El Humanismo y Misticismo de Aldous Huxley 1222191

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EL HUMANISMO

Y MISTICISMO DE
ALDOUS HUXLEY
Por CONCHA ZARDOYA*

S un lugar común considerar que la primera guerra mun­

E dial, al dejar honda huella en los espíritus de los escritores


europeos, sirvió para acelerar la destrucción de las creen­
cias tradicionales que habían sustentado al artista, en el pasado,
en su tarea de comunicación. El proceso de esta crisis había em­
pezado ya, por supuesto, mucho antes de 1914.
He intentado estudiar las obras de Aldous Huxley desde el
punto de vista de esos valores tradicionales en el desarrollo de
la cultura europea occidental: de los valores que tendían a una
visión naturalista y humanista del mundo. (Miguel de Mon­
taigne, el gran escéptico francés, es acaso el máximo represen­
tante de esa concepción). En uno de los períodos de su carrera
literaria, Aldous Huxley orientó su obra, sin duda, desde una
visión acerca de la vida que emanaba originariamente de la tra­
dición humanística del Renacimiento. Después abandonó este
intento de síntesis humanista del mundo y procuró una síntesis
mística y, finalmente, quietista. Considero esta evolución del
humanismo al quietismo —que niega la supremacía del individuo
en el dominio de la ética— como una rebelión contra la razón.
Tal rebeldía es un vasto fenómeno del siglo XX que se ha mani­
festado en la exaltación de una raza o nación, deificada por las
ideologías totalitarias contemporáneas, por el énfasis freudiano

* Nacida en Valparaíso, Concha Zardoya ha desenvuelto en Empana una intdi^á


actividad literaria. Entre sus muchos escritos figuran libros de poesía, como Pajaras
<lel Nuevo Mundo y Dominio del ¡lanío, en la prestigiosa colección Adonais, de
Madrid; cuentos, ediciones de clásicos, obras críticas. Actualmente profesa en la
Universidad de Urbana, Illinois.
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de lo inconsciente; en la subordenación colectivista del individuo


al grupo, en la explícita denegación de la razón como instru­
mento sustentado por la Psicología de la conducta, en la subor­
dinación de lo individual a la ética de la máquina y en el evi­
dente predominio de la metodología sobre el fin o propósito, que
caracteriza la actitud del siglo XX con respecto al conocimiento \
El artista contribuye al fenómeno de la rebeldía anti-racional
cuando niega la importancia suprema del individuo y considera
el problema del valor desde un punto de superioridad sobre-hit-
mana o infra-humana. Tal desarrollo es la progresión principa!
que he llegado a descubrir en las ideas de Huxley, y he inten­
tado un análisis de sus términos.
La obra del gran escritor, desde sus comienzos a 1926, re­
vela a un hombre que halla su propia patria sólo en la vida del
intelecto. Temperamento y educación, a la vez, conspiraron pa­
ra convertir a Huxley en un intelectual por excelencia. Al al­
canzar la madurez en un mundo de postguerra que había per­
dido muchos de sus contactos con las corrientes de los valores
tradicionales, Huxley estaba idealmente preparado para llegar a
ser el representante irónico, inteligente y desilusionado de la "úl­
tima” generación. Como muchos de sus caracteres de ficción,
Huxley encontró en su emancipación de los valores tradicionales
una fuente a la vez de libertad y a la vez de desengaño. (“He
ate civilization and it killed him.. . God manifests himself as

1 Nuestro siglo significará, en la historia del pensamiento humano, un predo­


minio de lo anti-racional: el imperio del misticismo político. El fascismo y nazismo
fueron una especie de religión muy mala, pero religión al fin. EL comunismo también
lo es —aunque los mismos comunistas no se den cuenta de ello. Y de ahí la fuerza
abrasadora de estas ideologías; de ahí su propagador impulso místico y su éxito entre
las masas. Las leyes individuales quedan subordinadas a la ética colectiva: el hombre
sólo es hombre en cuanto representa a su raza o a una colectividad completa. Su
ptftonalidad queda enmarcada dentro del "grupo” o del "todo”: dentro del racismo
nacionalista o del comunismo universal. La .democracia capitalista trata ahora de
salvar las últimas posiciones intelectuales y sociales de lo que ha sido llamado huma­
nismo y racionalismo. El triunfo sobre el totalitarismo racista la ha fortalecido en
sus posiciones. Pero aún tiene que librar una batalla a vida o muerte. Y hay que
reconocer que su enemigo tiene algo muy importante a su favor: la inevitable pro­
gresión .histórica. Pero no hemos de discutir aquí premisas histórico-poli ticas...
EL HUMANISMO Y MISTICISMO DE HUXLEY 143

an absence, for he isn’t compatible with Machinery1’... "I don’t


want corn fort, I want God, I want poetry, I want real danger,
I want freedom, I want sin . .. ” “. Muchos críticos, al analizar
su obra más antigua, le consideran simplemente burlesco e irre­
verente. Pero un cuidadoso estudio de su obra demuestra que
Huxley no podía permanecer como un simple espectador irónico
de la vida. Muchas de las actividades de su misma generación
le horrorizaban sinceramente. Nos damos cuenta, a través de su
obra inicial, de su tedio y de sus gustos. Aunque comprendemos
sus justas razones para atacar la educación moderna y el fenó­
meno de las películas y la radio en el mundo contemporáneo,
no podemos dejar de asombrarnos ante la fina vehemencia de su
ataque. Apenas parece posible que el puritano siglo XVII haya
considerado los combates de toros y perros más repugnantes
que lo que las diversiones modernas de las masas han llegado a
parecer a Huxley. Así, este nativo tedio de Huxley pronto se
dejó sentir en el dominio de la ética. Hay una notable diferencia
de tono entre la burla humorística de Crome Yellow y la indig­
nación moral de Antic Hay. Para Huxley, los individuos de su
generación estaban más "perdidos” de lo que ellos mismos su­
ponían. Creía sinceramente que la civilización del siglo XX se
encontraba en una etapa de decadencia, y su brillante cultura
le permitía presentar el caso de una manera convincente. Li­
braba una valerosa batalla contra la falta de sentido del orden
mecánico, el cual haría de la vida un Pullman o un Ford, subs­
tituyendo las instituciones. Reclamaba libertad para huir de las
cosas que absorben la vida: la máquina, la uniformidad, la es­
tandarización, el confort a que aspira todo el mundo. Exigía el
derecho a la personalidad.
Aunque Huxley no desarrolla un punto de vista sistemático
hasta Point Counter Point (1928) y Do What You Will (1929),
percibimos en Antic Hay (1923) y Those Barren Leaves (1925),
el núcleo, bastante consistente ya, del cual emana su sátira. Los
caracteres que el escritor ataca en estas dos novelas, se aseme-

2 World.
144 CONCHA ZARDOYA

jan mucho a aquellas gentes de Point Counter Point, a quienes


acomete por ser algo menos que humanas o que se esfuerzan en
ser algo más. Sin embargo, las ideas huxleanas, hasta 1926, que
parecen ser las más inmediatamente personales, son las que de­
fienden reformas sustentadas por la inteligencia dirigida. Por
aquel año, Huxley no estaba muy satisfecho al registrar los
devastadores efectos sobre su generación de la perdida de los
valores integradores y formativos. Y empezó la indagación que
le ha estado ocupando hasta hoy. En Jesting Pilate (1926), des­
taca a la vez la diversidad y la unidad que se manifiestan en la
experiencia del hombre. Aunque vuelve de su gira en torno al
mundo con una apreciación profunda del relativismo de todas
las cosas y, aún más, asevera que existen ciertos valores funda­
mentalmente humanos, valores que es locura intentar justificar
por medio de la lógica tan sólo. Y llega a decir que "no se pue­
de estar comprometido” en la corrupción de estos valores.
En cuanto al intento de Huxley para lograr una síntesis hu­
manista en Point Counter Point y en Do What You Will, la obra
de su amigo, D. H. Lawrence, ejerció una influencia que debe
tener en cuenta el que estudia al primero. El carácter de Ram-
pion, en Contrapunto, quedó definitivamente modelado sobre la
misma persona de Lawrence, y Rampion es el imaginario inter­
locutor de Huxley ante muchas ideas que forman parte del "culto
a la vida” creado por Do What You Will. Pero la influencia de
Lawrence sobre las ideas de Huxley en este período, es ejercida
en un cierto sentido indirecto. No se ha intentado todavía un
examen humanista de las ideas de Lawrence, pero no podemos
afirmar que, en la doctrina de Huxley de este período, exista
ningún cultivo místico del inconsciente como por parte de La­
wrence. Point Counter Point es un intento de Huxley para al­
canzar una verdadera ética humanista, transfiriendo a su escep­
ticismo nativo, a su inherente independencia intelectual, algo del
credo lawrenceano acerca de la vida del cuerpo y del instinto.
Dotado siempre para el auto-análisis, Huxley reconocía su pro­
pia tendencia a cultivar su intelecto de manera excesiva. Una
síntesis humanista exigía un equilibrio de la mente y el cuerpo,
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de lo consciente y de lo inconsciente. Y era a Lawrence a quien


volvía Huxley para la comprensión de la rica vida del cuerpo
y del instinto. Pero este toma únicamente lo necesario del cono­
cimiento lawrenceano acerca del cuerpo, para crear una síntesis
humanista. El acusado pirronismo de Philip Quarles, el personaje
de Point Counter Point que está modelado sobre el propio tem­
peramento de Huxley, ilustra de que modo éste había luchado
al aceptar una versión codificada y racionalizada de las ideas de
Lawrence.
Rampion es utilizado en Point Counter Point como un re­
presentante de la doctrina del "culto a la vida”, explicada en
Do Wbat yon Wil!. Este último libro es la reconstrucción más
detallada que Huxley nos ha dado acerca de su posición huma­
nista. El "ethos” humanista presentado aquí descansa sobre hipó­
tesis que conciernen a la rica diversidad de la experiencia hu­
mana y la incapacidad del hombre para lograr el conocimiento
de lo absoluto. La unidad y diversidad son "hechos” que son
igualmente "verdaderos”. Las teorías científicas son "verdaderas”
no sólo en cuanto se apoyan en impresiones sensoriales que son
desagradablemente las mismas para todos los individuos, sino que
la visión metafísica del mundo es igualmente "verdadera” o
falsa desde que se origina en el deseo del individuo de racio­
nalizar su propia experiencia. Sin embargo, en el mismo indi­
viduo, el humor flucruantc, circunstancias, estados mentales o
psicológicos harán que él posea variables concepciones de lo real.
Nuestras vidas, entonces, están formadas por discontinuos esta­
dos del ser. La realidad, para cada uno de nosotros, es distinta.
Estamos obligados a vivir discontinua e inconsistentemente. Pero
el hombre "consciente” conoce también el "hecho” de la uni­
dad. Reconoce que existe en ella, aunque sometido a diversas
influencias y construido por diversos componentes, el continuo
fluido de la personalidad.
En concordancia con tales hipótesis metafísicas, Huxley des­
arrolla la ética humanista de su "culto a la vida”. Condena toda
línea de conducta abierta a la personalidad multiforme con ex­
clusión de los demás caminos. La vida TJ cuerpo tiene tanto o
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más derecho a la existencia que la vida de la mente o del espí­


ritu. Huxley parece coincidir aquí con Lin Yutang, que decía:
"Toda buena filosofía práctica debe comenzar con el reconoci­
miento de que tenemos un cuerpo... El hombre está hecho de
carne y de espíritu a la vez, y debería ser empeño de la filo­
sofía ver que la mente y el cuerpo vivan armoniosamente jun­
tos, que haya una reconciliación entre los dos”. La doctrina ética
(la de Pascal, por ejemplo) que lucha contra una parte del ser
del hombre en nombre de otra, no es "falsa”, porque no tene­
mos un conocimiento de lo "verdadero”, sino perjudicial, "life­
destroying” (Do What You Will). El único acto inmoral es
el acto contra la vida, contra la integridad del "yo” que per­
mite la expresión de la mente y el cuerpo, de la vida intelectual
consciente y de la vida instintiva, visceral. Como Montaigne,
Huxley cree que el hombre no es ángel ni bestia. El objetivo de
la vida es la vida. Los hombres que han intentado vivir única­
mente como ángeles, negando los derechos del cuerpo, han obra­
do en la vida como bestias. Las ideas supra-celestiales van extra­
ñamente unidas a la conducta sub-terrestre* Es el intento de
Lucy Tantamount —típica representante de la "emancipada”
moderna—, de Spandrell, Burlap, Illidge y otros personajes en
Point Counter Point, para ser algo más o algo menos que hu­
manos, satirizados por Huxley a través de su medium: Ram-
pion. Toda la potencia de pensamiento y sentimiento, en Lucy
Tantamount, se sacrifica al sensacionalismo del sexo. Su con­
cepto del amor es, justamente, la moda moderna acerca del amor
y que Huxley critica en un ensayo de Do What You Will. Su víc­
tima —Walter Bidlake— representa la concepción romántica y
cristiana del amor y que Huxley discute en el mismo ensayo.
Las dificultades que Philip Quarles experimenta, en la mis­
ma novela, al intentar abrazar el credo del "culto a la vida”
que sustenta Rampion, acaso indica que Huxley estaba incapa­
citado por temperamento para mantener una concepción huma­
nista de la vida. Un humanismo naturalista, como el de Mon­
taigne, exige una bien concebida armonía entre la mente y el
cuerno, una armonía tan cerrada que el efectivo dualismo de la
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mente y el cuerpo se funden en una íntima concepción de la


correspondencia de todas las partes del ser del hombre con la
Naturaleza. Huxley ha tenido siempre conciencia de los dere-
cnos del puro intelecto, y esta faceta de su temperamento in­
forma, por lo menos en parte, su abandono del humanismo des­
pués de 193 L De igual importancia, si no mayor, en la renuncia
huxleyana a la concepción humanista de la vida, es su creciente
horror, de los treinta a los cuarenta años, a la religión del na­
cionalismo y a la amenazadora destrucción de la civilización por
la guerra. Aunque Huxley había criticado siempre y severamente
la cultura del siglo XX, llegó a interesarse más y más por la
posibilidad de la destrucción de aquélla en vísperas de una nue­
va conflagración mundial. En un artículo, titulado The Problem
of baith (1933), rechazaba los cuatro credos posibles a sus con­
temporáneos: supranaturalismo, nacionalismo, socialismo y la
idea del progreso. En lugar de éstos abogaba por una fe, que
él denominaba “humanismo pesimista”, pero se mostraba sabedor
de las grandes dificultades que se implicaban al trazar una filo­
sofía de la razón en los términos de esa sinrazón que es lo único
que parece ser capaz de excitar la convicción popular. En Beyond
the Mexique Bay (1934), investiga la posibilidad de desviar a
inocentes canales la inclinación de sus contemporáneos hacia la
histeria nacionalista. Y, hacia 1936, había llegado a asociarse al
movimiento pacifista iniciado por Canon H. R. L. Sheppard,
movimiento que, por aquel año, se había constituido en la Peace
Pledge Union. El primer folleto oficial de la Union, Wbat Are
You Going to Do About It?, fué escrito por Huxley en 1936.
Por primera vez en su carrera, Huxley había abandonado su
posición de espectador independiente de la vida para entrar en
la esfera de la acción y dentro de un grupo.
Examinemos ahora el nuevo punto de vista adoptado por
Huxley en Eyeless in Gaza (1936) y en Ends and Means (1937).
En este último libro, como en Do Wbat You Will ocho años
antes, Huxley se preocupa de la cuestión de la unidad y la di­
versidad, pero la enjuicia ahora de una manera completamente
diferente. El hecho de la diversidad es ineludible, pero la inves-
148 CONCHA ZARDOYA

tigación contemporánea de Jos físicos nos ha mostrado una úl­


tima identidad física fundamental para el mundo. Las que pa­
recen ser existencias independientes son interdependientes de la
realidad. Aún más, las recientes investigaciones de la medicina,
de la psicología experimental, del hipnotismo y de la telepatía
han demostrado la existencia de una identidad subyacente de la
mente, de la misma manera que los místicos han logrado una
experiencia directa de la unidad espiritual subyaciendo indepen­
diente de la consciencia. Nuestro insaciable afán puede justifi­
carnos al afirmar la existencia de algún principio integrador en
el universo. Admite Huxley que la convicción final sólo puede
ocurrir a aquellos que realizan un acto de fe, pero este acto
de fe no es más difícil intrínsecamente que aquel que el científico
realiza cuando supone que las leyes del pensamiento son también
leyes de las cosas. Huxley no se interesa por el problema de la
fe con respecto a un Dios personal. La realidad ultima, como
lo ha demostrado la experiencia de los místicos cristianos orto­
doxos, no es una realidad personal sino espiritual, fuera de los
alcances de la personalidad. Nada, en efecto, se puede predicar
de ella, y es imposible atribuirle cualidades éticas. La nueva etica,
en su propia mente al menos, procede del ’ hecho ’ de que la
unidad es la razón fundamental del mundo, el cual presenta una
diversidad aparente. Bueno es todo aquello que trabaja por la
unidad, y malo lo que trabaja por la separación. El ideal defi­
nitivo es el ideal del MGH-atiacbmeHt> y el cultivo de este ideal
depende ampliamente de las mayores virtudes de amor y de
inteligencia. Una emoción o sensación que es "separadora”, "des-
integradora”, es demoníaca, mala. La ira, la envidia, el miedo,
el orgullo, la vanidad, el deseo, la ambición y la avaricia son de­
moníacos, porque realizan una no-adherencia o no-enlace de las
cosas de esta tierra. Así, hasta el desarrollo de la personalidad, si
la personalidad es considerada como algo que ha de desarrollarse
por si mismo y no en orden a ser trascendente, es demoníaco.
("And minds —minds arc unique, but unique above a substratum
of mental identity. Identity and interchangeableness of love,
trust, courage. Fearless affection restores the lunatic to sanity,
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transforms the hostile savage into a friend, tames the wild ani-
maL The mental patterns of love can be transferred from one
mind to another and still retain its virtue—. Evil is the accentua­
tion of division; good, whatever makes for unity with other
lives and other beings”) \
Eyeless in Gaza es una historia moral. Es la historia de un
hombre que alcanzó la salvación, pero sólo después de todo un
proceso en que las fuerzas de la condenación estuvieron atacándole
en cada circunstancia. Casi podríamos considerar esta obra como
una comedia terrenal con la visión de un final feliz para el mun­
do. Pero aceptemos o no este final como el único posible, si la
naturaleza humana no existe para perecer, la descripción del pro­
ceso de desintegración, cuando la vida ha perdido su sabor y su
libertad, es digna de una profunda atención.
Las ideas de Ends and Means representan el resultado de la
desviación de Huxley hacia el misticismo. ITc de manifestar aquí
que me siento cautelosa ante un hecho: que la posición anti­
humanista sea, necesariamente, "anti-racional”. ¿Qué concepción
acerca de la vida puede ostentar la exclusiva de la razón? ¿Quién
puede estar seguro de conservar a perpetuidad dicho campeona­
to? Considerar, pues, que esta obra de Huxley ha sido anti­
humanista y que ha contribuido a la rebelión contra la razón
en el siglo XX, es pura crítica subjetiva. Huxley, por cierto,
concibe su síntesis, en Ends and Means, como ' idealismo racio­
nal . Jacques Maritain, en su posición de humanismo teocéntri-
co, proclamaría indubitablemente las justificaciones de la razón
como un organ tint, como lo harían todos los grandes escolásticos
de la Iglesia.
Mi punto de vista no presume de que una posición ética, que
no coloque a la naturaleza en su centro, contenga en sí las po­
tencias del irracionalismo o supra-racionalismo. Las hipótesis me­
tafísicas que conciernen a la "realidad total” y el conocimiento
del hombre acerca de ésta, logran una ética correlativa, siendo
aquéllas absolutas por su carácter. Una síntesis filosófica que
8 Eyelet in Chita.
no CONCHA ZARDOYA

postula la existencia de valores absolutos, puede conseguir el em­


pleo instrumental de la razón, consiguiéndolo de manera última,
definitiva, para fines no humanos.
No es suficiente el empleo de la razón como instrumento, en
la progresión hacia la "verdad” o la "realidad”. El empleo pura­
mente instrumental de la razón no es garantía de la "naturali­
dad” de la posición filosófica que resulta de tal empleo. Los filó­
sofos pueden utilizar la razón como un instrumento y aún cons­
truir una concepción de la vida fuera del camino de la natura­
leza del hombre. A menos que no se dé la primacía a la razón
en la síntesis, el irracionalismo no puede admitirse. Y si se da la
primacía a la razón, entonces el ethos, que es parte de la sínte­
sis, debe realizar la armonía del ser del hombre.
Es un problema de definición. Pero la hipótesis que subyace
bajo mis principios aparentemente categóricos, es obvia: el hom­
bre no tiene conocimiento de lo absoluto. Si el universo, como
todo, posee significado o valor, no podemos conocer nada de él.
Y, aunque podamos utilizar la razón como instrumento para
alcanzar algunos conceptos de la realidad total, la visión resul­
tante no es necesariamente "racional”. Porque hemos utilizado
el término "razón” en dos sentidos por completo diferentes. La
razón que es empleada como instrumento para hacer trascender
el flujo de la existencia, no es la razón a la cual el humanista
concede una “situación preponderante”. Cuando damos preemi­
nencia a la razón humana individual dentro de nuestra visión
del mundo, llega a diferir, en cuanto a carácter, de la razón
concebida tan sólo como un instrumento de progresión hacia la
“verdad”. Y si la razón humana individual está hecha para lo­
grar una "situación preponderante” en nuestra visión de la vida,
entonces la ética incluida en esa visión insistirá en el armonioso
desarrollo de todas las facultades del hombre. De manera inevi­
table, al no poseer un conocimiento de la verdad absoluta, la
razón humana individual posee tan sólo la naturaleza del hom­
bre individual como una referencia por medio de la cual cons­
truye una doctrina ética.
Es ñor este orincipío de razón —la razón humana individual.
EL HUMANISMO Y MISTICISMO DE HUXLEY 1í1

con todas sus deficiencias y todas sus virtudes, en el centro de!


mundo del hombre— que me atrevo a considerar esa rebelión
contra el humanismo, es decir, a la luz de la rebelión contra la
razón. Es la amplia tendencia del hombre moderno a sucumbir
ante una visión de la vida que niega la soberana eminencia del
individuo: en mi opinión, es una de las corrientes más caracte­
rísticas del pensamiento del siglo XX. El cultivo de la vida in­
consciente, la religión del nacionalismo y racismo —evidenciada
en el fanatismo totalitario—, la revolución nihilista, son aspectos
de la rebelión irracional que Huxley ha deplorado por sí mismo.
Pero Huxley se ha rebelado también contra la razón, conside­
rando a ésta como elemento de juicio. Sería posible, por defini­
ción, mostrar que la metafísica de dicha obra de Huxley resulta
de un extremo ''racionalismo”. La razón —argüiría Maritain—
puede conducir al hombre a lo largo de una sucesión de conoci­
mientos profundos que, finalmente, le compelen a un acto de fe.
Huxley dice, en After Many a Summer, que es imposible para
una parte del universo tener significación, a menos que el uni­
verso como todo también posea significado. Para el "más alto
racionalismo” tal paradoja puede ser "verdadera”; para la razón
humana individual, al no poseer ningún conocimiento de lo abso­
luto, las palabras carecen de sentido.
El "olor de santidad” envuelve a muchos intelectuales de la
generación de Huxley. Pero el ejemplo de éste es de supremo
interés por muchas razones. Infaliblemente, él ha intentado su­
perar el aislamiento intelectual inherente a su temperamento. Su
pirronismo escéptico no le ha abandonado nunca del todo; si
Mr. Propter, en After Many a Summer, no es un cínico con res­
pecto a la eternidad, es insondable en cuanto a los negocios hu­
manos. En las dos primeras décadas de su carrera literaria, Hux­
ley fue irreverente como ningún otro escritor puede serlo con
respecto a los profesores de lo absoluto. Relativista por excelencia,
humanista por convicción teorética, analista del ser, Huxley ha
venido a cultivar los jardines de la infinitud y la eternidad y a
afirmar un conocimiento de la realidad última. La descripción
de los "estadios” o "escalones” de su desarrollo místico, acaso
152 CONCHA ZARDOYA

pueda hallarse en el retrato de Huxley, de Anthony Beavis, en


Eyeless in Gaza. Beavis, en el principio de la novela, posee algu­
nas semejanzas con Philip Quarles de Point Counter Point. (El
análisis completo de aquella obra sería, en parte, una repetición
de los motivos e ideas de la segunda.) Ética y psicológicamente,
es un relativista, y su mente se caracteriza por una libertad inte­
lectual que le ha protegido de todo azotamiento mental o de la
confusión. Bajo la influencia de una crisis, en las relaciones con
su esposa, es impulsado a una reconsideración de su vida pasada.
Llega a la conclusión de que ha utilizado el pensamiento y el
conocimiento, a los cuales considera ahora como telas raídas,
como fines en sí mismos, justamente como D. H. Lawrence, por
ejemplo, ha utilizado la vida física indiferenciada como un fin
en sí mismo. También percibe que la vida, considerada así no
es bastante. Beavis se da cuenta de que se halla en el umbral de
una dificultad intelectual, e intenta descubrir el justo “fin” a
que deben aspirar sus energías físicas y mentales. Durante un
viaje a Méjico, Beavis encuentra a su propio mentor en la perso­
na de Mr. Miller, que inmediatamente le diagnostica que sufre
por todas las cosas a causa de una impropia conducción física
hasta una mente no habituada a la técnica de una contemplación
mística. De regreso a Inglaterra, Beavis se une a Miller para la
propagación del evangelio pacifista y, por el doloroso cultivo de
la virtud de la no-adherencia, del no-enlace, es incapaz, final­
mente, de alcanzar la contemplación mística de la unidad espi­
ritual que subyacc en todas las cosas.
Aunque los que estudian a Huxley se hallasen desprovistos
de todos sus libros, excepto de Point Counter Point y Eyeless
in Gaza, podrían construir un análisis completo, aunque gene-
ral, de la naturaleza de vida que Huxley ha ofrecido a su gene­
ración.
Cuando leí la última obra citada, tuve la impresión de un
hombre que ha alcanzado el misticismo conscientemente, porque
considera a éste lógicamente coexistente con sus creencias éticas
Y políticas, como el que ha circundado emocional y espiritual-
EL HUMANISMO Y MISTICISMO DE HUXLEY 153

mente una experiencia verdaderamente mística de la comunión


con el Todo. Yo no puedo impugnar la sinceridad de Huxley.
No me siento competente para juzgar cuál representación de la
experiencia mística es "completa” y cuál no lo es. El largo pasaje
de la inmersión mística de Beavis en el Infinito, que cierra Eye­
less in Gaza, no tiene aureola de falsedad, pero la relación que
implica con respecto al universo, parece demasiado conveniente
por coincidir con la política y la ética de la novela. El misticismo
de Huxley parece ser el último anillo de una cadena preconce­
bida. Acaso uno pueda actualmente aproximarse a la visión mís­
tica de la vida y el mundo por tal proceso de lógica. No intento
negarlo. Pero admitir este punto es indicar cuán opresoras fue­
ron las influencias de la doctrina pacifista sobre la visión mís­
tica a la que ha vuelto Huxley, en su deseo de salvar la civiliza­
ción ante la amenaza de la guerra mundial.
En After Many a Summer Dies the Swan (1939), Huxley
se aleja mucho de la visión antropoccntrica del mundo. Por el
contrario, en Ends and Means, sólo aquellos actos que sirven como
medios dignos para llegar a fines buenos, son recomendables: el
mundo debe practicar la conducta del bien recíproco. En After
Many a Summer, Huxley enfoca todos nuestros actos en un
plano puramente humano. Las hipótesis metafísicas que subya­
cen en el libro, se refieren a tres planos de la existencia: el ani­
mal, el humano y la eternidad o infinito. En el plano animal,
Huxley sugiere que existe el bien en el armonioso ajuste del orga­
nismo con respecto a lo que le rodea; pero esto significa que tal
posibilidad del "bien” no queda nunca realmente explicada o
ilustrada en la novela. En el plano más elevado, el bien existe
en la experiencia de la eternidad y en la trascendencia de la per­
sonalidad. Ello exige un conocimiento del mundo, sin apetito
ni aversión. En el plano estrictamente humano, el hombre no
puede alcanzar nada, salvo el mal, y ninguno de sus actos es
libre: "Dios está absolutamente presente sólo en ausencia absoluta
de lo que llamamos nuestra humanidad Ninguna necesidad fé-
154 CONCHA ZARDOYA

rrea condena al individuo a! fútil tormento de ser simplemente


humano” 4.
¡Simplemente humano! Las palabras son ¿olorosas para quien
admira al Aldous Huxley de 'Point Counter Point, al Huxley
que al menos buscaba, ciegamente en la oscuridad intelectual, su
camino hacia una exposición del humanismo de Montaigne en
términos del siglo XX. Interesa trazar los cambios de las ideas
de Huxley, porque ellos proporcionan alguna luz para entrever
una de las más poderosas corrientes del pensamiento del siglo
XX: la rebelión contra la razón y el asentimiento a la sirena
que se llama supra-racionalismo y la glorificación de lo incons­
ciente. Si Aldous Huxley estuviese sólo al trazar esta ruta, un
estudio acerca de ésta sería mucho menos significativo. D. H.
Lawrence, que, como Huxley, detestaba muy acertadamente los
efectos de la lógica tajante y de un intelectualismo estéril sobre
la vida moderna, fué más lejos: hasta negar enteramente la vali­
dez de la razón, en favor de algo sub-mental: la oscura cons­
ciencia de la sangre. No dudo que Lawrence deploraría los peo­
res aspectos de este misticismo de lo inconsciente, puesto que se
fundan en el racismo totalitario y en la supra-consciencia nazi
del Estado. El desplazamiento de un nivel de vida a otro, en la
rebelión contra la razón, es obvio. Los esquemas éticos homo-
céntricos abren el camino a otros biocéntricos, teocéntricos o
policéntricos. La consciencia humana individual está amenazada
de submersion en una supra-consciencia de clase, raza o nación,
en una sub-consciencia de la vida nocturna del hombre, donde
algún dios oscuro c ininteligible está entronizado.
Creo que puede demostrarse que Aldous Huxley no ha en­
contrado una mansión confortable en el éxtasis místico. Pero se
ha esforzado —¿se esfuerza todavía?—- valientemente en encon­
trarla. Siempre apartado, de hecho, más que antes en su meta­
física, intenta cultivar —repito— el jardín de la eternidad. El
tiempo es el grao mal; el cambio —flujo— existe siempre, si
existe una ilusión; debemos vivir en un plano de eternidad, por-

4 After Mawy a Summer Diet the Swan.


EL HUMANISMO Y MISTICISMO DE HUXLEY 155

que los actos, en el nivel puramente humano, nunca pueden con­


ducir al bien. ¡Desde qué altura de vértigo considera los proble­
mas “simplemente humanos”, los deseos "simplemente humanos”!
Philip Quarles se ha separado del todo, de la buena vida, por una
excesiva tendencia hacia el cerebralismo puro: Aldous Huxley,
en 1941, estaba sitiado por todo un sistema metafisico.

Urbana, Illinois, enero 1949.

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