Art Amerika

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 13

Amerika

Mémoires, identités, territoires


13 | 2015
Migrations et productions artistiques dans les
Amériques

Nuevas instancias transculturales de la literatura


latinoamericana : la tradición latina de los Estados
Unidos
Alejo López

Edición electrónica
URL: http://journals.openedition.org/amerika/6918
DOI: 10.4000/amerika.6918
ISSN: 2107-0806

Editor
LIRA-Université de Rennes 2

Referencia electrónica
Alejo López, « Nuevas instancias transculturales de la literatura latinoamericana : la tradición latina de
los Estados Unidos », Amerika [En línea], 13 | 2015, Publicado el 25 diciembre 2015, consultado el 02
mayo 2019. URL : http://journals.openedition.org/amerika/6918 ; DOI : 10.4000/amerika.6918

Este documento fue generado automáticamente el 2 mayo 2019.

© Tous droits réservés


Nuevas instancias transculturales de la literatura latinoamericana : la tradi... 1

Nuevas instancias transculturales de


la literatura latinoamericana : la
tradición latina de los Estados
Unidos
Alejo López

Latinoamérica y los Estados Unidos : la cultura latina


como historia de frontera y transculturaciones
1 Desde la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI somos testigos de una nueva fase
dentro de ese interminable, álgido y convulsionado proceso de la historia latinoamericana
que el antropólogo cubano Fernando Ortiz denominó la “transculturación”, ese proceso
cultural transitivo que incluye “la pérdida o desarraigo de una cultura precedente, lo que
pudiera decirse una parcial desculturación, y, además, significa la consiguiente creación
de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse de neoculturación” ([1940]
1963 : 103). La trascendencia de este proceso, constitutivo no sólo de la cubanidad sino
como advertía el propio Ortiz de la identidad cultural de todo el continente, fue tan
decisiva para nuestra Historia cultural como desgarradora. Así como la conquista moldeó
la naturaleza transcultural de nuestro carácter latinoamericano, del mismo modo los
constantes y polifacéticos periplos de las migraciones latinoamericanas contemporáneas
delinean nuevas formas para la hibridación constitutiva de nuestra identidad cultural.
Entre las formaciones culturales más novedosas y profusas de estos continuos procesos
diaspóricos latinoamericanos, se encuentran las migraciones a Norteamérica y la
emergencia de lo que, actualmente, se denomina la “cultura latina” de los Estados Unidos.
2 Todos estos fenómenos de contacto e hibridación cultural, lo que Ortiz subsumía bajo el
término transculturación, configuran un proceso multidireccional a través del cual estas
culturas migratorias proceden a reformular y transformar sus patrones identitarios
nacionales, muchas veces promoviendo la creación de nuevas identidades trasnacionales

Amerika, 13 | 2015
Nuevas instancias transculturales de la literatura latinoamericana : la tradi... 2

e híbridas, y también, y al mismo tiempo, desarrollando en los espacios huésped que los
alojan nuevas instancias transculturales en el seno de la sociedad que los circunda, lo que
se aprecia en las formaciones culturales emergentes y en la gestación de nuevas
producciones estéticas innovadoras. Este es el caso, por ejemplo, de las denominadas
literaturas chicanas y niuyorriqueña, neologismos forjados para dar cuenta de las
expresiones estéticas de estas culturas migrantes que, junto con la cultura cubana de
EEUU, componen los pilares de la pujante, creciente y cada vez más influyente cultura
latina en los Estados Unidos1. Las huellas visibles de la magnitud de este fenómeno
demográfico y socio-cultural no sólo se observan en el crecimiento exponencial y en la
calidad de las producciones culturales de los latinos en los Estados Unidos, sino,
especialmente, en la atención con que las instituciones se ocuparon de estos fenómenos
transnacionales dentro del campo cultural norteamericano, es decir, en el modo en que
instituciones culturales, tales como la crítica literaria, por ejemplo, han abordado estas
nuevas expresiones y en la rapidez con que las mismas se han incorporado y comenzado a
redefinir lo que se conoce hoy como la “literatura norteamericana” y la “literatura
latinoamericana”. Quizá, un ejemplo cabal de estas transformaciones lo constituya la
incorporación de autores latinos dentro del canon literario estadounidense presente en
antologías como The Heath Anthology of American Literature, o todavía más
ostensiblemente, la publicación por parte de la Modern Language Association (MLA) de
una obra tan significativa como Redefining American Literary History (1990), en la cual se
aborda, precisamente, las transformaciones culturales suscitadas por la injerencia de las
culturas minoritarias (siendo la latina la de mayor número e impacto) dentro de la
literatura norteamericana2. También es sintomático del lugar central que desde fines del
siglo XX ocupa la cultura latina dentro de la industria cultural estadounidense, los
premios Pulitzer obtenidos por parte de escritores latinos como Oscar Hijuelos en 1990 o
Junot Díaz en 2008 y la exponencial promoción y difusión, incluso internacionalmente,
por parte del mercado editorial estadounidense de figuras latinas como Sandra Cisneros o
Julia Álvarez.
3 Pero para hablar, entonces, de una “cultura” o una “literatura latina” de los Estados
Unidos debemos, en principio, establecer qué designa exactamente este término, o bien,
delimitar, aproximadamente, los alcances de esta identidad cultural. Esta pregunta
conlleva diversas dificultades, entre las cuales la más obvia y compleja consiste en
resolver cómo identificar una cultura, cuando la misma se compone de grupos diversos y
heterogéneos, y con trayectorias y contextos diferentes como pueden ser los exilios
políticos para el caso de los cubanos en EEUU, los desplazamientos intra-estatales (los
niuyorriqueños y su condición de ciudadanos norteamericanos) o las migraciones por
factores socio-económicos y tensadas por el marco de su ilegalidad (la gran mayoría de los
chicanos). Ante esta encrucijada es que, algunos investigadores de la cultura latina como
es el caso de Marc Zimmerman (1992), optan por establecer una definición pragmática de
esta categoría identitaria a partir de las herencias culturales compartidas y los procesos
efectivos por medio de los cuales los distintos grupos que componen este colectivo
negocian y ponen en práctica su identificación cultural. De este modo, y siguiendo las
propuestas de Raymonds Williams (1988) sobre las tradiciones selectivas y su dialéctica
cultural marxista, Zimmerman definirá lo “latino” a partir del mestizaje transcultural
heredado de su historia latinoamericana y de los modos efectivos en que estos grupos se
valen de este amplio abanico multicultural para ejercer determinadas selecciones y
combinaciones específicas (Zimmerman 1992 : 13). Esta definición de la cultura latina
corre con la ventaja de aprehender la heterogeneidad de este colectivo, sin soslayar el

Amerika, 13 | 2015
Nuevas instancias transculturales de la literatura latinoamericana : la tradi... 3

fondo común del cual se nutre cada uno de los grupos minoritarios que lo componen, y a
partir del cual son capaces de reconocerse a sí mismos dentro de esta identidad cultural
heterogénea. Son, precisamente, estos procesos de selección y combinación cultural, los
que articulan y ponen en práctica esta identidad de lo latino-estadounidense a partir de
una historia compartida de estigmatización cultural y subalternización étnica, social,
económica y política. Otro rasgo identificador de este colectivo lo constituye la firme
posición confrontativa frente a su situación marginal dentro de la sociedad
norteamericana, confrontación cultural que los latinos levantan como marcador
identitario de sus políticas emancipatorias. De este modo, seguiremos a Zimmerman en su
definición pragmática y funcional del término “latino”, en virtud de un trasfondo socio-
cultural compartido y de los usos particulares de esta identidad cultural ejercidos por sus
integrantes. Como señala el propio Zimmerman, este uso de la categoría identitaria de lo
latino permite mantener en mente el hecho de que la misma es, en definitiva, un
constructo que permite identificar un colectivo diverso, el cual a menudo se identifica a sí
mismo en base a su oposición coyuntural frente a otras identidades y con fines específicos
(1992 : 41).
4 El término “cultura latina de los Estados Unidos” resulta, entonces, una categoría
descriptiva útil para el análisis de las expresiones culturales producidas por este colectivo
conformado tanto por sujetos emigrados a los Estados Unidos, como por sucesivas
generaciones ya nacidas en territorio norteamericano. La laxitud del término permite, a
su vez, incluir los particulares y disímiles grados de integración de cada una de estas
minorías con la sociedad norteamericana circundante. Actualmente, en el siglo XXI, la
cultura latino-estadounidense ya no constituye un fenómeno novedoso o emergente, sino
uno constituido y reconocido, insoslayablemente, dentro del entramado multicultural de
la sociedad norteamericana contemporánea. Este reconocimiento, empero, lejos está de
suponer una asimilación exitosa de la cultura latina3 dentro de la cultura hegemónica
WASP4 estadounidense, ni tampoco supone una integración homogénea, sino que, por el
contrario, la cultura latina exhibe hoy sectores integrados al mainstream de la cultura
norteamericana a partir de la constitución de un mercado “étnico” dentro de esta
industria cultural, en gran medida por medio de las políticas comerciales que lograron
instalar un producto fuertemente marcado por la exotización y la moda; y también, otros
sectores que continúan ahondando en la condición marginal de esta cultura minoritaria y
en el proyecto contradiscursivo que desde la década del setenta del siglo pasado afianzó la
política contrahegemónica de su tradición literaria. A su vez, actualmente el concepto de
“lo latino” articula en los Estados Unidos un imaginario popular que integra tanto ciertos
estereotipos esencialistas, como así también valores culturales largamente defendidos por
estas minorías. Cuando en 1992 Marc Zimmerman publicaba su ensayo U.S. Latino
Literature: An Essay and Annotated Bibliography, la “moda” de lo latino en los Estados
Unidos había atravesado ya distintas fases, como las modas intermitentes de la música
tropical que desde la plena puertorriqueña en la década del treinta hasta la
transculturación de la salsa en los setenta habían incurrido esporádicamente en el
mercado cultural norteamericano, hasta llegar al auge alcanzado durante los noventa con
la muerte de Selena Quintanilla, cantante pop mejicano-estadounidense e ícono de la
cultura musical latina. Sin embargo, Zimmerman ya advertía en su ensayo una tendencia
insoslayable marcada por este crecimiento exponencial de la cultura latina, el cual
prefiguraba interrogantes esenciales para su devenir en el siglo venidero. De estos
interrogantes surgían las dudas sobre si este fenomenal crecimiento conllevaría la
posibilidad de que el mismo condujese a una asimilación armónica con la sociedad

Amerika, 13 | 2015
Nuevas instancias transculturales de la literatura latinoamericana : la tradi... 4

norteamericana hegemónica, la cual a lo largo de su historia había relegado siempre a los


latinos a los márgenes, o bien a la continuidad de su condición marginal y subalterna,
siendo esto último lo que ha prevalecido efectivamente y lo que nos permite hoy afirmar
que la cultura latina de los Estados Unidos continúa configurando, a todas luces, una
cultura subalterna empero su profusa y pujante presencia en el seno de la sociedad y
culturas estadounidenses.
5 La literatura latina surge, entonces, como la expresión literaria de esta cultura subalterna
tensada entre dos polos culturales heterogéneos, como son la cultura norteamericana y la
cultura latinoamericana. Esta condición fronteriza promovió una problemática
epistemológica respecto a la pertenencia excluyente de esta tradición a uno de estos dos
polos en tanto objeto de estudio dentro de la academia norteamericana, institución que
desde la segunda mitad del siglo XX comenzó a tomar en cuenta la magnitud de este
fenómeno neocultural y su impacto e injerencia en la sociedad y cultura norteamericanas.
La dimensión intersticial de estas expresiones transculturales explica, por ejemplo, que
críticos como Frances Aparicio (2003) postulen la necesidad de establecer nuevas
categorías descriptivas para el análisis de estos fenómenos novedosos, y es esta misma
necesidad la que llevó a José Quiroga (2000) a proponer la categoría de lo “Latino
American”, como modo de superar esta escisión entre la cultura latina en los Estados
Unidos y la cultura latinoamericana5. Pero lo cierto es que pese a la difusión y crecimiento
exponencial de la cultura latina y sus expresiones literarias, dentro y fuera de los Estados
Unidos, la crítica literaria continúa todavía sin lograr catalogar este objeto inasimilable
para sus categorías epistemológicas construidas sobre el logocentrismo occidental. De allí
la cantidad de campos disciplinares abocados al estudio de estos fenómenos
trasnacionales y su dificultad para alcanzar categorías descriptivas certeras.

Literatura inmigrante, literatura hispánica, literatura


latina : migración y diáspora latinoamericana en los
Estados Unidos
6 Cuando hablamos de “literatura latina de los Estados Unidos” nos referimos a la
producción literaria de escritores de origen latinoamericano en suelo estadounidense.
Este corpus heterogéneo comprende textos escritos en inglés, en español o en las diversas
combinaciones entre ambas lenguas, entre ellas, el difundido uso interlingüe del
spanglish. En ciertas ocasiones, es usado en los discursos de la crítica literaria el término
“literatura hispánica de los Estados Unidos” de un modo indistinto, o susceptible de ser
confundido, con el de “literatura latina”, lo cual oblitera diferencias no poco significativas
entre ambos. Al mismo tiempo existe otra categoría descriptiva lindera con ambos
términos como la de “literatura inmigrante”, la cual designa simplemente las expresiones
literarias producidas en contextos migratorios. En principio habría que distinguir entre
aquellos autores latinoamericanos que, ocasional o coyunturalmente, han producido su
obra, o parte de ella, en suelo norteamericano con influencias de este medio cultural
exógeno que pueden ir desde la temática hasta algún posible tipo de influencia estilística,
en mayor o menor medida, propiciada por el encuentro con las tradiciones culturales y
literarias a las que accedieron en sus estancias estadounidenses. Este tipo de literatura,
difícilmente, pueda ser llamada otra cosa más que literatura latinoamericana a secas,
como es el caso, por ejemplo, de figuras notables de la tradición literaria latinoamericana
como José Martí y el periodo neoyorquino de su obra. Estos autores que escriben en los

Amerika, 13 | 2015
Nuevas instancias transculturales de la literatura latinoamericana : la tradi... 5

Estados Unidos lo hacen, sin embargo, desde Latinoamericana, es decir, que su lugar de
enunciación y la tradición cultural desde la que postulan su voz literaria sigue
perteneciendo al espacio natal de la cultura latinoamericana6. Este tipo de literatura
latinoamericana producida en los Estados Unidos debe ser diferenciada de la literatura
inmigrante constituida por la obra de aquellos escritores hispanoamericanos que
arribaron a los Estados Unidos durante el siglo XIX y que escribieron a partir de sus
experiencias migratorias sobre la vida en tierras foráneas. De esta tradición inmigrante
surgen ciertos tópicos literarios que giran en torno al “uso predominante de la lengua
materna; el interés común a una población unida por la lengua más allá de sus diferentes
orígenes nacionales; y el afianzamiento y continuidad de sus identidades nacionales”
(Kanellos 2011 : 7)7. Esta literatura que responde, adecuadamente, a la categoría de
“literatura hispánica de los Estados Unidos”, puede y debe ser, a su vez, diferenciada de la
tradición latino-estadounidense de la cual nos ocuparemos en este trabajo.
7 La literatura latina de los Estados Unidos designa la expresión literaria de las culturas
migrantes de origen latinoamericano que desarrollaron en los Estados Unidos un singular
y crucial proceso de transculturación, el cual lejos de articular una síntesis mestiza por
medio de su asimilación a la sociedad y cultura norteamericanas, configuró, en cambio,
una cultura intersticial e híbrida afianzada en su dimensión inasimilable dentro de ese
espacio heterotópico desplegado por su condición intersticial. La literatura latina se
ubica, de este modo, en el intersticio entre la tradición literaria norteamericana en la cual
se inscribe desde ese sector marginal compuesto por las culturas minoritarias, y las
tradiciones nacionales que constituyen los orígenes de sus historias migrantes. Esta
tradición latina incluye tanto a sujetos nacidos fuera de Estados Unidos y emigrados
posteriormente a suelo norteamericano, como a otros pertenecientes a segundas o
terceras generaciones inmigrantes nacidas ya en los Estados Unidos y que, sin embargo,
no se reconocen a sí mismos como norteamericanos sino a través de esta identidad
cultural híbrida tensada entre la cultura estadounidense y la latinoamericana. A su vez, el
uso indiferenciado de los términos “hispano” y “latino” para designar a este colectivo
plantea algunos problemas de índole similar, por cuanto algunos integrantes de esta
cultura con raíces latinoamericanas vislumbran en el uso del término “hispano” por parte
de los sujetos anglo-norteamericanos, un intento velado de “blanqueamiento” o
solapamiento de las raíces afro-descendientes e indígenas de esta identidad cultural 8, por
lo que la necesidad de establecer diferencias en el uso de ambos términos se vuelve una
cuestión que excede el plano de la mera claridad comunicativa y terminológica, para
volverse, en cambio, una cuestión de índole política e ideológica, tal como se desprende
claramente del rechazo extendido por parte de la propia comunidad latina de los Estados
Unidos al uso del término “hispánico”. Este rechazo cobró en la década del noventa una
fuerza superlativa y motivó, por ejemplo, que el New York Times titulará un artículo de
1992, “¿ Cuál es el problema con ‘Hispánico’ ? Bastan con preguntarle a un ‘Latino’”9. Este
rechazo vehemente al término hispánico se funda en la voluntad de ciertos sectores
sociales de integrar la otredad latina, asimilándola a la cultura hegemónica por medio de
su “blanqueamiento” hispanicista. Atendiendo, entonces, a esta distinción significativa
podemos diferenciar entre una “literatura hispánica de los Estados Unidos” y una
“literatura latina de los Estados Unidos”.
8 La literatura latina encuentra su origen hacia el siglo XIX en el sudoeste de los Estados
Unidos y norte de México, región que comprende un territorio sustraído por los Estados
Unidos a México como resultado de la guerra de 1848 y la firma del Tratado de Guadalupe

Amerika, 13 | 2015
Nuevas instancias transculturales de la literatura latinoamericana : la tradi... 6

Hidalgo, y que constituye el núcleo de la cultura chicana contemporánea. Señala Marc


Zimmerman, que la cultura mexicano-estadounidense que caracteriza esta región no se
formó, principalmente y contra las creencias difundidas, a partir de la migración de
mejicanos hacia el norte de la frontera sino, fundamentalmente, a partir de la migración
hacia el sur de la propia frontera (Zimmerman 1992 : 18). De hecho, y pese a la
expropiación norteamericana, este territorio mantuvo a lo largo del tiempo un carácter
excepcional y autónomo, tanto durante la época de la colonia hispánica, como durante los
primeros años del gobierno mexicano e incluso con posteridad a la ocupación y anexión
estadounidense, debido en parte a su lejanía respecto a los gobiernos centrales y a la
hostilidad irresuelta de los nativos americanos y sus constantes revueltas. La liminar
situación transcultural de esta región se condensa en su denominación anglosajona
“borderlands”10, e implica, a su vez, que este territorio delimite una verdadera región
cultural semi-autónoma que ha sido identificada con la legendaria Aztlán, tierra insular
primigenia en la mitología mexicana, que sirvió luego como significante imaginario para
reivindicaciones nacionalistas mexicanas y movimientos político-culturales chicanos
desde la década del sesenta hasta la actualidad. Esta cultura chicana del sudoeste
estadounidense configura el origen de la cultura latina contemporánea, un colectivo
integrado por culturas migrantes de origen latinoamericano que poseen una historia
similar, capaz de ser definida a través de un proceso tripartito : una fase inicial de tono
romantizante y marcada por la nostalgia por la cultura materna ; una segunda fase ya
centrada en la experiencia migratoria y en la problemática relativa a la cuestión
identitaria; y una tercera y última fase, caracterizada por el asentamiento y la aceptación
de la situación transcultural del presente (Zimmerman 1992).
9 Ahora bien, si hay un tema por excelencia que atraviesa toda esta tradición literaria es el
de la experiencia migratoria. La experiencia de la migración y el exilio, en sus diversas
modalidades, ya sea por razones económicas, políticas o de otra índole, atraviesa toda la
historia de la cultura latina y modula gran parte de sus características distintivas, como
por ejemplo, la tensión entre la pulsión por el regreso y su imposibilidad ; la condición
intersticial de su naturaleza cinética ; el conflictivo problema de la asimilación frente a la
conservación de las tradiciones heredadas ; o bien, el carácter difuso de los múltiples
desplazamientos que borronean o transforman las fronteras en una cartografía incierta,
como, por ejemplo, en la experiencia territorial de las comunidades chicanas atadas a los
ciclos regulares de la cosecha, ritmo natural que acopla su cultura itinerante y transitoria
al cruce híbrido de una temporalidad heterogénea entre lo natural y lo social, entre las
estaciones naturales del saber agrario y las estaciones de colectivos que trazan la línea
incesante de una identidad en permanente proceso de transculturación.
10 La literatura latina se intersecta con esa larga tradición inmigrante de las letras
latinoamericanas, pero a diferencia de muchas de las tradiciones de la inmigración
latinoamericana, ni se halla dominada por la nostalgia y su concomitante pulsión
etimológica por el regreso, ni prefigura una integración asimilativa con la sociedad
huésped, la tradición latina configura una literatura diaspórica más que inmigrante,
atendiendo a la diferencia expuesta por Abril Trigo :
El sujeto diaspórico, a diferencia del inmigrante, no se asimila a la sociedad
anfitriona, resiste a la interpelación del imaginario nacional hegemónico (que quizá
lo rechace), y persiste en identificarse en lo cotidiano con su comunidad
minoritaria (experiencia del ghetto) y vicariamente con una patria utópica (a nivel
imaginario) (Trigo 2000 : 276).

Amerika, 13 | 2015
Nuevas instancias transculturales de la literatura latinoamericana : la tradi... 7

Es, precisamente, esta condición diaspórica en tanto resistencia a la asimilación y la


aculturación, lo que caracteriza la dimensión contradiscursiva y transcultural de la
literatura latina.

Interlingüismo e intraducibilidad : el spanglish como


lengua literaria
11 Cuando el crítico uruguayo Ángel Rama (1982) adaptaba la categoría analítico-descriptiva
de Fernando Ortiz para aplicarla al análisis literario y describir así la singularidad de las
letras latinoamericanas por medio del concepto de la “transculturación narrativa”, lo que
privilegiaba de este proceso transcultural era su fase creativa, sus neoculturaciones,
aquello que Rama, valiéndose de la noción de “plasticidad cultural” postulada por el
semiólogo italiano Vittorio Lanternari, definía como los procesos de selectividad e
invención configurados por las escrituras transculturadoras de la literatura
latinoamericana11. Esta plasticidad cultural por medio de la cual la literatura
latinoamericana, lejos de representar una mera aculturación o réplica de modelo
exógenos, configura una tradición extraordinariamente singular e independiente, es la
que opera transculturalmente sobre los tres niveles descriptos por Rama: la cosmovisión,
las estructuras literarias y la lengua. La literatura latina opera un proceso transcultural
en todos estos niveles, fundamentalmente, por medio de la incorporación de sustratos
indígenas o afro-descendientes en la cosmovisión poética desplegada en sus obras, junto
con las estructuras para-literarias a ellas asociadas12, pero es, principalmente, a través de
la configuración de una lengua poética híbrida como el spanglish que la literatura latina
consigna, plenamente, la dimensión creativa de su transculturación, y es a través de esta
lengua que se instituye en la vanguardia de los procesos actuales de la transculturación
latinoamericana.
12 La condición marginal de la literatura latina tiene su origen en su naturaleza intersticial,
en ese “entremedio” que, como señala Homi Bhabha (2002), se vuelve inasimilable a
través de su “intraducibilidad”. La intraducibilidad de esta tradición depende
directamente de sus poderes contradiscursivos, y se explica a partir del interlingüismo e
hibridismo identitario que subyace a esta tradición cultural. Esta poética interlingüe
resiste cualquier subordinación a una significación monológica que traduzca su
ambigüedad, polisemia y polirritmia en la unicidad de un código monolingüe. La
condición inasimilable de esta lengua emerge plenamente en su dimensión interlingüe. El
interlingüismo surge, señala Juan Bruce-Novoa, de la tensión irresoluble entre lenguas
heterogéneas, y su consecuente promoción de una lengua intersticial :
La mezcla de dos lenguas yo la llamo interlingüismo, debido a que las dos lenguas
son puestas en un estado de tensión que produce una tercera, una ‘inter’ posibilidad
del lenguaje. ‘Bilingüe’ implica pasar de un código lingüístico a otro, ‘interlingüe’
implica la tensión constante de los dos a la vez. (1994 : 233, mi traducción).
13 Esta tensión lingüística de la lengua poética latina no es la mera alternancia del inglés y el
español, sino la marca identitaria de una cultura atravesada por diversas lenguas
coextensivas y en tensión permanente dentro del espacio heterológico de las calles de las
metrópolis norteamericanas.
14 La condición extraterritorial (Steiner 2002) de esta Poética es el origen de múltiples
transiciones y desplazamientos, entre los que sobresale el fenómeno lingüístico del
spanglish. El spanglish constituye la marca visceral de una tradición recluida en los

Amerika, 13 | 2015
Nuevas instancias transculturales de la literatura latinoamericana : la tradi... 8

márgenes de los cánones literarios y configura la emergencia de una nueva retórica


literaria fundada, principalmente, a partir de la ruptura con las lenguas estandarizadas
por la gramática, y por lo tanto, con aquel mandamiento central de las Retóricas clásicas
que se sustentaba en el concepto de la puritas (López 2012). Esta Retórica impura abarca,
ciertamente, toda una serie de procedimientos lingüísticos entre los que se encuentran el
cambio o la alternancia de códigos. Pero estas poéticas interlingües ponen en escena algo
que va más allá de estas funciones lingüísticas. Cuando los críticos, lingüistas y
sociolingüistas definen y clasifican los procedimientos de los que se vale el spanglish,
hablan generalmente de préstamos léxicos, calcos sintácticos, neologismos, etc., pero el
spanglish que ponen en escena muchas obras literarias latinas va más allá de esto, no se
trata tan sólo de la capacidad de usufructuar, alternadamente, varias lenguas y proceder a
diversas fusiones entre ellas, sino que se trata de la íntima pertenencia y ajenidad, que
estos mismos sujetos ejercen sobre esta multiplicidad de registros, acentos, tonos y
ritmos, y sobre todo, del enorme potencial cultural contra-hegemónico que esta praxis
poética posibilita.
15 Es, precisamente, esta lengua en uso la que constituye la base de la creatividad neológica
y transcultural de la poética latina y su potencia política. Es la forma desfachatada de usar
(y sacar) la lengua, lo que configura la potencia “sabrosa” de la poesía spanglish y su
interlingüismo a la vez lúdico y contumaz. Este uso y abuso de la(s) lengua(s) concibe a la
misma a partir de su dimensión física, como órgano de degustación y como exceso que
procura abusar de los monolingüismos normativos y dar cuenta de la prodigalidad del
contacto lingüístico a través de la creatividad ilimitada de sus resultantes transculturales,
como lo demuestra el inmenso poder de innovación expresiva introducido por el
spanglish como lengua literaria. Esta concepción y uso de la lengua ejemplifica, de modo
esclarecedor, la distinción establecida por el poeta y crítico cubano-estadounidense
Gustavo Pérez Firmat en su ensayo Tongue Ties: Logo-Eroticism in Anglo-Hispanic
Literature (2003), donde Pérez Firmat diferencia los conceptos “lengua”, “idioma” y
“lenguaje”, distinción dificultosa en la lengua inglesa. Pérez Firmat recurre a estos
términos del español para establecer una diferencia que acentúa la relación física y
erótica entre Eros y Logos en el término “lengua”, a partir de su doble valor en tanto
sistema de comunicación y órgano somático ; mientras que, por su parte, “idioma”
designa la dimensión territorial del Estado y su nacionalismo lingüístico; y “lenguaje”
configura el signo de la dimensión estructural del sistema lingüístico. El spanglish como
lengua poética de la tradición latina opera, precisamente, sobre las tres instancias
definidas por Pérez Firmat: como “idioma” apelando a la extraterritorialización de las
lenguas nacionales y sus construcciones identitarias telúrico-nacionalistas en tanto
purismo lingüístico; como “lenguaje” procurando abusar de las estructuras del sistema y
redefiniendo una gramática desnormatizada; y, muy especialmente, como “lengua” para
construir una Poética de la fruición (López 2012), la cual se sostiene en la promiscua
lascivia de su interlingüismo visceral y su experiencia de goce.

A modo de conclusión : Transculturación y Mitosis de


la literatura latina
16 De este recorrido por la historia de la tradición literaria latina de los Estados Unidos se
desprende, en última instancia, un ejemplo locuaz y una modulación singular sobre un
fenómeno cultural que constituye lo que Néstor García Canclini llamaba a fines del siglo

Amerika, 13 | 2015
Nuevas instancias transculturales de la literatura latinoamericana : la tradi... 9

XX “la internacionalización latinoamericana” (1990 : 290), una constante pronunciada de


la contemporaneidad latinoamericana signada por sus diásporas e imprescindible para
comprender los nuevos contornos del mapa cultural de América Latina en el siglo XXI.
Este mapa latinoamericano contemporáneo grafica la reconversión actual de la fundación
transcultural de su Historia dentro de una nueva fase de “transculturación mitósica”. La
mitosis constituye el proceso biológico por el cual en el núcleo de una célula se origina
una división celular que concluye con la formación de dos núcleos separados a partir de
aquella célula original. Así como Fernando Ortiz utilizaba la analogía de la reproducción
biológica para explicar el proceso constitutivo de la transculturación en América Latina y
su gestación de una cultura nueva a partir de varias precedentes, la mitosis celular
permite vislumbrar, análogamente, los mecanismos actuales de la transculturación
latinoamericana en sus procesos diaspóricos, y cómo este proceso transcultural en sus
fases actuales, más que fenómenos de síntesis cultural, desarrolla, en su lugar, instancias
de divergencia y difracción. Ya no nos enfrentamos ahora a una “cópula genética” de
elementos heterogéneos, a través de la cual ese tercer y nuevo elemento generado
“siempre tiene algo de ambos progenitores, pero también siempre es distinto de cada uno
de los dos” (Ortiz 1963 : 103), sino que, por el contrario, ahora, aquel elemento
transculturado se escinde y en su divergencia continúa el proceso de transculturación por
mecanismos inversos, lo que se vuelve evidente en esos nuevos movimientos migratorios
a gran escala que continúan durante el siglo XX y XXI, “esa perenne transitoriedad de los
propósitos y esa vida siempre en desarraigo de la tierra habitada, siempre en desajuste
con la sociedad sustentadora” (Ortiz 1963 : 102). Estos pueblos transculturadores, al igual
que en ese momento fundacional del que daba cuenta Ortiz, continúan hoy
transformando la Historia, experimentada originalmente como desgarro, en nuevas
neoculturaciones creativas que testimonian la pervivencia tenaz de la cultura
latinoamericana como transculturación permanente, como esa nueva sociedad
(latino)americana que declama el poeta niuyorriqueño Tato Laviera ha dado a luz a una
nueva generación :
[…]
we gave birth to a new generation,
AmeRícan, it includes everything
imaginable you-name-it-we-got-it
society. (Laviera 1985 : 94)

BIBLIOGRAFÍA
Alcoff, Linda Martín, “Latino vs. Hispanic: The politics of ethnic names”, Philosophy Social
Criticism (31), 2010 : 395-407.

Anzaldúa, Gloria, Borderlands/La Frontera : The New Mestiza, San Francisco : Aunt Lute Books,
1987.

Aparicio, Frances R. y Cándida F. Jáquez, Musical Migrations : Transnationalism and Cultural


Hybridity in Latin/o America, New York : Palgrave, 2003.

Amerika, 13 | 2015
Nuevas instancias transculturales de la literatura latinoamericana : la tradi... 10

Bhabha, Homi, “Between Identities” en: Benmayor, Rina y Andor Skotnes (eds.), Migration and
identity, Oxford : Oxford University Press, 1994 : 183-198.

Bhabha, Homi, El lugar de la cultura, Buenos Aires : Manantial, 2002.

Bruce-Novoa, Juan, “Dialogical Strategies, Monological Goals : Chicano Literature” en : Arteaga,


Alfred (ed.), An Other Tongue. Nation and Ethnicity in the Linguistic Borderlands., Durham: Duke
University Press, 1994 : 225-246.

García Canclini, Néstor, Culturas híbridas : Estrategias para entrar y salir de la modernidad,
México : Grijalbo, 1990.

Kanellos, Nicolás, Hispanic Immigrant Literature : El Sueño del Retorno, Austin : University of
Texas Press, 2011.

Laviera, Tato, AmeRícan, Houston : Arte Público Press, 1985.

López, Alejo, “La fruición de lo múltiple: la retórica de la impureza en la poesía de Tato Laviera”,
Anclajes, 16 (2), 2012 : 19-37.

López, Alejo, “Esos negros paraos: humor, gufeo y subversión en la poesía niuyorriqueña”,
Philologica Canariensia, 21, 2015 (en prensa).

LaVonne Brown Ruoff y Jerry W. Ward, Jr. (eds.), Redefining American Literary History, Nueva
York: MLA, 1990.

Ortiz, Fernando, Contrapunteo cubano del tabaco y del azúcar, La Habana: Consejo Nacional de
Cultura, [1940] 1963.

Pérez Firmat, Gustavo, Tongue Ties: Logo-eroticism in in Anglo-Hispanic Literature, Nueva York:
Palgrave Macmillan, 2003.

Quiroga, José, Tropics of Desire: Interventions from Queer Latino America, Nueva York: New York
University Press, 2000.

Rama, Ángel, Transculturación narrativa en América Latina, México: Siglo XXI, [1982] 2004.

Steiner, George, Extraterritorial, Madrid : Siruela, 2002.

Trigo, Abril, “Migrancia: memoria: modernidá”, en : Mabel Moraña (ed.), Nuevas perspectivas
desde-sobre América Latina: El desafío de los estudios culturales, Pittsburgh : Universidad de
Pittsburgh, 2000: 185-208.

Raymond Williams, Marxismo y literatura, Barcelona : Península, 1988.

Zimmerman, Marc, U.S. Latino Literature : An Essay and Annotated Bibliography, Chicago :
March/Abrazo Press, 1992.

NOTAS
1. Esta cultura latina comienza a verse transformada, durante la década del ochenta, en su
relación de fuerzas internas en virtud de la diversificación de sus corrientes migratorias, ahora
nutridas por grandes contingentes centroamericanos y caribeños. Estas transformaciones
modifican el mapa tradicional de la cultura latina, divida históricamente en una región de
influencia chicana en el sudoeste, niuyorriqueña en el área de Nueva York y cubana en la Florida.
2. En este trabajo utilizo el adjetivo “norteamericano/a” con el sentido de estadounidense, pese a
que la presencia de la literatura latina también es visible en otras naciones norteamericanas
como Canadá, es en los Estados Unidos donde se forja históricamente e instituye como tradición.

Amerika, 13 | 2015
Nuevas instancias transculturales de la literatura latinoamericana : la tradi... 11

3. De aquí en adelante abreviaremos los términos “literatura y/o cultura latino-estadounidense”


y “literatura y/o cultura latina de los Estados Unidos” por su versión corta “literatura y/o cultura
latina”.
4. Las siglas WASP son el acrónimo que designa a la cultura hegemónica norteamericana : White
Anglo-Saxon Protestan.
5. La categoría de Quiroga también se propone, a su vez, como un medio de superar la
subalternización de América Latina en el campo de las ciencias sociales, superando la oposición
entre Latinoamérica como objeto de estudio y Occidente (o los Estados Unidos) como proveedor
de teorías para el estudio de estas prácticas culturales.
6. La relación de extranjería de la literatura latinoamericana respecto a los desplazamientos
migratorios, las diásporas y los exilios, es decir, su relación no fija ni inmutable con el territorio,
se halla en el centro de su conformación histórica, como lo demuestran no sólo figuras
paradigmáticas de la transculturación literaria latinoamericana, como el Inca Garcilaso de la
Vega, sino también muchos de los autores más reconocidos del canon latinoamericano, quienes
escribieron parte significativa de su obra fuera de sus territorios originales, por caso, figuras
como Gabriel García Márquez quien escribió Cien años de soledad en México o El otoño del
patriarca en Barcelona ; o Miguel Ángel Asturias, Julio Cortázar, Augusto Roa Bastos y Alejo
Carpentier quienes han escrito muchos de sus textos en París; el uruguayo Mario Benedetti en
Cuba ; Pablo Neruda y Octavio Paz como diplomáticos en Asia ; Mario Vargas Llosa y Guillermo
Cabrera Infante en Londres y Carlos Fuentes en los Estados Unidos, entre otros varios.
7. Nicolás Kanellos (2011) utiliza el término “hispánico” para referirse a la tradición cultural
iniciada por los inmigrantes de países hispano-parlantes a los Estados Unidos, sin hacer la
distinción, que nosotros consideramos pertinente, entre la primera literatura del exilio o la
emigración y la literatura posterior, afianzada sobre el término de lo “latino” y la identidad
cultural sobre el mismo desplegada.
8. Así lo comprende Marc Zimmerman, quien señala que el uso del término “hispánico” por parte
de la sociedad WASP norteamericana funciona muchas veces distinguiéndolo de “latino”, o su
forma despectiva spic, en tanto “cumplido insincero, en su sentido de 'españolidad' -es decir,
blanco y europeo, aunque más no sea de tipo exótico-” (1992 : 14, mi traducción).
9. El peso de este rechazo y de la condición político-ideológica del mismo es el que llevó a que
publicaciones como Los Angeles Times dejaran de utilizar el término “hispánico”, debido a la
enorme presión ejercida por la comunidad latina. Para un análisis detallado de esta distinción
terminológica y sus alcances socio-culturales, ver el artículo de Linda Martín Alcoff, “Latino vs.
Hispanic: The politics of ethnic names” (2010).
10. Este fue el término escogido por la activista e intelectual chicana Gloria Anzaldúa para titular
su célebre y seminal ensayo sobre la cultura chicana, Borderlands/La Frontera : The New Mestiza
(1987).
11. Si bien el uso que hace Rama de la categoría orticiana se dirige al análisis de la narrativa, su
apropiación y transposición de la categoría antropológica de Ortiz permite ser utilizada para el
análisis literario, indistintamente el mismo se ocupe de la narrativa o la poesía.
12. Por una cuestión de extensión no me detendré en estos dos niveles, sino solamente en el
lingüístico. Algunos ejemplos de estos niveles transculturales para el caso de la poesía
niuyorriqueña son abordados en mi artículo “Esos negros paraos : humor, gufeo y subversión en
la poesía niuyorriqueña” (2015).

Amerika, 13 | 2015
Nuevas instancias transculturales de la literatura latinoamericana : la tradi... 12

RESÚMENES
La literatura latina de los Estados Unidos, expresión literaria de una identidad cultural surgida de
los procesos migratorios que desde el siglo XX en adelante vehiculizan la condición
extraterritorial de gran parte de la cultura latinoamericana contemporánea, configura un
fenómeno estético-cultural de enorme impacto en el seno de las tradiciones literarias que
intersecta intersticialmente, y a las cuales transforma por medio de la portentosa pujanza de sus
innovadores procesos transculturales, proyectando, consecuentemente, un cuestionamiento de
los límites tradiciones de lo que se conoce como “la literatura latinoamericana”.

Latino literature, literary expression of a cultural identity emerged from migration processes
that from the twentieth century onwards mobilize the extraterritorial status of much of
contemporary Latin American culture, sets an aesthetic and cultural phenomenon of huge
impact on the bosom of literary traditions that intersects interstitially, and which are
transformed by the powerful strength of its innovative transcultural processes, projecting
consequently a challenge for the traditional boundaries of what is known as "Latin American
literature".

ÍNDICE
Palabras claves: literatura latina, literatura latinoamericana, literaturas trasnacionales,
transculturación, extraterritorialidad
Keywords: latino literature, latin american literature, transnational literatures,
transculturation, extraterritoriality
Índice geográfico: Norteamérica, Latinoamérica

AUTOR
ALEJO LÓPEZ
IdIHCS, Universidad Nacional de la Plata, CONICET
[email protected]

Amerika, 13 | 2015

También podría gustarte