Batalla de Boyacá
La batalla de Boyacá, también conocida como la batalla del Puente de Boyacá, fue la
confrontación más importante de la guerra de independencia de Colombia que garantizó el
éxito de la Campaña Libertadora de Nueva Granada. Este acontecimiento tuvo lugar el día 7 de
agosto de 1819 en el cruce del río Teatinos, en inmediaciones de Tunja. La batalla finaliza con
la rendición en masa de la división realista, y fue la culminación de 78 días de campaña iniciada
desde Venezuela por Simón Bolívar para independizar la Nueva Granada.
Antecedentes
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El ejército libertador sorprendió estratégicamente a las fuerzas realistas apareciendo
en la Provincia de Tunja por el Páramo de Pisba, pero llegó debilitado por la dura
travesía. Los españoles decidieron atacarlo antes de que se fortaleciera con el apoyo
que estaba recibiendo de los boyacenses y santandereanos; por lo cual la mitad
aproximadamente de las fuerzas españolas en Bogotá marcharon a enfrentarlos
teniendo como resultado la Batalla del Pantano de Vargas.
La toma de Tunja por el ejército libertador, tras un movimiento de tropas que engañó
a su enemigo español a la vez que aprovechaba la salida del destacamento realista al
mando del gobernador trashumante de esa ciudad, Juan de Loño, para reunirse con el
comandante de la Tercera División del Ejército Expedicionario de Costa Firme, José
María Barreiro, significó que el ejército realista veía cortadas sus comunicaciones entre
sus posiciones en Boyacá y la Capital del Virreinato, Bogotá; además del refuerzo que
recibirían los patriotas con esa conquista en pertrechos, munición, milicias y moral. Así
pues, el derrotado pero aun considerable ejército español decidió volver a la capital
para reunirse con las fuerzas que allí permanecían. Para los libertadores era esencial
evitarlo, por lo cual Bolívar envió espías que le informaron que los españoles se
dirigían a Bogotá por la ruta de Samacá y decidió emboscarlos en el puente sobre el río
Teatinos.
Al mismo tiempo, las milicias de Coromoro combatían bravamente a los españoles en
la región del Socorro, haciendo un sacrificio determinante para la independencia
puesto que, aunque allí fueron derrotados, distrajeron importantes fuerzas españolas
que hubieran podido cambiar el curso de otras batallas.
Desarrollo
El sábado 7 de agosto en la mañana, el ejército realista desde Motavita inició su
desplazamiento hacia Santa fe. Su objetivo era llegar a la capital para unir sus fuerzas
con las del virrey Sámano y organizar un frente militar contra Bolívar y el ejército
independentista. Escogieron la vía por el puente de Boyacá en el Camino Real, con
dirección a la capital del virreinato. Advertido de este movimiento, Bolívar ordenó la
marcha de su ejército, también hacia el puente de Boyacá, dispuesto a tomarlo para
impedir a Barreiro su desplazamiento hacia la capital neogranadina.
Las dos fuerzas se encontraron en el campo de Boyacá. El ejército independentista
estaba conformado por 2.850 combatientes al mando del general Simón Bolívar. La
vanguardia granadina estaba comandada por el general de brigada Francisco de Paula
Santander y la retaguardia, por el general de brigada José Antonio Anzoátegui. El
general Carlos Soublette era el jefe del estado mayor.
Las tropas patriotas estaban compuestas en su mayoría por neogranadinos y los
venezolanos. Sus integrantes eran criollos, mestizos, mulatos, zambos, negros e
indígenas, generalmente personas pobres, escasas de alimentos y mal vestidos,
considerados por las autoridades realista como insurgentes. El ejército tuvo mucho
apoyo popular de los granadinos, y en especial de los campesinos de Tunja.
Por su parte, el ejército realista estaba conformado íntegramente por tropas nativas
americanas, unos 2.670 soldados, de los cuales 2300 eran de infantería, 350 de
caballería y 20 de artillería. Este pertenecía a la tercera división del Ejército
Expedicionario creado en Nueva Granada. Su comandante era el brigadier José María
Barreiro; el jefe del estado mayor, el coronel Sebastián Díaz, y la vanguardia estaba al
mando del coronel Francisco Jiménez.
Desde el alto de San Lázaro en Tunja, Bolívar y el estado mayor observaron los
movimientos del ejército realista. A las 10 de la mañana ordenaron impedir el paso por
el puente de Boyacá, en el cual confluyen los dos caminos: el de Samacá, utilizado por
los realistas desde Motavita y el Camino Real, utilizado por los independentistas.
A las 2 de la tarde la descubierta del ejército patriota, encomendada al capitán Andrés
Ibarra con sus jinetes, descendió del boquerón de El Tobal y llegó hasta la Casa de Teja
y sus alrededores, donde se enfrentó a la vanguardia realista que estaba en pleno
almuerzo. El general Francisco de Paula Santander inició con la vanguardia el combate,
y puso en retroceso a la vanguardia realista hasta el puente de Boyacá, donde estaba
fuerte en la orilla opuesta del río Teatinos.
En ese momento llegó al campo de Boyacá el grueso de la división de Barreiro por el
camino de Samacá y se enfrentó a la retaguardia de Bolívar comandada por el
general José Antonio Anzoátegui. En esos momentos llegó a la Casa de Teja Bolívar,
quien se ubicó en una colina equidistante entre el puente y la casa. Así dice el coronel
Antonio Obando en sus Apuntamientos para la historia: "El general Bolívar con nuestra
retaguardia siguió el movimiento de Barreiro y se formó un frente al lado opuesto del
río". A las 3 de la tarde la acción militar era intensa en dos combates simultáneos: las
dos vanguardias en los alrededores del puente y el grueso de los ejércitos en la planicie
hacia el camino de Samacá. Las fuerzas patriotas tenían unidad y facilidad en las
comunicaciones; en cambio, las realistas estaban incomunicadas y separadas por el
Teatinos y la vanguardia rebelde.
Por su parte, el coronel Juan José Rondón con sus lanceros de Llano Arriba recibió la
orden de atacar por el centro al ejército realista.
Simultáneamente, Santander ordenó a los guías de Casanare, guiados por José María Ruiz,
pasar al riachuelo Teatinos para volver por la espalda a la vanguardia realista. Los patriotas
treparon por los escarpados lugares llenos de matorrales y se presentaron de improviso para
envolver por la espalda a la vanguardia realista comandada por el coronel Francisco Jiménez.
Dos escuadrones de realistas se enfrentaron a los llaneros, pero fueron derrotados. El general
Santander aprovechó el desconcierto del enemigo para lanzar sobre el puente de Boyacá a los
batallones Cazadores y Primero de Línea, comandados por los tenientes coroneles Joaquín
París Ricaurte y Antonio Obando. La vanguardia patriota pasó a la orilla derecha del río
Teatinos o Boyacá y se tomó el puente, el objetivo del combate.
El general Barreiro se mantuvo a la defensiva. Trató de rehacer su infantería en otra
altura, pero la rapidez de las tropas patriotas les cerró el paso, por lo cual la
retaguardia realista, cercada por todas partes, decidió rendirse. Así mismo, se rindió la
vanguardia realista ante la fuerza militar de los patriotas. Los jefes españoles y la
división realista casi al completo, unos 1.600 soldados de tropa americana, fueron
hechos prisioneros.
La batalla terminó a las 4 de la tarde del 7 de agosto de 1819. Murieron más de 100
realistas, entre ellos el coronel Juan Tolrá y el comandante Salazar, y 150 quedaron
heridos. De los patriotas murieron 13 soldados, entre ellos el capellán de la
vanguardia, fray Ignacio Díaz, y 53 quedaron heridos.
Con este enfrentamiento culminó la Campaña Libertadora de 1819, realizada en su
corto período de 78 días, desde el 23 de mayo, cuando Simón Bolívar expuso el plan en
la aldea de los Setenta ante los jefes del ejército patriota, siguiendo un itinerario
militar desde los llanos de Casanare, la cordillera de los Andes y las tierras de la antigua
providencia de Tunja, el cual culminó en el puente de Boyacá.
Hechos posteriores
El mismo día de la batalla un soldado adolescente llamado Pedro Pascasio Martínez,
acompañado de otro soldado llamado Negro José (ver abajo), capturaron al General
realista Barreiro. Barreiro y otros 37 oficiales españoles hechos prisioneros el día de la
batalla, fueron ejecutados el 11 de octubre de 1819 por orden de Francisco de Paula
Santander, dentro de la consigna de guerra a muerte.
En Venta quemada ubicada en el camino real a Bogotá, el 8 de agosto el general Carlos
Soublette expidió el Boletín N.º 4 sobre la Batalla de Boyacá. Bolívar dictó el decreto de
la Orden de Boyacá para enaltecer a todos los batallones y escuadrones que
participaron en la decisiva batalla.
En la noche del 8 de agosto fue informado el virrey Juan de Sámano en Santa Fe de
Bogotá la noticia de la derrota del ejército realista de Barreiro, por uno de los fugitivos
del campo de batalla.
Al amanecer del 9 de agosto Sámano abandonó la ciudad con su guardia de honor; los
oidores, otros empleados públicos y muchos españoles se dieron a la fuga con
precipitación; los comerciantes al huir dejaban abiertos sus almacenes. El virrey se
embarcó en Honda y pudo escapar a tiempo, huyendo precipitadamente a Cartagena
de Indias, donde su autoridad fue desconocida. Navegó hasta Jamaica, apareciendo
luego en Panamá, sin mando administrativo ni mando directo de tropas. En esta
situación dimitió, y finalmente murió en 1821.
Finalmente Bolívar llega a Santafé de Bogotá donde entró sin resistencia alguna el
martes 10 de agosto de 1819 a las 5:00 p. m.
Orden de Boyacá
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Bolívar creó la Orden de Boyacá en reconocimiento a todos los combatientes que
participaron en dicho acontecimiento histórico. Actualmente el
Estado colombiano concede dicho reconocimiento a las personas nacionales o
extranjeras que se destacan por su trabajo en bien de la patria.
Consecuencias históricas
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La Batalla de Boyacá fue un golpe decisivo para el poder español en la Nueva Granada.
A pesar de que los realistas se harían fuertes en otras provincias del Virreinato como
Santa Marta y Pasto, en donde resistirían varios años; la capital del Virreinato cayó en
manos de los patriotas neogranadinos y con ello se abrió el camino para la unión de la
Nueva Granada con Venezuela en la República de Colombia.
La leyenda del niño soldado honrado
Cuenta la leyenda8 que la mala suerte de Barreiro en tierras americanas quedó sellada esa
misma noche de Boyacá cuando un muchacho de 11 años que se encargaba de cuidar los dos
caballos de Bolívar, Pedro Pascasio Martínez, acompañado de un soldado llamado Negro José,
lo hizo prisionero después de negarse a ser sobornado por las monedas de oro de Barreiro. Por
el acto de atrapar al general Barreiro, Pascasio Martínez fue ascendido a sargento y se le
prometieron 300 pesos los cuales nunca le dieron.