Lo Ponencia-Bata

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Huelga en Bata.

Los límites de la movilización


obrera durante la Unidad Popular

Damián Lo Chávez
Licenciado en Historia Universidad de Chile
Ponencia

1-Introducción

En septiembre de 1972 se inició un complejo proceso de lucha sindical en la industria


de calzado BATA, ubicada en la comuna de Peñaflor, provincia de Talagante. La
industria era parte de una gran transnacional, fundada por el famoso Thomas Bata a
fines del siglo XIX en Checoslovaquia. Su hijo, tras la revolución democrática popular
que nacionalizó sus industrias en 1949, se marchó a Canadá desde donde construyó uno
de los imperios industriales más emblemáticos del siglo XX. La planta chilena fue
fundada en 1938. Era una industria importante que agrupaba a una gran cantidad
trabajadoras y trabajadores. Al interior del recinto había varios talleres que trabajaban
cuero, textiles, calzados etc. El momento en que comenzó la huelga es también el punto
más álgido de la lucha de clases urbana de ese año. Fue el mes del paro patronal, última
ofensiva legal, y hasta cierto punto no violenta, de las clases dominantes para hacer caer
por la vía del boicot económico masivo al gobierno de Salvador Allende.

Los mil días de la Unidad Popular fue el mayor periodo de auge de las luchas obreras en
la historia de Chile. No solo hubo luchas económicas, también, como nunca antes,
crecieron los niveles de organización y conciencia política. Gran parte de la clase obrera
chilena se propuso transformaciones de largo alcance, que significaban la superación del
capitalismo y la dependencia de Chile. Nunca antes se estuvo más cerca de conseguir
una gran victoria histórica para los trabajadores y los sectores populares. Sin embargo
para la clase obrera chilena fue un periodo lleno de contradicciones. La huelga de Bata
se inició por reajustes salariales y el fin de medidas abusivas que recortaban
artificialmente los ingresos de los trabajadores. La lucha contó con un fuerte
componente femenino que también demandaba la nivelación de sus salarios respecto de
los hombres. Otro elemento no menor es que se trata de un gran capital extranjero y no
de una pequeña o mediana industria nacional, por lo que la lucha de Bata adquiere
ribetes incluso de liberación nacional. En resumen, la lucha se fue radicalizando hasta la
toma de la industria por parte de sus trabajadores, situación común a una época en que
los métodos de lucha obreros llegaron a niveles nunca antes vistos en la historia de
Chile. La huelga de Bata y la represión que cayó sobre sus trabajadoras y trabajadores
fue una pequeña antesala de la gran represión que caería sobre el conjunto de los
pueblos de Chile. La huelga fue un botón de muestra de las diversas contradicciones
entre los actores políticos y sociales del campo popular, y de estos con la
institucionalidad vigente. Por ultimo queda en pie el problema del poder. Si bien las
expresiones políticas del movimiento popular habían conquistado el poder ejecutivo del
Estado, otras instancias de él siguieron siendo rabiosamente antiobreras, como el poder
judicial, la mayor parte del parlamento y gran parte de los mandos de las fuerzas
armadas y de orden, debidamente adoctrinadas por los EE.UU. en la doctrina de
seguridad nacional. Este trabajo de ninguna manera pretende hacer una crítica que
coloque como “enemigos” de los trabajadores al gobierno de la Unidad Popular, esa
afirmación perversa que ha sido invocada directa o indirectamente, no resiste el menor
análisis1. El gobierno de Salvador Allende representó las más ambiciosas reformas en
pro de la justicia social y la soberanía nacional y económica jamás propuestas por

1
Afirmación propia del trotskysmo, que intenta contraponer movimiento obrero y Unidad Popular como
antípodas. http://www.juventudsinmiedo.cl/2013/09/el-mir-durante-la-unidad-popular-un-debate-
necesario-desde-el-marxismo/#.UnlLWflLPNM
gobierno alguno antes. Reformas que hoy, a pesar de su apego institucional y
contradicciones son “revolucionarias” comparadas con la realidad neoliberal imperante.
Comparto en este sentido la opinión de Sergio Grez:

“Salvador Allende encarnó la dialéctica no resuelta de reforma o revolución. El


allendismo del período de la Unidad Popular fue la expresión de una tentativa
abortada por resolver la disyuntiva entre reforma o revolución que el contexto
histórico de los años 70 no permitía solucionar. […] Allende intentó dejar una
herencia política de contenido "reformista revolucionario". La oposición entre la
vía reformista electoral y la vía revolucionaria armada no es ya un punto de
quiebre al interior de la izquierda y del movimiento popular, pero sí lo son, por
ejemplo, la adhesión o el rechazo al modelo neoliberal y a la dominación
imperial. A la luz de este nuevo dilema, la política de Allende adquiere renovada
relevancia histórica. Su "reformismo rupturista" o "reformismo revolucionario"
nos parece hoy día -incluso a sus críticos de izquierda de entonces- el súmmum a
lo que podríamos aspirar en estos tiempos de globalización neoliberal”2.

Sin embargo es necesario reflexionar en estos cuarenta años, como fue posible que
habiendo un gobierno de izquierda, mayoritariamente integrado por partidos de fuerte
base obrera, una huelga contra un gran capital foráneo fuera ignorada por las
autoridades y duramente reprimida por carabineros y el poder judicial.
Para cerrar esta breve introducción debo señalar que comparto los criterios
historiográficos del profesor Sergio Grez3, y otros autores, que rechazan la separación
entre historia social y política proclamando una interrelación entre ambos campos. Es
así que la movilización obrera, uno de los elementos favoritos de la historia social, no
puede escapar a los múltiples factores políticos de uno de los periodos más complejos
de la historia de Chile. No entraremos a definir en detalle que entendemos por sectores
populares, dado que extendería innecesariamente esta ponencia, pero si tener en claro
que por sectores populares entendemos un conjunto amplio de actores que va desde el
movimiento obrero organizado a pobladores organizados, estudiantes e intelectuales
progresistas. Sus representaciones políticas fueron los diversos partidos de izquierda, y
nuestro sujeto en particular fue un sector que corresponde a la clase obrera organizada
del sector industrial.

Hipótesis

1-Partiendo de la interpretación que hemos hecho del periodo de la Unidad Popular,


sostenemos que la huelga de Bata fue un ejemplo claro de las contradicciones entre los
actores sociales y políticos de la época. El movimiento de los trabajadores de Bata fue
duramente reprimido por actores institucionales provenientes de carabineros y del poder
judicial. Estos eran parte de una institucionalidad que siguió obedeciendo una lógica de
hostilidad contra el mundo popular organizado, a pesar de que las expresiones políticas
mayoritarias de los sectores populares hayan ocupado el poder ejecutivo y parte del
legislativo.
2- En relación con la hipótesis anterior sostenemos que los métodos represivos
utilizados contra las y los trabajadores batinos constituyen una antesala del golpe de

2
Revista Universum Nº 19 Vol.2 :180 - 185, 2004
3
Sergio Grez Toso Escribir la historia de los sectores populares: ¿Con o sin la política incluida?, en
Política, N°44, Santiago. págs. 28-29.
estado, que acabara con la rica experiencia organizativa del movimiento popular del
trienio de 1970-1973.

2-El movimiento Obrero y el proyecto de la Unidad Popular

Para comprender el planteamiento de fondo que sostiene esta breve investigación es


necesario aclarar la mirada que asumimos sobre estas dos variables socio-políticas:
Unidad Popular y movimiento obrero. La Unidad Popular fue la materialización de la
teoría de la vía pacífica al socialismo. Esta teoría fue promovida por el Partido
Comunista de Chile, PC, y compartida por un sector importante del Partido Socialista de
Chile en el cual destacaba Salvador Allende, Aniceto Rodríguez, Raúl Ampuero y otros
dirigentes. Incluso podemos rastrear esta idea a la antigua II Internacional. El Partido
Comunista de Chile venia planteando esbozos de esta política aun antes del XX
Congreso del PCUS de febrero de 1956, ocasión en que dicha teoría pasó a ser la nueva
ortodoxia del comunismo pro soviético. Esta teoría planteaba la posibilidad de hacer
profundas reformas que transformarían el carácter capitalista de una sociedad en
socialista, sin ruptura del orden institucional, insurrección ni guerra civil. Los distintos
argumentos que respaldaron esta tesis en el debate político chileno e internacional serian
largos de enumerar aquí, pero existen buenos y extensos trabajos sobre el tema 4.
Finalmente, la Unidad Popular fue la puesta en práctica de dicho proyecto. Este
proyecto involucraba un programa de reformas que debían llevarse a cabo en cierto
plazo y que incluían la construcción de un Área de Propiedad Social, APS, de empresas
nacionalizadas, pilar económico del proyecto de la UP. Además se otorgarían
numerosos derechos democráticos y económicos a los trabajadores, junto con la
profundización de la reforma agraria. Sin embargo todo esto debía realizarse en la más
absoluta legalidad y orden institucional. Cualquier salida del orden institucional era un
aventurerismo o provocación que podría hacer fracasar al proceso al propiciar un
enfrentamiento armado entre clases sociales.

Para asegurar el desarrollo de este proyecto los partidos que componían la UP, de fuerte
base obrera, principalmente el PC y el PS, requerían tener la dirección política de la
clase obrera y que esta se enmarcara exclusivamente en los esquemas institucionales del
proceso. El historiador Frank Gaudichaud hace una excelente reseña de esta compleja
realidad, en la que el movimiento obrero está profundamente comprometido y
subordinado a la Unidad Popular y su vía institucional, pero que:

4
Véase por ejemplo: Daire T, Alonso. “La política del Partido Comunista desde la post-guerra a la
Unidad Popular”, en El Partido Comunista en Chile. Estudio multidisciplinario, Augusto Varas (comp.),
Santiago, CESOC-FLACSO, 1988. Casals Araya, Marcelo, El alba de una revolución, Santiago, LOM
Ediciones, 2010. Arrate, Jorge y Rojas, Eduardo, Memoria de la izquierda chilena. Tomo I (1850-1970),
Jorge Vergara Editor, 2003. Furci, Carmelo, El Partido Comunista de Chile y la vía al socialismo,
Santiago, Ariadna, 2008. Gómez, María Soledad, “Factores nacionales e internacionales de la política
interna del Partido Comunista de Chile (1922-1952)” en El Partido Comunista en Chile. Estudio
multidisciplinario, Augusto Varas (comp.), Santiago, CESOC-FLACSO, 1988. Halperin, Ernest,
Nationalism and Communism in Chile, Massachusetts, The M.I.T Press, 1965. Moulian, Tomas y Torres,
Isabel, “¿Continuidad o cambio en la línea política del Partido Comunista de Chile?” en El Partido
Comunista en Chile. Estudio multidisciplinario, Augusto Varas (comp.), Santiago, CESOC-FLACSO,
1988. Palacios Calmann, Jorge, Chile: ensayo de compromiso histórico, Barcelona, 1976. Por ultimo una
síntesis y reinterpretación en base a las obras recién presentadas se encuentran la tesis del autor Damián
Lo Chávez, Comunismo rupturista en Chile (1960-1970), Universidad de Chile, Facultad de Filosofía y
Humanidades, Santiago, 2013.
“Sin embargo hay que recordar que el proceso de la Unidad Popular corresponde
también al periodo histórico de mayor participación social y política de la
población chilena, y de mayores conquistas sociales para la clase obrera.
Durante esos mil días, el movimiento obrero alcanza niveles de movilización,
organización e intervención políticas, hasta entonces desconocidas”5.

La dirección de la Central Única de Trabajadores 6, principal agrupación sindical de la


época, dirigida por militantes comprometidos con el proyecto de gobierno, en varias
ocasiones tuvo diferencias y desencuentros con los sectores más radicalizados del
movimiento obrero que comenzaban a desbordar la legalidad o a sobrepasar los marcos
del programa de la UP. Este fue el caso de los Cordones Industriales o de la ocupación
de cualquier empresa mediana originalmente fuera del plan de estatizaciones:

“Indudablemente, para aplicar su programa, la Unidad Popular necesita el apoyo


de la clase obrera organizada, con la que se ha comprometido a reconocer sus
reivindicaciones históricas, en particular en términos de poder adquisitivo y de
participación en el control de la economía. Este reconocimiento pasa por una
política de redistribución de la riqueza, sin precedentes en la historia chilena,
que supuso por parte del gobierno, una tentativa permanente de control y
canalización de las movilizaciones obreras en la línea de la “vía institucional” al
socialismo defendida por la UP. Así cualquier acción obrera que el gobierno
consideraba fuera del programa de la UP (como, por ejemplo, las ocupaciones de
fábrica) y que corría el riesgo de debilitar la alianza de clases con la burguesía
media, se denuncian como irresponsables”7.

Sin embargo la huelga en Bata probó no tener la simpatía de estas direcciones obreras
oficiales a pesar de ser una gran empresa transnacional.

3- La huelga de los trabajadores de Bata.

La huelga se desarrolló a lo largo de octubre y diciembre de 1972. Los principales


reclamos de los trabajadores los encontramos en el periódico El Pueblo, editado entre
1969 y 1977 por el Partido Comunista Revolucionario8 de Chile, PCR y en El Rebelde,
periódico del movimiento de izquierda Revolucionaria, MIR. El primero fue un
pequeño partido de tendencia maoísta que existió entre 1966, previamente llamado
Grupo Espartaco, y que se disolvió en 1981. Este Partido tuvo una influencia
importante en la huelga. Su estrategia política consistía en radicalizar el movimiento de
masas hasta desbordar la institucionalidad y lograr una guerra popular prolongada para
la conquista del poder. En este sentido, fue parte de las fuerzas que, junto con el MIR,
mucho más grande y conocido, trabajó a la izquierda de la Unidad Popular y en
contradicción con esta. Los dirigentes, sin ser todos del PCR, se acercaron mucho a sus
posiciones y el sindicato contó con un militante comunista revolucionario en diversas
labores de apoyo, Francisco Gallardo, y en la asesoría legal en la figura del joven
5
Gaudichaud, Frank, “Construyendo poder popular: la CUT y las luchas obreras en el periodo de la
Unidad Popular” en Cuando hicimos historia: la experiencia de la Unidad Popular, Julio Pinto (coord.)
Santiago, LOM Ediciones, 2005. Pág. 86
6
Durante el periodo tuvo como secretario general a Luis Figueroa, militante y dirigente del PC, sin duda
el partido más comprometido con la institucionalidad durante el trienio de la UP.
7
Op.Cit.2 Pág. 89.
8
Gran parte de la historia del PCR, y del comunismo rupturista de tendencia maoísta se encuentra en la
tesis ya citada en la primera nota. Damián Lo Chávez Op.Cit.1
abogado Rodrigo Campo9, dirigente del PCR. Al primero pudimos entrevistarlo.
Gallardo se desempeñó como asesor externo del proceso, trasmitiendo informaciones
por los parlantes ubicados al interior del complejo y redactando volantes. Este
voluntario, a nivel político formaba parte de la redacción del periódico El Pueblo.
En el periódico mencionado, los obreros, agrupados en un sindicato llamado Bata-
CATECU (Caucho tejido y cuero), denunciaron el sistema de trabajo estadounidense
“Work-Factor” que fijaba una meta de producción por trabajador, meta que de no
cumplirse involucraba un descuento en el salario. Los trabajadores señalaron que, la
última semana del mes, los insumos llegaban deliberadamente tarde por lo cual el
trabajo se retrasaba y la meta no se cumplía. Con este subterfugio la empresa
descontaba un 22% de sueldo a los obreros, dejándoles un exiguo 78%. Los obreros
demandaron el fin de esta práctica10. Por otra parte, la empresa tenía un fuerte
contingente de obreras que componían la mayoría del personal que trabajaban en la
sección de aparados:

“Además a las mujeres se les da un trato discriminatorio y su salario está muy


por debajo del de los hombres, por ejemplo, en la sección “aparado”, que en las
industrias del ramo es la parte de la elaboración del calzado mejor pagado, en
bata este trabajo lo realizan obreras mujeres y es el peor pagado”11.

Así que, el aumento de salario de las trabajadoras y el fin de la disminución artificial de


los salarios fueron los dos principales detonantes de la huelga. Irónicamente la empresa
les llamaba a los obreros “colaboradores”12. A la información aportada por El Pueblo, El
Rebelde agrega:

“Los trabajadores exigen un salario fijo y mínimo y la nivelación de categorías


de acuerdo a la antigüedad. Otro punto del pliego de los trabajadores se
establezca un sistema permanente de contrataciones. Hoy día la mayoría tiene
contrato de aprendiz. Estas son algunas de las reivindicaciones presentadas a las
firmas a uno de los más grandes explotadores del país. Thomas Bata,
checoslovaco exiliado en Canadá. Bata posee fábricas en 52 países. En Chile
tiene 152 sucursales. La fábrica de Peñaflor que es la productora, entrega el 50%
de la producción de calzado, prácticamente el total del calzado popular”13.

Sin embargo, a pesar de esta situación, la dirección del sindicato era mayoritariamente
“amarilla” o “pro-empresa”, es decir valoraba por sobre todo el dialogo y el acuerdo con
la empresa, antes que la movilización huelguística de los trabajadores 14. Sin profundizar
más allá en el debate teórico sobre la conciencia de clase y el problema de la falsa
conciencia, este caso no fue aislado. Los casos más emblemático fueron la refinería de
azúcar de Valparaíso, que fue tomada por sus trabajadores para evitar el ingresó a la
APS dadas las buenas relaciones que estos cultivaban con la empresa y la huelga de El

9
El abogado Rodrigo Campo se hizo conocido durante la época de la UP por su aparición en el programa
de debate político Canal 13 “A esta hora se improvisa”, junto a uno de los máximos teóricos y dirigentes
del PCR, Jorge Palacios y personajes de la derecha como Jaime Guzmán. Actualmente vive en
Francia .En este link se le puede ver discutiendo junto a Palacios y Guzmán en el programa mencionado.
http://www.youtube.com/watch?v=P-5gjGN-Sgw
10
El Pueblo, Nº26, Santiago, octubre de 1972.
11
Ibíd.
12
Ibíd.
13
El Rebelde, Nº50, Santiago, octubre de 1972.
14
Entrevista a Francisco Gallardo, Santiago, 17/092012. Entrevistador: Damián Lo Chávez
Teniente, manipulada por la oposición al gobierno. Finalmente, los trabajadores también
exigían participación en el control de la producción y la administración,
“particularmente en lo que refiere al abastecimiento, a la compra de materias primas y a
la política de personal”15 . En general esta demanda estuvo en consonancia con una
característica propia del movimiento obrero de la época: una democratización
económica que los hiciese participes de la gestión de las empresas. Esta aspiración tenía
cabida en el gran programa de democratización de la Unidad Popular. Hubo una última
reivindicación que surgió en el transcurso de la ocupación de la industria misma. El fin
de las practicas que incentivaban artificialmente la productividad y competitividad del
obrero, y la sensación de “familia” entre este y la dirección de la empresa. Francisco
Gallardo recuerda:

“Tuve un solo mérito. Yo estaba encargado de trasmitir información por los


parlantes y redactar panfletos. Me habían dado un manojo de llaves con el cual
podía moverme por toda la fábrica. Dentro de la oficina de alto ejecutivo
encontré un manual muy completo con métodos para incentivar la producción de
los trabajadores. Por ejemplo competir por premios materiales, bicicletas por
ejemplo, los colores con que estaban pintadas las diversas partes de la industria.
Había también métodos de negociación anti sindical. Por ejemplo se citaba a
discutir a varios representantes obreros, se buscaba dividirlos mientras que la
voz de la empresa fuera una sola. Cuando la fábrica era visitada por un gerente
importante se le decía el nombre de un trabajador o trabajadora, de sus hijos, si
estaba casado etc. y este se acercaba a preguntarle a esa persona como estaba él
y su familia, con los nombres de ellos. Así se creaba la sensación de que la
empresa era una familia. Tomamos toda esa información y la pusimos en
panfletos para denunciarla”16.

Francisco Gallardo nos relató cómo ante esta realidad los trabajadores democratizaron,
mediante un proceso de asambleas, el funcionamiento del sindicato y consiguieron
llevar a la dirección obreros más proclives al enfrentamiento huelguístico con la
empresa. Esta nueva dirección estuvo encabezada por Luis Torres Ravello. Francisco
Gallardo recuerda que esa nueva dirección estuvo integrada por militantes de varios
partidos, incluidos de gobierno y Demócratas Cristianos, pero que tenían, a pesar de sus
diferencias políticas, unidad en torno a las demandas de las obreras y obreros de Bata 17.
La huelga fue votada en septiembre pero su punto más álgido se desarrolló en el
complejo mes de octubre de 1972.

Los trabajadores denunciaron los oídos sordos de la empresa y una extraña reacción por
parte de las autoridades de gobierno:

“El gobierno se ofreció de mediador para solucionar el conflicto y propusieron


una reunión con obreros, representantes de la empresa y tres ministros de
Estado. Pero cuando fueron al ministerio del trabajo no hubo reunión, no los
recibieron ni les dieron explicación alguna”18.

15
El Rebelde, Nº50, Santiago, 7 de octubre de 1972.
16
Entrevista a Francisco Gallardo, Santiago, 17/092012. Entrevistador: Damián Lo Chávez.
17
Ibíd.
18
El Pueblo, Nº26, Santiago, octubre de 1972.
Este episodio puede tener más de una explicación sin embargo, al no contar con un
testigo que haya trabajado en el ministerio del trabajo solo podemos especular. Es
posible que el gobierno no haya querido tomar parte por una huelga, en un contexto en
que la oposición pretendía paralizar el país para derribar al gobierno. También es
posible que toda huelga fuera asimilada al movimiento huelguístico patronal de ese mes,
y por ende no gozara de la simpatía del gobierno. Lamentablemente los hechos de El
Teniente demostraron que no siempre una movilización obrera corresponde a los
intereses del proyecto histórico de la mayoría de la clase obrera organizada de aquel
momento. Ante la indiferencia del gobierno y la negativa de la empresa de dar su brazo
a torcer, los trabajadores pasaron a la acción.

4-Los métodos de lucha y la represión.

La base de operaciones para los distintos cortes de camino que tuvieron lugar durante el
conflicto fue la misma Industria ocupada. Sin embargo casi al comenzar la huelga la
empresa se querelló contra Luis Torres Ravello y este fue encarcelado e incomunicado
en la cárcel de Talagante. Ante esta detención y la negativa a ofrecerles solución, los
trabajadores procedieron al primer gran corte de camino. Más no estaban solos. Un
importante factor en las luchas sociales de los sectores populares se hizo presente: la
solidaridad. Los trabajadores del Cordón Cerrillos y gente de Peñaflor llegaron para
reforzar las acciones del sindicato Bata-CATECU. Estos habían comprometido su
apoyo a la huelga desde el 29 de septiembre, casi al comenzar esta 19. Este primer gran
corte de camino tuvo lugar exactamente el miércoles 11 de octubre a las 10 de la
mañana. Tenía por objeto, como ya señalamos no solo exigir satisfacción a las
demandas del sindicato, sino que además exigir la libertad de Torres. Tanto El Pueblo
como El Rebelde hablan de más de mil personas. “Se hicieron barricadas con lo que
teníamos al alcance”20. El enfrentamiento con carabineros fue de proporciones según los
relatos periodísticos de la prensa involucrada. Lamentablemente la información
periodística no es masiva dado los intereses políticos puestos en juego. Para el Partido
Comunista de Chile , PC, lo más importante en octubre de 1972 fue asegurar la más
absoluta normalidad laboral y productiva en el país, en respuesta al paro sedicioso de
los gremios patronales y parte de las capas medias en contra del gobierno. Por ende en
las ediciones de El Siglo del mes de octubre no hay mención alguna a la huelga, a pesar
de la importancia de la Industria de Bata en la economía nacional. Es más, llegó al lugar
del corte, el gobernador de Talagante, Víctor Reyes, del PC, quien invocó la fuerza
pública contra los trabajadores de Bata alegando “que estos gallos están de acuerdo con
los fascistas”21. El relato periodístico y los testimonios nos permiten reconstruir la
violencia del enfrentamiento entre los trabajadores de Bata, sus colaboradores y el
cuerpo antidisturbios de carabineros:

“Esa solución que los trabajadores esperaban llegó a las nueve y media de la
noche transportada por ‘buses Pegaso’ de los mal llamados “servicios
especiales”, que traían al lugar de la toma cerca de 300 carabineros; en tanquetas
que disparaban bombas al cuerpo de los obreros, mujeres y niños en las
camionetas de detectives que ‘cuidaban’ el sector”22.

19
El Rebelde, Nº50, Santiago, 7 de octubre de 1972.
20
El Pueblo, Nº26, Santiago, octubre de 1972.
21
Ibíd.
22
El Rebelde, Nº52, Santiago, 16 de octubre de 1972.
No fue fácil sacar a los trabajadores del camino. Estos emprendieron una dura
resistencia contra las fuerzas policiales. En las primeras horas de la batalla campal se
registró el siguiente saldo, según el relato de un obrero entrevistado por El Pueblo: “de
100 heridos, más de 70 fueron carabineros. De 6 tanquetas que llevaron los pacos, los
compañeros les incendiaron e inutilizaron 4”23, pero:

“La acción del Grupo Móvil no se hizo esperar. ‘Nunca habíamos visto tanta
maldad o crueldad juntas’ nos dicen los compañeros de Bata. Con las
compañeras mujeres fue con quienes más se ensañaron. Les retorcían los pechos
y les pegaban puntazos bajo el vientre”24.

El Rebelde aporta más testimonios:

“Los carabineros parecían bestias agrega- una compañera-, a quien más le


pegaban era a las mujeres y ni siquiera respetaban las casas del sector. Allí se
metieron, hicieron tiras las cosas, apalearon a las pobladoras, a los niños, tiraron
esas bombas que nos emborrachaban y nos hacían vomitar, caíamos al suelo y
ahí nos seguían pegando […] Usted sabe compañera; a las mujeres les hicieron
tira la ropa, y les pegaron sablazos en los pechos, a los hombres en los
testículos”25.

Hay que precisar que la denominación “Grupo Móvil” es para criticar políticamente al
cuerpo antidisturbios de carabineros. El “Grupo Móvil” existió entre 1963 y 1970,
siendo disuelto por la medida 37 de las primeras 40 medidas del gobierno de la UP
debido a su impopularidad y su mala fama represiva. En Noviembre de 1970, el cuerpo
antidisturbios de carabineros paso a llamarse “Prefectura de Servicios Especiales”. Sin
embargo, al igual que el poder judicial, no por el hecho de que hubiera un gobierno de
izquierda dejó de cumplir un papel represivo, hostil a los sectores populares
organizados.

La represión desatada contra los obreros y obreras de Bata se extendió en su momento a


la población que vivía en torno a la planta, dado que gran parte de ella apoyó a los
obreros colaborándoles con comida y refugio. Como señalamos en nuestras hipótesis,
los detalles de los métodos represivos constituyen a juicio nuestro una antesala del
despliegue represivo de las fuerzas armadas y de orden contra el gobierno, y más aún
contra el mundo popular organizado del que este fue expresión.
La jueza de Talagante, Judith Torres, no solo ordenó en su momento el arresto de Luis
Torres, además encarceló al abogado del sindicato, militante del PCR, Rodrigo Campo.
Este permaneció casi un mes incomunicado, debiéndose iniciar un movimiento
adicional por la liberación de Campo y de algunos trabajadores que aún seguían presos.
El joven abogado contaba con el apoyo de su pequeño partido 26, quienes desarrollaban
una amplia labor de agitación y propaganda al interior y en torno a la industria en
huelga. Además, por razones obvias contaba con la simpatía del conjunto de los
trabajadores batinos. El día 23 de noviembre, se inició la primera de varias marchas y
23
El Pueblo, Nº26, Santiago, octubre de 1972.
24
Ibíd.
25
El Rebelde, Nº52, Santiago, 16 de octubre de 1972.
26
En mi tesis de pregrado explico un poco de este proceso, de acuerdo a testimonios varios. La oposición
cerrada del PCR a la Unidad Popular hizo que muchos militantes abandonaran el partido y que otros,
partidarios de una línea más flexible, lo fraccionaran.
mítines por la libertad de Rodrigo Campo fuera de la cárcel de Talagante para exigir a la
jueza que liberara al abogado y a los obreros que aún seguían presos. Este movimiento
ganó amplias simpatías en el mundo sindical de modo que finalmente, tras una gran
presión, se consiguió la libertad condicional del abogado y del resto de los obreros
presos27. Los obreros batinos consiguieron mejoras sustanciales a sus condiciones de
trabajo tras la huelga, mas no quedaron del todo satisfechos y la empresa desarrolló una
política de hostilidad y acoso permanente contra el sindicato Bata-CATECU. Sin
embargo la problemática política del último año de Salvador Allende en el gobierno
ocupa toda la atención de la prensa revisada.

Conclusiones y reflexiones

Nuestras hipótesis en lo esencial son comprobadas. Sin embargo no somos los primeros
en avanzar ciertas ideas que sirven de base a esta pequeña investigación y ponencia. La
historiadora Verónica Valdivia señaló como los enemigos del proyecto de la Unidad
Popular controlaban gran parte del Estado y del conjunto de la institucionalidad. Esto
favoreció a su vez la politización en términos conservadores y derechistas de las
Fuerzas Armadas y de orden28. Si a esto le sumamos la desconfianza y hostilidad que
mantenían los sectores más adictos a la tesis de vía pacífica al socialismo, que
encarnaba la UP, con el sector del movimiento obrero más radicalizado que tuvo entre
sus expresiones a los obreros de Bata, tenemos una triple contradicción. Por otra parte la
huelga de Bata se suma a varios hechos que tuvieron lugar a lo largo del trienio de la
Unidad Popular y que demostraron la hostilidad de parte de la institucionalidad vigente
hacia un movimiento obrero y popular. Los hechos más conocidos fueron los sucesos de
Lo Hermida el 5 de agosto de 1972 29 y la implementación, en 1973, de la Ley de
Control de Armas votada por casi todo el congreso. Esta ley aprobada por la oposición y
por casi toda la Unidad Popular supuso el allanamiento masivo por parte del ejército de
fábricas y poblaciones, incluso con un obrero muerto durante uno de estos
allanamientos. La historia de los trabajadores de Bata, así como una posible historia
detallada de los sucesos recién nombrados cobran particular relevancia hoy por hoy,
dado que los pueblos de Chile han comenzado un despertar político y orgánico luego del
largo letargo despolitizante que sobrevino con el llamado retorno a la democracia. Se
comienzan a perfilar proyectos, ideas nuevas y propuestas hacia una sociedad más
humana y equitativa. Sin embargo en frente de nosotros tenemos, otra vez, una
institucionalidad enajenada de una decisión constituyente popular y democrática, nacida
en plena dictadura y orientada hacia los intereses de una sociedad de mercado. ¿Cómo
superaremos estas barreras de cara a un futuro donde el bienestar y los derechos de las
amplias mayorías estén garantizados sobre cualquier otra cosa? En esta ponencia
queremos partir de la necesidad de que todo ejercicio de ciencia histórica tenga la
perspectiva de ser funcional a la construcción, hoy, de un futuro distinto y mejor.

27
El Pueblo, Nº27, Santiago, enero de 1973.
28
Valdivia, Verónica, “Todos juntos seremos la historia. Venceremos’ Unidad Popular y Fuerzas
Armadas” en Cuando hicimos historia. La experiencia de la Unidad Popular. Julio Pinto (Coordinador-
editor) Pag.200
29
Adecuadamente documentada en Punto Final, Nº165, Santiago, 29 de agosto de 1972. No es casual que
el historiador del PC, Ivan Ljubetic , omita toda muerte popular durante la Unidad Popular.
Bibliografía citada

Gaudichaud, Frank, “Construyendo poder popular: la CUT y las luchas obreras en el


periodo de la Unidad Popular” en Cuando hicimos historia: la experiencia de la Unidad
Popular, Julio Pinto (coord.) Santiago, LOM Ediciones, 2005

Grez Toso, Sergio. Escribir la historia de los sectores populares: ¿Con o sin la política
incluida?, en Política, N°44, Santiago

Grez Toso, Sergio, “Allende en la perspectiva historica del movimiento popular”


Revista Universum Nº 19 Vol.2 :180 - 185, 2004

Lo Chávez, Damián, Comunismo rupturista en Chile (1960-1970), Universidad de


Chile, Facultad de Filosofía y Humanidades, Santiago, 2013.

Valdivia, Verónica, “Todos juntos seremos la historia. Venceremos’ Unidad Popular y


Fuerzas Armadas” en Cuando hicimos historia. La experiencia de la Unidad Popular.
Julio Pinto (Coordinador-editor)

Fuentes

El Pueblo

El Rebelde

Entrevista a Francisco Gallardo, Santiago, 17/092012. Entrevistador: Damián Lo


Chávez.

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