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RESUMEN
El cirujano de cabeza y cuello debe manejar una amplia variedad de incisiones versátiles. Su
selección se apoya en los principios generales de exposición adecuada, viabilidad de los colgajos,
cobertura apropiada, adaptabilidad y reconstrucción conveniente. Las heridas quirúrgicas faciales,
cervicales y cérvico faciales han evolucionado progresivamente de acuerdo al incremento en la
radicalidad del procedimiento, la asociación de radioterapia previa, los estudios de irrigación
cutánea, la comprensión de las vías de diseminación linfática y a la incorporación de nuevas
tecnologías. Han cambiado de intervenciones limitadas a selectivas. Latinoamérica y Venezuela
han contribuido al desarrollo y progreso de las incisiones.
Palabras clave: Cirugía oncológica. Evolución histórica. Incisiones faciales y cervicales.
SUMMARY
The head and neck surgeon should be familiar with several versatile incisions. The generals
principles are adequacy exposure, safety of the flaps, adaptability and good reconstruction. The
evolution of facial, cervical, and cervico facial incisions include the increased in the radicality of
the procedure, the augment of previous radiotherapy, the knowledge of the arterial supply to the
cervical skin and the patterns of nodal metastases, and the incorporation of news technologies. They
changed from limited intervention to selective. Latinoamerica and Venezuela play an important role
in this evolution.
Key words: Oncological surgery. Historical evolution. Facial and cervical incisions.
Introducción
El cirujano debe conocer y manejar una amplia variedad de incisiones versátiles que le
permitan una adecuada extirpación de las neoplasias faciales y cervicales (1). La herida quirúrgica es
parte integral de la operación y no un acceso rutinario como en otros campos operatorios (2). El tipo
de trazo dependerá del procedimiento previsto (3). Debe anticipar el comportamiento y
diseminación de un cáncer específico (4). Los principios generales para su selección incluyen
exposición adecuada del tumor y los ganglios linfáticos comprometidos, viabilidad de los colgajos,
cobertura apropiada de los vasos cervicales principales, adaptabilidad para incluir estructuras
adicionales o estomas, y considerar la reconstrucción con el aspecto estético (1, 2, 4). Numerosos
abordajes quirúrgicos se han descrito, recomendado, condenado y redescubierto en el siglo pasado.
Algunos son de uso corriente, siguiendo su descripción original o con algunas variaciones. Otras
son de interés académico (5). Se hizo una revisión documental de la literatura nacional e
internacional utilizando las técnicas de lectura crítica de Richard Paul y Linda Elder, tomando en
cuenta las referencias más importantes a criterio del autor, para posteriormente describir la
evolución histórica de las incisiones faciales, cervicales y cérvico faciales en la remoción de los
tumores de cabeza y cuello.
La primera descripción específica para una parotidectomía se debe al cirujano español, Avelino
Gutiérrez en 1911(6-8). Consta de dos heridas, una facial y otra cervical (6). En palabras del autor: “se
traza una incisión que comienza en la unión de la arcada cigomática con el hueso malar, por
delante del trago, sigue el arco hasta el pabellón, desciende por el, pero al mismo ras, hasta el
lóbulo; contornea el lóbulo, asciende por el surco auricular mastoideo hasta la base de la apófisis
mastoides; redesciende siguiendo sobre el músculo esternocleidomastoideo hasta la altura del
hioides” (6). Proporcionaba una interesante visión del campo operatorio (7 ) (Fig 1c).
En el punto medio, ejecutó una extensión en dirección del borde anterior del músculo
citado, hasta su inserción en la clavícula. Son reconocidos en la literatura como abordajes de
disecciones cervicales parciales para extracción de adenopatías sospechosas de contener metástasis
tumorales o escrófulas (7, 35) (Fig 2a, 2b, 2c, 2d y 2e). En Venezuela, Luís Razetti (37) refirió en
1917, la remoción bilateral de ganglios cervicales durante la extirpación de una neoplasia lingual.
La primera ilustración del artículo sobre manejo quirúrgico del cáncer de tiroides
publicado en 1940 por Frank Lahey, evidenció su incisión en “J”. Reconoció su valor para la
exposición y remoción del lóbulo neoplásico y los ganglios adyacentes (51). Charles Eckert y L. T.
Byars la aplicaron para la extirpación en bloque de todos los ganglios cervicales en continuidad con
la lobectomía (52). Posteriormente, Eugene Grandon y Edgar Brintnall diseñaron un trazo semejante,
para los tumores escamosos de la vía áereodigestiva superior, adaptable en su altura, a la ubicación
de la neoplasia primaria. Inicia en la apófisis mastoides, continua a lo largo del borde anterior del
músculo trapecio. La rama transversal se emplazaba en un nivel más elevado o igual a la incisión de
Eckert &Byars, cuando se asociaba con procedimientos en cavidad oral o laringe. La denominaron
“utility” o de utilidad por su fácil ejecución, seguia las líneas de tensión, con exposición adecuada,
rápida cicatrización, amplia base de irrigación, protegía la bifurcación carotidea, escaso defecto
cosmético y adaptable a operaciones combinadas en cuello (53).
Se podía practicar posterior a radioterapia (54). La acumulación de secreciones en un
bolsillo inferior se ha descrito como complicación (55). En algunos textos y artículos se le conoce
indistintamente por el nombre de sus autores, asi como “Utility”, en “J” o en “Palo de hockey”.
(Fig 3h). En los casos bilaterales se le conoce como en “delantal” (19,44,56).
La técnica de disecciones cervicales radicales fue redefinida por Hayes Martín en 1951.
Estableció las bases del tratamiento para el manejo del paciente con cáncer de cabeza y cuello.
Describió, ilustro y nombró su incisión, como la doble “Y” o doble trifurcada. Destacó su adecuada
exposición y capacidad de extensión superior e inferior (57) (Fig 3i). La correcta planificación y
extensión de las disecciones cervicales fue sugerida por Huffman y col. Representaron un esquema
de incisiones abreviadas en letras “Y”, “T”, “J”, “Z” y doble “Y”. El abordaje adecuado incluye los
límites anatómicos de la disección. Abajo la clavícula, arriba el borde inferior de la mandíbula,
adelante la línea media y atrás el borde anterior del trapecio (44).
2.c) Incisiones para disecciones cervicales radicales surgidas posterior a radioterapia
preoperatoria a altas dosis.
Desde la descripción original de George Crile hasta finales de la década de los cincuenta, el
tipo de trazo estaba determinado esencialmente por una adecuada exposición. La incisión en “Y”, la
“Z” y la doble “Y” fueron las más usadas (5,30). La manipulación cuidadosa de los tejidos, la
hemostasia rigurosa y el uso de drenajes de succión, se acompañaban de una casi ausencia de
complicaciones (30). El aumento en la aplicación de radiaciones preoperatorias a altas dosis (4,29),
ocasionó un ascenso en la morbilidad relacionada con la incisión, como necrosis, dehiscencias de
las heridas o rupturas de la arteria carótida (29,30,55,58). Se implico el daño en la microvasculatura de la
piel cervical asociado a la cantidad del tratamiento radiante (28,29,58,). Estas fallas estimularon el
deseo de diseñar trazos para prevenir estas dificultades. La cobertura de la bifurcación de la arteria
carótida por un colgajo bien irrigado fue la premisa más importante, seguido de una buena
exposición y finalmente el aspecto estético. Lentamente se abandonó la doble “Y” de Martin (58).
El primer abordaje diseñado para una exposición adecuada y cobertura apropiada de los
vasos cervicales, alejando la rama vertical de la bifurcación carotidea, corresponde al gran colgajo
anterior descrito por Schobinger en 1957 (59). John Conley, reportó una modificación, caracterizada
por una segunda incisión del ápex del colgajo a la apófisis mastoides. Como desventaja, se indicó
la necrosis del borde superior cuando es ejecutado de manera extensa (60). Son conocidas como en
forma de “boomerang” (56). (Fig 4a y 4b)
Fig 4. Incisiones para disección cervical radical posterior a radioterapia en altas dosis.
Apoyados en las complicaciones descritas, los trastornos de cicatrización y la poca estética
de los trazos conocidos, Esteban Garriga Michelena en Caracas (61) y William MacFee en New York
(5)
, publicaron su doble incisión transversa, durante el año 1960. Ambas paralelas entre si, sin
cruces, convergencias o ángulos. Un colgajo central en forma de puente, más ancho en el primero
que en el segundo, movilizable hacia arriba y abajo. Recomendadas por numerosos cirujanos por
seguir las líneas transversas naturales, cicatrización optima y conservar la estética (4,19,62,63). Ambos
autores no se conocieron, setrato de una simultaneidad histórica (19,64). Hermes Grillo y Henry
Edmunds la emplearon en las recaídas post radioterapia (65) (Fig 4c y 4d)
El colgajo superior largo o delantal lateral (56,66) y la incisión única transversa lateral (58),
fueron divulgados por Latyshevsky-Freund y Joseph Attie, respectivamente. Se les atribuyo una
cobertura segura de los vasos cervicales y exposición adecuada (2,4,19,58) pero un edema molesto,
asociado a la interrupción del drenaje venoso en el primero (30) (Fig 4e y 4f). En Venezuela el
crédito por haber practicado la primera disección radical de cuello se otorga al Dr. Hermógenes
Rivero quien la realizó en 1939 en el Instituto de Oncología “Luís Razetti”. El Dr. Bernardo
Guzmán Blanco la convirtió en una operación de rutina (67,68, 69). En los trabajos de Rodríguez
Grimán(67), Bernardo Guzmán (68) y Francisco Montbrun (70) la incisión más practicada fue la de
Martin, seguido de los trazos de Garriga. La de Schobinger fue popularizada por Marquez
Reveron(71). Jorge González Celis señaló la de Roux-Berger (72). Terán sugirió la de Lahey por
patología tiroidea (73). Garriga García & Brito en su atlas fotográfico, recomiendan el “palo de
hockey”, Schobinger y la del mismo Garriga Michelena (19). En la cátedra de otorrinolaringología
del Hospital Universitario de Caracas corresponden a las de Eckert y Byers asociado al elevado
número de laringectomías practicadas (63,74).
El abordaje para la extirpación de los ganglios linfáticos posterolaterales del cuello, fue
descritó por Rochlin (75). Edgar Brito y col, lo aplicaron y difundieron en nuestro país (76).
Confeccionaron una incisión de dirección vertical y oblicua que añade la lesión primaria ubicada en
la región posterior y se extiende hasta el borde anterosuperior del trapecio (Fig 4g) La descripción
de una técnica funcional que incluía la preservación del nervio espinal, el músculo
esternocleidomastoideo y la vena yugular interna, disminuyendo la significativa morbilidad y
deformidad que acompañaba a las disecciones cervicales radicales, correspondió a Oswaldo Suárez
en la Universidad de Córdoba (Argentina) en 1963. No refirió predilección por ningún trazo (77).
Ettore Bocca y Cesar Gavilán publicaron el procedimiento de Suárez en la literatura inglesa (78) e
iberoamericana (79), respectivamente. El primero recomendó la incisión en palo de Hockey y el
segundo la doble “Y” de Martin. En nuestro país, durante la década de los ochenta, Oswaldo
Henriquez, otorrinolaringólogo y cirujano de cabeza y cuello, realizó las primeras intervenciones
funcionales en el Instituto Oncológico Luís Razetti.
2.d) Incisiones aparecidas luego de los estudios de irrigación arterial cutánea cervical.
Desde principios del siglo pasado la anatomía de la vascularidad del cuello no fue
investigada. Dos yugoslavos, Vinko Kambic un otorrinolaringólogo y Antón Sirca un anatomista,
publicaron en 1967, el primer estudio de vascularidad cutánea cervical (80). Seguirian Freeland&
Roger (81). Ambos grupos inyectaron tinta india o microfil en la red arterial y venosa de cadáveres
de recién nacidos y adultos. Obtuvieron interesantes premisas. Los vasos arteriales cutáneos
cervicales transcurren en dirección vertical, no transversal.
La existencia de anastomosis en la línea media entre ambos lados está pobremente
desarrollada. La mitad superior de la piel del cuello esta irrigada por ramas descendentes
provenientes de la arteria facial, submentionana, tiroidea superior y esternocleidomastoidea. La
mitad inferior esta suplida por divisiones ascendentes de las arterias cervical transversa,
supraescapular y clavicular superficial. Perforan el músculo platisma y conforman una fina red
superficial, que transcurre en la misma dirección. Durante la confección de los colgajos y la
linfadenectomía, las ramas verticales son seccionadas, pero la fina red superficial permanece
intacta, estableciéndose alternativas de suministro sanguíneo. El drenaje venoso del cuello es
descendente principalmente a las venas yugulares anteriores y externas. El trazo más apropiado será
aquel correctamente emplazado, que no comprometa la irrigación del colgajo y su drenaje venoso.
El diseño de las heridas quirúrgicas debe incluir el conocimiento de la anatomía vascular cervical
(2,30,80,81)
(Fig 5a).
(9- 11)
Fig 5. Irrigación arterial cutánea cervical e incisiones aparecidas luego de estudios .
Kambic & Sirca recomendaron la incisión en “H” o ¾ de “H”, colocada entre las ramas
arteriales ascendentes y descendentes principales (80).Freund incorporó un componente vertical en el
extremo posterior de un trazo único transversal, por detrás del borde anterior del trapecio, lejos de
la arteria carótida. El colgajo quedaba suplido adicionalmente por la arteria occipital. Brindan una
excelente exposición, se adhieren a la dirección de la irrigación vascular y se señaló una
disminución de las complicaciones en los pacientes previamente irradiados (1-3,81). En la cátedra de
otorrinolaringología (74) fueron las preferidas durante los años noventa. (Fig 5b y 5c).
En 1a década de los ochenta, Ugo Fisch describió tres accesos craneofaciales laterales para
la base de cráneo y fosa infratemporal. Indicados en tumores glomicos, colesteatomas y carcinomas
de la región. Identificados con letras mayúsculas, el tipo A permite la disección cervical, además de
la mastoidectomíaradical ( Fig 6e) (86). En la literatura al referirse al uso de incisiones combinadas
de parotidectomías con disección cervical, se recomienda la simple extensión pre o retroauricular de
los trazos comunes para disección cervical. Sin consideraciones a los conceptos de irrigación o
adaptabilidad (16- 18, 56, 87, 88).
Motivado a la necesidad de un abordaje quirúrgico en pacientes con neoplasias malignas
auriculares o faciales, con o sin radioterapia previa, que brindara exposición adecuada, aplicable a
diversos procedimientos combinados, adaptable a los hallazgos intraoperatorios, emplazable según
las premisas de irrigación arterial y con mínimas complicaciones, se documento, desarrolló y
modifico desde el año 2010, la experiencia en una incisión de uso común, la modificada de Bailey
seguida de una extensión en “J” (16-18,56,87,88), para que cumpliera estos fines en la cátedra servicio
de otorrinolaringología del Hospital Universitario. Se denominó colgajo cervicofacial superior
adaptable (Fig 7). Combina los conceptos de los colgajos preauriculares y la exposición del nervio
facial deVilray Papin Blair (14) y Hamilton Bailey (15), las premisas de irrigación cutánea cervical
identificadas por Kambic& Sirca (80), con la adaptabilidad del procedimiento de acuerdo a la
ubicación del tumor primario de Grandon &Brintnall (53). es conocida como “Francisque”, por la
similitud de su silueta al segur empleado por los pueblos francos durante la alta edad media.
Conclusión
A lo largo del siglo pasado, se han descrito, recomendado, condenado y redescubierto una
serie de diferentes abordajes quirúrgicos para la extirpación de neoplasias faciales y cervicales.
Sucesivos cirujanos de diversas nacionalidades y en distintos periodos cronológicos fueron pioneros
en el diseño de las intervenciones oncológicas y de las heridas quirúrgicas. Cabe citar a Theodor
Kocher, Avelino Gutiérrez, Vilray Papin Blair, George W. Crile, D. Rochlin y Ugo Fisch.
Algunos como J. Roux Berger, Frank Lahey, Hamilton Bailey, Hayes Martin, R.
Schobinger, Joseph Attie y VinkoKambic las delinearon por necesidades surgidas en los
procedimientos. Varias incisiones han trascendido su uso en cirugía oncológica para incorporarse en
el manejo de patologías infecciosas o heridas de guerra. En Argentina y Venezuela, Erdulfo Appiani
y Esteban Garriga M. fueron innovadores en los abordajes quirúrgicos. Otros como Oscar
Rodríguez Griman y Edgar Brito aplicaron interesantes modificaciones a los trazos originales. En la
cátedra de otorrinolaringología del Hospital Universitario de Caracas se ha caracterizado e
impulsado el colgajo superior adaptable, sustentado en diversos conceptos y premisas históricas.
Para cumplir los principios generales de exposición, vascularidad, cobertura, adaptabilidad y
reconstrucción apropiada, las heridas quirurgicas han evolucionado progresivamente de acuerdo al
incremento en la radicalidad del procedimiento, la cobertura de los vasos cervicales sometidos a
radioterapia previa, los estudios de irrigación cutánea del cuello, la comprensión de las vías de
diseminación linfática y la incorporación de nuevas tecnologías. Han cambiado de intervenciones
limitadas a selectivas. Las incisiones faciales y cervicales en cirugía oncológica están en
permanente evolución.
Agradecimientos al Dr. Jaime Valls, al personal de la biblioteca del Centro Medico de Caracas en
San Bernandino y del Instituto de Medicina Experimental de la Universidad Central de Venezuela.
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