cirugía que no crea problemas y
que no requiere ingenio del cirujano”, solo es cierta cuando se trata de extirpar un pulgar flotante o un pulgar
duplicado atrófico, estando el otro pulgar desarrollado aceptablemente. En los demás casos, con hipoplasia de
los dos pulgares, ambos con anomalías estructurales significativas, las complicaciones son frecuentes. Ikuta

57
Mano Congénita

diferenció los casos de pulgares duplicados con un tamaño similar o desigual. Debe mantenerse como “pulgar
base” el de mayor tamaño, siendo habitualmente el dedo pulgar cubital el más desarrollado. Cuando son de
similar tamaño, se tratará de conseguir un pulgar único lo más parecido posible al pulgar normal sumando
elementos de ambos pulgares, lo que aumenta la dificultad técnica. Revisaremos las pautas que seguimos en
los diferentes tipos antes mencionados

Tipo I

En los casos de nuestra serie, el defecto estético y funcional era muy discreto sin necesidad de tener
que recurrir a la cirugía.

Tipo II

Habitualmente el pulgar cubital es del suficiente tamaño, para poder eliminar el pulgar radial,
reteniendo solamente un colgajo cutáneo que proporcione al pulgar conservado un tamaño similar al normal y
centrando en lo posible la uña conservada. La articulación IF se reconstruye con el ligamento colateral del
pulgar extirpado.

La aparente sencillez de la técnica de Bilhaut no es tal, tanto en lo que concierne a la reconstrucción de


la falange distal como de la uña. Es inevitable un surco ungueal residual si se utiliza una porción de cada uña,
pese a la cuidadosa sutura del lecho ungueal. Por ello, coincidimos con autores como Dobyns y Tonkin, en
conservar una única uña, si su tamaño no es inferior al 70% de la uña del pulgar normal.

La lesión que implica esta técnica en la epífisis de crecimiento de la falange distal, es causa de un
crecimiento disminuido y/o asimétrico de la misma, así como de una rigidez de la articulación IF. Para evitarla,
Gilbert propuso como alternativa extirpar una falange y asociar una osteotomia de resección de la falange
conservada, respetando la epífisis. Atractiva en su esquema, la dificulta el tamaño óseo disponible. Light
propone la epifisiodesis unilateral mediante una grapa. Blauth recomienda diferir la cirugía, al menos hasta los
10 años de edad, para no comprometer el crecimiento por lesión de la fisis.

Kato observó en sus 4 casos operados con la técnica de Bilhaut, la interferencia con el desarrollo óseo.
Para evitarlo, procede a una mínima resección ósea central, pero sin alcanzar las epífisis, fijando el poste óseo
con agujas de Kirschner transversales. El surco ungueal residual trata de minimizarlo con una cuidadosa sutura,
que recomienda hacer con la ayuda del microscopio quirúrgico y con un nylon de 8 ó 9/0.

Tipo III

Ambos pulgares son hipoplásicos, siendo preciso combinar segmentos óseos y partes blandas de
ambos. Por ello la dificultad técnica es alta, y la movilidad de la IF resultante será mínima o inexistente, si bien
primará el que al menos sea estable. Kato propone una técnica similar a la empleada en el tipo II. Por su parte,
Horii propone conservar ambas partes de la F1 bífida, con tan solo una limitada resección del cóndilo lateral del
pulgar radial, reinsertando el ligamento colateral en la falange distal conservada.

58
Polidactilias del pulgar

Tipo IV

Es necesario proporcionar a la cabeza del metacarpiano un tamaño acorde al de la base de la falange


del pulgar conservado. Ello puede exigir la resección de las porciones laterales de la misma. Debe obtenerse un
pulgar único bien alineado, lo que exige en casos con deformidad angular, la realización de una osteotomía
correctora del I metacarpiano y ocasionalmente de la falange proximal. Generalmente son osteotomías de
cierre, aunque Dautel propuso una osteotomía de cierre del I metacarpiano y de apertura en la F1. La fijación
puede hacerse con finas agujas de Kirschner, cerclajes o mini-tornillos.

Ikuta propuso asociar la resección del segmento cefálico del I metacarpiano correspondiente a la F1
del pulgar extirpado, con una osteotomía de cierre a nivel de su cuello, que también utilizó Miura. En niños muy
pequeños, el riesgo de necrosis del segmento cefálico es escaso, pero se incrementa según lo hace la edad del
niño afectado. Chew propone una osteotomía simple de resección si el ángulo de desviación es inferior a 30º. Si
es superior, interpone el fragmento resecado “revertido” en el metacarpiano conservado, con osteosíntesis
mediante tornillos. Es muy importante proporcionar estabilidad a la articulación MF, reinsertando el ligamento
colateral radial del pulgar amputado, en la base de la falange proximal. Si es muy débil, se puede reforzar con un
segmento del EPL del pulgar extirpado. Igualmente es preciso readaptar la musculatura tenar. El pulgar cubital
contiene la inserción del músculo adductor, y el pulgar radial la inserción del flexor corto (superficial), del
oponente (si está presente) y del abductor corto.

Otro gesto técnico a considerar, es el centrar los tendones del EPL y FPL, generalmente bifurcados. En
ocasiones quedan suficientemente centrados y pueden seccionarse sin más ambos tendones extrínsecos. Si
no es así, para conseguir la mejor extensión IF posible, se utilizará el EPL del pulgar extirpado para reinsertarlo
centralmente. Recentrar el tendón FPL completo (Miura) es técnicamente más complejo y peligroso. Lee
propugna mantener su porción más medial insertada, despegando su porción más lateral que desplaza
centralmente, manteniéndola con un punto que anuda por fuera de la piel opuesta, artificio que no hemos
llegado a realizar.

Tipo IV de WASSEL: bifurcación FPL y resultado

En cuanto a la piel, deben evitarse las incisiones en línea recta, que puedan ser causa de cicatrices
retráctiles. De la piel del pulgar extirpado se obtendrá el colgajo necesario para remodelar el pulgar.

59
Mano Congénita

Tipo V y Tipo VI

En las duplicaciones con presencia de 2 metacarpianos, los músculos que se insertan en el pulgar que
se extirpa, deben ser reinsertados en el pulgar que se conserva, recordando que el músculo oponente del
pulgar se inserta en el metacarpiano del pulgar radial.

En alguna ocasión, la amplitud de la primera comisura está disminuida, y requiere aumentarla ya sea
mediante una plastia de la propia comisura, o en los casos más severos, mediante un colgajo de vecindad del
dorso de la mano.

Tipo VII

La mayor duda en este tipo de duplicación la provoca la selección del pulgar “base” a conservar. En
casos de manifiesta hipoplasia de uno de ellos, la elección será clara a favor de conservar el mejor desarrollado.
Sin embargo, existen casos donde la mejor alternativa será combinar porciones de ambos segmentos,
mediante la denominada técnica ´on- the- top´ (Dobyns) conservando la porción basal del pulgar radial (con
una adecuada articulación TM), que se extirpará en su porción distal, acoplándole a continuación el segmento
distal del pulgar cubital. La dificultad técnica es considerable, pero el resultado justifica su utilización.

Tipo VIII

Varios autores han descrito las anomalías del carpo en casos de polidactilia del pulgar. Kantaputra y
Chalidapong observaron un aumento del tamaño del trapecio. Lapidus reportó un escafoides bipartito y
Pashayan una fusión del trapecio y trapezoide. En los pacientes muy jóvenes es imposible determinar las
anomalías carpianas.

MOMENTO DE LA INTERVENCIÓN

La mayoría de autores se han inclinado por recomendar la intervención quirúrgica precoz, basándose
en la obtención de un único pulgar cuando todavía el niño tiene una gran capacidad de adaptación. Esta pauta
la han seguido dos de los autores en la gran mayoría de sus casos, pero en varios casos de la serie aportados por
Kaempf, la edad media de los pacientes fue más elevada.

Dejando aparte las implicaciones sociales que puedan ocasionar diferir la cirugía, su demora permite
al cirujano trabajar sobre estructuras de mayor tamaño y valorar con mayor precisión la deformidad de lo que
puede hacerse a edades más tempranas, y probablemente sus resultados no son menos favorables. Las
circunstancias de cada país juegan un papel determinante, y también debe considerarse la experiencia y
habilidad del Cirujano y del Anestesista.

COMPLICACIONES Y SECUELAS

 La complicación más importante a evitar, es la lesión de las estructuras vásculo-nerviosas en la cirugía


inicial. La necrosis de un área limitada de piel se ha presentado en algún caso de nuestra serie. La
isquemia del pulgar resultante es una complicación muy infrecuente, que no hemos tenido.

60
Polidactilias del pulgar

 En el post-operatorio a medio plazo, las secuelas más frecuentes son las cicatrices retráctiles, y las
deformidades angulares, si no se han realizado o se han hecho de forma insuficiente las osteotomías
correctoras. Su realización de forma secundaria es posible, reservando la artrodesis para los casos
más acusados y en niños de mayor edad.
 A largo plazo, pueden observarse discrepancias del crecimiento respecto al otro pulgar, cuando se
han manipulado las epífisis, incluso aunque se consiga una buena alineación de las porciones
conservadas (Kato).
 La movilidad de la articulación inter-falángica del pulgar conservado, dependerá del grado de
desarrollo, y de la posición del EPL y FPL. La cirugía paliativa, especialmente del FPL es difícil y de
incierto resultado.
 El surco resultante de unir ambas uñas es inevitable, y el defecto estético en dependencia de la
calidad de la sutura efectuada.

De las dificultades de la cirugía, son prueba las cifras de cirugías secundarias mencionadas en series
como la de Naasan, en un 49% de los 43 casos operados. Esto es especialmente cierto cuando se tiene que
recurrir a técnicas sofisticadas como la de Bilhaut. Andrew en su serie de 20 pacientes, tuvo que reoperar a más
de la mitad, especialmente a los afectados por una duplicación tipo III o IV de Wassel. En su revisión sobre 5
casos operados con la técnica de Bilhaut, Tonkin necesitó hacer una segunda cirugía en 4 pacientes.

Cuando se conserva un pulgar tri-falángico puede dejarse para un segundo tiempo la extirpación de la
falange supernumeraria, en ocasiones del tipo falange delta. Su exéresis inicial no es fácil, y puede causar una
inestabilidad secundaria, aun estabilizando las falanges con una aguja de Kirschner durante 6 semanas.

En resumen, sí que se precisa un cirujano con ´ingenio´ y experiencia para afrontar los casos más
complejos de duplicación del pulgar. Antes de hacer su cirugía, debe informarse a los padres que no será
posible conseguir un pulgar único “normal” y que en un significativo porcentaje de estos casos, será precisa
una cirugía futura para corregir el déficit funcional y/o estético persistente tras la cirugía inicial.

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63
64
CAPITULO VIII

POLIDACTILIAS DE LOS DEDOS LARGOS

La polidactilia de los dedos centrales nos puede mostrar diferentes patrones. A los cinco dedos
trifalángicos se le añade un pulgar que en ocasiones es normal, en otros casos trifalángico y en ocasiones
hipoplásico o muy rudimentario. La asociación de algún tipo de sindactilia es igualmente posible.

En 1979 Wood revisó las 145 polidactilias registradas en el Hospital Universitario de Iowa,
encontrando 26 duplicaciones del anular, 8 del dedo medio y 7 del índice, creyendo que la suya era la primera
referencia a estas últimas. Ello motivó la aportación de Burman que había descrito un caso previo (con
sinostosis radio-cubital asociada) y citado varias publicaciones previas en revistas europeas no consultadas
por Wood.

En algunos casos, el dedo índice duplicado tiene una configuración similar al auténtico índice
adyacente. En otros casos es hipoplásico. En raras ocasiones la duplicación del índice se presenta solamente en
la porción distal del dedo índice, ya sea como una anomalía aislada o combinada con otras anomalías,
especialmente con una duplicación del pulgar, como el caso publicado por Kozin.

La actitud a seguir en los casos sin implicación estética significativa, debe consensuarse con los padres,
y algunos casos no llegan a ser operados. Si el dedo índice supernumerario es hipoplásico, está anormalmente
orientado, o supone una primera comisura estrecha dificultando la pinza con el pulgar, se procederá a su
extirpación.

En nuestra experiencia la duplicación a nivel del dedo medio y anular es de presentación excepcional.
En algún caso ocurre a un nivel distal y con sindactilia entre ambos dedos, causando una disfunción funcional y
estética limitada, que lleva al portador a renunciar a cualquier cirugía que se le proponga. En los casos
complejos, debe asociarse el análisis de las radiografías y de las partes blandas. Con frecuencia las anomalías
son múltiples y severas, conllevando que el resultado de la cirugía no resulte gratificante.

Polidactilias centrales

DUPLICACIÓN DEL Vº RADIO

La primera referencia que hemos encontramos corresponde a Seerig, cuyo libro publicado en 1827,
contiene un dibujo de un meñique extra atrófico, implantado en la porción distal de un Vº metacarpiano más
grueso de lo normal. Una preparación anatómica similar, se encuentra en el Museo Cattaneo de Bolonia.

65
Mano Congénita

Son de presentación relativamente frecuente, si se incluyen las consistentes en pedúnculos cutáneos


rudimentarios (tipo I de Rayan y Frey), que son tratados mediante su ligadura en el recién nacido, sin llegar a la
consulta del especialista en cirugía de la mano. Lamentablemente algunos casos sí lo hacen posteriormente,
por permanecer un pequeño muñón residual antiestético, que precisa ser resecado de forma reglada. Woolf
encontró antecedentes familiares en 7 de los 19 casos con polidactilia post-axial.

En el tipo II de Rayan y Frey, existe un meñique rudimentario, pero con un componente óseo. Su
extirpación reglada no plantea ningún problema, pero si se hace incorrectamente, en la edad adulta se
presentará una prominencia ósea residual, que puede llegar a ocasionar molestias y requerir ser extirpada.

El tipo III de Rayan y Frey, lo constituyen los meñiques duplicados a nivel de la articulación MF.
Habitualmente es el dedo más cubital el amputado, conservando el ligamento colateral cubital MF, que se
reinserta en el dedo conservado, al igual que el abductor del meñique.

Las duplicaciones con presencia de un doble quinto metacarpiano constituyen el tipo IV. Con
frecuencia, los metacarpianos están fusionados, ya sea a nivel proximal, diafisario o distalmente. En los casos
de duplicación completa del Vº metacarpiano, se realizará la ablación de su totalidad, con conservación y
reinserción de los músculos insertados en el metacarpiano extirpado.

En algún caso excepcional, el meñique duplicado con un componente óseo de diferente grado de
desarrollo, se implanta en el quinto metacarpiano adoptando una dirección divergente al mismo, como refiere
Ridha y Simpson, variante que hemos tenido ocasión de ver en dos casos.

En la mayoría de las series se constata una marcada influencia genética en las polidactilias post-axiales.
Hemos tenido ocasión de operar 2 pacientes saharauis, con 6 dedos en ambas manos y pies, siendo en su
poblado dicha anomalía de frecuente presentación.

Diferentes tipos de Duplicación del Meñique

66
Polidactilias de los dedos largos

MANO EN ESPEJO O DIMELIA CUBITAL

El espectro de este tipo de polidactilia es muy amplio, tanto en el número de dedos como en su
desarrollo y alineación. Su aspecto es tan llamativo que probablemente la mayoría de los casos vistos son
motivo de una publicación, sin que muchas series amplias registren ningún caso. En 1948, Faggiana publicó un
artículo incluyendo además de su caso personal (un niño de 12 años), otros 11 casos relatados previamente,
con numerosas imágenes clínicas y radiológicas de los mismos, tanto de la mano como del antebrazo y codo.

Como señala Minguella, pueden ser divididas en dos tipos:

 La mano en espejo en la que las radiografías confirman la presencia de dos “cúbitos” articulados con
un húmero distalmente ensanchado. En estos casos, también los huesos del carpo muestran una
marcada simetría.

 La polidactilia sin pulgar, en la que sí existe un cúbito y un radio.

El número de dedos presentes varía de 7 a 8. Especialmente en la “mano en espejo” la muñeca adopta


una postura de flexión con movilidad limitada de la misma, como igualmente está limitada la movilidad del
codo. Barton revisó a fondo los casos descritos en la literatura y la anatomía de los mismos. Señaló que el lógico
objetivo de la cirugía es mantener un dedo radial y otros cuatro dedos a los que oponerse. Sin embargo las
múltiples anomalías dificultan este objetivo, y también el resultado estético conseguido dista con frecuencia
de ser el idóneo. Diversas anomalías asociadas han sido citadas, como la hipoplasia tibial (Borg, Minguella).

Mano “en espejo”: aspecto clínico y radiológico

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Mano Congénita

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68
CAPITULO IX

PULGAR TRIFALÁNGICO

CONCEPTO

El término pulgar trifalángico (PTF) define la presencia en el pulgar de tres falanges, si bien existen
casos donde se llegan a observar un mayor número de huesos, como un caso de Kelikian con presencia de una
triple falange proximal. Buck-Gramcko incluye en su capítulo sobre el PTF, un caso bilateral con desviación
cubital distal, en el que se observa una falange “media” bipartita en el pulgar derecho. La controversia sobre la
evolución del pulgar se remonta a los tiempos de Galeno, quien consideró que sería el I metacarpiano el hueso
que realmente faltaría. Este concepto fue defendido por Struthers, en base a la presencia de la fisis a nivel
proximal en el mismo, como menciona Kelikian en su revisión blibliográfica sobre el “Hiperfalangismo”. Otros
autores como Jones lo cuestionaron, al observar la ocasional presencia de una segunda seudo-epífisis distal.

El PTF es poco habitual, estimándose una incidencia de 1:25.000 recién nacidos (Lapidus), aunque su
número real es desconocido, dado que no todos los portadores de un PTF acuden a una consulta médica por
esta anomalía. Su presentación clínica es muy variable, estando determinada por la morfología de la falange
extra. El primer caso documentado de PTF fue el de Dubois (1826), seguido por los de Otto (1841), Struthers
(1863) y von Mosengeil (1871). Años más tarde, el inicio de la era radiológica, permitió aumentar el número de
casos diagnosticados. La ingesta de talidomida provocó en su día un aumento temporal de su incidencia previa.

La mayoría de expertos, engloba en este capítulo la anomalía denominada “mano de 5 dedos largos”
(´five fingered hand´) grupo que a su vez presenta diversas variantes, siendo la más trascendente la capacidad
de oposición que posee el dedo más radial (teórico pulgar), que está en dependencia del grado de hipoplasia o
hasta ausencia de los músculos tenares.

Los casos unilaterales, suponen según Wood un 13% del total, y son habitualmente de aparición
esporádica cuando se trata de una pequeña falange extra triangular (Upton). Los casos de presentación
bilateral tienen antecedentes familiares y es muy frecuente que el tipo de PTF varíe entre ambos pulgares. En
algunos casos se asocia al PTF en una mano, otra anomalía diferente en la otra, tal como una duplicación del
pulgar, una circunstancia ya citada por autores pioneros como Müller. En ocasiones el PTF se presenta en
síndromes tales como el de Holt-Oram y Fanconi.

CLASIFICACIÓN

Debe tenerse presente, que la falange extra no se detecta en las radiografías obtenidas a edades
tempranas, siendo difícil apreciar en las mismas una separación anormal de las falanges proximal y distal. Con
el crecimiento óseo, se irá haciendo manifiesta la presencia de una o más falanges extras. Existen casos de
difícil clasificación dadas las múltiples variantes posibles, que además evolucionan durante el proceso de
maduración esquelética.

Ateniéndose a la forma de la falange extra, en 1976 Wood diferenció tres tipos:


 Tipo I: la falange extra es de tipo delta.
 Tipo II: la falange extra es rectangular.
 Tipo III: la falange extra es completa.

69
Mano Congénita

Diferentes tipos de falange extra

Por su parte, Buck-Gramcko consideró para su clasificación la presencia de anomalías asociadas:

‐ Tipo I: trifalangismo rudimentario, con una falange distal desviada y con su base elongada.
‐ Tipo II: falange extra corta y triangular (braqui-mesofalangia).
‐ Tipo III: falange media trapezoidal (grado intermedio).
‐ Tipo IV: falange media larga (dolico-falangia).
‐ Tipo V: pulgar trifalángico hipoplásico.
‐ Tipo VI: PTF asociado a polidactilia (duplicación o triplicación del pulgar).

En la práctica, existen casos de difícil clasificación. En ocasiones, la pequeña falange extra termina por
fusionarse con la falange proximal y más raramente con la distal (BucK-Gramcko). La longitud y la forma de la
falange extra no siempre es concordante, y así se observan falanges rectangulares pero cortas, y otras
trapezoidales pero más largas. Cuando la falange extra es triangular o trapezoidal, ocasiona la desviación de la
falange distal, habitualmente hacia cubital y más raramente hacia radial. En algún caso bilateral el tipo de
desviación es diferente entre ambos pulgares.

En casos con falange extra trapezoidal, habitualmente la movilidad es más amplia en su articulación
con la falange proximal que con la distal. El I metacarpiano muestra con frecuencia una seudo-epifisis distal, y la
amplitud de la primera comisura puede estar disminuida (Buck-Gramcko, Upton).

PTF bilateral

70
Pulgar Trifalángico

El pulgar trifalángico hipoplásico se presenta habitualmente en el marco de diferentes síndromes tales


como el tipo Holt-Oram, y con frecuencia se acompaña de hipoplasia o ausencia radial. Con frecuencia está
unido al índice mediante sindactilia simple. Las falanges son hipoplásicas, y lo es asimismo de forma más
acusada el I metacarpiano (en ocasiones con una doble epífisis proximal y distal), estando muy limitada o hasta
siendo ausente la movilidad en sus articulaciones.

En cuanto a la mano de “cinco dedos largos” es una patología variable en cuanto a su grado de
limitación funcional. En los casos más severos, el dedo más radial además de tener una longitud propia de un
dedo largo, presenta un metacarpiano que carece de fisis proximal o a lo más, está presenta una seudoepifisis,
mientras que la fisis distal está bien desarrollada, de forma equivalente a la de los demás dedos largos. Aunque
Flatt afirmó que esta epifisis distal del I metacarpiano era exclusiva de la FFH sin capacidad de oposición,
Zuidam señaló su presencia en otros tipos de PTF.

En los casos severos la musculatura tenar está ausente, y el dedo radial no tiene capacidad alguna de
oponerse a los restantes dedos. Para el grupo de Rotterdam (S. Hovius) el elemento básico diferenciador de la
FFH es su situación espacial, colocándose el dedo más radial en el mismo plano que los restantes dedos. Este
grupo ha estudiado exhaustivamente el porcentaje de casos de PTF con la fisis proximal, distal o combinada.
(Zuidam).

FFH aspecto dorsal Hipoplasia músculos tenares FFH en una adolescente

Kelikian señaló en su libro (fig. 10-8) como el tendón extensor del dedo más radial tiene su origen en
una masa muscular común compartida con los otros dedos, y como asimismo el metacarpiano más radial está
unido al segundo, por el ligamento inter-metacarpiano transverso profundo.

En los casos de menor gravedad, la musculatura tenar es hipoplásica, pero permite un cierto grado de
oposición, si bien con el agravante funcional de su excesiva longitud. Aún así, hemos observado como algunos
pacientes adultos se adaptan a esta anomalía, y desarrollan la suficiente habilidad manual como para
renunciar a la cirugía correctora.

Hemos tenido ocasión de comprobar en cuatro generaciones de una misma familia, como el tipo de
anomalía va variando, y como la cirugía es solicitada para sus hijos o hijas, por progenitores que en su día no
fueron operados, lo que nos induce a considerar que valoran como significativos los inconvenientes de orden
estético y funcional que conlleva la anomalía.

71
Mano Congénita

TRATAMIENTO

El tratamiento del PTF estará en dependencia del tipo morfológico y de la edad del paciente. Resumido
de una forma práctica, sería el siguiente:

 La abstención en aquellos casos en los que el PTF es estable, bien alineado y con una longitud poco
exagerada, lo que sucede cuando la falange extra es corta y rectangular. Tampoco es necesaria la
cirugía, cuando una pequeña falange extra trapezoidal provoca una desviación de la falange distal
menor de 15º, y además no limita de forma apreciable la movilidad de la IF (Upton).

 Cuando la falange extra es pequeña y triangular, en pacientes de menos de cinco años de edad, se
opta por su extirpación, previa desinserción distal del ligamento colateral IF, fijando la nueva IF con
una aguja de Kirschner, y reinsertando el ligamento. La aguja se mantendrá en torno a 1 mes. La
capacidad de remodelación a estas edades, nos permite conseguir a largo plazo una aceptable
articulación IF. En niños de mayor edad, se indica la artrodesis de la falange extra con la distal, con
resección modelada previa de ambas (Peimer). Buck-Gramcko optó en algunos casos por la
osteotomía en la diáfisis de la falange proximal, corrigiendo la desviación y manteniendo intactas las
falanges distales.

 En los casos con una IFD con buena movilidad y una falange extra trapezoidal larga, Flatt propuso una
artrodesis IFP, con resección modelada de la parte proximal de la falange media, que se encastra en la
proximal. Su principal inconveniente, es el riesgo de adherencias del aparato extensor.

En consonancia con el acortamiento óseo, el aparato extensor deberá ser acortado (´reefing´) a nivel
MF como señaló Upton, quién añade (al igual que otros autores como Buck-Gramcko) una zeta-plastia para la
ampliación de la primera comisura.

 En los casos de PTF hipoplásico, su extirpación seguida de la pulgarización del índice es el


procedimiento más utilizado.

 En la mano de cinco dedos largos, debe medirse en las radiografías la longitud del dedo más radial, y
hacer las estimaciones oportunas, teniendo en cuenta que el dedo ´pulgar´ resultante no debe
sobrepasar el nivel de la IFP del índice. El modo de hacerlo fue perfeccionado por Zguricas, quien
señaló la excesiva longitud del metacarpiano (50%) y de la falange proximal (30%) mientras que la
falange distal es un 20% menor.

El gesto básico es la osteotomía del I metacarpiano, reduciendo su longitud y rotándolo para que su
pulpejo se oponga al del anular. La fijación se hace mediante agujas de Kirschner. Si se constata su
unión al II metacarpiano por el ligamento transverso, este se seccionará. Asociar una resección-
artrodesis de las falanges media y distal, aporta solamente una limitada disminución adicional de la
longitud y complica el procedimiento.

El aparato extensor debe ser individualizado y acortado en consonancia con el acortamiento óseo.
Cuando la musculatura tenar es severamente hipoplásica o ausente, se asocia una plastia de oposición con el

72
Pulgar Trifalángico

flexor superficial del anular, como propusieron Miura y Buck-Gramcko. Algún autor como Wood, ha expresado
su preferencia por la transferencia del abductor del meñique. Aún así, el grado de oposición resultante será
limitado, especialmente en los casos con anomalías carpianas radiales.

Si la disminución de la amplitud de la primera comisura lo requiere, deberá ser ampliada, ya sea


mediante un colgajo dorsal de rotación (Wood) o en casos extremos mediante la rotación de un colgajo
antebraquial radial de pedículo distal (Upton).

FFH bilateral Mano operada Mano no operada

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74
CAPITULO X

APLASIAS e HIPOPLASIAS DEL PULGAR

Con la colaboración del Dr. José Luis de HARO

CONCEPTO

La primera cuestión motivo de debate es la ubicación de las aplasias y las hipoplasias del pulgar.
Hacerlo en el Grupo V de la clasificación propuesta por la IFSSH, es una opción válida en los defectos aislados de
desarrollo del pulgar. Pero con frecuencia se acompañan de defectos de formación más extensos,
especialmente de una mano zamba radial, anomalía del Grupo I según la clasificación IFSSH, por detención del
desarrollo longitudinal.

Generalmente se presenta como una patología aislada unilateral y de aparición espontánea, pero
existen casos de carácter familiar, especialmente en aquellos asociados con otras anomalías, por ejemplo la
cardiopatía tipo Holt-Oram, la anemia de Fanconi y el síndrome tipo VATERL. En ocasiones se presenta de
forma bilateral. En algunos casos, la otra mano se ve afectada por una anomalía congénita de diferente tipo.

Debe tenerse presente que la falta de pulgar puede ser debida también a una banda o brida amniótica
de constricción. Aunque el resultado final es que el pulgar está ausente, es una entidad diferente, dado que
proximalmente a la amputación se mantienen unas estructuras normales. Tampoco creemos adecuado incluir
en este apartado la anomalía denominada “five fingered hand” con un “pulgar trifalángico hipoplásico” (Buck-
Gramcko) y con una movilidad disminuida por sus anomalías tendinosas. El rasgo diferenciador es la presencia
de un núcleo epifisario distal en el metacarpiano más radial, similar al de los restantes metacarpianos, en vez
del proximal que se presenta en un I metacarpiano normal.

CLASIFICACIÓN

La aplasia y las hipoplasias del pulgar, fueron mencionadas y clasificadas en monografías pioneras
como la de W. Müller (1937), quién ya describió la “secuencia teratogénica” o grados progresivos de esta
anomalía. Siguiendo este concepto, en 1967 Blauth propuso dividirlas en 5 grados:

 Grado I : el pulgar presenta un mínimo acortamiento y una pequeña disminución de su grosor, pero
todavía su morfología le permite realizar una función aceptable.

 Grado II : la disminución de la longitud y grosor del pulgar es más evidente, con hipoplasia de la
musculatura tenar, inestabilidad MF y disminución de la amplitud de la primera comisura. En las
radiografías se observa la hipoplasia del I metacarpiano, del escafoides, del trapecio y de la estiloides
radial.

 Grado III : el primer metacarpiano presenta una hipoplasia variable. Manske diferenció un tipo III A,
cuando aún siendo hipoplásico está presente la base del I metacarpiano, con una articulación TM
relativamente funcional, y un tipo III B que se caracteriza por la ausencia de la parte proximal del
I metacarpiano y en consecuencia de su articulación con el trapecio. En este grado se asocian
anomalías de los tendones extrínsecos del pulgar. Buck-Gramcko añadió un tipo III C, cuando
solamente está presente la cabeza del I metacarpiano, tipo en algún caso difícil de diferenciar con el
Grado IV de Blauth.

75
Mano Congénita

La obtención de imágenes mediante ultrasonidos de la articulación TM en los casos límite, es una


significativa ayuda para tomar la decisión a seguir (Soldado).

 Grado IV: es el llamado “pulgar flotante”, unido al segundo radio por un estrecho puente cutáneo,
que normalmente está situado distalmente. Puede incluir un vestigio de la cabeza del I metacarpiano,
pero habitualmente solo están presentes las falanges del pulgar, en la mayoría de los casos
hipoplásicas. El trapecio, el escafoides, y la estiloides radial, muestran variables grados de hipoplasia.

 Grado V: se caracteriza por una ausencia completa del pulgar. El dedo índice es ocasionalmente
hipoplásico, con una IFP rígida y con anomalías tales como la ausencia del primer interóseo dorsal. La
hipoplasia o hasta la ausencia completa del trapecio, del escafoides carpiano y de la estiloides radial
debe ser tenida en cuenta de cara a la pulgarización del índice. La arteria radial puede estar ausente.

Hipoplasia en un niño Hipoplasia en una niña

TRATAMIENTO

• En el Grado I no es necesaria la cirugía paliativa.

• En el Grado II, su tratamiento se desglosa en 3 apartados:

 Ampliación de la primera comisura: habitualmente es suficiente una zetaplastia simple pero en caso
necesario, se utilizará una zetaplastia de 4 colgajos. En los casos más severos, será necesaria la
sección de la aponeurosis del primer interóseo dorsal y del adductor del pulgar, llegando en casos
extremos a la desinserción de dichos músculos.

 Estabilización MF: si bien pueden ser laxos ambos ligamentos colaterales, el mayor trastorno
funcional lo provoca la insuficiencia del ligamento cubital, cuyo tratamiento es prioritario. Algún caso
puede mejorarse mediante el retensado de las estructuras cápsulo-ligamentosas existentes. Cuando
es una inestabilidad más marcada y de ambos lados, lo más eficaz es su refuerzo con una de las
bandeletas del tendón flexor superficial del anular, que se utiliza además como plastia de oposición,
cuando la musculatura tenar es deficitaria. A largo plazo puede resultar insuficiente, y ser precisa una
artrodesis MF al alcanzar la maduración esquelética.

 Plastia de oposición: son dos las opciones posibles, la mencionada transposición del flexor
superficial del anular, y la trasposición del músculo abductor del meñique (ADM), mencionada por

76
Aplasias e hipoplasias del pulgar

Huber (1921) y recuperada por Littler (1963) para su aplicación en defectos congénitos. Esta última
es relativamente compleja, por las peculiaridades anatómicas del ADM. Debe tenerse presente que
recibe su principal irrigación e inervación en su tercio proximal, lo que obliga a una disección y
movilización cuidadosa del pedículo vásculo-nervioso. Para obtener la mayor longitud posible, debe
aprovecharse al máximo su inserción distal.

Ogino propugna desinsertar el ADM del pisiforme y FCU, reinsertándolo al tendón del palmar menor o
al ligamento transverso del carpo (si no existe PL). El músculo discurrirá por un túnel subcutáneo en la palma,
debiendo evitarse que estrangule el pedículo vascular, y siendo suturado a la cápsula de la articulación MF del
pulgar. El resultado estético, se ve favorecido por el aumento del volumen del músculo ADM transferido con el
paso de los años, lo que compensa el inevitable adelgazamiento de la masa muscular hipotenar.

Si existe una anomalía del EPL, se transfiere el tendón extensor propio del índice. En ocasiones el FPL
ocupa una posición radial anómala, desplazándose radialmente al eje del pulgar. También puede presentar
anomalías de inserción, excéntrica a nivel distal, y duplicadas a nivel proximal, por ejemplo insertándose a nivel
del ligamento transverso del carpo (Graham), factores que disminuyen de forma considerable la flexión de la IF.
En los casos más complejos se puede intentar su liberación y recolocación (creando nuevas poleas), pero es
una técnica quirúrgica difícil y de resultado incierto y limitado. Por ello, si la función del flexor corto del pulgar
es suficiente, debe evitarse la cirugía del FPL (Manske).

Una anomalía a tener presente es la existencia de conexiones entre el EPL y el FPL, mencionadas por
Tupper y descritas posteriormente con detalle por Lister. Se trata de la existencia de una o dos bandeletas entre
dichos tendones, lo que limita la movilidad IF y provoca la desviación del pulgar cuando se intenta su flexión.
Generalmente estas bandeletas se presentan en el lado radial del pulgar, por lo que desvían la falange distal en
sentido radial al intentar su flexión, de donde proviene su nominación como “pollex abductus”. En algún caso
excepcional, se localizan en el lado cubital, ocasionando la desviación cubital de la falange distal al intentar su
flexión, deformidad conocida como “pollex adductus” (Agarbal).

Cualquiera que sea su localización, su simple sección se estima suficiente para autores como Fitch,
recomendando otros como Blair y Omer asociar la recolocación del FPL por debajo del APL (que se secciona
distalmente para ello, con posterior sutura).Otros autores proponen reconstruir una polea para el FPL, gesto
técnico complicado, y por último autores como Wood y Whipple señalan la posibilidad de transferir el flexor
superficial del anular, como el método más fiable, y el único válido cuando el FPL es hipoplásico.

Otra anomalía, citada por Lister en 6 casos de pulgares hipoplásicos tipo III de Blauth, es la presencia
del “musculus lumbricalis pollicis” (ya descrito en 1887 por Lane), que desde el FPL se dirige al lumbrical del
dedo índice, y que contribuye a disminuir la amplitud de la primera comisura, por lo que debe ser extirpado.

• En el Grado III A, en aquellos casos en los que se produce la oposición de los padres a su extirpación
(por creencias religiosas y/o condicionantes sociales), la reconstrucción ósea del pulgar hipoplásico
precisa un injerto de la cresta ilíaca, en ocasiones previo alargamiento con un mini-fijador externo.
También puede hacerse con la transferencia de una o hasta dos falanges de dedos del pie (Gilbert) o
una falange obtenida de un pulgar contralateral duplicado (Kakinoki). Otra opción es la transferencia
de una articulación metatarso-falángica, en sus inicios no vascularizada (Barksy) y en los años más
recientes vascularizada (Foucher), técnica esta última de una muy alta demanda técnica.

77
Mano Congénita

Justificada sólo hasta cierto punto por la razón indicada, sus resultados no alcanzan los de la clásica
pulgarización, en opinión de Cirujanos de gran experiencia que han realizado ambas técnicas como Edgerton y
Manske, pese a lo cual, especialmente en Japón sigue teniendo sus partidarios como Nishijima y Shibata, este
último defendiendo su uso incluso en el grado IIIB, si bien con una limitada serie de casos y con un corto
seguimiento post-operatorio.

• En el Grado III B, y en los Grados IV y V la preferencia de la inmensa mayoría de autores, y que nosotros
compartimos, es el tratamiento mediante la PULGARIZACIÓN del índice. En cuanto al momento
idóneo para hacerla, existe una considerable controversia. La mayoría de autores defienden la
realización precoz, preferentemente antes de cumplir el primer año de vida. Lo hacen alegando que el
niño va a integrar mejor el neo-pulgar, y superar en lo posible el hecho de nacer sin representación en
la corteza cerebral del pulgar ausente.

Sin embargo, la revisión hecha por Manske de sus resultados a largo plazo en 28 casos, no ha podido
confirmar esta tesis, comprobando similares resultados independientemente de su edad. Para Manske, la
única razón válida para justificar la cirugía precoz sería la mejoría del aspecto estético que proporciona. Como
bien dice Lister, sólo la valoración honesta de la propia capacidad del Cirujano, de la disponibilidad de medios
de ampliación óptica, del riesgo anestésico y de las facilidades para el cuidado post-operatorio, permite en su
conjunto tomar la mejor decisión. En cualquier caso, la seguridad debe ser el primer condicionante, y debe
admitirse que un mayor tamaño de las estructuras anatómicas, especialmente las vasculares, facilita la tarea
del Cirujano.

Técnica de la pulgarización del índice

La transferencia de un dedo de la misma mano para sustituir un pulgar amputado por un traumatismo
fue desarrollada por Gosset (índice y anular), y por Hilgenfeldt (dedo medio). Su aplicación en casos de
ausencia congénita del pulgar, fue iniciada por pioneros como Kelikian, quién recurría a un colgajo abdominal
para ampliar la comisura en un primer tiempo, tras profundizar el espacio entre el índice y el dedo medio. En
una segunda operación realizaba la osteotomía del metacarpiano del neo-pulgar. Kelikian ya mencionó el
problema del crecimiento posterior de la epífisis y en uno de los casos presentados mencionó la exéresis de la
epífisis.

En un niño de 10 años operado por Zancolli, trasladó la inserción proximal del primer interóseo dorsal a
la zona hipotenar, mostrando su inquietud por conseguir un neo-pulgar lo más funcional posible.
Progresivamente la técnica de pulgarización fue refinada por cirujanos con capacidad de análisis de sus
resultados y espíritu innovador, entre los que merecen ser citados Littler, Barsky, Harrison, Riordan, y más
recientemente Lister, Kleinmann y Upton. En Alemania, en la época del empleo de la talidomida, se presentó
una elevada incidencia de esta malformación, permitiendo a cirujanos como Blauth acumular una amplia
experiencia, que en el caso de Buck-Gramcko ya alcanzaba los 100 casos en 1971. Ambos autores,
desarrollaron su propia técnica quirúrgica, incluyendo el diseño de las incisiones cutáneas. Buck-Gramcko,
reconoció las complicaciones en sus primeros 40 casos, que fue superando con modificaciones técnicas.

En el momento actual, los gestos técnicos de la pulgarización del índice son los siguientes:

78
Aplasias e hipoplasias del pulgar

 Incisión cutánea: la mayoría de expertos han propuesto un diseño personal, si bien los más recientes
(Blauth, Buck-Gramcko, Lister, Scheker, Upton, Gilbert, Foucher y Lorèa, etc) se parecen mucho entre
sí. Todos los diseños tratan de evitar que se produzcan cicatrices retráctiles, y que faciliten una buena
comisura. Cuando se extirpa un pulgar hipoplásico, en algún caso puede aportar un colgajo de partes
blandas, manteniendo su pedículo vásculo-nervioso para asegurar su viabilidad. Upton, refiere que
puede obtenerse del mismo un colgajo graso-fascial, con la finalidad de aumentar el volumen de la
eminencia tenar del neo-pulgar.

Al levantar los colgajos dorsales, se deben conservar indemnes las venas dorsales más importantes.
Como señala Upton, el tejido graso dorsal tiene dos planos, uno superficial que se levanta conjuntamente con
la piel, y otro más profundo en el que discurren la ramas terminales de los nervios dorsales, así como las dos
venas dorsales de mayor grosor, de las cuales la más cubital suele presentar una vena comunicante con un vena
del dedo medio, que es preciso ligar, para permitir el posterior desplazamiento del índice.

Trazado de las incisiones y cierre de los colgajos

 Aparato extensor: debe seccionarse la conexión entre los tendones extensores comunes del índice y
dedo medio, e identificar el EIP. Las bandeletas digitales extensoras radial y cubital del índice son
individualizadas a lo largo de su trayecto en la falange proximal. Una vez seccionadas, serán el lugar
de reinserción de los tendones de los músculos intrínsecos del dedo transpuesto.

Extensor propio índice = nuevo EPL, Extensor común índice a 1ª falange

79
Mano Congénita

 Paquetes vásculo‐nerviosos: en el aspecto volar, la elevación del colgajo se detiene al llegar a la


aponeurosis superficial del dedo medio, con exéresis de la aponeurosis del índice, exponiendo los
paquetes vásculo-nerviosos. El gesto quirúrgico más delicado es la disección vásculo-nerviosa,
debiendo ligarse la arteria radial del dedo medio distalmente al punto de bifurcación. En ocasiones la
presencia de un ojal nervioso (descritos por Hartmann) obliga a una disección prolongada del nervio
palmar hacia proximal, para permitir el desplazamiento del dedo sin torsiones ni estrechamientos de
la arteria. Si resulta imprescindible, la porción más estrecha del ojal será seccionada para liberar la
arteria, con posterior sutura de la misma.

Ligadura* de la arteria colateral radial del dedo medio

División hacia proximal del nervio palmar común, con atención a la existencia del ´ojal´ de Hartmann

La presencia de anomalías vasculares ha sido citada por varios autores, especialmente en el tipo V, con
ausencia de la arteria colateral radial de un índice hipoplásico, o con un trayecto diferente al habitual
(Kaneshiro). En alguno de estos casos, Tonkin señala la opción de hacer la transferencia digital basada en la
segunda arteria inter- metacarpiana dorsal.

 Estructuras osteo‐articulares: para abordar las mismas, se dividen longitudinalmente las poleas A1 y
A2 de los tendones flexores, hasta llegar a la proximidad de la IFP, y se secciona a continuación el
ligamento inter-metacarpiano. Rechazando los tendones flexores, se realiza la osteotomía distal del II
metacarpiano transversalmente al nivel de la fisis, que se reseca en su totalidad para evitar su
crecimiento futuro. En los casos que no existe trapecio, la osteotomía proximal se hará a nivel de la
base del II metacarpiano, modelada de tal forma que se acople con la mayor exactitud posible a la
cabeza del metacarpiano que va a recibir, que ocupará una posición volar, para reproducir el arco
metacarpiano (Upton). Si existe trapecio, se resecará toda la diáfisis y la base del I metacarpiano.

80
Aplasias e hipoplasias del pulgar

Rotación cabeza II metacarpiano (para evitar la hiperextensión MF):


la primitiva superficie volar de la cabeza del metacarpiano, se convierte en proximal

Para evitar que se instaure una deformidad en hiper-extensión, Buck-Gramcko propuso colocar la
cabeza del II metacarpiano rotada 90º, pasando su primitiva superficie volar a ser la superficie proximal. En
esta posición debe fijarse al remanente del carpo, maniobra que se ve dificultada por la escasa visibilidad que
permite el campo operatorio, siendo recomendable en caso de duda, recurrir al control fluoroscópico del
adecuado posicionamiento esquelético. Aún siendo de un uso general, Gilbert no refirió diferencias en los
resultados en los casos en que así lo hizo y los que no.

Esta fijación ósea de la cabeza metacarpiana al carpo puede hacerse mediante uno o varios puntos de
sutura intra-ósea, mediante un arpón, o con una aguja de Kirschner, lo que da una estabilidad suficiente, al
añadirle la estabilización que proporciona la reconstrucción músculo-tendinosa. Si la cabeza se fija a la propia
base del metacarpiano, la fijación se hará con una aguja de Kirschner. Los grados recomendados por Buck -
Gramcko de rotación (120º) y de abducción (40º), deben decidirse en cada caso según la calidad funcional del
índice. Cuando es un dedo índice rígido se incrementará el grado de oposicion. Más que una regla numérica
predeterminda, será la observación per-operatoria lo que determine en cada caso, la posición que permita al
neo-pulgar hacer una pinza idónea con los pulpejos de los restantes dedos.

 Reconstrucción motora: los únicos tendones del neo-pulgar sobre los que habitualmente no se actúa
son los flexores del primitivo índice, ya que en el transcurso de varios meses, se irán adaptando
espontáneamente a su nueva longitud y trayectoria. Solamente en casos de severa rigidez previa del
índice, Upton recomienda hacer un acortamiento del flexor largo.

El aparato extensor y la musculatura intrínseca, sí precisan una reconstrucción que Buck-Gramcko


propugnó hacer de la siguiente forma: el primer gesto es dividir en 3 bandeletas el aparato extensor del índice,
hasta llegar distalmente a la proximidad de la IFP. A continuación, se hacen los siguientes gestos quirúrgicos:

81
Mano Congénita

A: el primer músculo interóseo dorsal, se sutura a la bandeleta radial extensora, pasando a ser el nuevo
abductor corto. Taghinia y Upton señalan que con frecuencia es un músculo doble, pudiendo en este caso
anclarse la porción más interna directamente a la falange media.

B: el primer músculo interóseo palmar se sutura a la bandeleta cubital extensora, pasando a ser el nuevo
adductor. Con frecuencia es hipoplásico, por lo que su función es débil. En estos casos, los flexores actúan
como adductores coadyuvantes.

C: el extensor propio del índice, será el nuevo extensor extrínseco. La mayoría de autores optan por acortarlo
para adaptar su longitud a la resección ósea efectuada. Sin embargo algunos autores no lo hacen o lo hacen en
un porcentaje mínimo de casos (Kozin, Riley y Burgess). El tendón extensor común del índice, será desplazado
radialmente y reinsertado en la base del nuevo primer metacarpiano (originalmente falange proximal),
proporcionando además de su función de extensión algunos grados de pronación al neo-pulgar.

Disección de los músculos 1er Interóseo dorsal y volar

82
Aplasias e hipoplasias del pulgar

Aunque algún autor opta por realizar una plastia de oposición en la cirugía inicial, la mayoría renuncia a
hacerlo, dejándola si fuese preciso para una futura segunda intervención, opinión que compartimos.

Terminada la cirugía se procede a inmovilizar la mano operada, colocando un amplio vendaje


algodonado, y una férula inmovilizadora por encima del codo, confeccionándolo de tal forma, que sea posible
inspeccionar periódicamente la buena vascularización del neo-pulgar. La aguja de Kirschner se mantiene en
torno a 3 semanas. En nuestros casos, la recuperación “funcional” fue espontánea, sin precisar especial
rehabilitación para ello.

Hipoplasia del pulgar: pulgarización Ausencia del pulgar Pulgarización

COMPLICACIONES y RESULTADOS

El primer comentario es referir que en los casos de pulgarizaciones de nuestra serie, no han existido
casos de complicación vascular relevante, lo que coincide con las publicaciones más recientes, sin duda debido
a los avances de los medios ópticos, del instrumental utilizado y del refinamiento que la técnica de
pulgarización ha experimentado. Sin embargo, es una complicación que debe ser comentada con los padres y
reflejarse en el consentimiento informado, y que han sufrido autores de gran experiencia, si bien en un
porcentaje mínimo, un caso en las series de Buck-Gramcko y Goldfarb respectivamente. Este último autor
refiere además 2 casos adicionales de dificultades en el retorno venoso que requirieron una precoz revisión
quirúrgica, para evacuar el hematoma formado y relajar la tensión de la sutura retirando alguno de los puntos.

La infección es una rara complicación, que no hemos sufrido en ninguno de nuestros casos, y que
Goldfarb refiere en una ocasión en su serie de 73 casos. Diferentes autores han referido la necrosis parcial de
alguno de los colgajos, pero solamente en un mínimo porcentaje requieren una segunda cirugía paliativa (1
caso en la serie de Goldfarb), que también pueden ser precisa ante cicatrices retráctiles significativas.

En cuanto al resultado funcional, es difícil de medir en los niños. Lo más práctico es verles como
manejan la mano operada en los diversos tipos de pinza, y preguntar a los padres si observan algún
impedimento funcional, teniendo en cuenta la cirugía que se ha hecho. En nuestros casos, el resultado
funcional ha sido aceptable tanto para el entorno familiar como para nosotros, asumiendo por anticipado la
imposibilidad de conseguir una movilidad normal. El aspecto estético que llega a conseguirse es igualmente
satisfactorio, pero desde luego con un neo-pulgar diferente al normal en su longitud y grosor, pese a la

83
Mano Congénita

hipertrofia ósea progresiva que ha podido documentar Buck-Gramcko en la falange proximal reconvertida en
primer metacarpiano.

El resultado será tanto más limitado cuanto mayor sea el grado de rigidez y atrofia del índice
pulgarizado, como sucede en los casos asociados a una mano zamba radial. Autores como Buck-Gramcko y
Upton, señalaron la hipoplasia del primer inteóseo dorsal en estos casos, así como la escasa capacidad
funcional del primer interóseo palmar en su papel de neo-adductor, si bien la capacidad de adducir el neo-
pulgar se ve facilitada por la acción del flexor largo del índice transferido

A fecha de hoy, la eficacia de las transferencias musculares y tendinosas sigue siendo motivo de
controversia. En un reciente artículo, Al Qattan refiere una serie de casos en la que no las llevó a cabo, pese a lo
cual refiere satisfactorios resultados funcionales. Kozin en su primer artículo defendió el acortamiento del
tendón del EIP, que ya no aconseja en una posterior publicación.

Por su parte, Foucher introdujo variantes técnicas, que aun siendo conceptualmente atractivas, nos
parecen de una elevada demanda técnica. De todo ello se decuce que la afirmación clásica “los músculos
intrínsecos serán los responsables del equilibrio entre estabilidad y movilidad del neo-pulgar, y en consecuencia
de la capacidad de pinza y prensión” debe ser tomada con precaución. Solamente el análisis comparativo de
una serie de casos del mismo grado operados por un mismo cirujano, facilitaría una respuesta definitiva.

Dicho lo cual, creemos que tampoco deba renunciarse a ello por la prolongación del tiempo quirúrgico
que implica, como sugiere Al Qattan, dado que no es precisamente el gesto técnico que supone un mayor
riesgo ni duración en ser realizado.

Es un hecho comprobado en todas las series, que la movilidad del neo-pulgar es muy superior cuando
el dedo índice es normal, llegando a alcanzar un TAM del 75% respecto al pulgar no afectado, y llegando al 89%
en la serie de 12 casos de Staines(2005). Por el contrario, la pulgarizacion de un índice rígido, da lugar a un neo-
pulgar también rígido. Manske en una serie de 28 casos, encontró una diferencia de 77º entre los casos de
hipoplasia aislada y los casos que formaban parte de un síndrome con otras anomalías. La repercusión que
dicha rigidez implica es una cuestión debatida, pero en mayor o menor grado disminuye la capacidad funcional
del mismo, llegando al extremo de la recomendación de Carter de no hacerla en este tipo de anomalía.

Con respecto a la fuerza de prensión suele alcanzar en torno a un tercio del otro pulgar cuando es
normal. Manske encontró valores para el grip test del 21% y del 22% para el pinch test en aplasias aisladas, que
se reducían al 14% en presencia de otras anomalías.

Esta reducción de potencia muscular está especialmente en relación con la carencia de potencia del
musculo primer interóseo dorsal, tanto por su posible hipoplasia (Foucher) como por la devascularización que
se puede ocasionar con su disección. Esta observación ha sido hecha por diversos autores. En su serie de
pulgarizaciones Staines encontró necesario hacer 6 plastias de oposición, mientras que en la serie de14 casos
de Oberlin y Gilbert se hizo en 5 ocasiones.

La adducción del neo-pulgar es difícil de evaluar, siendo el ´key pinch test´ el más idóneo para hacerlo.
Puede llegar a ser prácticamente normal, si bien gracias a la ayuda que el flexor largo proporciona al neo-

84
Aplasias e hipoplasias del pulgar

adductor (primer interóseo palmar). En niños de cierta edad, es un buen test observar su capacidad para abrir
una cerradura con su llave, tarea que con frecuencia no consiguen llevar a cabo correctamente.

Considerando la función de la mano globalmente, la mayoría de niños consiguen efectuar las


actividades de la vida diaria por sí solos. Aliu publicó sus resultados a los 5 años de la cirugía, evaluando
múltiples parámetros, incluyendo la fuerza de prensión de las diferentes pinzas, y la opinión de los padres,
encontrando como había mejorado la capacidad para hacer tareas manuales en dicho intervalo, pese a que en
el 4% de los casos, la opinión de los padres continuaba siendo negativa sobre la valía del procedimiento.

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88
CAPITULO XI

MACRODACTILIAS

Con la colaboración del Dr. Juan Ramón BONFIL

CONCEPTO Y REVISIÓN HISTÓRICA

El término MACRODACTILIA (MD) se aplica a la presencia de uno o más dedos de un tamaño superior al
normal. Es más frecuentemente unilateral, pero existen casos que son bilaterales, generalmente de carácter
asimétrico. Como señaló Kelikian, aunque el término macrodactilia actualmente es el más usado, en un
porcentaje significativo de casos, la hipertrofia se extiende hasta la palma, lo que justificaría el término de
macro‐cheiria. Sin embargo, solo en muy raras ocasiones la hipertrofia puede llegar a afectar al metacarpiano
correspondiente.

Las MD pueden subdividirse en MD como única anomalía, y las MD que forman parte de un síndrome,
en el que la hipertrofia de la mano y/o extremidad superior es solamente uno de sus componentes. También es
un factor diferencial el hecho de que se constate una afectación ósea (MD verdadera), o que la hiperplasia se
limite a los tejidos blandos (seudo-macrodactilia). En un sentido estricto, deberían ser excluidas aquellas
hipertrofias debidas a una anomalía vascular, como sucede en las malformaciones arterio-venosas.

El aspecto tan llamativo de las MD ha motivado que fuesen motivo de publicaciones desde la
antigüedad, exhaustivamente referenciadas por Kelikian. En 1824 Klein publicó una MD del índice izquierdo en
una mujer. En 1836 Beck reportó un caso afectando al pulgar e índice de la mano derecha de un varón. En
Irlanda, Power publicó en 1840 el que probablemente sea el primer caso escrito en inglés. En 1845, Curling
describió en una niña una afectación bilateral, de los dedos índice, medio y anular de la mano derecha, y de los
dedos pulgar, índice y medio de la mano izquierda.

También en Irlanda, Smith en 1849 publicó una extensa revisión sobre la neurofibromatosis, y refirió la
presencia de la hipertrofia de las estructuras nerviosas, teniendo que pasar 33 años hasta llegar a la clásica
publicación de von Recklinghausen en 1882.

La literatura francesa incluye publicaciones pioneras como la de Crurburg (1845), y la comunicación


de Paul Broca a la Sociedad de Anatomía en 1852. En 1884, Polaillon incluyó en su revisión 43 casos publicados.
En 1903, Lejars también se ocupa de esta anomalía, precisando la técnica de amputación de los dedos con MD.
En 1933, Decap publica en Toulouse su Tesis Doctoral sobre las MD, basada en la casuística de su maestro
Dambrin, quien en 1936 reconoció tras su exhaustiva revisión sobre las MD, que la verdadera etiopatogenia de
las MD es totalmente desconocida. Su artículo contiene imágenes de un solo caso, un varón de 70 años, con
MD del índice y del dedo medio.

Los primeros en reflexionar sobre su etiopatogenia fueron Trelat y Monod en su ´memoria´ publicada
en 1869 y titulada “De l´hypertrophie unilatérale ou partielle du corps”. Ya desde su época inicial, se constató
que las MD no eran hereditarias ni de carácter familiar, atribuyendo su presentación a diferentes anomalías,
surgiendo así la “teoría linfática” (Polosson, Bull), la atribuida a una “parálisis vaso-motora” (Trélat y Monod), y
la “teoría nerviosa” por defecto medular o encefálico (Lannelongue).

En las series revisadas, la afectación es similar en ambos sexos. No se ha constatado la presencia de


casos familiares, descartándose su carácter hereditario. Otra observación común, es que en el caso de

89
Mano Congénita

afectación de varios dedos, siempre lo hace afectando dedos vecinos, no habiéndose encontrado ningún caso
con presencia de un dedo normal entre los dedos afectados, como señaló en 1967 Barsky tras revisar 56 casos
publicados, a los que añadió 8 casos de su propia estadística.

La temprana amputación de una MD de un dedo no evita la posterior progresiva hipertrofia de otro


dedo o dedos, y hasta del resto de la mano y extremidad superior. En el año 1925, Bell e Inglis publicaron un
caso de amputación precoz de una MD del dedo medio con posterior aparición de una MD del índice, similar
circunstancia a la referida por Fischer, quien amputó precozmente un dedo anular marcadamente hipertrófico,
lo que no evitó una posterior y progresiva hipertrofia del resto de la mano y extremidad superior. Una
circunstancia similar ha sido publicada recientemente por Watson, quien comprobó que la amputación del
anular fue seguida de la MD del dedo medio. También Carty, incluye en su serie un caso de amputación precoz
del dedo medio con posterior hipertrofia del índice, del anular y de la palma de la mano afectada.

CLASIFICACIÓN

En atención a su iniciación y evolución, pueden diferenciarse dos tipos:


 MD estática : presente al nacer, con crecimiento proporcional al de los dedos no afectados

 MD progresiva o dinámica: el dedo o dedos afectados crecen más rápida y exageradamente que los
dedos no afectados.

Holmes (1869) distinguió la MD simétrica de la MD asimétrica. En la primera, todos los elementos


digitales están hipertrofiados en la misma proporción, lo que no sucede en la MD asimétrica, lo que ocasiona
que el dedo afectado adopte una posición anormal. Autores franceses las denominaron MD regular e irregular
respectivamente, y otros autores MD verdaderas o falsas.

En 1932 Kanavel distinguió las MD derivadas de un hiper-crecimiento óseo de las ocasionadas por una
neurofibromatosis o por una anomalía linfática. En 1964, Barsky insistió en la conveniencia de distinguir las MD
verdaderas de las asociadas a una neurofibromatosis. Stern publicó un caso de MD del meñique y anular en un
varón de 33 años, que precisó la descompresión del nervio cubital en el codo, que presentaba un manifiesto
engrosamiento. Señaló como en la radiografía las exostosis óseas estaban confinadas en el lado cubital de
ambos dedos.

MD del índice en un adolescente Niño con MD del dedo medio

90
Macrodactilias

Kelikian, denominó con el acrónimo NTOM (´Nerve Territory Oriented Macrodactyly´) aquellos casos
de MD en los que el área afectada guarda una clara relación con la afectación de un nervio determinado, lo que
sucede especialmente con el nervio mediano, cuya tumefacción se manifiesta por el correspondiente
abultamiento palmar, observable a partir de los 3 ó 4 años de evolución. En estos casos, el tejido celular
subcutáneo es muy abundante. La morfología de las falanges se ve alterada, con desviación axial del dedo o
dedos afectados.

En el caso de las macrodactilias del pulgar, pueden coexistir anomalías de los músculos tenares. Así,
Rousso observó en la cirugía de una MD del pulgar en un niño de 10 años, la ausencia de los músculos tenares
de inervación mediana.

Upton diferenció 4 tipos de macrodactilia:

 tipo I: asociada con la fibrolipomatosis de un nervio, ya sea una MD estática o progresiva.

 tipo II: está asociada con una neurofibromatosis. Se han descrito casos aislados de MD con
neurofibromatosis tipo I (Posner) y tipo 2 (Bendon). La piel y el tejido subcutáneo están afectados.
Consideramos que su estudio es más apropiado en publicaciones sobre Tumores de la Mano.

 tipo III: asociada con hiperostosis, formándose masas osteo-condrales en las epífisis de las falanges y
metacarpianos. En los niños, predominan las masas cartilaginosas en forma de coliflor, que
progresivamente se transforman en óseas, ocasionando una limitación del recorrido articular y
deformidades angulares y/o rotacionales de los dedos afectados. Habitualmente se afectan dedos
inervados por el nervio mediano, pero como señala Kelikian no se constata durante la cirugía, la
hipertrofia del mismo ni tortuosidad de sus ramas.

 tipo IV: asociada con hemi-hipertrofia. El crecimiento excesivo llega a afectar a toda la extremidad
superior y hasta a una mitad corporal.

Siempre se debe hacer el diagnóstico diferencial con la Encondromatosis Múltiple digital, con
presencia de dedos gruesos pero no anormalmente largos, y sin afectación del segmento subungueal de la
falange distal. La MD puede formar parte de un síndrome de Beckwith-Wiedemann o de un Síndrome de
Proteus (Barmakian, Miura). En algunos casos, a la macrodactilia, se le asocia la sindactilia de los dedos
afectados.

TRATAMIENTO

La presencia de una MD no tratada supone un severo impacto psico-social, cuando el niño inicia su
época escolar, al ser motivo de ridiculización por los otros niños (Flatt, Ghavami). En algún caso, el padre y/o la
madre se oponen a la amputación de un dedo afectado de una manera grotesca, recorriendo sucesivos
Centros Médicos, a la búsqueda de una solución quirúrgica milagrosa. Tuvimos la ocasión de comprobarlo en
una MD progresiva del dedo índice de la mano no dominante, para la que propusimos la amputación, que fue
rechazada por el padre, pese a la negativa situación emocional que implicaba para el adolescente portador de
la misma, que le estaba causando graves problemas en su integración escolar.

91
Mano Congénita

MD dedos medio y anular MD pulgar e índice: hipertrofia nervio mediano

A lo largo de los años, múltiples formas de tratamiento de la MD han sido empleados. Algunos, como la
pretensión de impedir su desarrollo mediante vendajes compresivos, rápidamente fueron desestimados por
su inoperancia. En cuanto a la cirugía de las MD, la pretensión de disminuir el crecimiento digital mediante la
ligadura de alguna de sus arterias resultó completamente ineficaz.

La estrategia a seguir debe tener en cuenta el tipo de MD, la edad del paciente, cual es el dedo o dedos
afectados, así como el entorno familiar y su disponibilidad para afrontar llegado el caso sucesivas operaciones.

De una forma esquemática, las opciones quirúrgicas pueden ser las siguientes:

 en los casos operados precozmente, cabe la opción de controlar la hipertrofia digital, mediante la
destrucción de las fisis de las falanges afectadas. Generalmente se indica su total destrucción, aunque
en casos operados precozmente y con una hemi-hipertrofia del dedo, puede realizarse la destrucción
de la fisis solamente del lado afectado.

La epifisiodesis fue empleada por primera vez por Timoney. Consigue disminuir la longitud del dedo,
pero no evita el exagerado grosor del mismo en los años siguientes. El momento idóneo de hacerlo, es
cuando el dedo ha llegado a adquirir el tamaño que sería esperable en la edad adulta, comparándolo
con el correspondiente dedo de la madre o padre según sea una niña o un niño.

 Osteotomías correctoras tanto angulares (para corregir la desviación) y/o de acortamiento. Serán
realizadas y diseñadas según el grado de desviación angular y el exceso de longitud ósea existente en
el momento de la intervención.

 La extirpación de las partes blandas hipertrofiadas (piel, tejido subcutáneo y parte de la uña) ha sido
practicada por diversos cirujanos. Kelikian llegó a incluir al nervio colateral del lado operado, con
posterior sutura de sus extremos, relatando un escaso trastorno sensitivo a largo plazo.
Habitualmente esta resección-adelgazamiento se realiza en dos tiempos quirúrgicos (un lado en
cada cirugía), con varios meses de intervalo entre ambas, para no correr el riesgo de necrosis por la
pérdida de irrigación del dedo operado.

92
Macrodactilias

 La extirpación completa de la falange media fue propuesta por Kotwal. La resección “en bloque” ha
sido referida por autores como Bertelli y Akinci. Su experiencia se limita a casos aislados.

 En las MD de los dedos largos, diferentes técnicas de artrodesis de la IFD con un simultáneo
acortamiento óseo han sido propuestas, por autores como Barsky y Tsuge. En el caso del pulgar
Millesi propuso una compleja técnica de resección-adelgazamiento medial de la falange distal (y de la
uña) y osteotomía-resección oblicua de la falange media. En algún caso, una artrodesis de la MF,
puede ser útil para conseguir un acortamiento de su longitud.

 La posibilidad de hacer una sustitución de un pulgar hipertrófico, por un primer dedo del pié, fue
mostrada en un caso de un niño de 15 meses por Carty. Es una opción de tanta exigencia técnica,
como excepcional indicación.

En conclusión, la decisión de proceder a la amputación de uno o varios dedos largos afectados por una
grotesca MD no debe ser considerada como un fracaso, dado que la alternativa serían sucesivas operaciones
que en ningún caso llegan a proporcionar un resultado estético y funcional satisfactorio. Cuando en casos más
leves, se opta por su tratamiento quirúrgico implicando sucesivas cirugías, es imperativo establecer una
óptima relación médico- paciente y con sus familiares, por la duración del proceso y por la limitada eficacia del
tratamiento. La valoración del resultado conseguido, debe tener en cuenta su aspecto estético y el funcional,
considerando la opinión del niño o niña, de sus padres y la del cirujano.

SÍNDROME de PROTEUS

Con este término se denomina un cuadro clínico complejo y variable que puede afectar (entre otros
elementos) a las manos y/o a la extremidad superior. Como ya señaló Wiedemann, se llegan a combinar de
forma bizarra malformaciones óseas y de las partes blandas en los diferentes casos. Esta falta de uniformidad
en su presentación justifica el nombre de síndrome de Proteus, dios griego que tenía la capacidad de cambiar
su forma para evitar ser capturado.

Aún dentro de esta variabilidad clínica, con asociación de tumoraciones subcutáneas lipomatosas en
tronco y abdomen, anomalías viscerales, y exostosis craneales, existen hallazgos específicos en este síndrome,
tales como la presencia de una piel engrosada hiperqueratósica (´glabrous skin´) tanto en las manos como en la
planta de los pies. Con el crecimiento, aparecen masas cartilaginosas en las cabezas de los metacarpianos y de
las falanges, con la consiguiente rigidez y una deformidad digital. También las diferentes partes blandas
(tendones, nervios colaterales) terminan por hipertrofiarse.

La mayoría de casos publicados son de aparición esporádica, sin predilección entre niños y niñas, y
ocasionalmente con retardo mental atribuido a la lipomatosis cerebral asociada.

SÍNDROME de PARKES WEBER

Es una forma de MD con presencia de una malformación vascular de alto flujo. Habitualmente las
manos son normales al nacer, y solamente con el posterior crecimiento, comienza a observarse una hipertrofia
progresiva, ósea incluida, con hipertermia focal e hiperhidrosis.

93
Mano Congénita

En ocasiones, se asocia la presencia de una malformación capilar, prefiriendo Upton en estos casos,
denominarlas “malformaciones capilares arterio-venosas”.

En fases avanzadas, llegan a presentarse lesiones osteolíticas, y fracturas patológicas. Para tratar de
evitar llegar a estos estadios, puede recurrirse a la emboloterapia y a la cirugía de resección, pese a lo cual la
evolución es frecuentemente tórpida.

SÍNDROME de KLIPPEL ‐ TRÈNAUNAY

Se caracteriza por la hipertrofia de la mano y/o de la extremidad superior, con afectación ósea y del
tejido adiposo, con presencia de malformaciones vasculares que pueden ser de distintos tipos (capilar, venosa,
linfática, mixtas). Suelen ser lesiones extensas, tanto a nivel de la extremidad superior como inferior, estas
últimas de mayor frecuencia. La afectación puede ser bilateral.

Las rigideces articulares, las neuropatías por compresión, y el dolor crónico empeoran con el paso del
tiempo. La escleroterapia ha sido utilizada en fases iniciales, recurriendo a la cirugía para paliar problemas
concretos, mediante neurolisis, epifisiodesis y adelgazamiento de las partes blandas.

SÍNDROME de CLOVE

Es un cuadro clínico complejo de reciente individualización, con presencia de malformación vascular


de tipo capilar, una hipertrofia lipomatosa del tronco o de las extremidades, nevus epidérmicos, y anomalías
esqueléticas, si bien su hipertrofia es menor que en otros síndromes como el de Proteus o la MD lipomatosa. Su
extensión es muy variable, pudiendo limitarse a la mano o al pie, o por el contrario extenderse a la totalidad de
la extremidad afectada.

Las posibles cirugías paliativas son similares a las descritas en el caso del síndrome de Klippel-
Trènaunay.

ENFERMEDAD de OLLIER

La aplicación de este término la justifica la precisa descripción que Ollier hizo del cuadro de
Encondromatosis Múltiple. La hipertrofia del dedo o dedos afectados viene condicionada por la hipertrofia
ósea, que es muy variable en su grado y extensión. Es una patología que consideramos debe ser incluida en el
ámbito de los tumores óseos, lo mismo que sucede con el Síndrome de Maffucci (con presencia de flebolitos), y
con la Enfermedad de Gorham (osteolisis idiopática).

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96
CAPITULO XII

BRAQUIDACTILIAS

INTRODUCCIÓN

Son múltiples los tipos de anomalías congénitas en las que uno o más dedos de la mano, presentan
una longitud menor de la normal. Su gravedad o grado de expresión clínica, es muy variable. En el capítulo que
Kelikian dedicó a estas anomalías, menciona que ya en 1896 Leboucq empleó para denominarlas el término
braquidactilia, y como en febrero del mismo año, la revista Boston Medical and Surgical Journal, incluía las
radiografías de un caso afectando al anular y meñique. Ese mismo año Smith observó en pacientes con
síndrome de Down, la presencia de una falange media del meñique corta e inclinada radialmente.

CLASIFICACIÓN

En 1901 Friedrich publicó las radiografías de un caso de braqui-meso- falangia (BMF) del índice, con
desviación distal hacia el pulgar, un tipo que Morth y Wrieth (Carnegie Institut Washington) describieron
detalladamente en 1919. En un caso de nuestra serie, el índice izquierdo reunía estas características, pero el
derecho se desviaba cubitalmente, asociándose además en ambas manos la afectación del meñique. En otro
caso la falange distal de ambos dedos índices se desviaba cubitalmente.

I D

Braquidactilia en ambos meñiques e índices, desviado el izquierdo radialmente y el derecho cubitalmente

En 1905, Farabee (Harvard University) estudiando 33 afectados a lo largo de 5 generaciones, reportó


una anomalía con ausencia de la falange media en los dedos largos, y una falange proximal del pulgar
hipoplásica, denominándola hipofalangia. Autores como Pfitzner y Pol, por ser las falanges las responsables
del acortamiento, prefirieron utilizar el término genérico de braqui‐ falangia. Sin embargo, la existencia de
dedos cortos puede ser también debida a una longitud anómala del metacarpiano o braqui‐metacarpia. En
1909 Vidal describió una anomalía afectando al índice (generalmente de forma bilateral y simétrica) que se
presenta corto y desviado radialmente, con existencia de un osículo triangular (seudo-falange) situado entre la
cabeza del metacarpiano y la falange proximal, siendo la falange media hipoplásica.

97
Mano Congénita

En diversos artículos publicados entre 1908 y 1916, Drinkwater diferenció la braquidactilia tipo I o
menor (con acortamiento leve) de la braquidactilia tipo II, con severa hipoplasia, generalmente de la falange
media de los dedos largos, especialmente del índice y del meñique, asociándose ocasionalmente la hipoplasia
de la falange proximal del pulgar. Observó como en los casos bilaterales, el cuadro clínico podía presentar
diferencias entre ambas manos.

Braquimesofalangia múltiple Braquimesofalangia de los dedos índice y meñique

Por su parte, en 1932 MacArthur y McCullough diferenciaron aquellos casos ya diagnosticables en el


momento de nacer, de aquellos otros casos que solamente eran detectables en una edad más avanzada
(generalmente antes de los 10 años), y debidas a osificaciones prematuras o a la ausencia de epífisis de las
falanges y/o metacarpianos.

Basándose en estas descripciones previas, en 1951 Julia Bell diferenció cinco tipos, etiquetados como
A, B, C, D y E, que pasamos a describir:

A. Braqui‐ mesofalangia: si bien puede localizarse en cualquier dedo, los más frecuentemente afectados
son el índice y el meñique.

B. Distrofia atípica: mencionada por MacArthur y Mc Cullough, el pulgar es más ancho de lo habitual, al
igual que la uña, en ocasiones hendida y en otras doble. Los dedos largos se detienen a nivel de la
falange proximal.

C. Disminución de longitud de los dedos índice y medio, descrita por Drinkwater, que comprobó que pese
a la longitud digital disminuida, existían falanges super-numerarias. En su libro, Schinz hace una extensa
revisión de las múltiples variantes posibles, y utiliza el término braqui-hiperfalangia, diferenciando la forma
latente de la manifiesta, y asimismo la braqui-meso-hiperfalangia de la braqui-tele-hiperfalangia.

98
Braquidactilias

La mayoría de autores (a los que nos sumamos) prefieren actualmente denominar estas anomalías
con el término de Hiperfalangismo. Habitualmente también la longitud del meñique es inferior a la normal por
hipoplasia de su falange media. Serán revisadas en un capítulo aparte.

D. Braqui‐megalo-dactilia del pulgar, que une a un déficit de su longitud, un engrosamiento distal


ocasionado por el tamaño exagerado de la falange distal. En la literatura anglosajona ha recibido
diversos nombres (´murder thumb´,´stub thumb´).

E. Braqui‐metacarpia: el acortamiento es ocasionado por una disminución de la longitud de uno a más


metacarpianos, siendo los más frecuentemente afectados el IV y el Vº.

En la clasificación de Bell, no se incluyen los casos afectando a la falange proximal (braqui‐baso‐


falangia), que sí incluyen en la suya Temtamy y Mc Kusick. En ocasiones, afectan a un solo dedo, como el caso
referido por Kelikian, con afectación bilateral pero aislada de ambos dedos índices, desviados cubitalmente.
Pese a las clasificaciones más o menos exhaustivas que se han propuesto, la realidad es que son tantas las
combinaciones que se presentan, que con frecuencia se superponen o son simplemente inclasificables.

Por su parte Blondell Jones publicó 1964 su revisión de las anomalías falángicas a las que asignó el
epíteto de ´falanges delta´. Kelikian señaló la presentación de un meñique corto en diversos síndromes, así
como la posibilidad de que el dedo se desvíe distalmente en sentido radial y/o en flexión.

SIMBRAQUIDACTILIA

El término Simbraquidactilia describe la presencia de dedos más cortos de lo habitual y con


asociación de una sindactilia, y fue Pol el primero en utilizarlo en 1921, y en diferenciar los casos aislados de los
asociados con anomalías de la musculatura pectoral. La anomalía básica es la hipoplasia o hasta ausencia de la
falange media. El término tuvo mucha aceptación en la literatura alemana y japonesa, y bajo el mismo se
incluyeron anomalías sin presencia de sindactilia.

Walther Müller en 1937,expuso su creencia de que la simbraquidactilia era debida a un defecto


primario en la formación o diferenciación ósea y secundariamente de las partes blandas, dando lugar a la
aparición de pequeños muñones (´nubbins´), en ocasiones con presencia de pequeñas uñas. Se diferenciaría
de las bandas de constricción, en que en estas últimas no se aprecia hipoplasia ósea proximalmente al punto de
la lesión.

En 1971 Blauth y Gekeler optaron por englobar y diferenciar dentro de este término 4 tipos o grados:

 El dedo corto, que es el tipo más frecuente (del 33 al 35% de los casos). Puede ser debido a la ausencia
de la falange distal, de la falange distal y media, o llegar a afectar a un segmento variable de la falange
proximal.

 La oligo-dactilia, con aplasia de los dedos centrales, lo que determina un defecto en “U”, razón por la
que también se nomina como “mano hendida atípica”, si bien Manske y el Comité de la IFSSH en 1992,
recomendó evitar esta calificación. Supone entre el 11 y el 27% de los casos.

99
Mano Congénita

 La mono-dactilia, con presencia únicamente del pulgar, en ocasiones hipoplásico.

 La peromelia, con ausencia de todos los dedos a nivel metacarpiano, siendo equivalente a una aplasia
transversal terminal. Es el segundo tipo más frecuente, entre el 20 y el 23% de los casos.

Diferentes tipos de simbraquidactilias

Admitiendo que esta clasificación, en cuanto a su secuencia teratogénica parece correcta, nos parece
discutible la conveniencia de englobar bajo el término común de simbraquidactilia, casos en los que no existe
sindactilia de tipo alguno.

Por su parte, Yamauchi y Ueba, bajo el término común de simbraquidactilias, consideran 8 tipos:
trifalángica (solamente con presencia de hipoplasia, en general de la falange media), difalángica (ausencia de
una falange), monofalángica (ausencia de dos falanges), la afalangia, y las detenciones a nivel metacarpiano,
carpiano o del tercio distal del antebrazo. Analizando los 106 casos de su serie (62 varones y 44 mujeres),
encuentran en sus 11 casos a nivel del carpo, 4 sinostosis carpianas de diferente tipo. Solo reseñan dos casos
con afectación bilateral, señalando la necesidad de diferenciarlos con un síndrome por bandas de constricción.

TRATAMIENTO

Escribió Flatt en 1994, que “los dedos cortos son una delicia para los expertos en genética y una
desesperación para los cirujanos”. Y es que las decisiones a tomar no suelen ser fáciles. Es recomendable que
los padres, además de recibir una completa información, comprueben por si mismo las posibilidades de las
técnicas propuestas visitando a otros niños operados. La mayoría de autores se inclinan por realizar la cirugía
precoz, por su supuesta mejor adaptación cortical cerebral, y mayor capacidad de respuesta biológica. Lo
analizaremos por grupos:

. Dedo corto único: en general no requieren cirugía paliativa, dada la buena adaptación funcional y el escaso
impacto psicológico que la anomalía ocasiona. La utilización de una prótesis digital estética (tipo Pillet) puede
estar indicada en algún caso.

. Oligodactilia: las posibilidades son múltiples

 Prótesis: la utilización de una prótesis estética tipo Pillet, puede mejorar mucho el componente
psicológico y la calidad de vida de relación social, especialmente en las adolescentes. Transcribimos la
carta que nos envío la madre de una adolescente: “recibió su prótesis y desde entonces no se separa

100
Braquidactilias

de ella. La pone siempre, con la familia, con sus amigos, en la playa, en fiestas, y dice que sin ella no
está a gusto. A pesar del poco tiempo que lleva con ella, nos sorprendió lo contenta que está, y no tapa
la mano con chaquetas como hacía antes. La verdad es que estamos muy contentos, pues aunque sólo
sea estética, le hace verse igual y psicológicamente para ella eso lo es todo”.

Prótesis de Pillet

 Alargamiento mediante falanges del pie: es una técnica que ha sido utilizada por muchos autores,
pero con una eficacia cada vez más cuestionada. Su resultado está en dependencia de la edad en la
que se efectúa, siendo mejor cuando se realiza antes de los 18 meses. Como propusieron tanto
Goldberg y Watson como Buck-Gramcko, la extracción de la falange conservando su periostio (al
menos en su mitad proximal), y la conservación y reinserción de los ligamentos colaterales MF,
mejoran la capacidad de crecimiento y la estabilidad.

Aún así, es elevado el porcentaje de casos en los que se produce un cierre epifisario y una reabsorción
variable de la falange transferida, en mayor porcentaje cuanto más elevada es la edad del paciente. Si pese a
hacerlo tempranamente, esta ausencia de crecimiento se produce, habiéndose transferido una falange de
pequeño tamaño, la utilidad del procedimiento es prácticamente nula.

Buck-Gramcko revisó su serie de 69 transferencias, dividiéndolas en atención a la edad. En el grupo I


(menores de 18 meses) las epífisis permanecieron abiertas en el 65% de los casos, en el grupo II (pacientes
entre los 19 meses y los 4 años) en el 27%, y en el grupo III (mayores de 4 años) en el 16%. En la revisión de sus
pacientes operados entre el primer y segundo año de edad, Tonkin observó que solamente 4 de 18 falanges
mostraban una epífisis abierta a los 7 años, con un crecimiento del 75% respecto a la falange del pie
contralateral. La superioridad de la transferencia de una epífisis vascularizada (respecto a la no vascularizada)
ha sido cuestionada por Buchler.

La morbilidad que supone para el dedo del pie dador, ha sido revisada por autores como Bourke y Kay,
quienes optan por sustituir la falange transferida por un injerto óseo cilíndrico obtenido de la cresta ilíaca, lo
que pone de relieve, que artificios correctores previamente citados, como la sindactilia al dedo vecino, o la
sutura de los tendones extensor y flexor del dedo dador (Buck-Gramcko), no resultaron tan eficaces como se
pensaba.

La posibilidad de asociar le elongación con un fijador externo de la falange transferida, hechas en niños

101
Mano Congénita

de edad más avanzada, es una opción mencionada por autores como Goldfarb, cuyo balance de ventajas e
inconvenientes no está claro.

 Alargamiento mediante callotasis: Kessler refirió su utilización a nivel del metacarpiano hipoplásico,
en niños de 5 a 11 años. Una vez conseguido el alargamiento (de 2.5 a 4 cm), en un segundo tiempo se
aporta un injerto óseo para acelerar la consolidación. Seitz y Froimson reportaron 14 “callotasis” (11
en falanges y 3 en el I metacarpiano) con una ganancia de longitud entre los 2.5 y 3.5 cms.

También se ha propuesto (Buck-Gramcko, Netscher ) la osteotomía de una falange del pié transferida,
seguida de su distracción y aporte de injerto óseo, para conseguir una mayor longitud, procedimiento
complejo y discutible, como lo es la distracción previa de las partes blandas.

 Alargamiento con injerto óseo: en los casos en que se conserva el pulgar y remanentes de los dedos
largos, si el segundo radio es hipoplásico y llega a ser un impedimento funcional, su extirpación está
justificada, para proporcionar más amplitud a la comisura y en consecuencia mayor capacidad de
prensión al pulgar. Ocasionalmente es posible un alargamiento “on the top”, ya sea mediante un
injerto obtenido de la cresta ilíaca, o de algún radio amputado en la cirugía paliativa. En algún caso,
una osteotomía del metacarpiano del único dedo largo existente, mejora la capacidad de su oposición
y pinza con el pulgar.

 La transferencia de uno o más dedos del pie.

.Monodactilia : la capacidad funcional dependerá de si el pulgar conserva una TM útil que permita oponer el I
metacarpiano a los restantes metacarpianos . Cuando los metacarpianos son cortos, los muñones de los dedos
largos apenas tienen función o simplemente no tienen ninguna, circunstancia en la que debe valorarse la
transferencia de dedos del pie.

Si alguno de ellos tiene una mayor longitud, y para mejorar la función, puede valorarse ampliar la
primera comisura, utilizando un colgajo si es necesario, (p. ej. el colgajo interóseo posterior), debiendo
siempre preservarse el músculo adductor del pulgar.

.Peromelia: Vilkki y posteriormente Foucher, utlizaron la transferencia del segundo dedo del pie, para
conseguir una pinza básica del mismo con el muñón de la mano, pinza facilitada por el movimiento de flexión
radio-carpiana. Büchler refirió en algún caso así tratado, dificultades por la inestabilidad de la articulación
metatarso-falángica.

TRANSFERENCIAS del PIE a la MANO

Con el desarrollo de la microcirugía, la posibilidad de hacer transferencias digitales del pie a la mano
fue una nueva opción en el tratamiento de anomalías congénitas con ausencia de dedos en la mano, ya sea
mediante transferencias de dedos completos o transferencias de articulaciones vascularizadas.

La limitación en el tiempo transcurrido desde el inicio de esta posibilidad técnica, ha impedido hasta
ahora tener una perspectiva sobre su valor real. Afortunadamente, la realización de series amplias, como son

102
Braquidactilias

los 110 casos operados por Kay, hacen ya posible valorar sus Indicaciones, básicamente condicionadas por el
crecimiento del dedo transferido.

Indicaciones: a los padres que deben tomar la decisión de aceptar esta cirugía, se les debe explicar las ventajas
y desventajas del procedimiento, y los riesgos que supone, ya que como norma no es posible diferir la cirugía
hasta una edad en la que el niño pueda dar su opinión. Sin embargo, la creencia de que es una cirugía a realizar
muy tempranamente está perdiendo vigencia. Kay ha observado resultados satisfactorios en casos operados a
los 13 años, si bien indica la franja de los 2 a los 4 años como el momento idóneo para realizarla.

La indicación más clara, es la presencia de una ausencia digital por bandas de constricción, ya que en
estos casos, estarán presentes las estructuras vásculo-nerviosas y tendinosas proximalmente al nivel de
amputación, lo que no sucede cuando se trata de una adactilia de otro tipo. En estas últimas, es preferible
iniciar la cirugía explorando la mano, antes de preparar el dedo del pie, renunciando a su transferencia cuando
se observa en la mano, la ausencia de elementos vásculo-nerviosos y tendinosos adecuados para recibir a los
correspondientes elementos del dedo del pie. Así, Kay refiere el abandono del procedimiento en 2 casos, al no
encontrar nervios receptores adecuados en la mano receptora.

El aspecto estético del procedimiento es otro factor a considerar. Aunque existe la posibilidad técnica
de hacer una trasferencia ´monobloc´ de dos dedos, la morbilidad en el pie dador lo hace desaconsejable. La
mayoría de expertos en la actualidad son partidarios de utilizar únicamente el segundo dedo del pie, incluso si
se deben usar los dos pies como dadores, en casos de ausencia digital múltiple. La ausencia del segundo dedo
en el pie, es la que supone un menor impacto para el pie dador, tanto en el aspecto funcional como estético.

Evidentemente, en el aspecto estético, un dedo del pie no cambiará su aspecto por el hecho de ser
transferido a la mano. Esto supone que la mejoría estética de la mano así operada es limitada, y que es el
aspecto funcional el determinante a la hora de indicar este tipo de cirugía. Pese a ello, el concepto de
“cosmética dinámica” (´dinamic cosmesis´, Kay) es una realidad incuestionable, dado que los dedos en
movimiento llaman la atención en menor grado, aún cuando su morfología sea diferente a la normal.

Hacer la trasferencia en un solo tiempo quirúrgico (como propone Kay) o en dos cirugías sucesivas,
está en dependencia de preferencias personales y de la capacidad del equipo quirúrgico que realiza cada caso.
En los niños así operados, debe tenerse en cuenta el potencial de crecimiento del dedo transferido. Existe
evidencia de que el dedo crece de forma similar al crecimiento que tendría en el pie, salvo que (como señala
Kay) se hayan producido complicaciones vasculares, por la sensibilidad que tienen las epífisis de crecimiento a
la isquemia.

Técnica quirúrgica

 El primer punto de controversia es la obtención de una arteriografía de la mano y del pie. En su


artículo de 1982, Gilbert recomendaba su obtención rutinaria, conformándose con la proyección
antero-posterior en el pie, sin precisar la proyección lateral. Comentaba asimismo que un solo equipo
quirúrgico era suficiente, comenzando por la disección de la mano receptora, para comprobar que
reúne las necesarias condiciones anatómicas.

103
Mano Congénita

 La obtención del segundo dedo del pie es la habitualmente empleada. Se preservará la vena de
mayor grosor, y se procede a la sección de los tendones extensores. Según la longitud necesaria, se
hará la obtención a nivel de la articulación metatarso-falángica o en el metatarsiano. Debe tenerse
especial precaución con el patrón vascular en aquellos pies, que igualmente presentan algún tipo de
anomalía congénita. Con frecuencia las arterias dorsales son de escaso diámetro, y deberán ser
utilizadas las arterias plantares. Los nervios colaterales, deberán ser cuidadosamente identificados y
liberados. En cuanto a los tendones flexores, se preservará únicamente el flexor largo del dedo.

 En la mano receptora, si se va efectuar la trasferencia a nivel articular, se diseca la cápsula y los


ligamentos MF para unirlos a los del dedo del pie (metatarso-falángicos). Si se incluye el metatarsiano,
la osteosíntesis se hará con una aguja de Kirschner longitudinal, y si es preciso para asegurar su
estabilidad, con otra aguja colocada oblicuamente, evitando lesionar al paquete vásculo-nervioso.
Tras suturar el tendón extensor y el flexor profundo, se realiza la sutura arterial. En el caso del pulgar la
arteria receptora es habitualmente la princeps pollicis. En los dedos largos, serán las arterias volares
las receptoras.

 Para evitar largas cicatrices dorsales, la vena a suturar se introduce por un túnel subcutáneo y se
recupera a través de una pequeña incisión transversal en el dorso de la muñeca, donde es suturada a
la correspondiente vena receptora. Esto gesto facilita la igualdad de diámetro de ambos extremos
venosos.

 Finalmente se procede a la reparación de los nervios, ya sea mediante sutura o adhesivo biológico.
Los bordes cutáneos deben ser aproximados sin tensión, utilizando en caso necesario un pequeño
injerto.

Las complicaciones vasculares en manos expertas son porcentualmente bajas, y habitualmente la


rápida reintervención permite recuperar el flujo. Dicho esto, la pérdida ocasional del dedo transferido es
posible, y fue referida por un autor de la experiencia de Gilbert en uno de sus casos.

Resultados
Los parámetros funcionales evaluados más significativos fueron los siguientes:

 Movilidad: la constatación de una movilidad digital final limitada fue un hallazgo constante, sumando
entre la IFP y la IFD un promedio de 40º de flexión, y adoptando el dedo una posición de flexión
permanente. Mantener el dedo extendido mediante una aguja de Kirschner mantenida 6 semanas,
no se ha mostrado efectivo. El intento de mejorar este resultado mediante tenolisis, no ha conseguido
mejorar el grado de movilidad final en la experiencia de Gilbert.

 Sensibilidad: es muy difícil valorarla en los niños pequeños. En los de mayor edad, la recuperación es
referida como favorable.

 Capacidad funcional: los casos más favorables, son los casos de reconstrucción del pulgar amputado
por bandas amnióticas, con conservación de la musculatura tenar. Le siguen los casos de
reconstrucción digital con presencia de un pulgar normal, especialmente cuando se conservan las

104
Braquidactilias

estructuras tendinosas y nerviosas en la mano receptora. Cuando la anomalía del pulgar se asocia a la
de los dedos largos, la calidad del resultado funcional desciende, especialmente cuando es realizado
a edades relativamente avanzadas. En 2 casos de Gilbert, operados a los 7 y 9 años, el fracaso
funcional fue prácticamente completo, incluyendo un rechazo sicológico.

 Aspecto estético: los casos más favorables, son los de reconstrucción aislada del pulgar. En el caso de
ausencia múltiple de los dedos largos, aún haciendo una trasferencia de 2 dedos del pie, el aspecto
estético es más desfavorable.

 Morbilidad en el pie dador: no se ha observado una morbilidad significativa cuando se ha trasferido


el segundo dedo, lo cual debe ser valorado al término del crecimiento. El aspecto estético es
aceptable, aunque empeora cuando la cicatriz residual se torna hipertrófica.

En conclusión, este tipo de cirugía debe ser meditado con precaución, especialmente en niños de edad
más avanzada, no tomando nunca la decisión en una primera consulta. Deben tenerse en cuenta los
riesgos que esta cirugía supone, y lo limitado de su valor funcional y estético en los casos más
desfavorables. Si se llega a realizar, ha de serlo en Unidades especializadas con el necesario nivel técnico.

BRAQUI‐METACARPIA

La presencia de uno o más metacarpianos con una longitud más corta de la normal, ha sido referida en
diversas localizaciones y formatos, afectando en ocasiones a un único metacarpiano, aunque con mayor
frecuencia es una anomalía de presentación bilateral.

En ocasiones, como el caso descrito por Cohn afectando al IV y V metacarpianos bilateralmente, no se


encuentran anomalías asociadas. En otros casos forman parte de síndromes de diferente naturaleza, entre
otros el déficit del enzima piruvato-kinasa, osteodistrofias asociadas a anomalías renales, etc. El acortamiento
del primer metacarpiano, ha sido descrito ocasionalmente en el síndrome descrito por De Lange.

Braqui-metacarpias

La braqui-metacarpia es una anomalía habitualmente diagnosticada durante la adolescencia, cuando


el rápido desarrollo óseo, permite observar visualmente la diferencia de longitud del dedo o dedos afectados,
comprobándose como al cerrar los dedos, el nudillo correspondiente queda situado proximalmente al de los
dedos vecinos.

105
Mano Congénita

En nuestra serie, al igual que en las de la mayoría de autores, el dedo más frecuentemente afectado es
el V metacarpiano, seguido del tercero y cuarto. Ocasionalmente se asocia una braquifalangia en uno o más
dedos. En los casos bilaterales no siempre la anomalía es simétrica, y a la afectación de un solo metacarpiano
en una mano, le puede acompañar el acortamiento de dos metacarpianos en la otra (Kelikian).

En los casos que hemos tenido ocasión de ver, la adaptación funcional era lo suficientemente buena
como para descartar la cirugía paliativa. Se han propuesto diferentes técnicas de alargamiento. Nguyen y Jones
propusieron hacerlo en una única intervención, asociando la osteotomía del metacarpiano a un alo- injerto y
su osteosíntesis con placa. Saito refirió su experiencia haciéndolo por vía volar, utilizando un injerto obtenido
de la cresta ilíaca en “marquetería”, y colocando únicamente 2 agujas de Kirschner transversales, que
atraviesan (distalmente al injerto) el metacarpiano elongado y sus vecinos.

Otros autores prefieren hacerlo en dos tiempos, el primero limitado a la osteotomía del metacarpiano
y a la colocación de un mini-fijador externo, y el segundo tiempo para colocar el injerto una vez efectuada la
distracción.

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108
CAPITULO XIII

CAMPTODACTILIA

Con la colaboración del Dr. Miguel Hernández


CONCEPTO

La Camptodactilia (CD) es una deformidad digital con contractura en flexión de la articulación IFP, de
origen no traumático. La articulación MF no está inicialmente afectada, pero puede llegar a desarrollar una
hiperextensión compensatoria. La afectación aislada a nivel de la IFD con flexión de la misma es de muy rara
presentación. En ocasiones afecta a un solo dedo, y en otras a varios dedos, como el caso que incluye Flatt,
quien señala que la deformidad empeora con el transcurso de los años.

La primera descripción de la CD fue hecha en 1846 en el Royal Orthopaedic Hospital de Londres por
Tamplin, en su presentación ´Lectures on the nature and treatment of deformities´ y la atribuyó la una
deficiencia de la piel. En 1981, en una conferencia dictada en el Royal College of Surgeons de Londres,
Anderson señaló como responsables a los tendones flexores, hipótesis que siguieron diversos autores, como
Stoddard (por un supuesto acortamiento) y Herbert, que lo atribuyó a una lenta retracción de los mismos. El
término camptodactilia proviene de la unión de las palabras griegas kamtós (kampteim- curvado), y daktylos
(dedo), y fue usado por primera vez en 1906 por Landouzy en su artículo ´Camptodactylie, stigmate organique
precoce de neuro-arthritisme´.

En posteriores publicaciones, fueron señaladas como causas de la deformidad, prácticamente todas


las estructuras digitales a nivel de la IFP, incluyendo los ligamentos colaterales (Neuhoff, 1914), la placa palmar
(Todd, 1929) y las anomalías en los músculos lumbricales e interóseos. Nadie ha podido determinar con
certeza si las mismas son la causa o el efecto de la CD, una duda que continua vigente.

Aunque la camptodactilia es considera como una “anomalía congénita”, todos los expertos señalan
que con mucha frecuencia no es detectada en el momento del nacimiento. Como observó Minguella, existen
dos picos del momento del diagnóstico. El primero es antes de cumplir el primer año, período en el que los
padres están muy pendientes del niño, sobre todo si existen antecedentes familiares de cualquier tipo de
malformación. El segundo pico ocurre en la adolescencia. La controversia de si se trata de un mismo o diferente
tipo de CD se mantiene.

La camptodactilia diagnosticada en la infancia temprana (denominada en 1947 por Weber como


“congénita”) aparece con similar frecuencia en los niños y niñas, mientras que en los casos diagnosticados en la
adolescencia la proporción es mayor en las niñas, cuando llega a adquirir su mayor trascendencia estética. Su
incidencia real nos es desconocida y está relacionada con cuestiones socio-culturales. Padres que nunca
solicitaron consulta médica por su propia CD, van a consultar la de sus hijos. Hay que señalar que en sucesivas
generaciones, la severidad de la CD puede variar, siendo en ocasiones más leve y en otras más grave.

La presentación puede ser unilateral o bilateral. Revisando los 21 casos de nuestra serie, hemos
registrado 8 casos en niños y 13 en niñas. La afectación fue unilateral en 7 ocasiones y bilateral en 14 casos. El
dedo afectado en los casos uni-digitales de nuestra serie fue en el meñique en 19 casos, porcentaje en
concordancia con la literatura. Es excepcional la presentación aislada en el anular (2 casos en nuestra serie) o
en el dedo medio. En nuestra serie, registramos 5 pacientes, con afectación multi-digital, todos bilaterales. En
un caso estaban afectados los 4 dedos largos, en 2 casos los dedos medio y anular, y en los otros 2 casos los
dedos medio, anular y meñique.

109
Mano Congénita

CD del anular CD del anular y meñique

CLASIFICACIÓN

Atendiendo al grado de flexión de la IFP, Siegert divide las CD en 3 grados:

 Leve: la flexión de la IFP es inferior a 30º


 Moderada : cuando oscila entre los 30º y los 60º
 Severa : cuando la flexión de la IFP es superior a los 60º

En los casos de presentación bilateral, habitualmente el grado de deformidad es diferente entre


ambas manos. Otro factor a considerar, es si la deformidad es reductible (y en qué grado) o irreductible. Como
señalaron Smith y Kaplan, en algunos casos, el dedo (falanges media y distal) adopta una desviación en
supinación en un grado variable.

La presentación de una CD compleja y pluridigital es muy rara, y puede asociarse a una sindactilia o a
una clinodactilia, así como formar parte de diversos síndromes.

ETIO‐PATOGENIA

No está definitivamente aclarada. En algunos casos la CD es de aparición esporádica, pero es frecuente


la existencia de antecedentes familiares (23 casos en la serie de 57 pacientes de Siegert). Por ello nos parece
correcto el criterio de Barinka de no clasificar las camptodactilias en “congénitas” y “del adolescente”, sino en
CD diagnosticadas de forma temprana o tardía. En un significativo porcentaje de casos, una CD inicialmente
leve, se agrava durante la adolescencia.

Entre las teorías sugeridas para explicar la CD, cabe mencionar las siguientes:

 Acortamiento cutáneo: el acortamiento y desplazamiento volar de la piel tan característico de la CD,


fue la etiología propuesta por Tamplin, que la atribuyó a una “deficiencia de la piel que se extiende
desde el extremo de los metacarpianos a la falange distal “, teoría que fue defendida posteriormente
por otros autores como McCash.

El efecto de “dermodesis” cutánea se constata comprobando que el grado de extensión pasiva de la IFP
es mayor con la MF flexionada que extendida, de forma similar a lo que sucede en la mayoría de
secuelas por quemadura volar digital. Por el contrario, la inexistencia de un efecto de tenodesis de los

110
Camptodactilia

flexores extrínsecos, lo prueba el que no varía por el hecho de flexionar la muñeca. La presencia de
tractos fibrosos sub-dérmicos ha sido otra causa mencionada.

 Anomalías del flexor superficial del meñique: tales como una inserción anómala, o un exceso de
tensión en el mismo, causas mencionadas por autores como Ogino y Kato en 5 casos. En su serie de 62
casos, Miura refiere haber encontrado esta causa en 2 casos de los 5 pacientes que llegó a operar. Es
una hipótesis ya mencionada por Greig en 1917, y más tarde por otros autores como Smith y Kaplan, y
que no deja de ser dudosa, si tenemos en cuenta que el FS del meñique está habitualmente poco
desarrollado, y hasta incluso ausente, en un porcentaje del 20% en el estudio de Baker.

 Inserción anómala del músculo lumbrical: en 1969 Courtemanche observó como el músculo
lumbrical se insertaba en el tendón flexor superficial del dedo. En 22 dedos de sus 21 enfermos
operados, McFarlane observó anomalías en la inserción del músculo lumbrical: en 3 casos lo hacía en
el tendón flexor superficial, en 15 casos en la cápsula de la articulación MF y en otros 4 casos en la
cofia del aparato extensor del dedo adyacente. Su origen puede ser anómalo, ya sea el ligamento
transverso del carpo o los tendones flexores del anular.

En una posterior publicación, McFarlane sobre 74 casos explorados quirúrgicamente confirmó las
anteriores observaciones. En varios de sus pacientes también observó una ausencia o hipoplasia del IV
músculo interóseo palmar. En base a estos hallazgos, concluyó que se trataba de una deformidad en "intrínseco
minus" del dedo afectado.

Minami y Sakai publicaron un caso afectando al meñique de un niño de 12 años, con presencia de un
músculo lumbrical anómalo que desde el ligamento transverso del carpo se dirigía a insertarse en la vaina del
FS. En nuestra corta serie de casos operados, en ningún caso llegamos a explorar la posible anomalía del IV
interóseo palmar. La variabilidad anatómica (en su origen, inserción y forma) del tercer y cuarto músculos
lumbricales en manos normales, ha sido demostrada por Schmidt, lo que cuestiona que una anomalía de los
mismos sea la causa real de la CD.

 Fallo en la formación de la bandeleta central extensora de la IFP, teoría propuesta por Millesi.

 Anomalías combinadas: para autores como Siegert, la deformidad pudiera sobrevenir por un
insuficiente crecimiento de las partes blandas volares respecto al crecimiento óseo, que va alterando
la forma de la cabeza de la falange proximal. Revisando las rigideces IFP post-traumáticas o tras
quemaduras de nuestro archivo, no hemos encontrado estas anomalías de la cabeza, incluso tras una
evolución a largo plazo, de lo que parece deducirse que la sola flexión articular e hiper-presión
consiguiente no explica por sí sola la presencia de esta deformidad.

CD bilateral en un niño CD unilateral en un niño

111
Mano Congénita

CUADRO CLÍNICO

En los casos más severos se observa la flexión marcada de la IFP, deformidad que se compensa con una
hiperextensión de la MF y ocasionalmente de la IFD. La exploración clínica debe comparar la máxima extensión
posible de la IFP, con la MF y la muñeca extendida y flexionada. Flatt señaló como en su experiencia, la
diferencia de movilidad que se observa en los pacientes más jóvenes en las diferentes posiciones , desaparece
habitualmente en los adolescentes.

ESTUDIO RADIOLÓGICO

El grado de deformidad es muy variable. En los casos más severos, se caracteriza por:

 la deformidad de la cabeza de la falange proximal, que aparece estrecha y aplanada. En los casos
severos, la cabeza de la falange proximal solamente se afronta a la parte dorsal de la base de la falange
media.

 en la proyección lateral, se observa la subluxación volar y el ensanchamiento de la base de la


falange media, que provoca una impronta en la cortical volar a nivel del cuello de la falange proximal,
que puede presentarse ya en edades muy tempranas, siendo la más precoz, el caso descrito por
Senrui en un niño de tan solo 1 mes. En nuestra serie casos, hemos constatado la presencia de estas
anomalías en niños de 8 y 9 años, con un grado tan avanzado que nos induce a pensar en un anormal
desarrollo óseo desde la primera infancia.

CD del meñique Rx típica de CD

TRATAMIENTO

El tratamiento conservador mediante la utilización de férulas buscando la máxima extensión posible


de la IFP, pueden proporcionar una mejoría parcial de la deformidad, en ocasiones suficiente para poder evitar
la cirugía. Su inconveniente es que es un tratamiento a largo plazo. Las férulas a utilizar pueden ser tanto
estáticas como dinámicas, siendo lo ideal combinar su uso. A ello, debe añadirse la frecuente manipulación del
dedo afectado, especialmente la realizada por la madre, que resulta de una significativa utilidad en los casos
diagnosticados precozmente.

Con el empleo de férulas correctoras que extienden la IFP, es posible conseguir la mejoría de la
deformidad ósea, como constató Hori en 5 de sus casos. Dicho autor recomienda el empleo de las férulas de
forma permanente durante los primeros meses del tratamiento, y de forma discontinua hasta alcanzar el cierre

112
Camptodactilia

de la placa fisaria. En los casos en los que la férula se mantuvo solamente 8 horas al día, observó que la
contractura tenía tendencia a recurrir.

Por tanto, el tratamiento conservador llega a evitar la cirugía ocasionalmente y aún si no lo consigue,
proporciona una muy útil información sobre el grado de colaboración que puede esperarse en el post-
operatorio por parte de la familia.

El tratamiento quirúrgico estará en función de las anomalías que se encuentren durante la cirugía:

 resección del músculo lumbrical anómalo : aunque Mc Farlane refiere su presencia prácticamente
constante, Siebert no lo encontró más que en 2 ocasiones en una serie de 17 pacientes, pese a
buscarlo expresamente durante la cirugía. En nuestra serie, solamente pudo ser confirmada su
presencia en una paciente, si bien en algunos casos operados no llegó a indagarse su presencia, al
limitar el campo quirúrgico a una zona digital más distal.

 sección del flexor superficial : gesto recomendado por Smith y Kaplan, con transferencia del mismo
al aparato extensor a través del canal lumbrical. Consideramos que es uno más de los pasos a realizar,
pero no suficiente como único gesto quirúrgico. La acción de un FS hipoplásico poca capacidad de
extensión puede aportar a la IFP. McFarlane utilizando el FS del dedo meñique obtuvo unos resultados
decepcionantes, ya que solo 3 de 11 pacientes obtuvieron mejoría. Posteriormente, utilizó el FDS del
dedo anular pero los resultados no fueron mucho mejores, y suponiendo una mayor dificultad
técnica.

Gupta y Burke refirieron 3 casos con resultados esperanzadores mediante la transferencia del extensor
propio del índice a la bandeleta central extensora, pero con un corto seguimiento.

 la capsulotomía volar de la IFP, asociando la liberación de los ligamentos colaterales, fue utilizada
por autores como Siegert en alguno de sus casos, así como la posterior fijación de la IFP en extensión
mediante una aguja de Kirschner.

 liberación de las partes blandas, especialmente de la piel volar y de las estructuras fasciales, con
posterior extensión del dedo, En los casos operados por nosotros, lo hicimos mediante un abordaje
longitudinal, asociando una o dos zetaplastias digitales. En los casos más severos, la falta de piel
requerirá aportar un injerto libre de piel (Malek, Saffar, Foucher), asociando algunos autores un
colgajo de rotación (Leclercq, Glicenstein).

El siguiente paso consiste en extirpar la fascia digital pre-tendinosa, y en caso necesario la inserción
ósea del ligamento de Grayson como menciona Smith, quien procede además a liberar las bandeletas laterales
de su inserción en la falange proximal, gesto que no hemos hecho en nuestros casos.

A continuación se identifica el tendón flexor superficial, seccionándolo para reinsertarlo en el aparato


extensor (bandeleta medial o radial). En el caso de encontrar un músculo lumbrical anómalo, su exéresis es el
siguiente gesto a realizar.

113
Mano Congénita

Bedeschi, reportó una serie de 16 pacientes tratados (entre 1977 y 1985) a edades comprendidas
entre los 18 meses y los 10 años, mediante una doble apertura cutánea a nivel medio-diafisario (de la F1 y F2),
dejando que el defecto cutáneo así creado cicatrice espontáneamente, asociando en 8 pacientes la simple
tenotomía del FS realizada a nivel de la incisión proximal.

En cuanto a la articulación IFP, no hemos hecho en casos aislados unidigitales, capsulotomía IFP ni
posterior fijación trans-articular con una aguja de Kirschner. Como señalan Smith y Grobelaar, la pequeña
movilidad que permite una férula digital es más beneficiosa que perjudicial, lo que les llevó a prescindir de esta
fijación, después de utilizarla en sus primeros casos.

En nuestro criterio, la inmovilización post-operatoria no debe prolongarse más allá de lo necesario


para conseguir que cedan los trastornos inflamatorios del post-operatorio inmediato, y aún en el caso de hacer
la transferencia del FS, permitimos una suave y progresiva movilización a partir de las 2 semanas. La buena
calidad de la cicatriz, y el no perder flexión, son factores fundamentales en la valoración global del resultado de
la cirugía. La utilización de férulas específicas y la ayuda de un Fisioterapeuta experto, son medidas de gran
utilidad.

Otro procedimiento corrector es la técnica del “lazo” descrita por Zancolli, haciendo la tenodesis de la
MF con el FS. La elongación del aparato extensor, probablemente mejore con la corrección volar. La posibilidad
de asociar su acortamiento quirúrgico ha sido mencionada por algún autor, y efectuada en dos casos de esta
serie, ambos pluri-digitales.

El grado de deformidad va a determinar en gran medida el resultado de la cirugía. Cuando la


morfología de la articulación IFP está muy alterada, los gestos quirúrgicos realizados sobre las partes blandas,
proporcionan una muy escasa mejoría. Si se pretende corregir con seguridad el grado de flexión articular,
deberá hacerse una osteotomía correctora, resecando un pequeño triángulo de base dorsal de la falange
proximal (Senrui) o una artrodesis IFP (Minguella). La justificación de hacer una osteotomía para mejorar el
defecto estético del dedo es discutible, dado que conlleva una pérdida del arco de flexión del dedo, lo mismo
que sucede con la artrodesis IFP.

La indicación de cirugías tipo “teno-artrolisis total anterior- TATA” (Saffar, Leclerq y Glicenstein, Girot y
Merle), aunque atractiva en su concepto, nos parece excesivamente agresiva y compleja y no la hemos
utilizado en nuestra serie. Leclercq y Glicenstein despegan el periostio de las falanges proximal y media, para
conseguir el deslizamiento del FS hacia proximal al extender pasivamente el dedo operado.

El riesgo de ocasionar un grave deterioro de las superficies articulares por la artrolisis, ha sido
reconocido por Girot y Merle, observándola en 7 de los 20 pacientes de su serie así operados.

La mayoría de autores reconocen que los resultados son poco satisfactorios en los casos de
deformidad severa, que por otro lado, son los únicos en los que parece justificado el intento de corrección
quirúrgica. En nuestra corta experiencia (solamente 5 casos operados) nos ha sucedido algo similar, y si bien se
consiguió disminuir el grado de flexión de la IFP, permaneció una deformidad global del meñique poco
gratificante.

114
Camptodactilia

Resulta llamativo que en la propia serie de McFarlane, defensor de su tratamiento quirúrgico, ninguno
de sus pacientes con afectación bilateral, llegó a operarse de la otra mano. En los casos con un grado de
deformidad leve, Siegert refiere un peor resultado a largo plazo en los casos operados que en los tratados de
forma conservadora. Como previamente refirieron Smith y Kaplan, Siegert observó el progresivo deterioro del
resultado con el paso del tiempo, respecto al valorado al año de la intervención, y señala con honestidad
ejemplar, que más de la mitad de los pacientes operados referían que la cirugía había empeorado su estado
previo, por las cicatrices residuales, por la permanencia de una deformidad digital significativa y por la
disminución del arco de flexión de la IFP.

En los casos más severos, aún en manos expertas (Habenicht), puede llegar a producirse la isquemia
irreversible del segmento digital distal, precisando su consiguiente amputación. Como última reseña a la
incertidumbre del resultado de la cirugía, mencionaremos el comentario de Smith y Grobbelaar: “debe
decírsele al paciente que el propósito de la cirugía es prevenir el futuro y progresivo deterioro, y que será un
afortunado si se logra corregir la deformidad”, para terminar reconociendo que en los casos de menor
severidad operados son más probables las complicaciones que los beneficios.

En conclusión, consideramos que las indicaciones para la cirugía son escasas, limitándolas a los casos
de grado moderado a severo en los que se observa un marcado empeoramiento en la adolescencia, y en los
que la deformidad ósea no es avanzada. Contar con la colaboración del paciente y su entorno en la fase post-
operatoria, es fundamental parar conseguir un resultado satisfactorio.

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116
CAPITULO XIV

CLINODACTILIA

Con la colaboración del Dr. Samuel RIBAK

CONCEPTO

El término clinodactilia define la anomalía congénita que se caracteriza por la desviación del dedo en
el plano lateral a nivel de la IFD, causada por un anormal desarrollo de la falange media. Esta anomalía puede
presentarse de forma hereditaria. La localización más frecuente es en el meñique, y lo hace en sentido radial.
La mayoría de autores, consideran normal una angulación constitucional de hasta 10º, circunstancia frecuente
e intrascendente como señaló Flatt, portador de la misma. Le sigue en frecuencia el dedo índice, que puede
desviarse en sentido cubital o radial.

Solo excepcionalmente la desviación ocurre a nivel de la IFP por una anomalía de la falange proximal
(Wood). Nos limitaremos en este capítulo al estudio de las clinodactilias digitales aisladas, y del síndrome de
Rubinstein-Taybi, excluyendo el hiper-falangismo

CUADRO RADIOLÓGICO

En la mayoría de los casos, observamos una disminución de la longitud de la falange media. En un


significativo porcentaje, se presenta en forma de falange delta, ocasionalmente de forma triangular, aunque
generalmente adopta una forma trapezoidal. Este término fue utilizado por primera vez por G. Blundell Jones
quién revisó 5 casos, y la atribuyó a la presencia de una epífisis anormal que se extiende desde la base a lo largo
de toda la convexidad de la falange media, alcanzando su seudo-epífisis distal.

En edades tempranas, por ser todavía cartilaginosa, no es visible en las radiografías. Su presencia
impide o al menos limita el crecimiento longitudinal de la falange media. Su osificación se produce de proximal
a distal, y ello supone que la superficie articular distal adquiere una forma oblicua, con desviación axial
secundaria de la falange distal.

Clinodactilia bilateral del índice Aislada del índice Índice y meñique

CUADRO CLÍNICO ‐ CLASIFICACIÓN

No existe unanimidad sobre su incidencia, en dependencia de considerar únicamente las formas


aisladas o de incluir los casos en que se presenta asociadamente a otras anomalías, tales como una sindactilia.

117
Mano Congénita

Watson mencionó que en la serie por él revisada (con J. Boyes) de 22 pacientes con un total de 28 falanges
delta, existía una duplicación (polidactilia) del radio afectado en 26 casos, un muy alto porcentaje que no se ha
dado en otras series, la nuestra incluida.

Las clinodactilias se pueden clasificar, en base al grado de angulación, de la siguiente forma:


 Simple : angulación de la falange media menor de 45º
 Severa : angulación de la falange media superior a los 45º
 Compleja: con afectación de las partes blandas.

En la revisión de Flatt sobre 50 casos, observó una supinación asociada del dedo afectado en nueve
ocasiones, con un rango de 10º a 35º.

Clinodactilia bilateral del meñique F2 tipo delta CD en adulta

TRATAMIENTO

La mayoría de las clinodactilias suponen una limitación funcional tan tolerable, que no justifica
tratamiento alguno. El defecto estético que suponen es igualmente mínimo, pese a la discrepancia de algunos
padres sobre esta consideración. En alguna ocasión, y aún sabiendo su nulo efecto práctico, hemos utilizado
una férula digital temporalmente, para satisfacer el deseo de los padres de que se haga “algo” por su hijo.

La corrección quirúrgica mediante osteotomía de la falange afectada, sólo debe hacerse en los casos
con angulación severa, que suponga el acabalgamiento digital al flexionar los dedos. En los 2 únicos dedos
(meñiques) operados de nuestra serie, se hizo una osteotomía de cierre, lo que facilita la técnica, aunque
disminuye todavía algo más la longitud del dedo. La fijación fue realizada con agujas de Kirschner, que deben
tratar de introducirse sin atravesar el aparato extensor digital. La consolidación se obtiene en un plazo en torno
a 1 mes, y en nuestros casos la recuperación funcional fue lenta pero satisfactoria.

Autores como Tansley, propugnan el hacer una osteotomía de cierre incompleta, respetando la
cortical opuesta. Proporciona una mayor estabilidad post-operatoria, y es posible hacerla tanto en las
clinodactilias, como en otras anomalías que puedan cursar con deformidades angulares, tales como algunas
polidactilias del pulgar y en macrodactilias.

118
Clinodactilia

En los casos debidos a una falange delta, Burke recomienda una osteotomía reversa a edad temprana.
También Blundell se mostró partidario de la cirugía ´radical´ dada la ausencia de la posibilidad de una mejoría
espontánea. Aporta 3 casos, el primero en un niño de 6 años, con sindactilia asociada operada en la cirugía
inicial, y cuya falange media del índice fue operada en una segunda cirugía, con un discreto resultado
radiológico. Sus otros dos casos, tratados mediante una osteotomía e injerto, requirieron una segunda
intervención, lo que demuestra la dificultad y limitaciones del procedimiento.

SÍNDROME de RUBINSTEIN ‐ TAYBI

Concepto

En su forma más típica y desarrollada, el pulgar aparece ensanchado y en desviación radial por la
presencia de una falange proximal delta. Es denominado pulgar “en auto-stop” (´hitch-hiker thumb´). Con
frecuencia es bilateral, siendo el grado de deformidad variable entre ambos. El grado de inclinación determina
la alteración de la pinza, y en consecuencia la capacidad funcional del pulgar afectado.

Incidencia y cuadro clínico

El síndrome de Rubinstein-Taybi es una patología muy poco frecuente (uno de cada 100.00 recién
nacidos) y ha sido atribuía a la alteración espontánea del gen 16p13.3. La proteína CREBBP y los genes EP300
han sido implicados en al menos el 50% de los casos por Schorry. Aunque el primer autor en publicar un único
caso fue Michail en 1957, en la Revista de Cirugía Ortopédica francesa, fue la publicación en 1963 de
Rubinstein y Taybi recogiendo 7 casos, la que popularizó y dió su nombre a este síndrome.

Estos pacientes presentan un fenotipo característico con baja estatura, desarrollo intelectual lento,
implantación baja del cabello, nariz en pico y cejas arqueadas y gruesas. Pese a esta extensa gama de signos
clínicos en los que se basa su diagnóstico, este es realizado tardíamente en la mayoría de las ocasiones.
Además, pueden presentar múltiples anomalías asociadas, a nivel cardíaco, pulmonar, digestivo, y ocular.
Presentan asimismo problemas anestésicos (sobre todo con los relajantes musculares), y tendencia a
desarrollar cicatrices queloides.

Desde el punto de vista ortopédico, además de la afectación de los pulgares, presentan anomalías
características afectando al primer dedo del pie, ya sea de forma unilateral o bilateral, en ocasiones con una
duplicación de las falanges. Otras anomalías asociadas son la escoliosis y la enfermedad de Perthes.

RT en una niña de 8 años RT bilateral en un niño

119
Mano Congénita

Tratamiento

En las formas leves, con simple ensanchamiento de la falange distal, no es precisa la cirugía correctora.
En los casos severos, con presencia de una falange delta, debe valorarse su morfología de cara a su osteotomía
correctora, que puede ser de cierre, de apertura, reversa o en cúpula. La fijación ósea se hace con una aguja de
Kirschner.

La osteotomía de cierre es la más simple técnicamente, pero supone la extracción de una cuña ósea, lo
que ocasiona el acortamiento del dedo. La osteotomía en cúpula fue utilizada en 8 de los 13 pulgares revisados
en el artículo de Jain, con posterior recidiva de la deformidad angular en 5 de los mismos. Este autor
recomienda hacer la cirugía a una edad de tres años y medio, mientras que Wood y Rubinstein recomiendan
efectuar la cirugía a los dos años y medio.

El acortamiento de las partes blandas de la concavidad exige algún tipo de gesto técnico corrector. En
la mayoría de los casos citados en la literatura, se ha recurrido a practicar una o más zeta-plastias, que en
nuestra experiencia no proporcionan una gran ganancia. Cerqueiro-Mosquera y Fleming proponen utilizar un
colgajo dorsal bilobulado, que se ha utilizado con éxito en un caso bilateral de nuestra serie.

En caso de una anomalía asociada de pulgares y hallux, debe valorarse su cirugía simultánea, por la
posibilidad de obtener del hallux operado el injerto óseo necesario para la osteotomía de apertura de la F1 del
pulgar, evitando su obtención de la cresta iliaca.

En un caso operado por nosotros en una niña de 8 años, comprobamos que pese a la corrección de la
falange proximal delta del pulgar, y a dos zeta-plastias en la concavidad para permitir el cierre cutáneo directo,
no se llegó a corregir del todo la desviación angular a nivel IF, pese a su fijación con una aguja de Kirschner
durante 3 semanas, continuada por una inmovilización con férula termoplástica otras 3 semanas.

Probablemente sea recomendable la cirugía a una edad más precoz. Si por alguna circunstancia no se
hace, debería valorarse el esperar al final del crecimiento para hacer una cirugía definitiva, posiblemente
mediante una osteotomía de cierre, aún a costa de un pulgar resultante de menor longitud. Algunos autores
refieren la recidiva de la angulación a nivel MF. En casos con permanencia de la deformidad tras la cirugía o en
aquellos no operados, y una vez terminado el proceso de maduración esquelética, si la movilidad IF está
limitada, cabe la opción de mejorar la alineación del pulgar mediante una artrodesis de la IF.

SÍNDROME de PFEIFFER

Con este término se describe un síndrome en el que se asocian anomalías cráneo-faciales (acrocefalia,
hipertelorismo, nariz prominente), de los dedos de los pies, pulgares (pollex varus), y dedos largos (braqui-
mesofalangia). Pfeiffer describió en 1964 su presencia en 8 pacientes, abarcando tres generaciones de la
misma familia. Se hereda con carácter autosómico dominante. Su diagnóstico diferencial incluye al síndrome
de Apert y al síndrome de Chotzen.

Muy raramente está presente una falange delta duplicada tipo ´kissing delta phalanx´ en la que se
oponen sus partes convexas, con ocasional fusión entre ellas, parcial o completa (Buck-Gramcko, Wood).

120
Clinodactilia

SÍNDROME de PFEIFFER

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122
CAPITULO XV

DEFORMIDAD DE KIRNER

Con la colaboración del Dr. José C. Botelheiro

CONCEPTO

La Deformidad de Kirner fue descrita por primera vez por dicho autor en 1927, observando la
presencia en una niña de 12 años de una deformidad bilateral en los meñiques, con una incurvación volar y
ligeramente radial de los mismos, deformidad que su madre no presentaba. Este caso fue incluido en sus
tratados de radiología por Köhler, lo que colaboró a la difusión de este tipo de anomalía.

En el año 1936 Thomas publicó en la revista Lancet su artículo ´A new distrophy of the fifth finger´
considerando esta distrofia del meñique como el resultado de una osteocondritis, postulando la teoría de que
en su fase de osteoporosis, la acción del tendón flexor profundo no era contrarrestada por el aparato extensor,
ocasionándose así la deformidad (´curved taloned´).

En su publicación de 1944, Mercer le otorga por primera vez el carácter de anomalía congénita. En
1953 Brailsford refiere en su libro ´The Radiology of Bones and Joints´ tres casos en la misma familia. Por su
parte Dykes reporta en su artículo 12 casos, tres de los cuales le fueron cedidos por el Dr. Fitzpatrick. De sus 8
casos, 4 pacientes eran hermanas (teniendo otras dos hermanas no afectadas), lo que indica la presencia de un
carácter “familiar”.

Blank y Girdany publicaron 7 casos en tres generaciones de una misma familia, considerándola como
una anomalía con transmisión autosómica dominante. David y Burwood tras su estudio, la consideraron
igualmente como autosómica dominante con penetrancia incompleta, con menor carácter familiar en los
casos unilaterales. Esta anomalía puede presentarse en alguna ocasiones como parte de un síndrome (Turner,
Cornelia de Lange, Silver…), circunstancia que no se ha dado en ninguno de los casos de nuestra serie.

ETIOLOGÍA

Su causa sigue siendo controvertida. Se ha atribuido a una anomalía de la inserción del flexor
profundo, así como a anomalías ligamentosas, pero ninguna teoría ha podido ser probada. Para dificultar más
la explicación de su causa, han sido descritos varios casos de Deformidad de Kirner inversa (Botelheiro, Iwasaki,
Lau), con incurvación dorsal de la falange distal. Se repite así lo que sucede con las deformidades de Madelung
convencional e inversa.

CUADRO CLÍNICO

Normalmente el desarrollo de la deformidad es lento, iniciándose habitualmente entre los 8 y 14 años,


en ocasiones con una fase de mínima hinchazón local y algunas molestias. Esto provoca que su diagnóstico sea
establecido durante la adolescencia. A la deformidad de la falange distal, la acompaña la incurvación de la uña
en “pico de loro”.

Es superior el número de casos afectando a niñas que a niños. Freiberg en su revisión de 63 casos
publicados, encontró que 40 afectaron a mujeres y 23 a varones. En la gran mayoría de los casos publicados, la
afectación es bilateral si bien en ocasiones la severidad no es simétrica. El único caso unilateral que hemos

123
Mano Congénita

encontrado en la literatura, en una niña, es el reportado por Meseguer, si bien en algún artículo como el de
Meléndez, no se detalla si la afectación era uni o bilateral.

Deformidad de KIRNER bilateral

ESTUDIO RADIOLÓGICO

El aspecto radiológico varía según la edad del paciente. Si todavía está presente la epífisis, puede no
mostrar anomalías llamativas, pero en general la epífisis es de mayor anchura de lo normal. En algunos casos su
cierre es tardío. No se han registrado casos de corrección espontánea de la incurvación.

La estructura trabecular distalmente a la fisis puede adoptar un aspecto esclerótico, pero una vez
cerrada la misma tiende a su progresiva normalización. En uno de los 4 casos aportados por Wilson, de
presentación bilateral en un niño de 11 años, se observa dicha esclerosis de la metáfisis de la falange distal en
ambos meñiques.

TRATAMIENTO

Con frecuencia los adultos con esta anomalía no han llegado a acudir por la misma a consulta médica,
lo que ha sucedido en dos casos (varón y mujer), a los que consultamos por otras lesiones. La explicación es que
en los casos más leves, tanto el defecto estético como la limitación funcional que provocan es muy poco
significativa

De los 12 casos referidos por Dykes ninguno de ellos llegó a ser operado. Trató dos casos mediante
férula correctora de aplicación nocturna durante 6 meses, sin resultado. Freiberg y Forrest sí refirieron haber
obtenido mejoría en una niña de 12 años, con afectación bilateral, tratada mediante férula permanente

124
Deformidad de Kirner

durante 18 meses, si bien el seguimiento reportado se reduce a dicho plazo, sin posteriores revisiones, y con un
control radiológico que no concuerda con el exagerado optimismo de los autores.

La corrección quirúrgica por una o más osteotomías de la falange distal, fue iniciada por Carstam
operando a un paciente de 17 años, del meñique izquierdo (en un caso bilateral). Lo hizo con un abordaje
medio-lateral radial, y una osteotomía doble e incompleta (respetando el cuarto dorsal de la falange con su
periostio), fijando los fragmentos con una aguja de Kirschner longitudinal durante 6 semanas.

Otros autores han publicado una cirugía correctora parecida, como Grandis y Meseguer, ambos en un
único caso (niñas). Meléndez publicó un caso de un varón de 16 años, operado mediante una doble osteotomía
de la falange distal (estabilizada con una aguja de Kirschner), asociando la corrección de la deformidad en
“cuello de cisne” que el mismo dedo presentaba.

Niederwieser y Segmüller, reportaron una serie de 3 niños y una niña. En uno de estos casos, realizaron
una epifisiodesis. Aún consiguiendo mejorar el grado de desviación, las correcciones obtenidas son de carácter
parcial, y con frecuencia con una distrofia ungueal post-operatoria. En nuestra serie, ninguno de los casos llegó
a ser operado.

En cuanto a la deformidad de Kirner inversa, en algún caso (Lau) no llegó a ser operada. Botelheiro sí lo
hizo en un niño de 11 años, mediante una doble osteotomía de la falange distal fijada con una aguja de
Kirschner. Iwasaki optó por el mismo procedimiento en una niña de 6 años, pero añadiendo un injerto óseo
obtenido del ilíaco, gesto que consideramos excesivo.

Kirner (1927) DK: caso bilateral DK inversa-Botelheiro

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Mano Congénita

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126
CAPITULO XVI

HIPERFALANGISMO

Con la colaboración del Dr. Javier YAÑEZ

CONCEPTO

El término Hiper-Falangismo (HF) define la presencia de una falange super-numeraria en uno o más
dedos, y habitualmente se presenta de forma bilateral, con un grado variable de deformidad. Cuando se
presenta en el pulgar, entra en el ámbito del Pulgar Tri-Falángico, que por sus especiales características, es
tratado en otro capítulo. En los dedos largos, el HF afecta habitualmente de forma simultánea a los dedos
índice y medio, y en un menor número de casos aisladamente al índice o al dedo medio.

Pese a la presencia de un número excesivo de segmentos óseos, su reducido tamaño conlleva el


acortamiento global del dedo o dedos afectados, provocando cuando afecta a los dedos medio e índice que sea
el dedo anular el de mayor longitud. En el meñique es frecuente la hipoplasia de la falange media. En el pulgar,
en algunos casos el I metacarpiano es corto y en ocasiones “delta”.

Kelikian aporta en su libro en el capítulo dedicado a las Macrodactilias, los esquemas de los casos
publicados por Boèchat (1877) y por Hawkins-Ambler (1893), ambos publicados como casos de macrodactilias
hereditaria del anular, error motivado por no caer en la cuenta, que el superior tamaño de dicho dedo anular,
era en realidad motivado por la braquidactilia de los otros dedos.

La primera descripción de un HF en la autopsia de una mujer de 46 años, fue hecha en Bélgica en 1896
por Lebouc. La disminución de longitud de los dedos afectados, llevó a este autor a incluir el HF en el grupo de
las braquidactilias. En 1910, en una publicación sobre Teratología Humana (Bull Acad Med Paris), Vidal
describió 10 pacientes de la misma familia, a lo largo de 5 generaciones. En 1916, Drinkwater lo hizo sobre 20
casos en 4 generaciones. El carácter familiar, ha sido reiterado en la publicación hecha por Gunal en 1996,
estudiando en Turquía 42 casos en 6 generaciones.

Por su parte, Pol empleó en el año 1921 los términos de “braqui-hiper-falangismo”, y de “pseudo-
hiperfalangia”, basándose en que la falange extra derivaba de una epífisis, y mostraba una segmentación
incompleta y una anormal reducción de su longitud. En diversas publicaciones, como el Atlas de Radiología de
Schinz, los casos de HF aparecen referidos como braquidactilias tipo Vidal, o como braquidactilias de tipo C por
Julia Bell.

Buck-Gramcko presenta en el capítulo dedicado al HF en su monografía, un caso de la segunda


variante de HF, el llamado síndrome de Catel- Manzke o síndrome palato-digital, asociándose a la secuencia de
Pierre Robin (micrognatia, glosoptosis y paladar hendido), un HF aislado del dedo índice, con deformidad en Z
(desviación radial MF y cubital IFP) y en ocasiones con braqui-mesofalangia del meñique, como sucedía en su
caso. No hemos tenido ningún caso en nuestra serie. Le realizó osteotomías correctoras en ambos índices y
meñiques, con clara mejoría de la desviación digital previa.

En nuestra serie, consistente en 3 niñas y un niño, existían antecedentes familiares en todos ellos, en el
caso del niño afectando a la abuela paterna, y en dos de las niñas (que eran primas) por parte del bisabuelo
paterno. El padre de la otra niña presentaba un primer metacarpiano corto y un HF latente del índice. No se ha
constatado en la mayoría de las series, una diferencia significativa del porcentaje de casos entre niños y niñas.

127
Mano Congénita

HALLAZGOS CLÍNICOS Y RADIOLÓGICOS

El cuadro clínico característico incluye la presencia de un dedo índice y un dedo medio anormalmente
cortos, con desviación cubital a nivel MF de grado variable, y en algún caso ausente. El dedo anular no muestra
anomalía de su longitud ni está desviado en la mayoría de los casos, aunque excepcionalmente (como en un
caso aportado por Buck-Gramcko y otro de Poznanski) la falange media puede ser algo más corta y trapezoidal.
El dedo meñique presenta con frecuencia una falange media corta y un cierto grado de clinodactilia.

También pueden estar presentes anomalías del pulgar, especialmente un primer metacarpiano
acortado, como sucedía en una niña de nuestra serie con un I metacarpiano “delta”. La anómala morfología del
extremo distal de la falange proximal puede ocasionar una clinodactilia de la IF del pulgar, que en nuestro caso
fue mejorando progresivamente sin llegar a ser necesaria su corrección quirúrgica. Kelikian incluyó en su
revisión un caso bilateral con asociación de un pulgar tri-falángico.

Pol diferenció los siguientes tipos de hiper-falangismo:

 HF latente, cuando solamente existe una protuberancia ósea en el lado radial de la base de la falange
proximal del dedo afectado, generalmente el índice.

 HF rudimentario, cuando la separación de las falanges es incompleta.

 HF completo, cuando la separación de las falanges es completa.

Con frecuencia resulta difícil denominar a los osículos y falanges que se observan en las radiografías
obtenidas tempranamente, y ni siquiera la evolución de su desarrollo y eventuales fusiones simplifica la
cuestión. Estas fusiones generalmente terminan por hacerse completas, siendo asintomáticas. Como
excepción, Buck-Gramcko refiere como en un varón de 29 años, tuvo que hacer una artrodesis por una fusión
incompleta y dolorosa en un dedo índice.

Sobre estas anomalías básicas, las posibles variantes son numerosas. En el dedo índice, se observa
como la falange más proximal puede ser trapezoidal, ocasionando en el adulto una protuberancia del lado
radial de la base de la falange proximal, articulándose con una cabeza del segundo metacarpiano más ancha de
lo normal y aplanada en su lado radial, dando origen estas anomalías a la desviación cubital MF. Con frecuencia,
al menos en los casos de nuestra serie, se detecta la presencia de una falange delta. También la falange media
es más corta de lo habitual.

En el dedo medio, la presencia de las 4 falanges es claramente visible en edades tempranas, con
posteriores fusiones, como mostró Buck-Gramcko comparando las radiografías de una niña al año de nacer (no
fusionadas) y 6 años más tarde ya fusionadas, y las de un adolescente de 15 años, con fusión de falanges que
estaban claramente separadas en las radiografías obtenidas a la edad de 8 meses. Similar experiencia tenemos
en los casos de nuestra serie.

128
Hiperfalangismo

HF en una niña : Rx inicial Fusión progresiva de las falanges

Aspecto clínico y funcional

La presencia de una falange delta proximal en el dedo medio, también es apreciable en algunos casos.
El término “delta phalanx” lo utilizó por primera vez G.B. Jones en 1964, para describir la presencia de una
epífisis en “paréntesis” a lo largo de la convexidad de la diáfisis, generalmente de la falange media, más
frecuente en el dedo meñique, seguido del dedo pulgar. Light y Ogden la denominaron ´longitudinal epiphyseal
bracket´.

Además de las alteraciones en las manos, con frecuencia se presentan otras anomalías especialmente
en los dedos de los pies, en múltiples combinaciones. En nuestra serie estaban presentes en los pies (que
fueron operados) en las dos niñas que eran primas, y ausentes en los otros dos casos.

TRATAMIENTO

Por la propia diversidad del HF, cada caso debe ser valorado individualmente, tanto en su grado de
desviación, como en su morfología ósea. Establecer una norma de conducta uniforme es improcedente.
Cuando participa en la decisión un familiar afecto por HF, su opinión debe tenerse en cuenta, si bien matizando
que no todos los HF son iguales, y en consecuencia la limitación funcional y el defecto estético pueden ser de
mayor o menor grado en su descendiente.

Aun admitiendo la conveniencia de la cirugía correctora en los casos severos, tampoco es fácil decidir
si hacerla tempranamente o esperar a ver el resultado de la fusión ósea espontánea, y realizarla una vez

129
Mano Congénita

finalizado el crecimiento óseo. Además de las ventajas respecto a la anestesia, será más fácil técnicamente por
el mayor tamaño de todas las estructuras, y lo que se consiga en la intervención, no se podrá perder a causa del
proceso de maduración esquelética. Si en la decisión de recurrir a la cirugía participa el propio paciente ya
adolescente, se alivia a los padres de la responsabilidad de tomarla ellos en exclusiva.

Por todo ello, creemos que la decisión debe tomarse en base a todos los factores que conforman cada
caso. En nuestra serie de 4 niños, hemos operado precozmente dos casos. En el primero, un niño de 3 años, lo
hicimos en la mano dominante mediante una osteotomía reversa de la falange proximal delta del dedo índice
de su mano derecha, que era el que presentaba una desviación cubital más severa, lo que suponía su
superposición al flexionar los dedos. El resultado ha sido favorable tanto estética como funcionalmente, y
estamos siguiendo la evolución de la otra mano.

Hiperfalangismo en un niño de 3 años

Aspecto al año de la IQ del índice derecho, mediante osteotomía “reversa”

El segundo caso operado precozmente fue una de las niñas de esta serie, en la que en ambas
manos, era el dedo medio el más afectado por la desviación que ocasionaba la falange proximal tipo delta. La
cirugía (realizada con el Dr. Foucher) consistió en una osteotomía correctora e injerto ilíaco (bilateral), fijado
con agujas de Kirschner. La evolución fue favorable, y a medio plazo se obtuvo un resultado estético y funcional
satisfactorio.

El tercer caso operado, fue otra niña (prima de la anterior), cuyos padres prefirieron diferir la cirugía. La
revisamos periódicamente, y la propia paciente (ya adolescente) solicitó la corrección de los dedos índice y
medio de la mano derecha (dominante), ya que la superposición digital al flexionar los dedos le causaba
dificultades en actividades como escribir. Se realizaron osteotomías correctoras en ambos dedos, con mejoría
estética y funcional.

130
Hiperfalangismo

En el cuarto caso (que acudió con su padre también afecto de HF), decidimos no operarla porque la
desviación digital era escasa. Pudimos seguirla un par de años, sin observar un empeoramiento de la
desviación digital, y comprobando la aceptable función del pulgar pese a su acortamiento. No hemos podido
seguirla a largo plazo.

En base a esta experiencia, y a las referencias en la literatura, creemos que la cirugía correctora puede
mejorar el aspecto y la función digital de aquellos dedos en los que la desviación es severa. Posiblemente, si los
medios disponibles y la experiencia del cirujano es la adecuada, una corrección en torno a los 3 años debe ser
considerada. Si por la razón que fuese no se ha hecho cirugía precoz, es posible hacerla tardíamente, aunque la
recuperación será más lenta y posiblemente algo menor.

Aún en las niñas, prima el factor funcional sobre el estético. Por ello, dudamos de la conveniencia de
mejorar el aspecto estético del conjunto de la mano en un HF, mediante el acortamiento del dedo anular,
alternativa utilizada ocasionalmente por algún autor (Should , Rivo).

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131
132
CAPITULO XVII

MANO HENDIDA

Con la colaboración de los Drs. Miguel SLULLITEL y Miguel CAPOMASSI

INTRODUCCIÓN

Con el término “Mano Hendida” (MH) se denomina un amplio espectro de anomalías, cuyo nexo en
común es la presencia de una hendidura, cuya profundidad y localización es muy variable. En los casos más
severos, su aspecto resulta muy llamativo, lo que ha motivado la atención que se le ha prestado a lo largo de la
historia, como lo prueba la descripción de Hartsinck (1770) en miembros de la tribu Touvinga (Guayana
holandesa) y la fotografía de un caso de MH que incluyó en su artículo Lugli.

En su excelente revisión histórica sobre la Split Hand Complex, Kelikian relata como en 1829 Béchet
describió un caso familiar afectando a la madre y a sus dos hijas, caso revisado en el Lancet de 1830. El aspecto
de los pies de la madre, le recordó a Béchet las pinzas de una langosta (the claws of a lobster), terminología que
posteriormente se extendió a las manos. En 1835 Cruveilhier la denominó ´pince de homard´, reflejando en su
dibujo la existencia de tan solo dos dedos en ambas manos y pies .El libro de Otto de 1841, contiene dibujos de
disecciones en manos y pies con este tipo de patología. Por su parte Goldman la llamó ´Hummerschere´.

Scoutetten reportó en 1857-1858 casos familiares, observando la asociación de sindactilias. La


primera radiografía publicada con esta anomalía corresponde a Dowd en 1896. En 1908 Lewis y Embleton
revisaron 80 casos reportados en la literatura de anomalías conjuntas de MH y pie hendido, así como el estudio
de 7 generaciones en una saga familiar, con un total de 101 afectados. Walther Müller, incluyó casos de MH en
su monografía publicada en 1937, lo que igualmente hizo en 1949 Birch-Jensen en su revisión de pacientes
daneses, señalando que el término “Spaltbildung “(´cleft formation´) aunque difundido por Kummell, lo había
utilizado previamente Meller en 1893. En 1918 Bircher acuñó el término “Gabelhand” (´forked hand´) que en
1924 Largot tradujo al francés como “main en fourché”. En castellano, la denominación “Mano en pinza de
cangrejo” resulta tan gráfica como peyorativa, por lo que preferimos usar el término Mano Hendida.

INCIDENCIA Y HERENCIA

La incidencia de la MH reportada en Dinamarca por Birch-Jensen fue de 0.14 por cada 10.000
nacimientos. Generalmente es bilateral, con predominio masculino en la mayoría de las series revisadas.
Barsky reportó en 19 casos, diferenciando los casos de MH típica y atípica. La serie conjunta de Tada y Swanson,
alcanzó los 59 casos ,30 bilaterales y 29 unilaterales. En la de Falliner, se registraron 23 casos bilaterales por 8
unilaterales, siendo 25 varones.

MH unilateral MH bilateral

133
Mano Congénita

Su carácter hereditario dominante ha sido citado a lo largo de la historia. Schinz recoge diversos
árboles genealógicos, destacando la referencia de Liebeman, quien describe como de los 8 hijos de una mujer
afectada, descendientes de tres hombres diferentes, 6 presentaron deformidades semejantes. En un niño de
nuestra serie con afectación bilateral, también su padre presentaba una MH bilateral. En otras familias
estudiadas (Lewis, Embleton, Ströer), se encontraron diferentes tipos de MH con asociación de sindactilias y
polidactilias.

Muchos autores se ocuparon de las similitudes y diferencias de la Mano Hendida típica con otros tipos
de ectrodactilia, diferencias que justifican incluirlas en el apartado de Simbraquidactilias. Autores como Buck-
Gramcko señalaron como en estas últimas, existen pequeños muñones digitales con uñas rudimentarias, lo
que no sucede en la MH.

La asociación de MH con sindactilias y polidactilias de diferente tipo, ya fue citada en 1902 por Perthes.
Schinz reproduce el dibujo de un paciente de Perthes, de 35 años y raza china, con MH bilateral, en ambas con
únicamente el pulgar y meñique, y que en ambos pies tenía únicamente el quinto dedo. También Kanavel citó
la estrecha relación de la MH y las sindactilias. Manske publicó un interesante caso de MH y polidactilia central
asociada en gemelos. Frecuentemente dichas polidactilias son solamente diagnosticables en las radiografías,
dado que la cobertura de partes blandas es común.

Autores japoneses optaron por configurar un cuadro al que denominan inducción anómala de radios
digitales (´abnormal induction of finger rays´) en el que engloban casos donde se mezclan hallazgos de mano
hendida, sindactilia y polidactilia (Watari, Satake).

La MH puede presentarse asociada a otras anomalías, como el pie hendido, y el labio o paladar
hendido como ya mencionó Eckoldt, autor citado por Maertens en su artículo (1804), conteniendo el dibujo de
las manos y pies hendidos. Falliner, reportó 17 casos de pie hendido en sus 23 pacientes con MH bilateral, pero
solamente en 2 de los casos con MH unilateral. También citó la presencia de una seudoartrosis de clavícula y de
agenesia tibial, anomalía presente en un caso de la serie de Minguella. Ocasionalmente se presenta en
síndromes complejos, tales como el de Kabuki, Silver-Russell y el síndrome EEG (Falliner).

CLASIFICACIÓN

La clasificación de la IFSSH considera la Mano Hendida como un defecto del desarrollo longitudinal,
compartiendo grupo con la mano zamba radial y cubital, siendo en la mayoría de los casos una deficiencia
central (Tada), aunque también puede localizarse en la parte cubital de la mano (Al-Qattan, Horii, Tonkin,
Falliner).

En su libro, Schinz incluye las radiografías de un varón de 40 años, no operado de su MH bilateral


tetradáctil por ausencia del IV radio. En la mano derecha se asociaba la fusión de las falanges proximales del
segundo y tercer radio. En otra imagen (caso del Dr. Hess), presenta las radiografías de un niño nacido muerto,
con una MH cubital (ausencia del 4º radio) y una polidactilia del pulgar en la otra mano. Como señala Al-Qattan
en los casos de MH cubital el meñique es hipoplásico. En su serie registró 3 casos frente a 44 casos de MH
central.

134
Mano hendida

En 1936 y 1937, Lange publicó 2 artículos (citados por Kelikian), distinguiendo la forma típica y atípica
de MH. En 1937 Müller opinó que la MH típica y la atípica, tendrían diferentes etiologías. Este concepto fue
posteriormente adoptado por otros autores (Barsky, Flatt), con más o menos variantes. Sandzen añadió a la
MH típica (tipo I) y atípica (tipo II), un tipo III, en la cual incluye los casos con ausencia de 2,3 ó 4 dedos.

En 1936 Ströer estableció la secuencia teratológica en la MH, representando en su esquema (incluido


por Schinz en su tratado) 8 grados. Posteriormente Maisels defendió la “teoría de supresión centrípeta”
(´centripetal supression theory´), con grados crecientes de severidad, iniciada por una hendidura central
mínima, seguida por la ausencia digital del dedo medio, de varios dedos, y llegando a la ausencia digital
completa. Aunque es un concepto motivo de controversia, creemos que la MH debe presentar como elemento
básico la correspondiente hendidura y por ello preferimos excluir los casos con presencia de un solo dedo
cubital, que encontrarían mejor acomodo en el apartado de simbraquidactilias. De hecho, algún autor como
Tada, al presentar una mano mono-digital, justificó su inclusión como MH por la coexistencia de una MH
contralateral.

Manske se basó en el estado de la primera comisura, para diferenciar los siguientes tipos:

• tipo I: la 1ª comisura es normal.


• tipo IIA: la 1ª comisura está algo disminuida.
• tipo IIB: la 1ª comisura tiene una mayor disminución.
• tipo III:la 1ª comisura es inexistente por existir una sindactilia pulgar-índice.
• tipo IV: ausencia del índice, por la que la 1ª comisura se funde con la hendidura.
• tipo V: por ausencia del pulgar, no existe 1ª comisura. Solamente están presentes los radios cubitales,
llegando en los casos extremos a la existencia aislada del Vº radio.

Goldfarb revisó los 12 casos (16 MH) operados por Manske. Describe la medición del ángulo inter-
metacarpiano (II-IV) y del ángulo inter-falángico (F1 del índice y anular), como parámetros medibles en los
casos con ausencia limitada al dedo medio, y que permiten constatar el efecto corrector de la cirugía
realizada.

Diferentes casos de mano hendida

135
Mano Congénita

ANATOMÍA DE LA MALFORMACIÓN

Antes de la intervención debemos valorar las características anatómicas de cada caso. Son factores a
considerar las siguientes anomalías:

 Anomalías Ósteo‐articulares

• En los casos con ausencia del radio central, la longitud del III metacarpiano es variable. Cuando existe
el metacarpiano, incluso hipoplásico, existe el músculo adductor del pulgar, que deberá tratarse de
conservar, por su papel relevante en la pinza.

• Anomalías de las falanges: la presencia de una falange media hipoplásica, en ocasiones de tipo delta,
es frecuente en el dedo índice. También lo es la hipoplasia global del meñique en la MH típica, con una
falange media de reducido tamaño.

En algunos casos las falanges media y/o distal se fusionan longitudinalmente. La coexistencia de
polidactilias en los radios adyacentes a la hendidura ha sido mencionada por autores como Tada, que incluye
además casos de sindactilias digitales, que revisando diferentes series aparecen de forma relativamente
frecuente. La deformidad típica se expresa con sindactilia pulgar-índice y anular-meñique. Jones, reportó 6
casos de MH con presencia de un metacarpiano supernumerario hipoplásico y en algún caso con sinostosis al
metacarpiano adyacente, de ubicación central, excepto en un caso complejo con ausencia de los dedos índice
y medio, situándose el metacarpiano supernumerario radialmente.

• Anomalías de las articulaciones inter-falángicas: la más llamativa es la que afecta a las IF proximales,
con contracturas en flexión y rotación de las mismas, especialmente en el anular. Ogino atribuyó esta anomalía
a una disfunción de los músculos intrínsecos, atribuyéndola Tada a la hipoplasia del tercer músculo lumbrical.

La presencia de huesos transversales, es más infrecuente. Su tamaño y disposición es muy variable, si


bien generalmente tienen su origen en el final del metacarpiano del radio afectado, dirigiéndose hacia un dedo
vecino, generalmente el IV radio. En su extremo adopta el formato de neo-articulación displásica. Con
frecuencia las falanges de este radio receptor son igualmente anómalas, pudiendo presentarse una falange
delta proximal, y/o una fusión-duplicación de las falanges distales (polidactilia).

• Los huesos del carpo pueden presentar un amplio abanico de anomalías, especialmente fusiones
carpianas, que hemos podido constatar en varios de los casos de nuestra serie. En un caso bilateral,
existía una fusión hueso grande-ganchoso en una mano, inexistente en la otra.

 Anomalías músculo‐tendinosas: incluyen la existencia de un tendón flexor (y en ocasiones extensor)


conjunto para el índice y pulgar, anomalías de los músculos intrínsecos y extrínsecos

 Anomalías vasculares: Ueba incluyó en uno de sus artículos, una angiografía en la que se observa la
bifurcación vascular pulgar-índice muy distalmente, lo que complica la separación de dichos dedos.
Este factor ha sido también comentado por Upton. Smith y Weber, sugieren la conveniencia de hacer
una angiografía pre-operatoria a raíz de las complicaciones sucedidas en 2 casos de su serie.

136
Mano hendida

ANÁLISIS DE NUESTRA SERIE

Seguiremos para esta revisión la pauta que utilizó Falliner, en su revisión sobre 31 pacientes
consultados en su Hospital de Kiel en el período 1972-1998. Los datos básicos de nuestra serie son los
siguientes:
• De los 16 casos incluidos en esta revisión, 12 casos se presentaron en varones. En los otros 4 casos
afectando a niñas, dos casos lo fueron de localización cubital, tipo que no se presentó en ningún niño.
• La afectación fue unilateral en 10 casos y bilateral en 5. En otro niño a la MH derecha se le asociaba
una sindactilia III-IV en la otra mano.
• De los 5 pacientes con MH bilateral, 2 niños presentaban además un pie hendido bilateral. En nuestra
serie la única anomalía asociada no localizada en las manos o pies, fue un único caso de labio hendido.
Hemos registrado antecedentes familiares de MH solamente en el caso de un niño, cuyo padre
también la presentaba.

TRATAMIENTO

De forma certera Flatt expresó su opinión sobre la MH diciendo que era “un triunfo funcional y un
desastre social”. La capacidad funcional vendrá determinada por la gravedad de la malformación, pero aun en
casos extremos es sorprendente la adaptación del paciente. La madre de dos niños, el primero sin deformidad
alguna y el segundo con una MH bilateral bidigital (I-V), nos refirió que el hijo afectado* realizaba las tareas de
la vida diaria con la misma independencia y velocidad que el hermano.

Manske señaló como un padre con MH que se ha adaptado bien funcionalmente, se resiste a aceptar la
cirugía de su hijo cuando se le explican los riesgos de la misma. Sin embargo, en nuestra experiencia en la
mayoría de casos severos, los padres presionaron para que se recurriese a la cirugía por el problema estético
que las MH conllevan. En algún adolescente no operado que hemos tenido ocasión de ver, la MH había sido
motivo de serias dificultades de integración escolar y social.

Por lo dicho, en nuestro criterio la cirugía paliativa será conveniente en la mayoría de los casos. En los
más severos, se debe buscar un equilibrio entre mantener la función y mejorar el aspecto estético. Nunca se
deben proporcionar falsas expectativas, y debe aclararse que en algunos casos, será necesaria una segunda
cirugía en la adolescencia para corregir defectos residuales.

137
Mano Congénita

En cuanto a la técnica a seguir, estará en dependencia de la severidad de la malformación, y


comprende los siguientes gestos quirúrgicos:

I. Cierre de la comisura

En los casos más leves, con ausencia limitada al dedo medio, el cierre de la hendidura puede hacerse
con una incisión con múltiples zeta-plastias, para evitar cicatrices retráctiles. Barsky propuso reconstruir la
comisura mediante un colgajo en forma de diamante levantado de uno de los dedos. Por su parte, Ueba
propuso el cierre de la comisura mediante 3 colgajos (dorsal, palmar e interdigital).

En los casos de sindactilia pulgar-índice, Snow y Littler, utilizaron un colgajo de base palmar, obtenido a
nivel de la hendidura y que se traslada a la nueva comisura pulgar-índice. Aunque su capacidad de
supervivencia es sorprendente, no se debe ser en exceso ambicioso, por el riesgo de necrosis en su parte más
distal, complicación mencionada por algún autor. Como señaló Flatt, un grado leve de adducción residual del
pulgar puede ser aceptado.

Otra posibilidad es utilizar un colgajo cutáneo de base dorsal que se traslada hacia la recreada primera
comisura, colgajo más o menos extenso (Miura, Manske, Slullitel), que se complementa con injertos libres de
piel si es preciso. Upton combina una incisión del índice circunferencial, otra longitudinal en la primera
comisura y un colgajo ´trap door flap´ similar al de Barsky. Oberlin, en los casos tipo II de Manske, propone la
utilización de incisiones alternativas a las habitualmente usadas, buscando la ubicación de las cicatrices en el
área palmar.

Kelikian incluye en su libro fotografías de un caso, en que llegó a utilizar un colgajo abdominal para
aportar piel a la cuarta comisura, como paso previo a las osteotomías del anular y meñique, alternativa que aún
en autores de su experiencia y habilidad, consideramos que actualmente no deben ser empleadas.

II. Músculos

Para poder trasladar cubitalmente el dedo índice, el primer músculo interóseo dorsal será despegado
sub-periósticamente en su inserción en el primer metacarpiano. Cuando se extirpa el III metacarpiano, como
señala Upton, deberá preservarse el músculo adductor del pulgar, que se despegará sub-periósticamente
para posteriormente envolverlo en la diáfisis del nuevo III metacarpiano, mientras que Minguella refiere su
sutura a la diáfisis del IV metacarpiano.

III. Gestos quirúrgicos para mantener la distancia entre el anular y el índice.

Tada opinó que era esencial para el cierre de la hendidura, el empleo de un injerto tendinoso circular a
través de los metacarpianos divergentes. Ueba propuso utilizar un injerto del tendón del palmar menor
imbricado en el aparato extensor del índice y anular. Ogino propuso reconstruir el ligamento transverso inter-
metacarpiano, mediante la sutura de dos colgajos obtenidos de las vainas de los tendones flexores. La
colocación de una sutura hecha a través del cuello de los metacarpianos adyacente, fue practicada por Barsky
(con hilo de acero) Flatt (catgut grueso) y Minguella (hilo no reabsorbible grueso), reconociendo este último la
tendencia a la recidiva.

138
Mano hendida

Rider no encontró diferencias significativas en la alineación finalmente obtenida (ángulo


metacarpiano) en sus 8 casos con reconstrucción del ligamento inter-metacarpiano y los 5 casos en los que no
se hizo. La mayoría de autores, acepta que lo básico para conseguir la mejor alineación metacarpiana posible,
es alinear el componente óseo, con la traslación del II metacarpiano sobre la base del tercero, cuando está
presente, al menos en su segmento proximal.

IV. Estabilización ósea

Estará en dependencia de si existe y en que longitud el III metacarpiano. Miura, para conseguir un
mejor paralelismo de los dedos, recurre a la osteotomía en la base del II metacarpiano que se traslada a la base
del III metacarpiano, haciendo la fijación con agujas de Kirschner. Debe calcularse cuidadosamente la longitud
ósea resultante, para mantener el equilibrio del contorno de la mano.

La traslación del índice no debe hacerse si al cerrar la hendidura los dedos largos se muestran
paralelos, ya que la presencia del III metacarpiano proporciona una mayor amplitud a la palma de la mano y
una superior capacidad funcional (Minguella). Si se hace, la fijación se realizará mediante agujas de Kirschner,
colocadas transversal y longitudinalmente. Upton, presentó de forma muy detallada las opciones de
reconstrucción ósea en su artículo.

En los casos de MH con severa divergencia de los metacarpianos, Foucher propuso realizar una
recolocación radial de los dedos cubitales mediante una osteotomía intracarpiana, que sin suponer la pérdida
de la movilidad CM, ayuda a alinear los metacarpianos.

DIFICULTADES TÉCNICAS EN LA CIRUGÍA

 La primera a mencionar deriva de la existencia de una tendón flexor conjunto en casos de sindactilia
pulgar-índice. Dividirlo es una maniobra delicada, y debe procurarse dar prioridad a la parte
destinada al pulgar, aunque ello suponga una menor flexión del índice, cuya funcionalidad también se
ve disminuida por la frecuente presencia de una falange media anómala. La dificultad técnica es
todavía mayor en los raros casos de sinostosis del I y II metacarpianos.
 Cuando el metacarpiano central está ausente, los tendones flexores y extensores del dicho radio se
funden en forma de lazo a nivel del carpo (Ueba). Si el defecto óseo es distal, con presencia del
metacarpiano, los tendones del dedo ausente, se dirigen y funden con los dedos adyacentes.
 Otra complicación se deriva de la presencia de una falange media anómala en el índice. Qué hacer
con la misma en la cirugía inicial es difícil de decidir. En los casos seguidos a distancia (Flatt) se constata
la permanencia de la deformidad. En uno de nuestros casos optamos por su exéresis bilateral, siendo
la función final del índice muy limitada, dada la asociada hipoplasia del aparato flexor.
 La vascularización digital también dificulta y condiciona la técnica. Smith y Weber, se vieron obligados
a desistir de la separación de la sindactilia pulgar- índice en un caso, al no hallar arterias volares para el
índice. En un segundo caso, solamente estaba presente una diminuta arteria para el dedo índice, lo
que motivó una muy lenta reperfusión tras su separación, que finalmente se recuperó. Esta
circunstancia también puede presentarse en la separación de la sindactilia anular-meñique, siendo
este último dedo hipoplásico. En uno de nuestros casos, el meñique separado, se mantuvo sin
perfusión durante un prologado intervalo, aunque finalmente se recuperó.

139
Mano Congénita

 En cuanto a las anomalías estructurales a nivel IFP, Ogino propuso la corrección de la contractura en
flexión del anular mediante la transferencia del tendón flexor superficial a la base de la falange
proximal. Manske refirió la posibilidad de hacer una osteotomía correctora de la falange proximal.

Cualquiera que sea su causa, a nuestro entender es una deformidad compleja, que combina la flexión
con un cierto grado de rotación, que es la que le permite enfrentarse a los dedos radiales. En nuestros casos
hemos preferido abstenernos de intentar una solución para esta anomalía, prefiriendo aceptar la deformidad
estética, para conservar su capacidad funcional que es prácticamente normal y que será fundamental en su
papel de oposición al pulgar.

En la literatura se encuentran casos tratados mediante técnicas poco usuales y en ocasiones de


discutible indicación, como el caso de Ueba reconstruyendo un segmento del dedo medio mediante un hueso
transversal, añadiendo un colgajo abdominal y un injerto óseo. Katarancik presenta un caso con presencia de
un sólo dedo, en la que realizó una transferencia de un segmento digital del pie (también hendido) a modo de
poste. Un caso similar es incluido por Kay en su revisión.

Presencia de un hueso ´transversal`

RESULTADOS

Es tal la variabilidad de la MH, que resulta muy difícil valorar los resultados de una forma
estadísticamente válida. Como resumen podemos decir:
• En nuestra serie las expectativas de una mejoría estética se han cumplido. En los casos complejos,
persistirán cicatrices importantes, especialmente con la técnica de Snow-Littler.
• En un caso operado al año de edad, fue preciso una segunda cirugía en la adolescencia. La razón fue la
inestabilidad de la articulación MF del pulgar dominante, que pudo ser mejorada acortando el
ligamento colateral cubital. Este paciente trabaja desde hace varios años como mecánico de
mantenimiento en una empresa metalúrgica, lo que confirma el potencial funcional de la MH incluso
bilateral.
• El dedo índice con sindactilia al pulgar, un tendón flexor común y una F2 anómala, tiene una función
muy limitada. El que hacer en estos casos es un dilema, y para Upton su amputación estaría justificada
en los casos más severos, medida extrema que no ha sido realizada en ninguno de nuestros pacientes,
pero que debe tenerse en cuenta.

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Mano hendida

• En conclusión, en los casos de MH, la cirugía puede mejorar el aspecto estético sin que la capacidad
funcional disminuya, al menos de forma significativa, si bien se carece de un análisis a largo plazo
comparando casos operados con no operados. La calidad del resultado, vendrá determinada por la
experiencia del cirujano, y la complejidad de la patología.

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142
CAPITULO XVIII

DEFORMIDAD DE MADELUNG

Con la colaboración del Dr. Sergio MARTÍNEZ

CONCEPTO Y REVISIÓN HISTÓRICA

En el Congreso de Cirugía celebrado en Berlín en el año 1878, Otto Madelung presentó un caso de
“subluxación anterior espontánea de la muñeca” en una joven, calificándola como “manus valga”. La
deformidad sería debida al cierre prematuro del área cúbito-volar de la epífisis radial, provocando un
desplazamiento volar del carpo. El cúbito se desarrolla normalmente, por lo que al término del crecimiento su
cabeza ocupa una posición distal y dorsal respecto al extremo del radio. Todo ello en su conjunto, da lugar a la
denominada Deformidad de Madelung (DM).

En la magnifica revisión histórica que aporta en su libro Kelikian, refiere como un error atribuir a
Dupuytren la primera descripción sobre la DM, basándose en la investigación y publicación de Stetten en 1909,
aclarando que lo que había descrito Dupuytren en una de sus lecciones orales dictada en 1834, se
corrrespondía con la subluxación de la muñeca descrita por Bégin en 1825, en trabajadores manuales de alta
demanda funcional (´work with press levers´). Kelikian menciona como pionero en aportar un caso de DM a R.
Smith (Treatise on fractures in the vicinity of joints and congenital dislocations, Dublin, 1847). En 1855 en su
Tratado sobre las Fracturas y Luxaciones, Malgaigne publica un nuevo caso de auténtica DM.

Fue Jean en 1875, el primero en realizar la disección anatómica de un paciente con esta deformidad.
Duplay en 1885 señaló que la curvatura del radio es su hecho diferencial básico, en un artículo que dedicó a las
osteotomías del radio en casos post-traumáticos y “espontáneos”. En 1891, publicó un nuevo articulo sobre
esta patología titulado “Un cas de rachitism tardif des poignets”. En 1899 Delbet y Gangolphe denominaron a
la deformidad como “carpus curvus” y “radius curvus” respectivamente. En el mismo año Destot publica su
estudio radiológico. En 1938, en el primer trabajo publicado en la literatura americana (revista Annals of
Surgery) Anton recopiló 172 casos.

ETIOLOGÍA

La razón por la que se altera el crecimiento de la fisis afectada no se conoce con exactitud. El grupo de
Muns encontró una desorganización de los condrocitos y una calcificación endocondral anormal. La mayoría
de los casos ocurren de una forma esporádica. El principal argumento para incluir la DM en el grupo de las
anomalías congénitas es su carácter hereditario, en un tercio de los casos aproximadamente, con un patrón de
transmisión autosómico dominante. Se ha detectado una mutación del Gen SHOX localizado en el cromosoma
X en el síndrome de Léri-Weill (Belin), cuyo diagnóstico es posible hacer con el test genético SHOX-DNA-Dx.

143
Mano Congénita

Langer revisó recientemente las diversas anomalías anatómicas que diferentes autores han señalado
como factor causal. Así, en 1852 Fano señaló la anómala existencia de un flexor carpi radialis profundus, y
Richards en 1852 la presencia de un músculo atávico equivalente al tibial posterior. Linscheid en 1979 señaló la
existencia de una anomalía del músculo pronador cuadrado.

Vickers describió por primera vez la presencia de un engrosamiento ligamentoso (de 5 a 7mm) que
desde la metáfisis radial (con presencia de un pequeño “espolón”) se dirige al semilunar y en menor medida al
piramidal y TFCC. Carter y Ezaki confirmaron su existencia en el 91% de sus casos operados. Es dudoso que este
ligamento tenga un papel causal en la DM, y posiblemente sea más una consecuencia que una causa, por un
anómalo desarrollo del ligamento radio-lunar corto. Al respecto, debe señalarse que Vickers comprobó
también su presencia en la DM inversa.

DIAGNÓSTICO

Su diagnóstico se suele hacer en la adolescencia, acudiendo a consulta por las molestias al esfuerzo,
por la limitación de la movilidad y por la creciente deformidad externa. En las radiografías, se aprecia la
deformidad del extremo distal del radio, y la anormal amplitud de la articulación radio-cubital distal. En la DM
clásica, la morfología del semilunar es prácticamente normal. En la RM se objetivan los mismos hallazgos, y la
presencia de la estructura ligamentosa anómala descrita por Vickers.

En la variante que Vickers denominó como ´chevron carpus´, el semilunar, con una doble superficie
articular proximal, se introduce entre los extremos del cúbito y radio. La deformidad clínica es menor, así como
la inestabilidad, pero el roce es mayor, lo que se traduce con el paso de los años en una severa artrosis radio-
carpiana.

Mucho más infrecuente es la deformidad denominada Madelung inverso (´reversed Madelung´), en la


que se produce la subluxación de la cabeza del cúbito en sentido volar, ocurriendo la deformidad de la epífisis
radial en su área dorso-cubital. La primera descripción de esta anomalía es atribuida por Kelikian a Kirmisson
en 1902.

La presencia de la DM no es posible confirmarla hasta que se manifiesta en las radiografías.Kelikian


presentó un ilustrativo esquema de la evolución de dicha epífisis, de desarrollo más precoz en las niñas que en
los niños. Aunque la alteración de su morfología ya podría observarse a partir de los 2 años, en la práctica el
diagnóstico de la DM es hecho más tardíamente. Solo en casos con antecedentes familiares, las radiografias
obtenidas en base al temor a su carácter hereditario, han podido mostrar la presencia de cambios precoces en
la epífisis radial. Esto lo comprobó Vickers en una niña de 5 años, estudiada por ser la tía de la niña portadora
de la deformidad.

CLASIFICACIÓN

Como señalaron Zebala y Manske, la DM tiene un amplio espectro de presentaciones. La primera


variante es la clásica DM idiopática, en la que solamente el extremo distal del radio está afectado. En otras
variantes todo el radio es displásico. Vickers las denomina ´Madelung like deformities´, y si bien en algún caso
está asociada al síndrome de Turner, se presenta más frecuentemente como una ´discondrosteosis´. Léri y Weill

144
Deformidad de Madelung

en 1929 señalaron la coexistencia de una corta estatura, de una mesomelia y de una deformidad de Madelung.

De una forma simple, pueden dividirse las DM en casos leves y severos.Mc Carroll y Tuder definieron
los parámetros radiológicos para clasificar la DM en orden a su severidad:

 acortamiento y angulación (volar y cubital) de la epífisis radial, con hipoplasia de la faceta articular
correspondiente al semilunar.
 aumento de la distancia radio-cubital distal.
 prominencia dorsal de la cabeza del cúbito.
 disposición triangular del carpo, que en los casos severos se subluxa hacia volar.

Dado que la DM es una anomalía tridimensional, la TC es útil para determinar la morfología de la


misma, aunque su obtención no siempre precisa ser realizada.

INCIDENCIA

La DM es poco frecuente. Aproximadamente dos de cada tres casos son bilaterales, con un porcentaje
de casos hereditarios en torno al 30%. Pocos autores llegan a reunir series personales extensas. Entre las más
numerosas, están las series de Vickers (51 casos), de Flatt (37 casos), la de Manske (18 casos) y la de Saffar con
17 casos. Nuestra serie se compone de 23 casos, y como en todas, existe un clarísimo predominio de pacientes
del sexo femenino (21 casos). La afectación fue bilateral en 17 de los casos, frente a 6 casos unilaterales. Los
casos unilaterales se presentaron en una adolescente y en 4 mujeres adultas, por tan solo un varón, profesor
de profesión, con una deformidad moderada y que tenía una escasa expresión clínica.

DM en una adolescente y en una adulta

TRATAMENTO

El tratamiento de la DM está en dependencia de la edad del paciente, del grado de deformidad, y del
dolor e incapacitación funcional que conlleva. La alternativa entre el tratamiento conservador y el quirúrgico
sigue siendo motivo de controversia. Habitualmente, las molestias que aparecen durante la adolescencia,
ceden si se evita un sobresfuerzo continuado y se utiliza una ortésis. En la opinión de la mayoría de expertos, la
cirugía debe reservarse para deformidades severas y causantes de una limitación funcional marcada.

145
Mano Congénita

En los casos de temprana presentación y no operados, al finalizar el crecimiento, suele existir un


período de bastantes años con una razonable adaptación funcional y sin apenas dolor. En la mayoría de los
casos, con el paso del tiempo, reaparece el dolor por la artrosis desarrollada.

Entre las diferentes propuestas para su tratamiento quirúrgico, deben ser citadas:

 la epifisiolisis preventiva en los adolescentes, propuesta por Vickers y fundamentada en la técnica de


Langenskiold. Mediante abordaje volar siguiendo el tendón del FCR, y despegando el pronador
cuadrado, se expone el radio distal, resecando el ligamento de Vickers. Bajo control fluoroscópico, a
una distancia de 5mm de la articulación radio-cubital, se aborda y extirpa la zona cubital de la fisis
afectada, conservando su zona normal radial. Con tejido graso obtenido del antebrazo se rellena el
defecto así creado.

Con esta técnica, se pretende evitar la deformidad, o si ya está presente, lograr una remodelación
progresiva durante los años que restan de crecimiento. Sería un procedimiento reservado para el
Madelung Infantil, en pacientes operados en edades comprendidas entre los 8 y los 12 años. En el
capítulo que aporta Vickers al libro The Growing Hand, expone una serie de 28 operaciones de este
tipo a lo largo de 16 años, que desgraciadamente no proporcionan un retorno a una situación de
normalidad.

 la osteotomía correctora del radio, tanto en adolescentes como en adultos, ya fue realizada por
autores como Martin Kirschner en la década de los treinta del siglo pasado, y más tarde por Kelikian,
haciendo ambos osteotomías de cierre resecando un triángulo del radio distal. En los casos más
severos y complejos, asociaban bien un acortamiento del cúbito (Kirschner) o la exéresis de la cabeza
del cúbito (Kelikian).

La técnica de Darrach implica el riesgo de generar un desplazamiento todavía mayor del carpo,
especialmente en pacientes jóvenes y laxas, colectivo en que puede optarse por la técnica de Kapandji, que
teoricamente implica un menor riesgo de emigración del carpo, pero que aumenta la complejidad de la cirugía
paliativa.

Dobyns y Linscheid en la Clinica Mayo propusieron en 1988 su primera variante técnica, en la que
corregían la curvatura radial mediante un injerto óseo proximalmente y un triángulo de silicona distalmente,
técnica ya modificada en su posterior publicación de 1996.

Tambien Watson publicó su doble osteotomía radial (una de cierre y otra de apertura), añadiendo la
exéresis “en espejo” de la cabeza cubital, por haber comprobado que en caso de no hacerlo, persistían las
molestias a nivel da la radio-cubital distal. En Sao Paulo se ocupó de esta patología el grupo de De Paula, y el
grupo de Dos Reis. Algunos autores, Houshian entre ellos, han publicado su experiencia con la utilización de un
fijador externo. Vickers recurrió a la osteotomía radial, asociando la resección de “su” ligamento, en el
Madelung Juvenil, con edades comprendidas entre los 13 y 19 años.

La osteotomía del radio “en cúpula” fue propuesta por Carter y Ezaki, quienes la consideran como la
más idónea en pacientes cercanos a la madurez esquelética, para corregir simultáneamente la deformidad

146
Deformidad de Madelung

coronal y sagital. Se utiliza un abordaje volar, resecando el ligamento de Vickers y realizando la osteotomía
cóncava hacia distal y proximalmente a la fisis del radio, bajo control fluoroscópico, para evitar lesionar la fisis
radial y la articulación radio-cubital distal. La disminución de la inclinación de la superficie articular distal del
radio, mejora el soporte de la misma para el semilunar. En 2006 publicaron sus resultados en 20 pacientes
operados con esta técnica (Harley).

En pacientes jóvenes, la osteotomía puede fijarse con agujas de Kirschner por el bajo riesgo de
seudoartrosis radial, evitando que su colocacion lesione la rama sensitiva radial, recurriendo en caso necesario
a hacer una mini-incisión para identificarla. A menudo queda una espícula de hueso en la zona volar (debido al
desplazamiento dorsal del fragmento distal), que es necesario resecar. La pauta post-operatoria consiste en la
retirada de las agujas de Kirschner a las cuatro semanas, continuando con un yeso antebraquial durante dos
semanas más. Posteriormente se utilizará una férula termoplástica y se iniciará la rehabilitación.

En pacientes jóvenes en los que es previsible que la deformidad se acentue por el crecimiento
progresivo del cúbito, es conveniente realizar simultáneamente una epifisiodesis distal del cúbito, abordando
la fisis mediante una pequeña incisión longitudinal, evitando lesionar la rama sensitiva dorsal cubital. La
destrucción de la fisis se hace con una broca y/o una cucharilla, bajo control fluoroscópico.

 Acortamiento del cúbito: indicada en pacientes adultos, en los que el principal sitio de las molestias
es la vertiente cubital. Autores como Bruno, han referido su experiencia con el simple acortamiento
del cúbito, más lógico cuando se trata de casos leves, donde este componente es el más llamativo
clínica y radiológicamente. Esta opción, en nuestra serie fue elegida en dos mujeres jóvenes, con una
DM de grado moderado pero sintomática, pese al tratamiento “conservador” previo a la cirugía.

 Extirpación de la cabeza del cúbito: cuando está muy deformada, técnica que hemos practicado en
dos pacientes adultas, que acudieron a la consulta por la rotura de los tendones extensores del
meñique y anular. Su reparación y una plastia estabilizadora del extremo distal del cúbito resecado,
con una bandeleta del FCU, añadiendo la disminución de las exigencias funcionales tras la cirugía,
proporcionó una mejoría funcional y del aspecto estético.

 Artrodesis radio-carpiana: indicada en los casos más severos y avanzados, asociando la exéresis de la
cabeza del cúbito o la técnica de Kapandji.

 Prótesis de la cabeza del cúbito: su utilización fue publicada por Dubey a propósito de una paciente
de 54 años con una DM leve, y con un seguimiento de tan solo un año. Tambén Scheker ha llegado a
utilizar la protesis por él diseñada en algun caso (comunicación personal). Es una opción a reservar
para pacientes, con un grado moderado y edad avanzada, y sujeta a los riesgos que conllevan este tipo
de implantes, especialmente en el largo plazo.

CONCLUSIONES

Conocemos muchos aspectos de la DM. Sin embargo, seguimos desconociendo la razón por la que se
produce, y cúal es la mejor opción de tratamiento para muchos de nuestras pacientes. Lamb señaló la
necesidad de hacer estudios a largo plazo de la evolución natural de esta deformidad, que permitan conocer si

147
Mano Congénita

los tratamientos actualmente empleados tienen un verdadero fundamento para seguir siendo utilizados,
aceptando que ninguna técnica es capaz de conseguir una normalización articular.

Su tratamiento quirúrgico no está exento de complicaciones, tanto en lo relativo al componente óseo,


como al psicológico si las expectativas puestas en la cirugía no llegan a alcanzarse. Esto sucedió en una paciente
de 42 años (operada por otro colega) que acudió a nuestra consulta, y en la cual el aceptable aspecto
radiológico tras la cirugía (acortamiento del cúbito), se vió ensombrecido por un cuadro de dolor regional
complejo post-operatorio, de larga duración y tan solo parcial recuperación.

En los pacientes operados tempranamente, el riesgo de recidiva debe ser tenido en cuenta, y ha sido
mencionado por diversos autores como Sakuma, con reaparición de un dolor incapacitante que requirió una
segunda intervención. Por todo ello, es importante una selección adecuada de los casos a operar, no creando
falsas expectativas, y si es posible, no indicar cirugía en los casos con litigios laborales o de otra índole.

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149
150
CAPITULO XIX

ANOMALÍAS MÚSCULO‐TENDINOSAS DIGITALES CONGÉNITAS

Con la colaboración del Dr. Ricardo Tobio

INTRODUCCIÓN

Las anomalías tendinosas congénitas, están presentas en muchas malformaciones de la mano. En este
capítulo, nos ocuparemos de aquellos cuadros clínicos en las que las mismas son la parte esencial, y en
ocasiones la única anomalía existente, que se expresa por la disminución o hasta ausencia de un determinado
movimiento. En diversas ocasiones, se le asocia una alteración posicional, al romperse el equilibrio con la
musculatura antagonista. En la mano, aunque los cuadros clínicos más significativos y trascendentes se
localizan a nivel del pulgar, pueden verse igualmente afectados los dedos largos.

ANOMALÍAS DE LOS TENDONES FLEXORES

En sus disecciones anatómicas, Kaplan observó que en el 33.6% de los casos, el FS del meñique y el del
anular tenían un origen común. La ausencia del FS del meñique, fue referida como “común” por Townley, y
encontrada en el 21% de las 40 manos estudiadas por Austin en 20 cadáveres. Aun existiendo, es relativamente
frecuente que el FS del meñique tenga un grosor menor que en los otros dedos.

En cuanto a los tendones flexores profundos, solo hemos encontrado en la literatura un caso de
ausencia del FP del meñique, con un doble FS (Kirsner). Un caso de anormal acortamiento de los flexores
profundos fue descrito en un niño de 8 años por Takagi. En nuestra serie, registramos un caso en una
adolescente (que nos consultó por otro problema), y que de sus IFD solamente podía flexionar la del índice.
Pese a ello, su capacidad funcional era suficiente para sus actividades y nunca se había planteado su
tratamiento.

Otra entidad a reseñar es la Anomalía de Lindburg y Comstock*, que se caracteriza por la existencia
de una conexión entre el FPL y el FP del dedo índice proximal a la muñeca, que provoca que sea imposible la
flexión independiente de ambos dedos. En su artículo reportaron 4 casos (3 mujeres y un varón), todos ellos
operados. En las 2 pacientes que hemos tenido ocasión de ver, apenas les causaba molestias y rechazaron la
operación. En caso de ser motivo de discapacidad, la opción es la resección de la anómala conexión.

La ausencia del FPL en ocasiones es una anomalía aislada y en otras se presenta de forma asociada a la
ausencia de la musculatura tenar. Ya mencionada en 1895 por Fromont (Bull. Soc. Anat. Paris), ha sido objeto
de publicaciones por autores como Arminio, Lister, Köster, Miura y Tsuchida. Una serie de 7 casos, 3 de ellos en
la misma familia, fue publicada por Strauch y Spinner. Para ampliar la primera comisura, cuya disminución

151
Mano Congénita

atribuyeron a la acción del adductor del pulgar, utilizaron un colgajo obtenido del índice. La oposición del
pulgar se consigue mediante la trasferencia del FS del anular. Refieren que en sus casos, la falta de flexión de la
IF no era lo suficientemente limitante, como para requerir un gesto quirúrgico para intentar mejorarla.

De llegar a hacerse su cirugía paliativa, habitualmente es el FS del anular el tendón trasferido (Tsuchida
), ya sea en un solo tiempo (con creación de poleas si no existen) o en dos tiempos, el primero para colocar una
varilla de silicona y hacer la reconstrucción de la polea A1, con el tendón del palmar menor o el retináculo
extensor. En el segundo tiempo se realiza la trasferencia tendinosa. El grado de flexión de la IF conseguido es
limitado, en el caso de Köster a una flexión IF de 35º, en la niña operada por Arminio de 25º y en el caso de Lister
de 30º. Da Haan, en un niño de 5 años, con cirugía en 2 tiempos, consiguió una flexión de la IF de 55º. El
pronóstico es más favorable en los casos de anomalía aislada y con una amplia movilidad pasiva IF. Si existe un
FPL hipoplásico, puede ser utilizado para reconstruir la polea (Usami).

Miura publicó el caso de un niño de 8 años incapaz de flexionar la IF del pulgar derecho, en el que
encontró al operarlo una doble inserción del FPL, la más gruesa en el ligamento anular del carpo, y el tendón
más fino en su lugar habitual. La transferencia del primero al segundo no mejoró significativamente la flexión
IF. El padre tampoco podía flexionar su pulgar, pero en su caso se asociaba una hipoplasia de la musculatura
tenar.

PULGAR EN RESORTE

Este término hace referencia a la presencia en el pulgar de un nódulo apreciable en la cara volar a nivel
de la articulación MF, que fue descrito por Notta en 1850. Los padres llevan al niño o niña a la consulta al
observar que no extiende el pulgar. En los casos menos severos, el pulgar puede moverse pasivamente,
llegando a un punto en que se produce un resalte, que molesta al niño que lo sufre. En los casos severos el
pulgar está prácticamente bloqueado, mostrando el niño resistencia al intento de su movilización.

El recién nacido mantiene sus pulgares flexionados, y no es hasta el tercer o cuarto mes cuando
comienza a extenderlos intermitentemente. Esto explica lo difícil que resulta determinar si la anomalía está
presente al nacer o si por el contrario surge al cabo de un cierto tiempo. Algunos autores se inclinan por
defender que es una anomalía congénita. Sin embargo, como recoge Ty en su revisión, otros autores no han
podido identificar un pulgar en resorte en recién nacidos, pese a su búsqueda en series superiores a los mil
niños. White y Jensen en su serie de 9 casos, refieren antecedentes familiares en dos. La presentación en
hermanos es rara pero posible, incluyendo gemelos, como los casos referidos por Dolan, en dos niños y en dos
niñas, caso similar a uno de nuestra serie en dos hermanas gemelas. Una lo presentaba en el pulgar izquierdo y
la otra en el derecho.

El nódulo de Notta ha sido atribuido a diferentes causas inflamatorias, pero el estudio histológico del
nódulo nunca lo ha confirmado. Otros autores han especulado con la existencia de anomalías morfológicas de
las poleas del pulgar. Así Bayat lo atribuye a una polea adicional (´variable pulley´ o polea anular variable), cuya
sección considera necesaria, como también lo cree van Loveren. No todos los autores concuerdan con esta
explicación etiológica, y opinan que un engrosamiento anómalo de la polea A1 es suficiente para explicarla,
pero tampoco histológicamente se ha podido demostrar ninguna anomalía de la polea resecada (Minguella).

152
Anomalías músculo-tendinosas digitales congénitas

Clínicamente se pueden diferenciar dos estadios o grados:

• primer grado: cuando la flexión de la IF es intermitente y su posición puede corregirse con una suave
extensión pasiva del pulgar.
• segundo grado: en el que la flexión de la IF es permanente y no puede ser corregida mediante
manipulación. Aún en este grado, resulta indolora, excepto cuando se intenta extender el pulgar.

El tratamiento debe considerar el grado. En el primer grado, parece sensato intentar evitar la cirugía, y
proceder a la movilización pasiva cuidadosa y repetida, asociando el empleo de férulas correctoras durante
unos meses. La mayoría de autores que han observado sus resultados, refieren una resolución de la patología
en un porcentaje importante. Posiblemente un porcentaje significativo de casos de primer grado se resuelven
espontáneamente, por lo que su incidencia real resulta desconocida.

Pulgar en resorte congénito Apertura polea A1

Dinham y Meggit revisaron 105 casos (suponiendo 131 pulgares afectados). Vieron que en los que se
presentan ya al nacer, se resuelven espontáneamente en el primer mes al menos el 30%. De los casos
diagnosticados entre el sexto mes y los treinta meses, desaparecía el 12% en los siguientes 6 meses. En los
casos en los que la edad superaba los 4 años, no registraron ninguna resolución espontánea.

En nuestra serie, la mayoría de los niños nos llegan con una edad relativamente avanzada y con
frecuencia tras el fracaso del intento de tratamiento conservador. Ante este escenario, preferimos proceder a
su tratamiento quirúrgico, de forma simultánea en ambos pulgares cuando son casos bilaterales. El riesgo que
supone una anestesia general a una edad en torno a los 3 años es asumible, y en ninguno de nuestros casos han
surgido complicaciones. Giostri refiere que en su serie no se pudo comprobar la recuperación espontánea,
pese a que la edad media de sus pacientes en el momento de la cirugía fue de 4.6 años.

El principal riesgo es evitar dañar los nervios colaterales, lo que exige una adecuada isquemia, una
excelente iluminación, empleando gafas de aumento si es preciso, y un instrumental fino adecuado al tamaño
del dedo. La incisión que utilizamos es transversal, identificando y protegiendo los nervios colaterales. La
sección de la polea A1 debe ser completa, y comprobaremos tras la misma que el tendón FPL se desliza con
facilidad. Si existen dudas, resecaremos una estrecha banda longitudinal de la polea entre los sesamoideos. No
es necesario hacer ningún gesto de adelgazamiento del nódulo tendinoso, pese a que autores de la talla de
Kelikian lo llegaron a aconsejar. Cumpliendo estos requisitos, el resultado es satisfactorio, sin precisar una
nueva cirugía ningún caso de nuestra serie.

153
Mano Congénita

DEDOS LARGOS EN RESORTE

Son de muy infrecuente presentación. Dellon y Hansen, publicaron un raro caso bilateral en un niño de
4 años, presentando sus 10 dedos un bloqueo en extensión, que trataron mediante la apertura de la polea A1.
Watson-Jones, reportó el caso de una niña de 4 años, incapaz de extender sus dedos largos, lo que solamente
conseguía empujándolos sucesivamente con sus pulgares, negándose la madre a que fuese operada.

Bae publicó una serie de 18 casos con un total de 23 dedos afectados. La cirugía utilizada fue la
apertura de la polea A1 añadiendo la extirpación de una bandeleta del FS, con resultado favorable en el 91% de
los casos así operados, técnica utilizada por Ty en su único paciente operado (a los 17 meses y bilateral
afectando al dedo medio). Lo mismo hicimos en nuestro único caso, afectando unilateralmente al dedo medio,
que se resolvió favorablemente.

En los casos leves, con bloqueos ocasionales del dedo afectado la incapacidad funcional que causan es
limitada, no llegando a ser operados. Hemos tenido ocasión de consultar a un niño con su dedo anular derecho
en esta situación, mostrando la ecografía un engrosamiento de la polea A1, cuya apertura probablemente
termine por ser necesaria. Kelikian incluyó en su libro un caso afectando al dedo medio, con una falange distal
atrófica.

Debe tenerse en cuenta que el atrapamiento en la polea A1, no es la única causa de un dedo largo en
resorte en los niños. Como señaló Cardon, pueden existir otras causas, únicas o asociadas, y puede ser
necesaria la apertura de la polea A3, y la resección de una o hasta las dos bandeletas del FS.

AUSENCIA O HIPOPLASIA DE LOS TENDONES EXTENSORES DIGITALES

La más conocida es la presentación del pulgar flexionado y adducido (Clasped Thumb , Pollex Varus).
En su exhaustiva revisión histórica sobre esta anomalía, Kelikian atribuye la primera descripción de una
malposición del pulgar en flexión y adducción a Tamplin (1846), y la primera disección de un pulgar con esta
anomalía a Shattock (1881). En 1934, Zadek refirió el hallazgo de un EPL hipoplásico en un niño operado por
una flexión IF bilateral, y Miller refirió en 1943 en un caso operado la ausencia del APL y EPB. Fue igualmente
mencionado por autores como Bunnell (un caso unilateral) y Barsky (un caso bilateral). En 1952 White y Jensen
publicaron una serie de 8 casos, 3 de los cuales fueron operados.

Para Kelikian, la presencia de una IF flexionada indicaría un EPL no funcional. Cuando es el EPB el que
falla, sería la MF la articulación flexionada. Si la que está ausente es la función del APL, el pulgar se desplazaría
hacia el borde cubital de la mano. Esta correlación ha sido puesta en duda por McCarroll. En casos operados
por Tsuge, la ausencia aislada del EPL se traducía en las diferentes alteraciones posturales comentadas. Parece
probable que estas anomalías tendinosas se asocien en un grado variable en los diferentes casos, explicando
los diversos grados de deformidad posibles. Con frecuencia la anomalía es de presentación bilateral. Afecta en
un porcentaje similar a niños y niñas y en muy pocas ocasiones se han comprobado antecedentes familiares.

Weckesser diferenció 4 grupos:

 El grupo I, caracterizado por un simple déficit de extensión del pulgar.

154
Anomalías músculo-tendinosas digitales congénitas

 El grupo II, en el que se asocia la contractura en flexión de otros dedos, sugerente de un cuadro de
artrogriposis más o menos extensa.

 El grupo III, con hipoplasia del pulgar.

 El grupo IV, en el que incluir casos que no encajan en los anteriores 3 grupos. En su serie Weckesser
incluyó 2 casos con una duplicación del pulgar asociada.

McCarroll simplificó su clasificación diferenciando los casos flexibles (´supple clasped thumb´) de los
casos complejos. Como en el caso del pulgar en resorte, el diagnóstico de esta malposición del pulgar es
habitualmente tardío, dado que el recién nacido mantiene el pulgar pegado a la palma hasta los 3 meses,
momento en el que el niño comienza a despegarlo al intentar coger objetos.

En cuanto a su tratamiento, diversos autores han mencionado su inicio de forma “conservadora”


aplicando ortésis correctoras y fisioterapia para potenciar los músculos implicados. Con ello, se obtuvo una
mejoría parcial en algunos casos, suficiente para evitar la cirugía. En la misma, se ha observado que
habitualmente existen tendones extensores hipoplásicos, en ocasiones filiformes y en consecuencia sin
capacidad funcional.

La cirugía paliativa puede hacerse de diferentes formas:

• La transposición del EIP (cuando existe) a la base de la falange proximal.


• Si no existe EIP, será efectuada una transferencia del flexor superficial del anular, procediendo al
mismo tiempo a reforzar el ligamento colateral cubital MF si es laxo. Senrui, aconseja estabilizar el
pulgar con una aguja de Kirschner colocada atravesando la articulación MF, y otra fijando el primer al
segundo metacarpiano. A la vez, expresa su preferencia por la reinserción trans-ósea del extremo
tendinoso, dado que si se hace sobre el aparato extensor puede fracasar al ser esté hipoplásico y débil.
A este respecto, los modernos anclajes óseos facilitan y aseguran este gesto técnico.
• La artrodesis MF en adolescentes en edad cercana al final del crecimiento y con una severa
deformidad. En caso de hacerlo a edades más precoces, Senrui menciona la opción de hacerla
preservando la placa epifisaria. La liberación del adductor y primer interóseo, puede ser necesaria en
los casos más extremos, al igual que el alargamiento del FPL, realizado a nivel de la muñeca.
• La ampliación de la primera comisura, puede conseguirse en los casos más leves mediante una Z-
tetraplastia, y en los más severos mediante el colgajo radial del índice descrito por Strauch o el del
pulgar utilizado por Brand.

Las anomalías de los tendones extensores de los dedos largos son de rara presentación y tienen
como consecuencia la postura en flexión de los dedos así afectados En algún caso se asocian a una anomalía
similar en el pulgar. En 1955 Weckesser reportó 5 casos, en 3 de los cuales estaban afectados dedos largos
además del pulgar. Los trató mediante férulas de yeso correctoras, con posterior cirugía en un único caso. Por
el contrario, Broadbent y Woolf, operaron 6 de sus 8 casos.

La técnica más utilizada ha sido la trasferencia de una bandeleta del flexor superficial, obtenido de un
único dedo (anular) o de más de uno si son varios los dedos afectados. Otra opción, utilizada por Snow es la
transferencia de una bandeleta lateral extensora del dedo vecino.

155
Mano Congénita

Koman revisó una serie de 8 casos, encontrando una banda medial extensora hipoplásica con
subluxación volar de las bandeletas laterales. La liberación de las estructuras volares retraídas, asociando el
alargamiento del flexor superficial del dedo o dedos afectados no dio resultados, pero sí lo hizo la re-alineación
del aparato extensor, con transferencia asociada al mismo del flexor superficial, reforzando con una de sus
bandeletas la banda medial extensora y con la otra la bandeleta lateral.

Aplasia tendón extensor III dedo Aplasia tendones extensores I, II, III, IV dedos

Al-Harthy y Rayan, publicaron una serie de 9 niños que presentaban una flexión congénita de la MF,
debida a una hipoplasia de la banda sagital y tendón extensor. Su cirugía paliativa fue realizada en 7 casos.
Vartany publicó un caso afectando a una paciente de 18 años, con imposibilidad de extender los dedos medio,
anular y meñique de ambas manos, y cuya RM mostró la hipoplasia músculo- tendinosa causante de dicha
anomalía, que igualmente presentaban familiares de las dos generaciones previas.

Carneiro revisó una serie de 5 casos, afectando al anular en dos niños, al meñique en dos niñas y al
índice en un niño de 10 meses. En su cirugía observó la atenuación de la banda medial extensora, procediendo
a su resección con sutura de los extremos normales, y una fijación de la IFP con una aguja de Kirschner durante
5 semanas. El resultado fue mejor en los dedos índice y anular que en los meñiques operados. Señala Carneiro
la necesidad de hacer su diagnóstico diferencial con el clásico dedo en resorte y con la camptodactiila, ya que
también en estas patologías existen casos que afectan a varios dedos, y más raramente a dedos aislados que
no son el meñique.

MANO EN RÁFAGA CUBITAL CONGÉNITA

La presencia al nacer de una desviación cubital de los dedos largos, asociada a una contractura en
flexión de las articulaciones MF, fue en 1897 calificada por Emile Boix como “deviation en coup de vent”. En la
literatura anglosajona recibió otras denominaciones tales como “windblown hand” y “congenital ulnar drift”.
Su expresión clínica es muy variable, y autores como Wood la consideran como una forma frustrada de
artrogriposis.

En 1938 Freeman y Sheldom, reportaron como en dos niños se asociaban a esta desviación cubital
digital, anomalías en el pie (astrágalo vertical) y en la cara, acuñando el término “cranio-carpo-tarsal
dystrophy” para definirla. En 1963 Burian describió 4 pacientes con hallazgos similares. Por la similitud de la
anomalía facial con la posición adoptada para silbar, la denominó “whistling face syndrome”.

156
Anomalías músculo-tendinosas digitales congénitas

En 1985 Zancolli propuso una clasificación en base a los elementos afectados :

 El tipo I depende basicamente de la malformación de la piel y del retinaculum cutis siendo por tanto
una deformidad fascio-cutánea (mano artrogripoide tipo I), corregible por una simple liberación de
las partes blandas afectadas, seguida por un injerto de piel total.

 El tipo II, deformidad más severa (mano artrogripoide tipo II), con participación de tendones,
cápsulas y ligamentos. Los resultados de la cirugía no son tan satisfactorios como en el tipo I.

Zancolli aportó en su estudio 13 casos del tipo I y 6 del tipo II, de carácter familiar en el 28%, presentes
al nacer todos ellos, y siempre bilaterales.

En cuanto a su tratamiento quirúrgico, se deben tener en cuenta los siguientes factores:

• A nivel de la primera comisura, existe una contractura importante, cuya liberación da lugar a un déficit
importante de piel (Wood), con frecuencia haciendo imposible su resolución mediante zetaplastias, y
requiriendo un colgajo radial del índice (Strauch).
• La extensión del pulgar se puede recuperar mediante transposiciones tendinosas (EIP, y en su ausencia
del FS del anular), reservándo la artrodesis MF para los casos más severos.
• La corrección de la desviación cubital de los dedos largos, se puede hacer con la técnica de Zancolli: se
secciona el borde cubital de la cofia extensora MF y se plica su lado radial para recolocar el tendón
extensor, cuya bandeleta medial es seccionada a nivel de la diáfisis de la falange proximal, anclándola
al dorso de su base.
• La retracción cutánea volar de los dedos largos, se trata mediante su sección transversal a nivel del
pliegue digital proximal. Se le asocia la extirpación de las bandas fibrosas que se encuentren. El déficit
cutáneo provocado, puede ser solucionado con injertos libres de piel total, que igualmente se utilizan
para cubrir el defecto cutáneo que provoca la liberación de la eminencia tenar retraída en los casos
más severos. La corrección así obtenida es parcial, y puede ser preciso recurrir a alargamientos
tendinosos proximalmente a la muñeca. La fijación temporal de la articulación MF en su nueva
posición ha sido recomendada por Senrui.
• En casos inveterados y severos, cabe la alternativa de mejorar la posición de los dedos mediante
osteotomías subcapitales de los metacarpianos (Senrui, Kelikian).

Artrogriposis bilateral

157
Mano Congénita

MÚSCULOS SUPER‐NUMERARIOS Y/O HIPERTRÓFICOS

La presencia de estas anomalías es posible a muy diferentes niveles y puede ser causa de diferentes
cuadros clínicos. El diagnóstico es difícil, y hasta época reciente la mayoría de los casos eran hallazgos
inesperados al proceder a la cirugía, indicada tanto por las molestias que provocaban, como por el temor ante
el desconocimiento de la causa del “bultoma” que generan. Gracias a las imágenes de la RM es posible
comprobar su presencia, y en algunos casos, aclarada la causa de las molestias, no se llega a la cirugía.

Citaremos las siguientes variantes:

• el extensor digitorum brevis manus (EDBM), músculo atávico descrito por Albinus en 1734, y que con
frecuencia se acompaña de un ganglión dorsal que es el que lleva al paciente a la consulta. Ha sido el
más frecuentemente encontrado en nuestra serie (5 casos). Su asociación con una sinostosis grande-
ganchoso y de carácter bilateral fue descrito por Bromley en una mujer de raza negra de 34 años. Su
presencia en dos hermanos fue referida por Hoffman. Cuando es sintomático, su extirpación es
necesaria y proporciona un excelente resultado.
• el EIP supernumerario, que puede acompañarse de un ganglión (Constantian).
• el Extensor propio del dedo medio, que solamente hemos encontrado en una adolescente, que
requirió su extirpación por causar molestias al forzar la mano.
• músculos lumbricales aberrantes o hipertróficos, cuya expresión clínica más frecuente es una
neuropatía por compresión del mediano.
• músculo abductor del meñique aberrante, que puede provocar la compresión del nervio cubital. Su
papel en la oclusión de la arteria cubital es bien conocido, y causa de cirugía en 2 pacientes (adultos) de
nuestra serie.
• la presencia de un músculo palmar menor accesorio (palmaris profundus), puede llegar a provocar
una compresión sintomática del nervio mediano, lo que requiere la extirpación del PP. Tenemos
registrados 4 casos.
• la presencia de un flexor carpi radialis brevis (FCRB) fue descrita por Fano en 1851(le llamó ´músculo
radiocarpiano´). A propósito de su hallazgo en una disección, Garcia-Elias ha revisado los casos
publicados de sus dos variantes, el FCRB corto (insertado proximalmente en la metáfisis radial) y el
FCRL largo (insertado en la diáfisis radial). En ambos tipos, el tendón se inserta distalmente en el II
metacarpiano, como el FCR.
• la hipertrofia de los músculos tenares ha sido descrita por Legan.

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161
162
CAPITULO XX

ANOMALÍAS VASCULARES DE LA EXTREMIDAD SUPERIOR

Dr. Juan Carlos LÓPEZ GUTIÉRREZ


Hospital La Paz – Madrid

INTRODUCCIÓN

Los rápidos avances que se producen en el estudio y tratamiento de las anomalías vasculares
congénitas, no llegan con la rapidez necesaria a los Servicios de atención especializada. En un estudio reciente
de uno de los centros pediátricos más prestigiosos del mundo, el Children's Hospital de Boston, el 75% de los
pacientes allí referidos, tenían un diagnóstico y tratamiento previos incorrectos, y del 25% que habían sido
diagnosticados correctamente, un 14% había recibido un tratamiento inadecuado. Estos datos son fiel reflejo
de la difícil realidad que afrontan los pacientes con tumores y malformaciones vasculares del miembro
superior, y son extrapolables a la experiencia de nuestros hospitales.

Los términos angioma cavernoso, angioma plano o hemolinfangioma siguen siendo utilizados
indiscriminadamente, sin considerar que la apariencia de la lesión no tiene ninguna trascendencia diagnóstica
y puede llevar a graves errores terapéuticos. En 1982 Mulliken y Glowacki pusieron fin a décadas de confusión
terminológica, distinguiendo taxativamente los tumores de las malformaciones vasculares, aunque muy
frecuentemente su aspecto es idéntico. En 1992 se creó la International Society for the Study of Vascular
Anomalies (ISSVA) y en 1996 se editó la clasificación que actualmente sigue vigente. De forma simultánea, se
describen nuevos tumores vasculares como el hemangio-endotelioma kaposiforme, el RICH o el NICH.

En 2000 Paula North descubre el marcador inmuno-histoquímico GLUT-1 que identifica y separa
definitivamente al hemangioma del resto de los tumores, y en 2008 se comprueba que es el propranolol el
tratamiento más eficaz del hemangioma. El manejo adecuado de los niños con anomalías vasculares
congénitas del miembro superior debe seguir 3 pasos sucesivos:
1º El reconocimiento de las diferentes lesiones.
2º La correlación clínico-histológica.
3º El tratamiento del paciente por un equipo multidisciplinar entrenado.

TUMORES VASCULARES

El Hemangioma es sin duda el más frecuente de todos ellos. Su característica fundamental es que
prolifera durante los primeros meses de vida, para involucionar siempre antes de la pubertad. Es por tanto un
tumor exclusivo de la infancia, y no existe en la edad adulta. Epidemiológicamente son más frecuentes en hijos
de madres de edad avanzada, fecundación asistida, gestaciones múltiples y partos prematuros, por lo que su
incidencia va en aumento.

Se ha establecido su origen trofoblástico al compartir inmuno-reacción positiva frente al marcador


GLUT-1, de la misma forma que lo hace la placenta. Su presentación puede ser focal o segmentaria, en cuyo
caso la evolución es más agresiva, sin predilección por la mano, brazo o antebrazo.

Ante la duda diagnóstica, la biopsia y estudio inmuno-histoquímico con GLUT-1 ofrece en el primer
año de vida un 100% de certeza diagnóstica, por lo que debe involucrarse a los Patólogos, en el avance que
suponen los nuevos marcadores sobre la microscopía convencional. La ecografía doppler y la resonancia o

163
Mano Congénita

angio-resonancia, completan el diagnóstico de extensión en los casos de localización comprometida. No hay


indicación alguna para la arteriografía o gammagrafía.

Hay cuatro posibilidades terapéuticas para este numeroso grupo de pacientes:

 Esperar la involución espontánea de la lesión, que ha sido durante mucho tiempo la elección más
simple, pero no la más indicada. Hasta un 30% de los angiomas que involucionan antes de los 6 años y
hasta un 80% de los que lo hacen posteriormente, dejan algún tipo de secuela que precisa corrección
quirúrgica. Merece la pena extirpar la lesión en el primer año de vida, y evitar al niño y a sus padres el
difícil trance de la escolarización con un tumor vascular incapacitante.

 El tratamiento farmacológico con beta-bloqueantes, es actualmente una garantía casi absoluta de


resolución sin secuelas del tumor, si se inicia en las primeras semanas de vida. La dosis indicada de
propranolol más habitual es de 1-3 mg/kg/día, repartida 2 ó 3 veces al día. La forma de administración
habitual es la vía oral. No parece que haya diferencias ni mayor tasa de efectos secundarios, si se
administra desde el principio la dosis de 2 mg/kg o si se hace en pauta ascendente.

El uso de propranolol data de hace unos 50 años, y se ha demostrado que es un fármaco seguro en la
edad pediátrica, y que se asocia a escasos efectos secundarios. Es excepcional tener que suspender
definitivamente el tratamiento a causa de ellos. Basándose en la buena respuesta al propranolol oral se ha
desarrollado la aplicación tópica para los casos de HI de pequeño tamaño y de tipo superficial.

 El láser es de utilidad en la aparición de complicaciones como ulceración y sangrado, pero por su


naturaleza de acción a nivel superficial, no logra reducir la masa tumoral angiogénica de forma
significativa. Además está contraindicado en la fase proliferativa del tumor, es decir, en los primeros
meses de vida, por su efecto isquémico-necrótico origen de infecciones potencialmente
devastadoras.

 El tratamiento quirúrgico debe aplicarse en no pocas indicaciones, según nos ha mostrado la


experiencia de los últimos años, aunque en la actualidad el retraso en el tratamiento farmacológico es
la más frecuente. Otras consideraciones a tener en cuenta son cuándo y cómo llevar a cabo la
resección quirúrgica. Una vez que el hemangioma ha proliferado las indicaciones quirúrgicas
habituales son:

• Sangrado recurrente.
• Ulceración que no responde a beta bloqueantes o láser.
• Compresión sobre nervios o afectación articular.
• Cicatrización inaceptable desde el punto de vista estético.
• Residuo fibro-adiposo con efecto de masa.
• Piel expandida que no ha recuperado su elasticidad.

Es evidente que en la mayor parte de casos hay que individualizar y contar con la opinión de los padres.
Queda a consideración del Cirujano la edad más propicia para llevar a cabo el procedimiento, en función de la
indicación y la técnica quirúrgica más adecuada. Cada área anatómica requerirá de una estrategia diferente.

164
Anomalías vasculares de la extremidad superior

Otros Tumores Vasculares

El más frecuente en el miembro superior es el RICH, acrónimo inglés de hemangioma congénito


rápidamente involutivo. El angioma congénito había sido considerado como hemangioma hasta que Mulliken y
Enjolras se cercioraron de su comportamiento clínico peculiar, estando presentes al nacimiento (por lo que su
desarrollo ha sido totalmente fetal) y no proliferando nunca. Su involución es mucho más rápida, y se completa
antes del primer año de vida.

La confirmación de su diferente origen biológico llegó con la aparición de los marcadores: al contrario
que los hemangiomas son GLUT-1 negativos, y tienen un importante componente linfático que les hace
reaccionar positivamente frente al marcador D2-40 (negativo en los hemangiomas). Su tratamiento es
conservador y excepcionalmente está indicada su extirpación, si no responde al tratamiento farmacológico. Es
imprescindible identificarlo correctamente (grande, azulado, con halo blanco y sobre todo presente en el
momento del parto), porque no requiere ningún tratamiento ni prueba de imagen invasiva, ya que desaparece
completamente en pocas semanas.

En 1999 Odile Enjolras y Paula North descubrieron una variedad de angioma congénito que no
involucionaba: NICH (´non involuting congenital hemangioma´), de similares características al RICH y en el que
está indicada la extirpación quirúrgica. En la actualidad, hay indicios de que corresponde a un RICH residual
que no involucionó completamente intra-útero.

Otro tumor vascular congénito de singular importancia es el Hemangioendotelioma kaposiforme


(HEK), cuyo comportamiento es particularmente agresivo. Tiene la capacidad de atrapar plaquetas y provocar
una trombopenia muy severa (<25.000) conocida como ´fenómeno de Kasabach-Merritt´ y que es
patognomónica de este tumor, como demostró Sarkar en 1997. Esta circunstancia nunca se da en el
hemangioma convencional. Una moderada trombopenia con alargamiento del tiempo de cefalina por
coagulopatía de consumo, es frecuentemente encontrada en las malformaciones venosas (erróneamente
denominadas “angiomas”) y ha sido y es tradicionalmente motivo de confusión y tratamiento inadecuado.

El tratamiento quirúrgico es de elección, y si no es posible, debe valorarse el tratamiento


farmacológico con vincristina, sin olvidar que la transfusión de plaquetas es inefectiva y que debe ser sustituida
por terapia antiagregante eficaz (aspirina y ticlopidina a 10 mg/Kg/día), simultánea e indefinidamente.

El Angioblastoma, angioma en penachos o ´tufted angioma´, es el otro tumor vascular pediátrico


capaz de provocar el fenómeno de Kasabach-Merritt, por lo que se considera una variante de HEK y con origen
biológico común. El tratamiento es similar pero su agresividad es menor.

Finalmente la correlación clínico-histológica de otros tumores vasculares agresivos y poco frecuentes


en la infancia es aún difícil de establecer, y la toma de decisiones terapéuticas en función de los hallazgos
patológicos e inmuno-histoquímicos tremendamente compleja. Adivinar si un tumor tiene riesgo de
metastatizar a distancia, si la amputación preventiva está justificada, o si hay indicación para una quimioterapia
profiláctica y de una eficacia aún dudosa sigue siendo una ardua tarea. El Glomangiopericitoma, el
Hemangioendotelioma retiforme, epitelioide o compuesto y el Angiosarcoma, son ejemplos actuales de la
dificultad en la toma de decisiones al ser el pronóstico incierto.

165
Mano Congénita

MALFORMACIONES VASCULARES

El aspecto tumoral de las malformaciones venosas, la similitud ante las casi inocuas malformaciones
capilares y las devastadoras malformaciones arteriovenosas (frecuentemente denominadas angiomas
planos), han sido y son todavía causa habitual de diagnóstico y tratamiento erróneos.

Malformaciones venosas

Las malformaciones venosas son malformaciones vasculares de flujo lento, compuestas por canales
venosos anómalos dilatados debidos a la ausencia de actina–C en el músculo liso de la pared venosa,
presentes desde el nacimiento y con una expansión lenta durante su evolución. Pueden afectar a cualquier
área de la extremidad superior, y presentan un mayor crecimiento hacia la pubertad y tras traumatismos.

En el pasado estas malformaciones han recibido nombres como angioma venoso, angioma cavernoso,
y hemangioma cavernoso. Estos nombres deben ser abolidos pues solamente conducen a confusión. Se
presentan clínicamente como masas azuladas o violáceas que se comprimen fácilmente pero posteriormente
se vuelven a rellenar. Es también característico que aumenten su tamaño con las maniobras que aumentan la
presión venosa.

Malformación venosa en el dedo índice. Malformación venosa en el dedo medio.

A la palpación no presentan aumento de temperatura ni vibración (´thrill´). Los síntomas que suelen
presentar son dolor y edema de forma ocasional. En ocasiones estas manifestaciones aparecen de forma
espontánea, generalmente por la presencia de fenómenos trombóticos en el seno de los vasos venosos
tortuosos, que llevan a la formación de calcificaciones que pueden ser dolorosas a la palpación y que se
denominan flebolitos. Son visibles con una radiografía simple, y tienen un gran valor en cuanto al diagnóstico
diferencial de estas lesiones.

Las lesiones profundas suelen invadir músculos, articulaciones y hueso, y llegan a producir
deformaciones óseas y fracturas patológicas. Cuando afectan la extremidad entera no es raro que induzcan su
hipertrofia. La presentación de episodios de hemartrosis articular puede inducir una artrosis precoz.

Estas lesiones pueden comenzar en la piel o en las mucosas, pero su presencia en la piel obliga a
descartar la afectación profunda, de hecho en ocasiones la parte visible de la malformación es solamente la
punta del iceberg de la afectación profunda. Por tanto es obligatorio realizar un estudio de imagen, que suele
ser una angio-resonancia, para delimitar de la forma más precisa posible su extensión.

166
Anomalías vasculares de la extremidad superior

Sobre todo cuando estos pacientes tienen afectación muscular extensa, se acompañan de una
coagulopatía crónica, que durante décadas se ha confundido con la trombopenia que acompaña al Síndrome
de Kassabach-Merritt. Esta coagulopatía esencialmente es una CID crónica, que es muy importante conocer,
pues en caso de cirugía por otros motivos puede dar problemas severos. En la actualidad, el principal marcador
que se utiliza para controlar la evolución de esta coagulopatía son los niveles de dímero-D. Recientemente se
ha descrito que los pacientes con malformaciones venosas con alteraciones de coagulación, con el tiempo
pueden desarrollar hipertensión pulmonar por la suelta repetida de pequeños trombos, que de manera
asintomática se van instalando en el pulmón.

La sintomatología predominante es la hipertensión venosa y su cortejo sintomático de dolor,


circulación colateral, ulceración cutánea, etc. Es imprescindible, en estos casos, conocer con exactitud la
situación del sistema venoso profundo, comprobando que no se haga a través de venas embrionarias
marginales que se han repermeabilizado, ya que contraindicaría su extirpación.

En las malformaciones venosas extra-tronculares, la sintomatología fundamental se deriva del


estancamiento sanguíneo en dilataciones saculares, a veces enormes, con efecto de masa, deformación
cutánea, coagulopatía de consumo y formación de flebolitos. Como el flujo a su través es inversamente
proporcional al cuadrado del radio de la dilatación venosa, el fenómeno es lentamente progresivo y su
tratamiento (aunque sea exclusivamente la presoterapia) debe ser precoz.

El tratamiento de estas lesiones se basa en la compresión, la cirugía, el láser y la esclerosis. La gran


variabilidad de presentación de las malformaciones venosas hace difícil la sistematización de su abordaje
terapéutico. Antes de tomar cualquier decisión, es imprescindible un estudio minucioso de las posibilidades
terapéuticas endovasculares, incluyendo el láser diodo. El grado de dedicación, paciencia o agresividad de un
radiólogo intervencionista con experiencia es determinante, y puede reducir de forma drástica la tasa de
intervenciones quirúrgicas en este grupo de pacientes.

El área anatómica afectada y las secuelas posibles resultantes de la extirpación deben ser igualmente
valoradas. Habitualmente la piel puede y debe ser respetada. Ante la duda, puede tratarse previamente con
láser provocando una fibrosis cicatricial dermo-epidérmica, que permita su conservación al extirpar la
malformación subyacente. El láser de Nd:YAG debe reservarse para lesiones superficiales.

El uso del láser endovascular ha demostrado su utilidad indiscutible en el tratamiento de venas


varicosas en la incompetencia valvular. Recientemente, varios Grupos han presentado sus resultados
prometedores con el uso de láser de diodo 1470nm, en el manejo de las malformaciones venosas puras.
Además del bajo coste de esta técnica mínimamente invasiva, los efectos secundarios tóxicos de agentes
esclerosantes en los niños pequeños, puede ser evitados por el uso de esta técnica.

En el caso de recurrir a la cirugía convencional de la mano afectada, la extensión de la extirpación


muscular debe planificarse atendiendo al área afectada, y a las secuelas funcionales que una extirpación
radical ocasionaría, limitándose a una extirpación parcial si fuesen inaceptables, aún a riesgo de una mayor
probabilidad de recidiva.

167
Mano Congénita

Malformaciones Arterio‐Venosas

Las malformaciones arterio-venosas (MAV) del brazo y mano son raras en comparación con las
lesiones de bajo flujo. Las MAV cutáneas, aunque siempre están presentes desde el nacimiento, es raro que
den sintomatología de forma congénita o en los primeros años de vida. Suponen en la infancia un verdadero
reto diagnóstico, pues generalmente son diagnosticadas de forma errónea hasta que están totalmente
desarrolladas.

Schöbinger definió 4 estadios de progresión de estas lesiones:

 en el estadio I suelen ser máculas o parches rosados, que simulan una malformación capilar anodina.
Pero el aumento de temperatura o vibración a la palpación, sugiere un componente de alto flujo. En
este estado suelen ser asintomáticas y permanecen así hasta la adolescencia, y algunas lesiones
perduran así durante toda la vida.
 en el estadio II la vibración y el latido son más prominentes, los vasos más dilatados haciéndose
patentes las venas de drenaje, y en algunos casos la piel suprayacente se torna violácea. La progresión
del estadio I al II suele ocurrir en la pubertad, en relación con cambios hormonales, traumatismos o
tratamientos parciales de estas lesiones.
 el estadio III se caracteriza por la destrucción de los tejidos profundos incluido el hueso, y la presencia
de dolor y hemorragia.
 el estadio IV se alcanza cuando el incremento del flujo induce una descompensación cardiaca.

Sus manifestaciones clínicas son proteiformes, así como la sintomatología que pueden producir,
limitaciones funcionales, dolor (más del 50% de los casos), hiperhidrosis, hipertricosis, hiperemia, vibración,
cambios tróficos, ulceración, sangrado o lesiones de tipo pseudo-kaposi.

La decisión más difícil en el manejo quirúrgico de las MAV de la extremidad superior es la elección del
momento correcto de la cirugía. Una MAV localizada en una zona anatómicamente no crítica, puede ser
extirpada en cualquier momento, pero en la mayoría de las ocasiones, el cirujano tiene que afrontar el
problema de decidir entre operar o esperar si el paciente está asintomático. La cirugía temprana puede ser
innecesaria, puede agravar las lesiones residuales si no es radical y completa, y ser peligrosa para el paciente,
ya que incrementa la extensión de la malformación arterio-venosa, con mayor riesgo de comprometer la
función de la mano.

El objetivo de la cirugía es preservar la función y optimizar el resultado estético. Las complicaciones


graves existentes en el momento de la cirugía, son una señal del retraso del tratamiento apropiado. La cirugía
de las MAV no es para tímidos ni para arrogantes, como señaló Upton. Un profundo conocimiento de la
fisiopatología de la MAV es obligatorio para la correcta selección de la mejor opción quirúrgica adecuada. Sin
embargo, los avances en las técnicas endovasculares en las últimas décadas, han reducido la necesidad de
procedimientos quirúrgicos agresivos de manera significativa. Solo excepcionalmente la embolización aislada
resuelve completamente el proceso, y habitualmente sólo consigue la mejoría sintomática temporal o el
retraso en la evolución de un estado de Schöbinger a otro.

168
Anomalías vasculares de la extremidad superior

Los favorables resultados del uso del láser de diodo 1470nm en las malformaciones venosas puras,
invitan a extender su uso a malformaciones arterio-venosas y linfáticas. Dos técnicas están disponibles en el
tratamiento de las malformaciones arterio-venosas: la percutánea, en la que la fibra láser es guiada
fluoroscópicamente hacia el nido, y la intra-operatoria, en la que la fibra láser se introduce bajo visión directa
en las dilatadas arterias aferentes y venas eferentes de la malformación previamente resecada. La peculiar
anatomía de la extremidad superior hace que uno de los fenómenos fisiopatológicos en las MAV, la isquemia
por fenómeno de “robo “, tenga especial relevancia en los dedos.

Las malformaciones de alto flujo son seguramente el grupo de anomalías vasculares en los que el
tratamiento quirúrgico está más indicado. El concepto oncológico de abordaje quirúrgico radical, sigue
totalmente vigente en estos enfermos y debe ser tenido en cuenta sistemáticamente. La extirpación parcial
como tratamiento definitivo está formalmente contraindicada y acarrea consecuencias graves a corto plazo.

Al planificar las estrategias terapéuticas, el Cirujano debe ser consciente de que las MAV son
progresivas, y por lo tanto la pauta de "esperar y ver" puede ser una sensata recomendación. Pero el brazo,
antebrazo y mano contienen muy poca cantidad de tejidos blandos, y el tratamiento reconstructivo post-
excisional, puede ser tan simple como permitir que la herida cure por sí misma, o que requiera la cobertura del
defecto con un colgajo microquirúrgico osteo-cutáneo libre.

Los principios de tratamiento quirúrgico incluyen la restauración de la vascularización, la fijación ósea


estable, si es necesaria la reparación de tejido especializado (músculo, nervio y tendón), seguido de una
cobertura de los tejidos blandos definitiva. En ciertas situaciones la amputación es inevitable, y no debe ser
considerada como un fracaso. La complicación postoperatoria más común es la recidiva de la MAV.

Malformación linfática Malformación venosa-linfática

Malformaciones Linfáticas

Cuando en el desarrollo embrionario del sistema linfático, falla la conexión entre los grandes sacos
linfáticos con el sistema venoso, se desarrollan grandes cavidades quísticas con crecimiento progresivo. Si
finalmente se establece la comunicación con el sistema venoso desaparecen, pero si esto no ocurre, se forman
las malformaciones linfáticas macro-quísticas, que en muchas ocasiones llevan asociadas también lesiones
micro-quísticas.

169
Mano Congénita

Normalmente ocurren en las axilas, pero las hemos visto y tratado a lo largo de toda la extremidad,
incluyendo las falanges distales. Estos grandes quistes pueden ser únicos o múltiples y a su vez estar o no
interconectados. La piel suprayacente suele tener un aspecto normal y con su crecimiento forman masas que
pueden llegar a ser de gran tamaño. Están presentes al nacimiento en el 60% de los casos y se diagnostican en
el 85% de los casos antes de los dos años.

Su complicación más frecuente es la hemorragia, que ocasiona un episodio agudo de gran


inflamación. En ocasiones estos episodios de inflamación, ponen de manifiesto la malformación que hasta ese
momento había pasado inadvertida. El diagnóstico suele ser fácil con un simple estudio ecográfico, pero el
estudio de extensión por RM suele ser necesario.

Con la confirmación del OK-432, doxiciclina o bleomicina como agentes esclerosantes eficaces, el
tratamiento de las malformaciones linfáticas es cada vez menos agresivo. Los dos aspectos a considerar son el
tipo de malformación linfática y la localización-extensión. En malformaciones linfáticas micro-quísticas, el
tratamiento esclerosante tiene mínimas posibilidades de éxito.

En las grandes malformaciones, la esclerosis ofrece mejor resultado que la extirpación quirúrgica, con
una menor morbilidad postoperatoria, pero cuando la malformación linfática es resecable en su totalidad,
independientemente del tamaño de sus vesículas, el tratamiento quirúrgico ofrece una mayor tasa de éxitos,
entendiendo éstos como curación definitiva.

Existe una tendencia muy extendida a hablar de recidiva de la malformación, cuando desde el punto
biológico esto es imposible, ya que las malformaciones linfáticas no aparecen ni se desarrollan por
proliferación y división celular. Lo normal es que después de extirparse completamente aparezca una
linforragia residual, que no se debe pretender controlar con un drenaje aspirativo permanente, por las
complicaciones infecciosas que produce, y por la irritación tisular adyacente. Debe ser tratado mediante
aspirado percutáneo a través de la cicatriz, una vez a la semana cuantas veces sea preciso (generalmente entre
tres y cinco), unido a la preso-terapia elástica continua. Queda por valorar en el futuro próximo la utilidad de la
linfo-aspiración, de utilidad ya demostrada en el manejo del linfedema post-mastectomía.

La presencia de linfedema congénito en la extremidad superior, nos debe orientar a un defecto


embriológico en la formación del sistema linfático. El linfedema de Nonne-Milroy se caracteriza por la
presencia de edema uni o bilateral de los brazos, con cambios fibróticos graduales e irreversibles (mutación en
fIt4, gen que codifica el VEGFR-3). El síndrome de Meige es un linfedema que aparece en la pubertad y suele
acompañarse de episodios de celulitis.

Otro grupo de linfedema que aparece en la pubertad, se describió asociado a distiquiasis (conjunto
accesorio de pestañas), haplo-insuficiencia en el factor nuclear de transcripcción FOXC2. El síndrome
hipotricosis-telangiectasia-linfedema se ha asociado con el gen SOX18. Otras formas de linfedema en la
infancia son las asociadas a síndromes como el de Turner, el de Noonan o el síndrome de Klinefelter.

Las formas secundarias de linfedema en la infancia, aparecen generalmente como secuelas de


infecciones cutáneas graves que han provocado linfadenitis, abscesificación y esclerosis de los linfáticos
axilares, con pérdida de su función.

170
Anomalías vasculares de la extremidad superior

Malformaciones Capilares.

Las Malformaciones Capilares (MC) están presentes desde el nacimiento, y después de los primeros
meses de vida se estabilizan delimitando el territorio que van a ocupar. Algunas de estas lesiones presentan de
forma temporal cierto grado de clareo, por mecanismos no bien conocidos.

Suelen manifestarse como máculas rojizas de mayor o menor intensidad, y pueden afectar cualquier
parte de la superficie corporal, aunque la localización más frecuente es la facial. Pueden formar parte de
síndromes más complejos. El estudio histopatológico de estas lesiones nos muestra un aumento del número
de vasos localizados en la dermis papilar y reticular, junto a un aumento de la ectasia vascular, debido a una
falta de fibras nerviosas de estos vasos.

La evolución natural de estas lesiones es hacia una progresiva profundización, engrosamiento y


oscurecimiento, debido en gran parte a una dilatación secuencial de los vasos que la componen. El diagnóstico
es fundamentalmente clínico, pero hay que tener en cuenta que sobre todo en la infancia, la diferencia con las
MAV en fase estable es difícil, y puede ser necesaria la biopsia e inmuno-histoquímica con WT1.

El tratamiento de elección son los láseres vasculares, sobre todo el láser de colorante pulsado, aunque
se han descrito resultados satisfactorios con láser de Nd:YAG de pulso largo, KTP láser y con fuentes de luz
pulsada intensa. Pero a pesar de los avances que se han producido en estas fuentes de luz, no conseguimos
eliminar de forma completa más que un 25-30% de estas lesiones. Para intentar mejorar este tratamiento, se
han modificado los sistemas de los láseres vasculares, añadiendo frío al tiempo del disparo de láser, y sobre
todo con láseres de 755nm ó creando sistemas duales con aplicación de láser de colorante y Nd:YAG de pulso
largo, que parecen haber mejorado estos porcentajes.

Un dilema que se ha planteado desde hace años, es el momento adecuado para comenzar el
tratamiento de estas lesiones. En la actualidad se plantea que dado que con el tiempo, estas lesiones se hacen
más profundas e inducen hipertrofia en la piel, se beneficiarían de tratamientos tempranos.

Las MC en la extremidad superior pueden acompañarse de hipertrofia de los tejidos blandos


subyacentes. Es muy importante conocer esta variante de hemi-hipertrofia asociada a MC porque su curso es
totalmente benigno, de modo que persiste durante toda la vida esa diferencia relativa que aparece en el
nacimiento. Su diagnóstico diferencial con otras entidades que cursan con sobre-crecimiento como el
síndrome de Klippel-Trenaunay en ocasiones es muy difícil, y los errores diagnósticos son frecuentes.

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