Principios Procesales

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Principios procesales

Los principios procesales son una FUENTE DE DERECHO, junto con otras como la legislación, la
jurisprudencia, la doctrina, la costumbre y, eventualmente los actos de las personas jurídicas.

Los principios no derivan de la legislación, sino que se fundan en la misma, pues la legislación
es una consecuencia secundaria y cultural derivada de la sociedad. Por supuesto que podemos
extraer de la legislación cuales han sido sus principios fundantes, pero en esta extracción
también encontraremos sistemas que resultan de opciones tomadas por el legislador, pero
que no son propiamente principios.

Si queremos hablar de principios como los elementos constitutivos y fundantes de cualquier


sistema, veremos que existen por lo menos tres grupos de principios:

(i) algunos de estos principios son fundamentales porque derivan o se asientan en


los principios constitucionales del Estado tomado como imperativos de una
filosofía política en su formación,
Los principios constitucionales constituyen garantías fundamentales del proceso
que se manifiestan por ejemplo claramente en el área procesal penal a través del
art. 18 CN. del juez natural, juicio previo, de inocencia y la regla “non bis in idem”.
Estos principios tienen a su vez derivaciones o sub principios. Una concreción del
principio de inocencia consiste en la recepción del principio “In dubio pro reo”
consagrado en el artículo 3 CPr.Pen.Nac.: “En caso de duda deberá estarse a lo que
sea más favorable al imputado”. Estas garantías no son totalmente extrañas al
proceso civil, pues de la inviolabilidad de la defensa en juicio surge el principio de
la bilateralidad de la audiencia, el principio de igualdad. El principio de autoridad
con la reserva del Estado de la fuerza, el principio de la defensa de los interesas
sustanciales de los individuos (amparo en sus diversas formas), independencia e
imparcialidad de la autoridad judicial, publicidad, etc.

(ii) otros porque derivan de reglas sociales admitidas inexcusablemente, que también
pueden ser receptados por la legislación, aunque en todos los casos son
presupuestos por ésta.
Aparecen por lo menos dos principios básicos: el principio de moralidad y el
principio de verdad. El principio de moralidad presenta muchas dificultades,
porque las reglas morales son autónomas y no existe un catálogo de ellas, aunque
sí existe una moral generalmente admitida en occidente, proveniente de la
concepción religiosa judeo-cristiana. El problema de las normas morales agrega un
problema menor, pero también importante, este problema consiste en determinar
si esas reglas conservan dicho carácter cuando son incorporadas a la legislación, o
ya se transforman en normas jurídicas. Los abogados –especialmente- están
sometidos a estas reglas en el ejercicio de la profesión y pueden ser Juzgados por
Tribunales especiales (generalmente en los Colegios de abogados, denominados
Tribunales de disciplina) o sancionados por los jueces. La actitud anti-ética se
refiere tanto a la sociedad, a los clientes, como al tribunal y a sus colegas. La
moralidad también aparece en el procedimiento cuando veda y castiga la
realización de ciertos actos incompatibles con la correcta actuación a través,
principalmente, del cumplimiento de los deberes de lealtad, probidad y buena fe.
La cuestión relativa a la verdad ha sido reiteradamente expuesta por la doctrina y
también recogida por la Corte Suprema en importantes fallos, por la doctrina que
manifiesta que el proceso no debe conducirse como un sistema destinado a
obtener ventajas a cualquier precio, sino que tiene como misión y como norte
tratar de hallar la verdad jurídica objetiva. Sabido es, no obstante, que la verdad y
el conocimiento son relativos y que en las ciencias el principio de falibilidad de sus
leyes es proverbial. Sin embargo, el proceso, una vez llegado a la sentencia no
puede estarse modificando indefinidamente porque es preferible el error a la NO
SOLUCIÓN de las cuestiones. Y en este sentido el sistema procesal tiene un sello
definitivo para las cuestiones llamada Cosa Juzgada, la que en definitiva construye
un subprincipio de aplicación de la verdad en el proceso. Sin embargo en ciertas
condiciones, la cosa juzgada cede frente a necesidades o valores de mayor peso.
Así el inocente penal condenado puede reabrir el juicio si encuentra pruebas que
lo absuelvan, cuando la cosa juzgada ha sido obtenida fraudulentamente puede
plantearse la cuestión y revertir su resultado.
En el campo de las cuestiones derivadas de las reglas sociales, tal vez el principio
de economía presente alguna duda, porque no sólo proviene del sistema social
que pretende llegar a sus resultados por el camino más corto y más económico (en
sentido lato de economía), sino que este es también un principio científico y
podría ser incluido en la tercera categoría.

(iii) y por último tenemos los derivados o fundados en principios lógicos o científicos
vigentes, que en el proceso especial, tienen aplicación fundamental en la prueba y
en la sentencia.
Así, por ejemplo, los principios lógicos de identidad, no contradicción y tercero
excluido, no pueden ser extraños al Derecho Procesal. Derivaciones de estas reglas
lo constituyen por ejemplo el ‘Principio de congruencia'. Pero los principios
científicos, como principios del derecho procesal además de relacionar
adecuadamente el proceso y ser estructurales en la sentencia, tienen especial
incidencia en la prueba y en el conocimiento de los hechos a que estos principios
ayudan. Algunos de estos principios son derivaciones elementales de la
construcción de cualquier sistema, por ejemplo el Principio de economía procesal.

Hallamos distintas fuentes de principios procesales fundamentales: a) En el primer campo, el


político constitucional, vemos los principios de juicio previo, o bilateralidad de la audiencia,
debido proceso adjetivo, presunción de inocencia o “nulla poena sine iuditio”, que puede
extenderse al principio “in dubbio pro reo”. En este ámbito aparece también el de principio de
autoridad, en la medida que el Estado se ha reservado el ejercicio de la coerción e impide la
venganza privada. b) En el ámbito social aparecen principios como el de moralidad, de
economía, de verdad (aún cuando la verdad absoluta puede resultar incognoscible, o en otros
supuestos la verdad formal supere la investigación) c) Por último aparecen los principios
lógicos (como los de identidad, tercero excluido, razón suficiente, para citar los más
elementales) y los derivados de los conocimientos científicos vigentes al momento del
proceso.

Los “principios” derivados. Al lado de los principios fundamentales, aparecen otros llamados
principios, derivados de la selección hecha por el legislador ante sistemas particulares
adoptados por la legislación, es decir que se trata de las consecuencias o generalizaciones de
un sistema procesal dado.

Así, en el Código Procesal penal actual rigen en lo general el principio procesal acusatorio
(aunque el código sigue la línea del sistema mixto) frente al anterior que era inquisitivo; en el
Código Procesal Civil rige el principio dispositivo en contra del principio inquisitivo.

Del mismo modo pueden plantearse estas concepciones tomando el sistema de procesal oral,
frente al anterior escrito, etc. Estos “principios” son tales en cuanto son adoptados por la
legislación objetivos, con base en otros principios (acceso a la justicia, eficacia y celeridad, etc.)
y en ese sentido son bifrontales (quiere decir que tienen por lo menos dos opciones). En la
práctica estos “principios” nunca aparecen puros, y siempre tienen matices o elementos del
“principio” opuesto.

Los sistemas, como principios derivados de la normativa.

a) Concepto. Los llamados principios derivados de la legislación procesal, que constituyen


sistemas de organización del procedimiento, en general no aparecen puros sino combinados.

Se manifiestan en múltiples las formas que pueden adoptarse para regular el mecanismo
procesal, con el cual se piensa dar a cada uno lo suyo, y son o pueden ser diversas las
orientaciones a que obedecen; y esas orientaciones son las que nos van a explicar los sistemas
procesales y, dentro de esos sistemas, cuáles son las pautas directrices; entonces aquí veremos
los principios formativos o rectores del proceso. Estos principios formativos o monitores,
inspiran las soluciones de los códigos y están obstinadamente reflejados en cada una de sus
normas.

b) Examen general de los sistemas procesales.

1) Los sistemas dispositivo o inquisitivo. El primero o principio de disposición deja librada a las
partes la disponibilidad del proceso en cuanto a la iniciativa, a las pruebas y a la deserción. En
cambio en el sistema inquisitivo es el juez (es decir el Estado) el que tiene la facultad de
promover el proceso, desarrollarlo, buscar y probar y resolver. Estos principios no aparecen
puros en la actualidad, aunque ciertos procesos donde está comprometido el orden o el
interés público tienen una mayor dosis de inquisición (proceso penal, concursal, alimentos,
laboral, etc.).

2) Los sistemas de inmediación y de delegación. El sistema de inmediación, que deriva de


inmediato, significa que la notio judicial (el conocimiento y actuación del juez sobre la causa y
su oficio deben estar en una relación cercada y contigua a la actividad de las partes y del
proceso. El de delegación importa que ciertos actos o gran parte de ellos sean cumplidos por
otros funcionarios (providencias simples, audiencias, etc.). Aunque el sistema de inmediación
es más deseable, requiere ciertos supuestos que no siempre se dan (cantidad adecuada de
causas, oralidad, dedicación, etc.).

3) Los sistemas de oralidad y escritura. Ningún juicio es totalmente oral ni totalmente escrito.
En los sistemas orales la etapa introductiva y muchas veces la sentencia son escritas dejándose
la oralidad para la prueba, que en los últimos tiempos se ha desarrollado con la idea de una
audiencia preliminar (concreción de hechos, saneamiento, conciliación) y una de vista de
causa. En los sistemas escritos la oralidad aparece en las audiencias, pero de un modo limitado
ya que ellas se vuelcan en actas que por falta de inmediación son las que finalmente se toman
en cuenta.

4) Los sistemas de Instancia Única e Instancia Múltiple. Un proceso puede tener una o más
instancias. Los pactos internacionales como el de San José de Costa Rica establecen la
necesidad de una instancia de revisión. En nuestro país existen todos los sistemas: doble
instancia (unipersonal y colegiada respectivamente), única instancia colegiada, casación
general (en las provincia), casación intermedia en el proceso penal nacional, etc.
Generalmente en nuestro país la instancia única es oral, y la múltiple es escrita, pero esto no
es de la esencia de la doble instancia. La instancia única tiene no obstante instancias
extraordinarias de revisión.

5) El sistema de tribunal unipersonal o colegiado. Ligado inexorablemente con el anterior en la


teoría procesal aparece el tema del tribunal unipersonal y colegiado. El tribunal unipersonal
permite una mayor celeridad, unidad de criterio y control; pero el colegiado tiene la ventaja
del cotejo de ideas, el pensamiento reflexivo, el examen del caso y la proyección de doctrina
hacia el futuro. Por esta razón en general existen tribunales de primera instancia unipersonales
y de segunda colegiados. Cuando el tribunal es de instancia única se prefiere que sea colegiado
como una mayor garantía hacia el justiciable. El tribunal colegiado siempre debe tener un
número impar de miembros.

6) Los sistemas de jueces técnicos y jurados. Escabinos. Las cuestiones del proceso se dividen
en cuestiones de hecho y de derecho. Si el tratamiento de ambas cuestiones lo realiza el
mismo juez se dice que el sistema es de jueces técnicos (aspecto que sirve también para
diferenciar ciertos tribunales menores de jueces legos). Si la cuestión de hecho la trata un
estamento distinto del juez (por ejemplo gente del pueblo seleccionada como jurado) y el juez
considera la cuestión de derecho (vgr. USA), se dice que el sistema es de Jurados. En algunos
países como Alemania, existen tribunales colegiados con jueces técnicos y personas ajenas al
derecho. El sistema se conoce en general como escabinado.

7) Los sistemas de publicidad, secreto y reserva. La publicidad de los actos de gobierno y en


especial de los proceso hace a la forma democrática y republicana de gobierno. Sin embargo
en ciertas circunstancias el proceso debe permanecer secreto para no perjudicar a personas
por cuestiones no debidamente dilucidadas, o para evitar que la investigación, las pruebas o
los bienes sean perjudicados por terceros (vgr. Instrucción, medidas cautelares, etc.). En
ciertos supuestos el proceso es reservado y sólo pueden acceder a él determinadas personas
(partes letrados, por ejemplo), en función de razones de honor, pudor, seguridad, etc.
8) Los sistemas de adquisición y exclusión. Los sistemas de adquisición y exclusión están
ligados o constituyen en definitiva una derivación de los principios inquisitivo y dispositivo. El
sistema de adquisición se refiere a que todos los elementos y pruebas del proceso se
adquieren para el mismo a los fines del resultado (sentencia), con independencia de quien los
haya ofrecido o aportado. El sistema de exclusión sostiene que los elementos de prueba son
aportes de las partes cuya disponibilidad es absoluta. En los últimos tiempos en el proceso
civil, la disponibilidad de las pruebas se ha visto atenuada por la posibilidad del juez de
producirlas o intentarlas más allá de las partes.

9) Los sistemas de concentración, diversidad y eventualidad. El sistema de concentración


persigue que todos lo actos procesales relacionados (como por ejemplo la producción de
pruebas por declaración) sean realizados en un mismo momento o en momentos contiguos
inmediatos. La idea es que se pueda considerar la temática probatoria conjunta. Del mismo
modo este sistema se extiende a los demás actos del proceso. El sistema de diversidad permite
realizar los actos en cualquier momento del proceso. En la práctica las dificultades de la
cantidad de causas y de los ambientes para la realización del proceso tienden más bien a la
existencia del sistema de diversidad. También facilita la concentración el sistema oral y la
diversidad el escrito. Al lado de estos sistemas está el de eventualidad o acumulación eventual
que exige que todos los ataques y todas las defensas se hagan en el mismo acto, en forma
subsidiaria, aunque sean contradictorios entre sí.

10) Los sistemas de unidad de vista y de preclusión. En el sistema de unidad de vista los
distintos actos que integran un proceso no se hallan sujetos a un orden consecutivo riguroso,
de manera que las partes pueden formular peticiones, oponer defensas y proporcionar
elementos probatorios que no hicieron valer en el período anterior (vgr. Proceso de adopción
en alguno de sus aspectos). En los procesos civiles en general rige el principio de preclusión. El
proceso se encuentra articulado en diversas partes y dentro de cada una de ellas deben
cumplirse uno o más actos determinados, con la consecuencia de que carecen de eficacia
aquellos actos que se cumplan fuera del período asignado.

Fuente: Título: Los principios procesales. Autor: Prof. Enrique Falcon. Publicado en: Clases
Preliminares de Derecho Procesal 1995

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