Querella Calumnias
Querella Calumnias
Querella Calumnias
xxxx ecuatoriano, mayor de edad, funcionario de la xxxxx, de estado civil soltero, con cédula de
ciudadanía N° xxxxx, con domicilio en la ciudad de Portoviejo; ante usted, muy
respetuosamente, comparezco y propongo QUERELLA, de conformidad con lo establecido en el
Art. 415 del Código Orgánico Integral Penal por el delito de CALUMNIAS, tipificado y
sancionado en el artículo 182 ibídem en los siguientes términos:
PRIMERO.- LOS NOMBRES, APELLIDOS Y DIRECCIÓN DOMICILIARIA DEL ACUSADOR.-
Mis nombres, apellidos y demás generales de ley del suscrito acusador, son los que quedan
antes expuestos.
SEGUNDO.- LOS NOMBRES Y APELLIDOS DEL ACUSADO Y SU DIRECCION DOMICILIARIA.-
El acusado por las calumnias de la cuales estoy siendo víctima, responde a los nombres y
apellidos de:
xxxx, con cédula de ciudadanía xxxx domiciliado xxx lugar del que adjunto un croquis y que
personalmente indicaré al actuario de su despacho.
TERCERO.- LA RELACIÓN CIRCUNSTANCIADA DE LA INFRACCIÓN, CON DETERMINACIÓN DEL
LUGAR Y LA FECHA EN QUE FUE COMETIDA.-
Es el caso señor Juez, que el día jueves 26 de mayo del año 2016, a las 11h08 am, la persona a
quien hoy acuso y que responde a los nombres de xxxx, remitió un correo electrónico en el que
manifestaba su deseo de renunciar a su puesto de trabajo en xxxxx en la que yo cumplo las
funciones de xxx, correo al que adjuntaba además una supuesta carta dirigida al economista
Rafael Correa Delgado, presidente constitucional del Ecuador, en la que entre otras cosas
manifiesta:
“…xxxxx”
“…
La dignidad, consustancial a la existencia y naturaleza del ser humano, es la esencia misma de
la persona de la cual dimana la obligación de respetar su vida, libertad, integridad material y
MORAL, la propiedad de sus bienes, el trabajo, y todos los demás derechos fundamentales del
hombre, que nuestro ordenamiento jurídico los reconoce y garantiza precisamente en razón de
la dignidad de la persona.
Aún más la dignidad misma de la persona debe ser protegida como en efecto lo está, tanto por
la Constitución Política de la República que garantiza el derecho a la honra, a la buena
reputación y a la integridad de la persona, cuanto por el Código Penal que tipifica y sanciona
como delitos las expresiones, publicaciones, imágenes, gestos, ultrajes de obra, y
manifestaciones similares que produzca descrédito o menosprecio de la persona, Y LAS QUE
CONSTITUYAN FALSA IMPUTACIÓN DE UN DELITO, o imputación de un vicio o falta de
moralidad que perjudique a la fama de la persona; es decir de toda acción destinada a lesionar
el honor que en nuestra legislación penal se tipifica como injuria, que para este caso en
específico se deberá sentenciar a los querellados por injurias calumniosas.
El bien jurídicamente protegido es el honor, ya entendido como el sentimiento de la propia
dignidad, nacido de la conciencia que la persona tenga de sus virtudes, de sus méritos, de su
prestancia en el medio social en que vive, ya entendido objetivamente como la apreciación y
estimación que las demás personas hacen del prestigio y de los valores morales, de los
merecimientos de otra persona.
Cuando se calumnia, se causa daño a la autoestima de la persona, pero se causa daño también
a la sociedad que pierde la confianza, el crédito, el respeto hacia la persona agraviada. Por ello
cuando nuestro ordenamiento jurídico protege el honor, más que al individuo ampara a la
colectividad, para que prevalezca en ella un sistema de valores, en los que la buena reputación,
el prestigio, la honra el buen crédito de las personas, constituyan elementos para el buen
funcionamiento del orden social y de la vida en el ámbito de las interrelaciones humanas.
La mayoría de los tratadistas de derecho penal (como Fontan Balestra) estiman “que cada vez
que hay ofensa al decoro o dignidad de otro puede afirmarse la existencia de una injuria,
aunque la honra y el crédito de aquel a quien la ofensa es dirigida se mantenga incólume, o
( como Francisco Carrara) sobre que los elementos constitutivos del delito de injuria “se
vinculan fundamentalmente al ánimo de ofensor, que para integrar la figura debe estar dirigido
a ese fin de desacreditarlo” hay necesidad del animus injuriandi para que existan los delitos
contra la honra previstos en el art. 182 del COIP. El animus injuriandi consiste no sólo
necesariamente en una intención dolosa de causar daño sino que va más a la conciencia de lo
que se dice o escribe, y que estas acciones puedan vulnerar la reputación de otra persona. El
ánimo de injuriar que se manifiesta y comprueba por sí mismo, es el que existe en las
expresiones o actos que son naturalmente injuriosos. Dicho de otra forma para que exista el
ánimo injuriandi basta proferir palabras o ejecutar actos de significado lesivo al honor, como lo
son las afirmaciones contenidas y realizadas en el correo electrónico que nos ocupa.
Me atrevo Usía a realizar las siguientes consideraciones, tenemos que el honor no es
únicamente un límite a las libertades, sino en sí mismo un derecho fundamental. De tal manera
Señor Juez deberá considerar que:
1. Hay que apreciar la existencia del animus injuriandi en el querellado por motivos netamente
de odio.
2. Cuando se calumnia, se vulnera el derecho constitucional a la honra y el buen nombre, y lo
que queda es un acto exclusivamente delictivo.
En consecuencia de este razonamiento ponderativo, se debe deducir que se juntan el
conocimiento o conciencia y la voluntad de cometer las injurias que hoy se acusan. El
conocimiento equivale a la conciencia de la ejecución de los hechos y principalmente de los
resultados y la voluntad se dirige a obtenerlos o sea que éstos sean queridos y previstos y así
tendríamos al “animus injuriandi”, que no es sino la voluntad de injuriar, equivalente al dolo, a
“la conciencia y voluntad de ofender el honor o el decoro de una persona presente”, según el
tratadista G. Maggiore, se necesita aclarar que “el agente, a sabiendas, pronuncie una palabra
injuriosa o cometa un acto injurioso…”.
En resumen, como está probada y establecida la existencia del tipo objetivo de la injuria misma
y dada la aptitud e idoneidad que tienen los actos realizados por el querellado para afectar la
honra, por los agravios e imputaciones hacia mí persona, se debe de determinar la existencia
del animus injuriandi, ya que este es consustancial a las injurias que se acusan.
Dicho en otros términos, una vez proferidas las calumnias, se presume que ha sido cometida
con voluntad y conciencia mientras no se pruebe lo contrario.
En este caso la protección al derecho de libertad de opinión debe ceder ante la protección del
derecho al honor, ya que se ha abusado, se ha traspasado y se ha hecho un uso ilegitimo y
delictivo de la libertad de opinión, convirtiendo a este derecho fundamental en una vil arma
desacreditadora, ofensiva, vejatoria y despectiva, para cometer una concurrencia de injurias y
causar grave daño en mi honor, dignidad, fama y buen nombre.
La doctrina señala que para que exista el delito de injurias es necesaria la existencia del
“animus injuriandi”, es decir, la intención o ánimo positivo, por parte del sujeto activo, de
injuriar, de ofender, de deshonrar o desacreditar a la víctima, constituyéndose de ésta manera
en el dolo común, el cual a su vez hace que el agente tenga conciencia de que su conducta
(palabra, acto, gesto) es idónea para ofender.
CUARTO.- PETICIÓN CONCRETA.-
1) Con los antecedentes expuestos, ACUSO a xxx como autor del delito de calumnias,
consistentes en haberme falsamente imputado el cometimiento de un delito en razón de mi
cargo en xxx, falta de moralidad, que por su naturaleza y circunstancias son afrentosas
públicamente con el único afán de dañar mi honra, buen nombre y prestigio alcanzado con
esfuerzo, sacrificio durante toda mi vida, y con la intención dolosa de desacreditarme tanto
familiarmente como públicamente.
Conforme al artículo 182 COIP debe ser sentenciado y reprimido con la máxima pena que es de
DOS AÑOS de prisión por las CALUMNIAS.
Con los antecedentes expuestos y al encontrarnos frente a la comisión del delito de
CALUMNIAS calumniosas, solicito muy respetuosamente, que se digne dictar sentencia en
contra de xxx, declarándolo autor del delito tipificado en el artículo 182, del COIP,
condenándolo además al pago de las costas procesales y dentro de ellas se deberá incluir al
pago de daños y perjuicios ASÍ COMO LA REPARACIÓN INTEGRAL contemplados en los artículos
77 y 78 del mencionado Cuerpo de Leyes.
QUINTO.- PROTESTA DE FORMALIZAR LA ACUSACIÓN
Protesto formalizar la presente acusación, según lo dispone el artículo 647 del Código Orgánico
Integral Penal en el numeral 2 literal e, cuando su autoridad así lo disponga.
SEXTO.- LUGAR DE CITACIÓN AL QUERELLADO.-
Al querellado xxx a quien acuso como autor de delito de calumnias; se los citará, con copia de
esta querella y auto inicial recaído en ella en su domicilio ubicado en las dirección del numeral
2 de esta querella.
SEPTIMO.- DOCUMENTOS ADJUNTOS.-
Adjunto además, copias de Ley y demás documentos habilitantes.
OCTAVO.- Conforme lo estipula el artículo 647 numeral 3 del COIP, solicito se disponga que el
suscrito comparezca a reconocer esta querella.
NOVENO.- Las notificaciones que me correspondan, las recibiré en el correo electrónico
DECIMO- La firma que consta en la presente, es la misma que uso en todos mis actos públicos o
privados.
DECIMOTERCERO.- Autorizo a ……. para que ejerza la defensa de mis intereses en esta acción.
Aprovisione por constitucional y legal.