Golpe de Suerte
Golpe de Suerte
Golpe de Suerte
Eran los años ochenta y Gilberto tenía que desplazarse desde el distrito de Reque
hasta la ciudad de Chiclayo de lunes a sábado; es sabido que la movilidad a los
distritos era un gran inconveniente y por esta razón, tenía que quedarse todo el día,
retornando por la noche a su tierra recana.
Cada vez que Gilberto llegaba a la plaza de Armas de Chiclayo, se sentaba siempre en
la misma banca que daba frente a la calle Elías Aguirre, casi frente a una entidad
bancaria de aquella época; siempre con su periódico en la mano que compraba todos
los días, repasaba las noticias locales y contemplaba todo lo que pasaba a su
alrededor, en ese pequeño relax de todos los días.
Entre la una y dos de la tarde, en la plaza de armas siempre se veía poca gente
circulando por los alrededores, y nuestro amigo Gilberto, por lo general siempre se
sentaba en esta banca completamente solo, y así se iba percatando que dos veces a
la semana, siempre llegaba a la una y media de la tarde un vehículo de transporte de
caudales (dinero), y veía que sacaban de la entidad bancaria paquetes y maletines
con dinero, siempre con la atenta mirada de los policías, encargados de la vigilancia
del vehículo.
Esta actividad del traslado del dinero del banco al carro transportador, siempre le
llamaba la atención, y entonces comenzó a observar con mayor detalle todo el
movimiento que realizaba el personal de transporte de dinero y sacó conclusión, que
por algunos segundos el carro de caudales se encontraba solo. Por aquella época no
se escuchaba de asalto a banco ni cosa parecida, de esto talvez se confiaba el
personal a cargo de la seguridad.
Gilberto, entonces comenzó, durante varias semanas a ser muy observador del
movimiento del personal encargado del transporte de dinero, así como del personal
del banco. Sacó la conclusión que siempre se realizaba este trabajo con la misma
precisión de tiempo, desde la llegada hasta el retiro del carro de caudales. Todo iba
anotando en una libretita…y ya se le metía en la cabeza realizar un acto indebido…
Ya en su casa, todas las noches repasaba los apuntes en su libretita, y cada vez se
convencía más que se le presentaba la oportunidad de su vida…para salir de la
pobreza – pensaba para sí.
Y llegó el día, un viernes de verano, nuestro amigo Gilberto, llegó a la plaza de armas
y con el periódico en la mano se sentó en la banca de siempre y esperó
pacientemente la llegada del vehículo de transporte de caudales; efectivamente
como un reloj suizo, ve llegar puntualmente el vehículo y empieza sistemáticamente
el traslado del dinero en maletines…
Gilberto, que ya había estudiado detenidamente todos los movimientos del personal
de seguridad y del banco, aprovechó esos escasos segundos, en que el carro blindado
se quedaba completamente solo, para dirigirse raudamente a la puerta del vehículo
que dejaban entreabierta, y en un movimiento super rápido, logra coger un pesado
maletín, sin que nadie se diera cuenta, inclusive no había ni transeúntes por la calle a
esa hora…todo lo tenía estudiado.
Ya un poco más calmado y con todo su cuerpo sudoroso, sea por el calor del fuerte
verano y el temor de haber sido descubierto, tomó un taxi directamente hasta su
casa en Reque…ese día ya no regresó a su trabajo.
Al llegar a su casa, en la que solo vivía con su madre, trató de no ser visto con el
maletín que llevaba, y se dirigió raudamente a su dormitorio. Abrió el maletín y lo
que vio fue deslumbrante para él…el maletín estaba completamente lleno de billetes
de diferente denominación ordenados cuidadosamente…Su rostro se llenó de alegría
y hasta se dejaban ver algunas lágrimas de la enorme felicidad que sentía en ese
instante…
Nuevamente veía, como siempre, al carro blindado realizando las labores de traslado
de dinero, como si nada hubiera ocurrido.
Hasta que un día, al comprar el diario como todos los días, sale la noticia que
inicialmente lo impacta: “Robo de fuerte suma de dinero de entidad bancaria en el
centro de Chiclayo”.
Gilberto continuó con la rutina de siempre, y así iban pasando los meses y nuestro
amigo no tocaba ni un solo billete del maletín. Pasaron cerca de seis meses y ya en los
periódicos ya no se hablaba nada de la desaparición del dinero.
La necesidad y la tentación eran tan grandes, que Gilberto empezó a sacar poco a
poco algunos “billetitos” para sus gastos menores, y siempre que podía un fin de
semana siempre visitaba a su amigo Martín, conocido zapatero en Reque, a quien le
invitaba un refresco, entre conversación y conversación…pero nada del tema del robo
del maletín. Su amigo Martín también se había enterado de ese robo…pero jamás se
podría imaginar que el “cojo” estaría involucrado en esto.
Cuando ya todo parecía olvidado este asunto, Gilberto empezó a hacer uso del dinero
con mayor frecuencia. Invitaba a algunas amiguitas a un lonchecito, igualmente a
algunos amigos hacía alarde de su buena suerte y malgastaba el dinero.
Empezó a frecuentar a muchas fiestas, que anteriormente no eran posible asistir por
su precariedad económica. Asimismo, para su casa también empezó a comprar
nuevos artefactos., y realizar algunos arreglitos. Todo era felicidad.
En el distrito de Reque, como todo pueblo pequeño, era muy notoria la solvencia
económica que ahora tenía el “cojito”. Parece que el “cojito” se ha sacado la lotería –
murmuraban sus paisanos que lo conocían.
Tan grande era la fama de la solvencia económica de Gilberto, que muchas familias lo
buscaban como padrino de bautizos, matrimonios y hasta padrino de algunas
promociones de los colegios primarios y secundarios…hacía buenos regalos para
todos sus ahijados.
De esta manera Gilberto iba haciendo derroche desmesurado del dinero mal habido.
Su amigo Martín, el zapatero, le pidió prestado algo de dinero para implementar su
taller de zapatería, pero el “cojito” se lo negó, aduciendo de que era una muy mala
inversión…
Así pasaron como algo de dos años y medio y nuestro amigo Gilberto seguía dándose
la buena vida, riéndose de su suerte…malgastando el dinero mal habido.
Hasta que, en una noche de invierno frío, en una sus infaltables fiestas, donde él
corría con todos los gastos, se presentó la policía, vestidos de civiles. Ante la sorpresa
de todos, lo esposaron y lo trasladaron en un patrullero hasta una comisaría de
Chiclayo.
Así sucedió…!!!