NATURALEZA DE LA MENTE Ok-1
NATURALEZA DE LA MENTE Ok-1
NATURALEZA DE LA MENTE Ok-1
RESUMEN
Llamamos mente al conjunto de funciones cerebrales activas en determinado espacio-
tiempo, natural y con acumulación sociohistórica y cultural. Tiene la cualidad de
interiorizar significados sociales, siempre mediado por el funcionamiento del cuerpo e
instrumentos. Es un fenómeno emergente de la naturaleza biopsicosocial en el universo
de la realidad perceptible y representable por el ser humano. No es un objeto en sí
mismo, es la cualidad de un sujeto. Contiene en sí misma las características primigenias
de la materia y de las relaciones de estas, del cual emergen niveles de organización de
mayor complejidad que brindan soporte a un sistema sobre otro, configurando universos
interconectados que aún no comprendemos plenamente. Es un fenómeno dimensional
que parte de lo simple a lo complejo; es diverso por la multiplicidad de formas de vida,
y el caso humano es resultante de la herencia biológica, del aprendizaje social, de la
interiorización de la cultura y de las relaciones sociales a lo largo del proceso histórico-
social y personal. La mente humana es expresión de un ser biológico, con herencia
biológica, histórico-social y cultural, con capacidad de ontogénesis a nivel micro y
macro celular. El desarrollo de las neurociencias y de la física cuántica permitirá un
salto epistemológico en la comprensión de la naturaleza humana, de la realidad, y, por
lo tanto, de la mente.
Estudiar la naturaleza de la mente nos plantea preguntas fundamentales como: ¿Qué es
la mente? ¿Cómo es la fisiología de la mente? ¿La mente es un fenómeno humano
solamente? ¿O es una cualidad de mayor complejidad en el ser humano, pero también
presente en otras especies vivas? ¿Sus características esenciales son propias de los seres
vivos o ya se encuentran presentes en la materia en sí misma? ¿La mente es un
fenómeno emergente de las complejas relaciones del universo de las macromoléculas,
de las células, o ya está presente en el nivel subatómico y obedece a las leyes de la física
cuántica? Ensayando respuestas, delimitando el orden de las preguntas y los conceptos,
será el tránsito por el cual irán fluyendo los argumentos que cuentan con mayor
aceptación y evidencia en la comunidad científica. Estudiar la mente en la psiquiatría
tiene crucial importancia, puesto que su objeto de estudio es el ser humano en el proceso
salud-trastorno mental.
Esta definición identifica al sujeto como poseedor de la cualidad mental; por lo tanto, la
mente es una cualidad de alguna cosa, mas no es un objeto en sí mismo. Por lo tanto, la
mente humana es una cualidad de la naturaleza humana. En la dimensionalidad y
diversidad de los fenómenos mentales, la mente del ser humano es genuina y singular.
Estudiar sus características pasa por estudiar la naturaleza del ser humano. El ser
humano es un ser complejo, por lo tanto, la mente es un fenómeno complejo. Es posible
de ser comprendida si, y solo si, se estudia al ser humano, pues, como propone
Aristóteles, los físicos no estudian el movimiento, estudian las cosas que se mueven.
Por lo tanto, los científicos y filósofos que estudian la mente, estudian a los objetos que
producen mente. Bajo ese mismo argumento lógico, estudiar la mente requiere estudiar
al ser humano; este es un ser complejo en el sentido planteado por Edgar Morin en el
pensamiento de la complejidad, reconociendo al fenómeno tal cual, desintegrando la
complejidad sin simplificar al punto de reducir, mutilar, unidimensional izar, llegando a
simplificaciones cegadoras.
Es un ser social, con una herencia cultural, producto del desarrollo histórico de la
sociedad (humanidad). Es un ser vivo que, como todo ser vivo, está compuesto por
materia organizada, por lo tanto, está determinado por las propiedades primigenias de la
materia, de la cual se reconocen niveles de organización, entre los cuales pertenece el
nivel celular, que es la unidad funcional de organismos pluricelulares, dotados de un
programa genético que determina, en el nivel celular y orgánico, la formación de
tejidos, órganos, aparatos y sistemas con funciones específicas, integradas entre sí para
la constitución de un sistema vivo que nace, crece, se desarrolla y muere en determinado
medio ambiente social y natural. Se encuentra en constante movimiento e influye y es
influido por el ambiente natural y social, tiene la capacidad de aprender y acumular el
aprendizaje biológica y culturalmente.
Asumimos la propuesta de Pedro Ortiz, quien plantea que en el ser humano existen
varios niveles de organización, desde las partículas subatómicas, atómicas, la formación
de elementos y moléculas, que dan lugar a proteínas, carbohidratos, lípidos, enzimas y
vitaminas. En conjunto, generan el fenómeno emergente celular. La interacción de
estos en colonias de células y el ambiente dio lugar a la formación de órganos y
sistemas (sistema circulatorio, respiratorio, digestivo, osteomuscular, excretor y otros)
y, entre ellos, aquel que integra, decodifica, interpreta, crea información, etc., el llamado
sistema nervioso. Las características, propiedades y cualidades de este sistema dan lugar
al fenómeno emergente de la mente, como parte de una persona que nace, crece, se
desarrolla y muere. Este existe, interactúa con el medio social y natural, influye y es
influido. A partir de la interacción social, las facultades mentales han permitido la
emergencia de la cultura y la formación de civilizaciones.
El ser humano es un ser vivo con mente. ¿Será la mente cualidad de otros seres vivos?
Al respecto, proponemos que un fenómeno constante, trascendente en el espacio-tiempo
infinito, es la interacción de las propiedades de la materia entre sí, la cual transita entre
las posibilidades de la materia y la energía. Esta interacción, en el nivel de las
macromoléculas, permitió la emergencia del nivel unicelular, en el cual se comprueba el
fenómeno constante de interacción de este ser unicelular con el medio que lo rodea. En
esta relación se precisan límites definidos por la membrana celular, con capacidad de
identificación de moléculas y elementos que pueden ingresar al intracelular y aquellas
que no.
Precisamos que el mantenimiento constante, como un "sí o solo si" de las matemáticas,
es la relación de un ser con sus pares, otras especies y el ambiente, que es infinitamente
macroscópico e infinitamente microscópico. Es la relación la que permite la emergencia
de cualidades que evolucionan sobre cualidades previas. En este orden de ideas, en las
relaciones de los seres unicelulares con otros de su especie, se forman colonias celulares
que interactúan con el medio natural. Esta interacción condiciona experiencias en las
cuales hay que garantizar la sobrevivencia, lo cual exige la asociatividad de millones de
células que forman colonias, como se puede apreciar en las bacterias actualmente. Estas
tienen la capacidad de desarrollar resistencia a los antibióticos y heredar esta capacidad,
lo cual es un fenómeno de aprendizaje bioquímico. Por lo tanto, es la interacción natural
la que permite la emergencia de cualidades no presentes en los elementos de los
sistemas previos, constituyendo un todo (sistemas y subsistemas) que contiene a la parte
en sí, pero con cualidades emergentes nuevas, como la especialización celular en los
organismos pluricelulares, que previamente fueron colonias de seres unicelulares. En
este proceso, la relación con el medio ambiente favoreció el desarrollo de células
especializadas en la recepción de estímulos, procesamiento e integración de información
para la emisión de respuestas, en un primer momento como acto reflejo simplemente, y
en etapas subsecuentes con procesamiento de información interna, capacidad de
almacenamiento de información, aprendizaje y creación de respuestas, en principio
habituales y luego novedosas. En la medida en que la relación se multiplica de lo
particular a lo general de manera infinita en espacio y tiempo, sobre principios y leyes
determinados por las cualidades primigenias de la materia, van surgiendo en cada nivel
de organización fenómenos emergentes de mayor complejidad. En este orden de ideas,
es preciso citar al profesor Pedro Ortiz, quien expone en su obra Teoría Informacional
de la Personalidad lo siguiente:
Los procesos esenciales que determinan la estructura y la actividad de todo sistema vivo
son de naturaleza informacional, considerando que informar es dar forma. Cada sistema
vivo individual está organizado por alguna clase de información, es decir, en base a la
actividad de ciertas estructuras que son el modelo de desarrollo del mismo sistema.
Podremos concluir que deben existir relaciones entre un nivel de organización y otro, de
un nivel de menor a otro de mayor complejidad, y viceversa.
Entre el ser unicelular y el pluricelular existe un continuo evolutivo temporal de
interrelaciones celulares entre sí y con su medio en una colonia. ¿Acaso sucedió que la
colonia de células llegó a constituir un ser pluricelular? Si así fuera, ¿qué determinó este
paso evolutivo?
Cannon se refiere a una función biológica que llamó homeostasis, y la describió como
"las reacciones fisiológicas coordinadas que mantienen la mayoría de los estados
estables del cuerpo... y que son tan característicos del organismo vivo”. Ya en los seres
unicelulares (probablemente en un estadio de madurez evolutiva), se produce la
emergencia de la sensación, o "sentisciencia" difusa. Para ello, es vital comprender el
primigenio fenómeno relacional con los otros seres y el medio ambiente. A esto,
Cannon llama "sentisciencia". La pregunta lógica es: ¿cómo es posible que un ser
unicelular pueda sentir? Las aportaciones de Roger Penrose establecen quizá el marco
más serio de aproximación. Recordemos sus hipótesis sobre la función del citoesqueleto
celular y acerca de los "nichos cuánticos" formados en el interior de los microtúbulos;
un constructo teórico que, en el fondo, nos vendría a decir que el sentir sería, en último
término, una propiedad ontológica incoativamente presente en la naturaleza primigenia
de la materia.
Se argumenta que, aunque la mente humana tiene un grado de desarrollo particular que
ha permitido la creación de civilizaciones y la emergencia de nuevos mecanismos de
adaptación y supervivencia, la mente no puede ser enajenada de las funciones básicas de
la vida. Estas funciones están en la raíz misma de su esencia, y la mente, como
fenómeno emergente, involucra todas las funciones psiconeurales y surge de múltiples
relaciones a nivel biológico, psiconeural, social y ambiental.
Se destaca la afirmación de Damasio, quien sostiene que el cerebro puede tener circuitos
complejos sin necesariamente poseer una mente, ya que la mente requiere la capacidad
de representar internamente imágenes y de ordenar dichas imágenes en un proceso
denominado pensamiento. Sin embargo, se propone que la mente no puede ser
simplificada al pensamiento, ya que es un fenómeno emergente que requiere la
integración de todas las funciones psiconeurales y de múltiples relaciones en todos los
niveles, incluyendo el social y ambiental.
La obra de Konrad Lorenz es citada para respaldar la idea de que los comportamientos
animales, como la socialización, la comunicación, y la defensa territorial, se basan en
mecanismos protomentales altamente evolucionados en cada especie. Sin embargo,
también se reconoce que cada especie tiene particularidades que han sido moldeadas por
las exigencias de adaptación impuestas por su ambiente y el instinto innato de
supervivencia.
Lorenz ganó el premio Nobel por sus experimentos en gansos y patos, en los cuales
demostró, en el contexto de la socialización y el vínculo filial, el fenómeno rotulado
como impronta, para referirse a cierto tipo de aprendizaje temprano en estas aves.
Observó que cuando los gansos y patos eclosionaban en su presencia, lo seguían como
si fuera su madre. Son famosas las imágenes de Lorenz paseando o nadando delante de
los gansos a quienes imprimió este fenómeno. La impronta consiste en una fijación
rápida y permanente entre el animal y un objeto notorio de su entorno, como su madre,
durante el periodo posnatal precoz. Es un tipo especial de aprendizaje que ocurre solo
durante un tiempo restringido, llamado periodo crítico de aprendizaje, y es irreversible.
En los humanos, entre la madre y el bebé se establece un estrecho vínculo por medio del
comportamiento de acoplamiento durante el amamantamiento, succión-alimentación.
De esta forma, cuando el bebé llora y la madre le ofrece el pezón, este se siente
protegido. El vínculo establecido entre madre y cría prepara los canales de
comunicación y confianza que se requieren en el futuro (Constância et al., 2004). Las
especies que interactúan con su progenie en periodos críticos aprenden las bases de la
socialización, lo cual es de gran importancia, ya que la información social aprendida le
servirá al individuo para ser más eficiente en su medio (Bennett & Laland, 2005).
Romper el vínculo entre madre e hijo, que debe existir en algunas especies, puede ser
socialmente dañino para el individuo, ya que deja de aprender algunas destrezas, como
el empleo de herramientas observado en chimpancés o en carpinteros copetones de
Galápagos (Bennett & Laland, 2005).
La impronta es un complejo proceso ontogénico que hace que los animales adquieran y
almacenen información, usándola a su favor en el momento que se requiera. Ese
aprendizaje, complementado con la información genética del individuo, se fortalece, y a
través del ensayo y error en el empleo de la conducta, el individuo mejora su
desempeño. De tal forma, algunos factores ambientales acarrearán cambios
conductuales en los individuos, y dichas conductas les ayudarán a lograr más o menos
éxito en la consecución de recursos, realizando ajustes de dichas conductas a lo largo
del tiempo (Bennett & Laland, 2005).
Las referencias anteriores nos permiten concluir que en la raíz de los fenómenos
mentales se encuentra la socialización, tanto en seres humanos como animales, y una de
sus principales variantes es la relación filial, la cual garantiza la supervivencia y el
desarrollo de redes neuronales que serán el soporte de funciones mentales y
consecuentes conductas fundamentales para la supervivencia. En el caso de los
animales, aprenden a volar, a nadar, a cazar, a identificarse con la manada, a establecer
un territorio. En el caso humano, el desarrollo del lenguaje, el pensamiento, el
procesamiento emocional, las funciones ejecutivas, la conducta moral, las destrezas
psicomotrices, etc. Al respecto, expongo en los próximos párrafos las teorías del
desarrollo psicoevolutivo.
Nos es familiar representar la realidad en imágenes mentales, como propone Damasio.
Quizá esta sí sea una facultad solo humana. A partir del manejo de estas imágenes
mentales en la línea del tiempo, somos capaces de pensar. Sin embargo, la actividad
mental puede ser mecánica, consciente e inconsciente, como cuando manejamos una
bicicleta, por ejemplo. Aún en esa actividad no dejamos de pensar; la mente siempre
está en actividad permanente. Esto explica la capacidad de integración de funciones
mentales como el pensamiento, el lenguaje, la imaginación, la percepción, la atención,
la memoria, el afecto, las funciones ejecutivas y otras. Si consideramos que esto es
producto de la actividad de las redes neuronales y, como se ha descrito, las redes
neuronales están organizadas por módulos difusos, especializados, podemos imaginar
que constantemente todas estas redes están integrando información, como un concierto
solemne de una orquesta sinfónica o el armónico amanecer de un paisaje primaveral.
Asimismo, esto es particular y único en cada persona, e incluso en cada momento, varía
a lo largo del tiempo; por lo tanto, nace, se desarrolla y probablemente muere.
Entre los teóricos del desarrollo encontramos a Lev Semionovitch Vigotsky, cuya corta
vida transcurrió entre los años 1896 y 1934. Nace en la pequeña ciudad de Orsha, en
Bielorrusia, de descendencia judía. Desarrolla su pensamiento en una Rusia en
transformación, producto de la revolución socialista. Estudia medicina y derecho en la
Universidad Popular de Shanyavsky (Derecho). Esta universidad no estaba reconocida
por el Zar Nicolás II dado su acento político contrario a sus intereses, pero enseñaban
muchos de los mejores profesores de Moscú. Fue en este entorno académico donde
Vigotsky consolida su visión dialéctica del hombre, la naturaleza y la cultura que
tomaría de Spinoza, Hegel, Marx y Engels, y que sería empleada como herramientas
conceptuales para interpretar el mundo, más que como dogma ideológico de la época.
Este centro, al que Vigotsky ingresó con 18 años, fue el contexto interpersonal
académicamente potente que marcaría el resto de su vida como hombre de
humanidades. Su producción científica se da en el contexto cultural del clásico debate
del cuerpo y el alma, signado entre los frentes de la reflexología y la fenomenología.
Una de sus preguntas científicas sería: ¿cómo se originan los procesos de pensamiento
(simbólicos) superiores como el de la creación artística? La respuesta sólida se da en el
desarrollo de la teoría sociocultural (comprensión histórica y dialéctica), que surge
como una respuesta a una carencia conceptual de la época que, gracias a Vigotsky,
terminaría quebrando la tradición y abriendo un nuevo horizonte en la explicación de la
conciencia.
Una de las funciones que mayor admiración nos causa es el desarrollo moral, es decir,
lo que explica que en determinada circunstancia que representa un dilema moral, por
cierto, hecho tan cotidiano y que representa un problema estructural del país como la
corrupción, la persona ejecuta una conducta, toma una decisión, mentaliza conductas
que se encuentran dentro del ordenamiento de valores éticos, morales, o todo lo
contrario. Al respecto, Damasio, en la obra En busca de Spinoza, refiere que los valores
éticos son sentimientos morales y Honorio Delgado, en sus descripciones de
psicopatología, caracteriza personas que no pueden desarrollar sentimientos morales y
tipifica como estupidez moral. Uno de los científicos más citados es Lawrence
Kohlberg, psicólogo norteamericano (1927−1987). En 1958, defiende su tesis doctoral,
en la que se reseña la reflexión que posteriormente realizará sobre el desarrollo. Afirma
que, en un principio, los individuos comienzan asimilando las reglas de conducta como
algo que depende de la autoridad externa. Posteriormente, perciben dichas reglas como
elementos indispensables para lograr la recompensa de satisfacer las propias
necesidades. En un tercer estadio, las considera como un medio para alcanzar la
aprobación social y, por tanto, la estima de los demás. Después, las reglas se convierten
en soportes de determinadas órdenes ideales, y finalmente se transforman en elementos
que establecen los principios sociales que cumplir por el individuo para sentirse bien
consigo mismo y que se le manifiestan como indispensables para poder vivir al lado de
los demás.
Bien, con los argumentos anteriores, concluimos que las funciones mentales tienen
determinantes biológicos, heredadas filogenéticamente tras millones de años de
evolución. Investigaciones recientes están demostrando que el medio ambiente y las
correspondientes experiencias tendrían efectos epigenéticos en menos tiempo y que
permitirán la expresión o apagamiento de determinados genes. Sobre lo heredado
biológicamente, el recién nacido, en interacción con su medio al compás de las
vivencias sociales y el tránsito del desarrollo neurológico, dará fruto a las funciones
mentales y, finalmente, a la mente única y particular. Por lo tanto, las funciones
mentales evolucionan a lo largo de la historia sociobiográfica de una persona.
Sabemos que las funciones mentales se forman en especial a lo largo de la primera
infancia. Esto requiere conocer las características del órgano que produce mente: el
cerebro.
A medida que el cerebro del niño se desarrolla, las diferentes partes se van
especializando gradualmente cada vez más, según van evolucionando los circuitos
neurales específicos para las distintas funciones. Aunque las funciones en cierta medida
se localizan, el cerebro es un órgano complejo en el cual muchas secciones trabajan al
unísono. El desarrollo del carácter del sujeto en el cerebro depende de que uno tenga las
experiencias adecuadas; el cerebro joven es una parte muy reactiva y "plástica" del
cuerpo, con un elevado número de neuronas y conexiones entre ellas. Los caminos entre
las varias partes del cerebro se van estableciendo siguiendo las conexiones más activas,
formando sistemas que sirven de apoyo a las diferentes funciones sensoriales,
cognitivas, emocionales y conductuales. El carácter único de cada niño es resultado de
las complejas acciones entre los genes que controlan el crecimiento del cerebro y las
experiencias formativas provenientes del entorno del niño, que tienen que ver tanto con
la sensibilidad como con la resiliencia.
El cerebro consta de dos hemisferios cerebrales, izquierdo y derecho; cada uno de estos
tiene cuatro lóbulos: anterior, el lóbulo frontal, y dividido por la cisura de Rolando,
hacia la región posterior tres lóbulos: el parietal, el temporal y el occipital. Posterior y
caudal se encuentra el cerebelo. Al interior de los lóbulos se encuentra el sistema
límbico, compuesto por la amígdala, el hipotálamo, la hipófisis y el hipocampo. Por
debajo del diencéfalo se encuentra el tronco encefálico (de donde emergen los pares
craneales), compuesto por el mesencéfalo, puente y bulbo, al que continúa la médula
espinal. Esto configura un sistema nervioso periférico y central. Al interior del cerebro
se encuentran los ventrículos, en cuyo interior se produce el líquido cefalorraquídeo por
los plexos coroideos, clave para la mantención de la presión intracraneana normal. El
sistema nervioso está recubierto por tejido conectivo que forma la duramadre.
Cada área de la corteza cerebral está asociada con funciones específicas. La corteza
visual se encuentra en el lóbulo occipital, donde se configuran neuronas y redes
neuronales especializadas en la recepción, decodificación y memoria de estímulos
visuales. Las sensaciones del tacto tienen que ver con la región del lóbulo parietal,
denominada corteza somatosensorial, ubicada posterior a la cisura de Rolando. El
neurocirujano Wilder Penfield describió la correspondencia muy concreta entre las
diversas partes de la superficie del cuerpo y las regiones de la corteza somatosensorial
(homúnculo de Penfield). Sabemos que el sistema nervioso se ha organizado de tal
manera que las funciones del lado derecho del cuerpo se corresponden con las funciones
del hemisferio izquierdo y viceversa. En el lóbulo frontal, situado justo delante de la
cisura de Rolando, está el área motora primaria, que está relacionada con la activación
del movimiento de las diferentes partes del cuerpo, y de nuevo existe una
correspondencia muy específica entre los diversos músculos del cuerpo y las regiones
de la corteza motora; esto se denomina el "homúnculo motor". En el lóbulo temporal se
ha identificado la corteza cerebral relacionada con el sentido auditivo. Hay suficiente
evidencia para argumentar que los lóbulos son redes neuronales especializadas en la
decodificación de un tipo de estímulo somatosensorial y motor, que existen áreas
primarias de recepción y decodificación de estímulos, en un continuo con áreas
secundarias de asociación intralobular y, finalmente, con áreas terciarias de asociación
interlobular. Si recordamos la propuesta de Canon sobre la sensación como elemento
nuclear de la representación mental y advertimos las explicaciones de Damasio, que
afirma que tenemos mente porque podemos representar imágenes e hilar estas unas con
otras, y a este hecho le llamamos pensamiento, estamos reconociendo que la estructura
y arquitectura cerebral están diseñadas para producir mente.
El cerebro se compone de dos hemisferios, cada uno con cuatro lóbulos principales:
frontal, parietal, temporal y occipital. Estos lóbulos están asociados con diferentes
funciones sensoriales, cognitivas y motoras. Por ejemplo, el lóbulo occipital es
responsable de la visión, mientras que el lóbulo parietal está involucrado en la
percepción táctil. Además, estructuras como el sistema límbico, el tronco encefálico y el
cerebelo desempeñan roles cruciales en la regulación emocional, la memoria y las
funciones motoras.
El lenguaje, una de las funciones más complejas del cerebro, fue estudiado por Paul
Broca y Karl Wernicke. Broca identificó un área en el lóbulo frontal, conocida como
área de Broca, que está relacionada con la formulación de enunciados. Wernicke, por su
parte, identificó una región en el lóbulo temporal, conocida como área de Wernicke, que
está involucrada en la comprensión del lenguaje. Estas áreas están conectadas por el
fascículo arqueado, y su lesión puede provocar diferentes tipos de afasia, donde el habla
puede ser fluida pero sin sentido o dificultosa pero con comprensión intacta.
La Conciencia
Partiendo de esta base, se puede inferir que para Delgado, la conciencia implica estar
orientado en espacio, tiempo y en relación con uno mismo, un concepto que coincide
parcialmente con la concepción moderna de la conciencia. Según esta perspectiva, la
conciencia no solo requiere un estado adecuado de vigilia (regulado por el sistema
reticular ascendente), sino también una orientación contextual y una identidad con una
historia socio-biográfica.
A lo largo de la historia, los casos clínicos han sido fundamentales para entender las
funciones cerebrales. El caso de Phineas Gage, por ejemplo, reveló la importancia del
lóbulo frontal en el control de los impulsos y la regulación del comportamiento social.
El caso de H.M. mostró el rol del hipocampo en la memoria a largo plazo, y el síndrome
de Klüver-Bucy demostró la función de la amígdala en la regulación de las emociones
básicas como el miedo.
Los avances en neurociencia, desde los trabajos de Ramón y Cajal hasta las
investigaciones modernas de Kandel, Damasio, y otros, han ampliado nuestro
entendimiento del cerebro y la mente. Sin embargo, aún quedan muchas preguntas sin
respuesta, como la capacidad de representar imágenes y la cognición social. Las
neuronas y las conexiones sinápticas, aunque esenciales para la transmisión de impulsos
nerviosos, plantean el interrogante de cómo estas funciones bioquímicas crean la mente
y permiten abstraer y simbolizar la realidad.
1. Aprendizaje y Neuroplasticidad
Dualismo: Plantea que mente y cuerpo son entidades distintas. Este enfoque ha
sido influente en la historia del pensamiento, pero ha sido criticado por su
dificultad para explicar la interacción entre mente y materia en términos
científicos.
Monismo:
o Idealismo: Todo es mental, y la realidad material es una proyección de
la mente.
o Monismo Neutral: Propone una sustancia neutra que tiene
manifestaciones tanto mentales como materiales. Este enfoque sugiere
que la mente y el cuerpo son dos aspectos de una misma realidad
subyacente, que es incognoscible en su totalidad.
o Materialismo Eliminativo: Niega la existencia de la mente como algo
separado, argumentando que solo existen propiedades físicas.
o Materialismo Reductivo o Fisicalismo: Sostiene que los procesos
mentales pueden ser reducidos a procesos físicos en el cerebro.
o Materialismo Emergente: Propone que las propiedades mentales
emergen de la complejidad de la materia cerebral, particularmente en
organismos con sistemas nerviosos complejos como los vertebrados.
4. Conclusiones Propuestas
5. Reflexiones Finales