Resumen Compresivo Desarrollo y Educación PA-112

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE

HONDURAS EN EL VALLE DE SULA

Departamento de Psicología

PA-112 Psicología del Desarrollo


Sección: 1100

Catedrático: Lic. Johan Oswaldo


Leiva Yanes

Actividad: Resumen Compresivo:


Desarrollo y Educación

Estudiante: Víctor Eduardo


Ramos Pineda
Cuenta: 20232030306

San Pedro Sula, viernes


16 de agosto 2024
El concepto de Desarrollo de Sen y su Vinculación con la Educación.
Amartya Sen, uno de los intelectuales más influyentes del siglo XX, ha transformado la
comprensión del desarrollo con su innovador "enfoque de capacidades", que se centra en las
libertades humanas como la verdadera medida del progreso de las sociedades. Este enfoque no
solo desafía las perspectivas tradicionales que equiparan el desarrollo con el crecimiento
económico, sino que también ofrece una visión profundamente humanista y ética que tiene
implicaciones significativas en múltiples ámbitos, incluyendo la educación. Para entender
plenamente cómo las ideas de Sen pueden beneficiar la práctica educativa, es esencial explorar en
profundidad su enfoque y las formas en que este puede redefinir el propósito y la práctica de la
educación en el contexto contemporáneo.
El enfoque de capacidades de Sen sostiene que el verdadero desarrollo debe medirse en términos
de la expansión de las libertades y capacidades humanas, es decir, en la capacidad de las personas
para llevar vidas que valoran y tienen razones para valorar. Este concepto se distancia de las
medidas tradicionales de desarrollo, como el Producto Interno Bruto (PIB) o el ingreso per cápita,
que se centran en los aspectos materiales del bienestar. Para Sen, estos indicadores son importantes,
pero insuficientes, ya que no capturan la complejidad de lo que significa vivir una vida plena y
digna. En lugar de concentrarse en los recursos que las personas poseen, el enfoque de capacidades
pone énfasis en lo que las personas pueden hacer y ser con esos recursos, y si tienen las libertades
reales para aprovecharlos.
En el contexto educativo, esta visión implica un cambio de paradigma radical en la forma en que
se concibe la educación. Tradicionalmente, la educación ha sido vista como un medio para
transmitir conocimientos y habilidades técnicas necesarias para el éxito económico y profesional.
Sin embargo, bajo el enfoque de capacidades, la educación se concibe como un proceso integral
que debe capacitar a los individuos para expandir sus opciones y libertades, y para desarrollar las
capacidades necesarias para vivir una vida plena y significativa. Esto incluye no solo la adquisición
de conocimientos académicos, sino también el desarrollo de habilidades críticas, éticas,
emocionales y sociales.
Una de las ideas clave de Sen es que la educación es un factor crucial para la expansión de las
capacidades humanas. No es simplemente una herramienta para mejorar el rendimiento
económico, sino un medio para empoderar a los individuos y permitirles participar plenamente en
la sociedad. La alfabetización, por ejemplo, no solo dota a las personas de la capacidad técnica
para leer y escribir, sino que también les proporciona la libertad de acceder a información,
participar en debates públicos, expresar sus opiniones y tomar decisiones informadas sobre sus
vidas. Así, la educación es vista como un fin en sí mismo, vital para la dignidad humana, y como
un medio para alcanzar otros fines, como la participación política y la equidad social.
El enfoque de Sen también subraya la importancia de una educación inclusiva y equitativa. Un
sistema educativo que adopte el enfoque de capacidades debe estar diseñado para garantizar que
todos los estudiantes, independientemente de su origen socioeconómico, etnia, género o
habilidades, tengan las mismas oportunidades de desarrollar sus capacidades. Esto significa que el
sistema educativo debe abordar activamente las desigualdades estructurales que pueden limitar el
acceso a una educación de calidad para ciertos grupos de la población. Por ejemplo, los niños que
crecen en la pobreza a menudo enfrentan barreras significativas para acceder a la educación, como
la falta de recursos materiales, la necesidad de trabajar para contribuir al ingreso familiar o la
ausencia de apoyo educativo en el hogar. Un enfoque basado en las capacidades requeriría políticas
y prácticas educativas que ofrezcan un apoyo adicional a estos niños, asegurando que tengan las
mismas oportunidades de éxito que sus pares más privilegiados.
Además, la educación bajo este enfoque debe ser integral, no solo en términos de contenido, sino
también en su enfoque pedagógico. Esto significa que los educadores deben promover un
aprendizaje que sea holístico, abordando las necesidades cognitivas, emocionales, sociales y éticas
de los estudiantes. No se trata únicamente de enseñar matemáticas, ciencias o lenguas, sino de
cultivar en los estudiantes la capacidad de pensar críticamente, resolver problemas de manera
creativa, interactuar con otros de manera empática y ética, y reflexionar sobre sus propios valores
y decisiones. Este enfoque reconoce que el aprendizaje no es un proceso lineal y unidimensional,
sino una experiencia rica y multifacética que debe nutrir todas las dimensiones del ser humano.
El rol del educador, en este contexto, se amplía considerablemente. El educador deja de ser un
simple transmisor de conocimiento para convertirse en un facilitador del desarrollo integral de los
estudiantes. Este papel implica un compromiso profundo con el bienestar de los estudiantes, que
va más allá del éxito académico. Los educadores deben crear ambientes de aprendizaje que sean
inclusivos y participativos, donde los estudiantes se sientan valorados, respetados y empoderados
para participar activamente en su propio aprendizaje. Esto puede incluir la adopción de prácticas
pedagógicas que sean sensibles a las diferentes formas de aprender de los estudiantes, la
implementación de tecnologías que apoyen a estudiantes con discapacidades, y el diseño de
currículos que sean culturalmente relevantes y significativos para todos los estudiantes.
Además, los educadores deben fomentar en los estudiantes un sentido de agencia y autonomía.
Esto significa que los estudiantes deben ser animados a tomar un papel activo en su aprendizaje, a
cuestionar, a explorar, a cometer errores y a aprender de ellos. La educación, desde esta
perspectiva, no es un proceso pasivo en el que los estudiantes reciben información, sino un proceso
dinámico en el que los estudiantes son participantes activos que co-construyen su conocimiento y
desarrollo. Los educadores, por tanto, deben diseñar actividades de aprendizaje que fomenten la
colaboración, la resolución de problemas en equipo, el pensamiento crítico y la auto-reflexión,
preparando a los estudiantes para enfrentar los desafíos del mundo real con confianza y
competencia.
La educación también desempeña un papel crucial en la promoción de la justicia social bajo el
enfoque de capacidades de Sen. Un sistema educativo que promueve el desarrollo de capacidades
no solo prepara a los individuos para el éxito personal, sino que también contribuye a la creación
de una sociedad más justa y equitativa. Al garantizar que todos los estudiantes tengan las mismas
oportunidades para desarrollar sus capacidades, la educación puede ayudar a reducir las
desigualdades estructurales que persisten en la sociedad. Esto no solo beneficia a los individuos,
sino también al tejido social en su conjunto, ya que una sociedad más equitativa es también una
sociedad más cohesionada y estable.
En este sentido, los educadores tienen la responsabilidad de integrar temas de justicia social en el
currículo, fomentando en los estudiantes un sentido de responsabilidad social y un compromiso
con el bienestar de los demás. Esto puede incluir la enseñanza de historia y estudios sociales de
manera que resalten las luchas por la igualdad y los derechos humanos, la promoción de proyectos
de servicio comunitario que involucren a los estudiantes en la resolución de problemas sociales
locales, y la creación de espacios en los que los estudiantes puedan debatir y reflexionar sobre
cuestiones éticas y morales. Al hacer esto, los educadores no solo preparan a los estudiantes para
ser buenos profesionales, sino también ciudadanos conscientes y comprometidos que están
dispuestos a contribuir al bienestar de sus comunidades.
Las implicaciones del enfoque de Sen para el desarrollo sostenible también son profundas. En un
mundo enfrentado a desafíos globales como el cambio climático, la desigualdad y la violación de
los derechos humanos, una educación que prepare a los estudiantes para enfrentar estos desafíos
desde una perspectiva informada y ética es crucial. El enfoque de capacidades no solo enfatiza la
necesidad de enseñar sobre estos problemas, sino también de equipar a los estudiantes con las
habilidades y el conocimiento necesarios para actuar en consecuencia. Esto significa que los
currículos deben incluir temas como la sostenibilidad ambiental, la justicia económica y los
derechos humanos, y que los estudiantes deben ser alentados a aplicar lo que aprenden en sus vidas
diarias y en sus comunidades.
En conclusión, el enfoque de capacidades de Amartya Sen ofrece una visión transformadora y
profundamente humanista de la educación. Al centrarse en la expansión de las capacidades y
libertades humanas, redefine el propósito de la educación, sugiriendo que su objetivo último no es
solo preparar a los individuos para el mercado laboral, sino también empoderarlos para que vivan
vidas plenas, significativas y libres. Para los educadores, esto significa asumir un papel más amplio
y más profundo en la formación de ciudadanos autónomos, críticos y éticos, y en la construcción
de una sociedad más justa, equitativa y sostenible. Implementar el enfoque de capacidades en la
educación no solo enriquecerá la práctica educativa, sino que también tiene el potencial de
transformar radicalmente la sociedad, promoviendo un desarrollo que sea verdaderamente
inclusivo, equitativo y sostenible a largo plazo.

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