Fingersmith - Vivir en El Pasado

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VIVIR EN EL

PASADO
Dwelling in the Past

de Fingersmith

TRADUCTORA: Shadow © 2024

REVISADO POR: charisen


SINOPSIS

Abbie Jameson necesita escapar de su vida. Una escritora sin musa y un


matrimonio sin amor. Se retira a Yorkshire en un intento de encontrar su
verdadero yo. Pero el “yo” que encuentra no es lo que esperaba. Sólo la oscura
y enigmática Kate Thomas puede ayudarla a descubrir la verdad.

Aunque en esta historia fluye una vena sobrenatural, en última instancia


trata sobre el amor, el autodescubrimiento y la comprensión de que todo lo que
tenemos que hacer es dejarnos llevar... y creer.

Descargos de la autora:

Este es mi segundo intento de ficción Uber, pensé que podría intentarlo


de nuevo. El "ser amable conmigo" sigue siendo válido, muy sensible <sonrisa>.
Los personajes se parecen a un par de señoritas de un programa de televisión
muy conocido, PERO son todos míos... en última instancia. Me gustaría
aprovechar esta oportunidad para dar las gracias a todos esos fantásticos
escritores que han llenado mi cabeza de imágenes, historias y tramas fantásticas
durante tanto tiempo. Sólo espero que al leer mi historia reciban una millonésima
parte de la alegría que he recibido de ellos.

El cementerio de Lister Lane existe, pero ya no se utiliza para enterramientos.

Idioma: ¡Inglés! ¡Otra vez! No hay tantas palabrotas como en mi anterior historia,
pero sí muchas malas palabras fuertes a la antigua usanza. No puedo evitarlo...
lo siento.

Violencia: Algunas escenas son un poco intensas, pero nada sangriento ni


horripilante; soy demasiado cobarde para eso. Tiene más de espeluznante que
de otra cosa.
Sexo: ¿Es una proposición? De acuerdo. Esta obra incluye escenas muy
gráficas entre dos señoritas deliciosas (y otras), así que, si eres menor de edad
para leer este tipo de “guarradas”, o vives en un lugar donde esto es ilegal... lo
siento. Lo siento. Espera a ser un poco mayor, o múdate, o ambas cosas.
Atención: hay bastante... pero lo hice por una razón.

Esta historia está ambientada principalmente en el norte de Inglaterra


(Yorkshire), pero se desplaza a Norfolk y Londres. Si encuentra algún error
ortográfico, por favor, atribúyalo a una de estas tres cosas. En primer lugar, soy
inglesa. En segundo lugar, no sé deletrear. En tercer lugar, soy demasiado vaga
(y mi gramática... bueno... no me hagas empezar).

Esta historia es diferente a la primera que hice, y puede que la narración te


parezca bastante rígida al principio, pero al final se va relajando. Quería que
reflejara a mi narradora de alguna extraña manera, así que no se lo pierdan. Por
favor, díganme lo que piensan de esta historia... intenten no ser demasiado
duros, ya que soy muy sensible y probablemente llore durante semanas, o
incluso meses.

Agradecimientos: He citado a varias personas: Joss Stone, The Cure, Safo y la


mismísima Diosa, Melissa Etheridge. Toda la música citada se ha utilizado sin el
permiso del artista. No he podido contactar con Safo, creo que no estaba. No es
un intento de plagio: sólo un homenaje a sus grandes palabras.

Dedicatoria: Esta historia está dedicada al amor de mi vida. Sin ti, aún estaría
limpiando mesas. Gracias por todo, y especialmente por escucharme hablar y
hablar y hablar. Necesitas una medalla. Y también a mis pequeños peludos: los
Border Terriers del Infierno.

Un agradecimiento especial: A todas las personas que me han escrito


mostrándome su apoyo y haciéndome comentarios fantásticos sobre “el otro”.
Un agradecimiento especial y un abrazo gigante a Poppet: eres una estrella, me
alegras muchísimo y tienes un gusto musical fantástico.

© Abril 2005

Esta es una versión revisada.


INDICE
PRÓLOGO
PRIMERA PARTE
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
SEGUNDA PARTE
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidos
Capítulo veintitrés
TERCERA PARTE
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno
Capítulo treinta y dos
Capítulo treinta y tres
Epílogo
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

PRÓLOGO

A veces… lo increíble es posible.


A veces… tienes que cuestionarte tu cordura.
A veces… la única razón explicable es que sólo ocurre… a veces.

A Afrodita

Pero ven a mí ahora, si alguna vez antes


oíste mi grito remoto,
… por qué te llamé,
6
qué quería que mi loco corazón que
ocurriera
… Así que ven a mí una vez más y libérame
de la contundente agonía.

Safo Circa 630 a.C.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

PRIMERA PARTE

Capítulo uno

Mis ojos se abrieron de golpe… mi corazón se aceleró… el sudor cubrió


mi piel.

¿Qué coño ha sido eso?


7
La negrura de la habitación ahogaba mi visión, y el golpeteo de mi corazón
en el pecho amortiguaba mi audición. La sequedad me envolvía la boca, mientras
la piel se me ponía de gallina. Sólo me quedaba el olfato.

Lavanda.

Tan clara. Tan potente.

Flotaba frente a mí como una bruma. No usaba lavanda. No la soportaba.


Pero me parecía tan familiar... reconfortante de alguna extraña manera...

Me obligué a respirar más despacio. Bocanadas profundas, reteniendo el


aire con fuerza en los pulmones antes de expulsarlo de nuevo al aire fresco de
la noche. Los latidos de mi corazón recuperaron lentamente su ritmo natural
mientras mis ojos se aclimataban a la oscuridad.

No había nada.

Pero sabía que alguien me observaba.

Y entonces lo oí. Tan cerca. Una voz tan suave que mi alma lloró.

—Vuelve a mí.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Sinceramente, no puedo decir si fue real, un sueño o mi imaginación


hiperactiva.

Lo siguiente que recuerdo es despertarme en el suelo de mi habitación,


con las mantas enredadas alrededor de las piernas y los ojos irritados
parpadeando ante los rayos de la mañana.

Necesitaba salir. Hacer balance de mi vida. Estaba estresada,


obviamente. Tenía que aceptar la oferta de mi agente del día anterior. Si me
marchaba, tal vez los sueños y las voces cesarían.

Tal vez.



Dos días más tarde hice las maletas y me dirigí al retiro que me había
preparado el secretario de mi agente. Seis meses sabáticos para que fluyera de
nuevo la creatividad: justo lo que me había recetado el médico.
8
Mi vida era un desastre. Cuatro años escondiéndome en una farsa de
matrimonio. Cuatro años de indiferencia e infierno, casi una paradoja. A Pete, mi
marido, le había resultado difícil mantener la polla dentro de los pantalones, y
cada vez más difícil mantenerlo en secreto.

No me importaba que se acostara con cualquiera, al contrario. Al menos


si la metía en algún sitio me dejaba en paz. Lástima que no pudiera decir lo
mismo de sus puños.

En parte era culpa mía, por casarme con un hombre al que no amaba.
Pero decirle que no le quería fue un error aún mayor, y desde entonces todo
había ido cuesta abajo. La única razón por la que no se divorció de mí fue porque
yo valía más para él mientras estábamos casados. El pre-nupcial lo había
garantizado. Pero eso no me impidió divorciarme de él.

Tenía cinco novelas de éxito a mi nombre y seguían generando derechos


de autor; ¿cómo podría negarse a ello un macho? El problema era que mi musa
había volado, el pozo de tinta se había secado y empezaba a inquietarme. No
por el dinero, sino por evadirme. Haría cualquier cosa para escapar de mi vida.
Incluso conducir más de trescientos kilómetros para ser encerrada en una casa
en el medio de la nada. Durante seis meses.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Si quería soledad para hacer balance, este era el lugar para hacerlo. Era
muy selectivo y sólo se aceptaba a un puñado de personas al mismo tiempo. Eso
me venía muy bien. Cuanto más lejos de mi vida, mejor.

Un revoloteo de excitación crecía en mis entrañas. No sé por qué ni para


qué. Tenía la sensación de que este viaje iba a cambiar mi vida.

¿Para mejor? No estaba muy segura.

Sólo el tiempo tendría la respuesta.

9
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo dos

El viaje transcurrió sin incidentes. Bueno... casi.

La campiña se imponía poco a poco a las imágenes del horizonte gris de


la ciudad. Los árboles marcaban el camino hacia mi refugio, firmes como
centinelas al borde de la carretera. Los campos se extendían en todas
direcciones hasta que las colinas aparecieron majestuosas y mostraron su
superioridad.

Sólo me detuve una vez para repostar, refrescarme y pedir indicaciones.


El hombre de la gasolinera se quedó un poco boquiabierto cuando le pedí
indicaciones para llegar a Forester’s Dwell, el retiro en el que me habían inscrito.
Parecía casi avergonzado cuando me preguntó si estaba segura de querer ir allí.
Mi expresión de desconcierto le animó a seguir. 10
—No es un lugar muy agradable para ir —dijo en voz baja, como si tuviera
miedo de que le oyeran.

—Bueno, entonces me vendrá como anillo al dedo, —me di la vuelta para


marcharme. Un fuerte agarre me detuvo en seco y me di la vuelta, dispuesta a
echarle la bronca, hasta que vi sus ojos. Irradiaban miedo y preocupación.

—Ten cuidado, cariño. Allí pasan cosas que no se pueden explicar.

—¿Cómo qué? —Mi voz parecía fría y distante, como si la pregunta


viniera de otra persona.

—Pasan cosas. Cosas inexplicables. Esa casa no es todo lo que parece.


Es cruel. —Scooby Doo y la Mystery Van. Empezaba a creer que estaba en el
país de Deliverance1.

1Deliverance: novela de James Dickey. Donde una aventura en canoa se convierte en una lucha por la
supervivencia.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—¿Cómo puede un edificio ser cruel? —Me reí, pero su rostro permaneció
sombrío—. De acuerdo… tendré cuidado. —Sacudí la cabeza con incredulidad
tratando de despejarla: se me escapó otra risa nerviosa.

Lo dejé en la explanada, con los hombros caídos y una expresión


indescriptible en el rostro. Hablando de dramatismo... pero aun así... me invadió
una sensación premonitoria. ¿Qué estaba haciendo? Estuve a punto de dar la
vuelta y regresar a Londres. Debía enfrentarme a mi vida. No irme corriendo a
las colinas. Debería estar allí para evitar la respuesta, mientras mi abogado le
presentaba a Pete los papeles del divorcio. ¿No debería?

»Que se joda —gruñí apretando los dientes. Se pondría aún más


desagradable cuando se diera cuenta de que le había cortado el suministro de
dinero y de que iba a cambiar las cerraduras de mi casa en cuanto se fuera
aquella mañana.

Una sonrisa se dibujó en mis labios. No tendría ni idea de dónde


buscarme.

Tomada la decisión, aceleré el coche y volví a poner la música. Joss


Stone. Buena elección. Subí el volumen hasta rozar la distorsión y empecé a
cantar a pleno pulmón...
11

Tengo derecho a equivocarme


Me han retenido demasiado tiempo
Tengo que liberarme para poder respirar por fin
Tengo derecho a equivocarme
Tengo que cantar mi propia canción
Puede que esté cantando fuera de tono
Pero seguro que me siento bien.
Tengo derecho a equivocarme.

Y estaba cantando fuera de tono... pero una sensación de libertad me


inundó como una limpieza. Lo que sea que encontrara en Forester’s Dwell, no
sería ni parecido a lo que me habría estado esperando en casa.

No sabía lo equivocada que podía estar una persona.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo tres

Las puertas de hierro forjado eran la única salvedad en el muro de casi


cuatro metros que rodeaba el refugio. Tuve que utilizar el interfono para acceder
al recinto. Dios... este lugar era enorme. Me pareció una eternidad conducir por
curvas cerradas, entre árboles esculturales, antes de vislumbrar la casa. El
corazón se me paró en el pecho, no sé si por miedo o por reverencia. El edificio
parecía salido directamente de las páginas de una novela gótica: era, en
resumen, el sueño de un escritor.

El exterior estaba recubierto de ladrillos rojos, que sólo se separaban de


vez en cuando para dejar asomar las ventanas emplomadas sobre el césped.
Las torretas se elevaban hacia el cielo apagado, con pájaros posados en lo alto
como un presagio. Estaba segura de que parecía haber un torreón rodeando la
cima, y más segura aún de que podía ver algo balanceándose precariamente en 12
un lateral.

Era una figura. Una figura solitaria.

Frené en seco, salí disparado del coche y grité:

—¡No lo hagas!

Corriendo hacia delante, con el pánico evidente en mi velocidad y falta de


coordinación, grité aún más:

»¡No saltes!

La figura levantó la cabeza bruscamente. Sentí un intenso escrutinio sobre


mí. Me estaba digerida. Me detuve, paralizada por la mirada. Una larga cabellera
de color negro se agitó y bailó libremente con la brisa que soplaba en los niveles
superiores. Era el único movimiento. Nos miramos fijamente, inmóviles. Todo
sonido parecía haber cesado. El aire se llenó de expectación y se me heló la
sangre.

El grito de un pájaro cercano rompió el hechizo. La figura, que ahora sabía


que era una mujer, retiró una larga pierna por el precipicio. Se giró y desapareció.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

El aliento se me escapó de golpe. Ni siquiera sabía que lo había retenido.


Me sentía débil y tenía la clara impresión de que iba a desmayarme. Me agaché
y metí la cabeza entre las piernas, tragando bocanadas de aire, esperando a que
cesaran los temblores. No sé si fue la perspectiva de lo que podría haber ocurrido
si no hubiera aparecido cuando lo hice, o la expresión de absoluta desesperación
en el rostro de la figura, pero la experiencia me dejó una sensación de fragilidad.

Tal vez fue el reconocimiento instantáneo, o la conexión, o lo que fuera,


lo que me dejó débil. Quizá fue el atisbo de esperanza que vi flotar sobre aquellos
rasgos cincelados lo que me dejó sin aliento. O tal vez, sólo tal vez, fue la
sensación de déjà vu la que se apoderó de mí.

Tenía que dormir un poco. Mi hiperactiva, aunque últimamente dormida,


imaginación estaba haciendo de las suyas y tenía que descansar un poco antes
de que la musa se apoderara de mí.



13
Me sentía absolutamente agotada y no recordaba haber aparcado el
coche, haberme registrado o que me hubieran enseñado mi habitación durante
los seis meses siguientes. La cama me pareció abrumadoramente suave y
acogedora, y me dejé envolver por las sábanas.

A la mañana siguiente me desperté fresca, hambrienta y un poco curiosa


por lo que me rodeaba. Después de ducharme y devorar el desayuno que me
habían servido en la habitación, me apetecía investigar un poco más mi entorno.

La puerta de mi habitación era de roble pesado, pero se abría con


facilidad, y el pasillo que había más allá estaba a la altura de las expectativas.
Era estrecho y oscuro, y los tapices añadían el ambiente necesario para
completar la imagen de opulencia que prometía el exterior.

Al pasear por el pasillo, sentí que alguien me observaba, pero cada vez
que me volvía, sólo veía aire. Un cosquilleo se agitó en mi nuca y recorrió mi
espina dorsal, empujando los finos cabellos a la atención. Mi paso aumentó
drásticamente al llegar a lo alto de la escalera principal, donde me agarré a la
barandilla y divisé a un par de invitados que se arremolinaban abajo. Se me
escapó una risita suave.

—Vamos, Jameson. Deja de asustarte.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

La mujer de recepción estaba ocupada revolviendo papeles y


chasqueando la lengua con fastidio.

»Disculpe —pregunté tímidamente, y enseguida me sentí reconfortada


por unos cálidos ojos marrones—. ¿Es posible que me lleven todas las comidas
a mi habitación? Abbie Jameson, habitación 4.

Una sonrisa iluminó sus labios y me tendió la mano.

—Un placer conocerla por fin, señora Jameson. Soy una gran admiradora
suya. —Le cogí la mano y dejé que la moviera arriba y abajo con fuerza—. Por
cierto, me llamo Jenny.

—Hola… y… eh… gracias. Siempre es un placer conocer a alguien a


quien le gusta mi trabajo. —Le dediqué la sonrisa de portada de libro y retiré la
mano.

—A decir verdad, sus historias me dan mucho miedo. —Una gran


sonrisa—. Debe de tener una imaginación de mil demonios, ¿o quizá ha visto
alguna de las cosas que describe?

Me reí a carcajadas.
14
—No. Nunca. Y entre tú y yo, no creo en lo sobrenatural. Cuando estás
muerto, estás muerto.

—Pero es tan convincente —me dijo—. Quizá su estancia en Forester’s


Dwell le haga cambiar de opinión. Aquí tenemos fantasmas residentes. —La miré
con un divertido escepticismo escrito en mi cara—. Ya lo verá —replicó ante mi
mirada incrédula, ocultando una ceja bajo el flequillo.

—Preferiría que no, —volví a reír—. En fin. Sobre esas comidas…

—Por supuesto. Disculpe mi falta de profesionalidad, pero estaba


impresionada. —Parecía avergonzada, así que le sonreí para tranquilizarla—.
Es más que bienvenida a comer en su habitación, a menos que el anfitrión quiera
que todos asistan a la cena.

—¿Sucede eso a menudo? —Me sentí un poco presionada.

—No, casi nunca. Pero ella insiste en que todos asistan.

—¿Ella? —lo dije antes de que pudiera evitarlo.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—Sí. La señora Thomas. Ese es su retrato en la pared. —Me giré y me


encontré con unos tristes ojos azules que me miraban, con el pelo negro
enmarcando un rostro cincelado. Estaba sentada en una silla de cuero con
respaldo alto y los brazos cruzados sobre el regazo.

—Parece tan triste —susurré—. Tan hermosa, pero tan perdida.

—La señora Thomas ha sufrido muchas tragedias personales. Ese retrato


se encargó justo después de su regreso a la casa, hace dos años.

Me quedé paralizada por el retrato. Perdida en la expresión de la cara de


la mujer, y absolutamente segura de que había visto a la misma mujer colgando
del torreón el día anterior.

El carraspeo de alguien detrás de mí rompió mi ensoñación y me giré para


ver los ojos preocupados de Jenny, mi fan número uno.

»Señora Jameson, ¿está todo bien?

Asentí con la cabeza, con imágenes de Kathy Bates en Misery dando


vueltas en mi cabeza. Tragué saliva o, mejor dicho, tragué saliva en silencio, y
volví a fijarme en mis suaves ojos castaños… no, ella no...
15
Me aclaré la garganta.

—Creo que iré a investigar un poco —le guiñé un ojo antes de


aventurarme a salir al aire de la mañana.

El día era fresco y los vestigios de la bruma matinal cubrían el terreno con
un aire de incertidumbre y misterio. Respiré hondo y me dispuse a caminar.

Lo sorprendente de caminar en la niebla es que tus pasos resuenan,


dando la sensación de que alguien te acecha. Por mucho que intentes
racionalizarlo, un aire espeluznante se apodera de ti arrebatándote los restos de
razón. Los árboles parecían distorsionados y retorcidos, tratando de atrapar a
sus víctimas, como los árboles de El mago de Oz, pero más siniestros. Todos
los ruidos reverberaban en el entorno, como si hubieran sido envasados al vacío
para conseguir el máximo efecto. La grava crujía bajo mis botas, sugiriendo que
un ejército en miniatura estaba al ataque.

Sólo era el comienzo del otoño, pero los dedos del invierno empezaban a
apoderarse del paisaje, despojando a los árboles de sus hojas, matándolo todo
y preparándolo para el comienzo de la completa esterilidad.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Sin darme cuenta, me encontraba junto a un lago. El agua estaba


tranquila; todo ruido había cesado mientras me acercaba. Un par de patos
descansaban en la orilla, pero pronto se alejaron a su cómica manera. Sonreí.
Así era la vida…

Me senté en un banco de la orilla y contemplé la escena. Ojalá la vida


fuera tan sencilla como esto. Me sentí triste y bendecida al mismo tiempo. En
cuanto sacara a ese bastardo de mi vida, antes podría empezar a vivir. No era
sólo el hecho de que Pete no pudiera controlar sus puños, u otras partes del
cuerpo, era la soledad que sentía dentro de nuestro matrimonio... o la apatía que
sentía hacia él...

Se me escapó un suspiro. Con suerte, todo estaría resuelto antes de que


abandonara el retiro.

Me recosté en el asiento y apoyé los brazos en el respaldo. Un ruido a mi


izquierda me alertó de que no estaba sola. Mis ojos se abrieron paso a través de
la niebla para posarse sobre una figura alta y oscura, de pie junto a la orilla del
agua. Llevaba el pelo largo y alborotado hacia atrás y miraba fijamente a la nada.

»Buenos días —llamé, queriendo establecer contacto con mi anfitriona. 16


Sentía que necesitaba verla sonreír, que perdiera esa expresión de
desesperación que se aferraba a sus facciones.

Se giró lentamente hacia mí y sus ojos se abrieron de par en par al


reconocerme.

—¿Tú? —graznó su voz.

—Sí, yo. ¿No me digas que tengo otro admirador? —Mi cabeza ya era
bastante grande.

—Has vuelto.

La miré sin comprender.

—¿Cómo puedo haber vuelto? Nunca había estado aquí. —La confusión
en mi voz era evidente. Lo que no me esperaba era que girara sobre sus talones
y saliera corriendo como si la persiguieran los perros del infierno.

Este sitio era raro. Esa mujer era rara. Qué maleducada al marcharse así.
Debe de ser una excéntrica. Bueno, hay de todo.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Me levanté y me quité la humedad de los vaqueros antes de volver a la


casa. Las imágenes de ojos azules seguían revoloteando por mi mente. ¿Por
qué de repente pensaba en ojos azules?

Ni idea.



Pasaron dos semanas y no había escrito ni una palabra; bueno, nada que
mereciera la pena publicar, y nada que pudieras decir delante de tu madre.
Todos los días me recibía una pantalla de ordenador en blanco, y todas las
noches la dejaba igual.

A veces me limitaba a pasear por los pasillos esperando encontrar la


inspiración, otras veces me encontraba mirando fijamente el agua cristalina del
lago o manteniendo conversaciones con patos que parecían más interesados
con el pan en mis manos.
17
Fue al atardecer del decimoquinto día cuando lo oí por primera vez.
Estaba sentada mirando la habitual pantalla en blanco cuando llegaron a mis
oídos unos sollozos. Venían de fuera de mi habitación. Intenté ignorarlo, pero
despertó mi interés.

Abrí la puerta y me asomé al pasillo. Estaba vacío. Pero los sollozos


seguían siendo audibles. Salí al pasillo, cerré la puerta sin hacer ruido detrás de
mí y seguí el ruido. Parecía estar justo delante de mí y cada vez era más
frenético.

Aumenté el paso.

Al doblar la esquina, vi una puerta abierta que se balanceaba ligeramente


como si alguien acabara de atravesarla. Me paré en la base y miré hacia arriba,
mis ojos seguían los pasos de piedra. Lo admito, tenía miedo. El pasadizo
parecía desalentador y estaba casi segura de que esto no formaba parte del
recorrido habitual.

Estaba a punto de darme la vuelta cuando se filtró la voz de una mujer;


llena de tanto dolor que no pude resistirme a consolarla.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—¿Por qué lo has hecho? —¿Qué? ¿Con quién hablaba? Los sollozos se
convirtieron en lamentos y supe que tenía que hacer algo.

Me agarré a la barandilla, me armé de valor y comencé a subir. No sabía


lo que me iba a encontrar, pero tampoco me importaba lo que me pasara.

El aire frío me acarició la cara a medida que me acercaba a la cima de la


escalera y sentí una extraña sensación de fatalidad inminente. Lo sé, un tópico.

La puerta de arriba estaba entreabierta y pude ver el cielo oscureciéndose.


Así que esto llevaba a la azotea, ¿eh?

El llanto estaba más cerca, y tuve una clara sensación de déjà vu una vez
más, mientras empujaba la puerta y salía al aire nocturno. Mis ojos se
acostumbraron rápidamente al cielo cada vez más oscuro y escudriñé la zona,
mientras mis oídos me guiaban hacia el sonido de la mujer angustiada.

La vi cerca de la pared, con las manos cubriéndose la cara. Se parecía a


mi anfitriona, pero era ligeramente diferente. Tal vez fuera el vestido largo que
llevaba o el pelo recogido en la cabeza. No lo sé, pero parecía haber cambiado.

—¿Señora Thomas? —le pregunté suavemente—. ¿Se encuentra bien?


18
—Un rostro manchado de lágrimas me saludó. Los ojos azules delataban su
agonía. Parecía asustada.

—Vivian, ¿por qué? —Sollozó y me tendió la mano—. ¿Por qué él?

La miré. No parecía normal. Di un paso atrás con las manos por delante.

—¿Vivian? Debes estar equivocada. Soy Abbie Jameson, una de tus


invitadas.

—Entonces, ¿todavía me niegas? —Y con un hábil movimiento saltó por


el borde.

Me quedé allí, congelada, esperando el inevitable golpe de su cuerpo


contra el suelo. Pero no llegó.

Cuando mi sangre empezó a circular de nuevo, me encontré en el borde


mirando por encima de él, temiendo el desastre sangriento que me recibiría.

Pero allí no había nada. El suelo estaba despejado. No había cadáver.


Sólo la grava del camino de entrada adornaba el suelo.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Me froté los ojos con incredulidad. Había visto a nuestra anfitriona


arrojarse desde este borde, tal como amenazó con hacer cuando llegué. Pero
allí no había nada.

Se me revolvió el estómago y perdí el contenido de mi almuerzo.


Repetidamente. Me desplomé contra la pared, un sudor frío cubría mi cuerpo.
¿Qué coño estaba pasando? Me pasé los dedos por el pelo humedecido por el
sudor y me permití unos minutos para ordenar mis emociones. Estaba temblando
y empezaban a castañearme los dientes.

—¿Estás bien? —Una voz tan cálida, tan familiar. Cerré los ojos y busqué
su recuerdo. Estaba escondido detrás de todos los demás recuerdos y no podía
alcanzarlo.

Sentí que alguien se agachaba a mi lado.

»¿Señora Jameson? —Abrí los ojos y me encontré con una intensa


mirada azul—. ¿Te encuentras bien?

—Estás viva —balbuceé—. Su rostro adoptó una máscara de confusión.


Te he visto saltar y...
19
Se levantó rápidamente y se pasó las manos por delante de los vaqueros.

—Siento decepcionarte, pero sigo aquí.

—Pero yo...

—Te llevaré a tu habitación. —Con el rostro desprovisto de emoción, me


tendió la mano. Cuando mis dedos rodearon los suyos, una sacudida me recorrió
el brazo y el cuerpo.

Los ojos verdes se cruzaron con los azules. Sabía que también lo había
sentido, pero seguía con esa expresión de indiferencia. Me atrajo hacia ella y
sentí cómo mi piel se amoldaba a la suya. Podía oler su piel, su pelo. Sentí su
aliento, ligeramente agitado en mi cara.

Me aparté como si me hubiera picado. Nunca había experimentado algo


así y, a decir verdad, me asusté un poco. Era como si lo hubiera hecho miles de
veces, pero a la vez era algo nuevo.

—Puedo hacer mi propio camino, señora Thomas. —Me di la vuelta y me


fui corriendo a mi habitación, mientras me reprendía por mi grosería.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

¿Me estaba desmoronando? ¿Lo había soñado todo? Sabía que era
escritora, pero esto era demasiado realista incluso para mí y mi imaginación.

Debía de estar enfermando con algo. Tenía un poco de fiebre.


Probablemente eran todos los acontecimientos que me habían llevado hasta ese
momento: el divorcio, presenciar cómo mi anfitriona se descolgaba por la misma
pared, la urgencia y la ansiedad que había estado sintiendo al no poder plasmar
mis ideas en papel.

Hice lo único que haría una chica en mi situación. Me di un largo baño,


me tomé un chocolate caliente y me acosté temprano. Las cosas tendrían sentido
por la mañana.

¿Verdad?



Algo me despertó en mitad de la noche. No sabría decir qué era, pero


20
sabía que no todo iba bien. Estaba tumbada, con las sábanas firmemente sujetas
con las manos justo debajo de la barbilla, muy parecida a una película de terror
en blanco y negro. Mis ojos se convirtieron en brillantes orbes blancos y
respiraba ruidosamente por la nariz.

Mis oídos siempre vigilantes captaron algo en la esquina de mi habitación.


Un ruido de arrastrar los pies. Casi me daba miedo mirar... casi.

Giré la cabeza en la dirección del ruido y me concentré en las sombras de


la esquina.

—¿Quién está ahí? —Mi voz sonaba más valiente de lo que me sentía. El
ruido se detuvo brevemente, como si estuviera pensando en responderme.
Luego volvió a empezar, pero esta vez comenzó a alejarse de la esquina y a
acercarse a mi cama.

Instintivamente acerqué las piernas al pecho, creyendo que así me


salvaría. Seguía sin ver nada, sólo una columna de oscuridad que se movía
lentamente a los pies de la cama. Sentí que las sábanas se movían en la base
cuando algo rozó la parte inferior. El sudor cubrió mi labio inferior y si hubiera
tenido la capacidad de gritar lo habría hecho en ese mismo instante.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Pero no pude. Toda la humedad de mi boca se la había tragado el susto


y no tenía nada con lo que trabajar. La temperatura de la habitación había bajado
drásticamente y podía ver cómo mi aliento salía de mi boca en cortas y jadeantes
nubes de aire.

Mis ojos se clavaron en la forma y siguieron todos sus movimientos. Justo


en el centro vi aparecer un pequeño orbe redondo de luz que se cernió en la
oscuridad antes de saltar hacia la base de mi cama y permanecer allí durante un
angustioso instante. Pareció deliberar antes de aventurarse más arriba de la
cama hacia mi cuerpo encogido. Se detuvo al llegar a mis pies. Sentí la frialdad
que rezumaba, congelándome los dedos de los pies con su mera presencia.

Ante mis ojos, el orbe pareció transformarse en algo que imitaba una
mano, una mano de hombre, gruesa y apelmazada. Mis ojos parpadearon
rápidamente con la esperanza de expulsar esta imagen a la mera fantasía. Pero
no... se quedó ahí, con los dedos temblorosos.

Parecía oscura y siniestra. Había malicia en aquella mano y supe, no sé


cómo, que había hecho sufrir a gente en algún momento. Vivas o muertas. El
pavor me recorrió la espina dorsal y me oprimió la garganta. No le quité los ojos
de encima y volví a ver cómo se transformaba en un orbe. 21
A la velocidad del rayo, el orbe recorrió la habitación y se detuvo sobre mi
ordenador, que estaba en un rincón cerca de la ventana. Para mi asombro, el
salvapantallas desapareció y oí el chasquido del teclado del portátil. Vi aparecer
una palabra, pero no pude leerla.

Luego, tan rápido como apareció, desapareció. Sentí que había


desaparecido cuando la temperatura de la habitación empezó a subir de nuevo
y mi respiración se hizo menos visible.

Permanecí tumbada durante lo que me pareció una eternidad antes de


armarme de valor y mirar el mensaje de la pantalla. Lentamente, eché las
sábanas hacia atrás y, con cautela, puse los pies descalzos en el suelo. Tenía
las piernas débiles y no estaba segura de que pudieran sostenerme durante el
viaje. Inspiré profundamente.

Cuando me acerqué al ordenador, el miedo se apoderó de mis entrañas.


No sabía qué esperar y eso era lo que empeoraba las cosas. Cerré los ojos y
respiré hondo.

“Puta”.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Eso bastó. El grito salió de mis pulmones como un tren de mercancías y


volé hacia la puerta, la tiré hacia atrás y corrí por el pasillo como si el engendro
de Satán me estuviera atacando los talones. No miraba por dónde iba y casi me
muero del susto cuando unos fuertes brazos me agarraron y tiraron de mí hacia
un cuerpo firme.

Luché por escapar, pero los brazos eran demasiado fuertes, casi me
aplastaban. Entonces me desmayé.

22
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo cuatro

Cuando volví en mí, me recibió un par de ojos azules muy preocupados,


inclinados sobre mí, en una habitación extraña, en una cama extraña.

—¿Dónde estoy?

—Shhh. Te has llevado un buen susto, pero ya estás a salvo. —La voz
era tan reconfortante, tan suave, que sentí que me arrullaba—. Toma... bebe
esto. —Me tendió un vaso de leche—. Está caliente y te ayudará a dormir.

Me llevé el vaso a los labios y bebí pequeños sorbos.

»Te he encontrado corriendo por el pasillo, gritando. Cuando he intentado


detenerte, te has asustado y te has desmayado. —En sus ojos volvió a brillar la 23
preocupación—. Así que te he traído a mi habitación. —Una sonrisa triste adornó
sus labios. Quería acariciarlos. ¿Un momento? ¿Acariciarlos? ¿Qué demonios?

Sacudí la cabeza para despejar la imagen y las preguntas.

»¿Quieres contarme qué ha pasado?

Sacudí la cabeza.

—Esta noche no. Estoy muy cansada. —Se me escapó un bostezo y le


devolví el vaso casi vacío. Tenía la cabeza nublada, como si me hubieran
drogado.

El último pensamiento coherente que tuve antes de caer en un profundo


sueño fue: “Unos ojos preciosos”.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

A la mañana siguiente, tenía los ojos enrojecidos y nublados por los


acontecimientos de la noche anterior. No estaba muy segura de en qué cama
me había despertado, pues me preocupaba demasiado el fuerte dolor de cabeza
con el que me había despertado.

Miré alrededor de la habitación, buscando pistas sobre mi paradero. La


habitación parecía fría en apariencia, las paredes con paneles de roble
albergaban un tapiz de arras multicolor, y la ventana corría de un lado a otro de
la habitación. Las cortinas seguían cerradas, pero podía ver la promesa de un
nuevo día acechando detrás.

Me acurruqué bajo las sábanas y me impregné del calor, dispuesta a


dormitar de nuevo, cuando oí que se abría la puerta. Los ojos verdes
parpadearon desorbitados, el recuerdo de la noche anterior se abatió sobre mí.

Una voz suave y ronca se acercó a mí.

—Así que estás despierta.

Mi anfitriona estaba en la puerta, vestida con pantalones de chándal y una


camiseta empapada en sudor. Llevaba una bandeja de deliciosos olores en
precario equilibrio sobre el brazo izquierdo.
24
»He pensado que tendrías hambre. —Entró y cerró la puerta de una
patada.

Me tapé con las mantas. No sé por qué, fue instintivo. Sus ojos se
entrecerraron al ver mis acciones y vaciló en su paso, indecisa de acercarse. Me
sentí tonta, así que eché las sábanas hacia atrás dejando al descubierto mi
pijama cubierto de cerditos.

»Buena elección de ropa de dormir —bromeó, levantando una ceja en


señal de burla. El hielo se rompió definitivamente cuando le sonreí de oreja a
oreja.

—Una chica tiene que hacer lo que una chica tiene que hacer —le devolví
la broma y extendí los brazos para coger la bandeja, con el estómago
despertándose de repente y pidiendo alimento a gritos.

La colocó sobre mí y la apartó antes de que mis manos se aferraran a la


bandeja. La fulminé con la mirada y volví a abalanzarme, resultando vencedora,
una vencedora que casi acaba cubierta de zumo de naranja.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Después de engullir mi desayuno, hablando entre bocado y bocado, me


sentí renovada y lista para la acción. Es curioso cómo la luz del día puede
cambiar tu perspectiva de las cosas. Mi anfitriona, Kate, apenas tuvo ocasión de
hablar, pero me escuchó como si quisiera oírme parlotear sobre patos y el
bloqueo del escritor.

No estaba nerviosa. No. Sólo quería tenerla allí el mayor tiempo posible
para poder armarme de valor y preguntarle qué había pasado la noche anterior.

—Me he tomado la libertad de traerte algo para ponerte de tu habitación.


—Parecía casi avergonzada—. Puedes… puedes usar mi baño si quieres. —
¿Tímida?

—Gracias. —Se levantó para irse—. Erm… ¿Kate? —Se volvió y me


miró—. ¿Puedo hablar contigo después de ducharme? —Su cara mostraba
confusión—. ¿Sobre anoche? —La confusión desapareció y vi visiblemente que
una pantalla se levantaba delante de ella, bloqueando sus emociones—. No
recuerdo haber llegado aquí. Yo… necesito respuestas. —Mi voz pareció perder
fuerza al final, dejando las palabras flotando en el aire.

—Claro. —Una sonrisa—. Voy a por café. —Se dio la vuelta y salió de la 25
habitación, dejándome mirando la puerta cerrada.



Estaba bajo la ducha, con el agua cayendo sobre mi cuerpo en ondas


calientes, disfrutando de la sensación de unirme a la tierra de los vivos, cuando
oí abrirse la puerta del cuarto de baño. Una corriente de aire fresco me rozó las
piernas, donde se me puso la piel de gallina.

—¿Kate? —No hay respuesta—. Kate… ¿eres tú? —Seguía en silencio.

Abrí la puerta de la cabina y me asomé. La habitación estaba llena de


vapor y pude ver a alguien en un rincón jugueteando con algo cerca del lavabo.

»¿Puedo ayudarte? —Mi voz era fría. ¿Quién coño es? Mis ojos vieron un
montón de toallas blancas y suaves en el taburete cerca de la ducha. La
asistenta. Al darme cuenta, mi ritmo cardíaco disminuyó considerablemente.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Un suave sonido de raspado provenía del rincón donde estaba la asistenta


y volví la vista hacia ella, dispuesta a despedirla. Ya se había ido. Pero no la oí
marcharse... no la oí cerrar la puerta. No podía haberse ido tan deprisa, ya que
sólo me había girado para mirar las toallas.

Qué raro.

Me incliné hacia la ducha, la cerré y salí de la cabina. Cogí una de las


toallas grandes y empecé a secarme enérgicamente. El vapor del cuarto de baño
empezó a disiparse, lo que me permitió ver las cosas con más claridad.

Mis ojos se dirigieron al rincón donde la asistenta había estado haciendo


algo un par de minutos antes, y vi el espejo que colgaba sobre el lavabo cubierto
de condensación. Bueno, casi cubierto. Había algo escrito en el cristal.

Picada por la curiosidad, me acerqué, asegurando la toalla a mi alrededor


en el proceso.

Una palabra adornaba el cristal. Una palabra.

“Puta”.
26
Un grito salió de mi boca justo antes de entrar en contacto con la fría y
húmeda baldosa. Un dolor me recorrió la sien y sentí la señal del líquido que me
corría por la cara. Sabía que iba a desmayarme… algo que nunca había hecho
hasta la noche anterior.

Todo se volvió negro, pero aún era vagamente consciente de que la puerta
del baño se abría de golpe y alguien entraba corriendo para arrodillarse a mi
lado. Unas manos fuertes me agarraron por los hombros y me sentaron. Sentí
que me acurrucaban en unos brazos fuertes y capaces, y un aliento cálido en la
cara.

—¿Abbie? ¿Abbie? Vamos, cariño. —La preocupación era evidente en la


voz de Kate, que me mecía suavemente hacia delante y hacia atrás.

Y una vez más... todo se oscureció.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Me desperté con un dolor de cabeza cegador y dos pares de ojos


preocupados mirándome. Azules y grises. Los grises estaban ocultos por unas
pequeñas gafas de montura negra y me observaban atentamente.

—¿Señora Jameson? ¿Sabe dónde está? —La voz de un hombre se


dirigió hacia mí mientras miraba confusa a mi alrededor. Una mano fría se posó
en mi brazo y di un pequeño respingo, sobresaltada por el contacto—. ¿Le duele
algo?

Dios, sí. Sentía la cabeza como si hubiera sobrevivido a un accidente de


tráfico y el estómago a punto de rebelarse.

—La cabeza… —Levanté la mano y me acaricié tímidamente la sien,


estremeciéndome al notar la sangre coagulada y un dolor evidente.

—Ha tenido un accidente. Soy el doctor Robins. —Le miré—. Soy un


invitado. La señora Thomas me ha llamado para pedirme ayuda en cuanto la ha
encontrado.

Miré a mi anfitriona, cuyo rostro mostraba una mezcla de preocupación y


miedo.
27
—¿Cómo he llegado a la cama?

Se miraron y se transmitieron un mensaje silencioso.

—Los dos la llevamos en brazos después de comprobar que no había


problema en moverla. —Se acercó y me tocó la herida de la cabeza—.
Probablemente necesite un par de puntos. Menos mal que le ha salido un
moratón, porque le habría aconsejado que le hicieran un escáner.

Mi cara lo decía todo.

»No pasa nada, —me tranquilizó—, siempre y cuando alguien la vigile


durante las próximas veinticuatro horas para detectar cualquier signo de
conmoción cerebral... —La última parte iba dirigida a mi anfitriona, que en ese
momento asintió enérgicamente—. ¿Podría traernos agua caliente, paños
limpios y algo de beber?

Kate volvió a asentir. Empezaba a creer que había perdido el habla hasta
que se volvió en la puerta y me miró directamente a los ojos.

—Lo siento mucho. —Y se marchó.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

¿Sentir qué?

El doctor Robins empezó a rebuscar en su bolsa en busca de su kit de


sutura y toallitas antisépticas, y aproveché ese momento para reflexionar sobre
lo que había ocurrido en realidad.

¿Qué había ocurrido realmente?

Mi estómago comenzó otro baile al recordar la figura y el mensaje en el


espejo. ¿Estaba perdiendo la cordura? ¿Me estaba volviendo loca? ¿O estaba
pasando algo que no podía racionalizar?

¿Alguien me estaba jodiendo? Y si era así, ¿por qué?

La puerta de la habitación se abrió y Kate volvió a entrar con un cuenco


de agua humeante y un paquete de paños blancos limpios.

»El té está en camino. —Me miró con una tímida sonrisa en los labios. Le
devolví la sonrisa y se relajó visiblemente.

Treinta minutos más tarde estaba limpia y cosida, descansando sobre


almohadas esponjadas y tomando una taza de té caliente. El médico se había 28
marchado después de cumplir con su deber, dejando una receta de analgésicos
y pastillas para dormir. Me dijo que no tomara somníferos esta noche, hasta que
estuviera seguro de que no tenía una conmoción cerebral, y me dejó un par de
analgésicos para empezar.

La tensión en la habitación aumentaba poco a poco y me sentía incómoda


con el inquieto movimiento de Kate, sentada en la silla junto a la cama.

Por fin.

»Me he tomado la libertad de trasladar tus cosas a la habitación contigua


para el futuro imprevisible. —Tosió—. La habitación es parte de mi apartamento,
pero he pensado... —La miré, con una pregunta en los ojos—. He pensado que
sería mejor ya que… mientras… erm… mientras te recuperas.

La miré fijamente y sentí que el tiempo pasaba. Al final bajé los ojos y
asentí.

—Buena idea. —Un suspiro salió de lo más profundo de mí—. De todos


modos, no me apetecía volver a esa habitación.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—Bueno, entonces ya está arreglado. —Una sonrisa torcida se dibujó en


su cara.

Es increíble cómo una sonrisa puede cambiar el aspecto de una persona.


Cada vez que había visto a mi anfitriona, parecía malhumorada y retraída, su
persona ahogada por una sábana de negrura que la sofocaba.

Bostecé ampliamente.

»Bueno… será mejor que te deje descansar. Estaré en el salón por esa
puerta. —Señaló hacia el fondo de la habitación—. Si necesitas algo, grita.

Cuando se marchó, me volví a tumbar en la cama y me quedé mirando el


techo, con la cabeza llena de pensamientos. Los analgésicos empezaban a
hacer efecto y sentí que el sueño se apoderaba de mí. Otro bostezo y me dejé
llevar por el sueño.

29
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo cinco

Estaba en un gran salón. Sonaba música. Sonaba distorsionada y etérea.


Las parejas se deslizaban por el amplio suelo vestidas de etiqueta. Creo que era
algún tipo de vals. Me sentía confusa.

Todas sus caras estaban dirigidas a mí. Rostros distorsionados… miradas


lascivas. Me pareció percibir que se reían… no en el buen sentido, sino
maliciosamente.

El pánico me golpeó el pecho y quise escapar. No pertenecía a este lugar.

Una mano me agarró del brazo y tiró de mí. Me giré y vi un par de fríos
ojos azules clavados en los míos. El rostro era cruel y duro, enmarcado por un
cabello negro como la medianoche y surcado por un bigote perfectamente 30
recortado.

Unos dedos se clavaban en la parte superior de mi brazo y me sentí


atrapada en el agarre de aquel hombre. Me empujó, bruscamente, y sus ojos me
dirigieron a contemplar de nuevo la escena. Sabía que tenía que interpretar un
papel, un papel que no quería interpretar.

Mis ojos recorrieron la pista de baile. La música había cesado y el mar de


gente se separaba para permitir la entrada de una figura solitaria que se abría
paso por el centro.

La mujer era alta, elegante y hermosa. Llevaba el pelo negro recogido


sobre la cabeza, dejando al descubierto su esbelto cuello. Se me hizo la boca
agua por probarla y, curiosamente, no me sorprendió. Se dirigió hacia donde
estaba y mi corazón se aceleró de expectación.

Sus ojos azules no se apartaron de mi cara mientras se acercaba y pude


sentir los dedos del hombre clavándose más profundamente en mí.

Se detuvo frente a mí, mirándome a los ojos. El aire de la sala se llenó de


expectación, la multitud se hizo a un lado, las expresiones lascivas
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

desaparecieron, sustituidas por un espacio vacío, en blanco, donde deberían


haber estado sus rasgos faciales.

Me tendieron una mano delgada, firme y fuerte.

—Ven conmigo. —Fue una súplica que me desgarró las entrañas y me


encendió el alma.

Un aliento caliente se posó en mi nuca y otra mano me rodeó y agarró la


parte superior de mi brazo libre en señal de advertencia. Los ojos de la mujer
suplicaban a los míos.

»Ven conmigo —susurró, con evidente desesperación.

Se oyó un gruñido en mi oído.

—Putas. —Sentí que la saliva me golpeaba la nuca y supe lo que tenía


que hacer. Era lo único que podía hacer.

—No puedo. —Sus ojos se empañaron mientras las lágrimas


amenazaban con desbordarse y dejar al descubierto su dolor. Sentí que se me
partía el corazón. 31
—¡Por favor! —Fue tan silencioso, casi un susurro.

—No puedo. Debes entenderlo.

—Demasiado bien. —Su voz se entrecortó; una lágrima solitaria se


escapó y corrió por su mejilla. Luego se dio la vuelta y huyó, abriéndose paso
entre la multitud que se burlaba y reía. El dolor de mi pecho estalló y sangró
como una herida abierta.

—Espera, no me dejes. —Intenté alejarme, pero el hombre me sujetaba


con fuerza.

—No me dejarás. Aunque seas una abominación, sigues siendo mi


esposa. —Los dedos se clavaron en mis brazos y sentí que la piel se me
desgarraba.

—¡No! —grité una y otra vez tratando de apartarme de él, presa del
pánico.

—Sssshhh. —Unos brazos fuertes me abrazaron mientras sollozaba, con


las lágrimas quemándome la cara y los ojos—. No pasa nada. Te tengo.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Levanté la cabeza y me encontré con unos preciosos ojos azules que


irradiaban preocupación.

—Has vuelto. —Sollocé.

La confusión se apoderó de su bello rostro, que rápidamente volvió a


quedar oculto por la preocupación.

—Estabas soñando, —me tranquilizó.

Me dejé caer en su abrazo y empecé a llorar de nuevo hasta que mi


respiración se volvió errática y me hizo hipar y lloriquear.

Pasó una eternidad antes de que me calmara lo suficiente como para


soltarla, y enseguida eché de menos su calidez y su consuelo.

»Voy a pedir un poco de leche caliente y vuelvo. —Se levantó y se dirigió


a la puerta—. Fue sólo un mal sueño, Abbie, probablemente una secuela de tu
caída. —Asentí, tratando de aplacarla a ella y a mí misma.

Había un pequeño problema en su conclusión. Tenía moretones en


ambos brazos. Moretones en forma de yemas de dedos. 32
¿Cómo se explica eso?



Fiel a su palabra, mi anfitriona volvió en cinco minutos, y diez minutos


después estaba tomando leche caliente mientras ella alisaba las sábanas de la
cama.

—Siento haberte despertado —murmuré. Sus manos dejaron de acariciar


el edredón—. Mi sueño… parecía tan real que...

—No te preocupes. —Sonrió de oreja a oreja y sus ojos se unieron a la


sonrisa—. No estaba durmiendo. Estaba leyendo algo de ficción basura. —Otra
sonrisa.

Le devolví la sonrisa.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—Espero que no sea mía. —Se le escapó una suave carcajada y sentí
que me envolvía una sensación de calma.

La habitación se quedó en silencio y las dos sentimos que el ambiente


cambiaba. Kate se sentó en la silla junto a la cama y empezó a juguetear con el
dobladillo de la blusa.

—¿Te gustaría hablar de ello? —la pregunta me sorprendió, aunque no


tenía por qué sorprenderme.

—Erm… bueno... parece ridículo ahora que estás aquí y la habitación está
iluminada y... —Me fui a la deriva, sintiéndome tonta de repente.

—A veces es mejor sacar las cosas a la luz. Así no te vuelven a morder


en el culo. —Me reí sintiéndome ya más relajada—. Pero antes tengo que
revisarte los ojos. —La miré, sobresaltada por un momento—. Para comprobar
si tienes alguna anomalía en las pupilas, ya sabes, ¿conmoción cerebral?

Asentí con la cabeza y me senté más recta en la cama. Lentamente, se


levantó de la silla y se acercó a la cama. Sacó una pequeña linterna del bolsillo.
Volví a mirarla sorprendida.
33
»Un regalo del médico, —sonrió y me pasó la mano por debajo de la
barbilla para inclinarme la cabeza hacia atrás.

Sentí una sacudida que me recorrió y se separó en pequeñas sacudidas


que recorrieron cada centímetro de mi cuerpo. Me aparté bruscamente de su
contacto sólo para notar la expresión de decepción y dolor en su rostro.

—Lo siento... aún me duele la cabeza. —Asintió con la cabeza,


aparentemente satisfecha con mi tapadera.

¿Qué demonios era eso? No podía racionalizar la sensación que me había


invadido. La electricidad que fluía de ella cuando nos tocábamos… Parecía
despertar algo dormido en mi interior: sacudirlo desde lo más profundo.

Kate se afanó en mirarme a los ojos con su nuevo juguete, comprobando


si había algo raro, y volvió a posar la mano firmemente en la parte inferior de mi
mandíbula. Me senté allí como un cachorro bien adiestrado y, como un cachorro,
tuve el impulso de saltar, cubrir a mi amo de lametones y luego perseguirme el
rabo durante el resto de la tarde.

¿Raro?
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Desde luego.

Después de pasar la inspección y de que mis pupilas dieran el visto bueno,


llegó el momento de contarle a mi anfitriona lo que había ocurrido para que
gritara en sueños.

Di una palmada en la cama para invitarla y se sentó a mi lado, girándose


ligeramente para mirarme. Le conté lo del baile y el hombre extraño, y finalmente
lo de la entrada de la mujer alta. En ese momento se le cerró la cara y volví a
sentirme decepcionada.

Cuando llegué a la parte en que la mujer me pedía que la acompañara y


me negaba, Kate se puso rígida y apartó la mirada.

»Kate, ¿qué te pasa? —Alargué la mano y la agarré del brazo para hacerla
retroceder. Al principio pareció insistir en que la pared era mejor compañía, pero
al final pálidos ojos azules volvieron a encontrarse con los míos—. ¿Te he
ofendido de alguna manera? —Estaba confusa y mis ojos se lo dijeron.

—No... no es nada... simplemente... nada.

—Debe ser algo si reaccionas así. Dímelo.


34
—No puedo. Todavía no. —Sus ojos, tan familiares, me suplicaron que no
insistiera, así que respiré hondo y bajé la mirada, liberándola de una confesión.
¿De dónde había salido esa palabra? ¿Confesión? Una inusual elección de
palabra para aparecer en la cabeza de alguien—. Te lo prometo, Abbie. Te lo
diré pronto.

Asentí en señal de comprensión. Estaba dispuesta a esperar, sobre todo


porque no quería poner a Kate en un aprieto y, además, una parte de mí no
quería saberlo.

Respiré hondo y llegué a la conclusión de que debía decirle que sabía que
algo iba mal.

—Pensaba que era sólo un sueño, pero las manos del hombre eran tan
fuertes y se clavaban en mis brazos... —Me incorporé y me subí la parte superior
del pijama para mostrar los moratones que tenía en los brazos.

Un grito ahogado salió de su boca y me agarró los antebrazos, acercando


los apéndices a su cara.

—¡Oh, Abbie! —Un grito ahogado salió de su garganta.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—Estoy bien. Seguramente me lo he hecho yo. —Me encogí de hombros,


creyendo a medias mi propia teoría. Bueno, era mejor que considerar la otra
opción. Me froté la carne y volví a cubrirme los brazos con el material afelpado.
Aún parecía angustiada—. No te preocupes. Me salen moratones con mucha
facilidad. —Le sonreí, tratando de consolar a la mujer sentada a mi lado.

Le puse la mano en el antebrazo para asegurarle que estaba bien. Sentía


la piel fría al tacto.

»Te estás congelando. ¿Por qué no te metes debajo de las sábanas? Hay
sitio más que suficiente.

Unos ojos azules me estudiaron atentamente antes de que, con un rápido


movimiento de cabeza y arrastrando los pies, se colocara a mi lado. Noté que
intentaba reprimir un bostezo.

»Será mejor que durmamos un poco o no serviremos para nada —dije.

Asintió y cerró los ojos.

Me quedé tumbada estudiando el enigma que era Kate Thomas. Era una
mezcla. Por un lado, era fuerte y segura de sí misma, pero por otro... era tan
35
vulnerable, con un aire de tristeza que la envolvía. Me preguntaba cuál sería su
historia.

Se me pusieron los ojos pesados y me dormí sin sueños. Creo que fue la
noche que mejor dormí en años.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo seis

A la mañana siguiente me encontraba acurrucada al lado de mi anfitriona,


con la cabeza firmemente plantada bajo su axila. Por encima de mí se oían
pequeños ronquidos, reprimí una sonrisa e intenté escabullirme. Una mano firme
me agarró y me acercó hasta casi enterrarme la cabeza. Era tan cálido y seguro
que hice lo único que una chica debería hacer en esa posición.

Volví a dormirme.

No sé cuánto tiempo dormí, pero cuando me desperté ella ya no estaba.


Extrañamente me sentí más sola en ese momento que nunca en mi vida.

Me giré y me quedé mirando al techo.


36
¿Qué estaba pasando? Estaba estresada, es cierto, y sabía que tenía
demasiadas cosas entre manos con el divorcio y mi bloqueo como escritora, pero
eso no explicaba ni la mitad de lo que me estaba pasando.

La mente es una cosa curiosa y puede hacer que tus sentidos se disparen
cuando quiere, ¿pero esto? Mi mano había empezado a acariciarme los
moratones de la cara interna del brazo. ¿Cómo había sucedido? ¿De verdad me
lo había hecho yo?

Bueno, existían los estigmas. Eso era la mente sobre la materia, ¿cuál era
la diferencia?

Pero, ¿por qué pensar en las cosas que había estado pensando? ¿Por
qué no imaginar algo de lo que sabía algo? ¿Por qué el misterio?

El incidente con el ordenador: bloqueo del escritor, sin duda.

La persona en el baño, probablemente la criada.

¿Pero la escritura?

Podría haber estado ahí antes de ducharme y la condensación le dio vida.


Solucionado.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

El sueño. Había montones de retratos por toda la casa, así que quizá me
quedé profundamente dormida y confundí la realidad con la fantasía. Y los
moratones podrían deberse a que me apretaba con fuerza cuando estaba
nerviosa. Una vez más, solucionado.

La mujer tirándose del tejado y sin rastro del cuerpo. ¿Cómo explicar eso?

Me ahorré la molestia gracias a un discreto golpe en la puerta. Me aparté


el pelo rebelde de los ojos y grité a la persona que estaba al otro lado que entrara.
La esperanza se esfumó cuando vi entrar a la camarera con una bandeja llena
de tostadas, mermelada y una tetera.

Mi estómago bostezó despierto y esponjé las almohadas preparándome


para recibir la comida.

—¿Eso es todo? —La chica parecía nerviosa, probablemente se había


enterado de lo ocurrido el día anterior, o quizá se preguntaba qué diablos hacía
yo en la habitación de la dueña.

—Sí, gracias. —Cogí la bandeja y devoré mi tardío desayuno. Tenía que


ponerme en marcha. No podía pasarme el día tumbada en la cama de Kate; tenía
que ponerme en marcha, organizar mi nuevo alojamiento.
37
¿Por qué demonios seguía queriendo quedarme en este lugar? No
recuerdo haberme sentido nunca tan perturbada y, a la vez, tan a gusto en un
mismo lugar. Mi vida se estaba convirtiendo rápidamente en una paradoja. Sabía
que algo no iba bien, mis alucinaciones y pesadillas lo confirmaban.

Entonces, ¿por qué quedarme?

Ante todo, necesitaba volver a escribir. No necesitaba el dinero:


necesitaba la satisfacción de saber que valía algo. Eso lo conseguía escribiendo.

Pero era más que eso.

Todo lo que había presenciado, dormida o despierta, me hizo querer


aguantar. Tenía que llegar al fondo del misterio que rondaba este lugar, y
rondaba el espacio detrás de los ojos de mi anfitriona.

Sus ojos.

Me hipnotizaban. No puedo negarlo. Era tan hermosa, pero parecía tan


perdida. Sentí que yo era una pista de su vida de alguna extraña manera.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Dime, ¿cómo podía dejarla aquí sola?

Tenía la extraña sensación de que podía ayudarla a recuperar algo que al


final había perdido.

Aunque sabía que probablemente perdería la cabeza en el proceso.

38
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo siete

El dormitorio anexo a su apartamento era magnífico. Las vistas de la casa


y los jardines me saludaban desde todos los ángulos y me sentí como en casa
al instante. Sería bueno para mi escritura; podía sentir la musa surgiendo de lo
más profundo de mi ser.

Después de desempaquetar todas mis cosas y dejar el portátil a un lado,


me desplomé en el sillón, exhausta.

Recorrí la habitación, satisfecha de mis esfuerzos, mientras sonreía


ampliamente por mi falta de resistencia. Escribir no era bueno para las caderas.
Me planteé bajar al gimnasio, un pasatiempo que había descuidado desde mi
llegada.
39
Mis ojos se posaron en la cama y divisé un pequeño objeto marrón sobre
el edredón. Entrecerré los ojos tratando de adivinar qué era, y finalmente decidí
no ser un culo de manteca y levantarme a comprobarlo.

Al acercarme, descubrí que era un libro. Agarré la tapa de cuero y me di


cuenta de que no tenía nada escrito. Fruncí un poco el ceño y lo abrí.

Una letra fluida se cruzó con mis ojos mientras miraba atónita el nombre
escrito en su interior. Katherine Thomas. ¿Mi anfitriona? La confusión se apoderó
de mis facciones. ¿Por qué iba a dejarme Kate su diario?

Intrigada, pasé la página. 1917. ¿1917? Pero...

Me tumbé en la cama y pasé a la página siguiente. Quizá era la forma que


tenía Kate de decirme lo que le costaba decir en voz alta. Tal vez en este diario
estuviera la clave.

Me acomodé en la cama y empecé a leer.

12 de mayo de 1917
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Mi hermano ha decidido por fin ir a la guerra. Ha intentado evitarlo durante


mucho tiempo. Los lugareños le han llamado cobarde a sus espaldas y a la cara.
Edward, mi hermano mayor, se alistó en cuanto se declaró la guerra. En cuanto
a William, bueno, las tres plumas blancas que recibió por correo la semana
pasada le enfadaron tanto que se desquitó con el pobre Billy, golpeándole hasta
que el pobre muchacho apenas podía tenerse en pie.

Hoy hace una semana que se marchó a Londres. Estoy muy contenta, y
que Dios me perdone, espero que no vuelva nunca.

Todo el personal tiene miedo de él y de sus puños voladores. Pero lo peor


son sus aventuras amorosas. Dos mujeres jóvenes se han ido en circunstancias
sospechosas, también siempre las más jóvenes.

Es una bestia, una lamentable excusa de hombre. Voy a disfrutar viviendo


aquí sin él; casi dirijo la casa tal como está desde que papá murió y Edward se
marchó.

Las páginas siguientes siguieron en la misma línea, la joven escribiendo


sobre su repentina libertad a pesar de que el país estaba en guerra y
40
supuestamente vivía con miedo.

Bostecé ampliamente y estiré las piernas. Necesitaba dar un paseo,


respirar aire fresco y hacer balance de la situación.

Pensé en preguntarle a Kate si podía utilizar a la mujer del diario como


base para mi nueva novela. Su carácter era tan fuerte que me llamaba a través
de las páginas y del tiempo.

Entonces caí en la cuenta.

Katherine Thomas. 1917. Los trajes de la época me rondaban por la


cabeza, los peinados.

Necesitaba estar segura.

Tiré el libro sobre la cama y salí corriendo hacia la recepción. Mis ojos
buscaron frenéticamente por las paredes hasta que se posaron en el retrato de
la pared.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Unos ojos azules pálidos me miraban fijamente, con el pelo negro


amontonado en lo alto de la cabeza y la esbelta garganta asomando por encima
de un cuello de encaje blanco. Tan hermosa: tan triste.

Mis ojos se desviaron hacia la placa de latón que acompañaba al retrato:


Katherine Thomas 1896 - 1919.

Pero no podía ser... ¿verdad?

Era inconfundible aquel rostro cincelado, aquella sonrisa pálida, la mirada


de desesperación en aquellos ojos hipnotizadores, unos ojos que habían
rondado mis sueños y mis momentos de vigilia desde mi llegada hacía casi tres
semanas.

Era ella.

Me tambaleé hacia delante y extendí la mano hacia el retrato, casi


creyendo que podía tocarla físicamente. El estómago se me revolvía de la
impresión; mis ojos se clavaron en su mirada.

No sé cuánto tiempo permanecí allí. No sé cuántas veces Jenny me


preguntó si estaba bien. Estaba paralizada.
41
—¿Señora Jameson? ¿Abbie? ¿Está todo bien? —El toque de su mano
me despertó y empecé a darme la vuelta. Fue entonces cuando lo vi.

En el retrato podía distinguirse que, en su mano derecha, casi oculto,


estaba el pequeño diario de cuero marrón que acababa de leer. Volví a mirarla
a los ojos, suplicando una señal.

No sé si fue mi imaginación, pero oí una voz, baja, suave, sensual, que


me susurraba al oído; el aliento me hacía cosquillas en el fino vello del cuello.

—Vivian. —Sólo una palabra, pero fue suficiente.

Me di la vuelta bruscamente, empujé a Jenny y corrí a mi habitación.

Tenía que averiguar por qué me sentía atraída por aquella mujer, por qué
sentía una necesidad imperiosa de averiguar qué papel desempeñaba yo en todo
aquello y, lo que era más importante, por qué sentía una atracción hacia mi
anfitriona.

Tirando la puerta hacia atrás, me dirigí hacia la cama. Estaba vacía.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Ha debido de caerse al suelo, así que eché las mantas hacia atrás y miré
a mi alrededor. No había nada.

Busqué en la habitación durante casi treinta minutos hasta que me


desplomé, derrotada, en el sillón al lado de la cama.

El diario había desaparecido sin dejar rastro. Kate debía de haberlo


retirado por alguna razón desconocida.

¿Por qué me daría el libro para volver a llevárselo un par de horas


después? ¿Qué sentido tenía?

Mientras reflexionaba sobre la idiosincrasia de mi anfitriona, oí un golpe


seco en la puerta que acabó por romper mi ensueño.

—Sí.

La puerta se abrió lentamente y una preocupada Jenny asomó la cabeza.

—Siento interrumpir, señora Jameson, pero tengo un mensaje.

Parpadeé sorprendida. 42
—La señora Thomas me ha pedido que avise a todos los invitados. Va a
dar una cena esta noche y quiere que asistan todos. —Puse los ojos en blanco
al ver a la mujer tan nerviosa—. Siento avisar con tan poca antelación, pero no
me lo ha dicho hasta que se marchado esta mañana.

—¿No está aquí?

—No... se ha marchado sobre las seis y media de la mañana a una


reunión en Londres. Va a volver antes de las siete.

Mi cara debió de decirlo todo.

»Siempre puede fingir dolor de cabeza, sobre todo después de...

La interrumpí:

—No, está bien... ¿a qué hora?

Jenny me contó todos los detalles, pero siento decir que no le presté
mucha atención. Mi mente estaba decididamente en otra parte, sobre todo
pensando en cómo pudo tener tiempo de poner el diario en mi habitación. En
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

retrospectiva, estaba casi segura de que el diario no estaba sobre la cama


cuando entré por primera vez en mis aposentos.

En segundo lugar. ¿Quién se lo llevó?

Alguien, o algo, me estaba jodiendo.

Y no me gusta que me jodan.

Una parte de mí quería creer que Kate fuera inocente en esto... pero
¿quién si no tendría la motivación o la inclinación de darme retazos de pistas y
luego dejar de hacerlo?

Cada vez estaba más confusa. ¿Por qué yo? ¿Y qué ganaban ellos?



A través de la bruma que se arremolinaba en mi mente, recordé que Jenny 43


había mencionado que la “Cena de gala” era formal. Busqué en mi armario algo
apropiado y di con un vestido negro largo muy sencillo. No recordaba haberlo
metido en la maleta; de hecho, no recordaba haberlo comprado nunca.

Confundida, lo saqué de la percha y miré en su interior. Era mi talla. Lo


estreché contra mí. El largo correcto.

Debía de ser mío.

Mientras me vestía, mi mente se consumía por el diario, o agenda, o lo


que fuera. ¿Dónde había ido? Alguien había estado en mi habitación y se lo
había llevado mientras estaba abajo mirando la galería de propietarios
anteriores.

Y no había sido Kate.

Me pasé el vestido con cuidado por la cabeza para no estropearme media


hora de trabajo en el pelo. La tela se me pegó al cuerpo como una segunda piel,
y la fresca sedosidad tentó mi carne como una promesa. Me miré al espejo y me
sorprendí a mí misma con el resultado.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Me veía renovada, lo que no era habitual teniendo en cuenta los últimos


acontecimientos.

Después de pintarme los labios y ponerme un poco de máscara de


pestañas, estaba lista para mi debut. Las mariposas se disputaban la atención
de mi estómago. Rara vez sufría de nerviosismo, especialmente en mi profesión.
Entonces, ¿por qué ahora?

Me incliné hacia el espejo buscando manchas. Me pasé el meñique por


los labios para difuminar aún más el pintalabios, creando un suave tono rosado,
y luego saqué la punta de la lengua para deslizarla y dejar que apareciera un
brillo. Subí ambas manos para ajustar la caída del vestido, empujando los pechos
hacia su sitio y estirando la tela. El toque final llegó cuando me acaricié los
costados y las caderas.

Me puse los zapatos, me eché un chorrito de perfume y ya estaba lista.

Me sentía bien. Me sentía... sexy. Sí… sexy. No sé por qué. Creo que
nunca antes me había sentido sexy, ni me había vestido con tanto cuidado.
Definitivamente no para Pete, eso era seguro. En mi cabeza quería estar guapa,
pero no sabía por qué ni para quién. 44
Encogiéndome de hombros, cogí el bolso y me dirigí al comedor.

La expectación se apoderó de mis entrañas. Esperaba que pasara algo y,


de un modo extraño, lo estaba deseando.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo ocho

Después de estar en el bar tomando cócteles durante cuarenta minutos,


nos permitieron entrar en el comedor. Había pasado el tiempo observando, o
debería decir espiando, a mi anfitriona entablar conversación con algunos de los
otros comensales, dando órdenes intermitentes al personal de servicio.

De vez en cuando nuestras miradas se cruzaban y se sostenían. Me sentí


cautivada por aquella mujer. Sus ojos azules parecían clavarse en los míos,
inutilizándome. La decepción se apoderó de mí cuando no intentó establecer
contacto. Tuve que contentarme con mirar.

Estaba impresionante. Metro ochenta de energía sexual liberada al


público. Su vestido negro mostraba cada curva y ángulo de su alto y tonificado
cuerpo, y caí rendida a sus pies con abandono. Como todos los demás en la 45
sala. El pelo negro apartado la cara, dejando unos rizos que besaban sus
mejillas. Sus facciones estaban animadas mientras entablaba conversación con
sus invitados.

Les sonreía tratando de tranquilizarlos, pero la sonrisa nunca llegaba a


sus ojos. Podía sentir que había algo detrás de aquellos orbes azules que
hablaba de tragedia.

Sentí que la miraba cada vez más, que me embelesaba su presencia. Un


aura la rodeaba, algo olvidado, negado. Un par de veces noté que me miraba,
que sus ojos azules se deslizaban por mi cuerpo, que sus ojos contenían algo
inconfundible, pero inidentificable.

Agradecí el timbre que anunciaba que la cena estaba servida. Mientras


me movía, sentía un cosquilleo de deseo entre las piernas. Eso sí que era
inusual. Cuatro años con Peter me habían visto utilizar todos los trucos del libro
para evitar tener sexo con él. No lo disfrutaba. Nunca sentí la necesidad de yacer
retorciéndome debajo de él, gimiendo lo hombre que era cuando me follaba.

Eso era todo lo que era. Un polvo.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

De acuerdo, lo había intentado al principio. Juegos preliminares y todo


eso... pero... nada.

Sabía que no era él, porque no había sido el primero. En realidad, había
habido unos cuantos, y todos habían terminado igual. Ellos querían más de lo
que podía darles... yo quería más de lo que ellos podían ser. Esa era la historia
de mi vida: un sube y baja desigual. Sabía, pero no sabía, lo que quería.

Lo único que sabía con certeza era que no los quería a ellos.

Así que... sí. Sentirme sexualmente excitada era un concepto nuevo para
mí, la humedad era un cambio refrescante a la apatía.

El problema era... ¿por qué me sentía excitada ahora? ¿Mirar a una mujer
y excitarme sexualmente? Y, lo que es más importante, ¿qué podía hacer al
respecto?


46
La habitación estaba elegantemente decorada. ¿Qué más me esperaba?
¿McDonalds?

Una larga mesa adornaba la sala, actuando como pieza central de las
paredes oscuras que dejaban bailar las sombras ayudadas por la luz de las
velas.

Cuando me indicaron el asiento junto a mi anfitriona, me sentí un poco


mareada, y tragar un par de grandes bocanadas de aire tampoco ayudó mucho.

Me senté, asegurándome de que no me quedaba atrapado el vestido


debajo, como la torpe que suelo ser. Al final, todo el mundo se sentó y los platos
empezaron a fluir. Esperaba que la anfitriona pronunciara algún discurso, pero
nada. Sentado frente a mí estaba el doctor Robins, que pasó la mayor parte del
tiempo susurrando al oído de Kate. Cada vez que se inclinaba hacia ella y
susurraba, una extraña sensación retumbaba en mi estómago. No sabía a qué
se debía esa sensación, ya que nunca la había experimentado.

Estaba sentada al lado de una mujer muy atractiva que estaba en el retiro
para “poner mi vida en orden”, significara eso lo que significara. Tuve que
escuchar toda la historia de su vida, asintiendo con la cabeza en todos los
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

lugares adecuados y esbozando mi sonrisa de portada de libro. Mi próximo libro


podría haber sido la historia de su vida; sinceramente, podría hablar por
Inglaterra, Irlanda, Escocia y Gales. Todo el tiempo, miraba disimuladamente a
la reservada pareja y la sensación en mi estómago era cada vez más fuerte. En
un momento dado, Kate echó la cabeza hacia atrás y se echó a reír, y fulminé
con la mirada al doctor Robins, que se sonreía con su servilleta.

Lo siguiente que supe fue que había apartado la silla de la mesa para
mirar a Melanie Davies, una abogada londinense de veintisiete años. Acababa
de empezar a desanimarse con mis estoicas respuestas y tomó este movimiento
como una señal de interés. No sabía qué interés tenía en ese momento.
Sinceramente, pensaba que el Joe del que hablaba, el Joe que la había dejado
por otra mujer, el Joe que se había estado tirando a todo lo que llevaba falda,
era un hombre. Pero, de hecho, Joe, o Jo, era el diminutivo de Josephine. Habían
estado juntas desde que estaban en la universidad y ella pensaba que había sido
de verdad. Lástima que su otra mitad no.

Así habría evitado que se me insinuara en la mesa del comedor, en una


habitación llena de gente.

Sonreí cuando me di cuenta. No era en absoluto homófoba, no soportaba 47


a la gente estrecha de miras. Vive y deja vivir, ese es mi lema.

Durante el postre, volví a sorprenderme. Unos dedos delgados se posaron


en mi rodilla, descansaron unos segundos antes de empezar a acariciarla
suavemente en pequeños círculos. Mis ojos se abrieron de par en par y contuve
la respiración. Melanie no dijo nada. La miré de reojo. Charlaba alegremente con
un hombre de mediana edad sentado a su derecha, mientras su mano se
deslizaba por la superficie de mi vestido.

Qué extraño. No me repugnaba. No era gay, pero... el contacto no me


molestaba. Una mujer a la que apenas (bueno, digo apenas) conocía se me
insinuaba delante de todo el mundo y no reaccioné como pensaba que lo haría.
Ya sabes... saltando a mis pies, abofeteándole la cara, gritándole. En realidad,
por extraño que parezca, me sentí excitada.

Eché un vistazo a Kate, que para entonces me observaba atentamente,


mirando de mí a Melanie con cara de confusión. Miré hacia mi regazo y luego
hacia ella. No podía ver la mano de Melanie desde allí, estaba segura.

Los dedos empezaron a subir lentamente por mi muslo y sentí que la


humedad entre mis piernas empezaba a acumularse. Giré la cabeza y me quedé
mirando a Kate, clavada en su mirada, sus ojos atravesándome. El fuego
empezaba a descontrolarse. Mi respiración se estaba volviendo más errática.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Cortos y sostenidos jadeos quedaban enmascarados por la charla inane que


flotaba en la habitación. La miraba fijamente; ella me miraba fijamente; la mano
de Melanie se acercaba cada vez más a su deseo... y al mío a estas alturas.
Apretaba la parte inferior de mi cuerpo contra la silla con la esperanza de obtener
algún estímulo. Los ojos de Kate me miraban fijamente, como interrogantes, con
el iris oscurecido a la luz de las velas. Una lengua rosada salió de su boca y
recorrió sus labios. Estaba embelesada y excitadísima, aunque no entendía por
qué. Debería sentir repulsión... náuseas... y, por el amor de Dios, ¿por qué
estaba paralizada ante los ojos de Kate?

La mano de Melanie se posó entre mis muslos y apretó con más fuerza
mi montículo. Involuntariamente, me estremecí al contacto y mis ojos se agitaron
durante una fracción de segundo. El doctor Robins decidió que era hora de llamar
la atención de Kate y rompió nuestro contacto visual. Como ocurre con todos los
hechizos, cuando se rompe el encantamiento, la realidad se impone de nuevo y
me levanté de un salto de mi asiento; la mano de Melanie chocó contra la mesa
cuando abandono la seguridad de mi entrepierna. Sentí que la vergüenza me
cubría... Nunca había pensado en otra mujer de esa manera... bueno... antes de
conocer a Kate Thomas.

Sorprendentemente, sólo unas pocas cabezas se volvieron hacia mí, 48


siendo las de Kate y la del doctor Robins las dos principales.

—¿Va todo bien? —En voz baja… tranquilizadora. Kate me miró con
preocupación.

Culpable, miré a Melanie, que en aquel momento se estaba curando la


mano subrepticiamente bajo el camuflaje de la mesa del comedor, con los ojos
bajos.

—Sí… Bien… Pensaba que me había manchado el vestido de crema.


¿Me disculpas, por favor? —Y salí corriendo hacia el baño, sin atreverme a mirar
atrás por si veía asco en su cara.

Dentro del baño, me quedé de pie frente al espejo mirando mi propio


reflejo, con el corazón latiéndome en el pecho, no sabía si de miedo o de
excitación. La puerta detrás de mí crujió y pude ver el reflejo de Melanie detrás
de mí. Tan cerca que podía oler su fragancia... bastante estimulante. Me rodeó
la cintura con los brazos y me incliné hacia ella, sintiendo el roce de sus pechos
en la piel de mi espalda. Cerré los ojos cuando sus labios rozaron mi garganta,
recorriendo la carne sensibilizada y dejándome sin aliento. La sensación de asco
que acababa de experimentar se evaporó en el aire y me fundí con su tacto.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Empezó a mordisquearme el cuello, sus manos me rozaron el vientre y


subieron lentamente hasta acariciarme los pechos. Se me escapó un gemido y
me abrazó. Me sentía diferente. No era yo quien lo hacía, ¿verdad? Nunca había
hecho algo así. Nunca me había sentido tan cargada de energía… de vida… de
deseo.

Mi mano se deslizó por los contornos de su cintura, apreciando lentamente


sus pechos, mis ojos observando mi ascenso con interés infantil. Era tan suave,
tan apetitosa. Me lamí los labios con anticipación mientras mis dedos se
enredaban en su pelo castaño hasta los hombros y ladeaba la cabeza hacia su
boca, inclinándome hacia delante... nuestras respiraciones aceleradas se
entremezclaban.

Unos labios de terciopelo envolvieron mi boca, y me aparté un segundo


para lamerme los labios, saboreando su carmín. Era todo tan nuevo. Nunca
había probado el carmín de la boca de otra mujer, y sabía de maravilla. Sin
pensarlo, apreté mi boca contra la suya, su mano derecha me acarició el trasero
y me atrajo hacia sí, su mano izquierda me apretó el pecho, un muslo fuerte me
separó las piernas. Nuestras bocas hambrientas se desgarraban, nuestros
gemidos se entremezclaban, nuestras lenguas luchaban por el dominio. Sentía
cómo me empujaba hacia atrás hasta que el frío azulejo chocó con mi piel. Mis 49
caderas chocaban contra ella con renovada fuerza. Joder, qué cachonda estaba.
Quería que me cogiera, que me follara, que me probara. Quería que me tirara al
suelo y enterrara la cabeza entre mis piernas. Necesitaba sentir mis piernas
alrededor de ella, sentirme empujando dentro de ella, ella empujando dentro de
mí.

Me había bajado la mano por mi parte superior y tenía entre los dedos un
pezón muy excitado; con la otra mano me subía el vestido y sus uñas romas me
arañaban las bragas.

—¡Dios, sí! Sí —jadeó en mi boca. Unos dedos expertos se introdujeron


en mi ropa interior y hurgaron en la humedad que allí se acumulaba, mientras mi
protuberancia hipersensibilizada pedía a gritos que la tocara. Empujé mis
caderas hacia ella, repetidamente, y su muslo se puso rígido. Sentía cómo el
orgasmo se apoderaba de mí. Nunca me había sentido así. Para mí, el clímax
era algo muy raro, a no ser, claro, que me lo hiciera yo misma, e incluso entonces
no era algo seguro.

Me di cuenta una vez más. ¿Qué estaba haciendo? No era gay. Y, desde
luego, no era el tipo de chica que se excitaba en el baño, por muy bonitas que
fueran. El momento había pasado. El encanto se había roto.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—¡Para! Por favor. —Empujé a Melanie, sus ojos se abrieron de golpe y


su mano abandonó su lugar entre mis piernas.

—¿Qué pasa? —La confusión tiñó su hermoso rostro.

—No puedo. No soy yo.

—Bueno… ¿quién eres entonces? —Su voz era fría, sus ojos
entrecerrados, su respiración entrecortada.

—Estoy casada. —¿Una confesión? ¿Un arrepentimiento? ¿Quién


sabe?— Estoy casada —repetí, esta vez en voz baja. Bajé la cabeza
avergonzada, alisándome el vestido.

—¿Estás casada? —Su voz sonó incrédula.

—¿Casada? —Una voz más fría sonó desde la puerta y mis ojos se
desviaron en esa dirección. Kate. Apoyada en el marco como si le hubieran
quitado el viento de las velas, con los ojos apagados y sin vida otra vez—. Nunca
me has dicho que estabas casada.

Se dio la vuelta bruscamente y se marchó, dejando la puerta tras de sí. El 50


golpe dio a entender que era definitivo.

Mierda. ¿Qué hago ahora? ¿Y por qué me sentía tan culpable?


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo nueve

Después de dar muchas explicaciones a una Melanie muy suspicaz y


luego comprensiva, ambas regresamos al comedor. Pero por muchas
explicaciones que le diera, no podría explicarle por qué había actuado como lo
había hecho... por qué, después de tantos años, estaba sintiendo impulsos que
nunca antes había experimentado.

Al llegar, nos dijeron que todo el mundo se había trasladado al salón para
tomar una copa y conversar.

El salón era magnífico. Cómodas sillas y sofás aguardaban en el interior


de la oscura estancia, que destilaba ambiente. Un fuego crepitante era la
principal fuente de luz, y muchas personas habían acercado sus sillas y
charlaban amablemente. Digo muchas, pero en realidad sólo había unas diez 51
personas en total.

Había una silla vacía junto a nuestra anfitriona y otra a cierta distancia
frente a ella. Opté por esta última, a sabiendas de que me habría resultado difícil
sentarme a su lado después del incidente en el baño, sabe Dios por qué. Y por
qué me iba a molestar en contarle mi estado civil, no es algo que surja en una
conversación, ¿o sí?

Melanie me fulminó con la mirada cuando reclamé mi asiento y se dirigió


a Kate, que parecía muy enfadada. Vi que la pobre chica sonreía débilmente a
nuestra anfitriona de rostro adusto, solo para encontrarse con unos fríos ojos
azules. Melanie me miró y se encogió de hombros antes de sentarse.

—Así que eres Abbie Jameson, ¿eh? —Me giré y me encontré con un
rostro amable, arrugado y comprensivo. Por alguna razón, me entraron ganas de
llorar. La anciana extendió la mano en señal de aprecio—. Enid Jones.

—Encantada de conocerla, Enid. —La sonrisa que adornaba mi rostro era


realmente genuina. Me di cuenta de que esta mujer era perspicaz e inteligente,
y me sentí cómoda de inmediato. Era un alivio charlar agradablemente con
alguien, sin toda la intensa angustia. La conversación pasó de un tema a otro
con una facilidad sin límites, y caí completamente bajo su hechizo. La mayoría
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

de los jóvenes de hoy consideran a los ancianos una carga. Yo no. En su rostro
podía ver una fuerza que contradecía su edad y su fragilidad.

Mientras charlaba con Enid, mis ojos no dejaban de mirar a mi anfitriona,


que parecía cada vez más enfadada.

—Así que escribes historias de miedo, ¿verdad? Es una carrera


interesante.

Volví a centrar mi atención en Enid y le conté mi vida hasta la fecha. Sus


ojos se empañaron cuando le dije que me iba a divorciar, y lo tomé como una
señal de que no estaba de acuerdo con la disolución de la ceremonia sagrada.
Sentí que se me caía la cara de vergüenza, porque por alguna razón inexplicable
no quería decepcionar a esta mujer.

»Ojalá hubiera sido tan fácil en mis tiempos. Mi marido era un cabrón. —
Mis ojos se abrieron de golpe ante su confesión y se rio, dándome un golpecito
en la rodilla—. Te ha sorprendido, ¿eh? —Asentí con la cabeza—. Estuve
casada cuarenta y cuatro años y el día más feliz de mi vida fue cuando murió el
año pasado. Esa es la razón principal por la que he venido... para recuperar un
merecido descanso. —Me quedé con la boca abierta y estaba a punto de 52
responder cuando un movimiento me llamó la atención desde enfrente. Me volví
a tiempo de ver a Kate inclinada sobre Melanie y hablándole en voz baja, pero
acalorada, a la cara. Melanie estaba encogiéndose en su silla, esperando que
se la tragara por lo que parecía.

No me dio tiempo a reaccionar cuando Melanie se puso en pie de un salto,


empujó a Kate contra su silla y salió furiosa de la habitación. Curiosamente, Enid
y yo fuimos las únicas que vimos el espectáculo.

Kate se recostó en la silla, decididamente satisfecha con el resultado. Su


mirada se cruzó con la mía y la miré interrogante, a lo que respondió
encogiéndose de hombros y esbozando una sonrisa torcida.

»Parece que hay problemas en el paraíso —me susurró Enid al oído.

—Sí... algo así. —No supe qué más decir. ¿Qué más se podía decir?

Al cabo de un rato, la conversación en la sala giró en torno a lo


sobrenatural y me convertí en el centro de atención. La habitación desprendía la
esencia de la clásica historia de fantasmas: velas por todas partes; fuego
crepitante; invitados desprevenidos; una sombría anfitriona que destilaba
misterio; y la propia casa estaba en el culo del mundo.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—Díganos, señora Thomas. ¿Está embrujado este lugar? —Los ojos de


Kate se cruzaron brevemente con los míos y su rostro se convirtió en una
máscara.

—No soy la narradora aquí. Será mejor que le pregunte a la señora


Jameson si sabe de algo que pueda poner los pelos de punta. —Me miró con
una ceja levantada en señal de desafío. Le devolví la misma mirada.

—No, no, señora Thomas. Esta es su propiedad. —Le sonreí dulcemente,


fingiendo inocencia. Estaba segura de haber oído un gruñido escapar de su
garganta.

—Por favor, señora Thomas. Sería un honor escuchar una historia sobre
este viejo lugar de boca de su propietaria —pidió el mismo hombre. Un murmullo
de acuerdo recorrió la sala. Nuestra anfitriona no parecía nada contenta.

—Bueno… sólo puedo contarles lo esencial. Como he dicho antes, no soy


una narradora. —Sus ojos volvieron a los míos y una pequeña sonrisa apareció
brevemente.

La sala quedó en silencio y las sombras bailaron por las paredes,


ayudadas por las velas parpadeantes. Todas las miradas se fijaron en Kate, que
53
bebió un sorbo de vino antes de dejar la copa con cuidado sobre la mesita que
tenía al lado. Cuando se reclinó en la silla, todos nos inclinamos hacia delante,
preparándonos para su relato. Todo estaba en silencio, excepto el crepitar del
fuego.

»Se rumorea que en Forester’s Dwell viven muchos fantasmas. Algunas


personas incluso han afirmado haber visto alguno de vez en cuando.

—Señora Thomas, ¿ha visto algo? —preguntó uno de los invitados más
impacientes.

—De vez en cuando. —De nuevo, su mirada se cruzó con la mía. Se


aclaró la garganta—. Como iba diciendo… sí… se han registrado muchos
avistamientos… también ruidos. —Se inclinó hacia delante, cogió el vino de la
mesa y bebió un sorbo antes de volver a sentarse—. Hay tres que se dejan ver
muy a menudo. Dos mujeres y un hombre. El hombre es del que hay que
desconfiar… no es un fantasma amistoso ni mucho menos. —Otro sorbo—. La
gente que lo ha visto, o incluso que ha sentido su presencia, se siente
desconcertada. Han desaparecido cosas de las habitaciones de la gente... y
luego han aparecido en las de otros para desaparecer poco después.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Me incorporé hacia delante ante este fragmento. El diario. Que había


aparecido y desaparecido por voluntad propia. Bueno, por lo que sabía. Jesús…
Me lo estaba creyendo... fantasma bueno - fantasma malo... mierda. Kate se
quedó mirando su copa, observando cómo el líquido oscuro se arremolinaba
encendido por las llamas parpadeantes de la habitación. Echaba de menos
aquellos ojos por alguna razón inexplicable.

—¿Quiénes son? —No reconocí mi propia voz. Kate clavó los ojos en los
míos y los mantuvo cautivos un instante, hasta que los bajó para volver a mirar
su copa.

—Mis antepasados. —Hizo una pausa—. El hombre era mi tío abuelo; una
de las mujeres era su hermana. La otra, su esposa.

—Pero, ¿por qué frecuentan este lugar? —Volví a preguntar. Tenía que
saber quiénes eran, sobre todo porque estaba segura de haber visto a la
“hermana” y quizá parte del hermano.

—Supongo que por asuntos pendientes. ¿Quién sabe? —Se sentó hacia
delante, dando a entender que había terminado de contar historias—.
¿Suficiente de este lugar? Señora Jameson, ¿por qué no entretiene a todos con
sus historias? A diferencia de mí, usted sí que sabe contar una historia.
54
Todos en la sala estuvieron de acuerdo, rogándome que los asustara
hasta dejarlos sin sentido. Extraño, ¿no? Tienen la oportunidad de investigar
fantasmas reales “vivos” y, sin embargo, se contentan con escuchar una
invención. Seguridad, supongo. Si tu público se siente distanciado de la
situación, aún puede sentirse a salvo de los horrores en los que la situación les
mete, ya me entiendes. Una sonrisa malvada adornó mis labios. Tenía la historia
perfecta.

—De acuerdo. —Sonreí a Kate antes de dirigir mi atención a los rostros


ansiosos—. Pero antes de empezar... Debo decirles que esta historia es real y
puede que les resulte un poco perturbadora. Si desean marcharse, háganlo
ahora. —Ni mi cara ni mi voz contenían emoción alguna.

Nadie se movió. Entonces, me aclaré la garganta.

»Ocurrió hace unos tres años y no muy lejos de aquí. Se trata de una
joven que se quedó en casa mientras sus padres estaban en Halifax para su fin
de semana de aniversario. Tenía dieciséis años. —Me acomodé—. Cuando la
policía llegó después del suceso, tardaron cuatro horas en conseguir que se
calmara lo suficiente como para contarles lo sucedido.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Los ojos se abrieron de par en par y mi público, absorto, se miró


disimuladamente.

»Todo empezó un viernes por la noche... había pasado la tarde hablando


por teléfono con sus amigas, viendo la tele y, en general, relajándose. A día de
hoy, creo que fue la última vez que se sintió segura. —Hice una pausa y asimilé
a mi público. Había olvidado lo bueno que era contar historias delante de la
gente.

La historia continuó por los mismos derroteros, añadiendo por el camino


fragmentos de atmósfera y comentarios. Conté que sus padres le habían
advertido que tuviera especial cuidado al cerrar la casa: que comprobara todas
las cerraduras de puertas y ventanas, que se asegurara de que todo estuviera
apagado, etc. Mientras lo hacía, oía algo en la casa, pero lo atribuía a su
imaginación desbordante. Incluso llamó a su abuela para contárselo, y la
anciana, sabiamente, como ella pensaba, le dijo que probablemente era el
sistema de calefacción enfriándose.

Mi público estaba embelesado. También lo estaba. Añadí pequeños


detalles que retrasaban la trama y ayudaban a la atmósfera. Les encantó.

Cuando llegué a la parte en la que ella se escondía bajo las sábanas,


55
sabiendo que alguien estaba de pie frente a la puerta de su habitación, apretando
la manilla lentamente hacia abajo, oí a uno de los invitados jadear y me entraron
ganas de reír. Utilicé todos mis sentidos para crear el clímax de la figura sentada
en la cama de la chica, y dije:

»¿Sabéis cuando estás en la cama… y alguien se sienta en ella? —Todos


asintieron, bueno... todos menos Kate—. Cuando la cama se hunde y las
sábanas se deslizan ligeramente hacia ti, y las sábanas frías tocan la carne
caliente. —Más asentimientos—. Eso es lo que sintió. Excepto que
supuestamente estaba sola. —Hice una pausa, di un pequeño sorbo a mi bebida
y me volví de nuevo hacia ellos.

»Podéis imaginaros cómo se sentía. Su corazón martilleaba en su pecho,


tan fuerte que ahogaba todo lo demás. El sudor cubría su piel en charcos
pegajosos. Sabía que había llegado el momento. Era el final. Su fin. No pudo
soportarlo más y preguntó: “¿Quién es? ¿Quién está ahí?” Sabía que la figura
estaba inclinada sobre ella, podía sentir su aliento filtrándose a través de las
mantas, la respiración entrecortada ahogando la suya. Justo cuando pensaba
que no habría respuesta... “¡SOY YO!” —grité esto último para causar efecto.
Los gritos en la habitación casi me ensordecen. Un hombre cayó de lado de su
silla y aterrizó medio encima medio fuera de Enid.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Me eché a reír, disfrutando del efecto.

Sin previo aviso, todas las velas de la habitación se apagaron, las llamas
del fuego descendieron hasta un punto agonizante y quedamos sumidos en la
oscuridad. Los gritos comenzaron de nuevo, pero esta vez los míos se unieron
a los de los demás. La gente se empujaba para escapar. Me puse en pie de un
salto tratando de distinguir por dónde estaba la puerta y sentí que una mano fría
me agarraba y tiraba de ella. Una voz suave me susurró al oído:

—Por aquí, —y el aliento me acarició la piel.

Me dejé llevar hacia lo que creía que era la salida, entregándome por
completo a mi guía. La mano me estrechó con más fuerza y me sentí segura en
su agarre mientras me arrastraba. Olvidé por completo a los demás presentes.
Era como si hubiera entrado en otro mundo. Podía ver la silueta de mi anfitriona
sosteniéndome y me parecía tan natural cogerla de la mano, como si lo hubiera
hecho miles de veces.

Cuando nos acercamos a la negrura que sugería la puerta, sentí que se


inclinaba más hacia mí y me daba un pequeño y delicado beso en la frente. Cerré
los ojos, completamente satisfecha por primera vez en mi vida. 56
»Abre la puerta —susurró. Y lo hice, inundando de luz la oscura
habitación. Me volví para mirar a mi anfitriona, que estaba detrás de mí, y casi
me trago la lengua cuando me di cuenta de que no había nadie. Podía sentir su
mano todavía en la mía, pero no había nada.

Aparté la mano de un tirón, echando de menos el contacto de inmediato,


y me miré los dedos. Tenían el mismo aspecto. Luego volví la vista a la sala,
donde podía ver a los invitados abrazándose, algunos llorando y otros riendo
nerviosamente. Kate estaba al fondo consolando a Enid. Por su posición, me di
cuenta de que Kate llevaba allí un rato.

Estaba confusa. Kate me había cogido de la mano; había visto su


contorno, ¿no? Alguien me había conducido hasta la puerta y aún podía sentir la
sensación de aquella mano fría apretándome los dedos; la sensación del aliento
en la oreja y en la piel; y la sensación del suave beso en la frente.

Alguien había empezado a encender de nuevo las velas de la sala y la


gente empezó a dispersarse, bien a sus habitaciones, bien a los asientos que
ahora estaban desperdigados.

Tragué saliva y volví a entrar, acercándome a Enid y Kate.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—Enid, ¿estás bien? —Le rodeé los hombros con el brazo y se dejó
abrazar voluntariamente, apoyando la cabeza en mi hombro. La sentí temblar
contra mí y la abracé con más fuerza, temiendo que un golpe así acabara con
ella. Un estruendo resonó en ella y en mi pecho. Parpadeé sorprendido cuando
oí una risa ahogada cerca de mi pecho. ¿Qué coñ...?

—Ha sido lo más emocionante que me ha pasado nunca —soltó Enid


entre risas. Kate y yo nos miramos, con la incredulidad reflejada en nuestros
rostros—. Con tu historia, y las luces apagándose justo después... —se echó a
reír a carcajadas, con las lágrimas corriéndole por la cara. Estaba incrédula. Allí
estaba yo, preocupadísima por el bienestar de aquella mujer, y ella se partía de
risa. Sacudí la cabeza tratando de asimilar la situación. Kate me miró, su cara
reflejaba mi propia incredulidad.

No pude evitarlo. Tal vez fuera alivio, no lo sé, pero la risa de Enid me
pareció contagiosa y me uní a ella, abrazándola más fuerte. Kate me miró
boquiabierta antes de que su rostro se descompusiera en una amplia sonrisa y
se le escapara la risa. Qué sonido tan maravilloso. Rico y puro, casi musical. Sin
previo aviso, nos rodeó a las dos con los brazos y nos envolvió en un abrazo
demoledor. Al principio me puse rígida, pero luego me fundí en su abrazo,
disfrutando del contacto y casi olvidando a la anciana que se retorcía entre 57
nosotras.

Kate levantó la cabeza y me miró a los ojos, con una sonrisa aún evidente
en el rostro. Sus ojos azules brillaron y sentí que se encendía una conexión entre
nosotras. La sonrisa se le borró de la cara y me devolvió la mirada, con un rostro
ilegible.

—Eres tú —me dijo en voz baja.

—Sí... soy yo —respondí, sin entender muy bien lo que decía y sin que
me importara tampoco.

—Y esta soy yo... a la que estáis aplastando —dijo Enid jadeando y


soltándose.

—Lo siento, Enid. Yo... nosotras... erm… ¿qué estaba diciendo? —Me
sentí un poco temblorosa, pero no de miedo. Todavía tenía los ojos embelesados
en la mirada ahumada de Kate y el corazón me latía con fuerza.

—Tengo que irme a la cama —dijo Enid. Yo también, Enid, yo también—


. ¿Quieres ser un amor y ayudarme a subir?
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Kate me hizo una mueca, haciéndome reír de nuevo y, en consecuencia,


rompiendo el momento.

—Bueno, señora Jameson, es una oferta que no puede rechazar. —Le


sonreí con una dulzura enfermiza y casi cómica. Se rio de mis payasadas.

Me volví hacia Enid.

—Vamos a la cama. —Volví a mirar a Kate y nuestras miradas se cruzaron


un instante antes de coger a Enid del brazo y llevármela.

Charló durante todo el camino hasta su habitación, pero mi atención se


centró exclusivamente en lo que ocurrido en el salón. ¿Cómo era posible que
Kate me cogiera de la mano y se marchara tan deprisa al otro lado de la
habitación? ¿Qué estaba ocurriendo aquí? Sacudí la cabeza.

Y lo que era más importante, ¿qué había ocurrido entre Kate y yo? Aquella
conexión era tan nueva y, sin embargo, tan familiar.

Sentí que una sensación de calor me inundaba el estómago. La sensación


me era ajena, pero en los rincones lejanos de mi memoria era la sensación más
común que había conocido nunca. Dejé a Enid en la puerta y regresé a mi
58
habitación. Necesitaba reflexionar sobre todo esto.

Necesitaba pensar.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo diez

Permanecí una eternidad en la cama, sin poder conciliar el sueño; los


acontecimientos de la noche me daban vueltas en la cabeza. No podía
comprender lo que estaba ocurriendo, pero sabía que el núcleo de los
acontecimientos conducía a mi enigmática anfitriona.

¿Cómo demonios era posible que en un momento me llevara de la mano


hacia la luz y al siguiente estuviera al otro lado de la habitación?

Debí de estar cavilando durante un buen rato antes de oír el ruido en la


puerta de mi habitación. El corazón empezó a retumbarme en el pecho. Otra vez
no. No podía soportar nada más esta noche.

Un leve golpecito anunció la llegada de mi visitante de medianoche y me 59


incorporé de golpe en la cama, ajustándome el pijama en el proceso. Me aclaré
la garganta, seca y áspera por la expectación.

—¿Quién es? —Contuve la respiración esperando una respuesta.

—Kate. —Una palabra solitaria, pero al oírla mi pulso se multiplicó por


diez.

—Espera un momento, —salí corriendo de debajo de las sábanas y me


acerqué a la puerta. Me aparté los mechones de pelo rubio de la cara y me alisé
el pijama antes de agarrar la manilla y tirar de la pesada puerta.

Kate tenía un aspecto horrible. Llevaba el pelo revuelto, alborotado, lo que


se correspondía con la expresión de sus ojos. Le tendí las manos antes de que
pudiera pensar, me agarré a sus antebrazos y tiré de ella hacia mí. Sentí que se
ponía rígida en mi abrazo y luego se relajaba, fundiéndose en mis brazos.
Temblaba, su fuerte cuerpo se estremecía entre mis brazos. Aparté la cara de
su cuello y la miré a los ojos. La tristeza que me recibió me dejó sin aliento.

»¿Qué te pasa? —Acurrucó la cara en mi pelo y oí un pequeño sollozo


salir de su interior—. Kate… ¿qué ha pasado? —Mi abrazo con ella se hizo más
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

fuerte, al igual que el suyo conmigo. Por alguna razón inexplicable, sentí que
éramos la salvación de la otra.

—Es Enid…

—¿Enid? ¿Está bien? ¿Dónde está? —El pánico se apoderó de mis


sentidos y aparté a Kate de mí. Estaba allí de pie, con los hombros encorvados
y la cara hecha un cuadro de miseria—. Kate… ¿qué ha pasado? —La agarré
de los brazos y empecé a sacudirla para sacarla de la apatía en que la tenía
sumida—. Por el amor de Dios… contrólate, ¿qué ha pasado? —Estuve a punto
de levantar una de mis manos para abofetearla, darle una bofetada de vida como
hacen en las películas, pero antes de que pudiera moverme, se irguió y su rostro
se serenó.

—Hace una hora Enid ha llamado diciendo que alguien intentaba entrar
por la ventana de su habitación. El portero de noche ha ido inmediatamente a su
habitación y... y... —Kate miró al suelo.

—¿Y? —Los nervios me estaban destrozando.

—Y… bueno… el portero la ha encontrado en el suelo, cerca de la


ventana. Steve... el doctor Robins, ha dicho que creía que había sufrido un infarto
60
masivo. —Tenía el estómago revuelto y me tambaleé hacia atrás, con las manos
extendidas hacia el marco de la puerta para sostenerme, pero fallaron en su
objetivo y acabé en el suelo, con una pierna metida debajo. Kate se arrodilló a
mi lado y extendió una mano tímida para tratar de reconfortar la multitud de
emociones que recorrían mi cuerpo tembloroso. Lágrimas calientes y saladas se
deslizaron por mi cara y me las enjugué con una mano húmeda. Sentí que un
tímido contacto se posaba en mi brazo. Noté el calor que rezumaba antes de que
Kate empezara a acariciarme suavemente la parte superior del brazo.

La miré a la cara, una cara llena de preocupación y empatía, y sollocé en


voz alta, con la emoción obstruyéndome la garganta y dificultándome la
respiración.

»Shhh... ven aquí. —Y me atrajo hacia ella, mi cabeza se aplastó contra


su pecho y sus brazos volvieron a protegerme.

—¿Está…? —jadeé.

La sentí asentir antes de que murmurara un simple:

—Sí. —En el aire.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Me abrazó durante unos minutos, esperando a que dejara de llorar, antes


de soltarse de mi incesante abrazo e inclinarme la cabeza para que la mirara.
Lloré y me enjugué el escozor de los ojos con el dorso de la mano.

»No ha sufrido —casi susurró Kate, sin apartar los ojos de los míos, con
la preocupación evidente en el rostro.

—¿Cómo lo sabes? Debía de estar muy asustada. —Entonces volvió a


asaltarme el recuerdo de lo que Kate había dicho la primera vez que entró en mi
habitación—. ¿Encontraron algún indicio de intrusión? —Me senté más erguida,
deseosa de saber la respuesta y sabiendo ya lo que iba a decir.

Se quedó pensativa, mordiéndose el labio con consternación.

—Yo... bueno, nosotros... Para ser sincera, no creo que nadie haya
mirado.

—¿Dónde está Enid ahora? Necesito verla. —Era increíble. Sólo había
conocido a Enid unas horas antes, pero realmente me había encariñado con la
anciana... y ahora se había ido.

—Ya se la han llevado. La ambulancia ha llegado justo antes de que


61
viniera a buscarte. —La miré, con la cabeza ladeada, pensativa ante este
fragmento. Parecía aprensiva—. Ya he hablado con la policía, que está de
acuerdo en que ha muerto de causas naturales.

—No he dicho que no haya sido así. —Con eso, me levanté y me cepillé—
. Voy a vestirme.

—¿Por qué? —Su voz sonaba cautelosa.

—He pensado que podría ir a ver la habitación de Enid…

Kate me interrumpió.

—Voy ahora y te veo allí.

—No —tosí para disipar el pánico de mi voz—. No —dije esta vez con más
suavidad—. Espera aquí conmigo mientras me preparo e iremos juntas. —La
expresión de su cara lo decía todo. Pensó que no confiaba en ella. Pero no era
en ella en quien no confiaba.

No.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Eran todos los demás.



Kate esperó a que me cambiara. La veía merodear mientras me ponía


ropa a toda prisa en el baño. Mientras estaba de espaldas a ella, sabía que me
miraba fijamente. No sé por qué razón.

Al cabo de diez minutos, estábamos delante de la puerta de Enid y sentí


pánico. Alargué la mano y agarré la de Kate antes de estirar la otra y girar la
manilla.

La habitación estaba en penumbra y la luz de la luna proyectaba extrañas


siluetas sobre el suelo, las paredes y los muebles. Tiré de Kate y busqué a tientas
el interruptor de la luz. Sentí que Kate me apartaba la mano y pulsaba el
interruptor, bañando la habitación con una brillante luz amarilla. Solté el aliento
que había estado conteniendo y caminé más dentro.
62
Las mantas de la cama de Enid estaban echadas hacia atrás, como si su
ocupante acabara de salir de ella. La alfombra cercana a la ventana estaba
arrugada, lo que indicaba que alguien había estado sobre ella, no sólo pisado,
sino que había forcejeado de alguna manera, ya me entiende.

Probablemente habían sido los de la ambulancia cuando levantaban a


Enid, pensé.

Me acerqué a la ventana mientras Kate iba hacia la cama. Me arrodillé y


pasé la mano por la superficie de la alfombra, esperando que surgieran las pistas
que necesitaba y me iluminaran. Nada. Volví a ponerme en pie y me acerqué a
la ventana. Me apoyé en el alféizar y comprobé las cerraduras.

Todas estaban bien cerradas.

Me asomé al cielo nocturno, buscando no sé qué. Mi mirada se deslizó


sobre el camino de grava y luego se alejó hacia los árboles que rodeaban el lago.
Un ligero movimiento me llamó la atención y respiré hondo, congelándome en el
sitio. Una figura alta estaba de pie al borde de los árboles, mirando hacia la
habitación de Enid. Estaba casi segura de que era un hombre.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—¿Kate? —hablé en voz baja, como si esperara que la figura oyera lo que
decía.

—¿Qué? —Sonaba preocupada.

—Ven aquí… despacio.

—¿Qué sucede? —Su voz mostraba confusión, pero la oía acercarse


desde donde había estado de pie cerca de la cama. Su mano se posó en mi
espalda y sentí que un torrente de calor se filtraba en mi cuerpo helado—. ¿Qué
pasa? —me dijo al oído.

—Mira... cerca de los árboles.

—No veo nada. —Se inclinó sobre mi hombro y miró hacia la noche—.
¿Dónde se supone que tengo que mirar?

—Allí… a la izquierda de la estatua.

—¿Estás segura de que no estás mirando a la estatua? —Pero sabía que


ella miraba hacia la noche sabiendo que no me había equivocado.
63
Sentí que se ponía rígida a mi lado y que se le cortaba la respiración.

—¿También lo ves? —casi susurré.

—Sí. —Su voz era plana, sin sentimientos.

Me volví para mirarla, sorprendida, y me encontré con una máscara facial


carente de toda emoción. Realmente no quería saber la respuesta, pero asintió
con la cabeza.

—¿Quién es?

—No me creerías si te lo dijera.

—Pruébame —y contuve la respiración, esperando lo inevitable.

—Es William.

—¿William? ¿Qué William?

—William Thomas. Mi tío abuelo.

Me reí. Nervios, miedo, lo que sea, me reí.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

»He dicho que no me creerías. —Su voz sonaba dolida.

—Lo siento, yo... bueno, es un poco difícil de creer. —Me aparté de ella y
volví a mirar a la figura que me esperaba—. Quiero decir… ¿cómo puedes saber
que es él, desde esta distancia y teniendo en cuenta que probablemente lleva
muerto años? —Estaba a punto de volver a reírme cuando la figura se
desvaneció ante mis ojos, sin dejar más rastro que un escalofrío que me recorrió
la espalda, alertando a todos los nervios de mi cuerpo para que reaccionaran.

—Así es. —Sentí que mi cuerpo se desplomaba contra el suyo y que sus
brazos me rodeaban, impidiendo que cayera al suelo—. Venga, vámonos de
aquí. —Me apartó de la ventana y me adentró en la habitación. Me sentía
entumecida. Se acercó al cajón de la mesita de noche de Enid y vi que se metía
algo en el bolsillo. Levanté las cejas en señal de duda—. Te lo enseñaré luego,
pero por ahora... —me cogió de la mano y tiró—, tenemos que volver a mi
habitación.

Como un corderito, la seguí. Necesitaba saber qué se había llevado y si


sería una pista crucial para resolver el asesinato de Enid.

Sí. He dicho asesinato. ¿No era la teatral? 64


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo once

De vuelta en la habitación de Kate, me invadió la expectación. Estas


pequeñas vacaciones se estaban convirtiendo en mucho más que un retiro
tranquilo, un lugar donde ordenar mis pensamientos, un lugar donde llamar a mi
musa ausente desde hacía poco. A fin de cuentas, tenía los ingredientes de una
buena obra de ficción si decidía utilizarlos, pero me parecía un poco macabro.

Enid estaba muerta. Pobre mujer. Había esperado años para finalmente
hacer lo que quería sin que su dominante marido interfiriera. Y mira dónde la
llevó... tendida sobre una losa en el hospital local, sin familia a su alrededor.

¡Su familia! ¿A alguien se le había ocurrido decírselo?

—¿Kate? 65
—¿Mhm? —La mujer alta nos servía una copa a las dos en una mesita en
un rincón del salón.

—¿Alguien ha avisado a los familiares? —Se volvió hacia mí, con evidente
confusión—. Enid. —La miré.

—Lo siento. Dios, sí. He llamado al número de su hijo y le he dejado un


mensaje para que se ponga en contacto aquí lo antes posible. Si mañana no sé
nada, volveré a llamar. —Se acercó, el líquido oscuro se arremolinaba en el vaso
y una sonrisa torcida jugueteaba en las comisuras de sus labios. Aproveché la
oportunidad para mirarla de verdad. Su largo pelo negro enmarcaba un rostro
cincelado, un rostro que tenía los ojos azules más increíbles que jamás había
visto. Una visión de la perfección.

Mi estómago se contrajo y luego dio un salto mortal en reconocimiento,


los acontecimientos de la última hora casi olvidados.

»¿Abbie? —Pude oír la preocupación en su voz y volví a concentrarme,


apartando los ojos de su pecho. Dios mío, le había estado mirando los pechos.
¿Qué demonios me pasaba? Había sobrevivido casi treinta años en este planeta
sin la tendencia a mirar a otra mujer de una forma tan lasciva, y luego dos... ¡en
una noche!
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Volví a mirarla a los ojos y vi un brillo inconfundible, una sonrisa irónica


dibujándose en sus facciones.

—Lo siento… estaba pensando... —Otra sonrisa—. En lo de Enid y el


intruso. —Su rostro se tornó sombrío casi de inmediato y sentí que me había
librado de la culpa. Aunque me sentía culpable por haber utilizado la muerte de
Enid para salir de una situación complicada.

Me pasó un vaso y bebió un delicado sorbo del suyo. Hice lo mismo,


haciendo una mueca por la fuerza del líquido, y volví a acomodarme en el
enorme sofá. Kate estaba sentada al otro lado, con el vaso firmemente agarrado
y los ojos atentos a todos mis movimientos. Me quité los zapatos y puse las
piernas debajo de mí, apoyando más la espalda en el sofá, pero asegurándome
de mantener el contacto visual.

»¿Qué has recogido de la habitación? —Su rostro volvió a esbozar una


sonrisa, se metió la mano en el bolsillo de los vaqueros y movió un poco los
dedos.

—Esto. —Parecía satisfecha de sí misma mientras sostenía en alto el


trozo de papel para que lo examinara. La página estaba oscurecida por el paso
del tiempo y apenas podía distinguir una letra fluida que me resultaba casi
66
familiar. Unos dedos tentativos intentaron agarrar el trozo de papel. Justo cuando
alcanzaban su objetivo, el papel se apartó de nuevo—. Ah, ah, ah. —Oí la nota
juguetona en la voz de Kate y la fulminé con la mirada, abalanzándome de nuevo
sobre el papel—. Paciencia, querida Abbie. —Resoplé y entrecerré los ojos—.
Lo leeremos juntas. Ven aquí.

Me arrastré por el sofá hasta llegar a su lado, casi cayendo sobre ella en
el proceso. Sostuvo el papel lejos de mí hasta que me acomodé. Su olor golpeó
mis sentidos. Era embriagador. No sé si se trataba de una fragancia o de ella, si
sabes a qué me refiero, pero era exótico y delicado a la vez. Se me hizo la boca
agua sin saber por qué.

Después de aclararme la garganta y volver a meter las rodillas debajo de


mí, estaba lista, aunque extremadamente cerca de mi anfitriona.

—¿Qué dice? —Mi voz era grave y gruesa; el corazón se me aceleraba


de expectación. Kate enderezó el papel y alisó las arrugas de la hoja. Sus ojos
se abrieron de par en par y luego se entrecerraron—. ¿Qué es? —Ahora estaba
impaciente—. Déjame ver —intenté arrebatarle el papel. Retiró la mano y siguió
leyendo, antes de volver la cara hacia mí, con la incredulidad enmascarando sus
rasgos—. ¿Qué? Dímelo. —Parecía una niña malcriada, pero no me importó.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—Es de un diario. —Asentí con la cabeza. Retorció la cara y se mordió el


labio—. Es bastante antiguo. ¿Ves? 1919. —Miré la fecha en la parte superior
de la hoja: 16 de noviembre de 1919.

—¿Es el diario de Katherine? —Kate me miró boquiabierta—. Del diario,


ya sabes, el marrón pequeño que dejaste en mi habitación —me miró incrédula.

—¿Qué diario? ¿Y cuándo he dejado un diario en tu habitación? —Bueno,


eso respondía a la pregunta. No había sido Kate la que había dejado el diario
allí… así que ¿quién podría haber sido?— Abbie, ¿qué diario? —Se inclinó hacia
mí y me miró a los ojos.

—No importa, te lo diré más tarde. Leamos esto. —Mis dedos se


enroscaron alrededor de la hoja y, con un pequeño tirón, Kate me la entregó.

—Léelo en voz alta. —Hablaba en voz baja, pero estaba muy cerca de mí.
Estaba segura de poder sentir su respiración, entrecortada y errática. La mía era
muy parecida, probablemente debido a la excitación.

Volví a bajar los ojos a la página, me aclaré la garganta y empecé a leer:


67
16 de noviembre de 1919

—Mi vida es una paradoja. Por un lado, soy maravillosamente feliz,


mientras que por el otro me siento tan miserable, casi desesperada. La amo
tanto... —Detuve mi lectura y miré a Kate, cuya expresión facial era
completamente cerrada—. Te amo tanto, Vivian, oh tanto; mi alma llora por ti
cuando no estás cerca... —Me detuve de nuevo. ¿Vivian? ¿Dónde había oído
ese nombre últimamente? Sacudí la cabeza para despejarla, me aclaré la
garganta y seguí leyendo—. Vivian. Tu nombre me hace sonreír. Podría mirar
sus ojos verdes todo el día, todos los días, el resto de mi vida. Su pelo es del
color del sol, y ella pone la luz a cada día, el aliento en mis pulmones, y da sentido
a mi vida. Estoy muerta cuando ella está lejos de mí.

»¿No es una dulzura? —Me volví y miré de nuevo a Kate, que me miraba
fijamente, con el rostro ablandado.

—Vamos ... ¿qué más dice? —Su voz era grave, casi un susurro.

Volví a mirar la página y volví a leer.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—No sé cómo podré sobrevivir al tormento de esta situación. La mujer


que amo… la que he esperado toda mi vida… está casada con mi hermano. Lo
peor de todo es que ella siente lo mismo. ¿Cómo puede ser eso lo peor? William
odia el hecho de que nos llevemos tan bien, siempre riñéndonos. Llama puta a
Vivian y abominación a mí. —Levanté los ojos y las palabras se me atascaron
en la garganta.

—Abbie, ¿qué te pasa? —Sentí que Kate se acercaba y su aliento me


rozaba la cara. Un escalofrío me recorrió la espalda—. ¿Abbie? —Su brazo me
envolvió; sentí una corriente recorrerme el cuerpo—. ¡Oh!

Kate también se estremeció.

»¿Has sentido eso?

La miré a los ojos, que estaban a escasos centímetros de los míos. Tenía
los labios entreabiertos en señal de promesa y la miré con anhelo. Me lamí los
labios para humedecerlos y me imitó. Nuestras cabezas se acercaron. Se me
68
cerraron los ojos. El corazón me latía con fuerza en el pecho, intentando
atravesar su caja torácica.

“¡Brrrring!” Gritó el teléfono y nos separamos de un salto como si nos


hubieran picado. Kate se puso en pie y se abalanzó sobre el teléfono.

Su voz sonaba aguda y tensa.

—Sí… vale…

Me distraje de su conversación, el corazón me latía de forma irregular y


respiraba con dificultad. Me sentía como si me hubieran pillado haciendo algo
malo. No había hecho nada malo… no había hecho nada. Apoyé la cabeza en
las manos para tratar de regular la respiración, los acontecimientos de la noche
acababan de pasarme factura.

»Era recepción. El hijo de Enid ha llamado y viene hacia aquí esta noche.
—Kate se ruborizó y apartó los ojos de los míos de forma evidente.

—Bien… bien. Al menos habrá alguien que se encargue de todos los


preparativos. —Me levanté para marcharme, sabiendo que si me quedaba
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

pasaría algo, no sé qué—. Bueno… será mejor que me vaya. Hablaremos


mañana. ¿Sí? —Kate se volvió hacia mí, sus ojos mostraban preocupación.

—¿Abbie?

—Nos vemos por la mañana. —Me di la vuelta y salí corriendo de la


habitación, sin mirar atrás, sin atreverme a volver a mirar aquellos ojos azules
perfectos, asustada por el desagrado que vería en ellos.

Me sentía muy avergonzada. Casi había besado a Kate. ¿Qué coño me


pasaba con mi libido? En toda mi vida nunca había tenido los impulsos que tenía
ahora, ni con hombres ni, desde luego, con mujeres. Parecía que el incidente en
el baño con Melanie había despertado algún tipo de monstruo sexual que había
permanecido dormido toda mi vida, y ahora quería liberarse.

No fue hasta que cerré de un portazo la puerta de mi habitación y apoyé


la espalda en la robusta madera, que reparé en la página del diario que tenía en
la mano. Me giré para llevársela a Kate, pero me detuve, deseosa de saber qué
más me deparaba aquella página.

Después de quitarme los zapatos y tirarme en la cama, volví a leer la


página.
69

Llama puta a Vivian y abominación a mí. ¿Cómo puede ser abominable el


amor que compartimos? Ella es mi alma gemela, es “la elegida”.

Sé que sufre por su culpa. Ella no dice nada en su contra, pero he visto
los moretones. Sólo espero que no la haya tomado contra su voluntad, eso me
mataría, lo mataría. Sé que es capaz de hacerlo, los sirvientes me lo han dicho.

Sólo espero que la gratificación que busca en sus viajes de negocios y de


las pobres chicas del personal sea suficiente para él y sus impulsos. Tiene la
audacia de decir que nosotros somos la abominación. Ojalá hubiera muerto en
Francia, ya que ahora todo sería glorioso. Desearía que Edward volviera, ya que
siempre supo cómo manejar a William. Pero dijo que ya no podía enfrentar la
vida aquí. Él habría sabido qué hacer.

Voy a pedirle a Vivian que venga conmigo, empezar de nuevo, tal vez ir a
las colonias. Tengo suficiente dinero para las dos, mi madre se aseguró de eso.

Voy a esperar hasta...


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Y ahí terminó la escritura. Me sentí entusiasmada y decepcionada de


golpe.

Estaba a punto de doblar el papel cuando vi que en la esquina superior


de la hoja, en letra pequeña, estaba escrita la mano de otra persona.

“AJ… esto va sobre ti”. Parpadeé y volví a leer el mensaje. ¿Quién era
“ella”? ¿Se refería a mí? ¿Y quién había escrito el mensaje? ¿Quién iba a
escribirme mensajes en una página arrancada de un diario? Contrólate,
Jameson, no todo el mundo gira en torno a ti y a tu cabezota.

Doblé la hoja en un cuadradito y me la metí en el sujetador. Consíguela


fantasma. Una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro. Mañana tenía que
enseñarle a Kate el resto del mensaje y no quería que se me fuera de las manos.

Kate.

Volví a sonreír. Era increíble. Sentí que las mariposas me revoloteaban


por el estómago y un claro calor en la parte baja de mi anatomía. Que fuera
socialmente incorrecto besar a tu anfitriona en su salón en mitad de la noche no
significaba que no pudiera fantasear con ello. Aunque no fuera gay…
70
Otra sonrisa, más grande. Sí, claro. No hay reglas sobre un poco de
fantasía, y tal vez un poco de auto gratificación. Por eso tenemos imaginación,
¿no?

Oh, chica… eres incorregible. Y… demasiado cansada…


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo doce

Las sensaciones crecían en mis entrañas. Calientes sacudidas brotaban


de mi interior, gravitando hacia aquel selecto lugar enterrado entre mis muslos.
Un gemido se escapó de mi boca seca y flotó en el aire… expectante.

Una boca caliente cubrió mi necesidad como un salvavidas. Un aliento


caliente separó los vellos que protegían mi centro; una lengua suave y húmeda
se deslizó entre mis pliegues. Los nervios empezaron a tener espasmos…
reaccionando a deseos dormidos durante mucho tiempo. Unas manos fuertes
me rodearon la parte baja de la espalda y se posaron con decisión sobre mis
caderas girando suavemente… pero con firmeza... manteniéndolas en su lugar.

Me sentía hambrienta. Necesitaba correrme; necesitaba sentir la


liberación a la que me había aferrado como un premio durante años. Mis manos, 71
que agarraban la inocente sábana, soltaron su agarre para serpentear entre el
espeso y largo cabello. Hundí los dedos en la rica seda, jadeando ante la
familiaridad.

Gemí… de nuevo. Le siguió un gemido ahogado procedente de la región


entre mis muslos. Apreté mis muslos resbaladizos alrededor de una cabeza
ocupada. Con cada caricia de una lengua firme y experta, mis ojos se agitaban.
Intenté mantenerlos abiertos; necesitaba ver el objeto de este deseo... mi deseo;
el objeto de esta indulgencia carnal.

La habitación tenía un aspecto extrañamente diferente, pero… igual. La


oscuridad había cubierto la mayoría de los rasgos que diferenciaban esta
habitación de cualquier otra. Volví a cerrar los ojos.

Dios… qué bien me sentía. Palpitante… pulsante, sólo para dispersarse


por cada músculo, cada nervio, cada matiz que formaba este deseo dentro de
mí. En el fondo, sabía que debía parar... pero ya estaba demasiado involucrada.

Unos dedos tentativos jugueteaban fuera de mi núcleo, como visitantes


expectantes a la espera de ser recibidos. Me empujé hacia abajo, con la
esperanza de clavar los dedos en mi interior, con la esperanza de saciar esta
ardiente necesidad que estaba creciendo... creciendo... creciendo...
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Se alejaron bailando, dejándome jadear en la oscuridad. La lengua


permaneció siempre vigilante, acariciando, avivando, hurgando y punzando mis
pliegues saturados.

—Por favor… —rogué… supliqué… que aquellos dedos largos y fuertes


volvieran a penetrarme.

Allí estaban de nuevo. Tentándome. Engatusándome. Jugando con mi


cordura, mientras el deseo se desbocaba en el aire cargado de electricidad y
olores a sexo, excitación y... algo más…

»Por favor… tómame… por favor… —Mis manos se enhebraron con más
fuerza en su larga y espesa cabellera. Las caderas se movían con fuerza,
apretándose contra el rostro inmerso en mi placer. Mi cuerpo intentaba escapar
de las manos de mi amante... quería saciar esta necesidad, satisfacer este dolor,
ver quién me estaba llevando al límite. Los pezones se tensaban en la oscuridad,
buscando el consuelo de las manos, los labios o una boca caliente.

No se sintieron defraudados.

Un largo brazo serpenteó por mi vientre, acariciándome suavemente en


círculos hasta alcanzar su objetivo. Unos dedos suaves acariciaron la parte
72
inferior de mi pecho hasta que un pulgar rodeó tentativamente el endurecido
nódulo. Otro gemido, ¿o fueron dos?

Un dedo solitario me penetró, la lengua seguía bailando cerca de mi


clítoris. Me corría el sudor y empapaba las sábanas; el pelo se me pegaba a la
cara, los hombros y los pechos.

Empujé hacia abajo aquel dedo solitario, atrapándolo en mi interior


mientras las descargas daban vueltas dentro de mí y centelleaban sobre mi
cuerpo.

El dedo se escapó. Gemí.

»Por favor... —Entraron dos, llenándome. Gemí con fuerza, mi garganta


perdió la capacidad de tragar y, a regañadientes, dejé escapar el ruido de algún
lugar profundo de mi interior. Sentí, más que oí, un gemido de respuesta que
salía de algún lugar enterrado entre mis muslos. Un brazo fuerte me introdujo los
dedos y bombeé de vuelta... con fuerza.

»¡Dios… oh Dios! —Estaba viniendo… Dios, estaba viniendo. Los dedos,


resbaladizos con mis fluidos, bombeaban más fuerte… más rápido… dentro y
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

fuera… dentro y fuera… mis caderas se unían al baile… a la búsqueda de la


libertad… a la búsqueda de la liberación. Fui contundente… estaba al borde

»Dios… oh Dios… ¡Sí!… Fóllame... fóllame... siiiiiiiiiiiiií. —Entró un tercer


dedo y las paredes de mi interior se cerraron… se apretaron… se contrajeron,
mientras un torrente de sensaciones sacudía mi mundo.

Luces parpadeantes bailaban delante de mí. Quería gritar, pero no salía


nada.

Empujé la cabeza para introducirla más profundamente en mí, agarré


salvajemente el pelo en un frenesí de éxtasis que rozaba la locura. Los dedos
me penetraron y saquearon, dejándome en silencio sollozando mi liberación en
la oscuridad.

Pequeñas réplicas recorrieron mi cuerpo agotado, recordatorios de las


intensas emociones que acababa de experimentar.

Tenía la boca seca. Me lamí los labios resecos mientras desenredaba los
dedos doloridos del pelo enmarañado. Parpadeé hasta que se me cayeron las
lágrimas de los ojos, antes de mirar unos ojos azules que me sostenían la mirada
con desenfreno.
73
»¿Kate? —balbuceé e intenté aclararme la garganta. Debería haber
sentido repulsión, culpa o... algo, pero no lo sentí.

La cabeza se levantó de su refugio entre mis muslos, dejando que una


brisa fresca me acariciara la piel húmeda. Un suave beso se posó en cada muslo
hasta que unos ojos azules volvieron a clavarse en los míos. Cerré los ojos de
satisfacción.

—Vivian…

Los ojos se abrieron de golpe para descubrirme sola.

Sola.

Sola… en mi habitación… con las manos en los pantalones.

Un suave clic en la puerta anunció la salida de alguien. Y ese alguien


había dejado tras de sí un inconfundible olor a… lavanda.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Me incorporé como un rayo, saqué las manos de su refugio, salté de la


cama y, con las piernas muy inestables, corrí hacia la puerta para asomarme al
exterior.

No había nada.

No había nadie.

Vacío.

¿Qué coño pasa?

Cerré la puerta en silencio y giré la llave, me apoyé en la puerta y expulsé


el aliento que había estado conteniendo. Unos dedos temblorosos se abrieron
paso hasta mis mechones despeinados y abrieron un camino inestable,
totalmente inconscientes de dónde habían estado la última vez. El corazón me
latía desbocado en el pecho... persiguiendo las emociones por todo el cuerpo
como un perro rabioso. Las piernas me temblaban, la sensación de mantenerme
erguida se estaba convirtiendo en una carga.

—Maldito lugar… me estoy volviendo loca.


74
Aún podía sentir la humedad entre mis muslos. Todavía podía sentir la
lengua… los labios… los dedos enterrados profundamente dentro de mí. Aún
podía sentir los restos del orgasmo que me había hecho temblar.

Exhalé un suspiro tembloroso.

»Maldito lugar.

Y entonces sonreí. Tras tambalearme de vuelta a la cama, sólo tenía un


pensamiento en la cabeza. Quería volver a ese paisaje onírico... quería
experimentarlo de nuevo... quería devolver lo que había tomado.

Mientras me estiraba en las sábanas ya frías, sentí de repente los


vestigios de la desesperación; la soledad al descubierto... mi soledad... cruda...
dolorosa. ¿Por qué me sentía así por otra mujer? ¿Por qué ansiaba el contacto
de sus dedos? ¿Su boca? ¿Su piel?

Acurrucándome sobre un costado, apretando las rodillas contra el pecho


en posición fetal, me aferré a la pena que me envolvía... la soledad... el deseo
que había reprimido durante casi treinta años.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Una lágrima solitaria recorrió mi rostro, cruzó el puente de mi nariz y cayó


sobre la sábana.

Estaba sola.

El dolor de mi pecho se convirtió en un dolor agudo y me aferré a mi


cuerpo frío, como si fuera la única que podía salvarme. ¿Y cómo iba a salvarme
si ni siquiera podía controlar las emociones que latían en este cuerpo que ya no
reconocía?

75
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo trece

Por la mañana. Los pájaros se llamaban entre sí en un lenguaje reservado


al amanecer. La luz gris se colaba y se asomaba a través de las cortinas
entreabiertas, iluminando mi capullo de sábanas.

Parpadeé para disipar los restos de la exposición de la noche anterior y


estiré las piernas tensas hacia abajo, con una mueca de dolor por los tirones de
los músculos agarrotados por estar demasiado tiempo en una misma posición.

Los brazos cansados se extendieron por encima de mi cabeza y golpearon


el revestimiento de madera detrás de mí, un triste intento de devolverme la vida.
Un gruñido alargado salió de mi boca para saludar al aire viciado de la habitación.

Me froté la cara con las manos tratando de activar la circulación. El olor a 76


sexo se pegó a mis dedos y me quedé helada. Entonces era yo... después de
todo, había sido un sueño.

Jameson, ¿qué esperabas? ¿El olor a lavanda?

Una pequeña carcajada salió con fuerza de mi boca. No tenía nada de


humor… era sardónica.

—Necesito salir de aquí... lejos... de aquí —murmuré a la habitación vacía.

Pero la sensación de salir de este lugar no hizo nada para levantar la


manta de desilusión de mis hombros. De hecho… sólo empeoró las cosas.



Después de una larga ducha, un enérgico secado y un ligero desayuno,


decidí ir a ver a mis amigos, los patos.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

El abrigo puesto, las botas bien ajustadas sobre los calcetines gruesos...
estaba preparada.

El aire era vigorizante y fresco. Era refrescante. Las bocanadas de aliento


se anunciaban al salir de mi boca y se mezclaban en la atmósfera helada. La
vida volvía a filtrarse en mí y me sentía preparada para cualquier cosa.

Una vez tomada la decisión, me desvié de mi camino hacia el estanque y


me dirigí a la estatua que había cerca de la entrada de la casa. No sé qué me
impulsó a ir, pero me pareció... lo correcto. Tenía la loca idea de que si echaba
un vistazo... una mirada adecuada, tal vez podría encontrarle algún sentido a los
sucesos de la noche anterior.

No parecía nada especial. Sólo un monumento dedicado a algo. Me


preocupaba más dónde creía haber visto a la figura que merodeaba anoche. Mis
ojos escudriñaron el suelo en busca de pistas sobre la persona misteriosa.

Nada fuera de lugar. Ninguna huella marcando el suelo empapado.

Me giré para marcharme y fue entonces cuando la vi. Una colilla de


cigarrillo desechada. No es nada brillante, lo sé, pero parecía algo más que una
coincidencia.
77
Me agaché y miré el resto. Parecía bastante reciente... no parecía que
llevara allí mucho tiempo... sólo un par de días como mucho.

Qué extraño.

¿Por qué alguien vendría tan lejos de casa para fumar? No era un edificio
para no fumadores.

Me agaché más y estiré los dedos para agarrar la colilla... y eso fue lo
último que recordé durante un buen rato.

Lo único que había sentido era un golpe sordo en la base de la cabeza, y


ese había sido mi destino.

Negro.

No puedo decir cuánto tiempo estuve inconsciente, pero cuando abrí los
ojos el cielo parecía mucho más brillante, el sol más alto. No podía entenderlo.
Desde que había llegado me parecía estar siempre desmayada.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Intenté incorporarme, pero el movimiento hizo que un dolor agónico me


atravesara la cabeza y que un gemido involuntario saliera de mis labios. Mi mano
temblorosa me tocó tímidamente la nuca, lo que me hizo estremecerme y
retroceder. La sangre cubrió el exterior de mis guantes y un temblor de miedo
me recorrió.

Tenía que volver a casa... tenía que pedir ayuda... a la policía... a Kate.

Me tambaleé tratando de mantener el equilibrio, casi sin conseguirlo.


Busqué la colilla en el suelo. Ya no estaba. Miré más de cerca, sacudiendo la
cabeza para disipar la confusión que había empezado a invadirme. El pánico se
apoderó de mi garganta. ¿Y si me desplomaba aquí y moría de frío?

Mis ojos estaban frenéticos ahora... el extremo la colilla hacía tiempo que
se había ido, hacía tiempo que lo había olvidado. Tenía que volver a la casa.

Dando vueltas y tropezando, me preparé para el corto trayecto de vuelta


al edificio principal.

No lo conseguí.
78


De vuelta en la cama. ¿De vuelta en la cama? Pero, ¿cómo he llegado


hasta aquí? Lo último que recuerdo es que me tambaleaba hacia la casa, y el
paisaje a mi alrededor se convertía en un cuadro macabro.

Un suave golpecito en la puerta resonó en la habitación.

—¿Hola? ¿Sí?

La manilla bajo y la puerta se abrió lentamente. Me senté, conteniendo la


respiración, demasiado asustada para soltarla todavía. Un ruido metálico llegó a
mis oídos y mi nariz percibió el olor a café.

—¿Cómo te encuentras? —Los suaves tonos que salían de la boca de


Jenny aliviaron mi miedo, pero no mi decepción. Una vocecita en mi interior gimió
al darse cuenta de que no era Kate.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—Dolorida. —Sostuve la mirada de Jenny—. ¿Cómo he llegado aquí?


¿Quién me ha encontrado?

No respondió de inmediato. Sus ojos se desviaron hacia la ventana y hacia


la bandeja.

—Deja que arregle esto.

Me senté erguida, mullendo la almohada detrás de mí, mientras Jenny


hacía los arreglos necesarios.

—¿Jenny? —dije en voz baja—. ¿Han llamado a la policía?

—¿Policía? ¿Por qué diablos…?

—Alguien me ha atacado —casi susurré, como si el autor fuera a salir del


armario y rematar la faena.

—¿Qué? No seas tonta, Abb...

—Alguien me ha golpeado en la nuca y me ha dejado allí. En mi libro eso


se llama ataque. —Sentía que la ira se apoderaba de mi voz, totalmente 79
cabreada con el lugar y con el cabrón que había esperado cobardemente a que
me diera la espalda para dejarme inconsciente.

—¿Crees que alguien te ha atacado? —Jenny parecía incrédula.

—Bueno... ¡sí! —Mi voz estaba cargada de ira—. Si no, ¿cómo explicas
el corte que tengo en la nuca? —Intenté levantarme, pero una oleada de náuseas
se apoderó de mí y me desplomé sobre las almohadas, tapándome los ojos con
las manos.

Pasaron los minutos. La habitación gritaba en su silencio.

Una ligera tos y el crujido de la ropa de cama me indicaron que Jenny


quería decir algo.

Aparté las manos y la miré con los ojos entrecerrados, con la cara
convertida en una máscara.

Me aclaré la garganta sobre todo para captar toda su atención, con voz
baja y pausada para no provocar otro ataque de náuseas.

»Entonces... Jenny, como te he preguntado antes… ¿de dónde crees que


he sacado esto… esto… sea lo que sea?
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Mi cara adoptó una pose interrogativa, con los bordes teñidos de


sarcasmo.

—Bueno... —Una tos—. Yo... bueno... sé que no te han atacado, Abbie.

Mi boca se abrió de golpe y estaba lista para responder cuando levantó la


mano para detenerme.

»No… Abbie… escucha. Sé que no te han atacado porque te he visto


golpearte la cabeza contra la estatua.

—¿Cómo te atreves a decirme lo que ha pasado? He sido la receptora…


¿no crees que sé la diferencia? —Mi voz estaba subiendo de tono, la rabia me
pedía salir volando y estrangular a esa maldita mentirosa que tenía delante. La
cabeza me latía con fuerza… los ojos me lloraban con las habituales lágrimas de
furia y estaba a punto de perder los nervios.

—Abbie… por favor… escucha. —Su mano salió para sujetarme, pero me
aparté bruscamente.

—¡Quítame tus malditas manos de encima!


80
—Abbie… por favor… te he estado observando… te he estado
observando todo el tiempo que has estado fuera. —Distinguí un rubor en sus
rasgos, y ladeé la cabeza en señal de burla.

—¿Y? —¿Se estaba retorciendo?

—Te he visto mirar la estatua, mirar a tu alrededor y luego agacharte.


Parecías detenerte antes de llegar al suelo y tropezar hacia atrás... —Mis cejas
se alzaron hasta la línea del cabello, diciéndole obviamente que no creía ni una
palabra de lo que decía.

»Te has golpeado la nuca contra la esquina de la estatua y te has caído


dándote un mal golpe. —Se detuvo, inspiró, contuvo el aliento un momento y lo
expulsó temblorosamente.

—¿Me he golpeado la cabeza con la esquina? —Asintió con la cabeza—


. ¿No has visto a nadie cerca de mí… o por la zona? —Sacudió la cabeza—. ¿A
nadie? —De nuevo… no.

Tuve que pensarlo. Algo no me cuadraba.

»¿Alguien más ha visto lo que ha pasado?


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—Sí. El doctor Robins estaba recogiendo su correo cuando estabas cerca


de la estatua. Estaba firmando y se preguntó qué estaba mirando... él... él... —
su cara se tiñó de carmesí—, me estaba tomando el pelo... ya sabes... sobre...
ya sabes... —Sacudí la cabeza, haciendo una mueca de dolor, sabiendo muy
bien que se refería a su enamoramiento de mí—. Bueno... él... sobre mi... tú...

—Por el amor de Dios, Jenny, ¡ya me hago una idea! ¿Qué ha visto?

—Lo mismo que yo. —Parecía aliviada de que la dejara en paz—. En


realidad, ha dicho que pensaba que podría tener algo que ver con tu accidente
en el baño... conmoción cerebral o algo así.

—Vale… —Aspiré aire entre los dientes—. Si lo que dices es cierto, ¿por
qué me habéis dejado fuera tanto tiempo?

—Hemos ido en cuanto te has caído. Cuando hemos salido, estabas más
cerca de la casa. Hemos pensado que probablemente habías intentado volver,
pero no has podido.

Estaba confusa. Su historia parecía plausible... y había testigos. Pero el


sol estaba más alto. Estaba seguro de ello.
81
El doctor Robins. No confiaba en ese hombre. No sé por qué, pero no
confiaba en él. Una imagen de él charlando con Kate apareció en mi cabeza. O
tal vez simplemente no quería confiar en él.

Miré a Jenny a los ojos, capturándola y manteniéndola en su sitio.

—Vale… me he equivocado. Todavía debo estar sufriendo por el


accidente. Y con la pérdida de Enid…

—Lo sé, y lo siento mucho. —Su mano salió y cubrió la mía, un ligero
apretón indicando su apoyo.

—Siento haberte gritado. —Le di la mano y apreté sus dedos. Sus ojos se
desviaron hacia abajo y vi que una pequeña sonrisa se dibujaba en sus labios.

Te pillé.

Si eso significaba seguirle la corriente para averiguar qué estaba


pasando... estaba dispuesta. Aunque no estaba muy segura de hasta dónde
llegaría. Pero no quería que ni ella ni el doctor Robins pensaran que me habían
tomado el pelo.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Iba a jugar bien esta vez. Sí. Estaba paranoica. ¿Pero no crees que tenía
razones para estarlo?



Seguirles el juego iba a ser fácil. Sabía que algo andaba mal en este lugar,
y la razón no quería que fuera algo sobrenatural lo que lo estaba causando.

¿Por quién me tomaban?

Mi mente se desvió hacia Pete. ¿Me pregunto qué estará tramando? ¿Me
pregunto si tiene algo que ver con esto? No me extrañaría, sobre todo si se
trataba de dinero.

No había oído ni pío de él desde que había llegado. Probablemente se


debía a que no sabía adónde había ido: mi agente no le daría la dirección...
diablos, no le daría a nadie ni la mugre de debajo de sus uñas. Y si lo hacía,
probablemente se quedaría con el quince por ciento.
82
El día se alargó como de costumbre… encerrada en la cama, con la
cabeza hinchada y negándome obstinadamente a ir al médico, aunque estaba
un poco preocupada por los desmayos que había sufrido últimamente.

No había visto ni oído a Kate en toda la mañana. Me sentí un poco


defraudada… decepcionada. Un poco… solo. ¿Por qué no había venido a
verme? ¿Era por cómo habíamos terminado anoche?

Mierda. Había intentado besarla. Mierda, mierda, mierda. Había intentado


besar a mi anfitriona. Cristo… ¿podrían las cosas empeorar?

A decir verdad… sí… me sentía atraída por ella, ¿quién no? Era la
personificación de la energía sexual. Estaría ciega (y sería estúpida) si dijera que
no me parecía atractiva, pero... no era gay. Nunca había pensado en una mujer
de esa manera... antes.

¿A quién quiero engañar? Era una diosa. No hacía falta ser un genio para
darse cuenta de eso. Pero... ¿tener sexo con... besar... abrazar... acariciar a otra
mujer? Simplemente no era yo.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Lo sé… también recuerdo a Melanie. Había disfrutado de nuestra


pequeña… cita en los baños, pero sabía cuándo poner los frenos. No era como
si hubiera estado buscando un polvo rápido en el baño. Había ido allí para
alejarme de ella.

¿Verdad?

No puedo pensar en eso ahora. Lo hecho, hecho está. Le pediré disculpas


en cuanto la vuelva a ver.

83
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo catorce

No fue hasta tres días después que me enteré de que habían llamado a
Kate por “negocios”. Al final, saqué mi flácido cuerpo de la cama y bajé a
mezclarme con los demás huéspedes.

En el salón, se me acercaban caras preocupadas preguntándome si me


encontraba bien y si estaba segura de que debía levantarme. Usé la sonrisa falsa
y les agradecí su preocupación, alegando una salud perfecta.

Jenny siguió dando vueltas, fingiendo que le interesaban las revistas y


cómo debían apilarse. Agaché la cabeza y fingí interés por un ejemplar del Radio
Times de hacía tres meses. Al final se dio por aludida y se largó a recepción.

Fue Melanie, una Melanie muy avergonzada, quien me dijo que Kate se
había ido. Me sentí nerviosa al hablar con la mujer con la que casi había tenido
84
un encuentro íntimo. Es curioso. No parecía tener ningún problema en meterle
la lengua hasta la garganta, pero hablar de cosas triviales…

—Sobre la otra noche… —empecé.

—No hay nada de qué hablar. Lo leí mal. Culpa mía… lo siento.

Quería decirle que no se había equivocado, que quería lo que habíamos


empezado, pero… no era… con ella. Mi mente se desvió hacia un par de ojos
azules, unos ojos azules que bailaban dentro de mi cabeza, y sentí un cosquilleo
brotar de mi libido dormida.

En lugar de eso, me limité a sonreír e intenté ignorar la sensación que se


apoderaba de mi anatomía inferior.

Me moví en el sillón, tratando de ignorar la sensación entre mis muslos.


¿Qué me estaba pasando? Nunca... nunca... me había pasado esto. Las veces
que me había acostado con hombres no habían sido más que un mal recuerdo,
una sensación de estar obligada a hacerlo de alguna extraña manera. Pero
ahora…
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Sólo me había pasado desde que llegué aquí. Estaba segura de que algo,
o alguien, se había apoderado de mí. El sexo siempre había sido lo segundo, tal
vez tercero o cuarto, en mi vida. El trabajo siempre había sido lo primero. Por
eso había venido aquí en primer lugar… ¿no?

—Abbie, ¿estás bien? —Melanie me miraba atentamente, esperando una


respuesta.

—Oh… sí… lo siento. Estaba en las nubes por un minuto. —Se rio a
carcajadas—. ¿Qué decías?

Una sonrisa se dibujó en sus labios y le brillaron los ojos.

—Sólo decía... —me dio un codazo en las costillas y solté una risita (sí, lo
sé, demasiado infantil para decirlo con palabras)—. Kate ni siquiera sabe lo de
tu recaída.

—¿Por qué? ¿Dónde está? —En mi tono se percibía un ansia por


encontrar metafóricamente la respuesta. Mi lenguaje corporal contradijo mi
necesidad de saber al inclinarme rápidamente hacia delante.

—No estoy segura —respondió mordiéndose el labio con consternación—


85
. La última vez que la vi, iba a reunirse con el hijo de Enid en el hospital. Lo
siguiente que supe es que llamó diciendo que tenía que marcharse y que no
sabía cuándo volvería.

—¿En serio? —¿Era esa mi voz… mi voz que rezumaba desconfianza?


Me aclaré la garganta en un intento de sonar más natural—. ¿Nada desde
entonces?

—No… ni pío. —Me dio una palmada en la pierna en señal de seguridad


y se levantó para marcharse. Por el rabillo del ojo vi que Jenny volvía al salón,
se detenía bruscamente y le lanzaba dardos a la nuca de Melanie.

Mierda. No podía estar con toda esta maldita angustia. Dos mujeres
interesadas en mí, y yo sin el más mínimo interés en ninguna de ellas. Vaya
suerte, ¿eh?

—Entonces... Melanie… —Tragué saliva—. No podía creer lo que estaba


a punto de hacer—. Háblame de ti.

Tres horas y media más tarde conseguí escapar. Más sabia, estoy segura,
en el mundo de la ley, novias infieles y lo fantástico que es Londres.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Jesús. Esa mujer podía hablar. No me extraña que su novia la dejara...


probablemente para darle un respiro a sus oídos.

Al menos Jenny había captado la indirecta. Por ahora.



Habían pasado cinco días desde la última vez que vi a Kate.

Parecía más tiempo.

Por qué la echaba tanto de menos era un misterio para mí. No es como si
nosotras... o... yo... o... lo que sea.

Había recibido una invitación a través de recepción para asistir al funeral


de Enid. Su hijo había venido al hotel el día anterior para recoger el resto de sus
cosas, y habíamos charlado. Era un tipo simpático, y aunque me di cuenta de
que estaba completamente destrozado por la pérdida de su madre, seguía 86
siendo considerado con los sentimientos de todo el mundo excepto con los
suyos.

El funeral iba a celebrarse en Halifax, en el cementerio de Lister Lane, y


Melanie dijo que vendría conmigo para darme apoyo moral.

Sé que es horrible decirlo, pero sólo podía pensar en volver a ver a Kate.
No sabía por qué razón.

El día era fresco y el débil sol se filtraba entre las nubes para despedir a
una dama encantadora. Aunque acababa de conocer a Enid, me sentía unida a
ella de alguna manera. También me sentía culpable.

El servicio fue interminable. Himno tras himno, tras himno, tras himno.
¿Cómo puede la gente cantar cuando las lágrimas les ahogan? ¿Cómo pueden
reunirse alrededor de un agujero en el suelo y ver cómo alguien a quien aman
les abandona… otra vez?

Sentí que las lágrimas merodeando, asomándose a la triste escena,


exponiendo en silencio mi dolor al mundo. El hijo de Enid estaba allí de pie, con
los hombros encorvados, y una mujer se aferraba a él ofreciéndole apoyo. Los
dolientes eran pocos, y ahora sentía la pérdida aún más fuerte.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Pobre mujer. Toda su vida había sido entregada a un hombre que no la


apreciaba. Había malgastado su vida con un hombre que la trataba mal, sólo
porque se creía con derecho a hacerlo.

Sentí un hormigueo y se me erizaron los pelos de la nuca. Tuve la clara


impresión de que alguien me observaba. Me estremecí, tratando de disipar la
sensación, pero era inflexible y se aferraba a mí como un presagio.

Algo llamó mi atención entre los árboles del otro extremo del cementerio.
Una figura se escondió detrás de uno de ellos. Me quedé mirando, sabiendo que,
en algún momento, tendría que salir.

Y así fue.

¿Por qué se quedaría Kate allí detrás? ¿Por qué no…?

Algo pasaba.

Retorcí la cara y la miré más de cerca.

Parecía... diferente. No puedo decirte por qué… sólo diferente.


87
Quizás era su pelo. No lo llevaba largo y suelto como de costumbre.
Estaba oculto bajo un sombrero de algún tipo, apartado, con sólo unos mechones
libres a los lados, cubriendo sus mejillas como cortinas de seda. Su rostro estaba
demacrado... inmóvil.

O tal vez fuera su vestido. Largo, amplio y negro. No llevaba abrigo y me


preocupé. El día era fresco, aunque seco. Se iba a morir…

—¿Estás bien? —La voz de Melanie interrumpió mi mirada—. Parece que


hayas visto un fantasma.

Me volví hacia ella y le susurré:

—Es Kate… por allí… cerca de los tejos.

—¿Dónde? —Giró el cuello para mirar en esa dirección—. No la veo...


¿Dónde?

—All… —Me detuve en seco. Allí no había nadie. Pero… ella no podía
haber…

Mis ojos escudriñaron la zona en busca de pruebas de Kate y de dónde


podía haber ido.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

No había ningún sitio adonde pudiera haber ido. No podía haberse


escondido detrás de los árboles, no eran lo bastante espesos. Kate no me
parecía una mujer que se escondiera detrás de las lápidas… ¿verdad? Sacudí
la cabeza y me di cuenta de que la sensación de ser observada también había
desaparecido.

»Abbie, ¿dónde?

—Lo siento, Melanie. Me he equivocado.

Pasé mi brazo por el suyo y apreté. La sensación de un cuerpo junto al


mío era exactamente lo que necesitaba.

Citando a Hamlet: “Algo huele a podrido en el reino de Dinamarca”.

Y esto se estaba convirtiendo en un hedor.


88
Los dolientes regresaron a sus coches y se dirigieron a la casa del hijo de
Enid para una reunión. No podía enfrentarme a la idea de hablar con gente que
no conocía, de hacer aflorar de nuevo todas las emociones que había luchado
toda mi vida por mantener encerradas... por mantener reprimidas.

Melanie insistió en volver conmigo, declarando que quería verme metida


en la cama (sí, apuesto a que sí), porque estaba preocupada por mi “hechizo” en
el cementerio. Intenté convencerla de que estaba bien, pero no aceptó un no por
respuesta.

Todo lo que quería era volver y absorberme en mi escritura… dejarme


llevar por la musa a otro tiempo y lugar. Quería olvidar el día de hoy… olvidar
que había perdido a una amiga… olvidar que me estaba obsesionando lenta pero
inexorablemente con mi anfitriona.

¿De qué otra forma podría explicar haberla visto en el funeral?

Necesitaba controlarme.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH



La musa, bendita sea, me acompañó el resto del día. A las diez y media
había escrito dieciocho páginas. Y de las buenas.

La protagonista era una mujer reclusa que se ocultaba a sí misma y a su


pasado del mundo. Tenía el personaje bien definido, pero la estructura... la
verdadera razón por la que se recluía seguía fuera de mi alcance.

Me recosté en la silla, el cansancio se apoderaba de mí. Estiré los dedos


cansados y levanté la mano para quitarme el cansancio de los ojos.

Sin previo aviso, un cosquilleo me recorrió desde la base de la columna


vertebral hasta la nuca. Involuntariamente, me estremecí, sabiendo que había
alguien detrás de mí.

No podía darme la vuelta. No me atrevía a girarme.

Un aliento caliente recorrió mi espalda y se posó, jadeante, en mi pelo.


Los pelos de todo mi cuerpo saludaron al visitante, compensando mi ignorancia.
89
No era miedo lo que me atenazaba. No. Era peor que eso. No estaba
asustada, sino más bien consciente... muy consciente, de hecho, de que la
presencia detrás de mí no me haría daño... no podía hacerme daño... ella...
nunca...

Una voz, tan suave, tan pura, me susurró al oído.

—Ven conmigo.

Cuando me di la vuelta… estaba sola. Otra vez.

Sentí que la soledad me invadía una vez más.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo quince

La frialdad me envolvió, vigorizando una necesidad que llevaba mucho


tiempo muerta en mi interior. Suaves zarcillos de aire se encontraron... y luego
se evaporaron sobre la piel caliente. Mi ropa flotaba a mi alrededor, rozando una
piel sensible: una piel que esperaba ser liberada.

Estaba de pie fuera de mi habitación, la suave luz del pasillo convertía las
imágenes en sombras, en reflejos en movimiento, vivos, que respiraban lo que
mi mente aturdida podía comprender.

Un ruido me saludó. La suave caricia de una voz me incitó a seguirla. Mis


ojos se esforzaron en la penumbra del pasillo, pero no lograron captar nada.

Avancé, con el corazón empujándome a mirar, a encontrar, a descubrir 90


algo enterrado en lo más profundo de mí misma. Me suplicaba que me dejara
llevar, que avanzara, que siguiera su voz. Un dolor resonaba en silencio,
asustada de ser descubierta, asustada de ser encerrada.

Un movimiento me llamó la atención. ¿Era una sombra? ¿Un invento de


mi mente enviado a la penumbra para seducirme?

Salí por la puerta y vislumbré una prenda que desaparecía al final del
pasillo. Otra vez esa voz. Etérea. Seductora. Embrujadora. Como una sirena. No
pude resistirme, como todos aquellos marineros, también fui atraída, impotente
hacia mi destino.

Los pies se movían sin mi ayuda, siguiendo... algo... siguiendo... a alguien.


Parecía deslizarme, completamente sumisa en mi papel de cazadora. ¿O era la
presa?

Pasaba pasillos interminables. Era un laberinto... casi tan confuso como


los pensamientos que suplicaban escapar de mi cabeza. Daba vueltas y vueltas
a la figura que tenía delante. Susurros de tela revoloteaban detrás; mechones
negros se arremolinaban, coaccionaban, prometían ese algo especial al que no
podía poner voz.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Escaleras. Muchas escaleras. Subiendo, más rápido, arremolinándose.


Mis ojos se desenfocaron: mi estómago tenía náuseas. Mis dedos se estiraron
para agarrar el aire vacío.

—Espera… espérame. —Mi voz parecía distante, diferente.

Fuera, en el tejado, la luna miraba hacia abajo. Exponiéndome.


Mostrándome tal y como era… hambrienta. Tenía hambre de ella.

Ella estaba de pie, majestuosa, en precario equilibrio sobre el muro que


rodeaba el edificio.

»¿Kate? —La palabra salió en un jadeo. Dios, estaba preciosa. Parecía


que había esperado toda una vida para tragarme su imagen—. Kate… estoy
aquí… te necesito… por favor. —El anhelo surgió, cubriendo mi garganta de
deseo, de amor, de necesidad.

Estaba de espaldas a mí, pero sabía que era ella. Una espalda fuerte,
tonificada, musculosa, frente a mí. Su pelo: negro, suelto, salvaje, echado hacia
atrás, exponiendo el lado de su cara a mis ojos voraces. Brazos extendidos:
brazos largos y fuertes que la mantenían en equilibrio en el precipicio entre la
vida y la muerte.
91
»Kate… mírame. —Escultural. Ésa es la palabra… la palabra que la
personificaba en aquel momento.

Se giró lentamente. Se me escapó un grito ahogado cuando unos ojos


azules se encontraron con los míos y me clavaron en el sitio. Mi ritmo cardíaco
aumentó, persiguiendo el anhelo por mis venas. Di un paso adelante. Necesitaba
sentirla entre mis brazos, necesitaba sentir esos labios tomar los míos y no
soltarlos jamás.

Se dio la vuelta, mirando hacia la oscuridad. La luna se había ocultado


tras una nube, como si se negara a presenciar lo que sucedería a continuación.

Sus largos brazos se extendieron por encima de su cabeza, apuntando al


cielo, antes de impulsarse hacia arriba y hacia delante en un salto de cisne sobre
el borde.

»¡NNNNNNNNooooooooooooooo! —Corrí hacia delante, mis piernas ya


no se deslizaban, sino que tropezaban—. ¡NNNNNNNNooooooooooooo! —
Dolores punzantes me recorrieron el pecho, alertándome de la muerte de mi
corazón; alertándome de la pérdida de mi alma.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Me agarré a la pared y me incliné, sabiendo lo que vería.

Allí estaba ella. Rota. Retorcida en una forma antinatural, con el brazo
izquierdo doblado hacia atrás por el desastre arrugado en las losas de abajo.
Sollozos desgarradores, tan fuertes como para despertar a los muertos. Los
lamentos se desataron... se quebró más allá de la tartamuda emoción del llanto
desmesurado.

No podía sobrevivir a esto. No podía sobrevivir a estar sin ella. No sabía


por qué sentía tal conexión… tal vínculo... Lo único que sabía era que no podía
sobrevivir sin ella.

Mis manos se aferraron a la pared mientras me decidía. Mis pies


descalzos rozaban la piedra áspera del muro mientras subía. Estiré los brazos a
los lados, disfrutando de la brisa, sabiendo que sería la última vez que sentiría el
aire en la cara.

»Ya voy. —Una promesa hecha al viento.

Las rodillas estaban dobladas, preparadas para lo inevitable. Empujé


hacia abajo, lista para saltar hacia delante...
92
Unas manos fuertes me agarraron por detrás y tiraron hacia atrás.

»¡Suéltame! —grité al aire—. Quítame… las manos… de encima.

Más tirones y caí de espaldas en unos fuertes brazos. Un olor familiar me


llegó a los sentidos mientras luchaba sin piedad entre los brazos de mi captor.

—Shushshushshush.

Esa voz. Esa voz suave. Dejé de forcejear y miré un par de ojos azules
muy preocupados.

—¿Kate? —Mi raciocinio se disparó. Acababa de...— ¿Kate?

Unos brazos fuertes me sujetaron. Una mano se coló en mi pelo,


enredando los dedos en la nuca. Me atrajo hacia ella. El corazón seguía
martilleándome en el pecho y la adrenalina corría por mis venas.

Besos suaves como plumas se posaron en mi pelo, viajaron a mi frente y


finalmente a mi mejilla. Me sentí tan aliviada de verla allí, tan embelesada por su
presencia, que hice lo único que podía hacer una mujer en mi situación.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

La besé. Suavemente al principio, pero con cada roce contra su boca


suave y seductora, una oleada de deseo se apoderó de mí haciendo que mis
besos fueran más exigentes, más urgentes.

Las lenguas se encontraron por primera vez. Tímidamente, luego con una
comprensión cada vez mayor de que no serían rechazadas. Sus manos se
aferraron a mi pelo con una sensación de posesión, y mi instinto reaccionó, no
deseaba nada mejor que empujarla hacia abajo y violarla sin piedad.

Los dientes se entrechocaban, las lenguas se disputaban la posición, la


humedad corría en la boca de la otra bautizando nuestro acoplamiento mientras
intercambiábamos nuestras almas. Mis manos buscaban, agarraban su espalda,
las uñas se clavaban en sus fuertes hombros para… soltarse… y luego bajar por
su espalda hasta posarse en su trasero.

Ella me siguió. Las manos empezaron a amasar la carne, bombeando


fluidos de partes ocultas, partes ardientes de deseo y necesidad. Me apoyé en
su muslo, lo que la obligó a apoyarse en mi pierna.

Empecé a penetrarla, y me devolvió el gesto con creciente abandono.

Mi cabeza estaba cada vez más confusa, borrosa. Dios… estaba


93
caliente… estaba ardiendo por ella. Necesitaba tocarla… sentirla debajo de mí…
retorciéndose debajo de mí. Ansiaba sentir su piel, sus pechos... sus pechos en
mi boca... abriéndose para mí... en mi boca.

El anhelo se convirtió en desesperación cuando agarré los laterales de su


blusa y tiré de las dos mitades para dejar al descubierto su pecho curvilíneo, la
hendidura de su escote tentándome. Me quedé paralizada. La luz de la luna los
iluminaba, destacando sus pezones que se erguían en el aire hacia mis labios
expectantes.

Agarré con fuerza su pecho derecho, amasándolo, moldeándolo a mi


antojo. Bajé la cabeza para deleitarme con el otro pecho, intentando abarcarlo
por completo... pero, finalmente, me posé en su pezón endurecido. Succioné con
avidez. Chupé y bombeé, chupé y froté, sus gemidos llenándome los oídos y
estimulándome.

Nuestras caderas se volvieron frenéticas y sentí que mis rodillas se


hundían en el suelo. La empujé hacia atrás y hacia abajo, con las piernas aún
abiertas y su muslo clavado en mi necesidad.

Gemía, gruñía, chupaba, bombeaba, amasaba. Una piel suculenta para


mí.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Podía sentir sus manos deslizándose por debajo de mi camisón, sus uñas
subiendo y bajando por la parte trasera de mis piernas, haciéndome estremecer
de expectación, haciéndome desearla aún más. Si eso era posible.

Frenética. Me estaba volviendo frenética. Olvidé todo lo que había pasado


hasta ese momento. Necesitaba sentirla dentro de mí. Sus dedos llenándome.
Su lengua saboreándome, igual que la mía quería saborearla a ella.

Mi lengua abandonó su pecho y bajó por su abdomen.

—¡Oh Dios… sí... Abbie… sí!

Me paralicé. El sonido de su voz me devolvió a la realidad.

La miré a la cara; sus ojos estaban fijos en mí, la perplejidad se apoderaba


de sus facciones.

»¿Abbie? ¿Estás bien?

La miré fijamente. ¿Qué estaba haciendo? Dios… Ni siquiera la conocía


e iba a follármela en la azotea de su casa.
94
—Lo si… lo siento…

Me puse en pie y evité mirarla a los ojos. Sabía que si la miraba a los ojos
me perdería para siempre.

»Kate… lo siento.

Y eché a correr. Volví corriendo a mi habitación y cerré la puerta de un


portazo. Luego eché la llave. Después me senté detrás de la puerta hasta que la
oí bajar por el pasillo, detenerse frente a mi habitación durante unos minutos y
luego entrar en la suya.

Al cabo de un rato, salí de mi habitación. Salí del hotel. Volví a los confines
de mi vida, subí a mi coche y regresé a Londres.

No podía soportar estar más tiempo en Forester’s Dwell. No podía


soportar los sentimientos que había dejado aflorar. Era demasiado. Mi obsesión
dejó un abismo de vulnerabilidad que no podía permitir... No podía soportar más
daño.

Y por eso tuve que marcharme.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Sin mirar atrás, puse el coche en marcha y atravesé la verja para salir a
la carretera.

Pero a pesar de todas mis bravuconadas y de los kilómetros que me


separaban del lugar que había sacudido mi mundo, sabía que había dejado mi
corazón en las fuertes y amorosas manos de Kate Thomas.

95
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

SEGUNDA PARTE

… Te abracé por última vez, luego te desvaneciste silenciosamente


abro mis ojos,
pero nunca veo nada
si tan solo hubiera pensado en las palabras correctas
podría haberme aferrado a tu corazón
si tan solo hubiera pensado en las palabras correctas
No se estaría rompiendo

Pictures of You - The Cure


96

Capítulo dieciséis

Londres me recibió como a un viejo amigo. Como siempre estaba sucia…


bulliciosa… anónima. Aquí podía pasar desapercibida, desvanecerme en la
nada, olvidar lo que había dejado... empujar hacia abajo todos esos sentimientos
que me habían estado subiendo por la garganta.

Volver a la nada.

Cuando llegué, el sol estaba alto y blanqueaba el cielo otoñal. Decidí


hacer una visita a mi agente para ponerme en contacto con ella, decirle que
estaba de vuelta.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Al entrar en su despacho, noté la tensión en el aire. A un cuchillo le


costaría atravesar la atmósfera. Bienvenida a casa.

Kenny, el secretario de mi agente, me miró como si acabara de recibir la


noticia de una amenaza de ántrax. La sonrisa que había esbozado para la
ocasión desapareció lentamente de mis labios, revelando una expresión de
confusión.

—Hola, Ken, —intenté decir con un tono desenfadado… pero se me


quedó mirando con la boca abierta—. He dicho... Hola, Ken. —Lo fulminé con la
mirada. Sacudió la cabeza y forzó una sonrisa.

—Lo siento, Abbie… hola.

—Lo he intentado por un minuto… ¿Por qué esa cara? —No esperé
respuesta, pasé a su lado y me dirigí a la oficina de mi agente—. ¿Está dentro?
—Continué caminando, ignorando las advertencias de Ken de no entrar.

El despacho de Janet estaba hecho un desastre. Habían tirado las


estanterías y los libros estaban esparcidos por todas partes. Su mesa y su
ordenador estaban destrozados por toda la habitación.
97
»¿Qué coñ…?

—Exacto. —Una voz fría y dura sonó desde mi derecha—. Abbie, ¿qué
estás haciendo aquí? —Janet Strome no era una persona feliz por naturaleza, y
su cara podía cuajar la leche en los mejores momentos. ¿Pero ahora? Por Dios.
Debería haber venido con una advertencia de salud pública. Su rostro era
ceniciento, sus labios naturalmente finos desaparecían en su interior; sus ojos
eran glaciales, endurecidos aún más de lo habitual.

—¿Qué ha pasado aquí? —Intenté que mi voz fuera ligera, opté por aliviar
la tensión que gritaba por todos los poros de su cuerpo, toda ella dirigida hacia
mí.

—No has respondido a mi pregunta, Abbie. He… dicho… “¿Qué estás


haciendo aquí?” —No se había movido en absoluto, y definitivamente estaba
sintiendo el mordisco de su ira.

—¿Puedo decir que te extrañaba?

—No.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Tómate un calmante, por el amor de Dios, mujer, y apreté los dientes


detrás de los labios, me aclaré la garganta para contestarle una vez más, pero
me cortó.

»Se supone que estás en el retiro, ¿recuerdas? —Se movió alrededor de


un gran escritorio que la separaba de mí—. ¿Por qué te has ido?

¿Qué podía decirle? No podía contarle los sueños extraños que había
tenido, los sentimientos de desesperación que había sentido, los accidentes, los
accidentes no accidentales.

No podía hablarle de las voces, los mensajes, la muerte de Enid.

Pero todo eso palidecía en comparación con la razón por la que realmente
me había ido.

Kate.

No podía hablarle del color azulado de los ojos de Kate, de cómo se


iluminaban cuando reía, cuando reía de verdad. Ni de su sonrisa torcida, que
levantaba una comisura de los labios ligeramente más alta que la otra. Incluso la
forma en que me bailaba el estómago cuando pensaba en sus fuertes brazos
98
abrazándome, queriéndome, acariciándome. Dedos fuertes deslizándose por
mis piernas, sobre la piel expuesta... burlándose.

¿Debería contarle entonces el sabor de la piel de Kate, la suavidad de sus


labios, la humedad de su lengua acariciando el interior de mi boca? ¿O del sabor
de sus pechos… empujando… deseando que me la trague entera, y de mi
disposición a hacerlo?

¿Y qué hay de la tensión en mis entrañas cuando pienso en ella diciendo


mi nombre, urgiéndome, necesitando que la tome tanto como necesito tenerla?
Me di cuenta de cómo la aparté… corrí… la dejé allí… esperando a que la
llevara…

No. Esa era una parte de mí que permanecería enterrada en lo más


profundo, sólo para salir cuando no podía soportar más la desesperación.

—Me aburría. —Qué respuesta... de alguien que se suponía que era


bueno con las palabras—. He pensado en volver y escribir desde casa.

—Mala idea. —Asomó la cabeza fuera—. Ken, dos cafés aquí, cuando
tengas un minuto. —Se giró y me miró directamente a los ojos—. Me sentaría si
fuera tú.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Miré a mi alrededor y me di cuenta de que no había ningún sitio donde


sentarse. Volví a mirar a Janet y me encogí de hombros.

Y por primera vez desde que había entrado en su despacho, sonrió.



—¡Maldito cabrón!

—Cálmate, Abbie. —Janet trató de calmarme, pero como se puedes ver,


no estaba funcionando—. La policía no está segura de que fuera él. Ellos...

—Oh, era él. Es su estilo. —Las palabras salieron disparadas de mis


labios como una confesión. Hice una pausa para recopilar la información que
Janet me había dado. Entonces... ¿Pete vino a buscarme? —Ella asintió—.
¿Pero no se lo dijiste? —Sacudió la cabeza—. Entonces, dos días después,
¿empezaste a recibir llamadas amenazadoras? —Otro movimiento de cabeza—
. ¿Entonces ayer... esto? —Señalé el caos que nos rodeaba, la incredulidad y la
99
ira compitiendo por el dominio.

Janet volvió a asentir.

—No estamos seguros de que accediera al ordenador en busca de tu


dirección. Estaba bastante cabreado cuando vino aquí.

Esto me detuvo. ¿Haría todo esto sólo para llegar a mí? El sonido del
teléfono irrumpió en mis pensamientos y vi cómo Janet se inclinaba y apartaba
una estantería para contestar.

Su voz apagada se desvaneció mientras contemplaba lo que Pete había


hecho. Sabía que tenía mal genio. Dios, lo sabía... ¿pero destrozar el despacho
de Janet? Incluso para él parecía un poco exagerado.

»¿Abbie? —La voz de Janet me devolvió a la escena. Su cara parecía


triste y preocupada.

—Oh… no te preocupes por mí… sólo ha sido un día muy largo. —Una
pequeña sonrisa apareció en mis labios intentando tranquilizar a la mujer que
tenía delante. Ella permaneció en silencio—. ¿Jan? —Me fijé en el teléfono que
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

aún tenía en la mano, la conversación que había mantenido sólo en espera—.


¿Qué? —Mi tono fue más cortante de lo que pretendía.

—¿Es tu casa?

—¿Qué pasa con ella?

—Te han entrado.



Mi casa era un desastre. Para poner las cosas suavemente, y sin perder
el control, otra vez. No creo que Pete dejara nada sin tocar. Los sofás estaban
rajados, desparramando sus tripas por la habitación. Parecía una masacre de
muebles. Los cuadros estaban cortados de forma errática, como si fueran obra
de un loco; el contenido de la cocina estaba esparcido por toda la habitación; el
baño... bueno, digamos que no tocaría nada de allí... nunca.
100
Pero eso no fue lo más chocante que me recibió al volver a casa. Ni mucho
menos.

Mi dormitorio, la habitación donde había pasado cuatro años durmiendo


vulnerable junto a este hombre, fue lo peor. No fue la devastación total. No. No
fue la destrucción... la sensación de haber sido violada.

No.

Fue una cosa. Una cosa sobresalió de entre los destrozos y me golpeó
con fuerza en las tripas. Una palabra garabateada en la pared detrás de mi cama.
Una palabra.

Puta.

Escrita en algo que no puedo soportar... pero no era el medio... era la


palabra.

Puta.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

¿Qué le había poseído para escribir la única palabra que podía derrumbar
mi mundo? ¿Cómo sabía que una palabra podría crear una oleada de emociones
tan profundas que necesitarían ser extraídas por profesionales?

Puta.

Jesús. Me corría el sudor. Sentí que la habitación se cerraba con fuerza


alrededor de mi garganta.

Antes de desmayarme, la imagen del rostro de Kate pasó por mi mente...


ya sabes, como la experiencia que tiene la gente antes de morir... ¿Cuándo su
vida pasa sin ceremonias delante de ellos, exponiendo sus caídas a lo largo de
la vida?

Ella encarnaba mi vida y todo lo que podía ver era su cara. Y el dolor que
vi allí hizo que la inconsciencia pareciera una bendición.


101
Fue cuestión de horas que volviera a la carretera. La policía dijo que había
intentado localizar a Pete (sabían que había sido él, porque tenían las imágenes
de vídeovigilancia de su entrada en el edificio), pero no habían conseguido nada
y pensaron que lo mejor era que me quedara en otro sitio.

Mis padres se habían mudado a Norfolk y era el único lugar al que se me


ocurría ir. Mis opciones eran cada vez más limitadas.

Tenían una casa en las afueras de Norwich, a ocho kilómetros de mi


hermana y su marido. Sabía que sería bienvenida allí en cualquier momento,
aunque no los visitaba ni la mitad de lo que podría haberlo hecho. Esto se debía
principalmente a que mi familia odiaba a Pete. Pensaban que era un gorrón y un
bastardo malvado.

Tenían razón. Ahora me daba cuenta.

Me sentía culpable. Ni siquiera les había contado lo del divorcio ni lo del


retiro.

El retiro. Una voz en mi interior me suplicaba que volviera... que volviera


con Kate... para explicárselo.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

¿En qué estaba pensando? El hecho era que no era gay, no soy gay.

Sigue diciéndote eso, Jameson, y quizá dejes de pensar en lo suaves que


eran sus labios.

Pisé a fondo el acelerador y aceleré.

102
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo diecisiete

Me resultaba extraño volver a dormir bajo el techo de mis padres. Me


había ido de casa cuando empecé la universidad a los dieciocho años, y sólo
había estado en casa durante las vacaciones (lavar la ropa, comer, pedir dinero
prestado que nunca volverían a ver: lo normal).

Al principio, les había sorprendido que volviera a casa, como ellos lo


llaman, pero pronto se dieron cuenta de que era, fundamentalmente, por
necesidad. Quería a mis padres y, a su manera, creo que ellos también me
querían. Me habían apoyado estableciendo los contactos adecuados,
ofreciéndome dinero, los tutores adecuados… las escuelas... lo que fuera (o
poniéndole precio), y lo hicieron lo mejor que pudieron.

Pero, ¿cariño? ¿Qué me dijeran que lo había hecho bien, que me 103
abrazaran cuando estaba enfadada o dolida, alguien en quien confiar… No. Esas
tareas quedaban para las niñeras (cinco en total, que se marchaban llorando).

Claire, mi hermana mayor, me apoyaba a pesar de todo. Era la que más


odiaba a Pete, incluso podría haber fundado su propio club de antifans de Pete.
Sólo tenía catorce años cuando se marchó de casa hecha una furia, jurando no
volver a tener contacto con “esos cabrones desalmados”. No volví a verla hasta
los diecisiete... y todavía siento la pérdida de esos tres años.

Hoy en día se hablan, ya que ella se había casado bien y habían hecho
las paces en público, para vergüenza de Claire (y mía).

Había venido a casa, arrastrando a dos niños gritones, en cuanto se


enteró de que había vuelto. Cuando me abrazó, el estrés y la confusión
desaparecieron. Mi cuerpo se estremeció. Mis emociones eran tan intensas que
sentía cómo las lágrimas luchaban por liberarse y dejar al descubierto mi
vergüenza, mi engaño y mi miedo.

Claire lo malinterpretó como que había dejado a mi marido: comprensible,


la verdad.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Después de unas copas de vino, conté a la familia los acontecimientos


que habían conducido a mi visita. Pete siendo un idiota… pidiendo el divorcio…
yendo al retiro… la muerte de Enid... y volver para encontrar casi todo lo que
tenía, diezmado.

Obviamente, omití otros detalles, como mi lenta locura, oír voces, tener
visiones, perseguir fantasmas por la noche sin llevar nada más que mi camisón.
Y definitivamente no quería hablar de mi casi encuentro sexual en el baño con
una completa extraña.

Por lo tanto, no podía decirles acerca de mi casi obsesión con mi


anfitriona. Obsesión, eso es lo que era. ¿Qué otra cosa podría ser? Ella me había
hechizado... sus ojos me habían hechizado. Sus labios me habían seducido...
sus dedos... sus dedos...

Debo admitir que me excitaba. El mero hecho de pensar en ella me


humedecía, me acaloraba y me producía un gruñido de dolor entre las piernas y
también en el pecho.

Pensar en ella me había traído imágenes de mí encima de ella, lamiéndole


y acariciándole los pechos, con la boca y la nariz llenas de su aroma, las manos
llenas de su piel, sus pechos y su abdomen.
104
Dios... estaba cachonda. Es el colmo de la vergüenza, hablar con tus
padres con un fuego ardiente entre las piernas; apretando tu necesidad hasta
que te das cuenta de que la estás bombeando a la vez, casi masturbándote
delante de ellos.

¡Jesús! Tenía que ponerme en orden... aliviarme antes de hacer más el


ridículo de lo que ya había hecho.

Me disculpé y me fui a mi habitación, con una pequeña sonrisa en la cara


al pensar en lo que me esperaba.



Creo que no me di la oportunidad de echarme atrás.

Me arranqué los vaqueros, me arrastré el jersey por la cabeza, aparté la


ropa interior... todo para llegar a mi deseo.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Tumbada boca arriba en la cama, con las piernas abiertas en la oscuridad,


recorrí con los dedos los pezones ya erectos. Un grito ahogado se liberó al
contacto. Las uñas se burlaban y atormentaban la carne, haciéndola esperar la
liberación. Mis caderas empezaban a agitarse con impaciencia, despegándose
de la sábana sólo para bajar de nuevo.

Me acaricié el pecho con toda la mano, amasando acompasadamente y


acariciando de vez en cuando el pezón erecto. Su gemela se aventuró
lentamente hacia abajo, acariciándome el vientre, grabando perezosos círculos
en la carne caliente. No podía entenderlo… Necesitaba liberar el deseo que me
invadía y, sin embargo, mi cuerpo estaba alargando la tarea, haciéndome
desearlo aún más.

Unos dedos tímidos se abrieron paso entre el vello áspero y se


aventuraron por los pliegues resbaladizos. Otro jadeo al contacto. Tiraron hacia
atrás para volver a empujar hacia abajo. Cerré los ojos imaginando los dedos de
otra persona satisfaciendo esta necesidad. Unos dedos largos y fuertes me
condujeron a un brazo suave y bronceado, enlazándose con unos hombros
fuertes en los que se arremolinaba el pelo negro.

Mis acciones eran cada vez más enérgicas. El dolor me consumía por 105
completo. Los métodos que había utilizado en el pasado para aliviar la “tensión”...
aliviar la acumulación de deseo no gastado que acumulé en un matrimonio sin
amor… ya no funcionaban. Sentía que me estaba volviendo loca.

Tenía que hacer algo… no podía seguir así.

Me levanté y me apoyé en las rodillas, sentándome erguida en la cama,


con la mano aún enterrada entre mis pliegues. Estaba tan mojada, tan
preparada, pero no podía llegar al límite. Un gruñido de fastidio salió de mi boca
mientras empujaba y tiraba, acariciaba y sacudía. La necesidad ardiente era
furiosa. Estaba furiosa por mi incapacidad.

Necesitaba meter la otra mano para ayudar... lo que fuera. Necesitaba


sentir algo dentro de mí, que me llenara, que me permitiera aguantar esta
pasión... aguantarla hasta que pudiera gritar mi anhelo.

Introduje un dedo en mi interior, disfrutando de su tacto, ensartando


lentamente mi cuerpo en él en un intento de saciar esta sed de liberación... este
fuego necesitaba ser satisfecho. Un segundo dedo… un tercero. Me forzaba a
caer sobre mi mano como si estuviera luchando contra un demonio. La parte
posterior de mis piernas gritaba por la presión; mis rodillas se agarraban a la
colcha, manteniéndome en mi sitio como una estatua frenética. Gruñía
descaradamente. Me importaba un carajo quién me oyera.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Me incliné hacia delante, con la mano derecha frotándome el clítoris, los


dedos separados, guiándose a lo largo de la sedosa humedad, mientras tres
dedos de la mano izquierda bombeaban dentro y fuera de mí, mis caderas y la
parte superior del cuerpo añadiendo presión.

En algún lugar de mi mente evocaba su imagen, tumbada debajo de mí,


con los ojos azules vidriosos de deseo. Imaginé que la humedad que rodeaba
mis dedos era su humedad… que los dedos que tenía dentro de mí… los suyos.

Bombeé más deprisa, con los ojos clavados en los suyos, sin querer
romper el contacto, sin querer cerrarlos y darme cuenta de que todo había sido
producto de mi imaginación. La sentía debajo de mí. Podía sentir cómo se hundía
en mí.

—¡JJJJJJJJJJoooooooooodddddddddeeeeeeeeerrrrrrrrrrr! —Me quedé


ciega. Las luces parpadeaban y no podía ver nada más que la imagen de sus
ojos, su cara y sus labios entreabiertos por el éxtasis—.
¡Jjjooodddeeeemmmmeee! —Otro orgasmo me golpeó, haciéndome tambalear
hacia delante, haciendo que mis dedos empapados se deslizaran sin esfuerzo
desde donde habían estado enterrados en lo más profundo.

Cuando la sensación de euforia hubo pasado y mis jadeos se redujeron,


106
abrí los ojos y miré a mi alrededor. Seguía sola. Seguía sola.

Las réplicas chisporroteaban, mis nervios totalmente destrozados. Me


incliné hacia atrás, mis rodillas discutiendo con la posición, mientras me
desplomaba sobre la cama para mirar fijamente al techo.

—¿Abbie? —Abrí los ojos de golpe—. ¿Abbie, cariño? ¿Estás bien?

—Perfecta —fue mi perezosa respuesta.

—Escuchamos un...

—Buenas noches, mamá.

Y con eso, se fue, dejándome sola para regodearme en mi primer doble


orgasmo.

—Y… —susurré en la oscuridad—, no será el último. Ni de lejos.

Una sonrisa de oreja a oreja.

Lo estaba deseando.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH



Obviamente, al día siguiente estaba avergonzada. No es una buena


sensación pensar que tus padres te han oído masturbarte en tu habitación.
Pajeándote y disfrutando.

El desayuno fue tranquilo, ya que Claire se había llevado a los niños a


casa poco después de que contara mi vida. Me sentí como si hubiera retrocedido
quince años.

Papá estaba escondido detrás del Financial Times y mamá se afanaba en


prepararnos el desayuno. Me resultaba extraño verla cocinar... siempre había
pedido a otra persona que lo hiciera.

No me entusiasmaba su creación... la cocina no era la razón por la que mi


padre se casó con ella.

—Abigail, ¿te sientes mejor esta mañana? —Mi padre siempre insistía en
llamarme por mi nombre completo, y enseguida se me erizaron los pelos de la
nuca de fastidio.
107
—Nunca he estado mejor —respondí, dando un sorbo a mi té para ocultar
la sonrisa que se dibujaba en mis labios.

—Tu madre dijo que te había oído... erm… que había oído un gemido en
tu habitación. Como si estuvieras llorando o algo así.

Volví a escupir el té en la taza, creando burbujas de espuma en la


superficie.

—¿Gimiendo? —Intenté parecer inquisitiva, pero mi cara gritaba:


“Culpable, señoría”.

—Sí, gimiendo. ¿Segura que estás bien?

—Como he dicho antes, papá, nunca he estado mejor.

Y eso fue todo. Conversación terminada.

Mi mente volvió a la noche anterior. El cosquilleo revelador volvió a


aparecer entre mis piernas. Mierda, me estaba convirtiendo en una ninfómana.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

»Perdona —tartamudeé mientras me levantaba a trompicones de la silla—


. Tengo que arreglar algo arriba.

Cuando me iba, oí a mi madre decir:

—Bendita sea. Se ve que tiene el corazón destrozado.

Sí, claro. Una sonrisa de complicidad se dibujó en mi cara.

—Poco saben.

Mi mano se agarró a la base de la barandilla y me detuve.

¿Con el corazón roto?

Pero yo... ¿Con el corazón roto? ¿Con el corazón roto? ¿Yo?

La imagen de Kate volvió a aparecer en mi mente. Las palabras que había


dicho mi madre sonaban a verdad.

Subí despacio las escaleras, sin pensar en repetir la actuación estelar de


anoche. 108
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo dieciocho

Pasaron tres meses. Estaba escondida. No había oído ni pío de Pete,


gracias a Dios. Las Navidades y el Año Nuevo habían llegado y habían pasado
y apenas me había dado cuenta, estaba demasiado enfrascada en mantenerme
alejada... encerrarme... olvidar.

Janet me había llamado varias veces para ver cómo me iba, sobre todo
con la novela. Cada vez le decía que lo tenía todo bajo control.

La novela se escribía sola, sin mi ayuda. Pasaba todos los días encerrada
en mi habitación, volcando mis ideas en el portátil. Cada día, sin hacer nada más
que llenar el vacío de mi vida con palabras en una pantalla.

Incluso mis padres empezaban a preocuparse. No tenía vida social. Sólo 109
bajaba para comer o si Claire me visitaba. Pero estaba aprendiendo a olvidar...
a olvidar los sentimientos que habían aflorado desde mi estancia en Forester’s
Dwell.

Era martes por la tarde cuando Janet me llamó desde su casa. El hecho
de que me llamara desde casa no me sorprendió, sino que fue el motivo.

Sabía que estaba dándole vueltas a algo, pero quería hacerla sufrir: la
vida está llena de estas pequeñas oportunidades si nos tomamos tiempo para
darnos un capricho.

Después de que el teléfono se quedara en silencio por cuarta vez, tuve


que preguntarle qué quería realmente, aparte de noticias sobre la novela, o el
tiempo, o el maldito mercado de Norwich.

—Bueno... erm no sé cómo decirlo, pero... yo... tú… has... tenido una
visita.

—¿Una visita? ¿Cómo quién? —Como si eso fuera a interesarme. Un


visitante, como una novela de intriga y misterio.

—¿Recuerdas el lugar de retiro en el que te inscribimos? —Se me cortó


la respiración y no pude responder—. Hace unos meses… —sintió la necesidad
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

de aclarar—, ¿“en Yorkshire”? —Estúpidamente, asentí al teléfono con la


cabeza. Aún más estúpidamente, ella contestó—: Bueno... la dueña, una... —
Podía oír el ruido de papeles y el tintineo de sus anillos contra el teléfono.

—Kate Thomas —dije en su lugar. La sensación de su nombre en mis


labios fue como un bálsamo, una capa que había evitado durante tres meses.

—Esa es, Katherine Thomas, de Forester’s Dwell. Bueno... te ha estado


buscando, ha dicho que tenías algo suyo que necesitaba que le devolvieras.

—¿Cómo qué?

—No ha querido decirlo. Ha dicho que tenía que recuperarlo


personalmente de ti.

¿Qué podría tener de ella que la hiciera viajar desde Yorkshire para
buscarme?

—No creo que tenga nada que le pertenezca... pero déjamelo a mí, lo
pensaré.

La conversación continuó durante uno o dos minutos más, hasta que me 110
excusé y colgué.

Fue más tarde, tumbada en la cama, cuando me acordé.

La nota de Enid. Había cogido la nota de Enid, la de la página rota del


diario que Kate encontró la noche que Enid murió.

Y una mierda. Todavía la tenía.

Pero, ¿por qué iba a quererla todavía?



Busqué la nota entre mis papeles desordenados, releí los mensajes antes
de cerrarla en un sobre.

Mi madre se ofreció a enviarla de camino a un café matutino con las


“chicas”. Le dije que no se olvidara... que se asegurara de que llevaba suficientes
sellos. No quería que se perdiera, sobre todo ahora que Kate la quería.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Volví a pensar en Kate. Me pregunté por qué había sentido la necesidad


de intentar encontrarme. ¿Por qué tenía que dársela personalmente?

Un destello de esperanza se encendió en mis entrañas.

¿Esperanza? ¿Por qué esperanza? Estaba acostumbrada al deseo a


estas alturas, ya que ahora era plenamente consciente de que los
acontecimientos previos a mi viaje a Norfolk habían hecho algo radical en mi
apetito sexual.

Como si... lo hubiera puesto en marcha.

El problema era que no tenía la llave para apagarlo.

No.

Eso estaba a buen recaudo detrás de las paredes de ladrillo rojo de


Forester’s Dwell.

 111

Los sueños habían vuelto. Más fuertes, más contundentes. Me


despertaba por la noche cubierta de sudor, con un nombre familiar en los labios,
el corazón latiéndome de pánico: las manos agarrando el edredón, como si fuera
mi salvación.

Incluso mis padres empezaban a preocuparse. En lugar de sentarme y


preguntarme por qué gritaba el nombre de otra mujer en mitad de la noche,
llamaron a la artillería pesada: Claire.

Me sentía incómoda con ella. Por primera vez en mi vida me sentía


incómoda con mi hermana mayor. No sé por qué, pero así era.

Vino el jueves por la mañana después de dejar a los niños en el colegio.


Mis padres se ausentaron para la ocasión. Sabía que algo pasaba, creo que eso
fue lo que me puso en guardia.

El aire estaba cargado de expectación. Nos sentamos en el salón como


extrañas. No éramos nosotras… nunca nos habíamos sentido mal la una con la
otra, ni siquiera después del fiasco de su marcha de casa.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Esperé a que empezara, viéndola moverse nerviosa en el sofá,


esponjando los cojines hasta que volvieron a perder la forma.

—¡Por el amor de Dios, Claire! —Estaba muy nerviosa—. ¿A qué coño


estás jugando? Dilo de una vez. —No. Nunca he sido del tipo paciente.

—Abbie… —Su voz era baja, tranquilizadora—. Todos estamos


preocupados por ti. Nosotros...

—¿Qué? ¿Quieres que te cuente todo? No hay nada que decir, Claire. —
Debo admitir que mi tono fue cortante, y se estremeció ante mis palabras.

—Entonces, ¿por qué vas por ahí con el peso del mundo sobre los
hombros? —Unos ojos verdes se encontraron con los míos y me sostuvieron la
mirada—. Estoy aquí si necesitas una caja de resonancia, lo sabes, ¿verdad? —
Su rostro se suavizó, mostrando a la hermana que quería y admiraba. Esperaba
que le contara mis pesadillas, mis esperanzas y mis sueños, como habíamos
hecho toda la vida. Sabía que me apoyaría pasara lo que pasara.

Aparté la mirada, con la decisión tomada. Tenía que contárselo todo a


Claire... todo... incluso... incluso...
112
—Empezó a ocurrir hace unos siete meses... —Y comencé mi relato, sin
dejar piedra sin remover, exponiendo todo en lo que me había convertido, todo
lo que quería ser. Su rostro permaneció estoico en todo momento, pero su
lenguaje corporal me incitó a continuar. Me apretó suavemente los dedos cuando
le expliqué la muerte de Enid; me frotó suavemente la espalda con movimientos
circulares cuando le hablé de lo confusa que estaba. La sonrisa cuando empecé
a hablarle de Kate.

Un momento... ¿la sonrisa?

—Ya era hora, Abbie.

La miré, sobresaltada.

—¿Ya era hora de qué?

—De que descubrieras quién eres en realidad.

Intenté levantarme para alejarme, pero detuvo mi movimiento con un


agarre fraternal en mi brazo.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

»Siéntate. —No me moví—. Vamos… siéntate. —Un suave tirón me hizo


volver a su lado. Las lágrimas surgieron de la nada, pero de todas partes a la
vez. Años de embotellar todo lo que llevaba dentro por fin me habían afectado,
y las compuertas se abrieron.

Me abrazó durante casi treinta minutos. Durante treinta minutos me sentí


segura, totalmente fuera de control por una vez en mi vida, pero segura.

Cuando cesaron las sacudidas, su voz flotó en mis oídos. Me sentí


distante, irreal, como si estuviera viviendo una experiencia extracorpórea.

»Abbie, he tenido mis sospechas durante años. No, no interrumpas. —Me


sujetó con más firmeza cuando abrí la boca para protestar—. Durante años te he
visto hacer el ridículo en un matrimonio sin amor. —Intenté interrumpirla, pero
me lanzó una “mirada de hermana” que me advirtió que me callara—. Cuando te
casaste con Pete, sinceramente, no podía creer que lo hicieras. Estaba tan
segura... tan jodidamente segura de que eras... de que eras... —Tragó saliva,
con fuerza.

—Claire, ¿tan segura de qué?

Me levantó la barbilla para mirarme a los ojos.


113
—Tan jodidamente segura de que eras gay. —Esta confesión parecía
plana. Plana y falsa.

La empujé lejos de mí, haciéndola caer de espaldas sobre el sofá.

—¿Cuántas veces más tengo que decirlo? ¡No… soy… gay!

Se rio de mí. Se rio mucho de mí. La rabia que había estado conteniendo
estaba saliendo de su letargo.

»¿Qué coño te hace tanta gracia?

—Tú —dicho simple y sucintamente. Obviamente, eso avivó la llama.

—¿Qué te da derecho a entrar aquí… a jugar a la hermana cariñosa… y


luego acusarme de ser gay? ¿Qué he hecho en el pasado que justifique eso?

—Más bien lo que no has hecho, hermanita. —Parecía engreída, y no


estaba de humor para eso. Giré sobre mis talones y salí de la habitación. Su voz
me siguió escaleras arriba.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

»Si no eres gay, ¿cómo es que estás obsesionado con Kate Thomas?

—¡Que te jodan!

—No, ¿por qué no te la follas? —Y empezó a reírse otra vez.

Se acabó. No iba a quedarme sentada esperando a que me fastidiara


más.

Entré en mi habitación de golpe, actuando como una adolescente


hormonal, y metí en una bolsa ropa, CD y artículos de aseo. Tenía que alejarme
de ella y de sus estúpidas ideas.

Bajé las escaleras, entré en la cocina, cogí las llaves de la casa de la playa
de mis padres y salí por la puerta.

El coche parecía tranquilo después de los acontecimientos anteriores.


¿Cómo se atrevía a hacer suposiciones sobre mí? ¿Cómo se atrevía a decir…
que era... ya sabes...? ¿Y qué si casi me había tirado a una mujer que apenas
conocía en los baños? No era asunto suyo con quién me acostaba, con quién
quería acostarme...
114
Oh Dios, no. Gemí.

Cuando dejé de golpearme la cabeza contra el volante, arranqué el coche


y me dirigí a la playa de Winterton.

Necesitaba reflexionar y la casa de la playa era el lugar perfecto para


hacerlo.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo diecinueve

Winterton-on-Sea se encontraba en la costa este de Norfolk. Hermosa,


serena, inquietantemente desierta. La casa daba a las dunas que enmarcaban
la playa. Colinas inclinadas añadidas por la madre naturaleza para proteger y
servir. Hierba gruesa bajo los pies: hondonadas y agujeros que hacían que
cualquier caminante estuviera siempre en guardia. Los rumores sobre víboras
escondidas en la hierba obligaban a los paseantes de perros a estar preparados
en todo momento.

Estaba sola; sólo yo y mis pensamientos sobre el futuro me hacían


compañía.

Me detuve en la tienda local para comprar provisiones para mi estancia:


pan crujiente, verduras frescas, leche, pero sobre todo alcohol, y mucho. 115
A las diez de la noche ya estaba completamente fuera de mí, de pie en la
playa, gritando el nombre de Kate al cielo ennegrecido. El sonido del mar
ahogaba mi desesperación; tiraba de ella hacia fuera sólo para devolvérmela,
espumosa y sin vida, a la orilla.

La mañana me encontró con una resaca infernal. Mi estómago se peleaba


con su contenido y el contenido perdía… miserablemente.

También me sentía miserable. Me dolía la cabeza, las piernas, los


brazos... me dolía todo. El eco dentro de mi corazón era lo peor. Resonaba su
nombre, llamando a mi alma, dondequiera que estuviera.

No hubo respuesta.

Me levanté del revoltijo en que me había convertido en el suelo del salón;


necesitaba ordenar mi vida de una vez por todas. Necesitaba pensar en lo que
iba a hacer.

Tragué saliva rápidamente y corrí al baño. El segundo asalto del combate


infernal estaba en marcha y, una vez más, pensé que mi estómago saldría
victorioso.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Y así fue. Por desgracia.



Después de desayunar, ducharme y limpiarme a fondo los dientes, me


sentí mejor. El alcohol y yo teníamos un pasado: en la universidad me llamaban
“media pinta” porque no podía soportarlo. No era una borracha desagradable ni,
por lo general, ruidosa, pero sufría una dolencia llamada “dispositivo de
búsqueda” que se activaba sin que lo supiera. Esto significaba que un minuto
estaba riendo y bromeando con mis amigos, y al siguiente, estaba en casa
despertándome con la ropa puesta y el maquillaje de la noche anterior diseñando
arte en mis sábanas. Y la sensación de una jaula de pájaros vacía en el fondo
de mi boca.

Bendita sea. Vaya imagen. Parecía un zombi de Shaun of the Dead2,


sobre todo alrededor de los ojos.

No importaba.
116
No había traído mi portátil conmigo, principalmente porque necesitaba
pensar las cosas. No podía seguir viviendo así. Tenía que enfrentarme a lo que
sentía.

Busqué papel y bolígrafo por toda la casa. Debería hacer una lista,
sopesar los pros y los contras. Un enérgico movimiento de cabeza, una breve
plegaria por el milagro de la aspirina y me puse en marcha de nuevo.

Al final, cuando mi cuerpo fuera de forma se sentó en el sofá, me sentí


estúpida. ¿Cómo puede alguien utilizar una lista para tomar decisiones sobre su
futuro? Grandes decisiones. Grandes decisiones que cambian la vida.

Sí podía.

Cuatro horas y veintitrés minutos después, seguía sin enterarme de nada.


Miré los puntos que había garabateado, ambos lados igual de llenos que el otro.

2Shaun of the Dead: es una comedia conocida como El desesperar de los muertos o Muertos de risa en
Hispanoamérica y Zombies party (una noche... de muerte) en España
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Tiré el bolígrafo con disgusto y fui a prepararme una taza de té. Tienes
que amar a los británicos, cualquier crisis, tomar una taza de té.

—Señor Primer Ministro, señor. El aviso de tres minutos ha comenzado.

»Bueno, ¿a qué esperas, muchacho? Pon la tetera. Y no olvides las


Hobnobs3.

Dos tazas de té y una pila de galletas más tarde, todavía no era más sabia.
Levanté las manos y gruñí amenazadoramente. No podía soportar la presión: mi
lista era demasiado perfecta.

Una mierda.

Hice lo que mejor sabía hacer, me puse un jersey y me fui. No para


siempre, sólo para dar un paseo por la playa. Tal vez la brisa del Mar del Norte
podría desenredar las telarañas de mi cabeza y disipar los vestigios de mi
resaca.

Cualquier cosa era mejor que estar allí sentada, como una imbécil,
suplicando que alguien me dijera la respuesta a mi pregunta no formulada.
117
¿Quién soy?



Me senté en la playa a contemplar el horizonte. El día se desvanecía,


llevándose consigo mis inhibiciones.

No podía seguir negándolo.

Estaba enamorada de Kate Thomas.

Al diablo las consecuencias. Ella era una parte de mí que no podía ignorar.
Todo lo que me hacía “yo” provenía de ella. Ahora lo sabía.

Lo único que tenía que hacer era convencer a Kate de lo mismo y ya vería
lo que salía de ahí.

3 Hobnobs: marca inglesa de galletas de avena.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Ese pensamiento no se me había ocurrido antes. ¿Y si no le interesaba?


¿Y si me decía que me largara?

La desesperación corrió a mi alrededor, deteniéndose en algún lugar justo


debajo de mi pecho izquierdo y ligeramente a la derecha.

Tenía que decírselo… Tenía que encontrarla y decírselo. Si ella me hacía


retroceder… bueno… me hacía retroceder. Me ocuparía de eso más tarde.

Sin previo aviso, los pelos de mi nuca se erizaron. La electricidad brotó a


través de mí como si hubiera sido alcanzada por un rayo.

Sólo me había sentido así una vez antes en…

Lenta y deliberadamente, me di la vuelta. En la luz mortecina distinguí una


figura que caminaba hacia mí. Entorné los ojos para absorber la escena… no
podía ser… ¿verdad?

La figura caminaba con un propósito, y caminaba en mi dirección.

Me levanté. Se me cayó la arena de la ropa; las gaviotas lloraban como


bebés al viento. 118
Tenía que ser una alucinación… un producto de mi imaginación
desbordante… un demonio conjurado por el dolor de mi pecho para volverme
loca de anhelo… de esperanza.

La figura se detuvo a seis metros de mí. Unos fríos ojos azules se


encontraron con los míos y se cerraron, reteniéndome en mi sitio… impidiendo
que mi corazón se sintiera para siempre diferente de lo que se sentía en ese
preciso momento.

—¿Kate? —La incredulidad era evidente.

Se quedó allí… en silencio… mirándome… absorbiéndome.

Me sentí expuesta, pero realizada. Sólo sus ojos satisfacían un dolor


dentro de mí, un dolor que había luchado mucho por suprimir… hasta ahora.

Una palabra me mostró que no era un sueño. Una palabra.

—¿Abbie?

Y salí corriendo, mis pies hundiéndose en la arena como si fuera algodón.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Sus brazos eran como los recordaba. Fuertes, satisfactorios, llenos de


promesas. Aspiré su olor, me deleité en su tacto, su aliento en mi piel fue el elixir
de la vida. No podía hablar, sólo necesitaba abrazarla, que me abrazara.

Permanecimos así durante lo que me pareció toda una vida. Era la


felicidad… felicidad total y absoluta. Si hubiera muerto en ese momento, habría
muerto sabiendo el secreto de la vida.

Me aparté y la miré profundamente a los ojos; unos ojos que la exponían


a mí de una forma que nunca habría soñado posible.

La razón se apoderó de mi cerebro y me aparté un poco más.

—¿Qué haces aquí? ¿No has recibido el paquete? —Busqué una pista en
su rostro. Me miró con los ojos entornados.

No responde.

»¿Y bien? —La apreté para darle efecto—. Me aseguré de que lo


recibieras.

Su voz era distante, como si la hubiera traído de otro lugar en el tiempo. 119
»Sí. ¿La página del diario… la de la habitación de Enid? —Otro apretón—
. Mi agente me dijo que le habías dicho que tenía algo tuyo que personalmente
tenías que recuperar. Lo único que tenía era la página del diario.

Una sonrisa se dibujó en sus rasgos cincelados. Por Dios, era preciosa.

—Tienes algo mío, que necesito que me devuelvas, a menos que…


quieras quedártelo —Me abrazó y me regocijé en su tacto. Mi cabeza se apoyó
en su pecho, satisfecha—. Pero no era la página del diario.

La miré a la cara, con el pecho agitado: la expectación inundaba mis


sentidos.

—Bueno… si no era eso, ¿qué es entonces?

Otra sonrisa.

—Mi corazón.

Mis ojos fueron capturados por unos ojos azules que me interrogaban, me
suplicaban una respuesta.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Y una respuesta obtuvieron.

Incliné su cabeza hacia abajo y rocé sus labios con los míos. Tan suaves,
tan completos y absolutamente suaves. Me devolvió los besos, suaves,
persuasivos y adictivos. Los ansiaba; necesitaba sentir aquellos labios con más
fuerza, con abandono. Aumenté la presión, una lengua suave suplicando entrar
en mi boca. Mis manos treparon por su cuerpo hasta posarse en su pelo.

Un gemido. No recuerdo de quién… tal vez de los dos. El beso se volvió


frenético, coreografiado por el deseo. La respiración se volvió errática mientras
las manos serpenteaban por el cuerpo de la otra. Agarré su pecho y provoqué
otro gemido; mis dedos amasaban la zona cubierta de lana, haciéndome sentir
la urgencia de mi deseo.

Sentía sus dedos en mi pelo, su lengua en mi boca, sus muslos


entrelazándose alrededor de mi pierna para empujar mis caderas. Ansiaba que
me tocara. Quería deslizarme contra ella, desnuda. Saborearla por todas partes,
chupar su piel… sus pechos… penetrarla con mi lengua, mis dedos. Necesitaba
sentir su clímax debajo de mí… encima de mí… dentro de mí.

La bajé a la arena, el sonido del mar nuestra única compañía. 120


—Dios… Kate… te necesito tanto. —Estaba encima de ella, apretándome
profundamente contra ella. Las caderas bailaban sobre sus piernas: mi
necesidad rozaba la costura de mis vaqueros, exigiendo la promesa de
satisfacción.

Se separó de mi boca y mis labios empezaron a devorar su garganta.

—¿Abbie? Abbie… no. —Levanté la vista de mi tarea, sorprendida de


nuevo.

—Oh, Dios, Kate… lo siento tanto. —Empecé a separarme de ella, con el


dolor en el pecho por el rechazo.

—No quería decir que no. —Su voz estaba llena del deseo que yo sentía—
. Quiero decir que aquí no. ¿Podemos entrar?

Una sonrisa surgió en mi cara.

—Claro, sígueme.

Me levanté de un salto y le tendí la mano. El tacto de sus dedos encendió


la chispa de una promesa que estaba a punto de cumplirse.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Y volvimos a la casa, cogidas de la mano, casi corriendo.



Rompí su jersey para llegar a su carne. Rasgué los botones de sus


vaqueros para llegar a su deseo, mi deseo. Arañé su espalda, intentando librarla
del sujetador que se interponía en mi camino; mis dientes mordisquearon su
cuello, marcándola como mía.

Fue frenético. Fue glorioso. Fue una liberación de la necesidad que había
estado reprimiendo desde la primera vez que la miré a los ojos, la primera vez
que vislumbré su alma.

Sus manos eran inestables, mientras tiraba de la ropa de mi cuerpo


dolorido. La ayudé. Ansiaba la sensación de nuestra piel encontrándose,
reencontrándose, deslizándose la una contra la otra. ¿Reencontrándose? No
podía pensar en eso… el deseo en mí era demasiado fuerte.
121
La golpeé contra la pared, inmovilizándola con mi cuerpo a medio vestir,
empujándome entre sus muslos. Apretando mi cuerpo contra el suyo. Intenté
poseerla, adueñarme de ella… amarla.

Unos dedos se introdujeron sin querer en sus largos y gruesos mechones,


apartándolos, sujetándolos con mis manos. Sus manos empujaban mis vaqueros
hacia abajo, más allá de mis caderas, más allá de mis rodillas, hasta que llegaron
al suelo y pude liberarme de mis inhibiciones.

Le lamí el cuello; largas y lánguidas caricias de una lengua abrasada por


su sabor… por toda ella… por cada uno de sus matices. Fui más abajo,
descubriendo sus pechos con mis labios, mis manos siguiéndolos, dejando la
seguridad de su pelo. Suavemente, los ahuecaba; los sopesaba en mi nuevo
mundo de amor y anhelo.

Los pezones de color marrón oscuro luchaban por entrar en mi boca,


saliendo de su posición privilegiada en cada seno como una ofrenda, un sacrificio
a mi deseo. Succioné con fuerza, como un cordero recién nacido que se alimenta
de su madre, sabiendo que era la única forma de sobrevivir... la única forma de
sobrevivir.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Las sensaciones se acumulaban en mi interior, las descargas


chisporroteaban y crecían, un fuego recién avivado creado por su tacto.

Me empujó hacia ella, gimiendo, retorciéndose, mostrándome que me


necesitaba tanto como yo a ella.

¿Quién era yo para negarme? La amaba.

—Kate…, oh Dios… Kate —murmuré, su pecho en mi boca, sus manos


en mi pelo, su sabor en mi lengua, el aroma de su excitación tentando mis papilas
gustativas—. Te necesito… te necesito. —Estaba gimiendo, su aliento en mi
pelo, sus caderas forzando hacia mí—. Te… deseo… tanto. —Cada palabra
interrumpida por una breve succión, mis manos acariciando la parte inferior de
sus pechos.

—¡Oh Dioses… sí! —Su voz resonó por encima de mí, más profunda de
deseo, anhelando la liberación. Liberación que tenía a mi alcance para darle—.
Por favor… Abbie… por favor. —Ahora estaba suplicando, no sólo con sus
palabras, sino también con su cuerpo, sus manos y sus dedos rezándome, sus
caderas pulsando el catecismo que las palabras no podían decir.

Levanté la cabeza y la miré a la cara. Los ojos cerrados se abrieron para


122
saludarme con un para siempre. Estaba perdida. Sin embargo… nunca me había
sentido tan “encontrada” en mi vida. Todos mis temores sobre represalias…
desaparecieron.

Se inclinó y me arrebató a mi boca hambrienta, provocando un profundo


gemido en la boca de mi estómago.

»¿Abbie? —Tan suave, tan silencioso, que tuve que esforzar mis oídos
para captarlo.

—¿Sí?

—Necesito hacerte el amor, tanto. —Me besó de nuevo, largo y duro.


Sentí que la tierra se movía a mi alrededor, que mi mundo giraba sin control. Los
labios volvieron a separarse y me miró fijamente a los ojos, suplicándome que le
prometiera que no volvería a hacerle daño.

—Vamos a la cama. —Corto y dulce. Pero efectivo.

Me quité la pernera izquierda de los vaqueros y abandoné su abrazo. La


frescura de la noche era más evidente ahora que había abandonado el calor de
sus brazos.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Le tendí la mano y tiré de ella desde su posición inclinada contra la pared.


Y sin palabras, la conduje a mi dormitorio.

Mi corazón golpeaba con fuerza en mi pecho y mi respiración era agitada,


pero sabía que, sin ella, seguramente moriría.



Los últimos rayos de sol danzaban por el suelo de la habitación cuando


entramos. No pronunciamos palabra. La expectación me ahogaba.

La conduje hasta la cama, le di la vuelta y la bajé suavemente, tan


suavemente, hacia atrás; su alto cuerpo, que antes me eclipsaba, estaba ahora
a mi altura.

Unos labios calientes se encontraron con mis pechos doloridos y eché la


cabeza hacia atrás por la agonía de desearla tanto. Unas manos fuertes y hábiles
me cogieron por detrás y me levantaron, empujándome finalmente entre sus
123
piernas. Unos dedos suaves amasaron la carne flexible, hasta que unos dedos
perdidos engancharon el elástico de mis bragas y las empujaron hacia abajo,
despacio y con vacilación. La humedad entre mis piernas escapó de los confines
de mi interior para deslizarse lentamente hacia sus manos.

Estaba desnuda. Expuesta. Mostrada delante de la que pronto sería mi


amante, vulnerable y desesperadamente necesitada de ella.

Sus labios abandonaron su lugar para permitirle inclinarse hacia atrás y


dejar que sus ojos devoraran mi cuerpo acalorado. La electricidad seguía cada
uno de sus movimientos, glorificándose en su mirada, clavada en el sitio por esta
visión sentada frente a mí. Me incliné para capturar sus labios con los míos,
besos hambrientos que alimentaban la obsesión que sentía en mi interior.

La presión que ejercí la empujó hacia atrás, lo que me permitió estirar mi


pequeño cuerpo sobre el suyo y que nuestros cuerpos desnudos entraran por fin
en contacto.

Nunca olvidaré el tacto de su piel: el tacto de su piel bajo la mía. El cielo.


Más que el cielo… era la perfección. La piel sedosa y cálida avivaba el fuego,
mientras me deslizaba arriba y abajo por su cuerpo, mi cuerpo entre sus muslos,
su pasión rozándome, marcándome, dejando su aroma de posesión.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Se aferraba a mi trasero, ayudando a los movimientos de empuje que yo


hacía, ayudando al contacto entre su cuerpo y el mío… su alma y la mía.

Mis manos estaban por todas partes, sin saber qué tocar primero... sin
saber qué atesorar y memorizar. Apoyé una mano en su pecho y luego colé la
otra debajo de ella para empujarla hacia mí. La quería dentro de mi… mente,
cuerpo y alma. Quería sentir sus labios sobre mí, en todas partes, en cualquier
lugar, pero sobre mí… conmigo.

Las caderas se movían juntas, aumentando el contacto entre nosotras


hasta casi la locura. Sentí que mi mundo se disolvía, desvaneciéndose hasta que
sólo quedamos ella y yo… sólo ella y yo.

La presión era enérgica, casi dolorosamente insuficiente. Necesitaba


más… ella necesitaba más.

Deslicé una pierna sobre su muslo, y gimió por la pérdida de contacto, y


continuó dándome placer, mientras descendía lentamente por su cuerpo. Era tan
perfecta… tan hermosa. Podía sentir las lágrimas palpitando en mi garganta,
rogándome que las liberara dentro de ella.

Suaves vellos sedosos dieron la bienvenida a mi boca. Un olor erótico y


124
exótico saludó mis sentidos. La separé con la lengua, saboreando la humedad,
el sabor, y como una abeja en un tarro de miel, me zambullí dentro, chupando la
fuente del deseo; chupando su deseo con el mío.

Deliraba. Lamía sus fluidos como un gatito, alternando suaves y


desgarradas caricias con otras largas, lentas y gruesas. Sus caderas se agitaban
bajo mi cabeza y tuve que usar el brazo para mantenerla quieta. Ritmo de
amantes atrapadas en una etapa de perfección, de adulación, de expectación y
dicha. Mi propia necesidad estaba en su punto álgido, bombeando por toda la
tierra sobre su pierna, una pierna preparada y rígida para mi placer. Podía sentir
el orgasmo creciendo… el suyo y el mío, unidos de alguna manera… nos
habíamos convertido en una.

Mi mano libre se deslizó alrededor de su muslo para sentarse, expectante,


fuera de su núcleo. Podía sentir cómo se empujaba sobre mi dedo, intentando
clavar su deseo en mí, como quería clavarle el mío.

Cortas respiraciones jadeantes:

—Por favor… Abbie… por favor… dos dedos… por favor. —Incluso a
través de mi cerebro empapado de deseo, le sonreí.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Dos dedos esperaban para reclamarla, empujando la abertura con


deliberada precisión.

Y entonces entré en ella. Introduje los dedos con fuerza, escuché su


aguda respiración entre los dientes apretados y esperé. Esperé a que se
acostumbrara a sentir cómo la llenaba: esperé a que llegara el momento de
seguir haciéndole el amor.

Sus caderas me indicaron cuándo estaba lista, y bombeé dentro de ella


con todo lo que tenía.

Sentí un vértigo dentro de mí, una sensación de euforia que nunca había
experimentado antes. Podía sentirla venir… Empujé con más fuerza, mi lengua
y mi boca amándola, mis labios besando la pasión con abandono.

»¡AAAAAbbbbbbbbbbbiiiiiiiee! … Dios… AAAAAAAAbbbbbbbbiiiiieeee!


—Seguí empujando, pero tuve que mirarla a la cara mientras se corría.

Tenía la cabeza echada hacia atrás, el esbelto cuello resbaladizo por el


sudor que brillaba en la penumbra, la boca abierta en forma de “o” perfecta y el
pecho agitado en el aire cargado de sexo. Era una visión.
125
Mientras la observaba, las sensaciones que había estado sintiendo se
intensificaron tan rápidamente que el clímax me cogió por sorpresa. Luces
cegadoras distorsionaron su imagen despatarrada en la cama, las sensaciones
aumentaron cuando sus dedos me agarraron del pelo, tirando de él y agarrándolo
como un hombre que se ahoga intentando salvarse.

Sentí que la sensación de puro éxtasis se desataba, mientras me


desplomaba sobre el borde.

—¡Ohhhhh Dios… ohhhh Dios… Ohhhhh… mmmii… buen


DDDDDiiiiioooooossssss! —Mis caderas llovían sobre su pierna, mi mano
bombeaba dentro de ella, y sentí que se corría, otra vez, su agarre apretándose
en un placer agonizante.

Solté un sollozo antes de que pudiera detenerlo y, casi de inmediato, me


abrazó.

—Cariño, ¿qué te pasa? —Besos suaves bailaron sobre mi piel


empapada de sudor, mezclándose con las lágrimas que no podía contener, que
no quería contener—. ¿Te he hecho daño? —La preocupación en su voz sólo
me hizo llorar más—. Abbie… cariño… vamos… no volveré a hacerte daño
nunca más. —Una pausa—. Te amo demasiado como para hacerte daño.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Eché mis brazos, torpemente alrededor de su cuello, y sollocé en su


garganta.

— K... K... Kate... Dios... te... amo... tanto... tanto. —Y seguí llorando aún
más fuerte.

El aire se llenó con su respiración y mi llanto. Sus brazos me protegían,


me envolvían con su amor; las suaves caricias de sus dedos pintaban mi piel.
Sabía que estaba esperando a que le dijera qué me pasaba… por qué sollozaba
contra su pecho cuando debería haberme sentido eufórica.

El tiempo pasaba. Lentamente, el cielo cada vez más oscuro borró la luz
de todos los rincones de la habitación.

Pero ahora podía ver con más claridad que nunca.

»¿Kate? —Sentí que su cuerpo se ponía rígido y que sus dedos


interrumpían su reconfortante camino. Inhalé, dramáticamente, intentando
serenarme—. Lo siento.

Sentí que sus manos se apartaban de mí, que la distancia crecía entre
nosotras. Me levanté y la miré a la cara. Un rostro tan hermoso. Intentó evitar
126
mis ojos, pero seguí mirándola hasta que se vio obligada a mirar.

»Lo siento —repetí en voz baja.

Pude ver cómo intentaba tragarse un nudo en la garganta; cómo lo


empujaba hacia atrás hasta que fue capaz de hablar sin que se le quebrara la
voz.

—¿Por qué? —Había fracasado. Tenía la voz quebrada. No entendía por


qué parecía tan alterada.

Tuve que preguntar.

—¿Te arrepientes de lo que acabamos de hacer? —Los ojos azules me


miraron incrédulos, su boca se aflojó en una cómica expresión de incredulidad.

—¿Yo? ¡Eres tú la que se está disculpando! —Su voz era ahora más firme
y cargada de asombro.

Le sonreí, haciéndola sentir más incómoda. Se me dibujó una sonrisa en


la cara y pareció dolida de inmediato, como si me estuviera riendo de ella de
alguna manera.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—No me disculpo por esto —dije levantando el brazo, tomando en general


la posición de nuestros cuerpos—. Me disculpo por irme cuando lo hice, como lo
hice. Me disculpo por estar demasiado asustada para darme cuenta de quién
soy... de quién soy realmente.

Si pudiéramos medir una sonrisa, no tendría precio. Su cara se partió por


la mitad, cubriendo la duda y el rechazo que había presenciado allí sólo unos
segundos antes. Se levantó, me agarró la cara con las manos y me besó. Con
fuerza. Y me encantó.

—Entonces… ¿quién eres?

La besé suavemente en la boca antes de inclinarme hacia atrás para


mirarla fijamente a los ojos.

—Tuya.

Sellé esta epifanía con un beso y volví a acurrucarme entre sus brazos.

Se me cerraron los ojos de cansancio por la angustia.

Un suave susurro me llegó al oído: 127


—Y yo soy tuya.

Dicho esto, ambas nos quedamos dormidas satisfechas; algo que no


hacía años que no experimentaba. Me sentí segura, amada y protegida. Sentí
alegría, vida y deseo. Sentí... que eso era lo que... sentía.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo veinte

La sentí antes de verla. Sabía que me estaba mirando incluso antes de


abrir los ojos. Estaba apoyada en un codo, con la cara cerca de la mía y los ojos
oscurecidos por la luz de primera hora de la mañana.

Se acercó a mí y me puso los dedos en la clavícula, recorriendo


suavemente las curvas. Sus ojos se desviaron de los míos para contemplar
asombrada lo que hacía. Suaves caricias, de un lado a otro, de un lado a otro.
Rítmicas, relajantes… cariñosas.

Su cabeza se inclinó hacia abajo y dejó que sus labios depositaran el más
suave de los besos en lugar de sus dedos, pasándolos lentamente por el hueso.
Surgieron chispas en mi interior, inhalé… y esperé.
128
Los labios se aventuraron hacia abajo y acariciaron la curva superior de
mi pecho, una lengua tímida asomó entre los labios brillantes. La humedad entre
mis piernas aumentaba, aplacando el calor interior.

La lengua penetró en la hendidura de mis pechos, deslizándose por la piel


con familiaridad, haciendo que mi corazón trabajara un poco más, que latiera un
poco más deprisa. Me levanté de las sábanas, deseando que capturara mi
necesidad en su boca, que colmara el dolor que había creado.

Unos dedos me acariciaron el estómago, alertándome de su descenso.


Estaba tan, tan preparada. Unos dedos firmes separaron mis piernas para
deslizarse entre ellas, a ambos lados de mi clítoris. Caricias lentas, tan lentas, la
firmeza aumentando con cada roce. Estaba fascinada con ello, fascinada con
ella, fascinada con este cúmulo de emoción, de deseo, que alcanzaba su punto
álgido en mi interior. Unos ojos azules captaron mi mirada y centellearon en la
penumbra. Un golpe de humedad salió disparado de mí, casi eyaculado. Su
expresión no vaciló en ningún momento; captó sólidamente mi mirada, observó
cómo se lamía los labios repentinamente secos y luego imitó la acción,
mojándome aún más.

Podía sentir un dedo tentativo descansando fuera de mi núcleo, su pulgar


todavía acariciando mi clítoris, una pregunta en sus ojos.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Lentamente, me empujé hacia abajo sobre su dedo, que se deslizó sin


esfuerzo hasta el fondo. Estaba hipnotizada por ella, hechizada por su belleza,
hipnotizada por sus ojos. Entró un segundo dedo, al que pronto se unió un
tercero. El ritmo de mis caderas acompañaba sus embestidas. Pude ver cómo
sus caderas se unían al ritmo, buscando apoyo en cualquier cosa, pero sin
aterrizar en nada. Abrí más las piernas y metí el muslo entre las suyas. Su
gemido brotó de su boca; sus ojos se cerraron durante un breve instante, para
volver a abrirse… revelando unos ojos violáceos de pasión.

La sensación de tenerla dentro de mí otra vez, cubriendo mi pierna con su


amor, pintando su necesidad sobre mí, marcándome para siempre, me hizo
estremecer. Era suya. Nadie más podría hacerme sentir así, nadie más podría
hacerme… sentir…

Estaba creciendo. La vorágine de emociones me revolvía las tripas en una


pasta de anhelo. Las entrañas se retorcían y estiraban: tiraban y empujaban. Mis
caderas bailaban la danza del amante, sus caderas mi pareja.

La plenitud me cubría, partiendo del lugar entre mis piernas y


ramificándose como un mapa del metro de Londres, disparándose en diferentes
direcciones hasta llegar al final de la línea. Mi boca se abría y se cerraba, 129
tratando de tragar oxígeno, pero incapaz de obtener suficiente para satisfacer el
mareo que me envolvía.

Era implacable. Sus dedos me tomaron prisionera, sujetándome… como


sus ojos… sus ojos… sus ojos…

Fui capturada, embelesada, finalmente conquistada. Era mi carcelera: era


la llave. Un salvavidas lanzado a una mujer que se ahogaba al borde del éxtasis
total.

No recuerdo exactamente cuándo me corrí. Todo lo que podía sentir era


a ella: todo lo que podía oír era el orgasmo que gritó al aire fresco de la mañana…
como una ofrenda... como la redención.

Los dedos se soltaron y me permitieron rodear su muslo con mis piernas,


para luego cambiar de posición, tumbarme entre sus piernas y empezar a
bombear dentro de ella, mirándola a los ojos con asombro.

La amaba. La amaba. La amaba. La amaba. El ritmo era implacable.

Te amo. Te amo. Te amo. Te amo.

—Te… amo.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Hablamos al mismo tiempo, las voces mezcladas como nuestros fluidos,


el fuego comenzando de nuevo, cayendo en cascada desde nuestros núcleos
como una cascada de amor, lujuria… deseo, y una conexión de algo mucho más.
Una unión que llenó el vacío que una vez había llevado.

Pero ya no.

Estaba completa.

Estaba completamente enamorada de la mujer que se retorcía debajo de


mí… Tenía ganas de llorar de nuevo; tenía ganas de llevarla al límite una y otra
y otra vez. Amarla de nuevo: amarla… para siempre.

Los sonidos de nuestra necesidad llenaban el aire. El roce de nuestras


pieles: vientre contra vientre, pecho contra pecho. Mis sentidos se vieron
desbordados: fluidos resbaladizos y húmedos brotaron de mi interior; lamí la
salinidad de su cuello; sentí la suavidad de su garganta; mi lengua trazó una
mandíbula fuerte y cincelada; sus labios se deslizaron grácilmente bajo mi boca
desesperada.

Las manos buscaban sus pechos, los dedos pellizcaban y acariciaban sus
pezones doloridos, los gemidos avivaban la pasión que se desataba en mi
130
interior. La necesidad me impulsó hacia delante, empujando mis caderas dentro
de ella, una y otra vez.

Nos corrimos juntas, gritando la liberación en la boca de la otra,


amortiguando el sonido del mundo… conteniéndolo todo dentro. Perfección.

Me desplomé sobre ella, con chispas de mi clímax escapando por mis


poros.

Y así nos quedamos dormidas. Desparramada sobre ella, donde


pertenecía.

Con ella.

Sólo siempre… con ella.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo veintiuno

La mañana pasó desapercibida. Me invadieron sentimientos que creía que


sólo existían en los cuentos de hadas.

Cada toque... caricia... trazo de sus manos avivaba el fuego dentro de mí.
Cada beso… cada lametón… cada chupada intentaba enfriar el motor del deseo
que latía en mi interior. Mis manos no podían saciarse de ella; era adicta a su
sabor… olor… a su tacto; el sonido de su voz despertaba una necesidad en mí,
me hablaba en susurros, me llamaba en la agonía de su venida.

La emoción nunca había jugado un papel en mi vida. Hasta ahora.

Estaba exhausta, debilitada por este anhelo de ella, sabiendo que


preferiría morir antes que parar. 131
¿Cómo podía parar? Había esperado años por esto… y ni siquiera lo
sabía.

El tiempo pasó sin darnos cuenta, pero la tarde nos sacó de la cama y nos
llevó a la ducha, para volver a empezar.

El hambre nos detuvo… por fin, y nos sentamos en placentero silencio,


comiendo, escuchando el mar, tímidas en nuestros movimientos, tímidas la una
de la otra.

—¿Cómo has sabido dónde encontrarme?

Los ojos azules levantaron la vista de su plato y una tímida sonrisa se


dibujó en la comisura de sus labios.

»¿Y bien? —Le di un golpe en la pierna con el pie—. Dímelo.

Cogió el té y lo bebió a sorbos, lenta y deliberadamente, alargando la


respuesta hasta que me incliné hacia delante y le gruñí en la cara.

»Suéltalo, Thomas.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Kate echó la cabeza hacia atrás y se echó a reír. Su rostro cambió de


hermoso a perfecto en una fracción de segundo. Los ojos azules me miran con
atención, parpadeando y bailando divertidos.

»Bien. ¡Se acabó! Me abalancé sobre la mesa y aterricé de lleno sobre su


pecho, haciéndola caer hacia atrás hasta que ambas caímos al suelo en un
montón. Me puse a horcajadas sobre ella, jadeando.

»¿Me lo dices?

Volvió a reírse. Le hice cosquillas en los costados, haciéndola chillar y reír


aún más fuerte.

»¿Te… rindes?

—¡Me… rindo… me rindo! —Su voz tenía la nota de una falsa rendición,
pacificándome, fingiendo que no podía levantarme y colocarme en el suelo junto
a ella—. ¡Vale… vale! —Su risa seguía allí, burbujeando como una corriente a
través de mi sangre.

Un intento poco entusiasta de levantarme. Dos veces. La tercera vez, me


desplacé hacia un lado, permitiéndole mover el torso hacia arriba hasta que
132
quedó sentada conmigo todavía encaramado encima de ella.

»Fui a visitar a tu agente… conseguí su dirección de tu libro.

—¿Fuiste a ver a Janet? —(Aunque ya lo sabía, a una chica le hace bien


hacerse la tímida de vez en cuando)—. ¿Y?

—Si me dieras la oportunidad, te lo diría. —Y me besó la nariz—. Como


iba diciendo... —Mirada burlona—. Fui a ver a tu agente. Janet. Es una cabrona
graciosa, ¿verdad? —Asentí con la cabeza—. ¡Bueno, lo era! Finalmente, cedió
y me dijo que habías ido a visitar a tus padres.

—¿Así es como me has encontrado?

—Abbie… —Su voz era baja, y sabía que estaba siendo un grano en el
culo. Hice la mímica de una cremallera tirada a través de mi boca. Por fin. Sonreí
con la esperanza de jugar la carta bonita—. No. Me dijo que habías ido a visitar
a tus padres; aparte de eso, nada. Sacarle información a esa mujer fue como
ordeñar un toro. —Me reí, y luego la miré perpleja.

—Pero...
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—¡Abbie!

—De acuerdo… de acuerdo, mensaje recibido alto y claro, capitán. —


Luego besé su barbilla.

—Recibí la información de ti.

—¿Yo?

—Uh huh. —Mis cejas se dispararon en mi pelo—. La carta… con la


página del diario…

—Pero yo…

—La enviaste por correo certificado, tenía tu dirección en la parte de atrás.


La miré, ida—. Me fui de casa inmediatamente después… porque… porque… —
El silencio recorrió la habitación, mientras me sentaba encima de ella; mis
piernas se enroscaban alrededor de su espalda; y la miraba fijamente a la cara.
Su voz era casi un susurro—: Porque necesitaba volver a verte.

Me miró directamente a los ojos, mostrando vergüenza y ansiedad. No


dije nada. Me quedé sentada mirando esos hipnotizantes ojos azules. El corazón 133
me latía con fuerza en el pecho, bloqueando todas las demás sensaciones. Me
perdí parte de lo que decía, ensordecida por todo excepto la emoción.

»… Ni siquiera me importaba que estuvieras casada.

—Pero no lo estoy… lo estoy… oh joder. —Su cara se suavizó, se


endureció y luego se quebró en una sonrisa.

—Bueno, señorita… ¿está casada o no?

Le hablé de Pete, de la farsa de matrimonio, de pasar cuatro años en el


infierno, viendo a mi marido flirtear, engañar y gastar todo el dinero que podía.
Le hablé de los años sin sentir nada. Una expresión pétrea apareció en sus
facciones cuando le conté los destrozos que había causado en casa de mi
agente... en mi casa. La ira exudaba cada uno de sus poros.

Mis dedos recorrieron la línea de su mandíbula y pude sentir la tensión


que irradiaba en oleadas, pero continué.

Finalmente, su rostro se suavizó y sus ojos se clavaron en los míos con


dulce abandono. Le di un tímido beso en la mejilla y sentí su aliento caliente
acariciarme la piel. Sus rasgos cincelados se maleaban bajo mis caricias. Los
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

latidos del corazón se aceleraron y la respiración se entrecortó... Necesitaba


sentirla de nuevo... sentirla debajo de mí... sobre mí... dentro de mí.

Deseo concedido.

Poco después, yacía en sus brazos, totalmente contenta con la vida… con
ella. Una sonrisa se dibujó en mi cara cuando pensé: "Publícalo tú misma:
Envíale flores a mamá". Que ella escribiera mi nombre y dirección en el reverso
del sobre había sido la acción más inocente de todas. Pero el resultado… era la
única cosa que creo que mi madre había hecho por mí que era perfecta… que
me había traído tanta alegría… tanto amor. Y ella ni siquiera lo sabía. Hay que
sonreír, ¿no?

Pero aún no me había dicho cómo me había encontrado aquí.

Ah, bueno. Se lo preguntaré más tarde.

Hundiendo la cara en su pecho, caí en un sueño tranquilo, con los brazos


fuertemente envueltos alrededor de ella, en el suelo de la cocina de la casa de
la playa de mis padres.

El paraíso.
134
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo veintidos

Los días transcurrían en una bruma de amor que desafiaba la razón del
hombre. Estábamos mimadas por nuestro amor, un encierro autoimpuesto en el
que no necesitábamos nada ni a nadie… sólo la una a la otra.

Hacer el amor con Kate era la cosa más hermosa que jamás había
experimentado. Tener sexo con ella era un éxtasis primitivo… sin adulterar. Cada
habitación de la casa tenía nuestra marca… nuestro olor. Con cada toque de
ella, otro ladrillo era derribado desde algún lugar profundo.

No nos habíamos dicho “te amo” desde la noche en que consumamos


nuestro deseo.

En el fondo… esto estaba empezando a molestarme. 135


No me malinterpretes, quería decírselo, las palabras estaban
almacenadas en mi garganta… esperando, pero… no sé…



Hacia el final de la semana me di cuenta de que Kate estaba cada vez


más inquieta. Se me revolvía el estómago al pensar que se fuera, de no volver a
verla… de no abrazarla… nunca más. Pero no dije ni una palabra.

Llevaba cinco días conmigo cuando me dijo que volvía a Yorkshire. La


tensión en mis entrañas comenzó a encajarse en mi garganta y me fue imposible
expresar mis sentimientos. Por favor, no me dejes… por favor.

En lugar de eso, la apoyé totalmente, pero tuve que preguntar por qué,
aunque expresado en un tono de apoyo interesado en lugar de gritar “¿POR
QUÉ?”

—Negocios. Tengo que volver al hotel.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Muy sencillo. Debería haberlo dejado ahí, en realidad...

—¿No hay nadie más que pueda hacerlo por ti? Ya sabes, ¿otro miembro
de la familia?

Yo y mi maldita bocaza. Sólo debería abrirla para traer consecuencias. El


cambio en ella fue camaleónico. Había empezado a retraerse a medida que se
acercaba el fin de semana, pero ahora...

Su rostro palideció, sus ojos como fichas azules en la blancura, sus labios
una fina línea.

—No. —El tono no admitía discusión, pero no pude evitar que mi ceja se
alzara sorprendida.

Rápidamente, me dio la espalda, el gesto significaba más de lo que las


palabras podrían decir. Me apartó.

Pasó una eternidad antes de que me diera la vuelta para salir de la


habitación: Me había costado encontrar el impulso para balancear una pierna
delante de la otra.
136
»Abbie… —Su voz era suave, melancólica… seductora. Me detuve, con
una mano en el pomo de la puerta—. Por favor… no te vayas. —Era una súplica;
podía sentir su corazón romperse detrás de mí.

Al darme la vuelta, quedé cautivada por sus ojos. Embrujados.

»Necesito decirte algo… algo que sucedió… algo que aún no puedo
sacarme de la cabeza.

Di un paso más en la habitación, pero la distancia entre nosotras gritó.


Ninguna de las dos hizo ademán de acercarse a la otra. En lugar de eso, Kate
se acercó a la ventana, cruzó los brazos sobre el pecho y se quedó mirando las
dunas.

Esperé.

Y esperé.

»Ocurrió hace poco más de dos años y medio. —Volvió a detenerse y me


di cuenta de que le costaba controlar la voz—. Mi hermano mayor, James, o Jim,
como solía llamarle, dirigía Forester’s Dwell.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

La voz de Jenny llegó flotando a mi cabeza de forma inesperada: La


señora Thomas ha sufrido una tragedia personal. Adiviné de qué se trataba antes
de que Kate continuara.

»A Jim le encantaba el negocio familiar… Estaba muy orgullosa de él.


Aunque nuestros padres nos lo dejaron a los dos, yo tenía otros compromisos
en Londres. Y habían trabajado muy duro para levantarlo después de que mi
bisabuelo lo heredara allá por los años treinta. —Dios mío. Me di cuenta de que…
no sabía nada de la mujer que tenía delante… nada de su pasado… ni siquiera
sabía cuál era su “negocio”.

Un escalofrío me recorrió; había hecho el amor con esa mujer, le había


dado una parte de mí de la que creía que nunca me separaría; le había mostrado
mi vulnerabilidad… y ni siquiera sabía cuál era su trabajo. Un fugaz sentimiento
de repugnancia me invadió. ¿Cómo podía estar tan… tan… tan… cautivada?
¿Cómo había llegado esta mujer prácticamente desconocida a una parte de mí
a la que nadie se había acercado?

Porque quería que llegara, supongo. Porque la idea de negárselo era cien
veces peor que arriesgarlo todo.

Kate siguió contando su historia y me sentí culpable por tener una crisis
137
en medio de ella.

»Ignoré sus súplicas de que volviera a casa… Estaba demasiado absorta


en ganar dinero en bolsa y tirarme a cualquier cosa con falda como para
preocuparme de él protegido en Yorkshire. Gran error.

Me invadió la tranquilidad. Nos quedamos allí, ella de espaldas a mí, los


hombros caídos hacia delante. Vi cómo su mano se liberaba del aislamiento de
su capullo autoimpuesto, para golpear con rabia una lágrima perdida.

Esperé… otra vez. Necesitaba contármelo; necesitaba liberarse de la


agonía.

»Llamó a la oficina el viernes por la mañana temprano, rogándome que


volviera a casa… dijo que no podía soportarlo más. Estuve a punto de reírme de
él y decirle que se controlara, pero algo me contuvo… gracias a Dios. Salí del
trabajo y conduje de vuelta ... pero... pero... llegué demasiado tarde. —Su voz se
quebraba y me costaba entender lo que decía—. Se… mató, Abbie… antes de
que… pudiera llegar. —Un sollozo salió de ella, recorrió la habitación, resonando
en las paredes hasta que me golpeó justo en el pecho. Jadeé por el impacto, me
sentí inestable y estiré la mano para no caerme.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Mi pobre niña. Las lágrimas brotaron antes de que me diera cuenta y me


acerqué tambaleándome, rodeándola con los brazos por detrás y abrazándola
con todas mis fuerzas. Quería quitarle su dolor, su sufrimiento, pero no podía…
era su trabajo perdonarse a sí misma, sólo podía estar allí…

Lloró, y la abracé. Lloró más fuerte. La abracé más fuerte. Empecé a


mecerla hacia delante y hacia atrás, sintiendo los sollozos que sacudían su
cuerpo.

Tan pronto como empezaron, se calmaron. La sentí agarrotarse en mis


brazos y volver a mirar al exterior, como si estuviera bloqueando la situación…
bloqueándome a mí. No quería que la viera tan vulnerable, lo sabía, así que
aferré.

Pasaron los minutos. Largos y lánguidos minutos. Nuestra respiración era


el único sonido que llenaba la habitación.

»Dejó una nota. —Me quedé callada—. “No puedo más” eso es todo. Sin
firma… nada. Me siento tan culpable… me había pedido durante meses que
fuera a casa… que lo ayudara, pero estaba más preocupada por satisfacer mis
necesidades. 138
—No sabías lo grave que era. ¿Cómo ibas a saberlo? —Apreté—. Y
cuando pensaste que realmente te necesitaba… fuiste.

Se volvió hacia mí, con la cabeza inclinada hacia abajo, la cara llena de
lágrimas y la boca en movimiento, pero en silencio. Le puse suavemente un dedo
en los labios.

»No más por esta noche. Ya me contarás más tarde.

Sentí cómo sus suaves labios rozaban mi dedo, hasta que ella, con tanta
seguridad, abrió su gloriosa boca y lo succionó. Se me cerraron los ojos. La
sensación era exquisita. Entré, absorta en su calor. El mismo calor brotaba de
entre mis piernas, rogándole que usara su boca allí.

»Esta noche no. —¿Era mi voz? Claro que lo era. ¿Cómo podía
aprovecharme de esta mujer vulnerable que tenía delante, esperando que
cumpliera la promesa de sus labios, sus ojos, su cuerpo apretándose contra el
mío?— Vamos… duchémonos y acostémonos temprano. Mañana tenemos
mucho que hacer. —Levantó una ceja en señal de sorpresa, pero una sonrisa se
dibujó en su hermoso rostro sugiriendo que había tomado la decisión correcta.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Y lo había hecho. Pero si tratas de explicárselo a una libido recién


despertada, te aseguro que no es un público muy receptivo.

139
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo veintitrés

Sensaciones de placer me desgarraron. Las descargas se dispararon al


azar por todas las terminaciones nerviosas, empezando por entre los muslos y
terminando en las puntas de los dedos de las manos y los pies.

Estaba entre mis piernas, su lengua se deslizaba por mis labios,


excavando secretos ocultos en su interior. Unas manos fuertes me sujetaban
firmemente por las caderas mientras su cabeza se hundía más… y más en mí.
Mi garganta emitía pequeños ruidos palpitantes al ritmo de su lengua.

Mis dedos se enredaron en su pelo, frotando su cuero cabelludo en una


suave caricia que se hizo progresivamente más firme a medida que la empujaba
dentro de mí. Era el éxtasis… la euforia. Separé más las piernas para facilitarle
el acceso, deseando en silencio que me llenara con ella, que se metiera dentro 140
y viviera allí… que nunca me abandonara. Las emociones brotaban… suplicando
algo… más.

Una lengua descansaba fuera de mi núcleo, pidiendo en silencio permiso


para entrar. Concedido. Sentí cómo se deslizaba en mi interior, llenando el dolor,
hasta que lentamente, tan lentamente, volvió a salir, para volver a entrar una y
otra vez. Las caderas empezaban a volverse frenéticas, obsesionadas por
encontrar la liberación, por encontrar un lugar entre el limbo celestial donde
pudieran descansar y reflexionar sobre las maravillas de esta mujer entre mis
piernas. Una mano se soltó de mi cadera para recorrer mi cuerpo, acariciando
un fuego de deseo a su paso. Se posó, momentáneamente, en la curva exterior
de mi pecho, y luego comenzó de nuevo su viaje hasta cubrirlo por completo,
bombeando lentamente en sintonía con la lengua que siempre estaba diligente
entre mis piernas.

Estaba viniendo. Estaba viniendo. Estaba creciendo. No podía detenerlo.


No quería pararlo. Palpitante. Incesante palpitación. Llenándome. Llenándome.
Tomándome. Poseyéndome. Empujando… empujando… empujando…
empujando hasta que:
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—¡Kaaaaaaaattttttteeeeeeee, ohhhhhhh Dddddiiiiioooossss! —Intenté


inclinarme hacia delante, incorporarme, pero su fuerte mano me empujó hacia
atrás, sólo para seguir introduciendo su lengua repetidamente dentro de mí.

Ni siquiera tuve tiempo de recuperar el aliento antes de que me arrojara


de nuevo al abismo del éxtasis… sus dedos abandonaron mi pecho para
descender sobre mi clítoris erecto que se tensaba, pidiendo a gritos atención.
Dos dedos a cada lado, casi frenéticos. Otra vez… mi voz estaba ronca de gritar
su nombre una y otra vez, mi cuerpo temblaba incontrolablemente, el esfuerzo
casi demasiado. Me sentía débil. Me sentía viva. Me sentía.

Oh, dulce tortura, déjame morir ahora. Nada puede compararse a las
sensaciones que recorren mi cuerpo. Nada puede compararse a ser amada por
esta mujer.

Ahora sabía que hasta ese momento había sido virgen. La virginidad no
te la pueden quitar, la tienen que dar. Y acababa de dársela a Kate Thomas.

Y de buena gana.

141


Dormí en sus brazos toda la noche, cobijada por su cuerpo… su olor. Era
la perfección personificada.

Tan pronto como abrí los ojos sentí un presentimiento. Hoy me dejaba…
Kate se iba y no podía hacer nada para evitarlo.

Levanté la cabeza de su pecho y aspiré su mirada. Tenía la boca


ligeramente entreabierta por el sueño y notaba su aliento rozándome la cabeza.
Estiré la mano en un acto reflejo para apartar un mechón suelto de su mejilla…
y dejé que mis dedos rozaran su pómulo en una súplica silenciosa.

Los latidos de mi corazón comenzaron a retumbar en mi pecho, evitando


la masacre que puede provocar el desamor. Amaba a esta mujer. Yo. Sí, yo.
Estaba enamorada de una mujer… esta mujer… Kate.

Entonces, ¿por qué no podía decírselo? ¿Por qué iba a dejarla cabalgar
hacia el atardecer sin pronunciar una sola sílaba de amor?
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Porque tenía miedo de que ella no sintiera lo mismo... por eso.

Sí, sé que me dijo que me amaba, pero ¿no hemos dicho todos algo
parecido en el momento álgido de un orgasmo? Sí, también sé que dijo que había
venido por su corazón… pero que podía quedármelo si quería. Pero eso no
prueba nada, ¿verdad? Sólo que puede ser simplista (y cliché) cuando quería
serlo. Necesitaba que me dijera cómo se sentía ahora… ahora que habíamos
estado juntas al máximo. No tenía valor para soltar lo que pensaba… lo que
quería. La cobardía viene de familia… sólo mira a mi padre como prueba.

Inconscientemente, mis dedos continuaron acariciando su cara…


acariciando su mejilla, mi pulgar perezosamente trazó su labio. Los echaría de
menos.

Los ojos que una vez estuvieron dormidos me miraron perezosamente a


la luz de la mañana. Había algo escrito en ellos que no podía descifrar del todo…
pero estaba escrito tan claramente, allí, en la superficie. Los miré fijamente, con
la esperanza de leer debajo de la superficie, de utilizar mis dotes analíticas para
descubrir la verdad que se ocultaba tras los muros autoerigidos de Kate Thomas.

Su mano se deslizó por mi espalda hasta posarse en la curva de mi


trasero, sólo para apretar suavemente en el impacto. Sin previo aviso, un gemido
142
escapó de lo más profundo de los niveles situados en mi estómago e ingle. Las
punzadas volvieron a surgir, la necesidad de ella nunca se saciaba.

Su otra mano entró en juego; las puntas de sus dedos despertaron mi piel.
No podía romper su mirada… no quería.

La vida volvía a fluir en ella, mientras la niebla del sueño se evaporaba.

Lentamente, sus manos movieron los vellos de mi piel, alertándolos de su


presencia, advirtiéndoles de sus intenciones.

Me aparté, por un momento molesta por la rapidez con que había


permitido que aquella mujer se apoderara de mí: disgustada por mi falta de
fuerza de voluntad para resistirme a ella.

El dolor marcaba su rostro; el rechazo la cubría como una segunda piel.


Le sonreí, casi con crueldad.

Me recosté en la cama y la miré fijamente a los labios mientras hablaba.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—Kate, ¿qué quieres de mí? —Su boca se abrió, pero se negó a soltar
palabra alguna. Mi mano izquierda recorrió su pecho y mis ojos la siguieron como
un cachorro.

Sobre cada curva, gradación… pecho, pezón, dedos planos sobre su


estómago, cada movimiento tortuosamente lento. Quería hacerla esperar…
esperar como yo había estado esperando.

Bajé la boca para seguir el camino de mis dedos, mis ojos… los labios
estaban húmedos, la lengua tierna, pero concentrada en su tarea. El sabor de
ella era embriagador. Era embriagadora. Estaba para siempre bajo su influencia.

Unas manos impacientes separaron sus piernas y alcé los ojos para
encontrarme con los suyos. Parecían encapuchados, casi dormidos, pero sabía
que ella estaba lejos de eso… las sacudidas de su pecho la delataban.

»Repito, Kate. ¿Qué quieres de mí? —Una pausa—. ¿Qué quieres que
haga? —Lo cambié en el último momento, demasiado asustada por si decía algo
equivocado y me rompía el corazón para siempre.

En el aire de la mañana, su voz atravesó el frío para calentar todo a su


paso.
143
—Tócame, Abbie.

No era la respuesta que buscaba, pero tendría que servir.

Deslicé mi mano entre los suaves vellos que guardaban su secreto. Me


deslicé más allá de su protuberancia y me cerní sobre ella... casi tocándola, pero
manteniendo la distancia. El calor que irradiaba podría dar energía a un pequeño
pueblo. Levantó las caderas intentando unir su dolor con mi remedio, pero me
aparté.

—Dime... ¿qué... quieres... que... haga? —Fallé completamente en mi


primera pregunta. ¿Qué sentido tenía? Su silencio ya había respondido por ella.

Pero en este momento… exactamente eso… este momento, eso era todo
lo que importaba.

Volví mi mano… y rocé ligeramente mis dedos sobre su pasión,


provocando una promesa de satisfacción, pero eludiendo el momento de la
llegada.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Dios, estaba mojada. Estaba empapada. Podía sentir cómo goteaba,


haciendo que mis propios fluidos comenzaran a bombearse y buscarse asirse en
algo.

Pero todavía no. Quería ver cómo la llevaba al límite, memorizar su


aspecto en éxtasis, capturar ese momento en las partes ocultas de mi cerebro
para recurrir a ello cuando la desesperación se apoderara de mí como sabía que
lo haría.

Me deslicé a cada lado de ella, evitando a propósito su clítoris; evitando a


propósito la gratificación instantánea… tanto para ella como para mí. Y la
acaricié, con delicadeza, con ternura. Todo lo contrario de lo que vi en sus ojos.

—Por favor… Abbie… por favor… quiero… te… necesito… a... —Se
mordió el labio, tratando de evitar lo que ambas queríamos. O podría haber sido
el ligero roce contra su bulto palpitante lo que le hizo perder la capacidad de
hablar.

—Kate, ¿qué quieres que haga? —Volvió la pregunta, pero esta vez más
firme, contenta de saber que esta vez iba a obtener una respuesta.

—Tócame… más fuerte. —Las palabras la estrangulaban. Mantuve el


144
ritmo constante, pero apliqué un poco más de presión. Estaba tratando de
empujarse sobre mis dedos, así que aflojé… haciéndola gruñir de frustración—.
Abbie… oh Dios… por favor.

Acaricié sus pezones que se tensaban hacia arriba, rígidos y decididos en


su necesidad de ser tocados, pellizcados, rodados entre mi dedo y mi pulgar.

Mi pulgar se posó sobre su dolorido pezón… allí quieto, enigmático, pero


enérgico en su quietud.

Un grito se escapó y la observé hipnotizada mientras se pasaba la lengua


por los labios, succionando el inferior, incluso con los dientes buscando la carne
flexible.

Los movimientos se detuvieron.

Coloqué el dedo en su centro y lo dejé allí, paralizado, esperando a que


me rogara que continuara.

—Kate, ¿qué quieres que haga? —Un susurro, no para volverla aún más
loca de lo que ya estaba, sino por reverencia a ella… temía que si hablaba
demasiado alto, el hechizo se desvaneciera.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—Yo… necesito… sentirte… dentro de mí, por favor Abbie… oh Dios…


por favor… tómame… lléname… dedos… cualquier cosa…

¿Cómo puede una chica negarse a eso?

Rodeé su abertura con mi dedo, cubriéndola con su lechosa humedad,


antes de reclamarla como mía. Poco a poco fui introduciendo mi dedo en su
interior, muy despacio, antes de reclamarla como mía. Volví a sacar el dedo de
su interior y comencé a rodearla una vez más, antes de reclamarla como mía.

Las caderas de Kate saltaban de la cama, las manos intentaban


agarrarme la muñeca y obligarme a entrar en ella. Las aparté.

»Abbie… por favor… te lo ruego… ¡por favor!

—Kate, ¿por favor qué? —Una sonrisa curvó mis labios.

—Fóllame… fóllame… necesito que… oh Dios, ¡sí! —La penetré con tres
dedos, sin paso previo… directamente dentro de ella... con fuerza. Sus manos
agarraron mi brazo y empujaron mis dedos aún más adentro; los gemidos que
brotaban de ella alentaban mi propio deseo de gritar entre mis piernas… y
susurrar desde mi corazón.
145
Se retorció sobre mi mano, deseando que la penetrara y saliera, pero me
quedé quieta, necesitando sentir sus paredes bombeando y palpitando alrededor
de tres afortunados dedos. Los curvé ligeramente y los introduje en su interior,
deleitándome con los sonidos que brotaban de una boca abierta que gemía por
mi nombre.

Entonces me detuve de nuevo. Volvió a empujar hacia abajo, deseando


que siguiera… rogándome que aumentara el ritmo.

Así que lo hice.

Hice lo que me pedía. Me la follé. La follé duro. La follé hasta que mi brazo
me suplicó que bajara el ritmo, que valorara, que disfrutara de nuestra última cita
juntas. Me la follé hasta que mi corazón me pidió que parara... que parara y la
amara... suavemente... con ternura...

Las paredes de su interior se cerraban alrededor de mi mano, alrededor


de mi corazón. Su respiración era errática, se le atascaba en la garganta, los
gemidos provenían de algún lugar de su interior. La observé. Esto es lo que
recordaría ... ella... así... yo dentro de ella... observándola.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

»¡Oooooohhhhh dddduuuuullllllccccceeee Jjjjeeeeeeessssuuussss! —Y


se corrió. Los fluidos salpicaron mi muñeca, mi brazo seguía bombeando dentro
de ella, intentando evitar las réplicas que sabía que vendrían después. Las uñas
se clavaron en mi piel, marcándome, un recordatorio físico de este momento. El
momento en que la hice mía.

La velocidad de sus movimientos me sorprendió, se soltó de mi mano y


me agarró de los brazos, tirando de mí hacia ella. Los labios luchaban por el
dominio, sus besos enloquecían de deseo, su lengua no perdonaba.

Unos dedos fuertes se clavaron en mi carne, una mano en mi trasero y la


otra en la parte baja de mi espalda. Sus fluidos eran resbaladizos y notaba la
humedad rozándome mientras golpeaba con fuerza sus caderas contra las mías.

Sin esfuerzo, me dio la vuelta y se sentó a horcajadas sobre mí. Sus ojos
estaban enloquecidos… ajenos a cualquier otra cosa que no fuera esa necesidad
carnal que rezumaba por todos sus poros. Era magnífica… era salvaje… era…
mía.

Los dientes mordisqueaban la carne, furiosos, pero suaves. Las manos


forzaban las piernas dispuestas a abrirse; los dedos hurgaban y exploraban; las
caderas se mecían… bombeaban… mutuamente con un abandono eterno. Sus
146
dedos me separaron y me penetraron profundamente sin previo aviso,
llevándome al borde de un éxtasis ardiente y estrepitoso.

Siguió empujando, apretando y bombeando dentro de mí, nuestra


respiración entrecortada acentuaba el placer, permitiendo que las sensaciones
palpitantes y cuajadas explotaran sin esfuerzo la una dentro de la otra.

Sensaciones de arañazos se abrían paso en lo más profundo de mí, sus


dedos se convirtieron en mi centro de atención, en mi objetivo. La necesidad que
palpitaba en mi interior era una agonía, una magnífica agonía.

El sudor goteaba de ella sobre mi piel acalorada, mezclándose con el mío.


Había separado los muslos y bajado hasta mi pierna. Una resbaladiza y espesa
humedad me pintó, me hizo desear correrme mucho más fuerte, deseando
unirme a ella en el olvido.

Se acercaba. Mi búsqueda. Mi objetivo… estaba llegando. Me estaba


acercando. Venía… venía… venía…

—¡Dddddddiiiiiiiiooooooossss… Kkkkaaaattteeee…! —Eso fue todo lo


que pude pronunciar, las sensaciones primaban sobre mi voz. La rodeé con un
brazo, agarrándola con frenesí, mientras el otro se agitaba salvajemente a su
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

lado. Podía sentir su bombeo contra mí hasta que también se estrelló en mi


mundo de éxtasis, un mundo que existía para el aquí y el ahora… un mundo que
sólo existía para sentir.

Poco a poco, nuestros cuerpos se relajaron, pasando de la carnalidad a


la dulzura, permitiendo que la suavidad tuviera voz. Se intercambiaron besos
dulces y tiernos, pero ni una palabra.

Esta vez no hubo un “te amo”.

Pero por una vez… no me importó. El cansancio había hecho de las


suyas, y me tumbé debajo de ella totalmente en paz conmigo misma por primera
vez en mi vida.

Y por eso le estaré eternamente agradecida.



147
No habían pasado ni tres horas cuando me despedí de ella con la promesa
de llamarla, escribirle o ponernos al día pronto.

Sentía que el vacío volvía a mi interior, pero, como una verdadera


profesional, sonreí para las cámaras imaginarias.

Cuando me despedí de ella con un abrazo, intenté ser breve, intenté


demostrar que me parecía bien que se fuera.

Lo intenté. Pero sabía que no lo había conseguido.

¿Por qué? La aspiré. La respiré. La capturé en ese momento. Su olor


obligó a mis brazos a abrazarme con más fuerza, y durante demasiado tiempo.

No esperé a verla alejarse. No podía soportar la idea de “despedirla”, así


que la dejé allí, de pie junto al maletero de su coche. Sola.

No quería que viera las lágrimas que corrían por mi cara, ni que oyera el
sollozo en mi voz mientras gritaba:

—¡Nos vemos!
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Debieron pasar quince minutos antes de que oyera el motor de su coche


arrancar; otros diez antes de que oyera el sonido de las marchas engranadas,
los neumáticos chirriando sobre la grava.

Pero no puedo decir cuánto tiempo estuve sentada en el suelo, hecha un


ovillo, llorando mi pérdida.

Hay cosas a las que no podemos ponerles hora.



Podría decirte exactamente cómo me sentí cuando se fue. Cómo me


envolvió una negrura tan profunda; o cómo el dolor dentro de mi pecho se
irradiaba por todo mi cuerpo; incluso cómo seguí sollozando mi dolor incluso
cuando las lágrimas hacía tiempo que se habían secado.

Podría decir cómo su nombre seguía brotando de mis labios como un


catecismo de añoranza; o cómo me mecía hasta un estado casi catatónico.
148
¿Pero de qué serviría?

No la traería de vuelta, ¿verdad?

Pasaron las horas y no me había movido de mi sitio en el suelo: ¿para


qué?

Tenía la mirada perdida, la cara tiesa por las lágrimas derramadas, la boca
seca, los ojos escociéndome sin piedad. Me sentía utilizada, abusada… víctima
de algo más profundo de lo que podía comprender.

—Aquí no hay víctimas —dije, con la voz quebrada y seca.

Sabía lo que tenía que hacer.

Tenía que decírselo… decirle cómo me sentía… decirle que prefería


saberlo a estar siempre en la oscuridad. Tenía que saberlo de una forma u otra.

Lentamente, desentumecí las piernas y me estiré. Los músculos gritaban,


pero seguí adelante, ignorando el dolor.

Iba a verla… decirle… conseguir a la chica.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Y por primera vez ese día, sonreí.

»Voy a conseguir a la chica.



Dos horas más tarde estaba de vuelta en casa de mis padres, guardando
las cosas en el maletero del coche. Primero tenía que parar en Londres para
recoger algunas cosas de casa, pero después… sería libre.

Me sentí mareada, aceptando por fin lo maravilloso de la situación. Soy


gay… me importa una mierda quién lo sepa.

Me reí para mis adentros mientras metía las últimas pertenencias en el


maletero.

—¿Por fin lo has perdido? —La voz de Claire me tomó por sorpresa y me
reí de nuevo, y procedí a empujar el maletero hacia abajo. 149
—No, la he encontrado. —Sus ojos se abrieron un poco. Creo que la
asusté un poco, ya que no era muy de reírme para mis adentros (digan lo que
digan).

—Entonces, ¿te ha encontrado tu amiga? —Mi cara le decía que no tenía


ni puñetera idea de lo que estaba hablando—. La semana pasada… una mujer…
alta, morena… vino a buscarte aquí. —Mi cara se descompuso en una sonrisa
que lo decía todo—. Le dije que estabas en la casa de la playa. Bonita mujer…
atractiva…

No le di la oportunidad de terminar. La rodeé con mis brazos y la abracé


con fuerza.

—Gracias, gracias, gracias, —le di un beso en la mejilla y me subí al


coche.

Mientras me alejaba, dejando a una Claire muy aturdida, grité por la


ventanilla:

»Y tenías razón… ¡Lo soy!


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Pude ver en el espejo retrovisor cómo su cara pasaba de la confusión a


una sonrisa que le partía la cara por la mitad. Saqué la mano por la ventanilla y
saludé salvajemente.

Ahora a por esa mujer mía.

150
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

TERCERA PARTE

Quiero caer en ti
Arrastrarme en ti
Rendirme
Todo en ti ahora

Podría estar segura en ti


Pura en ti
Encontrar la cura en ti
Ahora suplico
Ten piedad de mí
151
Mercy - Melissa Etheridge

Capítulo veinticuatro

Janet se sorprendió al verme de vuelta, ya que no le había dado ninguna


indicación cuando habíamos hablado por última vez hacía poco más de una
semana. Se sorprendió aún más cuando le entregué las tres cuartas partes de
mi primer borrador.

No estaba de humor para charlas. Lo único que quería era recoger más
cosas y llegar a Yorkshire, a Kate.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Tras quince minutos acercándome a la puerta, rechazando el café por


quinta vez, finalmente escapé de sus garras con la promesa de completar mi
historia. Parecía contenta de que hubiera decidido volver a trabajar en el retiro,
y ni siquiera cuestionó mi cambio de opinión, creyendo que iba porque ella
quería. Bendita sea.

Afuera, en la luz gris, decidí que iría directamente allí, de vuelta a


Forester’s Dwell. ¿Qué sentido tenía atravesar Londres sólo para recoger más
ropa? Tenía lo que necesitaba en el maletero del coche.

Tomada la decisión, subí al asiento delantero, encendí el motor y di la


vuelta al coche.

Por fin estaba en camino, con la sonrisa en la cara.



El viaje fue, como mínimo, monótono. La M1 estaba abarrotada de


152
viajeros y pasé cuarenta y cinco minutos detrás de un accidente justo antes de
desviarme en la salida 42.

La paciencia es una virtud que nunca había poseído, y en esos cuarenta


y cinco minutos había soltado todos los improperios del libro… y añadido unos
cuantos míos a la mezcla. Al final, pensé en los pobres inocentes que debían de
haber sufrido en el accidente y sentí que me invadía la vergüenza.

Es increíble cómo podemos dar la vuelta a nuestras emociones, ¿verdad?


En un momento me sentí gloriosamente feliz de estar en camino, luego la rabia
surgió de mi interior, hasta que, finalmente, sentí una sensación de pérdida tan
envolvente, tan consumidora, que no pude deshacerme de un sentimiento de
presentimiento.

¿Y si le hubiera pasado algo a Kate? ¿Y si llegaba allí y…? Ni siquiera


podía terminar la frase. No creía que sobreviviría a eso… perderla cuando
acababa de encontrarla de nuevo.

¿De nuevo? La palabra “de nuevo” me daba vueltas en la cabeza. No


tenía ni idea de por qué.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Los recuerdos de los eventos en Forester’s Dwell aparecieron en mi


cabeza. La mujer que veía y que se parecía a Kate, pero no lo era. Ruidos
inexplicables por la noche… las palabras escritas tanto en mi ordenador como
en el espejo (y más tarde en la pared de mi habitación).

Y la pobre Enid. Pobre mujer. Sentí que me invadía un sentimiento de


desesperación aún mayor. Estaba muerta y hacía tanto tiempo que no pensaba
en ella. Muerta… desaparecida.

Sé que no la había conocido por mucho tiempo, sólo una noche de


hecho… pero eso no impidió que fuera mi amiga. También me hizo aún más
consciente de lo voluble que era la vida. Un minuto riendo y bromeando… y al
siguiente…

Pensamientos como este seguían martilleando mi cabeza, sacudiendo las


lágrimas justo debajo de la superficie. Estaba tan absorta en mis divagaciones
mentales que casi me salto el desvío hacia la A6036 en dirección a Halifax.

Estaba a treinta kilómetros de casa, pero sentía a Kate. Nunca la había


perdido de vista, ni siquiera después de que me abandonara, pero sentía su
presencia cerca. 153
Me entraron mariposas en el estómago, el corazón decidió que quería
participar en la acción y empezó un ritmo que me hizo respirar
entrecortadamente. La duda empezó a hablarme, a recordarme que no era así.
Una vocecita habló suave pero firmemente en mi subconsciente: “No eres gay”.

Pero amaba a Kate. ¿No es así?

No. No la amaba. Lo que sentía por Kate sobrepasaba todos los límites
del amor… si es que el amor tenía algún límite. Era obsesión… adicción… un
sentimiento de estar incompleta sin ella… su voz, sus ojos, su piel, su olor, su
sabor me capturaban por completo… me embelesaban… me alegraban de estar
viva, de que ella fuera, o hubiera sido, parte de mi vida.

Puede que entonces estuviera enamorada.

Toda depresión desapareció; una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en mi


cara. Treinta y cinco minutos después, cuando estaba sentada frente a la verja
de hierro forjado, volví a pedir permiso para entrar.

Permiso para entrar más que un conjunto de puertas de metal… eso


seguro.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH



Jenny estaba en el escritorio, mirando en silencio la pantalla del


ordenador. Me quedé un rato mirándola, sin querer perturbar la evidente muestra
de mal humor.

Finalmente, sus ojos marrones se alzaron y se clavaron en los míos. La vi


sonrojarse furiosamente, ya fuera por la vergüenza de haber sido sorprendida
con la guardia baja o por darse cuenta de que era yo quien estaba delante de
ella.

—¡Abbie! —Se inclinó sobre el escritorio, tirando folletos y tarjetas de la


superficie para abrazarme—. Me alegro muchísimo de volver a verte. —Y siguió
abrazándome… y abrazándome.

Tan diplomáticamente como pude, me aparté de ella, dejándola inclinada


sobre el mostrador de una forma casi cómica.

—Me alegro de estar de vuelta, Jenny. ¿Está Kate por aquí? —Intenté
sonar despreocupada, pero el entusiasmo de mi tono desmentía mi indiferencia.
154
—Estaba aquí… Déjame pensar, —jugueteé con mi bolso, un poco
incómoda con su mirada—. Creo que se ha ido al lago, no se ha sentido muy
bien desde que regresó.

—¿Qué le pasa? —Me incliné hacia adelante, mi cara a centímetros de la


de Jenny—. ¿Qué quieres decir con que no se ha sentido muy bien? —El pánico
se apoderó de mí. Mis pensamientos sobre mi viaje volvían claramente: ¿y si me
la quitaban... ahora... ahora que la había encontrado?

La cara de Jenny lo decía todo. Créeme, estaba lo suficientemente cerca


como para ver cada emoción en su rostro.

—No está enferma como tal… sólo ha estado más malhumorada que
nunca. Le grita al personal sin razón aparente. —Me aparté, demasiado
consciente de la fijación de Jenny en mi boca. Parpadeó varias veces, tosió y
volvió a mirarme a los ojos—. Sus palabras exactas fueron: “Si llama la señora
Jameson, llámame, haga lo que haga, llámame”.

¡Gracias a Dios! Si eso no era una señal de que estaba interesada, no


sabía de qué lo era.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

En lugar de saltar de alegría, le sonreí.

—¿Podrías pedirle a alguien que me suba las maletas?

—¿La misma habitación? —Asentí, pero en secreto deseé que no fuera


así—. Vale, ya está arreglado.

—Voy a dar un paseo, pero volveré para el té, ¿vale?

No esperé respuesta, tenía que “conseguir a la chica”, me pedía el


corazón, que chisporroteaba y saltaba dentro de mi pecho. Pobrecita. No sabía
qué esperar.

Yo tampoco… pero no por eso dejé de buscarla.

155
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo veinticinco

Las emociones se apoderaron de mí mientras me dirigía al lago. Luché


contra el impulso de correr hacia ella… pero también de huir. La sensación de
desearla era tan fuerte, pero al mismo tiempo me sentía fuera de control. Esta
sensación que me recorría era como un encantamiento, un hechizo lanzado para
superar la razón y convertirme en algo que en el fondo sabía que no era.

Nunca me había sentido así antes; ningún razonamiento lógico podía


explicar esta necesidad ardiente que tenía dentro… y esa necesidad se centraba
en una mujer alta, de pelo negro y ojos azules. Su rostro apareció en mi mente,
flotando frente a mí, instándome a avanzar, suplicándome que la salvara de
alguna manera.

¿Por qué querría que la salvara? ¿De qué manera podría hacerlo? Era
tan fuerte, tan capaz, tan… tan… Kate. 156
Aspiré profundamente. El aire frío y húmedo golpeó mis pulmones,
causándome un dolor punzante en el pecho. Volutas de aliento turbio escaparon
de nuevo a la atmósfera, informándome de que estaba viva… era la primera vez
que pensaba conscientemente en estar viva… filosóficamente quiero decir. Estar
viva no es sólo existir, dando vueltas en un mundo mundano. Estar viva significa
vivir… vivir de verdad.

Hice un balance de mi entorno, el sol invernal se desvanecía en el cielo.


Los árboles habían perdido todas sus hojas y el camino estaba lleno de ofrendas
al invierno, descuidado y resbaladizo bajo mis botas. Enero era un mes lleno de
esperanza en la primavera, en el renacimiento, en la capacidad de volver a
empezar cuando todo parecía perdido. Así era como me sentía… había vivido
mi vida sin nada, pero ahora tenía esperanza, y a través de Kate tenía la
oportunidad de renacer.

Mi paso aumentó. Aunque mis piernas son cortas trabajaban con todas
sus fuerzas para llegar a mi destino.

Y entonces la vi.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Estaba de pie mirando al lago, como la primera vez que la había visto
aquí. Estoica. Silenciosa. Distante. Un lado de su rostro ocultaba sus emociones,
su concentración no apuntaba a nada, pero se centraba en el centro del lago.
Las manos flácidas le colgaban de los costados y se flexionaban y tensaban
esporádicamente, como si tratara de agarrar algo, de contenerse de algún modo.

Algo la alertó de mi presencia, porque lentamente volvió su mirada fija


para encontrarse con la mía. Sus ojos fueron los primeros en reconocerme,
seguidos poco después por sus labios.

Le sonreí, mis músculos intentaban relajarse, pero sabía que esto aún no
había terminado.

Su sonrisa desapareció tan rápido como apareció y sus ojos se apagaron.

La confusión se apoderó de mí, obligándome a replicar, empujándome a


decir algo… cualquier cosa.

—¿Kate? —vacilé—. ¿Estás bien? —Mi voz era un susurro. Aún nos
separaban unos metros, pero lo oyó.

Me miró directamente a la cara y mantuvo la mirada durante un angustioso


157
instante.

—¿Abbie? —La incredulidad en su voz estaba allí, esperando burlarse de


ella… esperando decirle que era un sueño.

—¿Sí?

Una sonrisa tan libre iluminó sus facciones.

—Has vuelto. —Las mismas palabras que había usado todos esos meses
atrás.

—Por supuesto… ¿cómo podría mantenerme alejada? —Estaba delante


de mí antes de que terminara la frase, con los dedos en la cara, cogiéndome la
mandíbula e inclinándola hacia arriba. Su aliento recorrió mi piel, tan cálido, tan
tranquilizador. Me lamí los labios, dispuesta a decir algo más, pero me detuvo
con el beso más suave que jamás había recibido. Revoloteó por mi boca como
un recuerdo, hasta que su mejilla se apoyó en la mía y sus dedos me sujetaron
con ternura.

—Has vuelto a mí, —su voz entrecortada y su temblor me rompieron el


corazón, y supe que si la miraba a la cara vería lágrimas.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

La abracé. Me abrazó. Los ruidos alrededor del lago rendían homenaje a


nuestro reencuentro.

Suaves sollozos resonaron en mis oídos, y acaricié mi mano por su


espalda, calmándola, tranquilizándola, asegurándole que era yo y que estaba
aquí… para siempre.

»¿Qué vamos a hacer ahora? —Sus palabras me hicieron cosquillas en


el oído, y me aparté para mirarla a la cara, mirarla a los ojos.

—Bueno… al menos podrías llevarme a una cita.

Su risa era como música. Música rica y poderosa que aliviaba todas las
dudas.

»O simplemente invitarme a almorzar… eso sería un comienzo. —Echó la


cabeza hacia atrás y rio largo y tendido, abrazándome aún más fuerte que antes.
La sonrisa en mi cara era tonta, por no decir otra cosa, y me acurruqué aún más
entre sus brazos.

Esto era vida. Esto era lo que había esperado… anhelado toda mi vida…
y, extrañamente, no fue hasta este momento que lo supe.
158
Me sentí como el gato al que le han dado la crema después de comerse
al canario, y luego le han dejado dormir en medio de la cama rodeado de
almohadas mientras le acarician.

Sí. Tenía ganas de ronronear. ¿No crees?



Cogidas de la mano volvimos a la casa, completamente satisfechas sin


decir una palabra, sabiendo que el silencio que compartíamos, lo compartíamos
juntas.

La cara de Jenny era un cuadro cuando entramos, sus ojos se clavaron


en nuestras manos entrelazadas en reconocimiento de lo que estaba
sucediendo. Sorpresa, seguida rápidamente por una pizca de enfado y,
finalmente, aceptación. Sus hombros se hundieron físicamente al saludarnos.
Me sentí culpable por haber dudado de ella en el pasado.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Tomamos un rápido tentempié de té y sándwiches en la habitación de


Kate. Después de horas de viaje, tenía hambre y me sentía cansada y sucia.
Kate me dijo que utilizara su cuarto de baño mientras recogía mis cosas de la
habitación y sentí una necesidad urgente de quitarme la ropa, meterme en agua
caliente y acostarme. Estaba agotada, tanto física como emocionalmente.

El agua era relajante, rebotaba en mi piel como una lluvia cálida y el olor
de su gel de ducha me impregnaba con su esencia. El sueño se apoderó de mí
y tuve que secarme enérgicamente con una toalla para tener energía para llegar
a la cama.

Me quedé dormida y no oí a Kate volver a entrar ni la oí en la ducha.

Pero la sentí meterse en la cama a mi lado. Sentí que su cálido cuerpo se


colocaba detrás de mi espalda desnuda y me rodeaba con los brazos,
envolviéndose en mí como si ya lo hubiéramos hecho mil veces. Me besó
suavemente en el cuello, justo debajo de la base del pelo, y su aliento apartó los
mechones sueltos para poder chupar suavemente la piel con los labios. Sus
dedos se unieron a la caricia, acariciándome tiernamente el hombro con las
puntas.

Un hormigueo recorrió mi cuerpo, pequeñas chispas de deseo brotando


159
de mi interior. Quería darme la vuelta, apartarme, atraerla hacia mí y besar su
boca… la boca que me estaba convirtiendo en algo incontrolable… algo tan
exquisitamente hermoso que las palabras no podían definirlo.

Sus dedos bajaron por mis brazos hasta acariciarme la parte inferior de
los antebrazos, y sus labios se mantuvieron infalibles en su tarea en mi nuca.
Luego se movieron. Despacio, muy despacio, hasta que chupó la unión de mi
cuello y mi garganta. Un gemido salió de mis labios, sin que me lo propusiera,
pero incapaz de contenerme para no decirle lo que necesitaba.

Tenía toda la mano sobre mi antebrazo y masajeaba los músculos que


bailaban y actuaban sólo para ella. Mis caderas empezaron a unirse al baile,
empujando hacia ella, sintiendo cómo su cuerpo desnudo se apretaba contra el
mío. Su mano recorrió mi vientre, acariciándome, persuadiéndome, haciéndome
sentir aún más deseo por ella. Me atrajo hacia ella hasta que fuimos una. Los
besos en el hombro y el cuello se volvieron urgentes, y deseé volver a
saborearla.

Apartó los labios y oí un suave gemido, nuestras caderas seguían


moviéndose la una contra la otra.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—Te amo, Abbie. —Palabras tan sencillas, pero mi corazón latía con
fuerza al oírlas.

Me volví hacia ella, nuestras caderas se ralentizaron, y la miré a la cara


en la penumbra.

—¿No sabes que también te amo? —susurré, antes de tomar sus labios
con los míos, abriendo la boca para aceptar todo lo que tenía que ofrecer y liberar
todo lo que tenía que dar. La rodeé con mis brazos y tiré de ella, sus pechos
rozándose contra los míos en súplica a las demandas de nuestra necesidad…
las demandas de nuestras almas perdidas hacía tiempo que habían encontrado
de nuevo a su otra mitad.

Su cuerpo se movió sobre el mío, se cernió sobre mí durante un momento


agonizante antes de caer suavemente sobre mí.

Perfección.

Nuestros cuerpos se movían el uno contra el otro sin prisa, sabiendo que
esto era más que sexo, más que gratificación. Era la unión definitiva del corazón,
la mente y el alma.
160
La esencia de Kate entró en mí, se filtró por cada poro, se mezcló con mi
sangre, marcándome como suya, marcándola como mía.

Mis piernas estaban abiertas, acomodándose a sus lentas embestidas en


mi interior. Mis pantorrillas rodeaban, la sujetaban a mí; mis manos empujaban
su trasero hacia la necesidad anhelante que palpitaba en el vértice de mis
muslos. No podía concentrarme en nada más que en las sensaciones que su
cuerpo estaba creando, la construcción de algo primitivo desde dentro, la
construcción de tortuosos y maravillosos focos de emoción que se descargaban
en eléctricos focos de placer.

Estaba al borde del delirio; el objetivo, esta vez no era un orgasmo, sino
una unión… un acoplamiento. Las sensaciones hicieron que se me hiciera agua
la boca para saborearla. Mi boca capturó su garganta, succionando,
convirtiéndose en pequeños mordiscos y besos que la hicieron gemir y moverse
más rápido contra mí. No quería correrme… todavía, no quería que esta
sensación terminara. Labios buscaban labios, lenguas buscaban lenguas, la
sensación de ser tragada entera… Me encantaba cada minuto. La lengua de
Kate me acarició el interior del labio inferior, provocándome un gemido, una
sensación sobrecogedoramente hermosa.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Despacio, su boca descendió por mi cara y mi garganta, revoloteó sobre


mi clavícula y se posó en el interior de mis pechos. Descansó allí… escuchando
los latidos de mi pecho.

—Te amo, Abbie. —De nuevo las palabras flotaron hacia mis oídos,
haciendo que mi corazón se disparara una vez más. No podía hablar: la emoción
me ahogaba. Una lengua húmeda me rodeó el pecho, errando a propósito el
blanco y haciéndome desearlo aún más. Coloqué mi mano en su nuca, guiando
su boca hacia donde más la necesitaba.

Perfecto…

Me chupó mientras mi mano se enredaba en su pelo y la suya subía para


burlarse y provocar el otro pecho. Unos dedos fuertes giraban el pezón, tirando
de él y acariciándolo con suavidad, pero con firmeza.

Entonces su cara abandonó su refugio y descendió, dejando que su mano


siguiera complaciendo mis pechos ávidos.

En el vértice de mi núcleo, se detuvo y me miró a los ojos, los suyos


encapuchados de deseo, el azul casi oscuro de la necesidad. Me besó
tiernamente a ambos lados de los muslos, sin dejar de mirarme a los ojos. Yo
161
contenía la respiración… la expectación jugaba un papel vital.

Un delicado aliento rozó mi vello púbico, encendiendo aún más mi


necesidad. Cerré los ojos y mi corazón esperó.

Me separó con su lengua, tan suavemente… tan delicadamente, que la


sensación fue casi insoportable. El contacto era como una pluma,
tentadoramente distante, pero a la vez envolvente.

Mis caderas siguieron el ritmo iniciado por su lengua, rechinando


lentamente alrededor de sus músculos perfectamente sensuales.

Había llegado el paraíso.

Sentí cómo su lengua se posaba en mi abertura antes de deslizarse, sin


esfuerzo, en mi interior. Su gemido hizo que mis fluidos me inundaran… como
un maremoto de deseo.

Dentro y fuera… tan lentamente… tan completamente… el éxtasis de la


penetración haciendo que luces parpadeantes aparecieran ante mis ojos. Dentro
y fuera… rítmico… ferviente. Dentro y fuera… Empujé hacia abajo, mi humedad
cubriendo su boca y su barbilla. Dentro y fuera… dentro y fuera… mis entrañas
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

succionándola trayéndola de vuelta… reteniéndola dentro de mí… deseando que


se arrastrara dentro… se arrastrara dentro y me completara.

Su pulgar dejó su lugar en mi pecho y se aventuró hacia abajo… hacia


abajo… hasta que se detuvo en mi clítoris, vaciló… esperó a encontrar el tempo
antes de unirse a la danza de caderas, lengua y manos. Su boca me chupó… su
lengua penetró… su pulgar acarició… y me corrí.

No fue como los orgasmos anteriores que había compartido con ella. Fue
más profundo… más pleno… explosiones estremecedoras y palpitantes…
palpitando sus gritos silenciosos en la oscuridad. Me sentí renacer. Me sentí
realizada. Me sentí amada… protegida… completa de nuevo. Esto era mucho
más que sexo… mucho más.

Subió por mi cuerpo para envolverme, envolverme en su amor, abrazarme


mientras sollozaba mi amor por ella… le decía que siempre la amaría… siempre.

Pasó el tiempo mientras yacía en sus brazos, las emociones desbocadas,


los sollozos calmándose en mi pecho.

Olí su pelo, aspiré su aroma, la respiré para atraparla en mis pulmones y


retenerla allí. Mi boca estaba junto a su oreja y soplé suavemente sobre ella. Su
162
cuerpo se estremeció en respuesta. Saqué la lengua para recorrer el borde,
saboreándola, oyéndola gemir en mi hombro.

Le di la vuelta, sin apartar los brazos de su cuerpo, necesitando el


contacto de la piel con la piel. Estaba tumbada debajo de mí, vulnerable a mi
necesidad de tocarla, saborearla, tragarla entera y retenerla dentro de mí.

Besos suaves se posaron en su rostro; caricias, labios que se rozaban,


descubrimientos de piel, esperanza y deseo; deseo y añoranza tan profundos
que palpitaban.

Labios en el cuello, la garganta, el hombro; una lengua que recorría la


curva donde el brazo se unía al pecho, piel maleable lista para ser devorada. Los
dientes salieron para pellizcar y rozar la carne hasta la sumisión; la curva de su
pecho me tentó en la penumbra.

¿Quién soy yo para resistirme?

La saboreé… la amé con mi lengua, mis manos, mi piel. Masajeé sus


miedos, sus esperanzas, mis sueños, hasta que me encontré mirando el deseo
reluciente de mi amante… mi amor. Serpenteé tranquilamente con la lengua por
sus pliegues, de abajo arriba, de arriba abajo, saboreando la dulzura que era
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Kate. Sabores de néctar estallaron en mi boca, obligándome a tomarla, a poseer


ese sabor… a poseerlo para siempre.

Mi mano se unió a mi boca, más como ayudante que como espectador.


Me ayudó a llegar a su necesidad: me ayudó a llegar a lo que anhelaba, una
necesidad ardiente que me carcomía, como carcomía la suya. Los fluidos me
cubrían la cara y quería bebérmela, pero no podía dejar de lamerla, de besarla,
sólo… allí. Sus caderas danzaban de un lado a otro de mi cara, sus manos se
enredaban en el pelo rebelde mientras se aferraba a mí. Necesitaba sentirla
alrededor de mi lengua; necesitaba empujarme dentro de ella, lamer su interior
y saborearla completamente.

Aferré sus caderas con los dedos mientras entraba en ella, con la lengua
completamente extendida, recorriendo las paredes ocultas al mundo. Pero esta
noche eran mías, y se lo agradecería eternamente. Un gemido llegó a mis oídos
y se impulsó hacia abajo, levantando las rodillas para que una mano se deslizara
por debajo y descansara en la parte baja de su espalda. La empujé hacia arriba,
dejando que mi lengua se hundiera más en ella, oyéndola jadear, oyendo mi
nombre en sus labios.

Me retiré y volví a penetrarla una y otra vez. Ritmo incesante ondulante, 163
palpitante, un tempo al que se unía mi lengua mientras mis dedos golpeaban el
resto de su capullo erecto. Una y otra vez… boca, dedos y lengua, amándola.
Una y otra vez chupé, me sumergí y la penetré. Mi respiración errática, el aire
enrareciéndose, pero no me importaba. Si moría en ese momento, moriría
sabiendo que había hecho aquello para lo que me habían enviado a la Tierra.

Amarla.

Y la amé, hasta que sentí los signos reveladores de su liberación, sentí


los fluidos espesarse con la expectativa, saboreé la sal de su venida… y lo hizo,
una y otra y otra vez.

Como una moribunda, me arrastré por su cuerpo y me acurruqué allí hasta


que el sueño nos llevó a las dos a soñar… sueños que se habían hecho
realidad… por primera vez en nuestras vidas.

El resto de la noche nos despertamos para continuar nuestro


descubrimiento, cada vez diferente del anterior, pero cada vez basado en la
confianza, nuestro amor, nuestra certeza de que esta vez era para siempre.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo veintiséis

La mañana llegó demasiado pronto y, después de las tostadas y el té,


decidimos salir a pasar el día en Haworth. Le dije a Kate que me llevara a una
cita y adoptó una fingida pose de dolor antes de abrazarme.

—Te llevaré a cualquier parte —me dijo al oído.

—Sólo una vez.

—No, dos veces. La segunda vez para disculparme. —Jugué a golpearla


en el costado y se rio, haciéndome reír con ella.

Éramos tan naturales la una con la otra. La mujer solemne que había
conocido había desaparecido, dejando paso a una criatura brillante y vivaz que
resultaba totalmente hechizante. 164
Dos horas más tarde estábamos en la carretera, Kate al volante,
dejándome maravillar por el hermoso paisaje. El viaje fue tranquilo. Me sentía en
paz en su compañía.

Era la hora de comer cuando llegamos y nuestra primera parada fue el bar
Black Bull, para refrescarnos y comer algo.

En los aseos, Kate se colocó detrás de mí y me plantó tiernos besos en la


garganta. No me importaba que hubiera entrado alguien, las sensaciones eran
demasiado fuertes para ignorarlas. Su voz palpitó en mi cuello:

—Siempre tienes hambre, mujer.

—No tienes ni idea. —Levanté la mano hacia su mejilla y nuestros ojos se


clavaron en nuestros reflejos en el espejo. Dios mío. Quería besarla allí mismo,
llevarla a los cubículos y separarle las piernas, saborearla, meterle las manos
dentro de la ropa... pero dudaba de lo bien que iría eso en un pequeño pub rural.

Durante la comida, Kate me contó la historia de su lugar de retiro. Su


bisabuelo, Edward Thomas, se hizo cargo de la casa en los años treinta, cuando
William murió y dejó la finca hipotecada hasta las cejas. Edward sólo vivió tres
años, y luego la gestión pasó a manos de su abuelo, Henry Thomas. La guerra
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

había interrumpido el funcionamiento del lugar, que se había utilizado como una
especie de hogar de convalecencia improvisado. Después de que su padre se
casara a finales de los sesenta, Henry se la había traspasado, y vivió los años
que le quedaban de vida en un pabellón, cerca de la entrada de la finca.

Me quedé paralizada con su charla. Nunca había dicho tanto de una sola
vez. Fue perfecto… la conversación… la compañía… la comida.

¡Dios, sí… la comida! Pastel de ternera y cerveza regado con vasos de


cerveza amarga: un auténtico almuerzo inglés. Me sentía llena hasta los topes,
pero aun así conseguí devorar un poco de tarta de manzana casera, para
diversión de Kate.

—¿Ya has comido suficiente? —El brillo de sus ojos iluminó la habitación
y supe que no se refería a la comida.

—Compórtate, Thomas. —La sonrisa volvió a iluminar su rostro y echó la


cabeza hacia atrás, soltando una sonora carcajada. La gente empezó a mirar y
me sentí expuesta… un poco “fuera”, digamos.

Una sonrisa se dibujó en mi cara sin que me diera cuenta mientras tres
palabras resonaban en mi cabeza.
165
“Que se jodan”.



La iglesia de Haworth era preciosa. Paredes con paneles de roble


conducían a un púlpito ornamentado en la parte delantera. Miré la placa que
indicaba la corta vida de las Brontë y sentí una sensación de pérdida. Eran tan
jóvenes… tenían tanto por lo que vivir.

Me costó deshacerme de esa sensación. Estamos aquí tan poco tiempo y


nos aterroriza tanto cómo nos perciben los demás que… nos perdemos muchas
cosas. Parece un desperdicio… un desperdicio terrible.

Mis ojos se encontraron con los de Kate y, por un momento indescriptible,


sentí una pérdida tan profunda que no pude moverme. Verás, no era mi pérdida
exactamente, y no tenía que ver con las Brontë, sino que… estaba relacionada
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

con Kate y conmigo, pero no lo estaba. ¿Entiendes? Sentí que la había perdido
de alguna manera, pero no ahora, no aquí y ahora.

—¿Abbie? ¿Estás bien? —El rostro de Kate se cernió frente a mí y tiré de


ella hacia mí, rechazando todas las miradas que recibía. Ni siquiera la cercanía
que compartíamos podía contrarrestar esa sensación. Pero, como soy una
profesional, esbocé mi falsa sonrisa y la miré a la cara.

—Mejor que nunca. Venga, vamos. Vamos a ver el museo.

Con eso, la solté, la frialdad de la iglesia mezclándose inquietantemente


con la frialdad de mi pecho.



El olor de la casa parroquial me trajo recuerdos de tres mujeres,


encerradas en el sombrío pueblo de Haworth hace más de ciento cincuenta años.
Las pequeñas y oscuras habitaciones estaban llenas de vestigios de una época
166
ya pasada; muebles colocados con pericia para evocar la sensación de que
acababan de salir de la habitación. El salón mostraba cuadros del pasado, que
se erguían firmes sobre la chaise longue en la que Emily había tomado su último
aliento.

Frente a esta habitación estaba el lugar donde su padre se había ocultado


de sus hijas, una especie de despacho que demostraba la superioridad de los
hombres de la época.

Al girar las escaleras, me saludaron sus rostros, pintados de forma casi


chillona. Rasgos puntiagudos que disimulaban sus caras de pájaro. Tres mujeres
que habían desafiado la escritura canonizada de su época; tres mujeres que
demostraban ser algo más que simples alhelíes, sentadas en rincones pintando
acuarelas o bordando delicadas piezas de tela. Tuve que sonreír mientras
buscaba la silueta pintada de Branwell Bronte, el artista y hermano de las
mujeres. Al menos tuvo la inteligencia (quizá el don de la profecía) de darse
cuenta de que no estaba tan dotado como sus tres hermanas, que eran mujeres.
Los hombres, incluso hoy, siguen creyendo que era el genio de la familia.
Imagínate.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Ver sus pertenencias, expuestas a la vista de todo el mundo, me inquietó.


Cómo nos fascina la vida de los demás cuando podríamos estar mirando la
nuestra.

Kate siguió su propio camino, leyendo fragmentos y haciéndome muecas,


imitando cómo agarraba la parte del pecho del vestido de Charlotte.

Le dije “pervertida” y me reí a carcajadas de su falsa cara de tristeza


cuando se dio la vuelta y fingió marcharse. La gente se rio detrás de mí,
probablemente pensando que estaba teniendo un momento. Lo cual, por
supuesto, era cierto.

Estaba mirando fijamente la antigua habitación de Emily cuando sentí que


los pelos de mi nuca anunciaban su presencia detrás de mí, su cuerpo inclinado
cerca del mío, su suave aliento haciéndome cosquillas en la oreja mientras
susurraba:

—Entonces, ¿era enana? —Solté una sonora carcajada que resonó por
toda la casa; la gente me lanzaba dardos al pasar, sus caras mostraban su
disgusto ante mi evidente falta de respeto por una casa vacía.

—Vámonos. —Tiré de Kate de la mano, atravesé el estudio de Branwell y


167
entré en la parte que contenía información sobre su vida y su época. Siendo yo,
leí cada palabra, y todo el tiempo notaba que Kate se arrastraba cerca de mí,
intentando en vano disimular su aburrimiento. Sonreí y seguí leyendo.

Por fin estaba lista para ir a la librería.

—¡Por fin! Creía que te había perdido por un momento. —A Kate se le


iluminó la cara al ver la señal de salida.

—Todavía no, cielo.

Su cara era un cuadro mientras yo manoseaba lentamente la mercancía


y elegía un ejemplar de Cumbres borrascosas, dos bolígrafos, cuatro lápices y
un par de marca páginas. Siempre había tenido debilidad por la papelería, un
pequeño placer pervertido que intentaba mantener en secreto… sobre todo
porque sabía que Kate se burlaría de mí.

Fuera de la tienda, Kate bailó antes de echarse las manos a la cabeza y


gritar:

—¡Por fin libre! ¡Por fin libre! Alabado sea el Señor… por fin soy libre.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Me quedé allí, con la bolsa colgando de la mano, mirándola con una


sonrisa divertida. Ella seguía bailando, recibiendo las miradas de todos los que
pasaban, quienes a su vez me miraban.

—Ignórenla… está teniendo una transformación. —Se rieron, Kate me


lanzó una mirada burlona y dejó de hacer el tonto.

»¿Qué? —La voz de la inocente—. Thomas, ¿tienes algún problema con


que sea más inteligente que tú?

—Por qué, descarada... —Me agarró por la cintura y me clavó los dedos,
haciendo que me debilitara y casi me meara encima.

Tuve que darle una palmada en el hombro para que se detuviera, y me


atrajo hacia ella, haciendo que la electricidad volviera a recorrer mi cuerpo.

»Bueno… —susurró—, tienes que ser inteligente… me elegiste,


¿recuerdas?

Un suave beso en la parte superior de mi cabeza, y estábamos separadas


de nuevo como si nunca hubiera sucedido.
168
Decidimos tomar una taza de té y nos dirigimos a la tetería más cercana.
La calle estrecha y empedrada nos obligó a separarnos para dejar pasar a los
demás, y aproveché para mirarla.

Objetivamente.

Por los dioses, era preciosa. Su estatura dejaba ver dónde estaba en todo
momento, su larga melena negra ondeaba con la brisa invernal, abanicándose
alrededor de sus rasgos perfectamente cincelados. Sentí que mi corazón se
expandía, que el dolor de mi pecho me cortaba la respiración, como a ella.

Los ojos azules se cruzaron con los míos y mi respiración se entrecortó


ante el enorme poder que aquella mujer ejercía sobre mí; el amor que sentía por
ella se derramaba sobre el día gris, haciendo que el sol brillara mucho más,
haciendo que mi mundo girara un poco más rápido.

Se paró en la puerta del salón de té y me tendió la mano, que cogí


mientras la conexión vibraba en mi interior. Volví a mirarla y se quedó mirando
nuestros dedos entrelazados, y supe… supe que había sentido lo mismo. Sus
ojos se alzaron y se encontraron con los míos. Las lágrimas brillaban, listas para
salir de aquellos maravillosos orbes azules.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

La preocupación me inundó.

—Cariño, ¿qué te pasa? ¿Qué te molesta?

Inhaló y sonrió débilmente, su mano abandonó mi agarre para enjugarse


una lágrima errante que se le había escapado por la mejilla.

—Soy… soy… me haces tan feliz.

Le cogí la cara y le limpié el resto de humedad con el pulgar.

—Lo mismo digo, cariño. Lo mismo digo.



Mientras tomábamos una tetera enorme, nos reímos, bromeamos y


estrechamos lazos aún más de lo que creía posible. Kate era tan ingeniosa, tan
llena de vida, tan diferente de la mujer que había conocido hacía tantos meses. 169
—¿Qué has comprado?

—Nada. —Me sentí protegida con mis lápices. Su ceja se levantó hacia
su pelo, revelando su escepticismo, y luego sus ojos bajaron hacia mi bolsa, que
estaba entre nuestras sillas. Sus ojos azules volvieron a clavarse en los míos,
desafiándome a negarlo—. Vale… vale —suspiré fingidamente y levanté la
bolsa, sacando objetos para que ella los viera—. Marca páginas… bolígrafos…
un libro… lápices. —Se me fue la voz al oír el último artículo.

Levanté la cabeza y vi que Kate me sonreía divertida.

»¿Qué?

—¿Lápices? —Volvió a levantar la ceja—. Me pareció ver cientos de ellos


en tu estuche. ¿Por qué necesitas más? ¿Fetichista, Jameson? —El rubor me
cubrió la cara en un santiamén y me puse aún más roja cuando Kate se inclinó
hacia delante, con una intención evidente—. Así que… tienes, digamos… una
predilección por los lápices. —Una sonrisa torcida… una ceja levantada… una
pregunta cargada de humor.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Remolacha. Me había vuelto remolacha. La camarera aprovechó la


ocasión para preguntarme si todo iba bien, y asentí furiosamente con la cabeza,
mientras Kate volvía a sentarse en su silla con cara de suficiencia.

—Más tarde me las pagarás, Thomas.

—Cuento con ello. —Otra vez la sonrisa torcida. Vaya, era preciosa...
Podía perdonarle cualquier cosa.

»¿Cuál es el libro?

Le enseñé Cumbres Borrascosas, pero no parecía muy impresionada.

»He visto la película, bueno… parte de ella. No me gustan los romances.


—La fulminé con la mirada.

»Es decir, en cuanto al cine. —Parecía casi angelical.

Entonces me puse en plan obsesivo, parloteando sobre cómo no era una


historia de amor, sino de venganza, tragedia, arrepentimiento, celos, tabúes
sociales y un desprecio a las absurdas leyes de la época. Cumbres Borrascosas
distaba mucho de ser una historia de amor… hablaba de la negación de la 170
posibilidad de elegir a quién amar, de conformarse, por necesidad, a las normas
y expectativas de la sociedad.

—Sí, pero ¿de qué trata? —Parecía un poco más intrigada, así que
continué. Le conté cómo Heathcliff, el forastero, es introducido en la casa, cómo
es maltratado, golpeado y degradado por el odioso y alcohólico Hindley. No fue
hasta que llegué a la parte en la que el fantasma de Cathy vuelve a perseguir a
Heathcliff, desde la tumba, cuando me di cuenta de su reacción.

Con la espalda rígida en la silla, los ojos fríos… indiferentes… aunque


parecía ligeramente desconcertada.

—Kate… ¿estás bien?

—Será mejor que volvamos antes de que oscurezca. —Una breve sonrisa
y le hizo señas a la camarera para que le diera la cuenta.

Menudo cambio. Un minuto estaba llena de luz y risas, y al siguiente…


me estremecía verla así.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo veintisiete

Caminamos hacia el coche en silencio, Kate justo delante, con los brazos
agitándose violentamente a los lados. Me escabullí detrás, con la bolsa de la
compra golpeándome las piernas.

Una vez en la carretera, pareció relajarse un poco; su mano agarró la


palanca de cambios con menos brutalidad y redujo la velocidad.

La oscuridad se deslizaba por el paisaje, cubriendo el mundo, ahogando


los vestigios de luz del día. Miré por la ventanilla, pero sólo vi su reflejo en el
cristal. La vi mirarme disimuladamente a un lado de mi cabeza, sin saber que
podía verla. Sonó el intermitente y sentí que el coche aminoraba la marcha,
mientras ella se metía en un arcén que terminaba en la cresta de una colina.

—Necesito un poco de aire. —Y se fue, salió del coche y se dirigió al borde 171
del precipicio con determinación.

Corrí tras ella, casi estrangulándome con el cinturón de seguridad.

Estar detrás de ella me recordó al cuadro de Friedrich que había visto


hacía años, el del hombre al borde de un precipicio. Siempre me había
inquietado, ya que el hombre parecía no ser consciente de lo que tenía, y sólo
se centraba en algo fuera de su alcance… algo inalcanzable.

Bueno… eso era ella… su postura… la rigidez de su cuerpo… el enfoque


inquebrantable mirando a la nada. Aunque no había niebla en el valle del Worth,
la oscuridad actuaba como un sudario, y su expresión mostraba que no tenía
claro lo que veía. Parecía estar luchando contra algún tipo de demonio, luchando
con alguna llamada innata que la hacía estar allí al límite.

Me acerqué con cuidado, evitando mirarla. Sólo quería asegurarme de


que supiera que estaba a su lado. La vista de los Pennines era impresionante.
Las sombras revoloteaban y danzaban sobre el sombrío paisaje, ocultando la
esencia etérea de este peldaño entre la tierra y el cielo.

El viento frío agitaba nuestros cabellos hasta convertirlos en una maraña.


Me arrebujé más en la chaqueta para intentar resguardarme del frío… el frío no
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

sólo provocado por la desaparición del sol y el viento fresco, sino también por la
negativa de Kate a dejarme entrar.

Debieron de pasar veinte minutos antes de que hablara, con una voz tan
grave que tuve que aguzar el oído para captar sus palabras en medio del viento.

»También puedes verlos, ¿verdad? —Sus ojos inexpresivos miraban


fijamente al paisaje desolado.

—¿Ver a quién? —Me acerqué, tratando de alcanzarla… tratando de


llegar a ella y… sólo… sólo…

Los ojos azules se volvieron hacia mí, la desesperación evidente.

—Ellos. —Su mirada se apoderó de mi corazón y congeló la sangre en


mis venas. Esto era surrealista. ¿Cómo podía estar tan llena de vida… tan
despreocupada en un momento y al siguiente…?

Le puse la mano en el brazo y noté la tensión.

—Kate, por favor dime. ¿Quién?


172
El sollozo salió de la nada, pero no me sorprendió. La atraje hacia mí,
bajando su cabeza para que descansara sobre mi hombro, mientras mis manos
frotaban suavemente sus brazos y su espalda.

Entre sollozos, la oí balbucear palabras, casi sin sentido, sobre cómo la


querían muerta… querían hacernos daño a las dos. El instinto maternal se
apoderó de mí y traté de calmarla con palabras suaves, caricias suaves… La
vulnerabilidad gritaba de ella… esta mujer noble y fuerte, que daba la impresión
de ser invencible.

A decir verdad, no creo que estuviera asustada… ni siquiera ahora que la


abrazaba. Lo que mostraba ahora era pena, pura y simple.

Su peso nos tiró al suelo, donde sostuve su cuerpo tembloroso. Habría


sido un espectáculo digno de presenciar: yo consolando a Kate, haciéndola
callar, calmando sus temores con suaves caricias y promesas susurradas. Tenía
la cabeza metida debajo de la barbilla y estaba encogida en una forma casi
cómica, ya que su corpulencia superaba el espacio que tenía que dejarle. Pero
nos las arreglamos.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Deslicé los dedos por su pelo, desenredando los nudos que había
causado el viento, las hebras sedosas se soltaban con facilidad, pero volvían a
agruparse en nudos despeinados. Y entonces… sólo esperé.

Y esperé.

Los temblores cesaron. El dolor empezó a remitir, y me permitió llegar


hasta ella… me permitió consolarla.

Inclinó la cara hacia arriba, capturando mis ojos con los suyos, la tristeza
aún oculta bajo la superficie. Mi pulgar rozó la humedad de su piel. Los ojos
azules se cerraron y volvieron a abrirse al instante, la tristeza casi desaparecida,
pero algo más ocupando su lugar.

—Necesito decirte... necesito que sepas la verdad. —Un quiebre en su


voz cerca del final. Una leve sacudida… un golpe… una señal para mi alma de
que iba a decirme algo que no me gustaría.

Tragué saliva, nerviosa.

—Cariño, ¿qué pasa?


173
Kate se incorporó, abandonando el abrazo de mis brazos tan
repentinamente que tuvieron que esperar para darse cuenta de que se había
ido... El frío del atardecer hizo que un escalofrío me recorriera la espalda. Pero,
¿era el frescor del día lo que me helaba? Kate había dicho algo sobre alguien
que quería hacernos daño a las dos… y mi corazón se aceleró. No me
preocupaba por mí, pero mataría a cualquiera que le tocara un pelo a esta mujer.

—Dime, Abbie, tú los ves, ¿verdad?

—Cariño, ¿a quién?

—A los fantasmas de la casa.

Me puse rígida. Un sí obvio. Sinceramente, no había visto a la mujer ni al


hombre desde que regresé, pero los había visto. Y Kate lo sabía, ¿verdad? Ella
había estado allí cuando vi al hombre merodeando cerca del bosque… también
lo había visto… incluso me había dicho quién era. Incluso le había contado a la
multitud en la cena sobre los tres fantasmas. Pero, ¿alguna vez le había hablado
de su parecido?

—Sí… los he visto, pero no últimamente —dije en su lugar.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—¿Sabes quiénes son?

—Me dijiste que el hombre era un antepasado tuyo… ¿recuerdas? La


noche de la muerte de Enid, —asintió con la cabeza, con expresión pensativa.

—¿Y?

—Y… vi a una mujer… —su cara se inclinó más cerca de la mía, haciendo
casi imposible pensar con claridad—. Que se parecía mucho a ti…

—¿Cómo yo? —Estaba incrédula—. ¿Cómo yo? ¿Quieres decir más


como tú?

Mi turno para sorprenderme.

—Nunca he visto nada… allí que se pareciera a mí, excepto yo, por
supuesto. Ella siempre se parecía a ti… pero… no sé realmente si la había visto
o la había soñado. —La cara de Kate me dijo que no era un sueño… que había
visto algo… ¿o debería decir a alguien?

Nos quedamos un rato en silencio, intentando digerir la información. Un


suspiro brotó de ella, escapando a la atmósfera en una fina niebla. 174
—Mi hermano solía verlos todo el tiempo. —La oí tragar saliva
rápidamente, intentando controlar la voz—. Creía que imaginaba cosas, como
tú. Siempre había sufrido con sus nervios… incluso de niño. —Vi cómo la lágrima
se deslizaba sin esfuerzo por su mejilla—. Y luego, cuando seguía diciendo que
veía cosas… veía gente que en realidad no estaba allí...

—Continúa.

—Bueno… es por eso que no regresé de inmediato… pensé que estaba


reaccionando exageradamente… pensé que sólo necesitaba alejarse por un
tiempo. Me dijo que había visto muchas veces a un hombre parado a los pies de
su cama, simplemente mirándolo. —Estiró las piernas hacia delante, gimiendo
por la rigidez que sentía y dándose la oportunidad de ordenar sus
pensamientos—. Dijo que se parecía a nosotros… ya sabes… pelo negro, ojos
azules… pero insensible y cruel. No sé por qué pensó eso… debe haber sido
sólo un presentimiento que tuvo.

—¿Dijo algo más sobre él?


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Kate cerró los ojos tratando de evocar un recuerdo enterrado hacía mucho
tiempo. Sus largas pestañas se abrieron y se volvió hacia mí, con la confusión
claramente dibujada en su rostro cincelado.

—Bueno… en realidad, sí. —Mi corazón empezó a latir con fuerza


mientras esperaba su respuesta—. Dijo que no siempre aparecía como un
hombre al principio… que oía algo, una especie de forcejeo. Luego aparecía una
forma orbital brillante que flotaba… —dijo riendo. Una risa oscura y cínica—.
Maldita sea… esto suena como un capítulo de uno de esos libros góticos de
mierda. —Otra carcajada. Me quedé sentada, en silencio.

Una tos sonó desde su garganta.

»Erm… ¿dónde estaba? Oh, sí… en el capítulo seis... —Una sonrisa


sardónica—. Como iba diciendo… él… se aparecía en forma de orbe a veces y
revoloteaba por la habitación, burlándose de él al acercarse a su cara.
Personalmente, no lo creo ni por un segundo.

—Pero… —balbuceé—, eso me pasó a mí unas dos semanas después


de llegar a la casa. —Me miró directamente a la cara, y pude ver que sopesaba
las opciones. O me creía a mí y a su hermano y aceptaba que ocurren cosas que
no se pueden explicar, o ignoraba todo lo que habíamos dicho y se aferraba a
175
una explicación racional, fuera cual fuese.

Un chorro de aire se deslizó entre sus dientes, un indicio de que estaba


aceptando algo, pero no dijo nada más al respecto.

»Kate, dime qué más. —Le pasé el brazo por el hombro, necesitaba el
contacto y sabía que ella también.

Respiró hondo. Una pausa. Y entonces empezó.

La historia se centraba en su tío abuelo, su mujer y su hermana, y en los


acontecimientos que condujeron al suicidio. Me sorprendió esta confesión, pero
me quedé callada.

Me habló de William Thomas, un auténtico bastardo que dominaba a todo


el mundo por el miedo. Violaciones, violencia y odio conformaban su perfil.
Cuando se trató de su hermana, el rostro de Kate se suavizó. Katherine Thomas
era todo lo contrario a él, con una forma de ser cálida y cariñosa envuelta en una
hermosa persona.

—Se hizo cargo de Forester’s Dwell en 1913… todo el mundo en la zona


creía que de alguna manera había llevado a su padre a una muerte prematura.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—Se detuvo aquí, preparándose para la siguiente parte de su historia. Todo lo


que dijo después ilustraba a un matón y, como todos los matones, además era
un cobarde. Historias de cómo esquivó el servicio activo hasta que fue inevitable,
y de cómo no regresó inmediatamente después de la guerra.

Durante todo el tiempo que estuvo hablando, no pude apartar los ojos de
su cara. Se embelesó con su relato, añadiendo fragmentos aquí y allá para
mostrar lo odiado que era realmente aquel hombre y cómo Kate sufría con cada
una de sus acciones. Cuando llegó a la parte en la que él regresó de la guerra,
me sorprendió ver cómo se le ablandaba la cara, ya que esperaba que se
amargara de nuevo.

»Cuando regresó, no vino solo. Se había casado antes de ir a Francia.

—Con Vivian —afirmé.

—¿Cómo…?

—Sólo una suposición. —Llevé su mano a mis labios y besé sus dedos,
dedos que estaban desesperadamente fríos—. ¿Por qué no nos sentamos en el
coche? Aquí fuera hace mucho frío. —Asintió con la cabeza y se soltó de mi
brazo, que la cubría despreocupadamente por encima del hombro.
176
Después de levantarse, al principio de forma inestable, me ofreció su
mano para ayudarme a levantarme, que acepté agradecida.

Estuvimos sentadas en el coche con la calefacción al máximo durante


unos diez minutos, intentando calentarnos hasta los huesos. No tenía sentido
obligarla a hablar hasta que se sintiera lo suficientemente relajada… así que…
esperé a que empezara de nuevo.

—Vivian Wells… ese era su nombre… Vivian. —Su rostro era


melancólico, como el de alguien que habla de alguien a quien ha conocido, pero
ha perdido—. Pobre chica… no sabía lo que la golpeó cuando llegó aquí. —Un
resoplido—. Pero no pasó mucho tiempo antes de que el bastardo comenzara a
tratarla de la misma manera que a todos los demás.

—Pero, ¿por qué?

—¿Por qué no? Sobre todo, después de darse cuenta de lo bien que se
llevaban Vivian y Kate. —Unos ojos azules se encontraron con los míos en la
penumbra del coche—. Estaban enamoradas… Vivian y Kate, quiero decir.

—¿Eran amantes?
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—No sé si eran amantes, sólo que estaban enamoradas. Kate… Kate le


pidió a Vivian que se fuera con ella…

—A las colonias, lo sé.

Kate me miró con extrañeza. No respondí, sólo me senté y esperé a que


continuara.

—Sí… a las colonias. William se enteró y obligó a Vivian a entregar a Kate.


—Puse cara de incredulidad—. Debes recordar, Abbie… esto fue en 1919. La
gente no era tan comprensiva en aquellos días. Incluso si hubiera sido con un
hombre… Jesús… el nombre de su familia se habría arruinado, por no hablar de
huir con otra mujer.

Asentí en silencio, comprendiendo perfectamente cómo alguien podía vivir


su vida en una farsa de matrimonio sólo para salvar las apariencias. Al menos
tuve la libertad de salir… pobre Vivian… pobre Kate.

»Todo sucedió la noche del baile de la propiedad. Kate ya le había pedido


a Vivian que se fuera con ella, pero había dicho que no. Kate intentó que
accediera en la fiesta, pero William la había obligado a negarla públicamente.
Abbie, ¿estás bien? Tu cara… —Sentí que se me iba el color de la cara. Este
177
era mi sueño, el que había tenido poco después de llegar a Forester’s Dwell.

—Se suicidó, ¿verdad? Kate, quiero decir. —Kate asintió


solemnemente—. ¿Se arrojó desde el torreón? —Otra inclinación de cabeza. Se
me vinieron a la cabeza imágenes de la mujer, angustiada por el rechazo,
arrojándose desde el torreón. Aún podía sentir la desesperación absoluta que
sentí la noche en que también quise acabar con todo.

La noche en que besé a Kate por primera vez.

—Pero eso no fue todo. Una semana después, Vivian se ahogó en el lago.

Se me revolvió el estómago, el rubor me recorrió el cuerpo, pero un sudor


frío se aferró a mí.

—Las dos... las dos...

Asintió con el rostro sombrío. Empecé a temblar. No sé por qué. El lago…


el lago en el que había visto a Kate mirar fijamente en dos ocasiones, mirando
como si estuviera en otro mundo.

—¿Abbie?
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

No pude responderle. Lo único en lo que podía pensar era en el rostro de


Kate mirando el lago y en las palabras que había dicho.

“Has vuelto a mí”.

Y su reacción al verme como una simple Abbie Jameson, una invitada


más, aunque en aquel momento no le había dicho mi nombre. Ella pensó que yo
era Vivian por alguna razón desconocida. Lo que ella sentía… lo que yo creía
que ambas sentíamos… era un remanente de un amor pasado. Estaba
enamorada de alguien que llevaba muerta casi noventa años.

La sensación de náusea dio paso a la ira tan rápidamente que no me di


tiempo a pensar.

La miré fríamente y las palabras salieron disparadas entre dientes


apretados, como si mi boca intentara impedirme cometer el mayor error de mi
vida.

—¿A qué coño juegas? —Kate abrió los ojos al oír mis palabras.

»No puedes conseguir la de verdad, así que has pensado que yo


serviría… ¿es eso? —La boca le funcionaba, pero las palabras estaban
178
atascadas en algún sitio, probablemente en 1919.

La ira se desató. Yo también. Estaba hirviendo de ira y dolor. Voy a


admitirlo ahora, lo que hice a continuación estuvo totalmente fuera de mi
carácter... honestamente.

La abofeteé. Con fuerza. Tan fuerte que los dedos me escocían como
locos y las vibraciones me subían por el brazo. Incluso en la oscuridad del coche
pude ver la marca en su mejilla. No se había inmutado… ni siquiera parpadeó.
Su mano se levantó lentamente de su lugar de descanso en su regazo para tocar
suavemente el lado de su cara. Su mirada era incrédula; los ojos que antes
habían sido hechizantes ahora estaban desconcertados.

—¿Qué he…?

No le di la oportunidad de terminar… de inventar excusas… de llevarme


aún más lejos. Mi mano estaba en la manija de la puerta; sin atreverme a mirarla
por si la golpeaba de nuevo. No podía mirarla por si cedía… aceptaba como mío
su amor por otra persona... para amarla a través de mí.

El asco que llevaba dentro catapultó mis emociones a la oscuridad


mientras el aire frío me golpeaba la cara. Kate me agarró con fuerza de la manga
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

y me suplicó que volviera al coche… su voz llena de pánico. Me liberé de un


manotazo y la rechacé con la espalda.

¿Cómo se atrevía a impedir que me fuera? ¿Cómo se atrevía a


mentirme... a engañarme... a fingir que yo era para ella algo más que un... un...
sustituto? Estaba destrozada. La rabia, lo sabía, era un mero preludio de un dolor
tan profundo que sabía que sería incapaz de comprender.

Ahora me alejaba del coche, la rabia hacía que mis cortas piernas
trabajaran mucho más, impulsándome hacia Dios sabe dónde. Estaba en medio
de los Pennines, en enero, en la oscuridad. Y vaya si estaba cabreada.

Murmullos confusos salían de mis labios. Nada tenía sentido… y no sólo


las palabras. Esta situación... ¿cómo pude haberme metido tan profundamente?
Quizás mi amor por ella también había sido una ilusión. ¿Por qué había sido tan
estúpida? Había sabido que no era gay. Fue ese maldito lugar: Forester’s Dwell.
Incluso había sido consciente de que algo me “hechizaba” desde el principio. Me
había hecho amar a Kate para sus propios fines enfermizos.

Tenía que liberarme, pero Kate estaba detrás de mí. Podía sentirla… oírla
gritar que me detuviera… el pánico de nuevo… podía sentir el golpeteo de sus 179
botas en la carretera. Seguí andando.

Me agarró con fuerza por el brazo izquierdo y me hizo girar para mirarla,
con los ojos encendidos por el pánico. Me debatí en su agarre, intenté zafarme,
pero me sujetó con fuerza.

—Abbie… Abbie… por el amor de Dios… ¡detente! —Empezó a


sacudirme, haciéndome forcejear más. Entonces le di una patada... fuerte... justo
en la espinilla.

»¡Por el amor de Dios! —Pero me soltó… y salí corriendo.

Unos dedos me agarraron de la chaqueta y tiraron de mí. No tuve tiempo


de luchar contra ella mientras me besaba, violentamente, aplastando mis labios
contra los suyos apretando mis labios contra los suyos como si quisiera
demostrarles algo... demostrarme algo.

Sus brazos me sujetaban, inmovilizando mi cuerpo rebelde; sofocando la


necesidad de luchar que había en mí. Los besos eran implacables, su boca
implacable, su lengua exigiendo entrar, ignorando la tirantez de mis labios.
Labios hinchados… magullados… deseosos de abrirse y dejarla entrar.

Y lo hicieron.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

El beso contenía llamas de pasión, que se desataron dentro de mi boca,


haciendo que mi interior se encendiera y olvidara la razón por la que la había
dejado… la razón por la que tenía que irme.

Mis manos traidoras se deslizaron por sus brazos y rodearon su cuello,


para recogerse en su pelo y acariciar el lateral de su garganta. Un gemido llenó
mi boca y sentí una necesidad ardiente en mi interior de tomar a esta mujer
aquí… de tomarla… ahora. Se sentía demasiado bien, de pie en la cima de una
colina, en la oscuridad, en el frío, en los brazos de esta mujer. Demasiado bien…
mis labios cayendo de cabeza en la sensual desilusión del momento.

Mi cuerpo se había vuelto contra mí... desertaba por pura necesidad de


ella, conspiradora en su deseo. Mi muslo se deslizó entre sus piernas,
necesitando oírla gemir, gemir, susurrar mi nombre... hacerme saber que sabía
que era conmigo con quien estaba. Sus dedos se clavaron en mi carne,
bombeándola, amasándola, clavándose en mi trasero, forzándome a acercarme
más a ella.

Sus labios se separaron de los míos, dejándolos hambrientos y desnudos,


sólo para atraerme hacia ella, con el lateral de mi cara aplastándose contra sus
pechos. Los latidos de su corazón martilleaban mis tímpanos, su respiración 180
jadeante se posaba en mi pelo, sus brazos me apretaban contra ella. Me rendí
de buena gana.

Unas suaves palabras aterrizaron en mi oído.

»Te amo, Abbie… sólo a ti… sólo a ti… —Sus brazos se soltaron,
liberándome simbólicamente, permitiéndome irme si quería.

No lo hice.

Nunca.

Miré sus ojos azules y me tragué su interior. Estaban brillantes y tan


llenos… que jadeé al verlos. No podía negar lo que veía reflejado allí, era puro
amor sin adulterar.

Amor… por mí.

Bajé su cabeza hasta que sus labios rozaron suavemente los míos. Y la
amé. Pura y simplemente. Tal vez la casa y sus fantasmas habían jugado su
papel, pero si este amor no era real, dudaba que algo lo fuera.

—Vámonos. —Palabras simples, cortas y directas.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Pero detrás de esas simples palabras, un mensaje… y tanta promesa.

181
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo veintiocho

El ambiente en el coche estaba cargado de nostalgia, y el viaje de vuelta


a casa parecía durar una eternidad. Me sorprendí acariciando su brazo mientras
sostenía la palanca de cambios: su fuerte antebrazo se ondulaba bajo mi tacto.
Pensar en cómo me rodeaba con sus brazos aumentaba mi añoranza por ella.

No recuerdo cómo volvimos a su habitación. No recuerdo cómo salimos


del coche, pasamos por recepción y subimos las escaleras. Todo lo que puedo
recordar es lo que pasó tan pronto como la puerta se cerró detrás de nosotras.
Estaba borracha… bajo la influencia del alcohol… utilizando mi dispositivo de
localización del yo borracho… para volver a casa tambaleándome… con ella.

La boca de Kate se encontró con la mía en un frenesí, tragándome dentro,


mientras me inmovilizaba contra la puerta. Sentí cómo se me caía el abrigo,
cómo me arrancaba la camisa del cuerpo y cómo los botones se escondían, 182
temerosos de lo que estaba por venir.

No estaba de brazos cruzados. Le tiré del jersey por la cabeza,


observando su aspecto desaliñado. Tenía el pelo enmarañado y primitivo, sus
ojos se centraban en mi boca, en mis labios, en mi cara. Los fluidos brotaron de
mí, asombrada por la fuerza de lo que una mirada podía hacer. Estaba
indefensa… capturada por su mirada… detenida por su voluntad… hechizada
por el momento.

Unos dientes mordiendo asaltaron mi garganta. Una parodia de besos


pasados. Mostraban su superioridad de una forma agonizantemente visceral…
pero con una suavidad que desmentía el acto primitivo de dominación. Era la
perfección primitiva… la base del hambre… un acto de supervivencia.

Y sobreviví. Me golpeó con más fuerza contra la puerta, sus caderas


bombeando dentro de mí, sus manos frenéticas en su viaje para liberar el fuego
que ardía desde abajo… desde arriba… desde en medio. Quería sentir su piel
junto a la mía, su cuerpo rozándome.

La aparté. Me aparté de la fría madera.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—Aquí no. En la cama. Desnudas. —Me miró, con evidente deseo, y


rápidamente empezó a quitarse las últimas prendas de ropa. Hice lo mismo y me
reuní con ella en la cama.

Se me echó encima en cuanto aterricé en el colchón; su cara se hundió


entre mis pechos y sus manos recorrieron con deseo la piel flexible. Mis piernas
rodearon su cintura y levanté mi cuerpo para satisfacer su necesidad. Podía
sentir los fluidos que salían de ella, goteando por sus muslos preparados para
este momento. Me levantó, sus musculosos brazos soportaron fácilmente el
peso de mi cuerpo y me acercó a ella. Me senté a horcajadas sobre ella,
cómodamente, empujando exquisitamente hacia abajo, buscando apoyo en su
cuerpo.

Sus dedos se deslizaron desde atrás para acariciarme por detrás. Suave
y luego duro… suave y luego duro. No podía parar el ritmo… no quería. Sólo
quería más.

Un gruñido salió de mis labios mientras me abalanzaba sobre su garganta,


queriendo morder mi camino dentro de ella, comerla entera, tragarla hasta que
fuera parte de mí. Sus dedos me atormentaban, la presión era constante pero
demasiado lenta y suave para las tumultuosas emociones que me agitaban. 183
»Fóllame, Kate… Oh, Dios… por favor fóllame. —Nunca se lo había
pedido a nadie, pero necesitaba que fuera más dura, que tomara el control, que
me llevara al límite. Sus besos se volvieron más insistentes, y tal vez un poco
enloquecidos.

Entonces, como por pura voluntad, me levantó suavemente hasta que me


arrodillé a poca distancia de ella, y el único contacto físico que compartimos
fueron sus manos en mis caderas. Jadeaba… y estaba un poco confundida. ¿Por
qué se había detenido?

—Date la vuelta, amor. —Una voz de terciopelo, profunda, rica…


seductora. ¿Quién podría negarse? Me giré en el acto y la sentí venir detrás de
mí. Sentí sus pechos en mi espalda, rozándome la piel, los pezones grabando
su nombre en mi carne—. Inclínate hacia delante, cariño.

Y lo hice, dejando mi espalda fría y expuesta, echando de menos su


contacto de inmediato.

Sus dedos bailaron a lo largo de mi espalda, trazando el contorno de mi


columna… arriba y abajo… arriba y abajo. Los dedos se convirtieron en
palmas… subiendo y bajando… subiendo y bajando, cada vez más y más abajo,
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

hasta que me acariciaron el trasero, para escapar de nuevo hacia arriba,


dejándome con las ganas.

Sentí que se arrodillaba detrás de mí y que sus manos continuaban su


acción. Pero en lugar de acariciarme el trasero, una de sus manos se aventuró
a lo largo de la hendidura y hacia abajo, hacia el pozo de fluidos que la esperaba,
mientras la otra me agarraba por la cadera y tiraba de mí hacia ella.

Mi cuerpo se sacudía, se deslizaba hacia ella, necesitaba que me


penetrara una y otra vez.

Dos dedos entraron en mí, y al mismo tiempo empujé sobre ella y gemí
ruidosamente, la exquisita sensación de estar llena nublando mis sentidos. Podía
sentirla arrodillada detrás de mí, apretándose contra mí mientras me tomaba por
detrás. Entró otro dedo y luego otro. No podía detener la sensación que me
invadía, este placer… esta plenitud.

Cuerpos enfebrecidos… manos… caderas… bombeaban, rozaban y


palpitaban el uno contra el otro. La imagen de ella follándome por detrás me
volvía loca de deseo. La necesidad en mi interior aumentaba a un ritmo
aterrador… y me sentía impotente ante sus embestidas, el golpeteo de piel 184
contra piel, la sensación de ser llenada por su mano.

Cada vez más rápido… No podía aguantar mucho más. Cada vez más
rápido… iba a correrme. Más y más rápido… Podía oír la respiración de Kate
detrás de mí, gruñendo con cada embestida que daba dentro de mí y detrás de
mí, dentro de mí y sobre mí.

Un quejido grave empezó en mis entrañas y fue subiendo por mi pecho y


saliendo por mi boca hasta que sonó fuerte incluso para mis oídos. Sabía que
me iba a correr... las sensaciones eran desenfrenadas... la necesidad era
abrumadora en su intensidad... la habitación se estaba desvaneciendo y estaba
siendo absorbida lentamente por un dulce olvido.

—Kkkkkkaaaaattteee… oohhh, dddddiiiiiooooosss, ooooohhh,


ddddddiiiiooooossss! —Y estaba en éxtasis, en el paraíso azul, en el lugar donde
la realidad deja de existir, y lo hice, gritando su nombre.

Siguió penetrándome, prolongando la sensación de mi orgasmo hasta un


placer agonizante. Sus caderas golpeaban dentro de mí y la oía gruñir cada vez
más rápido hasta que...

—¡Aaaaaaabbbbiiiieeee… oooohhh, ddddiiiiooossss… ddduuulllccceee...


jjjjeessssuuuss! —Los fluidos salpicaron mi piel. No estaba segura de si eran
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

suyos o míos, pero nos hicieron resbalar y deslizarnos juntas, glorificando la


sensación de nuestra venida unida.

Caí hacia delante, la presión de arrodillarme era excesiva. Kate aterrizó


encima de mí, sudando y jadeando contra mi pelo, con todo su cuerpo sobre el
mío. Nuestras respiraciones eran erráticas y nuestros corazones latían con
fuerza.

Nos quedamos tumbadas, luchando por serenarnos… luchando por


calmar nuestra sangre desbocada.

Poco a poco, nuestra respiración se calmó y los corazones empezaron a


bombear con una sensación de normalidad.

Era raro... pero... nuestros latidos... eran raros. Los ritmos de nuestros
latidos eran los mismos, como si estuvieran sincronizados... como si fueran uno.
Y entonces el mío saltó...

Kate empezó a mordisquearme la nuca, unos labios suaves bailaron sobre


la piel saturada… y me olvidé de los latidos del corazón… me olvidé de todo,
aparte de la sensación de esos labios, esa lengua, deslizándose por mi columna
vertebral, bajando, bajando, hasta que aterrizaron en su objetivo.
185
Y entonces… me olvidé de respirar.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo veintinueve

Nos acostamos en silencio. El amanecer se colaba por la ventana y


proyectaba sombras por la habitación, tocándolo todo, rozándolo con las frías y
grises yemas de sus dedos, devolviendo la luz al mundo.

Habíamos dormido poco y el cansancio había hecho mella, pero no quería


perderme la sensación de sentirme abrazada a ella, tumbada en sus brazos…
de ser abrazada por ella.

La noche anterior habíamos empezado a hacer el amor ferozmente,


primariamente, una afirmación mutua, una especie de toma. Pero había
terminado de forma tan hermosa, tierna, elegante. Celestial. Esa es la palabra
mejor… celestial. Los sentimientos que compartimos no pertenecían a esta
tierra. Eran… divinos.
186
Cerramos los ojos y dormimos intermitentemente hasta que el sol estaba
en lo alto del cielo. Unos fuertes golpes en la puerta hicieron que de la boca de
Kate brotara una retahíla de maldiciones masculladas mientras me desenredaba
de su cuerpo.

Minutos después regresó con una bandeja llena de deliciosos olores que
me despertaron el estómago.

—Jenny ha pensado que tendríamos hambre y nos ha mandado el


almuerzo. —Sentí una punzada de culpabilidad por Jenny y su evidente
atracción, pero el aroma que desprendía la bandeja me hizo olvidar toda culpa.

Me bajé de la cama y me puse una camiseta. El aroma de Kate cubrió mi


cuerpo con otra capa de su aroma. Sonreí. Me miró y enarcó una ceja. Le devolví
el gesto. Una sonrisa torcida cubrió su rostro.

Comimos y charlamos de cosas sin importancia, cómodas en la vaguedad


de la conversación.

Pero… como soy una mujer, y además una entrometida… tenía que
saberlo.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—Háblame de Vivian. —Unos ojos azules se levantaron de su tarea de


untar una tostada con mantequilla, me miraron y luego volvieron a su tarea
anterior. El enfado rugió en mi interior y estaba a punto de estallar de nuevo
cuando ella habló.

—Vivian… bueno… la he visto de vez en cuando desde que era niña. —


Mis dos cejas se alzaron sorprendidas por esta información, recordando lo que
había dicho sobre su hermano y que pensaba que estaba alucinando—. Pero…
este último año… Dios… es como si quisiera decirme algo… como si hubiera
algo que tengo que hacer, pero no sé qué. Honestamente pensé que Jim estaba
mintiendo, y nunca le conté a nadie lo que había visto.

Era lo mismo que había estado sintiendo, pero me callé y la dejé continuar.

»Sigo encontrándome en lugares extraños… haciendo cosas raras. Me


despierto por la noche cubierta de sudor y siento que necesito hacer algo… lo
que sea, pero no sé qué es. —Dejó caer la tostada en el plato, sin apetito. Tomé
su mano entre las mías, tratando de demostrarle que la entendía… y vaya si lo
hacía.

El silencio entre nosotras esperaba ser roto, y lo rompí. 187


—Lo mismo digo.

Unos ojos azules interrogantes me suplicaron que continuara.

»Incluso antes de venir aquí… yo… bueno… había soñado con ella, con
Kate, no, no contigo, Kate, la otra Kate. —Me incliné y besé suavemente sus
labios, el contacto desapareció incluso antes de empezar—. Seguía soñando
cosas… oyendo cosas… creyendo que podía ver cosas si miraba lo suficiente.

Me recosté sobre las almohadas. Ella retiró la bandeja de la cama y se


tumbó a mi lado.

»Mi matrimonio se había acabado, no podía soportarlo más... algo me


movía a escapar... como si… si me escapaba, todo se arreglaría por sí solo. —
Sus dedos acariciaban suavemente mi antebrazo, y su expresión era de
preocupación—. Entonces Janet se ofreció a pagarme —se burló Kate, y yo me
reí, rompiendo la tensión—. Sí, pagarme para que me fuera, para que me
reagrupara y me pusiera las pilas. Me dijo que ni siquiera había pedido uno de
tus folletos, pero que había llegado por correo el día antes de que le dijera que
mi musa había volado… y que ya no escribiría más.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—Pero… si no recuerdo mal, la oficina de tu agente envió un correo


electrónico pidiendo un folleto. No se los enviamos a cualquiera. —Me dio un
beso en la punta de la nariz—. Tendré que comprobarlo.

Se recostó en la cama, estiró las largas piernas y emitió un maullido de


satisfacción antes de volver la cara hacia mí. Su expresión era de expectación.

—¿Qué?

—No has terminado. ¿Qué pasó cuando llegaste?

Se lo conté todo: la palabra en la pantalla del ordenador, el orbe, el llanto


en los pasillos, la figura en el baño y la presencia en el comedor. Le conté cómo
había visto a alguien igual que ella tirarse desde lo alto desde el torreón. Su
rostro mostró incredulidad. Todo había salido a la luz.

Incluso le conté mi sueño, el más real, cómo creía que estaba entre mis
piernas, aunque me sonrojaba furiosamente mientras hablaba.

Su respuesta no fue la que esperaba.

—¿Cuándo fue eso? 188


La miré sorprendida.

—Erm…no estoy muy segura de la fecha, pero fue después de la nota de


Enid… la noche en que casi… nos besamos.

Echó la cabeza hacia atrás y se rio. Me quedé atónita durante un minuto


y luego un poco molesta.

»Thomas, ¿qué te hace tanta gracia?

Tuve que esperar a que se serenara lo suficiente para hablar y volvió a


reírse. Sólo la expresión de mi cara la detuvo, la hizo tragar saliva un par de
veces antes de continuar. Y para entonces ya estaba muy cabreada.

—Lo siento, cariño. —Ladeé la cabeza y la miré con los ojos


entrecerrados—. Honestamente… no me estaba riendo de ti… yo… —los
entrecerré aún más—. ¡Es de mí de quien me estoy riendo! No… no te levantes…
lo siento… —Y empezó a reírse de nuevo.

—Eso es todo, Thomas. Voy a darme una ducha.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—¡Espera… espera! Lo siento, ¡por favor! —Me agarró del brazo y me tiró
de nuevo a la cama, poniendo su cuerpo sobre mí para que no pudiera
moverme—. Abbie… escucha… ¡No me estoy riendo de ti!

—Eso parece —fue mi respuesta ahogada.

—No… la noche que has dicho, la noche que Enid murió. Bueno…
también tuve un sueño. —Estaba luchando como loca para escapar de debajo
de ella. Entonces me detuve.

—¿Qué has dicho?

—He dicho… que también tuve un sueño esa noche, bastante real.

El rubor le subía por la cara, haciéndola resplandecer. Qué experiencia


tan inusual ver a Kate sonrojarse... se veía linda de una manera extremadamente
roja.

—¿Sobre qué?

—Sobre ti… o de lo que pensaba en ese momento. —Se aclaró la


garganta—. Digamos que lo que experimentaste en tu sueño... bueno... también 189
lo sentí.

—¿Sentiste que alguien te hacía eso? —El tono de mi voz había subido.

—No exactamente. Yo era... bueno… era la persona que te hacía eso. Ya


sabes, lo que experimentaste. También lo hice. —Parecía tímida, preocupada
por mi respuesta. Así que le devolví el cumplido.

Eché la cabeza hacia atrás y me reí. Se sobresaltó un momento, pero


luego se unió a la risa.

Qué espectáculo debíamos de ser… las dos medio desnudas… ella medio
tumbada sobre mí, inmovilizándome, y las dos riéndonos de la cosa más
embarazosa que jamás hubiéramos tenido que admitir.

Fue maravilloso.

Casi treinta minutos después, habíamos terminado el almuerzo, vaciado


la tetera y hablado de todo lo que sabíamos hasta el momento. Los hechos
parecían encajar lenta pero inexorablemente.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

En primer lugar, ambas habíamos visto a William y estábamos de acuerdo


en que parecía un malvado bastardo. Después, Kate había visto a Vivian y yo
había visto a Kate… pero no habíamos visto a nuestras “réplicas”. Después de
eso, sueños, voces, alucinaciones, olores (el mío a lavanda, el de Kate a lirio de
los valles), cosas que pasaban de noche, y así sucesivamente.

Sin embargo, Kate no había visto el diario, sólo la página encontrada en


la habitación de Enid, que no había leído hasta hacía poco. Le conté lo que había
escrito en la esquina de la hoja: “AJ, eres tú”. Parecía desconcertada y, cuando
le recordé que eran mis iniciales, se mostró totalmente confusa.

Al final, llegamos a una conclusión. No era una brillante ni mucho menos,


pero era una especie de conclusión.

Parecía como si nos necesitaran de alguna manera y todo lo que teníamos


que hacer ahora era averiguar para qué.

Más fácil decirlo que hacerlo.

190
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo treinta

Pasaron los días sin que nuestras semejantes y su malvado compañero


dieran señales de vida. Por esto último estaba agradecida, no me apetecía
encontrármelo pronto, sobre todo ahora que sabía mejor quién era.

Nuestra relación era cada vez más fuerte. Más fuerte de lo que jamás creí
posible. Y cada minuto que pasaba con Kate me hacía darme cuenta de lo que
me había estado perdiendo todos estos años. Obviamente, eso dirigió mi mente
hacia mi ex, desafortunadamente.

Mi abogado llamó y fijó una cita en el juzgado, aunque todavía no tenían


noticias de Pete. Debía de ser el procedimiento habitual, aunque él impugnara el
acuerdo prenupcial alegando que era un cabrón gorrón. La policía seguía
buscándolo por los daños que había causado tanto en la propiedad de Janet
como en la mía, pero dudaba que pudieran inculparlo. Aunque le habían grabado 191
entrando en mi casa, seguía teniendo la coartada de haber vivido en esa
dirección, y ninguna prueba real de haber destrozado el lugar. En cuanto a Janet,
no había nada, ni huellas, ni nada.

Tenía que esperar… a ver qué pasaba en Londres cuando fuera a la vista.
No iba a dedicarle más tiempo; ya había tenido bastante de mi vida. El resto
pertenecía a Kate.

En cuanto a ser una pareja de Nancy Drews4, éramos, en una palabra,


una mierda. Todo lo que intentamos hacer fue en vano. Buscamos en todos los
registros familiares, nada. Lo único que encontramos fueron las mismas cosas
que ya sabíamos.

Tuvimos que pensar en esto… sentarnos y pensar sin sentarnos


demasiado cerca la una de la otra, y sobre todo no lo suficientemente cerca como
para tocarnos. Eso siempre nos desconcentraba. Así que demándame, estaba
total y completamente enamorada de ella y me gustaba demostrarlo… ¿me
entiendes?

4 Nancy Drews: es un personaje creado por el escritor Edward Stratemeyer. Es una detective aficionada.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Era casi el final de la semana cuando se le ocurrió “El Plan”. Era tan
sencillo que me sorprendió que hubiéramos tardado tanto en descubrirlo.

El primer paso era fácil. Encontrar sus tumbas y ver si podíamos deducir
algo de eso.

A diferencia de muchas de las casas más grandes, Forester’s Dwell no


tenía su propio cementerio. Más extraño aún, sólo la tumba de Kate, no la de
Vivian, se encontraba en la parcela familiar de la iglesia local. Simplemente
decía:

Katherine Thomas
Edad 24
1896 - 1919
hija de
James y Elizabeth Thomas
y
hermana de William

Me resultaba extraño estar contemplando la tumba de la mujer que había


visto tan claramente en tantas ocasiones, sin importarme lo que hubiera 192
sucedido. Kate estaba allí de pie, mirando fijamente la losa de piedra gris que
conmemoraba la corta vida de su antepasada.

Junto a la tumba de Kate estaban las de su madre, su padre y su hermano.


Todos en la misma tumba, pero ella no estaba incluida. Aún más extraño.

Como si leyera mis pensamientos, Kate murmuró:

—Es porque se suicidó. Tuvo suerte de que la enterraran en el


cementerio.

Me invadió la tristeza. Pobre mujer. Incluso muerta había sido expulsada


de la sociedad, su muerte reflejaba su vida: “No es aceptable… no es la norma”.

Me quedé allí, mirando las palabras grabadas, Kate se movió al otro lado
de la tumba y, por el rabillo del ojo, la vi agacharse y tirar de algo. Estaba
arrancando hierbajos de una tumba que había a unos tres metros, con rostro
solemne.

En silencio, me acerqué a ella y le apoyé la mano en el hombro, tratando


de ofrecerle algún tipo de apoyo, no sabía para qué. Hasta que vi la lápida:
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

James Thomas 1942 - 2000


Fallecido a la edad de 58 años
Amado esposo de
Elizabeth Thomas 1948 - 2000
Fallecida a la edad de 52
Ambos trágicamente arrebatados de nuestras vidas
Que encuentren la paz juntos.

Sus padres. Dios mío… qué horrible. Habían muerto el mismo año, y
“trágicamente”. No es de extrañar que los ojos de Kate estuvieran a veces llenos
de tristeza y pérdida.

Debajo de esos nombres había otra inscripción más reciente.

James Thomas 1972 - 2002


Querido hijo de los anteriores
Que por fin encuentre la paz.

—James fue el afortunado. Al menos pudo ser enterrado con la gente a la


que quería. —Su voz era melancólica, pero teñida de esperanza por alguna
razón.
193
Le froté los hombros, sintiendo cómo los músculos bailaban bajo mis
dedos y cómo la tensión desaparecía. Siguió arreglando la tumba y me sentí un
poco intrusa, así que la dejé con sus pensamientos y su familia y me acerqué a
los tejos que estaban un poco alejados.

Sus labios se movían, como si mantuviera una conversación con alguien,


y entonces caí en la cuenta de que… estaba hablando con ellos… contándoles
lo que estaba pasando… diciéndoles cómo se sentía. Podía verlo escrito en su
cara… el alivio.

Y entonces sonrió, una sonrisa tan dulce; pensé que mi corazón se


derretiría. Parecía tan joven, tan inocente, nada que ver con la mujer que todos
conocían. Era su hija, su hermana, y parte de una familia separada por algo
inevitable, algo tan trágico. Y mi corazón lloró por ella… lloró con ella.

Después de lo que pareció cuestión de segundos, se irguió y se quitó la


humedad de los bajos de los vaqueros. Sus ojos azules se volvieron hacia mí; la
tristeza se desvaneció para ser reemplazada por un brillo… sólo para mí. Le
devolví la sonrisa, grande y amplia, intentando transmitir todo lo que sentía por
ella en un pequeño gesto. Y con una última mirada a la piedra, caminó hacia mí,
y con cada paso vi que la confianza volvía a inundarla.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

A medida que se acercaba, extendí mi mano, que tomó entre las suyas y
apretó suavemente. No dijimos nada… simplemente nos entendimos… nos
dimos consuelo y protección mutuamente con sólo estar allí.

»¿Tienes hambre?

—¿No la tengo siempre?

Su cara se abrió cuando la risa salió, moviendo la cabeza de lado a lado.

—Mujer… me haces reír. —Y se echó a reír de nuevo, conmigo,


uniéndome, antes de abrazarla. Dios… ella siempre se sentía tan bien.



El almuerzo fue sencillo. Ensalada de pollo y zumo de naranja. Muy sano.


Hasta el postre… brownies de chocolate cubiertos de crema extra espesa.
194
—¿Nunca vomitas? —La diversión en su cara mientras me veía comer me
hizo alargarlo aún más. Lamí la cuchara lentamente después de cada cucharada,
emitiendo maullidos y cerrando los ojos de placer orgásmico. La sorprendí
tragando con fuerza varias veces, pero sus ojos no se apartaban de mi boca. En
un momento dado incluso se lamió los labios.

—¿Quieres probar? —le pregunté, con un doble sentido claro, mientras


sacaba la lengua y la deslizaba por mi boca.

Otro trago profundo… ¿y eso fue un rubor? Entendido. Solté una risita
como una niña y me acabé rápidamente el postre. No tenía sentido alargarlo…
no quería que perdiera su atractivo ahora, ¿verdad?

Hablamos de toda la información que teníamos hasta la fecha. Aunque


parecía bastante, seguía sin ayudarnos a saber por qué nos necesitaban.

—Nos falta algo… algo muy simple. Tenemos que pensar… ¿qué nos
hemos perdido? —Asentí a lo que dijo, pero mi mente estaba completamente en
blanco. Cada palabra rebotaba en el espacio vacío entre mi cerebro y mi cráneo.
Creo que la sonrisa que le dediqué reflejaba mi estado de ánimo—: Abbie, ¿estás
bien? Te ves… te ves…
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—Simple.

—Bueno… si lo pones así…

—Muy gracioso, Kate. —Me afirmé y traté de parecer inteligente—.


Ahora… tenemos que pensar.

El silencio nos envolvió, dejándonos contemplar nuestro próximo


movimiento. Las ideas no tardaron en surgir, pero eran, básicamente, basura.

»Lo que tenemos que hacer es averiguar dónde está enterrada Vivian,
entonces podemos seguir adelante a partir de ahí.

—¿Cómo podríamos averiguarlo? Ni siquiera se la menciona en la historia


familiar.

—Tenemos que conseguir una lista de todos los cementerios de la zona


y revisarlos sistemáticamente uno por uno.

Un recuerdo se disparó en mi cerebro tan rápido que parecía estar


conectado por banda ancha. Me zumbaba excitante en la cabeza, pero sabía
que tenía que preguntarle a Kate. 195
»El funeral de Enid… —Los ojos azules se cruzaron con los míos,
perplejos—. ¿Fuiste al funeral?

—No… no pude escaparme. Estaba en Londres arreglando unas


inversiones. ¿Por qué?

—Te vi… bueno… pensé que eras tú. En el cementerio, cuando


estábamos todos alrededor de la tumba. —Sacudió la cabeza, diciéndome que
era imposible que fuera ella—. Fue extraño. Al principio pensé que eras tú, pero
luego… me pareció que te desvaneciste, como en el aire.

—¿Sabes lo que tenemos que hacer? —Se inclinó hacia adelante, su cara
a centímetros de la mía. Mi cerebro se nubló sólo por su proximidad. Una ceja
se alzó lentamente hacia su pelo mientras esperaba a que me pusiera en orden.
Como si intentara descargar la niebla de mi cabeza y responder a su pregunta,
moví la cabeza de un lado a otro—. Bueno, Watson… es hora de ir al cementerio.

—Acabamos de...

—Ese no. Donde Enid está enterrada.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Me cogió de la mano y tiró de mí hacia la puerta. Sólo tuve tiempo de


coger mi chaqueta del respaldo de la silla.

Estaba tan llena de autoridad, y daba una brillante impresión de saber lo


que estaba haciendo.

Dios, me ponía cachonda.



Tardamos siglos en obtener información de la gente del cementerio.

Finalmente, fue el jardinero quien nos indicó la dirección correcta, hacia


un pequeño edificio gris escondido junto a la entrada. Dentro nos recibió un olor
realmente lúgubre. Un olor dulzón y enfermizo que se nos pegaba a la garganta
y me revolvía el estómago.

En la habitación había libros con los nombres de las vidas perdidas. 196
—Bueno, al menos sabemos que murió en 1919 —dijo la voz de Kate en
medio de la atmósfera cargada. Asentí con la cabeza, sin confiar en que el
brownie de chocolate se portara bien.

Aunque sabíamos cuándo había muerto, tardamos casi veinte minutos en


encontrar el libro y la sección adecuados. Pero lo encontramos. Allí estaba…
escrito en una fina caligrafía “Vivian Thomas de soltera Wells”. Y aunque sabía
que íbamos a encontrarla, aun así, me sentí triste, no porque hubiéramos
encontrado dónde estaba enterrada, sino porque era la confirmación de que
estaba realmente muerta.

Sí, lo sé. Es raro.

Anotamos el número que le habían asignado “VT281219”. Es increíble


cómo al final todos nos convertimos en números.

El mapa de la pared nos indicaba adónde debíamos ir, y sentí una


sacudida de sorpresa cuando nos acercamos al tejo donde había visto a “Kate”
el día del funeral de Enid.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

»Abbie, ¿estás bien? —La voz de Kate… tan suave… tan llena de
preocupación. No me importó que estuviéramos afuera, entre los muertos. Me
puse de puntillas y rocé ligeramente sus labios con los míos. Una sonrisa se
dibujó en su rostro, haciendo que el corazón me diera un vuelco en el pecho,
como un cachorro persiguiéndose el rabo.

Piénsalo. ¡No era gay! Me reí en voz alta y Kate me miró con curiosidad.

—No te preocupes, cielo. Sólo estaba poniendo a descansar a algunos


fantasmas. —Su cara parecía aún más confusa—. Vamos… a buscar a Vivian.

La lápida estaba descuidada y desatendida. Una parcela de tierra olvidada


que contenía a una mujer que había muerto en pecado… muerta por su propia
mano… muerta por un corazón roto.

Vivian Thomas de soltera Wells


1898 - 1919
Edad 21

¡Veintiuno! La pobre joven. Veintiuno. Esperaba que fuera tan vieja como
yo o más por una razón u otra. Debía de ser una niña cuando conoció a aquel 197
bastardo y se casó con él.

La cara de Kate mostraba el mismo asombro que la mía. Eso significaba


que sólo tenía diecinueve años como mucho cuando se casó. Madre mía.
Imagínate pasar tu joven vida con un hombre como William Thomas (una imagen
fácil de imaginar para mí, lo sé, lo sabía de primera mano), pero luego morir de
forma tan trágica, tan joven y en el momento en que descubriste la felicidad.

Y todo por lo que diría la sociedad.

La ira bullía en mi interior. Quería gritar la injusticia de todo, cómo nadie


puede elegir a quién amar, el amor nos elige a nosotros… y no al revés. Y
pensar… que ni siquiera en la muerte no estaban juntas. No es de extrañar que
sus espíritus estuvieran tan perturbados.

La ira desapareció para ser sustituida por una ácida melancolía, un eco
doloroso que se filtró en todo lo que era o esperaba ser. La humanidad tenía
tanto por lo que responder. ¿Cómo puede estar mal el amor? ¿Cómo puede estar
mal demostrarle a alguien que te importa?

Mejor aún… ¿cómo puede el odio ser lo correcto? Condenar al ostracismo


a dos personas porque no se ajustaban a la norma esperada, ¿era correcto?
Llevar a la muerte a dos almas inocentes porque estaban enamoradas, ¿es esto
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

lo que se les da? ¿Qué clase de raza somos que odiamos con más facilidad que
amamos? ¿Qué matamos con más rapidez que estamos de acuerdo, o incluso
que estamos en desacuerdo?

Amar no es pecado.

Sin embargo, ignorar el amor es…



El agotamiento se apoderó de mí. Creo que era agotamiento emocional


por descubrir lo cabrones que podemos ser todos a veces. Incluso yo. Había
despreciado la posibilidad de ser gay, sólo porque no podía enfrentarme a la idea
de no encajar. ¿Qué tan trillado es eso? ¿Cómo de increíblemente burdo e
ignorante?

Si soy sincera, creo que estaba más disgustada conmigo mismo que con
el mundo en general. Tenía la capacidad de elevarme por encima de los
198
prejuicios, pero elegí la opción fácil. La apuesta segura. Me di cuenta de que la
homofobia no proviene necesariamente de los heterosexuales: todos somos
culpables de ella en algún momento de nuestra vida, a menudo dirigida contra
nosotros mismos.



En un abrir y cerrar de ojos estábamos de vuelta en Forester’s Dwell. Nos


quedamos calladas de camino a casa, reflexionando sobre la corta vida de esas
pobres mujeres. De un modo extraño, aquello me hizo recordar cosas, sobre
todo acerca de mi relación con Kate. Aunque en la sociedad sigue habiendo
algunos ignorantes al acecho, éramos mucho más afortunadas que nuestras
predecesoras.

Al menos teníamos un mínimo de libertad, la capacidad de vivir y amar sin


las graves amenazas con las que tenían que lidiar aquellas mujeres. Lo sé…
algunas personas todavía se encuentran en esa situación, ya sea por parte de la
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

sociedad o por dentro, pero al menos estamos avanzando hasta cierto punto,
lentamente, pero espero que con seguridad.

Amaba a Kate… la amaba. La vida sin ella me parecía ahora imposible.


Había llegado a conocer a la mujer que había detrás de la máscara que solía
llevar, a conocer su dulzura, su ternura, su pasión, sus creencias y sus miedos.
Incluso las pequeñas cosas como cómo le gustaba el café, que no podía soportar
la Marmite5… ni siquiera el olor. Incluso sabía que siempre comprobaba el
interior de sus botas antes de ponérselas por si algo había decidido instalarse.

Pequeñas cosas. Y son las pequeñas cosas las que construyen y


construyen y hacen que las grandes cosas importen.

Nos duchamos y comimos algo, la tranquilidad no nos afectó en


absoluto… felices de estar juntas.

Decidí escribir un poco y Kate tuvo que ocuparse de algunos asuntos del
hotel, pero antes de marcharse me estrechó entre sus brazos y me dio un suave
beso. Tan tierno, tan como una pluma, que podría haber sido producto de mi
imaginación. Sus brazos me rodearon y me abrazaron con tanta comodidad, y
su olor llenó mis sentidos. 199
Y entonces se fue, dejándome allí, llena de ella.

De felicidad.



Intenté escribir, pero los recuerdos del día me distrajeron. Así que,
después de unas tres horas escribiendo tonterías, decidí dar por terminada la
noche, aunque sólo eran las nueve y media.

Agotada. Esa es la palabra. Drenada. Dejándome un cascarón vacío que


no contenía más que aire y mis pensamientos sobre Kate.

Resignada, me puse una camiseta y me metí en la cama, el sueño ya me


tenía agarrada.

5Marmite: es una pasta comestible para untar que está elaborada exclusivamente con extracto de levadura,
obtenida como subproducto del proceso de elaboración de la cerveza
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo treinta y uno

Algo me despertó, no estoy segura de qué, pero hizo que me despertara


sobresaltada. Al instante supe que Kate no estaba a mi lado. Su lado de la cama
estaba vacío y frío.

No estoy segura de cuánto tiempo llevaba dormida, por alguna extraña


razón no veía el reloj.

Otro ruido, pero más lejos de mí que antes.

Me incorporé, con el estómago hecho un nudo… y el corazón acelerado.

Alguien había estado aquí conmigo, y en el fondo sabía que no había sido
Kate. También sabía que estaban al otro lado de la puerta.
200
Bueno, si íbamos a resolver esto de una vez por todas, a caballo regalado
no le podía mirar el diente. Decidí investigar.

Sí… lo sé… ¿qué le pasa a la gente en las películas cuando algo maligno
acecha en una casa tienen deseos de seguirlo? La gran diferencia era que… la
presencia no parecía ser maligna… simplemente parecía quererme, por alguna
razón inexplicable.

Tomada la decisión, eché las sábanas hacia atrás y me deslicé fuera de


la cama. La habitación estaba lo bastante iluminada como para ver el camino
hasta la puerta y me calcé rápidamente las zapatillas.

El pasillo estaba vacío. Poco iluminado y en un silencio inquietante. Un


escalofrío me recorrió desde el cuello hasta la base de la columna vertebral. Me
estaba volviendo loca... no había nada...

Un sonido arrastrando los pies me sobresaltó, seguido de una voz. Suave,


cálida, acogedora. No entendía lo que decía, pero sabía que las palabras iban
dirigidas a mí. El tono era seductor… cautivador… rogándome que le siguiera.

Aunque sentí que me desmayaría de miedo, me orinaría encima o


temblaría tanto que no podría moverme (o las tres cosas), avancé… nerviosa…
cagándome en los pantalones… pero la seguí.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Las luces del pasillo, aunque ya tenues, parecían parpadear mientras me


dirigía hacia la voz. Las palabras eran cada vez más claras y empecé a captar
fragmentos de lo que se me pedía… hasta que finalmente pude oír el mismo
estribillo susurrado por el pasillo.

—Ven a mí. Ven a mí. Ven a mí. —Una y otra vez—. Ven a mí.

Me sentí hipnotizada… incapaz de ignorar la voz que estaba tan llena de


pérdida… dolor… clamando por mí para ayudarla de alguna manera… gritando
para que vaya a ella.

¿Quién era yo para negarme?

Me tragué el miedo, respiré hondo y abandoné la seguridad de la puerta.

La voz me guio más allá por el laberinto de pasillos, que parecían distintos
a como los recordaba a la fría luz del día. Decir que estaba desconcertada sería
quedarse corto. Mi mente balbuceaba… siempre balbuceo cuando tengo
miedo… en realidad hubo una vez… lo sé… lo sé...

Allí estaba yo, en mitad de la noche, en camiseta y zapatillas (y sin la


maldita ropa interior), de pie en la puerta abierta que daba al torreón. Allí de pie…
201
escuchando los gemidos y súplicas de alguien a quien no podía ver… pero podía
sentir. Sentir la desesperación, la confianza última en que yo, de alguna jodida
manera, podría ayudar.

Respiré hondo otra vez y subí el primer peldaño: tenía el corazón


literalmente en la boca. Podía oír su incesante latido en mis oídos. Podría haber
ido a buscar a Kate, pero dudaba que un fantasma se quedara esperando.
Necesitábamos resolver esto de una vez por todas y, por desgracia, parecía que
la tarea había recaído en mí.

Puedo hacerlo. No hay problema, me dije.

Craso error.

Mis piernas sabían que no debía ir. Mis manos sabían que debía volver a
la cama. Mi estómago estaba demasiado enfrascado en una conversación con
mi corazón como para pensar siquiera en decirme que me fuera.

Las escaleras se asomaban y se desdibujaban a medida que el pánico se


apoderaba de mí. ¿Pero esa voz? Suplicándome… la angustia que superaba
con creces el miedo que se apoderaba de mí.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Allí estaba. La puerta que daba al torreón, ligeramente abierta,


expectante. Mierda, mierda, mierda. Extendí el brazo y la empujé tímidamente
hacia fuera. El aire frío se precipitó a recibirme, rodeando mi cuerpo expuesto,
acariciando la piel recalentada. Tratando de aplacar, tratando de calmar,
tratando de evitar que me diera la vuelta y corriera por mi vida.

La luna intentaba ocultarse tras las nubes, asomándose brevemente para


espiar lo que hacía, creyendo que era invisible, creyendo que si pensaba que
estaba sola podría darme la vuelta y marcharme. Pero, ¿cómo podría hacerlo?
Lo entiendes, ¿verdad? Bueno… ¿no?

La verdad es que no. Ahora que estaba en la azotea la voz se había ido…
desaparecido… desvanecido en mi propia imaginación. Una vez más… mierda.

Entonces la vi. No en su lugar habitual cerca del borde, sino más atrás, su
cara vuelta hacia otro lado, pero sabía que era ella… Podía sentir que era ella.
Sus hombros se agitaban arriba y abajo en la agonía del llanto, pero… apagado...
ensordecedoramente silencioso.

—¿Kate? —Nada. Ninguna reacción. La figura estoica pero rota. Y de


nuevo—, ¿Kate? —Esta vez salí al aire nocturno, a por todas. 202
Los hombros se congelaron, en pleno movimiento, pero ella seguía
dándome la espalda.

»¿Kate? Mírame, Kate. —Nada—. Mírame.

Hizo ademán de girarse, mi corazón expectante, el conocimiento de la


pena que vería allí me atenazaba la garganta. Entonces se detuvo, y con
agonizante precisión se alejó de mí… se alejó de mí… de mí, que estaba allí de
pie esperando… esperando ver esos ojos azules, azules... ojos que en esta vida
significaban todo para mí.

La vi moverse sin esfuerzo hacia la esquina del torreón, y pararse allí una
vez más. Estaba paralizada con ella… hipnotizada con su gracia, su postura, su
falta de voluntad para mirarme.

—Ven a mí. —Dicho desde el corazón… revoloteó en el aire… para


aterrizar, sin esfuerzo dentro de mí, sólo para tirar de los músculos de mi pecho
en una agonía de deseo… de una necesidad tan fuerte, que era incapaz de poner
un pie delante del otro.

Ella seguía sin darse la vuelta.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Y entonces se fue, hacia la izquierda… y me quedé allí… sola…


desconcertada… y quizá un poco enfadada.

Miré en la dirección en la que había desaparecido y vi una puerta… una


maldita gran puerta… ¿cómo diablos no la había visto? No lo había hecho.
Estaba convencida de que habría visto algo tan obvio.

La curiosidad me pudo y estiré la mano para agarrar la manilla oxidada,


empujando hacia abajo el pestillo. Estaba atascado. Así que empujé con más
fuerza, sintiendo el metal ceder sólo un poco antes de sentir algo… o debería
decir, alguien, detrás de mí.

No era como antes, cuando vi a Kate… esa sensación de anhelo y


desesperación que destilaba su espíritu. No. Esto no era algo que pudiera
confundir fácilmente con lo que sentía cuando ella estaba cerca. Esto era...
¿cómo decirlo? Esta presencia que estaba detrás de mí era nada menos que el
mal. Simple y llanamente.

No quería darme la vuelta. No quería ver lo que estaba esperando detrás


de mí, y Dios sabía que estaba esperando. Aparte de la insoportable sensación
de ser odiada, de que alguien quisiera hacerme daño, ahora podía oír una
respiración entrecortada, como si la persona estuviera tan enfadada que apenas
203
pudiera contenerse.

Y no quería que me apuntaran con eso. Esperaba que, si me quedaba allí


el tiempo suficiente, se fuera, se marchara, se hartara de que lo ignoraran.

No tuve tanta suerte.

Me sentí impulsada a darme la vuelta. Lentamente, aparté la mirada de la


puerta para ver qué había detrás de mí. Para ver si había estado imaginando
cosas otra vez.

Por desgracia, no.

Él estaba allí. Sabía que era él, aunque no podía verle toda la cara, sólo
los ojos… azules… fríos… llenos de algo que esperaba no ver nunca dirigido a
mí.

Puro odio.

Estaba a unos tres metros de distancia, pero podía sentir la ira que se
desprendía de él en oleadas… todas dirigidas a mí.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Joder.

Y luego, joder otra vez.

No podía ir a ninguna parte. Estaba atrapada. Él estaba parado


directamente en mi camino de escape, bloqueando la única salida.

Mierda. Estaba hasta el cuello de mierda.

Comenzó a acercarse, cada paso se sentía como un golpe en mi pecho.


Sabía que se me había acabado el billete... sabía que si me alcanzaba... bueno...
no iba a ser un felices para siempre, ¿verdad?

Empujé mi espalda contra la puerta, tratando de atravesar la madera, con


la esperanza de convertirme en nada… en aire. Los gemidos de las bisagras me
alertaron de que, después de todo, tal vez tenía una escapatoria, y me giré para
sacudir frenéticamente la cerradura, que a estas alturas ya parecía bastante
deteriorada.

Sabía que estaba cerca. Sentía que se me erizaban los pelos de la nuca;
la columna vertebral me cedía de puro susto y, por alguna razón inexplicable,
me entraron ganas de reír. Histéricamente.
204
Se oyó un gruñido inhumano por detrás y di una patada a la puerta que
casi me rompe los dedos de los pies.

Lo siguiente que supe fue que estaba volando por los aires, y el picaporte
abandonó su lugar en mi mano sudorosa para retroceder con la puerta. Mientras
me tambaleaba hacia atrás, pude ver su silueta bloqueando mi vista hacia el
exterior. Entonces algo pareció agarrarme la pierna y caí. Mi último pensamiento
lúcido fue… simple y llanamente…

“Joder”.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo treinta y dos

No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, lo único que sabía era que


cuando abrí los ojos apenas podía ver. La habitación en la que me encontraba
desprendía un hedor que me revolvía las entrañas… mohoso, viejo… húmedo,
y sólo entraba un poco de luz a través de las contraventanas que protegían la
ventana que daba al mundo exterior.

Me dolía la espalda de arriba abajo cuando me di cuenta de que me había


desplomado sobre algo duro y desigual. Moví una pierna de debajo de la otra,
tratando de aliviar las punzadas que caían en cascada por la parte posterior de
mis piernas. Un gemido involuntario salió de mis labios cuando intenté
incorporarme, ya que la superficie sobre la que estaba no me ayudaba.

Mi cabeza palpitaba y los nervios de mi interior pedían clemencia mientras


intentaba levantarme… pero fracasé… estrepitosamente. 205
La habitación estaba helada y podía ver cómo mi propio aliento
abandonaba mi cuerpo en una fina niebla. El entumecimiento empezaba a
calarme los huesos, el frío se apoderaba de mí. Sólo llevaba una camiseta y
zapatillas, por el amor de Dios, y estábamos en pleno invierno. Las puntas de los
dedos empezaban a perder el sentido de la sensibilidad y me preocupaba que,
si seguía expuesta a esta temperatura, tendría serios problemas.

Finalmente, me puse en pie, con todas las articulaciones gritando en señal


de protesta, y arrastré mi lamentable culo hasta la puerta, frotándome
frenéticamente la sangre en los brazos.

Cerrada.

Volví a tirar de la manilla. No se movió. El pánico se apoderó de mí. Estaba


atrapado en la habitación de arriba; nadie sabía que estaba aquí.

La imagen de Kate apareció en mi mente. Mierda… estaría muy


preocupada. Volví a tirar de la manilla, ahora sí que con fuerza. Pero nada. Sólo
sonó y gimió en su lugar.

Mierda, mierda, mierda.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Increíblemente, la habitación se estaba volviendo más fría, y el frenético


frotamiento de mis brazos no hizo nada para evitar el frío que se había arraigado
profundamente en mi interior. Tenía que encontrar una salida… y muy pronto.

Mis ojos recorrieron la oscura habitación, posándose en las franjas de luz


que se habían pintado caleidoscópicamente alrededor de las paredes. Había
montones de basura por todas partes. Era como un almacén de algún tipo, pero
también parecía no haber visto la luz del día en años.

La oscuridad no ayudaba. Si me golpeaba una vez lo hacía mil veces. Mis


manos eran mis ojos la mayor parte del tiempo, tanteando y buscando algo que
pudiera ayudarme.

Sentí ropa de algún tipo bajo las manos y me la acerqué a la cara,


intentando captar los rayos de luz en el proceso. Una especie de chal apareció
entre mis manos y lo abracé con emoción. Joder, olía a chamusquina. Bueno…
en momentos así no se puede ser exigente.

Deslizar la prenda de lana sobre mis hombros hizo algo más que
satisfacer la necesidad de calor; también me envolvió en algo más… evocó algún
tipo de recuerdo. Me estremecí involuntariamente, las imágenes de Kate
danzando en mi cabeza… e imágenes de alguien más también… alguien que se
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parecía muchísimo a mí…

Otro escalofrío. Empujé el recuerdo, o lo que fuera, al fondo de mi mente.


Todavía tenía frío en las piernas, así que busqué algo que me protegiera del frío.

Mientras rebuscaba en una caja de ropa, sentí una presencia familiar


detrás de mí. Me detuve… dejé caer la prenda y apreté los dientes.
Sinceramente, ya no sabía qué esperar… si era él otra vez, ¿qué podía hacer?
No era como si pudiera abalanzarme sobre él, instigar un ataque sorpresa,
golpearle en la cabeza con uno de mis miembros congelados o algo así. No era
real… no era un ser humano físico, palpable. ¿Cómo puedes luchar contra eso?

Podía oír a alguien en la puerta, moviendo la manilla arriba y abajo,


empujando contra la madera, y me quedé helada en el sitio, literalmente esta
vez… la frialdad había pasado a un segundo plano para permitir que el verdadero
miedo se apoderara de mí.

Alguien estaba tratando de entrar, y la única persona que sabía que


estaba allí…

Crujido. La puerta cedió y permitió que entrara un poco más de luz. La


figura se quedó allí en silencio, ajustando los ojos azules a la oscuridad.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—¿Abbie?

No podía hablar. ¿Te lo puedes creer? Kate estaba aquí y no podía


responder a su pregunta. Así que hice lo mejor que podía hacer, lo que parecía
que siempre hacía últimamente.

Me desmayé.



Lo siguiente que sentí fue calor. Mi cuerpo gimió de satisfacción y me


acurruqué en algo suave y envolvente, el olor tan familiar… tan reconfortante…
tan Kate. Estaba en sus brazos, con la mitad superior cubierta por el chal y las
piernas envueltas en algún tipo de tela.

Mis ojos finalmente decidieron abrirse para ser recibidos por un azul
preocupado.
207
—¿Abbie? Cariño… ¿por qué estabas aquí? —Refunfuñé y me acurruqué
en su cuello, saboreando su cuerpo—. ¿Abbie?

—Es una larga historia… te la contaré más tarde, ¿de acuerdo? —Sentí
que asentía con la cabeza y me acercaba aún más a ella.

Los minutos pasaron, ambas contentas de permanecer en los brazos de


la otra, pero sabiendo que teníamos que movernos en algún momento.

»Vamos. Vamos a la cama. Y creo que necesito una copa después de


esto. —Una pregunta fugaz entró en mi cabeza y me sorprendió que no se me
hubiera ocurrido antes—. ¿Cómo has sabido dónde estaba?

—Más tarde… te lo diré cuando entremos en calor, ¿vale?

Me puse de pie, con las piernas algo temblorosas después de mi terrible


experiencia.

—¿Qué es este sitio?

Kate negó con la cabeza:


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

—No tengo ni idea, ni siquiera sabía que existía hasta esta noche. —Las
dos miramos a nuestro alrededor y nos dimos cuenta de que había una
habitación llena de trastos: arcas de madera, baúles, cajones y una mezcla de
cajas y cestas—. Parece que esto podría ser interesante… sin embargo, lo
comprobaremos mañana. Está demasiado frío y oscuro para tratar de ordenar
todo esto ahora. Vamos.

Y nos fuimos, con el aire de la noche inquietantemente más cálido que el


del interior de la habitación.

De vuelta a la habitación, Kate pidió chocolate caliente y tomamos una


copita de brandy para el frío que sentíamos en los huesos. También me había
puesto unos pantalones de chándal, un jersey y unos calcetines gruesos, pero
aun así no era suficiente.

Mientras tomábamos chocolate caliente, le conté a Kate los


acontecimientos que la habían llevado a rescatarme. Su cara reflejaba
incredulidad, sobre todo cuando llegué a la parte de la silueta del hombre en la
azotea. En ese momento me abrazó, creo que más por ella que por mí. Pero lo
disfruté de todos modos.

Lentamente, se apartó y me miró a la cara:


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»Pobrecita mía, podrías haberte hecho daño… o… algo peor.

—Pero no ha sucedido. —Un beso—. Y de todos modos… ¿cómo has


sabido dónde encontrarme?

Kate se quedó pensativa.

—La verdad es que no lo sé. En un momento estaba mirando las facturas


y al siguiente corriendo hacia la azotea. —Las cejas se me subieron al flequillo—
. Lo sé… ha sido tan raro. He sentido pánico… sabía que algo andaba mal… que
estabas en algún tipo de problema—. Se paró para abrazarme de nuevo—. Y
me he sentido atraída por el torreón por alguna razón inexplicable. Aún más
gracioso… cuando he llegado allí no tenía ni la más remota idea de dónde
estabas… y… he pensado... Ya sabes.

Lo sabía. Con todas las historias que nos habíamos contado,


especialmente con la de Kate arrojándose del torreón, bueno, digámoslo así,
todo es posible.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

»Me he asomado al borde del abismo... —Se detuvo, sus brazos me


arrancaron la vida, pero me encantó—. Cuando no he podido encontrarte, he
creído oírte gritar mi nombre.

—Pero… no he gritado… ni siquiera sabía que estabas ahí. Habría sido


inútil gritar sin razón, especialmente ahí arriba.

—Sé que no lo has hecho, cariño. Pero la voz… esa voz… era tan
parecida a la tuya… pero la razón por la que he sabido que no eras tú era por lo
que ha dicho. —La miré—. Ha dicho: “Ella está aquí”. Así de simple. No sueles
dirigirte a ti misma en tercera persona, ¿verdad?

Sacudí la cabeza. Maldita sea. Era mi doble… en la azotea… justo afuera


de la habitación donde había estado.

—¿La has visto? —Kate negó con la cabeza y me besó en la frente.

Estaba cansada, las dos lo estábamos. Tiré de Kate hacia atrás.


Desvestirme me pareció una carga, así que nos metimos en la cama
completamente vestidas, aunque me quité el apestoso chal.

Justo antes de cerrar los ojos, oí que Kate murmuraba algo sobre
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investigar la habitación más a fondo por la mañana. Gruñí en respuesta.

Sabía a qué me refería.


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Capítulo treinta y tres

Vestidas con vaqueros y sudaderas viejas y abrigadas, subimos la ya


familiar escalera del torreón. La puerta del otro lado parecía obvia a la luz del
día. ¿Pero de noche? Quién sabe...

Entramos cautelosamente en la fría y húmeda habitación una vez más.


Yo, por mi parte, me sentía mucho más confiada que la noche anterior.
Empezamos a hurgar en el desorden. Cajas y baúles derramaban baratijas y
ropa de tiempos pasados. La mayoría estaban casi en perfecto estado, lo que
nos llevó a preguntarnos: “¿Por qué estaban escondidos aquí, olvidados?”

Nos detuvimos a comer y volvimos a ponernos manos a la obra,


añadiendo más cosas al montón que queríamos examinar más a fondo. No fue
hasta que el sol se rindió por fin por hoy que lo encontramos, escondido en un
rincón, oculto a todo y a cualquiera que se hubiera topado con la habitación. 210
Una caja. Una caja de madera. Una simple caja de madera con una
cerradura en el exterior. Esta caja nos intrigaba, sobre todo porque no podíamos
entrar en ella y no queríamos hacerla añicos; bueno, yo no quería, pero Kate
intentó golpearla contra el suelo con la esperanza de que la cerradura se abriera.
Decidí que lo mejor para todas las partes sería dar por terminado el día y
volvimos a nuestra habitación, llevándonos la caja, por supuesto.

Cuarenta y cinco minutos más tarde, habíamos forzado la cerradura de la


caja y estábamos sentadas mirando la tapa cerrada.

—Vamos… ábrela —insté a Kate, que había decidido volverse tímida—.


Ábrela. —Me incliné hacia delante para abrir la tapa, pero su mano me detuvo.

—Espera.

La miré, sorprendida de que en un momento estuviera ansiosa por saber


qué había dentro y al siguiente se mostrara cautelosa. Pero… esperé… y
esperé… y esperé.

Finalmente, levantó la vista de su regazo, me dedicó una de sus sonrisas


más deslumbrantes y echó la tapa hacia atrás.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Dentro había una colección de la vida de alguien. Joyas, cintas, pequeñas


fotografías, papeles doblados... diarios. Dos para ser exactos. Uno negro, con la
cubierta arrugada por el uso. El otro… era un viejo amigo… que había visitado
mi habitación meses atrás. No podía confundir el cuero marrón con las esquinas
ligeramente dobladas. Definitivamente era el mismo. No había error. Pero ni
siquiera podía empezar a entender cómo había llegado hasta mí desde aquella
caja cerrada… cómo se las había arreglado para salir de debajo de todos los
demás tesoros escondidos en una habitación en lo alto de la casa.

Haría volar mi mente en millones de pedacitos si tratara de entenderlo.


Y… a decir verdad… ni siquiera quería ir allí.

Kate levantó los dos y me los ofreció.

»Eres la escritora… échales un vistazo.

Los cogí con cuidado, coloqué el negro en el brazo del sofá y abrí la tapa
del marrón. La misma letra fluida: Katherine Thomas. La página siguiente me
saludó con su familiaridad: “12 de mayo de 1917. Mi hermano…” Aspiré y
contuve el aliento mientras acariciaba la sensación de reencontrarme con
aquella mujer. Era inquietantemente satisfactorio. La última vez que había tenido
este diario en mis manos apenas sabía nada de la mujer que lo escribió, pero
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ahora…

Miré a Kate… era tan hermosa, recostada en el sofá, con los ojos violetas
a la luz del atardecer. Estaba total y completamente enamorado de esta mujer…
Cómo cambian los tiempos, ¿eh?

Mi cerebro intentaba procesarlo todo a la vez: las horribles circunstancias


que habían conducido a la muerte de aquella mujer, la aceptación de mi
sexualidad, Kate, y lo importante que se había convertido para mí, la separación
de las jóvenes amantes a causa de la intolerancia de la humanidad… Podría
seguir y seguir, pero los pensamientos y los sentimientos se estaban volviendo
insoportables. Era demasiado.

El diario cayó sobre mis rodillas y me quedé allí sentada, tratando de


controlar esta abrumadora sensación de pérdida combinada con mi propio
descubrimiento personal. Un completo contrasentido de emociones, pero
necesité ambas emociones para darme cuenta de lo que realmente tenía.

Tenía la libertad de expresar mis sentimientos por la persona que amaba.


E incluso si la sociedad todavía no podía hacer frente a quién era y con quién
estaba… no me importaba. Esta era mi vida… la mía y la de Kate. Si son tan
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

ignorantes que pueden permitir que los prejuicios anulen el amor y el


compromiso, entonces más tontos ellos.

»¿Cariño? —Qué hermoso sonido… la música aterrizando en mis oídos


como toques de pluma de la perfección.

La sonrisa que brotó de mis labios estaba llena de todo lo que tenía para
dar. Y por la expresión de su cara… ella lo sabía.

—Dejemos esto para mañana, ¿vale? —Parecía un poco sorprendida,


pero al mismo tiempo complacida.

Sé que llevábamos meses esperando saber qué les había pasado


realmente a aquellas mujeres, pero… necesitaba estar en el aquí y ahora, ¿y
qué mejor lugar para empezar que en los brazos de la mujer que amaba? Los
diarios estarían allí por la mañana… así que ¿cuál era la prisa? Kate y yo
teníamos el resto de nuestras vidas para leerlos. Así que esta noche… ella era
toda mía.

Los diarios estaban a un lado, recuerdos de amor y añoranza envueltos


en páginas amarillas descoloridas. No necesité mirarlas para darme cuenta de
lo que había encontrado… La tenía sentada frente a mí. La mujer que había
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atormentado mis sueños, que había llenado cada uno de mis momentos, que
había llenado mi corazón de tanta luz.

Esta historia no es sobre Kate y Vivian, o William, o Pete para el caso.


Esta historia trata de la vida... de vivir... de seguir adelante, de aceptar lo
inaceptable y seguir adelante. Los recuerdos o los "debería haber hecho" no
cuentan... las opiniones prejuiciosas no deberían significar nada a menos que
nos permitamos escuchar.

Ahora era el momento de alejarme de todo eso… alejarme y tomar a esa


hermosa mujer en mis brazos para susurrarle “Para siempre”.

Y no era necesario que siguiera morando en el pasado. Es el futuro lo que


estoy deseando explorar. Y mi futuro es Kate… Mi Kate.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

Epílogo

Mis ojos se abrieron de golpe… el corazón se aceleró… el sudor cubrió


mi piel.

¿Qué coño había sido eso?

La negrura de la habitación ahogó mi visión, y el golpeteo de mi corazón


en el pecho amortiguó mi audición. La sequedad envolvía mi boca y la piel se
me ponía de gallina.

Los sentimientos me invadían… me atraían… me aislaban, me exponían


y me devoraban.

Manos sobre mi piel… explorando… trazando los contornos con dedos


expertos… dedos danzando sobre mi carne. 213
Una boca… caliente… húmeda. Una lengua firme sumergiéndose en mis
entrañas, lamiendo los fluidos que brotan en abundancia de lo más profundo.
Una mano extraviada se apoderó de un pecho, bombeando la carne flexible
hasta que me dolió por más… me dolió por ella.

Mis dedos dormidos se enredaron voluntariamente en su pelo, mis uñas


se clavaron en su cuero cabelludo, empujándola más dentro de mí. Su aroma
flotaba frente a mí como una bruma… rica… exótica… potente. Me encantaba
su olor… me resultaba tan familiar… tan reconfortante… tan excitante.

Respiraciones erráticas se escaparon en la oscuridad, profundas


bocanadas de aire mezcladas con las cortas y apretadas que hacían que esto
se sintiera tan bien… tan bien.

Podía verla a través de la oscuridad amándome… Todo de mí.

Entonces la oí. Tan cerca. Una voz tan tierna y suave que mi alma lloró.

—Ven por mí.

Y lo hice.
VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH



A veces… lo increíble es posible.

A veces… tienes que cuestionar tu cordura.

A veces… la única razón explicable es que sucede… a veces.

Y mi “a veces” era ahora… el aquí y ahora… y vaya si lo iba a disfrutar.

FIN 214

Gracias por llegar hasta aquí, y espero que lo hayas disfrutado la mitad
de lo que yo disfruté escribiéndolo, ¡entonces ambas seremos felices!

Hazme saber lo que piensas… pero, por favor, sé amable:


[email protected] o Fingersmith

Y trataré de responderte.

Espóiler

Bueno… ¿qué puedo decir para compensaros?


VIVIR EN EL PASADO de FINGERSMITH

El final: era la única forma en la que podía terminar esta historia. Intenté
utilizar una estructura circular, tanto con el narrador como con el interés amoroso.
Quería empezar de forma negativa para mostrar el poder del amor. No quería
quedarme en el pasado, quería mostrar a mis chicas siguiendo adelante con su
vida.

Los personajes principales se sentían atraídas la una por el otra debido a


acontecimientos pasados, y el amor que compartían permitiría a los espíritus
descansar en paz, felices sabiendo que su amor continúa. A las amantes
originales: Kate y Vivian, no se las volvió a ver. Fue como si la unión de las dos
les permitiera por fin descansar en paz. El deber de William como guardián de
sus pertenencias dejó de existir. Perdió. ¡Hurra! Principalmente porque era un
gilipollas.

William Thomas: el bastardo (también conocido como pajillero) murió


endeudado hasta los ojos, y la casa pasó a manos del bisabuelo de Kate, quien
la convirtió en un refugio para detener a los agentes de impuestos.

Pete fue detenido por intentar entrar de nuevo en casa de Abbie y tuvo
que pasar doce meses en la cárcel con unos hombres muy fornidos a los que les
encantaba su culo blanco como la azucena. 215
El doctor Robins no tuvo nada que ver con los sucesos de Forester’s
Dwell. Tuvo la mala suerte de enamorarse de la enigmática Kate Thomas.
Cuando se dio cuenta de que no tenía ninguna “esperanza” se largó.

En cuanto a lo que estaba escrito en los diarios… ah bueno… nunca lo


sabremos… <sonrisa>

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