Predicacion Expositiva de Douglas White
Predicacion Expositiva de Douglas White
Predicacion Expositiva de Douglas White
Douglas M. Blanco
CAPITULO 1
ORIGEN DE LA PREDICACION
EXHIBICIÓN
Agrado a Dios salvar a los creyentes... por la... pre dicación (1 Corintios
1:21). Dios... manifestó su palabra por medio de la predicación (Tito 1:2,
3),
Fue bajo Esdras que la predicación asumió, por manda- to, casi el lugar
que ocupa hoy como parte constante del
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culto, y también su carácter moderno como exposición de la palabra
escrita de Dios, "Y se junto todo el pueblo como un solo hombre en la
Es por demás decir que Jesucristo fue superior a todos los demás
expositores. Si bien su método y doc- trina, en muchos casos, se oponían
directamente a los métodos y doctrinas que prevalecían en aquel enton-
ces, adoptó el acostumbrado método de leer y expo- ner las Escrituras.
Ya fuera en la sinagoga, en el ho gar, en las laderas de las montañas,
desde la proa de un bote, o en cualquier sitio, predicó al pueblo. Pú-
blica y privadamente les abrió las Escrituras, para que pudieran
entenderlas.
"Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algu nos días; y se oyó
que estaba en casa. E inmediatamente se juntaron muchos, de manera
que ya no cabian ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra (Marcos
2:1, 2). "A sus discípulos en particular les declaraba todo" (Marcos 4:34).
Emaús. "Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de co- razón para
creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo
padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y confenzando desde
Moisés, y si guiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las
Escrituras lo que de él decían... Y se decian el uno al otro: ¿No ardía
nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y
cuando nos abría las Escrituras? Y levantándose en la misma hora,
volvieron a Jerusalén, v hallaron a los once reunidos, y a los que estaban
con ellos,
Lu
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Predicación expositiva
tres días de reposo discutió con ellos, declarando y expo- niendo por
medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y
resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él,
es el Cristo" (He- chos 17:1-3).
La frase "como acostumbraba" describe el carac- terístico método de
Pablo, es decir, el método exposi- tivo. En ese mismo capítulo, en los
versículos 10 al 12, descubrimos que tal manera de predicar impulsó a
los bereanos más sinceros a estudiar personalmente las Escrituras, lo
cual dio como resultado su creencia en el evangelio y su poder salvador.
"Trazar (término utilizado por Reina-Valera, revi- sión 1909, N. del T.) o
dividir la palabra es una metá- fora tomada de un padre o de un
mayordomo que corta o distribuye el pan entre sus hijos" (Preacher's
Homiletic Commentary). Esta última opinión encajaría a la perfección
con
Asi como un dietista especializado sabe como pre- parar y servir una
comida balanceada y nutritiva, de igual manera el ministro diligente y
adecuadamente instruido es capaz de edificar la iglesia tanto como de
instruir al incrédulo.
¿Cómo podría el ministro de Dios seguir mejor este consejo que por
medio de una exposición conti- nuada de la Palabra de Dios, capítulo por
capitulo y libro por libro?
es:
señar, para redargüir, para corregir, para instruir en jus. ticia, a fin de
que el hombre de Dios sea perfecto, entera- mente preparado para toda
buena obra. Te encarezco de- lante de Dios y del Señor Jesucristo, que
juzgará a los vi vos y a los muertos en su manifestación y en su reino,
que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiem- po:
redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque
vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina... apartarán de la
verdad el oido ple tu ministerio" (2 Timoteo 3:14-4:5). cum-
las escribió para dos de sus amigos más jóvenes. Timoteo y Tito, que
eran pastores. En estas breves, pero vitales epistolas, se encuentran
consejos valiosos en grado extre- mo para los pastores de todas las
épocas. Entre los conse- jos que el Apóstol da, se encuentra una
sugerencia conci- sa: que "prediques la palabra". El vocablo original
usado en el Nuevo Testamento es kerusso, que significa vocear,
proclamar o exhortar. Es como si el mensaje ardiera tanto en el corazón
de uno mismo, que no pudiera menos de ex- presarlo apasionadamente
y con fervor religioso. Tal es la tarea del pastor, pregonar la Palabra; es
decir, el conteni- do de sus sermones tiene que ser la Escritura
propiamente dicha, no hablar acerca de la misma, ha de ser la Palabra
de Dios misma la que se expresa en ellos.
CAPITULO 2
"En la iglesia primitiva la exposición fue la re- gla, y los discursos sobre
temas determinados o tex- tos breves, la excepción" (Kidder).
DE LUTERO AL LETARGO
La predicación del Nuevo Testamento volvió a im- ponerse, una vez más,
con expositores tan renombra- dos como Lutero y Calvino, señalando el
camino. Sin embargo, no duró mucho el predominio de la predi- cación
expositiva. La historia se repite periódica- mente. El proceso fue lento,
como antes, y también como antes, se generalizó el abandono del
método. Juntamente con ello surgieron infinidad de sectas y otras
influencias satánicas subversivas. El abandono del método se agudizó
durante los dos últimos siglos, con un notable bajón desde los
comienzos del siglo actual. Este hecho, sin duda alguna, da cuenta y
razón del estado de anemia espiritual que se percibe en la iglesia
universal; la generalizada apostasía en territorios donde el evangelio ha
sido intensamente predicado (por ejemplo, en Alemania, cuna de Lute-
ro), y la tremenda invasión de sectas y falsas religio- nes en todas partes
del mundo.
Sería de desear que esta clase de predicación se genera- lizara cada vez
más. De ocurrir ello tendríamos una expo- sición consecutiva de la
Palabra de Dios y no una trama de razonamientos humanos en la cual
acomodar el texto. Los sermones de los Padres de la Iglesia eran
homilías. Las homilías hechas con buen gusto y por hombres capa- ces
de hacerlas, serían utilísimas. Tomamos un pasaje de las Escrituras y lo
explicamos en su contexto; ponemos al descubierto su sentido interior;
se nos presentan multitud de ideas como en un católogo; en pocas
palabras se expli- can diversos deberes y obligaciones. Es una forma de
pre- dicar más eficaz, más escritural, más cristiana. De este modo
enseñamos a las personas a cómo leer las Sagradas Escrituras; se las
explicamos; les mostramos la relación
CAPITULO 3
OBJECIONES
Falta de esfuerzo Muchos están en contra del método expositivo por- que
consideran que es un recurso de pereza intelec- tual, y lo utilizan como
un substituto en alguna emer- gencia. Esto puede atribuirse al hecho de
que el pre- dicador no dedicó el tiempo necesario para la prepa- ración
de su sermón, o como lo expresa Broadus:
En domingos lluviosos o en servicios de entre semana, el predicador que
no tiene un sermón preparado o quiere ahorrarse el trabajo de su
elaborada preparación para una ocasión más propicia, resuelve su
problema "leyendo un pasaje de la Escritura, y matizándolo con algunos
comen- tarios" en la seguridad de que esta práctica no entraña riesgo
alguno porque, como lo expresó un viejo y experi- mentado predicador,
"si se ve en apuros en un versículo salte rápidamente a otro". De ahí que
la gente deduzca, naturalmente, que si el predicador toma un texto
largo, lo hace por la sencilla razón de ahorrarse trabajo.
los ricos tesoros que les serán revelados en el próxi- mo culto religioso.
Se garantizará de esa manera una mayor asistencia, pues los feligreses
tendrán clara conciencia de lo que habrán de perder si faltan a un solo
mensaje de la serie.
Algunos han pensado que una escuela dominical bien organizada exime
de la necesidad de una predi- cación expositiva, pero no es así. El
maestro de es- cuela dominical, aún en su mejor forma y prepara- ción,
jamás debe pretender estar capacitado para substituir el método
expositivo; por el contrario, bus- ca de abrir el apetito para recibir una
exposición fer- vorosa en el culto de adoración. Los/maestros de la
escuela dominical serán los oyentes que más apre- ciarán nuestros
sermones expositivos. Tal vez la razón por la cual muchos abandonan el
templo des- pués de concluida la clase de la escuela dominical es
porque descubren que la lección es superior al sermón, debido al hecho
de que el maestro se mantu- vo dentro del ámbito de las Escrituras, en
tanto el pastor las tocó apenas tangencialmente.
Virtudes
REVELACION DIVINA
La Biblia es, sencillamente, la revelación escrita del propio Dios, dada a
los hombres, con el propósito de iluminar sus inteligencias respecto de
sus desig- nios amantes y planes eternos para con ellos. De esta
manera, la predicación es considerada como el me- dio divinamente
escogido mediante el cual Dios obra a través de aquellos a quienes ha
comisionado para ser sus ministros, a fin de impartir esa verdad a los
hombres de todas partes. Por lo tanto, el método ex- positivo es, sin
duda alguna, la forma más adecuada de hacer conocer a los hombres
este mensaje divina- mente revelado.
su predicación.
eche atrás o deje de intentarlo por el hecho de que es, como lo admito
francamente, el método más difícil.
Ya hemos señalado que, como resultado de que Pa- blo estuvo con los de
Berea "escudriñando cada día las Escrituras" los béreanos "recibieron la
palabra
con toda solicitud, escudriñando cada dia las Escrita- ras para ver si
estas cosas eran asi".
Si esto ocurre con incrédulos, ¿cuánto más plausi- ble será que
semejante anhelo por la verdad sea cul- tivado en el corazón de los
cristianos, con un similar escudriñamiento de las Sagradas Escrituras
realizado por sí mismos!
¿No vale acaso el esfuerzo de toda una vida para lograr un efecto
semejante sobre almas inmortales, almas por las cuales murió Cristo?
El tacto
El balance
El doctor W. Graham Scroggie afirma que "la ta- rea del predicador es la
exposición, sacando de las Escrituras cuanto ella contiene, y no la
imposición, incorporando cosas que no tiene". "Es más fácil ma- chacar
la Biblia que explicarla, pero no es tan prove- choso." El expositor
predica lo que encuentra. A ve- ces lo que encuentra es asombroso,
cuando se mete en el meollo de un pasaje. También resulta sorpren-
dente lo que no encuentra. Muchas veces sondea un pasaje con un tema
en mente y a poco andar descu- bre que el principal énfasis de ese
pasaje particular es totalmente distinto a la idea preconcebida que uvo
del mismo. El expositor honesto siempre cam- Diará su tema y nunca
relacionará ese pasaje con algo que previamente se formuló. No debe
necesa- iamente descartar su tema. Si vale la pena, habrá lgún pasaje
de la Escritura que encaje con el mis- 10.
La constancia
La tarea del predicador es hacer que los hombres vean las cosas, luego
las sientan, y finalmente actúen de acuer- do con ellas. De no lograrse el
primer propósito los otros dos, naturalmente, tampoco se lograrán. En
cambio, si se gana el primero, los otros dos le irán en zaga.
"se oponen" (v. 25) y caen en "lazo del diablo, en que están cautivos a
voluntad de él" (v. 26).
teo 4:1, 2). La enfermedad: Luego de una larga lista de deficien- cias, el
Apóstol concluye con la siguiente acusación: "Amadores de los deleites
más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la
eficacia de ella; a éstos evita .. mas los malos hombres y los
engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados" (2
Timoteo 3:4, 5, 13).
CAPITULO 4
LA DIFERENCIA
Dificilmente pueda mejorarse la triple y tradicio- nal clasificación de los
sermones dividiéndolos en sermones temáticos, textuales y expositivos.
Algunos han pensado en una división separada para los ser- mones
biográficos, pero forzosamente tendrá que en- casillarse en una de esas
tres categorías, según el ti- po. Por ejemplo, un sermón biográfico
basado en un personaje como Jabes, encajaría en la categoría de sermón
textual, pues todo lo que sabemos de él figu- ra en 1 Crónicas 4:9, 10.
Un sermón biográfico sobre Naamán el leproso (2 Reyes 5) sería un
sermón expo- sitivo. Sermones biográficos sobre personajes como
Moisés, David, Pedro y Pablo tendrían que ser temá- ticos, si han de ser
enjundiosos, porque el material habría que seleccionarlo de diversas
porciones de la Biblia. Es posible preparar una serie de sermones ex-
positivos sobre personajes tan bien conocidos, pero no es tarea fácil.
Para dejar bien en claro las diferencias existentes entre estos tres tipos
de sermones, ofrecemos algunos bosquejos de ejemplos muy
simplificados. El sermón temático es el que desarrolla un tema que
habitual- mente abarca un campo muy extenso y que puede involucrar
diversos aspectos de verdades doctrinarias. En el bosquejo se entretejen
en forma ordenada versículos o expresiones de cualquier libro de la Bi-
blia, denominados "textos probatorios", al desarro- llar el tópico
principal, sugerido por el tema. El Sal- mo 136:1-4 serviría como base
para un mensaje de gratitud a Dios. El sermón podría arreglarse de la si-
guiente manera:
1. LA LIBERACION
2. EL REFUGIO
6:14.
3. LA RELACION
Observamos que el tema se ajusta a una sola idea, pero hay amplísimo
material en este tópico. "La nano derecha de Dios" sería otro ejemplo de
un tema único y algo limitado, si bien para esto también hay muchísimo
material.
En el sermón textual el predicador se reduce a uno o dos versículos de
las Escrituras, o simplemente a un párrafo dentro de ese pasaje, o a una
frase dentro de ese párrafo. Luego se amplía esta breve porción de las
Escrituras y se la somete a un exhaustivo trata- miento. En este caso no
se hace necesaria ninguna otra referencia bíblica, si bien una ocasional
cita de alguna otra porción de la Biblia puede prestar un énfasis
particular a cierta verdad vital, o corroborar lo que está bajo
consideración. Un sermón textual basado en el versículo bíblico mejor
conocido, po- dría disponerse de la manera que veremos a conti-
nuación. El título para Juan 3:16, podría ser "Amor superlativo" o
simplemente "Dios te ama". Escoja- mos este último.
DIOS TE AMA
1. EL ALCANCE DE SU AMOR
La grandeza de Dios. "Su Hijo": el más querido y cos- toso de todos los
dones. Un regalo único, pues su Hijo es único en su género. Se entregó
por nosotros. No hubo nin- guna otra manera, pues de haberla habido
Dios la habria utilizado.
2. LA EXCELENCIA DE SU AMOR
3. LA EXPERIENCIA DE SU AMOR
Los beneficiarios. "Todo aquel": una de las más am- plias y completas
expresiones del idioma humano. Nadie es excluido, siempre y cuando
crea. Nadie puede ser in- cluido, si rechaza. No es obligación utilizar las
otras refe- rencias, pero de querer hacerlo encajan a la perfección. Todo
lo que el pecador necesita saber sobre el amor de Dios está incluido en
el texto.
LEVANTATE COJO
1. MIRANDO
2. LEVANTAR
3. SALTAR
LEVANTATE COJO
1. MIRANDO
2. LEVANTAR
3. SALTAR
Cierta vez conversé con un hombre de cierta repu- tación sobre el tema
de la predicación. Le pregunté qué tipo de sermón usaba con
preferencia, men- cionándole la conocida triple clasificación. Se rio y
afirmó no saber cuál de ellos utilizaba. Me dijo que el profesor que tuvo
aconsejaba a los estudiantes a utilizar su propio estilo, de modo que
simplemente predicaba; no sabía cómo clasificar sus sermones. Había
asistido a clases de homilética probablemente durante cuatro o cinco
años, y era un predicador des- tacado. Predicaba con todo fervor una
correcta doc- trina, pero se me ocurre que un hombre entrenado y con
experiencia debe saber cómo elasificar sus ser- mones, aún cuando no
fueran reconocidos como obras maestras en el arte de predicar
sermones.
Más que ningún otro método, toma a la Biblia tal cual es y procura hallar
y aplicar el verdadero significado gra- matical e histórico en el contexto
del pasaje.
LA DIVERSIDAD
Ya hemos dicho que hay quienes creen que el mé- todo expositivo no
permite mayor variedad, que hay demasiada repetición, demasiado
decir lo mismo. Pero no es así; de hecho, ocurre todo lo contrario.
Tomando diferentes libros de la Biblia, como asimis- mo numerosos y
extensos pasajes separados, el predi- cador incursionará
constantemente en nuevos cam- pos y descubrirá nuevas cosas en
territorios aún in- tactos. En consecuencia, habrá muchísimas menos
probabilidades de repetición.
Historia
"Pies Lisiados".
Por otra parte, pudiera ser oportuno predicar una serie completa de
sermones biográficos sobre perso- najes tales como José, Moisés o Pablo.
El autor tiene cuatro sermones basados en Gedeón y cuatro basa- dos en
Balaam.
Avivamiento
Cuando el tema del avivamiento exige un énfasis especial, hay
numerosos capítulos excelentes para tal fin. En este aspecto, uno de los
que primero vienen a la mente es 2 Crónicas 7. Suele considerarse ideal
para un sermón textual el versículo catorce. Sin embargo, aun cuando el
versículo catorce, ya menciona- do constituye el meollo del capítulo,
todo el pasaje constituye un material rico y sugestivo. Bien hace- mos en
demostrar cómo tener un avivamiento, tal como lo describe ese
versículo; pero hay días en que también necesitamos hacer hincapié en
lo que ocu- rrirá si no tenemos avivamiento, como sería el caso (y lo es)
cuando hacemos oídos sordos a lo que se re- quiere de nosotros. En los
versículos 19 y 20 Dios di- ce: "Mas si vosotros os volviereis, y dejareis
mis esta- tutos y mandamientos. yo os arrancaré de mi tie-
rra
Misionero
Mayordomía
Muy aplicables, para ser tratados desde una pers- ectiva expositiva, son
ciertos personajes bíblicos. En su aspecto negativo mencionamos a
Acán, Geha- , Ananías y Safira. En su aspecto positivo a Abrajamón,
Jacob, Arauna, María, Lidia, Bernabé y Era-frodito.
Oración
Devoción
La regeneración: Efesios 2
La justificación: Romanos 3. 4
Es dudoso que alguna vez surja una situación o una ocasión en la que el
predicador tuviera que re- nunciar necesariamente al método expositivo
para encarar su estudio, y hacerlo de una manera natural y hábil.
El doctor Jones parafrasea diciendo: "Y ahora per- manecen los sermones
temáticos, textuales y exposi- vos, estos tres; pero el mayor de ellos es
el expositivo
CAPITULO 5
"Fueron halladas tus palabras, y yo las comi; y tu pala- bra me fue por
gozo y por alegría de mi corazón" (Jere- mías 15:16).
Y así es, efectivamente. W. J. Dawson dijo una vez: "La mitad de la mala
teología que hay en el mundo se debe a la carencia de transpiración."
Spurgeon señala correctamente:
Cierta vez un pastor olvidó sus notas sobre el púl- pito, y estaba a punto
de retirarse de la iglesia cuan- do un joven, que las había visto, se las
entregó. Al echar un rápido vistazo a la hoja de papel observó al- gunas
manchas que borroneaban parte de la escritu- ra. Al preguntarle al
pastor sobre el origen de esas manchas, recibió una lacónica respuesta:
"Sudor y lágrimas". Son inseparables y son esenciales. Alguien dio una
vez un excelente consejo: "Preparemos nues- tro mensaje como si todo
dependiera de nosotros mismos. Luego, pongámonos a un lado y oremos
como si todo dependiera de Dios." Muy apropiado consejo. Dios nunca
pudo ni quiso bendecir la holga- zanería, y jamás lo hará. Dios se hará
cargo de una manera real y efectiva en alguna emergencia, pero la
actitud soberbia terminará siempre en un fracaso ro- tundo.
Nos parece oportuno incorporar aquí, una extensa cita del doctor
Broadus:
1
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nificado.
Uno de los más elocuentes pastores de los Estados Uni- dos de América
de comienzos de este siglo, nunca se sintió más feliz ni era más
atractivo, que cuando predicaba ser- mones expositivos. Tampoco él
estaba familiarizado con el griego y el hebreo y no era versado en el arte
del co- mentario; pero amaba, sobre todas las cosas, analizar y re-
flexionar sobre el significado de la Palabra de Dios. El au- tor se refiere
aquí a su pariente, el celebrado Andrés Broa- dus (padre), del condado
de Carolina, en Virginia, quien siendo un hombre notablemente dotado y
muy solicitado, prefirió, toda la vida, un pastorado rural.
Por otra parte, también habrá casos en que erra- mos el camino, y
pasamos por alto verdades muy sig- nificativas que enriquecerán
nuestro mensaje. De esta manera se salvarán muchos errores y a lo
largo del camino podremos hacer un gran acopio de mate- rial a ser
utilizado ahora y en el futuro. Finalmente,
que son pocos los pastores que escriben integramen- te dos sermones
completos todas las semanas. Sin embargo, y aun en el caso de no
hacerlo habitual- mente o peor aún, de no escribir nunca un sermón
completo, conviene escribir constantemente frases o párrafos. Nos
ayudará a pensar sistemáticamente y con claridad; desarrollará nuestro
vocabulario, culti- vará la claridad de nuestros discursos y la exactitud
de expresión, como asimismo la sencillez de nuestras explicaciones.
Mientras más escribamos mejor ha- blaremos, aun cuando dejemos de
decir muchas de las cosas que escribimos. Es casi tan necesario decir las
cosas en forma correcta como expresar las cosas correctas. Escribiendo
ganaremos en eficacia. A ve- ces vale la pena escribir los sermones
luego de haber sido predicados, aunque no aspiremos a publicarlos. El
autor ha escrito muchísimas cosas que jamás se publicaron. ¡Menos mal
que algunas de esas cosas no o fueron!
LA PRESENTACION
PAG
querrá que sea siempre así. Sin embargo, indepen- dientemente del
procedimiento seguido, el Señor se las arreglará para guiar a su siervo al
pasaje adecua- do en el momento apropiado. Los textos de homiléti- ca
general nos brindan buenos consejos para la selec- ción de un pasaje.
Hay ciertos peligros que debemos evitar. Hay una tendencia, observable
especialmente al comienzo del ministerio, de querer predicar todo de
golpe. Nos enamoramos de estas nuevas "revelaciones" (feliz- mente) y
queremos proclamarlas de inmediato, para que los demás compartan la
misma dicha. Podemos malograr nuestros buenos propósitos dando
demasia- do de una vez. Existe tal cosa como la dispepsia espi- ritual. A
veces no disfrutamos de una buena comida por la sencilla razón de que
el anfitrión exagera las cosas. Coloca al mismo tiempo, sobre la mesa,
dema- siada comida, rica, pesada y apetitosa. Un pastor puede cometer
el mismo error. Puede traer confu- sión el presentar muchas verdades
nuevas y difíciles de digerir. Mejor es reducirnos, al comienzo, a expo-
ner sobre la particular verdad que deseamos subra- yar. Si no estamos
seguros de algo, dejémoslo de la- do. Mejor es ignorarlo que hacer con
ello un revoltijo que nos avergonzará, más tarde, cuando nos demos
Cuenta de los desatinos que dijimos.
EL PROCEDIMIENTO
EL HIJO PRODIGO
1. Su locura
a. Quiso su parte
b. Se creyó fuerte
2. Su malura
3. Sobre la satisfacción
a. Llegó afligido
Con el meollo del tema principal bien metido en la mente de los oyentes,
en su verdadera relación, esta- mos en condiciones de seguir adelante
con el tema. Combinando todos los datos en una única y sola uni- dad,
podremos transitar fácil y orgánicamente de una división a otra, al igual
que pasamos de una par- titura a otra en una pieza musical, para
terminar en un gran final y glorioso clímax. Prediquemos lo que sabemos
y a los impulsos de nuestro propio corazón, y olvidemos lo demás.
Asignemos importancia a las cosas vitales y no nos enfrasquemos en
inútiles deta- lles, pues corremos el riesgo de vernos ataseados por
cosas de poca monta, perdiendo nuestro precioso tiempo que debería
ser utilizado para exponer la ver dad que activará nuestra audiencia
tanto en su co- razón como en su vida. No incorporemos nada que no
tenga relación directa con el tema principal.
Nunca debemos evitar temas por el hecho que pu- dieran ser objetados
por algunos, o que presentan ciertas dificultades. Debemos predicar lo
que haya en el pasaje sin temor ni pavor. Es la Palabra de Dios y no
necesitamos excusa alguna por hacerlo. Predi- quemos "la verdad, toda
la verdad y nada más que la verdad tal cual la tenemos en la Escritura.
Conduz- ca a los oyentes con el entusiasmo, pasando rápida- mente de
un nivel a otro, siempre adelante, hasta verlos ansiosos esperando el
climax final.
Ese es el momento de arribar a una conclusión bien definida. Y este
aspecto reviste tanta importan- cia, si no más, que la introducción.
Debemos planear de antemano el punto final y saber cómo, cuándo y
dónde habremos de terminar. jy terminemos! Pue- da que no haya base
bíblica para lo que vamos a de- cir, pero "Bendito sea el predicador que
sabe cuando ha terminado, y termina" es una excelente bienaven-
turanza homilética. Muchos sermones que de otra manera hubieran sido
magníficos, se echaron a per- der porque el predicador no supo terminar
o ignoró la señal de PARE. Un profesor dio a sus alumnos tres buenos
principios para regir sus sermones: 1. Inicien su sermón; 2. Prediquen su
sermón; 3. Terminen su sermón.
dido sermón cuyo tema era la triple tentación de Jesús. Fue bien
preparado y hábilmente expuesto. La conclusión fue excelente,
demostrando que el fin nunca justifica los medios. Como ilustración el
pre- dicador citó un caso de Sudamérica, muy bien esco- gido y que
venía perfectamente al caso. Como yo es- taba familiarizado con las
condiciones existentes en aquella iglesia, comprobé de inmediato qué
bien en- cajaba el mensaje con la situación local. El predica- dor logró
muy hábilmente plantear la necesidad de aquella iglesia y pude
anticipar su aplicación. Tenía a la congregación sobre ascuas, y no había
forma de escapar a la verdad y a la necesidad de someterse a ella.
Habló con tanta propiedad que nadie podía, ra- zonablemente,
ofenderse, por más personal que lle- gara a ser la aplicación. Mi
estimación por su discer- nimiento (era un nuevo residente, en la
localidad) y por su coraje, crecía a medida que pasaban los minu- tos.
Sin embargo, para mi gran sorpresa y desilusión, nos dejó a todos
varados en Sudamérica. Sin duda los oyentes se convencieron que el
principio enunciado obraba a las mil maravillas en América del Sur y que
allá era de aplicación, pero no se les hizo sentir que ellos burlaban de
una manera flagrante ese mismo principio en su propia vida y en el
ámbito de su igle- sia. El predicador debió hacerles sentir que el princi-
pio exigía inmediata conformidad de parte de la con- gregación, y que
no podían esperar que la bendición de Dios se derramara sobre esa
iglesia, a menos que hicieran algo al respecto. El sermón contaba con
una conclusión pero sin una aplicación, lo cual constituye una tragedia.
"Todo lo que os dijere": conclusión: "haced": aplicación (Juan 2:5).
Los sermones expositivos requieren menos ilustra- ciones que otros tipos
de sermones. En algunos casos
Pero por sobre todas las cosas, debemos evitar a toda costa detalles
tediosos y cansadores. Hemos es- cuchado algunas ilustraciones tan
largas y detalla- das, que pudimos anticipar de antemano, tanto el fi- nal
como el corolario, antes que el predicador llegara a la mitad de su
historia. Y eso es muy aburrido. No pudimos sino pensar (estemos o no
en lo cierto) que estos detalles innecesarios no eran más que material
⚫de relleno para disimular la falta de verdadera pre- paración por parte
del predicador. Debemos practi- car el arte de condensar cuanto nos sea
posible, y ha- cerlo apresuradamente para arribar a la verdad que
tratamos de exponer. Cierto es que las ilustraciones son ventanas que
permiten la entrada de la luz, pero no debemos hacer de nuestro púlpito
un invernadero religioso, porque entonces se vuelve frágil y falto de
substancia. Las plantas de invernadero no pueden so- portar la
temperatura exterior. Nuestro pueblo nece- sita estar "arraigados y
cimentados en amor" y en la verdad de Dios, para no ser como "niños
fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina" y
pervertido por "las asechanzas del diablo". Necesita crecer "en todo, en
aquel que es la cabeza, esto es, Cristo" (Efesios 3:17; 6:11; 4:14, 15).
Las ilustraciones, no importa cuán bien se las relate o cuán bien se
adapten al tema, nunca lograrán ese resultado.
LA PROCLAMACIÓN
archivo.
Lo aconsejable es, por lo menos, un bosquejo bási- co, con una que otra
frase, alguna expresión sabrosa, un epigrama, una cita o una nota para
recordar una ilustración. La experiencia nos dice que es suficien- te,
como regla general, un lado de la mitad de una hoja tamaño carta.
Ocasionalmente habrá necesidad de escribir algunas palabras al dorso.
Las poesías pueden ir en hoja aparte si no las recitamos de me- moria.
De poder hacerlo, con anotar el título será su- ficiente.
Lo ideal es tener en el archivo un sermón integramente escrito, para
consultar de antemano, y aparte de ello un bosquejo condensado para
llevar al púlpi- to. Aún así, no debemos atarnos a lo que ya tenemos
escrito, sea breve o largo, sino que debemos dejar en libertad a nuestras
mentes para captar nuevos pensa- mientos que vendrán de Dios, a
veces al instante pero más frecuentemente luego de una cuidadosa y
prolija preparación.
Debemos cuidarnos en el uso de las notas, por bre ves que sean, para
que la gente no se percate que las usamos. No es pecado usar notas,
por supuesto, pero distraen la atención de los oyentes. En cierta ocasión
me sentí muy satisfecho conmigo mismo, durante una serie de
reuniones que se prolongaron por una semana en una iglesia vecina. Un
conocido y califi- cado abogado, que también era notable orador y ex
celente instructor de Biblia, me dijo: "Algo que real- mente aprecié en su
predicación fue el hecho de que usted no usó notas." Se extrañó
muchísimo cuando le dije que había usado notas en todos mis sermones
ex- cepto en dos de ellos, y comentó: "Bueno, lo observé atentamente y
no me di cuenta."
CAPITULO 6
LA CLINICA PRACTICA
Este expositor del que hablamos, está ocupado preparando una serie de
sermones basados en el Evangelio de Lucas. El domingo pasado predicó
so- bre "El significado del día de reposo" (Lucas 6:1-5). El próximo
domingo se referirá a Lucas 6:6-11. Toma una hoja de papel e inicia su
labor de la siguiente manera:
mente asombrado, asustado, temeroso, perplejo, pero ac- tuo según las
instrucciones recibidas. Sin razonar, ni cues tionar, ni dudar, y sin aplicar
lógica alguna, le tomó la pa labra a Jesús, y actuó en concordancia. Eso
es le. De ha ber discutido hubiera perdido la mayor experiencia de so
vida. Simplemente obedeció.
Versiculo 9. Sus criticos sabian qué podían esperar, te- nian la certeza de
que Jesús obraría misericordiosamente Tenian clara conciencia de su
carácter, pero ignoraban su persona. "Os preguntaré una cosa no sólo
desafio, tie- nen que saber porqué obrará el milagro. Tienen que ver que
solamente él puede brindar la curación espiritual que tanto necesitan.
"¿Es licito... hacer bien... salvar la vi da?": ¿qué mejor uso del dia de
reposo que liberar a un hombre impedido? (Ver Mateo 12:9-12; los
criticos eran inconsistentes, pues asignaban mayor valor a una oveja
que a un hombre: buena ilustración.) No hacer el bien es un pecado. No
quieren ver, y por lo tanto, no pueden ser ayudados. (Marcos 3:4: "pero
ellos callaban".) Su réplica pondría al descubierto su infidelidad, su
hipocresía y su
Versículo 11. "Se llenaron de furor"; debería haber sido de alegría. Nada
significa para los juicios prejuiciados el que se produzca un milagro, una
restauración, que un hombre sea liberado, una vida cambiada, que hava
gozo y
Versículo 9. "Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo hacer
bien o hacer mal? ¿salvar la vida o quitar- la? (RV). "Yo os pregunto si en
sábado es lícito hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de
destruirla" (BJ). "Os pregunto: ¿Es lícito en sábado hacer el bien o hacer
el mal, salvar una vida o dejarla perder?" (Str.). "Voy a haceros una
pregunta: si es lícito hacer bien o mal en sábado, salvar una vida o
perderla" (NC). "Tengo que haceros una pregunta: ¿Es lícito en los días
de sábado ha- cer bien, o mal? ¿Salvar a un hombre la vida o quitárse-
la?" (TA).
PAG.
Si bien la lectura de tantas páginas significa repe- tir las mismas cosas,
que a veces resultan obvias o aún superficiales, esa constante repetición
del pasaje graba en forma indeleble las verdades contenidas en su
mente, y logra una escena de contornos nítidos en la pantalla de su
imaginación. Antes de terminar la semana prácticamente vive con ella.
Parte de la in- vestigación resultó algo tediosa y hasta cansadora, pero
sivió para activar su mente-en pro y en contra- hasta casi dominar el
pasaje. Ahora a duras penas puede esperar hasta el domingo para subir
al púlpito y compartir con su congregación estas benditas ver- dades.
1. LA OCASION
Los críticos estaban alli. "Le acechaban": para descu- brirle alguna falla,
para destruirle. No buscaban aclara- ciones sino motivos para acusar y
condenar. Deberían ha- ber cooperado, ayudando a Jesús. Lisiados
espirituales vo- luntarios. "No hay peor ciego que el que no quiere Mejor
ser lisiado que crítico. ver."
2. LA ACCION
El pensamiento revelado: versículo 8
Una pregunta justa. Solamente Dios responde pregun tas antes de ser
formuladas. Eso los hubiera convencido, de haber sido sinceros. Mateo
12:9-12. Inconsistentesen la incredulidad, una oveja más importante que
un hombre. Marcos 3:4: "Pero ellos callaban." Una contestación hu biera
puesto al descubierto su irrazonable infidelidad y traición.
3. EL RESULTADO
Aplicación final. "Y él lo hizo asi." ¿Lo harán mis oyen tes? Sea lo que sea
que él nos exija, les aconsejo lo hagan ahora. Ilustración final.
La aplicación final puede hacerse también con las palabras del versículo
11, señalando el mortal peli- gro de la incredulidad. Rechazo de parte de
los incré- dulos o desobediencia de parte de los cristianos. Am- bos
casos son actos despreciables de vileza. O "locu- ra" o "alegría". También
podría hacerse la aplica- ción final, según el versículo 8. Los cristianos
necesi- tan ponerse de pie y ser contados. Los pecadores ne- cesitan
decidirse con respecto a Cristo.
Hay otros tópicos sugeridos por el relato. "¿Lisia- do o crítico?" "¿En qué
posición estamos?" "No hay términos medios". Se habrá observado que
el bos- quejo es aliterado. No es esencial pero puede ser be- neficioso. Al
autor le resulta fácil el empleo de la ali- teración. De no ocurrir así con el
lector mejor no usarla. Lo que interesa es que los encabezamientos
compendien el contenido de esa porción de la Escri- tura y posibiliten
que nos movamos cómodamente de un punto a otro. Cada uno de los
encabezamientos debe revelar una nueva fase de la verdad incorpora-
da al tema.
La última división podría tener un carácter doble, utilizando los dos hijos,
o el mensaje podría concluir con el hijo descarriado. Un hijo penitente y
un hijo impenitente. Ambos pertenecen al padre por genera- ción
natural, pero uno solo por regeneración espiri- tual. Los autosuficientes
suelen ser más difíciles de alcanzar que los vencidos. Dada la cantidad
de mate- rial con que contamos, tal vez fuera preferible elimi nar al hijo
farisaico. En cualquiera de los dos casos será necesario moverse
rápidamente de un cuadro a otro, para evitar que el mensaje sea tedioso
y aburri do.
Esto sirve para señalar la manera en que pueden ser tratados muchos
pasajes de la Escritura, en diver- sas circunstancias, para lograr variedad
en la predi- cación expositiva. Para asegurar esa variedad en la
predicación no es preciso adoptar la predicación tex- tual o por tópicos.
Sin embargo, sería conveniente no encarar todo ese capítulo hasta no
contar con varios años de experiencia en este arte.
A menudo el mismo pasaje puede ser tratado en fe- cha muy posterior,
con un impacto totalmente distin- to. El autor predicó sobre un pasaje al
comienzo de su ministerio, y luego descubrió, varios años después. que
había desarrollado un segundo sermón (con un nuevo tópico y un nuevo
arreglo), sin percatarse de haber predicado previamente basado en ese
pasaje. Eso fue antes de adquirir el hábito de archivar las no- tas de sus
sermones. El descubrimiento lo hizo, justa- mente, cuando inició la
práctica de archivar sus no-
eso.
LA DEMOSTRACION ANALITICA
Tal vez la mejor manera de representar, de una manera práctica y
comprensible los principios pre- viamente señalados, es ofreciendo
algunos ejemplos de bosquejos y de análisis expositivos. Los que da-
mos a continuación no han sido escogidos por su ex- celencia literaria o
por ser superiores en esta catego- ría, sino en razón de su sencillez y
objetividad. Son representativos y sirven como ejemplo, según su
adaptabilidad. Son prácticos, en el sentido de que han sido ensayados y
probados, con resultados satis- factorios. Donde no se indica en otra
forma son el
Su fragilidad
Pedro no era otra cosa que el vocero del grupo. Todo lo que necesitaban
era alguien que les sugiriera volver a los barcos de pesca.
Su esterilidad
fracaso.
"Gran cantidad de peces", "La red no la podían sa- car", "Traed de los
peces que acabáis de pescar". Supera- bundancia a continuación de una
noche de fracaso, y an- tes que ninguna otra cosa habrán de participar
de su pro- visión.
La nueva comisión Hubo una experiencia humillante, pero hecha con be-
nignidad. No fue un rechazo sino una nueva comisión. No fue un repudio
sino una renovación. A través de Pedro, el vocero, a los demás.
La consagración final
EL ORGULLO DE LA VIDA
Es inevitable
Es indispensable
El justo castigo hace que la gente recupere el juicio per- dido y caiga de
rodillas. Escapar a la acción punitiva sig- nificaria eliminar el factor
disuasivo para el futuro. A Dios le preocupa la totalidad de nuestra vida.
Citando Da- vid aclaró que estaba dispuesto a tomar sobre si el resto del
castigo. Dios disminuyó la severidad del mismo.
1. Las obras de Dios son grandes (v. 2) 2. Las obras de Dios son
gloriosas (v. 3)
Es inevitable
Es indispensable
El justo castigo hace que la gente recupere el juicio per- dido y caiga de
rodillas. Escapar a la acción punitiva sig- nificaria eliminar el factor
disuasivo para el futuro. A Dios le preocupa la totalidad de nuestra vida.
Citando Da- vid aclaró que estaba dispuesto a tomar sobre si el resto del
castigo. Dios disminuyó la severidad del mismo.
4. LA ABOLICION DEL ORGULLO (vv. 18:27) Hubo una devoción
obediente
1. Las obras de Dios son grandes (v. 2) 2. Las obras de Dios son
gloriosas (v. 3)
Otro pasaje que podría ser tratado de manera simi- ar, con un bosquejo
de cuatro puntos, es Números 32:1-32. El eje o centro de rotación es el
versículo 6, - el pasaje en su tótalidad girará alrededor de la pre- unta:
"¿Irán vuestros hermanos a la guerra, y voso- Fos os quedaréis aquí?"
LA PREGUNTA CANDENTE
Egoísmo
Menoscabo
Ninguna renuencia
Ninguna reserva
Predicación expuesta
Es ineludible
Es irresistible
ble. Como es obvio, mientras más largo el libro, más difícil resulta
hacerlo. Para una mayor eficacia es preferible limitarnos a los libros más
cortos. El autor desconoce dónde se originó, pero muchos años atrás
alguien apareció con el siguiente bosquejo
UN HOMBRE EN FUGA
EL SIERVO DE TODOS
EL SIERVO ES AMO
2. El único mensaje
Una serie más prolongada, que cubra gran parte de no de los libros de la
Biblia, puede ser desarrollada ajo un tema determinado. En esta serie
del libro de echos, cada mensaje está vinculado al tema, si bien hay una
continuidad de pensamiento particular los mensajes propiamente
dichos, aparte del he- o de que el material tiende a ver con la formula-
On y continuidad de la iglesia local.
LA IGLESIA NEOTESTAMENTARIA EN ACCION
EL FANTASMA DE ACAN
EL ASALTO A EUROPA
2. Un contraataque instigado
otro igual" (v. 25). Está fuera de cuestión dudar norun instante de la
absoluta buena fe y sinceridad de ese hombre.