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RESUMEN ABSTRACT
Este trabajo tiene por objetivo realizar una lectura y siste- This work aims to analyse and systematize the contribu-
matización de las contribuciones de la enseñanza de La- tions of Lacan’s teaching for a conceptualization about the
can para una conceptualización sobre el niño, teniendo en child, taking into account its clinical consequences. Con-
cuenta sus incidencias en la clínica. Partiendo de conside- sidering his contributions to current discussions on this
rar sus aportes a los debates actuales en este campo, se topic, we try to situate the lacanian originality regarding the
trata de situar su originalidad así como sus consecuencias child, as well as its incidences in clinical orientation. With
en la orientación de la cura. Para esto, analizamos sus that purpose, we analise his main references on this topic,
principales referencias al respecto, precisando las varia- specifying their variations and invariants thoughout his
ciones e invariantes a lo largo de su enseñanza. Entre las teaching. Among the conclusions, we highlight that the
conclusiones, destacamos que la tensión que sostiene la tension between structure and temporality enables a con-
perspectiva lacaniana entre estructura y temporalidad da ception of the child as a being capable of resignify the
lugar a una concepción del niño como un ser capaz de marks of his hystory, a desiring subject who can become
responder a las marcas de su historia, en tanto sujeto responsible of his position.
deseante y responsable de su posición.
Keywords:
Palabras clave: Child - Psychoanalysis - Lacan - Clinic
Niño - Psicoanálisis - Lacan - Clínica
1
Universidad Nacional de La Plata, Facultad de Psicología. CONICET. Email: [email protected]
experiencia analítica. Se tratará de precisar sus contribu- evidencia la falta que afecta a tal estructura. Es esa falta
ciones a este campo de la práctica, destacando aquellas la que da lugar a cierta discordancia entre el orden signi-
que confluyen en una concepción de lo infantil acorde a la ficante y los efectos de significación, y por lo tanto al suje-
ética del psicoanálisis. to en su singularidad. Tal dinamismo nos permite sostener
que este primer momento de su obra no se opone sino que
Variaciones e invariantes con respecto a lo infantil en confluye con el siguiente, en tanto ambos dan lugar a
la enseñanza de Lacan cierta diacronía que se plasma en tiempos de efectuación
Para un primer ordenamiento de sus conceptualizaciones, de la estructura, que cada sujeto atraviesa de manera
tomaremos como principal referencia las periodizaciones singular.
propuestas por Éric Laurent (1994, 2009) y Jacques-Alain En un segundo momento, cuyo comienzo ubicamos entre
Miller (2003, 2009). fines de los años cincuenta y principios de los sesenta, la
Partiendo de tales lecturas, es posible distinguir dos gran- estructura es presentada explícitamente en términos de su
des momentos en las elaboraciones lacanianas. El prime- carácter incompleto e inconsistente, dando lugar a la for-
ro corresponde a los inicios de su enseñanza propiamente malización del objeto a. Encontramos entonces un viraje
dicha, situando su punto de partida en el “Discurso de en las formulaciones lacanianas sobre el sujeto en la in-
Roma” (Lacan, 1953/2003), en ocasión de la primera es- fancia a partir de la conceptualización del objeto a como
cisión dentro del movimiento lacaniano. Es allí donde in- resto -desecho de la operación significante y de la dialéc-
troduce la proposición del inconsciente estructurado como tica especular- y al mismo tiempo causa del deseo.
un lenguaje, correlativa de la distinción de los tres registros Es en ese marco que Lacan rinde homenaje a Donald W.
y de la prevalencia de lo simbólico sobre lo imaginario. Se Winnicott, al considerar al objeto transicional como un
trata entonces, en ese primer momento conocido como su antecedente de su objeto a. Lo plantea abiertamente en
retorno a Freud, de reformular en términos estructurales su Seminario XV sobre “El acto psicoanalítico”. Allí reco-
el concepto de deseo inconsciente y su relación con la noce la ayuda que le aportó el objeto transicional cuando
dimensión libidinal. se interrogaba sobre la forma de desmitificar la función del
Dicha concepción estructuralista del inconsciente incide objeto llamado “parcial”, que aparece en la teoría sobre las
sobre la concepción del sujeto, concebido hasta entonces supuestas relaciones desarrollantes de lo pre-genital a lo
a partir de la dialéctica intersubjetiva. El tratamiento que genital (Lacan, 1967-1968). A diferencia del objeto libidinal
hace Lacan del signo saussureano implica consecuencias -diferencia que el mismo Winnicott establece- el objeto
fundamentales en la elaboración de la estructura del de- transicional se define según Lacan como el apoyo, el
seo inconsciente, que se desprende -a partir de “La ins- puente fundamental gracias a lo cual nada será desarro-
tancia de la letra…” (Lacan, 1957/2003)- de la acción del llado en términos de relaciones duales: la relación entre el
significante y sus efectos de significación, así como de la niño y la madre se ve inmediatamente interferida por la
imposibilidad que este proceso implica (Napolitano, 2008). función de ese pequeño objeto cuyo estatuto Winnicott
Las principales formulaciones de ese primer momento con articula. Y a continuación explicita el parecido de ese ob-
respecto al sujeto en la infancia se encuentran en el Se- jeto con su a:
minario IV (1956-1957/2008), el Seminario V (1957-
1958/2004) y en los artículos “La significación del falo” ¿Qué es este objeto a? Que no está ni en el exterior ni en el
(1958/2005a) y “De una cuestión preliminar a todo trata- interior, ni real, ni ilusorio, ni esto, ni aquello. No entra para
miento posible de la psicosis” (1958/2005). El modo de nada en toda esa construcción artificiosa que el común del
inscripción del sujeto en la estructura del lenguaje aparece análisis edifica alrededor del narcisismo (…) Entonces a toda
entonces condicionado por su relación al Otro que lo pre- esa descripción, tan preciosa como fina, del objeto a, sólo le
cede, definiéndose el lugar del niño por su relación al falo falta una cosa, es mostrar que todo lo que se dice no quiere
como efecto de significación de la metáfora paterna. De decir nada, que el brote, la punta, el primer retoño, ¿de qué?
esta manera, la distribución de la clínica a partir de la De lo que el objeto a comanda, a saber simplemente el suje-
consideración del falo, así como la delimitación de tres to, el sujeto como tal, funciona al principio a nivel de este
tiempos del Edipo como tiempos de efectuación de la es- objeto transicional. (Lacan, 1967-1968, pp. 4-5).
tructura, se contrapone a las perspectivas psicogenéticas
o evolutivas que Lacan critica. Así, por ejemplo, la de Karl Nos interesa subrayar la consideración del objeto transi-
Abraham, que concibe estadios del desarrollo ordenados cional como “el brote, la punta, el primer retoño” del sujeto
en función de una progresión hacia una maduración que, como tal. Ahora bien, ¿qué implicancias tiene que el suje-
se supone, conduce al encuentro de un objeto adecuado. to funcione al principio, como dice Lacan, a nivel de este
Tal concepción del sujeto condicionado por la estructura objeto transicional? De ese objeto que no está “ni en el
del lenguaje implica cierta originalidad, que le permite ir exterior ni en el interior, ni real, ni ilusorio, ni esto, ni aque-
más allá de un enfoque determinista, que podría derivarse llo”. Desde una lectura posible, ese “ni-ni” remite al tiempo
de la perspectiva estructural. A diferencia de la lingüística de la estructura: “tiempo lógico en que Lacan articula el vel
y de la antropología estructural, al abordar el problema de ni-ni en el tiempo de constitución del sujeto alienado entre
la representación del sujeto por el significante Lacan no dos significantes, S1 y S2” (Tischkovsky Palant, 1986, p.
concibe a la estructura como un sistema, como una totali- 60). Desde esa perspectiva, en su referencia al objeto
dad, sino que desde un inicio de su enseñanza pone en transicional como antecedente del objeto a, Lacan evoca
las operaciones que teoriza en su Seminario XI (1964/2006) placer? Comoquiera que sea, si en el caso examinado ese
y en su artículo contemporáneo “Posición del inconscien- esfuerzo repitió en el juego una impresión desagradable, ello
te” (1964/2005), para dar cuenta del advenimiento del se debió únicamente a que la repetición iba conectada a una
sujeto: alienación y separación. El objeto transicional mar- ganancia de placer de otra índole, pero directa. (Freud,
caría entonces la transición entre un primer tiempo lógico, 1920/2008, p. 16).
en que el infante aparece en posición de objeto a -que
dejará marcas indelebles en su estructura-, y un segundo Al acentuar la vertiente de la ganancia de placer de otra
tiempo, en que el sujeto adviene a partir de la producción índole presente en este juego, Lacan lo reformula como
de dicho objeto. una “respuesta del sujeto”.
Pensar la temporalidad de la clínica con niños en función
del objeto a, “ese objeto que tiene un pie en el Otro y un …el juego del carrete es la respuesta del sujeto a lo que la
pie fuera del Otro” (Laurent, 1994, p. 38), implica una ausencia de la madre vino a crear en el lindero de su domi-
orientación que va más allá del Edipo, de la alienación y la nio, en el borde de su cuna, a saber, un foso, a cuyo alrede-
indeterminación del sujeto en función de la captura en el dor sólo tiene que ponerse a jugar el juego del salto. (Lacan,
lenguaje. Se trata entonces de un enfoque que, sin dejar 1964/2006, p. 70).
de considerar la dependencia del sujeto con respecto al
discurso del Otro, no hace de eso un destino ineludible sino Siguiendo la lectura de Silvia Salman, nos interesa subra-
que da lugar a una solución en la que el sujeto se produce a yar la diferencia entre considerar al juego como respuesta
partir de lo que ha perdido por su inscripción en el lenguaje. a la ausencia de la madre, lo cual se resolvería con un
Más allá de las variaciones señaladas con respecto al es- simple grito en reclamo de su regreso, y considerar en
tatuto de lo infantil entre esos dos grandes momentos de cambio al juego -como lo hace aquí Lacan- como la res-
la enseñanza de Lacan, nos interesa subrayar las invarian- puesta a lo que la ausencia de la madre desencadena en
tes que consideramos hacen a la especificidad de la pers- él (Salman, 2006a, p. 168).
pectiva lacaniana sobre esta cuestión. Como vimos incluso ¿Y qué es lo que tal ausencia desencadena? Lacan mismo
en su primera versión, en el marco de su concepción es- lo dice: un foso, es decir un hoyo, un agujero, a partir de
tructuralista, la falta inherente al encuentro del sujeto con que algo se sustrae. En ese sentido, el carretel que arroja
la estructura del lenguaje da lugar a cierto dinamismo, el niño no es la madre, sino que es “como un trocito del
abriendo el juego de la temporalidad. Tal original conjuga- sujeto que se desprende sin dejar de ser bien suyo, pues
ción de la sincronía y la diacronía es lo que encontramos sigue reteniéndolo”. Y continúa:
como invariante en la perspectiva lacaniana del sujeto en
la infancia, y es allí donde reside la originalidad de su con- Si el significante es en verdad la primera marca del sujeto,
cepción, en función de la reformulación de la estructura cómo no reconocer en este caso -por el solo hecho de que
afectada por un defecto irreductible, que recibirá diferentes el juego va acompañado por una de las primeras oposicio-
tratamientos en el curso de sus conceptualizaciones. nes en ser pronunciadas- que en el objeto al que esta opo-
sición se aplica en acto, en el carrete, en él hemos de desig-
Antes y después del fort-da nar al sujeto. A este objeto daremos posteriormente su
En el marco de ese segundo momento de su transmisión, nombre de álgebra lacaniana: el a minúscula. (Lacan,
Lacan se interesa por el juego infantil, en una lectura que 1964/2006, p. 70).
prolonga y profundiza la interpretación freudiana del fort-
da. Según esta última, que pone el foco sobre el acto de Como vemos entonces, el carretel no representa a la ma-
dominio sobre una situación antes vivenciada pasivamen- dre sino que ocupa el lugar del objeto no significante que
te, el juego es entendido como una actividad catártica re- escapa al sujeto representado por el significante. Es por
gulada por el principio del placer. Por su parte, Lacan eso que Lacan precisa que el conjunto de la actividad
rescata otra dimensión del juego que el mismo Freud vis- simboliza la “repetición de la partida de la madre como
lumbra en 1920. Al presentar la experiencia del fort-da causa de una Spaltung en el sujeto” (Lacan, 1964/2006, p.
como uno de los ejemplos clínicos de la compulsión a la 70). El sujeto se desprende de una parte de sí, inscribién-
repetición, Freud advierte con gran agudeza que la mayor dose en ese acto una primera marca significante, junto con
cantidad de veces el niño repite sólo la primera parte del la pérdida que tal inscripción implica. Edmundo Mordoh lo
juego: arrojar objetos lejos de sí profiriendo un fuerte o-o- plantea claramente: “El carretel señala lo que se pierde del
o-o, que lee como “fort”, se fue. Considerando entonces sujeto en la alienación significante. El juego del fort-da
que en lugar del juego completo, que incluye el traer nue- pone en escena el efecto de significancia de una marca
vamente al objeto ante sí profiriendo un “da” -acá está-, lo primera invisible y de la pérdida original de goce, que la
que se repite es una experiencia displacentera, que impli- compulsión a la repetición intenta reencontrar.” (Mordoh,
ca la renuncia pulsional de admitir sin protestas la partida 2013, p. 47).
de la madre, Freud se pregunta: Es precisamente tal pérdida de goce lo que da lugar a la
puesta en juego del deseo, como apuesta del sujeto. Así
¿Puede el esfuerzo (Drang) de procesar psíquicamente algo es como Lacan lo concibe en su Seminario XII:
impresionante, de apoderarse enteramente de eso, exterio-
rizarse de manera primaria e independiente del principio de
…el juego es la forma propicia, ejemplar, aislante, aislable, do que el “maternaje” es una actividad sexual, y no mera-
de la posición del deseo. El deseo no siendo otra cosa que mente educativa o sublimada, anticipa un posible lugar del
la operación de esta apuesta, de ese a, que es el ser jugador, infante en el fantasma materno, que desarrollará más
en el intervalo de un sujeto dividido entre su falta y su saber. adelante a partir de sus “dos notas”. Es precisamente a
(Lacan, 1964-1965, p. 76). partir de ese breve texto que Lacan localiza a la sexualidad
femenina como una cuestión preliminar a todo tratamiento
En tal experiencia encontramos cierto entrelazamiento de posible con niños (Laurent, 1994).
los tres registros: un costado de simbolización, dado por Hacia el final de su discurso, Lacan evoca la frase de An-
la alternancia significante; un costado real, en tanto el dré Malraux: “il n’y a pas de grandes personnes” (Lacan,
juego produce al objeto a; y una dimensión imaginaria del 1967/2001, p. 369), traducida al español como “no hay
juego, esencial para que se sostenga la escena a repetir. personas mayores”2 (Lacan, 1967/2012, p. 389), como
Así, el juego se constituye como puesta en escena de la señal de la entrada del mundo en la vía de la segregación.
repetición, y es en ese sentido que podemos concebirlo En dicha frase encontramos, por un lado, una referencia a
como un “aparato de goce” (Salman, 2006a, p. 165). Des- una cuestión de estructura, en tanto no todo el goce es
de la perspectiva de Hartmann, “…la repetición en el juego absorbible por el significante; pero además una referencia
(…) sería un camino para la detección temprana de los a la época: a un mundo transformado por la ciencia y el
puntos de goce.” (Hartmann, 2009, p. 14). De esta mane- capitalismo, en que el padre ya no conserva su estatuto
ra, el juego en la infancia, en tanto momento de transición trágico sino que, en el transcurso del siglo XX, ha deveni-
entre una primera marca -primera inscripción del ser ha- do un “padre humillado” (Laurent, 1994, p. 35). De alguna
blante frente al sexo- y una segunda -que viene a descom- manera esta transformación ya era anticipada por Lacan
pletar a la primera-, constituye al mismo tiempo un modo en el año 1938, cuando se refiere al “declive social de la
de tratamiento y una orientación para su dirección. imago paterna” (Lacan, 1938/2012, p. 71). En 1967, con-
En continuidad con lo que situamos como invariante en la trapone el estatuto del “niño generalizado” al de “grande
enseñanza de Lacan con respecto al sujeto en la infancia, personne”, que sería un sujeto que puede hacerse respon-
su lectura del fort-da permite sostener la tensión entre la sable de su propio goce (Laurent, 1994). De esta manera,
sincronía y el dinamismo temporal: entre la captura del Lacan nos recuerda que el par de opuestos que interesa
sujeto por la batería significante y su sustracción de dicha al psicoanálisis no es el mismo que el del sentido común,
captura, entre determinismo e indeterminación; tensión “niño - adulto”, sino el de “niño – grande personne”. Cabe
que se pone en juego en la brecha entre el plano del enun- preguntarse entonces, ¿de qué responsabilidad se trata
ciado y el de la enunciación. en la práctica con niños y niñas? Interrogante que ha sido
específicamente abordado en otros trabajos (Beisim,
El goce en la infancia 2010; Mordoh, 2013; Mordoh y Leivi, 2016; Romé, 2018;
Más allá del fort-da, las principales elaboraciones sobre el Romé, 2021).
tema -en el marco de este segundo momento- se encuen-
tran en una serie de textos de los años 1967-1969, princi- De la posición de niño a la posición del niño
palmente en dos artículos: “Alocución sobre las psicosis En su “Nota sobre el niño”, escrita en 1969 en una carta
del niño” (1967/2012) y “Nota sobre el niño” (1969/2012), dirigida a Jenny Aubry, Lacan comienza señalando la
solidarios de una perspectiva que va más allá del Edipo, caída de las “utopías comunitarias”. Subraya entonces la
sumamente pertinente para la clínica actual (Romé, 2018). función de “residuo” de la familia conyugal, que -más allá
La “Alocución sobre las psicosis del niño” fue pronunciada de sus transformaciones en la evolución de la socieda-
por Lacan en el marco de unas jornadas sobre ese tema, des- sostiene lo irreductible de una transmisión que tras-
organizadas por Maud Mannoni, en el año 1967. Lacan ciende la satisfacción de las necesidades; transmisión
había sido invitado allí para hablar sobre la cuestión de las que da lugar al advenimiento del sujeto, que implica “la
psicosis en la infancia, y terminó centrando su exposición relación con un deseo que no sea anónimo” (Lacan,
sobre otros puntos que no eran tomados en consideración 1969/2012, p. 393).
por los terapeutas allí reunidos: después de dos días de Del lado de la madre, ubica tal “función residual” en un
debate con psicoanalistas destacados por su trabajo con interés particularizado que signa sus cuidados, que están
niños, Lacan señala que en esos días no se había pronun- entonces en articulación con su propia falta. De esta ma-
ciado la palabra “goce”, dimensión esencial en la experien- nera, no se trata de la función materna universal sino de
cia analítica. las particularidades que singularizan el desempeño de
Subrayando la importancia del objeto a en la relación con esta función, allí donde falla el cuidado y aparece el deseo.
la madre, vuelve a evocar el objeto transicional: “Lo impor- Con respecto al padre, indica que su nombre es el vector
tante no es sin embargo que el objeto transicional preser- de la encarnación de la ley. Para esto, es preciso que re-
ve la autonomía del niño, sino que el niño sirva o no como presente la ley sin creer que él la es, y que la prohibición
objeto transicional para la madre” (Lacan, 1967/2012, p. se articule con el deseo que porta hacia esa mujer. Es allí
389). De esta manera, sostiene que el niño puede ocupar 2
Con respecto a esta frase, el francés habilita un equívoco que
para la madre el lugar de un “condensador para el goce,
se pierde en dicha traducción al español. Otras traducciones po-
en tanto que por la regulación del placer, aquel le es sus- sibles, menos precisas, preservan mejor el equívoco original: po-
traído al cuerpo” (Lacan, 1967/2012, p. 389). Consideran- dríamos decir no hay “personas grandes” o “grandes personas”.
paso, algunos detritos con los que jugará, con los que le será Lacan, J. (1938/2012). Los complejos familiares en la formación
muy necesario arreglárselas (Lacan, 1975/2007, p. 129). del individuo. En Otros escritos (G. Esperanza, trad.). (pp. 33-
96). Buenos Aires: Paidós.
A través de esta metáfora que equipara al lenguaje con el Lacan, J. (1949). Règlement et Doctrine de la Commission de
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a la actividad que implica en la infancia la lectura de las Paris. Revue Française de Psychanalyse, XIII (3), 426-435.
marcas constitutivas, a partir de las cuales más tarde se Lacan, J. (1950/1999). Intervención en el Primer Congreso Mun-
“hará la coalescencia, por así decirlo, de esa realidad se- dial de Psiquiatría. En Intervenciones y textos 1 (D. S. Rabino-
xual y del lenguaje” (Lacan, 1975/2007, p. 129). Es enton- vich, trad.). (pp.32-36). Buenos Aires: Manantial.
ces a partir de los restos de ese agua que corre que se Lacan, J. (1953/2003). Función y campo de la palabra y del len-
constituye la lalengua de cada uno, de la cual el incons- guaje en psicoanálisis. En Escritos I (T. Segovia, trad.). (pp.
ciente portará las marcas. 227-310). Buenos Aires: Siglo XXI.
De esta manera constatamos que, en esta segunda parte Lacan, J. (1956-1957/2008). El Seminario, Libro IV, La relación de
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el encuentro del sujeto con aquello que lo precede, dando Lacan, J. (1957/2003). La instancia de la letra en el inconsciente
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Partimos del interrogante acerca de las particularidades Lacan, J. (1958/2005a). La significación del falo. En Escritos II (T.
del estado del sujeto al que nos dirigimos en la clínica con Segovia, trad.). (pp. 665-675). Buenos Aires: Siglo XXI.
niños. Planteamos que, si es posible sostener un análisis Lacan, J. (1964/2006). El Seminario, Libro XI, Los cuatro concep-
en la infancia orientado por las enseñanzas de Lacan, es tos fundamentales del psicoanálisis (J. L. Delmont y J. Sucre,
preciso extraer de ellas una concepción de lo infantil que trad.). Buenos Aires: Paidós.
permita superar una visión evolutiva o adaptativa, pero Lacan, J. (1964/2005). Posición del inconsciente. En Escritos II
que al mismo tiempo no lo diluya en una concepción es- (T. Segovia, trad.). (pp. 808-829). Buenos Aires: Siglo XXI.
tructural. De esta manera, una concepción propiamente Lacan, J. (1964-1965). El Seminario, Libro XII, Problemas crucia-
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que confluyen en una concepción del niño como un ser Lacan, J. (1967-1968). El Seminario, Libro XV, El acto psicoanalí-
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sujeto, no es una mera víctima de sus determinaciones. http://www.psicoanalisis.org/lacan/15/4.htm
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tingencia, a la elección o a la invención. Es precisamente Lacan, J. (1969-1970/2008). El Seminario, Libro XVII, El Reverso
en ese margen, en ese juego por el cual se apropia de del Psicoanálisis (E. Berenguer y M. Bassols, trad.). Buenos
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