DIRECTRICES DA Ley Residuos JUNIO 2024
DIRECTRICES DA Ley Residuos JUNIO 2024
DIRECTRICES DA Ley Residuos JUNIO 2024
AMIANTO INSTALADO
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El presente documento constituye una guía metodológica de carácter no vinculante dirigida a los
ayuntamientos para apoyarles en la elaboración de los censos municipales de amianto según la
obligación que deriva de la disposición adicional decimocuarta de la Ley 7/2022, de 8 de abril, de
residuos y suelos contaminados para una economía circular, y en tanto en cuanto no se aprueben
otros reglamentos normativos que desarrollen dicha disposición.
• Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Secretaría de Estado de Medio Ambiente.
Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental.
• Ministerio de Sanidad. Secretaría de Estado de Sanidad. Dirección General de Salud Pública y Equidad en
Salud.
Estas Directrices han sido revisadas por las Ponencias de Salud Laboral y Sanidad Ambiental de la CSP del CISNS, y por
el Grupo de Trabajo Amianto de la CNSST. Han sido sometidas a consulta de la Comisión de coordinación en materia
de residuos, con fecha 13 de marzo de 2024 y presentadas en la Comisión de Salud Pública, con fecha 14 de marzo de
2024. Han sido sometidas a consulta de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) en mayo 2024.
Cita sugerida: Ministerio de Sanidad. Directrices para la retirada del amianto instalado. Elaboración de un censo de
instalaciones y emplazamientos con amianto y criterios de priorización para su retirada. Gestión de los residuos con
amianto. Junio 2024.
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INTRODUCCIÓN
La Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, en su
Disposición adicional decimocuarta, establece lo siguiente:
“En el plazo de un año desde la entrada en vigor de la ley, los ayuntamientos elaborarán un censo de
instalaciones y emplazamientos con amianto incluyendo un calendario que planifique su retirada. Tanto
el censo como el calendario, que tendrán carácter público, serán remitidos a las autoridades sanitarias,
medioambientales y laborales competentes de las comunidades autónomas, las cuales deberán
inspeccionar para verificar, respectivamente, que se han retirado y enviado a un gestor autorizado.
Esa retirada priorizará las instalaciones y emplazamientos atendiendo a su grado de peligrosidad y
exposición a la población más vulnerable. En todo caso las instalaciones o emplazamientos de carácter
público con mayor riesgo deberán estar gestionadas antes de 2028.”
Cabe recordar, por otra parte, que la utilización y comercialización del amianto está prohibida desde 2002
(Orden ministerial del 7 de diciembre de 2001 por la que se modifica el anexo I del Real Decreto
1406/1989, de 10 de noviembre, sobre limitaciones a la comercialización y al uso de ciertas sustancias y
preparados peligrosos) y la presencia de amianto o materiales que lo contengan queda limitada a aquellos
que ya estaban instalados o en servicio antes de la fecha de prohibición, hasta su eliminación o el fin de
su vida útil.
En este contexto, se entiende por “vida útil” el tiempo estimado que un producto o elemento puede
realizar la función para la que fue fabricado o instalado, y depende de su mantenimiento y condiciones
de uso. En el ámbito de la prevención, debe considerarse además que el fin de la vida útil de un material
con amianto (en adelante, MCA) se ha alcanzado en el momento en que pueda perjudicar a la salud por
su probabilidad de liberar fibras de amianto al ambiente, ya sea debido a su estado de deterioro o a otros
factores que puedan inducir la liberación de fibras como riesgo de roturas, golpes, vibraciones, etc.,
debido a su ubicación.
Por tanto, es necesario establecer unas directrices para la elaboración de un censo de instalaciones y
emplazamientos con amianto de forma armonizada en todo el territorio nacional, que permita priorizar
la retirada del amianto obedeciendo a criterios de peligrosidad y exposición a la población más vulnerable.
La aplicación de estas directrices debe permitir, en primer lugar, la localización de los edificios y
emplazamientos sospechosos de contener materiales con amianto, su posterior identificación como MCA,
ya sea mediante inspección visual o documental, o confirmando mediante toma de muestra y análisis, y
por último la valoración del riesgo potencial de los MCA que posibilite la toma de decisiones para su
correcta gestión y elaboración del calendario que planifique su retirada.
Toda esta información servirá para la elaboración del censo de amianto a partir de un registro detallado
de cada edificación o emplazamiento.
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ANTECEDENTES
Según la OMS, en el mundo hay unos 125 millones de personas expuestas al amianto en el lugar de
trabajo. La Comisión Europea habla de una epidemia de 500.000 muertes debidas al amianto en los
próximos años, una cantidad 10 veces superior a la de accidentes de trabajo 1.
Además, a nivel europeo, según el Anexo XVII sobre restricciones a la fabricación, comercialización y uso
de determinadas sustancias, mezclas y artículos peligrosos del Reglamento (CE) Nº 1907/2006 DEL
PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO de 18 de diciembre de 2006 relativo al registro, la evaluación, la
autorización y la restricción de las sustancias y mezclas químicas (Reglamento REACH), en lo que a fibras
de amianto se refiere, especifica que “se prohibirá la comercialización y la utilización de estas fibras y de
los artículos que contengan estas fibras añadidas intencionadamente (…). El uso de artículos que
contengan las fibras de amianto mencionadas en el punto 1 que ya estaban instalados o en servicio antes
del 1 de enero de 2005 se seguirá admitiendo hasta su eliminación o el fin de su vida útil. Sin embargo, los
Estados miembros, por razones de protección de la salud, podrán restringir, prohibir o someter a
condiciones específicas el uso de tales artículos antes de su eliminación o el fin de su vida útil.”
Por otra parte, el Real Decreto 396/2006, de 31 de marzo, por el que se establecen las disposiciones
mínimas de seguridad y salud aplicables a los trabajos con riesgo de exposición al amianto, indica en el
art. 10.2 que “antes del comienzo de obras de demolición o mantenimiento, los empresarios deberán
adoptar - si es necesario, recabando información de los propietarios de los locales - todas las medidas
adecuadas para identificar los materiales que puedan contener amianto. Si existe la menor duda sobre la
presencia de amianto en un material o una construcción, deberán observarse las disposiciones de este real
decreto que resulten de aplicación”.
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Índice
1. Objeto.
2. Definiciones.
3. Alcance.
4. Destinatarios.
5. Procedimiento para la elaboración del censo.
5.1. Fase de exploración (cribado)
5.2. Fase de Inspección (metodología)
5.3. Valoración del riesgo
5.4. Informe de identificación y valoración del riesgo
5.5. Elaboración del censo (contenido)
6. Criterios de priorización de retirada.
6.1. Grado de peligrosidad
6.2. Exposición de la población más vulnerable
6.3. Prioridad de retirada
7. Gestión de residuos con amianto.
8. Referencias bibliográficas.
Anexos
Anexo I: Modelo de inventario de emplazamientos e instalaciones con amianto o con alta
probabilidad de contener amianto.
Anexo II: Metodologías de valoración del riesgo potencial de los MCA instalados.
Anexo III: Modelo de ficha para el registro de los MCA.
Anexo IV: Modelo de censo.
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1. OBJETO
Este documento se centra en el establecimiento de unas directrices para elaborar el censo, de tal forma que
sirva de base para su consideración y empleo por todos los ayuntamientos y permita obtener una información
fiable, homogénea y comparable.
Con la elaboración del censo se pretende conseguir la identificación de todos aquellos emplazamientos e
instalaciones de un municipio que contienen amianto. Para ello, habrá que realizar las inspecciones que sean
oportunas para localizar e identificar los materiales con amianto (MCA). En una etapa posterior, para
completar el proceso de diagnóstico, se valoran los MCA de tal forma que se puedan tomar decisiones acerca
de la prioridad de la retirada y establecer un calendario donde se planifique.
La metodología empleada debe permitir, en primer lugar, la localización “in situ” de todos los materiales
sospechosos de contener amianto y, en segundo lugar, su caracterización y clasificación como MCA, a través
de evidencia documental, apreciación profesional o toma de muestras y análisis, o como presunto material
con amianto (en adelante, pMCA) en caso de no disponer de evidencia clara de que no lo contiene.
2. DEFINICIONES
• Emplazamiento con amianto: Situación, colocación o lugar donde está ubicado el amianto o los
materiales que lo contienen.
• Instalación: recinto, ya sea abierto o cerrado, provisto de los medios necesarios para llevar a cabo
una actividad.
• Registro de MCA: documento que contiene la información pormenorizada y actualizada sobre los
MCA localizados e identificados, los MCA sospechosos de contener amianto y las zonas no
inspeccionadas con probabilidad de tener MCA.
• Censo de instalaciones y emplazamiento con amianto: Listado de instalaciones y emplazamientos
en los que se haya identificado la presencia de amianto o materiales que los contengan y que puede
ser elaborado a partir del registro de MCA.
• Diagnóstico: las actividades de localización e identificación de MCA y la valoración de su riesgo
potencial de emitir fibras al ambiente.
• Friabilidad: capacidad que tiene un material de liberar las fibras que contiene al ambiente,
aumentando esta cuando el material envejece, se rompe o se deteriora.
• Material con amianto (MCA): material al que se le ha añadido deliberadamente amianto en su
composición.
• MCA friable: aquellos MCA que pueden ser disgregados o reducidos a polvo con la sola acción de la
mano.
• MCA no friable: aquellos MCA en los que se necesitan herramientas mecánicas para ser
desmoronados o reducidos a polvo.
• Presunto material con amianto (pMCA): cualquier material que se corresponda con las aplicaciones
típicas del amianto, pero del que no se dispone suficiente evidencia para poder asegurar que no lo
contiene. Los pMCA serán tratados, a efectos de cumplimiento del Real Decreto 396/2006, como
MCA mientras no se pueda comprobar que no lo contienen.
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• Flocado: término utilizado para referirse a una mezcla de materiales friables aplicados por proyección
para cubrir una superficie. Principalmente, es un material proyectado en el interior de paredes,
techos y cimientos con fines de aislamiento térmico.
3. ALCANCE
Según la D.A 14ª de la Ley 7/2022 [1], el censo debe extenderse a todas aquellas instalaciones y
emplazamientos que se ubiquen en el municipio, con independencia de su titularidad.
Según la misma, cada ayuntamiento será responsable de elaborar su correspondiente censo municipal de
instalaciones y emplazamientos con amianto.
En los términos instalaciones y emplazamientos tienen cabida desde edificaciones (viviendas, oficinas,
edificios industriales, agrícolas, locales de trabajo o cualquier otra construcción) hasta instalaciones
industriales, redes municipales de abastecimiento de aguas o incluso carreteras u otro tipo de
infraestructuras, equipos o unidades (por ejemplo, buques, vehículos o infraestructuras ferroviarias y trenes),
por lo que el alcance de la D.A 14ª es muy amplio y la elaboración del censo puede resultar compleja.
A fin de facilitar algunas orientaciones sobre instalaciones y emplazamientos en donde puede encontrarse
amianto, en la siguiente tabla se describen los distintos tipos de MCA, sus principales usos y posibles
localizaciones, incluyendo también otros aspectos relevantes desde un punto de vista preventivo. El apéndice
1. Materiales con amianto y su gestión segura en los lugares de trabajo, de la Guía Técnica para la evaluación
y prevención de los riesgos relacionados con la exposición al amianto del INSST [2], puede ayudar en este
cometido.
Los MCA se encuentran agrupados en tres usos o aplicaciones principales (véase tabla 1):
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Tabla 1. Materiales con amianto: tipos, descripción, usos típicos y aplicaciones [2].
4. DESTINATARIOS
Aunque la obligación de elaborar el censo recae sobre los ayuntamientos según la D.A 14ª de la Ley 7/2022,
dada la complejidad de los trabajos de inspección de MCA necesarios para la elaboración del censo y la
necesidad de valoración del riesgo potencial para el establecimiento del calendario que planifique su
retirada, se debe contar con personal capacitado que posea la formación y experiencia necesarias, con
conocimiento suficiente de las tareas que debe desempeñar y de los riesgos que conlleva la realización de
las mismas.
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Por ello, estas directrices van dirigidas a los ayuntamientos, a sus técnicos municipales, al servicio o personal
encargado de gestionar su actividad preventiva y a los técnicos especialmente formados (cualificados) para
llevar a cabo la preceptiva localización e identificación de los MCA en emplazamientos e instalaciones, que
permitan la elaboración de censos y la priorización de su retirada a partir de la valoración del riesgo potencial
que presenten los MCA identificados. También puede resultar de utilidad para los servicios de prevención
que deban identificar el riesgo por exposición al amianto en las evaluaciones de riesgos, así como a otros
profesionales del sector de la construcción (arquitectos, aparejadores, etc.) implicados en la realización de
estudios de identificación antes de llevar a cabo obras de demolición o rehabilitación, mantenimiento, etc.
Atendiendo a lo dispuesto en el apartado a) del art. 19 del Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, por el que
se aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención [3], las entidades especializadas que actúen como
servicios de prevención podrán “subcontratar los servicios de otros profesionales o entidades cuando sea
necesario para la realización de actividades que requieran conocimientos especiales o instalaciones de gran
complejidad”, por lo que en caso de necesitar la participación de otros profesionales o entidades para la
realización de actividades que requieran conocimientos especiales, los SPA, por ejemplo, podrán
subcontratar la realización de las inspecciones de amianto.
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único de carácter general (PUCG), siempre que cumplan las condiciones mencionadas en el art. 11.4 del Real
Decreto 396/2006.
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A modo orientativo, la tabla 2 recoge los principales MCA que se pueden encontrar en edificios en función
de los productos usados y su aplicación, teniendo en cuenta las fechas en las que se han ido produciendo las
prohibiciones de uso, siendo un buen punto de partida, práctico y preventivo, para determinar la
probabilidad de encontrar MCA en edificios.
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FUENTES ÚTILES PARA RECABAR INFORMACIÓN INICIAL
- Registro de edificios y construcciones de cada ayuntamiento, que puede aportar el año de
construcción o rehabilitación.
- Registro catastral, donde se describen los bienes inmuebles rústicos, urbanos y de características
especiales e incluye información sobre sus características físicas, su localización, superficie, uso y
año de construcción, entre otras.
- Registro de la Propiedad.
- Libro del edificio (art. 7 de la Ley 38/1999, de Ordenación de la Edificación), obligatorio desde
mayo de 2000.
- Comunicaciones de la autoridad laboral por aplicación del Real Decreto 396/2006, resoluciones
aprobatorias de planes de trabajo a realizar en el municipio que impliquen trabajos con amianto
(por ejemplo, planes de trabajo en comunidad de propietarios o en industrias, centrales eléctricas,
etc.), comunicaciones de inicio de los trabajos y activación de planes de trabajo únicos de carácter
general. Esto puede resultar especialmente útil en el caso, por ejemplo, en redes subterráneas de
abastecimiento u otro tipo de instalaciones con MCA para las que la inspección visual no es
posible.
- Actuaciones municipales en licencias de obras en cuanto a obligaciones de identificación y gestión.
- Cartografías públicas del Instituto Geográfico Nacional u otra información disponible.
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OTRAS PROPUESTAS
Se puede recurrir a herramientas y avances tecnológicos que faciliten esta tarea, por ejemplo, el
uso de drones para la obtención de imágenes aéreas y vía satélite que permite la identificación
de cubiertas de amianto y la realización de un mapa con la información recopilada. El uso de esta
tecnología solo permitirá la visualización del amianto superficial y no de otros materiales, como
canalizaciones o conducciones, que no se vean a simple vista.
También pueden resultar de ayuda las siguientes acciones:
- Desarrollar una campaña mediante la cual se solicite a la ciudadanía que declare
voluntariamente los MCA de su propiedad cuando sean conocidos,
- Realizar inspecciones programadas como parte de la búsqueda activa de edificios o
instalaciones con amianto.
- Exigir por normativa autonómica, que todos los técnicos, tanto municipales como
autonómicos, que tramiten expedientes en los que se haga referencia a la existencia o
posible existencia de MCA en una instalación, obra, edificación o mueble, comuniquen esta
circunstancia al Ayuntamiento en el que se ubique para ser incorporado en el inventario al
que se hace referencia a continuación, cuyo modelo se encuentra en el Anexo I.
En el caso de que emplazamientos o instalaciones que sean lugares de trabajo, se podría obtener
información de la presencia de materiales con amianto a través de la evaluación de riesgos,
siendo proporcionado por el empresario o por medio de su modalidad preventiva (servicio de
prevención).
Una vez recopilada la información, se procede a la búsqueda y selección de los lugares objeto de estudio
cuyo resultado será un inventario de emplazamientos e instalaciones con amianto o con alta probabilidad
de contener amianto (modelo en ANEXO I), que puede ir acompañado de un mapeo (georreferenciado) de
las ubicaciones de dichos lugares, sobre la que habrá que continuar trabajando en etapas posteriores para
inspeccionar e identificar los MCA y poder obtener así el censo definitivo.
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utilizados, planos, etc. o cualquier otra información sobre amianto) y, a continuación, se realiza la visita de
inspección, donde se procede a la inspección visual que permita localizar materiales sospechosos de
contener amianto y obtener información sobre los factores determinantes de su peligrosidad, necesarios
posteriormente para valorar el riesgo potencial asociado al MCA.
Se recomienda, siempre que sea posible, mantener una reunión previa a la visita de inspección
con la persona representante del lugar objeto de estudio, con la que se analizará la
documentación recopilada.
Como apoyo a la inspección visual es de utilidad el seguimiento de planos que detallen la ubicación de
instalaciones, pasillos, escaleras, etc. (por planta, si se trata de un edificio). Aunque es posible que los planos
no contengan información específica sobre el amianto, disponer de ellos será útil para ir anotando las zonas
inspeccionadas o los hallazgos durante la inspección visual (ver figura 1). Deben inspeccionarse
detenidamente para asegurarse de que se han incluido huecos, cavidades, sótanos, bajantes, ascendentes y
otro tipo de conductos. Todo debe ser comprobado e inspeccionado y se tomarán muestras y fotografías
durante el recorrido de la inspección.
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Disponer de una sistemática en la que se defina una secuencia lógica para la visita de inspección
puede resultar de ayuda y evitará que se olvide la inspección de algunas zonas (véase tabla 3).
Tabla 3. Ejemplo de sistemática de inspección según la guía HSG 264 (HSE) [7].
En función de la zona, son diferentes los elementos constructivos y materiales que deben inspeccionarse y,
en algunos casos, puede resultar necesario el desmontaje de elementos para acceder a los materiales
sospechosos de contener amianto.
A modo de orientación, en la tabla 4 se recoge una lista con los lugares y materiales que pueden contener
amianto y que, por tanto, deben ser inspeccionados [8]:
Placas onduladas
Tejas
1. Tejados, cubiertas e Pizarras
impermeabilizaciones
Accesorios para tejados (composites, fibrocemento)
Recubrimientos bituminosos.
Conductos de chimeneas o ventilación
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LUGAR/ZONA ELEMENTO O MATERIAL A INSPECCIONAR
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LUGAR/ZONA ELEMENTO O MATERIAL A INSPECCIONAR
Masilla, trenzas, juntas, aislamiento, pintura anticondensación,
placas aislantes, cordón de amianto, frenos y embragues.
No hay que olvidar que la inspección puede no alcanzar elementos no accesibles u ocultos (por ejemplo,
huecos del tejado, sótanos, cavidades de las paredes), por lo que habrá situaciones en las que no será
suficiente para conducir a un resultado. Además, puede haber instalaciones subterráneas, cables eléctricos
ocultos, tuberías, etc. que sólo puedan detectarse cuando se realicen reparaciones. En los lugares a los que
no pueda acceder se presumirá que contienen amianto hasta que pueda demostrarse lo contrario.
Los únicos materiales para los que puede darse por supuesto que no contienen amianto son los que se
puedan identificar como tales sin dudas, por ejemplo, la fibra de vidrio, laminados de aluminio, hormigón
armado macizo, piedra, ladrillo o bloque de brisa y mortero, metal, vidrio, aislamientos plásticos, madera,
etc. pero pueden ocultar amianto tras ellos.
Cuando se hayan observado materiales que son visualmente similares y desempeñan la misma función, se
pueden consideran como un grupo de muestra homogéneo. La persona responsable de la inspección tomará
fotografías de cada grupo de muestras homogéneas para incluir en el informe, así como de cualquier
circunstancia que pueda influir en el grado de peligrosidad: rotura del material, material dañado por el agua,
erosionado por corrientes de aire, etc.
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Figura 2. Posible localización de amianto en viviendas [8].
Con la inspección visual se podrá confirmar presencia de aquellos MCA visibles y fácilmente detectables
(como cubiertas o depósitos, por ejemplo), o localizar pMCA hasta su posterior confirmación o descarte
mediante toma de muestras y análisis.
La conveniencia de confirmar la presencia o ausencia de amianto en un material, frente a la presunción de
que lo contiene, dependerá de distintos factores entre los que destacan los preventivos y los económico-
prácticos. Por ejemplo, podrían clasificarse inicialmente como pMCA aquellas placas de cubiertas que se
sospeche que puedan contener amianto y que se encuentren en buen estado y posteriormente, ir
confirmando la presencia o ausencia de amianto en cada una de las cubiertas o zonas no homogéneas de la
misma, mediante la toma de muestras y análisis, aprovechando las operaciones de mantenimiento que
permitan acceder a las placas pero planificando las correspondientes medidas preventivas hasta que no
cambie su clasificación de pMCA a material libre de amianto.
Cuando se asuma que un pMCA es un MCA, no será necesaria la toma de muestra y el material se tratará
como un MCA.
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MATERIALES SOSPECHOSOS DE CONTENER AMIANTO
•Existen pruebas sólidas •Es posible su contenido en •El análisis de las muestras
que permiten descartar el amianto por su apariencia tomada ha permitido
contenido en amianto. o aplicación, pero existen confirma la presencia de
dudas. amianto en el material.
•Se deben incluir en el •No se disponen de
informe de forma pruebas o análisis que •Existen pruebas fiables
separada. permiten confirmar o que demuestran que el
descartar la presencia de material contiene amianto.
amianto.
•Se consideran MCA
mientras no se demuestre
lo contrario.
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5.3. VALORACIÓN DEL RIESGO ASOCIADO A CADA MCA
• Tipo de amianto
Esta información debe consignarse en base al informe de análisis proporcionado por el laboratorio y,
en caso de que se desconozca la variedad, considerar la condición más desfavorable (presencia de
anfíboles).
• Estado de conservación
El estado de conservación de un MCA va a ser determinante a la hora de producirse emisión de fibras
al ambiente. Un MCA deteriorado o degradado tiene una mayor probabilidad de liberar fibras de
amianto al ambiente puesto que puede existir degradación de la matriz que mantenía las fibras
fuertemente ligadas a la misma, perdiendo su integridad estructural.
El deterioro puede evidenciarse, por ejemplo, mediante descascarillado o levantamiento de la
superficie, erosiones, etc. También la evidencia de restos en las superficies horizontales, trozos de
material colgantes o arrancados, así como arañazos o grietas son indicadores de unas condiciones de
conservación deficientes.
Los daños por el agua influyen en el estado de conservación del material, pero en algunas
metodologías se consignan y puntúan como factor independiente al estado de conservación y por
ello, se incluye de forma separada más adelante.
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• Contenido en amianto
Cuando el porcentaje de amianto es elevado, el número de fibras que se pueden liberar y que
contaminarán el medio ambiente del edificio es mayor.
• Accesibilidad
Además, la accesibilidad a los MCA es también un factor de riesgo que puede repercutir en la emisión
de las fibras al ambiente.
Un MCA accesible será aquel que pueda ser alcanzado y, por tanto, sufrir alteración o daño, ya sea
por los ocupantes del lugar donde se encuentra ubicado o instalado, por personal de limpieza o de
mantenimiento durante el transcurso de sus actividades habituales, directamente o por el alcance
de objetos utilizados en la zona. Evidentemente, cuanto mayor sea la alteración o el daño, mayor
probabilidad habrá de liberación de fibras y, por tanto, aumentará el riesgo de inhalación de fibras.
La evidencia del grado de accesibilidad también puede determinarse si se observan, por ejemplo,
marcas de impactos, arañazos, muescas u otro tipo de signos en la superficie del material.
• Actividad
El nivel de actividad y movimiento en las inmediaciones del MCA puede afectar tanto al potencial de
alteración del material como al nivel de resuspensión de las fibras que se hayan desprendido del
material. En este factor se tiene en cuenta el movimiento provocado por las actividades de las
personas que se encuentren en la zona.
El nivel de actividad se puede describir mejor identificando la finalidad de la zona, así como mediante
la estimación del número de personas que accederán a ella en un día típico y que podrían estar
potencialmente expuestas.
• Vibraciones
Existen diversas fuentes de vibración que pueden influir sobre la capacidad de liberación de fibras,
por ejemplo, la existencia de maquinaria cercana, equipos de climatización o carreteras contiguas.
También el sonido (a determinada frecuencia) puede ser otra fuente de vibración y provocar la
liberación de fibras cuando las ondas chocan con el MCA y lo hacen vibrar.
Esto puede suponer que en salas de conciertos, auditorios, teatros o locales de ensayo puede existir
una mayor probabilidad de liberar fibras que en otro tipo de instalaciones.
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Se ha observado que, en varias escuelas cuyos techos habían sido enfoscados con yeso
acústico conteniendo amianto, las salas de música eran más polvorientas que cualquier
otra habitación y que después de las sesiones de ensayos musicales quedaba
depositado, en suelos y pupitres, material granular.
• Localización
El riesgo en este caso va a depender si el material se encuentra en el exterior, al aire libre o en el
interior, en zonas ventiladas o confinadas, o según el volumen del espacio dónde se ubican.
• Tratamiento de la superficie
Determinados tratamientos superficiales como pintura, sellado o encapsulado pueden disminuir el
riesgo de liberación de fibras de amianto incluso tratándose de materiales friables.
Para la valoración del riesgo potencial asociado a un material instalado o elemento constructivo, a partir de
los factores citados anteriores, es necesario disponer de una metodología fiable. De entre las posibles
metodologías (estimación cualitativa, cuantitativa mediante valoración del riesgo global, diagramas de
decisión, etc.), la recomendación de los expertos es una aproximación cuantitativa basada en la valoración
conjunta del riesgo intrínseco del propio MCA en el momento de su estudio y la probabilidad de que sufra
perturbaciones o daños en el futuro debido a las características del entorno en el que se encuentra ubicado.
Aunque hay situaciones en las que la valoración del riesgo del MCA en el momento de su estudio resulta
suficiente para tomar decisiones, únicamente considerando el resultado global de ambas valoraciones
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(capacidad de liberar fibras y posibilidad de alteración futura) es posible priorizar y recomendar actuaciones
para la gestión segura de cada MCA instalado.
Las metodologías cuantitativas, más objetivas, incluyen un algoritmo o sumatorio de puntuaciones de los
factores que cada guía o norma considera determinantes para estimar el nivel de riesgo potencial asociado
a cada MCA presente, asignándole, según la puntuación total resultante, uno de los tres o cuatro niveles o
categorías de riesgo establecidos en dichas metodologías.
En el Anexo II se recogen algunas de las metodologías existentes para la valoración del riesgo potencial de
los MCA instalados.
Los resultados del estudio de localización e identificación podrían incluirse en el cuerpo del plan de trabajo
(conforme al art. 11 del Real decreto 396/2006) en caso de actuar sobre los MCA o, incluso, en aras de
facilitar la comprensión del propio plan, podrá adjuntarse el informe técnico de dicha identificación como
anexo al mismo.
Registro de MCA
Los resultados incluidos en el informe constituirán la base para el registro de MCA de un emplazamiento o
instalación.
El registro de amianto es un documento vivo que debe contener siempre información actualizada sobre la
presencia y el estado del amianto. Por ello, disponer del registro en forma de base de datos informática
permitiría mantener los registros actualizados y facilitar el acceso a los mismos.
En el registro deben reflejarse:
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- Las zonas inspeccionadas / no inspeccionadas: en este punto sería útil adjuntar un plano o un croquis
en donde se señalen las ubicaciones donde se haya confirmado la presencia de amianto (mapeo de
los hallazgos). Es importante tener en cuenta la posibilidad de que existan otros MCA no accesibles
y confinados en lugares no inspeccionados.
- La información disponible sobre los MCA localizados e identificados (localización, tipo de MCA,
variedad de amianto, extensión, estado de conservación, accesibilidad, tratamiento superficial, etc.).
También se deberá incluir otra información como, por ejemplo, si los datos proceden de una
inspección visual, la metodología seguida para realizar el diagnóstico, si se ha realizado análisis de
muestras para confirmar la presencia de amianto o se presume su presencia, etc.
- Los materiales sospechosos de contener amianto, de los cuales no se ha podido confirmar la
presencia bien porque no se han analizado o porque no hayan podido inspeccionarse.
Se irán anotando también los MCA que hayan sido retirados, las muestras que se tomen en nuevas zonas o
los cambios en el estado de los MCA tras nuevas comprobaciones.
En el anexo III se incluye un modelo de ficha para el registro de los MCA, pero según la metodología de
valoración del riesgo que se haya decidido seguir puede ser conveniente adaptar este modelo para incluir las
variables que se consideren en la metodología elegida.
Sería recomendable que el formato de los censos sea digital para garantizar la adecuada accesibilidad de la
información, el intercambio de datos y la puesta en común de la información, así como el enlace con el
registro que contendrá información más detallada. En este sentido, el anexo I de la Resolución del
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Parlamento Europeo (2019/2182(INL)), en línea con la D.A. 14ª de la Ley 7/2022, incluye los criterios mínimos
que deberían incluir los registros digitales de los Estados miembros [9].
Esto significa que, partiendo de la valoración del riesgo potencial de los MCA que hayan sido localizados e
identificados en etapas anteriores, ahora hay que evaluar el riesgo con el objeto de indicar las prioridades de
actuación y poder realizar el calendario de priorización de retirada.
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donde se encuentra ubicado, susceptibles de alterarlo. Pero, además, para que exista un riesgo para la salud
también es necesario que las fibras liberadas puedan entrar en contacto con una persona por vía inhalatoria.
La liberación de fibras de amianto puede producirse debido al proceso natural de desgaste del MCA por el
uso, así como por otros factores como roturas, golpes, vibraciones, etc. Cuando los MCA se encuentran en el
exterior, su liberación también puede proceder de la erosión causada por factores ambientales como la lluvia,
la humedad u otros agentes ambientales o por la contracción y dilatación térmica (en el caso de materiales
utilizados en la industria de alta temperatura), etc. Estos factores pueden destruir el aglutinante que
mantiene las fibras de amianto adheridas al producto. De la misma forma, los niveles de concentración de
fibras de amianto en aire y su dinámica o comportamiento, pueden variar en función de varios factores como
la ubicación de los MCA dentro o fuera de un edificio, el material de cohesión (friable o no friable), la
extensión de los MCA y el grado de deterioro [10].
Algunas referencias bibliográficas indican que los niveles de concentración de fibras de amianto en el aire del
interior de los edificios suelen encontrarse entre ciertos límites según el tipo y características específicas de
los mismos (volumen, lugar de fijación de los MCA, forma de explotación del edificio, etc). Los procesos de
envejecimiento de los productos causados por la erosión en su superficie juegan un papel menor en los
productos aplicados en el interior de los edificios en comparación con los productos fijados en el exterior y
más vulnerables a las condiciones atmosféricas cambiantes y dañinas [11].
El movimiento del aire, las propiedades del edificio o las diferentes formas de su uso, determinan el nivel y
los posibles cambios en la concentración de fibras de amianto en el aire interior. Los cambios están
influenciados por: la ubicación de los MCA en el edificio, la extensión del daño, las vibraciones de la
construcción, incluidas las renovaciones del edificio, la explotación, el movimiento del aire y la frecuencia del
intercambio de aire. El propio uso que provoca la vibración de los MCA puede ser uno de los factores más
importantes en un edificio en uso [11].
Como era de esperar, diferentes estudios realizados confirman una mayor concentración de fibras de
amianto en edificios con MCA en mal estado que en aquellos otros cuyos MCA se encuentran en buenas
condiciones. No obstante, en construcciones poco robustas, o edificios de construcción de acero poco
resistentes y susceptibles a vibraciones, existe una mayor degradación de los MCA que vibran junto con la
construcción, provocando una mayor liberación de fibras en su interior. Esto ocurre incluso en el caso de
MCA no friables, aunque en el caso de MCA friables la liberación sería mayor por la influencia de otros
factores ya mencionados [11].
Por otra parte, un MCA con un alto nivel de riesgo potencial de liberación de fibras no tiene por qué ser el
que, en primer lugar, se aborde su retirada, sino que habrá que estudiar también la probabilidad de
exposición que hay (la probabilidad de que las personas puedan inhalar las fibras que ha liberado o libera ese
MCA). Es decir, lo que determina el riesgo para la salud no es simplemente si el MCA liberará fibras sino si las
personas estarán expuestas a esas fibras una vez liberadas. Por ejemplo: un panel aislante de amianto dañado
en una habitación aislada que nadie utiliza no representaría un riesgo potencial para la salud y la intervención
para su retirada podría gestionarse y priorizarse en consecuencia.
Aunque hay situaciones en las que la valoración del riesgo del MCA en el momento de analizar su grado de
peligrosidad resulta suficiente para tomar decisiones, en la mayoría de casos únicamente considerando el
resultado global de ambas valoraciones (capacidad de liberar fibras y de alteración futura) es posible priorizar
y recomendar actuaciones para la gestión de cada MCA instalado, incluyendo el momento de su retirada.
Las diferentes metodologías de valoración del riesgo reconocidas abordan factores que influyen
directamente sobre el grado de peligrosidad de un MCA, ya sean factores relacionados con las propias
características del material y su capacidad de liberar fibras (tipo de producto o MCA, friabilidad, estado de
conservación, tratamiento superficial o tipo de amianto) u otros relacionados con el potencial de alteración
del MCA (actividad en la zona, localización, accesibilidad, vibraciones, corrientes de aire, etc.). Como se ha
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indicado en el apartado 5.3, el anexo II recoge algunas de las metodologías más utilizadas para determinar
la valoración del riesgo de un MCA instalado.
En este sentido, no solo habría que observar en este punto a las personas usuarias de una edificación en
donde se hayan identificado MCA, sino también otras personas que pudieran encontrarse habitualmente en
las inmediaciones de lugares con MCA en donde sea posible la acción de las fibras sobre ellas. Por ejemplo,
una fachada que fue aislada con tabiques pluviales de fibrocemento en el momento de su construcción y
ahora se encuentran en mal estado podría convertirse en un foco de contaminación para los ocupantes de
edificios colindantes.
No obstante, puede haber personas que, por su condición física, sean especialmente sensibles y por tanto,
de mayor vulnerabilidad.
Los efectos sobre la salud de la exposición ambiental se han infravalorado en gran medida. Así, en algún caso,
los niveles de exposición medioambiental al amianto han alcanzado los niveles encontrados en el ámbito
profesional y se han observado, en consecuencia, enfermedades relacionadas con el amianto en poblaciones
residentes en las proximidades de zonas industriales [12]. Otro ejemplo característico de este tipo de
exposiciones inadvertidas, y de sus graves efectos, son las exposiciones asociadas al hecho de haber llevado
la ropa de trabajo al domicilio.
El riesgo de mesotelioma asociado a la exposición como resultado de vivir cerca de una fuente industrial de
amianto (minas, molinos, plantas de procesamiento de amianto) está claramente confirmado, aunque los
estudios no muestran si la exposición temprana aumenta la susceptibilidad; tampoco sugieren que la
susceptibilidad difiera en función del género [13].
No obstante, un estudio realizado en comunidades con alto riesgo de amianto indicó que la exposición en la
comunidad resulta en proporciones más altas de mesotelioma en mujeres y en una distribución de edad más
joven que las exposiciones ocupacionales. El nivel de exposición, la edad en el momento de la exposición, el
tipo de fibra presente en el aire y la predisposición genética influyen en la expresión de las enfermedades
relacionadas con el amianto; entre los grupos vulnerables se incluyen aquellos con riesgo social y conductual
[14].
Respecto a los niños como grupo vulnerable, hay pruebas de que tanto los niños como los trabajadores
adultos experimentan consecuencias para la salud por la exposición al amianto [15]. Cuando un adulto
desarrolla un mesotelioma suele deberse a la exposición al amianto en el lugar de trabajo. Pero en el caso de
los niños, la causa es más difícil de precisar. En general, los niños no tienen antecedentes de exposición al
amianto por lo que es un tema complejo de investigar y, aunque un diagnóstico del mesotelioma en niños es
raro, podrían ser realmente los más vulnerables al mesotelioma. Según un estudio realizado en el Reino
Unido, un niño de cinco años tiene más probabilidades de contraer un mesotelioma que un adulto de 30 años
expuesto al amianto durante el mismo tiempo [16].
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6.3. Priorización de retirada
El Anexo I de la Resolución del Parlamento Europeo, de 20 de octubre de 2021, con recomendaciones a la
Comisión sobre la protección de los trabajadores contra el amianto (2019/2182(INL)) menciona como
emplazamientos prioritarios en el calendario para la retirada del amianto las escuelas, instalaciones
sanitarias, centros deportivos o viviendas sociales.
Como indicaciones generales, deberían retirarse, en primer lugar, todos los MCA que hayan sido clasificados
con un nivel de riesgo alto (mediante la aplicación de los algoritmos de valoración del riesgo, como los
recogidos, por ejemplo, en la guía HSG 264 del Health and Safety Executive (HSE) [7] o en la Norma UNE
171370-2 [17]), presentes en instalaciones o emplazamientos en uso, dando prioridad a los señalados
anteriormente.
Además, otro elemento que debería contemplarse para establecer la prioridad en las instalaciones y
emplazamientos antes citados podría ser la ocupación de los mismos, comenzando por aquellos en los que
pudiera darse una mayor exposición a fibras de amianto en caso de que así fuera.
No obstante, los criterios para la priorización de retirada pueden llegar a ser ligeramente diferentes en
función de las particularidades o características de cada región y tipo de población potencialmente expuesta.
Teniendo en cuenta los plazos que habitualmente requiere la gestión de los MCA en edificios e instalaciones
cuando se planifica su retirada a corto o medio plazo, se deberá optar, hasta ese momento, por conservar in
situ el MCA, si está en buenas condiciones y difícilmente emitirá fibras si no se le altera, o por someterlo a
un tratamiento de estabilización o confinamiento, cuando lo requiera, para asegurar que no se van a emitir
fibras al ambiente.
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Asimismo, las operaciones y actividades de transporte, tratamiento y destrucción de residuos que contengan
amianto están dentro del ámbito de aplicación del Real Decreto 396/2006, de 31 de marzo, por el que se
establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud aplicables a los trabajos con riesgo de exposición
al amianto, así como los vertederos autorizados para residuos de amianto.
Por tanto, en todos estos casos se deben cumplir con las obligaciones que el Real Decreto 396/2006 recoge
para los trabajos con riesgo de exposición al amianto. Se debe contar con un plan de trabajo aprobado y la
empresa que lo ejecute debe estar inscrita en el Registro de Empresas con Riesgo de Amianto (RERA). En este
sentido, los trabajos de recogida y transporte de residuos con amianto y los trabajos en vertederos podrían
contemplarse como un plan único de carácter general (art. 11.4 del Real Decreto 396/2006).
Desde el punto de vista de la gestión de los residuos, los residuos con amianto están considerados como
residuos peligrosos por sus características de peligrosidad. También tendrán la consideración de residuos de
amianto, y por tanto peligrosos, todos los materiales que se utilicen durante los trabajos, tales como
mascarillas, monos, filtros, etc., así como los MCA que se puedan encontrar almacenados y fuera de uso, que
se tratarán como material contaminado.
Los residuos de amianto obtenidos como consecuencia de la retirada del amianto se gestionarán conforme
a lo establecido en la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía
circular.
Esta ley establece una serie de obligaciones para el productor o poseedor inicial del residuo (artículo 20 y
21), que será la empresa que lleve a cabo los trabajos de desamiantado. Entre otros, están obligados a:
- Entregar los residuos a una empresa autorizada para el tratamiento de estos residuos. En el caso de
los residuos con amianto, por ahora solo es posible su tratamiento mediante depósito en vertedero,
por lo que esta empresa será una empresa autorizada para la eliminación del amianto mediante
depósito en vertedero.
- Guardar registro documental de todos los movimientos y las acreditaciones de la correcta entrega
de los residuos con amianto.
- Disponer de una zona habilitada e identificada para el correcto almacenamiento de los residuos que
reúna las condiciones adecuadas de higiene y seguridad mientras se encuentren en su poder.
Deberán estar protegidos de la intemperie y con sistemas de retención de vertidos y derrames. La
duración máxima del almacenamiento de los residuos peligrosos en el lugar de producción será
inferior a seis meses.
- Mantener los residuos con amianto separados del resto, adecuadamente almacenados hasta su
entrega posterior a la empresa autorizada para su tratamiento.
- Identificar y etiquetar correctamente los residuos, antes de la entrega para su gestión y determinar
sus características de peligrosidad.
- Informar inmediatamente a la administración ambiental competente en caso de desaparición,
pérdida o escape de residuos peligrosos o de aquellos que por su naturaleza o cantidad puedan dañar
el medio ambiente.
También será de aplicación lo dispuesto en el Real Decreto 105/2008, de 1 de febrero, por el que se regula
la producción y gestión de residuos de construcción y demolición. Por lo tanto, se incluirá en el proyecto un
estudio de gestión de residuos en el que se indicarán las estimaciones de cantidades que se prevé generar
de residuos con amianto, indicando los posibles destinos de estos residuos. En el caso de obras sin proyecto,
a partir del 1 de enero de 2024 también se deberá realizar esta estimación, en aplicación del artículo 30.3 de
la Ley 7/2022, de 8 de abril.
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Para su traslado como residuos con amianto será de aplicación el Real Decreto 553/2020, de 2 de junio, por
el que se regula el traslado de residuos en el interior del territorio del Estado.
En relación con las condiciones que deben cumplir para su traslado, el Real Decreto 396/2006, de 31 de
marzo, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud aplicables a los trabajos con
riesgo de exposición al amianto, en su artículo 6, indica la necesidad de transportar el amianto o los
materiales de los que se desprendan fibras de amianto o que contengan amianto en embalajes cerrados
apropiados y con etiquetas reglamentarias que indiquen que contienen amianto.
Asimismo, otros documentos oficiales relativos a la gestión de amianto (“Residuos con amianto: desde el
productor al gestor” del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo –INSHT-) indica que el
envasado de amianto debe de hacerse en recipientes estancos o embalajes herméticos, hechos con material
plástico de suficiente resistencia mecánica, o big-bags adecuados. Estos embalajes deben ser sólidos y
resistentes de forma que se evite cualquier pérdida de contenido en su manipulación y almacenamiento, con
la consiguiente liberación de fibras o polvo.
Por último, si el amianto es destinado a su eliminación mediante depósito en vertedero, se ha de cumplir con
lo establecido en el Real Decreto 646/2020, de 7 de julio, por el que se regula la eliminación de residuos
mediante depósito en vertedero. De acuerdo con el Anexo II de este real decreto, los materiales de
construcción que contengan amianto y otros residuos de amianto podrán eliminarse en vertederos para
residuos no peligrosos, sin realización previa de pruebas, a condición de que se cumplan los siguientes
requisitos:
a) Los residuos no deberán contener sustancias peligrosas distintas del amianto aglomerado, incluidas
las fibras aglomeradas mediante un aglutinante o envasadas en plástico o sistemas similares que
garanticen la imposibilidad de emisión de fibras durante su manipulación.
b) En la celda en que se deposite material de construcción que contenga amianto y otros residuos de
amianto no se depositará otro tipo de residuos, y la celda será suficientemente estanca.
c) La manipulación de los residuos de amianto que lleguen al vertedero envasados se realizará de forma
que no se produzca la rotura ni del contenido ni del continente del embalaje.
d) Para evitar la dispersión de fibras, la zona de depósito se cubrirá diariamente y antes de cada
operación de compactado con material adecuado que no contenga elementos angulosos que puedan
producir daños por punzonamiento y, si el residuo no está envasado, se regará periódicamente.
e) Para evitar la dispersión de fibras se colocará sobre el vertedero o la celda una cubierta superior final
de material adecuado que no contenga elementos angulosos que puedan producir daños por
punzonamiento.
f) En el vertedero o la celda no se efectuará ninguna obra que pudiera provocar la liberación de fibras
(por ejemplo, la perforación de agujeros).
g) Una vez clausurado el vertedero o la celda, la entidad explotadora del vertedero conservará un plano
con la ubicación, en planta y en alzado, de los residuos de amianto, información que deberá ser
remitida al órgano ambiental competente de la comunidad autónoma.
h) Se tomarán las medidas apropiadas para limitar los usos posibles del suelo tras el cierre del vertedero
para evitar el contacto humano con los residuos.
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8. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
1. Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular
2. Guía técnica para la evaluación y prevención de los riesgos relacionados con la exposición al amianto
- Año 2022. INSTITUTO NACIONAL DE SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO.
3. Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de los Servicios de
Prevención.
4. Real Decreto 396/2006, de 31 de marzo, por el que se establecen las disposiciones mínimas de
seguridad y salud aplicables a los trabajos con riesgo de exposición al amianto.
5. NTP 632: Detección de amianto en edificios (I): aspectos básicos. INSTITUTO NACIONAL DE
SEGURIDAD E HIGIENE EN EL TRABAJO.
6. Prospección sobre la presencia de amianto o de materiales que lo contengan en edificios Fundación
para la Prevención de Riesgos Laborales. Institut d'Estudis de la Seguretat. Col-legi d'Aparelladors i
Arquitectes Técnics de Barcelona. Diciembre de 2001.
7. HSG 264. Asbestos: The survey guide. Second edition, published 2012. HEALTH AND SAFETY
EXECUTIVE (HSE).
8. Metodología para inventariar y clasificar inmuebles que contengan materiales con contenido en
amianto. FEDERACIÓN ANDALUZA DE MUNICIPIOS Y PROVINCIAS.
9. Resolución del Parlamento Europeo, de 20 de octubre de 2021, con recomendaciones a la Comisión
sobre la protección de los trabajadores contra el amianto (2019/2182(INL)).
10. Kakoulaki, G., Maduta, C., Tsionis, G., Zangheri, P. and Bavetta, M., Identification of vulnerable EU
regions considering asbestos presence and seismic risk., EUR 31550 EN, Publications Office of the
European Union, Luxembourg, 2023, ISBN 978-92-68-04254-0, doi:10.2760/652785, JRC133139.
11. Obmiński, A., 2020. Asbestos in building and its destruction. Construction and Building Materials
249, 118685. https://doi.org/10.1016/j.conbuildmat.2020.118685
12. Bayram, Mehmeta; Bakan y Nur Dilekb. Environmental exposure to asbestos, from geology to
mesothelioma Current Opinion in Pulmonary Medicine, 2014.
13. Goldberg M, Luce D. The health impact of nonoccupational exposure to asbestos: what do we know?
Eur J Cancer Prev. 2009 Nov;18(6):489-503. Disponible en
https://doi.org/10.1097/CEJ.0b013e32832f9bee
14. Emmett EA. Asbestos in High-Risk Communities: Public Health Implications. International Journal of
Environmental Research and Public Health. 2021; 18(4):1579.
https://doi.org/10.3390/ijerph18041579
15. Yuan-Long Zhang, Hwi-Seok Byeon, Won-Hwa Hong, Gi-Wook Cha, Yoon-Ha Lee, Young-Chan Kim.
Risk assessment of asbestos containing materials in a deteriorated dwelling area using four different
methods. Journal of Hazardous Materials, Volume 410, 2021, 124645 Disponible en:
https://doi.org/10.1016/j.jhazmat.2020.124645
16. Brenner, J., Sordillo, P.P., and Magill, G.B. (1981). Malignant Mesothelioma in Children: Report of
Seven Cases and Review of the Literature. Med. Pediatr. Oncol. 9(4), 367-73. Disponible en:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/6790917
17. Norma UNE 171370-2:2021. Amianto. Parte 2: Localización y diagnóstico de amianto.
18. Prospección sobre la presencia de amianto o de materiales que lo contengan en edificios.
Identificación práctica de amianto en edificios y metodologías de análisis. Fundación para la
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Prevención de Riesgos Laborales. Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo en
colaboración con el Col. legi d Aparelladors i Arquitectes Técnics de Barcelona. Enero de 2003.
19. HSG 227. A comprehensive guide to managing asbestos in premises. 2002. HEALTH AND SAFETY
EXECUTIVE (HSE).
20. Model AHERA Asbestos Management Plan for Local Education Agencies. U.S. ENVIRONMENTAL
PROTECTION AGENCY (EPA). Disponible en web: https://www.epa.gov/asbestos/model-ahera-
asbestos-management-plan-local-education-agencies
21. Convocatoria de datos para una evaluación de impacto. Control, registro y seguimiento del
amianto. Comisión Europea (2022)8845054. Diciembre de 2022.
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ANEXO I
MODELO DE INVENTARIO DE EMPLAZAMIENTOS E INSTALACIONES CON AMIANTO O CON ALTA
PROBABILIDAD DE CONTENER AMIANTO
En la fase exploración o cribado se recopila toda la información disponible que permita hacer un inventario
inicial de todos aquellos espacios de un municipio donde hay alta probabilidad de encontrar amianto por
cumplir una serie de parámetros previamente definidos (ver apartado 5.1 FASE DE EXPLORACIÓN-
CRIBADO).
Para facilitar la tarea, una posibilidad es la realización de un inventario por tipo de emplazamiento o
instalación. Esto puede ser de utilidad en municipios de mayor tamaño, donde podría agruparse, por ejemplo,
por centros escolares, centros sanitarios, instalaciones municipales, etc.
Identificación Puede
Fecha de Fecha de Tiene Sin
emplazamiento Dirección Titularidad tener
construcción rehabilitación/reforma MCA MCA
o instalación MCA
Marcar con una X la columna correspondiente para indicar si se sabe con certeza que el edificio contiene
amianto, si puede tener debido a sus características y al estudio de la documentación recopilada o si no tiene
amianto.
En caso de que el edificio no contenga MCA porque ya hayan sido retirados, indicar en la columna Sin MCA
la fecha de retirada.
NOTA: En principio, las edificaciones o instalaciones posteriores a 2002 no deberían contener MCA por la
prohibición efectiva de su uso en ese año.
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ANEXO II
La legislación española no exige actualmente una metodología específica para la localización e identificación
de los MCA. No obstante, en el APÉNDICE 2. LOCALIZACIÓN, IDENTIFICACIÓN Y VALORACIÓN DEL RIESGO
POTENCIAL DE MATERIALES CON AMIANTO de la Guía Técnica para la evaluación y prevención de los riesgos
relacionados con la exposición al amianto del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST)
se recogen algunas posibles metodologías de valoración del riesgo.
De entre las posibles metodologías (estimación cualitativa, cuantitativa mediante valoración del riesgo
global, diagramas de decisión, etc.), la recomendación de los expertos es una aproximación cuantitativa
basada en la valoración conjunta del riesgo intrínseco del propio MCA en el momento de su estudio y la
probabilidad de que sufra perturbaciones o daños en el futuro debido al entorno en el que se encuentra
ubicado.
Aunque hay situaciones en las que la valoración del riesgo del MCA en el momento de su estudio resulta
suficiente para tomar decisiones, únicamente considerando el resultado global de ambas valoraciones
(capacidad de liberar fibras y de alteración futura) es posible priorizar y recomendar actuaciones para la
gestión segura de cada MCA instalado.
Las metodologías cuantitativas son más objetivas y tienen la ventaja de proporcionar información relevante
para la evaluación de riesgos de la empresa y ayudar al empresario en la planificación preventiva.
Este tipo de metodologías incluyen un algoritmo o sumatorio de puntuaciones de los factores que cada guía
o norma considera determinantes para estimar el nivel de riesgo potencial asociado a cada MCA presente,
asignándole, según la puntuación total resultante, uno de los tres o cuatro niveles o categorías de riesgo
establecidos en dichas metodologías, entre las que destacamos:
Para valorar el estado de las cubiertas de amianto-cemento, se ha publicado un algoritmo específico que
permite clasificar las placas de fibrocemento en tres niveles de riesgo en función de su potencial capacidad
de liberar fibras [Campopiano A. et al.; Risk Assessment of the Decay of Asbestos Cement Roofs, The Annals
of Occupational Hygiene (2009)]. La puntuación más alta representa un significativo potencial de liberar fibras
y se recomienda su retirada, mientras que las que queden en la parte más baja se considerarán de bajo riesgo
por lo que podrían mantenerse en su ubicación y la valoración de su estado, hasta la retirada, se irá indicando
en el programa de seguimiento y control que se establezca.
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También puede resultar de ayuda el documento “METODOLOGÍA PARA INVENTARIAR Y CLASIFICAR
INMUEBLES QUE CONTENGAN MATERIALES CON CONTENIDO EN AMIANTO”, de la Federación Andaluza De
Municipios Y Provincias (FAMP), que incluye una metodología que tiene por objeto establecer el proceso de
actuación para inventariar y clasificar inmuebles, incluyendo sus instalaciones, que contengan materiales con
contenido en amianto, siendo de aplicación a cualquier inmueble ubicado en el término municipal de
cualquier municipio, así como para cualquier instalación en la que se sospecha la presencia de materiales con
contenido en amianto.
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ANEXO III
MODELO DE FICHA PARA EL REGISTRO DE LOS MCA
Probabilidad
Ref. Localización Tipo Variedad de Friable o Estado de Fijo o Frecuencia
Fecha Foto Descripción Accesibilidad de Confirmado
MCA específica MCA amianto no friable conservación instalado de acceso
alteración
Para disponer de un registro lo más completo y armonizado posible, a esta ficha se adjuntará un plano o un croquis en el que se señalen las ubicaciones donde se
haya confirmado la presencia de amianto (mapeo de los hallazgos).
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• Fijo o instalada 2: Se considera que el MCA está fijado cuando se ha sujetado o asegurado en su posición (por ejemplo, placas de fibrocemento atornilladas o
clavadas). Se considera que el MCA está instalado cuando se ha colocado específicamente para un fin (por ejemplo, ladrillos refractarios que contienen amianto
colocados unos encima de otros o amianto suelto como relleno en un falso techo para aislamiento).
AVISO: También se deberán consignar en el registro las zonas no inspeccionadas. Es importante tener en cuenta la posibilidad de que existan otros MCA no
accesibles y confinados en lugares no inspeccionados.
2 https://www.asbestos.vic.gov.au/about-asbestos/glossary-of-terms
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ANEXO IV
MODELO DE CENSO
DATOS GENERALES
Denominación: ____________________________________________________________________________________________________________
Dirección: ________________________________________________________________________________________________________________
Población: ________________________________________________________________________________________________________________
Titularidad: _______________________________________________________________________________________________________________
Uso: _____________________________________________________________________________________________________________________
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TABLA RESUMEN DE LOS MCA INSPECCIONADOS
La referencia del MCA será la misma que la que se haya incluido en la ficha para el registro de MCA (modelo en anexo III), asegurándose la trazabilidad con los
resultados de la inspección.
El nivel de riesgo estará directamente relacionado con la prioridad de retirada, de tal manera que a los niveles de riesgo 1 (alto), 2 (moderado) y 3 (bajo) les
corresponderá una prioridad de retirada alta, media y baja, respectivamente (adaptar a los niveles de riesgo que contemple la metodología empleada).
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DIRECTRICES PARA LA RETIRADA DEL
AMIANTO INSTALADO
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