Legitimación, Sucesión, Sustitución, Procesos Cautelares

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DERECHO PROCESAL CIVIL I

LA LEGITIMACIÓN

La legitimación procesal: Es la facultad de poder actuar en el proceso, como


actor, como demandado o como tercero o representando a estos (Art. 51 último
párrafo del CPCyM).

El concepto de legitimación procesal debe distinguirse de la capacidad jurídica,


ya que ésta es una cualidad de la persona que presupone atributos determinados,
y la legitimación es la situación de la persona con respecto al acto o la relación
jurídica. La legitimación es la idoneidad de la persona para actuar en juicio,
inferida no de sus cualidades personales, sino de su posición respecto del litigio.

A) Legitimación Activa: Es la potestad legal para acudir al órgano


jurisdiccional, con la petición de que se inicie la tramitación del juicio o
de una instancia.

Asimismo, distingue entre la legitimación ad procesum, se produce cuando el


derecho que se cuestionará en el juicio es ejercitado en el proceso por quien
tiene aptitud para hacerlo valer, bien que se ostente como titular de ese
derecho o bien porque cuente con la presentación legal de dicho titular; en
cambio la legitimación ad causam implica el tener la titularidad de ese derecho
cuestionado en el juicio.

Mientras que la legitimación ad procesum constituye un requisito para que el


juicio proceda, la ad causam es requisito para que se pronuncie sentencia
favorable.

Por lo general, las personas legitimadas para el ejercicio de la acción son las
perjudicadas por el hecho dañoso, aunque también lo están los representantes
del menor o incapaz que haya sufrido un daño, así como los herederos del
perjudicado cuando éste hubiere fallecido sin reclamar.

B) Legitimación Pasiva: Es la legitimación de una persona contra quien se


endereza una demanda para poder actuar en el juicio. Dado que está
entablando en su contra y tiene la necesidad de defenderse
jurídicamente, independientemente que sea aquella que tiene a su cargo
el cumplimiento de la obligación demandada, ya que, si no lo es, no está
legitimada pasivamente ad causam para responder del cumplimiento de
la obligación que se demanda, por no ser titular de la misma. Tanto la
legitimación activa como la pasiva en el proceso, deben ser examinadas
de oficio por el juzgador en cualquier fase del juicio, en virtud de que

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constituyen un requisito, cuya falta impide el nacimiento del ejercicio
del derecho de acción y que se pronuncie una sentencia válida.

La excepción de falta manifiesta de legitimación para obrar:

La falta de legitimación para obrar, consiste en la ausencia de esa cualidad, sea


porque no existe identidad entre la persona del actor y aquella a quien la acción
está concedida o entre la persona del demandado y aquella contra la cual se
concede. Es decir, que la falta de legitimación para obrar existe cuando no media
coincidencia entre las personas que efectivamente actúan en el proceso y las
personas a las cuales la ley habilita especialmente para pretender o contradecir
respecto de la materia sobre la cual versa el proceso.

Características:

a) Debe ser manifiesta: Debe reputarse como manifiesta, cuando aquella puede
declararse sin otro trámite que el traslado de la excepción a la actora y sobre
la base de los elementos de juicio inicialmente incorporados a la causa
(manifestaciones de las partes, documentos, etc.).
b) Es cuestión de puro derecho: Si la excepción debe ser objeto de prueba es
porque no resulta manifiesta.
c) Es facultativo: Es un medio de defensa que se da al litigante que puede
oponerla como “excepción previa” como excepción previa de falta de
personalidad, o como capítulo de su defensa para ser decisivo en la sentencia
final.
d) Permite la integración del contradictorio: Esta circunstancia se observa en los
casos en que la falta de legitimación es parcial, pues tienden a corregir las
irregularidades del proceso.
e) No es subsanable si el defecto es pleno: Si el sujeto carece totalmente de
legitimación, la decisión produce una absolución de la instancia; en estas
circunstancias debería intentarse otro proceso, planteando correctamente el
contradictorio.

Casos en que se da:

a) Cuando el actor o el demandado no son titulares de la relación jurídica


sustancial;
b) Cuando la demanda no ha sido promovida por todos o contra todos los
sujetos que se encuentran involucrados en la relación jurídica sustancial,
(Art. 53 párrafo primero del CPCyM)
c) Cuando no concurre respecto de quien se presenta como sustituto
procesal, el requisito que lo autoriza para actuar con tal carácter, (Art. 49
del CPCyM)

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d) Cuando el tercero interviniente no fuere titular de un interés legítimo que
pudiera ser afectado por la sentencia, (Art. 548 del CPCyM)

Forma y modo de oponerla.

En el proceso ordinario la impugnación de la legitimación para obrar, puede ser


planteada como excepción previa de falta de personalidad, si los elementos
incorporados a la causa, permite resolver sin otro trámite que el traslado de la
excepción del actor, en cambio, si requiere una indagación exhaustiva por su
correlación con el resto del material que solo podrá obtenerse mediante la
sustanciación integral del proceso, la decisión se hará en la sentencia.

SUCESION PROCESAL:

Es el reemplazo del demandante o del demandado por otro sujeto que pasa a
ocupar su sitio en el litigio, al haberse producido un cambio en la titularidad de
los derechos subjetivos que conforman el objeto del proceso. (Arts. 59 y 60 del
CPCyM)

Así como en el curso de un proceso puede cambiar, la persona física del juez (por
renuncia, fallecimiento, remoción o ascenso), puede también ocurrir que se
verifiquen cambios o mutaciones en las personas de las partes, sin que ello
provoque la extinción del proceso. Figura característica de tal cambio de parte es
la sucesión procesal.

Hay sucesión procesal, en todos los casos en que exista una extromisión en la
relación jurídica procesal del sujeto físico de la parte, cuyo puesto viene a
ocuparlo otra u otras personas. En la sucesión procesal hay cambio de titularidad
del derecho o de la obligación y cambio de personas.

La sucesión procesal puede suceder:

A) Por muerte de una las partes: Desde el momento de la muerte de una


persona, los bienes y derechos que constituyen la herencia se transmiten a
sus sucesores. Son estos quienes suceden al causante acreditando su
calidad de herederos o bien administradores de la mortual, que se
encuentran facultados judicialmente para intervenir en juicio en relación a
la mortual. (Arts. 59 del CPCyM, 1002 CC)

Cuando el fallecido actuaba personalmente, en ese caso se suspende el juicio


hasta que se apersone el representante de la mortual o el heredero. Cuando el
fallecido actuaba mediante mandatario judicial, este continuará su intervención
hasta que se apersone el representante de la mortual o el heredero. (Art. 1722 del
CC).

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En relación a los presuntos herederos se presentan varias situaciones: a) que los
presuntos herederos no tengan conocimiento de la existencia de la herencia; b)
que los presuntos herederos no acepten la herencia; c) que los presuntos
herederos aceptan lisa y llanamente la herencia.

Salvo algunas excepciones, cuando se trate de derechos personalísimos, no se


da la sucesión procesal, sino más bien concluye la relación procesal. Ej: en juicio
ordinario de divorcio, si fallece alguno de los cónyuges, se debe entender
disuelto el matrimonio, en ese caso el cónyuge supérstite asumirá el rol de
heredero. Cuando se trata de la determinación de paternidad o maternidad sí se
puede dar la sucesión procesal (Art. 220 segundo párrafo del CC).

En todo caso la sucesión procesal solo se puede dar mediante solicitud expresa
del sucesor y debe acreditar su calidad de heredero, o por lo menos, como
representante de la mortual (Artículos 464, 481, 494 y 509 del CPCyM). B) Por acto
entre vivos:

a) Por extinción o fusión de una persona jurídica: Aquí se produce la


sucesión de la persona jurídica extinguida o fusionada en la
persona de quienes reciben los derechos o asumen las obligaciones
materia del proceso. Sean los socios o los acreedores a quienes se
les adjudique el bien litigioso, ellos pueden comparecer al proceso
en calidad de sucesores.
b) Por transferencia de la cosa litigiosa: Esta se produce cuando el bien
o derecho material del proceso es enajenado (Art. 1805 del CC). Pero
esta afirmación requiere una aclaración: la sucesión se produce, es
decir, ocurre la extromisión de la relación procesal del justiciable,
enajenante o cedente, que deja de ser parte en el proceso, y el
comprador o cesionario ocupa su puesto, sólo cuando él o los
sujetos que conforman la otra parte (contraria) consienten
expresamente tal extromisión. La exigencia de la conformidad de la
adversaria para que la sucesión procesal por acto “entre vivos”
opere, se explica fácilmente, la sucesión procesal por enajenación de
la cosa litigiosa o por cesión del derecho controvertido puede
traducirse en un daño para la parte contraria a la que la afectó (sea
por el peligro de perder los frutos de la eventual victoria en el
proceso, si ese tercero que viene a ocupar el lugar de la parte
originaria es un insolvente, sea porque ve agravada o complicada su
posición en el proceso al dificultarle, por ej., la prueba), de manera
que semejante alteración no puede hacerse sino cuando media
conformidad de los sujetos procesales. (Art. 60 CPCyM)

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Si aquella conformidad de la adversaria no se produce, la comentada
transferencia a título particular de la “res litigiosa” o del derecho
controvertido no tiene efecto alguno sobre la relación procesal: ésta
continúa entre las partes originarias. Y de éste modo el enajenante
que continúa siendo parte (a pesar de que él, a consecuencia de la
enajenación, no sea ya el titular del crédito sustancial controvertido)
asume en el proceso, después de la enajenación, la función de
sustituto de parte.

c) Por vencimiento del plazo: cuando el derecho material objeto de litis


perece por el transcurso del tiempo. Por ejemplo: cuando el
arrendatario promueve un juicio de amparo de posesión, mientras el
proceso se encuentra en trámite, vence el plazo de arrendamiento, en
ese caso, comparece el propietario para continuar el juicio iniciado
por el arrendatario.
d) Pago por subrogación. De igual forma, es posible que este cambio
de partes sea justificada por la transferencia de derechos que se
producen, por el solo ministerio de la ley, al perfeccionarse o
realizarse una serie de actos jurídicos de la más variada naturaleza.
Dentro de este grupo, los casos más frecuentes pueden provenir,
entre otros, en el pago por subrogación (arts. 1453 al 1458 del CC) en
el pago de la indemnización en el contrato de seguro (art. 553 CCM),
por la transferencia de la empresa o por la fusión de sociedades.
e) Por obligaciones de garantía. La sucesión procesal puede provenir si
se hacen efectivas ciertas obligaciones de garantía en un proceso en
trámite.

El caso más evidente se da en la denominada citación de evicción, al permitir que


un tercero sea citado a un juicio en curso, para que asuma la obligación de
defensa que debe prestar a la parte compradora y evite la evicción de la cosa
comprada, esto es, la pérdida de la cosa total o parcialmente por sentencia
judicial.

Si el tercero-vendedor comparece a dicho juicio se seguirá contra él la demanda,


generándose de ese modo una sucesión procesal (1844 CC). Si el citado de
evicción no comparece, la sucesión procesal no se produce, continuando el juicio
entre el demandante y demandado original.

II. Requisitos de la sucesión procesal

1°) Que, después de iniciado el juicio, se provoque la transmisión o una


transferencia del derecho litigioso que es objeto del proceso;

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2°) Que dicha transferencia o transmisión pueda generar, efectivamente, un
cambio de partes, y

3°) Que, en la relación procesal pendiente se solicite y decrete el cambio de


partes, antes que se dicte una sentencia que alcance el efecto de cosa juzgada.
Esta exigencia se explica porque el cambio de la titularidad en los derechos
subjetivos no se proyecta automáticamente al proceso pendiente, tal como se
pasa explicar.

VI. Tratamiento procesal y efectos de la sucesión

Como la transferencia o la transmisión de los derechos en estado de litis-


pendencia no repercuten de pleno derecho en el proceso en curso, el cambio de
partes debe ser solicitado al juez que conoce del juicio.

El peticionario que quiera provocar esta modificación en la relación procesal


deberá acreditar, según el caso, la transmisión o la transferencia del derecho,
acompañando el certificado de defunción, la resolución judicial o administrativa
que concedió la posesión efectiva a los herederos, el contrato o la cesión del
derecho litigioso, la escritura pública que da cuenta de la fusión de sociedades,
etc.

A falta de regla especial, la petición de cambio de partes se debe tramitar


conforme a las reglas de los incidentes ordinarios.

La parte contra quien se solicita esta modificación podrá oponerse, aduciendo,


entre otras razones, por ejemplo, que el acto jurídico donde consta la
transferencia del derecho es nulo; que el solicitante no tiene efectivamente la
calidad de heredero, al existir un juicio pendiente que cuestiona esa condición;
que el acto traslaticio de dominio no tiene relación con el derecho que se
encuentra controvertido en el juicio; que el acto de transferencia invocado es
nulo o no fue realizado con las exigencias legales, etc.

Una vez que se ha decretado el cambio de partes, el sucesor pasa a ocupar el


lugar de su causante. A partir de la notificación de esa declaración, podrá ejercer
todos los derechos procesales, con la única limitación de aceptar todo lo obrado
hasta el momento que se produce su ingreso.

Si no se solicita y autoriza judicialmente el cambio de parte, el proceso terminará


con los sujetos que originalmente habían adquirido dicha calidad.

SUSTITUCIÓN PROCESAL.

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Concepto: Existe sustitución procesal cuando la ley habilita para intervenir en un
proceso, como parte legítima a una persona que es ajena a la relación jurídica
sustancial que ha de discutirse en ese proceso.

La sustitución procesal constituye un ejemplo de sustitución procesal anómala o


extraordinaria, pues a través de ella se opera una disociación entre el sujeto
legitimado para obrar en el proceso y el sujeto titular de la relación jurídica
sustancial en que funda la pretensión.

Esta figura se diferencia de la representación en la circunstancia de que, mientras


el sustituto reclama la protección judicial en nombre e interés propio, aunque en
virtud de un derecho vinculado a una relación jurídica ajena, el representante
actúa en nombre de un tercero -el representado- y carece de todo interés personal
con relación al objeto del proceso.

De lo dicho se sigue que el sustituto a diferencia del representante, es parte en el


proceso. Tiene, por ello, todos los derechos, cargas, deberes y responsabilidades
inherentes a tal calidad, con la salvedad de que no puede realizar aquellos actos
procesales que comporten, directa o indirectamente una disposición de los
derechos del sustituido (confesión, desistimiento de derecho, etc.).

No obstante, la legitimación autónoma y originaria que reviste el sustituto


procesal, el demandado puede oponer a su pretensión las mismas defensas que
cabrían contra la pretensión del sustituido, desde que ambas tienen
sustancialmente el mismo contenido.

La sentencia pronunciada con respecto al sustituto produce, como principio,


efectos de cosa juzgada contra el sustituido, aunque éste no haya sido parte en el
proceso.

Acción oblicua o subrogatoria: “los acreedores pueden ejercer todos los


derechos y acciones de su deudor con excepción de los que sean inherente a su
persona”.

La admisibilidad de la pretensión oblicua se haya condicionada a la


demostración, por parte del acreedor, de que es titular de un crédito cierto,
líquido y exigible, y de que el deudor hay sido negligente en el ejercicio de sus
derechos siendo suficiente, respecto de este último extremo, la mera
comprobación de la inactividad del deudor. Por otra parte, la jurisprudencia
predominante considera que el ejercicio de la pretensión oblicua no se haya
supeditados al requisito de que el acreedor sea judicialmente subrogado en los
derechos de su deudor.

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En la sustitución procesal no hay cambio de titularidad del derecho sino de la
persona.
La sustitución procesal en nuestra legislación es una excepción expresa de la ley,
por cuanto el artículo 49 del CPC y M establece “fuera de los casos previstos por
la ley, no se puede hacer valer en juicio, en nombre propio, un derecho ajeno”.

PLURIDAD DE PARTES EN EL PROCESO

PLURALIDAD DE PARTES POR COORDINACIÓN: Dentro de esta clasificación las


personas se encuentran en igualdad de condiciones y puede darse en dos
situaciones:

a. Litisconsorcio, cuando los individuos que conforman las partes procesales


se encuentran unidas en una forma de comunidad, o asociación, y

b. Tercería: en el caso en que no hay comunidad entre los individuos, sino


que más bien existe controversia, el tercero aparece agregándose a la
controversia, como demandante o demandado con respecto a los que figuran en
tal posición dentro del proceso.

PLURALIDAD DE PARTES POR SUBORDINACIÓN: en estos casos se da la figura


del coadyuvante, que consiste en aquella situación en la que una tercera persona
colabora o ayuda a otra que figura como parte principal dentro del proceso; es
decir que, a diferencia de la pluralidad de partes por coordinación, en esta
clasificación los individuos que figuran miembros de una parte no se encuentran
en el mismo plano de igualdad.

Atendiendo a lo anterior, se establece que la pluralidad de partes es el género y el


litisconsorcio la especie, ya que para que pueda existir el litisconsorcio debe
haber pluralidad en las partes del proceso, pero no siempre la pluralidad de
partes se constituye como litisconsorcio, pues para que así sea debe,
necesariamente, existir un plano de igualdad entre los individuos que conforman
a las partes procesales.

Concepto de Litisconsorcio: Luego de analizar en términos generales la


pluralidad de partes procesales, se entiende que la conexión, comunidad e
igualdad que exista o no, entre los individuos que conforman a las partes
procesales determinará si se está ante un litisconsorcio.

Ruiz Castillo de Juárez define que litisconsorcio es “el hecho procesal en el cual
se presentan al proceso varios sujetos de derecho a reclamar sus pretensiones,
acciones, activa o pasivamente, esto es pluralmente”

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Guillermo Cabanellas señala que el litisconsorcio es “la situación y relación
procesales surgidas de la pluralidad de personas que, por efecto de una acción
entablada judicialmente, son actores o demandados en la misma causa. Con la
consecuencia de la solidaridad de intereses y la colaboración en la defensa.

Clasificación:

a) Litisconsorcio activo: cuando varios demandados litigan contra un mismo


demandante;
b) Litisconsorcio pasivo: un solo demandante acciona contra varios
demandados;
c) Litisconsorcio mixto: cuando en un mismo proceso sean más de una
persona las que ocupan el lugar de demandante y demandado a la vez.
La segunda clasificación que se desarrolla atendiendo a la forma o situación que
motiva la incorporación de varios individuos en las partes procesales, indica que
el litisconsorcio puede ser: facultativo o necesario.

• Litisconsorcio Facultativo: se le conoce también como voluntario, y es “cuando


pudiendo los demandantes, promover varios procesos para sus respectivas
pretensiones, deciden intervenir en el proceso iniciado por otros sujetos, sin que
la unidad de la cosa juzgada ni la ley exijan lo uno o lo otro, de manera que si no
concurren todos los litisconsortes la sentencia podrá ser de mérito respecto de
quienes sí lo hicieron”

También se da cuando se dirige la acción en forma conjunta y voluntaria, por


quienes tienen una misma pretensión fundada en un mismo título o causa, o
cuando un solo demandante dirige la acción en contra de varios demandados.

Litisconsorcio Necesario: también llamado especial, según De la Plaza, esta clase


de litisconsorcio “se produce siempre que, por la naturaleza de la relación
jurídicomaterial que en el proceso se actúa, los litigantes están unidos de tal
modo, que a todos afecta la resolución que en él puede dictarse” “en este caso la
ley exige que las partes actúen como litisconsortes”. Se da cuando por
disposición de la ley o en virtud de la relación jurídica material que se está
debatiendo, es necesario oír a varios sujetos, y esta necesidad surge, porque lo
que se resuelva en definitiva va a afectar o perjudicar a todos, si a falta de uno o
varios el Juez no puede fallar válidamente. El litisconsorcio es un proceso único
con pluralidad de partes cuando dos o más personas se constituyen en él, en la
posición de actor y/o demandado. Cada una de los integrantes de las partes
deben estar legitimadas para ejercitar o para que frente a ellas se ejercite una
única pretensión, originadora de un único proceso, de tal modo que el juez ha de
dictar una única sentencia, en la que se contendrá un solo pronunciamiento, la
cual tiene la característica de afectar a todas las personas.

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El Código Procesal Civil y Mercantil indica en el artículo 46 que cuando exista
pluralidad de personas en una misma parte, es decir litisconsorcio, los
litisconsortes o bien el juez, pueden nombrar un representante común para que
los represente en el proceso y gestione por todos ellos unitariamente. El artículo
53 del Código Procesal Civil y Mercantil, dice a la letra: “si la decisión no puede
pronunciarse más que en relación a varias partes, estas deben demandar o ser
demandadas en el mismo proceso. Si este es promovido por algunas o contra
algunas de ellas solamente, el juez emplazara a las otras dentro de un término
perentorio”. La doctrina señala que existe también un litisconsorcio facultativo
propio, el cual está reconocido por la legislación guatemalteca, específicamente
en el artículo 54 del Código procesal Civil, que dice que hay litisconsorcio
facultativo cuando “varias partes pueden demandar o ser demandadas en el
mismo proceso, cuando entre las causas que se promueven exista conexión por
razón del objeto o del título de que dependen, o bien cuando la decisión dependa,
total o parcialmente de la resolución de cuestiones idénticas”.

TERCERO PROCESAL

Situaciones de los terceros en relación a la relación jurídica material deducida por


las partes dentro del proceso.

a) Terceros absolutamente indiferentes: Son aquellos que no les afecta la


sentencia, ni de hecho ni jurídicamente. Es la generalidad.

b) Terceros que pueden sufrir un perjuicio, no jurídico, pero sí de hecho.


Ejemplo cuando una persona es condenada para pagar una cantidad de
dinero, esa condena repercute en los acreedores de esa persona, porque la
persona condenada puede sufrir una disminución en su patrimonio o estará
en una situación de insolvencia, hará que los acreedores les resulte más
difícil cobrar su crédito.

c) Terceros titulares de una relación jurídica material que depende de la


relación discutida en juicio. La sentencia sobre la relación jurídica discutida
en juicio incide en la segunda relación jurídica. Extinguido el arrendamiento
se extingue también el subarrendamiento.

d) Terceros titulares de una relación jurídica idéntica a la deducida por las


partes en el proceso. Ejemplo. El acreedor puede demandar a cualquiera de
los deudores solidarios, la sentencia que se dicte se refiere a la misma
relación de que es titular pasivo otro deudor solidario.

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e) Terceros titulares de una relación jurídica material incompatible con la
deducida en el proceso por las partes. Ejemplo. Las partes debaten sobre la
propiedad de una casa y el tercero afirma que él es el propietario. O las
partes debaten sobre el cobro de una cantidad de dinero y el tercero afirma
ser el titular del crédito correspondiente. Llamada intervención principal, o
terceros excluyentes, pretendiendo parcial o totalmente la cosa o el
derecho litigioso.

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