Gestión Del Conflicto, Arreglos, Resoluciones y Transformación

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Gestión del Conflicto, Arreglos, Resoluciones y Transformación

Muchos términos son frecuentemente y casi intercambiablemente, usados en el


campo de la Resolución de Conflictos para describir las actividades y procesos que
ponen fin al conflicto. Sin embargo, varios de estos enfoques tienen implicaciones en
el resultado de una situación de conflicto. Aquí se distinguirán cuatro enfoques
significativos.

a) Gestión de Conflicto

La gestión del conflicto, como el término asociado “regulación del conflicto”, es a


menudo confusamente usado como un término genérico para cubrir todo el
espectro de los esfuerzos positivos para afectar conflictos de una forma no violenta,
incluyendo el arreglo y la resolución. También es usado para referir a la limitación,
litigación y contención del conflicto, antes que la eliminación duradera de las
causas del conflicto.

b) Solución del Conflicto

El enfoque de solución establece un resultado que es construido sobre un acuerdo


alcanzado por las partes en conflicto a través de la negociación y transacción. Una
solución, en esta definición, sugiere el acuerdo sobre los asuntos del conflicto,
que involucran el compromiso o concesión de ambas partes. Usando este enfoque,
ninguna de las partes puede ser capaz de lograr todos sus objetivos, pero la
desilusión inicial puede deberse a la desviación por la mutualidad del compromiso.
La negociación formal y la negociación política pueden ser ejemplos de este
enfoque.

Este enfoque enfatiza el objetivo, asuntos relacionados al poder del conflicto. Todas
las partes (incluyendo la tercera parte) en el proceso de negociación enfocan el
objetivo de la solución a sus propios intereses, a ser promocionados o
salvaguardados y para que ambas agendas sean abordadas. Las terceras partes
en el proceso de solución usan legítimamente la presión, inducción y/o amenazas
(tácticas de poder duro) para obligar a las partes a acordar el compromiso de una
solución. Los sentimientos de las partes son secundarios a los temas; su
relación es abordada solo mientras sea relevante en el proceso de negociación.

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Aunque el acuerdo es a menudo la solución más rápida a una situación difícil o
violenta, su efectividad es temporal debido a las relaciones y estructuras
subyacentes que han causado que el conflicto no sea abordado. En la práctica, los
conflictos que han logrado una solución, con el paso del tiempo afloran cuando los

sentimientos producen nuevos asuntos o hay nuevas insatisfacciones acerca de los


antiguos, o cuando la garantía de la tercera parte acaba.

c) Resolución de Conflictos

La resolución de conflictos en un enfoque más amplio que se basa en compartir


mutuamente los problemas entre las partes en conflicto. Las partes se cooperan
entre sí para redefinir su conflicto y su relación. Resuelven ellos mismos el conflicto
al encontrar juntos su propia solución, convirtiéndose en su propio garante del
acuerdo. En vez de llegar a un acuerdo o negociar sus objetivos, se comprometen
en un proceso donde comparten información, construyen una relación, realizan
análisis conjuntos y de cooperación. El rol de la tercera parte es el de facilitación,
sin coerción o uso de la persuasión de poder duro.
Este enfoque enfatiza características subjetivas del conflicto, particularmente la
relación entre las partes. La resolución de conflictos implica que los orígenes
profundos del conflicto sean abordados, cambiando el comportamiento para no ser
más violentos, tener actitudes que no sean más hostiles, y estructuras de tal
manera que no sean más explotadoras. El término es usado tanto para referirse
tanto al proceso (o la intención) de producir estos cambios, y la terminación del
proceso. El proceso de la Resolución de Conflicto incluye estar conscientes de un
conflicto, diagnosticar su naturaleza y aplicar métodos apropiados para:
• Dispersar la energía emocional negativa involucrada;
• Permitir a las partes en conflicto comprender y resolver sus diferencias; •
Resolver las diferencias para lograr soluciones que no son impuestas, que
han sido acordadas por todas las partes y que abordan la causa origen del
conflicto. Un proceso de resolución se basa en las necesidades de las partes
principales en un conflicto particular, más que sobre los intereses o
suposiciones de “los que lo resuelven”. Este enfoque se opone a las
nociones tradicionales de políticas de poder. El objetivo principal de este es
el de lograr un “resultado de ganar-ganar” (ambas partes ganan), donde se
buscan soluciones a largo plazo (incluso permanentes) al conflicto. Sin
embargo, aunque sea un medio fundamental para lidiar con el conflicto, la
resolución es difícil de lograr en la práctica. Esto se debe a que las partes en
conflicto (especialmente en conflictos a largo plazo y/o violentos) no están
abiertas a la idea de una cooperación cercana y además porque los aspectos
prácticos para desarrollar una solución amplia y profunda son inmensos.
Además, los desacuerdos basados en temas objetivos no podrán ser
resueltos si se desarrollan relaciones positivas.
d) Transformación del Conflicto

En años recientes, algunos analistas han usado el término “transformación del


conflicto” para referirse a las dimensiones estructurales más profundas y de largo
plazo, así como a las dimensiones relacionales y culturales de la resolución de
conflictos. El argumento es que la “resolución” lleva la connotación de llevar el
conflicto a una conclusión permanente, negando el posible valor social de un
conflicto positivamente canalizado. Así, mientras usamos la resolución de conflictos
como un término amplio para abarcar la variedad de enfoques y métodos usados en
todos los niveles de la sociedad para manejar un conflicto no violentamente,
usamos la transformación del conflicto como un término de desarrollo para indicar el
nivel más profundo de cambio en el proceso de resolución de conflictos.

Como una perspectiva descriptiva y teórica, la transformación del conflicto puede


producir una rica visión interna, particularmente con respecto a los conflictos
asimétricos y prolongados. Se enfoca en los procesos dinámicos a través del cual,
los conflictos se hacen violentos, en vez de enfocarse a penas sobre cómo llevar un
conflicto violento a un cese al fuego o solución. Enfatizar los aspectos de
transformación del conflicto, nos ayuda a comprender los cambios que ocurren en
los individuos, relaciones, culturas y naciones, como resultado de las experiencias
de conflictos violentos.

La transformación es también usada para referirse a un enfoque específico al


conflicto violento que se enfoca en los cambios necesarios en muchos niveles
diferentes de la sociedad, para crear una paz a largo plazo. Este enfoque se
propone transformar un conflicto de violencia y destrucción, en una fuerza
constructiva que produce cambios, removiendo o reduciendo progresivamente las
condiciones sociales y estructurales desde el cual han surgido el conflicto y la
violencia. La paz que emerge estará profunda y sosteniblemente arraigada.

La transformación incluye el proceso de Consolidación de la Paz, que apuntala el


trabajo de establecimiento de paz y mantenimiento de paz, al abordar asuntos
estructurales y relaciones a largo plazo de las partes en conflicto. A nivel cultural, la
transformación está vinculada a la idea de “Consolidación de Paz desde Abajo”,
que busca identificar, promover y construir sobre recursos y mecanismos dentro de
un escenario cultural dado para lidiar con el conflicto.

3. Resultados con Ganancias para Ambos


Las partes en el conflicto ven frecuentemente sus intereses como diametralmente
opuestos. Los posibles resultados son vistos en suma como cero o de ganar-
perder (la ganancia de uno es la pérdida del otro), o de compromiso (donde las
partes

dividen sus diferencias). Sin embargo, existe un resultado más común en los
conflictos violentos: suma no cero negativas (menos que suma cero), o ambas
partes pierden. Si ninguna de las partes es capaz de emitir un resultado o es capaz
de comprometerse, las partes pueden imponer costos masivos al otro de manera
que todos los que están en el conflicto terminarán peor, a que si se hubiese
adoptado otra estrategia. Cuando esto se hace claro para las partes (a menudo
lamentablemente tarde), existe un fuerte motivo basado en intereses propios para
moverse hacia los resultados, como el compromiso o ganar-ganar (ambos ganan).

La tarea de resolución de conflictos es el de asistir a las partes que perciben su


situación como suma cero, para cambiar esa percepción a una situación de suma
no cero, en la que ambas partes pueden perder o ganar. El objetivo es el de llevar a
las partes en una percepción de una suma no cero negativas, hacia una suma no
cero positiva (más que suma cero, o ganar-ganar, resultado en el que ambas partes
ganan de una situación de conflicto.

Tomar en cuenta la futura relación, es una de las formas de trampa del pensamiento
ganar-perder. En los niveles más bajos, tratar los conflictos entre las partes con
relaciones de largo plazo (como los miembros de la familia, comunidades o estados
vecinos) como una situación de ganar-perder, es problemático: si los conflictos son
“resueltos” a expensas de la otra parte, es probable que los asuntos vuelvan a
emerger, creando un conflicto posterior. En situaciones complejas de conflicto, las
partes tendrán valores u opiniones típicamente diferentes con respecto a la
importancia relativa de cada asunto, predicciones sobre las ganancias futuras, la
importancia de actos simbólicos, etc. Estas diferencias pueden ser proporcionadas
de manera que la solución tenga un mayor valor relativo para cada parte, mientras se
minimizan compromisos o canjes dolorosos. Para que la solución de conflictos sea
durable, deben tener resultados integradores, donde ambas partes ganan, de
manera que los intereses y necesidades de los individuos o grupos en conflicto, son
reconocidos y mutuamente satisfechos.

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