Cuento Empatia
Cuento Empatia
Cuento Empatia
Había una vez, en una pequeña escuela, un grupo de amigos inseparables: Ana, Lucas, y Marta.
Siempre jugaban juntos durante el recreo, compartían sus meriendas y se ayudaban con las
tareas. Pero un día, algo cambió.
Todo comenzó cuando Ana vio a Lucas y Marta susurrando y riéndose juntos en un rincón del
patio. Ana se sintió molesta porque pensó que estaban hablando mal de ella. Su corazón se llenó
de tristeza y, sin decir una palabra, se alejó de ellos.
Durante el resto del día, Ana no quiso hablar con Lucas ni Marta. Incluso evitó sentarse con ellos
en clase. Lucas y Marta notaron que Ana estaba distante, pero no entendían por qué. Empezaron
a preocuparse y decidieron hablar con ella después de clases.
Cuando llegó el momento, Lucas se acercó a Ana y le preguntó: "¿Por qué estás enojada con
nosotros, Ana? ¿Hicimos algo mal?"
Ana, con lágrimas en los ojos, respondió: "Vi que ustedes dos estaban susurrando y riéndose.
Pensé que estaban diciendo cosas malas de mí."
Marta se sorprendió y rápidamente dijo: "¡Oh, no, Ana! No estábamos hablando mal de ti.
Estábamos planeando una sorpresa para tu cumpleaños. Queríamos hacerte una fiesta especial
con tus cosas favoritas."
Ana se sintió aliviada y un poco avergonzada. Se dio cuenta de que había interpretado mal la
situación y que su enojo no tenía fundamento. Con una voz temblorosa, dijo: "Lo siento mucho
por haberme enojado sin preguntarles primero. No debí haber asumido cosas."
Lucas sonrió y dijo: "No te preocupes, Ana. Todos cometemos errores. Lo importante es que
ahora entendemos lo que pasó. Nos alegra que hayas hablado con nosotros."
Los tres amigos se abrazaron y prometieron siempre hablar de sus sentimientos y preocupaciones
en el futuro. Aprendieron que la empatía y la comunicación son clave para resolver conflictos y
mantener una amistad fuerte.
Y así, Ana, Lucas, y Marta continuaron siendo amigos inseparables, sabiendo que siempre
podían contar con la honestidad y comprensión del otro.
Fin
¡Claro! Aquí tienes dos historias más sobre empatía y manejo de conflictos para un niño de 11
años:
En la escuela, a la hora del almuerzo, Pedro siempre disfrutaba de su sándwich favorito, que su
mamá le preparaba con mucho cariño. Un día, Pedro se dio cuenta de que su sándwich había
desaparecido de su mochila. Se sintió frustrado y muy enojado.
Al día siguiente, Pedro decidió vigilar su mochila de cerca. Justo antes de la hora del almuerzo,
vio a su compañero de clase, Juan, acercarse a su mochila y tomar su sándwich. Pedro se levantó
de inmediato y gritó: "¡Oye, Juan! ¿Por qué te estás robando mi sándwich?"
Juan, sorprendido, soltó el sándwich y se puso rojo. Con lágrimas en los ojos, explicó: "Lo
siento, Pedro. No quería robarte. Es que hoy no traje almuerzo y tenía mucha hambre. No quería
pedir ayuda porque me daba vergüenza."
Pedro se calmó al escuchar la explicación de Juan. Se dio cuenta de que su compañero estaba
pasando por un mal momento. En lugar de enojarse más, decidió mostrar empatía. "No está bien
que tomes mis cosas sin preguntar, Juan. Pero entiendo que tienes hambre. ¿Por qué no me lo
dijiste? Podríamos haber compartido."
Juan se limpió las lágrimas y respondió: "Tenía miedo de que te burlaras de mí o que no
quisieras ayudarme."
Pedro le sonrió y dijo: "Siempre puedes contar conmigo. La próxima vez, solo píde ayuda."
Desde ese día, Pedro y Juan se hicieron amigos. Aprendieron a comunicarse mejor y a pedir
ayuda cuando la necesitaban. Ambos comprendieron la importancia de la empatía y de no juzgar
a los demás sin conocer su situación.
Fin
En el equipo de fútbol de la escuela, María era una de las mejores jugadoras. Su pasión por el
fútbol la llevaba a esforzarse mucho en cada práctica y juego. Un día, durante un partido
importante, su compañera Laura cometió un error que les costó un gol. María, frustrada, gritó:
"¡Laura, siempre arruinas todo!"
Laura se sintió herida por las palabras de María. Bajó la cabeza y dejó de intentar jugar bien. El
equipo terminó perdiendo el partido y todos estaban desanimados.
Después del juego, el entrenador llamó a María y le dijo: "María, sé que te importa mucho el
equipo, pero las palabras que usaste con Laura no fueron justas ni amables. Todos cometemos
errores. Lo importante es apoyarnos unos a otros."
María reflexionó sobre lo que había dicho y se sintió mal por haber herido a su amiga. Al día
siguiente, se acercó a Laura y le dijo: "Lo siento mucho por lo que te dije ayer. No debí haberte
gritado así. Sé que siempre das lo mejor de ti."
Laura sonrió tímidamente y respondió: "Gracias, María. Sé que te importa el equipo y quieres
ganar, pero me dolió lo que dijiste. Intentaré mejorar, pero necesito tu apoyo, no tus críticas."
María asintió. "Prometo ser más comprensiva y apoyarte. Somos un equipo y necesitamos
trabajar juntos."
Desde ese día, el equipo de fútbol fue más unido. Aprendieron que la empatía y el apoyo mutuo
eran tan importantes como ganar. Entendieron que todos tenían días buenos y malos, y que la
verdadera fortaleza estaba en cómo se trataban entre ellos.
Fin
Título: "El Problema de los Colores"
En la clase de arte, todos los estudiantes estaban emocionados por un nuevo proyecto: pintar un
mural en el patio de la escuela. La maestra dividió a la clase en grupos, y a cada grupo se le
asignó una sección del mural para decorar con los colores que eligieran.
En el grupo de Sofía, Javier, y Tomás, surgió un problema: Sofía quería pintar su parte del mural
con colores brillantes y cálidos, como el rojo y el naranja, porque pensaba que harían que el
mural se viera alegre y lleno de vida. Sin embargo, Javier prefería usar colores fríos, como el
azul y el verde, porque creía que esos colores harían que el mural se viera más tranquilo y
relajante. Tomás estaba de acuerdo con Sofía, pero no sabía cómo decírselo a Javier sin herir sus
sentimientos.
La discusión entre Sofía y Javier se fue intensificando. "¡Los colores cálidos harán que el mural
se destaque más!", insistía Sofía. "¡Pero los colores fríos son más agradables a la vista!",
respondía Javier.
Finalmente, Tomás decidió intervenir. "Chicos, entiendo que ambos quieren lo mejor para el
mural. Pero, en lugar de discutir, ¿por qué no intentamos encontrar una solución que combine
nuestras ideas?"
Sofía y Javier se detuvieron y miraron a Tomás. "¿Qué quieres decir?" preguntó Javier.
Tomás continuó: "Podríamos dividir nuestra sección del mural en dos partes. Una mitad podría
tener los colores cálidos que Sofía quiere, y la otra mitad podría tener los colores fríos que tú
prefieres, Javier. De esa forma, nuestro mural tendrá un poco de ambos y podría verse muy
interesante."
Sofía y Javier pensaron en la idea de Tomás y, después de unos momentos, sonrieron. "Eso
suena genial", dijo Sofía. "Sí, me gusta la idea de combinar nuestros colores", añadió Javier.
El grupo trabajó juntos para pintar su sección del mural, combinando los colores cálidos y fríos
de una manera creativa y armoniosa. Cuando terminaron, se dieron cuenta de que la combinación
de colores hacía que su parte del mural se destacara más que nunca.
Al final del proyecto, la maestra felicitó a todos los grupos por su trabajo en equipo y
creatividad. Sofía, Javier, y Tomás se sintieron orgullosos de cómo habían manejado el conflicto
y aprendido a valorar las ideas de los demás.
Fin