La Leyenda Del Sapo Kuartam
La Leyenda Del Sapo Kuartam
La Leyenda Del Sapo Kuartam
Dice una vieja historia que hace muchísimos años, en lo más profundo de la selva
del Ecuador, vivía un sapo
diferente a los demás sapos del mundo porque tenía una peculiaridad: si alguien le
molestaba o se burlaba de él, se convertía en tigre y atacaba sin piedad.
Tan solo algunos ancianos afirmaban haberlo visto cuando eran niños, así que para
la mayoría de los indígenas de los poblados cercanos al Amazonas el extraño animal
era como un ser de leyenda que se ocultaba en la jungla. Eso sí, sabían que existía
porque a veces, amparado por la noche, cantaba a grito pelado desde su escondite:
Como ‘Kuartam – tan’ era lo que repetía sin cesar, con el nombre de sapo Kuartam se
quedó.
Según cuentan, un joven de la tribu shuar llamado Nantu quiso salir una noche a
cazar. Antes de abandonar el hogar, su esposa le advirtió:
– Ten mucho cuidado ahí fuera, y por favor, si ves al sapo Kuartam ni se te ocurra
burlarte de él. ¡Ya sabes la mala fama que tiene por estos lugares!
– ¡Bah, tonterías! Estoy seguro de que eso de que se convierte en tigre es pura
invención, pero ¡quédate tranquila! Te prometo que si me lo encuentro no le diré
nada y pasaré de largo.
Nantu dijo esto al tiempo que mostraba una sonrisa pícara que no gustó demasiado a
su mujer.
– ¡Confía en mí! Y ahora me voy que se hace tarde… ¡Estaré de vuelta antes de
medianoche!
– Aquí no hay bicho que me pueda servir de comida… ¡Vaya manera de perder el
tiempo!
– Como llegue a casa con las manos vacías el menú de mañana será fruta para
desayunar, fruta para comer y fruta para cenar. ¡Voy a acabar odiando los cocos y
las bananas!
De repente, dejó de lamentarse porque una idea de lo más divertida pasó por su
cabeza.
– ‘¿Y si me burlo un poquito del famoso sapo?… ¡Voy a probar a ver qué pasa!’
Sin ningún tipo de pudor comenzó a llamar a Kuartam. Estaba convencido de que,
aunque el sapo cantaba raro, no tenía poderes de ningún tipo y por tanto no había
nada que temer.
– ¡Kuartam!… ¡Kuartam!
Solo escuchó el aleteo de una familia de pajaritos, así que siguió erre que erre.
– ¡Kuartam!… ¡Kuartam!…
– ¡Yujuuuuu!… Sapo Kuartam, ¿estas por aquí ?… ¿Es cierto que eres un sapo mágico?…
¡Si no lo veo, no lo creo!… ¡No seas cobarde y da la cara!
Nantu, ajeno a todo, siguió llamando al batracio sin dejar de mofarse de él.
– Kuartam, sapo tonto… ¡Eres un gallina! ¡Clo, clo, clo! ¡Gallinita, ven aquí!
¡Clo, clo, clo!
Kuartam, antes simple sapito y ahora enorme félido, no pudo más y emitió un rugido
que hizo que temblaran las nubes. Acto seguido saltó desde lo alto, abrió las
fauces lo más que pudo, y se tragó de un bocado al insensato cazador.
Mientras todo esto sucedía, la esposa de Nantu aguardaba en el hogar sintiendo que
la noche transcurría muy lenta. Durante horas esperó junto a la puerta el regreso
de su esposo, pero al ver que no volvía se puso muy nerviosa.
– ‘¡Es rarísimo que Nantu no haya vuelto todavía!… ¿Qué le habrá pasado?… Conoce la
selva como la palma de su mano y es el más ágil de la tribu… La única explicación
posible es que… que… ¡se haya encontrado con el sapo Kuartam!’.
Sin pararse a pensar salió corriendo de la cabaña. Por suerte no había llovido y
pudo seguir el rastro de las huellas de los pies que Nantu había dejado tras de sí.
Todo fue bien hasta que llegó a un claro en la jungla; en ese lugar, por alguna
razón que no alcanzaba a comprender, las pisadas se esfumaban por completo, como si
a Nantu se lo hubiera tragado la tierra.
– ¿Dónde estás, amado mío, dónde estás?… ¿Debo ir hacia el norte?… ¿O mejor rumbo
al sur?… ¡No sé por dónde buscarte!
En ese momento, escuchó una especie de resoplido que venía de las alturas. Miró
hacia arriba y, en una gruesa rama, vio un sapo gigantesco, dormido panza arriba y
tan hinchado que parecía a punto de estallar.
Tras mucho esfuerzo, el árbol se vino abajo y Kuartam cayó de espaldas contra el
suelo. El tortazo fue tan impresionante que abrió instintivamente la boca y Nantu
el cazador salió disparado como la bala de un cañón.
¡Pero eso no fue todo! Al quedarse vacío el imponente sapo empezó a desinflarse, y
en un abrir y cerrar de ojos, recuperó su pequeño cuerpo de siempre. Tras la
conversión se sintió muy dolorido, pero temiendo que tomaran represalias contra él,
sacó fuerzas de flaqueza y dando unos brincos desapareció entre el verde follaje.
– El respeto a los demás, sean personas o animales, está por encima de todas las
cosas. ¡Espero que hayas aprendido la lección y jamás vuelvas a burlarte de nadie!
Es justo decir que Nantu cumplió su palabra y fue amable con todo el mundo el resto
de su vida, pero tuvo que cargar con la pena de no poder pedir disculpas al sapo
Kuartam porque sus caminos jamás volvieron a cruzarse.