La Luna de Mis Ancestras - Brisa Ferrante

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Agradecimientos

A mis clientas/es, alumnas/os, colegas, y terapeutas con las que, al compartir opiniones, se ha ido
gestando esta hipótesis acerca de la vida.
A las/os maestras/os de diferentes áreas del arte y la danza, feminismo, astrología, chamanismo;
siéntanse todas/os aludidas/os.
A todas las mujeres que se levantaron a luchar por lo que sentían injusto. Ellas me han facilitado que yo
hoy sepa, me interese y no me sea tan difícil acceder a los medios para escribir un libro.
Y a los seres maravillosos de mis amigas/hermanas con quienes comparto mi vida. Sin nuestras
interesantes charlas, yo no sería la misma.
Dedicatoria
A la cultura argentina en la que crecí: artistas e intelectuales, trovadores/as hasta en los insultos, líricos
comentaristas de fútbol, mamás que siguen amamantando en la vía pública, abuelas que le cantan a
Santa Ana, taxistas filósofos/as, teorías psicoanalistas de calle y quejas tangueras.

País entero que me enseñó su poética.


Y a la ciudad de Barcelona en la que me encontré a mí misma de adulta, gracias a tus cuidados de
amor, empatía y nutrición, pude sacar mi propia voz.
A mi abuela Blanca, la primera bruja buena que conocí.
©2022 Brisa Ferrante

La Luna de mis Ancestras El redespertar de las inteligencias femeninas

ISBN 13: 978-84-09-38285-9

Primera edición: febrero 2022

Corrección de estilo: Nerio Tello

Ilustración: Nancy Knell

Diseño y maquetación: María Elda Lema

Reservados todos los derechos. No se permite reproducir, almacenar en sistemas de recuperación de la


información ni transmitir alguna parte de esta publicación, cualquiera que sea el medio empleado -
electrónico, mecánico, fotocopia, grabación, etc-, sin el permiso previo de los titulares de los derechos
de propiedad intelectual.
INTRODUCCIÓN: El sendero hacia la diosa
Bruja política
En mi primera juventud, una especie de “incomprensión del mundo” me
llevó a emprender diferentes caminos espirituales y terapéuticos como:
El chamanismo, de Carlos Castañeda; la Astrología Humanística, de
Eugenio Carutti; la Expresión psico-corporal y la Danza Extática de los
“Cinco ritmos”; la Educación Activa y, por último, el Feminismo.
Con los años monté una Formación de Astrología desde una perspectiva de
género investigando sobre Mitología Prepatriarcal y así llegué a esta
reformulación de la disciplina. La Astrología como toda disciplina humanista
está muy atravesada por arquetipos colectivos, y como tal muy intervenida
culturalmente.
En este camino de deconstrucción personal y colectiva que estamos
viviendo, la Astrología ha de ser también reformulada.
La restauración del principio femenino de las últimas décadas (podría
decirse desde los ´70) y la feminización de la cultura; abren paso a revisar la
mitología clásica en la que está fundada la idiosincrasia de occidente y los
arquetipos zodiacales y planetarios. Y, de este modo, descubrir bajo los
ropajes de los dioses del Olimpo historias ancestrales de nereidas, náyades,
vírgenes y diosas.

“Lo personal es político”


El centro de mi cuestionamiento ha sido la dificultad del humano (hombre y
mujer) en considerar lo femenino como un principio en sí y no subordinado o
auxiliar de lo masculino.
Al referirme a “principio”, estoy hablando de algo más allá del “género”. Ya
que hay una instancia femenina introvertida y receptiva, y otra que impone
sus condiciones a la realidad y la modifica; es extrovertida y activa
(masculina).
Y estas dos instancias representan cada una su propia dirección, dinámica y
lógica, que conversan complementariamente y en un sentido interactivo muy
evidente.
Pero el principio (femenino/masculino) es una clave de análisis más que la
identidad sexual. Es verdad que el género femenino comprende el principio
femenino, y lo mismo para el masculino. Pero se ha de disgregar entre género
y principio masculino o femenino. Principio es algo así como el concepto de
Yin Yang de los orientales.
“Lo personal” está relacionado con el mundo del Yin: interior, el
inconsciente y lo misterioso. Propio del principio femenino.
Y “lo político” como el consciente, y el exterior (fuera de casa). Con valores
como la competencia, la excesiva individualidad y el pensamiento racional
(principio masculino).
Todo mi trabajo está orientado en unir la “cueva del interior” y la “salida al
mundo”. O vivir la vida sin desoír lo interno.
Algo así como unir lo personal y lo político a través de la consulta
astrológica.
O sea que el proceso que recomiendo, más que el terapéutico, es la
“deconstrucción”. Un proceso donde observar en el terreno individual o
interno, lo arquetípico y social. Quiero decir que, en el quehacer astrológico,
no dejamos de observar las dominaciones que la/el consultante vive, y las
quejas bien fundadas que pueda tener acerca de su entorno patrio-social.

Las brujas…
Estas mujeres, en la privacidad de su hogar, montaban potingues, y amuletos
para atraer al ser amado, preparaban brebajes para limpiar y ejercían mucha
influencia en la comunidad sin salir del hogar. Tenían altares a los ancestros y
una relación con el mundo imaginario y los espíritus.
El patriarcado fue creando esta grieta entre lo personal y lo político, entre el
interior (las emociones y la conexión divina); y lo político, la cultura y el
“bisnes”.
Y en esta “división entre los reinos”, las mujeres pasaron a ser diosas de lo
doméstico (Diosas menores) o esposas de alguien; y los hombres “fueron a la
aventura”, o a hacer las cosas importantes del mundo.
Con “cosas del mundo” describo lo que en feminismo se llama el “pacto
patriarcal”. Un invento.
De este modo la conexión que habíamos tenido desde siempre entre el
adentro y el afuera, se cortó irremediablemente.
Y paralelamente se dio la máxima pérdida de todas, que es la conexión con
los ancestros y la muerte.
Progresivamente la muerte se satanizó, y asociada con la guerra, se presenta
como algo morboso, al igual que la figura de la mujer en su erotismo y
esoterismo.
Un pueblo que niega a la muerte y no honra a sus ancestros está condenado
a repetir en su presente, los errores e incomprensiones de aquellos y aquellas.
Incomprensiones que siguen vagando como fantasmas en la psique del
individuo hasta que son escuchadas y honradas...

Las inteligencias femeninas…


Las brujas representan para mí, este despertar de las Inteligencias
femeninas. Inteligencias que fueron eliminadas, estratégicamente silenciadas,
y sustituidas por otras mito historias de dioses varones.
¡Sí! Hubo una estrategia deliberada de reemplazo de la divinidad femenina y
demonización de la mujer, cuyo cambio secuencial se puede rastrear en la
Mitología. Y esa sustitución de la Diosa creadora, que había reinado en la
vieja Europa por siglos, dio paso a la imposición progresiva de un Dios padre
(sin esposa) creador. Un Dios con valores trascendentales, cuya sujeción
prometía un paraíso luego de la muerte (lo que significa toda una vida de
frustraciones desde otro punto).
Por su parte, la religión de la Diosa es otra de una divinidad inmanente, que
se expresa en los fenómenos de la naturaleza y que está presente en las
emociones humanas, incluso las que no son sublimes.
Y de este modo aconteció por primera vez en la historia. Luego de que,
durante siglos, las diosas creadoras habían sido mujeres o parejas de dioses,
el creador pasó a ser un varón. Un resultado un poco raro.
Entonces, en este momento de profundas transformaciones post pandémicas,
acuario-cuánticas, las inteligencias femeninas representan el despertar de
aquello que se silenció y que tiene que ver con lo esotérico profundo.
Y lo más valorable es que son nuestro aporte específico como mujeres, que
somos la mitad de la población.
Quiero decir que cuando las mujeres comenzaron a participar de lo
académico, por ejemplo, no se hizo una reformulación del conocimiento
a los términos femeninos, sino que se nos dió lugar dentro del “pacto
patriarcal”. Es decir, que el principio femenino no estaba representado,
aunque allí comenzó a tener representación.
Inteligencia propiciatoria, de crecimiento sustentable, de canalización,
visualización y envisionamiento, augurio, profetización, exorcismo, etc.
Esta investigación en lo astrológico, pretende dar visibilización a aquellas
Diosas ancestrales que están despertando de unas décadas a esta parte, en la
temática de los Asteroides y Lilith Dark Moon, como aporte contemporáneo
a la disciplina.
Por lo tanto, también en cada signo zodiacal hay una versión femenina, así
como Diosas pre patriarcales que lo representan. Algo así como “regencias
femeninas”.

Mensaje final…
Hablaré sobre cada una de las inteligencias en el glosario de los Signos de la
Luna. Pero la base de sustento de todas estas habilidades extraordinarias del
humane, es la empatía concebida como la forma más elevada de inteligencia.
Considero, por lo tanto, la empatía y el amor como las puertas al
“empoderamiento de los valores individuales”, y como aporte revolucionario
de la mujer al colectivo.
Muchas mujeres y hombres sensibles ya se han beneficiado de esta
búsqueda.
PARTE I: La Diosa despertando
“Polly se negó en redondo a explorar nuevos mundos
hasta que estuvo segura de que podía volver al viejo”.
C.S. Lewis. El sobrino del mago

Capítulo 1

La Luna y la Era de Acuario


Sobre la violencia obstétrica.
La Luna es el símbolo astrológico relacionado con la infancia y la
experiencia de haber sido nutrida/o.
Y el Sol es el resultado de esa experiencia Lunar de amor, que permite el
florecimiento personal.
Pero ese apego inicial fundamental, en la mayoría de los casos, no llegó a
satisfacerse; no llegó a establecerse como la base donde apoyarse en la
adultez. Esto decanta en la psicología defensiva hacia “lo nuevo”.
No se siente verdadero apego, por eso se lo suple con apego exagerado
posesivo y controlador, hacia los vínculos: maternos, fraternos, filiales, etc.
Este vacío de “base”, (el amor y la calidez son fundamentales para el
desarrollo del psiquismo), no permite que emerja la verdadera personalidad; y
la sustituye por un ego narcisista, con dificultades para querer, y un egoísmo
desmedido.
Es decir, que hay un trabajo a hacer adentro (que muchas veces no es
adaptativo), por contextos sociohistóricos actuales.
La humanidad está atravesando nuevos terrenos a diferentes niveles:
vincular, técnico y, por supuesto, físico (como esfera celeste en movimiento).
Este “estado actual” de la Luna y el Sol astrológicos —debido a esa
ignorancia emocional global, de carencia de afecto hacia los otros/as y hacia
uno/a mismo/a—, genera una apreciación de lo desconocido, como
amenazante y terrorífico.

La Luna Astrológica
Dicen que el cachorrito que, por algún motivo, es separado al nacer es
rechazado por su madre mamífera y no lo quiere alimentar. Las criaturas
humanas que son separadas de sus madres al nacer (para ir a hacer estudios
médicos, o a la incubadora), y aquellas a las que se amamanta solo unos
pocos meses o ninguno -sustituyendo la calidez del pezón por uno de goma, y
la calidez del pecho (la temperatura del pecho de la mamá aumenta unos
grados durante la lactancia), por la frialdad de la incubadora—, se ven
empujados de manera prematura a un vacío.
Debo decir que hay un contraste extremo entre la temperatura, contacto
corporal total y viscosidad de la placenta, con la frialdad del aire del ambiente
y luces intensamente blancas de la sala de operaciones. El mundo no es lo
que el bebé se esperaba.
Laura Gutman dice en La biografía humana: “La distancia que todos hemos
vivido entre lo que esperábamos encontrar al salir del vientre materno y “eso”
que hemos hallado es tan común y corriente en nuestra civilización {…}
muestra la dimensión del desamparo. Si las mujeres sintiéramos la poderosa
necesidad de no separarnos de nuestra cría después del parto, nadie podría
imponernos el alejamiento. Somos las mujeres quienes —al rechazar una cría
que no sentimos propia—, permitimos, estimulamos y facilitamos que la
criatura sea alejada y tocada por personas extrañas {…} son las herramientas
perfectas para lograr que desaparezca todo vestigio de intuición y de apego de
la madre a la cría {…}”.

La Era de Acuario
Pienso que la violencia/frialdad con la que se recibe a quienes son “recién
nacidos/as”, es parte del cambio acelerado que se está viviendo en este
momento, por el ingreso a la llamada “Era de Acuario”.
La “Era de acuario” está relacionada con el advenimiento de nuevas
maneras creativas que lleva a acelerar los tiempos, aumentar las
comunicaciones globales y desarrollar una nueva organización de valores que
no obedece a un orden conocido.
Palabras claves:
insight creativo, vacío fértil, desapego / intermitencia emocional, irrupción
de lo desconocido, frialdad emocional, vibración chispeante, genialidad,
libertad, transgresión.
Quizás el destete prematuro y la frialdad de la persona “maternante” son
fenómenos que tienen que suceder, porque estamos transitando nuevos aires,
más rápidos y con más soledad. Esto va a permitir posteriormente un
despegue hacia algo nuevo. Las inseminaciones asistidas, las nuevas
estructuras familiares no tan jerárquicas y el desarrollo de nuevas maneras de
contacto (redes sociales), al igual que el ascenso de la contracultura, son otra
parte del fenómeno.
Sin dejar de mencionar que el ingreso de la mujer al mundo del trabajo y los
proyectos creativos, deja menos tiempo para la hija y el hijo. Una hace lo que
puede.
A veces pienso que esta estrategia de “ir a lo nuevo” a través de descuidar
las emociones, no está funcionando.

¿Qué me da la pista de que lo que sucede es una


disfunción?
Por un lado, la negligencia de la mamá (el sistema de salud no se lo pone
fácil) que no reclama el derecho de decidir sobre el bienestar de su hije; por
ejemplo, conservando en su pecho. Esto trae como consecuencia la no
aparición de un apego sano hacia su cría, luego la culpa por “no sentir nada”
(de la madre) y un apego exagerado en compensación.
Y por el otro, y como origen tal vez de esa desidia, las propias carencias de
la mamá por temas con su propia madre en su infancia, hace que en vez de
inclinarse incondicional hacia su bebé (como toca), busque en él su propia
satisfacción.
En la voz de Carlos González: “No es menos violencia porque la víctima no
se dé cuenta”. O, no es menos violencia porque los maltratadores tengan en
realidad, buenas intenciones.
Gutman dice acerca de esto:“…somos los padres quienes debemos mirar y
estar disponibles hacia los niños. Nunca los niños debemos sostener ni
cuidar a nuestros padres. Cuando esto sucede, lamentablemente es una
modalidad familiar recurrente. La soledad y la falta total de
acompañamiento para atravesar los procesos vitales infantiles han sido
moneda corriente”.
En síntesis, el apego que se conoce es falso, reemplazo del verdadero amor
mamífero cuyo calor ha sido sustituido, bruscamente, por la soledad y la
frialdad.
Entonces, las madres calman su propio vacío (de no sentir) con sus hijos/as,
y lejos de brindarles un amor verdadero, les reclaman ser la calma de sus
propios tormentos. Pero como habrán deducido, el bebé tiene necesidad de
alguien que esté allí a su servicio, no alguien a quien cuidar, por más dañado
que se encuentre el sistema.
O sea que “esto no es libertad ni na´”.

La “fuerza del futuro”, lo que está llegando


La Era de Acuario está trayendo una gran creatividad, aceleramiento de los
tiempos y nuevos ordenamientos de las cosas. Y abre interrogantes de esa
fuerza de “lo que está llegando”.
Desde siempre, se ha ponderado las raíces y la tradición, pero a esta “fuerza
de lo que está por venir”, siempre se la ha atajado con temor, creando toda
una infraestructura (que por otro lado ha traído a la humanidad desde el
invento de la primera punta de flecha, hasta aquí), para frenarlo.
Lo “nuevo” ha sido considerado como amenazante para la tradición. Para el
pensamiento arcaico, la simple aparición de una tormenta (debido a la
precariedad psicológica y técnica), podía representar una verdadera amenaza
a la supervivencia.
Conservamos en nuestra información genética el temor a lo desconocido
cuando ya no tenemos necesidad de ello en los tiempos modernos.
En el diagrama familiar lo mencionado está relacionado con la tendencia a
respetar la voz de los padres (sobre todo padre hombre) como la más
importante. Debido, entre otras argumentaciones, a motivos biológicos: “Yo
he venido primero que tú”. Y también por razones legales, la jerarquía del
hombre sobre la mujer: porque la descendencia es patrilineal.
Por esto, se menosprecia la voz de las nuevas generaciones, primero desde
los padres que consideran que la educación es la trasmisión del conocimiento
del mundo hasta ahora (tradiciones, usos y costumbres), sin tener en cuenta la
nueva mirada de los/las niños/as.
Y luego desde los mismos niños y niñas ya adultas que han crecido des
empoderadas, hasta que descargan esta impotencia sobre sus propios hijos e
hijas como algo natural y propio de la evolución humana. A lo nuevo, se le
teme y oprime.
Tomemos. por ejemplo. un vaso. Es un concepto/objeto de la tradición:
desde que el hombre (o la mujer) creó el primer invento hasta la fecha,
hemos convivido con este concepto/objeto. No será fácil que de repente
desaparezca o se innove, porque tiene una potencia sostenida por los años de
antigüedad. La fuerza del pasado está presente con mucha contundencia en el
presente.
Pero no de una manera exclusiva como parece ser.
La fuerza de lo que está llegando, (que di en llamar la “fuerza del futuro”) es
el otro lado de la polaridad y tiene la misma importancia y contundencia de lo
que lleva aquí miles de años. Porque también de un modo, lleva aquí miles de
años.
Esto último está relacionado con lo que en física se ha caracterizado como la
fuerza de la entropía, fuerza paralela a la de la creación o desarrollo (Big
Bang) pero vinculada no tanto con la creación sino con la disolución. Como
la fuerza que lleva a un cigarrillo a consumirse.
En los textos judíos no se ha excluido la figura de Lilith; es decir, que en el
origen fueron dos fuerzas, una masculina y otra femenina de la misma
jerarquía. Uno le tocaba el reino de lo que crece o se ve, y la otra de lo que
no. Recordemos que Lilith fue “condenada a ser invisible”, además de otras
caracterizaciones que explico luego.
Para volver a nuestro asunto, hay dos fuerzas:
La Diosa Luna, de la tierra, del origen, arcaica, cálida y misteriosa, la diosa
de los ancestros; y el Dios Urano, del Cielo, de los cambios tecnológicos, las
transgresiones y el frío (por desconocido) de lo que está llegando.
Una, la fuerza del Origen; la otra, del Destino.
Viéndolo de una manera equidistante no jerárquica: Las voces de los padres
enseñan sobre cómo vivir en la tierra y la tradición; y el niño o la niña ha de
aprender lo que es ser parte de esa familia (al menos en los primeros años de
su vida).
Los pequeños, por su lado, son representantes de un “presente nuevo”. Éste,
podríamos decir que es el presente de la familia. O sea que en las nuevas
generaciones está encriptado todo el desarrollo del linaje que acabó llegando
hasta allí, hasta la persona nueva. Y por esto, han de enseñarles a los padres
acerca de ese porvenir o futuro, que en su persona la familia devendrá. Elles
son representantes de esa evolución familiar y definen para dónde, este
“grupo de personas”, irá o decidirá desarrollarse.
Entonces, entendiendo al linaje familiar como una unidad. Los padres han
de ver en sus retoños, la semilla de la transformación futura.
Un ejemplo: las crías que están naciendo en estos años viven una realidad
tecnológica que quizás para nosotras, las personas adultas, es una pieza de un
proceso que hemos tenido que contener y quizás no comprendemos del todo.
Desde el punto de vista de las nuevas generaciones, los padres (y las madres)
son todavía inmaduros/as en la nueva tendencia. Todo depende de la
perspectiva.

La Polaridad Origen-Destino: Rompiendo la dualidad


En conclusión, no se aprende sobre Acuario (los tiempos que corren, en
velocidad, tecnología y libertad), yendo hacia el vacío tal cual lo estamos
explorando como humanidad, sino que una comprensión profunda de la
libertad se adquiere yendo a la Luna astrológica que está relacionada con los
temas de la infancia, como los traumas y la gestión emocional, el aprendizaje
de la inteligencia emocional, etc.
El primer paso se ha de dar en dirección a la Luna y la consideración de un
buen manejo del interior que sea fundación de las relaciones.
Es esa “incompletud deshumanizada”, el motivo de la defensa temerosa ante
lo desconocido. El vacío de Luna genera todas las distorsiones de la Era de
Acuario. Distorsión que va desde temerle angustiosamente, a lanzarse contra
fóbicamente al vacío, también angustiosamente.
Es el propio interior donde se libra ésta batalla, como cualquier otra.
En el camino individual, al enfrentar el dolor de las necesidades
emocionales no satisfechas, se aflojan las defensas de la Luna que por
temerosa no permite evolucionar al humano y humana mamíferos, y además
se logra la conquista de una parte más real y singular de la naturaleza de la
persona.

La máscara de la infancia, la máscara de la adultez


Entonces, los padres y las madres crían a sus hijos/as desde sus propias
carencias afectivas, pidiendo que llenen ese vacío que sus propios padres
(abuelos/as) provocaron. Los bebés son separados de la mamá al nacer de
manera violenta. No se atiende a las verdaderas necesidades afectivas de la
infancia, y a esto llamamos amor.
O, como decía Alice Miller, no le permitimos la descarga de sus opiniones
con la excusa de que es “por su propio bien”. Odio que una vez expresado
podría recuperar la armonía natural del cuerpo.
La Luna astrológica es el primer momento en la vida de una persona. Pero
además de las cualidades particulares de cada Luna Natal hemos de agregar
que casi todos/as son recibidos/as de la misma manera. Por esto, la Luna
Astrológica se convierte en la estrategia que se utiliza para suplir la falta de
verdadero afecto, que es incondicional y generoso.. El individuo se conforma
con un sucedáneo del amor e intenta de todas las maneras posibles
conseguirlo intentando agradar a mamá.
El signo de la Luna da las características de lo que mamá necesitaba para
sentirse protegida, en el momento en el que maternizó al bebé/niño o niña.
Por ejemplo, si se tiene Luna en Aries, la mamá necesitará invadir y depositar
su deseo devorador casi violento y por supuesto invasivo sobre el o la infante.
Si se tiene Luna en Capricornio, necesita que se arregle por sí mismo/a desde
muy pequeño/a porque está demasiado centrada en sus ocupaciones y quiere
soledad. O sea que el hijo o hija desarrolla una “máscara” que tiene esas
características, siguiendo incondicionalmente su legado. La Luna astrológica
en la Carta Natal del individuo es el “personaje de supervivencia” ante el
escenario de precariedad afectiva de la infancia. No importa el signo que
tengamos, todas lo padecimos.
Cada planeta de la Carta Natal representa una función psíquica (estructura,
comunicación, creencias, etc.) que como dije, en la infancia está proyectada
en el entorno. Las personas de la familia le enseñan cada una de estas
funciones que luego integrará a lo largo de la vida: papá le enseña estructura,
el hermano la manera de comunicarse, etc.
En el caso de la Luna, la mamá es la figura que ha de enseñar sobre amor, la
que le da al o la bebé lo que necesite incondicionalmente, para que luego de
adulto/a pueda dárselo a sí mismo/a, integrando esa función materna o de
autocuidado.
Pero, si el signo de la Luna astrológica es lo que “mamá necesita para estar
bien”, desvirtúa su verdadera función de contención emocional. Como mamá
está allí solo para pedirle al hijo/a y así conseguir su propia satisfacción, el
bebé no desarrolla la propia nutrición, y la función lunar se ve distorsionada
por un tipo de apego sustituto del verdadero amor materno. Generando
carencias en la propia gestión emocional y entrando luego en la adultez, en
estados de ansiedad difíciles de resolver. Maternidades patriarcalizadas.

¿Y ahora, en la adultez, qué hago?


Se debe hacer un proceso de reconocer los sentimientos de carencia y pedir
justicia por esto; pero ya no serán ellos, padre y madre, los que le den el
amor, el reconocimiento y la atención. O si lo hacen, es un regalo.
Pero, si en tu proceso de autodescubrimiento, has llegado a este punto que
sientes que debes recibir una especie de reconocimiento o resarcimiento; a mí
me parece un buen punto a llegar. Es un punto de inflexión.
Pero creo que vale más para ver “los valores propios” que para exigirlos. Ya
que es probable que eso lleve al sufrimiento.
El enganche con lo que “no sucedió” en la infancia, lo deja en un estado de
latencia y congelamiento emocional, que va perpetuando en sus vínculos del
presente encontrándose repetidamente con esa soledad.
Quedar apegado a los padres (mamá y papá) o a la infancia (aunque no se
reconozca a simple vista), por rabia, auto compasión, falso orgullo o
añoranza, es el estado de las cosas actualmente.
Pero, ¿qué sucede si se piensa en el signo de la Luna Astrológica en
términos de lo que una necesita para estar bien y revitalizarse?
De este modo se revierte revolucionariamente la situación de indefensión de
la infancia, y uno puede “darse” exactamente lo que necesita para sentirse
amado/a y fuera de peligro. A esto me refería con respecto a revertir la
simbiosis.
Entonces, todo se reorganiza: la Luna en Aries comenzará a poner límites y
controlar la sensación de invasión que siempre ha padecido, y a la que se ha
entregado pasivamente, retomando así su poder y re conquistando su deseo.
La Luna en Capricornio comenzará a percibir el vacío de la propia infancia y
la angustia que lo acompaña lo que le permitirá comenzar poco a poco un
diálogo maduro con una soledad muy propia.
Y de este modo el resto de la carta natal, o su apreciación, cambiará a una
visión menos condicionada por el miedo lunar.
Alguna persona puede decir con razón que esta filosofada no solo es obvia,
sino que luchar tanto para conquistar el amor es un poco forzado.
Yo creo que debemos pensar un poquito sobre las cosas que no nos salen
bien.

El Sol Astrológico
Considero a la Luna el planeta más importante en el diagrama astral, el
punto de apoyo de apertura de una puerta para desplegar las bondades Solares
o el florecimiento de la propia autenticidad.
El talento y la creatividad aparecerán cuando desde sus orígenes íntimos
pueda emerger su vitalidad creativa. El Sol Astrológico es ese Centro Interior
del humano (hombre y mujer), ese hallazgo de la singularidad, esa calidez
constante de amor que permite mantener el corazón abierto, para enfrentarse
con lo inesperado de los tiempos que corren.
Lis Greene, astróloga y psicóloga junguiana, especializada en Mitología al
servicio de la Astrología; en su libro El carro de apolo, el significado del Sol
Natal, conceptualiza al Sol de esta manera: “{…} es una lealtad absoluta a
algo interior, no para agradar a los otros, sino como una visión interior.
Dirigida desde dentro, es una manera de sentirme conectado a una fuerza
vivificadora. Por ello hay una especie de despreocupación a la mirada de los
otros. Todo lo demás está en movimiento y el centro permanece inmóvil, al
que uno es leal. Para la felicidad dependemos del exterior para
abastecernos. Aquí hablamos de alegría: aunque mi objetivo individual no
funcione, puedo seguir viviendo más allá de eso.
El Sol no solo es el estilo personal sino la sensación de estar participando
de la “Chispa de dios”.”
Con todo esto decimos: reclamar por mis derechos a sentir, esa es la
revolución acuariana. Y esto requerirá un fuerte reposicionamiento ante los
padres. De esto hablo en el siguiente capítulo.
En la entrada a la Era de Acuario debe haber una nueva concepción de la
libertad tal vez más presente que en otras épocas. Pero esta libertad quizás
tenga que ver más con reintroducirnos en nuestra “condición mamífera”,
considerar las necesidades afectivas pasando por el dolor y descubrir allí, en
lo de siempre, el vacío creativo de “lo nuevo”.
Al considerar la carencia y emociones dolorosas de la infancia, se
comenzará un despertar y un despliegue de las otras emociones, las bonitas,
que quedaron también congeladas por inercia. Esto nos llevará al hallazgo del
propio silencio, que nos toca enfrentar.
En resumen, observamos, desde la zona de confort (no tan confortable) lo
desconocido rechazándolo, porque no se ha vivido lo conocido con calidez.
El poco bienestar que generaron las experiencias lunares, no cimentaron la
plataforma suficiente. Pero, qué pasa si lo conocido, la luna, está llena de
amor, nutrición y verdadero apego (sensaciones que puede desarrollar); esto
nivela la apreciación de lo desconocido como algo menos atemorizante.
Porque el vacío ya no sonará a carencia, sino a una aventura.
“Si no llorase ahora, llorar eternamente mereciera”.
Torquato Tasso, “Jerusalén Liberada”,
Extraído del libro Bésame mucho de Carlos González.
Capítulo 2

La próxima revolución será feminista


Es comúnmente aceptado que la criatura debe dejar de llorar. No se les
permite expresar sus sentimientos. Más vale que se enfaden (hasta eso sí que
les permitimos y alentamos enfadándonos nosotras también). A los tres años
de edad ya no se puede llorar, cuando algo duele internamente.
El llanto del o la bebé es uno de los sonidos más desgarradores que existen y
tiene justamente el sentido de alertar a la mamá, que la cría está en peligro.
Según Carlos González (Bésame mucho): “El llanto de un niño es uno de los
sonidos que provocan una reacción más intensa en un adulto humano”. A los
mamíferos hembras de cualquier especie jamás se le ocurriría no acudir en
estas circunstancias, poner excusas o callarlo subrepticiamente. Pero las crías
de humanos, han aprendido a frenar lo que sienten, desde muy pequeñas.
González dice: “Creo que los niños, como los adultos, lloran para
comunicarse, para pedir auxilio.” Cuando tu cría llora, ¿no te rompe el
corazón?
Escena 1: Un niño está feliz montando su bicicleta, da vueltas y vueltas
alrededor, contento que ha aprendido a hacerlo. Se cae y comienza a llorar.
Los papás luego de un rato (que nunca es suficiente para hacer el proceso
completo) frenan el llanto e impiden que el niño o la niña expresen el dolor, y
así, aprender a gestionar por ellos mismos su emocionalidad. El mensaje es:
“El dolor es malo y hay que frenarlo con la propia voluntad”.
Hay una parte emocional o instintiva que se ha de bloquear para que el papá
esté contento. Todo un sistema para reprimir, basado en palabras de la
feminista Ana de Miguel, en el “no molestar al señorito”. Y al bloquearla, por
supuesto, no se la puede enfrentar con su complejidad cuya exploración
permitiría reestablecer el dominio en casos de crisis.
La educación consiste entonces, en enseñarles a frenar esa pretendida
amenaza del instinto o el dolor. Esto produce personas adultas llenas de
tensiones internas, más eficaces y productivas, pero desconectadas de su vida
interna. Un peligro.
Frases: “No importa lo que te sucede”. “Eso no es tan importante, es cosa
de niños”. “Si lloras mucho eres un pesado o pesada”. O sea: “Tu
emocionalidad no tiene valor”. O la emocionalidad es algo menor o de
débiles.
En voz de la doctora Aletha Solter (coincida o no con el resto del libro) en
Qué hacer cuando un bebé llora: “Las investigaciones han demostrado que
gentes de todas las edades se benefician de un “buen llanto” y que las
lágrimas ayudan a restaurar el equilibrio químico del cuerpo afectado por el
estrés.”
Decimos entonces que la gran sombra colectiva es el dolor. La gran
dificultad que se tiene en un estado de depresión, crisis vocacional o
atravesando una separación, es la culpa y el autocastigo por no estar “bien”,
según el modelo positivo de éxito y felicidad ya mencionado. Y también, la
poca experiencia en manejar situaciones de dolor con integridad.
¿Qué pasa si dejamos que el proceso natural del llanto se despliegue
libremente?
Escena 2, otra posible resolución: Este niño o niña llorará lo que necesite
hasta que el movimiento natural del dolor los lleve a querer subir nuevamente
a su bicicleta con alegría (aunque quizás con más precaución). O tal vez su
padre (Saturno que representa el límite) llegado el momento le dará el último
empujón para pasar a otra cosa, un límite necesario y, esta vez, no
desconectado de su interior.

Lo femenino y masculino como principios


complementarios
El ciclo de vida y muerte presente en la naturaleza, lo está en las dinámicas
humanas: hay momentos de alegría al reunirse a comer (fase activa o
constructiva del ciclo), que continúa en momentos de digestión en soledad
(fase pasiva o destructiva), y luego vacío del hambre que activará a
conseguir comida y satisfacer esa necesidad nuevamente (activa otra vez).
Un continuo ciclo de subidas y bajadas orgánicas.
Así pues, lo “femenino y lo masculino” no se refieren a los órganos
sexuales sino a la estructura de nuestra consciencia (del libro Ser mujer
editado por Connie Zweig). Lo masculino y lo femenino no está restringido a
hombres o mujeres, sino que constituye un atributo de todo ser humano y
respuestas emocionales que puedan ser igualmente valiosas según las
circunstancias. “Este par primordial de opuestos simboliza cualquier par
concebible que pueda darse: caliente y frío, luz y oscuridad, norte y sur, seco
y húmedo, bueno y malo, consciente e inconsciente. (…) …si una persona es
consciente de sus dos polos, existe dentro de la psique una dinámica
armoniosa. Como consecuencia se vuelve posible un desarrollo más pleno de
una amplia gama de posibilidades”.

Lo femenino y masculino en el biorritmo cotidiano


A nadie se le ocurriría estar siempre comiendo (curva ascendente) o en la
dirección descendente. Sin embargo, se obliga a las personas de pequeñas a
estar en la fase activo-constructiva-compulsiva, y nos obligamos como
personas adultas de la misma manera.
No se ha de llorar, se ha de estar feliz. Esta es otra manera de violencia, que
sustituye en la misma dimensión, a las bofetadas, mantiene al adulto en un
estado de congelamiento, lo que frena la maduración real e impide la
inteligencia emocional correspondiente.
Pero “La violencia nos parece más aceptable cuando la víctima es un
niño”. Y, por otro lado, “La justicia no se ocupa de protegerlos, y la
sociedad no condena las agresiones”, dice el pediatra Carlos González.
Así y todo, con lo difícil que parece, cada infante ha encontrado la manera.
Eso es lo que el símbolo de la Luna representa (sigo dando pistas). O el
grupo de elementos astrológicos que llamamos el Set Lunar: el signo
zodiacal, la casa, los aspectos, planetas y signo zodiacal en casa IV.
Este grupo de elementos astrológicos, entonces, da esa estrategia que se
implementa para lidiar con esa soledad y falta de comunicación de las
emociones en la edad temprana, y la manera en que, en la realidad de la
adultez, se las sigue ocultando. Si de mayor estás, compulsiva y
nerviosamente, en la modalidad de la Luna (por ejemplo, peleando,
decidiendo y moviéndote sin parar —de la Luna en Aries—. O sin pedir
ayuda cuando la necesitas —de la Luna en Capricornio—), entonces, cabe
deducir, que hay un dolor intenso que se está intentando ocultar.

Tal vez no sea tú ese niño o niña maltratados


Seguramente no recuerdas lo que sentiste cuando se separaron tus papás,
pero sabes bien lo que ellos sintieron. O no recuerdas tu infancia para nada.
¿Por qué? Porque nadie lo nombro. Las emociones de la infancia están en el
terreno de la sombra.
En palabras de Gutman: “Si ha recibido suficiente amparo (cosa difícil de
encontrar), los recuerdos fluirán con sencillez. ¿Quién te acompañaba a
dormir por las noches? ¿Quién te leía un cuento? ¿Quién te preparaba la
comida que más te gustaba? ¿Quién sabía a qué le tenías miedo? ¿Quién te
llevaba a la escuela? ¿Quién te ayudaba cuando tenías un problema? Si no
hay ningún recuerdo, es porque lo que sucedió fue demasiado doloroso para
un niño pequeño, entonces lo manda a la sombra”.
En vez de dejar que naturalmente suceda, congelamos el proceso y
frenamos así la vitalidad. Por lo tanto, la vida no nos dolerá, pero
tampoco nos alegrará. Y eso provoca un vacío muy grande, que es la
base del estado de conmoción afectiva colectiva actual.
Niñas y niños a los que no se les permitió llorar y hoy en día adultos y
adultas que intentan aplacar ese vacío, con amores super apasionados,
soledad alienante, vicios, exceso de información y la compulsión de pasar de
una experiencia de valencia activa (principio masculino), a otra más
positiva aún.
He de aclarar (comienzo a describirlas), que las Lunas de Agua (Cáncer,
Escorpio, Piscis), que son dadas a las emociones, tampoco logran tocar las
emociones más auténticas y profundas. Para estas personas, la emoción
misma, es su máscara de supervivencia.
Así como las lunas de Fuego (Aries, Leo, Sagitario) son dadas a mostrarse
auténticas, y por sus características lo pueden hacer, ese aparente “Yo fuerte”
no es más que otra estrategia de supervivencia.
Y para completar, las lunas de Aire (Géminis, Libra y Acuario) parecen
expresar sus pensamientos con libertad y las de Tierra (Tauro, Virgo,
Capricornio) tener una autodisciplina y orden internos; pero en realidad están
adaptándose extra-dócilmente.
Además, este ciclo natural de vida-muerte que no ha sido completado,
genera una compulsión a la repetición (loop) ya que hasta que este proceso
estancado no sea puesto en marcha nuevamente; seguirá trabado en
situaciones y personajes de destino que muestren la misma escena de la
infancia una y otra vez.
Esto tiene la función de retomar el proceso terapéutico que se abrió en la
primera escena de la bicicleta (explicada en el ejemplo de la Escena 1).
Entonces esa re visualización que se pueda hacer de la “emoción congelada’’
por miedo e indefensión, pueda hacerse una restitución y vaya emergiendo
nuevamente la vitalidad.
Y ratifico, la única manera de recuperarla es detenerse a rever ese dolor.
Primer caso: Omar, de 70 años, acaba de perder a su esposa a la que quería
mucho. Habían convivido 50 años y él se encontraba con una frialdad
inusitada luego de su fallecimiento. A la luz de esta teoría y revisando su
infancia, fría, con castigos corporales y sin la capacidad de expresar su propio
sentir, se comprende su actitud defensiva ante el dolor.
Entrar en la tristeza de la pérdida, desataría la temida apertura de dolores
custodiados por el malentendido de que uno no está preparado para verlos y
menos integrarlos. Años de ocultar lo que deseaba que, ante la pérdida tan
horrible de su amada, no puede “duelarla” porque no puede ver la emoción;
esconde el temor a una depresión profunda con la que acabará por
encontrarse, pero con mayor gravedad si se la retrasa.
Es decir, que la estrategia de supervivencia (muy propia de la actualidad)
basada en el principio masculino, defiende lo suave y vulnerable de las
emociones consideradas inferiores que quizás son difíciles de ver al desnudo.
El equilibrio interno entre las dos mitades del ser humano, una activa —
que impone las condiciones a la realidad, que es eficaz en el trabajo,
transgresora, individualista y diferenciada (masculina)—, y la otra de
apertura —relajación, conservación simbiosis y disfrute (femenina)—, deben
regularse y armonizarse (tanto en hombres como en mujeres).
Lo que quiero decir que la parte defensiva y mecánica de la Luna no es del
orden de lo femenino, sino de lo masculino, que es quien teme a lo oscuro.
Omar comenzó a regular la energía de su vitalidad, y equilibrarla,
anticipando en los ciclos de actividad, la caída posterior. Si subes mucho has
de bajar en igual medida. En sus diferentes estaciones y ciclos semanales
comenzó a intentar armonizar la intensidad de actividad con otro diseño que
le permita el descanso y el cuidado personal. Y en esto, la distinción y
aceptación de su infancia tiene un papel fundamental.
Su propia verdad, cruda pero propia, es la única opción para que la vitalidad
real pueda retornar.
Justamente, en la actualidad la depreciación del dolor es un malentendido
filtrado por una sociedad que no es tolerante, una sociedad patriarcal por sus
valores.
Esa tarea incompleta hace que, por desconocimiento y temor, actúe desde la
sombra y nos suma en una “actividad compulsiva” directamente
proporcional a la necesidad de huir de las “tristezas pendientes”.
La “reivindicación del sentir” es una gran revolución semántica que implica
sacudir profundamente el sistema de dominación en el que vivimos, basado
en la preponderancia del más fuerte sobre el más débil: los padres sobre los
hijos, el hombre sobre la mujer, lo maníaco-compulsivo sobre la tristeza, la
fuerza sobre la cooperación.
La psicóloga jungiana Sukie Colegrave, en su capítulo “El desarrollo del
principio femenino en la consciencia humana” del libro Ser mujer, describe
diferentes fases evolutivas psicológicas colectivas, que van desde una Estado
Matriarcal de indiferenciación primordial, tribal y antiquísima, a otra (que
podríamos considerar en su momento una “revolución patriarcal”) que
posibilitó el desarrollo de la individualidad por sobre del grupo y el emerger
de la mente analítica newtoniana y su jerarquía, por sobre las funciones
instintivas. Esto, nos ha explicado muchos misterios.
Actualmente, la hace tiempo exiliada consciencia femenina más dada a la
cooperación, y el desequilibrio psicológico creado por la hegemonía
masculina, invita a re apreciar la naturaleza vulnerable, que sea redefinida no
ya como caótica y amenazante, sino más bien como un Retorno al interior
luego de habernos atrevido a volar más allá.
La próxima revolución ser feminista.

El patriarcado y la guerra
“La guerra es el precio natural e inevitable que pagamos, y el que sostiene la
civilización”. Este es un concepto ampliamente extendido.
Por otro lado, la periodista Connie Zweig en Ser mujer refiere un trabajo de
la antropóloga Riane Eisler (El cáliz y la espada) donde describe “un mundo
de colaboración solidaria entre hombres y mujeres que duró 20 mil años que
fue interrumpido por los próximos cinco mil años de dominio masculino.
Eisler afirma que, posteriormente, en una determinada encrucijada histórica,
los hombres que estaban en el poder, enterraron deliberadamente la verdad
sobre la naturaleza igualitaria de la sociedad anterior. Para que pareciera
que los hombres habían mandado siempre como padres, sacerdotes, políticos
o Dios. Se percibe un patrón histórico de poder: el control del hombre está
ligado a la dominación de los demás, a la escala jerárquica, a la guerra y a
un dios trascendente. Sin embargo, Eisler afirma que existieron períodos en
que los grupos humanos eran más igualitarios, estaban conectados por los
vínculos, no eran guerreros y gobernaban las mujeres (la matrística).
También veneraban a una deidad femenina inmanente. (…) la opresión está
ligada a la opresión de los valores femeninos”.
También dice que, “la nueva integración de las mujeres y la recuperación
de los llamados valores femeninos, como la compasión, la no violencia y el
cariño en todos los campos de la vida, es uno de los progresos más
importantes de nuestra época: un elemento esencial del cambio que
necesitamos con urgencia, desde lo que he llamado sistema dominador de
organización social hacia un sistema de colaboración solidaria.”
“Básicamente hemos de reflexionar el modo en que afecta a todo el sistema
social, a las instituciones y sus valores, la estructura social más importante
de las relaciones: las relaciones entre las dos mitades femenina y
masculina.” (las negritas son mías). Considerando por supuesto, que una de
las dos mitades ha sido suprimida relegándola a un rol de compañía o auxiliar
de la principal, que es la única visible.
Creo que la recuperación de la naturaleza de la mujer, resignificará la
naturaleza del hombre, que está identificada con la competitividad y la
dominación, de mujeres, otras naciones y la naturaleza.
Para llevarlo al terreno filosófico o de significado, la preponderancia de la
“luz”, lo manejable y susceptible de explicación lógica asociada al
pensamiento masculino o Logos, se deberá dejar atravesar por una urdimbre
interna de valencia femenina de la que estaba constituido desde el principio
(Mitos).

Introducción a los asteroides femeninos: polaridad


adentro-afuera
En astrología, la información sobre los asteroides femeninos Ceres y Vesta,
o Juno y Pallas, hablan sobre esta dualidad dentro-fuera.
Y explican de otra manera la dualidad fundamental de las piezas Sol/Luna.
Esta dualidad o polaridad, creo constituye la división fundamental del
patriarcado simbólico:
Logos - Mito
Afuera - Adentro
Masculino - Femenino
Social - Particular
Investigando sobre Mitología comencé a leer sobre una Mitología anterior a
los dioses del Olimpo. La designación clásica de estas deidades (energía o
principios morales), que usamos para caracterizar a los planetas en
Astrología, fue una elección arbitraria que echó por tierra años de tradiciones
europeas.
Demetra George es la astróloga que investiga el tema de los Asteroides del
Cinturón De Asteroides y por su denominación retrotrae a las deidades más
antiguas de la Grecia pre helénica. Es una investigadora exhaustiva y
recomiendo leer sus libros.

Adentro-afuera
Los asteroides se encuentran en el llamado Cinturón de Asteroides, órbita
plena de rocas cósmicas (unas 22.000), entre Marte y Júpiter, entre los que
están estos 4 mayores a distancia de dos planetas (en vez de uno. Se sostiene
la teoría que es un planeta en construcción o uno que explotó.
Simbólicamente Marte es el último de los planetas llamados interiores en
astrología, lo que ayuda a la formación de la identidad, y Júpiter, el primero
de los exteriores. Junto con Saturno son los dos planetas sociales. En la
infancia, una/o comparte esta posición con todo el colegio y hablan de
habilidades dentro de lo público.
Entonces, el Cinturón de Asteroides, representa el paso de lo interno
(planetas interiores: Luna, Mercurio, Venus, Sol Marte), a lo social (planetas
sociales: Júpiter y Saturno; y luego los colectivos: Urano, Neptuno y Plutón).
Esa articulación interior/exterior, y su reemergencia en los ‘70 (en ese
momento se comenzaron a usar en Astrología); dan con una esencia
simbólica muy potente:

no puede desvincular de la vida íntima,


se ha de relacionar con lo social desde esa raíz del interior,
explica un poco cómo son estas dos tendencias y su relación e
interactividad: la excesiva relación con el exterior sin vida interna, o
la incapacidad de salir para afuera por estar atrapada dentro.
esa interactividad recuerda que lo emocional condiciona las
opiniones, y que nuestra relación con lo social recuerda nuestras
relaciones del mundo íntimo y la familia de origen. O sea que
Saturno significa algo hacía adentro (la relación con las normas que
me presentaba papá) y hacia afuera, la relación que tenemos con el
sistema, la autoridad y la individualidad.

Por esa época (los ‘70) estaba aflorando la idea de la conexión de lo


emocional con la enfermedad. Lo que es decir que se encontraron raíces
internas de la enfermedad física.
Esta idea, que está muy instaurada en la actualidad, arroja la conclusión de
que la dimensión de la gestión emocional es fundamental a la hora de lidiar
con la compleja, intrincada deshumanizada y antinatural sociedad patriarcal.
Eso nos lleva a la primera de las pistas, fundamental para el proceso de
restauración de lo femenino, para hombres y mujeres. Cuando lo social
abruma, volver al interior para recuperarse; y cuando se está saciada de
soledad, ir hacia afuera o hacia lo social más preparado/a.
Esta oscilación si se la explora, y se descubre el condicionamiento entre una
y otra tendencia en la personalidad; puede arrojar datos esenciales.

La escoba de la bruja, las vestales


En algún momento esto no estuvo separado. Había una unión entre lo íntimo
y lo comunitario social.
Y el hogar (que hoy en día es del orden de lo privado), era donde las
mujeres realizábamos nuestros potingues y ungüentos, para ayudar a la
comunidad. La escoba, representación de las brujas (chamanas), también es
un símbolo de las actividades y técnicas que ayudaban a cambiar el mundo,
desde dentro.
Además de la labor social desde la cocina o laboratorio de bruja, en todos
los hogares griegos había una llama que nunca debía apagarse, que era “hija”
de la llama principal de la ciudad. Una especie de centro del mundo (u
ónfalo) que se iba multiplicando y al que, la o el ciudadano debía llevar
cuando se iba fuera de la ciudad. Esto está en la historia de la Vestales,
cuidadoras de la llama sagrada en su templo de ninfas sexuales.
En la sala del hogar se cocían los hilos de la sociedad, y entre la mamá y el
bebé se daba la unión que era la semilla de la sociedad. La mujer era una
representante de la diosa y respetada de igual manera como diosa creadora.
La simbiosis fundamental madre-hije, se cuidaba y protegía, teniendo el papá
un rol diferente que la familia actual patriarcal. Estas historias se cuentan en
la mitología de Ceres, o Deméter, la madre, que tiene una data muy antigua, y
que luego el patriarcado utilizó cuando reescribió la historia otorgándole a la
madre un rol de víctima que pierde a su hija porque se la lleva raptada
(violada) Hades, un hombre o dios del submundo.
Pero en la historia original no había ningún Hades involucrado, solo narra la
díada o “gemelidad” de madre e hija, las diosas fundamentales de la creación.
Lo mismo sucede con la historia de Juno, que pasó a ser esposa de un dios,
robándole su soberanía milenaria de diosa de los cielos; y con Pallas, “diosa
griega invencible” que tuvo una transformación para servicio de la
instauración del principio masculino de la guerra, cuando por miles de años
sirvió como diosa de la profecía.
Luego iré desarrollando esas mitologías previas a la instauración del
patriarcado de la Grecia Clásica, en lo que podríamos llamar las “Regencias
femeninas” a los signos zodiacales. En la actualidad de la Astrología, los
regentes de los signos son en su mayoría masculinos, entonces creo que si
deseamos visivilizar la uniformización androcéntrica de los conceptos
astrológicos, deberíamos dar con la versión femenina de cada concepto.

Ceres, la diosa de la ciclicidad


Ceres, la diosa de la agricultura y las estaciones, es una fuerza basada en
la estabilidad, el amor propio, lo conservador, el merecimiento, la
consideración de lo emocional con una sensación de control de la vida. Todo
esto supeditado al vínculo ya que representa la capacidad femenina de fisión.
Por lo tanto, el aprendizaje sobre la dependencia, rige para quienes saben de
Astrología, el eje Tauro/Escorpio.
Eventualmente se puede aprender a hacerlo correctamente asumiendo la
pérdida inminente que implica el contacto, para no entrar en estados de
angustia y dependencia excesiva. Sabe que la otra persona se va a ir, y que
eso no cambiará mi sentido del valor. El auto valor.
La enfermedad del abandono; problemas enraizados en la dependencia no
correcta de la infancia que generan enfermedades alimenticias; la angustia de
perder a un ser querido; los problemas de angustia, obsesiones y sentido de la
carencia cuando nos quedamos solas —todos hechos muy enraizados en el
principio femenino actual—, están basados en esa división fundamental
adentro-afuera.
El sentido del amor incondicional (del orden de lo femenino), que pre
patriarcalmente significaba un “poder ónfalo de la sociedad” —que generaba
creatividades e hijes—, se transformó en algo de féminas o de “fe menor”. Y,
la maternidad, un placebo a la prohibición a la mujer a tener “hijos creativos”
y salir a la sociedad a expresarse.
Al sumergir a la mujer “dentro de la cueva” que había sido por miles de
años un lugar sagrado, y que dejó de serlo, generó enfermedades
psicológicas.
No podemos dar amor incondicional si no nos enseñaron Y de allí, al mal
entendimiento del “amor incondicional” solo de mi parte, hay un solo paso.
Dependencia y pérdida, el biorritmo de lo emocional actual.
Vesta, el asteroide de la llama interna, es la fuerte conexión con una
misma, que aglutina el ser, da cohesión y que no negocia a la hora de
inclinarse al interior. Si te quitan de ti, te volverás extremadamente terca en
esa área.
En la búsqueda de esa integridad, a veces te vuelves terca o pierdes
relaciones profundas, porque la capacidad de entrega femenina, despiertan la
sensación de desamparo posterior (Ceres). La oscilación entre el contacto de
amor incondicional y el regreso a cada individualidad para reenfocarse, puede
verse en la carta natal gracias a estos asteroides/recursos.
O sea que hay dos asteroides llamados vírgenes, o más relacionados con una
misma, que entraban cíclicamente en la fuente de la virginidad para re
establecer esa capacidad de autosustentación: el propio camino espiritual
(Vesta), y proyecto creativo (Pallas). Y hay otros dos vinculares: Ceres y
Juno (relaciones de pareja y contrato matrimonial).
Con la clave de la doble cara “femenino/masculino” que venimos
desarrollando, el auto centramiento de los llamados asteroides vírgenes
podemos relacionarlo con una idea de lo masculino enfocado y creativo; y la
apertura y donación en el vínculo de los otros dos, podemos relacionarlos con
lo femenino.
Y por supuesto que no queremos entrar en estereotipos de género, sino
analizar una disposición de la realidad con esta clave binaria. Quiero decir,
solo es una clave de análisis que, utilizada con criterio, es muy útil.
Si no estás familiarizada/o con los asteroides mencionados y te parece
excesivo, puedes simplemente leer las cartas natales en esa clave dentro-
fuera; y las dimensiones de interpretación irán adquiriendo esta perspectiva
de género. Y decir que, en esta clave, se puede leer cada elemento de la carta,
por ejemplo, la casa II hacia adentro corresponde al fortalecimiento en
valores propios, que se constituyen en los recursos propios que tengo para
salir al mundo. Saturno tiene que ver con la estructura individual, trabajo,
etc., y hacia el interior, con la soledad. Hay mitologías pre y post patriarcales
que lo explican.
Volviendo al artículo, cada tendencia, “adentro y afuera”, en su jurisdicción
y al timing apropiado; puede servir para estabilizar el sistema cuando toque y
salir a arriesgarse cuando se tercie.
El tema apuntado es que, en esta organicidad natural, la fase relacionada con
lo femenino ha tenido una histórica distorsión y no es considerada.
Y de este modo se vuelve vengativa. Cuidado...
Un mejor manejo de este dinamismo es, precisamente, lo que nos salvaría de
la “enfermedad colectiva del patriarcado”, que nos hace conducir
maniacamente por la autopista del desenfreno, hacia el inevitable precipicio
de la depresión.
“Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando.
Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de
soñarlas”.

Martin Luther King

Capítulo 3

“El perdón no sana”


Heridas del Sol transmitidas de generación en generación
El perdón es la acción de absolver a otra persona por una ofensa anterior. De
esta manera renunciamos a la justicia y a la venganza, en vista de intereses
superiores.
Desde mi punto de vista, el perdón utilitarista no llega a tener la fuerza
suficiente para hacer la alquimia necesaria para sanar y continuar a otro
estadío evolutivo.
Recibo a diario personas que por mantener (desde mi punto de vista) un
“amor desproporcionado” a su madre y su padre, no congruente con ninguno
hacia sí, están sumidas sin enterarse, en una depresión profunda oculta bajo la
más superficial capa de la actividad compulsiva (como ya desarrollé en el
capítulo anterior). Sin contar que el “deber de perdonar” al que terapeutas han
apurado normativamente, está inspirado no en un acontecer orgánico y
natural, que causa culpa.

La herida solar
El concepto de herida narcisista, puede introducirnos aún más en el asunto.
Una de las varias versiones del cuento, extraída del libro de Lis Greene, El
carro de Apolo:
Narciso era un niño cuya madre al nacer fue a consultar a un vidente para
preguntarle si su hijo viviría siempre. Este le dijo que el día que se conociera
a sí mismo, moriría. A lo que la madre respondió tapando todos los espejos
de la casa y privando a Narciso de su posibilidad de verse a sí mismo. Un día
jugando en el campo, Narciso vio su imagen reflejada en un arroyo y se
quedó obsesionado con ella, allí languideció y murió transformándose en la
flor del narciso que crece en las orillas.
La historia grafica algo muy humano y actual: durante la crianza, mamá no
tiene la suficiente presencia para cuidar, lo que no le permite desarrollar una
identidad. Al no haber nadie que lo refleje, no va desplegando la idea de
realidad y consciencia de sí. Esto hace que no sólo le genere apego a mamá
(es difícil despegarse de algo que no está), sino también obsesión consigo
mismo o consigo misma.
Todo su acontecer interior rondará alrededor de la imagen y la mirada de los
otros aprobatoria o desaprobatoria (que para el caso del “ser
espontáneamente”, una/o mismo) es siempre condicionante. Al privarle la
imagen, se obsesiona con ella. “Si la gente no me recuerda que existo hay un
sentimiento de hundimiento e insustancialidad. Lo que provoca una
dependencia aplastante a la afirmación del amor de los otros. No hay un ego
independiente y hay una inhabilidad de separarse de la madre, en la primera
infancia {…}. Esto provoca que el individuo en la edad adulta se obsesione
consigo mismo, necesitando continuamente el reflejo de los otros”, expresa
claramente Greene.
Los propios fantasmas de la herida narcisista de la infancia hacen que mamá
y papá no acompañen el crecimiento natural con halagos, y reconocimiento,
lo que fomente el hecho de ser uno/a mismo/a con espontaneidad.
Incluso las mamás que están hiper presentes, y siguen “con lupa” los pasos
de su cría, en realidad están llenando su propio vacío narcisista, no dando
afecto sincero, sino usándolo para su propio interés. “Tal es la necesidad de
nuestra madre de ser mirada, acompasada y abrazada por otros, que, a
nosotros, en calidad de hijos pequeños, no nos queda más opción que cubrir
esa responsabilidad. Algunos niños creemos que maduramos. Pero eso no es
madurez. La madurez afectiva se alcanza en eje consigo mismo” (Amor y
dominación, de Laura Gutman).

Heridas narcisistas en la mujer


La afamada periodista feminista de los `70, Betty Friedan, llamó la “mística
de la feminidad” al fenómeno colectivo de imposición del arquetipo de la
ama de casa (madre y esposa) en los ´50, que generó una depresión masiva de
las mujeres cuando su actividad se vio reducida a las tareas del hogar. Años
antes habían sido llamadas a las listas de las fábricas y trabajos incluso del
orden de lo masculino, por déficit de mano de obra masculina que se
encontraban ausentes por la guerra. Es decir, que la coyuntura política (con
sus estrategias bien estudiadas en cada momento, y que ella describe en el
libro), influyó haciendo que las mujeres hagan una involución de los desafíos
conquistados anteriormente por sus predecesoras, las sufragistas, y vuelvan al
hogar a cuidar a sus hijas/os, lo que implicó perder impulso y autonomía.
Con dicho fin, crearon un arquetipo de mujer marcado por la felicidad, la
abundancia y la dulzura. La búsqueda de la propia contribución social solo
pasaba por este acotado rol, que confinaba a las féminas a la depresión y
crisis de identidad. Por lo tanto, el rol de la mujer quedó determinado por su
sexualidad.
Las mujeres hemos sido educadas por otras mujeres que se han confinado al
ámbito de lo privado (y como sostenedoras de las armonías sociales),
negándose la a tener una propia carrera e incluso a asumir cualquier
curiosidad intelectual, acotado el radio de creatividad y sometidas a la
devoción de la institución de la familia como único motor. La hija o el hijo,
por lo tanto, se convierte en el primer objeto de búsqueda de afecto y
contención de su herida narcisista.
Por su lado, las madres profesionales —como el resto de las personas,
trabajando en el sistema—, instaladas en la vida profesional, dejan a un lado
—además de las necesidades más subjetivas, menos descanso y placer—, la
crianza de sus hijos.
Algo de esto habla el asteroide femenino Pallas, la hija del padre: la
distorsión de los impulsos femenino/masculino, y su también posible
integración sexual. “Lo que nos hemos de quitar (placer, belleza,
compasión), como estrategia para entrar al patriarcado, con sus
consecuencias en otras áreas de la vida. De una manera o de la otra, el
principio femenino no está tenido en cuenta como un valor público y de
crecimiento social”.
Agrego un poquito más de Pallas.
En la Carta Natal Pallas representa las estrategias de resolución en la vida
social, laboral, creativa.
Pallas es la hija nacida adulta de la cabeza de su padre Zeus (por
partenogénesis). En la tragedia La Orestíada, vota por la instauración del
patriarcado en tiempos de la reñida lucha entre la matrilinealidad y la
patrilinealidad, define su posicionamiento para el lado del padre. Con este
gesto los poetas griegos describen una conflictiva época, y quedan
inaugurados los valores a seguir (que luego se intensificaron con el
cristianismo).
La Orestíada es una historia de Esquilo en la que se establece a un dios
padre, inalcanzable, magnánimo pero frío. Cuyos valores de racionalidad y
trascendencia son tan perfectos, que hasta exceden las capacidades humanas.
El hombre ha de perfeccionarse, los niños dejar de tener pataletas, y las
mujeres han de des feminizarse. Entendido el arquetipo de lo femenino, con
el estigma de ser un “oscuro mar de quejas” que no sabe cómo dominarse a sí
misma en aquellos momentos del mes. Toda una mitología para fundar estas
ideas en las mentes y los corazones de todes.
Este paradigma deja afuera toda la naturaleza humana más mamífera. Ya
que ni los hombres pueden alcanzar ese ideal de perfección trascendente (y
ese es el truco: el deseo que no se cumple, pero se persigue), lo que genera
seres muy autoexigentes. Auto exigencia que luego proyectan sobre una
mujer bruja, malísima, castigadora y tocacojones. Para les niñes, se eliminan:
caprichos, egoísmos, pataletas, reclamos, escenitas, pollos y protestas. Y
también la expresión del miedo, la vulnerabilidad y la sensibilidad.
Por tanto, se deja afuera todas las características de la naturaleza humana
mamífera. Y, a la vez, nos deja vulnerables para no pedir lo que queremos,
aceptando las consignas de lo correcto, con “olor a hombre”, que es quien
marca la pauta.
No has de quejarte, no has de desconfiar si tu pareja te engaña, has de ser
desapegada, o no expresar tu disconformidad con algo que te hace daño. Ni
siquiera queda espacio para pedir lo que se necesita en las relaciones
afectivas. El sentimiento semilla de este estado de pulcritud trascendente es la
obsesión con la perfección.
Todas estas consignas espirituales en las que está basada la búsqueda
religiosa desde ese momento hasta ahora, pueden dar también etnocentrismo
y alienación en la mente. La “Alienación en la mente”, de las disciplinas
religiosas (incluido el holismo) tiene un claro bosquejo patriarcal.
Volviendo al relato sobre el “perdón a los padres”, no es que vaya en contra
de ellos. Solo quiero decir que, como personas adultas, debemos dejar de
descargar sobre nuestras crías temas que debemos solucionar con nuestros
propios padres.
Tomar la responsabilidad de nuestras propias heridas y no reclamar el afecto
que deberíamos dar incondicionalmente; porque de otro modo, provocaremos
vacío y dolor en nuestra progenie.
Y en dirección a esto, toca recuperar la propia “subjetividad del infante
herido” para hacerlo crecer en el interior.

La herida solar/lunar
Las heridas narcisistas, que son el “mal de nuestro tiempo”, son “heridas
Solares” que se transmiten de generación en generación: la dificultad de
abordar la propia vitalidad creativa más allá de la mirada de los otros/as, y
sentirse con continua culpa por lo que se hace mal, por un lado, y por ser
“uno/a mismo/a”, por el otro.
El Sol (signo, casa, aspectos, casa V. Lo que se llama el Set Solar), es el
planeta que se ocupa de la expresión personal y el “Yo”. Y agrego, se ha de
encontrar, sanando esa herida de los primeros años, ese vacío de Identidad. Y
agrego, se ha de constituir encontrando ese vacío de Identidad y sanando esa
herida de los primeros años.
Esa herida primera está anidada en el interior, en el cuerpo. La luna se
dedica a este ámbito. Es esta estrategia para vivir sin identidad, la máscara o
“falso yo”.
La capacidad de lidiar naturalmente con las emociones —sin entrar en
pánico por sentir rabia, tristeza, etc., es la función psíquica de la Luna. Y el
Sol es la capacidad de brillar con luz propia y confiar en la fuerza interior, la
vitalidad que permite llegar a sitios por uno/a mismo/a, más allá de lo que
permiten las fronteras de la familia de origen.
Pero lo que se tiene en la actualidad como la función de la Luna y el Sol en
la carta natal está distorsionado por el estado de nulidad afectiva que está
experimentando la humanidad.
El hilo conductor que nos ha traído hasta aquí, es el gen del padre.
Las dos funciones fundamentales de la psiquis, de las que luego se
desprenden la capacidad de comunicación (Mercurio), de creer en la vida
(Júpiter), de amar (Venus), de atreverme (Marte), de tener mi propia forma y
estructura (Saturno), son reemplazadas por sucedáneos:

Una herida de amor y un ego rígido defendiéndose todo el tiempo y


luchando por verse importante ante los demás. ¡Qué pereza!

En la consulta astrológica, las personas se presentan con diferentes temas:


no encuentran su vocación, o el trabajo que tienen no les hace aparentemente
felices, están sin vitalidad o con ataques de pánico.
Pero el motivo de fondo es siempre el mismo: miran dentro y hay vacío. La
“chispa divina” ha sido apagada y cuando las dificultades les hacen mirar
dentro, no encuentran nada. Esta vitalidad, esta alegría natural del humano
como “hijo divino” e “hija divina” de la creación, ha sido apagada en la
infancia. Tenemos mucha conciencia cívica, pero no sabemos lo que
queremos.

Instancia a enfrentar a los padres a través de la propia


verdad
Por esto, “plantar cara a los padres”, es fundamental en términos de un
camino de sanación. Da comienzo un proceso de encarnar el vínculo en
términos activos y no sumisos, producto de una relación de dominación
(autoimpuesta, una vez alcanzada la adultez).
Me refiero a que cualquier tema que proyecte el interior en esa dialéctica
adentro-afuera que he estado detallando, como por ejemplo temas laborales,
afectivos, etc., muchas veces llegan al punto en que han de enfrentarse con la
autoridad. Enfrentarse con dios (con ese dios trascendente patriarcal y tal), es
enfrentarse con el modelo. Incluso con el modelo que una misma de adulta
hace por acuñar.
Coincido en este sentido con la psiquiatra Alice Miller, que ha escrito
muchos libros con esta orientación y en contra del maltrato:

Si se libera de esa dependencia esclavizante, si se desprende de los padres


que se tiene interiorizados y se atreve a hablar con los reales, sinceramente.

Si se quita la idealización que niega el peligro de la situación de poco amor,


poco apego sincero, escasa comunicación y nada de permiso a sentir las
propias emociones; en la que se encontraba.
Si se reconoce los sentimientos reales, desligados de la moralidad de
“respetar a los padres”, y se escucha al cuerpo que es el verdadero guardián
de lo que he vivido; las cosas comienzan a desmontarse.

En palabras de Miller en La madurez de Eva: “Cuando el sistema cognitivo


sostiene lo contrario de lo que el cuerpo, la persona se encuentra en lucha
consigo misma. En el momento que a ambos se le permite saber lo mismo, se
restablecen las funciones corporales normales”; refiriéndose a la
desaparición de síntomas físicos cuando uno se atreve a expresar sus rabias a
los padres. “Me identifico no con la Eva infantil, sino con la Eva que tomó
responsabilidad de su acto, y juzgó con detenimiento la diferencia entre el
bien y el mal, que no admitió el mandamiento de “No conocerás”. Pero
quiso comprender sin reservas.”
La expresión, de una vez por todas, de los enfados por la situación de la
infancia, es una manera de cortar con la cadena de autoengaño y de este
modo liberarse de los síntomas producidos por no escuchar el instinto.
Muchas personas víctimas de malos tratos entran en diferentes estados de
ansiedad por no tener sentimientos de ningún tipo hacia los padres, cuando
éstos están a punto de morir, por ejemplo, o enfrentando una enfermedad
terminal.
“Pero, cuando el adulto comienza a tomar consciencia de que no lo une un
apego verdadero a sus padres, que no siente amor sincero por ellos, porque
nadie le enseño como hacerlo; se reduce el aislamiento, permitiendo al “niño
interno” que comience a comunicarse, dejando de reprimir los sentimientos
verdaderos y espontáneos.”
“No puedo obligarme a querer a mis padres si mi cuerpo se niega” (El
cuerpo no miente, Alice Miller).
Continúa Miller: “Cuando me libero de la dependencia que me esclaviza, ya
no sentiré odio. Cuando aprendemos a vivir los sentimientos y a no luchar en
contra de ellos, ya no veremos las manifestaciones del cuerpo como
amenazas sino como referentes de nuestra propia historia.”
Con sinceridad, cuando se habla de “perdonar a nuestros padres” (mamá y
papá), se está en realidad, esperando que sean ellos los que pidan perdón.
Esto nunca va a suceder.
Y este anhelo sublime de unión, empatía y cooperación, es justamente lo
que mantiene enganchado/a al trauma de la infancia. La sensación de que
alguna vez van a darle eso que no se le dio, “y se ven forzados a buscar el
alimento que se le privó en la infancia”, compulsivamente en los vínculos del
presente.
Por supuesto, la carencia no es el estado natural del humano. El estado
natural es el placer.
Sobre todo, que, psíquicamente, se van sumando muchas capas en lo
afectivo: el deseo de unión no completado pero anhelado como promesa
futura, el no reconocimiento de este deseo de amor que genera
hiperdependencia afectiva, y el no poder reclamar por el derecho a cubrir
necesidades emocionales en la infancia.
Hablo en esta instancia (luego continúa el desarrollo), de hacer valer el
derecho a “no querer a los padres” (sentimiento que puede convivir con el de
sí quererles). O por lo menos, no considerar que lo que vivieron en la
infancia, es amor.
“El miedo infantil, no le permite tratar a los padres con realismo”, dice
Miller. Un realismo que permita ver la injusticia, nos coloque de nuestro lado
(la mayor cantidad de tiempo posible) y descargue la tensión y odio
acumulados, recibiendo propias comprensión y empatía.
Esta es la verdadera función de la luna: aprender a ver los sentimientos y
no a luchar contra ellos, tomarlos como referentes del interior, que guía.
Porque si se bloquea esa autocomprensión, el resentimiento anida en el
cuerpo, y se manifiesta en síntomas y enfermedades.
El amor y la autocomprensión son la “bomba molotov’’ más efectiva en
contra del patriarcado.
Entonces, desarrollar una capacidad de conversar con el dolor, auto-nutrirse
y lidiar con lo que se siente sinceramente, sobre los abusos de la infancia, y
no llamar a eso amor, es un paso adelante.
Hablar con los padres desde la verdad que diferencia, desde la propia
versión de la historia. Lo que posiciona, no como un niño o niña asustada y
pasiva, sino como una persona adulta ubicada a una distancia de seguridad
apropiada en los vínculos.
Más que “perdonar”, la instancia es a aceptar y reconocer que no se siente
nada por elles, llegado el caso.
Renunciar a la venganza, pero hacer justicia, rompiendo la cadena
intergeneracional de heridas. Desde esta autenticidad compensatoria, la
venganza no es necesaria.
Mi idea es mostrar que bajo la lupa de “la aridez de lo que hemos vivido”, y
expresando la disconformidad ante eso, se empatiza con la realidad interior,
sin negarla.
Esto restablece los parámetros entre el bien y el mal. Cada quien es libre de
tomar decisiones por su propio bien.
El paso siguiente, el de “aceptar la propia suerte”, tiene que ver con una
madurez emocional. Y, por otro lado, entrar en la fase de “defraudar el
modelo” que los padres impusieron, y asumir la propia versión, en soledad y
libre de condicionamientos, del cambio de la autoimagen de niña/o buena/o a
otra más real.
No quiere decir que, llegado el momento, no haya un estado de perdón,
agradecimiento por la vida que nos han dado y porque realmente les amamos
con locura. Todavía dentro vive esa niña que, a pesar del susto, seguía
queriéndoles.
Pero no como estrategia a utilizar.
La herramienta principal es la sinceridad: ésta puede abrir un proceso
de sinceramiento mutuo, reclamando “al cielo” (o a la Pachamama), luego
de la justicia, el derecho a la autoridad sobre la propia existencia.
“Siempre supe que había dentro mío un niño
que habían asesinado el día que nací.
Toda la historia de mi vida fue traer a la vida a ese niño”.

Samuel Becket

Capítulo 4

Defensas lunares: un mecanismo que afecta al resto de


los planetas
No es que los padres no prestan atención a la infancia, porque todavía no
tienen nada que enseñar (les hijes), sino porque la propia niñez los ha
afectado mucho. La negación del dolor ajeno (de la propia progenie) tiene su
origen en la negación del propio, en la infancia. Por eso no se le da lugar,
porque traen el recuerdo. Que tenemos sepultado bajo la idealización de los
padres.
Nuestra dificultad en “ver dos cosas al mismo tiempo” y hacerlas coexistir
en paz, lleva a negar la validez de la voz de nuestros/as hijos/as (tanto como
las propias de la infancia) y en lugar de recibir a nuestras crías como “lo
nuevo que está llegando” y lo que representan, se las valora desde lo
conocido, negando su rol de innovación correspondiente. Hasta que en la
adolescencia se rebelen y con razón.
Se evita entrar en la temática de la infancia porque se teme entrar en el
propio desierto interior. Un desierto que es propio. Pero si se lo mira y se
aprende a lidiar con ello, se puede, si se desea, sembrar zapallos o cactus.

Todo el sistema planetario se ve afectado


La necesidad de la niña y el niño es muy sencilla: ser tenido en cuenta,
alimentada/o emocionalmente y reconocida/o. Todo el tiempo, todas las
veces necesarias, dice con otras palabras, el ya citado Carlos González en su
libro Quiéreme mucho.
La infancia es el momento de la vida que necesita más amor y atención. Al
crecer, cada uno si tiene las necesidades emocionales básicas cubiertas,
aprenderá por sí mismo/a, el camino a la propia libertad.
Carlos González, pediatra de Barcelona, fundador de la Asociación Catalana
pro lactancia materna que imparte cursos sobre crianza natural, dice: “Los
niños necesitan atención constante, por eso es normal que la reclamen”.
La distorsión de la Luna o lo subjetivo genera la distorsión de los otros
planetas.
Dicho de otro modo, la no consideración del dolor, tiene que ser sostenida
por todo el sistema psíquico, por todo el “Mandala de los planetas
astrológicos”, estresándolo.
Esta distorsión, se constituye como un complejo mecanismo de defensa que
nos cuida de no ver ese dolor que por otro lado va creciendo en secreto.
Pero, todo este montaje se “estrangula a sí mismo” por todas partes, hasta
que llega un día que comienza a desmontarse inevitablemente. No hay quién
lo aguante.
Es decir, que el Patriarcado ya instaurado, en la genética actual ha creado su
propia bomba molotov.
Hago a continuación un breve recorrido por los planetas como símbolos
astrológicos y las consecuencias de desatender a la Luna como planeta
fundacional. Utilizó los planetas de la matriz tradicional agregando Urano,
Neptuno y Plutón, tal como se lo utiliza en la Astrología Contemporánea.

Planetas personales
Alienación/Comunicación: Luna-Mercurio
Juan está preocupado porque su mamá hoy no ha comido, igual que los
últimos días. Su ex esposo, de quien se divorció hace poco, no le pasa la
manutención y ella tiene que verse sola con toda la situación económica de la
familia, lo que le provoca la inhibición. Es una buena madre, dedicada, pero
muy ensimismada (como todas las madres, como todas las personas). Juan
ahora adulto, no recuerda muy bien qué sintió con el divorcio. Nadie se lo
preguntó en la infancia, quizás por no hacerle revivir el dolor y con las
mejores de las intenciones; o porque mamá y papá estaban tan involucrados
con el propio, que no supieron protegerlo. Pero Juan sabe perfectamente lo
que sintió papá, que se dedicó a la bebida y dejó de trabajar. O mamá, que
tuvo que trabajar muchas horas.
Un niño o una niña (ese y esa que fuimos) no sabe que tiene el recurso de
contar sus emociones a un testigo que se ponga de su lado. No sabe que las
emociones tienen muchas capas diferentes y que pueden tener un despliegue
y desarrollo. Simplemente las reprimen porque no pueden comunicarlas. No
saben que tienen el recurso de Mercurio. Al frenar el dolor, frena la
posibilidad de comunicarlo, analizarlo, ponerle nombre, desidentificarse con
la emoción pura y hacerla más liviana a través de hablar sobre ella. En casos
donde el dolor se refiere a abusos graves, la dificultad de comunicarlo puede
desembocar en una enfermedad mental o problemas de la voz o aprendizaje.
Además, como el cerebro está en proceso de conformación en la infancia
(los primeros tres años), puede no realizar las conexiones neuronales
correctas y el individuo puede, incluso, morir debido a estos estados de estrés
psicológico.
La poca libertad de expresión correcta (o incorrecta) de la Luna, condiciona
Mercurio. Y por Luna me refiero al estado de consciencia emocional que, si
es nula, no ayuda al desarrollo sano de Mercurio, lo distorsiona y genera
soledad, incomunicación y poca fluidez vincular. Puede provocar un estilo de
Mercurio defensivo, y dado a la afluencia mental, en lugar de compartir los
pensamientos propios en los vínculos puede volverse hiperracional.
El nombramiento y análisis de las emociones que trazan mapas internos que
guían y comunican cuando toca, es la síntesis de un vínculo armonioso entre
ambos planetas.

Herida narcisista: el Sol


Mamá no está allí para su cría (por sus propias heridas del ego) lo que
genera en ésta una identidad débil, culposa y obsesionada consigo misma.
Con el tiempo, también provoca vacío en el interior. La emocionalidad
“carente”, no permite la aparición de la estima y la fuerza suficiente para
mantener la “presencia de ser uno/a mismo”. Al no haber tenido el amor
suficiente, no se puede “despegar” de la madre. En palabras astrológicas se
queda enganchada/o a un estado Lunar, con dificultad para ir a un estado más
Solar que le permitiría expresar creativamente el propio parecer. Esta
“debilidad de identidad” en un momento de la vida le sorprenderá con una
crisis de sentido, manteniendo al individuo dependiente de la “mirada de los
otros/as”, quienes dan el veredicto de éxito final sobre su vida y logros.
Adentro hay vacío.
La mayoría de las personas que llegan a la consulta astrológica o de
cualquier índole terapéutica, tienen problemas de desvitalización, falta de
vocación o confianza en sí mismas. Lo que se traduce en no poder sostener la
propia presencia con los otros/as.
El Sol crece distorsionado, como una “máscara” no arraigada en el interior,
que simplemente se defiende, en un estado de guerra continuo. La
hipervigilancia de ese “dios” me otorga un lugar según sus arbitrarias reglas.
“Lo que soy” siempre pasará por la valoración externa. Y no quiere decir que
una no tenga que aprender a “hacerse cayos” y entrar en el sistema y hacerlo
con fuerza. Todes tenemos que hacerlo. Pero hacer esto sin conciencia de sí,
es por lo menos forzado o deprimente.
La poca libertad en asumir la Luna, distorsiona la percepción de uno/a
mismo/a, el Sol.
La síntesis de un vínculo armonioso entre ambos planetas es la vivencia
natural de la “percepción íntima” de la vida, en la vida pública.
Adentro y afuera todo el rato.

Represión del instinto: Marte


Los deseos de los padres y personas educadoras son tan grandes que el
deseo del niño y la niña, es reprimido. González dice: “El niño renuncia a su
propia personalidad para convertirse en un autómata, al servicio de los
deseos de los adultos, en un régimen de terror que no admite debate”.
No digo que a los 7 años no tenga que haber aprendido a dejar de jugar para
hacer lo que debe, cumplir normas y escribir en el renglón, pero la represión
del instinto por incomprensión de sus deseos, sucede demasiado temprano en
la evolución del infante. Marte es el planeta que aboga por el propio deseo,
el instinto irreflexivo que lleva a tomar decisiones y ser valiente.
Esa represión del propio impulso (de lo que estamos hablando todo el
tiempo), frena incluso la capacidad para defenderse.
Marte distorsionado por una visión pobre de la Luna, no posibilita su
“función policíaca” que, junto con Saturno, mantiene protegida la estructura.
Si no se logra ver al enemigo, no puede protegerse de él. Y por tanto no es
consciente de la invasión con el riesgo de someterse a peligros.
Esto sin dejar de mencionar (luego hablaré profundamente de este tema en
el apartado de la Luna en Aries, que recomiendo a todes leer), que el deseo
femenino ha sido tan manipulado socialmente, que, en nuestro proceso de
empoderamiento, las mujeres hemos de habitarlo activamente (quizás desear
a una persona que no nos desea o comenzar a desear la primera de los dos, en
el acto de seducción), para tomar contacto con esos “caprichos”.
A través de la frustración, se toma contacto con ese poder de desear. Y
sacarlo de la represión para desagotar, para aprender a manejarlo y no quedar
tan presa de caprichos o la carencia de no conseguir el objeto de deseo. El
feminismo lo explica en la educación basada en estereotipos de género que
dice que la mujer puede ser objeto, pero no sujeto de deseo.
La fuerza de expresar mis condiciones (a veces consideradas egoístas por el
otro en el vínculo), basadas en la conciencia de lo que me hace daño o me
hace sentir invadida y clara detección de eso, es la manera de vivir
integradamente estos dos planetas. La Luna sabe lo que le duele y Marte
actúa en consecuencia, sin dejarse invadir por el deseo del otro.

Incapacidad de poner Límites: Saturno


Si no se es consciente de lo que se siente, no se ve lo que le hace bien o mal,
entonces se denigra la capacidad de protección. Saturno está relacionado con
los límites de la propia forma, el lugar que tenemos en la realidad, y la
capacidad de “decir que no” sostenido en la fuerza de la individualidad. El
exagerado amor a los padres les deja en un estado de vulnerabilidad extrema.
Al no ver el estado de carencia que le han provocado, y sustituirlos por
modelos artificiosos, no pueden distinguir con claridad lo que le hace mal ni
encontrar el modelo propio.
Saturno no ejerce su función de protector, reacciona de manera
compensatoria, con unas defensas demasiado rígidas —o un workaholism—.
Un trabajo que promete ese amor incondicional no recibido. Traduzco un
amor condicional a algo así como: si alcanzas tus metas te querré o premiaré.
En conclusión, ante la alienación o la falta de amor y de escucha del instinto
(por mencionar los planetas y funciones psíquicas ya citadas), el organismo
compensa de manera exagerada, con una resistencia directamente
proporcional, a la falta de amor. Saturno (la rigidez y generalización) se
extrema porque además del panorama descrito, no hay un “yo” fuerte que sea
producto de la consciencia de la emoción.
La integración de los dos planetas está relacionada con poner límites
apropiadamente. Y se basa en una consciencia emocional de lo que no me
hace bien y lo que sí; y salvaguardarse adaptativamente de la destrucción.
Esto me llevará a la elección de vínculos más compatibles con la estrategia de
ver mis limitaciones con comprensión.
Inhibición de la confianza en la vida: Júpiter
Por supuesto, que la capacidad de confiar en la vida, darle sentido en caso
de adversidad o de expansión, que grafican los valores jupiterianos, se ven
impedidos de apoyo incondicional por la inhibición de la función lunar.
La relación con una mamá “más o menos buena” que está allí para cuando
se la necesita, brinda una sensación de confianza en la vida, y la seguridad de
que “el universo proveerá”. La atención de la mamá a las necesidades del
niño (más allá del propio proyecto personal de “tener un hijo/a”), da pauta de
la propia sensación de abundancia y vitalidad. Júpiter es la gasolina con la
que el individuo se maneja luego en la edad madura. Y también las ideas que
le sirven para comprender la vida siguiendo un hilo bondadoso.
Pero el niño o la niña que pide y mamá no responde de inmediato, crecerá
con una sensación de carencia que puede, en primera instancia, anular la
función jupiteriana y que el hombre y la mujer adultos, queden a expensas de
ideologías no muy sanas que suplen esa carencia de fondo.
Como vemos, Júpiter también se ve distorsionado con la poca integración de
la Luna.
Un diálogo integrador entre ambos planetas permitiría la abundancia y la
búsqueda de sentido, no en la negación del dolor sino por su trascendencia. O
sea que haciendo el proceso terapéutico y llenando el interior de abundancia
amorosa, esa abundancia amorosa puede retomar un contacto con lo público
desde una energía dadora y proveedora.
Las opiniones tienen íntima relación con la infancia, y la postura política
también puede considerarse como un mensaje a los padres, que cuando más
consciencia de esto se tenga, más fácil será flexibilizar y cambiar o compartir
fluidamente dichas opiniones.

Capacidad de amar con diferenciación: Venus


Venus es la capacidad de tener relaciones de pareja, relaciones de amor,
donde no haya un “cuidar unidireccional”, sino un cuidado mutuo. Al estar
condicionados por la falta de amor en la infancia, el/la adulto/a se queda
clavada a un tipo de amor que es adecuado a una etapa anterior a los tres
años, pero que es anacrónico en la actualidad. Los contactos venusinos
hablan de “vínculos con diferenciación”, donde una/o no se pierda o se
desdibuje por “el otro”, sino que posibilite una oscilación entre los intereses
propios y ajenos.
Venus se verá atrofiada de la misma manera, al estar condicionada a la
“falta de amor” de la edad temprana, que no ha permitido la diferenciación
correspondiente, para amar como una persona adulta. Al no recibir los
cuidados propios, y quedarse enganchados a ese recuerdo, la Luna toma
partido y anula la función venusina eclipsándola con necesidades y
complejos. No podré amar a otro diferente porque yo no soy un ser
diferenciado.
Darse propio amor y colmarse de autovaloración para manejarse en el
vínculo de acuerdo con eso, puede posibilitar las negociaciones, propias de
las personas que se quieren, y posibilitar la integración de estos dos planetas.

Planetas transpersonales
Tendencia al Autismo: Neptuno
Los niños y las niñas tienen una gran sensibilidad y percepción psíquica (por
eso “sienten” la información sin que se lo comuniquen). El mundo externo se
les mete dentro, y el exterior es un resultado de su interioridad. De ahí surge
la fantasía, la imaginación y su capacidad para la creatividad simbólica. Son
antenas al inconsciente colectivo, en bruto, que con entrenamiento y a través
un lenguaje adecuado, pueden evolucionar a un pensamiento que pueda
explicar extensiones más complejas del alma.
Pero, al ser muy sensibles, no contar con un regazo estable (Luna), carecer
de las condiciones para el desarrollo de la identidad (Sol), y, además, vivir en
un estado de estrés continuo; se sienten invadides (Marte). Por lo tanto, no
pueden compartir sus vivencias subjetivas (Mercurio) las que se esconden en
el interior; y erigen barreras de auto carcelación (Saturno) de las que no
pueden salir para entablar relaciones armónicas con el otro (Venus), y
disfrutar a gustito.
Lo más precioso y maravilloso del ser humano (resonante multidimensional,
empático) se esconde en el interior, por lo tanto, deviene débil, por no
educado.
Y no estamos hablando sólo de una “educación emocional”, sino de
desarrollar un lenguaje para salir de la fascinación de mantenerse en el
interior, y de conservar “sagrado” el espacio íntimo, sin nombrarlo.
Hablamos de acompañar el proceso neptuniano de contacto con la realidad
donde el lenguaje permite describir “lo indescriptible”.
La “idealización de los padres” es la expresión del Neptuno que tenemos en
la actualidad y que actúa de amortiguador de los deseos íntimos del infante
que fuimos, o la adulta o adulto que somos, que no puede ni atreverse a
“ver”, porque eso le traería una apertura al espanto.
O para decirlo de otra manera, la apertura a una realidad donde el dolor tiene
un lugar, que puede enriquecer la percepción de esa realidad. Vivir de manera
recuperada esta combinación de Neptuno con una buena base lunar, pasa por
la restitución de una sensibilidad ante el dolor y no la fuga del dolor. Esto
último hace inventarse imaginaciones.
Y el resultado (de este proceso de muchos años) será una resonancia de
empatía verdadera con todo, incluso con el dolor. Quiero decir que el
resultado del proceso de resiliencia dará que una aporte esa comprensión al
colectivo por haberlo comprendido. Quiero decir, que el resultado del
proceso de resiliencia será como consecuencia un aporte al colectivo por
haber comprendido el dolor.

La angustia de lo desconocido: Urano


Urano es el planeta que desmonta la realidad para darle un montaje
diferente, una vez reordenada. Es la emergencia de una creatividad muy
profunda que produce una conmoción a la autoimagen, provocando la
ampliación de los límites naturales para ir a por una singularidad antes no
descubierta.
Como humanidad estamos ante esta fuerza de lo desconocido
continuamente, representada a su manera, por todos los llamados planetas
transpersonales (Urano, Neptuno, Plutón). Si éstos tocan los planetas
personales en la carta natal —o se encuentran en los ángulos—, esa temática
colectiva tocará la vida personal, transformando al individuo en un
representante de estas fuerzas más globales.
Pero, la poca raíz del embrión (Luna) no facilita la germinación (Sol) y
demás planetas vinculares: Venus, Mercurio, etc. Lo que deja al individuo
sobre expuesto a la diversidad, velocidad, robotización y tecnificación de este
planeta, con la que ha de lidiar sin el orden interno previo necesario.
Esto provoca al menos dos reacciones polarizadas: me sumerjo en una
psicología temerosa desbordada por mi propia interpretación ante lo ignorado
e incomprendido y lo repelo; o me sumerjo compulsivamente en eso
desconocido, perdiendo raíz. Ambas interpretaciones tienen su fuente en la
imposibilidad de vivir el amor con libertad, porque ha sido prematuramente
desapegado, sorpresivo y angustiante en la infancia.
Una resignificación de los contactos afectivos, como oportunidad de abrirse
a lo desconocido y no huir del afecto por miedo a la libertad que tiene el otro,
es una manera de ir experimentando una buena fluidez entre estas energías.

El encuentro con lo negado: Plutón


La dificultad del humano, hombre y mujer, por entregarse a procesos de
crisis y de potente conmoción de la propia forma, encuentran en Plutón, el
dios del submundo, un enemigo de la identidad. Por tal razón se lo
malinterpreta como un planeta que podría ser caracterizado de maléfico.
Desde el punto de vista del “yo”, viene a desbaratar los planes, no por
desorganización creativa (Urano), ni por disolución que borre los límites para
una participación global y más amplia (Neptuno), sino por la vinculación con
una fuerza potente como la muerte. Si este planeta está fuerte en la carta natal
(cuando se encuentra en los ángulos, en casa XII, o en aspecto al Sol), la
persona intuye ininterrumpidamente esa fuerza de muerte, y trata de
sobrevivirla.
Es muy probable que toda la primera parte de su vida se subyugue
silenciosamente al poder propio por el del otro; de esta manera se auto
destruye en el intento de ganar su beneplácito de manera auto exigida.
Entonces, sin esa sensibilidad que provee la Luna, el dolor por la
dominación no es detectada. Uno/a puede posteriormente propinar la misma
violencia que recibió o provocarla, porque se ha perdido conexión con la
compasión propia y ajena.
Los planetas transpersonales amplifican la mirada, pero he de considerar
mis propias fronteras (conmigo y con el mundo), para sacar el mejor partido
y que se muevan dentro de un terreno sano.
Y su proceso de organización requiere de unas habilidades, que es a partir
de La luna: la identificación y gestión emocional, que se consigue.
Y allí la fuerza poderosa del amor, que integra la pérdida, dará paso a una
conciencia integral de la vida, asentada en la muerte.
Esto dice el original: En resumen, todos los planetas personales (Mercurio,
Sol, Venus, Júpiter, Saturno, Marte) y los transpersonales o colectivos; que
son los que están relacionados con la constitución de la Psiquis los primeros
y con la ampliación de sus límites, los segundos; se ven afectados por la
carencia Lunar. O sea que, dándole el lugar a la Luna, ese proceso
paralizado, puede re-organizarse y las funciones psíquicas planetarias
retomar la estabilidad.
En resumen, todos los planetas personales (Mercurio, Sol, Venus, Júpiter,
Saturno, Marte) y los transpersonales —que son los que están relacionados
con la constitución de la Psiquis los primeros y con la ampliación de sus
límites los segundos—, se ven afectados por la carencia Lunar. Así también
una vez que ese proceso que está paralizado se reactive, las funciones
psíquicas planetarias retomarán su actividad y dinamismo.
Qué fuerte tener que dar tantas vueltas, dar tantas razones para establecer la
soberanía de la Diosa creadora, ¿no?
No quiero dejar de nombrar los asteroides, que —desde mi acontecer
práctico de la consulta astrológica—, tienen la misma jerarquía que los
planetas, pero que al haber sido descubiertos posteriormente no son
utilizados.
Ceres: el amor incondicional y el sentido del auto valor.
Pallas: la creatividad estratégica, y la mente puesta en proyectos. El
activismo.
Vesta: la sexualidad o energía de potencia sexual que puede
concentrarse en el propio foco o en el servicio.
Juno: las necesidades básicas en la relación de pareja, que, si no están
niveladas con la entrega, generan tensión interna.
La aparición de los asteroides en el cielo de Brisa, generó una
complejización de los demás cuerpos. Una reorganización del “significado
total”, como sucede cada vez que un elemento se descubre en el cielo. En el
caso de los Asteroides añadieron el contenido de valor con la simultaneidad
adentro/afuera que había comentado en capítulos anteriores.
En el caso de Juno (que quedaba por presentar), es una mezcla muy
sintética entre la Luna y Venus, los arquetipos femeninos originales. La Luna
y Venus son como la energía cruda de lo que luego se irá dirigiendo en las
funciones diferente: maternar, crear conexión espiritual, con parejas o el
trabajo. Todos estos son los roles y oficios de las “asteroidesas”.
La energía sexual original —la libido de los psicólogos y la energía
kundalini de los hinduistas—, en su valencia positiva (Venus) y negativa
(Luna), toman luego diferentes formas de canalización.
En el caso de Juno, la canalización de esa energía sexual creativa, se dirige a
la pareja (Venus), pero —y aquí se diferencia de Venus en sí—, como mi
compromiso está implicado, he de poner con las condiciones de compromiso
necesarias, para que la pareja no sea desequilibrada.
Lo que lleva a que en algún momento tenga que expresar mis propias
condiciones emocionales (lo que sería la Luna), porque yo misma lo doy de
igual modo. Entonces, he de aprender a no entregar desproporcionadamente
para no resentirme (y no vengarme furibundamente después), o, aprender a
seleccionar a quien le doy y desarrollar la inteligencia de sentir el tiempo
adecuado de hacerlo.
Juno adecuado (con Luna integrada), sabe bien lo que necesita para
entregarse. Así sucede con los demás asteroides cuando la Luna está
potenciada:
Pallas, construye creativamente, pero con consciencia del instinto y el
interior.
Vesta, sirve sin olvidarse de su conexión interna.
Ceres, da amor incondicional en dos direcciones (se siente merecedora de
igual manera).

Planetas recuperados
Por lo tanto, hay una versión femenina en cada planeta; o donde el principio
femenino, en cada planeta, pueda expresarse.
Este aspecto fundamental tiene que ver con lo femenino y está representado
por la Luna astrológica.
Es decir, la noción de cualquier planeta como función psíquica de una buena
manera, ha de comenzar por un buen uso previo de la Luna o la gestión
emocional, que está subyacente en todas las funciones psíquicas o
planetarias. Mercurio, por ejemplo, requiere aclararse las ideas hacia el
interior, para adquirir independencia pensante. Esto le posibilitará luego
comunicarse de manera clara.
Y, así todos los planetas, inevitablemente han de vincularse con su diosa
originaria, simplemente porque ella, creo, está llamando a “les humanes trans
patriarcales”.
La luna, en la gestión emocional correcta —luego de homenajeada y darle
su lugar— no tiene que ver con ninguna cosa oscura, dramática y relacionada
con la muerte, sino con la regeneración y los ciclos naturales de la vida, la
naturaleza, el conocimiento, la vinculación, la comunicación, según sea el
planeta.
Esta extirpación un poco robótica (o podríamos decirle trans humanista),
requiere que esta Luna, reciba una urgente resignificación agregando la diosa
oscura, Lilith. No me refiero específicamente a agregar las posiciones astrales
de Lilith en el significado de las posiciones de la Luna, aunque claramente la
Luna se acaba de comprender cuando la información de Lilith, completa ese
vacío.
Me refiero a reformular nuestra consideración de lo femenino desde un
estigma misógino. Quiero decir que la mujer, o los valores femeninos, son
concebidos como algo negativo, oscuro o para desconfiar. Debemos, por lo
tanto, reformular nuestra aproximación a esta Diosa o “presencia muy
antigua” de la Madre originaria.
Con respecto a los planetas, haré aquí una síntesis de lo que significa cuando
esta diosa sentí vinculante, subyace sostenedora de la vida, a través de la
“consciencia de lo que no” pudo darse en el destino. Todas las posibilidades
sacrificadas que he soltado de mi deseo, sostienen el porvenir.
Mi interés, al hacer esta integración, es recuperar los planetas. Según lo que
he desarrollado de cada uno (en su conexión con la Luna, aquí haré una
síntesis):
Sol Luna: Identidad basada en una consciencia emocional.
Mercurio Luna: Identidad sentipensante.
Marte Luna: deseo individual que es déspota porque no se engancha con la
carencia del objeto, sino que considera el desarrollo del tiempo y la
individualidad de deseo.
Venus Luna: relacionarse afectivamente a partir de saber las condiciones
emocionales en las relaciones y con un sentido del auto valor que interactúa
con el del otro.
Júpiter Luna: sensación de expansión que dona generosamente su amor
con consciencia de la pérdida, y no fuga de ella de manera positivista.
Saturno Luna: elección de vínculos compatibles (es la estructura de la
persona que comparte desde una solidez y auto sostén emocional).
Urano Luna: abrirse a la libertad del otro con sentido de la raíz que
sostiene el uso de la libertad propia de manera natural por la noción de
retorno inminente.
Plutón: el poder y la afectividad como dupla transformativa y poderosa. La
fuerza de la regeneración cíclica.
En definitiva, el amor siempre está implicado.
Analía Bernardo toma en su libro Eurínome, la mitología de las titánides
para explicar que hubo principios femeninos anteriores a los planetas
olímpicos, que fueron destronados. El mito pelasgo de Eurínome describe la
creación del mundo en parejas de dioses: había una versión femenina y
masculina de Júpiter, de Marte, de Saturno, etc.
De la misma manera, el libro de Los regentes femeninos, de Jorge Bossia,
intenta agregar información que creo él reconoce que falta, con respecto al
costado femenino de los principios fundamentales astrológicos.
Todo esto me lleva a concluir que el rescate del principio femenino, —ya
sea investigando en la mitología pre patriarcal, donde las presencias de lo
femenino tenían roles principales, o desde una integración de lo femenino en
duplas astrológicas—, es inminente.
Simplemente, haz el ejercicio de pensar los principios de los planetas y su
resituación, agregando la fuerza que se quitó, extirpando a la Luna en la caída
que significó la instauración del Patriarcado.
Qué sería de la sensualidad, el derecho a desear, la abundancia distributiva,
la libertad de tener estructura propia, la comunicación interpersonal, la
educación de les niñes y la fuerza que tendría la energía de la sexualidad que
crea proyectos y relaciones.
El contenido de valor, que agregaría sería apoteósico.
Volviendo…

“Mamá mala-mamá buena”


Para concluir el capítulo, desarrollo el concepto de “mamá mala/buena”.
Este complejo mecanismo de defensa, constituido desde la psicología
inmadura de un o una infante, está sostenido por la idealización de los
padres. El tipo de amor de la infancia, globaliza lo que se toma y no
selecciona de ellos lo que es sano. Es a todo o nada.
Entonces se ha de desarrollar una psiquis más preparada para la complejidad
de las relaciones afectivas con personas “de carne y hueso”, con errores y sin
esa perfección moral que una le pide a mamá.
La imagen: El niño (o la niña) ha sido abandonado a su suerte, sin poder
comunicar ni habitar el dolor. Ha crecido sin confianza en su instinto ni
espontaneidad; se ha tenido que esconder en el fondo de su ser, donde nadie
le encuentre, perdiéndose. Como compensación a su gran sensibilidad que no
se ha desarrollado con fortaleza, ha tenido que forjar unas fronteras
inexpugnables de defensa ante los predadores. Convengamos que es un
estado de estrés para cualquiera.
La “guinda de la tarta” es que ha de considerar a esto “amor de familia”,
justificando así cualquier abuso de autoridad, como dice Alice Miller.
La idealización de los padres desde la mirada obnubilada del niño o niña,
sirve para no contactar con el verdadero dolor, la carencia y en algunos
casos, la humillación.
Melanie Klein conceptualizó como la “mamá mala” al aspecto monstruoso
de mamá. La mamá, que en la primera infancia había sido como un “Dios”
(Diosa en verdad), comienza a mostrar también atributos malos desde el
punto de vista de la subjetividad tierna del niño o la niña. A partir de cierta
edad: se va con papá y me deja solo/a, atiende a sus propias necesidades,
tiene sus propias amigas.
El abandono de mamá, es la “mamá mala”. Por otro lado y para añadir mi
cizaña, esa es la relación fundamental (la simbiosis mamá-hije), que el
patriarcado hizo por destronar, colocando en el centro de la escena los deseos
del padre.
Y hay algo, nuevamente, de no honrar la potencia de lo femenino, que se
vuelve vengativo. O sea que la vivencia de lo destructivo de mamá, por
devorador, por agobiante, es parte del estigma.
Es decir, que creamos una figura monstruosa de los femenino, y le
revestimos de una compensación angelical perfecta e inexistente.
Consecuencias de la amputación.
Si como personas adultas podemos rever ese momento iniciático de
decepción (de los tres años), en el que la vida, en un punto, nos motivó a
ampliar nuestra perspectiva, esto dará origen a un aumento de la capacidad de
ver la “imperfección”, incluso la propia, y no ver esto como monstruoso.
Esto es la adquisición de la capacidad de conferir “al otro”, su “estado de
realidad”; en suma, con atributos buenos y malos.
O de recuperar el miedo para poder manejarlo. Y que el miedo se transforme
en honra.
Y, además, que estas características puedan convivir y no sean excluyentes.
Ver “lo que hay”, y no el ideal de una conciencia anterior a los tres años de
edad, cuando era totalmente necesaria ver del otro solo lo bueno, para no
sentirse devorada.
La historia no se pone mejor, sino que se va acostumbrando a la
imperfección de la vida, a la crudeza, a la imperfección del otro y la propia.
La historia no se pone más feliz, sino que se pone más real.
Conclusión: ¿Qué sucede si quitamos la idealización? Veremos el dolor.
Si quitamos la frontera rígida: veremos el dolor.
Si sacamos la prohibición tácita de hablar: veremos el dolor.
Y aprenderemos a decir que no y a ver lo que es un “enemigo” o “enemiga”.
Esto nos dará la posibilidad de ir donde queramos con muchísima libertad,
porque tendremos la seguridad de que, llegado el caso, veremos el dolor y
nos guareceremos a tiempo sabiendo decirle que no. Con la certeza que
sabemos cuidarnos, podremos elegir sin miedo, el camino en dirección a la
libertad.
Si comenzamos a explorar las emociones y comunicar lo que sentimos sin
justificar a los otros. Y desarrollamos un lenguaje que permita la
consideración del mundo interno, que es complejo y maravilloso. De este
modo, el florecimiento personal ya no verá impedimentos. Sin barrera al
instinto y al dolor, y con la alquimia que produce este proceso emocional tan
potente, se pondrá en marcha nuevamente el despertar de los propios sueños,
y se perpetra el renacer.
“La gente nunca crece, sólo aprenden cómo actuar en público”.
Bryan White.

Capítulo 5

La autorregulación a través de las relaciones afectivas


Mapa de diferentes mecanismos de defensa
Existe una autorregulación a través de los vínculos, que tiene una función
organizativa de la personalidad, ya que somos seres vinculares. Lo que una/o
“es”, está en relación con el otro y viceversa. Esta es la primera afirmación.
La explicaré a lo largo del capítulo.
Un ejemplo: soy mujer y tengo un deseo que es muy auto centrado. Esto
provoca que mi novio me lo señale continuamente, lo rechace y limite. Al
principio me enfado y no lo escucho, porque mi propia autoexigencia no me
permite añadir más información del otro. Llegado el momento, podré atender
a lo que le provoco (más allá de querer hacer daño exprofeso o no). Y allí
recién iré ajustando, a partir de lo que siento que al otro pueda disgustarle
(porque lo he escuchado), y mi deseo efectivamente se regulará
conjuntamente. A esto se suma que él/ella hace lo suyo, cuando le toca.
Entonces, hay algo que el otro del vínculo ve de mí, aunque yo todavía no
me percate. No sabemos todo de nosotres mismes.
Claro que el hecho de escuchar al otro, no quiere decir darle la razón
totalmente. Pero sí integrar algo de lo que el destino está señalando a través
de ese vínculo. Me refiero a que, ver “lo que provoco en el otro”, da mucho
manejo vincular.
Aunque una/o no haga daño deliberado, hay cierto factor de riesgo que la
vida misma y el relacionarse implica, y una/o lo tiene que contemplar. Quiero
decir que, primero se ha de despertar a esa consciencia de “escuchar al otro”,
sin llevarlo al terreno de la autocrítica, por una incapacidad de escuchar. O
sea, escuchar realmente lo que el otro tiene para decirme.
Recién entonces, habrá tiempo para el reajuste y colocarse en el sitio que sea
conveniente: “sabiendo que provoco determinadas cosas en les amigues, no
es necesario verles tan seguido”.

El síntoma
Hecha la introducción, ¿cuáles son estos vínculos “incómodos”?, esos temas
que tienen un mensaje encriptado, para conocer otro aspecto de ti mismo/a.
¿Qué escena, personaje, o vínculo afectivo repetitivo, esconden esos tesoros
por descubrir?
El síntoma, entonces, es solo la superficie, y si es lo que estás intentando
cambiar, eliminas algo (que, por otro lado, no se puede eliminar porque es
irreprimible), que podría ayudar a resolver el problema.
Aquí te doy herramientas para ver por debajo del síntoma. Si, en cambio,
intentas cambiarlo, eliminas la alerta.

Ejemplo y justificación del tratamiento del síntoma


que propongo: Los celos
Introducción a Juno astrológico:
Los celos constituyen el ejemplo más paradigmático de lo que quiero
expresar.
Hay un modelo patriarcal imperante que pone en el ideal de persona, la
trascendido-desapegado-racional, y en los celos algo a “trabajar”.
Este modelo, que concibe que la naturaleza humana es salvaje, requiere en
compensación del elemento de la represión.
Y esto tiene que ver con el “deseo psicoanalítico” o deseo de los cristianos.
Éste tiene por concepción que el ideal a conseguir (objeto de deseo) nunca
se consiga, aunque se trabaje por ello, con la promesa de conseguirlo en la
otra vida.
Este “deseo psicoanalítico” es el que funda nuestros ideales trascendentes. Y
esa concepción de la perfección como pureza, pone razón y quita
autodefensa, por lo menos a las mujeres.
Volviendo al ejemplo de los celos, he escuchado decir consignas como
“quítate los celos”, o “no hay que ser posesiva”, de manera demasiado ligera.
Y esos celos, los que no recomiendo a largo plazo, pueden estar avisando que
tu pareja no te quiere de la misma manera, o no te es fiel si tienen un acuerdo
de fidelidad.
Tampoco recomiendo tener un sentido del valor tal, que haga que elijas a
personas que no te elijan. Pero si hay algo de tu naturaleza que tiene un
sentido de la posesión alto, veo mal. Tienes derecho a desconfiar, y a amar
posesivamente sin dañar a otres.
Claro, que mejor buscarse alguien compatible o que comprenda la
afectividad en los mismos términos.
Este mapa pretende ser de ayuda para personas interesadas en encontrarse a
sí mismas, más que en acercarse a un modelo de “cómo hacer bien las cosas”.
Por lo tanto, no es necesario que seas otra cosa de la que eres. O lo que es
más correcto, no es necesario que estés en otro momento del que estás ahora.
Sino que esta mirada puede servir para encontrar orden y coherencia en el
proceso que estás siguiendo y guiarte a la comprensión.
Ver las propias fascinaciones del dolor (que luego se oculta), abre la puerta
a los secretos de la sombra, y nos libera al hecho de ser “hacedores y
hacedoras de nuestro propio destino”, en vez de “víctimas del destino
adverso”.
El motivo de este capítulo, no es tanto re traumatizarte. El objetivo más bien
es comenzar a sembrar la semilla del aprendizaje de “lo vincular” y la
concientización de los sistemas de percepción. que interpretan según una
visión infantil traumatizada. En algún punto. una/o está reproduciendo el
trauma de la infancia, por ejemplo, eligiendo a cierta persona no compatible
con la propia posesividad o eligiendo ver ciertos rasgos de ella.
Los diferentes mecanismos que describo a continuación tienen que ver con
vínculos en general, en realidad tienen que ser re calculados en ambos, el
interior y en “lo que espero de la vida”.
¿Qué compensación está haciendo el organismo, para subsanar otra tarea no
hecha?

Los diferentes síntomas desarrollados como


mecanismo de defensa al dolor.
La rabia: la dificultad de poner límites y de extender esta situación por
mucho tiempo, genera mucho resentimiento. Y la habilidad de ponerlos,
calma el enfado. Son años de sentirse invadida/o sin notarlo.
El hecho de “Decir que no” y tener la capacidad de disentir sin sentirse
absorbida por el entorno, es fundamental para comenzar un proceso de
discriminación y distinción del condicionamiento colectivo.
No queremos aplazar el síntoma de la rabia, que quizás es parte de la fuerza
que tiene en ese momento la persona. El proceso devendrá en la apropiación
de los propios límites. Luego, por sí mismo, el orden se restablece y no se
necesita de exagerada agresividad para simplemente manifestar el parecer
propio. En la carta natal tiene que ver con planetas en Aries, Marte fuerte o
planetas en I, Pallas, Juno y Lilith. Esta es la fuerza para saber lo que deseo
a pesar que esto me deje sola/o.
Por supuesto que el restablecimiento de una rabia proporcionada, funcional
y no a destiempo, se realiza en fases y requiere de paciencia. Hay personas
que todo su itinerario vital está relacionado con esta recuperación. Y otras,
que, una vez hecha esta comprensión, pueden negociar amablemente y se
inclinan al vínculo.
La tristeza: Estar sumidos en un sentimiento de depresión, puede tener que
ver con el anhelo por la disolución con la “gran madre”, un estado de unión
con “todo” sin diferenciación. También con la dificultad de vivenciar mi
propia creatividad personal porque implica soledad (para el hombre/mujer
moderno actual). Todos los trastornos orales: alcohol, adicción a las
relaciones, trastornos de alimentación, tabaquismo, están relacionados a la
necesidad de contacto imperioso, que excluye la individualidad.
Pero, no queremos sacar la tristeza y levantarnos el ánimo con la voluntad,
sino que debemos profundizar en ella y ver cuál es la verdadera dificultad.
La libertad personal implica abandonar el sentido de seguridad y unión que
da la compañía, ya que el patriarcado se inventó un tipo de personalidad que
lucha por “salir de las garras” de la madre devoradora. Y las mujeres y
hombres no tan patriarcalizados (digo más abajo posiciones astrológicas),
padecen dicha afirmación.
La tristeza es la apertura a un proceso de profundidad que me lleva al vacío
y al silencio, y cuando un cierto nivel de encarnación o individualidad está
interiorizado, recién allí con herramientas adecuadas (las suyas) podemos
comenzar a decir la poesía de la matrística perdida y lo que ganaríamos con
su recuperación.
Así también, seguir el rastro neptuniano a través de la meditación o
actividades de relajación en general, puede cambiar esa imagen de una madre
devoradora que no deja expresar mi individualidad, a una sensación de
integración del ego a un todo incluyente amoroso y dador, que es la vida.
Las posiciones o significadores con respecto a la tristeza son: Neptuno,
Piscis o planetas en XII, Ceres, y la Luna misma, junto con Venus “por el
costado del placer y éxtasis sexual que es un retorno a los regazos de la
Gran Diosa”.
Esto no es más que la capacidad de vivir en el “mundo de todos los días” de
acuerdo a la “verdad de la separación” (la individualidad encarnada), que nos
da la libertad de apostar por la ilusión más bonita que hay: el amor
incondicional. Y así desarrollarlo como aporte personal.
Pero claro, si nadie nos lo ha enseñado, hemos de implementar una
recuperación. Ya que pedirle al mundo que sea empático, aunque hubiera
sido fundamental, va a ser que no…
La paranoia: es una hiperreacción a la dificultad de poner límites sumado a
una hiper capacidad de ver las “segundas intenciones” de las personas. La
paranoia es una compensación.
En general, si dejo inconscientemente que cualquier persona me invada sin
reaccionar, el sistema debe crear toda una serie de mecanismos de defensa.
La paranoia es una de esas defensas, y también esconde un talento para ver
los deseos no visibles de los otros.
Si tengo una “reacción a lo que me duele” y un “conocimiento del propio
límite” adecuados, puedo estar tranquila/o porque sé que sabré reaccionar
ante lo que me hace daño y de este modo la paranoia no tendrá sentido. Pero
si no identifico lo que me duele y no pongo la barrera apropiada, el sistema
ha de reaccionar compensando tremendo desajuste.
No queremos sacar a la paranoia sino poner amor a lo que veo. Las
“segundas intenciones” de los demás si se hacen evidentes, y me dañan
abiertamente, allí he de defenderme. Y también, hay una revisión que he de
hacer en mi percepción de los hechos, ya que yo soy quien está observando.
No he de quitar la visión que tengo de aquellas, eso me hace fuerte. Sino
agregarle amor. Las otras personas y nosotros/as, todos tenemos un “lado
malo” en tanto humanas. Yo misma estoy manipulando, teniendo segundas
intenciones, o no mostrándome del todo.
Para todes, hemos de reforzar el amor propio que por estar en continua auto-
revisión (propio de estas posiciones), descuidamos y no dejamos que
naturalmente crezca. Ese nuevo panorama maduro y enraizado en el interior
puede servir de base para que el entorno, que ya es un campo minado, se viva
con entereza.
¿Posiciones?: Escorpio, Plutón fuerte, la Casa VIII poblada. Juno o los
plutoides importantes.
Lo que se representa aquí es la capacidad de “ver la sombra” porque nos
hace humanas, y eso comienza con el reconocimiento de las propias
imperfecciones.
Y esa “tendencia a las sombras” que anticipa la paranoia, puede
desarrollarse como talento brujo, no tanto solo como defensa ante el mundo.
El victimismo: la dificultad de asumir el propio poder hace que éste
permanezca en el terreno de lo prohibido, y me deja secretamente fascinada
con el absoluto y arbitrario poder de alguna persona cercana. Esto me ubica
en la “víctima” del vínculo, me siento amorosa, pero débil. Este es el
malentendido: amor y poder no pueden emulsionar. Una persona no puede
ser abierta y sensible, a la vez que intensa.
El gran trabajo es reconocer la propia manipulación y lo obnubilada/o que
me encuentro con un poder magnético del otro, que siento “puede” conmigo.
Y concientizarse de la secreta admiración hacia el poder, que quizás yo
también utilizo pasivamente, sin ser consciente. No puedo reconocer mi
continua provocación al otro/a, a mi propio abuso. Esta ceguera en lo que
respecta a mi propio comportamiento va a empujar a mi entorno a que me
devuelva esa provocación, para que finalmente, me sienta una “víctima”. De
esta manera podré ver que tengo una participación activa en la configuración
de mi destino.
Justamente, para que estos abusos —que comienzan en una cultura en
estereotipos de género que educa a las mujeres (o al principio femenino) a ser
inferiores, víctimas, o pasivas—, no sucedan nunca más. Para las mujeres
recomiendo investigar también, sobre el aspecto masoquista de la sexualidad
femenina.
Al parecer no deseamos levantarnos la autoestima y decir: “Tú puedes!”,
sino que intentamos ver los miedos al poder y depositar nuestro poder fuera
(eventualmente en el macho más fuerte, como mecanismo de supervivencia).
La manipulación emocional no permite al núcleo escorpiano tener abierta
soberanía. Otras posiciones: Plutón angular, Sol aspecto duro Plutón.
Ascendente y Sol en Escorpio.
Por otro lado, lo menciono al final, pero creo que es lo más importante, la
creencia que vertebra este pensamiento de “víctima” es que el amor es
debilidad, sumiso, o de tenerle miedo y controlarlo. El amor (en los
presupuestos fundamentales de la mujer patriarcalizada) no es considerado
como la fuerza más conmovedora del universo. Y esta certeza es la que
tenemos que develar.
No tenemos que quitar la sensación de opresión del victimismo. Asumir que
somos víctimas es el primer paso, pero hacer de eso la identidad propia
profetiza escenas y personajes similares. Hemos de agregar revolución social
y transformación emocional, en un proceso feminista subjetivo que
reivindique y a la vez sane.
El auto centramiento y “guerrerismo”: Daré las posiciones primero:
signos de fuego, también la asociación tierra-fuego, el arquetipo de Pallas
(es una mezcla justamente fuego-tierra), capricornio o Marte Saturno en
relación en la carta natal.
Suelen ser aguerridos/aguerridas, y con mucha vitalidad. Y ese “ser más
potente” está directamente relacionado a “no ver el entorno”. Cuando
aumenta la consciencia de lo que le rodea, se pierde intensidad y viceversa.
Esto, que puede servir para conseguir cosas en la vida, arrebatar la atención
de otros/as y posicionarse profesionalmente, puede ser inconveniente en las
relaciones. Sobre todo, si de quien estamos hablando es una mujer. La grieta
interior-exterior puede ampliarse.
En lo vincular, tienen una dificultad en percibir la realidad “poniéndose en
los zapatos del otro”, ver lo que pasa, fuera de lo suyo. No es solo una
cuestión de empatía, sino una dificultad de percepción: dificultad con ver
“partido” o dos cosas al mismo tiempo. Las inclinaciones propias y las de los
demás, se excluyen mutuamente y pugnan por ganar el monopolio. Ese es el
malentendido.
En realidad, para esta persona, el impulso individual es en realidad
interactivo. O sea que “lo que quiere”, se regula continuamente con lo que el
otro quiere, aunque sea por oposición.
Pero, no queremos sacar el egoísmo característico; es fundamental para un/a
“guerrero/a”. Sino que pretendemos darle aún más herramientas para que
vaya al campo de batalla con una visión más amplia, y de este modo no
quedar tan atrapado/a en lo vincular por desconocimiento.
El “auto centramiento” quita flexibilidad y capacidad de maniobra, así
también como visión periférica. Y el “guerrerismo” le deja muy reactivo/a, y
por lo tanto aún más manipulable.
Recomiendo encontrar un deseo auténtico y autónomo (no de resistencia). Y
con la suficiente consciencia del deseo personal, el proceso naturalmente te
lleva a seguir las recomendaciones ajenas como si de un misterio inentendible
se tratara, ya que estas recomendaciones te han importado desde siempre.
En el caso de las mujeres el tema del deseo ha sido muy manipulado
mediáticamente (hablo con profundidad más adelante). Para este capítulo me
parece importante mencionar, que el primer paso en el proceso de
“reapropiación del deseo de manera autónoma”, tal como lo mencioné más
arriba, es un terapeo de los términos individuales en la relación.
Esto es, destapar el deseo: ser la primera que siente y ofrecer el amor, o ir a
la conquista. Y en esta reapropiación puede que se encuentre con cierta
tiranía. De allí que no se pueda ver rechazadas las propuestas e insistir sin
considerar los tiempos de la otra persona.
Y me refiero al ámbito de la pareja, pero también en lo social, ya que las
mujeres nos vemos muy presionadas por los prejuicios hacia nuestro poder.
Normal estar rabiosa y auto centrada abriéndose paso a los codazos.
Tendencia autista, esquizoide o refugio en la soledad: vivir dentro de
unas barreras inexpugnables y hacer nido dentro, tiene que ver con la
compensación de un ego débil, sumado a una dificultad con poner límites
(esto no fue enseñado, pero se puede adquirir).
Moverse así, “desarmada/o” en el mundo de todos los días, es inmolarse. El
mundo de lo social actual no solo es “campo de batalla”, sino que con el
inminente ingreso a la Era de Acuario, ese campo de batalla se ha
transformado en algo más veloz y complejo.
La persona tiene una hipersensibilidad que, digamos, entorpece una gestión
emocional eficaz. Esta vulnerabilidad no ha sido respetada en la infancia,
entonces ha tenido que encerrarse para protegerla, dejando lo más preciado
dentro. Una solución rápida con los recursos que se poseían.
Entonces, no se ha construido un “ego sano y fuerte”, que pueda salir a
desarrollar dicha sensibilidad en el mundo, lo que sería entre otras cosas
realizar ciertas actividades que le den cohesión, significado y canalización a
su potencial. Actividades relacionadas con la empatía, justamente la gestión
emocional, y la comunicación eficaz, pero a niveles no verbales.
Como compensación a esta “construcción de ego sano” no hecha, y para
protegerse del mundo (sin ego es difícil andar), ha necesitado hacer unas
“murallas” extra fuertes para que nadie pase a hacerle daño. Esta especie de
compartimentalización tiene gran precariedad a lo que se suma que adquiere
aún más información de la hostilidad del mundo que según va viviendo. Lo
que da aún más rigidez y puede ser reforzada por la paranoia (descrita más
arriba).
Las barreras rígidas, entonces, reemplazan una defensa eficaz. Esto sería,
sencillamente, poner límites sanos que permitan el desarrollo de una
“personalidad empática” o cualquier tipo de personalidad. En el caso del
perfil que estoy hablando, otro tipo de personalidad, uno que no contemple la
percepción del interior, sería difícil.
No queremos dejar de mencionar la tendencia a la soledad y la paz que
pueden alcanzar cuando la habitan. O el deseo de pureza por el que se
guardan a sí mismes en el secreto de los conventos, los retiros y el silencio.
Los anhelos del pasado, de no acción, no individualidad, y del paraíso
perdido del que fueron desterrades. Todo eso es parte del fenómeno de “fuga
del mundo” que experimentan. Su secreta venganza contra el mundo, es el
retiro y la no participación en el terreno social. Pretendemos ver qué es lo que
se esconde y hacer crecer una consciencia de la individualidad en sociedad.
Cada cual tiene el derecho a defenderse, y creer en un mundo más simbiótico
y mejor, y darlo como propio legado.
Me refiero a que más que refugiarse en una individualidad hermética e
indescifrable y encerrarse en el fondo de sí, debe atreverse a compartir con el
otro, lo que comprende por intuición: este mundo no está bien.
Y por otro lado reconocer que su manera de individualidad —su ego—,
tiene esa forma de “no ego”.
Para esto, primero deben levantar la estima propia y forjar la identidad para
tener la independencia suficiente para salir más allá de la intimidad. Y una
vez fuera, ver con quién conviene estar/interactuar, o no, de acuerdo a las
propias condiciones en el mundo de las relaciones, y las necesidades de amor
y de “paraíso en la tierra”
Es muy probable que cuando no se tiene una capacidad —en este caso las
habilidades de sociabilidad—, se la ejerce de manera mecánica y a través de
formas pobres. Como la imagen que muestra es hiper adaptativa, no existe
selectividad a la hora de elegir amigues. Por lo tanto, “retirarse” es muy
necesario por la tensión que puede acumular.
Se elige de acuerdo a las necesidades propias, no por egoísmo (ese es un
malentendido). Es decir, se elige por sentido de la especificidad y de la
compatibilidad. De este modo las barreras rígidas se irán flexibilizando y
vitalizando orgánicamente.
La defensa que se está forjando en ese ejercicio de “guardarse en el
interior”: una defensa hermética, (la describo nuevamente), debido a que la
persona la ha forjado, no es necesario quitarla. Lo que sí puede complejizarse
y perfilarse según la situación y persona específica. Y poner al otro a la
distancia que se pueda manejar (según las propias capacidades), y re adaptar
esa distancia, fluidamente, según se vive.
El mundo es lo que es, más vale estar armada/o para vivir en él.
Sobre todo, porque ya estás dentro.
Posiciones: Neptuno combinado con escorpio. Piscis potente, casa XII
poblada, y un estilo de Acuario introvertido/a.
La idealización: la mirada de admiración que tienen les niñes hacia las
personas adultas, es conmovedora. Nos aman incondicionalmente a pesar que
los maltratamos.
Una vez pasada la infancia, podemos seguir idealizando relaciones, sin ver
lo que de ellas nos hace daño. Por lo tanto, la admiración hacia la persona
adulta debe madurar y desarrollarse conscientemente.
“Infantilizar la visión” es una defensa como cualquier otra, para no sentir
dolor. Esto no quiere decir que no se lo experimenta, sino que se las oculta de
la consciencia.
Ver lo que han hecho “mal” los padres, nos permitirá ver cómo nos hemos
sentido por eso.
No queremos dejar de amar a quien sea “el otro” de la relación, sino
enriquecer la visión de ese amor. Me refiero justamente a una afectividad
basada en la consciencia de ver, no en la no consciencia. Amar y reconocer al
mismo tiempo.
No deseamos quitar esa fantasía de “pureza” de nuestros padres.
Seguramente esas expectativas encierran las promesas de un mundo mejor.
Por eso, no quiere agregarle la realidad del dolor del niño/niña que se auto
culpó y ocultó tras la fantasía de idealización, solo para sobrevivir en su
infancia. En la adultez puede traducirse en enamorarse de las personas poco
indicadas.
No recordar la infancia es una variante del mecanismo de la idealización.
Percibir la imagen completa, aunque a corto plazo, es decepcionante de lo
que el mundo puede ofrecer, y deja una sensación de individualidad
insostenible; a largo plazo restaura cierto equilibrio. Dicha solución da paso a
otro tipo de amor basado en la experiencia de un tipo de dolor de aquel que te
invita a creer. Y ese es el momento del cambio.
Por otro lado, es probable que como el condicionamiento que me provoca el
“otro idealizado” es muy grande, yo esté invadiendo de igual manera con mis
condicionamientos, disfrazado de “buenas intenciones”, a otra persona. Es un
límite que no se concibe de un lado ni de otro.
Por lo tanto, la caída de la idealización, es en doble dirección.
Tampoco cometer errores es un pecado, pero recomiendo reconocerlos y no
esconderse detrás de apuntar a los errores del otro por sostener una
autoimagen de ser “el bueno”.
La ingenuidad no es para los/as adultas/os. Y es fundamental recapturar la
vitalidad que se dejó cuando niño, tras la obnubilación con los padres.
Esas escenas del pasado que una/o carga como pequeñas piedras en su
corazón y que apuntan al auto castigo, pueden liberarse a través de ver lo que
toca.
Estas posiciones: Neptuno potente, casa XII poblada, Piscis y Ceres. En
un punto la energía de Cáncer y Sagitario.
Estas nativas saben que el amor no debería ser un tema de estudio. Pero
estudiarlo con cuidado, puede hacerlo florecer en el mundo.
El narcisismo: la idea que estoy desarrollando en este capítulo, se
comprende claramente cuando hablamos del tema ya investigado por
diferentes autores y por mí misma: el narcisismo.
La falta de amor a uno mismo/a, genera un ego exacerbado y fuera de lugar;
se constituye una defensa vacía, en lugar de ser un centro de comando de la
personalidad.
Ya sea por auto-exigencia culposa o por auto centramiento negador, las
causas siempre rondarán alrededor de una/o misma/o.
Primero, una apariencia confiada, dudosamente exacerbada; luego, una
autoestima deplorable, inversamente proporcional. Cuando más insignificante
me siento, más muestro al mundo mi grandiosidad; y viceversa.
“Sobre-actuar” el ego a manera de máscara protectora ante la sensación de
insignificancia es el mecanismo de defensa patriarcal (social) por excelencia.
En este mecanismo de defensa —que nos ensalza volviéndonos motivo,
causa y solución únicas—, se ve claramente toda la dinámica de mi
argumentación: no es tan importante lo visible —ya que la conducta en sí de
manifestación del narcisismo podría ser tanto de orgullosa y pedantería—,
como la que se auto critica en demasía o se esconde. Lo que deben observarse
son las motivaciones profundas.
Lo que alquimiza la polaridad, y frena el extremo vaivén de esta psicología,
es encontrar un diálogo balanceado que se da cuando se consigue admitir el
“personaje” oculto (el vulnerable). No atentar en contra del narcisismo y
volverse humilde a través de la disciplina, sino dar lugar a las emociones de
la infancia y a la propia indefensión debajo del disfraz.
O sea, que (y aquí hablo de todos los mecanismos mencionados y por
mencionar), el mecanismo está expresando un proceso de validación de cierta
cosa, que se quedó frenado en la infancia y al que le hemos de prestar
atención. A esta altura quitar la máscara sería imposible. Pero debemos
aprender a “dejar continuar”.
Nuestra personalidad, basada en una herida de la infancia, está completa
recién cuando reconocemos dicha herida y aprendemos a legitimarla (no
quitarla). Este es el proceso: comprender los verdaderos motivos de auto
engañarnos.
Al agregar empatía y amor incondicional al trauma narcisista, podemos
enriquecer nuestro interior para que esa herida no capte toda nuestra energía y
el ego se rija por los propios valores, y no tanto por estar tan pendiente de la
aceptación o no del entorno.
Quiero decirlo más fácil: el “ego no ha de morir”; se debe comprender que
siempre hay una implicancia vincular que hace que, si mi ego está
exacerbado, siempre necesitaré, en compensación, personas que lo afirmen y
confirmen continuamente. O que estoy prestando demasiada atención al
reconocimiento, por poca raíz individual personal.
Comprender la rigidez del ego narcisista como una defensa a la soledad,
recupera cierto dominio vincular del de estar supeditado a la acción ajena.
Posiciones astrológicas: Sol o Leo potentes, Casa V y en un punto el
empoderamiento de los “asteroides vírgenes” como Vesta y Pallas que
apuntan al desarrollo de la individualidad.
La efectividad, maníaco desenfrenada: la intensidad de la cotidianeidad
—llena de actividades, auto exigencia, ritmo desenfrenado, hiperacción
constante, competitividad y posicionamiento activo en la vida—, cuando es
exagerada, se puede convertir en el mecanismo de defensa al no poder
vivenciar la sensibilidad de manera natural. Una/o se vuelve más activa/o
según desea escapar.
El tipo de velocidad que tienen las emociones, y algo en su cualidad
energética densa, las hace poco perceptibles para un carácter como este.
Carácter que, por otro lado, es bastante característico de nuestro tiempo.
Posiciones: Capricornio y Pallas fuerte, y casa X poblada. Aries o Marte
fuertes.
Este es el mecanismo de defensa por excelencia del patriarcado, tanto para
hombres como para mujeres. Porque estas consignas de cierta linealidad en la
actividad cotidiana, tienen regusto al “principio masculino” de productividad.
Lo que es no parar nunca. Incluso las emociones se abordan de manera
efectiva.
Claro que para las mujeres menstruantes (cíclicas) es más costoso.
Para vivir una vida concentrada, auto exigente, potente y efectiva en el
cumplimiento “de los propios sueños y proyectos”, he de dejar a un lado la
relajación y la percepción del placer que se ganaría desde un ritmo más lento.
No es que no somos sensibles, sino que escondemos las emociones porque
las percibimos como exageradamente “aguijoneantes”; y lo resolvemos con
una inmediata reacción agresiva que nos puede dejar a salvo de la presunta
amenaza externa. “La mejor defensa es el ataque”.
Este camuflaje de agresividad e intensidad que contesta a esta impotencia
con las emociones, es parte constitutiva de este tipo de carácter.
Por todo esto, no queremos hacer que la persona lo transforme o cambie
(hay cosas que ya no se cambian). Sino que intentamos agregar cíclicamente
el descanso y la sensibilidad, para salir más preparada/o. Y auto educarnos
para asimilar las emociones, sin salir de las emociones ansiosamente por
incomprensión.
Este proceso requiere tiempo y valentía y superar el miedo a la depresión
profunda, que tienen más que ver con la “escena temida” de la fantasía que se
auto profetiza, que con lo que sucede y padezco.
Equilibrar la ciclicidad del día a día: las labores cotidianas con los descansos
habituales. Recuperar la diosa neolítica de la ciclicidad, y ver el propio
manejo de los procesos anuales en los cambios de estaciones para anticipar la
caída.
Ideología como defensa: en la escena traumática de la infancia (hay una
muy significativa o representativa), eventualmente se abre una relación con el
vacío.
Una escena donde lo potente que estaba sucediendo, potente en malos
términos, obliga a adquirir una ideología —o un “principio guía”—, que da
un sentido al sinsentido.
Por ejemplo, a partir del dolor de un padre tirano, se generan las ideologías
antisistema. También a través de la devoción religiosa las personas asumen
una pérdida.
Más allá de las inclinaciones personales que tienen que ver con contenidos
propios reales que creo hay que aportar, y en casi ningún caso se ha de
rechazar, es imperioso concebir la relación condicionante y asumir que la
propia idea de “verdad”. Es una reacción a la infancia.
Y con esta clave, la ideología siempre ha de ser revisada y renovada para
que no juegue de forma ciega. Hay gente que mata por ideales e injusticias.
Para esto se debe ver la implicación emocional subyacente, pues hay un
peligro: que, llegado un punto, el instrumento o ideología (justificadora y
superadora del trauma), se hace más importante que la “experiencia potente
en sí”, donde también estaba “dios” (por lo potente de los acontecimientos
traumáticos). Quiero decir, luego de un abuso, comienzo a creer en que un
mundo sin abusadores es posible, y genero contenido en esa dirección. La
ideología anti abuso se convierte en la propia verdad o ideología.
De este modo, ayudo a otras víctimas y curo mis heridas de la infancia
defendiendo simbólicamente a mi niña/o herida/o.
Entiendo que recuperar la conexión con la escena donde este suceso
doloroso e injusto nos marcó para siempre, restablece cierto dominio. Y eso
se hace en dirección a recuperar la energía más que las “ideas que me
reconciliaron con la vida”.
La ideología compensatoria es solo una herramienta. Hay eventos que no
solo carecen de sentido por lo dolorosos, sino que, en la recuperación del ser
total, hay algo en la escena en sí, que debo ver porque trae información
fundamental. Observar el hecho en sí, es reconectar con dios, o con cierta
verdad de manera muy poderosa.
Entonces para no ver justamente esa potencia (en caso de abusos sexuales,
esa potencia puede volver loco/a), se imprime una barrera de ideas, religión o
creencias que están frenando la intensidad del hecho.
Viendo las implicaciones emocionales tras las opiniones, podemos dar
mensajes más claros, para no hacer de una enfermedad emocional una
posición política, sino que convertir la herida en un consciente aporte de
opinión, producto de la resiliencia.
Posiciones: Acuario, Urano, Lilith, y Quirón fuertes.
Aclaración: no he querido centrarme en las posiciones astrológicas en sí
porque creo que estos mecanismos son productos de ver la Carta Natal como
un sistema (varias posiciones reunidas). Pero sí he querido ir introduciendo
mi enfoque, utilizando el lenguaje astrológico de forma integrada.
Si vas integrando la información de manera más orgánica, el expertise en
interpretación vendrá por sí sola.
La tozudez: Posiciones: Vesta, Tauro o Venus potente. Cualquier
posición que refuerce el ego, como Saturno Sol, o Plutón al Sol.
La invasión del entorno puede provocar que, a manera de defensa, una se
cierre en la propia concepción. No hablo de ideologías (lo que desarrollé en el
mecanismo anterior), sino de sostener un valor propio. Cuando una está en
esa fase de camino al empoderamiento puede pasar por una especie de
berrinche o tozudez.
Así como en la infancia un cierto trauma lo/la enfadó con el mundo —al
punto de enterrarlo vehementemente, en su interior—, la adultez requiere de
esa actitud reivindicativa para lograr el empoderamiento. Es como quedarse
atascado/a en cierto sentido del valor a obtener como desafío, más que por
derecho propio. Algo se convierte en un juego de poder porque no se puede
acompasar los valores propios con los del otro.
El fenómeno, también requiere de otros elementos que forman parte del
fenómeno, que es quizás:

Estar con personas más rápidas que él.


Tener cierta decantación lenta.
Elegir ciertos interlocutores muy dominantes.
Sentirse invadida y muy condicionada con los valores ajenos.

De una manera u otra, hay cierta predisposición de destino que se inclina a


verse en la tesitura de tener que elegir por lo propio, valores autodefinidos, o
cierto sentido de la tozudez que genera raíz.
Entonces, siguiendo con el argumento, no queremos quitarnos la
herramienta que está logrando el bienestar; ya que, si no se recupera con esa
reivindicación, no se recupera de ninguna manera. Cierto permiso al derecho
a tener valores propios es, en un punto (sobre todo si eres mujer), una
revolución social. Todo para desdecir las propias dudas sobre las condiciones
que una necesita, y la certidumbre de que hay ciertos espacios internos,
condiciones vinculares, conocimientos acerca de algún tema, que no se
negocian.
Cuando esa validación interna sea hecha, será más fácil negociar con “los
espacios internos que no negocian” de las otras personas; y se tendrá más
sentido de la interacción de lo propio con lo del otro. Eso viene casi
orgánicamente y sin desearlo.

Conclusión del capítulo


Los mecanismos ocultan algo que valoramos muchísimo y por eso
protegemos nuestro dolor antiguo. El sistema de defensa montado desde la
Luna y en relación con los demás planetas, pueden dar tipologías
caracterológicas diversas, algunas ya descritas en el capítulo previo.
Lo que agrego es que el “desmontaje” o deconstrucción, no ha de hacerse
atentando contra el ego, y auto castigo, sino empoderando nuestro lado
vulnerable, que es lo que recupera la vitalidad.
Puede ser que para los nacidos con Plutón a Leo (parte de los maestros que
he tenido por edad, pertenecen a ese grupo), haya sido fundamental
transformar los patrones del ego y abrirse hacia algo más espiritual. La
emergencia de las disciplinas espirituales de oriente de los ´70 (en esta
década, esta generación era joven), lo demuestran. Amplío esta información
en un capítulo más adelante.
Sin embargo, creo que actualmente estamos en otro momento, que no pasa
por el des empoderamiento sino por el camino contrario: la revaloración del
amor como poder, o la fuerza de la identidad amorosa.

“Las creencias limitadoras”


Yo misma por años, influenciada por mis ideas de la “tendencia positiva
actual”, había recomendado a mis clientes, revisar los deseos inconscientes
que atentaban contra sus logros. La estrategia era modificar los deseos
inconscientes, que parecían ser dañinos, porque boicoteaban el propósito vital
de la persona.
El procedimiento era ver dentro de sus “creencias inconscientes” las que no
les permitían conseguir sus objetivos. Por ejemplo, una persona quería tener
pareja, pero no lo podía conseguir, y buscábamos denodadamente en sus
llamadas “creencias limitantes”, la parte de ella que “valoraba la libertad más
que el vínculo”. Al identificarlas, las eliminamos; a través del discernimiento
consciente podíamos llegar a ser exitosos (exitosas las mujeres) en nuestro
cometido. Decíamos, ¿Qué miedos o deseos ocultos no te permiten tener eso
que te hace feliz?
Este planteamiento da por sentado que las creencias que valen son las que
conocemos y las otras (las inconscientes) son las que no nos dejan tener una
vida de acuerdo a nuestros deseos voluntarios.
Es decir, que se da por sentado que “sé lo que me corresponde como
premio”. Argumento que esconde una ignorancia y soberbia tremendas. Lo
que conozco de mí, que es acotado vamos a reconocerlo, me lleva a desear
determinadas metas que se presentan como castigo o premio según lo consiga
o no. Sin dejar de mencionar que lo modélico de este sistema es justamente lo
que nos enferma. Por más (y sobre todo si) que seamos personas exitosas.
En el caso de no ser exitoso o exitosa con mi modelo debemos reflexionar
acerca de que esto evidencia que deseo otras cosas de las que no soy tan
consciente. Estos otros deseos pueden ser igualmente válidos, pueden ampliar
el conocimiento de mí mismo/a, y re-establecer el deseo en una tercera
opción, donde lo inconsciente tenga más relevancia.
¿Por qué no examinar ese inconsciente que está emergiendo y ver qué de
nuevo va a mostrarme, en vez de hacerlo trabajar supeditado a favor del
consciente? También desarrollo estas ideas en profundidad más adelante.
Entonces, desde la perspectiva de la sombra, se vería más o menos así: hay
una resistencia a lo nuevo, en forma de elaborado mecanismo que se opone o
retrasa la renovación.
Mecanismo que lo único que hará es agravar el impacto por haber retardado
represivamente la salida. La sombra (semilla del futuro) acabará
manifestándose de todos modos. Sobre esto habló Eugenio Carutti en sus
libros.
El tema a agregar y a tener en cuenta, es que, para desmontar los
mencionados vicios defensivos, no hemos de suprimirlos, sino encontrarnos
“cara a cara” con lo que esta defensa oculta, una escena pendiente que ya
forma parte de nuestra identidad. Y de cara a nuestro propio dolor, agregar
comprensión. Eso cura todos los males.
Y una vez encontrada y atravesada, hallaremos el misterio interior que es
como una cueva donde por fin encontramos calidez y el sentido de la
existencia.
Lo que estamos buscando es una reunión con esa persona que nos estaba
esperando allí desde siempre, en un mundo dentro del multiverso: nosotras
mismas.

Esta es una de las historias del podcast “Relatos de Lilith”.


Para escucharlo musicalizado entra aquí:
Algo ha de perderse, algo ha de morir...
Su propio altar de sacrificio del odio
(lo que a algunas hace humanas, a otras, hace Alma).

Ella estaba leyendo en un libro de mitología, que en Grecia existía un lugar


para el odio: se llamaba así uno de los ríos que se habría de cruzar para
adentrarse en el Hades, el territorio del mundo de los muertos.
En Grecia tenían un lugar para el odio, entonces ella levantó un altar para el
suyo.
Odio a coleccionistas de antigüedades, que también hacen su propia
mermelada, todo solo por moda. A las amas de casas complacientes, que no
encontraron otra manera de expresarse más que el odio. A quienes dicen
consejos pseudo espirituales porque es cool, pasando por alto la
vulnerabilidad, y a la ciencia invulnerable.
A personas positivas negadoras, y a quienes gastan su tiempo en
diplomacias inservibles en vez de decir de frente, que es claramente lo malo.
A quienes quieren “llegar a la meta” y a su propia mente que concibe algo
como “llegar a la meta”. La vida es un eterno paseo...
Odiaba eso de estar “juntos y revueltos”, y quienes se cubren los errores
entre ellos en nombre de la amistad. A los pactos entre hombres que se
reúnen para crear consenso de lo bueno y lo malo, y que claramente ellos son
el premio.
A los patriarcas espirituales, a la sumisión que generan, y a Gandhi por
misógino (una cosa si quita la otra). Y a quienes ocultan temerosamente sus
verdades tras la fachada de lo que es conveniente.
Odiaba su propia sensación de desasosiego, su pérdida de centro y su
exacerbada auto exigencia. Aunque sabía que era una herencia antigua, no
podía quitársela ni con la venganza de la molotov feminazi.
Todo estaba en un altar. Lo había hecho de madera porque a ésta no la
odiaba (confieso, le encantaba). Y había puesto guirnaldas violetas y
pañuelos verdes, sahúmos de lavanda, vino en calaveras, y agua para que
nada se seque por el odio. Y las fotos de sus santas/os populares preferidos:
Gilda, que le recordaba a su madre; y Maradona, a su abuelo.
Todo estaba impregnado de misterio. Intuyó que esto era el comienzo de
algo grande, más que grande, infinito.
Entonces, comenzaron a aparecer todas las injusticias que había vivido y las
vejaciones y el silencio de cosas que se había callado. Hasta el más mínimo
flemón dental estallaba, hasta el más mínimo resentimiento hacía su entrada:
El fervor cuando sus compañeros de 5to le empujaron al baño de varones y
la amenazaron, y la rabia por los niños riéndose de su torpeza para los
deportes.
Las veces que dejaba que se cuelen en la cola del supermercado, o cuando
dejaba que se agencie una idea propia en una conversación, por hablar más
bajo.
Había una serie de escenas de acoso callejero, y hasta el enfado por los
orgasmos que no reclamó a sus amantes de los veinte, para que acaben más
rápido. También al respecto se allegaron los rugidos de amigas, tías, madres,
primas, vecinas, colegas, hijas, cuñadas, sobrinas, hermanas y hasta el de su
abuela.
Enfados por la opresión del imperialismo en Latinoamérica y la lucha de
clases. Y el moderno invento del concepto “meta gobierno” que critica a la
derecha igual que a la izquierda. Excusa para relativizar las quejas
justificadas del pueblo, que encontraba en el socialismo una esperanza.
Todas las escenas comenzaron a aparecer y hacer eclosión en el altar. Era
como un volcán en erupción que explotaba todos los odios de ella, de ella en
las diferentes edades, y de los otros.
Algo así como un agujero negro que atraía hacia sí, y con tremebunda
verdad, los gritos del vecino ultra a sus hijos. La angustia de la persona que
pasaba por la calle pensando en cómo este gobierno o el anterior o el que
sigue, le rompieron las ilusiones, y debía vengarse twitteando en contra de los
inmigrantes.
El rencor de la protagonista de su serie favorita por no haber superado el
desinteresado abandono de su padre a la edad de siete años, y el exaspero que
había llevado oculto toda la vida su hermana menor, que le hubiera gustado
tener los derechos de un varón.
Y las personas comenzaron a aparecer de todas las casas de su alrededor.
Más tarde vinieron en barco, avión y tele transportados (también hay
espíritus que tienen odio pendiente). Se corrió la voz que el odio tenía su
lugar, y venían a dejarlo como una amorosa ofrenda.
Un hombre con fobia antisocial, recién desembarcado de África, comenzó a
cantar:

“Que el odio pueda tener su lugar,

como todas las cosas del universo...

…como las uvas que se transforman en vino

del amor es del odio el reverso”,

Completó una vecina, adicta a la crítica y feminista, personándose en el


domicilio y sentándose al lado de aquel, en la sala de espera.
El río del odio, el llamado de la inquina y el del resentimiento, estaban
reuniéndose. Y el de la “reivindicación de las minorías”, este es un río
conformado más modernamente, pero también confluye.
Estaba presenciando su propio desmembramiento. Ella, que tenía un
monstruo que le salía de la garganta, oportunamente y con negra poesía.
Comenzaron a desaparecer todes. Primero la vecina reclamona, y luego el
marroquí que se ponía triste cuando recordaba los insultos de un skin en el
metro.
Parecía que ambos podían hacer de sus críticas individuales, una misma
poesía espontánea del horror.
Y más gente estaba lista para desvanecer:
Había M.C. de rap contestatarios, peluqueras melancólicas, emprendedoras
que no eran permitidas a emprender, niños antisociales y niñas hiperkinéticas,
youtubers que contaban sus trucos para salir de la victimización de un
psicópata.
Y artistas..., lleno de artistas…
Una profesora de yoga y hasta cuatro religiosos de diferentes credos.
De costado, miraba resignado The Tomorrow Man, con su pareja de la
mano, con gafas para no perder la vista por las explosiones.
Lo que estaba muriendo no era ella, sino su gravedad y las leyes que le
daban forma y razones.
El proceso ya estaba en marcha. Sabía que no la salvaría ni todos los
amuletos del mundo.
Antes de que acabe la última de las apariciones de su colección de horrores
personales, vino la certeza:
El vacío que existe por entre los objetos y las cosas: el vacío intermateria.
El Hades es ese misterio siempre presente, dentro de la vida.
Si lo descubrió en carne propia no lo sabemos, ya que no vivió para
contarlo. Nadie sobrevive.
Lo que sí sabemos es que, desde entonces, cerca de las noches de luna, ella
llama (ella y todo barrio), desde las profundidades del submundo, con todo su
amor que ahora es muy grande, por auténtico.
Llama a las personas que más que buscarse a sí mismas para encontrarse,
dejan que esto que llamamos fuerza de la vida, les mate.
“La llave en el fondo del mar está inundada de luz.
Sólo nos habituamos a ella
cuando más profundo bajamos y más difícil es girar la llave.
Y al final llegamos y está muy oscuro.
Nos hemos habituado a la luz,
pero los azules y los grises y los sentimientos de pérdida
son como el hogar”.
Jill Soloway, de la Serie “Transparent”

Capítulo 6

Terapeutas de la luz y terapeutas de la sombra


En mis reflexiones como terapeuta de autoconocimiento, hago una pregunta
capciosa que retrata mi disentimiento al “modelo de artificioso bienestar”
actual.
¿Hacia dónde vamos? ¿En dirección a la luz o hacia la oscuridad?
La influencia de las “religiones ascensionistas” nos precede. Aquellas
religiones apuestan por la existencia de una felicidad paradisíaca que está
justamente más allá de esta vida, y lejos de la irracionalidad humana
mamífera. Rezan a un dios que da sus premios morales cuando se hace un
trabajo de desapego de emociones y pasiones. Religiones cuyo ideal de
“nuevo humano” (se auto proclaman como renovadoras), está relacionado
con la trascendencia.
Estas religiones mayoritarias como el catolicismo, judaísmo e islam, que se
expandieron justamente porque representaban el modelo del colectivo de una
época sumamente patriarcalizada, condenaron la búsqueda religiosa o de
sentido, a la superficial. Lamentablemente esa cultura dominó también al
colectivo holístico.
Las religiones anteriores a éstas, ya tenían una complejidad suficiente para
abordar estas temáticas. Acompañaban a una sociedad basada en valores muy
civilizados y además eran de cultura pacífica. Con su destitución sufrimos
tamaña pérdida.
Nos apresuramos a contestar que la dirección es hacia “la luz”. Dícese,
transpersonalidad, trascendencia, desapego, auto exigencia moral,
racionalidad y ecuanimidad. Yo intuyo que la dirección es hacia algo más
misterioso, profundo y todavía por explorar…
Las religiones se han constituido originalmente para acompañar la
exploración humana hacia el misterio, no para negarlo.
Aquí algunas preguntas e indagaciones…
¿Qué hay por debajo, en lo profundo del ser humano, que deseamos ocultar
y sublimar? ¿Es el ser humano naturalmente malo? ¿Es su parte instintiva,
egoísta? Si la persona se abandona a sus emociones, ¿sería esto un peligro
social?

Modelo actual visto desde la teoría de los elementos


El modelo actual proclama no sucumbir ante los deseos más inconscientes
de pérdida, sino disciplinarse, llegar a la meta, y llegar primero/a.
En términos de los elementos (según lo clasifica la astrología), podríamos
traducir: la tierra, con sus reglas de lo permanente y práctico, está combinada
con el fuego, que es la actividad y el movimiento, la expansión,
autoafirmación y positividad. Podemos decir entonces, que estos dos
elementos expresan el modelo contemporáneo, al menos en el terreno
público.
Lo instintivo-emocional en términos de los elementos es el agua, y
representa esto relegado. Esta consideración proviene del perfil modélico
Tierra-Fuego (que es uno activo, superviviente, de índole masculina y que no
para a lamentarse). Por lo tanto, la parte realmente singular humana que se ha
de recuperar, incluso con premura activista, es aquella de las emociones, las
que hemos descartado por amenazante.
Aclaro que el fuego que encuentra fiel representante en el Pensamiento+ (ya
explicaré más abajo), fue una incorporación reciente en el mainstream. A las
normas y disciplina, de la tierra que siempre representó la tradición y lo
modélico, se le agregó el entusiasmo y expansión del fuego, lo que da una
emulsión de auto centramiento, auto-exigente e imperativo; de expansión y
positivismo como ejemplar de éxito. Un horror.
Y el agua, desde estos ojos, se constituye como una aversión a derrotar,
desde la perspectiva de lo activo y centrado, de aquellas energías que dan
identidad al ego patriarcal.

La pedagogía negra
Alice Miller investigó lo que dio en llamar la “pedagogía negra”, conjunto
de instrucciones de cómo tratar a los/as hijos/as con rigor (puños incluidos),
avalado social y públicamente, que estaba vigente en la Alemania que educó
no solo a Hitler sino a todos los/as funcionarios/as y toda una nación que se
volvió psicópata; insensible al dolor.
Esta “pedagogía negra” planteaba que “el niño debe ser humanizado”.
Es decir, nace “animalito” lleno de instintos, caprichoso/a y desobediente, a
lo que se ha de aplicar una serie de acciones para inducir a lo correcto.
La empresa requería mano dura, manipulaciones y, por supuesto, poca
sensibilidad. El dominio de la fuerza sobre la vulnerabilidad.
Fue uno de los fenómenos de dominación más terribles que dio el
patriarcado.
Entonces, esos niños y niñas maltratadas, se volvieron insensibles al propio
dolor, y de adultes pudieron torturar, asesinar a otres sin sentir mínima
compasión.
En su libro Por tu propio bien. Raíces de la violencia en la educación del
niño, Alice Miller afirma: “Una persona sensible no puede convertirse en un
asesino de masas de la noche a la mañana. Eran hombres y mujeres cuyos
sentimientos no se interpusieron en su camino porque desde pequeños habían
sido educados para no sentir ningún tipo de emoción propia, sino para vivir
los deseos de sus padres. Se trataba de personas que se enorgullecían de no
llorar, de cumplir con “alegría” todos sus deberes y de no sentir miedo; es
decir, en el fondo: de no tener vida interior de ningún tipo”.
Por supuesto que hubo muchos otros factores que contribuyeron a cimentar
este delirio colectivo, que aquí mencionamos de soslayo (podéis leerlo en el
mencionado libro). La pre-conclusión es que, la no consideración de la
vulnerabilidad del/a infante —debido a la concepción de que su fondo, es
aborrecible por salvaje e in-dominable, sumada a la “ideología de
trascendencia” ya mencionada—, genera la fantasía de una línea de evolución
que va desde un origen animal (que pareciera no permite la convivencia
comunitaria), a una noción de ideal de belleza y perfección abstracta cuando
aprende a dominar, sublimar o desapegarse del instinto.
Los sentimientos como el odio y la rabia hacia los padres, que fueron
negados, luego se vieron atrozmente devueltos hacia sus crías creyendo que
actuaban “según su propio bien” (título del libro de Miller), avalados/as en el
caso del ejemplo del libro, por la pedagogía negra, y en el momento actual
por toda una cultura.
Existe la impresión que estamos elevando a nuestra progenie a valores
menos salvajes y sublimes, cuando en realidad estamos devolviéndoles las
“palizas” que recibimos, a la vez que haciendo la atrocidad de amputar
colectivamente nuestro origen mamífero.
Consecuencias de esta decisión, son la estigmatización, el cinismo, la
violencia, la naturalización de los daños y la lamentable pérdida de una
fluidez expresiva del afecto.
El simple hecho de poner “límites artificiosos” a les niñes, pueden constituir
un cierto nivel de dominación que está inspirado en la base teórica de que no
pueden ser liberados y liberadas a sus “caprichos”. Esto sigue siendo una
estigmatización y desconfianza de los procesos naturales a los que siempre
hay que apurar. Es la consecuencia de evaluar negativamente y de manera
prematura, la adaptación a la sociedad que está haciendo en la infancia.
Sabiendo que cuentan con pocas instrucciones claras, están llenos/as de
miedos y resentimientos, y han de sumirse a comprender algo que no es del
orden de la naturaleza, sino de la artificiosidad: la sociedad patriarcal.
El sistema de dominación produce individuos que con sumisión y falta de
criterio reproducen el maltrato.
El reconocimiento y sensibilidad hacia la sensación de ser una víctima
objetiva, sería el comienzo de la cura.
Por otro lado, una consecuencia de reprimir temerosamente las emociones,
puede devenir en ideologías radicales racistas.

El pensamiento positivo
En el libro Sonríe o muere, de Bárbara Ehrenreich, tomé contacto con una
investigación sobre su perspectiva crítica al “Pensamiento Positivo” (P+).
Increíblemente interesante. Del devenir histórico del colectivo holístico, y las
implicaciones histórico-sociales acerca del P+, la producción de contenido y
la creación de cultura, que implica.

Algo de Historia:
La prehistoria
El primer esbozo de P+ comenzó en los ‘30 en Estados Unidos (el país que
con su entusiasmo e influencia ha generado contenidos que se ha hecho
globales en muchas áreas). Dale Carnegie es el representante de este período,
y más adelante, en los ’50, Napoleon Hill con el libro Piense y Hágase rico, o
Norman Vincent Pal, con El poder del pensamiento tenaz.
Pero fueron Phineas Quimby y Mary Baker Eddy, que a fines del siglo XIX
proclamaron que la “neurastenia”, una enfermedad de los nervios típica de la
época, estaba relacionada con las bases religiosas del calvinismo protestante.
Su hipótesis reformadora decía que (en mis palabras), esta religión había
creado a un Dios muy rígido y exigente, y requería continua revisión por
parte del feligrés, lo que era concomitante a la época.
Entonces, ellos enunciaron, que la auto exigencia normativa de la moral
protestante, era la que había provocado dicha enfermedad. Y de este modo, se
comenzaba a hacer una relación entre emociones y salud física.
Esta semilla incipiente de lo que luego se llamó la psicoemocionalidad ha
sido uno de los conceptos más rescatables del pensamiento positivo (P+),
aunque luego se utilizó esta conexión emociones-cuerpo, de manera
prejuiciosa, misógina y con sentido del control. O sea, que la erradicación de
las emociones podría concretar los deseos.
Y desde esta filosofía aspiracional y negacionismo, se formularon las bases
del “Nuevo Pensamiento Cristiano”:

el hombre era de la misma jerarquía que Dios, al que llamaban


“suministro”, y
las enfermedades eran ilusiones pasajeras y negativas.

Y, si bien le ganó al puritanismo anterior, conservó su faceta más tóxica: la


forma despiadada de juzgar, la insistencia en el autoexamen y la no defensa
de las emociones espontáneas.
Para el Neocristianismo, y luego para el P+, las emociones son sospechosas,
lo que estableció una relación de oposición mente naturaleza. Además, se
debe supervisar insistentemente su vida interior, como si tuviera una natural
tendencia a la maldad o más que nada a la desidia y la procrastinación.
Ambas corrientes, tanto el puritanismo y el neo-cristianismo, insistían de
igual manera en el trabajo sin descanso. Todo esto con un coro de fondo de
valores de productividad compulsiva, que no está conectada a un crecimiento
natural sino a algo continuamente aumentativo.
En las grandes corporaciones
En la década del ´80 este modelo se extendió rápidamente a las grandes
corporaciones. Una época de despidos masivos en EE.UU. (General Electric
llegó a despedir a 112 mil trabajadores entre el ‘80 y ‘85). Comenzaron a
contratar agentes externos para realizar esta tarea y alentar positivamente a
las personas que se quedaban y tenían que hacer el doble o triple del trabajo.
Y esto dio origen a los “coaches motivacionales”.
Por otro lado, surgieron convenios de las empresas con las universidades
para captar estudiantes que tengan determinado perfil proactivo. O sea, que
ya no buscaban personas que se dediquen a las ventas para ese departamento
que requeriría cierta aptitud social, sino personas que tengan dones de
liderazgo y simpatía, para hacer cualquier tipo de tarea, incluso de gestión.
El perfil dark no es lo que se lleva.

Religiones
Luego se trasladó de la empresa, a las mega iglesias cristianas actuales. Por
ejemplo, la iglesia de Joel Osteen tiene 16 mil lugares.
Millones de personas que compran sus libros, quieren cambiar su vida hacia
el éxito, y rápidamente. “Dios quiere que seas rico”, arenga en su libro. Él
decididamente lo es.
Con la asesoría de estudiosos del marketing, agregaron música y efectos de
luces, quitaron imágenes de gárgolas o Jesús en la cruz, y evitaron la palabra
pecado (la palabra menos marketinera de la historia de la religiosidad). Y de
ese modo, datos de mercado mediante, lograron y logran congregar
seguidores/as, en su mayoría trabajadores/as de clase media y media baja.
La clave de sus recomendaciones es no sucumbir a las emociones, sino
controlarlas. “Conviértete en una mejor versión de ti”, dicen en tutoriales de
Youtube.
La ciencia: Psicología Positiva
El P+ también logró inmiscuirse en la ciencia, con la Psicología Positiva de
Martin Seligman, que ofrece estudios para cuantificar la felicidad. Esta línea
abandona “el centramiento en la enfermedad” (versión de Freud), y
relacionan la salud con el estado mental, llegando a conclusiones como que el
optimismo es bueno para curar enfermedades.
Desde mi punto de vista, sin desmerecer los hallazgos generados con todos
estos estudios, pareciera que lo que se consigue es perder un poco de
realismo.
Así, el optimismo y la felicidad se transforma en un valor utilitarista y
añadido externamente. El slogan sería: “Hemos de ser felices para conseguir
algo que deseamos”, aunque sea una impostación, claro.
Una actitud activa ante la adversidad está bien, pero cuando estamos ante
una crisis profunda, decanta en una filosofía negadora.
Antes de ver el dolor —lo que curaría—, “finjo demencia”.

El esplendor del pensamiento positivo en el mundo espiritual


En el 2004, se estrenó el film El secreto de Rondha Byrne, que causó
sensación en el programa de Ophra Winfrey, la conocida y querida
presentadora de TV norteamericana.
Una producción cinematográfica de adeptos a la “ley de la atracción”, que
involucra a coaches motivacionales, pastores nuevos cristianos y maestros
espirituales conocedores de física cuántica.
Una combinación entre ciencia, espiritualidad y actitud emprendedora, que
fue la bomba mediática que hizo al surgimiento masivo de contenidos de la
new age, pero con una nueva cara de aparente objetividad.

La idiosincrasia positiva
Entonces, habían aparecido en la iglesia, la empresa, la ciencia y finalmente
se extendieron al mundo espiritual.
Hablan de acceder a la abundancia material a través de eliminar los
pensamientos negativos y las quejas.
Actualmente alrededor de todo el mundo, hay coachs en todos los ámbitos,
te enseñan cómo alimentarse, cómo hacer tantra, como pasear a tu perro
conscientemente, como tener un coche que no contamine, cómo sobrellevar
el cáncer, cómo criar conscientemente, coach teatral, coach de viaje
chamánico, de los ángeles, de las diosas, de las danzas tribales y, sobre todo,
cómo hacer dinero a través de pensar fuertemente y creer en eso.
El pensamiento positivo se ha metido profundamente en la manera de
hacer del mundo occidental, cuyos valores ya no son una elección personal
según el carácter, sino un condicionamiento del orden de lo social.

Pre conclusión
Lo que quiero decir es que esta confianza en un “dios que no está en el
cuerpo”, y el pensamiento de que lo mejor de nosotros y nosotras, está
cuando nos despegamos del “ego” y nos expandimos más allá de las
pasiones, nos deja en un estado demasiado catatónico y a expensas del
vínculo. La responsabilidad individual extrema, no solo reprime algo propio,
sino que desiguala la “responsabilidad conjunta”, y deja sin defensas.
Sin hablar de que el “ego espiritual” —el modelo de lo correcto dentro de
los parámetros a los que se ha llegado—, no concibe determinados estados o
conductas por no considerarse sublimes o trascendentes. Esto acota
demasiado el radio de acción.
Parece un adoctrinamiento a ser niñas/os bueels/as, más que una
“revolución de consciencia”.
Lo que quiero decir es que la forma de la “identidad espiritual” que pre
concebimos dentro de los grupos espirituales de occidente, no detenta tantas
libertades reales, como lo proclama su discurso.
Los dos pilares de la constitución del Patriarcado son la des-
sexualización de la mujer y la existencia de un dios trascendente.
“La simbología patriarcal de la madre sexualmente aséptica, esclava del
Señor y que ofrece el sacrificio de su hijo al padre y la caza de brujas de la
Edad Media son fenómenos consecuentes con esto”, dice Casilda
Rodrigáñez, en su libro Pariremos con placer.
Es decir, que la impostación de la divinidad tenía fines políticos.

Hipertrofia de la luz
Todo este recorrido de la religiosidad humana, que nos ha traído hasta aquí,
ha contribuido a generar una aversión a la sombra, que no nos permite valorar
el “sentir” por un lado y pensar con libertad por el otro. Además, el hecho de
no considerar el interior, nos sumerge en mecanismos compulsivos por
compensación.
Desde mi perspectiva, no creo que la voluntad, ensañarse con una meta o
negar tus procesos de dolor, lleven a ninguna parte. Pero además de mis
gustos personales, pienso que la negación de lo subjetivo y el control de la
“sombra”, como si fuera nuestra “parte mala”, es la manera que hemos
tenido, desde hace muchos años (quizás unos miles), para aplacar la energía
de naturaleza femenina, salvaje e imprevisible.
Y agregaría que el control es la raíz del problema, más que la naturaleza
femenina en sí. La “naturaleza vengativa” de la mujer es a lo sumo esperable.
Pero, además, y esto se ha de puntualizar y resaltar, la manera de lo femenino
es una visión masculina de su poder.
Vamos a distinguir aquí entre luz como estado de belleza o iluminación,
que cuando es alcanzado sinceramente (hoy en día hay mucha simulación
mediática en alcanzar estos estados de bienestar), es precioso. La ciclicidad
para por la primavera y el verano del mismo modo que por el otoño y el
invierno.
Por otro lado, el paradigma patriarcal de éxito, auto-conciencia, auto-
afirmación y todos los “autos”, excluye sentimientos no muy agradables o
de pérdida.
Lo que los pueblos neolíticos sabían (que luego fue perpetrado) en su
intuición religiosa, es que lo que dejamos atrás “es muerte y nos precede y
sedimenta”.
Por su lado, en el reino de la sombra, no hay ningún sitio adonde llegar,
ningún objetivo que alcanzar. El inconsciente es femenino (relacionado con
el principio femenino) y es esencialmente profundo como descubrió el
enfoque de la Psicología profunda. Una caverna sin fondo donde los más
increíbles misterios de otras dimensiones y de ésta, tienen lugar. Para entrar
allí, has de despojarte del ego, dejando de ver lo que se veía, para ver algo
nuevo.
Pero estas emociones que se han de abordar, no tienen que ver con una
concepción dramática del dolor (aunque si se retoma una vieja herida
sepultada por generaciones incluso, no lo descartaría), sino con contemplarse
de manera sagrada, confiar en el descanso reparador y nutricio y dejar que
fluya lo profundo, despidiendo a los amores muertos y a las posibilidades
genuinas, pero no conseguida.

La psicología diurna y la psicología profunda


Con esto de la investigación que inicié al comienzo del capítulo sobre la
dirección hacia el inconsciente, he tomado contacto con un libro, aún no
editado, de Enrique Esquenazi, (astrólogo, tarotista y filósofo), de tituló
Plutón, una revisión del infierno.
Para la cultura griega, “Hades, el mundo de la muerte o submundo” era la
otra cara de la vida, siempre presente. No el final condenatorio cuando no se
ha vivido según cierta moralidad. Tiene que ver con las raíces, el origen y lo
que está por debajo de la tierra pudriéndose para sedimentarla. O sea que es
lo que no se ve o la materia psíquica fundamental. Para este fin, la clave es
mirarse con crudeza para que los acontecimientos no se queden atascados.
Cuando la sensación de pérdida se presenta, motivada por una crisis
matrimonial de vocación o de sentido, por ejemplo, además de lo incómodo
de la situación, se abre una puerta de acceso a este “ámbito sin tiempo”. El
Hades es la sabiduría de la muerte siempre presente. Lo esotérico y profundo.
Lamentablemente la poética colectiva que hemos creado desde estas
mitologías en adelante, estigmatizó y nos limitó el acceso a lo esotérico, que
había existido religiosamente en la antigua y mística Europa.
Y si bien es verdad que la idea del reino subterráneo del Hades griego no
remitía al infierno, tampoco se liberó de estigmatizar a los procesos
regenerativos, ya contemplados en los “misterios” de la época anterior a la
Grecia clásica, donde la muerte era más sentido regenerativo o
reencarnacionista cíclica.
Hay una línea histórica que fue de los procesos cíclicos y naturales a una
artificiosidad que no repara en el descanso y pone sobre atención a una
tendencia a la actividad constante. La hipertrofia de la vida por sobre la
hipotrofia de la sombra.
En la puerta del submundo, había personas deformadas y perros de tres
cabezas, lo que representa la sensación de monstruosidad que experimenta el
“Ego de la luz” que para ampliarse (tres cabezas), ha de deformarse.
“El mundo natural tiene que ser deformado, torturado, desmembrado
porque se está transformando lo físico en psíquico”, dice Enrique Esquenazi.
La mirada diurna quiere curar lo deformado, curar las enfermedades. Pero
de lo que se trata es de comprender el dolor.
Mi comentario personal es que solo el hombre puede crear algo para luego
querer matarlo.

Dualidad fundamental
Y aquí tenemos delineado el par de opuestos que representan el corazón del
alma humana.
O sea que dios no es uno, sino son dos pares de opuestos:
Y en el abordaje de este par de opuestos y la concepción estigmatizada de lo
femenino, está entroncado, el Patriarcado, que crea cultura hegemónica.

Discusiones entre los opuestos: la malinterpretación


Para el “paradigma de la luz”, la sombra es lo malo y reprimido, lo oscuro,
sucio e indeseable. De lo que se ha de librar. El tratamiento de la sombra se
puede resumir con la siguiente sintaxis: “La tengo que dejar pasar, sublimar o
transformar en luz”. El modelo patriarcal resuena con el control.
En la mitología, los terapeutas del P+ podrían estar representados con la
fábula de “Los trabajos de Hércules”, quien, cumpliendo toda una serie de
retos, logra vencer a la oscuridad y volver al terreno de la luz (de lo diurno),
victorioso. La derrota de la luz sobre la sombra, de lo masculino sobre lo
femenino, de la razón sobre el inconsciente.
Y en la mitología prepatriarcal, pareciera ser que el cuento es otro: Hera es
la diosa soberana, líder de un consejo rotativo directivo de mujeres
gobernantes. Esta diosa le impone 12 trabajos al héroe para saber si estaba lo
suficientemente preparado, apelando a 12 inteligencias relacionadas con los
signos del zodíaco.
Esta fábula perdida fue una victoria para el Patriarcado y una derrota para
todes.
Hércules, uno de los símbolos de heroísmo vencedor a la matrística, no
quería integrar a los dioses, sino vencerlos. “Pero no se puede entrar al
Hades si sobrevive la conducta heroica”- dice Esquenazi.
Desde esta perspectiva de “consciencia diurna”, una situación emocional
difícil, por ejemplo, una crisis vocacional, duelo, separación de pareja,
depresión etc., en lugar de ser una puerta al misterio, es un período oscuro,
del que se ha de salir para seguir con la linealidad, tal cual se venía viviendo.
La tendencia actual a las soluciones, a tips para resolver rápidamente (“Los
7 pasos de la felicidad” por ejemplo), o la ejecución inmediata de políticas
que muchas veces son prematuras, lo demuestran.
Tenemos poca tolerancia a la incomodidad del dolor por la falta de práctica
y entrega a las estaciones de pérdida en la ciclicidad anual.
Y no quiero decir que estas técnicas de P+ no sirvan para solventar una
pequeña decepción. Pero no soportan la crudeza de una crisis profunda, que
son las que se abren, cuando cíclicamente es necesaria una redefinición de la
personalidad. O sea que, más allá de mi propensión al misterio (de mí, Brisa),
el P+, a largo plazo, es contraindicado.
Por otro lado, la idea de éxito, propio de los “terapeutas de la luz”, dificulta
el proceso.
Explico. Si yo consigo alcanzar estos objetivos, difícil será cuestionar el
orden imperante, y el propio modelo. Estos coaches motivacionales que se
critican en el libro Sonríe o muere, están completamente en desacuerdo con la
queja. Y no digo que este “fuego característico” no sea funcional para ciertas
partes de la terapia, como sostener los nuevos hallazgos, por ejemplo.
Pero el cambio hacia lo profundo, no es tan fácil como es de esperar.
Tampoco disentir con el régimen de afuera ni de adentro (el sistema de la
identidad conocida) es una falta a la productividad. A largo plazo cuesta
trabajo recuperar esta consideración de lo natural, porque nuestra cultura lo
ha perdido.
En la historia de los despidos masivos, a los empleados que quedaron de la
empresa les pagaban el mismo dinero por hacer el doble de trabajo, perdieron
los privilegios, habían de ser productivos sin quejarte y encima, habían de
sonreír.
Dicen como consigna “Si te sientes mal, decepcionado/a o rabioso/a, te
estás auto victimizando”.
Esta “actitud positiva con respecto a enfrentar el próximo desafío” entonces,
imposibilita la entrada cuando toca, de la depresión o el pertinente descanso.
Por esto digo, el hecho de ver la “condición de víctima” ante el trauma, es
no sólo una actitud reformatoria de la idiosincrasia patriarcal, que sabemos
que ha creado un poder artificioso que ya no está, como entonces, conectado
con la vulnerabilidad.
Esto de “hacerse la/el fuertota”, hace que el dolor sea la única puerta de
ingreso a un proceso de profundización. Al destino no le queda otra que
enviarnos historias que despierten el dolor, para frenar tanta carrera maníaca
hacia la meta.
Por otro lado, he comprobado que a nivel terapéutico y en la consulta
astrológica, la búsqueda de éxito de manera compulsiva, atrofia el desarrollo
de la personalidad auténtica. Puede ser útil al comienzo, pero luego ha de dar
paso a la “emergencia del alma”, que es un proceso más complejo, integrador
y lento.
Quiero decir que, al comienzo el o la cliente astrológica/o tiene un objetivo.
Tenemos que escuchar y trabajar por ello.
Pero la verdadera revolución (si el o la cliente se presta), no solo lleva más
tiempo que un simple ajuste de conducta aquí o allá. Sino que requiere un
reordenamiento sistémico que implica una revisión integral.
El tema del reconocimiento de la condición de víctima es fundamental para
comenzar el proceso terapéutico.

El sentido de la subjetividad dormida


En el campo legal podemos observar un fenómeno que ha ido sucediendo a
lo largo de la historia de los casos de violencia de género. Es el hecho de
otorgar cada vez más importancia al testimonio de la víctima como prueba
condenatoria para probar la culpabilidad del acusado. Esto marca un avance
en dirección a cuidar y escuchar a la persona dañada. Y a cuidar en general.
El principio femenino va haciéndose comprender.
Digo esto en dirección a derrocar las razones del “no-victimizarse”, que
peligrosamente “legitiman” impunemente al maltratador. Paulatinamente la
sociedad ha ido haciendo un cambio con respecto a la consideración de:

las víctimas
la vulnerabilidad
el principio femenino.

En síntesis, lo que sucedió es que, a partir de un nuevo enfoque con respecto


a un daño de género, se va aceptando la subjetividad de la víctima (su
testimonio) y reconociendo su condición sin condenarla. Lo que implica que
el principio masculino con sus valores de fuerza, razón y “juicio”, es en
realidad el condenado. El principio masculino patriarcal.
Se ha observado (o en eso estamos), que la “presunción de inocencia” del
acusado, estaba posibilitando el abuso, porque en ciertos casos no hay
suficiente castigo o es difícil probar el daño sin el testimonio de la víctima
justamente.
Esa pretendida objetividad como homónimos de justicia, objetividad de
escuchar a víctima y a su maltratador de la misma manera, o con la misma
jerarquía, lejos de serlo, y debido a una trampa de la lógica racional y
deshumanizando la situación, no considera los diferentes órdenes de la
situación.
Un aspecto que requiere una categoría de análisis fundamental, son los
privilegios de género.
Que no tiene porqué concluir que el hombre sea culpable y la mujer inocente
“per se”.
Se han de tener bases legales que sostengan las conquistas alcanzadas.

Implicaciones en la terapia
Del debate acerca de la consideración de la víctima que se estima diferente
en derechos al acusado, podemos ver nuevas rutas de pensamiento que se van
mapeando y le dan un nuevo espacio a “lo subjetivo” en la consideración de
los hechos. Y si sucede en el derecho, no va a existir en la terapia; justamente
donde nos movemos en el terreno imaginario de la persona.
Entonces el terreno de la consulta terapéutica o astrológica —donde
trabajamos en gran medida con el mundo imaginario del o de la cliente—, se
debería considerar con más razón como válida, la percepción de la persona,
sobre todo la necesidad de reivindicación.
Sumando una herramienta que evolucione su situación interna a otra más
sana, y que acabe con el orden sumiso de la situación anterior.
Desear que la víctima (ni al acusado por supuesto) no pase nunca más por
eso.
A veces ir a la justicia, puede legitimar la sensación interna de
desvalimiento, pero convengamos que cuando se llega a esos términos, es un
fracaso a nivel vincular.
Caso de consulta sobre “el éxito”: Hace un tiempo recibí la visita de un
cliente que tenía unos planetas en el medio cielo, lo que, según la astrología
tradicional son significadores de éxito. Este hombre conseguía todo lo que se
proponía, era muy bueno leyendo “lo que se ha de hacer para conseguir
aprobación y éxito”, e iba a por ello.
De esta manera podía alcanzar fácil y rápidamente al modelo, pero esto no
le permitía encontrar su propia manera. También tenía ascendente en Leo. El
Ascendente es el gran aprendizaje en la vida, lo que requiere un proceso de
identificación de esa energía en uno/a. El aprendizaje de Leo pasa entonces
por expresarse de manera auténtica valorándose más allá de la opinión ajena.
Pero, ¿qué pasaría si tienes dos píldoras, una para conocer fama y fortuna y
otra para conocerte a ti mismo y expresarlo espontáneamente?
Esta persona del ejemplo sabía más de capricornio (Casa X, status, modelo,
éxito social) y menos de expresar su corazón.
Apenas comenzaba un proyecto, se veía empujado al modelo (que funciona
eficazmente) desatendiendo sus propios impulsos personales. Le recomendé
que si atendía a las tendencias propias (que primero debía encontrar) tendría a
largo plazo más éxito, no el que se pensaba y al que accedía con facilidad,
sino uno que lo haría ser más él mismo.
Y en esto las mujeres lo tenemos más fácil porque al no tener tanto acceso al
poder (durante años prohibido), desarrollamos un contacto interno inevitable.
Por los estereotipos de género, los hombres están más preparados para ciertas
cosas, y las mujeres para otras. Por suerte la diversificación está sucediendo.
El ensañamiento en conseguir sus objetivos, para obtener la aprobación
social, muchas veces no tiene que ver con el propio placer, la lentitud del
disfrute y la sensibilidad para hacerlo de manera sana, sustentable y armónica
a largo plazo. Tiene que ver con la falta de combinación de los principios
masculino y femenino.
Pero cuando la “crisis reformatoria” sobreviene, “No se trata de adónde
voy, sino que no debiera ir adonde estoy yendo”, dice Ezquenazi. El
inconsciente nos ha de enseñar una rectificación del camino.
Es decir que, si no tengo en cuenta la fuerza de las emociones y pierdo
autenticidad, estoy obligando al destino a que obstaculice mis deseos, porque
en realidad no es aquello lo que deseo.
Dos puntos a señalar en este cercenamiento de un principio fundamental (el
femenino) bastante significativos. Uno es que la gente está cada vez más
deprimida y que la venta de medicinas para ello está cada vez más extendida.
Y más de lo mismo con el ataque de pánico, trastorno de nuestro tiempo, una
conmoción intensa de miedo y desesperación sin aparentes motivos.
Y de allí la tendencia maníaco-depresiva de nuestra sociedad, por poca
integración de los principios femeninos y masculinos.
Para la salud mental, elegir dos pares de opuestos más integrados y no
excluyentes, aportarían a la paz interna.

El terreno de la gestión emocional


“Los 7 pasos del duelo”, “Cinco pasos de la felicidad”, etc., ofrecen un
método que no te posibilita el encuentro con tu interior, experiencia que se
gana a través de vivir la pérdida de la manera que sea.
La idea imperante de ser más consciente, más desapegado/a, más abundante,
se asusta del “menos” de estos procesos “de-constructivos”, en los que “no se
controla ni se tiene en claro nada”, se siente el caos.
La “búsqueda constante de mí”, no me permite ver lo que siempre estuvo
allí debajo de las palabras y razones. Hades, significa “no/ideas”, agotar los
prejuicios para ver más allá de la forma, de los conceptos.
El “agradecimiento” puede ser algo maravilloso, y conocer el propio
“camino con corazón” es parte del auto descubrimiento (dos ideas que
también rescato del P+), pero no creo que ha de usarse como una herramienta
utilitarista para conseguir metas, añadiendo auto exigencia a nuestra vida. Y
menos, que han de eliminarse las quejas y el libre pensamiento, implícito en
este tipo de tendencia.
En todos estos siglos que hemos estado solventando la conciencia de la luz,
me parece que lo femenino (energéticamente hablando) merece atención. La
compulsión a negar la Psiquis (el Alma) profunda, como una expresión de
amenaza a lo masculino, nos ha llevado al desprecio de las mujeres
(portadoras de lo femenino).
Por todo esto, hemos de compensar años de autoexigencia, valores de éxito
y eficacia, y un ensañamiento con la acción que genera culpa, si descubrimos
que tenemos otros sentimientos que no entran dentro de la paleta de lo
manejable.
Esto para mí, se asemeja más a ocultar las emociones para ser eficaz (en
cualquier ámbito), que a un verdadero bienestar.
El bienestar no es algo a alcanzar, sino que es el estado natural del ser
humano. No tiene que ver con objetivos, ni pensar 64 segundos (el número
“mágico” me lo inventé) para materializar ni hacer una pintura con tus
deseos.
Por el contrario, tiene que ver con descubrir qué hay en el corazón. Corazón
que al abrirse muestra las emociones dolorosas que esperan ser escuchadas,
pendientes allí desde hace años. Y justamente, es ese proceso alquímico de
ver las propias penas, las veces que sean necesarias, lo que me permitirá ir al
centro del ser, y allí, verdaderamente, descubrirse.
Primero, a una víctima que está sufriendo con pruebas subjetivas
irrefutables; luego, un tirano que no me permite expresarlo (yo misma/o), y
un juez que definitivamente haga justicia, y siente las bases de una buena
jurisprudencia de referencia.
Lo que significa ir sentando las bases de un buen sentido del merecimiento
hacia una vida justa y un sentido del bienestar.

Conclusión del capítulo


Entonces, pasando por la pedagogía negra, la historia del pensamiento
positivo y la valoración del Hades en la mitología, y por equilibrar tantos
años de la tendencia contraria, ahora tendríamos que estar hablando de
“terapeutas de la sombra”.
No llevar la sombra a la luz, sino “acompañar de la mano” a los y las
clientes, a los terrenos de lo salvaje. Permitirnos el dolor que, por otro lado,
siempre estará allí hasta que no se le dé su lugar.
Las emociones, que están sobredimensionadas por estar reprimidas
tiránicamente desde la infancia, como pìeza de un ciclo natural da paso a la
creatividad y singularidad propias que es otra manera de vivir un propio
modelo.
O sea, no queremos superar las emociones sino aprender a vivir con ellas
todo el tiempo.
No como Hércules, que vence a la oscuridad, para volver al mundo diurno,
como si nada hubiera pasado, enarbolando la bandera de la victoria sobre lo
que no es tangible y conocido. Porque no queremos sanarnos y volver a
recuperar el orden perdido (el orden se recuperará naturalmente). Queremos
“Ver”. Y este “Ser/Ver más profundo” está relacionado con un proceso
alquímico donde el reconocimiento del dolor es el portal, y la aceptación del
sentido de la regeneración es la comprensión final.
“Todas las personas, no importa el género, deberían ser feministas”.

Capítulo 7

La “muerte del ego”, un anacronismo del paradigma


patriarcal
El Principio Femenino, como herramienta de evolución de la
especie.
Hace unos años el planeta Plutón estuvo en el signo de Leo (desde
1938/1957). Estas personas fueron jóvenes en la asombrosa década de los
´60, y cuyas revoluciones y emancipaciones de todo tipo, nos han traído hasta
aquí.
Plutón es el sentido de supervivencia al que se llega gracias a un tipo de
adaptación. Según el signo, cada generación maneja un valor fundamental
para sobrellevar esa sensación de peligro de extinción.
Entonces el concepto de la “muerte del Ego” hace su aparición en la cultura
occidental, en épocas “plutoniano leoninas”. Fue una noción fundamental en
un momento de la historia, ya que, entre otras cosas, sirvió para la
moderación del género privilegiado y dominante, que tiende a un “super
poderosismo predador”: los hombres.
Pero, como herramienta terapéutica, no me parece un concepto que explica
lo que nos sucede a las mujeres, ya que el “super poderosismo femenino” se
da de otra manera, y donde justamente esa noción de “matar al ego”, sería
contraproducente.
Plutón en Leo, entonces, es la transformación de la identidad y crear
espacios libres de Ego, como manera de hacer frente a la fuerza de la
destrucción.
Esta posición astrológica (nuevo cielo), extraída de las religiones orientales,
en una época de nuevas formulaciones, trajo una profunda reinterpretación de
la cultura occidental que estaba hasta ese momento centrada en la valoración
de la creatividad entendida desde el individualismo, y la fuerza que da creerse
con derecho a la expansión infinita.
Por esto último, no digo que no haya servido. Solo que, si te quedaba alguna
duda que la cultura “humana” está creada por los hombres, esta es la
evidencia. Solo ellos son capaces de crear algo, convertirse en eso y luego
desafiarlo.
Pero este concepto ya se ha convertido en una amenaza para la especie y
hemos de dar un paso evolutivo reconociendo las limitaciones del paradigma
patriarcal —que propicia el control de la naturaleza emocional y subjetiva—,
e ir en dirección al “empoderamiento de la identidad”, basada justamente en
un conocimiento interno-subjetivo. Estamos en otro “nuevo cielo”.
De nuevo, la perspectiva de género, de ser necesaria, otorga nuevas
categorías y órdenes, que develan verdades.
Si eres mujer, seguro que me entiendes; si eres hombre tómate un tiempo
para comprender.

La muerte del ego para el femenino


(Incluyo aquí a los cada vez más hombres sensibles a los que el modelo
artificioso de “hombretón” no les representa y le resulta de otra época).
“He de donarme en el vínculo”,
“He de entregarme a la transformación que me somete el otro”,
“He de estar en continuo proceso de autocrítica (nunca al otro/a)”.
Entiendo que, si uno/a no es exitoso/a en algo que le gustaría, el/la terapeuta
(o cada una en la propia auto terapia), para entender por qué no se consigue,
empuja a la persona a perseguir una superación de los errores por los que no
puede avanzar. Entonces, la “muerte del ego” de los orientales, en realidad es
una maduración de la idiosincrasia cristiana de la “represión para conseguir el
cielo”. Quiero decir, que encontrar un espacio libre de ego, es reinterpretado
mecánicamente por la mente patriarcal que todos poseemos. Desde “no
quejarse por lo que molesta” hasta la no distinción de lo que lastima.
Esto sugiere una sobrecarga y entrega exagerada, apartando la propia
identidad y deseos, características que coinciden con la naturaleza maternal
mamífera femenina.
Existe la posibilidad que, en vez de matar algún ego, en un proceso
terapéutico que el destino sugiere, la persona tenga que preguntarse si está
eligiendo mal al interlocutor o entrelazando mal el vínculo. Hecho que se
vería rápidamente, si la o el profesional tiene una perspectiva social o
feminista.
Si eventualmente no hemos desarrollado la fuerza suficiente para asumir una
identidad propia —lo que nos dé la suficiente “diferenciación” con el otro/a
—, para identificar lo que nos duele cuando alguien nos hace daño y para
ponernos de pie enfrente del otro para reclamar sin miedo en caso de
necesitarlo. Este es el “combo dominación” completo.
Esto, en realidad, enmascara el no permiso a la “finitud” de la personalidad,
o la sensación solapada de que “puedo con todo”. Esta finitud permitiría, por
ejemplo, reconocer que duelen las cosas, de manera natural, y de este modo
defenderse de ellas.
Así como el que he nombrado como el “Plutón depredador del hombre”, en
la mujer toma forma como tipo de “guerrerismo” de poder con todo, lo que es
aguantarse cuando algo no gusta y ver en ello una fortaleza.
El sentido de “resiliencia malentendida” es donde se obtiene una especie de
poder que esconde que simplemente somos, por ejemplo, incompatibles con
determinada persona.
Poner límites a los demás y auto moderarse, es revolucionario.
Ya sea, (chicos:) para no creerse con el derecho a tomar todo lo que se
quiera; o (chicas:) que la vivencia a la pareja, por ejemplo, sea como una
compulsión a la transformación personal, más que una convivencia justa.
La manera de amar cuando es plutoniana, es apasionadamente entregada y
es propia de la mujer. Me refiero a esa conjugación de estos dos elementos
que parecieran no emulsionables: potencia y afectividad.
Creo que esto se debe a la inherencia de nuestra posibilidad de la
maternidad, por un lado, y a que en la “reforma de la matrística y
alfabetización patriarcal”, no perdimos la subjetividad, aunque la tuvimos que
dejar en lo privado.
Pero, por otro lado, en ese mismo momento de apertura de la brecha, se hizo
evidente la dificultad de vivir la separación y la diferenciación individual con
armonía, que experimentaron las mujeres. Y de allí, la culpa que nos genera
la posibilidad de vivir en primera persona el tipo de poder que encarnan los
hombres. Porque poder para todes, ahora significa esto y no aquello.
O sea que esta nueva organización de los varones (para nosotres el único
que existe), nos lleva a las mujeres a ese “desafío de la encarnación” que
implica aceptar nuestras características singulares, y la soledad que esto
conlleva en casos de no ser comprendidas por nuestros seres queridos.
Quiero decir, la “adaptabilidad de la mujer” en el vínculo, de la que se ha
servido el paradigma patriarcal, es acorde a su naturaleza, es conveniente a
hombres por el poder que esto les conlleva y a la mujer por la comodidad de
mantenerse libre de vivir una vida individual, en un mundo no creado a su
medida y donde le son dadas muchas dificultades para desarrollarse.
Como dice el psicólogo Robert M. Stein, en el capítulo “De la liberación de
las mujeres a la liberación de lo femenino” del libro Ser mujer: “Es obvio que
hombres y mujeres han satisfecho sus necesidades instintivas básicas
mientras han desempeñado sus roles respectivos”.
Con todo, este tipo de amor sobre entregado al que adscribimos las mujeres,
genera mucha frustración, impotencia y resentimiento. Y justamente, será ese
resentimiento, la llave que abra las puertas internas a la rabia, primero, y
luego a una especie de nacimiento a la individualidad. Todo sistema tiene su
propio circuito de sanación implícito. El del patriarcado (mensaje orientado
sobre todo a las mujeres) es la rabia compensadora. Dije “orientado a las
mujeres”, porque soy feminista y veo que, en el terreno terapéutico, las cosas
cambian según la persona tenga privilegios sociales o no.

Perspectiva de género en la salud


Dentro del ámbito del feminismo y salud, hay investigaciones que han
notado la falta de consideración de la biología femenina, dentro de los
estudios sobre el infarto. Debido a la carencia de muestras femeninas y
considerando sólo la sintomatología masculina, que es más repentina y
definitiva, no se consideraba que la manera de manifestar la enfermedad de la
mujer, es más gradual y va dando especie de “avisos” previos. Factor que, al
no considerarse dentro de los síntomas, eran tomados como “estados de
alteración hormonal” propios de la mujer, que, a veces, eran tratados con
antidepresivos.
La consideración del masculino como lo “neutro” dentro del terreno de la
salud (como en la vida), ha constituido parte del maltrato sistemático y en la
disciplina de la salud, un riesgo para la mitad de la población.

Astrología y feminismo
Como el ámbito de la salud necesitó una redefinición, creo que la disciplina
de la Astrología también necesita una reorientación, considerando que la
mayoría de las consumidoras, clientes, consultantes, alumnas y aficionadas,
somos mujeres.
Y estoy refiriéndome a ampliar el sentido psicológico de los símbolos ya
utilizados tradicionalmente —Luna y Venus (mamá y esposa)—, como
ampliar el uso a los asteroides femeninos como Juno (reclamos de justicia en
la pareja), Ceres (amor incondicional como poder), Vesta (religiosidad
femenina), Pallas (visionaria y creativa), o Lilith, que representa el manejo
del don del exorcismo.
Así también me refiero a qué tipo de Mitología –que se utiliza para
inspirarse sobre el significado de los planetas, asteroides y puntos de la carta
natal—, deben revisarse, poniendo a cooperar las fábulas pre patriarcales con
las patriarcales en un compendio trans patriarcal de las historias. Esto para
ampliar las posibilidades conductuales para las mujeres, o los hombres que
tengan el principio femenino activo.
Para continuar con los pensamientos de Robert M. Stein: “Aunque son
obvias las ventajas económicas, educativas y sociales que los hombres han
tenido sobre las mujeres…Yo no creo que esta sea la cuestión principal.
Mientras que nuestra cultura y sus instituciones sean gobernadas por un
espíritu des-personalizador y deshumanizador, lo Femenino continuará
siendo maltratado y desvalorizado con independencia de los logros que las
mujeres consigan en el campo de la igualdad”.
Es decir que yo, personalmente, y en este libro, estoy más interesada en las
“dimensiones psíquicas de la opresión”. Dice Stein: “lo Femenino está
sufriendo en hombres y en mujeres”.
Con esto quiero decir que, la perspectiva de género en las disciplinas
humanísticas (como la Astrología), brinda nuevos datos para pensarnos de
manera diferente.
Abrir una puerta a la emocionalidad compleja, apasionada, sensosexual del
humano (mujer u hombre), nos regresará el verdadero poder que nos quitó el
patriarcado que hemos construido, y nos re vincularía a lo brujo y misterioso,
que se perdió con el velo de los varones.
Y esa me parece una buena adaptación de mi generación que, con Plutón en
Libra, como no nos gustan las situaciones injustas, venimos a poner en duda
las relaciones convencionales de los géneros.
No me refiero a ese “desatar una violencia abierta contra les otres” de los
tiempos modernos, que es más que nada la consecuencia del escaso auto-
límite de los hombres, combinado con el “desatender a la auto-preservación”
de las mujeres.
Me refiero a que formular en estos términos de “matar el ego” al proceso de
autoconocimiento, deja ver un esquema de las cosas que le hace la venia al
sistema de dominación, que en este punto está atentando no solo hacia las
mujeres.
Si no lo cuestionamos, estaremos aceptando la descripción del macho (que
más que descripción es opinión), que está sirviendo de maya contenedora de
lo femenino en su dimensión integral. Su Emancipación de efectuarse daría
un input para “salvarnos a todes”.
Con todo digo, que esto ha de ser tenido en cuenta en la re-explicación del
astro símbolo y dar lugar a una facultad olvidada de nuestra naturaleza
humana: el amor como capacidad y no detrimento. Uno que no nos deje en
estado de dependencia angustiosa como es estigmatizado. En palabras de la
psicóloga jungiana feminista, Polly Young, poder “encontrar nuevos
paradigmas que reconozcan la compasión como el impulso humano
primordial”.
“Nadie en el mundo,
nadie en la historia,
Ha obtenido su libertad apelando al sentido moral
de las personas que los oprimen”.
Assata Shakur (Black Panther).

Extraído de un video de “Spanish Revolution”.


“Quizás tienes una y mil razones, mujer, para estar enfadada”.
De Feminismo terapéutico.

Capítulo 8

El ego patriarcal: obstáculo y solución


¡Si! La agresividad es necesaria para romper la placenta de lo conveniente.
Para que el Yo Femenino pueda “salir a flote” de dentro de las “garras de la
pertenencia al colectivo”. Esto es sumamente importante para la psicología de
la mujer socializada actual.
Entonces, por un lado, afirmo vehementemente que la “rabia
compensatoria” no solo es válida si la sientes, sino que a la luz de todo lo
escrito acerca de la opresión por sobre la subjetividad, es lo más sano y
además cantado.
Aunque los/as terapeutas o asesores/as astrológicos/as –lamentablemente—,
con sus recomendaciones de moderación, desapego y aparente cordura,
sostienen el orden imperante de control.
Así nos han dejado el mundo, chicos.
¿Se puede hacer de otra manera? Se podría y luego lo voy a ir llevando para
ese lado. Un estado más plácido, sin menos sentido de la batalla, y en
confluencia sana con el entorno.
Y he aquí, la segunda línea de desarrollo del capítulo: el ego enfocado como
una invención del patriarcado.

La aparición del sentido del Ego


Si vamos a las raíces del concepto del Ego (que por otro lado las mujeres no
tenemos ni siquiera derecho de acceso), tiene sus raíces en una cultura creada
y dominada por hombres.
Lo que significa que la presentación mental de este concepto del Ego, es
producto de esa idiosincrasia y la representa. La imagen es la emergencia de
la individualidad en lucha con la fuente que lo ha creado y a la que pertenece
en origen. Dentro de este enfoque, ese vientre creador, donde la madre es la
figura, se caracteriza como oscuro, asfixiante, por lo tanto, hay que liberarse
de él para descubrir la creatividad personal. El amor queda asociado a lo
devorador, y la persona que quiere emanciparse, sea hombre o mujer, ha de
desvincularse de la afectividad. Además, a partir de esa misoginia se justificó
la violencia que vino como consecuencia.
Con el objetivo de enfatizar el relato, reitero: fobia a lo represivo de lo
femenino, e individualidad diferenciante.
El ego entonces es un trofeo de guerra por sobre el cariño.
Y de nuevo, lo que falla es la estigmatización a lo “oscuro” femenino (y allí
todas las habilidades comprimidas), cuya oscuridad es motivo suficiente para
batallar en su contra.
Si observáis todas las emociones envueltas en el fenómeno de la aparición
de Ego individual que estoy describiendo, son provenientes del vocabulario
de guerra: matar o morir, no dejar que te venzan, salir victorioso, noción de
enemigo. El Ego es una trinchera.
Y luego este mismo masculino que se inventó el ego, fue el mismo que
luego creó una religión que dice que hay que eliminarlo.
Uno de los relatos patriarcales que mejor ilustran esta estrategia, es el de los
trabajos de Hércules, un héroe que venció las pruebas que les pusieron en el
submundo del Hades y volvió victorioso a dominar la luz. El éxito se
consigue tras batallar contra la absorción de las propias penas.

Mujeres y empoderamiento
Pero, que la génesis de un “ego” que abre guerra con su entorno —sea un
invento artificioso y más coherente con la naturaleza masculina—, no quiere
decir que las mujeres no tengamos que tener una madurez para ese lado.
Las conquistas que sobre el ego han hecho los hombres del patriarcado, han
de estar disponibles para la mujer, en los mismos términos.
Por esto, (ahora me dirijo sobre todo a las mujeres), se ha de apurar la
misma dinámica de “sublevarse en contra del grupo”, para el
empoderamiento. Con herramientas astrológicas pertinentes, como
Asteroides Femeninos, Lilith, Luna oscura, Marte. Pero Lilith, y los avances
en los terrenos de la evolución que inicia, es muy importante.
Como todo lo que existe ya está inventado en esos términos, las mujeres
hemos de utilizar sus herramientas…
Entrar al mundo con una varita mágica, marca unicornio, sin herramientas
de protección, sin la suficiente presencia o poder para “dar batalla”, es
inmolarse.
En mi propio camino, he tenido que accionar en el sentido de “desobedecer”
para ser yo misma, y lograr edificar mi propio ego. Esto, para que esa
tendencia más sensible (donde habité la mayoría de mi vida), tenga su
emergencia y pueda mostrarse con orgullo. Empoderada mi sensibilidad a
través de la insumisión.
La dualidad “adentro y afuera” es la base simiente de la cultura del
patriarcado, y la clave para analizar sus distorsiones. Y la matriz a través de
la cual conocer las enfermedades de la mujer en su complejidad.
Tal vez por propia susceptibilidad o extremada permeabilidad, me sentí
desempoderada por terapeutas y maestros, a los que, por compensación,
muchas veces fui exageradamente leal. Las relación maestro/a-discípulo/a en
esta época es más flexible y transversal.
Por otro lado, y retomando el capítulo anterior, he escuchado mucho
material psicológico-espiritual que habla de que “ego”, es algo como algo
equivocado o exagerado, directa o indirectamente. Que el ego no es amor y
que hemos de atravesarlo o transformarlo.
Para mí esta información que puede ser correcta, no está viendo la necesidad
de la mujer actual, de empoderarse en un ego potente que brote de su ser más
hondo en convergencia adentro-afuera, que le permita:

atravesar las turbulencias de los tiempos que corren,


poner la distancia de seguridad correspondiente en los vínculos para
no confundirse en sus deseos y
ponerse en contacto con la energía del otro sin verse absorbidas por
ella.

Y a la vez lo que deseo aportar es que la interactividad entre estos dos


elementos: identidad y entorno, es fundamental en el proceso deconstructivo.
Y de allí abrir a posibles combinaciones más inclusivas y equilibradas, como
por ejemplo una creatividad que emerja de la amistad con los seres queridos y
una tribu inclusiva donde la diversidad sea el lema.
Como ejemplo de lo que vengo diciendo, la mayoría de las personas que
llegan a mi consulta astrológica están des-empoderadas, tristes, culpándose
por tener pensamientos de disentimiento, o que poseen ciertas emociones no
contempladas como positivas por sus terapeutas: la posesividad, los celos, la
queja.
Una niña joven y guapa, me preguntó por cómo “trabajar” sus celos y “salir
de su zona de confort” para “ser consciente de sus fallos”.
Otra, vino a consultar porque su padre abusador que estaba a punto de morir,
no le llegaba a producir ningún sentimiento. Quería quitarse esa herida de la
infancia. Una terapeuta le había dicho: “eres más que eso, pero no te quieres
liberar del apego a tu ego”.
Yo les pregunté qué pensaban que “debían” hacer, a lo que me respondieron
que debían “trabajar en su conducta para mejorar sus vidas”. El tono me
resultó tristemente subordinado.
Desde mi humilde opinión, no se ha de cambiar o transformar
absolutamente nada, sino ir conociéndose en el vínculo, y aceptar lo que una
es, antes que nada.
Y comenzando por allí, es que verá que es demasiado celosa para estar con
determinada persona, o que “no sentir nada”, es la menos dolorosa de las
opciones con un padre abusador convaleciente.
La propensión generalizada es la de darle la “razón al terapeuta” o personaje
“concienzudo” del interior —que usualmente recomienda hacer trabajo de
inspección individual de la conducta—, refleja una tendencia a hiper
responsabilizarse por la propia vida y el destino personal. Y la frase de
superación personal que adorna esto es “sé la mejor versión de ti mismo”.
Esto es análogo a la percepción infantil de la existencia de un padre/dios
todopoderoso al que “no debo oponerme”. El hecho de “ser bueno/a” es
cuestión de supervivencia, no de empatía natural. O sea, que continuamente
estamos revisándonos, intentando cambiar lo “malo” en nosotros/as para
contentar a papá.
Somos niñes temeroses de una presencia que no se pone de nuestro lado. La
religión (mitología aún perviviente) y evidentemente la terapia (el nuevo
sacerdocio), se ha encargado de recalcar.
Cuando en realidad, una conciencia de la gestión y el biorritmo emocional,
dará más información para ejercer la función adaptativa al otro que se desea.
Y esto será más sostenible a largo plazo, y, por lo tanto, eficaz.
Pero el estado de desvitalización por la autocrítica es tremendo. Mal de
nuestros tiempos. Cosas que solo una astróloga y feminista podría haber
descubierto.
Antes de ver si tienes algún trauma, asegúrate que tus amigues no sean unos
abusones/as. O citando a Freud: “Antes de que te diagnostiques con
depresión o baja autoestima, primero asegúrate de no estar rodeado de
idiotas”.

Luna, Sol y Ascendente: autoconocimiento trifásico


Según lo que vengo diciendo, la tarea es restablecer esa conexión y poder
internos, que no tienen porqué estar desvinculados del amor. Y allí es la
Luna, el símbolo astrológico correspondiente. El elemento fundacional de la
carta.
Insisto, la emoción y su consideración de manera específica (con los propios
ojos), es una clave del propio despertar. Y también, la raíz que brinde el valor
fundamental para que la persona opere la “revolución del ser”.
Esta es la nueva noción de la Luna que estoy dando.
No un valor malamente adaptativo, sino un valor real que repercutirá en ese
doble sentido adentro-afuera que habla el feminismo, y para el que debemos
estar preparadas y fuertes.
Y ese “afuera” de la dupla, está relacionado con el Sol astrológico, el
segundo de los elementos fundamentales de la Carta Natal. La personalidad
sana, pide esta articulación fluida Luna-Sol. Sería como la raíz fuerte (Luna),
que permite un desarrollo del tronco, con una solidez flexible.
Por esto, y en clave de género, podemos decir que, para las mujeres, no son
buenos los consejos de autoconocimiento para hombres y por hombres. En un
mundo con “techos de cristales”, mujeres todavía luchan por las cuotas de
género o intentando sin lograrlo, de acceder a espacios de poder y dirigencia.
La salida a lo colectivo requiere aún más hondura. Así también como a los
hombres que son sensibles o están en procesos de sensibilización.
Sin olvidar que, en las mujeres, la educación de género nos lleva a estar
“perdidas en los deseos del otro”, valorando el vínculo en detrimento de la
propia singularidad.
Entonces, esa chispa de creatividad propia, fuera del vínculo que representa
el Yo, se ha de encontrar de manera rabiosa o con respeto por el instinto (de
supervivencia). Inclinación natural que la humanidad entera está perdiendo.
Las feministas enfadadas en nombre de todes.
Esta fase intermedia pero fundamental es la que dí en llamar el “Set
contracultural”, o sea, los elementos en concreto de la operación para llevar
a cabo la atracción de esta soberanía.
Aclaró un poco, como está diseñado el Ser egoico. Una cosa es el amor,
teniendo en cuenta el vínculo (Luna), otra, es el despertar individual (Sol).
Esto está fragmentado desde el artificio patriarcal como conté, pero existe la
opción de la integración con el entorno que ampara y deja existir.
Pero la herramienta en concreto para pasar de una al otro, es el Set
contracultural, que está formado por Marte, Lilith y, en un punto, Juno.
Quirón sobre todo para los hombres, que tenéis que hacer la deconstrucción
en la dirección opuesta: la sensibilización no reactiva.
Volviendo al Set contracultural, la herramienta astral más significativa es
Lilith, que representa la fuerza disidente que se requiere para sostener el
poder de rebelarse, y mantenerse digna, sin auto boicotearse o autoexcluirse.
Consideró que ganar esta pericia, es fundamental sobre todo para las mujeres.
Un paso ulterior (un tercero más inclusivo) nos traerá de regreso al vínculo
de donde salimos, pero con mayor diferenciación: lo que nos contacte con un
sincero amor al otro/a. Amor a la diversidad no con miedo de ser, ni tampoco
una identidad como mecanismo de supervivencia.
Este tercer punto de “Retorno” tiene que ver con el Ascendente de la carta
natal. Es un aprendizaje, sé que todo suena a mucho aprender, pero este es el
capital mayor del autoconocimiento.
Hay ciertas escenas de destino que revelan una verdad relacionada con la
incomprensión. Quizás son escenas incómodas o simplemente que los demás
adjudican a mi autoría ciertos elementos que me son ajenos. Con los años se
va integrando.
Pero para que esta energía fluya libremente y se presente cuando
corresponde y yo no la rechace por relacionarla con lo doloroso, tengo que
haber comprendido primero la complejidad del pensamiento selectivo (ver lo
que tomar y lo que no y aprender a no generalizar las creencias internas. Esto,
por un lado. Por el otro, adquirir una habilidad en dirección a aprender que
cada cual hace un aporte específico a la relación, independiente del que hace
el otro. Esta aceptación de la inter subjetividad (diferentes enfoques de un
problema), permite escuchar aunque no estemos cien por ciento de acuerdo.
Y este último punto de sensibilización, se gana con un proceso donde el
arquetipo es Quirón, que me parece la mejor herramienta. Esta pericia la
recomiendo sobre todo para los hombres.
Quirón marca lo “circunstancial de los daños”, aplicados y recibidos. Sin
querer provocar cierto sentimiento, lo hago.
Esta incomprensión es el motivo de mucho dolor. Esta concepción está
basada en la hiper individualidad (patriarcal, por cierto), con base en la
“objetividad de los hechos”. Algo así como, no importa lo que sientas
subjetivamente, yo (según mi propio inventario de lo bueno y lo malo), no te
he hecho daño. Entonces el daño no existe porque no soy capaz de
percatarme de ello.
Dentro del set contracultural, Quirón y el dolor por lo provocado
circunstancialmente, abre puertas a la verdadera comunicación que implica el
Ascendente.

La matrística transpatriarcal
Al comenzar a explorar abiertamente en los mecanismos y psicología
femeninos, no estoy excluyendo a los hombres. Sino que estoy abriendo una
exploración que posibilite la vigencia del principio femenino no como
auxiliar, sino como primordial.
Esto posibilitará y empujará a la inevitable deconstrucción del masculino.
Y si bien estoy pensando a nivel astrológico, en que la Luna (lo femenino)
sea la base fundamental de la carta, sobre todo para las mujeres, pero para
hombres también, considero que volver a traer los valores puros de la
matrística, no será recuperarla del todo.
Primero porque sería imposible, ya que la humanidad se desarrolló para el
lado de la razón binaria. El patriarcado con su mente y con una civilización
basada en las Fuerzas Armadas, ya ha hecho mella en nosotres. Y, por otro
lado, si bien la escritura y el pensamiento racional, no ha sido una creación
del femenino, sino que ha estado siempre asociada a la fundación del código
de los hombres, la mayoría de las mujeres ya estamos educadas a la manera
de esta cultura.
Entonces, para retomar el término y explicarlo un poco más, podríamos
hablar de “trans patriarcalidad”, una etapa donde al reconocer nuestra
naturaleza matrística, sabia, esotérica, ancestral y simbólica, podamos
atestiguarla con la mente compleja racional patriarcal. Entonces, el in-out de
nuestra vida se ve re-entrelazado. Y así también las relaciones humanas.
Y con este ejercicio de unir inteligencias diferentes, se complejiza nuestra
búsqueda de conocimiento. Yendo de una inteligencia objetiva como reactiva
de lo subjetivo —a la que nos tiene acostumbradas el patriarcado—, a una
que pueda abarcar una tesitura multidimensional.

Descripción orientativa de las fases

1. Partimos de un des-empoderamiento personal por sobrevalorar el


vínculo. Recordemos la consigna de que la unión quita la
individualidad. Si el perfil psicológico valora la unión, que es lo más
usual en la educación de género para las mujeres, o en el de los
hombres la individualidad por desafío, esta incomodidad con uno o el
otro será la semilla de la valoración de la propia subjetividad y el
auto valor.
2. Empoderamiento personal a costa del vínculo (ser una/o misma/o a
toda costa). Sacrificios de la pertenencia por ganarse ese auto valor.
Fase de diferenciación y valorización de la individualidad en una/o y
el otro. Este empoderamiento que es El Paso de 1 a 2, es lo que luego
llamo el Set contracultural.
3. Re-encuentro con el otro con libertad interna (previo
empoderamiento individualizante de la fase 2). Armonía interna para
negociar con bienestar compartido. Darse permiso interno para
aportar de manera diversa y permitir que el otro lo haga también.

La fase uno se consigue por retomar la dinámica Lunar. Una reivindicación


relacionada con Lilith, da paso al Sol que es un estado interno de “brillar con
luz propia”, por darse el “permiso a”. Primero, habiendo hecho una
validación muy comprensiva de la subjetividad propia, para retomar la unión
con el entorno. El Ascendente es la reunión armónica de esos pares
fundamentales que señalan cómo me relaciono conmigo misma y con el
entorno, con conciencia de la reciprocidad y permiso de las especificidades
mutuas. Esta descripción sería el mapa concreto con el que he llevado a cabo
lo que he dado en llamar la dignidad trans patriarcal, en busca de un mejor
término (en el que no esté la palabra patriarcado), o el incontrolable resultado
de un ego empoderado de restablecimiento de la unión con el entorno o
conciencia matrística.
Te dejo muchas frases alentadoras de una salud integral:

Lo que soy depende de las buenas relaciones que genero


con mis seres queridos.
La afectividad propia y del entorno pueden conjugarse.
Por ser yo misma/o no me van a abandonar y dejar de querer.
Puedo moverme libremente y seguir siendo querida/o.
La personalidad es interactiva.
El amor es creador originario y acogedor de la diversidad.
Set contracultural: Explicación de Lilith y Quirón como elementos
fundamentales del proceso deconstructivo
La naturaleza femenina es salvaje y potente por naturaleza, pero la línea
actual de estar super exigidas (trabajo, rendimiento, casa, marido, hijes,
pilates, etc.) nos consume. También somos hijas del patriarcado.
En vez de valorar nuestra fiereza, se la tilda de extrema e insana, haciendo
que tengamos que “alzar la voz” para permanecer auténticas y no ser
devoradas por la inclinación a guardar las apariencias que nos deja secas por
dentro.
Nadie nos enseñó a ser nosotras mismas, entonces tenemos que enfadarnos
para lograrlo.
El paso de fase uno a fase dos, requiere de ciertos símbolos astrológicos que
son a cuya investigación me he dedicado. Lilith, Quirón, Marte. Aquí se
podría agregar también los Asteroides femeninos por el rol social (muy
moderno, por cierto) que representan, y los masculinos por su tratamiento del
dolor y la increíble complejidad que abordan.
Por otro lado, el destrabe de la tensión acumulada que la represión de Lilith
acaba por canalizar, en realidad esconde la fuerza que se necesita para
sostener el miedo a lo desconocido del “empoderamiento femenino”. Este
último, es realmente terreno aún por habitar.
¿Podremos convertir esa sensación de estar haciéndolo mal (por ser las
herederas de la mujer castigada por el Dios de los varones), a estar haciendo
algo novedoso e innovador?
La rabia, en un punto, acompaña el miedo de enfrentarse a dios.
Pero no he de dejar de nombrar la auto represión de Lilith, que es como
vivimos las mujeres el símbolo. Reconocer esa tirana interna, recupera
también el manejo, algo que recomiendo. Abordar los miedos tras la propia
opinión, muchas veces, se hace con una expresión poco elegante y sirve para
empoderarse. Sin embargo, recomiendo también estar atentas para no dejarse
llevar por su neurosis. Ambas cosas, disentir con el entorno (en estos
tiempos), más conocer la inserción de la mente represora de los varones en
nuestra mente femenina brujeril, es importante.
Otro símbolo, que creo complementa el proceso de manera muy
enriquecedora, es Quirón, que es la sensibilización que ablanda esa auto
tiranía.
Para complementar al análisis de lo social feminista (que es una verdad, que
puede ser la tuya), y para aportar un elemento realmente transformador, hacer
un reconocimiento de los propios errores sin escudarse en lo que el otro hace
mal, recupera realidad. Y no solo recupera realidad, sino que verse tal cual
por más que esto produzca dolor, nos acerca a la forma más elevada de
inteligencia, que es el amor.
“Cuando el misterio es demasiado impresionante es imposible desobedecer”.
Antoine de Saint-Exupéry

Capítulo 9

¿Y si lo que estamos experimentando no fuera dolor?


Descubrimiento de planetas y asteroides nuevos. Las nuevas
inteligencias.
En la dinámica de descubrimiento de planetas y puntos en el cielo, desde un
tiempo a esta parte, puede dar simbólicamente una pista de lo que viene o la
dirección de los acontecimientos humanos.
El descubrimiento de un planeta, punto o asteroide nuevo, significa que
como humanidad ya estamos preparándonos para comprender su incidencia
en nuestra vida, o una capa más de nuestra psiquis relacionada con su
simbolismo.
Por su parte, a partir del descubrimiento de Plutón (planetoide relacionado a
la supervivencia y la transformación) en los años ´30, inauguró la aparición
de toda una serie de elementos en los mapas de los astrólogos, como Quirón y
Lilith (en los ´70) y los centauros (en los ´50) o Eris en los ´90.
Esto abrió una brecha hacia la sombra, lo oculto o lo negado, más allá de los
confines de Saturno (el modelo).
Lo mismo para el Cinturón de asteroides (mitologías femeninas)
descubiertos en 1800 pero utilizados recién en los ́70.
Una descripción oportuna…
Lilith, la luna negra, representa el elemento que se rebela y se escapa
catárticamente a la vigilancia de la tradición, de manera salvaje. Tiene que
ver un poco con la hipersubjetividad, algo que pareciera es una especificidad
del individuo.
Quirón es el dolor por una inhabilidad, y la dificultad de lidiar con el hecho
de entender que una/o es sublime y salvaje al mismo tiempo, y que una cosa
no quita la otra.
Y los centauros masculinos un poco más de lo mismo: Pholus, el
sufrimiento que puedo soportar; Nessus, la psicopatía compensatoria de los
dolores de la infancia; Eris, los talentos que se transforman en “listón alto”
que me autoimpongo, que no me permite vivir de acuerdo al presente, por
seguir condicionada/o a la experiencia exitosa pasada.
Es decir, que lo que comenzó a aparecer en nuestro universo, desde Plutón
en adelante, son “puntos oscuros”, que nos dan inseguridad, desde el punto de
vista “luminoso”, pero que justamente son los “hilitos que tirar” para tener un
mapa de nuestra psique más amplio que es lo que he dado en llamar “nuevas
inteligencias”.
Vuelvo entonces, ¿y si lo que está sucediendo que pareciera emoción,
sombra, dolor, es otra cosa de lo que interpretamos? Esta es mi pregunta.
A falta de un lenguaje que lo integre, designamos a lo desconocido como
dolor (vengo hablando del tema hasta reiterativamente), que quizás alguna
vez se despoje de lo que había allí oculto y temido, y sea un portal a algo
más.
Estoy hablando de que, como herramientas de comprensión de todo este
contenido cósmico en emergencia, se debe desarrollar un lenguaje no lineal,
técnicas que permitan organizar la complejidad, y nos lleven a un tipo de
inteligencia inusitada.
Cuando en el cielo de los astrólogos se veía solo hasta Saturno, Urano,
Neptuno y Plutón y demás, estaban distribuidos en todo el sistema planetario.
O al menos Saturno, era el que contenía estos poderes.
Entonces al momento que aparecen los asteroides, punto de Lilith y
transpersonales en el espacio celeste, una información contraída desde
siempre y encriptada hasta ese momento, aparece y re-ordena cambiando
paradigmas. O sea que lo que veíamos hasta ese momento, tiene otros
nombres, valores y jerarquías.
Desde esa reformulación del descubrimiento de Plutón en adelante, hay algo
que está emergiendo que tiene que ver con una nueva inteligencia, nuevas
inteligencias.
El proceso de deconstrucción de género, dentro del plano social, está
revitalizando ciertos arquetipos antiguos (pre patriarcales) que eran la
normalidad en la época anterior al adiestramiento patriarcal, hablaban de
historias de mujeres con roles más diversos que los que le quedaron de esposa
y madre. Los asteroides femeninos y Lilith hacen el gráfico en la Carta
Astral. A estos arquetipos mencionados podemos considerarlos herramientas
de deconstrucción.
Los asteroides masculinos también deconstruyen el mundo conocido, para
permitir aflorar la verdadera naturaleza humana, que es mágica, sabia y está
complejamente vinculada con su entorno. Las leyes de este mundo por
descubrir están mediatizadas por estos símbolos astrológicos.
No sabemos adónde vamos como humanidad, lo estamos lentamente
descubriendo y re-definiendo, y como tenemos aprehensión a ese dolor, nos
imaginamos un futuro apocalíptico.
La llamada “psicología diurna” patriarcal es la que teme eso.
La otra parte nuestra, oculta y recóndita, matrística, trans patriarcal, ya se
encuentra en lo desconocido, y esperando nuestra llegada.
“El dolor es solo lo que se deja nombrar”, según dice Jesús Gabriel
Gutiérrez. “…que ha sido secuestrado por el trauma, pero que en realidad
describe algo universal”.

Los signos acuíferos…


Por su parte, denominamos “signos zodiacales de agua” (Cáncer, Escorpio y
Piscis), a los que representan esta mirada subjetiva, compleja emocional e
íntima del mundo.
Lo visionario del Agua radica en que es una consciencia que nos permite
vernos como seres unides por una urdimbre de amor, interconectades y
compenetrades, que permiten el descanso, y que fluya el ser auténtico
profundo y el confiar en las propias intuiciones.
Los signos de agua son los que se manejan con soltura en aguas pantanosas,
complejas, arbitrarias y salvajes. En los entornos no solo del inconsciente
personal, sino también colectivo (o sistémico familiar), y lo negado.
Y, si bien se explican hace años en los manuales de astrología, en realidad
no existe linealidad que lo pueda contemplar de manera completa. La ciencia
y nuestro pensamiento actual lógico-deductivo intenta abarcar lo que no se
puede abarcar. Es un intento muy válido, pero no acabado, por inacabable.
Su investigación (así como la de los “Nuevos planetas, Asteroides y
Planetoides” que describí), está aún en curso.
La validación y reivindicación de lo subjetivo acuífero emocional, es solo el
primer paso.
El despliegue final tendrá que ver con un tipo de inteligencia/inteligencias
del orden de lo psíquico-vincular: como la profética, propiciadora del destino,
envisionadora, y creadora, en nuevos términos.
Todo el proceso de fortalecer la emocionalidad, y dar entidad al interior de
manera complejizante, es de ayuda invaluable.
En síntesis, cuando hablamos de cualquier concepto en Astrología, la
elección de las palabras se ajusta a lo conocido y adoctrinado, no solo por la
tradición Astrológica, sino por la cultura en la que se dio origen la disciplina.
Lo que se comenzó a reconocer, desde que estos planetas “aparecieron” en
el cielo, es algo que todavía no logramos dimensionar. Pero lo que ya se está
dejando ver, es en lenguaje de lo emocional-esotérico-cósmico-sistémico,
como pista primera de lo que luego quizás se despliegue claramente.
En la actualidad, y desde que esto ha ocurrido, estamos en un proceso de
reordenamiento del universo, según la interpretación astrológica. Y a medida
que colectivamente nos sumerjamos en esta investigación, se va a ir
resignificando toda nuestra astro-investigación anterior.

¿Cuándo es el momento de acabar el proceso


emocional?
Cuando aprendas a defenderte, podría decir rápidamente. (Luna).
También…
Hasta que se observe la herida de la infancia que dio origen a esa relación
dañina de la adultez y se la valide (Lilith).
Hasta que, en lugar de repetir el destino una y otra vez, intentando
comprender el sentido del dolor, se acepte que, lamentablemente, no lo tiene.
(Quirón)
Hasta que se vea la complejidad de lo que sucedía en la escena origen de la
infancia haciendo crecer todas las nuevas habilidades de cognición
(asteroides femeninos y masculinos).
Y hasta que la forma nueva, más sana y empoderada, multiforme, diversa y
creativa, acabe por manifestarse.
Una mujer de unos 40 años había llegado a mí, quejándose de que, aunque
todos sus amigos, incluso sus terapeutas, le empujaban a terminar una de
estas llamadas “relaciones tóxicas”, llevaba dos años fracasando. Ellos tenían
que decir eso, claro.
Pero, como el que lidera la “travesía” es el dolor y el instinto, o sea algo que
está más allá de nuestro control consciente, ella no acababa de desapegarse de
algo que le hacía mal, pero también necesitaba.
Yo le pregunté, ¿ha cambiado algo de lo que eres, el hecho de contactar con
ese dolor por estos dos años? ¡Claro! Te ha traído hasta aquí. Has podido
observar tu herida original con detenimiento en todos sus matices.
La consideración del interior y la complejización de lo que se siente y la
contemplación atenta de las emociones convividas, abre puertas.
Lilon Quirith
“Perdonarse a sí misma” es la base de la última fase del proceso de
autoconocimiento. Y lo que concretamente amplía la percepción hacia ese
espectro (esto ya queda como capital personal), es la concepción de la
naturaleza humana como falible. Es sabido: todes nos equivocamos.
Quirón es un ser mitológico mitad humano (sublime) y mitad caballo
(salvaje). Dicha centaurización requiere verse compasivamente (sin auto
exigencias), comienza con ver “lo que generamos a otres”, también.
El hecho de considerarnos víctimas de desaires de cierta persona, no quita
que le generemos cierta incomodidad. Allí el proceso psico astrológico de
Quirón me parece fundamental. Si hay daños simultáneos, hay empatía
simultánea.
Me refiero al desempolvamiento de ideas que siguen legitimando daños que
hacemos por ser seres dañados, y la dificultad de observarnos, y de observar
al otro. Todo esto justificado por el dolor y el trauma.
Y algo de su simbolismo en la carta natal, tiene que ver con reflexionar
acerca de la naturaleza compleja del ser humano, que no puede considerarse
totalmente bueno o malo. O que una persona puede afectar a otro sin
consciencia. Entonces bajo esta consigna, una ha de abrirse a las opiniones de
les otres, para tomar su mensaje, porque puede estar cometiendo un agravio
sin saberlo.
Socialmente este arquetipo describe los fracasos de las buenas intenciones
en la cultura occidental. La moral patriarcal, desde un punto de vista, confía
en que ser una buena persona es suficiente para manejar el destino. Lo que
luego es el uso de la bondad con un sentido utilitario: si soy bueno/a se verán
cumplidas en la tierra, las promesas del paraíso.
Y sabemos que no hay moral que pueda salvarnos de esa “carcajada del
destino”.
Con esto último me refiero a que hay cierto factor de casualidad en la vida,
que se ha de tener en cuenta. El centauro nos enseña a que no se puede
controlar tanto.
Por más premios que predique la opinión religiosa patriarcal, la personalidad
batalladora no puede ganar a las sorpresas del destino. Con sorpresas quiero
decir, el desliz de ciertos desaires que hacemos, o nos hacen, sin conciencia.
Les cristianes han predicado que si uno es buena persona (en los términos
que elles predicaban, claro), conseguiría recompensas. “Los mansos están
consiguiendo dominar la tierra”.
Hay muchas personas que son buenas madres y no consiguen tener hijos,
seres espiritualmente avanzados que contraen cáncer, y demás. De eso da
cuenta el arquetipo del llamado sanador herido, o médico que no podía
curarse su propio dolor de una flecha envenenada.
En la carta individual Quirón está relacionado a cómo fracasan (más
usualmente de lo que nos gustaría), las buenas intenciones, ya que
teniéndolas no fueron a buen puerto y nos hicieron dañar a seres que nos
importaban, o viceversa.
Este proceso integrador del “error” se realiza sin auto exigencia moral, lo
concibe como una “pérdida de la inocencia”, en la encarnación de nuestra
verdad.
Pero para llegar a esa consciencia más elevada del error, hay que comenzar
si se tercia, por la culpa. Abordar el tema a través de la culpa ya ablanda un
poco, sobre todo si una/o se resiste a escuchar a les otres.
Pero luego se ha de atravesar dejándola atrás, ya que es un mecanismo de
defensa, que en el fondo en realidad es muy poco empático y un poco
narcisista. A la persona culposa le importa su bienestar antes que escuchar
realmente a otro.
Esta dificultad con escuchar sensiblemente de les humanes, es producto de
la cultura católica patriarcal, que nos configuró idiosincráticamente de tal
manera. Creemos que, por no darnos cuenta de las ofensas a las otras
personas, no las estamos haciendo fácticamente. La inteligencia quironiana es
una de las nuevas habilidades humanas por descubrir.
La historia dice que Quirón “pasaba por allí” en la batalla de los centauros y
fue herido con una flecha envenenada. Daría la pauta de comprensión que, en
caso de haberse desarrollado hechos incómodos, la dirección de los
acontecimientos de nuestra existencia no tiene porqué ser considerados un
fracaso, sino que es como por “casualidad”. Por tanto, no controlamos como
para saber si nuestras buenas intenciones dañarán o no a otra persona, y
viceversa.
Así es como Quirón, el significador de un dolor, que encima se oculta por
vergüenza, ha de hacer un trabajo en dirección a reconocer que le duele y
tomar en consideración el interior. Pero es Lilith quien puede avanzar una
revolución o comenzar a expresarla.
Recomiendo una recomposición simultánea de estos atributos.
Primero entiendo que se ha de hacer una revolución contra la sensación de
responsabilidad con “pecado original”, que condiciona sobre todo a las
mujeres. De haber confiado en la matriz (la vagina) y el instinto hubiéramos
salido pitando de la relación de dominación. En cambio, por no tener instinto
activo o por culpa socialmente instituida, dudamos y nos tiramos un paso
atrás.
La recuperación de lo natural lleva su tiempo. Y lo profundo que vayamos
en esa reconquista, es lo que moldea el carácter, a la manera que solo el
tiempo puede obrar. Quiero decir que no importa cuánto tiempo estés en una
relación dolorosa (aunque esperemos que recuperes pronto el autocuidado).
Lilith devela dolores que ya no pueden ser ocultados, cuando por su lado
Quirón le duele mucho pero no puede reconocerlo. O sea que Quirón en el
fondo es muy sensible (aunque se muestre “machote” como que nada hubiera
pasado) y Lilith es fuertota, aunque se auto perciba como víctima.
Esto que afirmo de la “confianza en la sabiduría interior” o subjetiva, no es
el regodeo en el dolor. Sino que, si tienes tamaña inclinación al mundo
interno, has de ser una experta/o. Tampoco me refiero al victimismo y al
sentido del desafío (más allá de lo necesario), que nos pierde tanto a “las de
Lilith”.
Pero puede ser que, para dicha tarea, de manejar el mundo emocional,
propio y quizás en algún momento del otro, como terapeuta, tienes primero
que detenerte —las veces que sean necesarias—, en lo pendiente del pasado.
Si no, vamos un poco superficiales por la vida.
Con respecto al símbolo de Lilith, su represión es justamente origen de la
desgracia patriarcal. Lo despliego brevemente aquí: repudio a las emociones,
la consideración de la muerte y el sentido del exorcismo. Esta eliminación,
nos hace hiperaccionar en la vida y reprimirlo por miedo, movidas/os por ese
repudio a lo oscuro; y de allí la negación reactiva a la hipersubjetividad de
Lilith, se nos antoja desdeñable.
Todo esto nos empuja a mantenernos demasiado ajenas/os a la complejidad
de la revisión interior que aliviaría y reconfortaría.
El manejo de Quirón, y la rebaja de una moral exigente, daría cierto sentido
de rendirse muy positivo. La relectura de Lilith, podría hacer manejarnos en
la red de vínculos, considerando la especificidad propia y también la
creatividad conjunta. Y, por otro lado, podría activar la inteligencia del
conjuro, la predestinación y el exorcismo. Sin estos conocimientos los
vínculos con el mundo pueden ser extremadamente dolorosos solo por
concebirlos de ese modo.

El otro lado, nueva composición del infierno


Esa actividad, compulsiva y ocultadora de lo profundo, idiosincrática del
patriarcado, es lo que hace frenar el destino humano, hacia “desarrollar
ciertas habilidades”, que sólo en relación con lo que llamamos emociones, se
despierta.
Y esta pericia emocional podría continuar, de desearlo, a abrir una puerta al
más allá. Nombrado como más allá o mundo alternativo, cosmos paralelo, o
infinito.
A mí, lo que más me gusta de los nombres, es “lo desconocido”.
Los celtas tenían entre sus imágenes, historias de ese viaje a un mundo
bello, que nada tiene que ver con el submundo oloroso de los griegos, sino
que era algo sobrecogedor y emocionante.
Este mundo estaba detrás de un árbol mágico. Cuentan que luego de un día
de lluvia, por ejemplo, la compuerta se abría cuando el arco iris aparecía.
Las encargadas de hacer entrar a ese mundo paralelo, o detrás de lo visible,
eran las mujeres, ninfas o brujas, como embajadoras de la magia. El éxtasis y
las chispas que generan dos personas en las relaciones sexuales, también
abrían el canal hacia este “otro lado”. Esos mismos personajes fueron vetados
en la revolución patriarcal.
La posibilidad de comprensión de la divinidad, no se lograba tras la crisis o
pérdida. La batalla con el ego, tampoco se gana tras las fases emocionales del
duelo ni tras cumplir ciertas pruebas con el modelo propio y controlador —tal
cual fue mediatizado por la cultura griega clásica—. sino que se abre con el
éxtasis de dejarse ir, el furor de rendirse a la afectividad y la valentía de ver
asomar la muerte en las escenas cotidianas.
Ahora, lamentablemente ya hemos construido nuestras vidas a partir de
consignas de la guerra, incluso en temas de amor. Pero creo que reconocer la
pérdida sin el estigma patriarcal de la “agonía” y el dramatismo visceral de
los varones, es una reconquista que vale la pena.
Tengo fe en ello.
Lo que quiero decir con esto, es que reformular el arquetipo de la bruja
Lilith, la primera mujer, y recomponer la idea de la subjetividad en el
simbolismo astral, es fundamental para comenzar a hacer rodar la
deconstrucción.
Reclamar por ello (la manera específica de sentir los acontecimientos) es
una fase (Lilith Power). Y reconocer, a la vez, aceptar el dolor que hacemos
sentir a otres por nuestra propia herida, es la otra fase más madura. Y tiene
que ver con el Quirón Power, que más que empoderamiento es un
desempoderamiento del “ego patriarcal que todo lo puede”.
Proceso emocional: disciplina vs. rebeldía
Por otro lado, como individuos patriarcalizados hemos de desconfiar de la
disciplina como el “trabajo interior”. La disciplina simplifica torpemente las
cosas.
Sólo ha de ponerse en la propia insistencia en el viaje emocional. Que la
única preocupación sea mantener la atención en lo que se siente.
El resto lo hace un algo desconocido, que quizás tiene la intuición certera de
que somos canales a ese “otro lado”.
Hay ciertas escenas propiciatorias del destino —que si bien parecen
negativas o que traen la consciencia de los propios fallos—, que nos han de
llevar por un camino de “iniciación”. Esta iniciación comienza por el
acogimiento del dolor y la compasión hacia él, con un abordaje
humildemente amoroso.
Pero para ser capaz de sostener el fenómeno emocional, no me refiero a
dramatismos, sino a la verdadera ampliación de fronteras de percepción, se ha
de desenmascarar primero la estrategia, haciendo uso del derecho de negarse
a obedecer a los moldes patriarcales.
Y ésta, considero, es la apertura de ese “portal de 7 colores”, al otro lado.
El primer paso es aceptar que no hay una mirada única (un único color). O
lo que se podría entender con el on/off de la dualidad patriarcal, que no deja
ver la variedad. Para las mujeres esto conlleva rebeldía.
Una vez realizada la recomposición de la sensibilidad perdida, el hecho de
poner límites, recuperar la sensación de apropiado miedo y conservación, y
obviar las situaciones dañinas, se harán de manera orgánica, porque ya tendré
la fuerza para sostenerlo.
Simplemente estaba haciendo la acotación de que el riesgo de utilizar la
disciplina para “acabar una relación tóxica”, y quizás la dificultad de hacerlo
dentro de la dinámica de la relación, puede re traumatizar a la víctima.
Nota: me refiero a casos no graves de dominación, en los cuales se ha de
informar a la ley, y hacer de ambas miradas (Psi y Socio), interactuar cuando
se esté fuera de peligro.
Hay algo que sorprendentemente se descubriría gracias a ver con cariño el
fracaso propio en nuestras relaciones afectivas, y de mamá para con nosotres.
En síntesis, en un punto me estoy refiriendo a la obsesión (en las relaciones
tóxicas) en términos del mundo emocional, y que es el patriarcado quien la
provoca. Esto es un claro fracaso del sistema. Y está originado por el engarce
mal combinado de los dos principios fundamentales que dan origen al análisis
del libro. Y, sobre todo, el repudio a lo femenino por la supremacía de lo
masculino. Y además esta estigmatización hizo que, por miles de años,
tengamos imposibilitada esa puerta al misterio. Mujeres y hombres.
Pero es esa misma emoción no natural, el sitio por donde el mismo
patriarcado como sistema, se estrangula.

El despertar de las nuevas inteligencias


En síntesis, la respuesta de hasta cuándo se hace el proceso emocional,
podría ser:
Hasta que una/o se familiarice con sus dinámicas internas (muy naturales,
por cierto, y más afines a su ser auténtico): y por obra de la práctica vaya
haciendo este proceso de autocuidado y gestión emocional, más rápidamente.
Se trata de descongelar un adormecimiento generalizado con el acogimiento
del propio sentir, y allí descongelar también, lo que se siente cuando nos
abrimos al otro/a. Los “ojos abiertos” con una y con el otro.
Y de este modo, revitalizar el mecanismo de defensa para que se pueda
actuar con tanto instinto, que ni siquiera se encuentre con los problemas, por
detectarlos a tiempo.
Además, una vez acelerado el mecanismo, esto permitirá desarrollar un
sentido más específico y flexible de la defensa, que también haga que el
clímax de tensión de estos problemas, se mermen. Antes de estallar.
Lo que no podría haber sido posible al principio, por lo generalizado y no
muy selectivo de los vínculos afectivos. O debido a que, dentro de los
vínculos afectivos ya elegidos, todavía se ha de hacer un aprendizaje para
ejercer el derecho de un amor selectivo.
Entonces esa experiencia con la muerte de la que estábamos escapando, no
vendrá costosamente y por destino, sino que será una relación de
comunicación continua, mágica, simbólica y profética sin igual.
Y quizás sí sea una batalla, pero de reconquista de la afectividad.
Vivir una vida con amor, no se consigue sin rebeldía.

Esta es una de las historias del podcast “Relatos de Lilith”.

Para escucharlo musicalizado entra aquí:


De calor a templado, de templado a alegría
La ira que sentía retumbaba en toda su cavidad corporal como si fuera una
campana de estridente furia. ¿Ese enojo provenía de su infancia? De más
lejos, se contestó.
Solo podía beber agua para pasar el mal trago. No comer, casi no respirar.
Solo beber.
La gar-gan-ta: había una cabra atravesada, un monstruo dionisíaco y terco
en el último día de la bacanal. Un ser auto destructivo e impetuoso con
derecho a despotricar. Le seguía toda la fauna salvaje, como si se tratase de
fantasmas de otras generaciones. Cualquier pequeño incidente del presente
como de casualidad activaba la ametralladora.
Tenía un monstruo atravesado en la garganta. Y no bastaban todas las
flores y la psicología compensatoria, para aplacar toda esa pasión reprimida
por, al parecer, cientos de años. Nada de lo que había probado había sido
suficientemente sustancioso para ni siquiera sentir su efecto ni frenar la
avalancha. Tenían el efecto contrario: ¡desatar aún más iiraaaaaa!
Un día, la violencia contenida no necesitó ser sujetada y se desató la
catarsis.
Una mañana, en el baño de su casa, se estaba lavando los dientes al mismo
tiempo que contestaba el móvil y se peinaba.
O sea, en la primera acción se sintió bien; la segunda la sintió forzada
(pero como tantas otras veces), y la tercera catalizó el ataque de asfixia.
No respiraba y el aire venía en su ayuda en pequeñas convulsiones.
Como si de repente todo el aire reprimido por años de tensión interna,
retornara a manera de arcadas. Había estado aguantando por años y de
repente no se aguantaba más. Ni un alfiler.
Desde el incidente de la asfixia, fue gritando más o menos audiblemente el
dolor que sopesaba existencial por tamaño y antigüedad.
El dolor no había pasado a ser enfermedad, pero ella lo presagiaba.
La verdad era que por un motivo que no alcanzaba a dar sentido y
anárquicamente, aparecía la rabia de imágenes no vividas. Como una lotería
en la que se había ganado un pozo de alguna índole. Pero este era un hondo
pozo eternamente existente del que se alimentaban los seres humanos que
sentían injusticias.
Hubiera sido más fácil si era un enfado y hasta rabia por un hecho concreto
de la infancia: el abandono de un padre o la negligencia de una madre, pero
ella tenía los mejores que alguien pudiera desear. Al no poder poner historia
al dolor, le era aún más inquietante.
Había una pista: se trataba del amor y de ser mujer.
Y fue recién cuando decidió no quitar la rabia sino su auto imagen, que las
cosas comenzaron a cambiar...
Aunque sabía que nunca iba a volver a ser la misma y justamente debido a
eso, se permitió una apertura a algo diferente que, aunque perturbador, sólo
lo era para quien no se lo permitía, y ella lo estaba haciendo.
Y permitió, permitió, y permitió…
La respiración era su aliada: con la inhalación traía esos sentimientos
hacia sí como si se tratase de un recuerdo o imagen ya vivida, y con la
exhalación los liberaba.
Permitir, permitir….
Y el pensamiento que le dio significado más que tratar de encontrar
explicaciones a lo inexplicable, es que ese calor en la garganta que, de tanto
respirar, se convertiría en templado. A su hija, que la continuaba, le tocaría
de templado a frío, y a su nieta, ya le tocaría la alegría.
¡Las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes!
Helen Gurley

Capítulo 10

Feminismo de la percepción multidimensional


El control de las emociones-el control del principio femenino
Como vengo bosquejando, la denigración de la mujer durante siglos tiene
que ver con la poca consideración del mundo esencialmente profundo de la
psique. El llamado Patriarcado (sistema en la que la mayor autoridad la ejerce
un varón o el “principio masculino”), es más bien de significado.
Quiero decir, hoy las mujeres (sobre todo las de clase media educadas),
tenemos una considerada igualdad de derechos civiles (no los mismos que los
hombres, sino que las condiciones han mejorado). Pero nuestra colectiva
mentalidad patriarcal, sigue excluyendo las emociones, y todo lo femenino en
general es juzgado como inferior.
El hecho por ejemplo de que la estética femenina sea considerada como
superficial, o la dulzura como signo de debilidad, es algo relacionado con
eso.
Por otro lado, es mejor juzgado que la mujer tenga características
estereotípicas masculinas como la valentía y la parquedad. Por lo menos
hasta cierto punto. O sea que el principio masculino, o más sencillamente las
características masculinas, están mejor valoradas.
Por otro lado, la cooperación con el otro (característica femenina histórica),
lejos de estar valorada como características que definen algún tipo de
“autoridad femenina”, solo es representada mentalmente (y practicada), como
cierta vulnerabilidad codependiente.
La marca, listón y referencia, es la mente masculina. Eje vertebrador de
nuestra cultura que al ser el “dios único”, es una consciencia limitada y
limitadora, por ser solo una de las dos partes de la verdad.

Lenguaja
El sistema de dominación que vivimos se pone de manifiesto en nuestro uso
del lenguaje cotidiano.
Cuando pronunciamos la palabra hombre como genérico (masculino y
femenino humanos), reducimos lo bigenérico de nuestra especie, a uno de los
lados. Aunque sabemos que la palabra se refiere a ambos, si cierras los ojos y
te digo la palabra “hombres”, estoy segura que te imaginarás solo al género
masculino.
Es decir, que una pretendida palabra universal, invisibiliza y caracteriza en
términos de auxiliar, a una de las partes.
Y con respecto al lenguaje no sexista, recomiendo mucho la lectura de
Porque las palabras no se las lleva el viento, de Teresa Meana. Sus charlas
también están en la red. Ella enfatizó, que el lenguaje (que construye nuestra
realidad) considera la referencia, el eje, lo neutro, al género masculino. Y lo
femenino es el acompañante o complementario.
En este último tiempo, se ha puesto énfasis en utilizar correctamente y no de
manera sexista, la lengua. Por ejemplo, en lugar de decir “Los doctores…”,
es conveniente decir “el plantel médico...”.
Meana describe muchas estrategias discursivas para no discriminar en el
lenguaje, en el libro mencionado.
Además, esta voluntad de esconder uno de los lados como subordinado al
principal, lleva con nosotros miles de años y entrama nuestra manera de
percibir.

Fuerzas apolíneas y dionisíacas


Otra manera de vivir esto, es esta tendencia exitista patriarcal en el terreno
de las disciplinas alternativas, que ha cambiado de la psicología profunda a
una tendencia compulsiva a la sanación.
Queremos “curar” e incluso “transformarnos”, cuando un replanteo de la
noción de la enfermedad nos llevaría a comprender que es justamente la
aceptación de la enfermedad, o de las propias debilidades, la “puerta” a abrir,
para penetrar en los misterios de la psique.
En la mitología griega hay un concepto para describir esta interactividad: se
representa como las “fuerzas apolíneas (Apolo, Dios del Sol) y dionisíacas”
(Dionisio, Dios de la profundidad y del Inconsciente, a las que se accede a
través de experiencias místicas y/o el uso de sustancias).
En el templo de Apolo, en Delfos (Grecia), donde muchas personas acudían
para recibir consejo de la Pitonisa o Pitia, compartían su reinado en diferentes
tiempos del año de la luz y oscuridad ostentando juntos el don de la
clarividencia.
Pero el fabuloso Templo, centro religioso de la antigüedad clásica, le debe
su mitología a la allí yacente antes de la conquista. La Pitia, era una figura
que representaba a jóvenes brujas que tenían en don de la profecía y que
luego de la reformulación de los mitos (Instauración del patriarcado
simbólico a la fuerza), estuvieron regentadas por un consejo de hombres que
eran los que impartían el mensaje.
Había sido un templo en honor a la diosa antigua de la tierra y la creación
(Gea, antigua Titánide), y Dionisios era su consorte.
En otras palabras, que la diosa originaria, y el alegre y extático Dionisios,
copulaban en rituales de carnaval, oliendo humo de semillas mágicas,
comiendo ciertas sustancias enteógenas y bebiendo vino. Eran acompañados
por un corro de Ninfas sacerdotisas tántricas representantes de la diosa, que
en una cueva aún existente más arriba del templo, junto con hombres
representantes de Dios cabra, se reunían para dar a luz a los gobernantes.
Todo esto cuando todavía el matrimonio no estaba instituido y cuando el sexo
no era tan preferencial y un rito de fertilidad era sagrado en honor a la Diosa.
Estos ritos dieron lugar a las fiestas de los carnavales y esta relación Brujas-
Dios Cabra, fue la que se demonizó más adelante en la Inquisición. También
la creación del demonio partió de la figura de Dionisios.
En conclusión, esta cultura muy desarrollada, anterior a la cultura Griega
Clásica, ya tenían fábulas e historias para representar esta relación femenino
masculino, o luz y sombra. Pero la jerarquización y supremacía del principio
masculino no existía.

Astro feminismos
Desde este frente, las sociólogas, médicas, científicas, educadoras,
lingüistas, etc. han estado haciendo investigaciones (desde los 70 hasta estos
tiempos, con una copiosa producción) en cada campo, que incluyen la
perspectiva de la mujer (no incluida hasta ahora). Lo que podría llamarse el
Streaming de género o perspectiva de género.
La línea de feminismo en mi campo, apunta a plantearnos sinceramente si
consideramos la naturaleza femenina (dionisíaca), en el proceso de
autoconocimiento que estamos haciendo y acompañando.
Y en la Astrología como lenguaje, si el uso de determinados elementos o no
(como el caso de la omisión de Asteroides Femeninos Mayores, Quirón o
Lilith), o el uso de los Planetas ya conocidos tradicionalmente, tienden a
cierta jerarquía de lo masculino, o la mitología que se utiliza es una que
apoya el patriarcado en sus intenciones de sobre estimar el desapego y la
sublimación de las pasiones.
El mensaje en concreto es uno de “empoderar el principio femenino” en
nuestras relaciones, que justamente es un paso que las mujeres hemos de
fundar.
En concreto me refiero a una nueva política de toma de decisiones más
independientes (jugar el deseo individual abiertamente), expresión de límites,
y la postulación de nuestras propias condiciones en los vínculos.
Todo este empoderamiento se basa en la emergencia de la subjetividad
como consejera, más que en el uso de la fuerza en sí. No sé si las mujeres
hemos de fortalecer nuestra noción de separación en sí (aunque un poco no
viene mal), tanto como en hacer valorar nuestro “poder de amor” como parte
de la fuerza a aportar socialmente. Es lo que más adelante explico como la
“autoridad femenina”.
Estoy segura que dentro de unos años no estaré diciendo esto porque no será
necesario.

Lo que las mujeres sabemos de dolor


La población femenina “activa” es testigo cíclico mensual de “el descenso”.
Las fuerzas dionisíacas nos hablan a veces incluso proféticamente un tercio
del mes, como en tiempos de la Pitia.
El patriarcado que todes llevamos dentro, mira con desdén y amenaza a
mujeres (y crecientemente hombres), que deciden volcarse a las emociones
para resolverlas y luego continuar con sus vidas. A todas esas personas yo las
considero feministas.
Tal vez esos dolores menstruales que te aquejaban y no te dejaban ser
amable como de costumbre, quizás esa rabia que te permitió diferenciarte de
las opiniones de los otros/as, quizás los celos que te permitieron ver que ese
hombre no era para ti, quizás el enojo con tu padre por ese abuso, o el enfado
por no conseguir trabajo que tenga en cuenta tu felicidad o ciclicidad, estaba
bien.
Comprendido esto, no será necesario auto profetizar un destino incómodo
(con esos personajes y esas escenas conocidas), que te empuje al
empoderamiento porque ya estarás “descendiendo”, o yendo a la lógica
deconstructiva del amor.
Todavía no se logra dimensionar los beneficios mutuos que daría al sistema,
el florecer de las inteligencias femeninas. Que más que sistema, sea el
explotar de la vida misma, salvaje e intempestiva.
“Si todos los hombres nacen libres, ¿por qué las mujeres nacen esclavas?”
Mary Astell

Capítulo 11

El patriarcado interior en clave plutoniana


Es paradójico que, en la actualidad, un momento de aparente libertad de
pensamiento, sexual y vincular, todavía no hemos recuperado la energía
instintiva que crea amor. Entendido el amor como un valor de la misma
jerarquía que el poder.
Este cercenamiento robótico, no permite la libertad expresiva.
Y se articula gracias el desoimiento de la propia verdad emocional, lo que
nos provoca una dificultad para percibir el daño. Esto restringe mucho el
interior, lo que hace que la salida al exterior tal cuál una/o es, se sienta de
temer.
No me refiero a “hacerse el/la que no se tiene miedo” (y salir al mundo de
manera inocente) que ya lo hacemos, sino con saber tener miedo
apropiadamente (y sentir otras emociones, o sea complejizarse), que alerte del
posible daño cuando salimos “fuera”. Esta “confluencia con uno/a mismo/a”
con la propia visión singular del mundo, hace que la salida al afuera sea más
libre, por ganar manejo a través de la sensibilidad.
Entonces, la clave del éxito del sometimiento en la actualidad, es la
ocultación de lo propio por desconocimiento. Toda una cultura sosteniendo
esta situación de homogeneización global de las emociones.
Y todo un gran trabajo interno que nos lleva descubrir este tipo de
dominación generalizada y desanestesiarnos.
Como dice la filósofa Ana de Miguel, acerca de la liberación de la mujer,
que ésta ha de ser satisfecha en sus necesidades emocionales para
emanciparse. Y que la estrategia del patriarcado fue mantenerla en lo privado,
y sobre todo “no atendida”, para mantenerla bajo la “sujeción” de no darle
eso que necesita.
Si eres varón y te sucede esto mismo, se comprende. Hay hombres sensibles
que no quieren jugar con las “piececitas marcadas”. Pero imagina que tienes
privilegios y aún así has sentido/vivido abusos en tu propia trayectoria,
imagina sin tenerlos.

La violencia de género como destino


Personalmente hace un tiempo que llevo intentando descubrir en mí misma
las tretas para deconstruir esta especie de congelamiento interior.
La “deconstrucción de género” me sirvió para emanciparme de esa especie
de “auto yugo” de la no empatía con lo propio. Y al no conocerme a mí
misma, ni lo que provocaba, esto me llevó de pasada por la violencia de
género. En breve seguiré contando mi historia...
De esta manera me refiero a hacer un trabajo en lo individual, pero sin
olvidar que el maltrato de género (desde el micro y maltrato solo verbal, hasta
los feminicidios), tiene un componente social, por lo tanto, generalizado. Y
allí hay un trabajo de desanudamiento arquetípico, que es colectivo, pero hay
que hacer en el interior.
La deconstrucción es justamente desdibujar los “arquetipos obsesivos” que
en la psiquis han actuado de manera autoprofetizante de esos maltratos. Y me
refiero a arquetipos instaurados desde la mitología griega en adelante. Hay
fábulas de mujeres violadas, o sometidas a la autoridad del dios máximo,
diosas con castigos terribles, mujeres rabiosas porque su marido estaba con
otras diosas.
Aclaró que la dominación femenina es una, entre el conjunto de
subordinaciones, que como tal tiene como semilla fundante, la valoración de
la fuerza física sobre la vulnerabilidad.
La dominación del más fuerte sobre el más débil, hombre sobre mujer,
padres sobre niñes, adultes sobre pequeñes, jefes/as sobre empleados/as,
viejos sobre jóvenes o jóvenes sobre viejes. La jerarquía basada en la fuerza.
Una pequeña nota es que el criterio para establecer lo que es el “sexo
fuerte”, según Ana de Miguel, es la fuerza física o la rapidez, por ejemplo; no
la longevidad o la resistencia al dolor, atributo de las féminas. Es, por tanto,
un concurso amañado. Ella expresa en una de sus conferencias en las redes
sociales (Youtube), que el hombre es el “sexo susceptible”, más que fuerte. Es
tragicómico…
Lo explica en la frase: “no molestar al Señorito”.
—Papá, me han violado.
—No, no hay que molestarlo, no hay que molestar al señorito.
—Papá, me estás haciendo daño.
—No digáis nada, no molestéis al señorito.
Sigo describiendo la histórica desvinculación social del poder y del amor,
ahora en términos de nuestra disciplina, que se puede relacionar a lo
plutoniano en sus dos modalidades, directo e inverso.
Es algo así: el que usa Plutón activamente (transformar al otro, controlar, no
vulnerabilizarse), y el polo inverso que se deja atravesar por la cultura de la
dominación de manera pasiva.
Dicha desvinculación, significó una grieta o corte de un enlace natural entre
ambos principios fundamentales de la vida, originalmente de la misma
jerarquía. Lo que trajo aparejado el olvido de lo cíclico, la subestimación de
lo orgánico del descanso, y de lo profundo de nuestra naturaleza humana. Y
luego, esta construcción simbólica artificiosa, se puso a favor del poder y en
detrimento del amor, con consecuencias catastróficas.

Polaridad plutoniana y la supremacía masculina


Este enfoque acerca de lo plutoniano ha sido desarrollado por la Astrología
Humanística de Eugenio Carutti y dice que una especie de densidad cósmica
en ciertas posiciones1 hace que, algo que a nivel vibratorio es “una sola
cosa”, se distorsiona a nivel de la personalidad, y se dualiza.
Plutón es el “poder del amor”, pero queda reducido a una elección entre
“potencia o vulnerabilidad”. Y por supuesto que en el fondo todes queremos
el lado del poder o nos definimos opuestos a él por carecer de su fuerza, pero
desearla secretamente, o nos posicionamos por miedo, pero de una u otra
manera...
Siempre el “poder escindido de la blandura”, es la referencia.
El verdadero significado de Plutón, ha de rastrearse en la matrística o en las
imágenes pre patriarcales que aún perviven en el inconsciente colectivo
dentro de cada una/o. Y podemos acceder a ellas de manera material, en las
historias del cuerpo mítico anterior a la instauración.Los que se llaman los
mitos pre patriarcales o mitos de la matrística.
Además, también se puede, a través de técnicas transpersonales como las
constelaciones familiares o regresiones, rastrear el pasado transpersonal o el
pasado del sistema familiar. Estas técnicas sirven para obtener un diagnóstico
de lo propio, a través de lo que les sucedió a las mujeres de nuestro linaje, y
así poder dar nueva forma a las historias. Esto es, tener nuevas posibilidades
relacionadas con lo que las mujeres “podemos o no hacer”, a la luz de los
cambios que ya han acaecido en la historia y personalmente, y reconducir el
destino.
Además, sigo profundizando con respecto a Plutón, al ser mal-interpretado y
distorsionado, por no estar vinculado con la afectividad, el poder queda
desmesurado y a los polos se los vive en realidad como una exageración que
podría expresarse como “subyugación y tiranía”.
Quiero decir que la polaridad “poder-amor”, se extrema en una dupla un
poco sadomasoquista. U otras diferentes combinaciones muy extremas, que,
debido a esta distorsión máxima, “obligan energéticamente” al otro del
vínculo (en caso de tener esta posición en la Carta Natal), a ocupar el otro
lado del polo ocupado por uno/a.
De allí que la afectividad no significa un poder, y el poder no incluye la
vulnerabilidad (claro que hay sectores más flexibles a la integración, dentro
del entramado social).
Se polarizó algo que naturalmente estaba congraciado (femenino-masculino,
amor-poder), y esto recayó en favor de la supremacía del principio masculino
de la fuerza, que quedó como eje de referencia.
En las conductas, esta polaridad queda marcada entre lado activo y otro
pasivo, llamados por Carutti, Polo Directo y Polo Inverso. O sea que ambos
polos conviven internamente con el fenómeno completo, algo así como
“Pomor” o “Ader” (una mezcla de poder y amor fluida), solo que a nivel
vínculos, se elige un lado de los polos y hacen allí su identidad.

Un polo representante de la vulnerabilidad y desvinculado del poder


(polo humillado), o caracterizado en términos de aquel (polo
despontencializado). Un poco depresivo.
Y otro, que ha de buscar desvincularse del amor para obtener su
fuerza. Que se aterra al vulnerabilizarse y es extremo en
autoexigencia. Rabioso, por cierto.

Según ciertas características de la carta natal, una/o puede localizarse del


Polo Directo (Tierra, Fuego y elementos duros de la carta), o del Inverso
(Agua y Planetas Blandos importantes en la carta).
Pero también el género es un criterio de ubicación identitaria. Ya que la
educación de género dice mucho al respecto de ambos tópicos, el amor y el
poder: por ejemplo, quienes pueden usar uno y el otro, por un lado, y qué es
lo más valorable de los dos polos, por otro.

Para las mujeres


Si bien se puede actuar ambos “personajes” —siendo tanto hombre como
mujer—, el hecho de dejar marginado al principio femenino de la arena
social, es la enseñanza a extraer de este engarce de la percepción patriarcal.
Puede que tanto unos como otras utilicen el Polo Directo e Inverso
indistintamente. O, que, si la mujer tiene una fuerza potente de tierra/fuego en
la Carta, por ejemplo, haya tomado el Polo Directo, lo que es tener una
personalidad activa, potente y dada a la supervivencia.
Pero para esto, ella tiene que resignar su sensibilidad, o “sentido del miedo
apropiado”. Lo que trae como consecuencia que, siendo mujer (dícese
persona con menos derechos legales y legitimación emocional), entrará al
mundo “provocando” a personas que tengan más poder que ella; algo que
ningún “guerrero” haría si sabe que tiene las de perder.
No quiero decir que no saques tu poder si te parece injusto, todo lo
contrario; sino que veo en la polaridad plutoniana un diseño que lleva a las
mujeres (ya sean directas o inversas), a un destino de maltrato de género.
Formulado positivamente, lo que en realidad realiza la revolución, es valorar
como herramienta de poder, tu capacidad de amor y enseñarles a hacerlo.
Esto sucede como consecuencia de la inserción de esta semilla que
sembraron los hombres dentro de la mente femenina que es:
La mujer no tiene poder y los hombres podrían violentarse si intenta
transigir esa normativa de desempoderamiento. Historias míticas adiestran en
esta dirección sin dejar a la vista, una posible salida.
Y a la vez reflexionar hacia adentro sobre la “fobia por ser sometida” y el
terror que esto implica, en caso de ser Plutoniana Directa y mujer. Y
comenzar así el fin del auto exorcismo y la aportación social de diferentes
modelos de rebeldía, mujeres que no mueren quemadas en la hoguera o
perseguidas.
Si bien el modelo instaurado dice la mujer no tiene poder, y no puede
tenerlo ya que están bajo amenaza violenta, también formatea a la rebeldía
con un final de “hoguera” o auto inmolación.
Esta distorsión psicosocial, podría ser a la vez, la semilla de la integración
entre los arquetipos femeninos y masculinos del momento actual. Mi
interpretación, claro.

La rabia de Lilith
Para cerrar la idea, considero que este proceso de emancipación ha de
comenzar a través de la rabia, que permite apropiarse de la libertad. La rabia
por las injusticias, por la propia sumisión, por la dificultad por ser una
misma, por lo poco que nos respetamos. La rabia (en términos Marcianos, o
el lado marcial de Plutón), permite salir de la “exagerada” unión (alerta de
sarcasmo), sin miedo, o a pesar de tenerlo, y poco a poco comenzar a vivir la
individualidad. El símbolo de Lilith dark moon, puede explicar esta
propuesta.
Al fin de cuentas, ésta manera rabiosa es con la que encarnamos a la vida,
gritando y rompiendo la placenta, abriéndonos paso camino a la libertad del
encierro del útero pasando por el “vacío existir”.

El útero vacío de Lilith


No es el “vacío angustioso” lo que caracteriza al ser humano, sino los
“convenios” del patriarcado que nos han dejado un Ego batallador pro-
individualidad anti útero contenedor, tal como desarrollé anteriormente.
Y esa contienda psicológica contra la placenta prometedora de lo amoroso y
la pertenencia, hizo que su rotura, genere una grieta no natural en el ser
humano hombre y mujer, que es lo que provocó el problema del aislamiento.
Entonces, el paso del ser humano hacia la noción de individualismo basado
en la psicología masculina, es lo que provocó la gran tragedia, la angustia
existencial y los problemas de depresión, ansiedad y aislamiento.
El vacío y la noción de lo desconocido como mágico, siempre había sido
abordado por la humanidad a través de las chamanas que eran capaces de
comunicarse con la divinidad a través de ritos. Y esa divinidad era la fuente
de lo viviente, vacía e inseminable, de donde salen todas las ideas y personas.
Todo lo que nace en el universo proviene de ese vacío fértil Lilithiano.
Y el humano patriarcal al actuar de espaldas a esta diosa, la percibe desde un
sentido de incomprensión muy agobiante y de fragmentación interna.
Parte del proceso que personalmente libré, fue uno de “secar” mis deseos de
unión pasando por la sensación angustiante de la soledad que esto me
provocaba. Poseía un anhelo del “paraíso perdido” tan grande, cuya
sensación fue a mi parecer contraproducente en el camino de recuperar esa
sensación de unión y enseñar a hacerlo.
Quiero decir que en mi “apetito de unión” o recuerdo de unión, algo había
que modular, ya que esa sensación de cooperación colectiva de la matrística
que todavía conservaba en el recuerdo, ya no se presentaría de la misma
manera. No creo que ya sea posible en esta dimensión con los parámetros
actuales, para ninguna persona.
Lo que quiero señalar, es que formular el proceso en esos términos del ego
que se pelea con el entorno, es el fallo.
La angustia que una/o experimenta ante la vivencia de la individualidad del
yo, es el quiebre de la conexión con la naturaleza, pero creo que hay otras
maneras de evolución egoica, que no estén reñidas con el amor que cobija.
Esto implicaría volver a tener una buena noción de la sensibilidad, donde la
cercanía de un grupo permita el florecimiento de la verdad personal y la
diversidad. Y dejar de auto denigrarse, sintiendo que la vulnerabilidad nos
quita jerarquía.

Esta es una de las historias del podcast “Relatos de Lilith”.


Para escucharlo musicalizado entra aquí:
El color de la alquimia
Ese mediodía en una larga siesta junto a su amado, recordó su vida dentro
de su familia de origen. Una tranquilidad y alegría de estar dentro de algo,
lo que correspondía.
Había partido de sus orillas hacía tiempo. La aldea ya le era una figura
lejana. Pero… ¿estaba regresando?
Ya era esa hora de que acepte el árbol desde donde ésta manzana había
saltado.
Pero todavía, una vocecita enana seguía diciéndole que no se fíe, que le
había costado mucho separarse.
Ella la dejó que exista (porque es la única manera que las cosas cambien a
otra cosa), y reconoció el sitio que esta resistencia ocupaba en su interior.
Y esa relocación la tranquilizó inmediatamente.
A pesar del terror al desierto amoroso, tiempo atrás se había atrevido a ir
más allá, e investigar otra paleta de colores. Su madre y familia eran los
rojos ocres y terracotas. Pintaban paisajes de la tierra, lo profundo, lo de
siempre.
Y…. ¿ella?
Hasta que encontrara su propio color, ella se había autodenominado azul.
No le gustaba mucho, pero no le quedaba otra opción.
Parecía que los procesos de encuentro con una misma pasaban por la
soledad y ella no le había tenido miedo,
pero ese azul…
era tan gráfico del silencio que espantaba hasta el más asceta.
Más entrado el día, pudo hacerse de una capa aún más profunda de eso
mismo.
Descubrió un malentendido de los tantos: era la sensación de que, o eran
los deseos de su mamá, o sus propios deseos.
Quiero decir,
Mamá y la niña: dos polos de ella misma que competían. Allí ya había una
pista…
Sabía que su impulso por ir más allá de las consignas de su linaje la habían
llevado a lo desconocido. Eso ya lo sabía y lo celebraba.
Lo que no sabía era que para hacerlo había tenido que crear un
enfrentamiento entre los colores cálidos y los fríos que luego le fue muy
difícil de emulsionar.
Su madre le había enseñado los colores del amor para su “tribu”: los
ocres. Y en su confusión había tenido que elegir y se había desvinculado del
amor, para ser ella misma.
“Si el amor ocre es el único posible, ese debe ser todo el que hay. Pero si he
de perderlo, lo hago para encontrarme…”, se dijo.
Mas era hora de que su madre (la madre del sueño) la aceptara a ella que,
como toda tu prole, había tenido la valentía de abandonarla.
Al atardecer, el portento estaba aconteciendo. La alquimia de los ocres
azulados primero, de los azules terracota después…
El suyo no era ni el uno ni el otro.
Se movía ansiosa en la cama cambiando de postura continuamente,
mientras cambiaba de opinión.
La separación que había sido vital en ese proceso de descubrirse, ahora
estaba pasando orgánicamente a la alquimia. El amor estaba volviendo a su
vida, mientras ella volvía a sus propias tripas. Pero eran distintas, unas
tripas que ya habían experimentado la libertad.
Y por fin, al despuntar el alba, ella misma, descansando al lado de su
amado, soñaba un barco arrimando de regreso a la costa, que luego del
auto-exilio anterior, que tanto había servido, ahora retornaba con amor y
esperanza, alegrías y canciones.
1Posiciones astrológicas que dan la polaridad plutoniana: Plutón conjunción, oposición o cuadratura al
Sol natal, Plutón en las casas angulares (I, IV, VII, X) y casa XII, Ascendente en escorpio y pudiera el
Sol en Escorpio.
Esas posiciones generan una intensidad que distorsiona la psique proporcionando una sensación interna
desproporcionada del poder, que obliga a tomar partido. Estas posiciones extremas de la personalidad:
víctima o verdugo, actúan bajo el presupuesto básico interno que hay una fuerza en el universo,
destructiva y arbitraria que podría actuar aniquiladoramente contra mí y nadie la frenaría.
Esta “fantasía” me sostiene y es origen de ese posicionamiento frente al terror al poder: o someto antes
de ser sometido/a (polo directo) o me sobre-someto (polo inverso).
Parte del proceso de “repolarización” o armonización de esta fuerza transpersonal tiene que ver con
reconocer que una está aterrorizada en el caso del Polo directo, o ver la propia manipulación y uso
indirecto del poder en el caso del otro polo. Ambos Polos fascinados con el poder y desmereciendo el
amor.
PARTE II: La Diosa despierta
Las doce visiones
Introducción

La Luna, el despertar de las inteligencias femeninas


La Luna astrológica es el símbolo que representa el terreno de nuestras
emociones.
Además, es la cualidad psicoemocional de una persona en la Carta Natal.
Por el contexto histórico ya descrito, esta cualidad de amar y ser amada, se ha
de reconquistar. Y este proceso de restablecimiento del derecho a un tipo de
“especificidad subjetiva” (al modo de cada cual), y las herramientas para
hacerlo, está en el significado de la Luna por signo, casa y aspecto.
El tratamiento terapéutico a los temas lunares convoca a la revelación de
cierta dimensión mágica. La terapia a los temas de la infancia (Luna
Astrológica) es un fenómeno psico-social trascendental.
En síntesis, hay un doble movimiento. Por un lado, dirigido a la revisión de
un comportamiento viciado, basado en el trauma de la infancia. Acción que
ya es muy dinamizadora, empoderante y recuperadora de la estima, de la
autenticidad y de la soberanía. Y por otro lado, la reutilización de esa
experiencia dolorosa del pasado y la restitución saneante del talento que
conlleva. Esto descubre un nivel de percepción más complejo.
La Luna, entonces, representa ese proceso a través del cual los dolores de la
infancia, y su resiliencia terapéutica, desembozan una serie de “inteligencias
femeninas”.
Todo esto en su conjunto, representa la identidad emocional integral de una
persona, que incluye poderes femeninos a descubrir. De decidir sanar, una/o
acabará aportando al entorno social estos maravillosos dones del orden de lo
femenino. La resiliencia es una decisión afectuoso-político-espiritual.
Y esto que parece super espectacular y muy abstracto, en realidad tiene que
ver con dejar mejor legado (raíces del árbol genealógico) a las generaciones
venideras y al propio porvenir. El pasado se puede cambiar, reescribiendo la
manera en la que se ve.
Entonces, el desempolvamiento del contenido “mítico patriarcal” en la
Astrología y en el símbolo de la Luna (lo que intento en todo el libro, y en
cada una de sus caras según el signo), deja ver por debajo, una deidad muy
antigua. Esta divinidad está acompañada de ninfas, nereidas, heroínas,
guerreras, maestras tántricas, etc. Seres femeninos que representan variantes
o sutilezas de esa Diosa.
Esta “variedad sobrenatural” representa capacidades diferentes de lo que
hemos nombrado como “autoridad femenina”, a falta de otro concepto mejor
para ilustrarlo.
Es un tipo de sensibilidad inaudita, que combina fiereza y amorosidad. Y
esta “refundación” abre el portal a por lo menos doce diferentes inteligencias
femeninas (y masculinas) de deconstrucción.
La mitología ancestral prepatriarcal narra este recorrido.
Desarrollo un poco más lo enunciado:

Dimensiones del símbolo


Dimensión psicoemocional: la defensa y la liberación del amor
En un nivel entonces, la Luna es la manera de cuidarnos y cuidar, de
procesar o acompañar procesos. Es el recurso al que echamos mano cuando
necesitamos dar movimiento a una emoción dolorosa, tras haberla detectado,
para que se desarrolle y finalice. La primera parte de la terapia nos prepara
para esto.
Es lo que llamamos la gestión emocional. Básicamente, es la capacidad de
ver lo que sentimos, y curarlo. O sea, que es la compasión fundamental
hacia el dolor propio, como la referencia para desarrollar la sensibilidad al
dolor ajeno. Esto que es evidente en un niño o niña pequeños, se va
durmiendo pasada la primera infancia debido a la crudeza del sistema de
dominación en el que vivimos, transmitida por la educación, y el contacto
con lo social (o sea la cultura), que nos vuelve seres insensibles para
sobrevivir.
En nuestra mente patriarcal interiorizada, lo que estamos haciendo como
sustituto de la gestión emocional, es intentar dormir a “la bestia de nuestra
infancia”. La consigna es “no hacer pataletas”, enunciado básicamente por un
tirano que no permite el disentimiento. Un tirano un poco sociópata-
manipulador, por cierto.
El displacer, en su origen, es experimentado por la criatura con un llanto
animal. Pero es reprimido y se oculta tras este concepto de la “naturaleza
mala del niño”. Porque la verdadera esencia humana, está conectada
naturalmente con el placer, y por lo tanto la consciencia del displacer.
Este cercenamiento del placer y noticia del displacer, provoca que, llegando
a la edad adulta, estemos llenos/as de agresividad pasiva, con falta de
creatividad, y con ningún conocimiento de quienes somos. O sea, que esa
inconsciencia de lo que nos desagrada, afecta a nuestra personalidad en este
juego distorsionador desde adentro hacia afuera. Y condiciona a escenas de
destino que “nos provocamos”, o que permitimos que nos sucedan. “El
destino desagradable también se puede limitar”.
Aclaro de nuevo, no estoy haciendo apología de las pataletas, sino que estoy
diciendo que si, en la infancia, no las hacemos cuando corresponde
(amparadas con la sensación que es seguro hacerlo, y luego es seguro
aprender a no hacerlas), quedan abandonadas en el interior hasta la adultez. Y
esta irresolución puede dejarnos inmóviles ante una experiencia nueva que se
le parezca, auto profetizando una y otra vez el mismo final. Esto garantiza la
perdurabilidad del trauma.
De este modo se nos acortan las posibilidades de percibir la verdadera
naturaleza del futuro.
Además, esta narrativa de entrenamiento patriarcal de la “no queja”
(instaurada en un momento), está basada en el principio de racionalidad, o la
negativa de dar rienda suelta a lo que puede conceptualizarse como la
“subjetividad femenina” desatada, o más sencillamente “que se calme la
histérica”.
De esta manera, y a través de la fuerza, se pone como locutor al varón, y el
principio de objetividad queda asociado a él. Cuando en realidad creo que la
pretendida objetividad, en realidad es un “gran berrinche masculino de no
dejar hablar al femenino”.
Es decir que, sobre todo para la mujer, pero para cualquier ser sojuzgado,
recomiendo el des-estrés de liberar la queja cuando se tercie. Esto puede
fundar o dar el primer paso recuperatorio que es lo que realmente estamos
buscando con el “empoderamiento femenino”:

La creación de una sensación de merecimiento,


la expectativa de mejores condiciones,
un autocuidado a la propia manera y un mejor acogimiento de lo
propio desarrollando el auto valor, y
un mejor sentido de la seguridad personal cuando se sale de
aventuras por el mundo.

Con respecto a este nivel, intento dar la mayor cantidad de herramientas


posibles, para “mapear el submundo”. Con esto quiero decir, la psicología lo
da, las terapias psicológicas varias, la recapitulación y observación de la
propia biografía, y el feminismo en sí, que es como disciplina humanista y
teoría emancipadora, ya de por sí terapéutica. Pero lo que ha generado más
contenido en dirección de la sanación colectiva, es el compendio de sabiduría
popular femenina. Una tradición oral, de mujeres contando sus historias en
todas las épocas. Cánticos sobre la Pachamama, sobre las apariciones de la
virgen negra y como acompaña en el peregrinaje a los procesos de pérdida,
sobre las leyendas de Deirdre, la representante del amor celta, y demás.

Dimensión social: la historia de las mujeres de tu linaje


Dentro de la consulta terapéutica, por lo caracterizado del patriarcado, la
responsabilidad de mantener vivo el trauma, no solo ha de ser hallada en una
autoría individual, sino que hay motivos sociales.
Este símbolo de la Luna astrológica se ha de contextualizar para dar sentido
a lo que pasa en el interior, que ya está siendo un suceso colectivo.
La Astrología, al igual que la terapia psicológica en general y otras
humanidades; como disciplina interpretativo-simbólica, también atravesó por
un proceso histórico que hemos de tener en cuenta para librar a la consulta de
contribuir sin saberlo, a revictimizar a las/os clientes.
Parte de este proceso histórico de la disciplina y técnica astrológica, pasó
por marginar a los arquetipos femeninos como Lilith, Juno, Vesta, Pallas y
Ceres, que se volvieron a poner en los mapas astrales en los 70, sincrónico
con la revolución feminista de la segunda ola y que todavía no se usan o se
usan con mucha estigmatización.
La recuperación de estas capacidades ancestrales específicas de lo femenino
(pero disponibles para hombres y mujeres); complejiza el panteón de dioses
(los planetas originales), y amplía el entendimiento en general. Estas “diosas”
están retratadas en historias muy antiguas en la mitología anterior a la clásica
greco-romana, algunas transmitidas oralmente.
La cultura griega clásica es la que ha influenciado a la Astrología para el
significado de las funciones planetarias y las regencias de los signos. Allí se
ven retratadas “las historias posibles” a nivel individual y relacional.
Muestran los únicos modelos de cómo ser mujer: esposa (Venus), madre
(Luna), quién tiene el poder y cómo es su religiosidad (Júpiter), etc.
A partir de esta reforma religioso-mitológica de aleccionamiento, hubo una
ocultación de los relatos tradicionales que correspondían a verdades para ese
momento y ese pueblo, que luego nos acompañaron por miles de años.
De este modo, y de manera más práctica, lo que este nivel representa es la
reformulación del símbolo en la propia historia familiar. “Deconstrucción
transgeneracional” se podría llamar y cuya función es lidiar con arquetipos e
historias arquetípicas que conviven con el alma familiar femenina desde hace
varias generaciones, echándoles luz y haciendo aportaciones al respecto.
O sea que, en el proceso deconstructivo individual, se han de rastrear los
estigmas a lo femenino de otras generaciones aún pervivientes en el
inconsciente familiar ubicados en algún sitio en la persona. Me refiero a que
la cultura afecta nuestro bienestar psicológico, como mujeres, y, además, ha
ido demacrando la belleza y autoridad de lo femenino.
Esto se puede leer astrológicamente en la Luna como principal significador,
así también como la Casa XII, Neptuno, los Asteroides Masculinos sobre
todo Pholus, Quirón y Lilith.
De este modo y dimensionando el impacto de la tradición con sus herencias
positivas y negativas en una vida individual; se puede contextualizar la
necesidad del tiempo que se necesite para sanar y las verdaderas
posibilidades de aportación en fases más reales que ambiciosas. Me refiero a
que no es lo mismo duelar la muerte de algo o alguien que nos acompaña
hace cinco años en nuestra vida; que algo que lo ha hecho por varias
generaciones. Comento esto para quitar presión terapéutica, ya que solo el
hecho de observar las herencias dañinas, repara el árbol para mejor.
Este nivel es el que llamé social, la principal disciplina que condice con este
análisis es el feminismo, como investigación humanística, y la investigación
de los mitos y cómo operan en nosotres, utilizado las historias de las heroínas
pre patriarcales y la reformulación más amorosa de los conceptos.
En concreto desde este ángulo, recomiendo rastrear las ancestras y sus
técnicas de supervivencia en el patriarcado, indagando un poco en la historia
familiar, sabiendo la represión creciente si miramos rebobinando hacia el
pasado.
Cuando se comienza a profundizar es muy útil utilizar técnicas valiosas, y
mapas ya elaborados, como, por ejemplo, las constelaciones familiares,
terapia regresiva o hipnosis con el propósito de indagar en las vidas pasadas o
lo sistémico como los registros akáshicos, por ejemplo.
Debo decir, que esas técnicas van despertando el nivel que describo en el
siguiente apartado. Esto tiene que ver con la noción, que yendo al pasado
familiar o la información del inconsciente para sanar; se comienzan a
desarrollar esas habilidades extrasensoriales de manera individual, que
corresponden a la próxima dimensión de análisis de la Luna astrológica.

Dimensión mágica: los nuevos poderes de les


humanes:mediumnidad, envisionamiento, exorcismo y don de la
profecía
La instauración de los varones significó la caída de una armonía con la
naturaleza (donde residía la divinidad), de las capacidades esotérico-
mediúmnicas y una relación con lo sexual de manera sagrada. Todas
capacidades y dones “casualmente” asociadas con lo femenino.
Esta degradación del poder de la mujer, se efectivizó en las historias
mitológicas que fueron herramientas de coerción.
Especie de parábolas sobre que los dioses eran más importantes que las
diosas, el poder de lo femenino era susceptible de represión y la muerte
(asociada a las brujas) más que principio orgánico cíclico, comenzó a
asociarse a la guerra (con lo drástico y vengativo). Y el principio masculino
triunfó.
Además, (esta fue la pérdida mayor), nos auto cercenamos la convivencia
con los ancestros y la cotidianidad con la muerte de manera ritual. Esta
desconexión hizo que en nuestro día a día, cuando nos vemos llevados/as a
una pérdida, no tengamos contención clánica correspondiente, para poder
atravesarla. Y estas incomprensiones se quedan como traumas, en las
generaciones siguientes. De todo esto habla mi libro. De la recuperación de la
noción original de muerte.
Digo recuperación, porque todavía podemos encontrar ese recuerdo en
nuestro inconsciente. Uno donde como humanes convivimos en armonía, y
conocíamos de cooperación interpersonal y éxtasis místico.
Este despertar de esas habilidades humanas, que son extraordinarias en este
punto de la historia, es en realidad un redespertar de cualidades que formaban
parte de nuestra vida en un pasado ancestral. Solo toca recuperarlas, primero
como recursos para resolver los “traumas emocionales” individuales o
sistémicos, que son el fracaso del patriarcado; luego, para comenzar a
manejarse de manera más amplificada y sabia.
Sobre estas habilidades hablo en este libro, en cada capítulo sobre los signo
lunar.
Hay una complejidad que se comienza a abordar con estas técnicas tipo
constelaciones familiares, uso de plantas enteógenas, registros akáshicos o
herramientas varias para acceder a información inconsciente. Información
que tiene la característica de que quizás no podemos chequear, pero nos dan
forma al guion que nos contamos de nuestra vida, de una manera inusitada,
pero en un punto dadora de sentido.
Este nivel brinda un tipo de sofisticación aún más profunda que los niveles
anteriores.
El nivel de la que llamé “dimensión emocional”, ya propone un proceso de
“humanización”. Comenzar a hablar de lo que me sucede, de cómo me siento,
qué es propio y qué es del otro, encontrar los deseos ocultos y los
conscientes, los propios valores y lo que me enseñó mamá, y “lo que me
quiero quedar y lo qué no” de éstos, etc.; todo eso, ya es un proceso de
complejización interna.
La dimensión social y el feminismo juegan a un nivel un poco más amplio.
Y la dimensión sistémica, simbólica y arquetípica no solo expone
información más basta, sino que nos da acceso a la multidimensionalidad
ganando terreno a lo desconocido.
Quiero decir que, en este último nivel del análisis de lo Lunar, se abre una
dimensión muy amplificadora, que las técnicas ayudan a descubrir.
El acogimiento de lo emocional es la primera fase, como una especie de
iniciación a las artes curativas: el dolor por el trauma patriarcal de la infancia,
la aceptación de las emociones como la angustia, la soledad, el sentido de
impotencia, etc. Ese permiso recupera el dominio interior y valida la propia
manera de ver el mundo dando mucha libertad de opinión. Esto es una
especie de ritual de iniciación al arte de la autocuración, que más que resolver
algo en sí, tiene la función de hacerse a las emociones, y recuperar solidez
ante el poder de la muerte. Esto permitirá dar el siguiente paso que es el
ingreso al submundo. O sea, que se libera gran cantidad de información, de
otras generaciones, del karma, de otras vidas, de los órdenes de cada cosa, de
la dimensión del pasado y del futuro, etc. y de los arquetipos en general. Las
habilidades a adquirir para hacer las reformulaciones de vida
correspondientes, están en esta dimensión más trascendental del símbolo de
la Luna.

El sistema de dominación patriarcal y la


recuperación de la autoridad femenina
Este pensamiento de que “la emoción es mala” y que se ha de ocultar,
domesticar o reprimir, es hijo del sistema patriarcal y se traduce en
Astrología en la supresión de ciertos costados de lo femenino,
estigmatizándolo. Es decir, que no se usan todas las inteligencias femeninas,
y las que se usan (Luna y Venus) son expresadas de manera pobre.

Expresión compensatoria: la rabia


Durante los diferentes capítulos pasados y por venir, recomiendo validar la
rabia como primer paso de camino a la recuperación de esas inteligencias
femeninas que han sido deliberadamente sojuzgadas.
La rabia es, entre las emociones, la de más fácil acceso, porque es un poco
representante de lo masculino (por la educación de género), y es de la que se
tira para abrirse paso en el mundo (que las mujeres tenemos derecho a utilizar
también). Y también, porque nuestro “cuerpo-dolor femenino colectivo”, ya
no puede más y necesita ser compensado.
El patriarcado es el dominio del más fuerte sobre el más débil, el amor
entendido como paternalismo: el hombre-padre que cuida porque “la mujer
no puede sola”; el enfrentamiento de las mujeres poniendo al hombre como
trofeo (por el histórico derecho a poseer riquezas); la sobrecarga de la mujer
del proceso emocional de la pareja; y el sacrificio de la afectividad al bebé
por elegir el bienestar del padre. Como seres vulnerables nadie nos escucha.
Por lo tanto, como no sería seguro, evitamos explorar esta vulnerabilidad.
Cercenamiento que, si bien todes estamos sufriendo, a la mujer nos quita
autocuidado y sentido de la conservación.
La rabia que propongo aprender a habitar es en realidad la expresión de
quién ante esta situación, no quiere volverse loca.
A la vez, en la vida privada, han de suceder determinadas escenas para
empoderarse, donde aprender a lidiar con la rabia propia, y manejarla
adecuadamente, para que el torbellino de emociones no haga “tirar todo por
la borda” y autoboicotearse debido a, por ejemplo, enfrentarse a alguien que
le dobla en fuerzas.
No recomiendo hacer prevalecer la venganza del pasado por sobre la acción
del presente. Aunque las escenas podrían parecerse mucho, incluso en la
reproducción de un personaje que actúa de perpetrador, a quien una ha
elegido.
Si bien el enfado hace nacer a la individualidad, (y justamente por eso) se
debe saber cómo manejarlo. Muchas veces no es necesario gritar para
posicionarse o ganar una sustancialidad suficiente para que el otro aprenda a
respetar las propias necesidades, los límites, las condiciones. El grito muchas
veces acompaña el terror de habitar nuevos territorios de la conducta.
Pero la rabia, que es una compensación natural a los procesos históricos de
represión femenina, y una compañía a la soledad del empoderamiento
(femenino también); quiere revelar lo que ha estado reprimido desde siempre:
el poder del amor.
La autoridad femenina es más bien una sensación interna de sustancialidad
que sienta bases claras en las relaciones, que ama apasionadamente y con
amor incondicional, y donde el liderazgo individual no tiene por qué
fragmentarse con el entorno.
Ese valor de luchar denodadamente, y con formas bellas al mismo tiempo,
es del orden de la autoridad femenina. Territorios a recuperar entre los
arquetipos que pueden acceder al poder.

El detrimento de la autoridad femenina


La instauración de la guerra (por miles de años les humanes vivimos en una
sociedad civilizada que la desconocía), y el pensamiento y ego batalladores,
pusieron el concepto de muerte en otra frecuencia. La muerte dejó de ser un
proceso natural de regeneración estacional, para relacionarla con el odio, la
venganza y la ambición.
Hubo fábulas míticas explicando estas nuevas disposiciones patriarcales que
dieron cuenta del momento exacto donde los arquetipos masculinos se
dispusieron en torno a ese sentido de la guerra. Se dejó de valorar la tierra y
lo femenino, se denigró a la sombra (misterio) y la sexualidad pasó de ser
sagrada a ser una “tentación”.
Pero el movimiento más costoso de la fundación patriarcal, fue la pérdida de
la “autoridad femenina” que está relacionada con el amor. Y no solo en la
célula familiar sino como valor social. La mujer tiene en sus manos esa
recuperación como agente político-cósmico.
Por eso es que la Luna (por signo y por casa), es una gran herramienta del
proceso de la deconstrucción, que tiene que ver básicamente con encontrar un
modelo genuino de amor.
Con “autoridad femenina” me refiero a una especie de filo en la mirada,
propósito, profundidad, sensualidad y potencia. Esto también es femenino.

Deconstrucción del significado de la Luna


Esta sórdida realidad emocional actual fue producto de una construcción
mítica a disposición de los intereses de los varones. La Luna, que a nivel
función planetaria es símbolo del abrazo protector en la infancia, queda
relegada o por lo menos mal interpretada.
O sea que, corresponde a un tipo de defensa que mi madre me daba en la
infancia ante un posible daño, lo que construye la propia defensa
emocional. Pero debido a las maternidades patriarcalizadas, esta sencillez de
saber claramente “lo que no me gusta”, es una vindicación por delante.

La Transpatriarcalidad
Este arquetipo es de los más antiguos. Escrito en la caverna de nuestra
psiquis colectiva, símbolo de una Diosa, madre de todos los seres y
benefactora de la apertura emocional y la regeneración emocional, dejó de
serlo.
Y como expresé anteriormente, esas imágenes aún perviven en la
profundidad de nuestra psique. Para recuperar este sentido de la armonía con
todo, se han de derribar capas de nuestra mente racional actual, y conocer la
divinidad que reside en la profundidad.
Por esto, me aventuro a una reformulación del símbolo, investigando sobre
la naturaleza del amor y las necesidades básicas emocionales bajo la clave:
“atravesar el patriarcado”. Algo así como una “transpatriarcalidad”, que sería
un conocimiento exhaustivo de cómo opera, en nuestra mente y emociones,
esta especie de vampirización del sistema, ahora que ya estamos dentro.

La Matrística interior
Otra película hubiera sido acerca de la Luna de tiempos anteriores al
dominio de la fuerza, lo que se conoce como la matrística. En los tiempos
anteriores a la Grecia clásica, existió en Europa un estado donde lo femenino
era concebido como autoridad. La autoridad entendida como la versión
matrística del “poder masculino” (basado en hablar más fuerte, y la guerra,
etc), que es un concepto que se impone más tardíamente.
Pero ahora no podemos sustraernos a este factor contextual.
Lo que propongo en un punto (mientras va cambiando el mundo a uno más
matrístico, cosa que llevará muchos años), es visibilizar lo que nos provoca
vivir en este mundo: terror. Eso va ablandando la mirada en torno a la
comprensión.
Más profundo que la “rabia por no ser escuchada” (que no la descarto sino
la propongo como una fase inicial), es comenzar a validar el hecho de que es
normal tener miedo. Y de allí, habitar la vulnerabilidad, en lo social. Un gran
paso.

Significado de lo lunar
El “permiso a sentir” posibilita reconocer las emociones de placer (y
displacer) y actuar en consecuencia, buscando el bienestar y poniendo límites
a lo que nos hace daño. El reconocimiento del daño es parte de la definición
de la Luna.
Y, de allí, con ese despertar empático hacia una/o, ser capaz de sentirse
segura donde me muevo, y justamente a la manera específica que me siento
segura. El tipo de defensa emocional también es la Luna en el signo
zodiacal.
Por esto, en nuestra “ingeniería del ser”, la supresión de la emoción (buenas
y malas), es consecuencia de nuestro sistema inmune emocional. Lo que
conlleva a desarrollar toda una serie de mecanismos de defensa basados en
el poco “apego del bueno”, en la infancia. Estos mecanismos de defensa son
directamente proporcionales a la dificultad con ver lo que realmente está
sucediendo a nivel interno. Y a eso también se refiere la Luna Astrológica.
Y ese proceso de “desanestesiación”, se hace operativa cuando expresa
disconformidad y se levanta por el propio derecho a sentirse víctima. Esto
solo como primer paso terapéutico. La Luna también es esta validación del
sentir propio, justamente para defenderse de lo que importa; es decir,
defenderse selectivamente.
Los “mecanismos de defensa que no defienden” son los que tienen sentido
si la Luna está al servicio del orden patriarcal. Como ejemplo de esto, en
lugar de prestar atención a los celos que mi pareja me provoca con mis
amigas y defenderme de esta situación que me hace daño, lo compenso con la
recriminación hacia él, barreras exageradas, victimismo o paranoia. Este
mecanismo se sobreactiva como compensación y consecuencia de desatender
el dolor que nos hubiera advertido. Sabiendo cuales son las necesidades
emocionales específicas y valorándolas con el criterio subjetivo propio,
una/o puede elegir la manera y las personas para relacionarse de manera sana
y mágica.

Lilith despertadora
Nacemos en una dimensión (esta realidad) en la que nuestra verdadera
naturaleza, que es vulnerable y vital, mamífero-sensual, mágica, creativa,
cambiante, potente, debe ser ocultada. Y por esto, debemos desarrollar un
sistema de defensa para no ver el estado de carencia emocional y alienación
que esto provoca desde la infancia en adelante.
La restitución de un buen sistema psicoemocional que pueda moverse con
entendimiento cabal de lo que está sucediendo en el interior, comienza por
ver que se está enfadada/a. Y enfada/o con razón.
La recuperación del símbolo de Lilith en la descripción de la Luna (Eva) es
fundamental. Lilith es el costado oscuro-reivindicativo de la Luna, y la
tenemos en cuenta sobre todo porque es una figura tan potente (por
originaria), que es difícil de marginar de la arena social, aunque se intente.
La tengo en cuenta en las distintas cualidades de la Luna en los diferentes
zodiacos. O sea que, en cada descripción de la Luna en Aries, por ejemplo,
hago uso de mi Lilith para describirla.
Atención: La expresión del deseo reprimido (Lilith), es solo la primera parte
del proceso (como ya aclaré). La idea es que podamos sacarlo, expresarlo,
madurarlo, hacerlo combinar con el de los otros.
Pero esto se hace haciendo una descarga catártica de la pataleta, primero;
aunque el aprendizaje no se agota allí.
Alguna vez en la vida ha de suceder, quizás con la contención terapéutica o
ritual adecuadas.
El feminismo radical enfadado ayuda en esta dirección.

De la rabia a la pacificación
Ten en cuenta que, si la empatía radical con lo propio se lleva a las últimas
consecuencias, la “rabia por no ser escuchada” se transforma
indefectiblemente en comprensión del porqué estamos enfadadas.
Muchas clientas feministas (y yo misma), nos encontramos antes la
reflexión de que hay escenas repetitivas de destino de continuo
posicionamiento reivindicativo. Escenas que quizás son dolorosas,
decepcionantes, cansadoras y tal vez, también injustas con los demás. Injustas
porque quizás los enfados que no le expresé a una pareja anterior, o un padre
maltratador; se lo estoy demostrando a la nueva relación.
A través de la rabia primero, y la comprensión del factor social sistémico
después, una acaba por desarrollar una identidad, donde la aprobación está
basada en la valoración sólo de uno/a mismo/a.
El “paso final” es desactivar el patriarcado a través de quererse mucho.
La reinvidicación feminista ha de acontecer para ponernos al mismo nivel de
“derecho al desafío”, pero la propuesta final tiene que ver con la introducción
casi homeopática (sutil), del principio femenino en tu día a día.
Esta conexión con la afectividad, en realidad, nos es innata, tanto a
hombres como mujeres, como nuestra conexión con el cuerpo y los ciclos
naturales.
En síntesis, la Luna Astrológica, tal como la vemos según el prisma actual,
es el comienzo de una especie de complejización humana que comienza por
evidenciar la ocultación del dolor. Dolor que en lo profundo ni siquiera es
vivido a manera de figuras deformadas (gorgonas, brujas y cerberos), sino
que su resignificación nos descubre el escondite de la belleza y el manejo de
lo cíclico-cósmico.
Y justamente para re aprender estos talentos extraordinarios, hemos de
desmantelar la impermeabilización que nos acontece. El aprender a convivir
armónicamente con el mundo emocional y los recursos que tenemos para
hacerlo, también forman parte del simbolismo por signo y casa.

Las diferentes caras, destinos e historias de la Luna:


Signos
Las doce lunas se han transformado, dentro del evidente marco de relaciones
de dominación, en “doce mecanismos de ocultación de las verdaderas
necesidades”, que una vez recuperadas, muestran la naturaleza más vital y
talentosa: nuestra identidad emocional. Y la manera e historias, a través de
las cuales el destino nos da mensajes para salir de la dominación.
En la siguiente parte, describo ese recorrido de “doce necesidades no
atendidas” y su loable restauración. Que justamente al no ser atendidas, no al
menos hasta las últimas consecuencias, hace que degeneremos en seres
temerosos de no ser queridas/os. Doce estados de supervivencia, o lo que
llamamos la “máscara social” (actitud ante el mundo), que pocas veces está
vinculada a lo propio (actitud hacia una/o misma/o). Y, por el otro , los
también doce talentos que vienen de lo profundo de nuestra psique colectiva
al reencuentro de un nuevo modelo de “autoridad femenina”, no desvinculada
del amor. Me refiero a los términos plutonianos.
Doce aportaciones que constituyen, tras una comprensión empática del
trauma, la contribución emocional personal a nuestro entorno.
Además, desde otra dimensión, es la manera de aportar a la gran revolución
de la consciencia, a la que el feminismo holístico está convocando. Una
especie de manera de representar a tus ancestras, siendo apoyadas por sus
aportes y sacrificios. Colocando cada cosa en su sitio (resultado propio de la
consideración terapéutica), queda la certeza de que los errores de ellas, como
los propios del pasado, no te dejarán equivocarte.

Por casas
Son los ámbitos de vivencia subjetiva y las escenas concretas que sirven de
vivencias traumáticas en donde adquirir esta maestría. Una maestría, por ser
un tema histórico, hasta sistémico (de la familia grande).
En un punto es una responsabilidad hacia todas las mujeres y hacia toda la
especie. Sanando esos temas, sanamos todes.
En estos ámbitos concretos la energía cósmica se va a presentar para usarla
de manera propia. Escenas de destino donde la acción circundante despertará
el interés por cosas que hasta el momento resultaban ajenas y distantes, y que
pueden comenzar a despertar las sospechas de ser propias.

Aspectos
Es la combinación del principio de dar respuesta emocional y mágica,
combinado con otros principios psíquicos que hacen a las historias en
concreto que te ha tocado vivir. Guiones y relatos, que también tienes la
responsabilidad de rastrear para “no repetir como lora la cultura” y crear
nuevas narrativas. Si no se opera el cambio, las respuestas serán limitadas y
las opciones restringidas.
Las historias pre patriarcales que narro pueden ampliar tus posibilidades.
Este libro te llevará a tomar decisiones importantes, pero espera leerlo hasta
el final. De por sí es una transformación.
Y en este encuentro con tu interioridad, espero que tengas las fuerzas
necesarias para mitigar los aspectos negativos de la soledad. Como dijo
Angela Davis, la mujer ha sido relegada por la historia. Y eso es duro de
acoger.
Y espero que puedas dar un vuelco a tus ideas y demostrar que estás
preparada para el cambio de romper el pacto patriarcal en tu interior.
A un nivel más profundo, una apreciación correcta de la Luna astrológica,
incluiría la re ilustración de un relato sistémico familiar distinto. La empatía
con nuestras antepasadas, clarifica la apreciación de la feminidad vista como
un principio de poder.
Por las abandonadas, por las maltratadas, por las violadas y asesinadas, por
las que no pudieron brillar, por las que fueron encerradas, por las que fueron
quemadas por creencias.
Por las mujeres de tu linaje, a las que el amor les jugó una mala pasada y
cuya decepción sigue viva en ti en forma de incomprensiones y fantasmas.
Enciende por ellas todas las velas que necesites hasta comprenderlo.
Reconoce sus legados y acepta la suerte que corrieron.
Reflexiona acerca de tu opinión del amor que viene de generaciones atrás.
Y ojalá esta sabiduría te haga cambiar tu mundo para mejor, para que tus
dolores hayan merecido la pena.
Poema de amor:
El necesitaba de silencio, o de ruido o de obstinada insolencia.
Se necesitaba a él mismo porque nadie le había enseñado
como encontrarse merecedor, con todo y egoísmos.
Y se encerró en un búnker porque quería aprender a cuidarse,
a validar sus decisiones, incluso la de no tener decisiones.
Juntó agua y alimentos en caso de que llegara el final allí dentro. Y se preparó dejando amigos y
amores. Se arriesgó a dejar incluso
sueños de los posibles.
Pero él no sabía que un día, el del apocalipsis, ella estaría allí fuera, esperando con sus gafas de fin
del mundo, para contemplar con una cerveza las explosiones.
1
Aries
Romper el pacto patriarcal
Luna en Aries
La recuperación del deseo y la Inteligencia propiciatoria
Palabras relativas a la guerra:
herencia dominante, imponer supremacía, poder sobre alguien, sujetar, subyugar, la reconquista y
recuperación del deseo.
Palabras relativas a lo cíclico regenerativo:
el despertar de la primavera, el retorno de la chispa, la alegría de corretear por los campos.

Madre-niñe
La necesidad del niñe Ariane, es salvaje y agresiva. Una cantidad de energía
fluye explosivamente en el andar, explora el mundo como un reto constante,
y expresa el enojo con libertad. Es exuberante y sentimental.
Y estoy segura que, si tuviera eventualmente el espacio en la infancia para
descargar sus “berrinches”, más adelante lidiar con sus frustraciones no le
sería tan costoso.
Pero, en el momento en que todavía no ve el mundo con sus propios ojos, la
madre (su dios), tiene las características de ser impositiva lo que hace aún
más difícil este manejo.
Este deseo de la nativa o el nativo, es sostenido por mamá en la infancia,
pero quizás más desde el discurso que no en la práctica, donde el deseo que
acaba ganando siempre es el materno.
O sea que, es posible que lo diga en voz alta o lo valore ante sus amigues, e
incluso que ella misma tenga esas características de ser valiente, decidida,
aguerrida y confrontadora.
Algo así como: “Mirad como mi niño es tan valiente” o “Mi niña sabe lo
que quiere”.
Puede que en el día a día no tenga las habilidades para contener de la misma
manera las conductas espontáneas y valientes. Cuando estas aparecieran en la
hija o hijo, que no sea gritando o incluso pegándole. La empatía por su cría
no está.
Quizás la madre, por el escaso autodominio o el poco sentido de la
seguridad personal basado en un miedo no asumido —características con las
que se conduce en la vida—, equipara a su hije a un igual, y lo coloca
imaginariamente en una contienda por “quién se sale con la suya”. Intenta
dominar a su cría porque le resulta agobiante o inmanejable.
La empatía no está, porque no la tiene por ella misma, en relación con su
madre o sus antepasadas que puede ser que hayan tenido esas características.
De ser un poco auto reflexiva, podría reconocer que esa necesidad de
dominación a su cría, corresponde a una falta propia de control. En su
relación consigo misma, sería como una falta de “expresión mesurada de lo
salvaje”. Es decir, la madre no sabe cómo manejar su identidad, que está
asociada a estas características de valentía y fiereza, y a la vez hacerlo de
manera armónica y cooperativa.
Y no estoy expresando mi desagrado hacia que los roles sean los que
corresponden en las relaciones filiales; justamente lo contrario. Solo que me
pregunto qué tipo de persona podría ver a un enemigo/a en un niñe pequeñe.
Me refiero a que las jerarquías han de ser por roles que organiza en el aporte
de cada ser en la relación.
Lo que estoy diciendo es que la carencia de afectividad en la escena de la
infancia actual, hace que un/a cachorra/o que se mueve vitalmente de manera
natural, con júbilo y entusiasmo, es frenado/a en sus talentos a través de un
tipo de control. Y de este modo la idiosincrasia patriarcal hace de la mamá, la
agente más efectiva para esta tarea.
Esta especie de entierro de ciertos valores naturales de la maternidad, hace
que la relación se quede en el terreno de la contienda. Quizás porque a la
mamá se le hace difícil de por sí la vida y su stress está ya a tope.
La maternización se convirtió en una escena marcial, para esta posición
ariana, regida por el dios de la guerra, Marte. Cuando originalmente, déjenme
imaginar, fuera un gozo de correderas por el campo y enseñarle a la cría
sobre actividades físicas, y defenderse con vigorosidad y júbilo. Antes de la
aparición de la guerra y la conquista, existía el dios Pan de la cosecha
(prehistoria de Marte), que representaba el júbilo de los amantes en la unión
sexual. Marte tenía una cualidad chispeante pero no conquistadora ni
defensiva, como luego se le caracterizó.
Volvamos entonces, la madre le da un doble mensaje a su cría: de expresión
y represión del deseo al mismo tiempo. Explico esto cuando hablo de la
relación entre “deseo infinito y represión”, la base psicológica de la
idiosincrasia patriarcal. Se podría resumir en: el deseo no se tiene que
cumplir. Sobre todo, porque es un deseo inmoderado que requiere sí o sí una
represión.
La madre de la Luna en Aries es exuberante y con temperamento, lo que da
un mensaje a su hije de “ir con talante por la vida”, pero a la vez le reprime
ese mismo carácter. Deseo desmesurado y de auto represión. Quizás porque
ella misma desea y reprime de este modo.
La Luna en Aries de adulta, puede llevar esta tensión interna un paso más
allá. De pequeña será un poco mareante.
Veamos aquí entonces las reacciones posibles del niñe, ante lo que se
encuentra en la infancia como muestra de lo que es el mundo: un terreno en
guerra.

Versión “Boy / Girl Scout”


En este “ir al choque”, que es la tónica de su relación, gana el de la madre y
lo propio del niñe se paraliza y se canaliza en la cobertura de las
necesidades de su progenitora, presumiblemente. Entonces en la adultez
desarrolla una personalidad voluntariosa de cumplimentar deseos de otres y
de manera inmediata, por miedo.
Este sentido del Boy o Girl Scout” (“siempre listo/a”), se desarrolla un poco
mecánicamente para conseguir el “alimento del afecto” en la infancia. Y
fuerza al niñe a ir manejando su deseo de manera dominante, cuando quiera
expresarlo y cumplirlo.
Esto como consecuencia de que no quiere verse sofocado/a por la demanda
activa y envolvente de la mamá; y por otro, porque la afectividad está
asociada a la pelea.
Su emocionalidad se desarrolla entonces de manera reactiva debido a que
no se siente libre de expresar su deseo individual con naturalidad, o a que
directamente copia la manera aguerrida de mamá. De una manera u otra, sabe
que para hacerse valer ha de exagerar un poco, o autoafirmarse todo el rato.
Esto lo cumple, haciendo uso de lo que llamé el “ego patriarcal”, un ego en
batalla con el entorno: “Para ser yo he de desafiar al contenedor”. En esta
posición lunar se ve este “drama del héroe en lucha con el entorno”, en su
máximo esplendor.
Pero vuelvo, esta decantación —estar al servicio de los deseos de mamá
primero, y de los demás después, cual soldadita/o—, es una de las maneras de
hacer la personalidad o máscara social, ante la mamá que se tuvo.
Si bien hay otra, que luego describo, este tipo de personalidad servicial, creo
que es la más elegida por las mujeres con esta posición, debido a su
dependencia emocional enseñada por la educación de género. Por otro lado,
creo que explica más fiel y empáticamente el fenómeno. O sea, de adentro
hacia afuera.
Digamos que conoces a una persona y luego de la primera cita no te llama,
tu deseo se activa y llamas sin recibir respuesta, y luego vuelves a llamar y
llamar. Si la persona te gusta y te enciende, estás lista para estar a su servicio
como soldada. Esta es una posible manifestación. Si luego ya estás en una
relación y la persona pelea por imponer su deseo, el amor, que es tan
importante para ti, te llevará a decidir en tu desfavor.
O sea que el deseo se manifiesta en las mujeres (y hombres sensibles), en
relación a quedar prendada del objeto de deseo, y a la carencia cuando no se
lo tiene, más que pelear por conseguir cosas. Digamos que más que conseguir
es el no conseguir el motor del movimiento.
En caso de estar identificada/o con esta manifestación femenina de la Luna
en Aries, la exploración de deseo individual puede ayudar mucho.
Con exploración del deseo me refiero a la identificación de lo que quiero y
lo que no, defensa ante la invasión del deseo del otro, y la toma de decisiones
para proyectos a largo plazo, etc. Poner el deseo en funcionamiento y mover
el destino.
Esto puede hacer que se pase de un uso de la energía creativa solo a manera
defensiva con despotriques y pataletas, a un uso realmente creativo, e
impulsador y propiciador de proyectos.

Variedad de conductas
Entonces hay dos extremos (y sus variantes intermedias), de reaccionar ante
esta escena de una madre dominante de la infancia, y hacer de eso la
personalidad:

Ser excesivamente socializada/o (o sea, de cara al otro), con


ocultación de los propios deseos (que son vistos como egoístas).
Temor de la presencia femenina sentida como invasiva (para los
hombres es más difícil), y una represión continua, que a la larga
enfada sobremanera. La canalización de esto se hace estando en un
hipermovimiento.
Este exceso de “voluntarismo” en el vínculo es como una fusión con
el deseo del otro. Y el sentido de la inmediatez de querer cumplirlo,
es bastante estresante y exigente a nivel vincular, lo que hace que la
persona se encuentre más cómoda sola, o que cuando esté con otra
pueda tener actitudes de agresión pasiva. Lo que nombre como
actitud Girl Scout.
Alguien que se enfada desmedida y continuamente, porque sus
deseos no son escuchados. Y si se da el caso, se relaciona
continuamente con personas dominantes, invasivas (sobre todo
mujeres), o que no le escuchan o dan el lugar que le corresponde del
todo. Ambas versiones son misóginas en lo profundo.

De una manera u otra su deseo de independencia (que es su gran talento) no


se cumple, ya sea porque se está luchando continuamente por obtenerla y
eligiendo de compañía a personas controladoras, o porque se está
“dependiente” de la independencia del otro.
Ambas versiones de la manifestación de la Luna en Aries, tienen la base de
una alta auto exigencia representada en el personaje de la Madre dominadora,
que todavía yace en el interior. La madre como personaje interior, más el
prejuicio misógino de lo que significa el poder femenino. Este prejuicio es lo
que no permite ir con júbilo en busca de lo que deseamos, con independencia
y auto sostén.

El sentido de la moderación que se gana en empatía


con el error
Entonces entre que siente que es salvaje en el interior —y es difícil que le
comprendan, por tanto, no lo expresa con dignidad—, se suma que su madre,
primero, y otras personas, después, le reprimen, se queda dando vueltas en la
rueda del hámster.
De una manera u otra no puede aprender sobre autocontrol. Por lo tanto,
que luego en la adultez, se pasará de rabiosa/o golpeando puertas, gritando, y
sobre defendiéndose, o de lo contrario no tendrá la fuerza suficiente para
expresarse.
No llega a tener la fuerza suficiente o se pasa de pataleta.
Hay una modulación en la expresión de la energía vital, que es viable de ser
aprendida.
Por otro lado, la Luna requiere de una complejización del interior, para
elegir personas que concuerden con el propio guión de vida. Para ello hay
que ir más allá de la percepción doliente de la infancia todavía subyacente,
que requiere que una/o se sienta que hay que afirmarse excesivamente ante el
otro. Esto hace entonces, que no se encuentre la justa medida de asertividad.
Y con esto último no quiere decir que la persona que una tiene enfrente en la
adultez que replica a aquella madre, efectivamente no tenga esas
características dominantes, es probable que tu intuición sea acertada cuando
la criticas por ser dominante (como a tu madre). Solo que, también hay que
agregar la información de ver exactamente la herida del pasado, a la que
remite el presente. Y allí se tendrá más contexto para tomar decisiones con
amorosidad.
Agregó entonces que, lo que realmente cura, es obtener una consciencia de
la dificultad que se tiene en hacerlo a la “modulación de vitalidad” exacta,
primero. Es decir, que he de ver el error propio, sin esconder los propios
errores, tras apuntar a los ajenos. Cosa usual en todas las Lunas cuando están
heridas. Y luego desandar la culpa, que es como se ha asociado en el
catolicismo, a la bondad.
Me refiero a llegar a una auténtica sensibilidad y empatía ante lo propio y lo
del otro. Esto va acompañado a bajar las expectativas y, sobre todo bajar las
exigencias, que es la mejor manera de desdramatizar y ver que ya se podrá
hacer algo mejor en el futuro.
Esto último podría expresarlo: tampoco es un pecado equivocarse, pero
reconocer los errores de manera moderada y saber que ya saldrá bien, es más
auténticamente ariano, que tener la actitud defensiva de buscar exigentemente
los errores ajenos para ocultar los propios.
La semilla patriarcal en lo ariano, como dije anteriormente, es la auto
exigencia.

Destino lunariano

Pareciera que en la adultez y de una manera indirecta, se estuviera


procurando su propio empoderamiento a través de sus elecciones de
compañía, que repiten las características de esa madre disciplinaria que se
imponía. La afectividad ya está relacionada hace tiempo a una “prueba de
pulsos” por el control y dominio. “Si me quieren, me invaden; si quiero,
domino”.
Esto es probable que esté en el linaje por varias generaciones con respecto a
la vigorosidad de las mujeres que fueron un tipo de “matriarcas” fuertes y
valientes, que resistieron al ser atacadas, a cosificadas como objeto de deseo,
porque su energía era más fuerte, desafiante, conquistadora y vigorosa. Y ese
malentendido sistémico es el que hereda la Luna en Aries.
En un punto hay cierta característica de lo ariano que ya sencillamente, da
un toque de color, o el tipo de familia marcial, deportiva, a la que se
pertenece. Quiero decir que, en defensa de lo que sí ha de quedar en el
proceso de transformación terapéutica, les arianes son gracioses, de una
emocionalidad sencilla y sin vueltas, emprendedores/as, vitales, con gusto al
desafío, y empujan a los demás a serlo. Son naturalmente fuertotes/as y la
manera de recuperar su energía y aprender de sí es a través de lo kinético, la
energía del movimiento.
Para esta posición lunar, la irracionalidad del cuerpo y las decisiones no
pensadas pero intuidas a través de la sabiduría del movimiento, son mapas
para aprender y comprender la vida.
Pero volviendo al hilo, en la adultez, decía, se procura ciertas escenas para
sentirse “como en casa”, que reproducen estos contenidos marciales: matar o
morir, triunfadores o vencidos, sujetar o ser sujeto, para ser fiel a esta
“herencia materna dominante”. Lo cotidiano es excitante y estresante al
mismo tiempo.
Este es el “nudo” si se quiere, “hilito donde tirar” si se aprecia. Digo esto,
porque si no se decide ir más allá de la fascinación con la guerra, se corre el
riesgo de quedar atrapada/o virtualmente en una continua discusión por la
afirmación que en realidad no mueva absolutamente ni un milímetro. Quiero
decir que aparentemente tiene mucha independencia, pero en el fondo no
toma decisiones de ningún tipo.

Actualización lunariana: el manejo del condicionamiento externo


Es de apreciar que, en la adultez, el dominio de la propia vida, es ya un
derecho a labrarse por una/o mismo. Y en este proceso de identificación de lo
que sucede en el interior, poder ver el propio obstáculo que se auto inflige
poniendo al otro en el sitio de mayor poder, es una clave.
Recomiendo entonces, poder detectar el propio sobre condicionamiento
imaginado. Quiero decir que en la “escena de la infancia imaginada”, el otro
del vínculo tenía mayor poder (y quizás hizo abuso de él), pero en la
actualidad, y si elegí bien a mis seres queridos, esta dominación ya no existe.
Entonces en la “escena actualizada”, ya puedo dejar entrar al otro en mi
vida, ya que no tomará el control total como lo hacía mi madre, o yo podré
poner límites con asertividad y el otro, comprender.
La actualización se hace, por esto, en torno a notar las ya existentes
capacidades de poner límites reales y psíquicos.
Esto redundará en cierta permeabilidad a que el otro aporte con su manera
de ver la vida, en la propia visión. Esa apertura al otro se da por al tener la
seguridad que se decir “no”, y el otro sabrá captarlo.
Y si no se ha conseguido, esa justamente es la habilidad a adquirir: el
dominio de lo que permito que el otro me condicione y lo que no.
Esto quiere decir que tengo que dejar de buscar el control en sitios donde no
corresponde (porque son más fuertes que yo, o porque no me quieren bien), y
también darme el permiso a sentir que ya soy lo suficientemente fuerte para
desear lo que quiero.
Es decir, llegar a la conclusión que soy lo suficientemente fuerte, para no
ver al otro como un enemigo más grande que yo, como en esa imagen
originaria.

Empatía radical con una/o misma/o


Ese empoderamiento personal se lo busca en estas escenas de destino de
“pulseada afectiva”. Pero otro tip bonito, sería arriesgarse a ir hasta el final.
Quiero decir, que en lugar de estar todo el tiempo reivindicándose, y
buscando que el otro le dé la razón (razón que se tiene), dar un paso más allá.
De esta manera, darse esa noción empática, de que es natural que esa
criaturita de la infancia, que aún vive en el interior, estuviese enfadada, y
atemorizada. Y así, aflojar el poder de fascinación que esta imagen tiene.
Allí es cuando se logra dominar la propia vida, en contacto con el interior y
empatizando con la indefensión de la infancia.
Me refiero a hacer un desdoblamiento entre la criatura temerosa de las
peleas, que yace en el interior, y el/la adulta/o que la contiene, de la
actualidad. Ese “desdoblamiento” es como un distanciamiento con el trauma
de la infancia, y se logra encontrar cuando la nativa/o se da cuenta que
realmente ha sido una víctima y siente pena por ello.
Esta es la manera de derrocar la sensación de animosidad en el daño que
siente, recibe del exterior cuando es adulta. Esa sensación de estar siendo
dañada/o exprofeso, da la señal que quien lo está sintiendo es un niñe de 4
años.
Con esto quiero decir dos cosas: una, que el actor intelectual de la propia
vida afectiva es un niñe de 3 años, cosa que se ha de saber. Y, por otro lado,
que una/o ha sido una víctima real, pero del patriarcado.

Víctimas de patriarcado interior


Y de esta manera una puede usar esa sagacidad impetuosa de lo ariano, no
para tener la ambición —a mi criterio exagerado—, de no equivocarse (o que
no se equivoquen conmigo), sino vivir cierto activismo feminista.
Todes estamos dañades, pero hasta donde yo sé, ni nuestros abuelos ni
padres deciden nuestro destino femenino.
Es por ello que el proceso llamado de “deconstrucción”, en caso de esta
posición lunar en Aries, pasa por cierta flexibilización y recuperación del
podio feminista a través de detectar la sentencia misógina ante la figura de la
mujer, cuando esta sí que tiene poder, valentía y liderazgo grupal.
Esta es la intención que tengo al desanudar la psicología de cada Luna.

Recuperar el dominio de la escena imaginada y la armonía con el


entorno
Hay una situación imaginada (que reproduce el pasado), que se ha de
identificar para aliviar la sensación de “persecución de parte de lo femenino”.
Lo vuelvo a decir más claramente.
Y esta sensación puede llegar a oprimir considerablemente, pero en un
porcentaje es auto infligido. Ya que, si se reproduce tal cual la infancia, las
condiciones eran evidentemente “no igualitarias”. Y una las propicia sin
cesar.
Lo que deseo considerar, es la conciencia de que en el presente ya se
desarrolló la fuerza y la individualidad (que no se tenía en la infancia), para
ser escuchada/o, y hacerlo sin gritar. Sin ese conocimiento, una/o puede
meterse en escenas que auto profetizan un sentido de la subyugación,
contra la que luego se pelea reactivamente. Cuando en realidad la persona ya
maduró, y ya tiene dominio sobre la propia vida. La imaginación ha de
actualizarse.
En esta dirección digo, que esa consideración con la propia sensación de
subyugación (que no digo que realmente no se siente), recomiendo que no sea
tan totalizante que haga que no pueda ver que en verdad hay cierto egoísmo
con el que una/o se maneja.
La “parcialidad subjetiva” ha de aprender a convivir con escuchar los
mensajes del entorno, sobre todo para comprender cuáles son los
interlocutores correctos para los mensajes que deseo dar. Estar pidiendo en
ciertos lugares, cuando sé que no lo voy a obtener, es volver a traumatizarse.
La maduración afectiva (como estamos hablando de la Luna, a las relaciones
de amor nos referimos), ha de hacerse en dirección a desarrollar el permiso
interno a la independencia, y esto permitirá concebir que el otro tiene el
mismo derecho.
Recuperar el dominio de sí, afianza las relaciones con el medio ambiente
afectivo; no la agrieta, como se pretendería según los cánones patriarcales
que conciben relaciones de conquista y dominio. Se mezclan temas de amor
con temas de guerra.

El efecto exorcizador del pasado: darle al niñe atemorizado lo que


necesita escuchar
El aspecto imaginario de la situación no lo hace menos real. Quiero decir
que, en el terreno terapéutico, es tan importante sentir la injusticia de la
subyugación, como tenerla efectiva y objetivamente.
Aunque aclaro que, la visión de los otros (que me dan opiniones que
parecieran contrarias a las mías), siempre viene bien para enriquecer lo
propio, no es que lo pone en cuestión, como sobreentiende la Luna en Aries,
en su “drama interior lleno de enemigues”.
Y agregó, también se ha de comprender que, si una persona ha sido
maltratada o invadida en la infancia, por qué no empatizar con su noción, que
por otro lado devela el patriarcado. La información de la Luna en Aries,
debería darse al entorno más que al nativo/a.
Quiero decir que aprender a pedir a las personas correctas y de la manera
correcta, también tiene que ser una posibilidad. Elegir bien, es el aprendizaje
de conseguir lo que se desea. Uno de los talentos de esta Luna.
En el terreno de lo imaginado entonces, ha de darse un efecto para hacer esa
maduración. Me refiero a usar esa oportunidad como una excusa para darle
al niñe atemorizado/a e impotente, lo que necesita escuchar: un poco de
empatía del entorno. Como dije, pedir lo que una/o valora como importante y
que considera necesidades básicas, me parece correcto.
La Luna en Aries se monta en el presente, una “escena de ser víctima de
invasión” que es un tanto imaginada e infantil. Pero, en esa misma escena
está dada la oportunidad (y los recursos) para salir del atolladero. Lo que
sería que esta criatura está buscando que alguien le preste atención y obtener
validación en la sensación de invasión.
Eso no quiere decir que una/o ha de dejarse llevar por la neurosis de repetir
la infancia mecánicamente, sino que ha de considerar que está maltrecho/a y
convivir con eso. Muchas pataletas y berrinches intentando conseguirlo una y
otra vez, fallando una y otra vez.
Lo explico de otra manera: por más que digamos que una escena remite a
otra originaria en la infancia, no es ciento por ciento imaginada. El otro que
elegí para ser participante de mi “drama heroico de ganarle a mamá”,
representa fielmente a la persona original de mamá. O sea que es dominante,
imponente, no reflexiva, con “poder sobre” y que me cosifica. El “director de
esta escena” —que es una/o misma/o—, se buscó una buena representante de
aquella figura. Entonces es a esta persona actual, a la que ha de pedírsele esa
validación.
Es decir, que sin liarnos de quién tiene la razón o no, ¿es loable pedir esa
validación para sentirnos escuchados/as? Claro. Como ya dije.
Y seguro es posible también, que, como Luna en Aries, el individuo se
encuentra muy condicionado por la escena de la infancia y haya que modular
un poco de este condicionamiento, porque si las agresiones llegaron a ser
físicas, el dolor condiciona todo el desarrollo posterior, y puede ser que su
inclinación a las relaciones íntimas sea difícil o escasa.
Pero con esta amplia consciencia de lo que “ese niñe hubiera necesitado”, y
sabiendo que tengo el derecho a pedirlo (y los demás a mí. Porque ya no soy
ese niñe), se consigue siempre un mejor manejo y control. Eso que se estaba
buscando con los berrinches.

Manejar la auto profetización del daño y comenzar a


propiciar
La Luna en Aries, como cada Luna, es llevada por esa necesidad de
sanación de la escena de la infancia. De este modo repite una y otra vez el
tipo de vínculo incómodo, justamente para curarse. Sin embargo, es probable
que siempre (en cada repetición) acabe llegando a las mismas conclusiones
en un bucle sin salida: “La gente no me escucha si no grito”.
Pero, considero que se tiene la oportunidad de acabar de dar un paso en
dirección a la transmutación de eso que la/lo tiene subyugada/o, hablándole al
pasado. Cambiar el pasado diciendo lo que en ese momento no se podía, y
usar a esa persona actual similar a mi madre dominante, con la que también
se entró en conflicto.
Quiero decir entonces, que el sentido de la repetición de esta escena
imaginada, es que, de una vez por todas, una/o haga uso del derecho a
cambiar su destino y concluya la profecía de una manera nueva. La
profecía siempre acaba con una/o enfadada/o y sola, o en relaciones en la que
no puedo ser fiel a una misma.
Entonces puede cambiar desde vivir profecías dolorosas, o al menos
incómodas, a desarrollar el talento de propiciar el propio destino, muy de
Aries.
Y esto se hace de espaldas a la auto exigencia y en empatía con el error. Si
no me llega la energía para validarme ya la próxima me llegará. Si me paso
de violenta/o, puedo pedir disculpas, y la próxima será.
Lo que deseo decir claramente es que, llegado un momento que ese loop
doliente, cambia a otra cosa, porque decido de una manera creativa; diferente
a lo que suelo hacer. La repetición sucede hasta que aprenda a hacerlo con la
asertividad exacta.
Como en una fábula en la cual su madre le enseña a usar el arco con
precisión, su propia alma también tenía habilidades que aprender…

Las antepasadas “matriarcas”


Luego de tantas palabras que hay que decirlas, creo que un shortcut (atajo)
sería ir directa y feministamente a la misoginia de Aries, para encontrar el
origen de sus complicaciones. En todas las Lunas, como se trata de la figura
de la madre, el odio a lo femenino está involucrado, y en cada signo lunar
cobra formas diferentes. Así, y sin vueltas, vamos al centro del problema.
Me refiero a la moralidad patriarcal que mantiene la neurosis aglutinada, y
al triunfo del principio masculino sobre la psiquis de lo ariano. Podríamos
sintetizar en la frase,
La mujer es la que sobreexige, y los hombres se defienden de ese enemigo.
La madre es depositaria de esta misoginia. Y si nos ponemos sistémicas, la
madre como representante viva de estas antepasadas que han salido de la
norma de “la mujer ha de ser pasiva”.
De pequeñes, es probable que hayamos escuchado los lamentos de los
fantasmas de las antepasadas en el inconsciente familiar. También es posible
que hayamos hecho nuestro, ese enfado. Ya que de niñes somos antenas
exorcizadoras del ambiente.
La queja y pataletas de la infancia, fueron una manera de canalizar, toda la
información incomprensible del árbol familiar, incomprensible pero que era
la parte de información que percibía justamente esta posición. Esta
información llega a la Luna en Aries, justamente como la “misoginia
ancestral”, a resignificar, y los enfados, a exorcizar. Los enfados por hacerse
entender de la Lunita, cobran otra dimensión si se lo orienta asertivamente
bajo esta clave.
Enfado porque no me dejan ser yo misma. Y cuando puedo ser yo misma,
empatizo con el error, porque me paso de intensidad, obsesión o deseo auto
centrado.
Estas mujeres de la familia potentes, lideresas, guerreras, no recibieron su
validación, y esa es la verdadera invasión. El/la nativo/a en la actualidad,
tiene vagando en su inconsciente las incomprensiones y quejas de las
antepasadas.
Se las estigmatizó como “matriarcas” (mujeres que se ponen en “poder
sobre”), y ellas lo escenificaron. No había otra manera de liderar la familia
con los recursos a los que accedía la mujer, en épocas pasadas.
Y esto en la presente generación, la Luna en Aries, ha de orientarse a la que
creo es una actitud revolucionaria: cansarse de la tensión interior, permitir
equivocarse (no tener miedo al error es muy de les arianes), y arriesgarse a
ver en las antepasadas, estas amazonas, luchadoras y sobrevivientes, una
fuente de poder.
Saber que vivimos en lo imaginado, sobre todo en el terreno lunar-
emocional, es una ayuda para convivir con lo que ha sido negado, con la
misma dignidad de los “hechos que realmente sucedieron”. Y es fundamental
pasar a la nueva fase desde una nueva perspectiva no auto maltratante. Y para
ello saber que el pasado que dejamos en el linaje, nos sirve para no cometer
los mismos errores.

Conclusión
Ya no necesitas defenderte todo el tiempo, ya que puede ser que esa
“imaginación antigua” hace que veas todo lo que te sucede de manera
generalizada. Por lo tanto, esto te impide defenderse de quien corresponde,
estar en guardia ante otres que se abren con sinceridad.
Y la segunda cuestión es que una/o acabe de ver lo que le importa en las
relaciones recuperando los valores propios, y las pida donde es posible de ser
pedido.
El “buen uso del deseo” es uno de los grandes tópicos de esta posición. Y
una cuestión en la que me detendré en breve.
Pero antes, enfatizaré en ciertas muestras de la Luna en Aries, que puede
ayudar también a acabar de desanudar la sujeción basada en malentendidos y
auto juicios: el egoísmo ariano.

El sobre egoísmo
El “sobre egoísmo” (porque cierto sentido del egoísmo no va mal), del que
los afectos se quejan, muestra en una persona adulta, que está un poco
abducida por la “visión infantil”, tal cual lo expliqué.
Pero el tema con la consciencia del propio egoísmo es difícil justamente
porque esto fue enseñado de manera demasiado prematura y quizás brusca de
parte de la madre. Y bajo esta clave, se ha de dar un paso efectivo para que
ese sobre egoísmo, que es compensatorio de una sensación interna de estar
siendo herida/o, llegue a límites de buena convivencia.
En una especie de retorno a la escena de la infancia de manera terapéutica,
es bueno encontrarse con la obviedad de que fue injusto que una madre dijera
que es egoísta, una criatura de edad temprana. Justamente la infancia es el
momento de vivir el sentido de lo salvaje, el tiempo que se necesite, hasta
que se sienta seguro/a de comenzar a escuchar a los demás. La “conquista del
manejo del egoísmo” se hace una vez que se tiene esa base.
Esta permeabilización al entorno, solo se hará cuando se sienta que
alguien comprende que su afirmación es legítima.
El tema en parte, es reconocer el auto sabotaje buscándose personas que
reproduzcan esta escena, viendo enemigos e invasiones en todos los sitios y
tomando una actitud defensiva.
Me refiero a lo positivo de elegir como compañeres personas que puedan
validar la necesidad de independencia, o que esta sea manejable para los
demás. Con esta capacidad de vivir libremente la independencia, ya no será
necesario ser tan ciego/a, a los pedidos de afecto o de cualquier tipo del
entorno.
Nudo terapéutico: la restitución del deseo
Esta persona tendrá estas características, independiente, un poco egoísta y
con tendencia al liderazgo en el vínculo y contra eso no vamos a ir. Creo que
hay cosas que no se pueden cambiar. Esta persona es más ariana que una
ariana de Sol, entonces vivirá escenas frondosas emocionalmente, de
fricciones y rencillas cotidianas. Hay algo en esto que ya es ya.
Pero sí es válido de decir, en su defensa, que en su infancia ha faltado
empatía. Este condicionamiento de la maternidad patriarcalizada, hace que la
versión irracional, divertida y de liberación de libido, usual en esta posición
(que mejor liberar y conocer que reprimir), quede encerrada. Frenamos algo y
se frena todo, inclusive lo lindo. O sea que la Luna, en estos términos, nos da
la pista de que la empatía no puede comenzar si no es con la consideración al
propio sentir de ser invadide.
Y esto sucede justamente cuando, en una escena de destino, en la que el
recorrido energético llega a un punto en el que el “pulso por el control” en
una relación, realmente acaba inclinándose para mi lado.
¡Síiiiiiiiiiiiiiiiii!
Pensando en que el deseo profundo es que alguien comprenda mis razones
infantiles.
Para ello, he visto este panorama de destino una y otra vez, tengo que
ponerme en una relación del tipo, o que el otro no me desea y yo he de ser la
primera que conquista, o el otro es muy dominante y yo he de aprender a
defenderme.
Vuelvo sobre esto en breve, antes algo que decir:
“Permitirse lo que una/o es” es el comienzo, luego ya comenzará a
relacionarse con otros de manera que se ubique en un sitio que le sea fácil
modularse, por ejemplo, el liderazgo vincular, sobre todo en dirección a
canalizar ambos: la necesidad de mantenerse relacionado afectuosamente
(Luna) y, aun así, conservar la soledad (Aries). De no ser encontrada esta
combinación, se auto desterrará a la soledad, o se relacionarán sublimando
sus deseos, cumpliendo los de los demás y teniendo relaciones continuamente
conflictivas.

El “derecho de desear” como espacio a recuperar


El “deseo individual” de les hijes es resignado por el de los padres y
posteriormente el de la maestra, pareja, jefes, etc. La persona Ariana estará
enfadada continuamente “intentando” (haciendo fuerza para) ser ella misma;
y con razón (lo de tener que hacer fuerza). O en estado de ansiedad y
frustración muy grande porque el nivel de deseo al estar en “lo reactivo”, no
llega a tener la profundidad, para ponerse en marcha con temas más
revolucionarios o para tomar decisiones que requieran de sostenerlo más
extendidamente en el tiempo.
Quiero decir que, la toma de decisiones, también trae paz a esta nativa/o
cuando se hace auténticamente, y no justamente para rechazar los estados de
vacío o inercia o para abrirse paso ante la sentida invasión.
O sea que, para la persona, el deseo —al no ser vivido validado por las
figuras de poder (que además también podrían ser dominantes)—, se ha de
sobreactuar, o se mantiene secreto, prohibido, no explorado, y, por lo tanto,
exagerado en la intimidad. Esto puede llevar también, a escenas de “descarga
exageradas” (hasta violencia), debido a reprimir más de la cuenta y sacarlo
con retraso.
La “presencia de la propia madre” nos lleva un tiempo de comprender, hasta
la adultez. Y ponerla en el interior a una “distancia de seguridad” correcta, y
aprender a ponerle límites (lo que no es misoginia), es “la” hazaña.
La figura de la madre se ha vaciado de sacralidad en un punto, para
convertirla en meras “chachas” cuida bebés, lo que ninguna Ariana que se
precie, probablemente lleve bien. La nota va dirigida a que comencemos a
detectar la consideración al arquetipo de la madre, como una diosa que
perdió su poder, y en el caso de esta posición, la autoridad que se perdió son
la de defender y defenderse.
En la vida adulta, en una instancia terapéutica, por ejemplo, ayuda el hecho
de reconocer la naturaleza invasiva del afecto dado y recibido. Y en un
estadío más avanzado del proceso, ver la potencia del condicionamiento del
otro en nuestras vidas, condicionamiento que depende de una/o detectar y
moderar. Como ya lo he explicado.
Pero si bien hay una parte que tiene que ver con identificar el elevado
condicionamiento de figuras de poder, hay otra que tiene que ver con que la
mujer (hablamos de un arquetipo femenino), no tiene realmente entrada a
sitios de poder y la posibilidad de moverse tan independiente como el
hombre.
Entonces en la observación acerca del “poder de mamá”, o en el manejo que
ella tenía del este, no solo que no hay un permiso social que lo valide o le de
referencias de cómo hacerlo. Sino que no hay imágenes que contengan la
energía ariana, en estilo femenino, soldadas, guerreras, heroínas.
Me refiero a la heroicidad femenina, como una que seguramente tendrá en
cuenta el amor y los ideales, y cuyo poder no será basado solamente en un
exacerbado sentido de la guerra, como la versión masculina de Aries con el
que nos hemos manejado hasta ahora.

Pallas Athenea y el sentido femenino de la


heroicidad
Pallas Athenea
Pallas es una de las tres partes de la “Triple diosa”, de las que existen
muchas en la mitología. La Triple diosa, como Hécate, la Erinias, las Horas,
etc. Según la teoría de Robert Graves, es un antiguo arquetipo de lo femenino
que simboliza lo cíclico y la convivencia de las diferentes fases en la mujer.
En el asteroide Pallas se reúne de este modo, esas tres facetas en Pallas, la
joven arquera; Metis, la madre sabia; y la serpiente Tritón.
Para ampliar la regencia de Marte a Aries, propongo atender a la historia de
Athenea, la regenta de la civilización griega, hija solo del padre.
Nos enfocaremos en la parte Pallas Athenea, la joven.
Hipólita es el personaje mito-histórico, que representaba a la líder de las
Palladianas, o la Amazonas. Perteneció a una tribu que conquistó África. Era
musculosa, atlética, asertiva y con una clara persistencia. Tenía una puntería
exquisita, incluso cuando iba a caballo, sabía del arte de la supervivencia en
el bosque, era sensual y fuerte. Tenía músculos muy desarrollados producto
de su trabajo corporal continuo y exudaba energía y liderazgo. Eran expertas
jinetes y arqueras, que incluso se extirpaban un pecho para permitirse una
buena puntería. Sobre esta leyenda del pecho no hay hallazgos. Eran
guerreras y vivían de forma independiente.
Otra imagen, dentro del panteón de diosas, es Diana cazadora, y su versión
un tanto menos patriarcal, es Artemisa. Artemisa era una especie de bruja de
las artes curativas con plantas, que vivía solitariamente en el bosque, sabía
cuidar el fuego, buscaba su propia comida cazando, y era una líder espiritual
con gran influencia popular ya que asistía a las personas por sus dolencias y
en los partos.
Estas diosas eran “vírgenes” en el sentido antiguo de la palabra. Esto es, que
eran “dueñas de sí mismas”, incluso luego de tener relaciones sexuales. No
perdían ese sentido de la cohesión ni en relación con otros, ni con la fusión
sexual; ni siendo madres, ni casándose. Una noción bastante distinta a la
educación de género que se aplica sobre las niñas, que no llega a informar
que la mujer puede tener una vida más allá de lo que implica ser acompañante
de otras personas, y depender de ellas.
O sea que la Luna Aries, en su regencia femenina de Pallas, tiene agregada
estas nuevas representaciones, que dan permiso a la independencia relacional
de la mujer, que no necesita de un vínculo para obtener sentido a su
existencia. Pero a la vez no ha de enfadarse para tener poder.
Y, este permiso del arquetipo, no quiere decir que se desvincule del entorno
o que abra contienda con él, como podría presumirse desde la mentalidad
patriarcal. No busca estar realizada en relación con otros, sino que es una
lideresa de éstos.

La guerra, el invento patriarcal


La guerra, que bien expresa al regente original de Aries, es un concepto
posterior a la generación de la civilización, sobre eso hemos hablado. Y
vuelvo a traer también, que el ego como invento patriarcal imagina (esta es la
principal imaginación a desterrar), un “vientre del que hay que escapar para
ser sí misma/o”.
Me refiero a la misoginia psicoanalítica de echarle la culpa a la madre de la
dificultad con ser una/o mismo/a, y la dificultad de la madre con “dejar ir a la
cría a la guerra”.
La moralidad principal instructiva de este orden, puede resumirse en “la
mujer es dominante”. Y en esta cantinela se quita hasta la posibilidad de ser
afectuosa e independiente al mismo tiempo. Algo que ancestralmente habría
existido.
Esta educación patriarcal se grafica claramente en el prejuicio al relatar el
mito. Por ejemplo, describiendo que la mastectomía de las Amazonas estaba
orientada a una reivindicación social de la no-maternidad. O sea que se las
intentó demonizar, y así también desinformar acerca de la posibilidad de
poderío femenino y la noción que la mujer sabe cuidarse sola.
Las palladianas fueron las primeras en luchar por el “bando de la Diosa”,
cuando las tribus solares (los indoeuropeos) avanzaron desde la estepa, ya
que fueron una de las primeras tribus, en el recorrido de conquista de los
varones afincadas en Anatolia.

Marte patriarcal
Algo a tener en cuenta es que el Marte patriarcal no permite la noción
orgánica del descanso. Hay un arquetipo de lo masculino como ya comenté,
que no estaba asociado a la guerra. El dios Pan de la fertilidad.
Hay algo en el ensañamiento con la actividad, que refleja la enfermedad de
hiperactividad patriarcal, más que el deseo de conseguir lo que se quiere,
que es muy válido en un punto. Lo que deja a Aries asociado a un tipo de
concentración un tanto obsesiva y por esto demasiado auto centrado.
Y, además esas ganas se acaban cuando se obtiene.
De las emociones: la rabia por encima de la tristeza. La supremacía de la
actividad por sobre el placer.
Y hay algo relacionado a la represión de ese deseo infinito, que ayuda a la
obsesión con el objeto de deseo.
Quiero decir que, según lo que he caracterizado como el “deseo patriarcal
psicoanalítico”, si un deseo es ilimitado (me refiero al de los varones que se
conciben como dioses), ha de auto limitarse de alguna manera deseando
cosas imposibles. Eso como motor de vida. Esto no lo ha creado una mujer,
déjame decirte.
Y de este modo, al no existir la auto moderación, el deseo se frena por la
realidad.
Entonces desear lo que es posible, sería la cura a los “ensañamientos”
arianos.
Y hay algo más. Las mujeres ni siquiera tenemos derecho a ese
ensañamiento.
En esto recomiendo explorar los ciclos de Marte (dos años) y Pallas (cuatro
años). Es decir, que el manejo del deseo no sea tan en lo inmediato, sino que
se permita mayor profundidad.
Que la chispa de vida, y fuerza cazadora del signo, no se quede en las
cuestiones inmediatas. Me refiero a no ir “apagando fuegos” por la vida, sino
contemplar la posibilidad de “propiciar” o a través de proyectos creativos que
pongan mi deseo en marcha.

Las consecuencias de quitarse la astucia de la serpiente


En la dinámica de Pallas el asteroide, también se da esta necesidad de
equilibrio. Pallas en la Carta Natal representa la necesidad de armonización
de lo femenino y masculino en la vida, teniendo en cuenta que hay cosas que
perdemos por entrar a la guerra del cotidiano.
Nos quitamos descanso, sensualidad, placer, instinto, etc. Esto, que
pareciera ser efectivo para entrar en el mundo y ganarse la vida, hace que,
esta hipertrofia y supremacía de la luz (la actividad, la sexualidad en acción,
el poder sobre, la compulsión a la actividad), se queda a medias, aunque no lo
parezca. Me refiero a que actúa sin su mitad complementaria (el placer, el
descanso, la sensualidad receptiva, los orgasmos, la vulnerabilidad).
Las distorsiones de Pallas pueden ir desde temas de stress a problemas de
anorgasmia. También personas brillantes que tienen dificultades en las
relaciones.
La historia patriarcal, tomó a la diosa antigua (la historia viene de una tribu
muy arcaica emplazada en el Lago Titón), y la convirtió en una aliada,
inventado una fábula nueva de Pallas hija del padre, que luego fuera la reina
de la Grecia clásica y patrona de la ciudad.
En esta versión de Pallas patriarcal entonces, se conmemora a lo femenino
como aliada de los intereses de los varones. Pallas decanta la votación del
lado del derecho patriarcal en la tragedia de la muerte de Agamenón. a manos
de su esposa. porque aquel había matado a su hija. Esta decantación de Pallas
Athenea fija las bases del derecho paterno. Y en esa misma tragedia las
Furias pasan a ser las Erinias, que son una versión más edulcorada de
aquellas.
En el relato ya reformado, esta diosa era hija sólo de un padre. En el
anterior, la madre es Metis (antigua titánide de la sabiduría). Metis fue
invisibilizada por la deglución de Júpiter, luego de haberla violado.
Con esta partenogénesis de Zeus (Júpiter), se le quita a la mujer el don de la
maternidad y capacidad creadora, otorgando a un dios varón, la que creo es la
especificidad femenina por antonomasia, en una manera claramente imitativa
de sus capacidades. Júpiter, por esto quedó como el único progenitor.
Las mujeres Pallas en la actualidad, que ya están atravesadas por las capas
mitológicas varias (incluida y sobre todo la patriarcal), suelen poner atención,
más al padre varón que a la mujer, debido a que las actividades que se
presume son de soberanía femenina, o sea que se las muestra la madre, ni son
de su interés ni logran satisfacer sus deseos, y su necesidad de desafío.
Es por esto, que recomiendo hacer una recapitulación al momento en que la
“niña interna” se transformó en mujer, en la época del primer período. En
este momento, se desprendió de una fuerza que en la infancia sí que se tenía.
Pero aclaro que, la disminución de la fuerza fue malentendida en el sentido
que había que quitarse la “energía femenina” por ser menos valiente, con
menos tolerancia a los desafíos, y menos arriesgada. Una niña que trepaba a
los árboles y que comenzó a sentir, que la feminidad la encorsetaba.
Lo que hay que rastrear en realidad, para comprender lo que se perdió por
ponerse del “lado de los poderosos”, es la manera misógina con la que su
padre la miraba, y comenzar a mirarse con más sentido de la empatía. Súper
tip deconstructivo.
Luna en Aries cuando corresponde a una mujer, o cuando tiene este costado
de la diosa, restituido, es sensual a la vez que guerrera, tiene equilibrado lo
que desea y como se abre para recibir ese premio que tanto ha peleado.
Lo que creo fundamental es recuperar el poder que ha perdido por quitarse
lo femenino. Y eso se hace en dirección a reconocer que la personalidad
“fuertota”, se hizo en relación imitativa de lo masculino, porque la adaptación
al patriarcado sustituyó la consciencia de que le tenía miedo al padre.
Recuperar el miedo y manejarlo, entonces, es el tip. Al menos una vez en la
vida esta persona ha de tener esa recomposición.
Esto permitirá el acceso de la energía femenina, que hace tan bien a las
Amazonas. Esto es descansar, atreverse a dejarse ir en las relaciones,
reconocer lo que duele, y reconocer los propios errores. Se comprende que en
un terreno de guerra, “dar en el blanco” sea tan importante, por eso la
sujeción al perfeccionismo encuentra sentido allí.
Por esto mismo los hombres hijos de Marte, el Dios de la guerra, quedan tan
presos por la culpa narcisista por la imperfección, ya que un error puede
costarles la vida.
Sin descontar que, de no incorporar la información correspondiente al orden
de lo femenino, una acaba siendo aún peor guerrera/o. Porque no ve al
enemigo con claridad, porque no descansa cuando toca, porque no le duele
cuando la dañan.
Pallas está relacionada a mujeres brillantes y con un “sentido del modelo”
muy conseguido (son reinas de la civilización), pero que han de quitarse
características relacionadas con la feminidad. Como ejemplo, el éxito
profesional, que le cuesta a una empresaria la maternidad. Y en los hombres
personas que se quitan su sensualidad (o que se muestran como amigos
cuando en realidad claramente quieren seducir a alguien).
Esto tiene su origen, simbólicamente en el cercenamiento de faceta de la
serpiente Titón de Pallas. El patriarcado ha quitado todos los arquetipos
oscuros de la diosa porque los consideraron amenazantes.
Este aspecto oscuro, instintivo en les arianes está en el cuerpo, que
comienza cuando hace caso a cuando le duele y reacciona yéndose, cuando
deja de desear estar en compañía. Y reconectar con toda la información del
cuerpo, activa otro tipo de instinto relacionado con la sabiduría allí encerrada.
La restauración de la defensa entonces da paso a la posterior inteligencia
corporal, que sabe usar el “sentido de oportunidad”, que conoce sin pensar
sobre hacia donde derivarse, se echa para atrás cuando toca y se abalanza
cuando lo considera. Casi sin pensar, como un sentipensar.
Hubo algo en la mente de los hombres que venían de las montañas del
Cáucaso, que vio en la mujer bruja y sabia de las zonas agrícolas, una
amenaza.
La historia de Medusa sirve para comprender. La diosa original era una
representante de la diosa, en sus términos sensuales, mesméricos. Con sus
cabellos que asemejan a serpientes, por su contoneo hipnótico, era capaz de
hacer que los hombres se entreguen para unirse con ella en matrimonio
sagrado.
Pero esta historia de la magia de la mujer y la sexualidad sagrada, se
invisibiliza, y esta cara de lo femenino se asoció suspicazmente a la
naturaleza malvada de la mujer. Para insertar estas informaciones se crearon
imágenes horribles de la Medusa que dejó de ser una bruja haciendo sus
rituales y hablando con los espíritus de los muertos (como Hécate), para
convertirse en una manipuladora y repudiable criatura que no se la podía
mirar por terror a ser petrificado por su mirada.
Y, lo que es más, esa inteligencia femenina, se consideró como mínimo
menor.
De este modo, la mujer al sacarse la astucia característica y numinosa,
quedó en un sitio de ingenuidad paternizable. Y el “don propiciatorio
femenino” radicado en el cuerpo, fue otro talento humano cercenado con
consecuencias para todes.

Los talentos cuando el deseo ya está restituido


La valentía y apertura a lo nuevo, la ausencia de miedo al fracaso, el
impulso, la diferenciación, el movimiento, la decisión, y una noción muy real
de la autodefensa son talentos de esta posición lunar.
Esto será descubierto como talentos, justamente una vez realizado un
proceso de retorno al propio interior para atreverse a sostener sus decisiones
en soledad.
Este mamífero, cuando vuelve a escucharse en lugar de estar todo el tiempo
defendiéndose de un entorno no amigable, adquiere una especie de
“independencia afectiva”, que no quiere decir vivir sin afecto, sino tomar el
sitio de líder, por lo tanto, alguien que “no tiene a quien preguntarle”, pero
que a la vez no le cuesta tanto, y se siente desafiada por entorno al ser ella
misma (porque se lo permite). Y esto desemboca en que cuando demuestra su
afecto lo hace en términos de favorecer la valentía en el otro e invitarle a
moverse.
O sea que el trabajo de Aries lunar, tiene que ver con recuperar el instinto
perdido tras la reactividad, que propicia destinos conocidos e incómodos una
y otra vez. Dejar de alimentar cadenas de pensamientos mecánicos en
dirección a la guerra y lograr la humanización. Me refiero a alimentarse y
nutrirse en el principio femenino que incluye el descanso regenerativo.
Cuando llegue el momento, el “mecanismo reactivo, típico de la Luna en
Aries (que es probable que lleve la familia por generaciones), será visto como
un error (o algo que afecta negativamente a otres). Pero esto justamente será
posible porque se juzga sin culpa y con empatía. En ese momento se recupera
la energía y se integra como una característica.
Por otro lado, es importante decir que las generaciones anteriores hicieron lo
que podían con aquello que tenían. Y el sacrificio de elles, ya fue suficiente.
Toca hacer pequeños pasos en la superación de sus errores, para que el
pasado duerma en paz siendo la raíz y sedimento.

La defensa que no defiende


Para recuperar ese contacto directo con uno mismo o una misma, se ha de
deconstruir y derribar las barreras del “patriarcado heroico”, y atreverse a una
propia irracionalidad o vulnerabilidad. Si no digo lo que me duele, es
probable que esté siendo dañado/a sin darme cuenta.
Me refiero a un tipo de vulnerabilidad que combine con el entorno elegido
como afectos. Y una irracionalidad que pueda ser integrada en el interior para
empatizar claramente con lo que duele, que es la mejor manera de conducirse
en terrenos afectivos.
Este componente no solo tiene que ver con el signo sino también con la
Luna. O sea que el tema lunar en todas sus posiciones, nos puede dar
información de la manera específica de sentir/ver la vida que tienen la
persona y lo que valora como importante.
Y la Luna en Aries, necesita la seguridad de que puede vivir su deseo
abiertamente con independencia de contactar, retirarse cuando lo desee y
comunicar cuando se siente invadida. Y fluir vigorosamente en las relaciones.
La invasión que muchas veces sucede, es mutua. Y esas escenas de mutua
invasión, son procuradas por el individuo porque esta “tensión originaria”
tiene gusto a “hogar”.
También puedo estar de acuerdo en que hay momentos de la percepción de
lo vivido como invasivo, pueda estar excesivamente sujeto al
condicionamiento de la percepción infantil que hace que se sienta la
imperiosa necesidad de diferenciarse, reaccionar, expresar disentimiento o
pelear.
Pero, en esta dirección sigo, el motivo de esta sensación de estar siendo
atacada/o todo el tiempo, que es justamente lo que la defensa realmente no
defiende.
El motivo es que no está renovada y está supeditada a una escena donde la
“indefensión” era la clave. Algo que deja una huella dolorosa difícil de sacar,
y un entendible atosigamiento con el amor.
O sea que, terapéuticamente, deseamos “cuestionar amorosamente la propia
percepción de los hechos”, para actualizar la sensación de invasión a una
nueva más madura, detectando el condicionamiento del entorno y poniendo
límites. Sin embargo, esto que alivia un poco el dolor, no pretende cercenar la
manera propia de percibir, sino que la valida. Es decir que “nos miramos sin
juicios”, para poder encontrar recursos que evidentemente no han sido
adquiridos en la infancia.
Si esta nativa/o ha tenido una infancia agresiva, lamentablemente ya está
dañada, y de alguna manera, el aprendizaje en el camino espiritual, implica
convivir con lo monstruoso de lo humano, más allá de las pretensiones de
pureza.
Estos recursos a conseguir están orientados justamente a las habilidades de
comunicación de:
la sensación de invasión (y validación de la propia vista), y
la manera de ver el mundo en estos propios términos sensibles.

Es muy importante la apreciación “subjetiva” de estas nativas/os, que


refiere a que el patriarcado es un mundo donde hay que defenderse.

Identidad emocional: la lideresa


Finalmente, creo justamente que este es su aporte como “percepción
enriquecedora” a sus grupos íntimos. Lo que podríamos llamar, su identidad
emocional (que no es lo mismo que reacciones emocionales), y manera de
amar de manera incondicional a los y las que elija, que seguramente,
habiendo hecho la correspondiente deconstrucción terapéutica, estarán más
acordes a sus necesidades básicas de sentirse soberanas/os de sus decisiones.
La Luna en Aries en una líder femenina, que cuida como leona a sus seres
queridos, a los/las que es capaz de amar jugando y correteando por el campo.
Esta deconstrucción del interior, redundará en relaciones donde la chispa, la
valentía y la independencia, con mucha fuerza y sentido de lo deportivo, sea
la manera de hacer fluir la afectividad.
O sea que la construcción interna de una identidad emocional valiente, e
independiente, será en ambas direcciones. Y si se da que nos equivocamos y
nos invadimos mutuamente, ya lo haremos mejor la próxima.

Síntesis de lo desarrollado
En la niñez, el deseo del/la niña/o está fusionado con el de la madre y para
exteriorizar sus apetencias independientes, si las tuviera, ha de hacer mucha
presión. Cuanta más fusión haya entre ellos, más rabia para diferenciarse
necesitará expresar.
Esto se traduce en un recorrido mecánico de sus emociones. De este modo la
persona siente que decide, cambia, que es valiente y auto afirmada; sin
embargo, en el fondo no tiene deseo propio ya que solo se activa en la
modalidad de acción-reacción.
Y la exteriorización de emociones, no se deduce de un interior claro y
seguro, porque no hay demasiado manejo. Ni del interior ni del exterior. Tal
vez porque se topó demasiado rápido con la escena patriarcal más cruda, la de
la violencia. Hay que empatizar con esto.
Entonces, la conquista del propio deseo, independientemente de la
reactividad ante el deseo del otro, recoge los dones de esta Luna. Más allá de
los frenos del entorno, se descubre conquistadora, valiente y consciente de lo
que quiere. Quiero decir que, si el grado de violencia que ha vivido en la
infancia es lo suficientemente manejable, hay una resiliencia posible.
Como describí anteriormente, hay dos variantes ante lo “aprendido” en la
infancia y como defensa ante el mundo que se mostró demasiado crudo: por
un lado, decantarse inmediatamente a satisfacer los deseos del otro
convirtiéndose en un/a voluntario/a acérrimo/a (ya que hay miedo
involucrado), y por el otro, imponerse porque no le han enseñado a valorar lo
que desea como auténtico sino juzgado como rebelde, caprichoso e
incontrolable. En esta segunda variante también hay miedo involucrado.
Y a la vez hay una capacidad de sostener muchos niveles de desafío.
De una manera u otra siempre se mantiene condicionado/a bajo la pauta
materna, quedando en una posición pasiva ante ella y ante todos los vínculos
de amor que se la recuerden. Aunque parezca que la persona es activa,
decidida y valiente, la actitud es en realidad reactiva. Además, al ser
defensiva por demás —porque se espera violencia e invasión del entorno—,
es probable que esta especie de estrés postraumático, haga que tome
decisiones incorrectas y la defensa deje de defenderse con personas que
corresponde hacerlo porque podrían ser dañinas. Entonces se corta una
verdadera unión con el exterior por desconexión y falta de dominio interno.
En la infancia, esta expresión de la exuberancia corporal, de la afirmación
del ser y la diferenciación, pueden ser características propias de la madre
pues a lo mejor ella misma es Sol en Aries. Quiero decir, que, si bien de
manera intelectual o intuitiva la madre valora estas características, pero en lo
concreto compite con su hije en condiciones asimétricas, haciendo de la
competencia una cuestión antideportiva.
El proceso de evolución en esta comprensión de lo lunar va camino a un tipo
de auto-sostén emocional, y del propio deseo e individualidad. Y en esta
dirección, la persona “se procura” escenas de pelea por el dominio en los
vínculos.
Esto que parece ilógico, tiene el sentido de aprender a:

Expresar la sensibilidad por la invasión y eventualmente poner


límites.
Y aprender a validar realmente esa percepción del mundo. Ya que el
hecho de no haber sido considerado/a su espacio personal en la
infancia (invasión), le marcó profundamente. Entonces hasta que
alguien le dé la razón de su “sentirse invadide”, esta especie de
desconsideración que siente del mundo, dominará su vida.

En algún momento, se agota la necesidad de control en lo vincular,


atendiendo al propio deseo, o simplemente darse cuenta que debajo de los
berrinches hay un/a niño/a intentando validarse; y en el presente un/a
adulto/a que ya puede hacerlo.
La intención del proceso terapéutico no tiene que ir orientada a reprimir lo
que se siente (y sobre escuchar al otro con sus quejas), sino a tener la
suficiente empatía con lo propio y ganar ese poder de comprenderse hasta el
final. Sin buscar aprobación del entorno ya que es válido sentirse enfadada/o.
Las rabietas funcionan como herramientas de este empoderamiento. Y es
probable que la persona tenga que montar muchas de ellas hasta darse cuenta
de que:
los berrinches sirven para sostener el miedo del impacto de enfrentar
al mundo. Y de ese modo volverse sensible hacia la imagen de la
indefensión de la infancia de manera empática. Y que,
encuentre que la validación de su “única manera de ver y sentir”, se
hace internamente, para mantenerse así de única.

El testigo parcial
Como herramienta para hacer esa validación de las quejas, uso esta figura
que acuñó la psiquiatra Alice Miller, porque me parece una buena referencia
de lo que la perspectiva lunar necesita (y por qué no dársela), para curarse
sanar y continuar.
La sanación se da una vez encontrada esa buena atención por parte de
alguien. Un/a testigo que se ponga de su lado si buenamente se encuentra.
Hay algo que se relaja y puede ser vivido de otra manera, cuando esto se
consigue.
Y de allí en adelante, incluso se puede achicar esa necesidad de re establecer
el dominio todo el rato, porque el dominio ya lo tiene de adentro hacia afuera.
Pero, si no se encuentra esta validación fuera, se puede procurar
internamente. El patriarcado interno es realmente duro, que busca el entorno
para justamente hacérselo a una misma más difícil.

La modulación exacta de la fiereza


La base del proceso lunar en esta posición es conseguir el porte ariano
necesario para despertar la inteligencia propiciatoria. Hay algo rompedor
constructivo en esta energía, que requiere de una fuerza que se consigue en
relación con el interior.
La manera de ponerse en movimiento se da en contraposición al entorno y
temiéndole a la inercia. La idea de un “ego batallante” es una construcción
patriarcal, tal cual lo mencioné y desarrollé en capítulos anteriores.
Entonces el quiebre del arquetipo patriarcal Ariano, se da cuando una/o
encuentra la modulación justa de la propia fiereza, que redunda en
atreverse a posicionarse parcialmente, a la vez que no se pasa de rabioso/a.
Y esto se consigue yendo más allá de la culpa del “pecado original”. La
culpa creo que es la consecuencia de estar en desconexión con lo que le
rodea. Ya que la “individualidad alienante” patriarcal, nos hizo perder ciertos
atributos. La conexión que experimentamos con el entorno, en el tiempo de la
matrística, sumado a que dejamos de poseer una percepción de lo simbólico,
tuvo consecuencias graves en nuestra emocionalidad.
Y la recuperación se hace en contemplación sana con las equivocaciones
que se cometen, para poder reconocerlas e ir, poco a poco, mejorando las
relaciones.

El despertar de la inteligencia propiciatoria


La restauración del deseo femenino como sujeto de deseo
Así cuando la energía de Aries es activa y propiciatoria, al no tener sellado
ese agujero interno, se queda más bien prendada de la persona que le rechaza
o reprime, o augurándole el repetir el pasado una y otra vez. O sea que en vez
de tomar lo positivo de su cualidad, toma lo traumático de la infancia.
En las historias de pareja de las mujeres, las escenas de “ser rechazada por
conquistadoras”, son las que he visto con más frecuencia. Éstas escenas
tienen el sentido de ir conociendo el deseo, a través de sacarlo afuera, y
hacerlo combinar con los de los demás, para que no se quede en un estadío
tiránico.
Como proceso psicoterapéutico, una clave es llegar a una buena expresión
de la propia voluntad, poner condiciones propias en los vínculos, y no quedar
tan apegado/a a lo que el otro quiere (por afinidad o por rechazo).
Procurar que, en lugar de usar el conflicto para intentar diferenciarse, las
decisiones sean fruto de una individualidad diferenciada.
Mientras que la expresión de lo que se quiere, en el caso de los Soles en
Aries, es natural y orgánica, esto requiere una comprensión emocional para
las Lunas en Aries.
Esto se hace justamente transitando por un sentido mínimo de la
receptividad, pero que en primera instancia se vive como abrumadora. Ya que
la receptividad en la infancia era denostada como una posibilidad de amenaza
del entorno.
Esta Luna en Aries ha de desarrollarse para sostener la presencia de lo que
es (al mejor estilo del elemento fuego), la diferenciación con naturalidad, la
capacidad de disentir, de rebelarse y marcar nuevas tendencias con liderazgo.
Esto ha de vivirse desde un interior centrado en la autoridad, fuerza y
capacidad de riesgo que posee.
Ha de conseguir una “autoridad personal”, que en la infancia los padres —
por una competencia en la que siempre salían ganando, o simple rivalidad—,
hicieron que se desprecie.
Lo que quiero decir es que, en lugar de forzar el empoderamiento por
supervivencia, trabajaría pautas de la “autoridad femenina”. Esto tiene que
ver con un dominio del interior que permita la inteligencia propiciatoria del
destino, que no fuerza (aunque un poco sí), sí lleva a les otres a “espacios
nuevos”, sobre todo relacionados con el amor. Por eso lo he llamado
inteligencia propiciatoria, la capacidad de inducir al destino al propio gusto, y
no repitiendo escenas antiguas mecánicamente.

Del deseo tiránico a asumir la iniciativa


Estos impulsos “irracionales” que quedan en el terreno de lo negado o no
validado, es probable que se conviertan en una especie de “tirano/a interno”,
cuando luego de tiempo de reprimir, exprese lo que quiere la persona. Y es
justamente este estado del deseo, el que puede dar cuenta de la madurez con
la que se maneja el deseo.
Y puede ser que esta especie de tiranía se vea claramente cuando se da una
pataleta ante el rechazo del otro. Lo que es ansiedad por la espera, o
frustración por la negativa.
Sacarlo fuera no creo que sea negativo, pero no lo recomiendo a largo plazo.
Sin dejar de mencionar la cosificación del objeto deseado al que no se lo
escucha, como copartícipe.
Quiero decir que, por el hecho de decir lo que se desea, no significa que el
interlocutor (a quien se habla), ha de confirmarle en todo (aunque sí hubiera
sido necesario en un momento de la tierna infancia).
O sea que la “madurez del deseo”, ha de desarrollar un mayor sentido de la
individualidad.
En síntesis, primero atreverse a expresarse y ser sujeto de deseo, no solo
objeto. Esto va para las mujeres. En ese estadío, se gana la fuerza suficiente
como para enfrentar negativas. La próxima fase entonces se ve cuando se
comienza a percibir que hay un otro en cuestión que ha de dar su
consentimiento. Y al que le evoco ciertas emociones, también.
Entonces, la conclusión del proceso de empoderamiento de la Luna en
Aries —además de la comprensión de lo que yo misma/o evoco en otres—,
es asumir un liderazgo y una sensación de auto sostén que pase por reconocer
el propio poder que seguramente tengo desde la infancia. Desde una
conciencia madura, puedo ya ver que, así como mamá me resultó difícil a mí,
yo también le resulté difícil a ella. Llegar a esa comprensión de manera
natural, es sumamente pacificador.
Esto significa, más que buscar apoyo (que no se encuentra en otros, —
gritando o intentando dominar—, encontrar la estabilidad dentro, con todo y
el “carácter que tenemos”. Porque tener ese carácter requiere de un fuerte
auto sostén, y ese sostén se ha de hacer en dirección a permitirme escuchar lo
que provoco a otros.

Deirdre, diosa que conquista seductoramente


Hago aquí la disquisición de género, porque nuestra educación como
mujeres, nos ha bajado directrices en torno a ser “objetos de deseo”. Toda
una industria alrededor de la construcción patriarcal de Venus. Del mismo
modo, la educación para los varones dice que son conquistadores. O sea que
Venus y Marte están desconectados.
Es por esto que recibo consultas de mujeres por la relación de pareja.
Algunas que son conquistadoras, por un lado, y acaban por ver en esto una
falla. U otras que necesitan asumir su deseo (y defenderse) y empoderarse.
Una chica joven y muy guapa me dijo que en un principio no estaba
interesada en un hombre y, aun así, el fuerte deseo de él acabó por imponerse.
Cuando éste obtuvo el objeto de deseo, se fue dejándola dependiente. Otra
que sentía que siempre la rechazaban por ser avasallante.
De una manera u otra creo que ambas mujeres han de apuntar a “asumir el
deseo”. O sea que el freno del destino (en el segundo caso), o la invasión del
otro (primer caso), están mostrando que hay un deseo no asumido que ha de
empezar a defenderse apropiadamente o a expresarse. Es decir, que la
educación de género desvincula el Marte y la Venus, haciendo que unos se
vuelvan exageradamente dominante-demandantes, y las otras más que
receptivas, se dejen dominar.
La historia celta de “Deirdre, la diosa del amor”, habla del cortejo femenino
y puede también dar pistas de otras opciones muy afines a la energía del
liderazgo afectivo de Luna en Aries. Posibilidades femeninas no notadas
convencionalmente, en el terreno de los vínculos, y que evidentemente la
mitología griega no da.
Los celtas, que ya estaban en un período patriarcal, conservaron muy bien
las costumbres de las tribus matriarcales que les precedieron, mejor que les
griegues.
La mujer guiaba no solo su vida sino también la de otros, y tomaba lo que le
apetecía del mundo, no solo se dejaba cazar.
Esta es una historia preciosa que puede iluminar nuestras relaciones y que
describe cómo los celtas veían al amor de pareja y sus ritos, entre los que
estaba que la mujer era la que elegía a su compañero.
Deirdre, era un ser que provenía del otro mundo ya que, cuentan, en su
nacimiento hubo una intervención divina. A la vez ella elige a su amado
porque recibe señales de que es “hijo de la diosa”. “Como ella ha de ser hijo
de la triple diosa. Reconoce en él los colores sagrados y se enamora de su
par”, dice Analía Bernarda o en su libro Deirdre. Esto le sirve para confirmar
su intuición.
El simbolismo: ella ve que el hombre elegido es un ser respetuoso del amor
y lo suficiente sensible para dejarse llevar al terreno mágico y transformador
de la sexualidad y el afecto. Siguiendo con la historia, luego de esa elección,
que es unipersonal y del lado femenino, ella comienza a seducirlo y él acaba
cayendo bajo el “embrujo del amor” de la diosa Deirdre.
Ella no es la conquistada.

De lo Pasivo a lo Activo
Es posible que, en los vínculos actuales, se tenga que reclamar la validez de
forma agresiva, porque en el fondo no se auto sostienen dentro. Este reclamo
egoísta, caprichoso, centrado tiene toda su razón de ser en la reproducción de
una “escena arquetípica de la infancia”, en la que se sintió impotente ante el
poder del otro. Y en un punto, el patriarcado ya dañó.
Pero, se ha de cambiar la noción que se tiene del afecto, colocando sus
necesidades básicas propias en primera línea primero, pues hasta que no
ponga su deseo sobre la mesa, no podrá empezar ninguna negociación.
Aunque no de manera impositiva como ya sabe “que se hace”, desde la
relación con la madre en adelante.
O sea que, en vez de pedir validación continua de lo que desea a través de
las rabietas, algo se afloja tras validarse. En ese momento de comprensión, el
llanto de la infancia tendrá consuelo.

Profecías autocumplidas
Y una encontrará un uso activo de su “talento para arriesgar”. La
inteligencia corporal es de admirar en la luna en Aries, que sabe ver la
oportunidad, o el momento exacto para adelantar, irse, virar, etc. La que
podríamos llamar una inteligencia tras racional o la psico-corporalidad, que
también puede ser relatada. O sea que se comienza por visitar los traumas que
anidan en el cuerpo, y observar la psico-corporal.
Usualmente en ese recorrido emocional todo sucede tan rápido que el
vehículo pierde manejo y entramos en shock o nos auto profetizamos lo que
ya conocemos. La repetición de lo conocido, es lo que llamo “auto
profetizacíón”.
Es decir, que en vez de hacer un uso de una habilidad para “mover el
destino”, o inclinarlo hacia un lado, se quede en la rueda del hámster por ser
adicte a las reacciones.
Hay algo al adquirir este manejo de las emociones que permite
posteriormente una consciencia de lo propiciatorio de la propia presencia.
No existe imparcialidad posible siendo ariane.
Esta parcialidad, se gana primeramente en lo individual y resolviendo temas
propios de la infancia; luego es posible que sirva para quizás decantarse
políticamente. Pallas era la patrona de las rencillas cotidianas.
Para ello las profecías (lo que me espero que pase), no han de estar tan
sujetas al pasado, para no “propiciar lo conocido”, sino que se ha de mantener
realmente en el futuro. O sea que “lo desconocido” tarda en buscar lugar en el
inventario interior.
Para ello, esta energía audaz, mordaz, ingeniosa hacia lo nuevo, con
conciencia kinestésica más allá de lo racional, es la ideal para abrirse paso de
manera pionera.
2
Tauro
Cuerpa
Luna en Tauro
La restitución del placer y la Inteligencia de hacer crecer de
manera sustentable
La tacañería defensiva, la terquedad afianzatoria. La estabilidad como
fuente de placer, la noción de ciclos regenerativos que permite crecer por
saber de decrecimiento. La restitución del auto valor y la noción del placer
del contacto, integrando la pérdida inevitable. La Inteligencia de
“manifestar”, por reconocimiento del ritmo propio de crecimiento. A qué
ritmo avanzar en cada fase del contacto en las relaciones, para que la
pérdida posterior sea manejable.

Introducción: la semilla patriarcal al sostén nutricio


Infancias taurinas
El niño o niña necesita desarrollar su sensualidad, sentir su cuerpo y un
“sentido de la sustancialidad”. Requiere de una mamá que lo toque
placenteramente para darle ese sentido de ser bien recibido/a en el planeta
tierra.
Y que le dé (mostrándoles) los siguientes recursos:

paciencia y lentitud, ante lo rápido de “los tiempos que corren”. La


Luna en cualquier signo da el recurso para lidiar con cualquier
entorno más o menos adverso,
la noción de realidad, y el valor de la materialidad, que también
incluye (aunque lento), el crecimiento y desarrollo.

Todo esto se da en la infancia a través del contacto corporal. Cuando mamá


toca, confiere sensación de sustancia, y valora. Además, enseña a reconocer
la vida en continuo cambio. El cambio está incluido en el contacto.
La base emocional que proporciona el ser tocada/o (a través de los
diferentes sentidos: ser alimentado, masajes, comentarios de lo que le
produce placer al niñe, etc.), permite el “reconocimiento de sí”. Y esa noción,
a la vez, permite que la identidad emocional de la Lunita en Tauro tome
forma a través de saber, lo que le da placer y lo que lo saca de la zona de
confort.
Esta capacidad de reconocer el displacer a tiempo, hace que se desarrolle el
“miedo por conservación” correcto. Lo que es fundamental para juzgar al
entorno amenazante, cuando corresponda.
Ya se dará la oportunidad de “soltar el control” si es excesivo (es probable
que sí lo sea), y permitir el crecimiento natural y la fluidez de los
acontecimientos y relaciones.
Pero si, justamente no se vale de la sensibilidad para la detección de lo que
le hace daño y poder defenderse, si este sentido no está desarrollado, deviene
el conservadurismo extremo.
Esta es su manera de erigir una “defensa reactiva” ya que puede haber un
temor interno a no ser apropiado/a o valorado/a por el entorno. O debido a
que el entorno es vivenciado de manera amenazante de su estabilidad.
Ese miedo en la adultez, está basado en las carencias de lo que era
importante en la infancia, y hace que “soltar” sea muy difícil, ya que una/o se
queda apegada a lo que no sucedió.
Por esto, se siguen repitiendo escenas hasta que algo cede en el interior, y la
sensación de “no poder controlar al otro”, no es tan importante como vivir
tranquilamente la vida.
La lentitud característica (por algo está dispuesto de este modo), hace
comprender integralmente, tomar decisiones correctas y no de manera
apresurada.
Hablo de “recuperar una defensa que sí defienda” en los términos propios,
como primer paso de restitución y reapropiación del interior.
Y como otro tema importante, el de cansarse a tiempo.
La cuestión es adquirir peso. El peso suficiente para hacer frente al mundo
que quizás es más rápido que ella.
Esto se hace, encontrando la combinación exacta entre escuchar al otro con
sus propuestas y no ser arrollado por sus valores (del otro). Y por otro,
dejarse llevar por los cambios de la vida, pero al ritmo propio.
Combinación que se aprende en los vínculos afectivos.

Terquedad reivindicativa - Posesividad como expresión de


afectividad - conservadurismo
Criar a una Lunita en Tauro, requiere de darle esta seguridad de ser
respetada en unos tiempos vitales presumiblemente lentos, para que satisfaga
sus necesidades básicas, pudiéndose reconocer primero. Esto asegura que
podrá constituirse una base muy firme.
Éste es justamente el talento de la luna en Tauro y la simiente de una
personalidad futura, la confianza en “raíces de peso” y que estas raíces están
basadas en valores propios.
O el buen manejo de los valores de la tradición familiar, que además ha de
respetar su propio contenido de valor. O sea que respetar la raíz de donde
viene no exime de poder hacer sus propios e individuales crecimientos, como
ley de vida.
Lamentablemente y por las “maternidades al servicio del padre”, les niñes
crecen al servicio de la satisfacción de la tradición familiar más que de las
necesidades básicas propias, hasta llegar a olvidarlas completamente.
Esta carencia afectiva de les padres, provoca a las crías un vacío difícil de
llenar y un ego que no puede crecer apropiadamente y a su ritmo, ya que la
semilla de la identidad emocional, no ha sido debidamente cuidada. Esto para
todas las posiciones lunares.
La dificultad global actual que tenemos como padres, tiene que ver con la
poca consideración de las necesidades de nuestra progenie, que son diferentes
a la de la tradición familiar, aunque las continúan. Sumado al hecho de no
haber sido tan amadas/os por nuestros propios padres en la infancia, nos
convierte en seres con poca generosidad (tacañes), o en reclamadores/as de
apego de manera exagerada.
Y en la persona adulta, la Luna en Tauro sigue buscando esa valía del amor
incondicional, que en la infancia no fue proporcionada, en el exterior.
O sea que se busca amor, pero de las peores formas: a través de una
“terquedad reivindicativa” y posesividad. Lo que están mostrando es que la o
el nativa/o, no siente que su posición es tenida en cuenta. La terquedad
como defensa. Como defensa, pero también, visto desde esta otra
perspectiva, es una apuesta a intentarlo una y otra vez con el otro. La
posesividad como una expresión de afectividad.
Quiero decir que uno de los talentos lunares taurinos, tiene que ver con no
huir del conflicto. Eso es claro.
Entonces los padres de la Luna en Tauro, imponen su propia necesidad de
apego que les satisfaga a elles, y no a sus crías, dando esperando recibir,
como una transacción de objetos.
Esto no suplantará ni de cerca, el contacto físico que todo mamífero/a
humane necesita en los primeros años, más siendo taurine. Y, genera en el/la
infante, una sensación de carencia y poco auto valor, lo que le provocará, una
casi imposibilidad de ir más allá de la “frontera de percepción” de los padres.
Este conservadurismo si bien tiene que ver con las características de Tauro,
el hecho de respetar la tradición, no implica no evolucionar. Esta es una
energía orgánica, por lo tanto, que está en movimiento.
Si se queda atrapado/a entre necesidades emocionales que no fueron
satisfechas, y un “apego malo” que se le exige, puede ser que lo busque (el
cariño y aprobación) de manera compulsiva.
Y, además, sintiéndose culpable por su posesividad y celos.

Consecuencias de la Luna en Tauro, cuando las


necesidades emocionales básicas no se tienen en
cuenta. Efectos emergentes

Se pueden desarrollar compulsiones alimentarias,


compra de objetos que llenan el sentido de sustancialidad no creado,
angustia ante lo nuevo, por carencia de raíz,
posesividad exagerada por falta de apego sano,
terquedad por carencia de sentido de auto valor,
dificultad con dejar libre a los afectos, por la misma sobre valoración
del otro, que cuando se va me deja vacía/o,
dificultad en congeniar con los demás por estar en continua y terca
reivindicación.

El origen de todo esto es la poca sensación de “estar llenas”, y la


compulsión en saciar esa sensación interna de poca abundancia, tapándola
con estos “efectos emergentes”, para no ver lo difícil de la infancia: el poco
sostén emocional.
De este modo, se sumerge en el mundo sin escuchar las propias necesidades
básicas, o cae en la compulsión de no poder soltar el objeto de placer, ya que
cubre ese “vacío” de base.

Destino de personas que pongan a prueba los valores


En algún momento de la vida adulta, es probable que la Luna en Tauro elija
personas que lo pongan en duda o no tengan los mismos valores en la medida
que se necesita.
Estas escenas de destino aparentemente injustas, tienen el siguiente sentido:
perseguir y reivindicar la propia mirada, y en consecuencia conseguir de
tanto pelear ese auto valor.
Claro que el auto valor no necesita de ninguna aprobación externa, esa es la
gracia. Pero la persona está en un estado tierno de empoderamiento, que ha
de comenzar por algún lado. Sobre todo, sabiendo que en las educaciones
patriarcalizadas aprendemos a pelear para conseguir las cosas.
Y entiendo claramente que más tardíamente comprenderá esto del auto
valor, pero hasta que no se crea capaz, ha de ponerse terca/o, reivindicativa y
conservadora.
A lo que me refiero es que esa reconquista, cuesta. Y en un momento
decisivo del crecimiento de interior, la persona se dará cuenta que como
nadie puede hacer esa “acción psíquica” de valorarse con su propia
percepción más que él mismo, allí es cuando se liberará del condicionamiento
que no le permitía la abundancia y placer.
Pero hasta que esto suceda las escenas de destino le llevarán a tomar partido
por sí misma, a través de esa terquedad a partir de la cual, se está
recuperando el peso.
Personalmente no creo que no satisfacer las propias necesidades básicas sea
recomendable en una relación a largo plazo, aunque a veces hay relaciones
que sirven para que se las reconozca (a las necesidades fundamentales o
mínimas), y se las solicite.
Y, por otro lado, cuando hablamos de los terrenos de la Luna, donde la
imaginación y lo inconsciente juegan un papel fundamental, han de
considerarse las verdaderas motivaciones en las relaciones que valoramos
como íntimas, que muchas veces son terapéuticas.
Cuando esa sanación se consigue, donde se restablezcan:

el auto valor,
autocuidado,
De raíz personal, para la Luna en Tauro, las relaciones responderán
más al placer y al ocio, y tendrán un mayor grado de
confirmatorias de la personalidad, más que desafiantes de los
valores propios.

La noción de pérdida, la Iniciación


Entonces, en situaciones de riesgo emocional en lugar de ver lo que duele, y
procesarlo convenientemente (y con la paciencia típica de tauro),
presumiblemente acude a los placeres de los sentidos de manera
compulsiva. Les es complejo salir de su zona de confort para asumir el dolor.
Dolor que, por otra parte, todes hemos de aprender a lidiar con él.
Y no quiero decir que los placeres se hagan un vicio, aunque los trastornos
alimentarios pueden estar en su destino también. Pero, lo que quiero decir es
que, en realidad, no se permiten los placeres porque no los puede soltar.
Por miedo a lo que duele la pérdida del objeto de placer (comida,
sexualidad, ahorrar, las relaciones), no acaba por entregarse al disfrute.
El proceso lunar taurino tiene que ver con retomar la noción de la pérdida
como fundamental para atreverse a:

entregarse en el encuentro con el otro,


a la exploración de los placeres corporales, y
desarrollar la fortaleza para hacer crecer cualquier cosa que desee.

Otra manera de decirlo: cuando vamos a contactar con cualquier otro, ya


sabemos que eventualmente hemos de soltarle. Y cuando nos atrevemos a
“hacer crecer” (lo que llamo “poder de manifestación” o de hacer aparecer),
se hace con consciencia de las resistencias al cambio. Los dos movimientos
importantes son de crecimiento y decrecimiento. La consciencia de uno,
permite lo otro.
La posesividad, si se tuviese, se constituye entonces como un sistema de
defensas ante la inminente pérdida posterior que no es asumida. Disfrutar en
estos términos no es posible del todo.
Y, del mismo modo, el “terror a arriesgarse” al crecimiento, es decir. el
conservadurismo, se da también cómo defensa, debido a la dificultad en ver
lo que da miedo, para soltarlo a su debido tiempo.
Esto no permite disfrutar de la vida, el placer y las relaciones por miedo a la
muerte, la pérdida o la separación. Y como todo, en el caso de esta posición
lunar (vida y muerte), están íntimamente relacionadas, hay algo que se
distorsiona.
En conclusión, cuando mamá nos toca en la infancia y nos alimenta, nos va
dando una “sensación de sí”, sentido del valor y el merecimiento. Esto nos da
la contundencia suficiente para ir lidiando con la pérdida y con su propia
ausencia, con facilidad. Sin ese sentido de la sustancialidad y auto sostén
nutricio, la pérdida se hace imposible, por percibirse como demasiado
angustiante (no me extraña que la persona quiera comerse todo, por esa
misma angustia).
Pues entonces, esa es la habilidad a adquirir: el amor propio para poder
lidiar con la pérdida.
El cuidado personal, los rituales de alimentación o con la salud y el placer
son herramientas que pueden utilizarse para conseguir esta base primigenia
no hecha en la infancia, pero de posible desarrollo en la adultez.

Deméter, la Diosa de la tierra


Ceres / Kore / Perséfone:
La “diosa triple” que explica algo de la dinámica de la Luna en Tauro es la
que corresponde a Ceres-Kore-Perséfone, siendo Ceres el nombre global de
la diosa y las otras versiones divinidades estacionales.
Ceres, Diosa de la agricultura, continente a Kore, diosa de la primavera; y
Perséfone, de las profundidades y el invierno. En un mismo concepto de esta
divinidad ancestral, se contenía el crecimiento y la decrepitud, la muerte y el
florecimiento regenerativo luego del invierno. Y la vida y la muerte no eran
antagónicas sino caras estacionales de una misma Diosa.
Como elemento astrológico, el asteroide Ceres.
Las diosas triples todas tienen que ver con la ciclicidad, pero esta, en
particular, es mito graficada con las imágenes de la regeneración estacional
de la naturaleza.
Los pueblos agrícolas de la matrística habían desarrollado una relación
estrecha con la tierra, lo que había dado alivio y contención ante lo
desconocido. Esta gran madre era un ente integral, (hoy se conoce como
Gaia), que tomaba diferentes formas según transcurría la primavera-verano y
el otoño-invierno, y la primavera de nuevo.
Y así también los seres a los que contenía, los reinos de Gaia, transmutaban
sin trauma alguno.
A nivel contención emocional y como tip terapéutico, las Lunas en Tauro
rejuvenecen en contacto con la tierra, haciendo jardinería o andando por el
campo. Tocar la tierra, sus minerales antiguos puede dar noción de esta
sabiduría ancestral.
La apreciación positiva de la realidad y sus leyes de lentitud, dinamismo
gradual y pausado, se logran apreciar con más claridad si en los momentos de
pérdida, una está acogida por la idea esperanzadora del retorno.
Entonces, estos pueblos gaiáticos —fruto de estas reflexiones acerca de la
regeneración estacional y la recuperación auspiciosa tras el invierno—,
concebían explicaciones a ideas complejas —como la interconexión entre la
vida y la muerte, la transmutación de las almas en la encarnación y la
“organicidad del contacto para luego retirarse”—, en las relaciones afectivas.
O sea que un buen sostén amoroso, de índole tribal (personas que les
acompañaban), mitológico y ritual, les posibilita la libertad de pensar en ideas
complejas como el cambio continuo de la naturaleza o la reencarnación.
Y esta era la temática de los famosos “Misterios eleusinos”, fiestas que se
realizaban desde tiempos inmemoriales, y tenían tanta influencia popular que
no se quitaron con la instauración patriarcal. Estaban orientados a honrar a
esta deidad matrística Deméter (Ceres), relacionada con el crecimiento y
muerte cíclica, en ritos donde tomaban el hongo del cornezuelo, para inducir
a estados donde purgar sus penas de manera catártica, a través de sus efectos
alucinógenos. Es decir, que la experiencia con los llamados enteógenos y la
ampliación de la percepción estaba involucrada en estas festividades.
Los nuevos cultos del Dios de Rayo, no contemplaban ideas de tal
complejidad y envergadura.
Todas las personas (excepto les asesines), participaban de la celebración,
iniciación y entrenamiento anual de los Misterios.

Ciclicidad de las relaciones


Ceres, la diosa antigua de reminiscencias matrísticas, habla de la Ciclicidad
de las relaciones: hay momentos de apego, disfrute y simbiosis con la persona
amada (simbiosis como Ceres y Kore disfrutaban antes de que llegara
Plutón), y otra fase de despedida y pérdida. Lo que se puede conocer como
las fases de las relaciones: “contacto y retirada”, en términos más modernos.
Es para destacar que, cuando en los mitos se agregaron los dioses
masculinos como éste (Hades, que interrumpe el idilio entre Ceres o
Deméter, y Kore o Proserpina), la retirada ya no estuvo asociada al descanso
estacional (otoño-invierno) como originalmente, sino a un desgarro
traumático. Plutón (Ídem Hades), tío de Kore, la viola y lleva a su mundo
para hacerla su esposa.

Sentido del merecimiento


Este asteroide también explica la preciosidad de haber sido alimentada/o en
la infancia y de allí haber conseguido “gracias a la vida misma”, la sensación
de valor inicial.
Me refiero al sentido de merecimiento de base. Algo así como “los regalos
de bienvenida de la tribu por ser hijes de la misma”. Contrario a la noción de
“meritocracia”, que da por sentado que, hasta las necesidades básicas, como
las de afecto, “me las tengo que ganar”. Esto no lo instauró una mujer, ya te
lo digo.
Ceres es esa “raíz energética” que permite sostener la pérdida, para
mantenerla a niveles soportables. Si el hecho traumático supera los niveles en
que el sistema puede ser resiliente sabemos que el daño es irreversible.
Y, además, si no está hecha esta aglutinación de afecto concreto y material
en la tierna infancia, esta persona será muy posesiva en relación a defender su
objeto de afecto, porque es él donde tiene depositada su sensación de valía.
En esta tesitura el auto valor no existe, y la valía personal está puesta en el
objeto de afecto. ¿Cómo va a dejarlo ir?
Si no se tiene esa sensación de estima y raíz que da Tauro, cualquier paso
posterior (de libertad o lo que sea), será imposible.
Lo formulo positivamente, la noción de apego satisfecho permite el
desapego apropiado, con la ilusión y promesa del reencuentro posterior.

La calidad del vínculo matrístico de Deméter Proserpina lo daba la


modulación madre-hija
Con esta raíz vincular dada por sentado, me permitiré irme cuando me
apetezca, con la noción de que la persona estará allí, cuando regrese. Y
también permitiré que la persona se despida de manera orgánica porque sé
que regresará.
Este símbolo de “transmutación en fases” relacionado con lo cíclico, fue
comprendido en tiempos ancestrales, ya que la conexión profunda con la vida
no excluía la noción de muerte. De hecho, esta interactividad intrínseca, era
justamente la que permitía la fuerza vital.
Había una relación arquetípica entre Deméter-Perséfone, entre madre-hija,
tal cual lo enuncié, pero también entre Deméter y Perséfone en su significado
estacional: Demeter, la naturaleza como madre contenedora de las
otras.Perséfone, representa la primavera en su versión Kore y Perséfone
como el invierno.

El apego que satisface


Deméter, y su gemela Perséfone, eran dos caras de la Diosa única de la
creación. Esta última asociada al descanso de las profundidades. Esta
gemelidad Deméter-Perséfone es una narrativa ancestral que da cuenta de un
tipo de apego simbiótico que buenamente daba esa contención ante lo
desconocido, y el enfrentamiento sano al tiempo de soledad venidero, cuando
la persona amada se alejaba.
O sea que la noción matrística de la afectividad no estaba aún agrietada.
Además, que cuando la guerra fue el leitmotiv de lo social luego de la caída
del arquetipo de la Diosa Creadora, fue natural y hasta lógico temer el
alejamiento del ser querido fuera de los confines de lo privado, por temor a la
muerte real.
Antes de que su reino se viera opacado impositivamente por Hades (el rey
del inframundo en tiempos ya patriarcales), Perséfone era la diosa única (sin
partner). La diosa bruja, el costado misterioso de la vida, lo esotérico y
profético, siempre presente. Diosa a la que se honraba también en los
Misterios de Eleusis.
Luego la separación comenzó a oler a la pérdida de la guerra donde esperaba
la muerte.
Sin dejar de mencionar que el “desapego de dejar ir’’ quedó asociado al
“abandono del esposo que me deja con la estima baja y esperándolo”.
Esta narrativa que es base del patriarcado, entre otros motivos para quitar la
importancia a la afectividad, lo privado, y dejar despotenciada a “la esposa”,
es fundamental y una maniobra deliberada.
O sea que la construcción de la autoestima tiene que ver con una buena
noción de la raíz y el valor propio que la afectividad de base construye.
Factores que si no se conciben han de quedarse, no solo en la reivindicación
(aunque sería el primer paso), sino recuperarse como derecho de nacimiento.

Síntomas
Quiero decir que las personas que tienen a Ceres fuerte, o eventualmente
Luna en Tauro en su carta, y basadas en esa poca raíz de estima materna
(maternidades patriarcalizadas u orientadas al bienestar del padre), suelen
buscar esa noción de afecto en el trabajo o las posesiones materiales.
Debido a que, tristemente, la base de donde parten es que tienen que
ganarse lo que obtienen. Cuando en realidad, Tauro y Ceres también tienen
que ver con la fuerza de la naturaleza y la inspiración y abundancia de la
primavera. La Diosa Kore (la joven) tiene que ver con esa fase de la dicha,
salvaje y de entusiasmo adolescente.
En algunos casos hay Taurines que se quedan, continuamente, en la fase
productiva sin celebrar lo que se consigue siquiera; o quizás viviendo años
haciendo una actividad o trabajo no integrada con el disfrute.
En el guión de los padres patriarcalizados, suelen haber rasgos de este “amor
condicional”:

si comes todo te compro un helado.


Si haces todas las tareas vas de vacaciones.

Con respecto a la terapia de lo taurino puede pasar por temas de


recuperación del auto valor y atreverse al disfrute de la vida, raíces que
permitirán que las pérdidas a las que se tenga que enfrentar no “derrumben el
árbol”.

La posesividad entonces, junto con el control e inmovilidad, es una


traducción patriarcal de lo taurino.
En realidad, la fuerza e intensidad del contacto, que presupone una retirada
futura, y un recontacto después, da la noción de una ciclicidad sana. Esta es
la base desde la que construir todo el entramado de vínculos; unos vínculos
que respeten las necesidades de sustancialidad y perdurabilidad de tal
manera, que no se las tenga que defender controladoramente. O por lo menos
un interior, que me permitan un mínimo manejo de la libertad personal, para
instituir valores nuevos si se necesita.
Entonces la “valoración en términos propios”, es una posible resiliencia a la
que se puede llegar. Resiliencia que posteriormente dará forma a lo que
llamamos identidad emocional.
En clave taurina es la obtención de una densidad, raíz y tozudez que puede
con todo. Esto como producto de la superación de la infancia poco afectuosa.
Me refiero a este “talento de propiciar” de la Luna en Aries (“que pone en
marcha”), llevado a un paso más, que es la maravillosa magia de
“materializar”, manifestar, teniendo en cuenta el crecimiento orgánico,
porque hay una inteligencia natural en Tauro que sabe exactamente a
qué ritmo avanzar, para que la pérdida sea manejable.
Como ejemplo de esto, es que el apego que una/o va estableciendo en una
relación que recién comienza, llegue al punto de poder contener la pérdida
posterior, en cada paso del crecimiento. Conocer ese punto es fundamental.
Como les humanes hemos perdido esta noción del crecimiento sustentable
que nos dejó a punto del colapso medioambiental, recuperar esta inteligencia
es fundamental no solo para la propia recuperación y empoderamiento, sino
para toda Gaia.

La reivindicación doliente pero necesaria


Pero cuando todavía ese empoderamiento no está hecho hasta el final (que
tiene que ver con la recuperación del sentido del merecimiento), se
necesitarán muchas reivindicaciones, a veces silenciosas, a manera de
tozudez o inmovilidad.
La niña/o interna/o está dando un mensaje reivindicativo de ser
considerada/o por su propio valor, sin más. Tema que revive lo no dicho por
la madre de la infancia, pero a destiempo, en el presente.
La sintaxis para expresar esto sería: —“Yo sí que valgo ¡Párate a verlo!”
Perséfone vuelve a decir que ella originalmente era la Reina, antes de ser
una víctima del patriarcado. En la fábula aleccionadora patriarcal, Kore, la
primavera, es retratada como una niña inocente y un poco tonta, que come del
árbol prohibido, lo que hace abrir la puerta del submundo donde Hades la
rapta (y viola). En ese momento allí comienza a “despertar”, saliendo de la
relación idílica madre-hija (caracterizada la relación simbiótica Deméter Kore
en términos despectivos). Relación que he caracterizado anteriormente como
la “simbiosis de la relación matrística”.
Su madre Ceres también es descrita como una mamá-víctima a la que nadie
escucha, y que ha de ayunar anoréxicamente para ser atendida. Todas
reivindicaciones necesarias.
Recordemos que, en la jerarquía olímpica, Ceres es hermana de Urano,
Neptuno y Plutón, los Dioses de origen. Así y todo, su retratamiento que deja
hablar solo a las voces de los hombres, elimina la autoridad de Deméter como
Diosa creadora. Esta tradición de origen estaba bosquejada para dar
tranquilidad y estabilidad en las épocas de poca bonanza.
Se elimina la jerarquía de la diosa Gaia, creadora y contenedora de todo lo
que existe, y se vacía del recurso de base del amor propio, autocuidado y auto
valor.
Por todo esto, también toca restituir el poder femenino.
Hay algo muy restitutivo en esta reivindicación de los propios valores, que
la vida me lleva a encarnar.
Cuando la incomprensión de las carencias afectivas de la infancia, no son
resueltas, se dan casos no solo de poca autoestima, sino que esa poca raíz está
a veces en alusión a abusos sexuales (emulando la fábula patriarcal del rapto
de Perséfone). Más reivindicaciones a pie de pancarta que hacer.
Lo que, por ese motivo, puede provocar ansiedad en la/el nativa/o, y poca
noción de ser (sustancialidad), que puede llegar a una angustia existencial
tóxica, sino también problemas de alimentación y poca sensación de amparo,
de la vida misma.

Más allá de la compulsión a reivindicarse


Para descubrir los talentos de conexión con el placer, capacidad de
materialización paciente y la perdurabilidad vincular, propios de esta
posición, ha de pasar por un proceso emocional, que más que buscar, tendrá
que permitirse los propios valores y sostener la propia manera que,
eventualmente, les parecen lentas a los o las demás. O diferente, de algún
modo.
Y auto sostenerse con más sentido de la individualidad. Esto es algo que ya
se tiene básicamente en el presente; o se puede conseguir sin necesidad de
valoración externa. Y, lo que no podía en la infancia por ser una tarea
demasiado grande para el “poco peso” de la/el infante.
La vulnerabilidad amenazante que esta persona tristemente tuvo que vivir,
y que la persona ha sepultado, quizás tras el trabajolismo —o el sentido de la
resistencia exagerada y quizás conservadurismo extremo—, se destapa
cuando el sistema de defensas erigido en la infancia se cae, porque una/o ya
está preparada. Y la vivencia de la vulnerabilidad deja de ser una amenaza.
Ese permiso a ver con sensibilidad, es fundamental. No solo resistir como
consigna mecánica, sino comenzar a ver las imposibilidades y cansarse a
tiempo. Esto va materializando esta habilidad de ver las propias fuerzas de
creación, consideradas a través de la capacidad de descansar a tiempo.
Cuando esta “tozudez” cede a permitir la consideración de la propia
vulnerabilidad, primero, y el desarrollo del merecimiento y auto validación,
después, ya está el terreno abonado para el crecimiento posterior. Y otros
valores de la persona podrán aflorar, porque el control ya no es necesario.
Pero para ello, previamente nos hemos “puesto de nuestro propio lado” de
manera tajante, hasta que puedan aparecer la sensación de bienestar y placer
propias.
O sea, recurrir a las propias nociones del adulte, para lidiar con el vacío que
da la ausencia del otro, por un lado, y recuperar un sentido de la defensa que
permita una entrega en la relación con más sentido de la conservación y
cuidado: de a poco y con la persona correcta. Elegir con pleno
conocimiento de las mínimas necesidades emocionales, es un derecho y un
lujo, que nos hemos de permitir.

Un ejemplo de Luna en Tauro


Una Luna en Tauro que apareció en consulta. La familia de origen estaba
relacionada con la pastelería y ella ocupaba la habitación de almacenaje de
pasteles. Cuando se le activaba la angustia por algún tema en su actualidad,
ella encontraba consuelo retrotrayéndose a esos recuerdos de olores gustosos
de la infancia. La comida significaba ese abrazo materno que no había podido
conseguir de manera legítima cuando lloraba en la infancia, por lo que acudía
a ella de manera compulsiva en la actualidad.
Se refugiaba en esa “ilusión” de bienestar y placer, por el poco contacto con
su madre que era una persona poco expresiva, pero que le cocinaba porque no
sabía cómo comunicarse afectivamente.
Se ha de detectar, en las conductas del adulte, el mensaje del cuerpo niño/a
gritando por ayuda al cuerpo adulto.
Por supuesto, en la adultez, una ha de “recuperarse” a través de rituales
placenteros de la vida cotidiana; y en ese encuentro gustoso con una misma,
disfrutar de todo lo que necesite hasta que estos rituales sanen: cremas,
alimentación, salud, placeres, descansar. Y llegará el día que esto sea vivido,
no tanto para escapar, sino para aquietar y recuperar ese sentido de la
cohesión o la “raíz” perdidos.
Y de este modo, una/o misma/o ser sujeto de reparación y sanación, luego
de hacer simbólicamente los “Misterios Eleusinos taurinos” propios.

Restitución del valor propio: work in progress


La restitución del valor propio
Es posible que, con la Luna en Tauro, tenga la ilusión de haber sido
contenida y saciada emocionalmente a través de una sensación venusina
(placentera), pero ilusoria.
Presumiblemente, se trata del apego que la madre necesitaba para mantener
su propio sentido de la seguridad y conservación satisfechos.
Para la niña o niño, el signo de la Luna da, de una manera muy visceral, las
consignas de pertenencia (o no) a esta familia. Lo que hace casi imposible su
trasgresión o mejor dicho su madurez, en los primeros años, dando por
sentadas estas consignas.
Habría en la Luna un “estilo familiar” que hay que madurar, o tenerlo como
base o en las espaldas, más que como centro de vida, como en el caso de los
Soles en Tauro. Diciendo de otro modo: la tradición justamente que se
continúa por el hecho de proporcionar variantes.
Aclaro, es posible que, en el discurso familiar, la seguridad y el sostén, se
den como consignas valorables. Pero si los valores no se ajustan a la
especificidad del individuo, no puede ser considerado como constructor de la
auto-estima.
Es decir, que esto es vivido por el niño o niña como una consigna que mamá
sostenía de forma más bien teórica que práctica. O más orientada a su manera
de refugio, que la de la/el bebé.
Pongamos el ejemplo de una mamá medianamente buena en la escena de
socialización tan común en la infancia, como la del parque. La mamá es una
base de referencia estable que permite al niñe poder ir a explorar con libertad,
sabiendo que cuando regrese va a seguir siendo valorado/a y querido/a con
firmeza.
Estas condiciones de un “amor seguro” de la infancia validaron a la o el
infante, incluso si no cumple las expectativas que tenían sus padres puestas
sobre ella o él. Lo que podría nombrarse como “amor con/sin condiciones”.
Justamente este es el talento que puede acopiar la Luna en este signo, ya en
la adultez. Es probable que tenga que ganar esta sensación de abundancia
interna, de estabilidad emocional, con un sentido de la sustancialidad. Y con
suma tranquilidad y paciencia consigo misma.
Probablemente hubo un estado general de “poca seguridad en la libertad de
ser él/ella misma”, valor no atribuido que por supuesto se merecía. O un
soporte logístico supeditado a los logros: “si haces tus tareas te compro un
helado”. O un soporte logístico sustitutivo del contacto.
Y en el caso que desee salir a “explorar más allá de los confines del parque”,
o más allá del radio de influencia de la madre, sin esa base estable, la
emergencia de un ego que no sea egoísta, tacaño y retentivo, sería imposible.
Y, ¿quién ha de salir más allá de la influencia del territorio materno? Todes.
El trabajo interno para estas Lunas, será una restitución de lo mamífero,
biológico y orgánico, así como el respeto personal y consideración de lo que
le importa.
Quiero aclarar, que no creo que estas Lunas tengan malas familias. Al
contrario, creo que tienen familias con una raíz muy estable que ha de servir
en lo que ha de servir: ser un precedente.
O sea que, en la misma dialéctica de esta inteligencia de Luna en Tauro, al
avanzar a los tiempos propios, —lo que le asegura la manifestación o
materialización de sus sueños—, es consciente de lo que deja atrás. En
general, las pérdidas de hecho son mayores que lo que sí cunde. Pero siempre
acaba ganando la vida.
Y una segunda aclaración es que, la Luna en Tauro y sus talentos
constituyen un “aporte al otro”:
La capacidad de estabilidad interna (que no entre en “shock
emocional” fácilmente), que se tenga a sí misma/o la paciencia y por
lo tanto a sus seres queridos.
Lentitud que sostiene, hasta situaciones de conflicto. Las que se vea
capaz de hacer.
Sustancialidad que se logra lento, y se pierde así de lento también.
Capacidad de disfrute en la vida, justamente porque se tiene la
certeza interna de que, si apareciera el conflicto, llegado un punto, se
lo soltará por cansarse de él.

Lo que era la aclaración, es que hacer un aporte al otro no quiere decir que
valoremos lo mismo (aunque más vale elegir personas con valores similares).
Sino que es un aporte que doy yo (aporte individual) al vínculo.
Esto implica que, en simultáneo, el otro también tiene otras cosas para
aportar en la relación como valor agregado.
Y para ello, cada cual ha de tener soberanía y amplio conocimiento y
validación de su interior para lidiar con lo que tiene que lidiar sola/o. Eso
nadie te lo quita.
Entonces, en esa tesitura de “escoger por los propios valores” no ser
llevades por otres, nos encontraremos si nos enamoramos de personas con
valores no tan parecidos. Ese es el sentido de la reivindicación dolorosa de
esta posición Lunar, tal cual conté anteriormente. A largo plazo cansada.

El reconocimiento del interior


Volviendo a lo terapéutico, este estado interno de desnutrición ha de ser
revelado en algún momento de la vida, cuando una “escena de destino” dé
cuenta de su mundo infantil descuidado.
Y de este modo pueda hacer frente al poco placer auténtico y la sensación de
no alimento emocional, vivido desde la primera infancia en adelante.
Este es un descubrir de capas más profundas de la psique, donde lo social
también está implicado.
Entonces, al observarse en su totalidad y con la subjetividad de su infante/a
interno/a, se “levante potentemente por la satisfacción de las propias
necesidades”, más que estar atenta/o a lo que propone el otro en el vínculo.
Es decir, que más que escuchar al otro comience a percibir las sensaciones
displacenteras de su propio cuerpo. Al principio ambos valores, los propios y
los de les demás, son imposibles de ver combinadamente.
La costumbre a ser validado/a por el otro, y quedar condicionado/a sus
términos (que coincide seguramente con el comienzo de su biografía), ha de
ser revertida por una sensación de lo que parece capricho e incluso avaricia.
Pero que en realidad es una expresión tierna, de lo que luego se desarrollará
como su identidad emocional. Una identidad arrasadora. Con arrasadora
quiero decir que tiene la capacidad de hacer crecer las cosas. Lo rige la diosa
del crecimiento de los vegetales.
Por lo tanto, esa:

Retención que experimenta en sus vínculos, sin dar demasiado o con


exagerada conservación, y ese
reclamo por celos a su pareja, por ejemplo,

...muestra que está haciendo un reclamo muy válido, que siente que debe
exagerar, porque justamente se siente no validado/a.
Para no dañar vínculos que le importan, reconocer el grito de la
infancia es una parte, y actualizar valores, es el segundo paso.
Ese llamamiento al crecimiento interior comienza cuando, no habiendo
atravesado inicialmente esta sensación taurina de “amparo apropiado de la
vulnerabilidad”, la tiene que buscar por sí misma/o, y dar con los recursos
para procurarla.
Siendo adulta, es lo que toca.
Nadie le enseñó a validarse en sus posesiones interiores. Entonces ha de
hacerlo con la fuerza de su bramido, rugiendo, o como pueda, pero hacerlo.
Quiero explicar que no ha de juzgarse o quitarse los celos, por ejemplo, por
ser “poco progresistas”. Esta validación de lo que se siente regenera el
dominio interno y hace a la reconquista de su “leona interior”, que cuida sus
vínculos. El reconocimiento de la sensibilidad, recuerden, es la gran
recuperación anti patriarcal.
Por un lado, quitarlos (no así modularlos) podría sacar una defensa de lo que
a esta Luna le importa: la posesión y perdurabilidad. Por el otro se quitaría así
la semilla de su talento y contribución: la posesión y la perdurabilidad.
Cuando esta nativa haya rugido lo suficiente para detentar “dominio sobre
sus tierras”, se desplazará ese sentido de carencia interna a uno de abundancia
que posteriormente le permita compartir con el exterior bienes materiales,
gestos desinteresados y emociones, aunque esta entrega requiera aceptar
también la pérdida. Pero hasta que sus necesidades básicas no estén saciadas,
ha de bramar por lo que es propio.
Ojo que no pretendo acentuar la “neurosis” de los celos, sino quiero a través
de reconocerla que se desestrese de culpas y auto castigos, que es la única
manera de sanar. El conocimiento de para qué están allí y la empatía con el
“error”.

La especificidad del afecto taurino


El talento propio de la Luna en Tauro, relacionado con la capacidad de
perdurabilidad, que no se rinde ante la primera dificultad, es de tomar
contacto profundamente y sostener los vínculos (de todo tipo) en el tiempo,
para permitir una creatividad más lenta y profunda. Tiene una gran
conciencia del placer (por lo tanto, del displacer) que se re-proporcionará de
manera natural cuando en este debate interior por lo propio o lo ajeno pase
por atenderse diligentemente a sí en primera instancia, si una/o siente que es
necesario.
Esto lo llevará en primera instancia, a vivir el imaginario del “terrateniente
desterrado” que retiene “lo poco que siente tiene”, para recuperar su poder. O
en términos “feministas” el mito de la Diosa Gaia destituida de su autoridad.
¿Hasta cuándo? Hasta que ya no sea necesario porque las elecciones de
vínculos respetarán sus necesidades básicas de sentirse perteneciente a
alguien en el vínculo, y que el otro le pertenezca de igual modo. ¿Por qué no?
Que Tauro, pase a ser una característica de su especificidad de afecto, en
lugar de una necesidad de posicionamiento constante y hasta redundante.

Del Dios trascendental a la Diosa inmanente


La “tauroterapia” ayuda entonces a la restitución de un valor que es
fundamental no solo a nivel individual (el sentido del merecimiento), sino a
nivel colectivo ya que atraviesa capas intrapatriarcales para deconstruirlo.
Lo que estoy diciendo es que la restitución del “poder personal” que
significa en la realidad de la Luna en Tauro, que muestra los propios valores,
requiere de una fuerza inmanente, no trascendente.
No el desapego como producto de la voluntad, que elimina la defensa. Ese
es un malentendido. Hay una magia en la fuerza taurina que los “valores
trascendentales” no alcanzan a ver.
Es el berreo, rebuzno, ladrido, aullido, balido, bramido y chillido, de su
condición de mamífera reclamante, lo que desbloquea la puerta sellada por el
patriarcado. Estos territorios de pasaje no sublimes sino animales, de
itinerarios no sensatos sino de sincera conexión con sus vísceras, que se
despiertan bajo situaciones de pérdida.
Y de este modo muestran variantes más amplias de lo humano a través del
renacer mamífero.
La sensación de merecimiento de “posesiones” de toda índole, se la ha de
labrar a fuerza propia, como escena simbólica que destrabe y permita la
fluidez del amor y abundancia en cualquier aspecto de la vida.
Y con la construcción de la sensación interna de ser algo precioso y
valorable, se restituye lo que merecemos, sin trabajar por ello: la dicha.

De la Hera “reina de los cielos”, a la Juno “esposa furiosa”


Los celos y la posesividad: Juno furiosa
En el ámbito terapéutico actual es de muy frecuente uso la frase “salir de la
zona de confort” como herramienta para ganar la libertad.
Desde mi perspectiva, no sabemos muy bien qué es la libertad, y tiene
complejas rutas de implementación que simplemente “dejar las posesiones”.
La Luna, como ya dije, no es algo a abandonar sino un estado de defensa
que se ha de re implementar.
Es justamente la zona de confort, o sea el espacio donde me siento
cómoda/o y al que retorno luego de un día en “la guerra”, para restaurarme.
Esta defensa (que denominé, como una que realmente defienda) ha de
procurarse porque el sucedáneo que tenemos del confort está lejos de
respetar la propia esencia y naturaleza. Esta es una reflexión que permite esta
posición.
En una escena de celos típica en esta Luna, lo que llevará a este nativo o
nativa a empoderarse, no será justamente a través de reprimir un instinto y
auto-disciplinarse, sino esforzarse por obtener de los vínculos aquello que
merece. O por lo menos (como acto simbólico) reclamarlo libremente hasta
que se dé cuenta que no es allí (en esa relación) que lo encontrará.
Y, sobre todo, si elimina u obvia aquello que le avisa del daño (los celos) es
difícil reconocer el daño (displacer) y por lo tanto tener una consciencia real
del placer.
Por todo esto, claro, la “zona de confort” se debe re proporcionar. En algún
momento naturalmente sucede, luego de este “reposar en lo que se necesita”,
a través primero de identificarlo y validarlo.
Se ha de re proporcionar, dije. Para conseguir esa paz interna de “saber lo
que es suyo” con claridad, es necesario abrirse a la queja, por lo que no tiene
y necesita, para ir solidificando su sensación de propia identidad.
De este modo los valores que lo rijan serán los propios y dejará de vivir
pasivamente la Lunita.
Juno es el asteroide que representa en la Carta Natal, la justicia en las
relaciones, o la sensación de convenios afectivos injustos vividos en la
relación de pareja. Y la manera que se expresa vengativamente la injusticia
de este desempoderamiento.
Hay un desajuste, propuesto de tiempos inmemoriales de la donación casi
esclava de la mujer dentro del convenio patriarcal. Algo relacionado a ser
mano de obra gratis (que la familia se ahorra), pero que deja a la mujer más
dependiente en todos los otros ámbitos de su vida. Lo que tiene que ver con
la “dominación económica”, según caracteriza el feminismo.
Juno es el Mito de la princesa cautiva.
Hasta la llegada de los varones de la Estepa del Cáucaso, Hera reinaba en
los cielos como lideresa. Según los ritualistas de Cambridge, en los inicios no
existía un dios varón, debido a la no noción de la participación del hombre en
la concepción.
Cuando la dominación cultural en sucesivas olas, que fueron conformando
la cultura patriarcal, Juno pasó a ser “esposa de”, con sus ritos y cultos
expropiados, con su soberanía vapuleada y su sexualidad controlada (la llave
del cinturón de castidad le pertenecía al esposo, Júpiter).
En el mito entonces, Zeus (Júpiter), era el dueño del trono del Olimpo (los
dioses nuevos), y ella solo le acompañaba. Pero, y aquí radica la cuestión
específica de Juno, a pesar de la dominación total que había sufrido, se
enamoró, o sea que la afectividad no le permitía irse, como hubiera sido
conveniente ante las infidelidades de su esposo con diosas y ninfas por
doquier. Si esto no es una instrucción deliberada no sé qué “lo es”.
Entonces, este asteroide da pistas arquetípicas de que, en las relaciones, una
hace ciertas inversiones por las personas que le importan, que a veces esas
relaciones no compensan tamaña entrega de nuestra parte.
Por diversos motivos:
porque siguen mecánicamente las consignas patriarcales (deberes de
esposa),
porque elige a personas que toman más que dan,
porque no se espera el tiempo suficiente para dejar que el otro, o la
vida misma, muestre a su tiempo lo que tiene para darle.

Hay una oscilación en Juno que puede aportar a desentrañar un movimiento


natural, pero que se ha de recuperar con la Luna en Tauro.

Y tiene que ver con:


aprender a escuchar, luego de decir, aunque lo que escuche no me
guste.
Primero proponer y luego “esperar a recibir”, en la misma proporción
o a una proporción similar a la entrega de manera que sea del propio
gusto.
Avanzar en el tiempo correcto, para que sea sustentable.

Esta era una diosa muy rabiosa, y bajo la perspectiva de la situación de


dominación de la historia del mito, se entiende.
Si queremos deconstruir el patriarcado interior, comienza por saber de esta
oscilación vincular, una que sea manejable a largo plazo. Si das
compulsivamente, o actúas sin parar a dejar que suceda, no podrás sostener el
convenio por mucho tiempo, que tú misma lo romperás.
Es decir que las escenas de destino han de mostrar que la otra persona de la
pareja no da lo mismo que yo y he de elegir mejor; o, en otro sentido, que no
me espero a recibir lo que me corresponde, dominada por el “mecanismo
implantado” de servir al otro sin que se lo gane, o el poco merecimiento.
Triste pero real.
Esto genera mucha agresividad y resentimiento interno lo que se ve
compensado por algún tipo de explosión de rabia o venganza, muy propio de
esta diosa. Las recriminaciones, resentimientos, venganzas y dobles
intenciones ocultas, son las únicas armas de empoderamiento con que cuenta
la que fuera la Gran diosa de las diosas, anterior a la caída. Juno también está
fuerte en mujeres que se encuentran con temas de violencia de género
(tristemente) para empoderarse.

El destino como fuerza terapéutica


Más que transformar sus necesidades adaptándose a las del otro, la
aceptación de su lentitud interna es la vía a la sanación.
Este talento se encuentra una vez que comprende que lo frondoso de sus
logros en el exterior, se basan en la aceptación de su profundidad, donde las
condiciones de seguridad son el fundamento.
Pero aparecerá ese personaje que le confronta con los celos, o que le
muestra con una actitud muy desapegada o poco considerada con lo que
necesita, la escena con su madre en la primera faceta del crecimiento.
La herida antigua que esta persona destape, que muestre la poca base real
sobre la que se construyó su personalidad, podrá evidenciar de una vez por
todas la fascinación secreta a esa “carencia” por considerarla la noción del
amor.
Esta fascinación al dolor que considera amor, le ha estado acosando desde la
oscuridad y ha guiado sus decisiones en busca de la definitiva resolución. Y
eso es lo que le proporciona ese personaje o el destino con sus historietas.
Cuando esto sea visto, masticado y digerido, ya no necesitará de la
exageración de mostrar su valía, ni de crear situaciones donde se sienta
desvalorizada.
En su lugar, y al mejor estilo del elemento tierra, recomiendo en las
relaciones:

la aceptación de las incompatibilidades en parejas que uno/a


reconoce insalvables, lo que nombré anteriormente con cansarse a
tiempo;
o abogar por las propias condiciones, en relaciones en las que se
están renegociando las condiciones del acuerdo.

Cuando la Luna en Tauro ya esté saciada


Ese “paraíso en la tierra” con frutas deliciosas, flores aromáticas, vestidos
bellos y ahorros en el banco, que siguen creciendo y decreciendo
orgánicamente, será posible, gracias a que yo misma/o aporto a su
“manifestación”, como parte de mi contenido de valor personal y a través de
la inteligencia femenina restaurada. Para darle valor a mis dones, he de
escoger también correctamente a mis afectos.
Esa reminiscencia de la Diosa neolítica que Tauro reaviva (Ceres y Hera), es
la que se aclama, para encarnar sus valores de crecimiento sustentable, red de
afectos valiosos y expansión lenta por lo tanto con un gran poder de
manifestación (efectividad).
La fuerza del apego lunartaurino se queda en el apego controlador u
obsesivo intentando que no se vaya su amado/a. Una buena manifestación de
esta energía se sostiene en su estabilidad en crear lazos duraderos, basados en
la consciencia del tiempo de materialización propio, y el tiempo de
materialización compartido. Con timing compartido me refiero a que las
relaciones afectuosas tendrán que llevarse a cabo a partir de desarrollar una
habilidad de bajar progresivamente las barreras para entregarse al amor.
Esta inteligencia del orden de lo femenino que se activa, es una que podría
llamarse la “Magia de hacer realidad”.
Y estos “valores vitales recuperados” son joyas preciosas de resiliencia,
nociones que aún conserva a pesar del trauma, desde la infancia. Estos
valores enraizados le permitirán asumir el riesgo del lento crecimiento propio
—como ser sensorial-sintiente— que es. Quiero decir que hay mucha
información del entorno que procesar a un lento tiempo interno. Lo que, esa
relación con el proceso propio no exime de tener una relación muy
compenetrada con el otro y el entorno. La imagen final es una cerrada
(estrecha) urdimbre de afectos y vínculos de todo tipo, a largo plazo.
El aporte a la revolución feminista entonces es una creatividad sustentable
conectada con el placer.
Me refiero al disfrute de plantar y dejar florecer con la gracia de lo natural.
La fuerza arrasadora del propio “poder de atracción”, recuerda a la Diosa
Hera, representante de la Gran Madre y reina de las ninfas sexuales que
permitían el acceso al placer y al disfrute, porque conocía el arte de inducir al
gozo del orgasmo.
Otro tema a destacar, es que el “toro pastando en la pradera”, imagen propia
de este signo zodiacal, a esta altura de la “evolución” humana, ya no es un
signo de lo natural. Mucha agua pasó debajo del puente.
De todos modos esta presencia originaria de lo taurino, se encuentra por
debajo de los inventos tecnológicos y la complejidad del sistema que fueron
creados para utilizarla (a la naturaleza), aunque parece que aplastaron esa
conexión y nos dejaron sepultados/as.
Entonces, que lo salvaje de nuestra especie recupere su soberanía y
apacibilidad porque nuestras costumbres poco ecológicas nos han dejado al
borde del colapso. Y esa recuperación se encuentra descubriendo el interior.
A nivel psicoindividual, cuando el “sentido de supervivencia” está ya
reivindicado o asegurado (luego de muchos rugidos que el individuo ha
tenido que dar), el trabajo hacia el interior estará subsanado. Esa seguridad y
estabilidad se reconquista cuando se tiene la certeza de que, si algo amenaza
aquella apacibilidad, una/o podrá defenderse apropiadamente, porque es
merecido.
Por otro lado, es grato saber, que esa reconquista como tantas del orden de
lo femenino, se logra en grupo.
O sea que nos auto educamos y a nuestra manada. Esto es el producto de
nuestra magia de “hacer aparecer”—ya que una/o acopió y reunió a su
alrededor—, los afectos, para pedirles lo que buenamente importe.
Además, esta gestión emocional de la luna en Tauro, más que “abandonar la
zona de confort”, requiere del retorno y escucha al cuerpo; recuperar el foco
puesto en el verdadero disfrute, de parir con placer, de poseer con afectividad
y consideración y de disfrutar de la sensualidad y de la consciencia del
presente.
Y lo valioso del fenómeno es que mucha muerte ha tenido que acontecer,
por eso esa apreciación tan gruesa vasta y bramante de la vida.
3
Géminis
Clariaudiente
Luna en Géminis
El asunto de la inter-subjetividad y la Inteligencia de canalización
En la Luna en Tauro, un tema fundamental para reaprenderla, es mantenerse
en el terreno de lo placentero. Esto se dice fácil, pero hemos sido entrenades
en la disciplina patriarcal de desoimiento de lo que personalmente se valora.
Por otro lado, la Luna en Aries intervenida también está distorsionada. El
deseo (las ganas de), se obsesiona y se aleja de la sostenibilidad por estar en
un imaginario futuro inalcanzable (según expliqué en su apartado). Además,
la no habilidad de esperarse para escuchar el consentimiento (o no) del otro,
hace que el estado orgánico —donde un “deseo compartido” es lo que cunde
—, acabe por malograrse o ni siquiera se conciba.
O sea que saber dónde acaba el placer para convertirse en displacer, es la
clave de aprendizaje de la noción taurina. Y la noción del consentimiento o lo
que provocamos en otres, ayuda en el camino hacia lo ariano.
La “rendición” ante el obstáculo (en época de workaholismo), si se acepta y
modera, suma y no resta. Y cuando se practica regularmente, hay algo que
hace tomar contacto con el cuerpo y una actualización de valores que luego
debe reconocer, mantener y estabilizar. Estoy hablando de que hay que
desandar la intervención del placer taurino por malas interpretaciones
patriarcales relacionadas con la compulsión al trabajo. Y también de la
compulsión a defenderse invadiendo de la Luna en Aries.
“Hay algo que se cura cuando hablamos de ello. Hay algo que comienza a
salir de su escondite, que se ilumina y reverdece cuando nos atrevemos a
enunciar”.

Las dicotomías de esta percepción lunar


La incomunicación emocional
La tentativa de explicarlo todo, preguntarlo todo, saberlo todo y obtener
respuestas precisas para saciar su curiosidad, es la manera que se lidia con el
mundo, que, en el amanecer de su vida, es casi completamente abarcado por
la presencia materna.
Esta identidad infantil que parece comunicativa, ingeniosa, lógica por demás
y con una hipermadurez, quizás en demasía para una/o niño pequeño/a,
proviene un poco de una sensación de incomunicación emocional que se
porta secretamente hasta para una/o mismo/a.
Con “comunicación emocional” me refiero a decir lo que se siente, entre lo
que está, la disconformidad.
O sea, expresar las rabietas si se tienen; de expresarse a tiempo, daría la
posibilidad de negociar con mucha habilidad (típico del ingenio de esta
posición lunar), sobre los acuerdos compartidos. Pero de no reconocerse
queda como un asunto sin resolver, que sale de maneras insospechadas.
Esto define el talento para manejarse con fluidez dentro del disentimiento, y
como puntapié inicial para posibilitar el pensamiento discriminado en una/o
y el otre.
Pero el tema es que, si lo pendiente de las rabietas de la infancia se
inmiscuye en la adultez, hay un tipo de auto encubrimiento de índole
intelectual de lo que es propio, sobre todo con respecto a lo que se siente.
Hay palabras, y a borbotones, lógica, argumentos, refutaciones, relatos,
retórica, auto persuasiones y todo lo que implica el uso de una inteligencia
discursiva (encontrar la palabra específica con gracia, ingenio y don de la
espontaneidad comunicativa). Un talento en las habilidades del lado
izquierdo del cerebro, que se dedica a la función lógico-deductiva.
Pero, al desangelarla por quitarle lo que es su viva subjetividad, incluso se
puede cometer falacias lógicas, porque cierto conflicto en su contra cierra
argumentativamente entonces lo acepta; pero no refleja la verdad interior. Por
ejemplo, cuando quiera presentar una queja a su pareja de algo que siente le
perjudica, si la otra persona se justifica lógicamente, se neutraliza la queja y
estarán cerradas las posibilidades de expresión del sentir.
El malentendido propio de la Luna en Géminis es “si se explica es verdad”,
pero muchas veces la verdad emocional está más allá de lo justificable.

Teoría del Hemisferio Derecho e Izquierdo


En la revolucionaria década de los ‘60, comenzaron las investigaciones del
Cerebro Izquierdo y Derecho.
El Hemisferio Derecho (H.D.) está relacionado con la intuición o las
inteligencias emocionales y sociales, la imaginación, el ritmo, la fantasía, las
señales no verbales, etc.
El izquierdo (H.I) con el pensamiento lógico-deductivo, los cálculos
matemáticos, la secuenciación, pensamiento mediante palabras, etc.
La importancia de estos experimentos de la psicobiología que reflejaron en
su contenido el carácter disruptivo de su tiempo, comienzan a dar lugar y
permiso a un tipo de inteligencias del orden de lo trans racional. Además de
ver su participación combinada y trabajo conjunto que realizan los
hemisferios de manera simultánea.
En este momento de reivindicaciones feministas, de inspiraciones en la
religiosidad de oriente y emancipaciones varias, comenzó la reconstrucción
de un nuevo paradigma donde lo que se comenzó a tener en cuenta fue un
tipo de inteligencia del lado de lo femenino o más anclada de lado Derecho
del Cerebro.
Estas funciones cerebrales del Cerebro Derecho, del estilo “cerebro
femenino”, tiene las características de:

procesar información en paralelo, distinto al otro hemisferio que se


especializa en el pensamiento secuencial o serial (hacer una sola cosa
por vez).
la capacidad de síntesis y la conceptualización de la información de
manera integral. Diferente al otro Hemisferio (Cerebro masculino)
que es hábil con procesos de análisis y desmenuzamiento y
discriminación.

La memoria intuitiva propia de este tipo de funciones cerebrales


“femeninas” fueron alojadas en sistema límbico (debajo de la corteza
cerebral), relacionado con funciones menos complejas como las que
compartimos con reptiles. Es el que se maneja de manera diferente a la otra
“Inteligencia masculina”, que funciona uniformizando el mundo para
manejarlo, y que, según esta teoría, realiza funciones más complejas como el
análisis discriminado.
Lo que es de destacar dentro de la evolución de esta teoría, sesgo de género
aparte, es que en la actualidad el tipo de inteligencia que se toma como
referente es la que usa ambos cerebros. Lo que podría llamarse la
Inteligencia Emocional o Inteligencia social, es decir. una combinación
entre ambos paradigmas brinda mejores posibilidades adaptativas al medio.
Una prueba de esta integración es que antes de estas revelaciones, el Test de
inteligencia medía solamente la capacidad de análisis (resolver problemas
matemáticos); en la actualidad se sumaron al test habilidades intuitivas, como
factores a tener en cuenta, en la inteligencia.
O sea que lo femenino, tomado como inteligencia, comenzó a salir del
terreno de lo considerado amenazante, para reinventarse.
Parte de la revolución feminista, sembró la semilla de una cierta integración
Yin Yang en pensamiento. Ahora la intuición, lo esotérico, profético,
inmanente, etc., vuelve a jugar dentro del terreno de las funciones psíquicas y
la inteligencia, sin ser discriminadas como inferiores, límbicas e irracionales.
Es, sin dudas, una compensación por un desoimiento y malentendido,
milenario.
En la actualidad, esta Teoría de los hemisferios del cerebro ya fue superada
por reflexiones posteriores, y se habla de la combinación de hemisferios. Yo
creo que ha sido un factor de análisis fundamental.
Lo que me parece destacable es la división de competencias y la consciencia
de su trabajo conjunto necesario para un desarrollo integral.
Por lo tanto, una/o usa la inteligencia racional (H.I.) para comunicarse,
elaborar las ideas y saber qué palabras usar y cómo articularlas. El
Hemisferio Derecho se usa para reconocer el contexto, tono y sentido de la
oportunidad. Por ejemplo, en el caso de la condición espectro autista, la
persona puede tener muy bien la función lógica del H.I. pero costarle mucho
reconocer cuándo decir o no decir determinadas cosas, como habilidad social.
Esta dualidad relativa a la inteligencia, enraíza mis ideas expresadas en este
libro sobre el redespertar de cierta naturaleza del humane más allá de la
inteligencia lógica, y da en el clavo en la redefinición de Géminis que deseo
desarrollar.

Logos contra Mito: la supremacía de lo masculino

La palabra escrita ha estado asociada a la instauración del patriarcado desde


los primeros sistemas de escritura.
La educación que hemos recibido también se enmarca dentro de ese
paradigma lógico lineal, que da por sentado una dualidad, en apariencia
irreconciliable, entre la objetividad del orden del principio masculino y la
subjetividad de lo femenino.
O, por lo menos, es esta vertebración la que ha dado el cambio fundamental
de nuestra idiosincrasia del Mito al Logos.
Mito es el pensamiento no científico de tradición oral, previa al Logos. Y
Logos se relaciona a conclusiones universales (en apariencia). En principio,
se instaló como paradigma superador del Mito, y en su posicionamiento
supremacista lo eliminó.
Como siempre hay algo muy guerrerista en la percepción que tenemos del
mundo, desde los primeros glifos cuneiformes a esta parte.
Las palabras que sirven para dar orden al caos perceptual, en su esfuerzo por
dicho fin, amputaron un talento humano numinoso. La dominación del Logos
sobre el Mito han sido confabuladas a través de la presentación de imágenes
de derrota de serpientes y dragones, bajo la espada de algún héroe. Por
ejemplo, las Erinias, en el mito de “La Orestíada” donde participa Pallas
Athenea (diosa de la sabiduría), son reemplazadas por versiones más amables
y menos irracionales, con las mismas características pero en un tono más
“amaestrado”. El significado de la historia que pretende ser aleccionador, es
que los monstruos indomables (o las pasiones indomables) han de
transformarse en versiones edulcoradas gracias al dominio de la razón. La
Orestíada es una de estas historias míticas que dan instrucciones acerca del
paradigma imperante a partir del cambio al derecho paterno. De ese modo la
vida se nos hizo más manejable, pero comenzamos a perder nuestra conexión
natural con lo incognoscible.
Esta aparente lucha que vence a lo irracional, tienen un costo muy grande de
lo misterioso, esotérico y mágico, que, en vez de mantenerse en el terreno de
lo nuevo, se asoció al abismo inmanejable, angustioso y presumiblemente
prohibido del universo femenino e inconsciente.

Dicotomía subje-objetiva
Todo tiene sus dos caras, y además en lo que se refiere a Géminis, siempre
habrá algo dual con lo que lidiar. Una de las habilidades a adquirir en caso de
esta posición lunar pasa por esa frecuencia en la que la objetividad es una
capacidad loable. Pero para manejarla de manera auténtica (integrando lo
emocional), se ha de mirar la escena de la infancia, para hacer de la
inteligencia lógica, un logro donde lo interior sea puesto también en valor. O
sea, se ha de superar la dicotomía subje-objetiva.
La Luna que tiene funciones relacionadas con el afecto, la emotividad y algo
que se juega a nivel un poco imaginario —el pasado, lo dicho más allá de lo
verbal—, no conversa bien con las características de lo geminiano,
explorador y con habilidades teórico-intelectuales más que experienciales.
Sumado a que nadie ha sido enseñada/o a lidiar con eso, de fondo. Aquí la
dicotomía básica de la Luna en Géminis se expresa en los términos que
hemos ido desarrollando de la siguiente manera:

Luna en Géminis,
Subjetiva-Objetiva,
Femenina-Masculino,
Mitos-Logos,
Cerebro Derecho-Izquierdo.
Intuición-Lógica.

En relación al uso no equidistante entre ambas jurisdicciones, desde el


feminismo habría mucho que decir. En la escuela general básica nos enseñan
sobre el pensamiento lineal y no sobre el poder de la metáfora o la potencia
de los cuentos míticos, la intuición, como tampoco lo hacen para aclarar la
Inteligencia Emocional o social.
Lo poético-artístico o esotérico-intuitivo es del orden de lo revolucionario.
Y nuestra dificultad comienza con las pocas herramientas que tenemos
para construir el propio discurso emocional. El buen uso de la inteligencia
verbal ha de estar enraizado en la sensación de hacerlo de manera propia. Las
vivencias de infancias patriarcalizadas, separó algo que originalmente estaba
unido: lo misterioso y la manera de explicarlo. Allí radica la especificidad del
trabajo de esta posición Lunar.
La cualidad lunar y la cualidad geminiana no hacen buena combinación: lo
que tiene que ver con lo protectivo y cálido (Luna), no emulsiona bien con lo
frío y objetivo (Géminis). Es como una repelencia entre dos tipos de
inteligencias, una mental y otra emocional, cuya recuperación en tanto
combinación y diálogo fluido de manera mancomunada, hace el bemol exacto
de esta posición natal.
La Luna no está cómoda en Géminis. Pero de estar, solamente sería en estos
términos, de la claridad mental. Y viceversa con Géminis, que tendrá que
ceder algo de su expertise mental para dar lugar a algo de otra naturaleza más
densa y de dinámica oscura (Luna).
Por esto digo que la fuerza de esta posición se encuentra cuando se
alquimizan estas dos energías, en una síntesis que contemple la integración
de ambos hemisferios, lo que es la emergencia de un pensamiento más
holístico.
Y podría arriesgarme a decir, por lo ya mencionado, que la disposición
correcta no supremacista, sería el anclaje en un tipo de búsqueda investigativa
que de por sí es del orden de lo femenino, utilizando las habilidades de
secuenciación y análisis discriminado, del orden de lo masculino. Hay, por lo
tanto, algo intuitivo e irracional, del orden de lo misterioso, que nos conduce.

La deconstrucción Lunargeminiana
¿Cómo conseguir, entonces, una buena combinación?
Una combinación entre la lentitud del proceso emocional (Porque es lento
de por sí) y la poca paciencia para eso mismo, de la mente geminiana.
A veces sencillamente es esperarse un poco para nombrar, poner en teorías o
dar palabras a lo que todavía no entra en ningún casillero del inventario.
Esperar para que el encuadre sea uno más profundo.
Seguramente bajando la velocidad con la que se vive el proceso de pensar y,
sobre todo, explicarse las cosas, porque hay una cierta compulsión en ello.
La mente geminiana es curiosa, mental, asociativa, relativista, dispersiva,
etc. Y tira en demasía de un galimatías mental incomprensible. cuando en
realidad es, la clave emocional lo que le respondería todas sus preguntas.
Con el tiempo, la Luna en Géminis puede dar palabras a su interior, y
complejizarse emocionalmente, pero para ello debe atravesar la defensa
emocional hecha de una pared de razones respectiva y teorías acerca de
la realidad, que esconden de manera sofisticada (no es perceptible a
simple vista), su repelencia a las emociones.
O sea que la tendencia a la sobre explicación oculta el miedo a la autoridad
competente (mamá), y a vivir “aquello que se siente” con naturalidad.
Es probable que la mamá haya sido intelectual y más dada a temas más
interesantes para su mente que para sus emociones, entonces el/la niña/o con
su conducta adaptativa y por la fuerza, haya tenido que seguirle ritmo y
medirse con su vara, o vibrando con esas características, que también son un
poco propias.
Pero una perspectiva hiper madura de la vida, sabe cómo explicar
emociones, pero no tanto como sentirlas con libertad. El sentido propio
entonces, se esconde.

La recuperación emocional
Hay un punto en que este don discursivo, picardía comercial, facilidad con
la síntesis, y el juego y el chiste, ya son algunas de sus características.
Si sus incomodidades con lo emocional son más grandes que lo habitual, o
si sus emociones son de mayor profundidad que aquellas que su entorno
pueda procesar, requerirá de habilidades internas que podría alcanzar de
adulte.
Es casi imposible que la persona lo haya hecho de pequeña, con todo en su
contra y sin ayuda materna.
Lo que hace que la persona tenga que ocultar algo de lo que siente, siempre.
Hasta que desarrolle una comunicación emocional precisa y con “habilidades
del compartir”.
Es probable que al fin del proceso de re-establecer su dominio interno, y de
allí poder vincular, la persona sea acreedora de una gestión emocional rápida
y despreocupada.
Para ello, deben suceder situaciones de destino para que una/o se dé cuenta
de la inhabilidad interna para procesar emocionalmente, ya que la estancia
tranquila cuando estas emociones aparecen, no es su estilo.
Una vez visto y “re humidificado el ser” con la sabiduría de lo interno (y la
reactivación de ese tipo de inteligencia), ya se puede acelerar el proceso
interior e ir a un bemol exacto de manejo, presuntamente más rápido que la
media.
Pero vamos por parte…

El derecho de la enunciación
Crías geminianas
Las crías mamíferas, necesitan pecho de mamá y cuidados, antes de
atreverse a salir a descubrir el mundo. La dificultad de dar afecto y apego
sano a su hijo/a aparece cuando la mamá es Sol en Géminis. Quizás tiene esas
características de dispersión de la ternura, lo que hace que priorice lo mental
antes que el misterio de lo que le provoca la calidez de su hije.
Esta es una apreciación que creo puede visibilizar el sistema de referencias
de la Luna en Géminis, que posee el talento de la racionalidad y el acceso a la
“luz del pensamiento”. que nombra y aclara. Pero que, como mecanismo
adaptativo a la educación patriarcalizada, más que un uso de un talento, esta
cotidianidad con la madre sigue una lógica de desconexión. Y el potencial
talento se transforma en un escudo de protección en forma de diálogo interno
defensivo. Y si se usa de escudo defensivo (cosa que es comprensible), mejor
ser consciente de ello.
La relación con la mamá simbólica de la Luna en Géminis, tiene mucho que
aportar al respecto al auto-conocimiento y del cómo es el acontecer social
del/a nativo/a. Sobre todo, en lo que tiene que ver con la apreciación del
mundo que se tiene y que ella ayudó a concebir. Ya que las características
típicas de esta posición natal como conductas de disuasión, minimización e
intelectualización del daño que se siente de parte del otro, tiene que ver la
lógica de procedimiento social donde la referencia ejemplificadora es la
madre. Una Diosa de la Lógica y la ecuanimidad no tan conectada con la
autenticidad.
O sea que de adultes continuamos fieles a un tipo de proceder social que nos
enseñó mamá en la interacción de la tierna infancia, que no concibe integrar
en la comunicación, nuestro parecer profundo.
Y esto debido a que es difícil sobrellevar, una vinculación afectiva donde
escuchar y hablar con sensibilidad sea lo apropiado, cuando no hemos
aprendido a hacerlo. Esta es la síntesis de esta posición lunar.

La mesa familiar de las argumentaciones


Todas las personas merecen empatía con respecto a lo que le sucedió en la
infancia y la incomunicación que experimentaron. Cuando la mesa familiar
parecía un lugar de razonamientos, justificaciones a lo irracional y
argumentaciones lógicas, no había espacio para dar voz a lo emocional o
simplemente a un parecer basado en otra cosa que no fuera argumentable.
Se desarrolla una identidad relacionada con querer tener la razón como
muestra de afecto circulante.
Esta es la percepción desde el/la niño/a mamífera geminiana (todavía
interiorizada), que no obtuvo respuestas a las preguntas de la afectividad que
eran las que realmente le importaban.
Desarrollo esta perspectiva con la intención de comprender lo que faltó, para
generar una conciencia de auto empatía ante los miedos de enfrentar
emociones no muy lógicas (aunque válidas) que puedan sobrevenir. La vida
para todo el mundo pasa por sobrellevar lo mejor posible lo inexplicable. Y
en este caso, habrá mucho de deconstruir en esta dirección, ya que parte de lo
inexplicable será el propio sentir.
Pero, diría media verdad si le pongo toda la responsabilidad a la mamá,
cuando se trata de personas adultas.
Si es verdad que hay que hacer un reconocimiento en cuanto a la falta de
compañía emocional de la madre, durante la infancia. Pero para no quedar
atrapados/as en la sensación de “indefensión aprendida”, reforzando la
evitación del sentir, se debe entrar en la verdad del cuerpo, donde yace el
trauma, y deconstruir esa “representación mental” que la mantiene viva.
La tendencia emocional geminiana está en la frecuencia de aprender a
reconocer, desenrollar y liberar aquello que se siente, y eso comienza
validándose más allá de cualquier necesidad de explicarse tanto.
Es decir, que la “hiperadaptación defensiva e infantil” que hacen les
geminianes, pasa por justificar el desaire que se siente del otro y de ese
modo evitar el conflicto, y el propio posicionamiento. Sobre todo, porque
como buena Luna en elemento Aire, la tendencia a la objetivización de lo que
siente, no permite la experimentación del in situ emocional, y el
“relativismo” se presenta también como defensivo. Da lo mismo todo si se
argumenta. Pues no.
Para formularlo de otro modo: una experiencia mínima emocional, puede
estimular una gran actividad mental sobre todo si es dolorosa o se escapa de
lo nombrable. Pero tal frondosidad intelectual muchas veces oculta los
dolores más que explicarlos.

La madre
Creo que una nativa o nativo que contacta con el recuerdo de su madre
primera, o la madre simbólica, encontrará allí un sutil mensaje de una especie
de repulsión al contacto. O un sentido de lo foráneo relacionado con lo
afectivo. La densidad del contacto profundo (que la maternización requiere),
es un poco alienígena para la mamá.
Entonces para asumir el propio proceso y dejar de acumular el estrés de la
no comunicación emocional en las relaciones sucesivas, se han de adquirir
herramientas de conexión con la propia subjetividad y sostenimiento el
propio parecer. Esto se hace aprendiendo sobre el disentimiento.

Escenas de disentimiento como destino


Las escenas de destino que recuerdan al desamor, están relacionadas con
una palabra no dicha o no escuchada, que se espera recibir. Y este es el
sentido del destino recurrente. Más claramente, en el momento que me
encuentre disintiendo compulsivamente para hacer valer mi parecer, o
desconfiando de las razones de los demás, estaré frente a un tipo de “pataleta”
propia no dada a tiempo, y una necesidad infantil muy válida de ser
escuchade más allá de las razones.
Las “escenas de destino” que pueden presentarse para llegar a acomodar esta
energía en una combinación apropiada, pueden ser:

Temas con hermanos o hermanas que nos enseñan sobre


comunicación.
Disentimientos con colegas que nos muestren esa diferenciación y
hasta aislamiento en el que estamos sumergidas/os.
Escenas que muestran el poder de la palabra dicha. Los
malentendidos o problemas de comunicación, así también como el
disentimiento, pueden traer la oportunidad de poder permitirse el
estado mental idóneo para aceptar las contradicciones, que, aunque
no razonables, son constantes de la vida.

La alquimia adecuada al cabo del proceso correcto de estas escenas de


destino, pasa en tanto que, en vez de intentar empoderarse con la palabra que
se pierde en temas perimetrales, la utilizar para reavivar, de manera nutridora,
el descenso inevitable a la intimidad, y la hace compañera. Este es el más
auténtico empoderamiento lunargeminiano. Acompañarse con una palabra
auténtica, testigo y relatora del misterio interior.
O sea, no inventarse teorías para sostener “disentimientos”, sino más bien
flexibilizarse intelectualmente (o que el dominio de la mente ceda el control),
para recuperar la conexión natural con la vida que es en dirección al interior.
Por más “pegajoso” y poco concienzudo que parezca, es el valor de la
propia verdad lo que se está intentando transmitir, y es la propia mirada la
que se ha de aprender a sacar a pasear de manera juguetona por la vida.

De la reivindicación del propio parecer emocional a


ser “relator/a del misterio”:
El misterio, que es contenedor de las emociones conocidas, las desconocidas
y las incognoscibles, es la sustancia que hay entre la mamá y el bebé,
cualquiera sea su Luna.
Comparten en el abrazo esta condición misteriosa, que luego se reedita en la
vida cotidiano-social del/a adulto/a, con “el otro”. Cada encuentro que es
disparador de la vida emocional, está lleno de chispa y potencial creativo,
pero que proviene del misterio de la afectividad.
Recordemos que la Luna está relacionada con la Diosa de la creación y
géminis con el vínculo y la palabra. En su interpretación podría decirse que
es la capacidad de crear contenido afectuoso con una palabra recuperada
(sacada) de las “garras de la hiperobjetividad”.
Aprender a lidiar con la vida socio afectiva es lo que ajusta la tónica
particular de esta Luna. Pero, así como pareciera que es social, activa
mentalmente y con rapidez de pensamiento, lo que no debe dejar de lado en
el proceso de comunicar, lo afectuoso, doloroso y, de algún modo, lo
humano. Es eso lo que enriquece sus aprendizajes y comunicación, ambas
cosas fundamentales para sentirse acogido/a por la vida.
Ella, la mamá, le había propuesto, ante su propia dificultad por mantener lo
desconocido como tal, un diálogo continuo de preguntas y respuestas, así
como información, que le dio una seguridad casi dogmática y una confianza
ciega en la lógica como marco referencial.
De ese modo va, por un lado, comprendiendo esto que está sucediendo (a
veces con explicaciones forzadas pero tranquilizantes); y por el otro, creando
una barrera a la profunda emocionalidad que despierta el bebé.
Lo mismo hace la cría con sus descubrimientos. Conecta con la mamá a
través de su código (uno que sentará las bases de su manera de conocer el
mundo), y a la vez, la desconecta de sí misma hasta que vuelva a integrarse
con lo emocional.
Algo con respecto a las emociones de la madre interiorizada en el infante.
La aversión a:

lo emocional,
a lo íntimo,
al contacto.

Descreimiento
Posteriormente los sentimientos de decepción con su mamá generarán una
frialdad, mucha perspectiva y un exagerado sentido de la defensa, que se
erige ante lo que no comprende; un descreimiento a lo que no puede ser
demostrado; o un tipo de reserva con su mirada irracional.
Es probable también, que esas emociones de decepción marquen una ruta
hacia la diferenciación, muy buena para desarrollar una capacidad de
disentimiento armónico, posteriormente. Pero esa grieta psicológica más o
menos dolorosa, puede comenzar dañando la comunicación porque hay un
tipo de distancia emocional que se muestra a manera de incredulidad cínica.
Pero antes de aprender cómo hacer esto del disentimiento como un juego,
se dará una vehiculización de lo no dicho, en debates o razonamientos que no
lleven a ningún sitio y, sobre todo, que no dejen ver sus necesidades afectivas
con claridad.
Lo que quiero decir con tantas palabras es que, hay un recurso
lunargeminiano por descubrir, al relatar el misterio.
Y este comienza con una recuperación de un lenguaje emocional de forma
lenta para hacerse de la propia perspectiva. No tanto usar la inteligencia de
manera racional-disuasiva, sino que acompaña lo que se siente.
Y una vez recuperado territorio dentro de lo arquetípico distorsionado,
comenzar a desarrollar un tipo de comunicación con mucha pericia discursiva
para explicar lo misterioso.
Esta posición nativa más por Luna que por Géminis, es una Canalizadora
de información de varios niveles.

La superficialidad: Divorcio afecto-mente


Presumiblemente la mamá de la Luna geminiana ostenta una inteligencia
que al niño o niña se le presente como interesante pero un poco superficial.
Quiero decir, que hay determinadas palabrejas que la mamá usa, o cierta
pericia lingüística en la mesa familiar que a la niña o el niño —testigo de un
mundo virgen en exploración, del que todavía no tiene coordenadas de uso
claras—, le fascinan enormemente.
Se fascina con las palabras y los conceptos interesantes y también con el
hecho de decir cosas que resulten interesantes a la madre para encontrar su
afecto y aprobación. Con el tiempo olvida el motivo de su esfuerzo: el
amor.
Este divorcio primigenio entre afecto y mente, es el que marca la pauta de
arranque en la vida. Pero para volverse un/a artista de la palabra (con Luna en
Géminis), ha de moverse en el mundo de la inteligencia de manera integral.
En términos de la teoría de los Hemisferios del cerebro, re activando el
Hemisferio de la intuición o sentido de la oportunidad, para tener no solo
pericia técnica en el trasmitir información, sino también darse a las
inteligencias más femeninas. O, como de la Luna estamos hablando, llevarse
con todas sus capacidades del hemisferio Izquierdo del cerebro como la
secuenciación y la discriminación lógica, por los caminos de lo misterioso.
La pauta que propongo es aprender a complejizarse en un mundo interior tan
ininteligible como el vincular.
Había escuchado que, durante la configuración gradual del patriarcado, en el
sentido de la aparición del “Logos” (pensamiento, discurso, razón),
comenzamos a “nombrar” en un sentido lineal, no mágico o metafórico,
como en la época anterior del Mito. Pero este proceso de “aclararnos el
misterio”, provocó una grieta mente-emoción, adentro-afuera, irrecuperable.
En los temas individuales, tiene que ver con descubrir la inconsciente
repelencia al mundo íntimo por dificultad en “sentir sin entender”. Esta
restauración de dominio de lo emocional posibilitará un posterior permiso a
ser Relator/a del misterio como una manera más amplia de comunicación.
Y de este modo, no solo superar el sobre análisis, sobre todo ante el dolor,
lo que no permite abordarlo, sino que comenzar a utilizar la agudeza mental
para dar voz a la complejidad de los mundos multidimensionales.

Intelectualidad cómoda defensa


La intelectualidad compulsiva hace que ese misterio representado por el
afecto, se haga cada vez más temido por desconocido.
Claro que la mente debe ser utilizada, se ha de practicar y tener
herramientas, estudiar, hacer análisis y tal. Estas Lunas tienen una afinidad
natural con este tipo de cerebro digital que es mejor ponerlo a trabajar antes
que perderse en el “diálogo interno abrumador”. Sobre todo, si lo emocional
(del pasado al presente), es duro de digerir.
Sin embargo, podemos decir que un porcentaje ínfimo del mundo que
percibimos y del que queremos aprender, se puede explicar. Y si además de
la Luna en Géminis la persona tenga mucho Piscis (o energías del orden de lo
incognoscible), requerirá justamente de una mente muy clara para no dejarse
llevar por “ilusiones racionales” que expliquen pero que no lleguen a
toda “su verdad”. Como ya dije, la autenticidad discursiva es una
herramienta recomendable.
Entonces...
La comprensión de lo subjetivo, o lo no tan defendible intelectualmente
(quizás por no encontrar todavía las palabras), es igualmente importante. La
validación de las propias emociones a través de tener propias
explicaciones suele liberar mucha energía retenida.
Esta luna ha de “revolucionarse” y permitirse sentir las emociones ocultas y
bien custodiadas tras el repelente mecanismo de defensa de analizar, pensar y
relativizar. La relativización (da lo mismo todo) la tiene como defensa, como
había comentado.
Es probable que utilice como conducta mecanismos como el cinismo, propio
de las personas inteligentes heridas. Pero también, sencillamente, una
verborrea que no conecta emocionalmente con nada ni nadie. Y es así como
la Luna en Géminis —que es una de las configuraciones más sociales del
zodíaco—, con los años puede perder su usual perspicacia por pasarse por
alto el hecho que no está validándose en su sentir.
Dicho de otro modo, si la persona no ha abordado las emociones de manera
consciente, el termostato emocional “apaga los transistores”. Y, llegado a un
punto, la persona deja de escuchar. Y, además, que la complejidad que puede
abordar, solamente se daría en términos de consideración de eso emocional.
De otra manera, el mecanismo de defensa disuasivo, no permite que la
persona ejerza su mayor talento y placer afectivo: la comunicación. O sea que
a pesar de ser una persona comunicativa —que supuestamente sabe cómo
decir y escuchar—, se traba cuando hace aparición lo emocional.
Por eso estas áreas de la vida son las que sirven para que la persona recupere
esta facilidad de comunicarse con el misterio, habilidad que ha sido
silenciada como tal, bajo el malentendido que lo emocional era de una
inteligencia menor; o no vinculada con la inteligencia.

La diosa Pallas, la investigación


Pallas, diosa clásica de la Ciencia
Una heroína que viene bien para el encuadre “geminiano recuperado” es la
Diosa triple Pallas, que fue esta “hija del padre” (sin madre) en la historia
simplificada en la Mitología clásica. Tenía la característica de regir la ciencia,
el sentido de la salud y la ecuanimidad. Además, controlaba las rencillas con
los vecinos y la guerra (era una diosa con un escudo invencible, favor
representado porque tenía enroscada en él, una serpiente). También era la
Diosa de la justicia, basada en la objetividad.
Este asteroide del orden de lo femenino, Pallas, está fuerte en personas que
desarrollan carreras profesionales exitosas, o simplemente porque el hecho de
trabajar y “aportar socialmente”, les es importante. Le llaman el asteroide de
la estrategia, o de la manera de resolver con soltura y picardía los problemas
del orden de lo práctico. También está fuerte en mujeres que tienen
dificultades con la discriminación por género, como Mary Curie, que medio
ganó el Premio nobel, pero no lo ganó del todo por estos motivos.
Hay ciertos aspectos de la propia personalidad que se quitan del juego
patriarcal profesional, porque no son de su gusto. O sea que Pallas representa
también aquello que me quito para entrar al patriarcado, a lo social o
profesional, así también como las distorsiones o enfermedades que ello
acarrea. Con respecto a las discriminaciones sexuales y el desarrollo creativo
profesional, veo más regencia al signo de Capricornio y allí me extenderé al
respecto.
Por otro lado, el aspecto en el que deseo detenerme es con relación a su
regencia de Géminis.
Lo digo de esta manera:
Palabras claves de comprensión de este nivel (clásico) de la Diosa: ciencia
superadora del Mito, pensamiento lineal, lo que se ha de quitar como mujer
para entrar al mundo patriarcal-lógico, y las distorsiones y enfermedades
relacionadas a las dificultades con el principio femenino (descanso,
receptividad, apertura al otro). O sea que hay una clara grieta de esa
dicotomía de la Luna en Géminis, tal cual lo hemos desarrollado hasta aquí, a
través de las diferentes teorías. Es decir, que la historia de Pallas patriarcal,
marca la pauta del tipo de pensamiento; del pensamiento que se supera.
Justamente los problemas de Pallas muestran como síntomas uno de los
fracasos del patriarcado.

La Triple Diosa prepatriarcal


Esta versión de la divinidad de la razón y la guerra es la superviviente
cercenada-unificada de una antigua Triple diosa ancestral. Esta triple diosa
como tal era contenedora de tres facetas de la Gran Madre, que conviven en
su interior, y eran expresiones variantes de la Diosa del Conocimiento.
Pallas era la Diosa triple del conocimiento cuando la lógica todavía no era
dada por sentado como sinónimo de aprendizaje, y sin haberse excluido la
sabiduría y lo esotérico en su definición.
Hoy en día, para hacer esta restauración debemos hacer un trabajo
deconstructivo en nuestra propia mente lineal patriarcal, para realmente
comprender el “estado de las cosas” relacionado con el “saber” de ese
entonces, encarnada por esta Diosa en su precuela. Esta condición previa del
conocimiento se ha de recuperar rascando justamente detrás de la superficie
de la educación lineal formal y familiar (con la mamá geminiana) que
transmitió los saberes.
Este rastreo nos tiene que dar la liberación de una represión social
milenaria de la inteligencia de canalizar, hablar con el misterio y
relacionarse con el otro con un “sentido de la gemelidad” (la sensación
que no me encuentro completa sin la visión del otro).

El conocimiento y sus instancias


La Diosa principal es Pallas Athenea y contiene tres diosas que son
variantes cíclicas o naturales de la Diosa principal.
La joven, representada por Pallas o Athenea, es la Diosa de la guerra de la
orden de las Palladianas o Amazonas, tribu africana hijas de la antigua diosa
egipcia de la guerra Neith, que nació de la serpiente Tritón, leyenda de la
Diosa creadora antigua (Varias historias de diosas creadoras están asociadas,
en diferentes culturas, a serpientes originarias). Esta faceta de la triple diosa
de la sabiduría, es la que sabe defenderse, tiene la picardía y precisión de una
guerrera y la rapidez de la luz. En el asteroide representa la faceta de la mente
activa, resolutiva y que se mueve con fluidez en el mundo de los
intercambios. Esta es la faceta cercana a la Luna en Géminis, según quiero
destacar. Es decir. que hay una lucidez muy vital y viva, como una chispa
creativa vincular.
Athenea tenía tres versiones en el Mito ya restaurado patriarcalmente, que
representa el conocimiento en todas sus vertientes: Athenea Hygeia, la de la
medicina sobre todo preventiva; Athenea Polias, la defensora de la justicia y
las ciudades; y Athenea Parthenos, la diosa virgen de la razón la ciencia y las
artes.
En el mito original del nacimiento de Athenea quisieron silenciar a la madre
(segunda faceta). Athenea clásica, o patriarcal, era diosa hija solo de un
padre, que en realidad silenció el hecho, porque se había comido a la diosa de
la sabiduría Metis, del antiguo orden, luego de haberla violado. Luego de
esto, de la cabeza de Zeus/Júpiter, creció un bulto del que nació Athenea,
como una divinidad hija solo del padre y creada ya adulta.
La segunda cara de la divinidad general, es la Diosa de la sabiduría Metis,
lo que, al significado de esta divinidad, agrega el costado creativo femenino.
O sea que este aspecto reconoce una creatividad (habilidad de hacer nacer o
surgir), a través de la mente, pero sin olvidar la sabiduría.
La creatividad femenina está asociada a este aspecto que depende para
surgir de algo mágico/sexual/numinoso. La mitología ancestral redescubierta,
vuelve a traer la autoría femenina en el desarrollo de lo creativo, mental e
intelectual.
En la instancia lógico-patriarcal es Júpiter el único padre. Por esto se llama a
esta diosa la “hija del padre”, y está asociada muchas veces con Daddy issues
o complejo paterno. Papás que consideraban a lo “irracional femenino” como
un conocimiento de jerarquía menor, o ni siquiera como tal, y que tenían ese
discurso dicotómico entre el conocimiento racional y el mitológico o mágico.
Así, es una hija cuya identidad es atravesada por la búsqueda de
conocimiento, que copia este posicionamiento paterno, porque la hace
sentir más segura y bienvenida en el patriarcado. No es de extrañar.
Esto es debido a que no existen las heroínas correctas para explicar otro tipo
de inteligencia o habilidad más allá de la racionalidad, porque la sociedad
está configurada a través del principio masculino (“los acuerdos de los
varones”). Y porque esta disociación eliminó la Diosa como creadora, y
también como creadora de contenido de conocimiento, cuando las mujeres
habíamos liderado la vida religiosa, espiritual e intelectual de las
comunidades por milenios.
Y otro aspecto “olvidado” de la Triple Diosa es la cara de Gorgona o
Medusa, de las olvidadas, relacionadas a la función de aprendizaje,
conocimiento y sabiduría.
Cuando los dioses (de las tribus de los varones), comenzaron a ser
trascendentales y desconsiderar “lo oculto” en la ecuación, una de las
historias de instrucción estuvo relacionada con la muerte o degradación de
Medusa.
Esta diosa fue degradada a monstruo espectral que petrificaba a golpe de
mirada, cuando en realidad su cabellera había sido símbolo de la sensualidad
femenina que con la fuerza de lo esotérico-erótico, desde tiempos
inmemoriales, acompañaba a un tipo de despertar de lo oculto. O sea que hay
en la práctica de la búsqueda de conocimiento, un componente sensual sexual
femenino, que no ha de ser dejado de lado.
De esta manera, esta eliminación deliberada de lo esotérico-mágico, que
Medusa representaba, vertebra, o es la base, del “pensamiento lógico”
cuando se posiciona como anti-irracionalidad.
O sea que lo que nos quedó como noción de conocimiento —de la misma
manera que en la explicación del Cercenamiento y simplificación de la Triple
Diosa—, es solo la Ciencia.
De esa manera, en el acercamiento al conocimiento, al menos no a nivel
oficial, dejó de constar lo oculto (Medusa) y la creatividad cuando la realiza
una mujer (Metis). Es decir, la sexualidad como energía creativa a utilizar en
los proyectos donde la mente está involucrada.
Luego de la imposición de la nueva patrimitología, estas facetas
desaparecieron casi por completo, aunque se dejó la serpiente que hacía las
veces de escudo de diosa de la guerra invencible. Ese escudo, que no permitía
fallar ante el enemigo (quien tenía la Diosa de la Guerra de su lado) ganaba la
batalla. Creo que en un punto era un “pensamiento supersticioso” que
paradójicamente se coló dentro de las mentes de los varones racionales que
temían, sin darse cuenta, ofender a una de las divinidades más poderosas de
la antigüedad.
Pallas, como asteroide en la Carta natal, es importante en personas que
tienen un tipo de pensamiento oracular o diagnóstico. Con esto me refiero a
un tipo de manejo de la información con fines de interpretación, como lo que
hacen les psicoanalistas, terapeutas, tarotistas o psíquicos. Personas que
pueden con muestras, aparentemente des conexas, dar con una información
que la persona ha de recibir. Para ello ha de estudiar o enriquecerse con
prácticas del lenguaje corporal no verbal, teorías de psico corporalidad y
tipos.
Estas personas pueden interpretar lo invisible o que la persona no dice; no
puede decir, porque le duele. Estas personas pueden utilizar lenguajes
simbólicos de manera asertiva para comunicar y recibir mensajes, más allá de
la mente de los consultantes.

Significado de la regencia de Pallas en Géminis


Agregar esta Divinidad ancestral a la regencia original de Mercurio sobre
Géminis, suma un contenido mágico al significado del signo.
Y por si no me expliqué bien, estoy haciendo esta deconstrucción porque de
la Luna se refiere. Géminis es el estilo de ser Luna (afectuosidad).
La Luna re dignificada tiene todas las implicancias que voy contando. Es
por esto que, al volver a llamar esta divinidad y ponerla en el sitio
correspondiente, se vuelve a enfocar en el misterio, y en este caso geminiano.
Recomiendo primero entrar por el destrabe que significa comunicar lo
emocional.
Pallas tiene que ver con una capacidad de traer al mundo tridimensional,
ideas que son en un punto “canalizadas”.
El brainstorming, por ejemplo, que es técnica para que “lluevan ideas” y
hacer aflorar la creatividad, considerada entonces como residente en un plano
más allá del lógico consciente, está relacionado con el fenómeno palladiano.
Me refiero también al don de nombrar (por eso decía) las emociones
primero, y lo misterioso o lo que se está a punto de ser conocido, después.
En un intento de ponerle nombre al material que anda dando vueltas en el
inconsciente colectivo, o en ese “otro plano”, a manera de “cazadora de
palabras”. Palabras que puedan explicar una masa de información amorfa,
con la pericia discursiva para hacerlo, y llegar a explicaciones más o menos
complejas.
Como dice la teoría lingüística no importa cuál), el acto de comunicarse
requiere de un significado que anda dando vueltas dentro de la “corriente de
información de muchos significados”, y un significante, que es la palabra o
símbolo que contiene materialmente el significado.
Les geminianes entonces, en estos términos, serían buenos/as cazadoras de
significantes (la palabra en sí) que expliquen con claridad algo que viene de
un terreno “paralelo”. O sea que algo de la deconstrucción que estoy
intentando tiene que ver con revalorizar que el proceso de comunicar es
mágico.
Por ejemplo, las técnicas de visualización, de escritura automática o el uso
de las artes para expresar mensajes. Todo esto tiene que ver con Pallas. Y en
el caso de Géminis, lo relacionado con la comunicación, aunque sea
divulgativa, tiende a considerar esta actividad psíquica del “ideas catcher” o
cazadora de ideas.
Por esto hay una improvisación discursiva, una especificidad de palabra y
un sentido de la oportunidad, que ha de estar basada en esa parte del cerebro
que consideramos misteriosa. De este modo el acto de aprender o comunicar
es un acto de percibir basado en una inteligencia emocional, que ha de ser
renovada y nutrida continuamente.
Me refiero al uso de un tipo de inteligencia previa a la verbal que también se
ha de tener en cuenta, aunque el centro referencial desde donde se mueve esta
nativa, es el discursivo. En términos de la teoría de los hemisferios, es una
recuperación sana de esta relación en términos de creatividad social.
La serpiente —que, podríamos decir, representa el Hemisferio Derecho—,
estuvo allí desde hace tiempo y nunca acabó por silenciarse; se realinea como
una capacidad o habilidad usando como vehículo la palabra y las destrezas de
ese estilo. Pero la que está llevando es la intuición, el sentido de oportunidad
y el ritmo de la conversación.
Esto puede recuperar una conexión “súper inteligente” entre hemisferios.
La poesía, la canalización, el uso de la palabra improvisada y el don de la
clariaudiencia, son ámbitos que dan coherencia a esta recuperación en el
sentido de ponerle palabras a las propias reflexiones, que sean basadas en un
conocimiento interior.
O simplemente hacer uso de su pericia lingüística y como testigo del
descenso a lo emocional. Estas son expresiones de la Luna en Géminis en el
sentido redescubierto.
En conclusión, la Luna en Géminis se enriquece con esta regencia femenina
de la “Triple diosa del conocimiento”, Pallas. Esta divinidad despierta para
volver a usar (hombres y mujeres), las inteligencias del orden de lo femenino:
Inteligencia de relato como acto mágico. Allí Metis, como diosa madre de
sus creaciones intelectuales, se adueña de un tipo de inteligencia donde no se
elimina lo femenino a la actividad intelectual. Lo que implica el Don de
“poner palabras” o “denotar” ¿? (ponerle forma o significante, a los
significados).
Y en esta tarea permitirse profundizar cuando y como toque.
El Ánimo investigativo resume bastante ambas valencias Luna (triple diosa
creadora ancestral conectada con la muerte y lo esotérico) y Géminis
conocimiento. Y aquí la figura de Pallas Medusa es la que acompaña con la
luz del conocimiento a las profundidades, y lo relata.
El conocimiento, de manera integral, está asociado, también, a habilidades
psíquico-sociales.

La fuerza de iluminar lo desconocido.


La pacificación interna que libera
Volviendo a la explicación de la Luna…

Luna pensi-sintiente, recuperar la defensa


Entonces, la adulta o el adulto ha de recuperar la organicidad de:

identificar lo que le duele,


expresar y llorar o procesar a su manera, lo que
re-establecerá un ritmo más lento porque está integrando el sentir
(Esta es una Luna pensi-sintiente).
Luego la recuperación de una fluidez característica con las
emociones será inevitable.

En general antes de tener contacto con las emociones, las explica y se


tranquiliza. Y es probable que este ejercicio sea mucho mejor que no
entender nada. Pero cuando la “compulsión al pensamiento objetivo” se erige
como defensa, deja realmente de defender porque resulta casi imposible:

reconocer dolores propios sepultados bajo las justificaciones,


comunicarse o hablar desde el corazón, por propia desconexión.

Y justamente utiliza esos recursos que aprendió desde pequeño/a para


contarse el mundo, y para “defenderse” de él.
Uno de ellos tiene que ver con llenar el universo conocido con palabras, lo
que da una sensación de tranquilidad pero que, a largo plazo, no es efectiva
como defensa. Esto es debido a que el aislamiento que provoca está basado
en una no sana “diferenciación del mundo”.
Quiero decir que, no puede mostrarse tal cuál es, sobre todo porque su ser
“pensi-sintiente” es diverso con respecto al grupo de pertenencia. O sea que
ese plus de componente subjetivo es su aporte relacional y su especificidad
astral.
Esto erige como muralla defensiva a manera de “relativismo disuasivo”
con el que resolvió los dolores de la infancia. Que sería, tras las palabras
interesantes e ideas ingeniosas, es probable que todavía no haya madurado
lo suficiente para sostener la discriminación suficiente. Un discurso, por
ser interesante, no quiere decir que tenga fondo. Y en el caso de la Luna que
es la energía de la autenticidad (recuerden que tiene que ver con una
especificidad porque cambia cada tres días), esto no le duraría por mucho.
Esto puede llevarle a estados de vacío, porque su exagerada inclinación al
exterior observable y analizable, o a estados de ansiedad, ya que hay
determinados temas de los que no se puede obtener explicación a corto plazo.
Y eso es muy agobiante para esta configuración lunar.
O sea que apuntar a lo que se siente, es la mejor manera de encontrar y dar
explicaciones, y desde esta soledad positiva puede permitirse el aire del
pensamiento disidente.
Ideología dispersiva de no creer en nada no demostrable
No creo que la ambición y curiosidad mental sean un problema. El tema es
su divorcio con la raíz interna subjetiva. Esa desconexión con el sentir, no
posibilita ni un mínimo posicionamiento propio, además de perderse en la
dispersión. Y una actitud desconfiada e incrédula con el conocimiento, en
general, y la vida.
Pero muchas veces al identificarse con la mente racional, el hecho de no
creer en nada se hace dogma. Cosa que es más de Sagitario.
Es decir, que “la ciencia se hace religión” y una/o queda presa de aquello
que repele. Y el ánimo es un poco agrio en el fondo.
Por esto es que un “discurso auténtico” re establecería la forma más
sublime de inteligencia, que es el afecto. Que lo que circule a manera de
palabras compartidas, mensaje cocreados e identidad que se reinventa con las
relaciones, sea ese afecto como una urdimbre amorosa que circula entre los
seres, donde el desarrollo individual no sea tan importante, como
reconocerse cada vez, en la creación producto de la adaptación mutua en
los vínculos.

La discriminación que acepta contradicciones


Volviendo al tema de sostener la “diferenciación” o el disentimiento con
soltura, aunque parezca que la Luna en Géminis acepta las contradicciones, y
lidia con lo diferente fluidamente (y en un punto es así), en realidad el uso
defensivo de su talento le hace perder eje. Utiliza el hecho de desvincularse
del interior, para buscar la explicación que tranquilice ante algo que le duele.
Y esto acaba desconectando del todo.
O sea que, “quitarle hierro al asunto” tiene como consecuencia alienar
(desconectar), que es totalmente lo contrario a lo que le interesa a esta Luna.
Ya que el valor de la comunicación fluida es uno de los principales que tiene
esta Luna para sentirse “como en casa”.
Entonces, si ese desoimiento se continua en el tiempo, habrá un momento
que las circunstancias de la vida, que a veces nos deja sin palabras, haga que
una/uno tenga que dirigirse amable y sin juicios, hacia el interior para
atenderse y revivir un “silencio de afecto” de la infancia, para hacer algo con
ello.

La recuperación del daño: lo que me hubiera gustado escuchar y


“sentidecir”
Llegada/o a un punto, es posible que la nativa o el nativo con esta Luna se
sienta engañada/o porque siguió racionalmente (y literalmente) las consignas
de mamá, y es la misma madre la que no las sigue. Aunque de adulta/o ha de
reconocer que su responsabilidad tiene que ver con observar que ha seguido
las consignas de manera demasiado literal.
Hay algo en todas las Lunas que se han de desilusionar y hacer el duelo
correspondiente con respecto al propio nivel de lealtad que se tiene a la
“visión de la vida” que nos heredó mamá. Les niñes quieren profundamente.
Y no me refiero a continuar o no la tradición familiar. A lo que me refiero es
que las Lunas han de cerrar con una tradición a través de vivirla según su
propia versión. Allí está la clave. Aunque por cierto tiempo quizás se ha de
poner antitética para adquirir independencia o acceder al pensamiento
discriminado.
La Luna en Géminis habla y se explica la vida, y tal, porque aprendió a
hacerlo como mecanismo de adaptación, y luego le gustó y se hizo experta.
Y, es probable que, si bien tiene muchas herramientas de autoanálisis, no lo
haga de acuerdo a lo que siente.
Hay algo en lo de recuperar la subjetividad que es de suma importancia y
aparentemente imposible para su mente racional, que no para de dar excusas
para ocultarse tras las palabras.
Entonces, el “empoderamiento por la propia visión” pasa por no relativizar
las circunstancias con el ardid de la objetividad, sino por tomar partido.
En resumen, me estoy refiriendo al empoderamiento de lo “subjetivo del
propio parecer”, que ha de volverse fuerte, explicando las emociones,
haciendo uso del derecho a identificarse y expresar las emociones, aunque no
sean justificadas, como un acto sutilmente revolucionario.
Esto implica el uso de una fuerza interna de disentimiento que ha de
adquirir, como habilidad que no le han enseñado a valorar, pero que cae de
maduro que también ha de procurarse. Muchas veces las justificaciones
plantean escenarios tan inverosímiles que de tan inteligentes parecen tontos.
Esto porque en la búsqueda de la pureza lógica no ponen lo que es obvio.
Por todo esto digo que el “disentimiento crítico”, y un enfado quizás
hasta agrio con amigues y hermanes, están siendo los síntomas de un tipo
de reivindicación de la escena infantil.
En algún momento de la vida esto tiene que suceder como proceso vital. Me
refiero a un cambio de la manera de defenderse por una que defienda
efectivamente, o una transformación de un mecanismo reactivo
reivindicativo, a otro que con la empatía ya se empodera. O sea que la Luna
explica lo que lo que se pone en crisis al menos una vez en la vida, como
proceso regenerativo.
Lo digo de nuevo, el pensamiento discriminado (que está haciendo su propia
identidad intelectual) que está procurando con su acto de debatir o preguntar
por razones, o dar razones para sentir lo que siente, es una reivindicación a
su estado infantil de alienación o poco escucha.
Y esta reivindicación es valorable dentro del alcance que tiene: ser fin de
algo.
Por supuesto esta “validación hiriente” no la recomiendo a largo plazo.
Porque, como las otras conversaciones internas que una tiene, pueden estar
empujando destinalmente (relativo al destino), a la auto profetización.
El guión que una/o se cuenta repite la misma escena compulsivamente sin
demasiada reflexión. En esto de “el pensamiento que construye la realidad”,
lo que se está imponiendo es un pensamiento obsesivo y de auto daño, porque
a una le cuesta reconocerse el interior.
O sea que ese clímax de algo que llega a su fin con la Luna en Géminis, está
relacionado a descubrir que el trasfondo de la acritud y distancia emocional
con la que se maneja, está lo que “le hubiera gustado escuchar” de su madre o
tener la libertad de “sentidecir”.
Y esta auto reflexión puede que tenga que evolucionar un paso más. Esto es
que con la comprensión de la o el adulte que una/o ya es, pueda dar voz a
dolores de manera auto sostenida. Una vez este período de crisis acabe en
una nutrición hecha y ese interior recuperado, pueda aceptar que a veces el
daño que te hacen, no se comprende.
Este es uno de los mensajes que puede comenzar a decir y decirte como
aporte.

Talentos liberados: cuando comienzas a validar tu


sentidecir
La encarnación de las propias palabras, un contarse la vida de acuerdo a lo
que profundamente está viviendo (emocional incluido), no solo dará una
visión más integrada, sino que no negará la visión que se encontraba
intervenida bajo las “razones del otro”.
Ante las situaciones donde una se siente dañada, por ejemplo, no hay
justificaciones ante la verdad emocional.
Todo lo que se cuida y respeta, luego una/uno podrá cambiarlo si lo
necesita. Pero esto comienza, como ya dije, acostumbrándose a sostener la
“propia presencia de opinión” sin ningún justificativo.
Solo es de destacar que a veces esa validación que estamos esperando, no
procede del exterior, sino de la conexión con una/o misma/o
Y aclaro que quizás, y teniendo en cuenta las predilecciones de esta
posición, acabe por relativizar cuando corresponda. Pero no relativizar para
esconderse, sino como clímax de un proceso orgánico que no eluda las crisis
de tinte emocional. Una podrá volver a hacer su usual análisis mucho más
creativa y precisa, pero mucho mejor porque no está llevada por la
reactividad.
A veces las conclusiones rápidas, cosa que, es muy loable en un niño o una
niña pequeños, que ha de entender y aprender expedito por supervivencia,
nos eximen de vivir en el “vacío de entendimiento”. Con la luna en Géminis
este vacío creativo daría contenidos realmente renovados.
Explicarse todo el rato las cosas, impide llegar a conclusiones más
profundas que se alcanzan a través de la contemplación. Una donde las
emociones sean tomadas de manera ligera, pero producto de haberla
explorado, visibilizado y comprendido, no pasadas por alto.

Cuando la Luna en Géminis ya está saciada: el acceso al terreno de


lo incógnito
Hay un momento en que las defensas surgen naturalmente otorgando la
protección mental necesaria. Y una/o comienza a usar la libertad para mejorar
el entorno (Pallas es una diosa activista). Y lo que se empieza a decir y
escuchar, comienza a sentirse confiable.
Podrá volver como ya adelantamos más arriba, a una sensación muy fluida
con las emociones que las disminuya, pero no las descarte. Manejo de la
pericia analítico emocional como ninguna posición.
Por otro lado, ya no deposita la autoridad de discernimiento en otres, y esto
la/lo llevará a un sentido de la Inter subjetividad entretenida y creativa.
Con la premisa de no forzar explicaciones porque a veces se ha de dejar
temas abiertos o sin comprender, porque en sus exploraciones emocionales ya
no le tiene miedo a la gran Diosa Pallas de la investigación intelectual.
Y por esto, entre las personas comienzan a demostrarse el uno al otro, el
afecto que va creciendo a manera de palabras que lo describan. El proceso de
amar es un proceso también incógnito.
La clarividencia
Creo que quedó claro la expertise que esta posición tiene en comunicar,
quizás sea efectiva con métodos no tan lineales como la razón pura, que no
llega a abarcar la comunicación subjetiva tan claramente. El pensamiento
lineal puede aclarar la comunicación interpersonal pero, a la vez, es loable
abrir comunicaciones con otros planos: comunicación con el alma familiar, la
interpretación de mensajes de sueños, símbolos, diagnósticos varios, etc. La
poesía, canalización profética, psicoanálisis, el diagnóstico oracular, etc.,
pueden ser eventualmente dones de esta Luna.
Lo desconocido que puede ir comprendiendo con la ayuda de la
contemplación, que es un nivel de entendimiento no tan inmediato de lo que
sucede y que tenga como fondo la afectividad.
En un punto estoy hablando de una nueva “inteligencia de relato” que sepa
que hay contenido que nunca se va a comprender, entre el que está las
injusticias y el dolor.
La consideración de lo misterioso es el talento final de esta Luna que no
solo tiene la complejidad de poner palabras a la masa de información de las
ideas que le inspiran, o las teorías de la vida que tiene, sino que también las
puede transmitir con fluidez y sostén propios, sabiendo que como
“aportador/a de contenido inusual”, alguien puede no estar de acuerdo.
Esta Luna, con sus habilidades de construir relatos, acompaña también lo
incógnito del proceso de vivir. Personalmente también recomiendo, ejercitar
el don de la clarividencia, como un nivel más complejo y sofisticado de
comunicación.
En un sentido casi esotérico, la Luna en Géminis tiene esta capacidad para
traer al mundo de la luz (conocimiento visible) información de “las sombras”.
La habilidad de nombrar precisamente, y de conectar lo inconexo, puede
hacer que al dar un diagnóstico o alguna devolución terapéutica, por ejemplo,
se parezca a una especie de “canalización profética”, por la verdad de sus
palabras y la aguda y brillantez producto de su conexión con la Diosa del
saber.
4
Cáncer
El súper poder llamado empatía
Vive de manera tal de que cuando tus hijes piensen en amor, piensen en ti.

Luna en Cáncer
El asunto de pertenecer y la inteligencia de lo numinoso
Ella se sentía muy condicionada por el amor familiar.
Sentía tal presión de la tradición y el prejuicio que ese amor de tribu estaba
basado en una falta de amor propio de sus individuos, incluso en el temor a
lo desconocido y falta del sentido del desafío. Por eso se unían para
combatir la soledad y el sentido de carencia.
Esto que sintió en los albores de su juventud, con los años tomó formas y
significados diferentes, porque comenzó a entender que la vulnerabilidad y el
amor eran fuerzas poderosas defenestradas por el patriarcado. Pero eso vino
muchos después.
Los “cuidados interpersonales”, había aprendido en el feminismo, se
referían a tareas domésticas menores que eran infravaloradas y no
retribuidas correspondientemente en lo económico. Ella luchó por criticar el
abuso del patriarcado sobre la mano de obra gratis que fueron las mujeres,
que por un lado ahorraban dinero a la familia siendo enfermeras,
limpiadoras, niñeras, y por el otro, quedaban en situación de dependencia
económica, en caso de querer divorciarse, por ejemplo, o simplemente para
tener una jubilación.
Con la madurez de su pensamiento feminista y con el cuidado de su propio
sentir personal, como mujer y como Luna en Cáncer, descubrió que más que
desapegarse de los valores familiares, lo que le tocaba era “saber cómo
apegarse” y adquirir la fuerza necesaria para amar y ostentarlo como un
poder no como un síntoma de debilidad. El verdadero empoderamiento vino
con muchos años y con la fuerza suficiente para encarar su propio interior.
Como Luna en Cáncer, pero con espíritu aventurero, había tenido que
quitarse el amor, y las tradiciones familiares que sentía que la
condicionaban, incluso las que le iban bien. En ese momento no alcanzaba a
hacer la disquisición.
Tiempo después, alrededor de sus 36, decidió, luego de muchos viajes y
aventuras, volver a su pueblo natal. Sentía el llamado de esa mamífera que
había tenido que dejar de escuchar sus necesidades emocionales, para
aventurarse a la libertad. El llamado era muy fuerte, desde sus entrañas. Y,
como había tenido que obviar sus necesidades emocionales para ejecutar su
plan del alma que tenía que ver con el destierro hasta el momento, se había
descuidado a su interior a tal punto que no sabía cómo auto-cuidarse. Allí
comenzó otro aprendizaje, el más aventurado que ha tenido.
Una vez de regreso a su pueblo natal, descubrió que se parecía mucho a
este grupo de personas que era su familia. En lo que se parecía, se parecía. Y
en lo que no, ya pertenecía al terreno de lo que debía recorrer sola. Ese
riesgo nadie te lo quita.
Y le llevó muchos años comprender la esencia del apego y lo emocional.
Y el poder abrumador que portaba cuando la conocí, no solo correspondía
a la fuerza de una guerrera capaz de emprender un viaje a donde toque, sino
por la habilidad numinosa de su afectividad que parecía la representante de
una Diosa Ancestral.
En esta especie de cuento del “pájaro azul de empoderamiento femenino”
intenté retratar, de cómo los prejuicios internos con los valores femeninos
pueden enredarnos aún más de lo que nos gustaría, debido al poco manejo del
apego que hace nuestra sociedad actual.
Este malentendido humano fundamental, puede hacernos rumbear lejos
cuando eso precioso que estábamos buscando en los caminos más allá, estaba
aquí mismito en el calor del interior.
Cáncer adentro-afuera
Cáncer representa la vibración que permite que las relaciones lleguen a un
nivel de contacto e intimidad muy profundos. En la evolución humana es la
necesidad de “apego estable” en el momento de la infancia, que da la
plataforma necesaria para que luego, a su propio tiempo, cada cual recorra lo
desconocido (la vida), de manera confiada.
Es por esto que tradicionalmente la Luna se encuentra en su domicilio (que
es la manera que tiene la Astrología de decir que está muy bien, esa función
en ese signo), en el zodíaco de Cáncer. Ya que la función (Luna) de ser esa
raíz emocional, defensa psicológica, y sensación de seguridad basada en el
auto cuidado, se puede integrar fácilmente con esa cualidad sensible, afectiva
y amorosa del signo de cáncer.
Hay algo muy paciente consigo misma/o que debe de desarrollarse, y que
permite con los años comprender la naturaleza de las emociones con mayor
claridad.
Sin embargo, la convivencia con la ciclotimia emocional de esta posición,
requiere tiempo para procesar el mundo emocional. Se necesita de espacio,
permiso interno y tiempo. Respetar los sentires internos que tienen un
nombre, que se despliegan dentro de un proceso y se desarrollan. La
comprensión de los apegos y dependencias, los sentimientos de pérdida, la
retención de lo que le gustaría expresar o los resentimientos. En fin, un
reconocimiento acertado de lo que se navega íntimamente.
Pero, si la persona se atreviera incluso a ir al mundo interno y permitirse su
desarrollo, en el mundo de lo social es un tema diferente. Teniendo en cuenta
esta dicotomía adentro-afuera de la que ya hablé, la persona tendría que
desarrollar una “actitud” guerrera o defensiva, para no ser lastimada,
inventarse rápidas explicaciones (aunque no acertadas) a sus cambios de
humor, o utilizar incluso la agresión porque es de las emociones que, en el
mundo de todos los días, está más validada.
No estoy eximiendo de la responsabilidad individual —aunque sí estoy
dimensionando el peso de lo social—, ante un aprendizaje individual de una
energía que aparentemente no es tan valorada, pero que es más que valorable.
Hablamos de la regencia de una Diosa ancestral, una de las primeras
divinidades creadoras.
Tampoco estoy aprobando las emociones que causan sufrimiento, pero sí
validando las emociones en general, porque si, eventualmente, se decide
negarlas, lo que es probable que suceda, es que esta decisión sea demasiado
general que deje fuera las emociones bonitas también.
Pero, es mejor tomarse el tiempo de reconocer la profundidad emocional y
vivirla abiertamente aprendiendo a seleccionar apropiadamente lo que es sano
o sustentable del mundo interno. Sin olvidar que los descensos al mundo
emocional, de manera consciente y al tiempo adecuado para cada una/o,
pueden dar herramientas ante las posibles pérdidas de la vida.
Estoy acostumbrada a recibir preguntas en la consulta astrológica como esta
de la historia (aunque la historia de vida es mía).
La necesidad de saber cuándo acabará el dolor o cuándo llegará el amor —o
sea la búsqueda de la felicidad que no llega—, muchas veces no nos deja
apreciar que ya llegó. No existe una vida exitosa sin dolor. Ese es el
malentendido socio patriarcal.
Las noticias que doy, casi siempre, es que, más que ser exitosa/o en la vida,
según consignas normales (quiero tal o no quiero cual), es imperioso
comprender que todo es más anormal de lo que nos gustaría. O paranormal.
O que lo que toca es cambiar las creencias de lo que irá sucediendo de todos
modos, exitoso o no. O sea que lo que hemos de cultivar, es un sentido del
“templo interno” tal como enseña cáncer, que recupere el bienestar y la raíz
emocional, a pesar de las tempestades. Pacificarse con “lo que está llegando”
a partir de reconocer la naturaleza cambiante del destino.
Y, agrego, la reconsideración de las emociones es una pauta a seguir de
manera interventora. Quiero decir, si con la vida diaria, una/o hace la
sublimación de las emociones, por falta de tiempo, paciencia o dedicación a
sí (en el caso de tener una educación más con valores masculinos incluso
podría ser de prohibición de lo emocional), el proceso de “empoderamiento
de lo femenino” (ya seas hombre o mujer), tiene que ser la deliberado. Ya
que hay toda una cultura que no “deja ir a lo humano de cada una/o”.
Cultura sostenida por creencias de una “divinidad trascendente” (lo
mejor está más allá) que justamente es la que se opuso a la antigua Diosa
de la creación.
Reconozco la importancia de honrar la manera propia de sentir y la forma de
amor incondicional sustentable, uno que sea recíproco. Este es el aporte de la
Luna en Cáncer para recuperar el poder de manera re significante, uno
nutrido por la fuerza subyugadora del amor.

La infancia y la maternización inversa


Presumiblemente, en su origen de niñes, este espacio de cuidado de la cría,
sirve más que nada a la mamá, para encontrar amparo a su propia sensación
de soledad, pudiendo ser usada (la cría) para satisfacción de su interés de
compañía. En esa dirección lo que he escrito acerca del significado de la
Luna astrológica como símbolo de la patriarcalización de la sociedad, está
relacionado con la Luna.
Y aclaro, que no critico a las mamás, para no agregarle las responsabilidades
que re victimizan, sino que juzgo a las maternidades de patriarcalizadas.
Dicho esto, los sentimientos de dependencia que la mamá no haya elaborado
correctamente en la edad temprana con su propia mamá, quedarán como
remanente (herencia de lo no resuelto), en la psiquis infantil de su hije. Y, se
suma a que estamos hablando de un tema arquetípico-social por lo que las
rutas marcadas acerca del amor filial, son poco flexibles. Y eso que la cosa
está mejor que antes.
Y nosotres, hemos de desandar el camino con la ayuda de nuestra mutua
compañía. Cáncer también tiene que ver con una especie de sensación de
tribu que hace crecer las cosas, por obra del amor colectivo, uno que
circulaba en la aldea y que fue posteriormente reemplazado por una
psicología más en connivencia con el individualismo.
Vuelvo a lo psicológico, es una especie de desconsideración materna,
porque si bien hay una sensación de sí haber sido considerada a nivel
emocional, en realidad se ha utilizado a la cría. Esto creó un apego
exagerado, un miedo del niño o niña al abandono de su madre, que se puede
manifestar en la dificultad (casi prohibitiva), en ser sí mismo/a o despegarse
de las consignas familiares por miedo.
Si la persona tiene un poco de Urano (energía de libertad) en la Carta Natal,
el fenómeno se puede manifestar como una dificultad con el contacto, debido
a la “huida del otre” que se teme inminente o sorpresiva.
De fondo, el terror es a que el otro le deje, porque se ha vuelto
indispensable.
Entonces, debido a que los amores no se pueden abandonar hasta que te den
lo que necesitas, durante el crecimiento madurativo, la persona generará una
fascinación oculta, hacia uno de las dos manifestaciones de la conducta: el
apego exagerado, o el rechazo a los vínculos íntimos. Esto último como
modo de cubrirse de antemano al posible abandono del ser amado.
De una manera u otra será dificultoso afrontar el núcleo de indefensión que
produjo en la infancia el no alimento emocional. Aunque afrontarlo cuando
sea propicio porque ya se tiene la fuerza, da un re empoderamiento y más
dominio del interior. Ese interior es el propio y una/o es su dueña.
Por esto, la persona será aniñada, excesivamente a disposición del otro, o
dependiente. El tema principal a resolver de esta Luna tendrá que ver con
afrontar una individualidad creativa (como todo el mundo tiene que
afrontar), acabando de comprender la dependencia y atreviéndose a
investigar su complejidad.
Muchas personas con esta energía potente en su Carta Natal en general, o se
mantienen en el mundo de lo íntimo y desarrollan una visión sospechosa del
entorno hasta el extremo antisocial (repito, si se combina con energía
radical uraniana).
De este modo, se cuidan o defienden. Y por este lado no creo que estén muy
erradas en proteger su talento. El mundo acaba minando a las personas
sensibles, si no están bien armadas con herramientas de “Inteligencia
emocional”, pueden enredarse en temas interpersonales también.
Pero también esconden (incluso para sí mismes), su talento más grande,
aporte que podría cambiar las cosas socialmente. “Love revolution”.
Tararan...

La maduración emocional como destino


Para reiterar, aclaro, la estrategia es “secar” un poco las emociones
haciéndose responsable de su individualidad, pero la táctica ha de ser con
sumo cuidado y consideración de lo interno todavía tierno.
Y para realizar dicha maduración, la vida tendrá que presentarle personajes
de destino fríos, desapegados y quizás que abandonen.
Aclaro algo en dirección a la “consideración de la propia percepción” de la
Luna en Cáncer, que cualquiera de las otras energías será poco afectuosa o
desapegada, ya que concibe un gran apego emocional y tiene a la “simbiosis”
como la máxima expresión del vínculo. Entonces, con tamaña referencia
todo sabrá a poco.
La concepción de esta gran intensidad en la entrega, hará juzgar luego que
una entrega simple y adecuada será mediocre. (Esto en la Luna en escorpio,
se acentúa).
Tip: bajarle a la entrega que se da y se pide. Sobre todo, porque lo que está
hiriendo es del orden de las expectativas, que, desde mi punto de vista, están
bien esperarse mucho del mundo, pero la conexión con lo que el mundo
puede efectivamente dar. agrega consciencia y manejo a esta energía. Si no,
la conexión con la realidad será escasa, y eso es lo que provoca la re
victimización continua.
La redimensión del amor en términos adultos es fundamental para esta
configuración, ya que debido a los deseos de maternización de la propia
madre que se transmiten no resueltos a la cría, hay un desfase de tiempo, que
acelera la necesidad de la entrega emocional, por ser un remanente de otra
generación que ya llega cansado a la presente.
Con esto no quiero decir que hay que sentir lo que no se siente, sino que
abordar el mundo emocional como lo que ha quedado en la realidad debido a
la instrucción patriarcal, es el primer paso para hacerlo continuar a otra cosa
(lo que es en esencia).
Sumergirse en las profundidades del árbol en el invierno de lo patriarcal,
cuando lo mejor de la fruta está justamente en sus raíces y escondido. Ese
reconocimiento de los valores de lo emocional, que ha sido deliberadamente
ocultado bajo la tierra, es el comienzo de la revigorización de la siembra.
El relato mítico correspondiente en este caso, es el de la Triple diosa de la
agricultura, con esta conciencia cíclica tripartita: Ceres o Deméter (Madre),
Kore (la joven), y Perséfone la anciana, bruja o sabia. La primera representa
el nombre de la diosa en general que contenía a la diosa de la primavera y la
del otoño.
Cuando la complicidad con la tierra nos enseñaba cosas…
La Mitología en esos tiempos, nos ofrecía consuelo y esperanza en los
tiempos del otoño, de una primavera que vendría a renovar, en relación al
otoño e invierno que la precedían interconectadamente, y una fase estaba
relacionada con la otra.
Con el advenimiento de la mitopatriarcalidad, se fueron eliminando los
contenidos valiosos de lo esotérico humano, el poder de la Diosa del otoño
femenina y reinante por siglos se cercenó, y las brujas fueron perseguidas.
Y esa lección insidiosa acerca de lo que es o no ser mujer (o el principio
femenino en general) —que ya me dirás tú si tenían que opinar—, hace que
hoy en día las personas que tienen energías similares a lo que estamos
describiendo de Cáncer, del lado de lo peluchón-emocional; no lo pueden
como un talento.
Otra apreciación que hemos de considerar se grafica muy claramente en el
mito prepatriarcal pelasgo de Eurínome, de la diosa creadora. Es una
historia muy antigua (Robert Graves reconoce hasta 20 diosas de la creación),
que explica con obviedad que el comienzo de la vida en la tierra se hace
desde un vacío creativo del orden de lo femenino. Este vacío primigenio se
comienza a poner en movimiento con la danza de la diosa con una serpiente
que es parte de sí misma. Esta serpiente se quiere atribuir la autoría, y luego
de solventar la crisis, se crean las Titánides y los Titánides, parejas de dioses
que son los primeros principios reguladores que ha tenido la humanidad.
Con los años y las batallas vividas como humanidad, olvidamos que
nuestros orígenes femeninos, y el Olimpo de la divinidad, fueron usurpados
por Dioses Varones.
Lo que deseo demostrar, no solo es el error de comprensión de no considerar
a lo femenino y sus atributos como un poder, sino que como toda divinidad
que no es respetada, regresa para vengarse.
O sea que, si no le damos a las emociones su trono y su investidura, ellas
nos hacen “saltar el resorte” en algún ámbito de nuestra vida. Y cuando esto
sucede, no podemos seguir adelante sin ese inminente retorno nutricio, del
contacto con la propia capacidad creadora.
De nuevo, que lo que hayamos conocido como Creador, sea un padre varón
(sin mujer), no es menor. Y “destrona” la capacidad divina de las mujeres, y
de todo lo que lo recuerde, como la afectividad, sexualidad creativa y el
erotismo mágico.
Por lo tanto, silenciar a la Diosa desempoderar a hombres y mujeres de igual
manera.
Pero, podría decirse, que desde los 70, volvió a aparecer en el cielo de los
astrologues, esa divinidad que pide reatención. Y está sucediendo...
Pero vamos por parte…

El nudo patriarcal canceriano


El malentendido fundamental que provocó esta división adentro y afuera y
supremacía del afuera es que el amor y la libertad, no son vividos como el
mismo fenómeno.
Estos convenios de los varones provocaron la primera fragmentación de dos
principios que habían sido considerados como complementarios.
Cuando está claro para un/a niña pequeña, que una puede querer a su madre
y no por eso, no ir a jugar y explorar en el parque. Pero este como los otros
zodiacos, está intervenido.
El “amor a otres” por un lado y la “expresión singular” por el otro, están en
tensión o polarizados y van a opinar (dentro de la persona) uno del otro.
O sea que, naturalmente, el amor no tiene por qué estar divorciado de la
individualidad, pero en esta configuración astrológica se presenta una
dificultad de emulsión, que es la semilla de una reflexión vital.
La base creo, que ya la hemos desarrollado en otros capítulos, es que, en el
desarrollo de la identidad, nos planteamos una lucha con el entorno. El “ego
patriarcal” como construcción masculina, claro, y desde la disciplina del
psicoanálisis (uno que no tenga perspectiva de género), plantea que la manera
de “ser” tiene que ver con desvincularse de un tipo de relación simbiótica
y hasta malcriante.
En el patriarcado, esta visión se toma como buena, y general (para todes), se
puede encontrar las opiniones a “sentir acerca del amor”. En este caso más
que opiniones creo que son prejuicios. Incluso en el ámbito terapéutico. El
amor es devorador, y si eres amorosa/o es porque no puedes disciplinarte lo
suficiente por tener un temperamento débil.

La reacción emocional y la expectativa de amor incondicional


Resolver esto de más arriba, requiere cantidad de fuerza, que puede llevar a
generar “períodos de enfado” o reactividad como única manera de avanzar y
ser él/ella misma. Siendo común la posterior culpa y retorno sobre sus pasos.
Como una persona que para decir lo que piensa o siente, requiere de mucha
fuerza en donde la rabia sería de utilidad, ya que (y esta es la sensación a
identificar), se ve muy condicionada por la relación. Y su valoración está
dada por lo que el otre opina.
O sea que una conducta reactiva estaría siendo un diagnóstico del gran
condicionamiento que esgrime el vínculo.
Y, sumado a esto, si se tiene emociones validadas, pero de manera muy
tímida, entonces esa fuerza o reactividad, se utilizaría para fines de
empoderamiento. Cosa que, de identificarlo, creo que se debe hacer algo
también con ello.
Y lo difícil de este tipo de afectividad tan simbiótica es que, justamente se
tiene un registro casi adivinatorio de la opinión dolida del otro, que, cuando
se afirma como es debido, inmediatamente después se arrepiente.
Esto es debido a que la expresión del ser para esta persona está relacionada a
complacer al otre, o darle un amor incondicional. La “culpa de ser” es una
dificultad proveniente de la sociedad patriarcal, cuando esta noción de ser ha
de estar radica en conocimiento del interior no en su repelencia.
O sea que la identidad sería imposible si no expresa lo que siente, por un
lado, y si no hace uso de su manera de amar incondicional, por el otro. Esto
último de manera empoderante y no replicando la educación de género que
dice que las mujeres son ñoñas.
Cosa de ir modulando…
Entre el egoísmo sano que repararía la relación con una/o misma/o y la
capacidad de afectividad a otres, está la Maestría de esta Luna.
Algo que decir de nuevo: con la degradación de la Diosa ancestral creadora
—que quedó resumida a una diosa menor ama de casa—, lo íntimo comenzó
a ser juzgado como nimio. Una diosa maruja, que perdió toda influencia y
trono. Por eso la escoba de la Bruja, que tenía a su hogar como su laboratorio
y centro de recibir a la sociedad que beneficiaba y donde ejercer influencia,
es un símbolo de ese re encuentro adentro-afuera, que todes les feministas
deberíamos propiciar.
La mamá arquetípica
En esta posición nativa astral de la Luna en Cáncer hay algo que está bien
colocado, o lo estaba, en términos matrísticos. Y es toda la construcción de
valores que lleva el/la niñe canceriane. Se podría redactar de esta manera:
“La gente tendría que apoyarse más”.
Ese es un aporte muy valioso. En sus pataletas, o demandas de afecto, hay
una intuición de que debe ser diferente.
La mamá de la/el canceriana/o ha de ser una base segura y siempre
disponible a la que pueda regresar con la seguridad del reencuentro. Y que
también permita irse cuando lo desee.
De ese modo se van acompasando en la infancia, la necesidad de afecto y de
libertad.
Pero si la mamá —por los motivos que ya explicamos—, se siente insegura
con la libertad ajena (y por ende con la de su hijo o hija), reprimirá toda
expresión de florecimiento personal, porque lo interpretará como abandono.
Cuando en realidad ella es la que debe cuidar incondicionalmente y esperar
ser abandonada llegado el momento.
Por otro lado, como ya lo expresé anteriormente, con la aparición de la
guerra como causa de poder (hasta ese momento no existía en los territorios
matrísticos), y la conquista, la competencia y el sentido del desafío, dejar ir al
hijo (a la guerra), estaba relacionado con la posibilidad de no verlo nunca
más.
Y además la muerte dejó de tener la valencia de una fase de lo cíclico que
antecede todo lo que existe, y que es honorable y muestra de potencia, para
convertirse en el dolor y fracaso de los perdedores.
Había mencionado algo así en el apartado de la luna en Tauro ya que tiene
similitudes. No en vano la astrología la nombra como la exaltación de la
Luna (que es la manera de decir que se encuentra bastante cómoda allí).
Pero, debido a las maternidades patriarcalizadas, la reacción a las
manifestaciones más individuales de la cría, la mamá tiende a proteger,
recriminar, y manipular; desempoderar, en suma, para que el niñe se quede en
el nido. El “síndrome de Munchausen por poderes” en el que la mamá
maltrata al niño inventando síntomas para que parezca que está enfermo,
podría ir por allí.

Dos conductas presumibles con respecto al género


Siguiendo con esta hipótesis del divorcio del amor y la libertad como nudo
de esta Luna, la persona puede experimentar un agobio por ser querida e
incluso rechazar el amor porque le impide la libertad, u optar por un
amor que excluya la posibilidad de voluntad propia.
El género tiene incidencia en esta elección, y por supuesto así también lo
tiene el resto de la carta y cómo juegan otros elementos que tengan más
tendencia a la individualidad, o al vínculo.
La Luna en Cáncer es tribal, de pertenencia, de conservación, como base. Y
si la persona tiene, por ejemplo, Sol en Capricornio en el que el valor está
centrado en los logros individuales y un intenso sentido de la soledad, estará
lidiando con esos dos deseos internos y haciendo malabares para integrarlos.
Por esto, la manera de expresar la conjunción “amor y libertad”, son
diferentes en hombres y mujeres.
Ya que la sociedad actual, que es lo menos natural que hay, hace largo
tiempo que convive con esta grieta de lo femenino y lo masculino, entonces
esa apreciación de la “liber-fectividad” o afec-bertad”, está escindida
milenariamente, significando algo diverso para hombres y mujeres, según
estereotipos de género imperantes.
Entonces si nos ponemos activistas, un logro social revolucionario es
resolver esta dinámica de la Luna en Cáncer integrando dichos tópicos. Si
fueras mujer has de recuperar en tu sensibilidad esta fuerza de la diosa
ancestral. Y si eres hombre, has de permitir evidenciar el costado femenino
en sentido de mostrar la vulnerabilidad y complejizarse en torno a las
emociones.
En el caso de los varones cuento un poco, la sensibilidad creo ha de ser
acompañada por una auto reflexión para que el mundo emocional no se
convierta en un justificativo de las quejas y tenga una real sensibilidad hacia
el otro. Ya que es probable, que, si ha conseguido una mujer y no hace uso
ético de sus privilegios, esta energía (Cáncer) no será la demostración de su
afectividad, sino sólo la expresión de justificaciones a su victimismo.
Esto puede suceder también en la mujer, pero vean mi punto. La
complejización emocional será fundamental para los varones, y puede
encontrar actividades que den coherencia a su energía. Tales como cuidar,
tareas asistenciales y terapéuticas de algún tipo, con niños minusválidos o
ancianos. Ya que, como nos lo hemos montado hasta esta fecha, el
patriarcado no deja, mostrar la vulnerabilidad, contar sus inseguridades para
paliarlas, encontrar fraternidad con otros, ni brindar amor incondicional, a los
varones.
Las mujeres suelen darse al apego exagerado por una inclinación (semi)
natural a lo amoroso, por una “sugerencia” de lo social a posibles
“reprimendas a conductas no maternales”, o simplemente por quedarse
enganchadas al apego sano no recibido en la infancia (puede suceder a
hombres también).
Si no tengo algo, es difícil luego abandonarlo. El afecto queda truncado pero
prometido.
En el caso del hombre, como la mamá es una expresión de una deidad
personificada y como toda deidad (reconocida o no) puede dar la vida y
puede quitarla (esto último es el que aterrorizó a los hombres y el motivo del
sobre control), es más probable que ante un amor vivido como tragante y
asfixiante, intente salir de esto de manera hasta fóbica.

“Baby therapy” o Bebé Terapia


El proceso que se ha de emprender es terapéutico y de profundización (en
caso de todas las lunas en agua lo recomiendo mucho) de esta relación básica
de afecto y cómo ponerla en el mundo: que requiere de ambos elementos:
amor y libertad, como manifestaciones cíclicas de lo mismo.
Ambos mundos, el interno y el social, requieren habilidades diferentes, ya
que una cosa es reconocer la afectividad que porto y otra diferente es donarla.
Pero es más fácil salir al mundo si una/o se conoce mucho, que si se reprime.
¿Y cómo se engarzan ambos elementos? La elaboración de la pérdida.
El amor llega a abrirse a la libertad a través de elaborar o tramitar la pérdida
que implica todo vínculo, ya que la persona amada en algún momento tendrá
su propia vida.
O sea que, con la Luna en Cáncer hay que volverse una experta del manejo
de lo íntimo, con mapas y auto exploraciones del propio manejo del apego en
sus dos fases de contacto y de retirada. Un manejo que le permita
modularse con inteligencia afectiva hacia el interior e inteligencia social,
hacia el exterior.
Contar mi historia... seguir contándola
Ahora que ya sabéis que soy yo, la contaré en primera persona.
Tenía mucho fuego en el interior, necesitaba conocer, arriesgarme,
aventurarme y expandir mi mente. Por motivos que no alcanzo comprender
había nacido en una familia con poco sentido de la curiosidad más allá de lo
conocido y también con un fuerte sentido de la unión y la afectividad.
Para ser justa, con los años ellas aprendieron a aventurarse. Pero en el
tiempo que yo necesitaba comprender el mundo en mis propios términos,
(por mis veintes) creí que la fuerza que necesitaba para recorrer el mundo, no
la obtendría escuchando mi interior.
Me refiero a una dificultad en atender a mi interior, extrañar a mis afectos, y
atender a cierta emocionalidad, no porque no la tuviera, ya que yo había
nacido en esta familia. Pero estos valores como la afectividad, no eran figuras
en mi vida.
Viajé para vivir en seis sitios diferentes, me aventuré mucho más allá de los
límites que tenía mi familia. Incluso al punto de dañarme. Y como había una
dificultad con abordar el apego, éste aparecía de las maneras más
insospechadas. El tema es que, por la consigna de mis veintes, de “no hay que
apegarse para ganar libertad”, me había negado uno de mis mejores talentos:
el amor profundo y la experiencia nutridora del afecto. Hoy lo reconozco y
honro.
Con los años comprendí que hay algo tan abrumador en el amor, que no
sabemos abordarlo. Y de un tiempo a esta parte, me he dedicado a abrirme a
la experiencia del apego y autorizar a hacerlo como especificidad de mi
aporte femenino al mundo.
Algo de eso cuenta la Luna en Cáncer: comprender la naturaleza de las
relaciones afectivas familiares o íntimas.
Y una reflexión más interesante no es tanto trascender el apego sino
aprender sobre la fluidez del mismo.
Cuando tenía unos 35 años conseguí un trabajo como doula, cuidando a un
bebé para que su mamá descansara correctamente. Y con ese cachorrillo
descansando en mi pecho cada noche, se obró una magia de amor. Esa
personita no sabía cuánto amor desprendía. Eso cura todos los males. Por eso
lo llamé “bebé therapy”.
El amor que dan les niñes es muy similar al de esta Luna, que sabe de cobijo
muto, vulnerabilidad compartida, e intimidad que hace crecer y nacer.

El precioso proceso de inmersión canceriana


Lidiar con la pérdida... la clave fundamental
Para poder lidiar con la sensación de pérdida, dicha sensación ha de ser
proporcionada. Y ese es uno de los tips. Quiero decir que para poder
manejarla se ha de re dimensionar la vivencia a la de una adulta/o, no de
una “niña /o abandonada/o”. Y sobre todo reconocer que la despedida de la
persona amada es revitalizadora y necesaria para la renovación en
dirección a la regeneración cíclica.
En este sentido, recomiendo que leas el capítulo de Tauro, sobre todo el
apartado de la regencia femenina de Ceres al signo. Ya que podría ampliar lo
que he explicado en estos últimos párrafos.
O sea, lidiar con la pérdida, porque es momentánea, no extremar el
apego, porque ya no es fundamental, y acabar de reconocer al amor como
un poder, lo que es no pensar que por querer mucho soy el más débil de les
dos.
Muy en concordancia a las características de la energía canceriana, la
persona irá descubriendo capacidades como: la afectividad, la posibilidad de
dar respuesta emocional a la vulnerabilidad del otro, y la renovación
emocional mensual. Y llegando a una madurez, ya se encontrará preparada
para darlo a su entorno, como color de su propia identidad emocional.
Pero ese talento se descubre una vez que sabe cómo dimensionar la pérdida
gracias a haberse sumergido en un proceso terapéutico, que estoy intentando
describir, y cuyo desarrollo intenta también ser un proceso en sí.

Decepcionarse para encontrar el talento


Entonces, para dar ese contenido de valor de la Luna en Cáncer —
afectividad, vulnerabilidad como potencia, y poder creador—, tiene que no
“dar por sentado” que el otro (o el mundo), tienen eso. Ya nos gustaría, pero
no.
La posibilidad de hacer un proceso terapéutico y hacer el “duelo”, o
decepción de un mundo que no tenía justamente ese “amor que se
esperaba”, puede dar pie a reconocer la capacidad de afectividad profunda
como una muestra de su individualidad y talento.
Decepción mediante, esta persona acabará reconociendo su interior como un
ámbito fértil e interesante, donde hacer raíz para los tiempos que se avecinan.
Comenzará entonces a ofrecer este aporte amoroso si comienza a
contemplar la riqueza del mundo afectivo con sus correspondientes
responsabilidades individuales (unión que hay que concebir).
Para ello, primero tiene que aprender cómo hacerlo y en el camino, aprender
también sobre la consideración de las propias necesidades emocionales.
Y este es el talento de esta configuración. La consideración, manejo y
estabilización del panorama emocional. Estabilidad que le permite no “entrar
en shock”, o arrebatarse ante el cambio, sino absorberlo como parte de la
vida.
Volviendo al título, una vez decepcionada de lo que me deberían haber dado
(mi madre, o padre, y el mundo), queda la opción de aprender a pedir lo que
vea sensiblemente que los otres realmente pueden dar.

La dificultad con aceptar las posibilidades humanas


Poder ver a la madre como humana con sus imperfecciones, ajusta el
arquetipo de vínculo “mamá/hijo” a una dimensión más humana.
Eso me permitirá verme a mí misma/o como un ser con errores. Para eso hay
que haber llorado mucho. Y, si...
Con esta configuración, es lo que toca.
Muchas veces esta configuración tiene una dificultad para ver las
posibilidades humanas reales.
¿Será esta la secreta venganza de la diosa?
Justamente el hecho de no contemplar a la afectividad como un valor de
poder, por ese malentendido social de que todo lo del orden de lo femenino
es menor, hace que se sienta carente cuando despliega su amor
incondicional. Y puede ser que las donaciones al otro, no sean
correspondidas.
Conseguir la presunción de un amor incondicional de los dos lados, es parte
del proceso canceriano, cuando es lunar. Recuperar de la Diosa, los valores
del autocuidado y el sentido del merecimiento. Y preconcibiendo que lo que
me pueda encontrar es tan abundantemente creativo, porque lo dispongo de
esa manera. Lo primero es reparar la sensación de satisfacción del afecto en
dirección a amarse a sí misma.
Ponerse, en primer término, del propio lado
El poderoso resultado de atravesar la propia biografía, puede entonces
permitir pedir lo que se necesite en las relaciones íntimas. Tanto “amor”
como espacio para “ser”.
Y, recordar, escuchar y ponerse “del lado propio” primero. O por lo menos
percibir las necesidades individuales para ponerlas a jugar en las
transacciones afectivas. Esto en primer término. Hacer una buena gestión
emocional para poder dar amor incondicional al entorno.
Primero reconocer lo propio (muchas veces los berrinches sirven para eso),
luego hago la tramitación.
En la revisión de esta relación filial fundamental, quizás se dio a mamá todo
el afecto que ella requería, sin escuchar la propia necesidad de estima. Y en
eso hay una materia pendiente. Evidenciar la dominación emocional, podría
ser el título de esta fase del proceso.
Una capacidad de amar y de intimidad increíbles, una capacidad de hacerse
querer y acompañar procesos emocionales propios y de otres…, todo esto
florecerá como talento si se logra trascender el malentendido de que la
libertad y el amor son cosas diferentes. Dicho y repetido.

el amor requiere extremado compromiso y simbiosis con las


creencias de la otra persona, que no me permiten ser,
o, el amor que la otra persona me ofrece, podría quitarme la libertad.

Extremos polarizados que generan en lo vincular la proyección en el otro, de


aquello a lo que se teme.
Luego, si esto del cuidado personal se comienza a comprender, en algún
momento la persona habrá de encontrarse en la tesitura de desarrollar un
lenguaje de las emociones para comunicar lo que sabe. Como es su tema, que
le ha llevado a terapias, crisis, atención y cuidados, para esa altura del
proceso, ya tendrá muchas herramientas para compartir dicho talento con
soltura.

La regencia de la Diosa
Como les comenté en la regencia de Tauro, creo que algo de la regencia de
Ceres Gaia, Deméter, o la mismita Pachamama, agrega un componente
mágico a Cáncer. Lo llamé Inteligencia Numinosa Creativa. ¿A que es
bonito?
Son diosas creadoras, del tiempo cuando no se conocía la coparticipación
masculina en la concepción.
El reconocimiento (volverla a poner en el trono) de esa entidad creadora
mujer, que íntimamente es concebida como poderosa, hubiera frenado tanta
agresividad y misoginia. Quiero decir, por no reconocer el miedo a las
mujeres, se las denigra.
Por otro lado, la concepción de lo cíclico de la naturaleza, también une lo
femenino y masculino de manera casi orgánica. Y así se dan pautas para las
relaciones humanas sustentables, sin otra obligación que buscar el bienestar
mutuo.
Este tipo de relaciones que no requerían de posicionamiento ni
empoderamiento, de contratos claros ni palabras finales, eran las que cundían
como uniones sagradas en tiempos de la matrística.
En esta dirección también hablar de Quirón, centauro herido, como el
esposo de la Diosa. Siempre las brujas fueron acompañadas del hombre
astado (que es este que se convirtió, ignorante, luego en el demonio). Este
hombre era descendiente de Dionisios o el Dios Pan, dios de la siembra.
Esta deidad conocía sobre la ciclicidad de las estaciones, y puede darnos una
pauta de lo divino masculino, todavía en restauración.
Si bien este dios astado representaba la dicha de la sexualidad y la
primavera, y así era representado, para revivirlo deberíamos agregarle el
significado que podría decirle transpatriarcal y esto es la concepción del
dolor.
Quirón era un asteroide que circula entre Saturno y Urano, así que
representa ese momento de la “alquimia energética” interna, cuando
comienza a hacerse. Lo que sería darse cuenta del daño que causa, o le causan
sin querer.
En el Mito Quirón, un centauro (mitad salvaje) —pero el más sublime de los
centauros— que era médico, sanador-chamán y tutor de héroes. En una
caminata pasa de casualidad por la “batalla de los centauros contra los
hombres” y recibe de parte de su propio aprendiz, una flecha envenenada que
le provoca un dolor de por vida.
Quirón echa por tierra la idea cristiana de la que estoy hablando desde que
abrí esta conversación, el dios trascendente cristiano, como ejemplo
concebible.
Una creencia que a esta altura tenemos todes, de que, si hacemos las cosas
bien, tenemos buenos resultados. Cosa que no siempre es así.
No digo de hacer las cosas más por rebeldía; digo que, si el destino te
sorprende con otras opciones, eso es lo que sucede la mayoría de las veces.
Quirón nos toca un dolor tan potente que podría ser existencial.
Es más, concebido del orden de lo masculino, debido a que, reconozco la
inclinación del género hacia la política y a la social. En este sentido, se
manifiesta como una “idea política” que oculta un dolor. Y sin desmerecer las
ideas políticas que pueden ser contenidos valorables, si no reconocemos esta
relación interior exterior, puede jugar en nuestra contra.
Escribo sobre Quirón en este punto por el tema de que creo que es un
arquetipo que aporta mucho a la deconstrucción del modelo de lo masculino
para hombres y mujeres, y vuelve a colocar en una dimensión manejable al
dolor. Reconsiderando las emociones posibles humanas.
Vuelvo a la Diosa, no quiero reiterar el tema así que recomiendo
nuevamente leer el apartado de Luna en Tauro, pero con respecto a Eurínome
decir, que por años había sido concebida como Diosa de la creación, lo que
en la instauración griega clásica y luego romana acabó por amedrentar, no
solo el valor de la mujer como individuo, sino todo lo que ella significa. Las
mujeres somos diosas creativas, que cocinamos para nuestros seres queridos
(yo no), que ponemos velas para nuestros ancestros, que vivimos una vida
sana, plena, superviviente. Encarnamos esta Diosa, aunque no oídas, y lo
seguiremos haciendo con el mero reconocimiento de hacer el bien.
Otro valor importante de mencionar en dirección al florecimiento personal.
Como había comentado, un galimatías mental masculino, hizo concebir esa
división dentro-afuera como cosas en conflicto, y en este berenjenal, hacer
decantar como valor supremo lo social o masculino.
De allí también comenté que el ego patriarcal es uno desafiante del entorno.
Prueba de esto es el desastre ecológico a nivel pandémico, de la actualidad.
Y también agregué en su momento, que ese interior desatendido tomaba
partido, o que en la interactividad masculino-femenino, lo femenino se estaba
dejando ver desde la revolución de los ´60.
Es decir que, en vez de tanto posicionamiento, empoderamiento y tal, el
punto a desarrollar sería comenzar a confiar en el entorno. Comenzar a
construir un entorno protectivo, redes afectivas de contención en caso de
necesitarlo. Y diciendo esto no estoy volviendo a un estadío pre personal o
regresivo, sino que, tras experimentar la discriminación que la vida propone,
comenzar a proponer cooperativas de consumo (Muy de Ceres), terapias
grupales y el sentido de la sororidad y fraternidad.
De este modo la identidad individual es congraciada con la identidad
clánica, pero no le debe devoción por no ser atendida con propiedad.

La fuerza de la afectividad y el apego, como talento


La creación de la auto-estima
Aclaro a tiempo que tener una mamá con una sobre presencia y protección
—pero sin dejar lugar a mi desenvolvimiento personal libre—, no es lo
mismo que tener una mamá negligente. El ejemplo de mi historia iba por ahí.
Por este motivo, de una manera o de otra, no se valora correctamente lo
propio del niño o de la niña ni se le permite la adquisición de la identidad.
La mamá del patriarcado que no tiene la suficiente sensibilidad para
escucharla/lo. Y lo que es más curioso es que esa falta de empatía con las
emociones propias—, fue justamente lo que la hizo sobrevivir a lo social.
Pero, al mismo tiempo, creó una carencia hacia el interior primero y hacia su
cría después. Somos empáticas con esa mamá también.
En un desenvolvimiento normal, mamá enseña a establecer una defensa
sana con raíz en los propios valores afectivos (los del niñe). Eso es el
significado de la función lunar, también. Me defiende como una mamífera
para que tenga referencia de que es correcto sentir lo que siento.
Para luego madurar y negociar (esto último, lo de negociar, siempre hay que
hacerlo).
Y para que se realice la base de auto-estima que el amor maternal incorpora,
el amor ha de ser muy preferencial. Es decir, los piropos de mamá han de
ser sobre lo que me interese. O simplemente acompañar mis necesidades
poniéndolas en palabras.
O sea que allí donde la Luna en Cáncer debería estar bien ubicada y en su
casa, como los intereses de la cría no son tan escuchados —sumado a que se
ha de acabar de acomodar a la conveniencia de la madre—, suma stress que
genera la rabia (por sobre acomodarse al otro), que final y buenamente
acabará por liberar.
Y es en la consciencia de este hecho que se adquiere la primera libertad. En
la conciencia de la “dominación emocional materna” o el condicionamiento
de lo que implica la pérdida del amor. Poder evidenciar que la “dependencia
ha servido como defensa para la supervivencia”, es un buen consejo para esta
lunita.

De Pasivx a Activx en los vínculos: la reversión de la simbiosis


Lo más abrumador del proceso que ha de vivir el nativo o la nativa en esta
configuración, es aprender a juzgarse sin la pertenencia al vínculo. O tener
ámbitos de desarrollo afectivo también en soledad. Si la imagen mental del
afecto está relacionada al imaginario de una niña o niño que sin el alimento
emocional de su madre no puede abrirse paso en la vida, aquí comienzan los
problemas, ya que la des potencialización y dependencia puede ser máxima.
Entonces, parte de esta maduración requiere de una mayor conexión con la
soledad y el auto sostén que como adulta/o ya es posible.
Esto que suena como un estado natural de cualquier Luna, requerirá de un
largo proceso de individualización subjetiva para apoderarse de lo propio,
primero, con el riesgo que esto deje sin espacio para otres. Un riesgo que
llegado el momento la persona ha de tomar.
O sea que ha de hacerse el propio espacio en un vínculo en el que
consideraba sobre todo las necesidades emocionales de la otra persona.
Una de las habilidades a adquirir tiene que ver con elegir bien, según la salud
o las necesidades propias de cada una/o.
Y eso, attenti (!), va de camino a actualizar las necesidades emocionales
para tener un rol no pasivo en el vínculo, para comenzar a hacer su
contribución específica como persona.
En el arquetipo vincular madre-hija/o, está relacionado a criticar esa falta de
consideración de la madre para las necesidades del hijo, y comenzar a poner
las propias en primer lugar, como paso fundamental.
Estoy hablando del re-entendimiento del amor incondicional, propio de
esta Luna ya madurada.
Tal cual se lo ha promulgado socialmente, el amor incondicional, está
relacionado más a un enfoque religioso sostenedor de la dominación que a
una natural generosidad basada en el amor propio. Todo esto que comenté
alrededor de dar por sentado que la mujer tiene que dar amor, cuidar bebés y
no pedir nada a cambio. Y la mitad de las mujeres ya obtenemos la
retribución dando el amor que tenemos de manera altruista. Pero esto no
debería entronizar, no lo contrario.
Es decir, concebir un amor incondicional en doble dirección.
La “victimización”. que tanto se le ha criticado al feminismo, tiene que ver
con una fase de la evolución colectiva relacionada con la “emergencia de la
subjetividad”. Y allí la Luna en Cáncer tiene un aporte individual que hacer.
Entonces el primer movimiento para pasar de pasiva a activa en el vínculo,
tiene que ver con rugir con rabia por el calor mamífero no recibido de
manera preferencial.
En segundo lugar, pero no menos importante, descubrir que la fascinación
por esa herida me ha llevado a elegir personas que podrían lastimarme y que
me mantienen en esa red de personas heridas. Todo por tener una mala pauta
de base.
Claro está que de adultos/as seguir echando la culpa a las mamás de las
propias incapacidades, es la mitad de la verdad. Pero es comprensible si
todavía sigue teniendo sus pautas como guía afectiva.
Otro tip: reconocer la autoría del perfil emocional que se tiene.

Objetividad a subjetividad, individualidad a coparticipación


Lo confuso de la dinámica lunar es que hay una percepción del mundo que
parece personal y propia en la actualidad pero que está co-creando un
maltrato ya que el pasado, y la percepción infantil se solapa casi sin notarlo.
Ya sea porque elijo personas que me den este mismo desdén de la infancia, o
empujo a las personas que elijo bien, a que me traten de esa manera, porque
hay un vínculo primigenio que se configuró distorsionado. Tal como lo vengo
expresando antes.
No hay nada que no suceda en el exterior que no esté habilitado
primeramente en los supuestos de vida que portamos.
Pero lo que sí es evidente es que un empoderamiento de la propia
subjetividad tiene que apurarse a través de la rabia o las reacciones, para
recuperar el sentido de la conservación o simplemente validar la manera tan
particular que una tiene de detectar al “enemigo”.
Para ello se ha de desarrollar habilidades que permitan sostener la soledad
del pensamiento diferenciado, cosa que es bastante difícil para las Lunas de
agua. Quiero decir que sostener la propia subjetividad (deseos, reacciones,
motivaciones), en soledad (o sea que no buscan aprobación ajena, con miedo
a enojar a una Diosa furibunda). De este modo se desarrolla el camino a una
Inter subjetividad, o compartir del interior en redes de afecto.

El condicionamiento del vínculo


Para ser sinceras con nosotras mismas, hay algo que se ha de reconocer para
poder vivir esta capacidad en el mundo real. Y es que la energía de la Luna
en Cáncer, “pide deseos” que no son sostenibles, O sea que en la realidad los
deseos provenientes desde estas expectativas de unión, se tienen que
frustrar.
Hay un tipo de afecto demasiado simbiótico para una persona adulta, que
también se evidencia en lo demasiada condicionada que está la relación
ante la mirada del otro. ¿Cómo me doy cuenta?

por lo sensible que me he vuelto a la crítica.


Por la dificultad en expresarme sin ser violenta,
por el miedo a la autoridad del otro como si este fuera dios.
Porque me siento paralizada ante la imposibilidad de decirle que no
a la otra persona; o no todavía; o no así.

Desde esta instancia, comenzar a considerar las propias emociones como


válidas (como lamentablemente nadie nos enseñó a hacerlo), comienza con la
ratificación extrema y hasta berrinchuda.
Este empoderamiento desafiante da paso a la apropiación de una
individualidad que permita el disentimiento. Propio y ajeno. O sea que se
dé paso a una percepción intersubjetiva, lo que es decir dos individualidades
subjetivas que se relacionan.
Ya que, viéndolo en forma madura, es probable que esta persona, la nativa
de Luna en agua, no dé aquello que critica no recibir de los demás. Sabido
esto, y colocada la defensa emocional correctamente, la luna en Cáncer es
capaz de realizar su aporte al mundo, sabiendo que la pauta original ha sido
revisada, elaborada e individualizada. Y esto da señales de que ha pasado de
una simbiosis pasiva a una activa. Una que ame con la fuerza que esperaba y
encuentre allí su satisfacción, no en el Dios padre (símbolo de la aprobación
externa), sino en la divinidad femenina yacente en el templo interior.

El destino como fuerza terapéutica: madurar, pero elegir bien


Entonces, como resumen de lo anterior, las escenas reiteradas del destino se
presentan para que, de manera consecuente con nuestras emociones, nos
descubramos hacedoras activas de los vínculos aportando aquello que nos
hubiera gustado recibir. Es decir, que esa herida infantil más que motivo de
dolor, o gracias a ese dolor, da la consciencia de que eso es lo que a una
buenamente le importa y que el grupo de pertenencia no dio, es el valor
agregado personal, o sea que hace a la propia identidad emocional.
Las personas que portan esta configuración energética, suelen encontrarse
rabiosas de dar más de lo que reciben porque muchas veces no tienen la
paciencia suficiente de aceptar la diferencia y el valor del aporte del otro en el
vínculo íntimo, por un lado, que quizás tiene menos amor, le interesa menos
que a nosotros el compartir, o le interesa menos el compartir con nosotras.
Otra dificultad de base es la de valorar el amor que generosamente dan
como fuerza inconmensurable más que como debilidad infantil, como ya
había mencionado.
Y allí sí que se ha de apurar una revolución al patriarcado, una al propio
de dentro, que nos dice que los logros amorosos no son de tal
importancia.
Como todo lo concerniente al mundo arquetípicamente femenino, como las
maneras dulces, la maternización o los trabajos “femeninos”, hay una auto
estigmatización como mujeres (y los hombres que tienen esta configuración
también pueden vivirlo), sobre su capacidad de entrega, y amorosidad.
Y allí uno y otro desamor intentan validarse. O sea que las escenas de
destino de “no simbiosis” (o personas demasiado frías o individualistas),
tienen la función de hacer una comprensión de una maduración y auto sostén
emocional.
Pero hay algo con respecto a elegir correctamente qué decir de nuevo.
Muchas veces el destino me muestra una escena de demanda de parte del
otro, que es a propósito de empoderarme. Lo que no recomiendo es
mantenerse en esa vibración herida. Porque la compulsión puede ser eterna.
Lo que quiero decir es que elegir a estas personas puede ayudar a saber lo que
una/o quiere (que no es con elles), pero cuando se sepa, no tienen sentido
elegir a personas que no dan lo que necesito, o que no son compatibles en un
sentido de confluencia emocional. Buscar el placer mutuo es sumamente
revolucionario.

De la liberación al autocuidado
De mi experiencia emocional, bastante variada, sumada a lo que he
atestiguado y acompañado con mis amigas y en terapia, este empoderamiento
de la subjetividad que una intenta a través de la rabia, jugándose relaciones
(“si no te gusta vete”), enfadándose y perdiendo cosas que le importa tal vez
como ofrenda sacrificial hace su corolario, cuando esa valoración y sentido
del autocuidado se fortalecen.
A las mujeres nos hace bien enfadarnos. Y a los hombres, conocer los
motivos de los enfados.

Momento de cambio de la visión del amor


Cuando el amor propio valida lo propio, y cuando he interiorizado la
subjetividad como valor a aportar individualmente...
...Ella se volcó a retiros consigo misma (o desconectada de las necesidades
emocionales del otro). El amor que se dio, reparó el afecto materno, más o
menos malo, de su infancia, y se alimentó a sí misma alimentando agujeros.
Con lo básico resuelto se atrevió a llegar un poco más allá, como una
persona rica que se compra regalos caros. Y luego esos tesoros dieron para
repartir amor a las/los demás.
Pero como no hacerlo no es lo mismo que haberlo hecho, el amor
(encarnado, vivido o experimentado) era distinto a lo que esperaba, pero le
daba más proyectos creativos que eran las empresas afectivas que comenzó a
contribuir. Así es como comenzó a ser millonaria.
Ya con “medio recipiente lleno”, la consciencia de la afectividad cambió. Y
con el recipiente completamente cubierto, la luna en Cáncer está dichosa de
compartir su amor, el que, de tan inmenso, alcanza para ella y más.

Participación real: el comienzo del perdón como talento


El cuidado personal saciado es la mejor manera de aportar a un vínculo real,
participando de manera también real, y no proyectando en los amores del
presente los propios procesos que tienen más que ver con cada una/o y la
propia escena hiriente no resuelta. Aunque se dice rápido, esto puede llevar
muchos años de comprensión, ya que la hipersensibilidad de esta Luna puede
contactar con guiones transgeneracionales (temas no resueltos del linaje
familiar que hacen propios). Y por esto, los temas de las heridas y pérdidas,
por su complejidad, pueden ser enormes de abordar.
Cuando acaba el proceso emocional individual, comienza a participar y a co
crear la simbiosis de afecto sano.
Y ese cuidado personal ha de integrar la libertad de poner a los demás a una
distancia de seguridad apropiada, porque permito a ellos/as hacer lo mismo
conmigo.
La elaboración interna de los posibles dolores que me provoca la
individualidad ajena, es crucial. Si lo que siento es una sensación de
abandono del otro con alevosía, esta es una muestra coherente con la mirada
herida del niñe/a.
Cuando el amor propio, que tuvo que legitimarse a través de la rabia (o
recriminaciones de falta de cuidado), pasa al cuidado y al amor incondicional
con auto consideración a esa herida, es cuando todo comienza a cambiar
cualitativamente.
Y así, la auto-legitimación puede convivir con el perdón y empatía.
Talentos de esta posición.
Estar eternamente legitimando las heridas del patriarcado, hace canciones en
las arenas de la lucha política, claro.
Pero a nivel terapéutico creo se ha de arriesgar un poco más. Y ese “ir
adelante” tiene que ver con “Ser la mamá de la manada”. Una mamá que sabe
cuidar porque aprendió a cuidarse a sí misma.
Resignificación de Cáncer, ¿ah que sí?
Creo que con una “mejor visión” del amor, se da incondicionalmente; dona
su propia sustancia en proyectos creativos, que se llevan su amor, pero la
continúan.

Luna en Cáncer: el aporte a la Love Revolution


En esta especie de revolución que salvará a la humanidad de su extinción,
imaginada e imposible o posible, pero a largo plazo, la energía canceriana
tiene una especie de responsabilidad de dar lugar a la subjetividad y el valor
de la propia mirada, que por madura ya no necesita de tantas rabietas para
legitimarse o que las rabietas sepan convivir.
Que, en lugar de imponer desproporcionadamente su parecer, convoque el
sentido del proceso emocional personal y la reflexión o el tratamiento
consciente de la herida que abrió el patriarcado.
O simplemente darse permiso de reconocer que el dolor (que muchas veces
no se logra sanar) es el costo de haber mantenido intactos y dignamente el
interior y los valores de amor y afectividad.
La inteligencia socio emocional es una que se restaura, una del orden de lo
mágico, que se encuentra cuando una se atreve a tomar todas sus empresas
como procesos creativos:

el comienzo de una relación de amor,


tener una/o hijo/a,
embarazarse,
montar una empresa,
desarrollar la amistad.

A esta le he puesto el nombre de Inteligencia numinosa, o relativo a lo


creativo-mágico. Comienza reconociendo la capacidad de propiciar (Aries),
de manifestar (Tauro), de permitirse ser canal de comunicación de lo divino y
el misterio. Y en esta instancia, “dar a luz” y hacer crecer, gracias a la
ancestral capacidad de lo femenino creador.

Esta es una de las historias del podcast “Relatos de Lilith”.


Para escucharlo musicalizado entra aquí:
Historia de amor y dolor
“Los indígenas de Nicaragua, cuando deseaban curar la tos, realizaban un
rito (especie de ceremonia con una serie de cánticos, movimientos, posturas)
a través del cual podían retornar al momento en el que el dios Sébaco había
enseñado a los hombres la medicina, como prepararla y administrar. De este
modo, le daban un lugar sublime a la enfermedad, la ponían en un altar,
porque tenía algún significado misterioso”.
Mientras lee su revista sobre los indígenas de Nicaragua, se detiene antes del
próximo sorbo de café. En momentos difíciles como éstos, es lo único que la
hacía existir. Desde pequeña le había costado jugar o escribir o lo que sea que
se haga para existir. El “existir” se lo había labrado, trabajando, ganando
dinero, luchando en un mundo que con el tiempo se dio cuenta que era de
hombres. Gritando y enfadándose. Pero en el fondo lo único que la hacía
sentir que su vida no era una ilusión, era ese gusto, que podía hasta oler.
Intuía que el olor era la antesala del gusto, pero solo lo intuía. Se había
aferrado a este olor como a la existencia. En momentos de desesperación
como éstos, solía aferrarse con aún más empeño a todo lo que olía. Esto era
muy poco: el olor a café y el olor a alcohol. El resto lo imaginaba: imaginaba
el olor a pizza, a excremento y a vino. A sal del mar, manzanillas calientes y
polvo talco. Digamos, que el olor del mundo era en su mayoría su propio
invento y eso le gustaba. Era su íntimo secreto donde nadie entraba con su
mirada desaprobatoria.
Cuando tenía ocho años su abuelo le había dicho: “No se haga la orgullosa”
(en su familia nadie tenía ese sentido de realeza). Con su candidez, sus
abuelos no le habían pedido nunca nada más que esto: “no ser”, entonces ella
decidió concederle.
Cada vez que aparece la violencia del mundo, ella no solo no se defiende,
sino que no lo huele Se esconde en la vacuidad de la vida, y de este modo
podía ser fiel a la promesa a su abuelo de no expresarse tal cuál era, y mitigar
los golpes de su padre que desde temprana edad había descargado su falta de
habilidades sociales contra lo que más amaba, sus hijas.
Cambió amor por “no oler” incluso lo que sí debía oler, y todos le achacaron
esa decisión a la Anosmia, una enfermedad poco conocida.
La historia del baño del colegio en el que, por el olor nauseabundo
proveniente de las letrinas, ella tenía que demostrar que odiaba ese sitio,
como los demás. La incómoda situación cuando alguna dependienta le
presentaba algo para que oliera ante su nariz.
Recuento de una vida aparentando ser normal.
Ni las feromonas cuando ves al ser amado, ni el olor de peligro cuando
aparece una que podría quitártelo. La triste y desolada realidad.
No solo que eran indistinguibles, sino que eran arbitrarios. Ella no podía
escoger cuándo. Venían cuando lo deseaban y se iban con la misma soltura.
Distinguirlos nunca, pero por lo menos podía, de tanto en tanto, y cuando
ellos se dignaban a quedarse por el tiempo suficiente, saber que estaban allí.
Era un universo solitario: había imágenes de hombres bellos, enredos
pasionales con mucho sufrimiento, eternas preparaciones para veladas
románticas, sexo salvaje con desconocidos, pero no podía oler el amor.
Y allí estaba, treinta años después, cumpliendo esa misma promesa que ya
se había integrado a las funciones mecánicas de su propio cuerpo, salvo por
el olor del café que se había escapado a esa heredada declaración. Y
degustaba lo diminuto de su existencia, sobre el único olor que le parecía
cierto y verdadero.
No podía oler el amor ni nada más, le había prometido a su abuelo que no
sería una reina ni nada, y apreciaba su mundo íntimo porque lo dominaba
exclusivamente, tres hechos que la confinaban a una burbuja, que justo
ahora estaba a punto de romperse.
Las últimas semanas habían sido de proceso, de atreverse a ver su herida,
la más recóndita, la más profunda. La herida de los olores-dolores. La
herida que en un futuro la contactará con la sensación de ser humana y por
lo tanto simplemente incompleta, pero en el presente la conectaba con el
dolor de dejar de ser ángel y pavorosamente imperfecta.
El proceso de encarnación al que se había negado en la voz de su abuelo
primero, y en los amores a los que no se había querido comprometer
después, o los hijos o creatividades a los que no había querido concebir o
aferrarse, se llevaría a cabo de todos modos.
¿Se trataba acaso de comenzar a oler?
No, se trataba de retornar al origen.
Los indígenas de Nicaragua, sigue leyendo, cuando deseaban curar la tos,
realizaban un rito (especie de ceremonia con una serie de cánticos,
movimientos, posturas) a través del cual podían retornar al momento en el
que el dios Sébaco enseñó a los hombres la medicina, como prepararla y
administrar. De este modo, daban un lugar sublime a la enfermedad, la
ponían en un altar, porque tenía algún significado misterioso.
Así como los aborígenes ella le daría un lugar a esa herida. Porque era tan
insoportable, toda la vida había preferido el sexo compulsivo o el cigarrillo a
enfrentarla, a pesar de que aquello prometiera la curación.
Atravesar la herida por “ser”, la culpa del pecado original: el único rumbo
posible como humana. Si hubiera nacido ángel o espíritu de un muerto (cosa
que se había pensado en más de una oportunidad), no tenía que haber vivido
este desafío, pero, habiendo nacido humana, entonces le tocaba.
¿La escena?: dolor de haber nacido, ella gritando (y hasta recordó el enfado
y el entusiasmo).
No es que se acordara. Pero en estos momentos en el que uno, no uno
cualquiera sino uno especial, le había roto el corazón por incompatibilidad,
la fuerza del llanto le traía imágenes del nacimiento y del presente,
mezcladas, superpuestas y difusas, desmembrándola en un rito de iniciación
de retorno a su origen. Origen donde hacer las paces con el dolor que desde
siempre allí y encerrado, le permitiría el olor.
¿Cómo curar el dolor? Destapándolo porque no puede ser más grande que
yo, y pareciera que debiera.
Y de paso, dejarse descansar en el pensamiento de que este hombre al que
amaba con locura, más que quedarse a vivir para siempre, era una breve
visita, que le legaba un don, por eso era gigante.
5
Leo
El poder de referente
“Da un poco de amor a un niño y ganarás un corazón”.
John Ruskin

Luna en Leo
Liderazgo femenino de la matrística y la Inteligencia inspiracional
La Luna del despertar del corazón
La historia de Narciso, cuya madre le negó ver su propio reflejo
La psico-mitología personal del nativo o la nativa con la Luna en Leo, se
comprende en el Mito de Narciso, que fue utilizada en la psicología para
explicar a la personalidad narcisista.
La madre había acudido a un adivino para averiguar sobre su destino, y este
le dijo:
—Narciso morirá cuando se vea a sí mismo.
Ante ese temor, escondió todo lo que pudiera mostrarle su reflejo a la cría.
Con lo que el niño creció sin conocer su propia imagen.
Simbólicamente el “no reconocerse del niño” se debe a la ausencia de
madre.
El acompañamiento de esta le hubiera permitido el desarrollo de una
personalidad auténtica, basada en el reflejo de un entorno que sirve de
reconocimiento y es cohesionador del “núcleo del ser”.
Entonces, el día que Narciso ve su rostro reflejado en las aguas de un río, se
enamora de sí mismo y se queda enganchado a su imagen, y languidece hasta
morir.
Es a través de los comentarios de acompañamiento que el niño o la niña,
cobra una “sensación de Sí mismo/a”, en la primera infancia. Y esto es lo
que le posibilitará posteriormente realizarse y sostener su individualidad en el
mundo.
De acuerdo a una complicidad adentro-afuera, irá dando pasos en la vida.
La madre y su grupo de la familia, que representan el afuera, le valoran,
nombran sus logros y siguen de cerca su evolución. Lo que le gusta y no, sus
predilecciones, sus cambios… La estrella que nace... Esto irá dando
coherencia y manejo interno. “El exterior me felicita, me reconoce y me da el
alimento de su mirada”, se dice.
Si esto no sucede quizás por los propios conflictos narcisistas de la madre
por la inclinación a la propia expresión y búsqueda de fama, la/el niña/o
comenzará a actuar con una “personalidad falsa” que complace los deseos
de mamá para llamar su atención (difícil de conseguir por motivos varios).
Es decir que se convierte en un ser encantador a la mirada de les otres
(intenta comprar afectivamente a su público), incluso perdiendo la conexión
con el propio núcleo de identidad o quizás nunca desarrollado.
Por esto se vuelve dependiente de la mirada aprobatoria. Aunque parezca
que está haciendo chistes, contando historias, y segura/o de sí, busca el
alimento del amor que no sintió en su infancia. Con el tiempo olvida lo que
era una búsqueda amorosa, y comienza a confiar demasiado en la máscara
que le traerá resultados sociales. Y de este modo la fragmentación de lo
interno con lo social, se lleva a cabo en supremacía del principio masculino
sobre el femenino.
Una relación intrínseca que ha de recuperar para su bienestar
La desconexión con el interior conflictúa su manera de querer, dar y pedir,
amor. Y cuando en su camino de evolución psicológica natural, se quiera
soltar la “base de seguridad” que mamá representa, para continuar a una
mayor individualidad, se quedará apegado/a al amor que no hubo. No se
puede abandonar algo que no está o no ha habido nunca. ¡Taran!
Entonces, en la adultez buscará desesperadamente este amor que no le fue
dado, auto-condicionando la visión que tiene de sí mismo/a, sus gustos y
habilidad creativa por estar supeditada/o al entorno. El entorno moldea la
personalidad.
Y aclaro, es posible que esta persona alcance el éxito social, el cariño, el
afecto y el consenso en los vínculos, pero cuando busca el brillo personal
verdadero bajo esta máscara social, se encuentra vacío/a.
A eso se refiere la fábula con la fascinación de sí. Nada bonito. Sino que
construye una máscara de supervivencia que es sustituta de su verdadero
“encontrarse”.
Deseamos que con los años vaya tomando contacto con la espontaneidad
de ser sí mismo/a que requiere menos de la mirada ajena y más de la
confianza en su propio corazón.

Rechazar premios
Esta afirmación personal la irá aprendiendo de manera tímida, rechazando
premios que son “tentadores, pero no para él/ella”, por estar basados en
consignas sociales más que individuales. En este silenciamiento del afecto y
la autenticidad, en dirección al “dar una buena imagen” social.
Esta tradición patriarcal se aprendió en el seno de su familia de origen,
donde la fama o la autoafirmación se convirtieron en códigos de afecto. Y
la belleza para las mujeres ya que de este modo fueron aprobadas por el
patriarca.
En conclusión, para ser miembro de esta familia, o para ser buen/a
“heredera/o, del abuelo tal, o el tío cuál, he de ser tan reconocido/a como
aquel.
De una manera u otra, la sinceridad expresiva no era una consigna familiar y
esa artificiosidad es lo que la nativa/o detectará en su proceso de desilusión
de lo tradicional. Como siempre la Luna lleva a un sinceramiento con la
individualidad que requiere de una fuerza de discriminación con el colectivo
familiar que es lo que justamente, le congraciará con él.
En un punto toca reconocer, que, si bien la familia tenía expectativas sobre
mí, no me interesa cumplirlas.

La crisis de la defensa
Puede, al momento de mirar al interior, y no encontrarse, sobrevenir una
depresión.
Encontrarse con la injusticia de no haber sido comprendida en los propios
términos, sana a manera ablandadora, la rigidez del propio corazón.
Porque puede ser que esa injusticia la venga sintiendo sin demasiada
consciencia intentando confirmar su valía. Esa es la actitud defensiva, que
está a punto de disolverse con la obra de su propio amor. Y justamente esa
afectividad es la que ha de recuperar, valorar y expandir. Porque esa
individualidad la afirma, y es el talento y la sustancia específica del
“compartir colectivo”, que tendrá como consecuencia un futuro liderazgo.
Pero hasta que la persona no observe que su madre o la familia, confundió el
amor con la expresión de formas solo exteriores, y valide esto como una
percepción propia y válida como otras, no podrá pasar a una identidad
verdadera. Quiero notar, que muchas veces eso que critica como superficial
son valores que le rigen, también. Eso también se acaba por desmontar.
Y este es el final feliz de la combinación de la Diosa Lunar con el signo del
liderazgo por influencia, uno que provenga de un interior rico y nutrido, y
que ayude a les demás, a través de poner en práctica su amor incondicional
(Luna). Es decir, que pueda empujar a les otres, a empoderarse en su
autenticidad como muestra de su expresión singular.
Las tareas histriónico-terapéuticas del tipo psicodrama, del que centra al/la
cliente, coach vocacional, arte terapia. No porque la Luna tenga que ver con
el trabajo de la persona sino porque a veces el trabajo puede dar un rol social
constante y una posibilidad de poner el amor en el colectivo, y a la vez
mostrando el propio interior para ir sanando.

La relación herida con les otres


Para esto ha de pasar una etapa donde se permita reflexionar acerca de sí,
con sinceridad. Debido a que sin autoestima apropiada y con esa temática de
afirmación de heridas de orgullo, la persona tendrá demasiado con lo propio.
Es difícil añadir información sobre los errores que les demás compartan,
amorosamente o no, con la/el nativo/a.
Difícil escuchar las críticas porque se escucharán como afrenta
desafectuosa.
Es probable que por no tener un sentido de la estima basado en los propios
valores (derecho a la auto legitimación no aprehendido en la infancia porque
la valoración está en les demás), no pueda ver correctamente lo que hace
bien ni lo que hace mal.
Esto lo explico…
La herida del orgullo, o herida por la propia estima, cala hondo, ya que se
origina en un momento de la infancia donde el desarrollo del cerebro no está
del todo maduro. O para no ser tan exagerada, la cuestión data de cuando la
percepción del mundo y las explicaciones que, de él, una/o se da, no es muy
amplia.
Quiero decir, la profundidad del dolor, hace que haya una imposibilidad
en complejizar la visión que se tiene de sí.
Sin dejar de decir, que el shock emocional como estado afectivo
generalizado, se vive en el caso de esta configuración lunar, pero es un
mantra social.
Con esto quiero decir que no se debe dejar de lado que la sensibilidad sea
una materia pendiente; es un tema de la sociedad patriarcal. Y, que la manera
que opera esa patriarcalización, en el caso Luna en Leo, también reviste
formas como que, cuando se hace una apreciación de la propia persona, no
puedo seleccionar de esas críticas lo constructivo. Y se interpreta como una
falta de confianza del entorno en mi visión. Algo que duele.
El destino se propicia en esta dirección de críticas o desentendimiento con el
entorno para que recupere esa fuerza individual en soledad.
La fuerza de “ser una/o misma/o”, como talento
La Luna en Leo, al tener una creatividad y búsqueda de auto-afirmación
exaltada (o diría, que esconde una reivindicación al mejor estilo signo fijo),
puede no darse cuenta que esa manifestación muchas veces surge como
ocultación del verdadero estado de la infancia que fue la no afirmación
de la autenticidad. Algo que se ha de ver para que no mueva los hilos desde
la sombra.
Esta aparente sensación de identidad hiper afirmada, es reflejo de lo que está
por debajo, la sensación infantil herida de haber sublimado (subordinado) los
propios “sentimientos de vacío” a los deseos de la madre. Ella no respetó los
verdaderos procesos vitales y expresivos del hijo/a.
“Nadie me enseñó a ser yo misma/o”, se puede quejar.
Vale aclarar que la luna en Leo puede haber sido el hijo/a preferido/a, único
varón en una familia de mujeres, o única mujer que estudió, etc. Lo que
genera una falsa sensación de autenticidad e importancia, basada en que tuvo
una valoración positiva de su madre, pero lo que no se cultivó fue la
capacidad de crecimiento creativo propio. Y eso es lo que está destinada/o
a comprender.
También es probable que la mamá diera mucha atención al/a niño/a,
encaprichando. Es más, no se defiende a sí misma con suficiente dignidad.
Lo que no es amor, sino subyugación. El mensaje de todos modos ha sido,
que el liderazgo a manera femenina no es posible.
Es de desear, que la persona comience a tener una maternal manera de
defenderse. Esto va restituyendo ese poder interno de la Luna en Leo, de
Leona.
Podríamos decir que estas cualidades fueron cultivadas a nivel más teórico
que práctico, debido a la propia dificultad de la madre con el tema
Leonino; lo que significa tener la fuerza para sostener la presencia para
expresarse con desparpajo. Incluidas las desavenencias con les demás.
Quiero decir que puede ser histriónica pero no sincera.
Visto desde otra perspectiva, esta cualidad de la autenticidad se está
expresando de manera tímida o incipiente en la madre. Y es puntualmente lo
que se ha de desarrollar como un talento en la o el hija/o.
Y me refiero a un talento de verdaderas dimensiones revolucionarias con su
grupo social. Revolución de amar incondicionalmente a través de empoderar
a otres. Esa es su fuerza interior.
Pero para ello ha de re-direccionarse en ruta hacia el interior y recuperarse
para tomar las opiniones de les demás, de manera selectiva.
Y esto requerirá de haber visto la soledad de la infancia, en el “ritual
terapéutico”, reconocer su esfuerzo y madurar su sentido de la dependencia,
porque tiene todas las herramientas internas de una Diosa afirmada, líder,
soberbia, y que despierta y centra.

Ruta hacía el interior: el resplandor personal


El trabajo interno, el descubrir los deseos de agradar para ser querida/o,
permite atreverse a disentir y a proclamar expresiva y espontáneamente sus
gustos.
Si esta persona logra hacer un proceso de liberación de la mirada
aprobatoria (o desaprobatoria) de les otres, puede alcanzar una
autoconfianza y creatividad inigualables.
De lo contrario, el/ella estará sumido/a a la mirada ajena, lo que nublará el
auténtico resplandecer personal. Sin dejar de decir que el estado emocional es
de nerviosismo o desvitalización. O una reivindicación constante que esconde
esta tristeza de fondo.
Pero, ¿de qué manera se realiza este proceso revolucionario? La soledad
reapropiada de la Diosa.
La apropiación del brillo interior y restitución de la soberanía de su
vida, llevará a un estado de soledad (que en el caso de los soles en Leo se
vive de manera más o menos natural).
Esto es que, en algún momento, la vida con sus vueltas, re-editará el
“interior carente” de la infancia en una relación del presente. Esto parecerá
dentro del guión de vida (la manera que se cuenta su vida), como destino
desfavorable. Y esta persona, que quizás ha tenido mucha suerte
históricamente y sin herramientas para lidiar con momentos cuando no la
tiene, le parecerá aún más dramático. Pero esa aparente mala suerte es el
primer paso de la apertura del corazón. Se abre esa compuerta con esfuerzo
y lo que haya allí es lo primero que veo: tristezas, dolores, orgullo. Limpiar y
limpiar porque es la previa a descubrir la luz del interior. Eso sí que es
bonito.
Esta sensación de desaprobación, de falta de empatía con lo propio por
parte de les otres, es justamente lo que ha de liberarse (iluminándolo con la
lámpara de la consciencia), para sanarse. Como Hércules, que bajó
heroicamente al inframundo y venció las pruebas... Lo que sería, ver el
trauma con un sentido de “iluminar lo oculto”.
Y en el camino de ese “empoderamiento en la vulnerabilidad”, volverse
amiga/o de esta soledad como proceso madurativo, para re encuadrarse
como un individuo afectivo, lo que es también, respetar sus propios términos
primero conociéndolos.
Míticamente avanzo en la recuperación de la realeza y el sentido de
divinidad, de la Diosa de los Leopardos.

Entorno afectivo-social de la Luna en Leo: la intuición matrística


Si no tuviéramos que temer a un entorno agresivo en lo social, no
pondremos nuestras esperanzas en demasía sobre el grupo familiar y su amor
protectivo.
Quiero decir que el mecanismo de defensa de esta Luna (uno que no
defiende ya), ha tenido que construirse apelando a la tradición para
sobrevivir. En términos del zodíaco esto es que lo leonino está tan
intervenido por lo capricorniano, que lo confunde. Bueno, lo capricorniano, o
el deseo de “agradar a papá’’, está por debajo de todas y cada una de las
posiciones zodiacales.
También puede leerse como: me vuelvo a ese entorno que me parece
valorable, y buscar allí la contención apreciativa de mi persona auténtica,
cuando este medio no tiene las herramientas para hacerlo. Esto predice la
auto victimización de manera asegurada. Dando vueltas y vueltas con la
herida de esta Luna, hasta comenzar a comprender.
Lo que quiero destacar es que hay algo muy humano en la presunción del
apoyo tribal que se junta en grupo para lidiar en contra del enemigo. No
existe diferenciación posible cuando los predadores están cerca y podrían
devorarme. “Verse de manera individual” (lo que le toca) afecta al sentido de
la supervivencia.
Y es verdad que hay algo en esta posición a mirar esos miedos atávicos, por
un lado. Pero, por otro lado, hay una intuición de un paraíso manifestable,
ya que en un tiempo fue manifestado: el tiempo de la matrística.
Este “paraíso” en la tierra, o “lo ancestral que regresa”, tiene que ver en
términos leoninos, con una defensa mutua como expresión de afecto
colectivo.
La imagen mítica: una tribu cantando canciones de bienvenida alrededor
del fuego. Dando la bienvenida a ese nuevo cachorro que nace, al que
daremos todo lo que tenemos para que escoja de los regalos, lo que quiera.
Sin mayor pretensión que sea feliz en su corazón. En secreto, sabemos que
rugirá para defendernos.

La distorsión patriarcal en el interior


La gran trampa patriarcal que confunde a esta posición es la consigna de
que, se consigue ascenso social y fama, con mayor facilidad, si se sigue el
camino fácil (fácil, por ya trazado), en dirección a conseguir liderazgo e
influencia.
Entonces, el siguiente paso que ablandara la propia estructura defensiva,
sería reconocerse como “perdedor/a” o víctima.
Waaaaaaaa! ¡Pos sí!
Lo que en otras posiciones parecería que habría que madurar, aquí tocaría
reconocer que importa la aprobación de los demás menos de lo que nos
gustaría, lo que hace (en realidad) que les escuchemos mejor cuando toca.
Por añadidura, proporcionar la posición de los demás en la propia vida para
poder sentirnos a gusto con su compañía, y valorar me acompañan “lo que
sí”.
Y para llegar a esta comprensión una/o tiene que estar preparada/o para
vivir sin ese alimento de la mirada de les otres, que da en gran medida
sentido de vida.
Porque si bien podemos ir aportando ideas del “paraíso de la leona”,
defendiendo a les demás y dándole “aquello que me hubiera gustado recibir”,
los cambios estructurales sociales, llevan más de una vida.
Hace unos años atendí a una chica Luna en Leo, que tenía episodios de no
soportar a su marido. Decía que él hablaba mucho y luego de escucharlo más
de lo que le hubiera gustado, ella le gritaba.
O sea que en realidad ella no era capaz de sostener un no, o un pedido de
intimidad, necesitaba soledad, por poca confianza en sí misma. Lo que se
contaba a sí misma, de manera defensiva, era que ella controlaba la situación
y él la quería a ella más que ella a él. Es decir, una posición que enmascara,
pero defiende. En apariencias.
Esa defensa que no defiende, se podría desenmascarar viendo la poca
eficacia, o las imperfecciones. Ya que bajo la capa de “todo el mundo me
quiere o soy exitosa”, está el hecho de ser “perfecta por negación”.
Las cosas que nos contamos para mantener la herida resguardada.
Otro ejemplo: ella estaba con personas que la adoran, entre los que había
incluso psicópatas. Lo que parecía una profusión de afectos, estaba en el
hecho de tener poco éxito en construir relaciones afectivas tranquilas. Por lo
tanto, hay algo a ablandar con relación al entorno, en donde tendrá en su
momento un destino de influencia dora/o.
Los verdaderos deseos de esta nativa/o, pasan por desarrollar los propios
sueños, ser reconocida a su manera, vivir creativamente, explorar la
maternidad y la afirmación personal en obras de arte en diversos lenguajes.

De Pasiva a Activa en los vínculos


Por esto, este talento para el brillo personal del nativo/a Luna en Leo, sólo
florece si cambia la polaridad de Pasiva a Activa en los vínculos.
Es decir, deja de estar enfocado/a en el espejo que le hacen los otros
buscando sin encontrar, y pasa a confiar en la expresión de su propia
singularidad. Cosa que tiene la “gasolina” o fuerza y habilidades latentes,
para atravesar.
Ese “buscar incesante en la aprobación, sin encontrar” es un camino sin
salida, justamente porque esta posición lunar, implica también, la reinserción
del arquetipo colectivo de la Gran Madre. Comprendido en el término
liderazgo por influencia. O sea, el desarrollo de capacidades que pongan el
movimiento de otres a través de su apoyo afectivo.
Pasar de depender de la aprobación de otres, a ayudarles —a través del
propio amor y ejemplo—, a empoderarse en el “Ser”.
Y esto requiere herramientas para:

Sostener la propia presencia.


Habilidades creativas para expresar.
Buen humor ante la adversidad.

Esto se activa, entendiendo a su cualidad leonina, como su aporte personal a


lo colectivo: liderar inspiracionalmente.
Tanto la reformulación de la soledad (más a nivel existencial que real),
como una conexión interior más que un estado carente y angustiante, como la
vivencia activa de la individualidad de manera natural y merecedora, se
acabará dando si una/uno se expresa acerca de sí, y las situaciones, de manera
actualizada. El buen humor (para reírse creativamente de sí misma/o),
también es un recurso latente.
O sea que el tip fundamental es saber expresarse acerca de las necesidades
emocionales, sin cuentas pendientes, queriendo aportar —de manera
espontánea y alegre—, más que reivindicarse.

La herida del orgullo, la ampliación de lo esperable


como reconocimiento
La falta de consideración de las emociones, propias del patriarcado
simbólico que vivimos en la actualidad, dejan a la niña/o que todos hemos
sido sobre exigida/o en el exterior, y con lo más bello del interior
desatendido. Esto genera una adicción a la “mirada de los otros” que son
quienes aprueban. Ellos/as marcan las pautas y “reinan en su reino”, a cuya
aprobación no se puede sustraer.
Hay una especie de condicionamiento familiar (proyectado luego en lo
social en general o el grupo particular que le acompañe).
El proceso natural de evolución de cualquier Luna en distintos elementos
pasa por re-polarizar estas relaciones desde algo asimétrico a una
consideración amoroso activa de su don (de pasivx a activx en el vínculo).
Y en el caso específico de la Luna en Leo, es necesario restituir la fuerza
del interior y atreverse a romper la placenta de la pertenencia (Cáncer es el
signo anterior), con la soledad que esto implica.
Como también dije, la persona no logra ver la desatención materna, y se
oculta tras los modelos exitosos socialmente, que logra conseguir.
Entonces en dirección de la auto sanación, esta persona “usará” a sus
vínculos íntimos para obrarse un destino, y lograr una mayor profundidad. O
sea que se auto provocará una desatención del entorno, en el sentido de elegir
parejas o amigues que avalen la identificación de sus valores individuales.
Ese es el sentido: la propia “mala suerte” (o buena suerte ficticia) que una/o
acabará por descubrir, y luego considerarlos como una auto treta.
Es posible que en sus vínculos íntimos de la actualidad haga reclamos de
esta atención que cree merecer (y que no lo dudo), reproduciendo escenas
arquetípicas (infantiles) en la que se quedó congelada/o, por estar sobre
pendiente del acompañamiento amoroso (no dado) del otre.
O sea que es posible que se elija a personas que no la elijan
correctamente. Pero que la hagan tomar contacto con esa reivindicación del
orgullo. O bien que se tenga que decidir entre adaptarse a otra persona o
ser una misma, como escena de destino iniciática.
Y considero que, en primera instancia, se ha de escuchar la voz mamífera
que reclama lo que es propio, pero también (como dije en otras posiciones),
elegir bien. O lo que es elegir no para reproducir la re victimización
infantil de manera mecánica, sino para relacionarse con les demás, de
acuerdo a las necesidades básicas emocionales.
Entiendo que se diga acerca de esta Luna que ha de dejar de hacer las
pataletas de orgullo. Pues la psiquis herida no le hace bien a nadie.
Pero veo más válido aún, que por lo menos al principio, se gestione como se
pueda la expresión auténtica, pero que se acabe por liberar.
Y de este modo generar en el interior una mayor amplitud de posibilidades
que hagan crecer las fronteras de “lo que me corresponde”, reinando con
dignidad, más allá de las expectativas que tienen sobre una/o. Y aunque se las
defraude.
Estas manifestaciones más enfadadas o rabiosas del empoderamiento, son
fundamentales, de nuevo.
Con el tiempo será el reconocimiento de los errores propios (o
incapacidades para asumir deseos de la mamá), y el permiso a defraudar a las
generaciones anteriores, lo que habilitaría la verdadera creatividad del ser.
Luego explico esto en profundidad. Pero es el momento de que haga su
presentación la divinidad...
Diosa Juno y la habilidad femenina de ejercer
influencia
La diosa de todos los cielos en tiempos matrísticos explicaba el concepto
que estoy comentando: lo que la Luna en Leo porta como semilla de
revolución. Ella reinó soberbia, hasta que se transformara a Júpiter o Zeus, en
el gran Dios de los Dioses, el gran paternalista violador.
Antes de que se le objetivara, haciéndola “premio-esposa” de la conquista
del varón, esta misma princesa, ya era una gran divinidad.
Hera o Juno, era la líder espiritual y material de la comunidad.
Representante de la Diosa antigua de la creación (las diosas Neolíticas todas,
se recordaban en su mito). Y, en su especificidad, representaba la
confiabilidad en términos no maternos, representaba el costado de la Diosa
que corresponde a un tipo de poder por propia construcción, no apelando al
beneplácito de la tribu a través de utilizar su consentimiento. El carácter de
Juno no es uno maternal, sino que pone a prueba lo “modélico de lo femenino
considerado como vulnerable”. Una mezcla entre autenticidad y sincericidio,
si se quiere.
Esta Diosa que había sido la gran Diosa de los cielos, fue sustituida por
Júpiter, y se le otorgó el lugar de su esposa como consuelo. La princesa
cautiva, desempoderada y a quien le fueron robados sus ritos matrísticos, se
vuelve rabiosa y vengativa. Ese aspecto de la diosa, fue el que profundizó el
mito-patriarcado. Se la representaba como una divinidad que iba cortando
cabezas de les hijes de su esposo con otras divinidades. Recriminadora,
revanchista y manipuladora. Pareciera un retrato burdo, y a la vez una
instrucción de lo que hemos de creer que es el matrimonio, al menos para las
mujeres, desde que dominaron los varones.
O sea que las pataletas de orgullo, tienen su sentido y replican un recuerdo
ancestral. En algún momento las personas se regían según sus principios
afectuosos y se cuidaban de tal modo, que no era necesario.
O, mejor dicho, el liderazgo al estilo femenino, era algo.

El liderazgo femenino
La capacidad de ejercer poder a través de “inspirar a otros”, es el talento
Juno. Una de estas habilidades o inteligencias femeninas que tienen la virtud
de re despertar.
Una combinación entre el poder de mover las aguas y la capacidad de mover
a otres. Esto que puede ser conocido como “manipulación femenina”, a falta
de palabras para expresarlo. No sabemos cómo llamar esta habilidad por falta
de espacio social para ese arquetipo. El poder ya está comprado por otros
arquetipos, prejuicios de estilo: “Las mujeres no son confiables”, cuando, por
el contrario, a los varones se les permite mucha ilegalidad.
Al quedar en “rol de acompañante de” (otra excusa de denigración), la única
área de empoderamiento de este asteroide (antigua divinidad single), se
circunscribe a ganarse el amor de su marido infiel. Es decir, ser la mejor
esposa posible (entre varias).
“Juno post instauración del patriarcado”, en su significado astrológico,
expresa el resentimiento de la esposa por la infidelidad, haciendo artimañas,
recriminando, pasando facturas emocionales, sintiéndose desconsiderada a
los ojos de este Dios dador de sentido.
Este asteroide da muchas pistas de deconstrucción.
Esta Diosa pasa de ser esa divinidad jefa de un consejo de sacerdotisas, a ser
juzgada ante los ojos del hombre, que la valora entre otras mujeres. Y ese
hombre es ahora, el premio.
En este sentido, el psicodrama de Leo Lunar implica reivindicar su liderazgo
ante otras mujeres, mostrando que se tienen mejores “condiciones solares”, o
que es mejor que otras (las amantes), para mantener el status quo, o la
apreciación de la mirada de los otros.
Lo que agrega valores de competitividad diferenciante, y donde se han de
respetar los convenios matrimoniales, antes que el valor real del vínculo. “El
qué dirán” es más importante que el afecto auténtico.
Y por esto una generación entera de mujeres (anterior a la mía quizás),
conservó matrimonios infelices por estar comprometidas con los valores
patriarcales de los convenios matrimoniales.
Algo que aventura en esta dirección, es que, debido a que el derecho natural
(materno) cambió al paterno, o sea que los varones comenzaron a heredar, se
necesitaba de estas pruebas de hijes de “lo legítimo”, por lo cual se requería
tramposamente, que la mujer sea la fiel. La mujer se puso en el sitio de
regular el derecho paterno. Tamaño compromiso. Estas son vetas del
compromiso, que hay que considerar si una es muy sensible o tiene Leo o
Juno fuerte en la carta. Y la última cosa, es que uno es potente en personas
que se encuentran en situaciones de violencia de género, como una excusa de
empoderamiento. Tristemente.
En este sentido, el Leo que estoy proponiendo —justamente uno que
despierta esta inteligencia antigua—, pretende ir más allá de lo que la
sociedad (patriarcal) considera valioso, como el éxito profesional o la fama.
Hay algo muy enfermo en esta sociedad: si eres feminista ya lo sabes.
Lo que quiero decir todo el tiempo es que, sin mucho rango de acción para
la autenticidad, las personas leoninas relacionadas con lo Lunar, no solo están
“haciendo una pataleta”, sino que saben que ciertas reivindicaciones les han
de recolocar en el trono matrístico, y que esto es posible.
Hay una historia que he rastreado en sus orígenes pre patriarcales, que
caracterizan bien la Inteligencia de Hera: es la historia de Heracles. Antes
de que se conociera como la más patriarcal de las fábulas —sobre el Héroe
que vence la oscuridad, en “Los trabajos de Hércules’’—, esta antigua mito
historia, en tiempos de la matrística, reflejaba como un héroe se transforma
en líder político.
Era la diosa Hera quien le iba dando las pautas o desafíos a cumplir, basado
en los doce signos del zodíaco. Esta divinidad representante de la Diosa, lo
prueba para corroborar si era lo suficientemente matrístico (valores
cooperativos, lazos de afectividad bien colocados y apoyo mutuo consentido),
para acceder al trono y liderazgo de la comunidad.
Y se supone que como Hércules pasa airoso la prueba de aptitud de estos
trabajos, se convierte en un líder de corazón grande.
Pero no hay nada como esto en la mítica patriarcal.
Juno estaba manifestada en tres diosas: Juno Lucretia (Iluminación), al
mejor estilo Hércules anti oscuridad. La segunda, Juno Moneta (advertencia),
la que anticipa apelando a la tradición. Y, Juno Lucina, la de los nacimientos.
Todos valores en los que el liderazgo dejó de figurar. O sea que se utilizó la
influencia de la divinidad, para transformarla según valores patriarcales.

Lo astrosistémico
El trabajo con el árbol genealógico —el que sostiene la tradición familiar—,
y los “modelos de hombre”, que han llegado como remanente en la
actualidad, o de mujeres que valoraban a su esposo por encontrar en el rol de
esposa ese liderazgo (por sublimación del poder propio), todo se puede
rastrear para conseguir las pistas del re empoderamiento que se está
buscando.
Hay una pista en la manera que fueron señalados los modelos (solo
masculinos) a seguir, que no permiten acoger lo propio porque quizás no
coincide con lo modélico. Sin olvidar que al ser los correspondientes a la
tradición (lo más convencional), son modelos atrasados o de otra generación.
Refrescar el modelo de manera espontánea para que la chispa de la
creatividad siga viva en la familia, es lo que es.

“La Diosa de los leopardos”


Otra diosa neolítica que me recuerda a la característica específica que estoy
describiendo, es la encontrada en Catal Huyuk, la zona del sur de lo que hoy
es Turquía. Diosa imponente, yaciente es su trono, con su propio peso,
centrada y gloriosa. Esta divinidad del orden de lo creativo (Diosa madre
creadora), que no era para nada un representante naif del poder femenino,
yace con dos leopardos a su costado, representantes de su fiereza y fuerza.
Este concepto ancestral de la autoridad de lo femenino, fue eliminado al
tiempo de la Caída.
Se ha considerado a los dioses del elemento fuego, la figura del león y sus
características, un símbolo del orden de lo masculino, cuando había pre
existido como un valor femenino: el corazón de la autenticidad, como
mejor forma de liderazgo.
Un componente que no necesita de tanta imagen naïf como componente
adaptativo social de los tiempos que corren, sino que tiene la fuerza para vivir
con naturalidad su “filo”.
Hay algo sumamente picante en una “Juno que se precie”, que habla con
sinceridad, no se deja amedrentar, y sabe lo que vale sin temor a perderlo.
O sea que fue una treta posterior lo que la pauta mítica patriarcal había
perennizado como “poner en valor las habilidades de las mujeres esposas”, en
una especie de “pruebas de Hércules” inversa, y provoca el miedo a la
pérdida del varón.
Y de este modo se convirtió en “objetos transaccionales” a las relaciones
afectivas (¡cómo no!). O susceptibles de valoración según los “acuerdos de
los varones”.
Pero, para que la Hera de todos los cielos, vuelva a brillar esplendorosa,
hay que ponerse espontáneamente a una/o misma/o en la escena, como eje del
propio cielo.

El destino como fuerza terapéutica


En el destino espiritual de la Luna en Leo ya en la adultez, hay un
personaje bisagra (puede coincidir con fase 7 de la luna progresada,
tránsitos a la luna, y fases de 7 de los planetas en general), que permite hacer
la reivindicación, para así cambiar esta polaridad por el hecho de ver
manifestada una dinámica interna con claridad.
En general, elegimos consciente o inconscientemente una persona
demasiado auto-centrada, avara emocional, demandante ella misma de
reconocimiento, para re-editar la herida narcisista y llevarla terapéuticamente
un paso más allá. Recordemos que es posible que la mamá pueda haber sido
leonina.
De una manera u otra, este tipo de dinámica relacional de poca estima, de
dolores de orgullo, y la sobre valoración del otro en el vínculo, es lo que
conocemos como afecto. Todo esto, si no hemos hecho todavía el proceso de
reivindicación.
Hasta que no explicitamos nuestras necesidades básicas en el vínculo: ser
admirados/as, valorados/as en nuestra creatividad, reconocidos en lo que
damos, continuamente y tanto como necesitemos. Hasta que no solicitemos o
reclamemos lo propio con el merecimiento de una divinidad celeste, esta
repolarización no sucederá.
Lo que hay que considerar simultáneamente es que hay quizás una sed de
aprobación que re traumatiza en lugar de curar.
A esta altura del desarrollo (evolutivo o involutivo) de la humanidad, la
matrística ya se puso en inferioridad, y eso es un hecho a no pasar por alto.
Por lo tanto, en esta dimensión, y en contacto con la realidad (actualidad), el
nativo/a se desilusiona en proporción a reconocer las expectativas que les
demás tenían sobre él o ella, y que yo mismo/a puse en la vida. Esa
desilusión con respecto a los valores matrísticos no vividos, harán
justamente que éstos surjan. O comiencen a crecer.

El arte como objeto transicional


La vivencia de la soledad existencial que provoca esto, puede ser
acompañada por el gran objeto transicional que es el arte. Las piezas
concretas que sea capaz de producir, dan la fuerza real para construir ese
trono de los cielos matrístico.
Esta es una compuerta del “ser” que plantea posibilidades menos hirientes
que quiero pasar a nombrar como una herramienta de compañía hacia la
vivencia de lo trascendente.
Y con la “búsqueda del arte”, me refiero a aprender a caminar la vida de
manera más sagrada. Sin retribución ni gloria, sino para expresar los
mensajes. El arte en sentido amplio tiene que ver con la vivencia de acuerdo a
una chispa personal, luz interna, desvinculada de la mirada de les otres.

Subjetivo y/o objetivo


Este “reclamo” emocional por el reconocimiento que luego se transformará
en el sencillo acto de poner mis condiciones en el vínculo, en primera
instancia es un potente y, desde mi perspectiva, ineludible acto simbólico. Lo
que es, el gesto de enfrentarse a este “personaje representante” de ese tipo de
amor de la infancia. Y todo lo que conlleva utilizar la fuerza del orgullo como
una herramienta para re posicionarnos en una relación, para que no sea de
dominación.
Ese reclamo, hecho y pedido, ha de ser parido con fuerza y pataleando,
como hacen la mayoría de veces, los mamíferos para nacer.
Abrir una relación sincera y donde todo esté en luz (al mejor estilo leonino)
con los seres queridos, conducirá a un estado de reconocimiento y
empoderamiento mutuos, haciéndola más simétrica, creativa y vital.
Pero, a cómo están diseñadas las relaciones filiales por estos días, que crea
la “herida narcisista”, no me extraña que tome tiempo.
Lo positivo del fenómeno es que el patriarcado ejerce una presión tal, que
permite lo que sigue. El reclamo por que no se nos valora como deseamos, en
sí contiene la semilla de la revolución interior.
Por lo tanto, es condición recuperar la fuerza de la manera de ser individual,
que comienza poco elegantemente o reivindicatoria (entrando en escenas de
dolor y no validación del otro), hasta que cada cual le “coja el tranquillo” y
aprenda a abrir el corazón con soltura.
En un comienzo, validar los dolores sirve para recuperar la auto referencia.
Luego el dolor de la expresión diferenciada ha de transformarse en la
dicha de florecer al modo propio. El arte puede acompañar este
misterioso proceso.
De la reivindicación de ser al “arte de ser”. Un Ser en complicidad con un
mayor estado interior de silencio.

Momento de cambio de la visión del amor


Entonces...

El reclamo a ser vista/o,


La validación de “mi mirada” basada en la auto validación de lo que
me duele (o dolió narcisisticamente), aunque esto totalmente
subjetivo.
La demanda de aprobación del otre, ya que estoy teniendo
amorosamente su opinión en cuenta.

Todos estos “acto de legitimación” de la propia valía (estamos hablando del


signo de les reyes), en un punto dejan de ser necesarios, ya que el otro no
tiene mucho que opinar al respecto del propio valor. Esto un/a adulta/o lo
sabe.
Pero se ha de hacer un proceso emocional madurativo para concebir esta
manera de encarar los vínculos. Tiene apariencia de adulto/a pero por dentro
será un/a niña/o herido.
El pedido de mejor amor al colectivo, como repito a manera de mantra
cansino, me parece siempre correcto. La disquisición es que, lanzarlo hasta
como un mensaje político, no debe eximir de reconocer la interactividad. Me
refiero a poder alinear estos “contenidos que se generan” (la onda vibracional
que se tiene en grupo) dentro del terreno social, con la herida de la infancia.
Esto para hacer una buena conexión adentro-afuera, y no ser llevada/o por
una visión infantil de manera ciega.
Estamos hablando también, de la Luna en el sentido del amor tribal que
una/o se espera. Y de este modo (haciendo lo que toca) el mensaje al
colectivo creo será incluso más eficaz. Aunque a veces en la arena político-
social hay también que despotricar.
Aclaro aquí que no me refiero a que tengas que tener un partido político,
sino que todes generamos aportes según nos quejamos o no, presentamos
variantes, etc., a temas que son de dominio público. Y eso está relacionado
con el mundo interno, veamos el link o no. Lo que estaba agregando es que la
opinión o contenido que creamos a les demás, es aún mejor, cuando se está
en retroalimentación con el interior.
Ahora sigo, pero lo que creo que acaba por sanar, es el permiso interno. Un
logro que, en el caso de esta Luna, el detalle es que, ha de ser auténtico y no
defensivo (aunque un ego defensivo es lo que se lleva).
Esta decisión a la apuesta por una misma/o, permite que se dé lugar
también a la posibilidad de identidad diferenciada del otre, porque se da
valor a la individualidad.
Y de este modo se comienza a escuchar también su emergencia expresiva, lo
que el otro opina de mí, que puede convivir en simultaneidad con mi propio
parecer. Allí es donde comenzaré a dar de manera amorosa eso que rogaba
por recibir (o me dolía no recibir).
Hay algo en el cuidado de los demás “con halagos y flores”, que es su
manera de cuidar y sanar al mismo tiempo.
Y de este modo deseo que puedas recuperar la alegría de vivir, tan
característica de esta posición.

Cuando la Luna en Leo ya está saciada


Ningún bebé llora 50 horas hasta eventualmente calmarse. De la misma
manera digo que, el manejo y gestión correcta del emocional en la persona
adulta, por heridas a la propia valía en el caso de esta posición lunar,
naturalmente le conducirán al bienestar. Y en el proceso una irá haciendo las
paces adentro-afuera, en un acto revolucionario anti patriarcal. Porque la
autoterapia, teniendo en cuenta el desarme sociopatriarcal interno, es
sumamente revolucionaria. Esta interdisciplina llamada deconstrucción,
permite a través de la fuerza de la rabia, hacia afuera, levantarse por unos
mejores derechos de amor; y hacia adentro, poner en marcha la fuerza y
vitalidad, dormidas en la infancia.
Lo que sí es importante de detectar es qué mensaje me estoy lanzando a mí
misma, cuando me propino una “escena de destino” como estas del desamor.
Me refiero a que, la disposición de actores y guiones a mi alrededor
(personas que elijo, itinerarios de los acontecimientos que funcionan de
manera mecánica y repetitiva), se dan según deseos inconscientes que hacen
revivir, con mucho sentido dramático, más que sentido de la gestión
emocional. Hay una diferencia entre ser pasional y ser afectivo/a.
La falta de cuidado de la infancia sí que puede dar gritos y despliegue
histriónico, como referencia de la afectividad.
Y, puede pasar también por la pelea por el reinado en los vínculos, lo que
es que une de les dos tiene razón absoluta. Este es el malentendido.
Pero, justamente en esta instancia final que ya estoy describiendo, el placer
de compartir creativo.
Cuando con “máxima empatía conmigo misma” me regale la expresión a
tiempo de estas “condiciones que necesito en los vínculos”, el amor ya me
sobrará para compartirlo.
Y, como en cada Luna, y con la temática ya solventada, puede ser que elija a
amantes y amigues de otra índole de los que estaba eligiendo en instancias
anteriores. Elles, que me vean un poco más, pero no tanto como era la
necesidad inicial, porque a la vez hay una “fascinación con el
reconocimiento” que cobrará dimensiones adultas, o sea, disminuirá.
Como última fase de este proceso terapéutico he de reconocer que soy más
solitaria y menos dependiente de la mirada del otro que lo que realmente
creo. Reconocer mi talento para el liderazgo y darme cuenta que
evidentemente estoy co-creando esta relación con una necesidad de aplauso
que ya no es proporcionada en la vida adulta.
O sea que, darle espacio a la creatividad siguiente: esto que se hubiera
esperado recibir, ya no lo recibiré. Y hacer el duelo de tristeza y despedida. Y
de este modo dejar de poner atención a ese aspecto del vínculo.
Porque la propia estima no depende de no ser “elegida” (vista, única, mejor),
al mejor estilo princesa a los ojos de los hombres (quiero decir, de acuerdo a
valores de competitividad), sino por poder ser una misma en las relaciones
de amor.
La clave para esta comprensión final, pasa por ver el “sufrimiento de la
reivindicación”. Una vez me canse de verlo todo el tiempo en escenas
reiteradas.

La diosa leoparda
Entonces, cuando este proceso de empoderamiento esté solventado, la Luna
que redespierta con valores de manejo del colectivo a través de tocar sus
corazones, permitirá el florecimiento individual, gracias a no pensarlo
desvinculado de la “placenta tribal”. Sino que su poder está basado y es un
producto del amor del entorno, que ha sabido conseguirse.
Así se re-colocará en su función fundamental que es el liderazgo
emocional.
Esto es la historia resultante de quien se sumergió en experiencias de crisis
profunda (en algún momento), hizo conciencia y extrajo de la adversidad sus
“joyas de sabiduría”. Esto requirió de un gran valor porque sacrificó su
inocencia, y ya puede hacer gala. Con el orgullo sano de que ese reinado no
es algo que le fue dado, sino que se lo ha ganado. Todo esto, gracias a tratarse
a sí misma con cariño y alegría, cuando se conduce por los senderos
afectivos.
Las relaciones afectivas y su estilo chispeante
Esa valentía de líder/eza comenzó en el terreno personal permitiéndose la
cualidad acuática de las emociones, y el ablandamiento que he ido
describiendo. Lo que requirió un tipo de concepción del amor no tan
histriónica, pero igual de placentera, que incorpora contenidos no tan
defensivos. O algo así como permitirse estar mal (o no dar una imagen
positiva todo el tiempo).
Ya que es probable con esta posición, que uno/a tenga un buen
desenvolvimiento social y el éxito asegurado cuando de chispa se trata. Pero
esta potencia creativa y vital (propia de los signos de fuego), muchas veces
no permite plantear descanso, tristezas y emocionalidad más tranquila.
Todo esto debido a sentir la obligación social de entretener, que, si se
lleva a un nivel exigencia tal, incluso podría dar períodos en la vida en los
que no le apetezca la compañía (at all), y necesite de retiros de lo social, por
no poder sostener ese tipo de “autotiranía de la felicidad”.
Con el tiempo la vida irá apuntando en dirección de creatividades
compartidas, no tanto reivindicativas. Y de este modo se liberará un Ego que
permita la convivencia dulce, recolocándose en las relaciones a manera de
“leona defensora de las crías”.
La creatividad individual está conectada con el interior y revela el talento
del liderazgo por influencia. No liderazgo por hacer lo que toca o ser más
competente (de esto ya se decepcionó, y decepcionó a otres), sino por
posibilitar el desparpajo liberador, el empoderamiento centrante, y la alegría
sanadora para ambos lados, en las relaciones con sus seres queridos y consigo
misma/o.
Esto solo puede hacerse, si la salida al mundo tal como lo conocemos, sea
respetando nuestras necesidades, y conectadas con nuestro radiante y
resonante templo interior.
Y el talento para el drama del/a nativo/a, saca los mejores frutos y puede
re-vivir en un trabajo artístico, la profundidad de su escena simbólica interna.
O sea, hace de su herida obras artísticas o “aportes centradores” para la otra
persona.
Y a veces lo hace casi sin hablar, con la sola presencia. Sin la intención de
generar modelos sino de reír sin más.
Talento para la actuación, el arte y activar escenas interpersonales de
pasiones a su alrededor, serán el premio al triunfo Lunarleonino.
Pero, esta conexión amable con lo social, sólo podrá darse cuando se esté
conectada/o con su ser más íntimo que con despreocupación propia de los
signos de fuego, vaya por la vida con la intuición del corazón por delante,
haciendo honor a la Diosa Leoparda.
6
Virgo
Fuega
Luna en Virgo
La Inteligencia del foco o de cómo utilizar la energía sexual
orientadamente
Sagrada y humana
La temática de las Lunas es una que pareciera nos conectan con una parte,
infantil, enfadada, herida, orgullosamente hiriente. Son las pataletas,
berrinches y verdades que una/o tiene que estar preparada/o para asumir, vivir
y luego continuar.
Allí es donde la Luna en Virgo, demasiado metódica para afrontar el
interior, ha de hacer un trabajo de nutrición. Y un poco acartonada hay que
decir.
Me refiero a integrar contenidos de subjetividad propia y de les otres,
empatía con el error, sentido de la humanidad, comunicación interpersonal
clara y sobre todo el sentido de la receptividad. Y el manejo de lo que
pareciera ser irracional o trasracional.
En las imágenes arquetipales pre patriarcales, esta energía estaba
relacionada con ninfas de la sexualidad que sabían cómo mover energía.
Estas ciudadanas que tenían un estatus importante en la antigua Hélade y
Roma, realizaban desde niñas un entrenamiento en el uso de la energía
sexual, que según se dice es toda la energía que tenemos.
Algo relacionado con el sofisticado manejo energético que hace el tantra o
disciplinas energéticas del estilo. Esto es, relacionando la fuerza sexual
creativa, no tanto de manera extrovertida (el orgasmo) sino con fines
introvertidos o sagrados.
Sin embargo, hubo un momento, que este antiguo conocimiento de la mujer
del orden de lo mágico, comenzó a resignificarse como impuro, y los
problemas de represión (o sublimación sexual) comenzaron a teñir este signo
el que comenzó a tener una cualidad más deshumanizada (o
desmamiferizada).
Pero comencemos por el principio.

Mamá virginiana
La mamá de la Luna en Virgo necesita para su propio orden interno mucha
higiene, sistema, rutina y repetición. Fomenta una respuesta que requiere de
“híper-madurez” de parte del niño o de la niña.
Como consecuencia y atendiendo a esto, la criatura crece con la sensación
de que toca “hacer las cosas bien”, en detalle y con un sentido profundo de la
sumisión y la adaptabilidad. Esa es la coordenada del afecto.
Entendido está, que soy un poco exagerada al respecto del manejo de la
disciplina en la infancia. O, ¿será que apunto “realistamente” hacia el
patriarcado y el modo tan jerárquico de desarrollar la maternidad que nos ha
legado? Anyway...
Lo que es no atender a las necesidades emocionales propias del o de la
pequeña. Con el vuelco que tiene el o la niña a la mamá, y por el estilo
exigente de esta Luna, no le queda resto para sí misma.
Está claro que todo mundo en el “reino mamífero” debe aprender a realizar
los procesos emocionales adecuadamente y mejor con ayuda.
Pero es plausible, en el destino de esta “luneta” (es más la temática de la
Luna en Capri, pero andan por allí…), tener que hacerlo un poco de adulta y
sin muchos recursos, debido a que la represión de lo instintivo (pataletas,
berrinches, egoísmos), no permite identificar claramente la cuestión ni hablar
con propiedad de ella.
Es decir, represión que no permite explicar o contactar con eso
reprimido.
Además, una vez en la adultez, es probable que los temas emocionales que
se intenten hablar, suenan a crítica o reclamos. De los otros para sí y de sí
para los otros. No cabe ni un alfiler.
Por esto mismo, con respecto al pasado como tal, es probable que se
transforme en una masa amorfa de información porque no recuerde nada. Al
no hablar de ello, no le dará voz ni coherencia. Y claro que no podrá pedir
algo que no sabe cuales son sus condiciones básicas. Ni cabe la respiración.
Y, agrego información y para ir adelantando, la gran autoexigencia que
permitió la acumulación del conocimiento (técnico presumiblemente), de
esta configuración natal, muchas veces es sustitutiva del amor que no se
gozó en la infancia.
En otras palabras, cuando se sienta herida, la reacción mecánica estará en
validar su autoridad en lo técnico o en la excelencia de algún tipo, más que
reconocer errores si se necesita.

Los berrinches no consumados


Es decir que no hubo una manera de canalizar esas experiencias más
viscerales, menos racionales, menos lógicas, como una rabieta.
Para sumar sabemos que la represión hace que eso reprimido crezca aún más
devorador debajo de la alfombra.
Por eso antes de ponerse servicial nuevamente ha de hacer un abordaje de lo
eludido en la tierna infancia.
Este proceso de rehumanización comienza por liberarse de los propios
yugos para instaurar un orden a la manera propia y actual. Uno que
confíe en los ciclos y fases de la naturaleza, en la capacidad intrínseca del
humane como parte de Gaia o la madre tierra. En ese ciclar —mantra
ritualístico en complicidad con lo cotidiano, y recuperando el orden—, es
donde se realizará la reconexión a su interior y donde yace la semilla de la
pacificación.
Llega un punto que, al tomar contacto con su verdadero cariz, será menos
necesario “acogerse tanto emocionalmente”, porque la naturaleza de esta
persona básicamente no pasa por lo emocional, solo tiene una tarea
pendiente.
Entonces, para llegar a este estado interno de virginidad y de servicio al
otro (talento indiscutible), ha de pasar por períodos de autocomprensión y
retiro, donde le toque ponerse al día con esos “berrinches infantiles” no
consumados y airearse el interior.
La validación del emocional, en este caso será un poquito más lenta porque
no conoce tanto de lo que no sea concienzudo y racional, aunque lo porta.
Entonces, se desprende que, más que el hecho de “ser o no servicial” (no
ataques a tu talento), se ha de reconocer la confianza exagerada en un sistema
de orden preestablecido, no auténtico para sí. Esto es, porque se comenzó a
servir (en la infancia), antes de acabar de comprenderse.
De hecho, cuando aparece una cualidad de la persona de aparente
voluntariedad hay que asumir también la consciencia con respecto a las
verdaderas motivaciones de estar tan disponible. Buenas intenciones tiene,
pero si el deseo de ser querida o querido, propio de un/a niñe), le hace
demasiado autoexigente, está dependiente en exceso de la aprobación de la
autoridad y eso siempre desconecta y estresa.
Y no creo que haya que cambiar la humildad tan conmovedora de esta
posición, sino el criterio de uso. Y de este modo, gestionando el afecto de
manera administrada en relación a la energía que tiene. Agregar la sabiduría
de que el afecto es el verdadero motivador de todos sus esfuerzos. Eso
ablanda a cualquiera.

Las conductas, conexión con la divinidad


Lo que ocultan las formas repetitivas
El día a día del niñe es una suma de coordenadas, comandos y directrices.
Donde la afectividad pasa por hacer frente a las rutinas y a los rituales
cotidianos, con un nerviosismo ante el temor a hacerlo de manera
incorrecta según las normas del dios (diosa en este caso).
Las técnicas o formas exteriores, se hacen importantes debido a este
divorcio y alejamiento afectivo de mamá. Y ese divorcio también genera
una especie de “nerviosismo de temor a dios”, que se canaliza haciendo
maníacamente, sin parar a descansar. Si la Carta Natal está acompañada de
otra energía más poderosa como Escorpio, se suma el machaque. Auto-
machaque obsesivo.
En esa fragmentación con la fuerza afectiva que da mamá, la persona vive
hipersocializada. De hecho, pone atención a lo que se le pide, y olvida las
propias necesidades.
La vivencia en la infancia (para cualquiera) ya es muy misteriosa: hay reglas
por todos lados y eventualmente poca explicación, o explicaciones excesivas,
pero no vitales (a la manera del infante).
Y son estos comandos maternos, los que se convertirán en la “herramienta
de enraizamiento” a una vida llena de “misterios”, cuya magia y potencia
con el tiempo, se ve sepultada tras las formas. Rutinas, mapas, grillas y
detalles nimios pero profusos del día a día.
Entonces esa “experiencia de dios”, potente y misteriosa, se pone por debajo
de todos los actos del o de la nativa. Con el tiempo se olvida la conexión por
miedo, y la canaliza con la compulsión a la perfección, la procrastinación y la
higiene como vehiculización de esa energía sexual creativa (un poco mal
canalizada).
Cuanto más estricta haya sido la madre, o menos confianza en las
intuiciones interiores tenga la nativa/o; cuanto más miedo a la autoridad y lo
inmenso de su soberanía (de la madre) que la asemeja a un dios disciplinario;
y cuanto más olvido haya de lo sagrado y misterioso que fue la fuerza
motivadora esencial, más inabordable será la vida.
Cuando más miedo se tenga, más se sumergirá en conductas maniáticas o
compulsivas, la deshumanización pasa en esta posición lunar, por depositar
la fe en el pensamiento racional, desvinculandose deliberadamente del
misterio. Es probable que la familia tenga esta característica de abordaje de la
realidad y la herede.
Cuando por otro lado, en realidad la hipersensibilidad que se tiene es
inmensa y la sensación de ser testigo, o ser atestiguada/o por la divinidad, es
una experiencia no fácil de vivir.
Por toda esta suma de factores, puede ser que la persona necesite aún más de
las compulsiones, rituales y rutinas para dar coherencia a su interior. Repetir,
elaborar, repetir, elaborar.
Limpieza e higiene, hipocondría, miedos y fobias, manías con la técnica,
falta de confianza en que las cosas funcionen sin el uso del control, gran
detallismo, excesiva procrastinación, etc. Pues eso.

Hipocondría como síntoma de un reclamo


Y, como les adelanté, la evolución que hacemos sobre un símbolo Lunar —
sí que tiene sus limitaciones relacionadas con su especificidad—, la Luna en
Virgo nunca se “desmelenan” a tal punto de hacer un berrinche.
Es por esto que estas conductas mencionadas al final del último párrafo,
funcionan como “pataleta no dada a tiempo”. Enfermarse es una de estas
cosas.
Por ejemplo, si la persona se siente en un estado de emergencia continuo,
donde un germen podría derrocar el delicado sistema de defensas y “hacerme
contraer alguna enfermedad”, significa que hay una inseguridad de fondo
ante (resumo):

la autoridad materna,
las normas sociales,
la presencia de un dios.
Hay en la hipocondría, vestigios de estas raíces de poca “seguridad
emocional de la buena”, lo que se sufrió en la infancia. Esta seguridad que se
siente cuando se es respetado/a en sus necesidades específicas, y validado/a
en sus propios términos.
Cuando se enferma es el único momento en que se ve con derecho a
relajarse, pedir, desestabilizarse.
El comportamiento obsesivo compulsivo (en los diferentes niveles) está
mostrando que la base de seguridad necesaria para esta persona, no ha sido
completada, y que hay un reclamo que está haciendo, sin poder expresarlo
con palabras.

Actualizar las necesidades de control


Es probable que sea mejor bajarles a las exigencias más que el hecho de
necesitar cumplir los estándares de seguridad. Quiero decir, que darse
cuenta de que se enferma porque no se siente segura del mundo, es una parte
del tema. Lo que acabo de desarrollar.
Pero comprender y tener manejo de sus inseguridades, es otra.
Entonces, esta nativa/o no se “desmelena” como otra configuración lunar,
pero ha de aprender a “aflojar la corbata”, porque no es necesario ejercer
tanta presión hacia la vida, que ya se va desarrollando naturalmente.
Hay mucha gente que hace astrología con esta postura, intentando controlar
el futuro al mejor estilo “astrocontrolfreack”, y es en esta relación con el
misterio justamente donde se ha de realizar un aprendizaje.
Pueden servir las actividades que presuman una síntesis entre estas dos
energías de la Luna (la relación con lo misterioso transracional), y las
técnicas para acceder a ese misterio. Como:

un entrenamiento en técnicas mágicas,


ponerle palabras al inconsciente con el psicoanálisis,
interpretación de sueños y símbolos,
constelaciones familiares y
lenguajes sagrados en general.

Y desde mi opinión muy conocedora cuando una/o menos quiere controlar,


encontrará más respuestas a lo misterioso.
Vuelvo a la necesidad de control: hay algo que ya no sucedió (con respecto
a los deseos infantiles de sentir ese control de manera propia).
Es decir, primero toca “reconocer las inseguridades”, saliendo del sentido
tan autosuficiente. Luego ver qué hubiera merecido cuidados que no tuvo y
reconocerse como víctima con un objetivo de ablandamiento. Estos son
los motivos del nerviosismo.
Pero, la consciencia de que ya no sucederá eso que me hubiera gustado tener
(la seguridad y control), me hace madurar…
Esto se logra actualizando la perspectiva y poniéndose en una nueva
postura (ya ganada) donde ya no sea necesaria tanta vigilancia de la madre
ni de nadie, porque se puede asumir lo infinito. Este proceso de
elaboración puede que le tome años.
De hecho, una parte de la terapia pasa por recuperar su sentido de la
subjetividad, y otra, por ver que lo que necesito ya no es tal. Hay una rigidez
infantil que necesita de este apoyo constante de la madre, que ya no es
necesario, sumada a la percepción de lo grandioso de la vida, que acaba por
dar una sensación de pequeñez. El apoyo en la madre es fundamental.
Explico: la mamá si bien no está preparada para hacer un seguimiento
subjetivo de la cría, es probable que, a nivel logístico y servicio del aseo
personal, haya estado muy capacitada; entonces, ante la mínima mancha del
bebé de 6 meses puede haber hecho un escándalo. Que alguien esté tan al
dedillo por mí, se transforma en una costumbre.
Entonces, ante un estímulo del exterior, se intentará responder rápidamente
con diligencia, excelencia y nervioso perfeccionismo.
De este modo se transformará el “gusto por el servicio”, un mecanismo
repetitivo y poco orgánico, o sea que “doy sin elaborar demasiado”. Y esta
presión es justamente ocultadora de las propias necesidades. Así, “la
repetición de acciones, sin fondo”, acaba por pervertir sus deseos de conexión
con la fuente, con la divinidad.
Hasta que no aguante más y se enferme.

Relaciones: elaboración del misterio que significa


“el otro”
Malentendidos que fomentan la evolución
En la vida adulta, la afectividad rota y no comprendida, se canaliza en
conductas virginianas, pero de las malas. Por ejemplo, se aferra al trabajo, se
hiper adapta a las normas hasta ir contra los propios ciclos vitales, y ante la
emergencia emocional se pondrá perfeccionista y expeditiva/o.
Con esto último me refiero a que, cuando alguien le hace un reclamo, intenta
cambiar inmediatamente o niega toda imperfección. Lo que no es
demasiado efectivo al fin de cuentas, porque repite un propio diálogo interno
previo de auto exigencia. O sea que no está receptiva en el acto de comunicar
sino solo en bucle y consigo misma/o.
Y esta efectividad, que podría ser muy valiosa en el terreno del trabajo
(sobre todo uno de perfil técnico), en cuestión de relaciones, es la peor de las
opciones.
Entonces, ante la crítica, va demasiado rápido a la “política de resolución”,
por no estar preparada a reflexionar sobre sí misma teniendo en cuenta
las emociones propias. Y esto concuerda más bien con una reacción a ser
“pillado/pillada” en una imperfección, en vez de una sensibilidad real a lo
que el otro pide. Y ella dando vueltas y vueltas en el laberinto...
La cuestión es que lo que falla no es justamente su dejadez. Con esta
posición es probable que esto no suceda nunca ni sea algo que tenga que
cambiar.
No es el tema de la excelencia al que se ha de apuntar, aunque desde la
subjetividad infantil lo parezca, sino que tiene que ver con tener en cuenta
las emociones propias y de los otros. Aquí la clave es “emociones”.
Digo, ver lo que provoco en los otros, más allá de mis esfuerzos
individuales (que ya son los correctos).

Quirón y la empatía con el error


Insisto, lo que provoco en los otros como por casualidad, como pasando
por allí…
Esto, que es del orden de lo que “no se puede controlar, aunque lo
pretenda”. De eso estamos hablando y en ese terreno se ha de hacer hincapié
cuando de energía virginiana se hable.
Este concepto se entiende mejor con la regencia de Quirón sobre Virgo.
Quirón fue un centauro que era diferente de sus cohortes salvajes. Era médico
y maestro de héroes. Representante de la excelencia y lo sublime.
De casualidad pasa por la famosa “batalla de los centauros” (centauros
contra humanos), y recibe una flecha envenenada con la que tiene que vivir
toda su vida. ¿La flecha que devela la imperfección?
Hay algo en la polaridad humana que hace que al no estar completos/as en
nosotros/as mismas/os, necesitamos de la mirada ajena para acabar de
comprendernos.
A veces esa experiencia de abrirse a escuchar, pasa por revocar la propia
noción de la propia perfección. A pesar de los esfuerzos por “hacerlo bien”, o
quizás por ese mismo estrés, se provocó el mal en el otro.
En vez de juzgarse (y castigarse) lo que se ha de hacer es entrar en el
terreno de lo incógnito.
Esta experiencia puede ser iniciática por lo monstruosa. La historia del
centauro nos llama a disolver el modelo y tener la empatía suficiente para
reconocer los errores.
Es probable que la exigencia sentida ante un requerimiento venga a añadir
presión a una gestión emocional un poco burda. Y no estoy dando un
“comando” que alimente la tendencia a despachar compulsivamente las
solicitudes.
Lo que quiero decir es que su “política relacional” es un tanto exigente, que
al momento de la solicitud del otre, el organismo está tan estresado que no
permite dar entrada a nada.
Y, sobre la propia gestión emocional, siendo un/a adulte, cada cual ha de
encargarse para cumplir los propios objetivos de amor. Lo que quiere
decir también, saber cuándo la exigencia se está pasando a
“superpoderosismo”.
Entonces, esa “política emocional” de ajustar los cinturones consigo misma,
es una autoexigencia que nadie está pidiendo que haga.
Es la propia interpretación la que juzga como una demanda del exterior
cuando simplemente se está enseñando la verdad del otre. Por eso decía que
la receptividad es un valor a trabajar.
O sea que, el otro es configurado también en estos términos de
divinidad, lo que endurece aún más las relaciones.
Pero la manera de abordar esta zona sensible, sería reconocer los propios
errores o atreverse a defraudar el modelo. Defraudar a mamá, relajándose un
poco.
La cuestión sería, comenzar a decir cosas en dirección a la propia
subjetividad primero. De cómo se siente en el vínculo, incluso que se siente
demandada/o.
Y con ese conocimiento sensible de “lo que le afecta la demanda”, ha de
desarrollar una buena selección de amistades.
Si se esgrime apropiadamente, puede dar paso a la consciencia de una
discriminación muy sana de responsabilidades, que permita que el otro pueda
manejar lo suyo como derecho, también.
Y es allí cuando la Luna maravillosamente despertará y Virgo re dinamizará
su interior y activará lo que es realmente su don, que es escuchar,
servicial y sensiblemente.

El servicio a lo propio y el descubrimiento de la


subjetividad: la doble consciencia adentro afuera
El destape
Para captar el verdadero aprendizaje de esta posición, una “re-educación en
la subjetividad” tendrá que comenzar con la “empatía radical” con una/o
misma/o, que rompa la cáscara de razonabilidad del discurso propio y de
los otros para explicar el interior o las quejas correspondientes.
O sea que es probable que en la escena mitológica de la mesa familiar se
hayan dado demasiadas explicaciones y que se haya hablado poco de cosas
más propias y subjetivas. Por eso para que esto salga fuera, las quejas sirven
de “destapador de la represión”.
Aclaración: Entonces me dirás que las lunas en Virgo que conoces tienen
estas características de quejarse, quejarse todo el tiempo, vivir como en una
continua angustia existencial de perfeccionismo acérrimo. Y, que mi aporte
no sirve de mucho.
¡Sí!, es posible que, en la persona, estas quejas, tocs y manifestaciones, sean
la forma externa de esa “pataleta” infantil no dada a tiempo. Pero es bueno
saber que lo que mueve, es la actitud de legitimar algo. La comprensión
radical con la propia queja restaura cierta paz.
Como dije antes y resumo, que el cotidiano de la persona con una sobre
presión y propensión a la excelencia (ya en el trabajo y donde corresponda
sacaré réditos de este talento), llegado el momento de escuchar al otro con sus
requerimientos, la persona tendrá un estrés tan alto, que no permitirá agregar
la información del otro.
O sea que reconociéndonos como seres sociales (todes), hemos de adquirir
una habilidad en la gestión emocional apropiada, para que, en el intento de
una empresa compartida, me quede suficiente energía por si se comete un
error y se tiene que disculpar.
Considerando que esta Luna desarrolla su capacidad de servicio al otro y
con sumo sentido de la cohesión interna (ambas cosas), he de desplegar un
sentido propio del cuidado hacia mí y hacia lo que el otro necesita. Y ver de
eso que necesita, lo que una /o sí le puedo dar.
Quiero decir justamente, cuando alguien me hace una exigencia superflua o
demasiado egoísta y sin considerarme, no debo aceptarla.
Escuchando la demanda del otro y sabiendo mi gran entrega y servicio, he
de ponerlo a la distancia de seguridad adecuada para poder desarrollar mi
amor cuidadosamente. O sea que ver al otro con sus exigencias y lo que
realmente le impactó, sirve para defenderse mejor.
En conclusión, no significa que las otras personas tengan o no tengan razón,
o que tengan o no razón exclusiva. Sino que se ha de desarrollar una
“inteligencia partida” en doble dirección, que permita ir avistando lo que le
provoco al otro de manera no deliberada y viceversa.
Un desafío apasionante y que comienza por recuperar ese fuego interno
que alumbra la cueva laberíntica. Puedes encender velas en esa
reconquista.

Mantram tranquilizante recuperador del interior


Es claro que una vez adulto/a se puede reencontrar con esa parte interna y
re-significarla. No hay nada que esta posición (virginiana) con trabajo y
elaboración interna pormenorizada, no pueda hacer. Talentos que reconocer...
Entonces, es considerando con cuidado lo íntimo donde se recupera la
soberanía del espacio ritual interno. Y con sus rutinas y la cotidianidad
repetitiva, pero canalizadora, es que conectan con un estado de concentración
y madurez, seriedad y foco. Allí se da la tibieza casi sagrada característica de
esta Luna. Hay algo muy sano en el interior.
Las Lunas en Virgo tienen actividades repetitivas que obran esta conexión
con lo propio, como nadar, leer o pedalear. Hay algo en el movimiento
repetitivo que los tranquiliza y sirven para desarrollar esta firme conexión
con lo propio.
De no tenerla, han de utilizar la obstinación mental y moverse de manera
innegociable porque les resulta difícil mantenerse firme cuando están con
otres.
O también se lo podría expresar, que, al estar en pleno proceso de
empoderar esta habilidad, hay cierto servicio hacia afuera que se ha de frenar,
para recuperar el estado de virginidad tan característico de conexión hacia
dentro.
Entonces, para sumar a lo que ya dije antes, la emociones no son lo suyo,
pero sí que ha de capacitarse para “apoderarse de una mínima subjetividad” y
atreverse a su propio sentido.
Porque es probable que luego cuando se siente muy exigida, no cumpla con
lo que sí le toca cumplir o con quien sí se lo merece.
En este punto me gustaría que te quedases con la imagen de la mamá
cantando canciones de cuna haciendo dormir al/a niña/o con el movimiento
repetitivo de acunarle. Eso tiene un objetivo mágico, también.

Sesgo de género
Aclaro que como en otras posiciones de la Luna, el género y el cómo somos
educadas con esos condicionamientos sexuales, tiene mucho que ver.
Es probable que los varones tengan poca capacidad en escuchar las críticas
por lo que se llama la “culpa narcisista”, que en pocas y simples palabras
tiene que ver con una sobre-preocupación por “verse perfecto o no” ante la
mirada ajena, que escuchar al otro sinceramente. A las mujeres también nos
pasa.
Las mujeres tienen la conducta evasiva de cerrarse en su interior y tomar
una actitud de silencio castigante. A los hombres también les sucede.
El tema de las mujeres que somos más educadas para aceptar los
comandos y recibir críticas, es probable que lo hagamos, aunque inspiradas
por la misma culpa. Es decir, que como se mueve de manera demasiado
automática y no selectiva con quién permite que la critique, hace que el
mecanismo no sea demasiado sustentable.
Esta posición lunar es muy estresada.
La hiper atención a la “mirada ajena” que se busca como aprobatoria (o
muchas veces se busca como desaprobatoria para auto-re-victimizarse),
depositando la responsabilidad de la “vigilancia materna” en el otro, nos lleva
a la escena imaginaria de la infancia que está por debajo. Esta psicomitología
interna está movilizando las relaciones y el destino. Descubrir esa
fascinación hiriente con el control (lo que tiene asociado al amor) es una
gran pista de autoconocimiento.
De una manera u otra, es la “recuperación del control interior”, lo que
justamente permitirá soltar el control maniático y excesivo sobre sí y las
relaciones.
Acabarán haciéndolo. Pero se encuentra yendo a la esencia, más que a la
forma compulsiva y vana.
Y esa esencia en Virgo está en ese estado de concentración interna dirigida y
sagrada, similar a una luz encendida de una vela bien recta, dejando arder la
llama, una que nunca se extingue, pero no chisporrotea.

De las emociones primeras


Ese sentido de la devoción y el servicio, tan conmovedor, a través del cual
expresan el afecto estas lunas, son del orden de lo virtuoso.
Pero eso no exime que se ha de hacer una tarea de recuperación de todo el
material subjetivo que ha sido eliminado por adhesión a la madre que no era
capaz de absorberlo.
Recuerden que la madre, o la persona que materna, puede tener estas
características virginianas y/o serlo de Sol. Esto significa que es un poco
estricta y demasiada dada al trabajo y al orden o a las labores domésticas.
Es demasiado exigente o puesta en determinados temas, pero no tanto en los
emocionales de una/un infante.
Explico: la madre que le tocó, que puede ser comprendida por una adulta/o a
su madurez, requiere un desglose en una niña pequeña. Un desglose que es
una de las habilidades de esta posición, por cierto, que ve con una
especificidad y “sentido de grilla” todo en el mundo (susceptible de ser
analizado, masificado y biseccionado). Desglose... desglose... desglose…
O sea que creo que acabará de comprender pormenorizadamente sin ponerse
en ello. Pero que, en la niña pequeña que espera amor, solo fue
decepcionante,
Entonces, lo primero que aparecerá en un proceso terapéutico serán las
emociones reprimidas, los caprichos “auto” censurados por no encontrar
lugar para liberarlos y el sentido de impotencia. Pero hay más. Y un estado
bonito que habitar.
Como cuando deja arder una “vela alquímica” y arden así los contenidos
que ya también se extinguen en el ser. La vela como representación del “ser
alquimizable” que una/o es.
Pero algunos deseos nunca se expresarán y quedaron ocultos tras el orden y
el control compulsivos. Tal vez una/o ha de aprender a vivir con esa
incomodidad o en estado que no tenga que ver con la perfección y
encontrarse así con el presente.
Y el orden llegará en el momento apropiado y sin apresuramiento.
Luego ya habrá tiempo de extraer de las experiencias lo que sí y lo que no.
La defensa que no defiende
Todos los contenidos tipo:

pro-procrastinación (retardar la salida porque la elaboración y


perfeccionismo no permite decidirse),
juicio exagerado y auto-castigador,
la dificultad de absorber la crítica porque lo que cuenta es la
aprobación casi absoluta de los/las demás,
los pensamientos obsesivos que causan un tipo de sufrimiento casi
imperceptible (por lo tanto, difícil de solucionar).

Estas son algunas de las características y contenidos afectivizados. Cuando


más miedo menos amor.
Esto convive con:

La capacidad de servicio al otro.


Una conmovedora humildad.
La aceptación de su aporte específico al sistema.
La laboriosidad y el artesanado.

Esto integra su virtuosismo.


Pero para encontrar estos talentos como inicio, hay que hacer un proceso de
re-encontrarse con uno/a mismo/a, para permitirse la apreciación del
sufrimiento infantil que está supeditado/a al orden y sistema de la mamá. Y
con esa auto observación dar paso a desengañarse de la escena de sumisión
que hace al individuo responder tan rápida y mecánicamente a las demandas
por tener una especie de fascinación.
Luego podrá comenzar a nutrirse a sí misme sintiéndose merecedor/a de
tener un propio criterio de los hechos. Y hacerlo sin pesar ni padecimiento.
Si el proceso terapéutico no se hace, lo que se tiene es una defensa a través
del control y manías.
Lo que es lo mismo que decir, las defensas “compulsivas” de la persona, son
una suma de una inhabilidad para defenderse apropiadamente, más una
“legítima necesidad” de dar voz a eso no dicho.
“Cerrarse en banda” también puede ser una defensa, porque no siente que el
exterior lo, o la, respeta. La sintaxis para expresarlo: “Encima que me
esfuerzo mucho para hacerlo de manera perfecta, me exigen aún más”.
A veces puede ser que no se dé el tiempo de recibir las valoraciones porque
la exposición le resulta incómoda.
Lo que sigue, es que la defensa dejará de defender o, cuando crea que
defiende, está obedeciendo a intereses no propios; o propios, pero de la más
tierna infancia. Es decir, intereses que no son actuales.
Y entonces, la Luna, que ha de ser síntoma de un buen sistema de defensa
emocional…falla.
Esto es, que permita a la nativa o nativo, percibir la presencia del “enemigo”
con claridad, y pueda defenderse de ello. Lo que sucede es que, por no estar
actualizada, deja de defender, lo que es compensado por todos esos
mecanismos mencionados.
Comprender la legitimación personal escondida, ayuda en parte a desatar el
nudo. Otra parte lo hace esa actualización, que más que legitimar se hace
cargo de una autocrítica (y crítica al otro) de manera selectiva.
Pero lo que desentumece en realidad, es la apreciación del pesar interior. En
el sentido de acoger la vivencia incómoda, la impotencia por la pequeñez, y
de este modo mitigar el sufrimiento de este virginiano.
Uno de agitación de falta de perfección, de un detalle que se advierte y
desestabiliza. Es una continua incomodidad más que sufrimiento.

Seleccionar apropiadamente
Esta es una capacidad a adquirir para cualquier de las posiciones, ya que la
Luna remonta a un aprendizaje hecho en un momento que la escasa madurez,
no permitía ver con claridad el amor que corresponde y el que no.
Digamos que, hilando fino todas las mamás son medianamente buenas, pero,
el concepto de las “maternidades patriarcalizadas” que estoy desarrollando en
este libro, puede ayudarnos a comprender esta “pena de la humanidad”, que
hace que tomemos el amor como un paquete. Con respecto al amor selectivo,
les niñes no pueden hacerlo, les adultes sí.
Y esto se debe a responder a un bajo sentido del auto sostén (niñe). Pero es
cosa diferente en les adultes virginianes, ya que en elles es una apreciación
antigua, ya que son Lunas, que, de desarrollarlo, tienen un sentido de la
interioridad muy suyo y definido.

El proceso de retirarse, la cueva vestal


Ver la sumisión y hacer una reflexión sobre ella puede iluminar con “fuego
sagrado” esa cueva interna.
Retirarse al interior virginal (donde nadie entra ni es negociable) es un
mecanismo de defensa y/o una necesidad de revitalización continua. Acción
que ha de ser vivida de manera consciente y sin culpa.
Ese retiro que significan la ritualización y devoción al cuidado personal, las
repeticiones cotidianas, el sentido de la salud integral, y orden continuo, una
vez saciados, obra la recuperación de este sentido de cohesión sexual (la
integridad femenino-masculino en el interior.
Este ejercicio hace que pueda abrirse cíclicamente a explorar la devoción a
los otros sin perderse cuando se inclina a servirlos, ni cerrarse por miedo a la
exigencia ajena.

La “inteligencia femenina” del manejo de lo


energético
Para hablar de lo virginiano hemos de hablar de las Vestales, agregando esta
información al regente clásico que es Mercurio (dios de la mente cartesiana)
y al personaje de Quirón ya mencionado.

Descubrimiento de los Asteroides femeninos


Cuando los asteroides femeninos (Vesta, Juno, Pallas y Ceres) fueron
descubiertos en el cielo, allá por el 1800, entre las órbitas de Marte y Júpiter,
también se desveló la existencia de una gran cantidad de rocas cósmicas
(22.000 asteroides menores) que se nomenclaron tirando de mitologías de
diosas, ninfas, vírgenes negras, elfas, chamanas, sanadoras, artemisas,
matriarcas y amazonas.
Este destape representa metafóricamente, la complejización y la
proliferación de la información que desde la perspectiva actual no podemos
significar el gran cambio que ha habido desde ese tiempo a esta parte.
Se ha dado la regencia de todo el cinturón completo de asteroides
(“Cinturón principal” o Main Belt), a Virgo por su simbolismo de lo
intermedio en el zodíaco. Marte representa el último de los planetas
personales (los que están relacionados con la organización psíquica básica:
Luna, Sol Venus, Mercurio, y el mencionado Marte). El cinturón de
asteroides lo conecta con Júpiter y de allí comienzan los planetas sociales y
colectivos. Esta segunda franja del sistema solar representa la sociedad y, con
la mediación del cinturón, el mensaje compele a llevar el interior así tal cual
(o con las negociaciones correspondientes) al mundo público.

En esta vértebra entre lo personal y “lo político”, está dispuesto


Virgo
Un siglo después del descubrimiento, se elaboraron las efemérides de los
asteroides, lo que puso en las cartas natales la información. Todavía no se
usan lo suficiente en habla hispana.
Los asteroides cuentan ciertos temas actuales (esas fichas estaban faltando),
como la discriminación laboral por género (Pallas), la crianza respetuosa o la
participación del hombre en la crianza (Ceres), la tensión entre el desarrollo
personal y la pareja (Juno), y la mujer religiosa o tántrica. De esto último
cuenta Vesta.
O sea que la energía originaria del cinturón de asteroides —que se dice
podría estar relacionada a los orígenes del sistema solar (cuando el sol era
una bola de fuego marchando con unas “todavía” rocas girando a su
alrededor)—, da cuenta de un simbolismo de lo antiguo que regresa para
explicar lo moderno. El esperar de lo ancestral para recuperar la conexión
que se fragmentó con la caída de las diosas mujeres y el cercenamiento del
interior, y hacerlo convivir sagradamente con el entorno.
Vesta es uno de los asteroides mayores que brilla mucho en el cielo y se
puede avistar sin telescopio.

La llama de las hermanas Vestales


Entonces, las Vestales eran mujeres que en términos actuales podrían ser
“maestras tántricas”. Realizaban sus preparados para la anticoncepción, el
parto y el aborto de ser necesario, sabían hacer masajes y eran entrenadas en
técnicas amatorias.
Conocías sobre hierbas y eran representantes de la antigua diosa, sabían
sobre sus potingues y llevaban en su porte ese poder.
Realizaban una labor cívico-ritual de mantener la sexualidad y fertilidad
vivas, a través de provocar el éxtasis del orgasmo en rituales (la sexualidad
por aquellos tiempos era sagrada), llamados “hieros gamos” o unión sagrada.
Estos rituales (que se celebraban para el carnaval), incidían sobre el bienestar
tribal simbólico de la fertilidad y equilibrio entre lo femenino y masculino, y
de este modo se gestaban los líderes y lideresas de la comunidad.
Pero a pesar de estar asociadas a la sexualidad eran llamadas vírgenes, ya no
podían enamorarse; a pesar de entregarse al otro, había algo que permanecía
intocable.
Esto comienza a dar cuenta de algo del significado de Vesta en la carta natal
y de Virgo como su domicilio.
Por un lado, es una posibilidad de integridad y cohesión internas de lo
femenino y masculino, del tipo “no necesito nada más”. En otras palabras,
una energía sexual creativa dedicada a la propia conexión, y el símbolo de la
llama como la integración interna.
Había un símbolo bien conocido en la antigüedad que era en “ónfalo”,
centro del mundo. Las vestales lo buscaban con visualizaciones dentro de sí
(como manera de autocentramiento visional), y lo honraban allí donde
estuviese (hay uno en el Templo de Delfos).
Y, por otro lado, la capacidad de fusión sexual con el otro o la consciencia
de que entregarse dignifica, sana, alimenta a la comunidad.
Estas dos manifestaciones que están relacionadas con los signos de Virgo y
Escorpio (sexualidad hacia adentro o sexualidad vincular), se concebían
interactuantes en tiempos previos a la caída. La energía sexual creativa estaba
vinculada a una relación con una/o mismo/a y con el otro. Relaciones de dos
que no interrumpen el autocentramiento.

Creación del zodíaco Libra y los derechos maritales


Con la llegada de la patrilinealidad (heredaba el hijo varón), y la necesidad
de establecer obligaciones maritales a las mujeres, comenzaron a aparecer
premisas que fueron cercando la potencia sexual femenina. La obligación
marital de la virginidad de la mujer para certificar la legitimidad de la
descendencia, el concepto de hijo ilegítimo y madre soltera, se gestaron allí.
En sincronicidad astrológica se estableció un signo entre Virgo y Escorpio,
que antes eran el mismo símbolo (los símbolos son prácticamente iguales en
la actualidad). Libra comenzó a mediar.
De allí la diferenciación entre Virgo y Escorpio y la grieta adentro-afuera
surgió.
La sexualidad sublimada al trabajo, al “propio foco” o la reintegración
espiritual femenino-masculino, recuerda el Hieros gamos. La “M” del glifo
correspondiente a Virgo está hacia adentro.
Y Escorpio, que corresponde al uso de la sexualidad de manera vincular
para la trascendencia del ego, de alguna manera es una “pequeña muerte”
del foco individual del que hablábamos es Virgo. El glifo está hacia arriba y
afuera.
Entonces esta división entre lo privado y lo público es la consigna inaugural
del mundo de los varones. Y se selló con el contrato matrimonial del símbolo
de Libra.
Durante la época de esta instauración, resulta que las obligaciones civiles de
las Vestales cambiaron.
Pasaron de realizar una labor de ser cuidadoras de la “llama (sexual)
sagrada” del templo, maestras sexuales representantes de la divinidad, a ser
vírgenes en el sentido actual de la palabra (que no han conocido amante y
parecidas a las monjas de la edad media), bajo pena de muerte incluso, en
casos de violación.
Entonces esta grieta se selló a fuego:
La sexualidad como ritual se perdió.
La repetición como algo sagrado se perdió.
Y la virginidad tuvo una connotación de la no sexualidad hasta la
indicación casi de tabú y represión.
La transgresión de esa ley fue una pena capital. Y el poder sexapil (sex-
appeal) o atractivo de la mujer como un algo a manejar, se redujo al ámbito
del hogar y esta figura quedó empequeñecida como una tía o ama de casa que
reprime sus instintos y los canaliza limpiando o poniéndose compulsiva.
Relatando esta psicomitología de las hermanas Vestales, las pre y post
patriarcales, todas ellas bordando nuestra memoria colectiva, se puede
comprender a Virgo en un modo más claro.
Parte del drama virginiano pasa por:

Respetar esto sacralizado y perdido, tras del uso superficial de la


repetición. En su origen era para lograr el éxtasis.
Comprender la necesidad de cohesión interna casi hermafrodita.
Comprender la sexualidad y sus alcances transformativos.
Participar en la sexualidad activamente, según usos individuales o
relacionales que la persona decida darle.
Vesta adentro - Vesta afuera
Los griegos tenían en su panteón sitio para explicar esta “inteligencia
femenina” de cohesión sagrada.
Las vestales tenían ese símbolo de la “llama sagrada” (u ónfalo), en cada
casa se las recordaba. Este “fuego del hogar” era hijo del fuego de las
vestales, que cuidaban en su templo, y que los viajeros habrían de llevar en
sus expediciones fuera de la Hélade.
O sea que concebían simbólicamente la existencia de estas posibilidades
unidas: lo interno y externo.
Nadie se pervierte por abrirse al otro.
Nadie dejaba de ser griego/a, por irse a otros pueblos de travesía. Y ese
fuego se mantenía ardiendo, a pesar de las travesías al exterior.

Cuando la Luna está saciada, la recuperaciónde la virginidad está


hecha
Volviendo a nuestra posición lunar, cuando el trabajo de legitimación
subjetiva ya ha hecho su nutrición, cuando desarrollamos nuestro propio
sentido del tiempo y del control, allí la “visión del amor” está preparada para
pasar a una completa y radiante capacidad de servicio. En ese momento, el
control se restablece menos maniático y más sensible con el exterior, en un
rito continuo, llameando desde los orígenes. Un rito que re dignifica esa
conexión con la fuente, no la desempodera por empequeñecerla. Los mitos
pre patriarcales son sumamente terapéuticos.
Y esto considero que es uno de los aportes más preciosos de estas Lunas: la
conexión con la fuente y el manejo de la energía sexual creativa de
manera enfocada.
Hombres y mujeres que aprendieron socialmente lo que es el servicio (a
través de sus madres que eventualmente son servidoras en el socio-
patriarcado). Madres que vivieron sin demasiado cuidado personal en
general, sin conexión con el placer, actuando míticamente en continuación de
esas hermanas vestales que fueron resumidas a monjas. Madres que fueron
utilizadas como mano de obra gratuita, cuidando ancianos, haciendo de la
chacha del hogar.
Una vez comprendido este mito montaje de los varones, y descubriendo la
verdadera motivación, los hilos de los que tiramos comienzan a tejer
nuevamente el destino virginiano.
En dirección al interior y la recuperación de esa honra y sentidos en foco,
comenzamos.
Y luego de hacer estas inmersiones en las profundidades personales, puedan
aportar la magia de su amor tan lleno de ritos, macerados, químicas de velas
transformadoras, plantas curativas de emociones, limpiezas y brebajes y
técnicas concretas varias…Todo tipo de herramientas curativas para
comenzar a sanar a su entorno como una tarea de servicio que le toca.
7
Libra
La Inteligencia de la “sexoafectividad”
Luna en Libra
La recuperación del convenio compartido y la reapropiación de la
sensualidad como un valor

Mammalibra
(Este ejemplo está inspirado en historias contadas por Carlos González).
La mamá de la Luna en Libra valora mucho las formas sociales, y, en
consecuencia, el hijo o hija se convierte en fiel reflejo de esto.
Está jugando con sus juguetes preferidos en el parque (lo análogo, el adulto
como el móvil o la Tablet), un niño que le saca un metro de altura se los
quita, generando en primera instancia aprehensión a la criatura (igual que si
te quitaran la llave del coche en un lugar público). La mamá, muy libriana,
reacciona según las reglas sociales: prestando adecuadamente los juguetes de
su cría porque “hay que compartir” sus pocas pertenencias (le niñes no tienen
muchas, dice Carlos González).
O sea que, cuando debería cuidar, lo que hace es atender fuera. Y cuando
tocaría acoger un enfado o cualquier emoción que esa invasión del niño del
parque le provoque, lo sublima.
Ese es el entrenamiento. La mamá le prepara para la corrección política.
La niña o el niño parece un pequeño/a sonriente, fino/a, encantador/a y con
una gran sensibilidad para responder a lo que el o la otra necesita. Cosa
que es probable que provoque admiración en su entorno. Las Lunas en Libra
son tan gráciles que fascinan.
Pero esta “máscara social gratificante” formateada a los deseos de la madre
(o del otre), cubre la poca satisfacción de los deseos propios que quizás
acaban olvidándose con el tiempo. Y este “olvido de sí” y negarse los propios
deseos hasta desconocerlos, genera una especie de nerviosidad continua, y
una urgencia a “estar por el otro” que acaba a largo plazo, por destruir
aquello que más anhela, lo compartido.
Este deseo, que también es auténtico, de mantener relaciones de pareja o
amistosas, armónicas, dulces y recíprocas, deriva en que, por mantener una
antipatía por lo interno que funda las relaciones, acaba por malograrlas
por sobreprotección al otro. Y esto hace que tenga que quitarse de las
relaciones luego de “dos años de aguantarse”.
Este deseo que sale retardado (y eventualmente violento por retención
indebida) y la violencia pasiva, son muchas veces la manera que tiene de
expresar lo propio.
Segura estoy, que podrá descubrir ese talento de compartir, una vez que
haya regulado la consideración de las dos partes en sus acuerdos. Es decir,
atención a lo propio no desvinculado de lo del otro, pero no por represión o
sublimación de sus deseos, sino por desarrollar verdadero sentido de lo
relacional.
Como decía, este es su talento y aparecerá cuando se haya hecho la
compensación correspondiente.
¿De dónde viene esa urgencia en compartir? De la urgencia por mostrar
lealtad hacia el ser queride. Conmovedor y triste al mismo tiempo.

La diosa de lo sexoafectivo
En síntesis, esta complacencia tiene que ver con un talento nato que libre de
expectativas, es una energía sobrecogedora.
Talento para la diplomacia, para las actividades terapéuticas porque conoce
las necesidades del otro al dedillo, o cualquier tipo de acompañamiento como
la seducción, y hasta la propensión al matrimonio.
Y todo esto se logra si se comienzan a expresar los deseos, que darían pistas
reales para la pareja de que algo no va bien (de ser el caso), antes de irse con
todo y el gato, cerrando una relación de años en dos días.
Talentos... talentos….
Si se sanan pendientes... pendientes…
¡Ojo! No estoy diciendo que esta configuración debería dejar de ser amable
con el entorno; hay algo muy afín al servicio y la seducción que es muy de
esta Luna, y la hace muy poderosa.
Y acentúo, Libra es una habilidad del orden femenino, ya que la rige la
diosa Venus o Afrodita (esta segunda es prepatriarcal). Habilidad de “hacer
crecer” las cosas a través de su belleza, y de provocar encanto al pasar.
Divinidad que era canal al mundo paralelo del éxtasis, como la máxima
sacerdotisa de la Diosa madre.
¿Te imaginas ser representante de la antigua diosa de la belleza? Pues eso.

Astro Magia de lo simbólico


Lo que se ha de agregar de manera psicomágica es que, en este simbólico
evento del parque, se introduce la “idea creativa” de un espacio para que el/la
niñe lidie con sus emociones cuiden de lo propio. Y, luego de un proceso,
acabará prestando sus juguetes de manera orgánica, allí la escena interna
estaría completa.
Se interrumpió su creatividad y por querer acelerar el aprendizaje de la
criatura, no se le permitió acceder a sus propios recursos, a los que hubiera
ido de manera orgánica.
Aquí la clave está en que sea orgánicamente ya que es la manera (ya lo
habíamos aprendido en Tauro), de que el crecimiento de algo sea verdadero,
exitoso y sustentable.
El tema es que hay que darle un tiempo para desarrollar una cultura de ir
al interior, reconsiderar lo propio. Si de pequeña/o no se ha hecho, de adulte
(y al principio) requerirá un retiro, quizás forzado. O sea, hay que intervenir
lo que parece propio pero que en realidad es un mecanismo de defensa.
Luego ajustarse a los requerimientos del afuera será natural y lo que toca.
La defensa que no defiende
La defensa del perfume
Desarrollo: la complacencia a los/las demás eventualmente se hace
destructiva debido a que con los años de negarse a “decir que no” (cuando se
tercia) —incluso a lo que le hace daño, o simplemente a lo que no quiere—,
se genera un estado interior de ansiedad o de temor a lo desconocido.
Al intentar defenderse en la vida, y no tener una estrategia renovada, ya no
obedece a los propios intereses, porque se aplica una estrategia antigua que
acaba por desoír lo que le duele y que no se defienda apropiadamente.
Pero esta visión, que huele a la perspectiva de una niña/o pequeña/o, puede
actualizarse y así sentirse más segura de que su autodefensa efectivamente
defienda.
Habiéndose ajustado, la defensa eficaz de la Luna Libra tiene la
característica de poseer un encanto sobrecogedor basado en la manera de
exponer su vulnerabilidad.
Una imagen que ilustra es la rosa que con su precioso perfume “encanta a
los predadores” y los hace sorprendentemente ablandarse, “rendirse” y yacer
durmientes a su lado.
No se sabe si la rosa atrae a los predadores o simplemente se defiende. Y
aquí hemos de comenzar a delinear una relación con la otredad, porque este
costado de la Luna, lo requiere. Pero de una manera o de otra, no hay en
Libra intención manipuladora, aunque suene a intervención deliberada. Los
juicios hacia esta energía de las más femeninas por receptivas, tienen una
malicia misógina de fondo, que hay que auto encontrar.
Ya que justamente ese despliegue de su interior, es su superpoder o el
“arma de defensa”, no es la negación de su interior convertida en
servicialidad, lo que la ayudará a sobrevivir.
Y esto es lo que el patriarcado tristemente les quitó, bajo el estigma de lo
que llaman la “manipulación femenina”. Lo que es un apremio porque la
mujer puede distraer a los guerreros con su perfume.
La represión sexual, o la apropiación y encierro del deseo femenino, que
es uno de los pilares del patriarcado, tiene su relato en las historias de no
dejarse tocar por las mujeres cuando éstas tenían la regla, porque este
contacto con una fémina disminuye el deseo del guerrero de matar.
Estoy hablando de los pensamientos intrusismos del patriarcado que fueron
construyendo una cultura desde una mente que quería conquistar.

Actualización para congraciarse con el otre


Volviendo, entonces para activar eso de defenderse, la persona ha de “ver”
habiendo identificado “lo que le importa” con plena consciencia de su deseo
(de lo que quiere). Lo que es construir un empoderamiento en las relaciones,
a través de no solo cuidar sino autocuidarse dentro de los convenios de la
pareja y amistades.
Mucho de la “imaginación del niño o niña” pervive en el interior, sin
siquiera ser conscientes de ello. Las “buenas intenciones”, pureza y la
ingenuidad de la cría, han de madurar como en cada Luna.
Para ello se ha de desilusionar (tal como lo vengo diciendo en cada
posición). ¿Cómo? combinando las buenas intenciones, con las
imperfecciones de ser humano/a. Lo que permitirá adecuar la moralidad y
las expectativas de lo que lo humano puede ofrecer.
Las idealizaciones (típicas de esta Luna), han de verse como un aporte
personal a la belleza y armonía de las relaciones, como una rosa preciosa
que se regala a los otros en la “danza compartida”. No como una obligación
inminente y por supervivencia de obtener alimento afectivo.
Es probable que la persona haga todos estos aportes efectivamente a su
grupo de pertenencia. Pero eso requiere, sí o sí, de una aceptación de lo que
es posible dar y lo que no. De otra manera, las idealizaciones comienzan a
hacer sufrir..
Lo que puede darnos una pista de cómo la persona se posiciona en las
situaciones de esta índole (amorosa, sensual, afectiva) con la mirada de ojos
infantiles, es la magnitud de los dolores que experimenta. Ojos destellantes
que admiran y observan hacia arriba, con mucha admiración y profunda
adoración a los dioses de sus padres.
Esto hace que sus “relaciones de amor” (súper tema de esta Lunita), acaben
siendo una copia de los vínculos filiales del pasado, en vez de una relación de
índole afectivo-sexual.
Este es el terreno de escenas de destino, los amores, decepciones,
traiciones, y convenios que se firman con poca justicia, etc.
Volviendo al tema: la actualización de las condiciones. Me refiero a lo que
sí puedo pedir (o me pueden pedir) en las relaciones, porque hay cosas en
la vida que no pueden ser no solicitadas.
Es probable que ya haya ido sucediendo naturalmente. No solo debido a que
los intereses ya son otros, sino que la conexión con el vacío y con la soledad
es más potable.
O sea que podría sostener el hecho de quedar sola/o, si respetando mi
sentido de justicia, tomo una decisión de separarme.
Es una verdad, que de niñes no podíamos imponer condiciones con
facilidad. Hoy estamos habilitadas para auto-sostenernos sin aterrorizarse
cuando miramos de cara a la soledad de la existencia.
Y finalmente, la restauración de la defensa tendrá que ver con recuperar un
sentido de la justicia para todes, que re aceite un mecanismo de oscilación
entre lo que deseo y lo que el otro desea, que eventualmente puede ir
congraciándose.

El proceso terapéutico: conseguir un acuerdo


relacional considerando lo propio
Los acuerdos y el poder de negociación
Para entrar en las relaciones de pareja (o cualquier otra) del presente con
“defensas presentes”, que son las que defienden, los acuerdos han de
complacerme, también a mí. ¡Claro! ¡Obvio!
Estamos hablando todo el tiempo de una política relacional sin olvidarse
que el reino, te tiene a ti como gobernante.
Y agrego que, teniendo en cuenta qué momento del bienestar emocional
pasa porque el otro esté a gusto también, tarea que no es fácil, una/o y el
otre están entrelazados/as con respecto a apetencias y deseos.
A no olvidarse que como esta es una Luna correspondiente al elemento
Aire donde lo vincular tiene su preponderancia, “poner mis propias
condiciones” es una parte del proceso, y “elegir bien” la otra.
El hecho de tardar en decidir, viene bien para que el acuerdo se ajuste a lo
que realmente necesito. A eso me refería con oscilaciones entre una/a y la
otra, para que cuaje lo que tenga que cuajar.

Primera instancia, identificación del deseo


Parte del proceso emocional pasará en una primera instancia por la
identificación del deseo individual. Y en ese intento, auto complacerse (más
como una Luna en Aries). Auto centrarse de manera reactiva y no prestar
atención a su naturaleza servicial.
La intervención terapéutica que se ha de hacer en primera instancia, es una
acción antinatural, pero acaba sucediendo de todos modos. En algún
momento de la vida, la sobre exigencia en respuesta a una elevada entrega al
vínculo, hará que abogue por lo propio.
El “olvido de sí”, que fue una estrategia de supervivencia infantil, causa un
resentimiento interno, que profetiza una agresiva compensación, que con el
tiempo incluso puede dañar lo que le importa.
Estas compensaciones de excesiva afirmación, se dan en algún momento
de su vida, en todas las Lunas vinculares (Aire: Acuario-Libra-Géminis); o
alrededor de esta parte del zodíaco (Virgo, Libra, Escorpio). Pero no son la
dinámica habitual o recurrente.
Y no lo recomiendo a largo plazo, aunque a veces hay heridas del pasado,
con respecto al “tema de pareja”, que esta persona hereda que le llevarán
tiempo de comprensión y elaboración.

Acuerdos forzados por la urgencia de compañía


En el presente sucede que en los convenios (hacemos continuamente
acuerdos de las relaciones), me apresuro a estar del lado del otro. Esto
genera un nerviosismo interno que traicionará lo que la nativa o el nativo
quiere, y a la larga o a la corta, terminará por transgredir ese acuerdo que ella/
él ha formulado, traicionando al vínculo sin desearlo. Puede ser que
prometa lo que no pueda cumplir, porque no quiere prometer eso.
Por esto que mencionaba de “altas expectativas de entrega”.
O sea que esta Luna genera un estrés exagerado con base en la auto
exigencia en cumplir con los “acuerdos maritales”.
Hay algo sobre:

la obligación en las relaciones o,


cumplir con lo que se espera de mí (cosa que se lee a la perfección),
cumplir con el modelo o “figura de la esposa” que ha sido
transmitida socialmente, o a través de las generaciones, en su familia.

Por ese “stress por complacer”, que tiene origen en la urgencia de


compañía, no toma en cuenta sus condiciones emocionales fundamentales
propias (condiciones que no pueden durar para siempre, sin decirse).
Este desoimiento resentirá la relación, y resentirá también su propio interior.
La resolución profética hace que tenga que cortar definitivamente la
relación debido a que no pueda seguir cumpliendo esos estándares de
entrega.
El otro es escuchado como demandante.
La otredad identificación: Las personas que elige
Lo fundamental a tener en cuenta, tiene que ver con actualizar la defensa
para que realmente defienda. Esto ya lo dije.
Y sumo, sabiendo que la “capacidad de dar” es muy grande hasta
talentosa, recomiendo elegir personas que acepten los límites, que sean
objetivamente no demandantes, y que le permitan “comunicar los no” sin
tanta necesidad de explicitar (porque no es su fuerte).
Ya que, si bien es verdad que, al no ser el estilo de esta Luna, entonces se
puede desarrollar. Pero si bien se ha de trabajar para conseguir cierta soltura
en expresar lo que se quiere, tendrá ciertas limitaciones que en un punto
tienen que ver con su naturaleza y constitución.
En la terapia de una Luna en Libra, recomiendo deconstruir también en
términos del otro, en relación a quién elijo, que veo que es el otro, cómo se
conjuga mi deseo con el del otre, como se activa, etc.
Lo que digo también es que, afinar la elección de personas para acompañar,
es la manera de cuidarse apropiadamente de lo que podría dañar en el futuro
por estar en una situación que no pueda manejar.
Hablo de no forzar la compatibilidad en las relaciones a través de sacrificar
lo propio.
Y a la vez vuelvo a repetir la pregunta: ¿de dónde viene la necesidad de
compañía como tema urgente?

La habilidad ancestral de acompañar a otres


¿Qué tipo de esposas existieron en su linaje?
El trabajo terapéutico sistémico, el ámbito de las elecciones de pareja
sexual de las mujeres del linaje, es fundamental. Estos recuerdos perviven
en la psique de esta Luna, y pueden hacerle recuperar la gracia.
Hay un tipo de defensa ante las inclemencias de la vida, inclemencias de tal
tamaño, que hicieron que realmente fuera imprescindible en las mujeres de
otras épocas, tener una pareja para sobrevivir.
La búsqueda de pareja pudo haber estado motivada por esa necesidad
objetiva de abrirse paso en la vida o simplemente mantenerse con vida.
Desde tiempos de la abuela, la pareja fue una especie de guardaespaldas, ya
que la atención a la guerra y las condiciones de pobreza, lo requirieron.
Hace años vi una película sobre la historia de la nación mongola. En un
momento, la mamá del protagonista, al quedarse sola con su cría y viendo
pasar a unos mercaderes, como no tenían de nada y negociando con el
viajante, le ofreció ser su esposa. Esta escena me impresionó terriblemente,
aunque ponerla a la luz dejó en evidencia una motivación que las mujeres
hemos tenido para conseguir pareja además del amor y la atracción.
Entonces, desvelar esa “capa del deseo” de las mujeres que han hecho
buenamente lo que podían según las circunstancias, hace que, en nuestras
motivaciones del presente, para la Luna en Libra sea más comprensible la
urgencia de conseguir una pareja.
Para “enfrentar a la vida que es amenazante y misteriosa” (sobre todo en
épocas de guerra), he de “ser llevada por las decisiones del otro”.
Volviendo al presente y siguiendo con la reflexión: hay algo en el
nerviosismo por “no quedarse sola” de esta Luna, que puede encontrar origen
más claro en esta historia de la “esposa por supervivencia”.
Recomiendo ir al fondo, ya que por debajo de la “necesidad de pareja” hay
una sensación de incertidumbre que puede reeditar los temas sistémicos de la
familia ya mencionados, cada vez que la persona se atreva a ir sola en el
terreno de las relaciones. “Si voy sola el predador podría asaltarme, mejor
buscarse compañero/a y seguirle el rollo en todo”.
A esta incertidumbre es conveniente enfrentarla cara a cara, porque al
momento presente, ya poseo en mi haber las “tragedias de las mujeres” de
otras generaciones, que ya sufrieron anteriormente. Esto es suficiente como
base para que yo no sufra más.
El destino que ellas tuvieron que vivir, suficiente sacrificio al “altar de la
feminidad” que compartimos.
Eso sin considerar que objetivamente ya tengo el derecho de trabajar, votar,
divorciarme, lo que hace que dependa menos del matrimonio para sobrevivir.

Ruta: del deseo individual al compartido


El deseo compartido
La complacencia exagerada al otro puede ser destructiva, y la Luna, que
justamente pretende ser una “defensa ante el mundo”, resulta —por sus
propias elecciones no identificadas—, compulsiva y desconectada de las
verdaderas apetencias.
Esta comunicación de lo que necesita es todo un tema, ya que, al ser una
Luna de Aire, ya le tocaría. Las estrategias más visibles de esta luna es la
agresión pasiva o llevando a las relaciones a que decidan por ella, el
hecho de separarse, por ejemplo.
Esta duda propia de esta configuración astral (y de cualquier carta
demasiado poblada de esta energía libriana), tiene su origen en el “comando
afectivo” que le ha ayudado a sobrevivir cuando su cerebro se estaba
formando y estaba configurando sus primeras percepciones de la vida. El
comando de agradar al otro como manera de adaptación.
Lo que también podría ser, hacerse la/el compañerito de mamá. Luna en
libra puede ser cuando en una familia disfuncional, se le otorga el lugar del
“príncipe de mamá” o la “princesa de papá”, y les niñes ocupan el lugar del
compañero/a del progenitor del sexo contrario.
La Luna anterior también está relacionada con entrar en un proceso
terapéutico que vuelva a incluir las emociones, incluso sean inapropiadas o
ilógicas. El reconocimiento de la intersubjetividad. En el capítulo de
descripción de Virgo, lo explico detalladamente.
Recordad que lo que valora cualquier Luna del elemento Aire es la
relativización y las respuestas lógicas a los sentires subjetivos.
Y es gratificante para una Luna en Libra responder a los requerimientos del
entorno interpretando lo que el otro necesita.
La fantasía de “armonizar la situación”, que da tanta seguridad a esta
configuración lunar, hará que desatienda su interior acumulando emociones
desde la infancia.
Pero, el tema es que puede estar tan pendiente de lo que se cree armonizador
en el vínculo, que descuide aportar algo verdadero en la relación.
El anhelo de encuentro está tan teñido de afecto, que no permite un
encuentro real; este es justamente, el sentido más profundo de sus
intenciones.
O sea que toma una actitud pasiva, que seguramente casará con los
compañeros o compañeras que elija. Unes que tengan un sentido exacerbado
del desafío y un deseo conseguido de manera invasiva. Seguimos tirando del
hilo de lo que el otro significa.
La Luna en Libra tiene un verdadero talento para el encuentro, poner y sacar
lo que es necesario para conservar el equilibrio dinámico en los vínculos.
Tienen una sensibilidad para la armonía, también para lidiar con los deseos
propios acompasándolos con los de los otros.
Pero sí y sólo si, la persona se anima a dejar de sobreactuar el vínculo y
encontrar una auténtica armonía que incluya las necesidades propias reales.
Y si bien la sensación puede ser que siempre está “sublimando su deseo” al
del otro como gesto de generosidad. Esto se da presuponiendo que el otro
demanda, justamente eso que estoy adivinando.
Pero realmente es probable que no se esté dando un encuentro.
El presupuesto fundamental (similar a la Luna en Aries, pero tomando la
perspectiva contraria) es que los deseos, propio y del otro, son
independientes y no existe negociación posible. El encuentro se enriquece
cuando realmente tengo la capacidad de ver mi deseo y del otro, y
restablecerlos en un tercer deseo más incluyente. Cocrear el deseo, como
final “feliz” y posible.
Para ello, (por si no quedó claro), he de adquirir habilidades de:

elegir personas apropiadas y compatibles con las que compartir.


Saber lo que quiero y comunicarlo.
Aprender a negociar fluida y oscilatoriamente.

Cuestión de practicar.

La apropiación individual del deseo. Viendo a Sol en Libra


Así como para los Soles en Libra el manejo de esta oscilación propia del
encuentro de pareja es orgánica y natural, hay algo de su identidad que se
completa vincularmente, sin resentimientos, sin medias tintas, orgullos ni
temas pendientes…
Hay algo anquilosado que dinamizar al respecto de la oscilación en la Lunas
en Libra. A ningún Libriano/a se le ocurriría entregarse o abrirse rápidamente
al otro (cosa que la Luna hace con inmediatez), cuando no sabe que la otra
persona también está entregada de la misma manera.
Hay un registro más identificado en el Sol en Libra (porque no está tan
pendiente de perder a la persona que ama), entonces y la necesidad de
compañía no supera al respeto o consentimiento (de ambos lados).
Su deseo se va construyendo muy dinámicamente y sin “target definido
previamente”. Lo que ubicaría a la persona en cuestión, en un vaivén. Con
mucha consciencia del otro, que hace que su deseo no se imponga para
conseguir cosas. Sino que su propio deseo es muy sensible a si el otro
también desea lo mismo.
Y a la vez considera que el deseo es cambiante, lo que haría que hasta que
no se defina la relación, la persona o el otro podrían acabar queriendo ser
amigues. O para decirlo más correctamente:
Hay una “fuerza misteriosa” que va haciendo oscilar el vínculo entre dos
deseos… La Diosa Afrodita como guía.
Estas polarizaciones y re polarizaciones del deseo, es la manera natural de
decidir, estabilizar una relación, y aproximarse a las relaciones en general.
Mágico, ¿no?
Lo más interesante de todo este proceso, es identificar el momento en que
aquel que es el oscilar natural de la energía Libra, en las Lunas se frena. Y
hallaremos así el origen de la distorsión. Esta es la fase emocional del
proceso, la más difícil.

La escena temida
Hay una fantasía doliente, sustentada a base de ese nerviosismo ante el
futuro o la adversidad antes descritos. Es la siguiente: cuando expreso las
condiciones, por haberlas reprimido tanto, acabo echando todo por tierra. Lo
que será jugarse por lo propio, a todo o nada.
Primero, el proceso tendrá que ver con “diferenciarse” porque no se puede
negociar con claridad si pertenece a la otra persona; y en segunda
instancia, reconocer que se está co creando la escena dolorosa. Es el modo de
hacerse responsable del destino compartido.
La fase de empoderamiento y discriminación sirve para comenzar. Luego
camino al reencuentro, aceitar un mecanismo oxidado, que se frenó allá en la
infancia (o quizás más allá), y recuperar esa bondad.
Se ha de aclarar, que a esas mujeres (de la escena mitológica de la esposa
por supervivencia, le han quedado dos opciones:

Seguir los pasos de sus maridos.


Negarse a complacer (y encerrarse).

Pero justamente en esta contradicción es donde yace esta habilidad tras


racional que representa esta energía (la versión ancestral).
La Inteligencia que se ha de adquirir es una doble, se ha de sacar de aquí y
poner allá, para que se pueda llegar a una opción más integradora de las
apetencias individuales. Comenzando por sospechar acerca de la propia
autoría en algún daño de la pareja, y desentrañando la reciprocidad de las
relaciones; cómo se condicionan mutuamente. Luego confiar en esa
“sabiduría del encuentro”, a la que afrodisíacamente la vida nos va
inspirando.

Afrodita
La diosa del Amor también representa el ansia humana de fusión con la
deidad en la que se percibe como un todo inmanente. A través de la unión
sexual la pareja experimenta una disolución de fronteras y esa experiencia
posibilita la fusión con lo sagrado encarnado en ellos, durante el acto
sexual. Los antiguos indígenas también vivenciaron esta fusión con la deidad
durante estados de conexión y comunión sexual. Lo sexual remite a la fusión
primigenia con el útero de la creadora, cuando se confirma una unidad que
disuelve temporalmente la polaridad.
“Deirdre, la diosa del amor”, de Analía Bernardo.
La Diosa prepatriarcal Afrodita ha pervivido desde la antigüedad. Venus es
su sucesora. Es una de las tantas diosas como Innana (Sumeria), Cibeles
(Anatolia), Ishtar (Babilonia), Aserah (Palestina) Astarté (Fenicia).
El caldero fue representante de este vientre que absorbe la energía viril y la
devuelve potenciando a su amante.
Esta religiosidad agrícola femenina de la vieja Europa, ya concebía que las
relaciones sexuales estaban hechas para la transformación de los
amantes. Y la mujer era la iniciadora que llevaba al otro mundo. Como una
bruja que abre puertas. Afrodita era esta diosa.
La potencia de esta divinidad del placer y del amor, funcionaba como un
tipo de inteligencia solar. Así como se cree que el sol o los dioses solares son
masculinos, hubo muchas diosas solares en la antigüedad. Las mujeres
desarrollan habilidades solares para potenciar sus intuiciones lunares y
potenciar que el hombre vaya a conquistarla.
Por esto Afrodita es el poder de despertar los deseos y fuerza solar del otre.
Es la potencia del placer, la danza del éxtasis, la alegría y la sexualidad
manifiesta. Tenía que ser una deidad.
Afrodita es la madre de las Amazonas, la tribu aborigen de guerreras y
sacerdotisas. Con la reforma mitopatriarcal, tanto el poder de Afrodita como
de Ares fueron usados como patrones de guerra, y el amor y el deseo se
transfiguran. Algo del orden de lo orgánico (la unión sagrada de los amantes),
se convirtió en cuestión de conquista, dominio y guerra.
Las diosas del amor, que estamos retomando como soberanas, son madres
vírgenes (viven su sexualidad de manera libre y sin apegos). Su/s amante/s
son “compañeros sagrados” más que esposos. Analía Bernardo dice: “La
diosa del amor es fertilizadora, profetiza y sanadora, debido al conocimiento
elevado que contienen y comunican, haciendo de la mujer un chamán y de la
sacerdotisa orgiástica su canal místico”.
O sea que la diosa del amor expresaba esta autonomía de la mujer. En
muchas culturas ancestrales existía el divorcio con el simple acto de ir al
templo a expresarlo. Pero con el abandono del principio femenino y su
repercusión social y autoridad mística, la sensualidad femenina fue
degradada a seguir patrones como: agradar estéticamente a los varones
para conseguir mejor marido por cuestiones de supervivencia, valorarse
según sus términos y dejarse invadir o conquistar con un deseo casi nulo.
La competencia entre mujeres como rasgo natural entre las féminas fue
instituido en esta instancia histórica también.
Es decir, que se le quitó la dimensión sagrada, la autonomía y se la degradó
a tener un poder menor. Todo lo relativo a lo femenino, hoy en día es
considerado superficial, como la estética, la vulnerabilidad y lo sensual.
Virginie Despentes, la feminista que filmó una película autobiográfica sobre
una violación, cuenta la historia de que cuando iba a la tele, con la actriz
protagonista que era una bella actriz porno, los entrevistadores se veían
incomodados por su belleza, y la ninguneaban al sentir tu gran poder de
seducción. Hay algo profundamente misógino en la sociedad que no nos
permite ni siquiera disfrutar.
Luego de la caída de las diosas, en vez de ser representante de esta energía
sexual que se expande y retroalimenta, la Diosa de la belleza, pasó a ser diosa
de los convenios maritales (o puta). Así la instrucción a las mujeres ya se vio
implementada.
En las sociedades pre patriarcales el rol de la mujer había sido de lideresa.
Existía un rol cívico que daba coherencia a esta capacidad de “generar en
otros” la inspiración sexo afectiva. Es así como las creencias contaban de ese
status de la mujer, y del valor regenerativo del principio femenino del placer.
A esas mujeres ahora las llamamos putas.

El destino como fuerza terapéutica. Breve historia


del deseo
Ser invadida, una manera de salir del interior
Como lo que nos ha quedado a las mujeres es un deseo dormido, es probable
que, antes que nada, parte del proceso pase por su apropiación. La
apropiación del deseo es temática de esta Luna en Libra.
Y hay ciertas escenas de destino que pueden propiciar esto: que le invadan,
porque no se dan cuenta; o seduzcan, y luego se vayan. Han de comenzar a
detectar la invasión. Primero esto y luego defenderse. Después, desear por sí
misma, que es un nivel de apropiación más maduro.
En términos astrológicos es como una desvinculación de Venus-Marte, con
supremacía de Marte que está exacerbado. Hay algo en la dinámica de
seducción del tipo:

1. La mujer como objeto de deseo y el hombre como deseante.


2. La mujer no está interesada en determinado hombre, aunque el
hombre la eligió a ella (cosa que debería estar agradecida porque
recibirá su premio que es el hombre. ¡Cinismo alerta!).
3. A ella no le atrae demasiado. Eso activa el deseo del hombre aún más
(¡Claro!), y él insiste hasta conseguir su presa como buen” cazador
de doncellas”. Ella acaba cediendo y cuando se entrega, él se va y la
deja dependiente.

También hay una segunda versión (que depende un poco del resto de la carta
si tiende a lo activo o a lo receptivo), que versaría así:
Me atrae alguien que elijo primero. No me ha elegido y cuando expreso mi
deseo, como no sé cómo manejar el “arquetipo de la conquistadora”, mi
deseo comienza a ser tiránico, y en vez de conquistar lo que hago es invadir.
Esto, que en un hombre está más que validado porque está generalizado, creó
a las mujeres simplemente por ser más sensibles al otro, no nos lo permitimos
a largo plazo.
Es curioso que una sociedad juzgue a una mujer pesada o bruja que toma la
iniciativa, cuando, en el caso de ser un hombre, es casi una condición normal.
Entonces, estas dos versiones, tienen el sentido de la “apropiación del deseo
femenino”.
La primera ha de aprender a defenderse para ser receptiva que no es lo
mismo que dejarse invadir. La otra ha de fomentar la paciencia de abrirse a la
respuesta, luego de haber liderado o ser la primera que llama hace o propone.
Pero ambas versiones de lo libriano han de retomar la soberanía del deseo.
Entonces, en esta escena de la “conquista de la doncella”, se está relatando
mucho de la idiosincrasia patriarcal.
Y en lo que a lo terapéutico respecta, comienza por poner el tiempo, las
fronteras correctas, detectando la presencia del “enemigo” o sentirse invadida
cuando se tercie. O una vez que el deseo se asume, y se lo explicita, esperarse
porque las condiciones todavía no están estabilizadas en pos del equilibrio.
El matrimonio en la historia
Quiero decir, la “historia del matrimonio”, comienza como un rapto de un
marido a su futura esposa en manos éste y de la tribu ajena (todavía en ciertas
culturas este rapto se escenifica en la ceremonia de bodas). Hay una invasión
explícita al interior del clan de la mujer. El patriarcado impuso como
referencia cultos que son ejemplificadores.
El dato de color es que el novio va con sus amigos al rapto. O sea que está
habilitada (como de muchas otras maneras), la violación en grupo.
Por esto la recuperación del deseo (que no lo use el otro) es un territorio en
sombras que se han de reconquistar, para no solo inspirar (como una musa),
sino ejecutar y recuperar cierto sentido del liderazgo de la seducción y las
relaciones.
Lo que quiero subrayar es que hay algo en Libra relacionado con esta
instauración artificiosa del arquetipo de la esposa, como rol social que la
ubica como objeto de compañía más que como sujeto social.
La manera de cómo nos hemos conducido con respecto al matrimonio y
todo lo que pensamos sobre ello ha de ser revisado y desglosado por esta
Luna. Sea hombre o mujer, ya que puede estar reeditando los temas afectivos
del presente de la nativa o nativo, la manera de acompañar de su propia
madre u otras mujeres del linaje.
Hemos comentado también eventos sobre la historia de cómo el deseo
femenino ha sido manipulado socialmente, para frenarlo, en tácticas y
estrategias que en la época de la instauración del patriarcado se evidenció en
un cambio de culto lunares a los solares, poniendo a las mujeres a disposición
de los hombres y transformando a las diosas del orden agrícola, en esposas
acompañantes.

Prostitutas sagradas
La diosa Afrodita y sus sacerdotisas eran ninfas sexuales que sabían cómo
provocar el éxtasis y que adoraban a las diosas Luna y Venus, representantes
de la energía sexual creativa de receptividad.
Pero entonces, la sexualidad era sagrada; la prostitución, un sacerdocio; y
ser mujer, un privilegio.
Tiempo después comenzaron a reprimir el cuerpo femenino, recortarle del
placer hasta eliminarlo de todo ritual. Los ciclos del placer, fueron ocultados,
y la mujer demonizada, así también todo lo que tenía que ver con ella, como
la sangre menstrual o el amamantamiento.
En este contexto nos ubicamos, para ver el origen de nuestro deseo
femenino actual y cómo ese “comienzo” represor está en el fondo de nuestro
gen. La pulsión del disfrute y del deseo está muy condicionada.
Luego, en los 70, con la liberación sexual y las corrientes emancipatorias, la
mujer pudo destapar el deseo. Y cuando las mujeres persiguieron
eufóricamente en masa a los Beatles, el deseo de la mujer tuvo una
redefinición.
Entonces, en la actualidad hay una suma de manipulaciones sociales sobre
lo que es correcto o no desear como mujer, lo que se llaman los roles
arquetípicos de género.
Ya que, tanto como si te dejas invadir y luego te quedas a expensas del
deseo del otro (y que alguien te vuelva a elegir), o como que ya has hecho un
proceso para sacar tu deseo afuera, pero cuando lo expresas, te vuelves
tiránica por la inexperiencia, en ambos casos, no estás siendo tu dueña.
Lo que digo es que la recuperación del deseo es una cuestión cívico social,
que comienza por el despertar a darse cuenta de los daños que recibimos, lo
invadidas que nos dejamos y el poco empoderamiento individual.

De pasivo a activo en los vínculos


En Libra hay una reflexión acerca de lo que es activo y lo que es pasivo.
Hay algo muy activo en Libra. No de la manera más explícita, pero que deja
en evidencia la fuerza que tiene ese caldero de la sexualidad transformativa.
Libra a manera de representante del caldero afrodisíaco, modifica y
condiciona la realidad con su gracia. Hay algo muy poderoso en la manera
que se entregan, y resuelven sus problemas a través del uso de la delicadeza.
Con el uso de la dulzura con la que lidian con la vida, incluso en momentos
de espera, nadie podría decir que es una energía pasiva.
Pero se ha de hacer una reapropiación de este súper poder dormido.
Si la estrategia de supervivencia ha sido ser agradable con mamá y el
mundo, con los años se vuelve un mecanismo viciado. O sea que con toda esa
vulnerabilidad que porta, no expresa sus condiciones, y hace tratos que le
desfavorecen, portando una sonrisa. Además, está continuamente a
disposición de lo que se necesita sin recordar lo que desea individualmente.
Esto se convierte en una sobre exposición a lo social que con los años
puede absorberse a tal punto, que se olvide completamente de sí. Lo que le
resentirá profundamente.
Estallidos repentinos, a manera de compensación ariana, su opuesto
complementario. Esto es, que, por no sentir la fuerza de activar a su manera
con un status de lideresa sensual, y por no querer negociar sin considerarse,
se ha de quedar sola. Tirar de esta energía más decidida, autoafirmada e
individualista, equilibra y compensa. Si esto se evitara, el deseo no asumido
se convierte en rabia o enfermedad (lo exagero para que sea gráfico).
Y con esa liberación de asumir una individualidad y reafirmarse, se llega al
extremo del péndulo, que una vez exagerado ya está listo para regresar y
sentirse merecedora de amor, cuidados y atención del otro.

La otredad
Y para retomar esta reflexión y yendo a esta restauración feminista de lo
vincular, ha de hackearse la pregunta revolucionaria de ¿Qué es lo que me
espero del otro?
Quiero decir que el otro (la pareja, los amigos) que yo comience a elegir, o
que ya haya elegido (y luego enseñe cómo tratarme), sepa tener un mínimo
de receptividad. Como la que yo tengo y mucha. Y así las responsabilidades
del vínculo se equilibren.
Y si la persona no acepta mis condiciones hay un punto que directamente
toca ponerlo a otra distancia del amor.
Lo que me merezco ha de ser precioso.
Si este trabajo de “lo que me merezco” no está hecho, sucederán historietas
e historietas hasta empoderarse...

La rabia, transición alquímica de lo Pasivo a lo Activo


Entonces el primer paso, tiene que ver con explicitar la rabia y luego ya
con asumir ciertos resentimientos que las enseñanzas de ser “buena niña” le
ha dejado. La auto presión de no explicitar (cosa que una ha de aprender a
hacer como cualquier persona) sumado a la tristeza de no ser reconocida por
su servicio y encima quizás ser reclamada. Algo similar a lo que conté en el
relato de la Luna en Virgo. (¡Leerla!)
Todo esto visto desde una persona mayor, ya tiene que ver con una mala
gestión del dar y el recibir. Me refiero a que desencaja la oscilación
orgánica en los vínculos que quizás el Sol en Libra domina fluidamente, y se
queda en la primera fase de “estar por el otro”, más que en la que “esperarse
receptivamente” a también recibir en devolución, que es la que sigue a la
primera.
Entonces, este signo que es el epítome de la apertura al otro, por los
malentendidos de la infancia al ser educada en el patriarcado, se distorsiona.
Cosa que se puede detectar e intervenir con auto amorosidad.
Libra naturalmente es una oscilación entre los “deseos del otro” y los
“deseos propios”. En la fluidez de la conversación con diplomacia y
consideración se comparte con suma conciencia de la postura propia y la del
otro. Tiene un talento vincular natural de moverse alternativamente entre las
opciones, que a veces hasta se hace simultáneo.
Y en la Luna, que es lo menos natural que tenemos ya que es la conductora
de la cultura, se ve interrumpido aquello que era su soberanía. Entonces, la
misteriosa capacidad de interpretación del otro se malogra para ponerse a
interpretar las normas de diplomacia. La/el niña/o que pervive en el
interior, se apresura a dar respuesta inmediata al deseo del otro, por
miedo al vacío.
Entonces, quizás puede activar con un poco de liderazgo desde la seducción
(algo ha de hacer para pedir), pero en ese liderazgo (a esto voy), no da tiempo
a que el otro reaccione cuando le toca, y acaba invadiendo con sus servicios
a la otra persona. Todo por no esperarse.
Pero es comprensible recordando el contexto de las infancias con poca
presencia del principio femenino. La energía femenina cuando está presente
en la infancia (y no mediada por las formas superficiales de Libra patriarcal),
podría dar la seguridad suficiente para enfrentar lo desconocido con soltura.
De este modo la criatura se queda sola al encuentro de la vida, lo que genera
tal desconcierto (esto en la siguiente luna en Aire que es acuario se da aún
con más fuerza), que hace por sobrevivir lo mismo que sus ancestras
hicieron.

Momento de cambio de la visión del amor


El verdadero empoderamiento viene cuando descubre la gran
capacidad de integrar en su deseo a los otros como un poder, y lo valora
como tal.
Cuando la Luna y sus “caprichos” auto centrados están saciados, y una se ha
probado que es capaz de liderar su vida, es cuando el sentido de
merecimiento a recibir amor de la misma manera que lo da toma lugar. Y así
comienza a liderar con soltura la seducción, tal como lo hace el Sol en libra,
con plena confianza en el poder de su caldero interior. Pero cómo salir y
retornar no es lo mismo que no haber salido nunca, tendrá muchísimas
herramientas para acompañar a otras personas en su misma situación.
Que valgan la pena, los fracasos amorosos o, dicho más poéticamente, los
“amores muertos” que la vida misteriosamente me ha quitado.
Esta diosa una vez re autorizada para rendirle culto, vuelve a poner como un
valor la sexoafectividad.
Y la Luna en Libra, recupera sus habilidades. La capacidad casi
desconcertante que tiene la dulzura, lo enormemente propiciador de unas
palabras suaves y sensuales. Lo encantador, fuerte e imparable de una mirada
que acompaña. La fuerza solar imparable de hacer nacer la solidaridad en el
compañero o compañera.
La diosa Afrodita, antigua diosa de Chipre —fue ampliamente conocida en
la antigüedad por su poder de encantar, de llevar a estados internos de la
divinidad y el éxtasis a través de la sexualidad—, revive en la/el nativo/a.
Le guiña un ojo y le dice al oído: Tú sabes el secreto de propiciar el
encuentro porque sabes que la vida es una carcajada compartida. Porque
este dios también es uno que sí sabe disfrutar.
El modelo bruja
Lo esotérico es político

Las Brujas en los diferentes continentes


Las brujas eran especies de chamanas que tuvieron máxima influencia
popular en la vieja Europa, guiando con sus sueños proféticos, sus danzas con
belladona (planta que tiene la capacidad de inspirar al éxtasis) para recibir
información del inconsciente. Hacia lo social, fueron famosas sus curaciones
herbales para ayudar a parir (y abortar de ser necesario), y sus hechizos para
conseguir amor y alejar males. Su influencia afectaba a la vida de la
comunidad entera.
Las chamanas en el territorio que hoy conocemos como Latinoamérica,
también realizaban tareas de sanación física, emocional y espiritual para su
aldea, eran parteras, vivían su sexualidad abiertamente, iniciaban en las artes
amatorias a los jóvenes y usaban lo que hoy podemos llamar la “energía
sexual creativa”, como motor para todas sus acciones cotidianas y místicas.
Leí sobre la similitud de ambas tradiciones, (el chamanismo pre-
precolombino y la witchcraft en Europa), en el libro de Analía Bernardo
Brujas y chamanas. Recomendable.

El paganismo europeo
Como venía diciendo, existió una adoración a la Diosa dentro de la religión
pagana europea y en la América anterior a los grandes imperios
precolombinos, a cargo de chamanes y chamanas capaces de alterar el clima,
convertirse en animales, que eran aborteras y provocan el sueño húmedo y
prohibido por su belleza atrayente.
O sea que, estas mujeres de conocimiento utilizaban ciertas prácticas para
conducir los acontecimientos.
Las técnicas allí gestadas, que vienen de una tradición milenaria, son los
orígenes de la homeopatía, cristal terapia, fitoterapia, etc., etc. El uso de
minerales semipreciosos, plantas, flores, raíces, tinturas, símbolos, mezclas
de hierbas, sigilos y medicamentos de propia creación.
Así también como los lenguajes sagrados, y todas las mancias para hacer
reflexiones de vida y preguntas del futuro.
En Las cartas de las brujas, de Isa Donelli, hay un resumen muy simple
acerca de estas prácticas, que también tomé para inspirarme en este capítulo.
En mis propios viajes he tenido el gusto de reunirme junto a miles de
personas durante un Solsticio de verano en Stonehenge, megalito de finales
del Neolítico que en la actualidad (y para fechas claves) convoca a
practicantes del Neo-paganismo, versión moderna de aquellos cultos
ancestrales. Así también como para el Inti Raymi, en el Qosqo (Perú).
Esta corriente espiritual del norte de Europa, utiliza velas, animales, plantas
y gemas. Toca tambores para llamar a deidades, queman hierbas para hacer
limpiezas de la carga emocional o vibracional, y están en contacto con los
ciclos naturales.
Y creen que lo divino es una fuerza inmanente por entre la naturaleza que
recorre todos los reinos entre el que está el humano. Reinos en interconexión
integral e interdependiente que más modernamente llamamos Gaia. La
divinidad es una que nos atraviesa, no una que debemos alcanzar.

Apunte de lo social
Aclaro aquí, y a tiempo, que dentro del reino humano también hay una súper
interconexión, entre las diferentes clases sociales, por ejemplo, que se ha de
tener en cuenta. Ya que desapruebo firmemente la tendencia dentro del
holismo del conocimiento entendido como elitista. Esta tendencia apela a la
“pureza del ser” humano, que tiene que ver con un poco de racismo sumado a
la inclinación a un “dios de lo trascendente” que empezó a cuidar en el cielo
humano cuando apareció el cristianismo.
Todo esto sumado, puede dar un buen caldo de cultivo para pensamientos de
pureza que no vean la diversidad, que piensen que por “vibrar alto” tienes los
privilegios que tienes.
Las brujas eran mujeres de conocimiento, pero muy conectadas con lo
popular y la diversidad. No así los brujos que eran varones y estaban
asociados al poder.

La Inquisición
Las persecuciones religiosas a las brujas, las transformaron de figuras
benéficas con el poder de hacer el bien al pueblo, emisarias de una tradición
oral antiquísima (desde el paleolítico superior hasta la Inquisición), a
portadoras del mal. De mujeres de conocimiento a herejes. De sagradas a
promiscuas.
Esta cruenta matanza por género que significó la Inquisición, contribuyó a la
estigmatización de lo diabólico en la mujer.
Como dice la feminista Ana de Miguel, nadie ha pedido perdón por este
genocidio. Ha habido otros en la historia, y su oportuno (aunque más no sea)
pedido de perdón. Pero nadie pidió perdón por la matanza cruenta, las
torturas sangrientas, las confesiones basadas en el dolor que le propinaban a
estas mujeres las máquinas de tortura. Semejante persecución por el solo
hecho de ser mujer.

Sobre el documento Malleus Maleficarum y los estigma de la


bruja
Este es un tratado anti brujería (bestseller en la época) que oficializó el
proceso de persecución al paganismo como culto del demonio. Condenaron
los sabbats (aquelarres), que eran las festividades religiosas del orden de lo
lunar anteriores a la llegada del cristianismo, e impusieron por la fuerza
fiestas relacionadas con el Sol (solsticios y equinoccios). Como la de San
Juan, que podríamos decir, es el festejo más popular del verano en el
hemisferio norte, y es del orden de lo solar. Esta fiesta era un sabbat menor
en la antigua tradición y se impuso en el nuevo orden de los varones.

Los cátaros
Todo parecía ser un chivo expiatorio para frenar la revolución popular. El
descontento del pueblo estaba relacionado con la gran corrupción de la
Iglesia por la venta de perdones papales, que estaba muy difundida.
Los cátaros, además, se habían separado del cristianismo, y seguían el ideal
de pobreza apostólica, eran vegetarianos, condenaban la pena capital, tenían
tolerancia con otras religiones, y pensaban que la sexualidad era sagrada.
También las mujeres tenían roles sacerdotales.
Esta especie de “secta” religiosa cristiana, había ganado mucha popularidad,
y el miedo a la otredad del cristianismo (que siempre ha sido aniquilador,
inconsciente y proyectivo), demoniza todo lo que no pudo conquistar.
La acusación de Herejía, constituyó una verdadera persecución política, para
atajar a tiempo una revuelta popular.
O sea que habían intentado imponer su culto, cambiando mitos, por la
fuerza, y con diferentes estrategias, y acabó por hacer prevalecer el poder
cristiano. La superstición malevolente de la dirigencia eclesiástica “corrió la
voz” de lo maligno de esas prácticas de la religión de la vieja Europa. Esta
religión había cundido de manera estable desde 7000 a 4000 a. n. e., en
épocas de las invasiones arias (indoeuropea). Y había prevalecido de manera
solapada en los mitos de la Grecia clásica. Y se acabó por desmontar
sangrientamente en la Inquisición por el siglo 13.
El Malleus Maleficarum (Martillo de las brujas), fue escrito por Kramer,
personaje que tiempo después de escribir el libro fue condenado por la
Inquisición por obsesión sexual.
Este libro describe el peligro de las brujas con un tono de miedo
apocalíptico. Dice que sacrificaban bebés, que invocaban a catástrofes
naturales, y que hasta la misma Peste Negra era de su autoría. Habla de
canibalismos, nigromancia y que con sus danzar desnudas, desataban el deseo
de los hombres.
También hay un capítulo sobre las preguntas que se habrían de hacer para
arrancar la confesión.
Mi preferido es el de cómo reconocer a una bruja, consignas entre las que
figura por ejemplo…

Si tiene manchas de nacimiento o es gemela.


Si el marido está de mal humor.
Si su marido es impotente.

No digo que esas prácticas más morbosas de adoración al diablo (como


ejemplo), no haya líneas del neopaganismo que no las practiquen.
Pero, en su mayoría las brujas eran mujeres interesadas por la salud física y
espiritual del pueblo. Sabían lo que se cocía en la calle.
La estigmatización de la mujer como “bruja”, entendido como algo
negativo, tiene origen supersticioso en el cristiano.
Poseemos en nuestro interior un patriarcado simbólico que acepta
misóginamente las exigencias de un “otro torturador” de la mujer, y seguimos
condenando a esas mujeres brujas a la hoguera.

Prácticas de brujas y revisión de su significado


Volviendo a nuestro pasado ancestral
El sapo, por ejemplo, junto con otros animales, era guardián de
conocimientos ancestrales para las dos tradiciones (europea y precolombina);
las hierbas eran las grandes aliadas, con las que comenzaron recolectando y
luego cultivando, para acompañar los partos y los abortos en caso de ser
necesarios. Luego se extendió a los usos medicinales para otras afecciones
acompañadas del rito correspondiente.
Recuerden que en ese momento la diferencia entre físico y espiritual no
existía tal como la conocemos en la actualidad, porque lo íntimo y lo social,
el adentro y el afuera, no estaba delineado todavía.
Lo holístico, que desde los 70 está en boga, como la avanzadilla en materia
de lo espiritual, en realidad es un retorno de una cultura antigua pre patriarcal
y mágica guiada por mujeres hasta el siglo 13 d. n. e., momento en el cual la
inquisición lo acabó por silenciar.
Todo estaba susceptible de ser consagrado, los sueños eran proféticos, y la
vida misma daba señales a interpretar. De esa manera una tradición antigua
comenzó a estigmatizarse en términos de diabólica, basada en la superstición
y oscuridad con la que interpretaban los funcionarios de la Iglesia, los ritos
paganos.

El vuelo de la escoba
La danza mística con belladona, una planta sagrada medicinal para inducir
al éxtasis, era una de las prácticas de estas “ninfas de lo oculto”.
Y a veces esa danza afrodisíaca, sensual y mística (recuerden que lo sagrado
y lo profano en ese momento tenía mucha confluencia también), se hacía sin
inducir con sustancias, ya que estas curanderas vivían su sexualidad de
manera natural.
En la actualidad (y desde la década de los 70), hay una inmensidad de
danzas que inducen al éxtasis solo por el movimiento como la danza extática
de 5 ritmos. Yo dancé por unos tres años esta técnica y llegué a experimentar
esta espiritualidad y conexión a través del movimiento y el cuerpo. Cosas que
se curaban con el simple hecho de lograr esa conexión.
Como dice el libro Cartas de las brujas, de Isa Donelli, eran mujeres que…
“elaboraban filtros de amor para hacer que regresaran amantes perdidos,
garantizaban un buen parto, curaban y proporcionaban apoyo moral y
psíquico”.
Dato de color. Cuenta este libro que, en la inquisición, los Magos —que
eran consejeros del rey, muchos de ellos astrólogos—, tenían una investidura
más elitista; por lo tanto, no fueron ejecutados en la hoguera por persecución
religiosa. Allí podemos ver el aspecto social de la figura de las brujas habían
ganado influencia, pues eran representantes de la cultura popular, vivían en el
campo (la ciudad era cristiana) y junto con los cátaros (“secta” del
cristianismo”) predicaba la cooperación y el reparto equitativo de las
riquezas.

El Dios Cabra re versionado en el diablo


La estrategia de la religión cristiana naciente, fue cultivar historias del
demonio que infundieron miedo hacia los símbolos que los paganos/as tenían
en sus altares. Como el “Dios cabra” (Cernunnos) que era uno de los
representantes masculinos, cohorte de la Diosa pagana.
La Cabra es uno de los símbolos de Dionisos, Dios del éxtasis, para los
griegos. Tiene todo el sentido su asociación sagrada a las brujas, ya que al ser
el dios del vino —que devino en Baco para los romanos—, representa ese
estado donde el “control diurno” cede, y ciertos conocimientos más allá de la
consciencia, se destapan. La noción de que el conocimiento también incluye
lo trans racional estaba presente en estos pueblos antiguos.
La deliberada campaña de fake news (noticias falsas) de una tradición que
era difícil de erradicar, fue una estrategia agresiva que el imperio romano
cristiano utilizó para conquistar las ideologías del pueblo.
Entonces esta práctica de inducir al éxtasis y así conectarse con los dioses,
fue entendida como el matrimonio de la bruja (maldita) y el diablo. Y con
esta intervención de la Institución católica, el mal apareció. La maldad
católica.

La transición en las festividades religiosas


La difusión de los cultos a Santas y Santos, se usó para intentar disminuir el
poder de las tradiciones paganas que tenían diversidad de deidades y a los
que la gente ya estaba acostumbrada.
De este modo, se fue logrando la síntesis anhelada del credo en un dios
único. Muchos cultos y fiestas religiosas fueron “sincretizados” a fiestas
cristianas ante la imposibilidad de eliminar tal devoción que la antigua
Europa había cultivado por siglos.
Las fiestas de Samhain, por ejemplo, han sido reemplazadas por la fiesta de
todos Los Santos o muertos.
Y así la llamada “Rueda del año” (el calendario pagano), una especie de
almanaque con pulsar femenino, antiguo, muy orgánico con los tiempos de la
naturaleza de los tiempos agrícolas, fue reemplazada por las fiestas solares.
Hoy ya no se festejan los llamados Sabbats mayores del orden de lo oscuro y
misterioso, sino fiestas relacionadas con el pulso del Sol como solsticios y
equinoccios. Habla sobre esto Mariana Sánchez Leggar en su precioso libro
La rueda de Hispania, donde desarrolla este calendario para España.
Recomiendo.
Es curioso del año celta, porque la rueda de este calendario comienza en el
invierno. En el día de muertos específicamente. Este es un potente símbolo
que dice que el comienzo, se da mucho antes de que florezca algo, y en el
terreno de lo oscuro.
Entonces, la caza de brujas del siglo XIII, que condenó a miles de personas
mujeres, cátaros y judíos a la tortura hasta llegar a quemarles, se llevó cientos
de miles de vidas y una gran cantidad de prácticas que propiciaban la
conexión con la divinidad la naturaleza y el uso de las inteligencias del orden
de lo femenino.
Ganó una cultura guerrera, de “Santos soldados”, de aleccionamiento a las
mujeres con castigos para que no se atrevan a ahondar en lo mágico. Esto
desde la desarrollada y elaborada witchcraft (técnica de usos diversos de la
brujería como herbología, etc.), a la bruja de barrio que les enciende velas a
sus santos.
Ganó la fuerza y perdió el símbolo.
Perdió la sutileza, la hermandad, el culto a la belleza de la naturaleza, a lo
sagrado de la sensualidad femenina, lo mágico de lo privado.
Ganó la fuerza y perdimos todes.

Invasión indoeuropea y la eliminación del culto a la


diosa
Pero, volvemos un poquito más en el tiempo, a los años 3000 a. n. e., al
comienzo de la primera invasión a la cultura de la Diosa. Esta era una cultura
civilizada y pacífica que reinó de manera prolongada desde el año 7000 a. n.
e., hasta el tiempo que se realizó la primera de las tres olas de invasión, según
lo que describe Robert Graves en “La diosa Blanca”.

La mitología patriarcal y la transición de la cultura anterior


Las culturas indoeuropeas de la zona del Cáucaso, me referiré a ellos como
los arios, llegaron a los terrenos más fértiles de Europa (Turquía y la Hélade).
Estas hordas invasoras no poseían una cultura religiosa tan complejas como
las conquistadas, entonces ciertos cultos como “los Misterios Eleusinos”, por
ejemplo, fueron mantenidos. Esto y que, debido a que el fervor del pueblo y
apego a la festividad, no podían eliminarlos.
No había en los conquistadores indoeuropeos (aqueos y dorios), mitos que
explican temas tan complejos como la transmutación, o la noción de que la
“fuerza de vida” estaba sostenida a través de honrar a la muerte.
Los “misterios eleusinos”, que era una fiesta muy popular en la que
participaban todes (excepto las personas que habían matado a alguien. O sea,
los que habían “jugado con la muerte”), se daba la ingesta del hongo del
cornezuelo, que permitía el acceso a estados psicodélicos que se usaban como
iniciación ritual.
La diosa regenta de esta reunión multitudinaria y sus misterios en la Grecia
pre patriarcal es Deméter (o su gemela del submundo Perséfone). Lo fue por
siglos. Diosa de los ciclos de la naturaleza y bruja por excelencia. Divinidad
ancestral que sabe tanto de la alegría de la primavera como el reposo y
soledad del invierno. A nivel real y simbólico.
Pero, desde la imposición de los cultos solares mencionados, comenzó a ser
el Hades, un regente masculino, un dios tenebroso y poderoso, y Deméter se
le adjudicó un rol secundario como madre/auto victimizada de la hija raptada
(por el raptor Hades), y Perséfone su esposa.
Dice Bernardo, en uno de sus libros, que la antropóloga Jane E. Harrison, en
el siglo 20, señaló que la antigüedad de las Diosas es anterior con respecto a
estos Dioses indo-arios del rayo (Júpiter) y todos los dioses solares.
Que el matrimonio de Zeus y Hera no existió en los ritos matriarcales y la
paternidad sobre Atenea tampoco. (Esta era una diosa antigua, hija de Metis,
la diosa de la sabiduría).
En el mito griego clásico, Metis es violada por Júpiter, pero como gritaba
mucho para defenderse, éste se la comió (parte de la estrategia aleccionadora
de “mete miedo”). Y se adjudicó la paternidad por parto génesis (nacida de
un solo progenitor).
Acotación válida: si hay algo que los hombres no pueden ser es justamente
“padres sin una madre”. Dice nuevamente la feminista Ana de Miguel.
Tampoco existió la violación de Neptuno a Deméter o que el Hades no era
el rey del submundo que despertó a la “dormida Perséfone” sino que
Perséfone fue todo el tiempo la reina de las profundidades si necesidad de
violación. Los mitos posteriores, de los dioses vencedores sepultaron ese
recorrido milenario arquetípico, y dejaron claro que, si las mujeres osaban
rebelarse, sufrirían las consecuencias de castigos sociales.
Entonces esos raptos y violaciones son acontecimientos mitológicos que
describen esta transición, y la subordinación de cultos del orden de lo
femenino, a la supremacía masculina.

La Astrología y sus mitos


A la hora de estudiar Astrología inspirándose en la mitología, hemos de
tener en cuenta cómo la mitología de los conquistadores tuvo un fin de
dominación de la cultura vencida. Y cómo, de esta manera se eliminaron
conceptos complejos y se fue instaurando progresivamente la mente
cartesiana o la noción más simple y utilitaria de la vida.
Las inteligencias (dije del orden de lo femenino) que estoy describiendo,
que se están re despertando, van más allá del sujeto cartesiano y no están en
contra como la tradición patriarca configuró.
Quiero decir que, lo esotérico que está redespertando, la capacidad brujeril
de mover hilos del destino, de tener conexión espiritual a través de ciertas
prácticas que apoyan el enfoque del autodescubrimiento que se llamaría
magia, no es una inteligencia pre racional, sino tras racional.
La noción que la “luz del conocimiento” (inteligencia lógica deductiva que
poseemos), tiene un sentido de hacer salir a la humanidad de las “garras de
una diosa oscura”, es parte de la estrategia.
Lo que dio este malentendido (si se quiere epistemológico), es que la
disciplina Astrológica (como otras humanísticas), no contempla esta
aproximación al conocimiento o lo contempla todavía en términos de los
varones. No hay planetas que lo expliquen y lo que hablando de
trascendencia tienen a regentes varones (Neptuno, Urano, Plutón).
La mitología contada por los poetas griegos, cuenta ya las nuevas versiones,
“revisadas” por los pueblos conquistadores donde las fábulas de divinidades
femeninas fueron desplazadas por las del Dios del rayo. Las mujeres pasaron
a ser esposas, mujeres violadas o diosas invisibles. Toda la poesía, las
tragedias y la cultura clásica en general, oculta la magia de las inteligencias
femeninas. Esto se ha de tener en cuenta a la hora de interpretar los símbolos
astrológicos.

Asteroides femeninos, Lilith dark Moon y Quirón el centauro


En Astrología los símbolos de heroínas dan referencia de la especificidad
que las mujeres tienen para aportar.
Me he dado a incluir los asteroides femeninos (Juno, Pallas, Ceres, Vesta) y
Lilith Luna negra, que expresan esta diversificación que estoy contando. Esto
me dio una visión muy amplia del antiguo arquetipo de la Luna que es el que
estoy relatando. Las inteligencias despertadas, la propiciatoria, crecimiento
sustentable, adivinatoria y canalizadora, inspiracional, etc. son las que he ido
añadiendo a cada uno de los signos de la Luna, que revelan un “costado
liberado”, de la represión cartesiana patriarcal.
Hay un gráfico al final de este capítulo, que anticipa los signos que siguen y
sus aportes a este descubrimiento feminista.
Con respecto a Quirón, que también incluyo en esta emancipación del
modelo, creo que es el arquetipo que vertebra un poco la deconstrucción de
exitismo machista y muy útil para varones interesados en esta actualización,
ya que propone rendirse y sentir lo que toque, siendo sensible a los errores
por empatía.

Triple diosa como concepto de diversificación y ciclicidad


El concepto de madre tierra como una divinidad, entonces, que apareció en
el Paleolítico superior y dio inspiración a la creación de la agricultura (por
ejemplo) como una manera de manejar los ciclos, fue ampliamente honrada
en toda la Europa de la matrística, con diferentes nombres.
Esta diosa originaria se contemplaba de manera cíclica en sus tres facetas.
Robert Graves llama a esto la “triple diosa”, que fue un diagrama de
diversificación de la deidad, donde se repite el nombre general de la diosa en
una de sus caras. Por ejemplo, Deméter, diosa de la naturaleza, estaba
representada por Deméter, como Madre, Perséfone, como diosa del invierno,
y Kore, de la primavera. Habían descubierto que esta secuencia estaba como
matriz en la naturaleza, las fases de la vida, los ciclos de la maternidad, etc.
En síntesis, en cuanto al aspecto de dominación ideológica de las invasiones
de las tribus solares —la triple diosa Hera (de los cielos), Perséfone de las
profundidades y Deméter (de la tierra)—, fueron reemplazadas por Hades,
Júpiter y Zeus y Urano, como los dioses que se repartieron los reinos. Más
adelante, ya instaurado del imperio romano, el patriarcado, con el
cristianismo, se unificó en un dios único que poseía todas estas inteligencias
en sí mismo. Una inteligencia inaccesible al y la humana/o, a penitencia de
“pecado original” por querer acceder al conocimiento. Supongo que se
referían a que el éxtasis de las inteligencias tras racionales debía dormirse.

Pensadoras feministas
Por su lado, Marija Gimbutas (no he de dejar de nombrarla), es una
antropóloga y mitóloga que encontró en sus excavaciones un conjunto
homogéneo de estatuillas de una diosa antigua. Ella fue quien puso pruebas
concretas en las teorías de Harrison.
En el recomendable libro El cáliz y la espada, Riane Eisler desarrolla (y de
manera más sencilla que Gimbutas), esta cronología de las tres olas de las
invasiones indoeuropeas. Hablé sobre la “civilización de la diosa”, pre clásica
y sobre Eisler en la introducción del libro.
Pero un breve resumen puede decir que existía en la antigüedad una cultura
que actuaba con orden y organización. Es decir, que ya era civilizada, aunque
no existiera el concepto de la guerra todavía.
Este concepto de la guerra, con el que hemos asociado a la civilización, y la
muerte asociada a ella, reemplazó la cooperación intersubjetiva pre
existente.
El pueblo de las zonas conquistadas, eran pacíficos agrícolas y de culto a lo
femenino, con una profunda conexión espiritual de orden natural. Pero esa
unión intrínseca de lo privado (donde se cocinaban los ungüentos y se
hablaba con los dioses), fue degradada al mundo de lo doméstico como
nimio, dejándole a las mujeres el dominio de lo que realmente estaba oculto
al ojo social. Y los hombres se quedaron con lo mejor, que es lo público, lo
político, la potestad de cambiar las cosas, de criterio para llevar las relaciones
sociales y la ciencia cartesiana.
Esta recuperación que está haciendo el feminismo de lo público, tiene que
incorporar también el aspecto religioso de los derechos femeninos, para que
estas prácticas que se siguieron haciendo de manera solapada por años,
comiencen a aportar a la búsqueda humana.
La ecología como el uso sustentable de la naturaleza, la astrología y los
lenguajes sagrados que saben comunicar escuchar y decir, la deconstrucción
de arquetipos sociales en el interior en la práctica de la deconstrucción, son
algunas de las prácticas que están reuniendo estas dos áreas humanas.
“Saliendo del armario” con una práctica constante de la libertad de expresar
lo esotérico que hay en ti, en tus ámbitos de pertenencia para hacerlos crecer.

Resumen de la cronología de la religiosidad en


Europa

Expansión de los primeros sapiens, uso de planetas para el parto en el


30.000 a. n. e. Comienza a moldearse la figura de la bruja como
representante de la diosa.
Revolución neolítica, creación de la agricultura gracias al
conocimientos de los ciclos de la naturaleza, la menstruación y su
conexión con la luna que las mujeres habían recolectado. Año 10.000
a. n. e.
Afianzamiento de una cultura compleja sofisticada que explicaba
temas como la vida y la muerte, lo cíclico de las fases, y
afianzamiento de las prácticas chamánicas de las mujeres. Año 7.000
a. n. e.
Comienzo de la invasión de los pueblos indoeuropeos procedentes de
Asia Central en tres oleadas sucesivas. Años 4.000 - 3.000 a. n. e.

Algunos atributos de la Diosa neolítica que se mantuvieron por debajo de


los ropajes de las esposas de los dioses solares de los invasores.

En la Grecia clásica los poetas explican las mitologías ya en su


versión post conquista donde los dioses son los reyes y las mujeres
son sus esposas, que son violadas, reforzando el miedo de las
mujeres por si les ocurría restituir su poder. Año 500 a. n. e.
En el patriarcado ya maduro del imperio romano y luego del
cristianismo se afianzó la idea del Dios trascendente por sobre la
Diosa inmanente. La dominación de la sexualidad femenina y del
placer que la mujer es capaz de despertar, fue demonizado
progresivamente. Año 27 a. n. e.
En la inquisición se persiguió con el interés de erradicar la magia y la
adivinación. Primero se intentó reemplazar la triple diosa por Padre,
Hijo y Espíritu Santo y como no tuvo mucha repercusión se optó por
la persecución abierta para erradicar la religiosidad metida en la
mentalidad de la gente y denigrando a lo femenino, destruyendo
templos y degradando cultos antiguos; también, sincretizando fiestas
paganas en las que ahora conocemos como fiestas religiosas de
Santos. Año de la creación: 1478 d. n. e.

Conclusión del capítulo


¿Por qué escribo esto en el medio del libro?
Primero, porque hasta Libra hay algo muy social y colectivo que tenemos
que evidenciar. Lo personal y lo político comienzan a ser una reflexión
interesante.
Las bases mitológicas en las que la Astrología se inspira, nos hacen pensar
en los fundamentos ideológicos en los que nacieron. Desde los griegos en
adelante, los planetas tienen nombres de dioses que fueron conocidos con su
versión masculina cuando a lo largo de todas las culturas y los diferentes
cultos, se concibieron parejas de dioses creadores.
Esta es una reformulación necesaria en los tiempos que corren.
Hay algo en la esencia de lo femenino que es profundamente dador, que es
la fuerza a través de la cual se tejen relaciones, se es benevolente con el
entorno, se cuida a todo y todes.
Esa fuerza de “pure love” (puro amor), representa a esa diosa originaria de
la creación que intentó revivir y retratar. Luego se diversifica en las distintas
inteligencias de lo femenino.
Y la figura de la bruja se presenta, así, como nuevo modelo para la
humanidad; uno diferente al exhausto, deprimido y estresado, fóbico
emocional, cuadriculado y tristemente autoexigente modelo del “hombre”
cartesiano patriarcal.

La figura de la bruja
Hablamos de la figura de la bruja, en dirección a comprender, la tradición de
orden matrilineal, proveniente de una sociedad igualitaria, donde las mujeres
tenían autoridad religiosa de mover los acontecimientos (cosa que quedó
oculta durante siglos por posibles persecuciones).
La liberación de esta “maldición de los hombres” hacia las mujeres, tiene
muchas facetas. El nivel que podemos comenzar a escarbar es el de dejar de
controlar la naturaleza instintiva femenina y recuperar el poder. Muchas
veces esto simplemente se hace conservando el instinto, cuando sentimos que
un hombre nos está dañando o expresando una subjetividad que se muestra
contraria a otra que anula la propia. La emancipación feminista ha de sacar
del calabozo a esta diosa encerrada, y maldecida más que maldita.
Re escribir la historia para atrás, sería hacer el acto mágico de viajar a
“nuestras vidas pasadas”, donde auto pillar la censura del instinto femenino,
primero; y de nuestro poder de lo oculto, después.
Este poder debe tener un abordaje diferente a la malicia con la que se la
malentendió, ya que nada tiene que ver con afectar maliciosamente a otros.
(Recomiendo realizar acciones de brujas con mucha ética).
Si esa intuición está comenzando a despertar, el miedo a tu interior (ya sea
hombre o mujer), puede tener que ver con que fue fuertemente prohibida,
perseguida, censurada y cruelmente arrancada de la naturaleza humana siglos
atrás. La sexualidad es uno de los aspectos que puede estar despertando.
Personalmente siento que esta consideración es la que estaba faltando.
Reflexión sumamente beneficiosa para la humanidad entera.

Entra al siguiente Qr, que Rosa Zaragoza me dio permiso para usar su “Baga biga higa” para
musicalizar mi cuento sobre brujas…”El mundo de los puntos” del podcast “Relatos de Lilith”.
8
Escorpio
La Inteligencia de la mediumnidad
Luna en Escorpio
Inteligencia bruja

Herramientas psicológicas
La mamma
La mamá de una Luna en Escorpio le propina cuidados “exagerados”, un
amor intenso y fusional, para “dar y para quitar”. Quiero decir que los
extremos en el vínculo son la moneda corriente: una entrega total y una
demanda de igual manera. “Si no mamá lo va a notar”.
No creo que “dar amor de más” sea malo, (este mundo es lo que necesita),
pero la manera de confluir en esta relación que es pertinente en la “fase de
amamantamiento” (temprana infancia), pareciera excesivo para el niño o la
niña (y para la madre), pasada esta etapa. El control materno es tenaz. Control
por “amor”. Es un control solapado, dominio psicológico. Incluso aún más
dañino que la Luna en Aries, que invade abiertamente, pero que genera una
posibilidad de defenderse.
En este caso Escorpio, al actuar desde la suposición, el doble sentido y las
adivinanzas y enigmas, se hace más inmanejable ya que la identificación del
condicionamiento materno, al estar demasiado cerca, es casi inidentificable
por lo tanto difícil de erradicar. Quiero decir, identificar la influencia materna
y el sentido de la asfixia emocional, ya en la adultez, puede ser sumamente
creativo, para dar pasos adelante en el camino de la emancipación hacia algo
más propio.
Lo que llaman la díada del vínculo (no hay nada más que dos en su
mundo), hace que la personita crezca con la sensación de que el amor es de
intensidad e invasión psíquica altas: manipulaciones, violencia pasiva y
chantaje emocional. Esto es lo cotidiano.
Hay un enlace profundo y una compenetración máxima mamá-bebé, que
influirá al resto de los vínculos en la edad adulta. Ya sea por mucho afecto o
por demasiadas tensiones solapadas. O ambas cosas a la vez.
Estas tensiones, eventualmente, se expresan, pero en la mayoría
de los casos se retienen en el interior; este se convierte en una cueva
sombría donde se encuentra todo lo más valioso para el nativo o la nativa.
El interior aparentado y sin expresar, comprimido y oculto, está
afectivizado.
Este poder de lo oculto es a pesar de su incomodidad y hasta sufrimiento
callado, una fascinación para la Luna en Escorpio. Fascinación tal, que crea
un condicionamiento en la adultez que una va observando el poder del otro
con ojos de niña/o asustada/o.

La cueva oscura del interior


La “cueva interior” de esta posición es subterránea, acotada, sin mucho aire.
Exigencias y restricciones que muchas veces corresponden a una entrega
máxima al otro. Amar se traduce en donar hasta inmolarse.
En esa cueva hay encantamientos y profecías de otras generaciones que se
escuchan en la voz de mamá. Y miedo, mucho miedo.

La percepción subjetiva a liberar


Creo que la descripción de la percepción infantil es valiosa de explorar
para que la subjetividad de quien está leyendo (si es tu posición), sea
validada.
Como dice Demetra George en su libro Asteroides, “la percepción de lo que
ocurrió es tan importante como lo que ocurrió”.
Pero esta “percepción subjetiva”, llegado el momento, se ha de liberar
porque a largo plazo podría hacer daño (a una y los otros), por la intensidad
del sufrimiento que provoca el encierro.
Pero entremos en el ajo...
La mamá es experimentada para la criatura como una bruja (en el sentido de
poder hipnótico), que tiene posesión psíquica de la nativa/o sin que esta note
que sus deseos, quejas y hasta sus más genuinas aspiraciones están influidas
por el pulso de la matriarca.
El niño o la niña se esconde en lo profundo de sí, e interpreta al mundo en
general como poderoso y controlador. La mamá es controladora, entonces la
otredad es controladora.
Pero, no es un control abierto con la característica de dominante, que por
ejemplo lo que puede significar la luna en Aries. Allí el deseo es manifiesto y
se ha de hacer una lucha por dominar entre los deseos propios y los de la
madre. Allí es más difícil de distinguir porque los hilos se manejan desde lo
oculto.
Y con esto estoy diciendo que una persona con esta configuración tiene un
amplio conocimiento de lo “no dicho”, porque lo vivió desde pequeña. Hay
que adivinar a la matriarca.
Al hablar de “matriarca” estoy usando este término con consciencia. No se
refiere a una percepción de un paraíso perdido feminista precioso y
cooperativo, sino a la sensación de la figura de la mujer, “por sobre” el
masculino. Y es probable que la figura del papá de la nativa o nativo, está
desdibujada o sea abandónico, lo que complementará esta información de una
“super presencia femenina”. Igual esta es solo una primera manera de abordar
el tema. Ahondo sobre las consideraciones de género más adelante.
Por cierto, esto para los hombres será vivido eventualmente de manera más
abrumadora, ya que la vivencia de una “madre que da y quita la vida” puede
ser gestionada por las mujeres de manera más apropiada, ya que conocen su
propio poder de destrucción y creación. Pero para los hombres de Luna en
Escorpio requerirá ingresar en el alma femenina, de manera valiente y quizás
con una terapeuta guía. Esto si es que para la edad de la adultez ya no han
desarrollado los propios recursos para auto guiarse y manejarse con soltura
en el submundo.
Lo que digo es en dirección a lo que venía diciendo de la dinámica lunar
desde una perspectiva de género, y con las lunas en Agua en particular: una
vez más la mamá busca consuelo a su propia necesidad de afecto, vampiriza a
la cría pequeña, la inutiliza y la niña, lo que decanta en la edad adulta en una
persona miedosa de salir al exterior, posiblemente paranoica, y reactiva a las
situaciones de la vida que le pidan contenidos más luminosos o activos,
porque no son de su confort.
La intención no es culpabilizar a la mamá, pues todos hemos sido hijas/os
alguna vez. Sino evidenciar que la dificultad con el amor natural que tenemos
en la actualidad, martiriza a nuestros hijes.
Otro tema a tener en cuenta es la consideración del poder femenino del
patriarcado que está lleno de misoginia, control y aversión. Y la dificultad
con el poder que las mujeres experimentamos, hace que muchas veces
tengamos malas versiones de él.
Sin excusas, pero algo de esto, es verdad.

La emocionalidad de Luna en Escorpio


Les niñes escorpianes se encuentran con dificultad para seguir más allá del
dominio materno, hacia el territorio donde se encuentra la vida propia.
Este niño o esta niña, crecerá con la sensación de estar todo el rato teniendo
que consolar los requerimientos incesantes de mamá, y no le queda energía
para las propias necesidades sobre todo las emocionales.
O sea que el trauma se da por la sobreprotección (propia del elemento
Agua). Lo deja sin herramientas del orden de lo emocional más sencillo.
Herramientas que ayudarían en la gestión cotidiana de los propios pesares
para que no se hagan pesados, exagerados ni dramáticos.
Quiero decir que las emociones de mamá, calan demasiado hondo en la hija
o el hijo. Entonces, esas emociones, que deberían desarrollarse naturalmente,
no fluyen de manera sana. El proceso emocional es sencillo y requiere de
autocuidado, autoprotección y gestión emocional.
No puede exteriorizar una sencilla rabieta a tiempo (de las de “todos los
días” de les niñes), por lo tanto, no puede llorar y cambiar a otra cosa. O para
hacerlo ha de hacer una catarsis.
Por ejemplo, la sutileza del día a día de las emociones que Cáncer puede
manejar, Escorpio entra en shock, se siente sobre condicionada, y se deja
invadir psíquicamente porque esa es la pauta.
Hasta que se revisa en terapia.
Las emociones experimentadas son de una intensidad que parece una visita
al submundo de Hades o de Perséfone: sufrimientos, retenciones, dolores,
sobre condicionamientos, culpas, celos, humillación; odiar y amar a la misma
persona y controlarla.
Parte de todo esto se ha de quitar, como es lógico.
Sencillamente no entrar en esa vuelta del laberinto, no dar atención a esa
“perspectiva de la situación”. Auto moderación. Enfriarse para cuidado
personal lo que es también comenzar a incorporar las propias apetencias.
Esto es una forma del abordaje que tiene que ver con tratar con más dulzura.
Ya que el miedo rigidiza a las personas. Y la auto tiranía perpetúa el trauma.

Amor y vulnerabilidad

El afecto está muy entrelazado (o debería decir compenetrado), con el poder.


Antes y después, son personas y personitas, con mucha base y grosura, con
emociones fuertes y su carácter también, por activa o por pasiva.
Quiero decir que tienen una profundidad, una penetrante mirada y una
conexión con el poder por experiencia temprana, que no se ve opacado
con los años.
Pero al tener que comprender desde pequeñas, la conexión entre estas dos
serpientes de la energía de Escorpio, la que se ve y la que no, lo visible y los
invisible, los deseos ocultos y los abiertos, esto hace que no solo la
interpretación materna se haga una adivinación, sino también que tengan que
elegir uno de los polos: amor o poder, potencia o impotencia. Y en esa
elección se jugará su destino.
Y en descuido de sí, por tener que defenderse de una madre sobre presente
(por no decir omni), toma el polo vulnerable o amoroso, y se separa del
poder. O viceversa, con los costos consecuentes. Quiero decir, esta especie de
polarización dentro de la propia energía escorpiana, hace que la
vulnerabilidad, elemento crucial para realizar apego sólido y sano con
relaciones afectivas de todo tipo, sea experimentada como humillación.
¿Tips?

Andar lo misterioso cada vez con menos miedo.


Fortalecer la vulnerabilidad y el poder personal de compenetración,
como valores positivos y combinables.

La sobreprotección
Estas personas quizás podrían ser los hijos/as preferidas de mamá, a quién
ella atiende en demasía, a quién le mastica los bocados (como dice Eugenio
Carutti, en su libro Las Lunas. El refugio de la memoria), a quién le
consiguen los premios que el niño o la niña habría de ganarse por sí mismo/a.
A cambio le pide su voluntad e identidad.
Ella (la madre) hace requerimientos constantes en retribución a los
privilegios, por lo que ante la atención desmedida que el niño /la niña ha de
propinarle, a la criatura no le deja espacio para encontrarse y descubrirse a sí
mismo/a.

El condicionamiento de aceptar los regalos. Decir que no


La persona necesita poner palabras a las emociones, echar mano de la
liviandad emocional (soterrada bajo las tensiones y maquinaciones de esta
posición lunar), manifestar las necesidades propias sin miedo a pedir y decir
que no cuando se tercia.
El trabajo es adquirir la capacidad de frenar la auto exigencia en el vínculo
cuando siente que se le demanda excesivamente.
En la infancia la fusión era tan grande que no existía individualidad para
decidir y expresar el propio parecer. Ya de adulta, la persona puede liberarse
un poco del condicionamiento relacional. Porque ya no depende de su madre
para la comida, el afecto y la protección.
Pero la dificultad de esta liviandad viene relacionada con sentirse
“mediocre” en la relación, por “dar menos de lo que sé que puedo dar”.
Cualquier grado de entrega será bajo, para la Luna en escorpio. Y esa
mediocridad se ha de sostener y luego considerarla armonía.
Solo recomiendo hacer un pequeño reajuste…
Ya que considero que hay cierta entrega propia del inmenso amor que es
capaz de dar, que es positivamente valiente en la compenetración, lo que
permite relaciones profundas, sostenerlas a pesar del conflicto, y continuar
amando a pesar de la “visión de lo oscuro” del otro.
Amar a pesar de ver lo monstruoso en el otro (y en una/o). Ese es un valor.
Son capaces de sostener mucha tensión y no irse por pies. Y este valor (de
entrega profunda), no se ha de quitar ni creo que pueda, solo que se puede
regular (como dije), sabiendo que es muy válido. Y además y contribuyendo,
se puede quitar la auto exigencia o poner en consideración de la
vulnerabilidad; o cuando no se puede, quitarse el traje de súper poderosa.
Los talentos para la intensidad, la profundidad del alma, la fusión y lo
terapéutico se revelan cuando uno logra atravesar un proceso donde la clave
será el “no” (a otro y a una/o).
Expresar los límites al principio, será, tal vez, rabioso/a por demasiada
tensión acumulada. Recuerden que el regente tradicional de Escorpio antes de
descubrirse Plutón era Marte, Dios de la guerra.
Esto da lugar al florecimiento verdadero, donde “dar y recibir” se regulan
también gracias a la consciencia de lo que es bueno individualmente.
En este punto de la “sobre-valoración de otro” antes que de una/o, se parece
a la Luna en libra. Léela si no lo has hecho, porque está íntimamente ligada,
solo que esta posición con un nivel más profundo de emocionalidad y
dramatismo.
Es posible que este proceso le lleve años de comprensión y se vaya
afianzando su sentimiento de autodefensa en pos del beneficio mutuo y no
reproduciendo la sensación de estar sobre condicionada en el vínculo.

El “lacito final”
Hago una aclaración que es que esta percepción del mundo primero se ha
de auto validar, aunque su subjetividad se sienta como muy dramática.
Quiero decir que, si los seres queridos no lo validan la manera de sentir, por
un lado, es comprensible porque es intensa; pero por otro, mejor tener un
entorno que comprenda, aunque sea un poco en lenguaje de las emociones.
El trabajo de observación más sutil tiene que ver con ser capaz de ver la
secreta reivindicación a los temas de la infancia, que se trasladan y manejan
en las relaciones del presente.
Cuando puede comprenderse desde ese lugar, tanta reafirmación subjetiva
no será necesaria.
Y esto lo aclaro, porque puede ser que tenga relaciones insatisfactorias o
fracasos amorosos, por no poder ver el entramado arquetípico infantil, y
acabe “echando culpas” a otres como manera de tapar las propias
incapacidades. Una cosa no quita la otra.
Si a la larga no hace una reflexión al respecto de la propia actuación, aunque
sea inconsciente, las emociones (intensas, dramáticas, victimismos, dolidas),
puede ser forzada y muy cansina, hasta para sí misma/o. Y boicotear las
relaciones y acabar cosas que verdaderamente le importan.
Y si bien hay algo que templar, no está en el hecho de reprimir y sublimar ni
enfriar, sino en comprenderlas, hacerlas validarlas primero y después, darse
un respiro.
La intensidad que se ha de aprender a manejar y desde muy pequeñe, es
mucha, y eso genera una relativa inimputabilidad).
Explicó un poco, la astrología da herramientas para poner en rflexión la
propia vida, da pautas de las posibles situaciones de destino que la persona
vivió y manera que las puede vivir sin victimizarse.
Otra cuestión es que hasta un punto se puede hacer. Pues hay infancias
patriarcalizadas hasta tal punto que pueden provocar dolores y heridas muy
grandes al vivirlas de manera temprana. Todo esto hace que el nivel del
trauma pasa el nivel en el que puede actuar la resiliencia.
Por lo tanto, si la intensidad de la vivencia es muy grande, la resiliencia del
sistema no será posible.
Me refiero a esta Luna en particular y todas las configuraciones, para que
nuestro súper poderosismo terapéutico (el que tiene la creencia que todo se
puede cambiar) comprenda, que no todo tiene solución y si la tienen, no es
ese pensamiento de control el que llevará a cabo la tarea, sino rendirse,
ablandarse, dejarse atravesar por los cambios, más que resistirse y sobrevivir.

Herramientas extraordinarias: hablar con los muertos


Me adelantaré a hablar de los dones, en este signo de Escorpio, porque creo
que demasiado se lo ha criticado como para seguir en una ruta parecida. Y
aquí vamos a ir a la raíz de la denigración, y de la naturaleza oculta de la
mujer en el sentido de su esoterismo.

Hablar con los antepasados


En nuestro proceso de sanación colectiva creo que es fundamental el trabajo
consciente con los legados familiares y tener una comunicación activa con el
mundo de los ancestros (as).
En mi camino personal, agregar Escorpio en mi vida, o la conexión con la
noche y el misterio interno que despierta, ha llegado a completar el total de
las herramientas necesarias.
Me refiero a que la energía Libra (la Luna anterior) puede llegar a
comprender la armonía del vínculo a la perfección, cosa que creo que cierra
un ciclo del proceso terapéutico, que es la inteligencia vincular. o sea que el
sujeto cartesiano que se auto explica y cumple normas de lo correcto, se ha de
abrir a una inteligencia de lo compartido, integrando las verdades del otro.
Pero hay un paso más que se puede dar, que comienza a explorarse con
claridad a partir de aquí, pero que ya estaba insinuado en las Lunas
anteriores.
Estoy hablando de la inteligencia de la mediumnidad, como manera de
mantener un diálogo con los/las antepasados/as, que son en realidad un apoyo
infaltable, con consciencia de hasta dónde llegaron y cuál es el aporte
generacional individual, dentro de la sucesión de generaciones del sistema al
que pertenezco.
No me refiero tanto a un efecto brujeril de hablar en lenguas ni nada, sino
considerarlos en las decisiones, y saber que en un nivel siguen presentes de
una manera silenciosa.

¿Qué significa honrarles?


Significa darles el sitio que les corresponde en nuestra vida, celebrar sus
aportes y legados, y reconocer la suerte que corrieron. Elles se quedan entre
nosotros en forma de fantasmas, porque no comprendieron cierto destino
injusto que tuvieron. Estas incomprensiones perviven en nosotros en ciertas
conductas obsesivas, carencias afectivas, manías, fracaso o compulsiones.
Entonces podré reconocer que pertenezco a este ramillete de “seres
mágicos” que es mi familia, elles me contribuyen ciertos conocimientos ya
hechos, y yo contribuyo lo que tengo como creatividad. Y de este modo se
despejará el resentimiento por no sentirme comprendida por la tradición, al
descubrir que “hacia ese lado” tenía que seguir sola. Cada cual con su rol en
los órdenes de las generaciones.
En la descripción que estamos desarrollando de las Lunas en signos,
estamos siguiendo un mapa de desarrollo que es una suerte de iniciación a
estos misterios de esta Diosa muy antigua, la Diosa del origen. En este mapa
desde Aries a Piscis, hay un entramado arquetípico que hay que desandar
hasta los albores de la civilización donde cundía la matrilinealidad, O sea,
estudiar sobre mitos pre patriarcales.
Y a nivel transgeneracional, hace que una/o se sumerja (si es un poco
sensible) en los orígenes de la familia, y en ciertos temas que dan identidad al
linaje al que se pertenece, para hacer una aportación individual.
Esto en el caso de la Luna en Escorpio, tiene que ver con desarrollar el don
de hablar de lo oscuro (claro si en la carta hay otro tipo de elemento que
ratifique esto, será aún más para ese lado).
Hablar de lo oscuro que puede comenzar con darle luz (la palabra siempre
ayuda, pero cualquier lenguaje como el artístico, puede servir), a las
emociones que son emisarias del mundo del misterio.
Esta práctica de ponerle luz a lo oscuro, conocer los tiempos de sanación
internos y de ser capaz de ver una dinámica alquímica poderosa de la que
una/o es capaz, incluye la mediumnidad.
Y aquí, que se va poniendo esotérico, es cuando he de hacer la acotación de
que…

El control materno como un sucedáneo del poder


Gracias a las historias de instauración del patriarcado, y la demonización de
la mujer, sus poderes como la sanación psíquica, y el don de la profecía,
fueron degradados.
En la actualidad, esta falta de consciencia ritual básica alrededor de lo oculto
y la muerte, hace que, a la hora de enfrentar las grandes pérdidas en la vida,
no tengamos el acogimiento social correspondiente. Y al no honrar a los
muertos adecuadamente, y ponerles atención que necesitan, sus deseos no
cumplidos se quedan en el inconsciente o en el entorno físico, en el hogar. A
manera de fantasmas vagan por el espacio y el mundo imaginario hasta llegar
a afectar incluso los objetos.
Estos fantasmas actúan a manera de auto boicots, comportamientos
neuróticos y ansiedades.
Por otro lado, la consideración de “honrar la parte bruja”, puede apaciguar
los gritos de cientos de miles de mujeres de conocimiento, quemadas en la
hoguera y estigmatizadas por la superstición de lo masculino, ante su
habilidad de mover las energías, los deseos ocultos y las cosas...

Establecer contacto
La conexión con el más allá es, en realidad, una decisión de conectarse con
lo oculto, seres que están en otro plano y que muchas veces nos hacen señales
claras moviendo cosas, trayéndonos olores, colores, afectan nuestro ánimo o
incluso hasta a través de sonidos y palabras.
Recomiendo mucho tomar esta decisión de darle lugar a uno de los dones
femeninos que es el de “establecer contacto” y ser canal para recibir mensajes
del plano de las personas ya fallecidas.
Muchas veces este contacto es lo único que nos queda cuando no pueden ser
solventadas las heridas que estuvieron en el linaje por muchas generaciones.
La explicación lineal de las emociones sentidas no tiene raíz en la propia
biografía.
Par ello se ha de estar preparada/o, y poner límites a este afuera y no estar
totalmente disponible al estilo Luna en Escorpio súper entregada.
Es decir, que la práctica de poner límite en las relaciones, sirve para que en
la contemplación del mundo de los muertos (as) pueda sentirse la seguridad,
de que, si se contacta con un espíritu dañino o enfadado, no lo dejaré entrar si
no quiero. Pide siempre protección.
La gestión emocional apropiada y la gestión de las relaciones, que ya hayas
hecho, puede entonces dar unas herramientas concretas adecuadas para saber
cuándo dejar manifestar un espíritu, elegir si escuchar o no, o buscar el
momento apropiado para verlo, en caso de hacer servir el don.
No te vas a volver loca por lo que te revele, incluso si es uno no muy bueno.
Elles están hablando todo el tiempo…

Medea
En la mitología, la gran bruja es Medea, autora de una de la peor de las
atrocidades posibles para una persona y madre. Mata a sus hijos para
vengarse de la infidelidad de su esposo. Lo que hoy en día se llama violencia
vicaria, y que no se da en casos de mujeres sino de hombres vengativos.
La única de las tragedias griegas que tiene a una mujer como heroína, la
retrata como una bárbara parricida.
Y con otra de las patrio-fábulas, que da pautas instructivas (¿constructivas?)
de lo “sospechoso de la inteligencia femenina” y queda implementada la
supremacía masculina y su superioridad ante el bárbaro. Medea proviene de
Asia, al igual que Dionisos, un Dios representante del éxtasis, o, en otros
términos, representante de lo irracional.
La historia se resumiría en que es Jasón, el esposo, quien engaña a Medea.
Luego ella mata a sus hijos por venganza y luego aquel justifica sus actos
desde el sofismo de manera un tanto cobarde.
Esta tragedia trata sobre la venganza y pone a la mujer en el mismo sitio de
la otredad bárbara, carga sobre ella una duda moral de manera
generalizante.
La historia intenta conmocionar profundamente, enseñando los diferentes
valores que presentaban las dos culturas. A la vez, el temor a la naturaleza
oculta de la mujer. Haciendo la analogía femenino-masculino con bárbaro-
occidental (en el sentido de lo civilizado).
Pero más allá de la moralina, la historia deja ver ciertas costumbres antiguas
que no pudieron ocultarse.
La mitología griega clásica, pretende ser una descripción de las nuevas
relaciones de convivencia entre los hombres y con los dioses, pero en la
historia se pueden distinguir los rasgos antiguos de los modernos.
En un momento Medea invoca a la Diosa Hécate (que es afín a Artemisa
Diosa, cazadora de la Luna, y las hierbas y los bosques), que preside la magia
y los hechizos.
Artemisa es hija de la antigua diosa Deméter (lo que conocemos como
Gaia), diosa de la naturaleza que es más afín al periodo anterior. La cazadora
Artemis es hija del culto lunar asiático, el que con una pretensión
desinformadora se decía que hacían sacrificios humanos.
Esta es una de las historias que dejan ver como el principio afrodisíaco (del
placer) tiene una relación (que no se puede combinar, al menos para la
mujer), con el principio del matrimonio, en el paso a la patrilinealidad. Más
fácil: el placer y el convencimiento matrimonial no están enlazados.
Medea es una figura que relata esta transición de una vida jurídica regida
por el principio de la ginecocracia (gobierno de las mujeres, en el que ella era
una sabia), a una fase “superadora civilizatoria”.
La crueldad con la que se narra el filicidio, abre la grieta entre buenos y
malos fundando la vida de la ciudad de Atenas.
Por otro lado, la ley de las Erinias, que eran representantes de la ley
materna, sanguinarias, o al menos así era juzgada a los “ojos clásicos”, fue
subordinada bajo otra ley considerada más pura o más luminosa. Aquellas
eran representantes de la venganza, la sangre y los sacrificios humanos, y se
convirtieron en versiones un poco más edulcoradas.
Lo que parece curioso, es que, en este retrato, la cultura ancestral sea
defenestrada y caracterizada de bárbara, y que en los mitos de instauración
que llevaban agresión a las mujeres (violaciones e infidelidades incluidas), no
fueran consideradas con la misma vara civilizatoria.
Es decir, hubo un enfrentamiento entre dos grupos míticos.
Por un lado, uno que encarna el derecho natural y contacto con la tierra, que
se sumerge en las raíces prehistóricas y que da cuenta de una antigua Diosa; y
que, se podría decir, es representante de una civilización perdida. La cultura
de la meseta fértil con la Naturaleza como gran principio regulador de lo
humano.
Y, por otro lado, una cultura que provenía de un grupo cazador recolector, e
introdujo la Guerra con su tecnología de metales, la escritura y el uso del
caballo.
Los pueblos de la antigua sociedad europea y latinoamericana, tenían una
conexión con lo cíclico muy profunda. La llegada del invierno ya presagiaba
la esperanzadora primavera por venir, y la fuerza del verano predecía ya su
progresivo decrecimiento. Este concepto de la ciclicidad era un concepto de
estabilidad y movimiento al mismo tiempo, y nos deja ver lo visionarias que
eran las tribus del antepasado humano.
Aquella primera, consideraba a la muerte como una fase propia de las
estaciones, o sea que en vez de muerte podría llamarse regeneración cíclica.
Y la segunda, a partir de que la muerte comenzó a estar asociada a la batalla,
podría decirse que “ya no esperan ningún renacimiento”.

Herramientas feministas: la reivindicación de la


bruja
La interconexión adentro-afuera, un entramado que el patriarcado
ha sabido dividir
Las tribus del norte invadieron a la Grecia pre clásica, y obraron la
restitución de ritos y normas de convivencia diferentes a las tribus ya
existentes en ese territorio, que tenían una cultura neolítica agrícola de
orientación femenina.
Sobre esa base ideológica se había desarrollado una compleja civilización.
Al desplazar estos ritos de la Diosa, se perdieron…
La sensualidad como poder ritual. Y la belleza se transformó en un arma
para conseguir el premio del varón, que pasaron a ser herederos de los bienes.
Una utilización de la sexualidad en términos de la evolución o la
transmutación, por otra con fines procreativos. Y la mujer pasó a ser la
responsable de esto, pero también perdió el estatus de Diosa creadora.
El ritual de la vida cotidiana, que estaba a manos de las mujeres, pasó a ser
responsable de los ritos menores de lo doméstico. Las diosas pasaron a ser
esposas, como rol secundario y acompañante.
Y la noción de la muerte como regeneración orgánica estacional (integrada
en la vida de la comunidad), como principio estabilizador de las relaciones, se
cambió por la noción de muerte asociada a la guerra y al conflicto. La muerte
pasó a ser el concepto más patriarcal, a través del cual se dio la sujeción de lo
femenino.
En resumen, se dividió lo privado de lo público y se les confirió a las
mujeres el sitio menor. Con la estrategia misógina de tomar a la mujer como
la representante de lo oculto, entendieron lo oculto con un morbo que ellos
creían que era lo esotérico.
Féminas, significa “fe menor”, según el libro Símbolos Femeninos de Analía
Bernardo. En este libro explica cómo en México precolombino, las diosas
jaguar pasaron a ser mujeres similares al “personal del hogar” cuando habían
sido mujeres chamánicas, la versión de la bruja de la antigua Europa.
O sea que el hogar, testigo de los rituales y potingues desde un tiempo
ancestral, se resumió a un castigo para “aquellas que no pueden salir a la
aventura”, al mundo del trabajo, o a cazar honorablemente. Cuestión de
valores que tienen su sesgo masculino indudablemente.
Actualmente nuestro pensamiento racional ya lo mantiene dividido. No hay
conexión entre dentro y fuera.
Una lluvia (externa) no tiene nada que ver con un estado de descarga
emocional. O, nuestra tristeza interna, no tiene nada que ver con los rosados
grisáceos del atardecer de otoño.
Solo para las brujas y/o poetisas…

La pérdida del pensamiento mágico


El llamado “pensamiento mágico” es un concepto para caracterizar una
manera de ver el mundo que tiene el niñe, por ejemplo, que une sus
capacidades individuales con cosas que suceden por casualidad en el exterior.
Por ejemplo, piensa que la lluvia y otro acto personal está relacionado con
algún acto externo.
Y si bien hay terreno ganado en este paso del Mitos al Logos, o sea de un
tipo de pensamiento simbólico-ritual a otro de característica lineal, me
gustaría hacer ciertas consideraciones.
Toda nuestra civilización occidental hunde sus raíces en esta dualidad
dentro/fuera. Pero hay cierta poesía que se perdió con el patriarcado y que
pervive en el arte, la magia con velas, y las canalizaciones con muertos.
Y pervive en lo mágico de esta posición astrológica.

La inteligencia tras racional y la vuelta a la cueva escorpiana


Hay en el humano, un anhelo de esas historias de mitologías pre
patriarcales, donde retomar ciertos dones. Don de la clarividencia, de la
mediumnidad, el exorcismo y el poder de influir en este mundo de lo oscuro
de una manera activa. Esto es un tipo de verdad relacionada con la muerte
propiamente femenina donde lo privado y lo público estaban
entrelazados.
Para entender esta división entre lo íntimo y lo social se ha de realizar la
deconstrucción. Esta grieta es la que prevalece y hemos elegido profundizar,
desde la época del primer patriarcado hasta nuestros días.
Además de la sobre inclinación al afuera, que tanto cansa en todos los
planos, a la humanidad entera.
Unir en mi profesión, lo privado, lo misterioso y ponerlo en escena (en lo
público), es mi oculta reivindicación. Sé que en vidas anteriores morí por mis
ideales. Ahora vivo por ellos.
Esta acción de recuperar la “interconexión entre mundos”, se hace gracias al
uso de la complejidad del pensamiento racional maduro de nuestros tiempos,
al que hemos de aprender a llevar un paso más. Lo que estoy llamando la tras
racionalidad.
Dicho pensamiento ordenado, nos permite retornar a esa (donde conectar
con información valiosa no lineal), y tener las herramientas del lenguaje
apropiadas para explicarlas.
Explicaciones que no sean repelentes ante lo subjetivo, sino que permitan la
simultaneidad subjetivo/objetivo.
Es decir que no es necesario corroborar la legitimidad de mi testimonio. Por
ejemplo, si realmente existió esa persona en otra vida, o tal trauma sucedió en
otra generación.
Sino que cierta información del plano de lo incógnito, irracional o del orden
de lo esotérico, sirva para guionar determinados sentires, que solo se
explican con estos componentes sistémicos, o la consciencia de la existencia
de otras vidas.
Por eso la poesía creo que es un lenguaje fantástico para esta configuración
ya que estamos hablando de algo casi innombrable. Un algo que no sabemos
ni interesa en un punto, saber lo que es.
Pero, ¿qué sucede cuando la humanidad retorna a esta cueva ritual?
Nos encontramos con todos los estigmas anti féminas: la superstición de los
funcionarios de la Inquisición, el miedo supersticioso del pueblo porque
alguna bruja pueda dañarme (está casada con el diablo) y su exclusión social.
La fuerza esotérica se debilita cuando una/o quiere acceder a este don
chamánico-brujo.
Quiero decir que el proceso de empoderamiento en esta Luna, pasa por
recuperar el poder emocional, super subjetivo e hipersensible (hasta reactivo),
validarlo y ponerlo en otro status ante lo social.
Hablar con los muertos y la reivindicación de Hékate
La acción de contactar o hablar con los muertos es un encuentro que
despierta una dimensión muy creativa del mundo de todos los días.
Comienzo por el principio, en los procesos terapéuticos en la apreciación del
mundo emocional, comenzamos a ser conscientes del poder de lo
imaginario en la percepción del mundo. Un imaginario hiriente que convoca
una y otra vez personas que nos dañan o que repiten situaciones dolientes.
Muchas veces rastreamos las raíces de lo imaginario dolido a la infancia, y
no encontramos las explicaciones correspondientes. Si vamos al o la
psicólogo/a, para indagar en la propia biografía y detectar en el pasado
personal el sentido del trauma, pero no encontramos respuestas... Muchas
veces ayuda sumergirse en el pasado pre personal, las generaciones pasadas,
incluso muy inmersas en el pasado del árbol genealógico.
Toda esa información acerca de expulsiones de alguna antepasada, castigos,
suicidios, muertes violentas, etc., se encuentra como información a descifrar
en la cueva escorpiana. Hablar con los muertos como entidad psíquica real o
imaginada, o reales, pero en otro plano para real.
Algo que existió antes que nosotres y que sigue afectando. Los espíritus
viven en este terreno.
La antigua Diosa Hécate, diosa de la muerte, triple diosa de lo oscuro y
costado de la antigua Diosa de la Luna. La fase bruja de la Triple diosa de la
ciclicidad y la diosa de los hechizos, lo que en términos de la matrística
constituía un valor.

El deseo sexual y las Vestales


Hay algo con respecto al deseo, que en las mujeres ha estado históricamente
reprimido, desde prácticas abiertas de represión sexual como a la eliminación
de las Vestales, hasta la incorporación de mitologías aleccionadoras sobre la
libertad y el poder de lo femenino, con dioses violadores que “tenían la
razón”.
Vivir la sexualidad abiertamente creo que tranquiliza la pulsión y necesidad
de descargarla, de esta Luna.
La eliminación del placer y la demonización de la mujer, fueron estrategias
maquiavélicas de dominación.
Antiguamente éramos, como mujeres, depositarias del sacerdocio del
encuentro sexual o “matrimonio sagrado”, cuando el “principio femenino”
(profundo, intenso y lento), dominaba las relaciones sexuales.
Esta sexualidad que se vivía sagradamente, y daba otro status a la mujer
como pieza transformadora social, concordaba con un sentido sano del
“poder de magia”. Sexualidad y magia estaban interconectadas.
Quiero decir si una mujer necesita poner la menstruación en el café de su
pareja, para despertar en él una sexualidad intensa, regalándole lo mejor de su
gen en unas gotitas del fluido personal, y lo consigue... Desde mi punto de
vista, queda como enseñanza que el poder menstrual tiene mucha influencia.
No, que la mujer pueda controlar y dominar como único medio de
empoderamiento. De hecho, como dije, el control es el premio consuelo ante
la poca soberanía que nos quedó, a las mujeres y a esta posición lunar.
Atenta a lo que quiero decir,
No me refiero a justificar el querer dañar a las personas u obsesionarse con
el mal, sino que hay una mirada de la misoginia supersticiosa que cayó
lapidaria sobre las mujeres, y desde una perspectiva civilizatoria.
Y entonces, quedó adjudicada sobre ellas, el “poder de maldecir”, y de allí
el terror a las brujas y sus “fusilamientos”.

El temor al poder de maldecir de las mujeres...


Una nativa/o escorpiana/o, por miedo, reprime el poder ancestral que
porta, que comienza por el hecho de frenar sus necesidades emocionales y
acaba por eliminar completamente su poder de manejar las fuerzas ocultas. Y
de allí manejar lo que sea en su vida.
O sea, que este poder de maldecir o de simplemente quejarse, una/o lo
aplaca para no ser condenada/o a la horca.
Pero eliminando la conexión con la muerte, se elimina entonces la conexión
con la vida, y la vitalidad que necesitan para realizar cualquier acción, queda
inutilizable.
Lo que quiero decir es que por miedo a la reprimenda por el poder que una/o
siente en su interior, una energía de pulsión vida-muerte, no se expresa y se
desvitaliza. El motor de vida queda reprimido. De allí que el control de la
sexualidad de la mujer ha provocado problemas psicológicos femeninos, que
tienen su total raíz en lo social.
Lo curioso es que esa eliminación del poder esotérico y conexión con la
pulsión de muerte de la intuición femenina hecatiana, la represión de lo
transformativos de la sensosexualidad de las ninfas escorpianas vestales del
amor… Cuando parece una prevención ante la inmoralidad bárbara de lo
femenino, ante el miedo a la capacidad de maldecir (lanzar los spells de
muerte) de las féminas, parece ser claramente una maldición de los varones
para quitarles su poder.
Si lo hicieron a propósito o no, no podemos saberlo. Lo que sí podemos
detectar es que después de años de creérselo, han acabado condicionando la
subjetividad de hombres y mujeres que tienen esta posición, y que tienden al
auto castigo cuando sienten como sienten, para defenderte de lo que
arquetípicamente podría ser un castigo de muerte en la hoguera.
Consignas como:

Eres una bruja si expresas tus celos.


¡Uhh! Otra vez con tus reclamos.
¡Ohhh! ¿Estás con la regla?
O: Son cosas tuyas…

Frases que pueden incentivar tu rabia dormida de siglos, o devenir


eventualmente en maltratos abiertos.
La manipulación agresivo pasiva de desacreditar la subjetividad
femenina diciendo que “no sucede” eso que está sucediendo, es su manera de
maldecir a las mujeres para des empoderarlas.
Aclaro que no estoy fomentando los celos ni pensando que es bueno revisar
el teléfono del compañero/a o dejar que se los revisen, tampoco lo de la
sangre en el café.
Estoy diciendo que, si se ha llegado a este punto, una/o puede extraer las
siguientes conclusiones y en ese orden:
Una: la persona que has elegido está aprovechándose de ti y hay algo
irresoluble en la relación-
Otra: hay una auto represión en el instinto, basada en ese “auto estigma de la
bruja” que pervivió en el interior y que ya se olía algo raro.
Y una tercera cuestión, es que la validación de eso “muy valioso” de la
manera en que te sientes, es lo que estabas buscando. Y eso toca construirlo y
fortalecerlo, y es en una fuerza interna donde se encuentra esa respuesta tan
buscada.
Con la cantidad de siglos de creernos esos relatos de las brujas que se
cocinaban a niñes, que controlaban la voluntad de alguna víctima con una
pócima de amor, o tiraban sal para defenderse de los enemigos. Cuando
quieres hacer un pequeño reclamo de amor, cuando quieres poner una
condición muy válida, te enfrentas con todos estos prejuicios.
Para cerrar entonces, si alguien te lo dice abiertamente, respóndele soy una
bruja y ¿cuál es el problema?

El destino como fuerza terapéutica


En la vida de la Luna en Escorpio se presentarán entonces escenas de
destino relacionadas a la auto validación de su subjetividad.
Una clienta, me contó una historia acerca de su entrega ante su mamá
enferma. En un momento de mucho trabajo tuvo que moverse de la ciudad
donde vivía y con muchos esfuerzos cumplía con sus obligaciones familiares.
Un día su madre le dijo algo que ella escuchó como una recriminación y se
enfadó. Su madre para “quitarle hierro al asunto” (cosa que le tocaba hacer),
le dijo: “Esas son cosas tuyas”. Lo que fue un intento fallido de empatía con
su hija. La verdad que de “comprensión ante las emociones de su hija”, no
había nada. Y convengamos que subestimar la subjetividad del otro, apelando
a que es un niño, o que está haciendo una escena de un niño, es un fracaso
como progenitora.
Muchas veces apelamos, en propia defensa, a la baja moralidad de las
personas que nos están diciendo su verdad. Cuando las personas de cualquier
moralidad nos pueden decir cosas acertadas.
Pero, desde el lado del hije, el acto de decirle que no a mamá, es de las
acciones más difíciles de ejecutar, creo. O mantener la propia voluntad a
pesar de que a ella no le guste. Y en el caso de esta posición lunar requiere un
gran proceso de aprender a que el otro no condicione o desvampirice.
Por lo tanto, lo que había mencionado del temor a las brujas, que fue una
estrategia política de quitar el poder chamánico a las mujeres, se puede ver en
las Lunas en Escorpio a nivel más cotidiano, en rencillas por el poder.
Cuando una no está bien empoderada, el amor acaba siendo una especie de
contienda por quién controla en la relación. Y va eligiendo personas que
activen esta necesidad de defenderse a pesar de no ser validada.

La fuerza de la vulnerabilidad
De una manera u otra no dejes que el espíritu de lo razonable nuble tus
intuiciones. Tampoco adscribo a una tendencia diabólica. La asociación con
el mal y las obsesiones que puede llegar a tocar esta Luna. Ni a ponerse
excusas por no ver la incompatibilidad con cierta persona. O excusas para no
ver lo malo propio.
En el caso de esta configuración, recomiendo la moderación de incluir el
amor y la vulnerabilidad, que tanta raíz pueden dar. Raíz fundamental
cuando una tiene un manejo de lo oscuro, desde ver las segundas intenciones
de tu pareja, hasta ver la presencia de espíritus como fantasmas.
La razón sirve para dar luz y acompañar con una “vela vestal en la mano” y
con un caldero de alquimia en la otra, cuando una/o abre esas puertas del
submundo emocional. Y aprender el ejercicio de comenzar a soltarlas cuando
las figuras comienzan a deformarse y desaparecer.
La historia de Perséfone, la fase de la diosa oscura cíclica, puede hablarnos
de esa transformación que no tiene que ver con aberraciones ni guerra, sino
con una concepción interactuante entre los vivos y los muertos.
Esta posición lunar ya tiene esa profundidad para la deconstrucción. Y el tip
más potente tiene que ver con la vulnerabilidad que se ha de aprender a
considerarla un poder.

Perséfone, la verdadera diosa de lo oscuro


Dentro del mito cíclico matrístico hubo muchas deidades, un par de diosas o
triples diosas, que representaban claramente la dinámica de Escorpio.
Tal como vengo comentando, la triplicidad era un concepto propio de las
sociedades conectadas con la naturaleza cambiante pero cíclica. Este
principio regulador atravesaba la cotidianidad de estas personas que poseían
conciencia de que la muerte era lo que subyace a la vida. La diosa oscura no
era ninguna aberración cruel y malvada, sino que era una presencia continua,
honorable, y a honrar.
Diosas como Astarté, Aserá, Isis e Ishtar son manifestaciones locales de esta
antigua Diosa, cuyas historias cuentan del inframundo.
Según la escuela de Mitos y rituales de Cambridge, la existencia de la
antigua diosa triple es un hecho rastreable en las fábulas. Y las diosas que
eran soberanas en los diferentes reinos, como Hera, en el cielo, Deméter, en
la tierra y Perséfone, en las profundidades, fueron silenciadas por la conquista
mitológica de la nueva cultura.
Y en este caso, la antigua Diosa esotérica, que regía la magia de la
transmutación, el paso de las almas a otros estados, etc., fue convertida en
una víctima de violación, dejando a su madre Deméter, la diosa representante
de la tierra, la vida y la agricultura, como una víctima colateral.
La posterior (y ampliamente conocida) historia de Plutón, el clásico Dios del
inframundo griego (inspiración del demonio cristiano), cuenta que Kore era
una joven que “provoca” la apertura de la puerta del Hades de la que sale su
tío violador que luego de raptarla, la hace su esposa. Ella incumple la norma
de no comer del árbol prohibido y es castigada por ignorancia.
Aleccionamiento a las damas presentes. Y encontrar la excusa de violación en
la figura de la adolescente es como el clásico algo habrá hecho.
Como otras diosas, es degradada a esposa, cuando había sido la soberana.
Pero además de la reivindicación de las mujeres re otorgándole el trono a
Perséfone, es destacable la manera de abordar el inframundo del principio
femenino otorgándole un cariz diferente al sitio de los ancestros. El Hades
clásico griego es un sitio pestilente, de seres deformes y monstruosidades, el
mar de los lamentos y toda una tragedia dantesca. Pero desde el sentido de la
antigua diosa de lo oculto, no se “lucha contra el ego” sino que se deja ir, con
la ilusión del nuevo comienzo. Perséfone volvía en forma de Kore, a renacer
en primavera, dando lugar a todas las manifestaciones bonitas de la
naturaleza. Y así estaban entrelazadas y alimentándose mutuamente.
Por otro lado, el ritual a los ancestros de las culturas que honran a la muerte,
reconocen la intrincada relación entre las generaciones pasadas, que quizás
murieron sin comprender cierta temática y que nos lo heredaron en forma de
traumas pre personales.

Inteligencias femeninas de lo esotérico


Por eso cuando deseamos abordar esta energía de la Luna en Escorpio
hemos de rastrear su estigmatización a este periodo de la instauración de la
cultura de la guerra. Devolverle la que es su soberanía y otorgar también a
una cultura patriarcal, la posibilidad de uso de las inteligencias femeninas. En
el caso de Escorpio son todas las inteligencias relacionadas con la brujería:
esoterismo, culto a los ancestros fallecidos, honra a la ciclicidad, consciencia
de la transmutación, habilidad mediúmnica, sexualidad transformativa, y
capacidad exorcista (sacar las sombras de les otres).
Estas facultades, que fueron silenciadas, es la base misógina a través de
la cual está creada nuestra cultura de andro dominación.

Cuando la Luna en Escorpio ya está saciada


Encontrar el sitio interno de la tiranía
El modelo patriarcal se presenta entonces como superador del instinto y de
dominio civilizatorio de lo interno. En ese sentido, el Hades de la griega
clásica era un sitio de agua congelada. Y el ánimo se parece a la tiranía.
La supuesta tiranía de la mujer que controla con celos, que está loca y es de
dudosa moralidad, en realidad no es tal.
La sencillez con la que el nuevo grupo cultural enfoca los temas cíclicos,
por falta de complejidad y por tener dioses más bastos y masculinos,
escondió herramientas de supervivencia y empoderamiento.
Una de ellas es la consideración bien dimensionada de la muerte, que
cuando el cercenamiento prejuicioso dejó a la humanidad desvalida ante la
adversidad, tuvo que ser compensado por un exceso de individualidad al que
llamé súper poderosismo.
Aclaró además que, para esta posición, vivir con una super subjetividad, una
sensibilidad extrema, y sin consideración de ello como un valor, sumado a un
sentido de la supervivencia extremo, hace que no tengamos mucha movilidad
más allá del modelo de aguantarse.
O sea que la degradación del amor y la supremacía del poder desvinculado
de la sensibilidad, nos llevó a ser seres capaces de sostener la adversidad
extrema sin quejarse, respondiendo a una tiranía que en esta configuración
astrológica está relacionada con la figura de la madre.
Aunque creo que este rol otorgado a la malvada madre, es un sucedáneo del
poder al que las mujeres todavía tenemos la “gracia” de acceder.
Y no estoy eximiendo de responsabilidades, a la madre que actúa esta
“demanda de la diosa bárbara” y que aleccionaba a sus hijes a través del
control. Me refiero claramente a las “Medeas” que son capaces de inspirar
terror en su progenie. Solo que, lo que quiero destacar, es que hay por debajo
un poder que esta persona de la madre está queriendo rescatar.

Cuando la validación de esta hipersubjetividad está saciada


Recomiendo en el caso de esta Luna tan testigo del sufrimiento, utilizar esos
fantasmas a favor.
Las calumnias ancestrales a las mujeres: diosas humilladas a ser violadas de
manera aleccionadora, princesas cautivas obligadas a casarse con el enemigo
vencedor, o grandes sanadoras reprimidas a lo doméstico. Que estos
recuerdos sean honrados.
Y con respecto a lo terapéutico de hacer en lo individual, también aconsejo
cierta liviandad, (ya demasiado oscuro es el entorno), cierto criterio
dispersivo, y no apelar tanto a fuerza a pesar de la adversidad que tiene trazas
de superpoderosismo deshumanizado.
Como desarrollé, la validación de su hipersubjetividad es ese primer paso y
no es obviable. Y este es un tema fundamental que debe dar paso a ideas más
livianas acerca de las emociones en sus relaciones. Los demás no tienen por
qué comprender 100 por ciento su manera tan flamenca de vivir el mundo.
Aunque aclaro, que los seres queridos a los que se está unida/o
profundamente, sí. Elegir bien para las Luna en Agua, es crucial.
Otro de los tips, es reconocer la demanda y moderarla. Me refiero a “lo
que considero que puede ser demandado”, por activa o pasiva.
Lo que hace es disminuir el sentido de la entrega, aunque en primera
instancia me sienta deprimida/o. Es normal que, si toda la vida he sido
entrenada para escuchar los pedidos como demandas y dar respuesta
inmediatamente y sin cuestionar por miedo a la bruja interna, esa
“fascinación con el dar” y estar voluntariamente a disposición de los otros, se
hace vicio. Hay que aprender a sostener el “mono” de los vicios. El vacío
aterra a todes.
Esto de estar por otro, oculta “lo que deseo” realmente, que, con esta
configuración en versión creativa, será potente, mágico y realizable.
Recomiendo por ende fortalecerse en una identidad creativa y profunda de
gran conmoción y liderazgo, que pueda unir la fuerza conmovedora de la
vulnerabilidad y hacerla de este modo su poder. La fuerza de Lilith, la Diosa
del vacío creativo, también puede venir a rescatar.
Si bien la desarrollo para la posición de acuario en profundidad, no quiero
dejar de nombrar porque representa un punto en la Carta Natal, así como
Ceres (que incluye a Perséfone).
Lilith, el apogeo de la Luna, representa el tabú o autorrepresión que hace
aparecer cosas a través del vacío. En un punto es la Diosa originaria de la
creación, el útero oscuro en donde, vacío de por medio, se originaron todos
los seres del universo.
Considerando ese agujero negro de sus entrañas, se comprende algo del sex-
appeal de Escorpio y su poder de construir a través de concertar en su
vientre, la energía sexual creativa.
Quiero decir, de otro modo, que, con el desarrollo de este poder interno en
forma de terapias, mediumnidad o arte y creatividad, se puede ir más allá de
la trama de las historias y los sufrimientos de carencia emocional, y recuperar
la soberanía del Hades, o del reino de Perséfone, y comenzar a crear.
Y en todo este proceso, darles lugar a esos sentimientos de pérdida y “dejar
ir” apropiadamente cuando toca porque ya vendrá la primavera prometedora
en sentido matrístico. Y no poner la excusa de que esta relación me sirve para
“evolucionar y transformarme”, y de este modo seguir en una relación con la
persona incorrecta.
Bajarle al superpoderosismo completará la energía que estaba faltando: la
empatía radical contigo misma (detectando la auto tiranía), que te lleva
indefectiblemente a descubrir la fuerza, la magia y lo indestructible del amor
que portas en tus entrañas de bruja.
9
Sagitario
La Inteligencia heroica al estilo femenino: el activismo
Luna en Sagitario
La relación con la verdad

Desarrollo psicológico
Niñes del fuego
Les niñes de fuego pareciera que tienen más personalidad que les otres,
incluso una libertad que escapa a los designios de los padres, y pareciera que
se libera de los yugos más fácilmente. Hay algo en la cualidad de esta Luna
que es expansiva, independiente, expresiva como todas las del elemento
Fuego. Arengadora. Popular, alegre entre la tribu.
Pero en realidad, la mayoría de las veces esa actitud positiva corresponde a
la “falsa personalidad” o la manera de resolver el “campo minado de la
infancia”.
No quiero decir que tener un ánimo positivo esté mal, sino que hay una parte
de este positivismo o actitud de superación que intenta defenderse de
monstruos que no son tales.
Esa discriminación hay que hacerla ya de adulte. Discriminación entre la
parte reactiva del trauma (que sigue herida y lo niega) y la verdadera
resiliencia. Esta última sí que es superadora.
La diferencia entre una que es fuertota y un tanto negadora, y la otra que no
niega, sino que ve el dolor y lo atraviesa, es la empatía con lo propio.
Una consultante que tenía fatiga crónica, había resuelto con un sentido de la
superación muy grande, los daños de la infancia. Entonces esa impronta de
“ante el maltrato de la vida me sobrepongo”, le daba mucha fuerza para salir
adelante, y a la vez, un cansancio profundo, por no respetar a tiempo el
descanso. La Luna corresponde en este caso a las ideologías (o propio sentido
de la verdad) compensatoria de un trauma infantil. Lo que, si no se actualiza
o revisa apropiadamente, comienza a ser defensiva y muy doliente por
mecánica. Por lo tanto, deja de defender porque se han de actualizar las
necesidades, la fuerza que ya se tiene y los monstruos que ya son otros.
La persona (de cualquier posición lunar) que no se sienta identificada con
este tipo de desoimiento, que tire la primera piedra.
La Luna en Sagitario creo que es generalizada.
Por otro lado, no quiero dejar de decir que ser afirmado/a por el discurso
materno, permite movilidad, expansión y sentido de vida de la niñez en
adelante. Las personas que han tenido esta versión de mamis sagitarianas, que
se desprendieron de la instrucción patriarcal, poseen un gran regalo.
Y aclaro que muchas personas en todas las épocas han tenido esta versión de
mamás, en todas las Lunas. Se ha de decir.
Convengamos que tener “buenas palabras” de acompañamiento en la base
de la vida, no es lo mismo que no tenerlas. La cantidad de energía y vitalidad
de esta Luna es muchísima.
Sería una narración con recuerdos alegres con mamá, viajes, ventanas
grandes en la casa, una familia donde se hablaba de filosofía, política o ideas,
incluso debates y contiendas.
Eso es justamente lo que caracteriza a esta configuración casi en todas las
versiones. Y sigo, la primera infancia estará marcada por este intercambio de
conocimiento. Una ideología radical quizás “oposicional” a la mamá, para la
adolescencia (a los 12 años se hace el primer retorno de Júpiter que es el
regente de Sagitario).
Para, eventualmente, hacer integraciones con posterioridad. Hay una energía
muy superadora, integrativa y sanadora en esta posición y todas las cartas
natales poseen esta energía en cantidad.
Y como todas las Lunas, está destinada a confluir en amor con el origen.
Pues sí. ¿Cómo?
Primero siendo representante de su propio clan en lo que toca. Un tipo de
clímax y logro de la familia, obra en uno/a.
Y, a la vez, toca dar un paso hacia otra dirección, una nueva, como aporte
personal al linaje. Hacia allí se ha de caminar sola/o.
En esta posición sagitariana sería soltar determinadas ideas de este clan que
obviamente ya no son para uno/a por dogmáticas o poco flexibles, y apurar
creatividad ideológica como continuación y superador de lo tradicional.
Por ejemplo, Luciano era de izquierdas, trabajaba en los servicios sociales y
estaba en una contienda abierta en la familia, con su madre que era cristiana y
de derechas. Un ejemplo típico. Un día charlando con ella pudo reconocer
cómo en un punto eran muy distintos, pero en otro, identificó que le habían
calado profundamente durante la infancia las palabras del dogma de su madre
de “ayudar a los más desfavorecidos”.
Entonces, en lo que no se parecía a la familia, pasó a ser su propio aporte
ideológico, un poco más flexible y empático, hacia allí caminaba solo y se
tenía que hacer entender. Pero por otro lado él representaba fielmente a una
familia que hacía de la ideología una cuestión afectiva, y de pertenencia.
Pero una pertenencia que era más energética y de cualidad vibracional, que
de posicionamiento.
O sea que puede ser que la familia esté del otro lado en el debate, pero tenga
el mismo ánimo polémico, enfático, vehemente y un tanto dogmático. Una
familia atravesada por la política, las religiones o alguna temática que
engloba el sentido de verdad o justicia.

La creación de una noción de autoestima: la propia verdad


En la adultez, los “buenos recuerdos” en los que deseo apoyarme, es
probable que tengan un sesgo de hiper positivismo por el que se vea, la
propia historia y al mundo, sin sentido de la crítica ni autocrítica. Aunque
parezca en su personalidad que da opiniones, tiene actitud y marca la
diferencia.
O sea que hay más interés por mostrarse ideológico/a que por tener un
criterio auténtico. Es probable que siga modas de opinión, sea vegetariana
por moda, o diga todo el rato algo relacionado a un principio que rige su vida
como, no hay que matar animales, y no uses azúcar blanca.
El dogmatismo que muestra es uno para ser querido/a, aunque muestre
opiniones contrarias y aparentemente diferentes del resto. Desde afuera,
quizás se puede detectar el hecho de que la persona está teniendo “opiniones
como defensa”.
Y esto está relacionado con el enfoque distorsionado acerca de lo
sagitariano, que esta persona justamente ha de resignificar. Esta es la
intención de mi retórica en este libro.
A lo que me estoy refiriendo es a que, el patriarcado construye egos dolidos
y que se ocultan de sí mismos. El ego es una cuestión social.
La Luna precisamente, explica ese dinamismo desde una energía defensiva a
un empoderamiento de la percepción individual. Lo que es ya de por sí
revolucionario por lo humanitario y por lo anti modelo patriarcal.
El tema es que, en la infancia, lo que queda menos accesible, es la conquista
de valores más personales, que es justamente lo que a la larga fundaría una
autoestima real. Como hemos mencionado anteriormente, la estima ha de ser
específica, no generalizada.
Es decir, que el amor de mamá y papá ha de ser hacia los valores y
despliegue de la criatura en particular (aunque sus opiniones sean contrarias a
las propias), al menos en la infancia.
Quiero decir, que el amor familiar no sólo es un producto de una herencia
cultural, o por sostener las verdades familiares, dando supremacía a la
tradición. Sino un poquito más individualizado y enfocándose en lo que se ha
“abierto” a través de su descendencia. La ma/paternidad es de las relaciones
más altruistas y más abiertas a lo nuevo que de ser. En su versión natural,
digo.
Y, ya que somos una familia en la que se intercambia la opinión, la nueva
generación representaría el florecimiento de una ideología emergente, que la
niña o el niño personifican. Eso es lo que a esta posición lunar le crearía una
“sensación de sí” acertada, y un sentido del valor y estima adecuados. Esto en
lo que corresponde al bienestar de la cría o generación nueva.
Esto último, si eventualmente se diera, permitiría también la aceptación de
las diferencias de manera más fluida y sin hacer demasiados debates, o
sosteniendo la discusión a un nivel fluido, y que esas diferencias no agrieten
relaciones, sino que los intercambios ideológicos sea una manera de
“compartir amoroso cotidiano”. El amor fluye en esta red de seres a través del
compartir de las verdades diferentes.
Por eso decía, que la Luna describe el proceso dinámico del
padecimiento de una energía, a la valorización de la propia verdad de
manera individual, a un aporte ideológico o, en este caso, de un tipo de
positivismo auténtico y no defensivo.

El proceso emocional en sí: la identificación de la ideología


superadora del trauma
Para la Luna en Sagitario que está comenzando recién a comprenderse, —
todavía no tiene las herramientas de autoconocimiento necesarias, el sentido
del debate o alguna decepción ideológica—, puede eventualmente agriar
dolorosamente el sentido de verdad, que es el fundamento de su personalidad.
Estas pueden ser escenas de destino que en algún momento de su vida se
presentan para reformular su gestión emocional, actualizar los enemigos y
reconocer las capacidades así también como adquirir las nuevas. Estas serán
las habilidades de reconocer lo emocional y hacer algo con ello.
Entonces como destino, decepciones con maestros, o verdades que daban
estabilidad que se han de reformular. Eventualmente, la emergencia de
ataques de pánico por haber depositado en alguna religión ideología o
maestro, un “sentido de pertenencia” no sentido dentro de la familia en la
infancia.
Desarrollo…
En algún momento de la infancia, al no sentirse comprendida/o, fundó una
creencia o ideología que ayudó a superar ese vacío que vivió.
Esto también podría expresarse en que hay cierta ideología o “sentido de
Dios”, que “iluminó” la existencia infantil cuando tuvo que toparse por
primera vez con el dolor (el trauma).
La dificultad principal radica en que esta familia no lo hizo anteriormente.
Lo de escuchar el dolor.
Este “sentido de superación”, que es el leitmotiv familiar (incluso por más
de tres generaciones), genera mucho cansancio por no escuchar el dolor y
tener que negarlo todo el tiempo. Una “consigna de supervivencia”, basada
en la negación de algo, atenta justamente contra esa supervivencia.
O sea que esta generación (la de la nativa o nativo con Luna en Sagitario),
no tiene herramientas para gestionar con armonía las emociones porque no se
las han dado y ha de encontrarlas.
Es una tarea que se dejó a un lado, por generaciones tal vez, y la personita lo
hereda en las “historias o cuentos” que se cuentan en su transcurrir infantil,
que hablan de fortaleza ante la adversidad, alegría y sentido de la
superación como valores de los héroes familiares o héroes sociales de ese
momento. Un linaje de héroes.
No quiero decir que esta persona no posea una fuerza descomunal para
enfrentar la vida (quizás la más del zodíaco). El talento de esta configuración
astrológica, es la capacidad de ver del mundo lo hermoso, las enseñanzas que
dejan las situaciones adversas y una práctica cotidiana de la abundancia y
generosidad afectiva.
Pero para que ese talento no se vea oscurecido por la negación a ver lo no es
tan positivo, pero sí hay que ver, se ha de hacer el correspondiente proceso
emocional pendiente. Y como dije antes, quizás esté pendiente por
generaciones.
Si se obviara lo negativo, además que la persona puede “cansarse mucho”
con los años por evitar la vulnerabilidad que radica en su corazón; también
puede olvidarse del miedo correspondiente, lo que le traerá como
consecuencia que su defensa “fuertota” no ve a tiempo enemigues o es
incapaz de librar batallas sin ayuda, o de ninguna manera.
Llorar cada tanto viene bien para no encontrarse con situaciones donde se ha
llevado esto al extremo, como cuadros de fatiga crónica, quiebras o ataques
de pánico.
Por allí pasa el proceso emocional, por el ablandamiento con la propia
verdad, que es probable, que, en primera instancia, desempolve heridas de la
infancia, o sea, que duela.
Y ese dolor es ablandador y nutridor, aunque se lo conciba como
amenazante.

El ablandamiento que permite la ideología propia


Hacer un progresivo encuentro con el dolor en general es una pauta muy
buena para todo el proceso.
Y por otro lado al observar y darle un lugar, se hace un ralentamiento del
mecanismo de defensa, pudiendo observar adecuadamente que está muy
atravesado por el imaginario infantil.
Esta sensibilización le permitirá la renovación del interior: que ya tiene estas
capacidades de auto sostenerse y no necesita tanto de reivindicarse y entrar en
debates todo el rato.
Por todo lo dicho, el proceso de ablandarse permitirá la emergencia de la
propia subjetividad pasar de algo reivindicativo o reafirmativo (de las ideas),
a una autovalidación ideológica, que considere un poco mejor el vacío de la
existencia.

El positivismo como defensa


La tendencia de la madre a ver del mundo solo los aspectos positivos, o en
términos de superación, corta la posibilidad de ver otros que completan la
imagen de la realidad. Esta Luna genera una necesidad de expansión como
motor de vida, en donde el nativo o la nativa se siente cómoda. La expansión
y la positividad como refugio.
La Luna es la inteligencia emocional que nos permite solventar los dolores
en la vida cotidiana. Y en vez de entrar naturalmente en ellos para luego salir
(con el entusiasmo y vitalidad característicos de los sagitarianos), se da una
tendencia irracional de procedencia arcaica, que no le permite ver lo que está
allí para ser visto, pasando lo más negativo por alto.
Esto se acumula en el interior y está pendiente de cuidados, tapado por
viajes, búsqueda de sentido y expansión en ideas políticas, fiestas y
positivismo.
Entonces, este recurso que la persona recibió en su “cajita de herramientas
cósmicas” para solventar la adversidad, más que cumplir la función de
procesar las emociones, sirve de “fuga” de ellas.
Lo mecánico de todo esto, le lleva a resolver el “cíclico encuentro cn el
dolor” (en una vida normal hay dolores y alegrías de manera orgánica y
natural), a través del exceso de positivismo, como comprarse un billete de
lotería o salir de fiesta. Y algunas veces con una sensación de tener suerte o
ser “elegida/o”, que lo único que hace es ocultar que es una persona que
como cualquiera tiene días buenos y días malos. Y no solo eso, sino que
cuesta mucha energía sostener ese personajito.
Esto es debido a que la Luna, en un punto es la estrategia que
implementamos cuando nuestra psicología no era lo suficientemente madura,
cuando no sabíamos qué parte de lo que considerábamos elecciones propias,
estaban influidas por la mirada y el sentir de otro.
La infancia, que debería ser un terreno fértil cimentado por canciones de
campamento, y compartir historias de héroes alrededor de la fogata, en
realidad es un terreno de ciertas “fijaciones” a las que permanece apegado/a y
que son una secreta y dolorosa fascinación.
No importa el signo de la Luna que seamos, lo que oculta esta compulsión y
repetición, es la necesidad de revivir una y otra vez el dolor.
Pero se da así justamente para solventar la intención álmica de curarlo. En la
adultez ya se tiene la fuerza.

Biodinamismo cíclico
Hay una dinámica oscilante entre la expansión-descanso que tienen que
regularse a través de incorporar esta fase decreciente que no ha sido muy
valorada por la familia.
La persona al toparse cíclicamente con ella, para aprender a detectar y ver
qué hacer, pasa rapidísimo cuando la fase decreciente se presenta, hasta que
una llamada de atención del destino haga que no lo pueda obviar.
Por ejemplo, un amigo le dice que algo no se puede, y él/ella, con ese
sentido de superación que tiene, muestra que puede con todo y va a hacer
aquello que parece imposible para otres. Quizás también se lo dice a la madre
y a la pareja. Una y otra vez se sigue afianzando en esa vitalidad, incluso
cuando no es necesario.
De este modo la fase expansiva se le da muy bien, pero a la que sigue y
equilibra (decreciente dije), la pasa por alto. Por esto no será muy buena
ahorrando, esperándose cuando toca y aceptando lo nimio (lo cotidiano), y
muy buena cuando se ha de aventurar.
Lo que considera dolor esta persona pasa por el sentido de la restricción y la
escasez. Y como la abundancia y lo expansivo está afectivizado, pasar por
esta renovación que significa la fase decreciente, es casi imposible. Aunque
lo recomiendo como habilidad a adquirir. No para quedarse estancada en lo
agrio de la vida. Justamente esta actitud negativa devendría luego de los años
si la persona no aprende a rendirse cuando toca.
A lo que estoy apelando es a un ritmo interno natural que está atrofiado
justamente por la supremacía de la fase masculina.
El vacío de la existencia. La existencia sostenida por un dios
artificioso
Entonces, en resumen, pueden darse casos en los que la familia tenga un
enfoque político y se dé un enfrentamiento intergeneracional.
Otros, en los que el sentido de superación del niñe por agresiones de las que
es víctima, genere un sentido de la superación o un positivismo exagerado (he
visto casos de manía-depresión con esta posición Lunar). Ya que, de no
establecer un diálogo abierto con el interior, podría devenir una depresión.
Otra casuística es que toda la familia tenga una hipertrofia del sentido de la
superación, lo que es un poco cansador para esa generación.
O de lo contrario, una familia en la que el sentido de la negatividad no haga
conexión con la necesidad de idealismo de esta infancia sagitariana, lo que
hace que la persona sobreactúa su visión de lo provechoso, y de este modo
se meta en problemas por sobreestimar sus fuerzas.
De una u otra manera, el significado de esta posición radica en el modo que
esta persona se sobrepuso ante la infancia (con una madurez infantil).
Y descubrir en carne propia la incidencia de esa escena del pasado, en la
manera de relacionarse en la actualidad.
La escena infantil de desprotección podría graficarse con la imagen
siguiente: una cría viéndose cara a cara con una experiencia de Dios. Me
refiero a experiencia de Dios a ciertas escenas de daño, que por la potencia
que encierran, son unas especies de compuertas a una gran potencia creativa.
Claro que hay mejores maneras de acceder a dios, pero sigo...
La experiencia potente del trauma fue sobrellevada con cierta opinión
del mundo, principio de superación guía o enfoque político, que comienza a
convertirse en ese Dios.
O sea que la herramienta de superación se hace más importante que lo que
subyace, y acaba tapando la conexión profunda con la vida.
Y como ya habíamos hablado la vida incluye la muerte.
En la adultez la persona ya está preparada para afrontar la experiencia vital o
la experiencia divina con la vida. Puede encontrarse con lo traumático y con
el dolor, y despojarlo de los artilugios ideológicos que ocultan la verdadera
conexión.
Esto es a lo que me refiero con la aproximación al trauma, como una
oportunidad que abre los portales de la noción de divinidad.
Esa experiencia de lo divino, más allá de las ideologías que lo ocultan,
tienen que ver con la recuperación de una noción apropiada de la muerte
o el sentido del decrecimiento.
Esto lo explico porque muchas veces, la repelencia a ese vacío o
sentimientos de carencia que repele, hace que, al tirar demasiado del sentido
de la abundancia (de que todo está bien, que aquí no pasa nada, y que soy
invencible), justamente lo que genera como destino, es uno compensante,
por lo tanto, carente u obstaculizante.
Quiero decir, que hay una dependencia a lo infinito de la expansión
desproporcionada (que cualquier amigue seguro ya señaló). La abundancia
continua (o actividad continua) tiene más que ver con un deseo infantil que
debe afrontar y despedir, que con un abordaje de la vida expansiva.
Esto último es lo que realmente se ha de permitir como verdadera filosofía
amplia y contenedora.
De nuevo: dejar ir deseos infinitos infantiles y darse una especie de auto
acogimiento materno, en lo que respecta a la diosa en su fase de reposo.
Descanso a tiempo que servirá para estar más fuerte ante las injusticias de la
vida que afrontar.

Escenas de destino
Entonces, para que este acomodamiento a un enfoque más pacificador de
las injusticias de la infancia se dé, una/o ha de encontrarse “casualmente”
con personas o temas de destino, que lo aceleren.
Esto es situaciones injustas, que propicien debates ideológicos o la
expresión de la propia postura.
Este itinerario del destino tiene su raíz en cierta compulsión que puede ser
observado y “pillado” (auto pillado).
Creo que ya te está siendo obvio, que el componente emocional de los
cambios de opinión cobra mucha importancia en esta configuración.

Desarrollo psico-ideológico
Ideología versus psicología: Quirón
En innumerables casos famosos, la emoción o traumas de la infancia, y las
ideas, se entremezclan. Incluso en casos tan tristes como el de las 900
personas que se inmolaron bajo la guía de su psicópata líder religioso Jim
Jones, muy traumatizado por su padre, y que descargó en su ideología
antisistema sus padecimientos infantiles. Aquí estamos hablando de un caso
extremo, sin analizar otros factores, pero sirve para ejemplificar.
Los casos de personas traumatizadas con los robos y se vuelven hacia la
derecha racista. Otro caso lamentable. La interactividad entre las emociones
traumatizadas y la ideología no siempre construye creativamente.
Otros casos más afables son las personas con las que, el sentido de
resiliencia de dolores pasado, les hace fallar a favor de los más
desfavorecidos, empatizando de este modo con lo propio, y curándose a
través de ayudar a otres
La empatía comprensiva de los errores propios (y ajenos) siempre dice
algo a favor de lo sanador.
Algo de la regencia de Quirón en este proceso terapéutico de la Luna en
Sagitario puede comprenderse en estas ideas que estoy desarrollando.
El tema que quiero señalar es que el campo de estudio de la astrología (en su
sentido psicológico) y de una disciplina que estudie lo ideológico como la
sociología, se repelen en un punto, y en ese intersticio es que me quiero
ubicar.
Lo describo,
Por su lado la ideología…
La ideología podría pertenecer al mundo de las investigaciones
sociológicas, una amplia disciplina que explica sobre el devenir de una
existencia colectiva.
Se habla de temas como los condicionamientos sociales o la cultura de
masas, los rasgos identitarios de un país, etc.
Podría decirse que el individuo y el desarrollo de su personalidad, ha de ser
consciente del contexto socio-histórico donde la desarrolla, como un factor
sumamente condicionante. Incluso de sus inclinaciones ideológicas, políticas
y religiosas —que parecieran ser sumamente subjetivas—, tienen una raíz
social.
O sea que, por ejemplo, la “relación con Dios”, la ideología o la íntima
relación con la verdad que la persona posee, tiene una relación con una
tradición familiar, una clase social con una condición económica, y una
previa historia abiertamente contada o no, sobre los diferentes tópicos de la
vida.

Por su lado, lo psicoemocional.


Es decir, que la ideología es algo que se estudia, digamos en la sociología;
en cambio, las emociones, en diferentes disciplinas humanísticas del orden
de lo psicológico, entre las que está la Astrología Lunar. No hay vertientes
donde ambos campos sean investigados en conjunto, cosa que daría una
amplitud muy sagitariana.
Esto lleva a discernir que muchas veces en un ámbito se repele al otro.
La búsqueda de raíces psicológicas, trauma a actitudes actuales de la
persona y la sobre responsabilidad al paciente psicológico, no dejan ver que
había una dominación de parte de un progenitor o cónyuge.
O, desde la perspectiva sociológica, cuando se busca el origen de un
fenómeno social, no se responsabiliza psicológicamente de lo que una/o
podría hacer individualmente al respecto en su mundo interno, haciendo lo
que en psicología se llaman “proyección”, es decir, sacando las “pelotas
fuera”.
Por eso el feminismo, es el ámbito donde hay una sinergia muy positiva de
estas disciplinas. La deconstrucción comprende este “engarce adentro-afuera”
a la perfección. Una/o está deconstruyendo desde la psicoindividualidad,
moviendo las simientes de lo social.

La interdisciplina entonces…
Un interés personal por esta inter disciplina construye la especificidad de lo
que investigo, y es la raíz filosófica de este libro.
Había estado intuyendo que había un vacío con respecto a un estudio socio-
histórico de la disciplina. Vacío que considero muy pernicioso ya que en
algunos momentos de la historia la astrología estuvo relatando al poder.
Como la inclinación de Hitler hacia lo espiritual, por ejemplo.
Explico...
El desconocimiento del posible uso manipulativo del conocimiento holístico
(se piensa que por estar en este colectivo ya es suficiente muestra de una
conducta ética), sumado a la poca conciencia social que tiene el colectivo (en
muchos casos) y el olvido de sectores sociales carenciados, son factores que
impiden este acercamiento.
Hasta una comunidad de personas que se dedican al desarrollo humanitario
tienen pensamientos de derecha, anti inmigrantes y elitistas.
A lo que me refiero es que el sentido del bienestar y el desarrollo espiritual
implica en casi todos los casos una apreciación social. Ya se vio esto en
líderes y lideresas espirituales en todos los tiempos, como Teresa de Calcuta
o el mismo Jesús.
Entonces, volviendo a la posición astral quiero decir que, encontrar ese
punto de intersección de convivencia (privado y público a la vez), hace al
métier de esta Luna.
Ninguna de las dos ramas ha de ser echada de lado cuando se reflexiona.
Si dejo de lado lo psicológico, podría dejarme manipular ideológicamente
por no tener manejo del interior y hacer cambios de opinión radicales que
puedan lastimarse o lastimar. Como el caso de la búsqueda de maestros
(incluso de poca moral), las sectas y las agrupaciones políticas relacionadas
con el odio.
Y si dejo de lado lo social, concibiendo el proceso como uno de
responsabilidad individual personal, esto puede re victimizarse, sin
considerar las dominaciones sociales que se manifiestan en las relaciones,
incluso en la relación terapéutica. Por lo tanto, la responsabilidad individual
es correcta en cuanto a la política de vida (o sea que tengo la responsabilidad
de sacarme a cierta persona de encima), pero en el terreno social hay muchos
otros factores que hacen a las mujeres, por ejemplo, elegir a determinados
tipos de compañeros.
Pero, para volver al tema del desarrollo de la ideología en la vida de una
Luna Sagitariana, debemos comenzar por la relación con el vacío.

Relación con el vacío fértil


Retomaré una idea de más arriba y la ampliaré.
Volviendo al concepto de Dios, hay determinadas escenas traumáticas en la
infancia que son sumamente potentes, a la vez que difíciles de digerir. Una
cosa no quita la otra.
Sumado esto al vacío que generó la incomprensión ma/paterna que
eventualmente estaban más preocupados por temas filosóficos importantes y
expansivos, pero no sabían acompañar un proceso emocional más sencillo
como el de la temprana infancia.
Entonces, hay un tipo de trauma (no por ser Sagitario se salva de lo normal
en la infancia), que se supera con una ideología.
El dolor se hace ideología.
Quiero decir con un enfoque o actitud ante la vida en el sentido de la
auto superación, tapa una experiencia vital real (con sus claroscuros).
O sea que, debido a la experiencia de tocar una especie de vacío,
experimentado con el trauma, que le puse el nombre de “experiencia de
Dios”; se desarrolla una “herramienta religiosa o ideológica” que se pone por
encima de aquello, tapándolo.
Esta herramienta (ideología, religiosidad, moralidad, actitud positiva, etc.),
se constituye como un sustituto de la experiencia vital que es lo que es
realmente la divinidad: una experiencia.
O sea, que la religión sustituye lo religioso.

La religiosidad trascendente
Lo que he descrito como la idiosincrasia cristiana, es una idiosincrasia de la
religiosidad trascendente —superadora de la realidad más que contenedora—,
que históricamente se opuso a una religiosidad inmanente anterior de
cualidad femenina.
Una visión matrística de esta energía sagitariana concluirá que la potencia
creativa, abundante y engrandecedora estaría fundada en la muerte, no
superándose.
Muchas veces, en las consultas astrológicas, las personas con mucho de esta
energía y educadas en la idiosincrasia de la superación, preguntan acerca de
por qué no le va bien en la vida.
La apreciación de lo negativo como algo indeseable, no permite contactar
con algo de la dinámica de la deconstrucción.
La noción de crecimiento continuo no existe en la naturaleza. Todo es
cíclico, crece y decrece.
Esta noción prepatriarcal es la que posibilitará un desarrollo sustentable, o
sea que no exagere.

El vacío de la carencia emocional


Ignorar esa experiencia de vacío emocional de la infancia, para poder
tramitarla, tiene sus consecuencias negativas. La poca identificación interna
de la sensación de incomprensión y poco apoyo que vivió como cría, hace
que ese vacío actúe como escena temida, oculta por debajo de la alfombra.
Y muchas veces a la persona Luna en Sagitario, que está fascinada con la
abundancia y presuntamente se encuentra como en casa en esta cualidad de la
fluidez, se le presentan situaciones de vacío ideológico.
Hace unos años, una psicóloga experta en adicciones me comentó que les
adictes a la cocaína, por ejemplo, estaban más pilladas por el bajón y vacío de
la droga, que por el subidón.
Con esta clave quiero decir que la hiperactividad es un poco tópica de esta
Luna en Sagitario. Pero esa actividad se hace compulsiva y hace identidad no
tanto en la noción de lo positivo sino huidiza de la escena temida de la
depresión. O sea que sobreactúa porque no puede parar a descansar.

Conclusión: la interactividad de la psico-ideología


Entonces, lo que digo es que el proceso de conocimiento, o simplemente, de
vivir la vida, ha de ser de una dinámica fluida, de continuo cambio, pero ha
de pasar también por la carencia, para que esta sensación de falta de algo
(que es una faceta natural de la vida), no actúe desde la oscuridad manejando
los hilos.
O sea que una persona (Luna en Sagitario) que está de la mano de una
energía generosa, dadora de amor, se encuentra con un destino de carencia,
por no recurrir al alimento, hasta estar preparada para continuar con su
abundante andar.
Bueno, si eso sucede (lo del destino de carencia vacío u obstáculos varios),
ya sabes que el sentido de esas escenas es que tengas una revaloración de la
carencia con ojos más adultos, o que de carencia angustiante (a la que nadie
querría ir), se lo conciba como un vacío fértil lleno de posibilidades por
andar.
O sea, un “vacío a ver”, que sea el comienzo de un futuro estado de
fertilidad.
Se podría decir que si no se vacía apropiadamente no se podrá llenar como
tanto sueña.
Y esto se da a través de la gestión de las emociones, ya que al no verse el
interior porque teme esa sensación de dolor decreciente, la persona entra en
estados de voracidad como la bulimia emocional, espiritual, real o imaginada,
que se superpone a un estado de fondo de carencia. Y cuando más devoro
más vacía me siento.
Yo creo que enfrentar ese vacío, que no es tal si se lo actualiza, es la base de
una estima correcta, basada un poco en la herencia, pero mucho en la propia
voluntad y la capacidad resiliente.
Y, como es el estilo de esta Luna independiente y arquera (por mencionar a
Artemisa o Pallas, como arquetipos femeninos relacionados), el acento ha de
estar en no dejar el interior, y permitirse la valentía, también hacia la
profundidad de la caverna, y gestionarla con herramientas actuales.
El resto ya es una sanación y organicidad natural hacia la luz.

Regencias del proceso en un sentido deconstructivo


Triple fases de la regencia de Júpiter
En la infancia una adquiere la sensación de abundancia correcta (“Pediré y
se me dará”), cuando mamá acude a mis reclamos de manera más o menos
inmediata. Por eso la Luna en Sagitario se alimentaría con una madre
nutridora en esta clave, como las demás Lunas.
El regente original del signo de Sagitario se le adjudica a Júpiter, que
comporta la ideología, principio guía, actitud de superación, que la persona
utiliza en la vida.
La conexión que llamo psico ideológica, es la que estoy desarrollando para
comprender el adentro-afuera de esta posición natal, en continua
interactividad.
Entonces, hay un tip muy bueno relacionado con Júpiter que es la trifase.
Este planeta completa una vuelta en 12 años y habla sobre ciertos valores
que se hacen fundamentales por ese período, que guían las decisiones del día
a día. En las sucesivas etapas de la vida se dan diferentes ciclos de 12 años,
donde este sentido va cambiando siguiendo una dinámica de tesis, antítesis y
síntesis.
Entonces, presumiblemente, esta identidad que se forja independiente o
confrontativa de una verdad familiar a los 12 años, hará cierta integración a
los 24.

Del perfil oposicional, que crea identidad, a la síntesis pacificadora


Entonces, hay cierto trauma de la infancia que de la adolescencia en
adelante (12 años), hace que me ponga en debate a lo materno,
eventualmente. Eso creará un “perfil oposicional” como identidad. Es decir,
que me radicalizo en contra del origen, como una manera de adquirir
autoridad ideológica, libertad e independencia.
Esta es la sensación continua: el condicionamiento ideológico del entorno,
lo que genera que necesite oponerme (Esto en la Luna en Acuario se da de
manera más radical e hiriente).
Luego, en una “tercera instancia sintética”, uno/a puede retomar el contacto
materno o encontrar en el interior cierta paz.
No digo que, si en esta tercera etapa no sientes reconciliación, la hagas
artificiosamente. Hay mamás o familias que son tan dogmáticas que pierden
esa fluidez y no escuchan los aportes que le enriquecerán.
Si vuelves a conectar con las opiniones de tu mamá, y si la opinión suya y la
tuya coinciden, allí hay una verdadera sensación de síntesis.
Por eso digo que una cultura con ambos elementos de sociología y
psicología, daría organización interna a esta Luna, que está justamente en el
límite de la jurisdicción emocional y otra social.
Por eso, hacer las paces con el interior o darle su cuidado, trae paz.
Sumando a la vez cierto sentido del timing para poner en práctica sus
ideologías y activismos. O sea, saber cuántos años me llevará conseguir los
objetivos de esta causa, para no estresarse ni amargarse por no conseguir en
el corto plazo.

Talento o contribución resilience individual


Trabajar con sectores sociales desfavorecidos, o comunidades racializadas,
pueden dar pistas de posibles contribuciones individuales de esta Luna. Para
ello, primero ha de saber cómo darse justicia internamente.
Aprender cómo dar su amor incondicional con amplia generosidad, pero
primero dárselo a sí mismo/a.
No solamente tapando cuestiones individuales (que acabarán por salir), en
causas políticas o ideológicas, que muchas veces escoge objetivos muy
inalcanzables frustrándole.
Sino entrando en causas que sean una consecuencia positiva del abordaje a
tiempos de la adversidad de la infancia.

Componente sistémico: las historias que nos


contamos
Las historias de la familia, contadas en la infancia, tienen un aire de
heroicidad y engrandecimiento. Voy a desarrollar esto en profundidad en la
luna en Piscis, y allí se completará esta idea.
Esta exageración de las historias que se cuentan que, es obvio que no es tan
real ante el ojo adulto, es cosa diferente para la niña o niño. Esta criatura que
miraba con ojos enamorados a sus progenitores, les debía suprema lealtad, y
sellaba con amor ese pacto de creerles. Esa niña o niño todavía habita en su
interior.
Esa es la sustancia de la Luna, en su vertiente más transpersonal las
lealtades por amor. Hay algo en esas órdenes familiares, que no tuvo la
oportunidad de replantearse, porque quizás no llegó a identificar con
claridad.
Quiero decir, cuando hablamos de la Luna en su vertiente más personal,
hay algo que se identifica claramente en el discurso materno: la mamá es
creyente, dogmática, debatidora o imparte la enseñanza de que un valor
fundamental es justamente tener ideales. Y puede ser que estos no sean los
mismos del nativo o la nativa, claro.
En el caso de esta Luna (y en otra medida de la de Acuario), la enseñanza
transmitida, más que el contenido ideológico en sí, es cierta vehemencia,
aunque en los cambios generacionales, una se decante por la política de
derechas y la siguiente, de izquierda. Pero en el fondo la inclinación a las
ideas, es la misma.
A lo que iba es que, de una manera u otra, hay recuerdos concretos y valores
evidentes relacionados con creer, encontrar sentido a la vida y apostar
fuertemente por una verdad.
Pero en este caso de la vertiente más transpersonal de la Luna en
Sagitario, la Luna está en los “dar por sentado”. Saberes de la familia que no
se discuten porque están en las profundidades del inconsciente familiar. O
sea, lo que se transmite no en las enseñanzas concretas, oral y explícitamente
sino en cierta manera de contar las historias y creerlas.
Y esta herencia transmitida en las “lecciones de moral” no dichas, han de
tener un tratamiento. Cosas que creí sin cuestionar. O que cuestioné muy
reactivamente sin cuestionarme.
Para ello he de considerar que el tema fundamental era que estaba muy
condicionada/o por la ideología de origen. Siguiéndola o rechazándola.
Parte del proceso es, con los años, hacer una integración superadora de lo
familiar, pero contributiva más que oposicional.
Estas historias que me tragué eran obviamente no creíbles. Pero eso no lo
hubiera visto un o una infante. Un/a adulto/a ya sí. Para ello se ha de revisar.
Esas son las historietas a pillar... Y la desilusión de que esto que creímos
en la infancia no sea verdad. Como trabajo de gestión emocional en sí, es la
puerta que abre la conexión real con la vida, aunque la sensación de
desvitalización es máxima.
El aprendizaje es la vivencia cíclica de la desilusión o de la sensación de
injusticia, que está muchas veces basada en esto que comenté, las
expectativas que se manejan en un nivel no real y revictimizante.
Seguir la pista del linaje con respecto a una cierta “relación con la búsqueda
de la verdad” sobredimensionada

personas creyentes,
personas que estuvieron encerradas por decir la verdad, o que
dijeron mentiras en venganza de traiciones hacia su persona.

El manejo de la desilusión, por mentiras o engrandecimiento de las


verdades, es fundamental entonces. Y una sensación de que la vida ha sido
injusta, en el proceso emocional en sí.
Parte del proceso es sencillamente dejar de ser crédulo/a como enseñanza
post duelo o como resiliencia del trauma.
Hacer madurar la percepción trae mucha aceptación y tranquilidad con “lo
que realmente es”. Por lo tanto, reconociendo que la madre es inflexible (o
cualquier interlocutor), pedirle que escuche a las generaciones que siguen, es
posible solo hasta cierta medida.
Si el dolor que sientes en tu interior es muy grande por la desilusión, yo lo
tomaría como un signo de que tu sensibilidad te lleva visionariamente hacia
el pasado. Para, de esa manera, darle atención y hacer la sanación
correspondiente, con toda tu generosidad hacia tu familia de origen. Y así
poder mirar visionariamente hacia adelante. Darte un empujón hacia el futuro
apoyándote en su legado. Quiero decir, apoyándote en lo que sí te legaron.
Los ancestros (as) y la muerte a tus espaldas.
Regencia de Pallas
Pallas es una expresión preciosa de la Triple diosa, que lamentablemente fue
unificada en la época de la instauración del patriarcado y hecha una aliada de
los hombres.
Pallas, en la mitología clásica, es la diosa de la guerra, violenta e invencible,
armada con un escudo que daba miedo y con una expresión marcial y poco
amigable.
Esta maniobra de conservar una de las diosas más poderosas de la
antigüedad agrícola matrilineal, y transformarla en una propia diosa guerrera
solar, fue creo, para no atentar ante una de las diosas más fuertes de la tribu
invadida, a la que miraban con superstición o respeto.
Fueron exitosos en esta empresa. Con los años nada se recuerda, porque
tampoco los poetas griegos retrataron demasiado al respecto, del antepasado
mágico de esta deidad. O lo retrataron con un sesgo occidental.
La “triple diosa” es un arquetipo de la triple regencia de las cosas. En las
culturas originarias de Mesoamérica, como en la matrística de la vieja
Europa, existieron muchas diosas triples como las Horas, las Parcas, las
Erinias, etc.

La triple diosa
En general, el concepto de la Triple diosa, tiene que ver con la triple noción
de una misma cosa, de los multiversos, o las fases en 3. Como las fases de la
Luna, de la menstruación, de las edades del hombre y de la mujer, la división
de mundo-submundo-cielo, etc.
La triple diosa entonces fue una diversificación de la diosa creadora, o
Deméter, o madre. La más originaria y ancestral de las diosas y dioses
adorades, honrades e identificades. En este sentido reflejaba la regeneración
cíclica, en el sentido de la consideración de la muerte muy entramada por la
vida y viceversa, ya que a una noción le seguía la otra y viceversa.
Y ya en la Mitología clásica, las diosas también tenían tres versiones. El
nombre general de la Diosa, que luego se repetía en una de sus facetas, y
luego las otras dos diosas que representaban esas fases. Por ejemplo,
Deméter, Diosa de la naturaleza, tenía su versión Deméter (madre y verano),
y Kore (Joven y primavera), y Perséfone (bruja e invierno).

Triple Diosa Pallas, resucitando a la Gorgona


Pallas era la diosa del conocimiento científico, artístico y de la medicina.
Y esta diversificación en tres deidades se daba de la siguiente manera: un
aspecto Metis-madre (diosa Titánide de la sabiduría) y símbolo de la gran
creatividad de la sabiduría del orden de lo femenino. La maternidad de
proyectos creativos.
Y la tercera: Pallas, la joven arquera de la tribu de las palladianas o
amazonas, que daba pauta de una libertad y especie de virginidad en el
sentido de auto exclusividad, más que el sentido actual de virginidad (no
sexo).
Y la tercera cara de la deidad, y la parte eliminada de la Gorgona, la bruja. O
sea que, para nuestros ancestros preclásicos, el conocimiento pasaba no solo
por la intelectualidad, la ciencia, sino también por la adivinación.
Pallas es la más canalizadora y creativa de las Diosas antiguas.
Esto en la psicología de la carta natal es una mente orientada a crear.
El segundo aspecto es el de la joven, aspecto Pallas de Athenea que está
relacionada a las guerreras amazonas (que tuvieron que transformarse en
guerreras para defenderse de la invasión indoeuropea. Su territorio estaba
primero en el camino de los conquistadores). Fuertes, masculinamente sexis,
con músculos, e independientes. Que se jugaban lo que sea necesario en la
batalla.
En la carta natal el asteroide Pallas tiene que ver, tanto lo que pierdes por
entrar al patriarcado (ella se extirparon un pecho para mejorar la puntería
del arco y flecha a caballo), como la heroicidad relacionada con lo femenino.
Como tal, el activismo también integra sus manifestaciones.
Una guerrera que no solo quiere matar o morir (que estaría relacionado a la
heroicidad masculina), sino que hay ideales involucrados.
El tercer aspecto tiene que ver con la Gorgona, una especialidad de las
palladianas de canalizar el futuro y el don de la profecía. Es la más
estigmatizada por el patriarcado, debajo de los juicios de valor de lo
negativamente suspicaz y manipulador de la naturaleza femenina. Si
atraviesas esa visión propia y de las demás, verás que ese “ojo de serpiente”
capaz de petrificar que te quitaron, era tu fuerza.
Si liberas esta inteligencia femenina, podrás transformarte en una
visionaria.
Entonces, para esta instancia más transpersonal de la Luna en Sagitario,
propongo a la triple Diosa Pallas/Metis/Gorgona, que tiene dones diversos
relacionados a la heroicidad femenina y el don de la providencia y el
“envisionamiento”.
Limpiar este ojo visionario y liberar el arquetipo femenino de los prejuicios
ante lo potente de su poder.
Y he estado comentando algo en esta dirección, en cada Luna. Sobre el
aporte que hemos de hacer cada Luna en la refundación del principio
femenino de estas épocas.
O sea que, luego de una etapa donde los temas de la niña interna están ya
saldados (aspecto personal de la Luna en Sagitario) —quizás he hecho
aportes sociales basados en esta herida de la infancia (Regencia de Júpiter)—,
ya podemos entrar en pensamientos más reflexivos acerca de esta energía y
aportes individuales al colectivo; ya sea a la familia de origen o a cualquier
grupo de pertenencia actual, pero un aporte más espiritual.
Aporte invaluable, al momento de este proceso actual de re feminización de
la cultura.
En el caso de la Luna en Sagitario —que viene de una familia de activistas,
heroínas y santas cristianas—, recuperar esta semilla de otras generaciones
relacionadas a una heroicidad femenina de hacer un mundo mejor.
Incluyendo la fuerza de la Gorgona o la habilidad del envisionamiento.
Un linaje donde hubo injusticias, mujeres que murieron por pensar diferente,
Triples diosas destronadas y convertidas en “hijas del padre” (como en el
caso de la Pallas prepatriarcal). La Mitología clásica tuvo que eliminar, omitir
o negar a la madre. Y allí hay otra pista de recuperación.
Comprendiendo este aspecto de los arquetipos heredados: el dolor por las
injusticias.
Y con esta revisión de las antepasadas, cambiamos la historia, pero para
atrás re-escribiéndola considerando su destino doloroso como verdades que
nos fundan.

La arquera sagitariana
Con todo lo dicho, la refundación feminista de Sagitario pondría la relación
con el padre a deconstrucción. O sea, que es bueno detectar el momento en
que la auto misoginia o los pensamientos del padre que estaba entrenando
para vivir en el sistema (porque esa era un poco su función), heredó en la
niña sus propios temores de lo femenino, la subjetividad, la hiper intuición, lo
arbitrario femenino, etc.
No me refiero a ir contra los padres varones, sino permitirse ver su lado
oscuro.

La menarquía y la instauración de la misoginia


Para personas con Pallas potente, el momento de la primera menstruación y
la ocurrencia de cambios psicobiológicos, es fundamental. Hay algo muy
aventurero de la vida del hombre que le llamó más la atención que la de la
madre. Así, el papá que había sido el mentor y guía comienza a ver que su
niñita preferida se transforma en mujer, y en su proceso de adaptarse a esa
situación, comienza a transmitir sus miedos a su hija. Esto genera toda una
serie de represiones de lo femenino en la todavía niña. Represión de la
vulnerabilidad, de la subjetividad, del sentido de la sensualidad. Lo que la
hija se quita para ser más de lo que el modelo del padre exige.
El padre le transfiere sus propios miedos machistas a su hija, que, en el
sentido de cuidarla, le da referencia de cómo es “allá fuera”.
Esta instrucción es probable que le sirva a su cría como referencia muy
válida para moverse en la cultura de los varones. Las mujeres Pallas son
grandes heroínas en el mundo de la creatividad, de la ciencia, y las aventuras
dentro del sistema. Pero en esta empresa, y siguiendo una diatriba machista,
se desconecta del interior.
En concreto, esta energía aventurada con lo distante, valiente y heroica, con
ideales sublime y con proyectos grandes, tiene todo esto como sus
características y talento. Pero con todo lo desarrollado, ha de aprender a
integrar cíclicamente el principio del que se desvinculó en la menarquia.
Aprender de los vínculos, apreciar al niño/a interno/a, relacionarse con el
amor, la afectividad progresiva, la noción de vacío y el descanso. El
descanso, el descanso.

La inteligencia femenina del “envisionamiento”


Entonces esta posición, que además de aventurera pueda desarrollar una
inteligencia de lo auspicioso (predecir y propiciar lo bueno), primero debe
aprender a canalizar lo que no es tan bueno.
Si lo pendiente es lo emocional (tal como decíamos), en el proceso
deconstructivo tendrá que toparse con lo “negativo” y ubicarlo de otra
manera en el interior. Lo que sería deconstruir la presencia de lo femenino y
aprender de la vulnerabilidad. Hay algo muy integrador de ambos principios
femenino y masculino en lo Sagitariano que lo hace un poco “virgen”. Con
virgen me refiero que no está tan abierto a la entrega fusional, y que tiene un
gran sentido de la cohesión interna. Además, dentro conviven la fuerza de su
aventura (masculino); y la generosidad de su amor (femenino).
La Gorgona, Diosa auspiciosa de carácter oscuro, le da el toque para
recuperar un instinto que perdió por supervivencia. Sin esta guía ninguna
aventura será posible.
Y con su recuperación, el sentido de lo auspicioso (la predicción de lo
bueno) y la activación del don del envisionamiento, (hacer realidad los
sueños), será una acción cotidiana, bruja y aventurada, en paz con el vacío
fértil de su matriz de madre creadora.

Conclusión
El proceso interno que se abre con esta configuración pasa por atreverse a
sentir, no sentimental y dramáticamente (a eso ya se atreven), sino de manera
sencilla. El dolor desde su lógica, nos guiará. La Diosa que nos guía es
Deméter, la de los procesos naturales.
Y dentro de esas emociones de injusticia por lo que sucedió individual y
colectivamente —incluyendo imágenes de otras generaciones u otras vidas,
donde el conocimiento pudo haber provocado incluso hasta la muerte—, da el
paso hacia el rendimiento o lo que en algunas disciplinas espirituales llaman:
Surrender.
En el caso de las Lunas de Fuego, que valoran la expresión, expansión,
decisiones, agrandamiento y guiarse a sí mismas (imponer las condiciones
propias a la realidad activamente), este paso a un aporte individual creativo
será muy fácil.
Capacidad de docencia, sentido de vida positivo, abundancia y suerte,
posibilidad de ampliar la mente viajando, tomar caminos espirituales, el
poder de creer y vivir una vida expansiva, son dones que se encuentran luego
de atravesar el mecanismo de fuga.
Ver las cosas como son, más allá del idealismo exagerado, puede ser
doloroso al principio y aún más intenso si se trata de temas de otras
generaciones. Pero puede aportar mucha riqueza y ampliar la perspectiva.
Sabiendo que, a pesar del dolor, y debido a ello, la vida aún es preciosa.
Porque más que estar queriendo librar batallas por causas inmensas (cosa
que no lo descartaría con un sentido del tiempo que nos llevaría esta
empresa), luego de procesar la emocionalidad y la infancia perdida, el talento
de esta configuración tiene que ver con un aporte de belleza, generosidad y
creatividad activista, que con magia y “don de pedir al cielo” puede cambiar
las cosas hacia adelante.
10
Capricornio
Hijas del padre
“Existen pocas armas en el mundo tan poderosas como una niña con un libro en la mano”.
Malala Yousafzai, defensora de la educación para los niños y niñas en Pakistán.

Premio Nobel de la Paz en 2014.

Luna en Capricornio
La autoridad femenina como una Inteligencia a recuperar

Introducción. Hasta aquí

La manera que escribí el libro tiene que ver con la misma manera que llegué
a los conocimientos de la Astrología Holística. Creo que es la manera que
aprendemos las mujeres: descubriendo más que aprendiendo.
Siempre me ha resultado muy curioso esto. La facilidad que tenemos las
mujeres para los conocimientos esotéricos, los lenguajes simbólicos, la poesía
y la adivinación, prueba un poco esta manera de “ir al conocimiento”
desvelando capas más que añadiendo nada.
Esta aproximación al conocimiento, tiene que ver con un andar de manera
artística por la vida, como un cisne que nada elegantemente sobre el profundo
lago del inconsciente. O sea que la autoridad no es una vacía sino llena de
consciencia del interior.
Y es a eso a lo que apunto con Capricornio: hay cierto conocimiento o
clímax que se hace evidente en esta Luna. Y esto se empareja con cierta
elegancia en llevar la autoridad.
Claro que el Capricornio patriarcal, tiene una ambición poco ecológica, es
demasiado autoexigente y sobre individualizado. Patrones que deshumanizan
a cualquiera. Pero el Capri al que quiero apuntar no es solo Poder, sino lo
que se ha dado en llamar Autoridad. El arte de tomar un rol de
compromiso y liderar la faena que toque.
Esto es lo que se ha de desarrollar, honrar y aceptar.
Con esto decir que hay poca referencia de “autoridad” si eres mujer. No hay
modelos, heroínas, mandatarias, o jefas que no perpetúen modelos
masculinos o sean juzgadas duramente.
Lo que puede ayudar es localizar las marcas sociales que han sobrevivido en
tí, acerca de las “mujeres trabajadoras” de tu linaje. Y de este modo encontrar
con una propia “autoridad femenina”, sumergida tras la estigmatización
patriarcal de la figura del poder, cuando el referente es una mujer.
Recomiendo traer esta consciencia de lo que ha quedado de otras
generaciones para la propia vida, tal como:

autoexigencia,
monomarentalidad,
soledad forzada, y
obstáculos sociales;

...llorarla, comprenderla y sobre todo...descansar.


Aclaró que esta actualización de tomar de otras generaciones de manera
consciente no cambiará la realidad, lamentablemente el patriarcado está super
montado. Pero ayudará a ir a él con más consciencia del interior, fundamental
para una guerrera de este calibre.

La autoridad femenina y su estigmatización

En un libro sobre “Feminismo terapéutico” leí sobre un experimento: en


una conferencia se le preguntó a quiénes de las/os presentes se le había dicho
alguna vez que eran mandonas/es (bossy en inglés), a lo que habían levantado
la mano todas mujeres. Eso que provocó la risa de la audiencia, es una clara
expresión de algo súper presente en el día a día de las mujeres.
Según el carácter y obedeciendo a un impulso y fuerza natural, algunas de
nosotras nos adentramos al mundo de lo social. Yo personalmente tengo este
impulso tan capricorniano de aportar (soy Capri de Sol).
Y, para todas aquellas mujeres que se mueven desde pequeñas en la arena
social, este tipo de comentarios discriminatorios van medrando la estima o
creando una personalidad rígida. Aclaró que no creo que los hombres no los
reciban, pero está menos mal visto ni estigmatizado si un hombre ocupa su
autoridad competentemente.
Si somos poderosas somos mandonas (anque brujas).
Nota de color: hay muchos conceptos que “en femenino” son
profundamente condenatorios, que no tienen su homónimo para los hombres
o de tenerlo no tienen tal sentido del despecho. Como cuando se le dice a una
mujer que le hace una “escena” a su marido, que es una bruja y no queda tan
mal cuando un hombre hace esa misma escena.
Toda una cultura metida dentro de la cabeza para frenar este tipo de
Inteligencia femenina.
Otro dato curioso que leí en ese mismo libro de María Fornet, es que
Margaret Tatcher en su campaña política contrató una empresa de Marketing
y según las encuestas, el primer obstáculo para llegar a la presidencia era el
hecho de ser mujer. Entonces contrató un coach vocal para engravecer su voz
en los discursos.
Parece que la voz de la mujer suena más estridente, que la de los hombres.
Esto ya lo comento yo. La de los hombres da una sensación de fiabilidad y
seguridad, lo que hace que acabes descreyéndole más que a una mujer, quien
representa justamente este arquetipo de la bruja gritona e histérica cuando
está al mando.
O sea que la mujer con esta características capricornianas (trabajadora,
aportadora de contenido y con sentido de la responsabilidad), ha tenido que
aprender a “hacerse amiga del poder” en un punto por supervivencia más que
desplegar su talento de mando.
Otros estudios en esta dirección dicen que el hombre socialmente habla más
que la mujer, cuando se dice (como broma urbana) que las mujeres hablan
mucho.
En realidad es algo relacionado con el timbre del hombre que estamos
acostumbrades a escuchar, porque en los espacios públicos son mayoría.
Además de la creencia invisibilizadora de la mujer, que por ejemplo, tiene un
tono de voz sensual o “de adorno a lo masculino”. Lo masculino es realmente
la referencia o esencia del humano-hombre, considerando al hombre como lo
neutro y no como una de las variantes. Y la mujer su auxiliar.
Con todo esto podríamos decir que hay una invisibilización sistemática de
la Luna Capricornio o, la autoridad del orden de lo femenino que cansa
a las mujeres muy profundamente.

El techo de cristal
A este fenómeno el feminismo lo ha nombrado como “techo de cristal”,
concepto para describir el conjunto de obstáculos que las mujeres tenemos
socialmente para brillar y avanzar en la vida.
No me extraña la depresión e irritabilidad en las mujeres. Que tiene que ver,
sobre todo en esta posición astrológica lunar; con no poder sacar esa fuerza
de poder autoridad, voz de mando y sentido de la individualidad y la
responsabilidad; que de natural portan y que es testigo de una constante
denigración.
Haz la experiencia en tu propia vida, mira con esta clave las experiencias
que te atravesaron.
Y luego, trátate con dulzura...

Las lunas hasta ahora


A modo de síntesis y porque es pertinente hacerlo en esta fase del desarrollo
descriptivo de las posiciones), haré un breve resumen de los estigmas o auto
estigmas que es posible que se presenten con todas las posiciones lunares.
Las anteriores !!!!!!!! Y ya que estoy esbozo las que siguen.
El sentido de esto es deconstruirlos e ir más profundo.
Lo planteo de este modo debido a que la Luna es el arquetipo de la madre o
lo femenino como creador de vida, representación de una Diosa antigua,
que justamente fue la denigrada e invisibilizada desde la instauración del
patriarcado en adelante, por el año 3500 a d n E.
Por esta cuestión social y porque los arquetipos se construyen de esta
manera (en el interior que habitan), en el proceso de auto conocimiento
hemos de reconectar con esta “autodenigración” o denigración hacia nuestra
madre, así también como reconocer las maternidades patriarcalizadas y la
soledad que provocan en su cría.
En el caso de la Capricornio en la Carta Natal, hemos de reconocer la
dificultad con la propia autoridad femenina por falta de referencias.

El despertar de la Inteligencias femeninas


El despertar esas Inteligencias femeninas, capacidades que he ido rescatando
del significado patriarcal de las Lunas en los signos; tiene como regentas a
cada una de las Diosas ancestrales. Me refiero a arquetipos femeninos,
heroínas y santas populares que intenté honrar.
A falta de libro (y pelis) donde se retraten historias de mujeres, hay que
reconstruir el cuerpo arquetípico femenino y revivir estas mitologías antiguas
prepatriarcales para que nos hagan recuperar la fuerza que representamos
como especificidad de lo femenino, y lo significativo que puede ser para los
hombres y la cultura en general revalorizarlo.
De manera sintética quiero darte pistas con las que has de lidiar para
encontrar un talento que te permita dar un paso adelante en tu camino
individual, y también como aporte al “despertar de lo femenino a nivel
social’.
Lo que quiero decir es que si estás sintiendo frustración o irritabilidad, etc.;
tienes todos los motivos para estar enfadada. Descubrir esos aspectos de lo
social ya te cura. Como dice María Fornet, el feminismo es de por sí
terapéutico.

Las doce inteligencias del orden de lo femenino


Aquí abajo entonces hago un resumen siguiendo el siguiente mapa: Signo,
deidad mítica asociada, Planeta o Asteroides asociado, Inteligencia femenina
a restaurar, y el Proceso terapéutico que eventualmente se ha de enfrentar
para restaurar ese poder.
Aclaro que hay algunas regencias de Asteroides que sirven para varios
signos por un motivo sencillo: los arquetipos de la antigüedad tenían una
valencia triple (todas las diosas tenían tres costados que representaba lo
cíclico), eran más complejos y ricos que la intervención unificadora posterior
que hizo el patriarcado.
Aries: como herramienta terapéutica recomiendo la recuperación del
deseo. En el sentido de manejarlo sin tiranía pero con liderazgo.
Heroína y diosa asociada: Hipólita (personaje mito histórico), reina de las
Amazonas, una tribu de sacerdotisas guerreras que habían tenido que
desarrollar su actitud defensiva porque fueron las primeras en el camino, en
ser invadidas por las tribus solares. Vivían su sexualidad abiertamente, y son
símbolos de “virginidad” en sentido relacional: independencia vincular.

Caracterizo aquí a la Triple Diosa (nos servirá para otros zodiacos


posteriores también). La valencia triple de la que ya he hablado representa lo
cíclico y podemos describirlas así:

Jóven, sexual, virgen, que no se entrega, guerrera: Pallas o


Amazonas.
Madre Diosa de la sabiduría, mujer adulta: Metis.
La Diosa oscura, anciana sabia, con don de la profecía y que
conectaba con los muertos: Medusa.

En Astrología el símbolo asociado es el Asteroide Pallas. La Triple Diosa


de la mitología prepatriarcal en su aspecto salvaje que inspira el estilo de la
Diosa Lunar y la arquera Artemisa, que reúne las características de lo ariano:
independiente, salvaje, conectada con el bosque y los ciclos lunares, arquera
y de conexión cinética con la vida.
La Inteligencia femenina asociada es la Propiciatoria o de dar pie a
creatividades, o acciones que muevan el destino en una nueva dirección.
Tauro: el sentido del merecimiento, y el autocuidado es la base de la
terapia lunartaurina. Así también como el manejo apropiado de la pérdida.
Conseguir ese sentido de raíz es el tema en el orden de lo terapéutico
energético. La Inteligencia femenina asociada es la del Crecimiento
sustentable o sostenible. O sea que el “crecimiento del contacto” con alguien
por ejemplo, vaya siendo abordable de manera creciente en un sentido
conservador. Con esto me refiero a que el nivel de la entrega sea sostenible
por la posterior separación/pérdida posterior, cuando sucede.
Aquí podemos señalar la segunda Inteligencia asociada a lo taurino: la
Consciencia de lo cíclico. Crecimiento considerando lo cíclico del contacto
(al contacto deviene una retirada). El “apego exagerado” o el “resentimiento
agudo por la pérdida”, sería entonces un desfase de este sentido natural del
“contacto y retirada”. Esta era la característica de una cultura ancestral basada
en la tierra y la naturaleza. Así como tenía menor manejo de la muerte, de la
misma manera prometía la vida renaciente posterior.
Dentro del proceso reivindicativo del poder de la Diosa, los celos son
muchas veces la alarma de que algo no va bien.
Diosas asociadas: Hera y Demeter. (según cada una de las dos Inteligencias
consignadas).
Hera, “princesa cautiva” que se enamora del Dios del rayo (tribu
conquistadora). En el mito pierde toda potestad de reina principal, y pasa a
ser “esposa de…”. Y su marido, que le quitó los cultos, la libertad sexual
(Hera era sacerdotisa de la Diosa iniciada en artes amatorias, confinada al uso
de un cinturón de castidad). Además de toda la expropiación cultural, la
engaña con todas las diosas. Ella entonces decide vengarse con ataques de ira
y celos. Normal el resentimiento.
Hera cada vez que tenía un encuentro sexual potente, donde “moría en el
otro”, se volvía a recuperar entrando en la fuente de la virginidad. Lo que
sería un símbolo de la recuperación del auto valor luego de las relaciones
sexuales de gran entrega.
La regencia tradicional es la de Venus o Afrodita diosa de la sensualidad por
excelencia. Pero creo que aportan a la historia, la asociación de Tauro a los
asteroides Juno con respecto al sentido profundo del compromiso y la
reivindicación del valor propio, y Ceres (diosa de las estaciones de la
naturaleza), con respecto al crecimiento ecológico sustentable.
Géminis: desarrollar “la comunicación” a todos niveles: diálogo interno
(explicaciones de la vida), con los demás (relaciones) y con el campo
cuántico (relaciones con el sistema familiar). La Inteligencia del orden de lo
femenino es una Inteligencia canalizadora. O sea que hay que recuperar a la
búsqueda de conocimiento, un aspecto de la Inteligencia que es más oculta y
silenciada que tiene que ver con la intuición.
En lo Terapeable, tiene que ver con el equilibrio que surge por reapreciar
la subjetividad, para que empiece a jugar también en la comunicación y el
aprendizaje. Lo que sería, no esconderse en las palabras o los discursos
cartesianos sino intentar recuperar un sentido de la fluidez del amor de
manera interactiva.

Deidad asociada: Asteroide Pallas, representante de la triple diosa sobre


todo en su función mental: Pallas Diosa de la sabiduría. Agregar que esta
deidad triple era la Diosa del conocimiento cuando éste incluía lo esotérico, o
sea cuando la Pallas Gorgona no había sido cercenada. Con respecto a
Inteligencia canalizadora entonces, me refiero a restaurar esta conexión con
el misterio como parte integral del sentido del aprendizaje y la exploración.

Cáncer: la revalorización del apego y el sentido de vulnerabilidad como


dones, no como vulnerabilidad carente, o servicio al patriarcado. Esto ha de
ser abordado terapéuticamente en un sentido de la restitución del interior.

Diosa mítica relacionada: La diosa originaria. La Diosa Luna Cuerno, que


fue de las primeras deidades de la humanidad en el Paleolítico superior (año
7000 a d n E. Paleolítico). Estatuillas de estas diosas paleolíticas fueron
encontradas en Catal Hüyük (Anatolia-Turquía), y en la Creta pre clásica.

La Mente primitiva concebía una creadora femenina, por motivos de


desconocimiento de la paternidad. Ese arquetipo de creadora de vida tenía
incluído, la muerte ritual.
Luego esta figura pervivió en aquellas historias de Diosas que viajaban al
inframundo. Las neolíticas: Innana, Ashtarte, Ishtar, Isis, Aserá.
Incluso la joven Kore, hija de Ceres (Diosa de la Naturaleza), y diosa jóven
de la primavera que se iba a las profundidades de la tierra, en tiempos de
otoño e invierno personificando el aspecto oscuro de la naturaleza en la figura
de Perséfone.
Esta última, Diosa Oscura, fue eliminada y exiliada del trono principal a lo
privado del hogar. Además recibió la función de parir a la prole para mejorar
el rendimiento productivo del clan, siendo mano de obra gratuita como
cuidadora; y quedándose en el hogar con la sensación de que algo le faltaba.
La dominación perfecta. Por eso el tema del amor como vulnerabilidad
doliente tiene que ser deconstruido y recuperar soberanía.
Dentro de la simbología astrológica es la Luna como símbolo general y el
asteroide Ceres como símbolo específico de la la capacidad de dar a luz
creatividades concretas y abstractas. Capacidad creadora femenina que di en
llamar la Inteligencia de la Creación Numinosa. Y si le otorgamos a la
Luna, es una que contempla el lado oscuro y no solo es reivindicadora del
sistema imperante.
Leo: el trabajo de restauración pasará por transgredir la frontera del hogar
(Cáncer está por detrás) e ir a lo público, en un sentido muy propio de la
expresión para comenzar a participar de la arena social. Este empoderamiento
individual ha de desvincularse de la “mirada del otro” y de las heridas
narcisistas de la infancia por no ser valorade. Esa es la tarea de esta Luna: la
edición de la identidad contando con las emociones propias. Esto que une
lo privado con lo público ha de reunir las dos áreas de la vida intentando en
lo público eso que Cáncer consiguió en lo privado. Esta reina está conectada
con la sensibilidad del colectivo. Algo de líder y algo de empática.

Diosa asociada: las “Diosas solares” que a lo largo de la historia han habido
muchas aunque no estén tan visibles. Por ejemplo La Diosa de los leopardos
o la Hera Reina del Cielo, como referentes del liderazgo femenino y el
poder de inspiración al colectivo.

Virgo: la sexualidad puesta en la laboriosidad. Estos/as nativos/as


desarrollan una relación ritual con sí mismos/as, ya que en la Inteligencia de
foco encuentran una sensación de integridad femenino/masculino. Este
zodiaco lunar tiene entonces la capacidad de manejo de la energía sexual
orientada, un tipo de meditación que guía la propia energía de manera
deliberada.

Funcionarias asociadas: las Vestales eran Sacerdotisas en el templo de la


Diosa, consagradas a lo devocional, iniciadas en las artes amatorias cuando la
sexualidad era sagrada. Contribuían a que la llama de la fertilidad del clan
quede encendida siempre, en el ritual del “hieros gamos” o matrimonio
sagrado. No pertenecían a varón y vivían dedicadas a su desarrollo interior a
través de lo tántrico (manejo deliberado de la energía sexual creativa). Existe
un Asteroides astrológico del orden de lo femenino que representa este
principio de foco: Vesta.

Dentro de las herramientas terapéuticas es loable el desarrollo de una


relación consigo misma que se mantenga a pensar el contacto sexual o
vincular. Algo que de por sí era muy anti paradigmático dentro del modelo
femenino hiper socializado. El aporte social es el servicio.
Libra: valorando su gran poder sensual como un talento. La Inteligencia
relacional y el liderazgo seductor se consigue cuando comienzo a poner el
propio deseo y recuperar la capacidad de seducción no como una
superficialidad sino como un don mágico. Hilo del que tirar: manera de ser
esposa de las mujeres del clan.
Diosa: Afrodita, diosa de la sensualidad, belleza. No orientada a la
procreación, sino a la capacidad de provocar el éxtasis entre los amantes.
Tenía una característica sobrenatural. Es un canal y camino de “tentación”
que provoca la seducción (en la versión cristiana: la seducción de la manzana
que ofrece Eva de la serpiente). Seducción mágica hacia el conocimiento de
la totalidad que se consigue cuando Adán se une en “hieros gamos”
(matrimonio sagrado) a lo femenino. Hay algo misterioso involucrado, que
hace que el hombre, invitado a los dominios cósmicos femeninos, atraviese
una iniciación y se conecte con “el más allá”.
Venus es el planeta astrológico asociado.
La Inteligencia mágica a recuperar entonces sería el poder transformador
de lo Sexoafectivo.
Escorpio: el trabajo terapéutico inicial es la validación de la propia
subjetividad y paralelamente la consideración de la muerte y la pérdida.
Los dones de esta Inteligencia son la mediumnidad y el exorcismo.

Diosa y personaje asociado: hablamos de Medea como representante de lo


censurado por la civilización occidental. Y su compañera la bruja Hékate.

También es el aspecto oscuro de la “Triple diosa”: Gorgona.


Es una diosa que simbolizaba con su cabellera poderosa la capacidad de
mesmerizar con ella al hombre para llevarlo al terreno de lo oscuro donde
moriría su yo y se transformaría, o tendría eventualmente un rol de poder. La
sexualidad como camino de conocimiento y transformación.
En el paso al patriarcado fue condenada a provocar una petrificación a
cualquier persona que ella mire. En este sentido de la censura patriarcal, ha
habido muchas diosas oscuras. De hecho todas las deidades femeninas tenían
su versión oscura (o cíclica estacional invernal). La tierra y el submundo
fueron sus soberanías.
Con la llegada de la cultura invasora, se denigraron: el submundo comenzó a
ser regentado por un Dios violador (Hades) no por Perséfone, la antigua
Diosa de las profundidades. Las diosas oscuras fueron convertidas en
monstruos: Medusa, Gorgona, Erinias, dragones y brujas.
En nuestra disciplina el punto asociado es Lilith Dark Moon o el lado
Perséfone de Ceres, la que simboliza la transformación del invierno. Esto
lleva a la idea de que Escorpio ha de adquirir herramientas para sostener la
intensidad de la vida cuando esta está constituida sobre la base del sedimento
de las pérdidas anteriores
Sagitario: la consciencia de conexión de las emociones con la opinión, y
la resiliencia de traumas para la contribución colectiva de contenido
consciente. Inteligencia activista (el heroísmo en sentido femenino). La
ideología como producto de la integración resiliente de las emociones
traumáticas.
Diosa/Reina asociada: Pallas jóven, que representa a Artemisa, diosa de los
campos y los animales salvajes. Diosa viva, encarnada, que elige a por su
independencia, y aprende a través de la práctica.

Aquí agregaría todas las Santas y heroínas populares no tan conocidas por la
voz oficial, como la “La Difunta correa” en Argentina, madre que atravesó un
desierto con su niño en brazos. Muriendo en el intento, siguió
milagrosamente dándole de mamar a su hijo. Ese fue el primero de sus
milagros.
El Asteroides astrológico asociado es Pallas, Diosa de la civilización que
representa la Heroicidad femenina o la Inteligencia activista, no por la
guerra en sí sino para cambiar el mundo para mejor.
Capricornio: desarrollar un auto sostén afectivo que permita gestionar
efectivamente el mundo emocional. Su manera de amar es laboriosa,
sostenedora y constructiva. Terapéuticamente recomiendo explorar el
concepto del “techo de cristal” y permitirse la propia autoridad sin
desvincularla de los ciclos naturales y lo femenino.
La Inteligencia Femenina que despierta está relacionada con el concepto de
Poder y Amor concebidos vincularmente. Es la Inteligencia de autoridad al
estilo femenino.
Diosa/Asteroide asociada: la reina Atenea, que entra a la batalla con un
escudo que no deja enemigo en pie. Es la gran autoridad de toda Grecia,
representante de la guerra, la civilización y la justicia entre los vecinos. Esta
capacidad de justicia conocimiento y creatividad que representa, debe
ajustarse continuamente equilibrando con lo femenino olvidado: las
emociones y la irracionalidad. Athenea no tiene madre (en la versión
patriarcal).

En Astrología Pallas (en su versión versión Madura) es un símbolo de


desequilibrios (y posible re equilibrio) entre los femenino y masculino. Y
representa el momento de instauración de la misoginia paterna en el infante
en la menarquia. Recomiendo investigar el momento femenino de la
adolescencia así como los estereotipos de género, así también como lo que
nos quitamos para entrar al patriarcado.
Acuario: sostener la inteligencia relacional del pensamiento disidente,
dándole un lugar a la hipersubjetividad, reivindicación, pero también
manejando el autosabotaje.
Inteligencia Profetizadora (que auspicia el porvenir criticando el presente
y sembrando semillas creativas). Para ello se ha de investigar su auto
profetización dañina y terapearla.
Lilith diosa asociada: Diosa de lo prohibido, que fue desterrada al terreno del
aire, convertida en serpiente maligna y que fue estigmatizada como
representante de lo demoníaco de la mujer. Diosa que abre portales, libera y
exorciza. Tirar del hilo de la Quema de brujas de la Inquisición y los tabúes
que pueden provocar terror y desaparición y timidez por ese miedo. En
Astrología Lilith Dark Moon, el punto vacío apogeo de la Luna (el costado
oscuro o vacío de mamá).

Psicis: La Diosa Eurínome de la Creación del Mito pelasgo. Diosa del


vacío originario, de donde surgen todas las creatividades del universo.
Moviendo sus aguas ella misma generó una serpiente que la fecundó. En el
proceso terapéutico es la convivencia con gran cantidad de sensibilidad y
un talento de amor que ha de ser canalizado en el terreno de la
“encarnación››.
También puede ser asociada a Tetis la antigua Titánide compañera
de Neptuno, el lado femenino de la inspiración, la canalización mágica y las
aguas originales.
La capacidad femenina recuperada es la de ser contenedora de la creación, o
la Inteligencia Envisionadora y creadora. Y la Inteligencia social a adquirir
ha de ser la de la revalorización de la mujer como Diosa creadora, y del
amor como una opinión política.
El arquetipo astrológico asociado puede ser el mismo Neptuno anterior a la
unificación del patriarcado, o sea cuando Tetis todavía reinaba el mundo de
las aguas.

La mamá trabajadora, la familia de la meritocracia y


la autoridad femenina
Luego de este resumen, (era necesario para acomodar), seguimos con a Luna
en Capricornio.

El amor con condiciones


Para la Luna Capricornio (o análogas como Luna-Saturno o Luna en casa
X), el tema fundamental a ver en el terreno emocional individual, es la
carencia y desolación de la infancia suplida por la búsqueda del éxito
compulsivo.
O sea que, cuando está buscando la excelencia, la eficacia y los objetivos en
la vida; en el fondo está lidiando con la dificultad que tuvo en la infancia con
sentirse querida/o.
Hay algo en el “discurso materno” que reproduce sus propias incapacidades
(de la madre) con dar la sensación de nido y el sentido de acogimiento
emocional a la cría.
Esta es la más patriarcalizadas de las Lunas.
Hay algo en el sentido de “autoridad femenina” que la mamá no se cree del
todo por el bajo sentido del merecimiento. Entonces al no ser tan validada por
ella hacia sí y por lo social; hace que esté todo el rato enfadada y
extremadamente rígida.
Por esto, en el trabajo individual hay una validación de la seriedad que la
Luna en Capricornio porta que podría dar cierto manejo, más flexible incluso,
del propio poder.
Pero vuelvo, esto del “amor incondicional” que todes tenemos derecho a
percibir, se transforma en un amor con condiciones: -“te quiero si tienes un
10/10 en la escuela, si tienes el mejor trabajo o si llegas a las metas fijadas”.
El logro está afectivizado, lo que significa: lo lindo de poner amor en la
actividad laboral, y lo feo de que si no lo hago habrá una cierta reprimenda de
parte de mamá que me puede dejar sin amor o alimento.
Por esto digo que es una Luna que se vio en la obligación de entrar en la
vida patriarcalizada: a producir, conseguir metas y trabajar de manera
prematura; desconectándose del lado femenino por defecto. Al lado femenino
me refiero a lo íntimo, la vida hogareña, la irracionalidad, lo oscuro-
esotérico, y los tiempos lentos de las emociones.

Sin amor incondicional, no hay raíz emocional


Esto no le permite a la persona/cría, un desarrollo posterior sin que el
esfuerzo esté involucrado. El esfuerzo está afectivizado y desaparece el
sentido de ser amada/o “porque sí” (sin logros aparentes). Así también el
sentido del merecimiento y del auto cuidado se denigran.
O sea que sí o sí, quiera o no, la vida me pide que demuestre mis habilidades
con esfuerzo; y si me aprueba, recién allí me dará resultados en retorno. Con
este pensamiento y con el tiempo, el sentido de la abundancia acaba por
achicarse, cuando en realidad justamente perseguir metas es lo que se busca.
Ha de haber esfuerzo en las acciones sino, no es válido para el modelo
familiar.
Y es probable que esto haya sido un modelo muy útil en generaciones
pasadas, pero ya no es necesario objetivamente tirar de él.
Lo que quiero decir con esto es que lo que hace a la base emocional real de
la persona, está más allá de la meritocracia. Enfatizo: hay algo a lo que una/o
tiene derecho por el simple hecho de vivir. La vida es una gracia bendita.
Expresado de otro modo, en general hay una sensación de ser querida/o que
se activa cuando mamá acoge, y da inmediatamente aquello que se necesita
casi sin pedirlo y simplemente porque me quiere. En este caso lunar, la
afectividad no se daría, al menos en estos términos más sencillos de amor.
Por esto, parte del proceso terapéutico tiene que ver justamente con
reconstruir esta raíz emocional tan necesaria para cualquier persona en
camino a la independencia emocional.
Esta Luna lamentablemente tiene un conocimiento profundo del tema
patriarcal: la sequedad emocional. Con este estado de las cosas ha de convivir
y comenzar a humidificar para que desde la raíz pueda nacer una
construcción, y una a largo plazo.

La Diosa Atenea que definió la supremacía


masculina
La grieta
La Diosa que reconozco compatible con la temática de Capri es Atenea, la
del mito de La Orestíada. Les cuento: Orestes había matado a su madre que
había vengado la muerte de su hija matando al padre Agamenón que la había
asesinado. Se hace un juicio que representa justamente la lección que el
patriarcado quería dar en los tiempos de su instauración.
En ese juicio, si ganaba la inocencia de Orestes (ganaba el derecho paterno)
y si ganaba la defensa de Ifigenia (su madre), ganaba la matrilinealidad.
Finalmente el voto que desempata, es el de la diosa Atenea, que vota por la
inocencia de Orestes y de ese modo queda acabado el “reinado de la Diosa” o
el derecho materno (descendencia matrilineal) que llevaba en Europa miles
de años.
Atenea es la patrona de la guerra de Atenas y del Imperio griego-latino en
general, diosa de la estrategia, de la inteligencia para el ataque en combate,
que tiene un escudo al que nadie puede vencer.
Las tribus patriarcales que reemplazaron con sus cultos a los antiguos, eran
pastores nómadas, entonces no habían desarrollado una relación con la tierra.
Iban buscando tierras verdes en las que pastar y conquistaron a las tribus
agrícolas que tenían una relación profunda con la madre naturaleza y la Diosa
creadora. Así La Diosa fue destronada por el Dios del Rayo. Las jerarquías
cambiaron, y comenzó a generarse una grieta profunda entre:

Femenino-Masculino: Yin-Yang, que originalmente estaban muy


relacionados y en íntima interacción y equilibrio mutuo.
Apolíneo-Dionisíaco: del orden de la luz y la racionalidad disociado
del caos y el éxtasis. Con anterioridad estaban indiferenciados.
Consciente-Inconsciente: mundo que manejo explico pienso separado
del mundo que no controlo. Las diosas anteriores a la caída de la
matrística, eran diosas conectadas con ambos principios de la vida y
la muerte, atendían partos con las mismas heirbas que le servían para
abortos. Curaban para sanar a la vez que sabían cómo hablar con los
muertos y descendían a las profundidades del ser.
Íntimo-Social, el ámbito familiar antes estaba lleno de curaciones,
ritos y era la base de la red social. Se colocó a la mujer en el hogar a
realizar “tareas menores” no remuneradas, y los hombres salieron a
hacer “las cosas importantes” y librar las batallas.
Sagrado-Profano: la sexualidad era sagrada así también las
habilidades de las maestras tántricas.
Público-privado: esto provocó la negación completa a la mujer de lo
público, como el trabajo, los roles de gobernación o autoridad
religiosa que habían tenido siempre. Como dice Analía Bernardo en
su libro Eurínome, hay algo en estas tribus nómades de la estepa
europea, que hizo creer a los hombres que las mujeres eran de una
jerarquía inferior.

Entonces, lo femenino salió de la esfera social. Y ambos principios, el Yin y


el Yang que no estaban tan dicotomizados hasta ese momento, se dividieron
profundamente en una grieta que hasta ahora hace que no accedamos a un
destino de dicha, que sí podríamos estar viviendo.
Atenea se ubicó lateral y radicalmente del lado del padre.
Y esta descompensación es la que relata el Asteroide Pallas en la
composición astral. Está relacionado a las disfunciones masculino/femenino
que puede provocar, tanto éxito laboral como dificultad de disfrutarlo en una
ambición por el poder constante.
Así como es el punto de la Carta Astral que nos encamina a estrategias
certeras y valientes para resolver la creatividad, nuestros proyectos creativos
y nuestras capacidades prácticas laborales: el exceso de esta energía
Capricornio o Pallas, puede producir también un dificultad con la
receptividad y el goce.

Versión unificada de la Diosa Triple


Este pronunciamiento de Atenea del mito, psicológicamente tiene que ver
con el hecho de quitarse cosas por entrar “a combate”: la pérdida del amor
vulnerable y la sensualidad, emociones, menstruación en su ciclo de declive,
hijes y/o mundo privado.
Mujeres que tienen una carrera profesional, pero que no pueden desarrollar
de igual manera lo familiar. O que por llegar a ciertas esferas de jerarquía
donde solo hay hombres, han de quitar la seducción o las “formas
femeninas”.
Los estereotipos de género tienen que ver con el significado de Pallas.
Atenea es la versión patriarcalizada de esta Diosa Triple de la que ya
hablamos profundamente, formada por Amazonas, Methis y Gorgona: la
jóven, la madre, la anciana bruja. En esta una de las tantas intervención del
mito, se quita la Diosa Gorgona o Medusa, que queda relegada a monstruo.
Y al final de la fábula, las Erinias (símbolos de la Diosa antigua, que
conectaban con el submundo o “más allá”) pasan a su versión de “Furias”,
versiones más edulcoradas de aquellas.
Por otro lado hay muchas historias de hombres matando a Serpientes y
Dragones que relatan el vencimiento de lo “dark femenino” como una lección
de lo que hay que reprimir y controlar.
Y por tanto la recuperación integral del arquetipo de la guerrera, habría de
comenzar por aceptar esta capacidad de ver en lo oscuro que tanto ayuda en
tiempos de guerra.

La pérdida del instinto tema de esta Luna


A través de esta imposición del mito, se despojó al humano del “instinto
para lo oscuro” potestad hasta ese momento de las mujeres. De conservarlo la
persona podría ser incluso más perspicaz, intuitiva y consciente en el campo
de batalla.
O, puesto de otro modo, con la recuperación de esa Inteligencia para lo
oscuro que es del orden de lo femenino se lo puede detectar a tiempo para
rechazarlo y defenderse en consecuencia. Utilizar la intuición de Medusa para
saber cuando me hago daño:

cuando parar de trabajar porque comencé a obsesionarme,


cuando estoy actuando bajo modelos artificiosos y no propios,
y cuando una relación es imposible por ejemplo, por ser las personas
incompatibles.

Será por esto que creo que cada tanto, la gente que tiene mucho Capricornio,
a la que evidentemente le es importante el trabajo, y el aporte social desde ese
lado; ha de hacer una reintegración con lo femenino que pasa
eventualmente por el “acogimiento del ser profundo”, descansar, o celebrar el
trabajo ya consolidado.
Esa reintegración de lo femenino tiene que ver en primera instancia con la
consideración del “niño interno” (o niña) y encontrar el momento exacto
cuando la consigna patriarcal entró.
En el caso de los hombres tiene que ver con esta sensibilización con los
sentimientos de la infancia. Y en el caso de las mujeres está asociada a la
misoginia del padre con la primera menstruación, que la hija absorbe de aquel
cuando comienza a ver que su niñita se está convirtiendo en mujer.
Ante este rechazo al florecimiento sexual de la hija, ésta reprime su
sensualidad para no avergonzar al padre, y canaliza la líbido en la
productividad. Esto contribuyendo al arquetipo de género que las cosas serias
no incluye el principio femenino, lo femenino es superficial y las rubias son
tontas.

Consideración de la ciclicidad
Y parte del fenómeno, tiene que ver con la consideración a tiempo de los
descansos vitales, que las mujeres de este linaje no se han permitido por
generaciones. Sobre todo teniendo en cuenta la ciclicidad del período
menstrual femenino.
Si eres hombre, había en los hombres también consciencia de la ciclicidad
masculina en tiempos de la matrística, ya que al ser personas conectadas con
la tierra, hay algo en el ciclo de las estaciones que les daba esa noción. No
había una evitación de la muerte como en la actualidad.
El Dios que Analía Bernardo en su libro “El Mito de Eurínome la diosa
creadora”; elige para retratar lo masculino matrístico, es el Dios del Vegetal
Pan, un dios caprino, asociado a Baco. Este Dios, si bien se representada con
el miembro erecto, estaba relacionado con la erección y flacidez del pene
(relacionado con lo cíclico de la sucesión de estaciones), cosa que se
sustituyó en el patriarcado por la productividad maníaca y la “erección
infinita”, de los tiempos actuales.
Creo que se ha de tener la consideración correcta de la tradición familiar en
cuanto a ese cansancio sistémico de las mujeres trabajadoras. Y esto se hace
sabiendo que esto fue una ley para la madre o la familia: el esfuerzo trae
regalos. Y es probable que en su momento este pensamiento haya llevado a la
familia a una movilidad social ascendente (subir de clase social o mejorar las
condiciones económicas familiares). Lo que es decir de otro modo que estas
mujeres hubieron de acorazarse, no tanto por ambición sino por
supervivencia. O sea que no les quedó de otra.
Y usar esto como base, para luego tener unas propias reglas de vida basadas
en la propia versión de lo que la tradición le legó.

El proceso emocional, entonces


El linaje
Hay ciertas tradiciones están metidas a tal punto que no se pueden desterrar.
La personalidad se formó cuando no había tanta conciencia de decisión. Y en
el caso de esta Luna, hay cierta tradición inclinada a la actividad constante,
que está relacionada a su perfil y en un punto tiene que ver con su esencia.
Pero sí es verdad que esto se puede regular, descubriendo lo que oculta la
parte maníaca de esto, desde lo emocional individual de la infancia (la
meritocracia para ganar el afecto): hasta lo social, y la presión de la
supervivencia para las mujeres. Sin dejar de mencionar lo que se arrastra por
generaciones y que tiene incidencia en la propia vida.
Esta realidad afectiva de lo capricorniano, de desamparo, nos toca de cerca a
todas las posiciones lunares.

La fijación con la carencia para enfrentar la soledad


Lo que suele suceder es que hay en el trauma, una fascinación secreta por
esta forma de amor tan autoexigente, que me deja cíclicamente en la carencia.
O sea que los desafíos y conseguir las metas efectivamente, se hacen menos
importantes que el esfuerzo y la carencia.
Explico.
La persona no se identifica con la parte, (que ya iría bien) de los logros
concretos que sí ya tiene en su haber o logros que podrían ser realizables, o
con el hecho de ser una autoridad competente, o con el sentido del
compromiso apropiado. Todo esto ya sería su talento.
Sino que, la persona se identifica justamente con la frustración de no
conseguirlos. Y para cumplir este “deseo inconsciente” soterrado de carencia,
se dispone de unas relaciones y escenas de destino para conseguirlo.
Escenas recurrentes: personas que me dejan sola/a, la carencia económica, o
quedarse sosteniendo individualmente un proyecto que era originalmente con
otres, o los temas de apego en las relaciones que sorprenden cada tanto, y que
son difíciles de sobrellevar por no tener herramientas a la mano para
gestionarlo.
Fundamentalmente lo que esta Luna ha de reflexionar es acerca de la
fascinación de encontrarse con la carencia a la que aparentemente padece
regularmente. Y toda la experiencia sensorial de esta conversación con la
soledad que tiene desde la infancia.
Esta noción de los diferentes momentos de esta relación estrecha, y la
exploración de esto, es una buena manera de ganar manejo y no entrar en
situaciones más hirientes por desconocimiento de las variantes de la soledad.
Por esto decía, está persona elige por ejemplo, a sus parejas en dirección a
revivir esa soledad. Elección que no solo es revictimizante, sino que si se
hace una elaboración consciente de esta disposición destinal, puede
encontrarse con el verdadero significado de estas elecciones: reflejar la
soledad de la infancia. Y de este modo llorarla, despotricarla, dependerla,
habitarla, actualizarla, e integrarla.

Recuperar la subjetividad
Entonces, para realizar esta alquimia interna de ablandarse al principio
femenino tan temido pero tan sano para esta posición, se ha de recuperar la
subjetividad en los vínculos.
Esto significa que, por ejemplo en una crisis de relación, la persona ha de
valorar lo propio en una primera instancia. Poner a la propia “Niña interna”
en consideración. Algo que posteriormente abrirá los recuerdos de cómo
realmente se vivió la afectividad de niña/o incluida la vulnerabilidad.
Y, sin importar cuál sea el guión o el contenido del conflicto, se irá poco a
poco desempolvando, el sentido del merecimiento y del amor incondicional a
la propia manera. O sea que el sentido de la rigidez que una puede mostrar a
veces en los vínculos, es la manera de empoderarse. Y de este modo
recuperar el sentido individual de ver.
Podríamos decir entonces que esta recuperación del valor de la propia
subjetividad es la manera que la persona tiene de la propia maternización.
Nadie le enseñó a valorarse de manera propia e individualmente, entonces
tiene que comenzar de alguna manera.

Pero, no he de dejar de decir...


En síntesis esta fase que podríamos llamar del “propio endulzamiento” del
párrafo anterior, requiere alguna crisis en los vínculos que sea un despertar a
lo propio del interior. O lo que podríamos decir es un despertar a lo
femenino, emocional o irracional.
Tranquila, que todas las fases del proceso emocional no son tan dramáticas y
demandantes. En este caso, es solo como una fase “despertadora”. Un tiempo
en que te amigues con el principio femenino, lo que reactivará esa
Inteligencia y una vez que esto suceda ya será más funcional al resto de tu
vida.
De hecho creo, que el “drama” que tanto se nos achaca a las mujeres cuando
nos estamos reivindicando o empoderando, es parte del discurso patriarcal no
es tanto del orden de lo femenino sino justamente del orden de la misoginia
masculina a lo femenino, que quiere controlar. Aunque toda una cultura diga
lo contrario.
Entonces, no he de dejar de decir que el verdadero despertar, se hace no
tanto en ese momento donde se logra una especie individualidad subjetiva
que decía; sino en una fase posterior, cuando una vez lograda esta
diferenciación, una/o puede comprender lo que provoca en otres sin anular lo
propio.
Esto requiere un gran sentido de la individualidad. Habilidad que
potencialmente esta Luna posee.
En esta segunda fase toca simplemente escuchar a les otres de lo que opinan
de una/o, y seleccionar de lo que dicen, lo que corresponde escuchar. Hay
parte de la queja que otre me hace que tiene que ver con sus cosas y no con
las mías. Pero para tener esa escucha selectiva, una/o ha de desarrollar
primero una relación más compleja con el interior.
De esto (lo que provoco en otres) hablé ampliamente en la Luna en Virgo.
Quiero decir entonces, que el destino recurrente relacionado con la carencia,
cesará de ocurrir en el momento cuando vea lo que toca:
(Resumo un sintético mapa aquí)
1- me encuentro con situaciones de destino de desamparo y soledad
recurrentemente a las que hago frente o resuelvo efectivamente (esto es de
normal). Posteriormente esa acumulación de sentido del abandono y
frustración, hace que comience a atender la individualidad subjetiva propia.
Esto es,
2- la reivindicación una tanto rígida de la propia postura como manera de
empoderamiento y validación del propio sentir. Esta fase cuando está
completada, la persona está preparada para captar la esencia profunda del
enfado, que es
3- reanudar una conversación sempiterna con la soledad, para desarrollar ese
sentido de empatía hacia el propio sentido del desamparo. Porque ya está
preparada para hacerlo. Y esto lleve a la maduración de que,
4- no importa tanto quién tiene la razón, sino que cada uno/a tiene razones
diferentes y esto es válido. Lo que es la construcción de la noción de
individualidad de ambos lados. Y en esta etapa se ha de incluir “lo que
provoco en los demás” atravesando la actitud defensiva de considerarse
perfecta.
5- Y así, comenzar a utilizar esas defensas capricornianas que implica la
Luna de manera correcta. Esto sería aprender a poner límite al otro y a mi
misma/o con consciencia de una soledad más relacionada con la madurez que
con la angustia. Un sentido que dará libertad para ir al mundo sabiendo más
de sí y abriéndose a la idea que no todo se puede controlar.

La capri mamá
Aclaro que estas condiciones de esfuerzo y disciplina, independencia y no
pedir (sobre todo emocionalmente); acaba de constituirse como recursos de
base que la persona tiene. Eso nadie te lo quita. Y hay algo poco emocional
de por sí en esta constitución energética.
Pero hay algo que comienza a sonar artificioso para esta generación del
nativo o la nativa quien recibe la posta capri ya un poco cansada.
La mamá es posible que sea Capricorniana, y que trabaje todo el día porque
le pone mucha ilusión a sus proyectos; lo que no le queda demasiado tiempo
para las necesidades emocionales propias y de su cría.
De esto le echaré culpas al Patriarcado también: se han de trabajar largas
horas por estos tiempos. Además que se ha puesto la diana fuera: en lo social,
lo público. Lo que puede cansar mucho si una/o no se alimenta, cuida y se da
placer en simultáneo.
Vuelvo a la Luna del nativo/a. Estas condiciones para ser amada/o a través
de ser merecedor/a de premios que decía al principio, es el estilo de la
“familia grande”. Y es mamá la que lo transmite.
Y sabemos que la “autoridad de mamá”, las normas de la familia que ella
nos transmite, tiene una gran incidencia en nuestra manera de pensar y ver la
vida; que incluso es difícil de visibilizar.

Poner límites
Por esto, identificar el “discurso materno” y visibilizarlo por dentro de mis
propias palabras será tarea de toda la vida.
Este es el primer acto.
El segundo: poner límite a la madre externa (o la voz interna que la
representa) y eventualmente la auto moderación con respecto a la
productividad.
O sea, no trabajar tanto o estar tan disponible a las necesidades de otres y
aprender del autocuidado que hace que me considere antes que a otres y sus
demandas. Un poco de egoísmo sano viene bien.
Con esto decir que “ponerle límites a mamá”, es de las cosas más difíciles
de hacer, aunque con esta posición astrológica es una necesidad. Ya que es
probable que se haya heredado de la misma madre una tendencia al
superpoderosismo.
Me refiero a poner límites a la tiranía interna porque cada persona siendo
adulta ha de lidiar con su propia gestión emocional y enfrentar con madurez
las propias decisiones.
Entonces la auto-moderación es la cura de todos los males.
O sea que, una cosa es ser depositaria de un don de construir, y otra es tener
una relación compulsiva con el trabajo que me ponga en un sitio de
superheroína para conseguir el afecto de mamá primero y de todas las
personas después.
Desde lo social, podemos relacionarlo a las mamás trabajadoras que están en
todos los detalles (la Luna en Virgo puede vivir temas similares), trabajan,
hacen las tareas domésticas, y resuelven el día a día. La recuperación de una
sensación de “lo humano” no superpoderoso, puede ayudar a poner y ponerse
límites con precisión. Me refiero a desarrollar el saber cuándo parar, o el no
involucrarse de manera inmediata con “lo que se ha de sostener” del entorno.
Ya que hay algo en esa tendencia que omite el descanso, el sentido de la
vulnerabilidad y de la derrota.

El desagote emocional y la crisis de vida


De todos modos, si tengo la Luna en Capricornio, las raíces y tradición
familiar serán sumamente importantes, y es por eso que para pervivirlas,
habrá que reformular el sitio propio en ese sistema de la tradición familiar.
Pero agrego, para que esto suceda primero he de encontrar el modelo
individual que se realiza recuperándose a sí mismo/a en soledad, tal cual
describí en su apartado anterior.
Este retiro ermitaño para procesar propias emociones, sucederá en algún
momento de la vida, y puede que reavive dolores de la infancia, por
dependencia no completada, amor no recibido y llantos no pegados a su
tiempo.
La dificultad de esto es que, por un lado, una/o no está preparada/o para ver
algo que se ocultó hace tiempo, porque quien debería enseñar al respecto, no
lo ha hecho (la mamá funcional al sistema patriarcal).
Y, por el otro, porque es un mecanismo que tiene largo tiempo como
completamente congelado. Y cuanto más congelado más presión del destino
ha de hacer para desembozarlo. O sea que han de suceder demasiadas escenas
(o más graves) que le dejen sin el mecanismo de la Luna en Capri que es
cumplir para no ver lo que duele.
Entonces han de suceder inevitablemente esas situaciones de destino donde
se encuentre con esa carencia o verse sola sosteniendo situaciones
insostenibles; hasta que se de permiso a profundizar en las enseñanzas que
dan los duelos, las pérdidas y las situaciones desfavorables que no se atreve a
mirar.
En síntesis, la habilidad a adquirir número uno, es la gestión emocional
correcta comenzando con desagotar la necesidad de dependencias, no hecho.
Pasar en algún momento por la sensación de “mamá tendría que haberme
acogido”, o “tendría que haberme cuidado”, siento que es muy sincerizadora.
Si tienes esta posición y alguna vez has pasado por esta sensación, buenas
noticias porque estás sana/o, y tu “sentido del merecimiento”está mejorando.
Con tal desagüe emocional, la persona recuperará su espacio vital emocional
y la estabilidad, que hará que las gestiones emocionales futuras acaben siendo
muy eficaces y certeras al final. Y sobre todo rápidas porque ya es su estilo
en el manejo de las emociones y las pérdidas. Quiero decir que es toda una
tarea en dirección al ablandamiento (que lleve años quizás). Primero
ablandarse y luego recuperar el poder resolutivo.
Por otro lado, más allá de esta injusticia de lo que fue su infancia, el hecho
de pensar que alguna vez se va a conseguir aquello que tendría que haber
sucedido (el amor materno de alguien que no lo es tanto), es un error.
O dicho más correctamente, llegado a un punto del lamento, se ha de liberar
de pesos y culpas para todos lados y aceptar la tristeza de lo que este
mundo provoca. Ahora que ya se lo puede hacer, porque se poseen muchos
más recursos para sostener verdades del orden de la realidad.

Entonces, la conducta interventora


Sacar 10/10 en el cole, ser más rápido/a o destacar en algo, ser la/el
primero/a que se tira de clavado en la piscina, quién comienza a caminar
primero/a, y hasta quién es mejor cliente de un terapeuta.
La pauta regular cotidiana (significado de la Luna), es un tipo de excelencia
que es muy válida de tener. Son hijes de la diosa Pallas Atenea.
Pero la clave creo, es que anticipa los verdaderos y orgánicos logros a los
que la experiencia le aproximaría sin esfuerzo extra. Como una escena de
tipo: la cosecha que se da por obra de la naturaleza, y el trabajo humano que
simplemente la acompaña.
Moraleja: el hacer continuo no construye de por sí.
Y este es un punto importante de esta Inteligencia a desarrollar. Es probable
que, la individualidad y los logros sean cosa muy importante de fondo (sé que
lo estoy reiterando); más que los temas emocionales. Es por esto que la
mirada tradicional dice que la Luna está en exilio (se aleja) en Capricornio o
sea que básicamente esta persona no es tan emocional/lunar.
Pero para llegar a ese verdadero y loable descubrimiento personal de la
independencia afectiva; ha de retomar una tarea pendiente escondida tras las
investiduras de los arquetipos de mujeres del linaje: adictas al trabajo por
necesidad o ambición, que tuvieron que desoír su naturaleza cíclica, yendo
incluso en contra de sus propios deseos de éxito ya que nadie sin instinto (de
conocer el momento oportuno, por ejemplo) puede ganar esta guerra.

Las Ateneas del linaje


Como les había comentado, yo le daría la regencia de Pallas a Capricornio.
En astrología es el asteroide de la estrategia que cada una usa para entrar al
sistema del patriarcado. O para decirlo de manera más global: hay un algo en
las mujeres de la familia, que las endureció, las puso “al pie del cañón”, las
puso ejecutivas, y con un olvido de su cuidado personal por supervivencia.
En la mito, Atenea nace de la cabeza del padre sin madre conocida (una que
fue silenciada también ya que Atenea era hija de la antigua Metis, Diosa de la
sabiduría).
Podría decirse que mamá patriarcalizada de la Luna en Capri valora la
efectividad e independencia, y por la propia necesidad de “dar en el blanco”,
adiestra al niño/a a su propio ritmo de eficiencia.
A nivel de nuestra cultura contemporánea, estamos muy “into” esta
temática. La cría que fuimos, para no reconocer la soledad infinita de su alma
en la infancia y para agradar a mamá (siempre ocupada y activa), se convierte
en su robot. Que es como una canalización de los dolores trabajando.
A nivel sistémico familiar, hay un olvido de lo emocional remanente por
generaciones, que hay que saber llorar.
No dejemos de nombrar que los dotes de contención emocional de la familia
son escasos para esta/e nativo/a. Cumplimos con sus normas, seguimos su
compás interno, somos responsables antes de tiempo, y reaccionamos
maduramente ante nuestra propia frustración que reprimimos. Aunque es
muy aconsejable sacar en algún momento la frustración de la infancia, en
dirección a dar vitalidad al interior.
Pero el elemento que quería añadir es que el patriarcado nos enferma
profundamente, nos olvida de nosotros/as, o mejor dicho, al denigrar al
principio femenino de la oscuridad y el misterio, nos deja cojos/as de una
parte fundamental. Esto nos entristece, frustra y cansa.
Y en este caso del linaje familiar, este agotamiento ha venido acompañando
por generaciones: mujeres que lograron mucho, que lograron en ámbitos de
hombres como la empresa y la ciencia, expectativas de la misma excelencia
en las generaciones venideras, y olvido de sí en cuanto a seres sintientes.
Y, esta sombra o ignorancia interna puede ocultar la sobre-dependencia que
se activa en casos de entrega emocional. Esto es otro de los temas de la
Lunitas del “Bebé jefazo”
Hilo del que tirar: investigar las mujeres trabajadoras en el linaje, que no
fueron capaces de vulnerabilizarse, sentirse tristes o descansar. Por allí
pistas...

Aceptar la suerte y lidiar con las carencias


El apego sano
Hay algo en las Lunas del elemento tierra que se ha de comprender en
dirección a “aceptar la propia suerte”, como dije. Y, reconocer que la familia
que me dio a luz, tiene estas características, y que en un punto hay menos
necesidades emocionales que otras personas. Una vez se haga el desagote (de
lo más visceral reprimido) puede incorporar cierta información más sensible
sobre todo hacia una misma. Esto también lo dije.
Pero lo que no dije todavía es, que si esta consideración pendiente del
interior no se hace, puede crecer dañinamente; y cuando me encuentre con
una persona que me lo permita, hacerla depositaria de todas las demandas que
tendría que haber hecho de pequeña/o.
Las consultas terapéuticas de las Luna en Capricornio en general van
dirigidas a que tiene un apego grande hacia una persona, del que se quiere
liberar.
Quiero decir que por jugar el papel que una/o no necesita nada o a nadie, no
quiere decir que esto esté solventado.
El apego sano en realidad es justamente, el que construye las relaciones
duraderas con las que se siente identificada. Con esta posición estamos
hablando de una preferencia por construir relaciones afectivas (Luna) que
sean sólidas, tangibles, se sostengan y se den mutuo apoyo logístico
(Capricornio).
O por lo menos en ese rango de preferencias.
Pero como no saben cómo manejar el apego sano, porque esta organicidad
vincular del “encuentro” primero y la “retirada” después, se truncó
prematuramente en la tierna infancia; se mantienen o apegados/as
exageradamente, o independientes en demasía. Lo que es difícil de reconocer
es el dolor que provoca la verdadera compañía.

“Sra. Perfecta”
Por otro lado hay un punto ciego de Capri que es que, la tendencia a la
perfección, hace que cuando alguna persona le comparta un parecer subjetivo
de algo que la Lunita Capri le ha provocado, no lo pueda recoger.
La Luna Capricornio analiza fríamente su escala de valores e inventario y se
dice “yo no soy imperfecto/a”, ya que en verdad no transgredió su propia ley.
Por suerte este sistema individualista es una dinámica que está llegando a su
fin.
Y es por esta “falacia de perfeccionismo” que no se permite realmente
escuchar las quejas de les otres hacia sí, porque está demasiado
ensimismada/o en hacerlo bien.
Es lo que el dolor ha obrado en estas seres humanas.
El diálogo interno de la “Dona perfecta”es algo así como ser perfecta por
negación del error que es muy difícil de concebir y está sostenido por la
ambición desmedida. Equivocarse es perder el afecto del otro dentro de la
mente infantilizada.
Es por esto que creo, que hay algo de las ordenaciones que hace el cosmos y
la disposición del destino, que hace que la persona se encuentre con cierto
desorden o la incomodidad de los vínculos, o con un sentido de estar
“embarrada emocionalmente”. Para no guiarse por decálogos e inventarios en
las relaciones, sino vivir una vida donde se permita verse imperfecta, por
tanto, verse más profundamente.
Esto le llevará a salirse de la “fascinación por el padre” que está por debajo
de sus anhelos, o de los anhelos que copió su madre de su propio padre.
Recuerden que las mujeres Atenea o con Pallas fuerte en la carta natal,
suelen estar más interesadas en el mundo del padre porque le suena a más
aventurero y desafiante.

Algunos tips, además de los que ya dí


Quiero decir, en síntesis que parte del proceso terapéutico tiene que ver con
la aceptación.
Por otra parte, valorar el apego de manera sana y autosostenida, aprendiendo
sobre gestión e inteligencia emocional, puede acelerarlo. O sea que no es “no
apegarse” sino aprender a hacerlo considerando al auto sostén como una parte
importante.
Entrar en el mundo emocional, es menos intenso de lo que creía pero más de
lo que permito sentir.
Algunas investigaciones:

Aprender a pedir
Pedir (por el desconocimiento del interior) es imposible según las
coordenadas lunares capricornianas.
El terreno emocional, es un desierto yermo, que estoy caminando.
Mamá puede haber sido muy solícita a nivel logístico pero cuando toca
consolar el llanto, compartir el momento de ir a dormir, o dar mimos, esto
supera sus propias capacidades y su paciencia, pues ‘hay muchas cosas que
hacer’.
Para esta Luna, la raíz emocional que toda cría mamífera ha de tener para ir
a la batalla simbólica y real de los tiempos que corren; no se hizo
pertinentemente. Lo que hace que la persona tenga ese anhelo (no
reconocido) en el interior, que eventualmente se destapará por activa o por
pasiva.
O sea que por no permitirse pedir lo que necesita a nivel afectivo de manera
sencilla y a tiempo, en un momento demandará casi caprichosamente.
O para decirlo más correctamente no pide porque siente que el otro lo siente
cómo demanda o reclamo. Así como ella siente las solicitudes de los demás
del mismo modo tiránico.
Entonces, como no hubo la libertad de pedir lo que se necesitaba (hacer una
rabieta a tiempo hubiera relajado tanta tensión), sumado a esto se enfrenta al
cotidiano, con un estilo de “marcha de soldadito”; por todo esto en vez de
tener el auto sostén emocional que se podría advertir en esta posición, se hace
una sustitución de dar para pedir.
Y como toda sustitución, con los años comienza a ser compulsiva: como el
workaholismo (trabajolismo), que oculta propias necesidades emocionales
que no se piden ni expresan. Probablemente debido a que, o no se cree
merecedor/a y/o porque cuando se ha arriesgado a hacerlo (a pedir) se ha
encontrado con una negativa o una sensación de carencia.
Probablemente también, porque le da más seguridad dar que pedir.
Para hacer este trabajo de restitución de la fluidez entre el dar y recibir, sin
segundas intenciones, mensajes ocultos, ni miedo; se ha de pasar un
temporada ablandando el sistema para que una mayor lentitud pueda llegar a
re establecer un sentido sano y manejable del interior.

La relación con la soledad y la relación con el vacío creativo


Por esto sigo, que colocar las necesidades de apego (nutrición emocional)
bajo de la alfombra, no es lo que corresponde.
Hay una superposición de deseos: el más evidente que es el de
independencia y el que está por debajo que es la necesidad emocional.
Cuando más independiente se muestra, más necesita de nutrición emocional
tendrá.
Entonces el destino hace que la persona se encuentre con la soledad y
restricción para comenzar a ablandarse y tener una relación con esa
individualidad pero de manera madura. Pero esto último ha de decidirse, sino
la persona simplemente estará sumida en el mecanismo lunar de
compulsivamente quedarse sola.
Creo que un paso creativo en el proceso terapéutico de esta Luna es el hecho
de verse “no completa/o”, o no independiente; lo que daría un “vacío que
puede ser llenado” posteriormente.
Un vacío que de reconocerse, el universo a su tiempo vendría a llenarlo con
sus bondades…
O sea que una vez que se vea capaz, es loable que pueda retornar a la
infancia. Lo que es decir regresar a esa escena interna de esa niña o niño que
no sabía cómo hacerlo, y ayudada/o por la percepción actual, acoger el
trauma.
Y en consecuencia cuando vea con nuevos ojos el vacío que está habitando
el interior, se amigue con él. Y ya no volverá a revivir ese recuerdo por
secreta fascinación.
En síntesis las capricornianas son Lunitas, eficientes, correctas, con atención
a la ley en todos los niveles, leales, y con un sentido de lo práctico tendiente
al logro que sienten como muy satisfactorio. Ese movimiento aparentemente
independiente, tiene temas pendientes con las emociones. Lo que es decir
que, por debajo hay un deseo de ser nutrida y valorada por la individualidad.
Esto es lo primero que se debe de reconocer, para ponerse a manos de ese
universo, que en primera instancia pareció ríspido, pero que en la actualidad
la persona puede manejar con mayor timón.

Aceptar la realidad
El “vacío creativo” de sostenerse a sí misma daría una nueva construcción
de lo emocional. De la mano con una aceptación de la propia suerte.
Lo que permitirá trazar rutas en el interior, reconociéndolo e ir dándole lugar
en la propia vida. Algo así como poner en marcha los motores del afecto,
congelados por supervivencia.
La hiperactividad del mundo de hoy, stress, autoexigencia exagerada, super-
responsabilidad en el vínculo, falta de conexión con la queja sana, la
frustración y la rabia; son muy útiles de ver para el proceso de
autorrealización (que todes hemos de vivir).
¿Para qué? Para que las escenas en el presente que reproducen
dolorosamente eso que hay que ver, el desamparo y tal; no vuelvan a suceder
jamás. Y la Luna en Capricornio se convierta en una fantástica capacidad
talentosa del sostén emocional que tanto estaba pidiendo recibir.

Pasar de pasiva a activa


Dejar de satisfacer las necesidades logísticas de la madre (y los demás
vínculos) y atender a las propias es vital. El primer paso en el camino de
autoconocimiento será el destape de las frustraciones emocionales y todo lo
que haya allí pendiente.
Me refiero a la apertura de la grieta emocional que está detrás del estrés y
rigidez propias.
Luego, el cierre de esa grieta se efectúa a través de la madurez, también
propia de esta Luna. Ver con realismo que mamá no será otra cosa que la que
es, que las personas pueden lo que pueden y que las posibilidades humanas
son las que son.
Y mantener una relación auténtica y sincera con ella (mamá y los demás
afectos) donde se comience por re-establecer términos de amor menos
unilaterales pero no necesariamente reivindicativos.
¿Cómo?
Considerando que la autoridad verdadera emerge con una
consciencia del dolor y no su evitación.
y que la afectividad es un valor de liderazgo, y
viviendo la individualidad de la encarnación y el mundo de todos los
días como un reflejo del interior, que es testigo de las voces de todas
las mujeres de mi familia que se cansaron profundamente en este
intento de comprender el patriarcado.

Y si se está cansada se ha de descansar, aunque esto signifique incluso estar


deprimida como proceso momentáneo restaurativo.

Pallas Atenea recuperada: la autoridad en el sentido de lo femenino


La Inteligencia de la Autoridad en un sentido femenino, es la que reconozco
necesaria de recuperar y asociada a Capricornio. Y esto sucede cuando
comenzamos a reconocer a la Gorgona como parte de la deidad. Me refiero a
Gorgona como la consciencia de lo oculto, el instinto, la magia. Esto que en
palabras sencillas tiene que ver con la deconstrucción de la misoginia
internalizada.
En el terreno vincular, por otro lado, tiene que ver con lo que no se puede
controlar porque pertenece al mundo del otro. Lo que di en llamar “lo que le
provoco al otro”.
O, lo que de otro modo es decir, lo que crece en el otro siendo inspirado por
nuestra propia Gorgona (sombra), o la sombra que el otro me revela acerca de
mí.
Escuchar a otres con sus requerimientos ablanda, descentraliza la exagerada
culpa individual en las relaciones, y añade verdadera responsabilidad en la
medida que corresponde.
El resultado prometido de este proceso de restitución del poder emocional
de la Luna en Capricornio, es el resurgimiento de la gran “Diosa de la
ciudad” (la Diosa de la civilización), que no está tan relacionada con el
conflicto y la guerra sino con la adaptación a los cambios y las creatividad
estratégica puesta en la práctica.
No olviden que esta como todas las Diosas son hijas de la Antigua diosa de
la fertilidad, por ende todas las diosas son creadoras, orientando su energía
sexual a hacer aparecer sueños y proyecto producibles.
Quiero decir por último que las referencias de autoridad que tenemos están
asociada a la guerra y a la muerte, que viene desde cuando el patriarcado
estaba en sus primeras etapas, y por supuesto asociada a lo masculino.
Pero un abordaje bi-cara de la energía de Capricornio, uno que contemple su
aspecto femenino, nos traería de regreso el instinto perdido.
Esta nueva deidad, es una que tiene mucho olfato para sentir por dónde
seguir, y cuándo detenerse... Porque al don no se lo había quitado, lo
conservó por miles de años en secreto.
Cazadora! es inútil ocultarse, ya te vieron, tu sabes por dónde seguir, y
cómo leer las señales. El cosmos ha sido siempre tu campo de batalla. Lleva a
estos cazadores recolectores, con la intuición de tu matriz, a buenos
abundantes y bellos terrenos que cultivar...
11
Acuario
Airland, (el terreno del aire)
“Sonamos muchachos, resulta que si uno no se apura a cambiar el mundo, después es el mundo el
que lo cambia a uno”.
del personaje Mafalda de Quino.
Luna en Acuario
Inteligencia profética

Mamá-Ciela
La infancia “congelada” y el traslado de la consciencia al terreno
mental con motivo del trauma.
La mamá de la Luna en Acuario tiene una atención demasiado diversificada,
como para poder conectar con esa cualidad que “hace nido”, que tienen las
madres convencionales.
Me refiero a la calidez del pecho, la suavidad de las palabras, la sensación
de sentirse llena o lleno, que eventualmente el/la bebé sí que experimentó en
los momentos prenatales, y anhelo que le decepcionó luego de nacer.
Dentro de la barriga se gestó una idea de plenitud que luego fue
decepcionada de un momento para el otro, en el parto. El cuerpecito quedó
con el “susto eléctrico de este mundo”, una especie de shock emocional que
lo/la dejó congelada/o. Eso nada más llegar.
Tener en cuenta para la autoterapia, que un factor fundamental es que todo
sucedió de repente.
Y ante ese susto repentino y arbitrario, la consciencia de la persona se va, se
desconecta, desaparece de este mundo, se va al “terreno del vacío”.
Si la propia consciencia quedara en el cuerpo de la persona, en vez de
volverse hiper-mental (lo que llamo el terreno del aire), simplemente se vería
que está en shock, entumecida y asustada. Un pollito mojado que pensaba
encontrar una mamá gallina y se encontró ..., un ave de otra especie, quizás o
un robot incubadora de huevos.
La buena raíz que da el hecho de ser cuidada/o en la infancia, es super
necesaria para que cualquier “pajarillo” pueda volar posteriormente, con la
libertad propia que es para él. Todes tenemos una porción de libertad que nos
pertenece por el solo hecho de ser.
En esta posición astrológico-cósmica ya la libertad es el tema. Comprensión,
manejo y uso deliberado y no mecánico.

La sensación de libertad desde la perspectiva de la niño/la niña


El desapego de la primera infancia sienta precedente acerca de esta libertad,
que fascina e impresiona de igual manera.
Pero, la llave que hace que esa libertad sea de uso deliberado; es que la
persona sea capaz de exorcizar apropiadamente lo que haya de antiguo, para
mantenerse actualizada emocionalmente. De este modo no será presa de la
reactividad continua. Ya que recuerden que la Luna en su significado tiene
algo de mecánico y compulsivo, de cierto dolor o desconcierto que responde
a imágenes que inspiran desde el recuerdo, no en el presente.
Lo que quiero decir con “actualizar” es que, en una energía como Acuario
que naturalmente se predispone al futuro, hay en vez cierta negación del
pasado por doloroso y denso.
Porque quizás mamá murió de joven o la libertad que mamá tenía, no llegó a
acompañar su crecimiento apropiadamente. Todo esto causó un dolor
abrumador difícil de gestionar, y al no tener las habilidades para hacerlo, las
pasa por alto, y se pone atendiendo al futuro.
Pero esto es solo aparente.
Cuando parece que el nativo o nativa está de cara al “tiempo que está
llegando”, porque no repara en el dolor; en realidad está siendo llevada por
un “apego al desapego”, o una compulsión a quedarse en el vacío o sensación
de abandono no poco doloroso de la infancia.
Esa conducta de aparente libertad, en realidad lo que está actuando es un
boicot de cosas que le importan ya que no tiene la paciencia suficiente para
esperarse la resolución del tema que acabará resolviéndose de manera natural
como todo. Y, con la necesidad de re-establecer el control de su vida, “pega
el portazo” y actúa ese boicot.
La cuestión fundamental, es la madurez con la que este ser recién
encarnado, se encuentra con la información de la libertad.
Con la poca madurez de la infancia, entonces, interpreta primero, una
angustia difícil de sentir y luego una ocultación de este dolor intenso, por su
envergadura justamente. Esto sucede tan instantáneamente que no es capaz de
ver lo que está por debajo.
Y más que una ocultación, es la misma consciencia de la persona que no
puede quedarse en su cuerpecito mamífero por no poder sostener el
abandono, y se traslada a lo mental. Lo que llamé como el “terreno del
vacío”.
Es en un punto, lo que la psicología llama perfil esquizoide. Una afección
fóbica a las relaciones sociales, porque el amor no le dio buena impresión
desde la infancia en adelante.
Eso se traduce en un campo emocional con una tensión contínua difícil de
domar, que tiene rabietas, las reprime, quiere cortar el teléfono a su amiga y
no verla más, que se piensa secretamente superior a otras personas, ante las
sensaciones de inferioridad, o que siente ser rara para todo el mundo, o ella
misma propicia su discriminación grupal. En una versión o en la otra la
distancia emocional es amplia.
Es difícil que Acuario sea descripto en términos emocionales porque tiene
una reticencia a ellos, y puede ser que la mayor parte de su vida elabore
contenido para defenderse de ellos. Pero ganar terreno a lo profundo nunca
está de más en ninguno de los procesos lunares de empoderamiento que estoy
relatando. Acuario no va a ser la excepción a pesar de sus claras limitaciones
con desentrañar el trauma infantil.
Todo esto dicho más arriba siembra un sentimiento de inadecuación que le
identifica. Sentimiento que es odiado e igualmente amado.
Y ese “sentimiento de inadecuación” condicionado por la historia, si una/o
no se revoluciona contra él, y sigue su lineamiento ideológico en la vida;
representa justamente el apego al pasado del que hablábamos. Libertad
libertad, no es.
Y, muchas veces también puede generar tristemente contenido de odio
(hacia la propia generación o las que siguen), más que de libertad. Desarrollo
este pensamiento después.

La mama acuariana
Hay una profunda conexión con la libertad que tiene la misma madre de la
cría con Luna en Acuario, que quizás tiene que ver con su propia infancia o
quizás simplemente con su esencia, ya que es probable que sea acuariana. La
Luna en Acuario representa una experiencia de la soledad aún mayor que la
Luna anterior Capricornio, ya que en Capricornio la “compañía” que tiene es
la del modelo o de “lo que toca hacer” que ya da una especie de placebo.
Aquí ni siquiera eso. Por eso uno de los arquetipos de Acuario es “el o la
exiliado/a” o el/la loco/a. ¿Vas dimensionando el tamaño del trauma?
La criatura hereda esta sensación de rareza con la vida.
Pero no es lo mismo tener el Sol en Acuario que la Luna, ya que la identidad
(relacionada con el Sol) es algo que se desarrolla en la adultez y con plena
consciencia y constructividad, y se sostiene en la individualidad. El Sol en
Acuario es una identidad muy conectada con la creatividad, la singularidad y
el goce de la improvisación, la rebeldía y la disidencia.
En cambio, la Luna en Acuario es una combinación cósmica difícil de
comprender por la extrema soledad, y la conexión con el vacío de la
existencia, se experimenta al principio de la vida cuando no hay herramientas
suficientes para comprenderlo.
Sabemos que como mamíferos/as somos de lenta independencia, lo que
requiere una amplia participación de la mamá o cualquier ser maternante
durante esa primera etapa.
Como mamiferes toca comenzar desde allí. Lo que es en conclusión, que en
esta posición lunar no se propiciaría un buen comienzo.
Un pequeño comentario para despuntar el vicio de criticar al sistema, es que
en la organización actual de la familia, donde hay una sola mamá; es el
motivo que provoca parte de esta distorsión. Una crianza comunitaria quitaría
peso, daría variedad y entretenimiento, creatividad y un sentido del desapego
sano para todes.

En la vida adulta
Para la persona Luna en Acuario de la adultez hay como una sensación
insólita acerca de una/o mismo/a por ser un poco “a su modo”; o porque la
relación con mamá o con la vida (o los demás) en la infancia, creó una huella
energética donde la ternura que se necesitaba, hubiera hecho entender
cualquier conducta extravagante de la madre o propia. Pero en general no van
de la mano, aunque no lo descarto.
Para ello recomiendo construir a nivel político-social, canalizado y
visionado; nuevas formas de convivencia en familia o de afectividad;
moviendo los pilares del patriarcado a través de una propuesta, más que la
reacción destructiva.
Aunque depende de quien, tiene que aprender a destruir.
Y, si esta posición o una con Lilith o Urano fuertes, te adornan tu mapa
natal; recomiendo mucho dominar el poder de desaparición o destrucción,
antes que reprimirlo…
Paralelamente a eso hacer un mea culpa que hacer si el discurso es uno de
odio.
Quiero decir que, por la insistencia que la sociedad patriarcal pone en un
arquetipo un poco artificioso de una maternidad con fines productivos (una
chacha cuida bebés que se olvida de sí misma), esta mamá acuariana que no
tiene los dones de dar ese cobijo que se le pide, quizás no le da ninguno de
ningún tipo.
O quizás aunque no los tiene se esfuerza, pero la criatura percibe cierta
artificiosidad.
Entonces se abre una brecha de desapego que se abre: el bebé ante la vida.
Esta brecha está hecha de falta de abrazos necesarios para que el cerebro
madure, falta de cuidados y atención, falta de calidez o de comprensión de la
madre hacia las necesidades del/la bebé.
Esta experiencia de desarraigo genera una sensación que la nativa o nativo
portarán luego de adultes. La sensación de no ser del todo apropiadas/os al
modelo, en cualquier aspecto de la vida. Lo que no hace más que contribuir a
su relación de rechazo con lo social.

Lo acuariano requiere una mamá con un amor muy preferencial

Ojo, que hay algunos casos de esta Luna donde la mamá de la infancia está
muy presente a su modo. Quiero decir que la alimentación emocional es
correcta, pero generalizada y no muy preferencial. La mamá puede
autopercibirse como amorosa y de hecho serlo, pero no comprender del todo
a su prole. Porque la niña/o es muy rara/o para la madre, o lo mismo con
respecto a la maternidad en general.
También es que la energía acuariana no es muy afín a la lentitud que
requiere la maternización, amamantar, consolar, quedarse pasiva esperando
en el parque, etc..
En estos casos la mamá puede cumplir las necesidades básicas de educar a
una niña o niño, pero cuando ha de abrirse a lo nuevo que su hija/o le trae, ya
no se abre tanto.
O sea que hay dos caras, una modélica y artificiosa (Acuario está por allí por
Capricornio), y la otra que rechaza a su hije o por lo menos le rechaza en los
primeros años de vida. Y la o el bebé refleja simplemente ese rechazo.
Incluso ha habido casos de que los bebés no quieren tomar la teta de mamá.
De ser así, una lectura correcta sería que la criatura está espejando un cierto
repudio por lo humano que siente de la mamá acuariana. Un repudio a su
prole.
Como niña/o de la madre acuariana, se va generando una noción de sí, como
de que el mundo le rechaza. Conjuro muy difícil de exorcizar y que se
traduce en un rechazo al mundo que acaba por poner en práctica activamente.
La comprensión del desapego, como decía, es de lo que más enseña a esta
Luna.
Pero en ambos casos: la mamá desapegada o la mamá que intenta meter a la
criatura en el redil; el niñe Luna en Acuario tendrá la misma relación reactiva
con las emociones, que eventualmente puede traducirse en contenido
libertario (aunque este sea de odio, lo que no es libertario precisamente).
¿Van viendo? Como la posición lunar Sagitario la relación ideología-
emociones de la infancia no “recuperadas”, es una clave para descifrar lo
incomprensible del interior.

El boicot como manera de recuperar el control


En la Luna, el factor pasividad (como todas infancias patriarcalizadas), hace
que a la persona infante no le quede de otra más que adaptarse al tipo de
amor que le da la madre. Sería raro que reclame el amor que se merece de
pequeño, por eso de grande eso le dificulta las relaciones. La madre de la
Luna en Acuario, comparte el afecto de un modo que hace revivir a su prole
una cierta incertidumbre, y poca entrega que quizás a sí misma le negaron de
pequeña.
Como niñe es como ser “hijo/a de la nada”. O como ir a buscar un abrazo y
encontrar vacío.
La libertad (tan necesaria en el hombre y la mujer adultes) es
incomprensible para la/el niño/a, y la interpreta como falta de amor o
angustia ensordecedora que puede causar mucho temor y hacerle perder el
pulso literalmente.
Toda “madre prenatal” es buena, pero la criatura una vez nacido/a, se
encuentra con una realidad metálica, fría, que no le devuelve el reflejo, ni
acompaña con cariño su crecimiento.
Mamá acuariana desconecta emocionalmente por la propia dificultad con el
amor. Tiene una necesidad de velocidad y desapego que hace que desatienda
cualquier necesidad que no sea la suya propia.
Y tantas veces lo hace, que en el inconsciente del o de la bebé, se acaba
asociando amor a “corte emocional”.
Luego y por este motivo, el nativo/a comienza a actuar el corte antes de que
le sucedan las escenas (tal cual se las espera: me refiero al abandono). Se auto
boicotea como una manera de volver a dirigir su vida y para que no le duela
tanto quedar a expensas de la huida del otro.
Lo que vendría a ser, el rechazo sistemático de todo lo que le venga sonando
a afectividad.
El “termostato emocional” está sobre alerta y desconecta en caso de peligro.

La sociabilidad-la cueva
Entonces puedes decir, si la madre es libre, astróloga, desapegada, que tiene
varios padres y vive en una comuna; ya podría ser una versión mejorada.
También agrego, si mamá no lo fue, cada cual puede agenciarse estas
experiencias de libertad de manera activa, ya en la adultez. Lo que no se
encontró de manera puntual con una sola mamá, vivirlo con diferentes
madres, o las vecinas del barrio. Me refiero a diversificar intereses y afectos.
Hay una tendencia muy socializante, en la mayoría de casos de esta Luna.
Pero, sí y solo sí, estas personas se abrieran al talento de vivir la propia
singularidad con fluidez, en público.
Lo que sucede es que no tienen las herramientas por otro lado, para
mostrarse tal cual son (o mostrar los pensamientos que están en desacuerdo
con el grupo) y prefieren la “cueva” o el destierro, porque con esa lejanía que
puede vivirse incluso estando con gente, se sienten seguras/os de mantenerse
auténticas/os, no cuestionados/as, y pulcros moralmente.
O sea que hay todo un trabajo relacionado a salir de la “fobia social”, ya que
siente que la sociedad le discrimina, producto de lo primero que conoció del
mundo: el rechazo de mamá (abierto o solapado).
En síntesis, está fascinada secretamente con ese “vacío desconcertante” de la
infancia, no tiene mucha confianza en sí misma como para expresarse
abiertamente, y no tiene paciencia para procesar su interior.
Entonces es normal que las habilidades sociales no se desarrollen con
naturalidad y por ello se oculta “dentro de la cueva”, para defenderse de la
experiencia de ser dañada.
Y, si alguna vez osa salir del interior, o mejor dicho, de la mente; se
enfrentará a la sensación de abandono que tenía pendiente, al sentimiento de
inadecuación o a la poca comprensión del otro, ante su naturaleza.
Difícil círculo vicioso. Círculo vicioso que se desanda cuando aprende que
más allá de la reivindicación infantil, hay una naturaleza que es difícil que los
demás comprendan, y que ha de depender solo de la autoevaluación y
valoración.
Tantos años dentro de la cueva….
…. sirven para ejecutar finalmente esa tarea de comprenderse y darse cuenta
que lo que está buscando fuera, es cierta aprobación de los demás, que se
traduce paradójicamente en un repudio a lo social.

El repudio social
También es verdad que en esta Luna, como en el total de mecanismos
emocionales que ya hemos analizado, hay una fijación con el trauma que no
da la libertad justamente, para soltar la infancia. Esta es de las más
angustiosas de las Lunas.
Librando batallas en silencio, autoboicoteándose relaciones que le importan,
y reaccionando como “en shock” primero (congelamiento) y “bajar la
persiana” a amigos después, cuando le provocan sentimientos que no son de
su agrado.
Hay un repudio, podría decirse que mutuo, entre la sociedad y el nativo o la
nativa. Otra manera de decirlo es que, como lo que conoció desde pequeño/a
es una especie de desprecio de su madre, si no madura esta perspectiva del
mundo, la persona estará replicando esta “resonancia energética”, que lo hará
vivir el desprecio ajeno contínuamente. Esto es susceptible de ser
exorcizado.
No quiero decir que si tienes esta posición estás destinada a ser el “patito
feo”, sino que si sientes que hay una sentimiento mutuo de enemistad con la
sociedad o con ciertas personas; esto que ves en el otro también lo puedes
cambiar. Lo puede cambiar por obra de la magia que se produce cuando lo
percibes de manera diferente y no entras en reflejar su percepción de tí. Todo
es cuestión de imaginaciones que dialogan.

Mamá ciela o mamá patriarcal


O sea que, la bella historia de ser hija de mamá-ciela, es en nuestros tiempos
de super patriarcalización, un descuido de la madre más que una unión filial
con el cielo.
El trauma genera, más que libertad de vivir su autenticidad, un destierro
doloroso al “terreno del aire”.
Y la libertad puede ser malinterpretada por el o la nativa, como liberación
del odio reprimido. Aversión u odio hacia los demás, o hacia sí mismo como
manera de “desaparición” social.
Cuando finalmente se hace un trabajo de deconstrucción del interior, para
actualizarlo, ese vacío inicial, es la semilla que genera la presión suficiente
para crear el mundo de los ideales acuarianos, de no jerarquías, libertad y red
social igualitaria.
Allí es cuando el “terreno del aire” deja de ser un refugio para recuperarse
de la infancia y empoderarse, y comienza a ser realmente una propuesta de
opinión.

Aprender a ir del autoboicot constante a un verdadero manejo de la


libertad
Entonces los sentimientos en mamá, que hasta puede estar inestable
mentalmente, hace que la afectividad en vez de construirse gracias a una base
sólida, sea presa de la intermitencia o el corte emocional mencionado.
Para el nativo o la nativa, la sensación de corte será el fin del itinerario de la
energía, un timing que indefectiblemente acaba en la desconexión.
Ejemplo, cuando está por enamorarse el novio la deja, cuando está por
entrar en el núcleo terapéutico el terapeuta ha de viajar, y antes de que le
despidan del trabajo se va autoboicoteando.
La mamá, educa a un niño/a supeditado/a a los tiempos propios (inestables y
caóticos), haciendo que quede dependiente, en el terreno del amor, que es uno
de subidas y bajadas emocionales repentinas.
Y esta dependencia es tan grande, que la criatura ha de esconderse tras el
mecanismo de la frialdad cuando siente que el amor afecta su seguridad
emocional, por compensación. Cuanto más huida, más dependencia no
reconocida.
Entonces, el timing emocional de la persona con Luna en Acuario, es el que
se ha heredado de la mamá, una mamá no muy estable, que no le puede dar
un amor para que se conduzca libremente en las relaciones, y encima le
provoca mucha inseguridad y nervios.
Entonces para la persona nativa, el hecho de auto-propinarse cierto destino
boicoteandose a sí misma/o; es la manera que encuentra de re-establecer el
control, como dije anteriormente.
Entonces, como lo he mencionado en las anteriores Lunas: la fuerza
acuariana puede “pasar de pasiva a activa”. En su versión pasiva, toma
decisiones con el fin de acabar en la escena temida y cumple su auto profecía
de abandono, por estar fascinada con esa angustia, secretamente.
En su versión activa, se atreve a vivir una vida libre de condicionamientos
del pasado.
Para ello tiene que tener un manejo de la gestión emocional por un lado, y
de sostener el vacío “abrumador” por el otro.
Quiero decir sobre todo, que el manejo del interior se hace a través de esta
validación que no ha encontrado en la infancia, y que en el recorrido de vida
de la persona, pase quizás por demostrar abiertamente la disidencia con quien
ha sido la primera depositaria de la angustia, mamá.
Esto no quiere decir que te enfades si no lo estás, sino que; si estás enfadada,
dolida o tienes un cierto nivel de incomodidad con el amor en general; puedas
validarlo.
Y si haces responsable a tu madre por ese amor que te merecías y no te
proporcionó, tienes toda las razones para estar dolida, en un punto.
La consideración de la hipersensibilidad (la particular manera de sentir el
evento) no considerada, puede cambiar las cosas. La manera que una/o vio lo
que estaba pasando es tan importante como el evento en sí.
Pero, atentos que la culminación de este proceso de amor y comprensión con
una misma, ha de dar lugar al paso que sigue que es uno de vivir
abiertamente la libertad, sin el dominio del trauma.
Entonces, agrego, lo que hace recuperar el control tan anhelado de la vida,
no es tanto la reiteración del dolor viviendo situaciones de destino que
constantemente recuerden el trauma infantil. Esto sirve para empoderarse y
reivindicarse.
Pero, el hecho de darse cuenta de los motivos interno, que hay detrás la
generación de contenidos políticos o libertarios, siempre es una herramienta
de deconstrucción muy útil.
Lo que hace a la verdadera recuperación del dominio, es que pueda ser
capaz con los años, de validar su percepción de los hechos, a nivel muy
individual. Y madure su relación siempre hermana con la libertad para que
pueda vivirla en el terreno del afecto.

La defensa que dejó de defender


De la supuesta objetividad
El elemento Aire es de la mente y la objetividad. Dones a los que puede
acceder si no hace de éstos el refugio para escapar del hecho de llorar cuando
toca.
Las Lunas en Aire, se quitan el instinto a tal punto, que el mecanismo de
protección deja de funcionar. Hay una especie de fragmentación entre lo
sentido y lo pensado.
He hablado sobre la “validación de la subjetividad” (en la Luna en Géminis
si quieres releerla), como manera de recuperar el dominio de lo que se siente
individualmente, sea razonable o no.
Recomiendo aprender a acompañar a las emociones con una mirada liviana,
no bloquearlos tras la aparente gestión rápida. Porque de este modo el fluido
natural, se estanca. Y parece resuelto algo que crecerá en secreto y tomará
venganza en las huidas y abandonos, como víctima o verdugo.
El mecanismo de defensa al quedar congelado, no se actualiza, entonces no
funciona correctamente. Defenderá de “fantasmas” y no tendrá el criterio
suficiente para escoger a personas que no la o lo abandonen.
Si el dolor de la infancia ha sido grandioso, no veo conveniente escoger
personas que lo repliquen.
Lo mismo digo con respecto a que si la persona eligió la soledad o la
libertad, no parece conveniente elegir una pareja posesiva, ya que requerirá
de demasiado esfuerzo la adaptación mutua.
Las defensas acuarianas parecen espinitas que no llegan a herir, son como
desaires que actúan como defensa a las espinas o desaires que sienten recibir
del mundo. Elles castigan al mundo con su desaparición o superioridad
revestida de frialdad.
En realidad son incomprensiones que la persona nativa tiene de sí misma, al
tener siempre una visión distinta que los demás o por los motivos de su
historia infantil.
Como adelanté, el abandono es su escena temida y profetizada al que llegará
reiteradamente en su cotidiano, o se adelantará con soluciones repentinas de
huida. Todo con el objetivo de perpetuar la infancia dolorosa, pero cómoda.
En síntesis perpetuar el mismo timing que acaba en temido abandono, o
abandonar en el momento adecuado para que no suceda lo temido.
Pero lo que está dominando la situación es una especie de “fascinación con
el abandono”.
Y además, es probable que se vuelva un laberinto o una serpiente que sola se
muerde la cola con defensas y contra defensas, frialdades artificiosas, y
dolores que una/o mismo/a genera por destino todo el rato. Para mantener
“viva la llama” de la infancia angustiada.
O sea que esta Luna cuando no se tiene manejo, y queriendo re-establecer el
control; se busca un destino de abandono aparentemente desde el exterior,
para en algún momento, comenzar a abandonar.
Si bien es una energía que escapa a las profundidades de todas las maneras,
recomiendo mucho conseguir ese verdadero manejo del ser integral, y logro
efectivo de la libertad individual; que sólo recuperando esos dolorcitos
ocultos dejará de revivir constantemente.
Por eso digo, que si las acciones repetitivas del destino te están trayendo
angustia y abandono, has de preguntarte…
Por un lado, a qué tipo de comodidad incómoda estás obedeciendo; y por
otro lado, qué tipo de re-establecimiento del control estás buscando. En ese
intersticio interno, algunas pistas de comprensión.
Voy a intentar trazar cierto mapa a manera de resumen del proceso de
deconstrucción del mundo de lo acuariano:

Validación de la propia emocionalidad, el primer paso


Recomiendo hacer un trabajo de cambio interno real, donde lo más
prioritario sea darle lugar a las emociones progresivamente o
intermitentemente. Otra manera más directa o profunda de abordarlas sería
difícil.
O sea que, aprender a pedir (al mejor estilo Luna en Capri) es parte del
proceso.
Claro que lo que pide, ha de atreverse a pedirlo, ya que ni ella misma lo
comprende. Y requiere de ciertas comprensiones de la individualidad como la
Lunita Capri, pero también de cierto desparpajo por lo raro de sus apetencias.
Explico...
Me refiero al “acto de pedir”, donde lo importante sea asentarse en cierta
validación personal.
Requerirá de un sentido del merecimiento que no ha venido de fábrica (no
está acostumbrado al afecto ajeno, a recibir, a ser apoyada/o), sumado a su
“debilidad expresiva”; hace que no solo el acto de expresar sus opiniones
sino de defenderse, sea muy complejo. Y la Luna justamente es el sistema de
defensas.
Y, si no se ve capaz de defenderse, es probable que le acabe echando culpa a
la sociedad, o a la inferioridad del otro; cuando en realidad no tiene
habilidades sociales o comunicativas. Secretamente una y otra vez lo intenta.
La reflexión más bonita que tengo es que, sin amor es difícil hacer crecer la
llama de la vitalidad y sin esa fuerza es casi imposible relacionarse
abiertamente con la vida, y dar y recibir con naturalidad. Mucho menos
expresar opiniones propias con fuerza y certeza.
Aclaro entonces, no todo es el “empoderamiento de la propia visión”, sino
que la clave está en el cómo ésta interactúa con las otras, por ser una Luna de
Aire donde el factor interactivo-relacional es lo más importante.
Pero un primer paso, obligatoriamente será no esconderse ante el
pensamiento disidente propio y todo lo que implica. A esto me refería como
el primer paso de desvelar lo que necesito, pedirlo y sentirme merecedora/or.
Sin embargo, una cosa es la reactividad para no ser atrapada por el poder del
otro, al que me siento atada/o en el fondo; y otra es sostener, como todo el
mundo ha de hacer (no importa la Luna), el pensamiento divergente.
O sea que esta es la herramienta a adquirir: sostener la diversidad. No sin
antes haber pasado por quejarse de lo que toque.
Y podrán decirme que ya las Lunas en Acuario expresan su radicalidad.
Pero no es lo mismo expresarlo y auto exiliarse porque se siente
incomprendida, que validarse y seguir socializando. O comprender los
motivos profundos de los ideales.
Para esto se ha de tener un sentido de la improvisación, y tolerancia a lo
insólito y diferente.
Tolerancia no sólo de lo propio, sino de lo del otro.
Esto último lo aclaro más.
Muchas veces esa fobia a cierta información que trae el otro, devela que lo
que parecía inadecuación por no sentirse suficiente; es en realidad que la/el
nativa/o la que no acepte el punto diferente del otro.
O sea que lo acuariano que es el máximo exponente de la singularidad,
acaba por arquetipizarse también como “lo marginal” y reproduce ese modelo
de manera creativamente pobre. Tiene un modelo de “lo libre” que no es
propio o es reactivo de la norma y secretamente siempre dependiente de ella.
Lo que era “desaparecido de lo social” (el terreno del aire), comienza a
hacer un “nicho de mercado” también vendible.
Por ejemplo, personas con Luna en Acuario me han preguntado sobre el
poliamor como una manera de resolver estas temáticas con el amor.
Claramente parecía que la persona no lo quería, pero encontraba un poco
artificiosamente de los arquetipos de amor conocido, los más transgresores.
No creo que el poliamor sea desaconsejable para esta configuración astral, si
da ese tipo de emocionalidad necesaria para asegurarse la libertad. Lo que
quiero expresar es que la Luna en Acuario simplemente es la vivencia natural
de relaciones de amor de manera libre (sin importar el nombre y modelo).

La creación del sentimiento de diversidad y las redes creativas


Lo que sí es seguro que, como todo mecanismo, actúa rápidamente cuando
se siente amenazada/o. Y ese es el punto a tener en cuenta, no tanto el
contenido ideológico, o la verdad que explica. Esa, es probable que sea válida
o razonable.
Sino que, el tema es que las explicaciones para los signos de Aire, pueden
ocultar lo que verdaderamente se está necesitando que es aprender a convivir
con una/o misma/o y la propia singularidad.
O sea que validarse el propio parecer, significa no tanto ese sentido
reivindicativo un poco cansador y emocionalmente tenso (que hablaba en el
apartado anterior); sino la capacidad de ver que su función en las
comunidades o redes de vínculos que se encuentre, no es tanto pertenecer
sino expresar disidencia.
Aclaro aclaradísimamente aclarado, que querer tener razón de manera
enfadada es muy válido en el proceso a la cima del empoderamiento (lo que
describí un poco en el título anterior). Si dejar de decir que, hay personas
objetivamente dañadas por sus mamás o el entorno.
No estoy quitando poder a la subjetividad de las o los nativos de esta
configuración Lunar.
Sino que estoy haciendo que la empatía por sí mismas, de una paso más, y
habiéndose dado a sí mismos/as lo que merecían, puedan re-establecer la
inteligencia social en red, aportando y dejándose aportar sin jerarquías.
Porque muchas veces sucede que como se ha sentido muy oprimida, expresa
su oposicionalidad (se queja) con cierta jerarquía moral. Y acuario es un
esquema no piramidal, ni jerárquico.
En síntesis, lo que logra hacer la comprensión integral es la noción de que
las personas podemos pensar diferentes, y reconocer también en les otres su
capacidad singular y hasta promoverla. Este es ya el segundo paso.
O sea, ser una especie de versión mejorada y consciente de la propia familia.
Una familia que tiene la característica del desapego que dolió, y que una/o
personalmente, transforma en la vivencia de una creatividad grupal.
Lo que una/o buscaba y no encontró, acabar por aportarlo.
La organización en redes creativas no jerárquicas, relacionadas con la
solidaridad, el cambio social, el trabajo artístico, cooperativo, el poliamor o la
política social; pueden ser caminos que le generen atracción y que sirvan para
tales fines.

Dolor por no ser perteneciente o terror a serlo


Dato importante: hay algo en esta Luna como en otras que es curioso de
entender, que tienen que ver con rechazar algo que desean profundamente
(parte de este enrevesamiento mencionado).
Justamente porque el amor materno no fue tan directo y vital como podría
ser en otros casos, y el apego sano no llegó a hacerse para tener relaciones
significativas.
Relaciones significativas que den la seguridad de que, “no se irán por
motivos insignificantes”, o yo misma no me iré ante la primera incomodidad.
O que cuando me vaya, al regresar el vínculo de apego seguirá intacto.
Porque hay una versión muy amistosa en las relaciones de amor, cuando
Acuario está sana.
Esa fascinación que nombré al principio del capítulo de la Luna en Acuario,
con respecto a cierta impresión profunda que deja el “trauma por abandono”,
genera ansiedad y hasta podría, una conducta muy nerviosa.
Y una fascinación oculta por esa ansiedad y vacío, que afecta su sistema
respiratorio, y en casos graves anuncian Asma, o Asperger.
La falta de amor materno, por una o más generaciones, es lo que tiene.
A lo que iba es que, no se sabe si le duele más no formar parte, no
pertenecer; o formar parte y ser encasillada/o.
Una manera más fácil de comprenderlo sería, contemplar la idea de que
como se han encontrado con la soledad de la singularidad de manera muy
temprana, este desconcierto se hace una especie de motor de vida.
Y me refiero a ambos: la libertad, y a su angustia consecuente.
Entonces, lo que sucede es que cuando cierta validación del entorno sí
ocurre, se siente restringida/o o no tengo la energía vital suficiente para
disfrutar los halagos.
Porque la validación que busca sabe secretamente que la/lo limita. Cualquier
tipo de sujeción podría hacerlo/a sentir en prisión porque el simple hecho de
que le cuiden con límites, es muy ajeno a lo que sucedió en su biografía.
Esto se traduce en una especie: “no quiero formar parte de tu redil” o “no
quiero que me quieras”.
Claro, que cuando la libertad extrema o infinita, no deja hacer contacto ni
emocional ni social, o hace que la persona sea hiper-reactiva al otro; ya
hemos llegado a un punto, que hay algo de prestar atención.

Actitud de Oposición ideológica ante el dolor de fondo.


Estas/os nativas/os ya adultos/as además, han de hacer madurar su relación
con los límites, ya que ahora éstos son más manejables y también
moderables. Seguramente hay una noción del límite que se ha de mesurar
más que autoimponerse.
La persona como se encuentra tan absorbida por el dolor no revisado, cada
interacción lo revive. Y eso hace que reaccione rápidamente, poniéndose
oposicional. Además, como expliqué en el título anterior, si le dan la razón
todavía encuentra una manera de seguir oposicional. Algo así como espejar
un espejo pero que refleja lo contrario de lo que ve, y lo contrario de lo
contrario, y así en un laberinto de reflejos infinito.
El concepto sería algo así como una Oposición ideológica como actitud que
tiene al trauma de la infancia de fondo.
O sea quel “terreno del aire”, lo que lo caracterizo como desaparecerse para
no ser pillada/o por la norma o lo que sea, tiene un costado entonces
igualmente fascinante como destructivo. Esto es una actitud oposicional ante
la vida que tiene al dolor de fondo.
Conocí una persona que por no ser pillada por la norma, no dormía cuando
tocaba, otra que no se levantaba a la mañana cuando tocaba. Al final la tiranía
es interna y angustiosa. Esconde un poco de tristeza no elaborada.
Lo que, desde mi punto de vista no tiene nada de reprochable, solo que de
saberlo uno/a va ganando manejo. Me refiero a que cualquier persona que se
ve sometida por este mecanismo tiene todo el derecho a vivir toda la vida
reivindicando ese dolor. Incluso quizás este mecanismo emocional repetitivo
empuja a la persona a hacer algo por una causa social. A veces las causas
sociales requieren de mayor dolor como motor para construir el cambio.
Quiero decir, las personas que luchan por los derechos de las mujeres que
muchas veces son ellas víctimas de esa violencia, han tenido que repetir
tantas veces relaciones de dominación hasta que se dieron cuenta, por
ejemplo. Claro que nadie recomienda un daño de ningún tipo, solo estoy
describiendo un estado de las cosas.
Lo que agrego sí, de mi parte, es que esas emociones ocultas que manejan la
vida de la persona en un sentido de reacción visceral un tanto mecánica,
cuando llega a un punto que el destino comienza a ponerse amargo, tienen el
sentido de ser vistas atendidas y frenadas.
Hay algo de la auto moderación, muy correcto para todas las Lunas. Me
refiero a la moderación de la persona adulta que ya puede darse esa
contención amorosa del auto límite.
Y no me refiero a la represión, como dije anteriormente, es válido
reivindicar el pasado. Justo la represión a la propia subjetividad, es lo que se
ha de quitar o relajar. Explico esto más largamente en el apartado de la
regencia de Lilith a Acuario.
Pero, una vez la persona ya es adulta, el mecanismo de defensa ha de
defenderse en los términos que la persona necesita, y para ello ha de validarse
a su modo, claro, pero sin reivindicarse todo el rato por vicio,
mecánicamente, y de modo falaz.
Parte de esta fluidez con la vida que la luna en Acuario tiene el gusto de
vivir cuando está sana, radica en ser consciente que las condiciones del
entorno efectivamente ya cambiaron, y que no se es tan vulnerable a la
limitación, expectativa, y cuidados o descuido del otro.
La “libertad interna”, ganada por la experiencia de vida y la resiliencia al
trauma, se ha de hacer crecer como un valor.
Lo que es efectivamente más creativo y liberador que estar todo el tiempo
reaccionando a una supuesta tiranía que en última instancia es una que se
auto profetiza según su propia mirada del exterior.

La reivindicación y el pensamiento simbiótico


Entonces gran parte de la vida, la Luna en Acuario vivirá enfadada con el
mundo, la política, la gente, el poder del otro, el estado; con el único
significado de fondo, de reivindicarse emocionalmente. Ese es el mecanismo
en los estadíos más tiernos de la sanación.
Y esa reivindicación es lo que expresa su actitud política, radical, y con gran
apego a la utopía (porque mejor que no se logren esos deseos porque luego
los desecharán). Como les decía, hay un desprecio heredado, por la vida y lo
mamífero.
Hay algo muy activista en esta configuración. Algo global, de intereses
sociales, humanitarios; aunque en lo personal hay un desprecio por lo
humano. Quiero decir que la Luna en Acuario tiene sus limitaciones (y en un
punto siempre las tendrá), para comprender el apego.
Explico más, este enfado tan válido de vivir, en términos que explica
dominaciones varias que la persona no quiere aceptar; tiene una relación
directa al trauma infantil. Y esa consideración empática hacia ese dolorcito,
es la radicalidad que se necesita para avanzar, al menos en el terreno
emocional.
Radical en la auto-comprensión.
Entonces, el punto a tener en cuenta (es el título de este apartado), la
“simbiosis de pensamiento”. Esta hipervaloración que debería haber recibido
en la infancia y que le enfadó profundamente porque no sucedió; es lo que no
le permite hacer una oscilación normal entre las cuestiones de la otra persona
y las propias. O sea que la reivindicación está basada en la concepción
errónea de un pensamiento simbiótico infantil). Esto hace que se radicalice
para intentar empoderarse. Y no estoy en contra de la radicalidad, sino de su
yugo.
Esta hipervalidación de mamá hacia el/la niño/a pequeño/a, es sumamente
necesaria y más en este caso, ya que es una energía muy original. En el mejor
de los casos, primero mamá mamífera ha de defender al niño o a la niña con
suma radicalidad y luego ir presentándole al mundo y su diversidad para que
aquel/lla pueda ir aprendiendo sobre el pensamiento diferenciado y el derecho
a disentir.
Profundizo diciendo que, primero se requiere empatía radical con el bebé,
luego ir dándole herramientas para que haga la negociación con el mundo, o
lo que sería más correcto en un/a acuaranito/a, que sea libre de expresar su
singularidad sin ninguna defensa como la que implica autoexcluirse o sentirse
raro/a. Si en la carta hay una base de fuego importante será más fácil porque
tendrá la fuerza para hacerlo.
O sea que esta segunda instancia del acompañamiento al crecimiento de la
cría; está relacionada no tanto con esa visceral idea de ser ella misma, sino en
hacer negociar su opinión con la de les otres, sabiendo que ha de ser fiel a sí
misma a la vez que llegar a acuerdos cooperativos.
Si mamá no lo ha hecho, pues tocará ganar esas inteligencias relacionadas
con abandonar la necesidad del pensamiento simbiótico radical (alguien que
me defienda 100 por ciento), para comprender que si ni yo me entiendo,
como voy a pretender dar por sentado que les demás lo hagan.
Aceptar el mundo de los adultos, adultos en red.

Cambiar la percepción y madurar al pensamiento diverso


Vuelvo a traer una idea, en personas acuarianas, el contenido concreto
ideológico que copiaron u oposicionaron de su familia de origen, que por
cierto, puede ser muy brillante y transgresor; el nudo que ata su mundo
emocional, es en realidad un cierto enfado reactivo ante lo que han tenido que
vivir en la infancia. O sea que la actitud psicológica básica ante la vida ha de
ser visibilizada en el proceso de resiliencia o deconstrucción.
Quiero decir que las opiniones sobre la vida, la sociedad, la cultura, etc.etc.,
muchas veces se presentan como excusa. Lo que hay por debajo es una
irracionalidad que reacciona ante lo que le es doloroso del mundo. Aunque no
lo parezca por la poca emocionalidad que muestran.
La sintaxis interna para describirlo sería: “como el mundo ha sido injusto
me desaparezco de él a través de la disidencia”.
O sea que, en la infancia, que es cuando se articula la manera de percibir,
primero viene el dolor, luego la disidencia. Primero el mundo les dañó y
luego lograron resolver esto, criticándolo.
Entonces la percepción de la realidad en la adultez, ya tiene un sesgo que
viene de la biografía traumatizada. Siempre es bueno recordarlo.
Eso no quita la producción de contenido creativo que puedan hacer, repito.
Quiero decir, la base dolorosa de sus pensamientos no hace menos
interesante la crítica. De hecho cierta osadía de opinión se ganó al perder
pertenencia.
Lo que sí es de tener en cuenta, es el condicionamiento de la infancia en las
opiniones.
Y esto lo digo, no tanto a consideración hacia el mundo, ya necesita ser
criticado; sino porque al reiterar las imágenes sufrientes en nuestro interior y
proyectarlas al exterior, nos ponemos en un sitio de vulnerabilidad y
exposición al daño, que en realidad ya hemos superado en la vida. En la
actualidad ya no somos tan vulnerables aunque seguimos actuando como que
sí.
Finalmente, este mecanismo se libera cuando se detecta que la reactividad
requiere de la dependencia del otro para posicionarse ideológicamente.
Esto, lo de crear opinión “anti”, o depender del otro para tener las propias
ideas; lo encuentro muy peligroso porque la persona puede caer presa de
manipulaciones de las modas.
Una clave es ver los pensamientos disidentes obsesivos que son producto de
la indefensión de la infancia, que no han madurado y por lo tanto no se han
fortalecido. Quiero decir dejar de decirse y decir cosas contínuamente, porque
el mundo le resulta apabullante, para abrirse a la sencillez del pensamiento
diverso.
Esto requiere cierta madurez para sostener lo que piensa el otro (si es
diferente a mí), y lo que le provoco a otres con mi pensamiento. Pero esta es
la última fase del proceso, que se titula: saliendo alegremente del
pensamiento simbiótico.
Para ello, hay que trazar una línea equidistante entre las emociones y las
ideas. Algo así como tener esta consideración del interior, cuando una/o sale
a “cambiar el mundo”.
Y digo esto a tiempo, porque muchos grupos fascistas han tenido infancias
con padres autoritarios de la misma manera que grupos feministas. O para
decirlo en símbolos, se han encontrado símbolos de Lilith prominente en
carta de feministas (que las queremos), como en personas de grupos de
extrema derecha (que no los queremos).
Quiero decir a título de seguir transmitiendo mi mensaje general del libro y
aclarar un miedo que me ha acompañado todo el proceso y es el momento de
aclararlo. Yo, Brisa Ferrante hago una propuesta política feminista de
emancipación, a través de la introducción del principio femenino al mundo.
Entendido “principio femenino” como el representante del amor empático
(donde las minorías estén tomadas en cuenta también), y la cooperación y lo
esotérico-radical estén reivindicados.
Para ello las energía de Escorpio y Acuario son fundamentales. Si tienes
estas energías en tu carta, quizás ya estés enlistada/o.
Pero con esos mismos símbolos puede ser que una persona se sienta
inclinada a las banderas de derecha, anti inmigración, defensoras del odio con
la excusa de la libertad de expresión, agresivas, y muy enfadades. Esto no es
libertad ni nada.
Conclusión, si no se hace una revisión de esas emociones que guían los
pensamientos, se obstaculiza la consciencia de la percepción emocional
propia, fundamental para poder hacer algo con ello.
Cuando este proceso de ver claramente la radicalidad en la infancia se toma
en cuenta; creo que se avanza pasos gigantes en el terreno de retomar el
control de la vida, que evidentemente en su momento de la tierna infancia no
se tenía.

Inteligencia relacional disidente


Quiero decir que la inteligencia vincular, al mejor estilo elemento Aire, es lo
que cura.
El acto de sostener el pensamiento disidente, no todes tenemos que hacerlo,
pero si esta energía está en tu vida, has de desarrollar las habilidades para ser
escuchada/o. Y para ser comprendido/a.
Por supuesto, que como ya eres adulta, has de hacerlo sin la pretensión de
que te digan que sí a todo (como era requerido en la infancia).
Todo esto, si uno/a quiere aportar algo que construya, o mejor dicho, (ya
que construir es demasiado para esta Lunita en Acuario o el arquetipo de
Lilith); más que construcción, aportar un contenido único, que disgregue el
modelo convencional y siguiendo una guía de igualdad, heterogeneidad y
diversidad, como la bandera representante de la afectividad que quiere
aportar desde la infancia.
A lo que me refiero un poco es, que si tengo una visión del mundo diferente,
he de sostenerla tan unipersonalmente como pueda, ya que consciente o
inconscientemente lo que valoro es la originalidad.
Esto se hace, sabiendo lo diferente de mis ideas y lo disruptivo de mis
conductas. Ya que, siendo niñe es probable que necesitaba de esta aprobación
simbiótica para desarrollarme, pero ya no.
Pillar la pretendida simbiosis ideológica que busco (para luego desechar),
puede detectar la edad psicológica de mi interior, o la edad en el que me
quedé “congelada/o”.
Era sumamente importante en ese momento obtener esa simbiosis, y como
no se obtuvo, por eso el trauma. Pero los traumas a la vez generan una
liberación de la pertenencia, que es muy creativa.
Los años, la vida, el tiempo; te ayudarán a sostener la conducta de cara a lo
social. Para ser acuariana/o, hay que aguantarlo.
Y en vez del “patito feo”, percibirte como una gran aportadora/or de
contenidos originales, creativa/o o rebelde.
Y que eso te va a hacer perder un poco de pertenencia, es claro. Hay que
aprender a vivir con la libertad que una/o está destinada a desarrollar.

Lilith, la diosa oscuro-transparente


La liberación de Lilith
Lilith, madre oscura, simboliza ese vacío creativo original que da lugar al
nacimiento de todas las cosas. Personalmente le otorgaría al punto astrológico
Lilith, dark moon, la regencia de Acuario.
Y de paso este capítulo compendia un conjunto de ideas de la Diosa oscura
y su caída patriarcal para la reintegración de ésta (la sombra), al conjunto del
modelo de lo femenino, sin los estigmas con los que ha sido retratada.
Por eso el primer aspecto a señalar, es la misoginia socialmente instaurada
desde los comienzos de la instauración del sistema patriarcal en hombres y
mujeres, que hoy cala hondo en los símbolos.
Y sumo, esta reintegración de Lilith también puede servir para la
restauración del modelo masculino. Porque habiéndose quitado (la relación
con lo misterioso y esotérico del orden de lo femenino), el varón se hace una
amputación difícil de subsanar. Las amputaciones hacen que lo no
considerado regrese enfadadamente.
Esto exige mucho al arquetipo de “lo correcto” (del orden de lo masculino).
Y lo considero de este orden sólo en términos del desarrollo del guión que
estoy haciendo. El hombre tiene una sola opción de tiro para dar en el blanco,
es mega autoexigente, lo que impide escuchar las necesidades de otres por
miedo al error, la equivocación y la pérdida. El modo masculino es uno
extenuante.
En la Astrología sucede lo mismo: la relación entre estos principios, el
interiorizante y el extrovertido, da mucho para reflexionar.
Sin olvidar que la emancipación del arquetipo de Lilith, a manera de una
nueva consideración de lo esotérico, reuniría a lo femenino y masculino de
otro modo.
Lilith es el arquetipo de la primera mujer. La que condenaron al mundo del
aire por su rebeldía. Luego le dieron a Adán una mujer llamada Eva, hija-
esposa partenogenética (apropiación cultural de los mitos de la Diosa
creadora partenogenética de las tribus pre patriarcales a las que
conquistaron).
Y con este exilio al “terreno del aire”, perdimos les humanes, ese contacto
estrecho entre la vida y la muerte que siempre había existido.
La Eva madre y la Lilith Oscura eran dos caras de la misma deidad. Por
miles de años estuvieron relacionadas y de esta misma manera, también
estuvieron entrelazadas la vida y la muerte.
Aclaro que si también suena a la Luna en Escorpio, es porque en un punto
son dos Lunas que aportan enormemente a la causa de recuperar el poderío de
lo femenino, como lo avancé párrafos más arriba, entonces las relaciono,
aunque tienen diferencias.
Lo que quiero decir es que la Luna Astrológica en un nivel, es el aporte
creativo individual a una causa colectiva revolucionaria (Acuario),
relacionada con “amar mejor”, considerando a la capacidad de amor como un
poder transformador (Escorpio).
Pero la diferencia es que, Acuario es el vacío que genera la vida posterior, y
Escorpio es todo el proceso liberador emocional, para llegar a ese vacío.
Escorpio es el declive del sistema tal cual como venía, que al resistirnos
genera dolor, ese dolor desprende una química que da la vitalidad que
necesitamos para avanzar a lo nuevo. Y Acuario es el vacío temido por el
modelo reinante, vacío que estuvo allí desde siempre.
Como decía, la relación estrecha entre interior y exterior, es lo que se
desmembró con La caída.
Y para ser participantes de este cambio colectivo (lo exterior), se ha de
cambiar ciertas pautas en el interior (la cueva emocional).
Parte de la revolución social se hace en la arena interior. Y la otra parte es,
en ese viaje interior, aprender a señalar el daño del exterior. Y Lilith es
fundamental: el proceso integral de Lilith en la carta natal, tiene que ver con,
como dije, adquirir la fuerza suficiente interna para rebelarse cuando toca.
Y la presión a la mujer como, “bruja” pesada, celosa, subjetiva mal, que se
tiene que calmar, o esta frase de “estás en esos días?”; reúne un compendio
de frases destinadas deliberadamente, a exiliar su poder.
Esta estigmatización a la potencia de la mujer, las lleva a auto reprimirse,
porque esto no es del gusto de los hombres, que son los que dictan lo que es
correcto.
¡Insurrección!

Las diosas oscuras


Las diosas, ninfas, titánides, nereas, vírgenes de las historias de la matrística
eran guerreras, valientes, Gorgonas que hablaban con el “mundo de los
muertos”, chamanas curanderas, iniciadas en la sexualidad y representantes
de la divinidad máxima que residía en la naturaleza y en el fondo de la tierra.
Por este motivo, los varones no solo las respetaban sino que también las
veneraban. No había posibilidad de ingresar a cargos de poder sin tener
“aprobación” de estas reinas y gobernantas.
Los nuevos arquetipos de lo femenino, propuestos por el feminismo por
ejemplo, o por los círculos de mujeres; intentan revivir ese tipo de poder
integral de la mujer, donde lo oscuro está implicado.
Al tipo de feminismo del que hablo, no busca tanto entrar en un mundo
donde el principio femenino siga siendo defenestrado, y ganar el beneplácito
del hombre junto con la conquista de derechos civiles. Sino hacer revivir esa
fuerza antigua, y recuperar el poder de las mujeres de crear en la cultura. Y
esa reconquista requiere de esta Diosa oscura para ejecutarse.
En esa línea sigo, la creatividad no comienza en la primera chispa creadora;
sino en la oscuridad transparente del vacío creador, conviviendo con la
consideración del dolor por la pérdida de lo anterior para luego superarlo con
la nueva propuesta.
Ahora que leíste casi todo el libro, estarás más familiarizada/o.
De hecho, la Lilith más que oscura, es la nada misma.
Lo de “oscuro dramático”, de nuevo, es una prejuicio masculino al dolor
(que luego las mujeres reproducimos eventualmente). Entonces el “drama
masculino” es el que ha generado el despropósito que ellos mismos temen.
Se auto profetizan el emerger de una Diosa oscura, y lo cumplen.
Pero comencemos por el principio...

Astronómicamente
En Astrología, Lilith no es un planeta o asteroide, sino un punto matemático
donde justamente no hay nada. Pero que está en relación, y compensa la
fuerza gravitatoria de la Luna.
Lilith es la nada misma. Pero una “nada” ubicada en el punto de gravedad
exacto, donde se está a punto de perder el equilibrio integral del sistema.
Equilibrio que la Luna con su costado social y sostenedor de la norma,
intenta mantener. O dicho de otro modo, es el punto de decantación del estrés
de la Luna cuando solo es “máscara social”, o está “de cara a la galería” para
conseguir el afecto.
Lo que sucede es que, con ese mantenimiento del “status quo” del costado
lunar de la personalidad, se sobre exige de tal manera, que “no le entra un
alfiler”. Quiero decir que ese estado de máxima tensión por represión de
deseos para complacer a otres, es Lilith.
Esta tensión está basada en un nivel extremo de moralidad que no admite
equivocaciones. Hay de fondo una tiranía. Una tiranía de claras bases
masculinas, por cierto, ya tensa por querer mantener el control ante el terror a
lo oscuro.
Psicológicamente es como una tensión de extrema subjetividad por las
represiones acumuladas, que de presionar un poquito más, salta, se rebela, y
se posiciona “en contra de....”. Y agregó, cuanto menos consciente de las
emociones sea, más reactiva e indomable será la Lilith.
Por otro lado, no romanticemos la rebeldía. O por lo menos la parte de la
rebeldía que daña el interior. Porque solo escuchar la rebeldía y empoderarla
sin reflexión, no es el total del proceso de empoderamiento.

Identidad psicológica: Luna + Lilith


Psicológicamente podríamos relacionar a Lilith con la autorrepresión
(freudiana), y la “gota que viene a derramar el vaso” luego de esa tensión
acumulada.
Con tensión me refiero a un deseo (de tamaño infinito), frenado por un
sobre- condicionamiento del exterior. Este límite del exterior ha de ser
proporcional al deseo que reprime.
Entonces, se entiende como la autorrepresión que genera un secreto deseo
casi irrealizable y muy supeditado a esa no realización.
O sea que Lilith es justamente ese otro lado no nombrado, no reconocido, no
permitido, del territorio total de la Luna.
Entendido esto de otra manera: la Luna son ciertos rasgos del mundo
emocional que adquirimos por supervivencia, guiadas/os por el discurso
materno patriarcalizado. La “máscara social” que mamá da identidad
nombrando ciertas características propias nuestras.
Y Lilith es, esa otra parte no nombrada, donde se enraíza el tabú familiar.
Sintácticamente podría expresarse: “Eso no se debe”.
Son características muy únicas que se ocultan o reprimen, por sentirse muy
invadida/o por la herencia familiar.
Entonces, el total del mundo emocional se equilibra con la consideración
equidistante de estos dos factores.
Explico, el total del campo emocional, es la suma de la radicalidad y la
empatía, con la propia subjetividad (Lilith); sumada a la negociación social
que hago considerando mis propias necesidades emocionales también (Luna).
Aquí se comienza a plantear el costado vincular de la Diosa Oscura con la
Clara.
Hay algo que aprender a comprender hacia adentro (empoderarse
emancipatoriamente a pesar de las consecuencias), y hay algo de aprender a
expresar y hacer convivir con el exterior. Si una no tiene esa autovaloración
interna, Lilith puede ser muy destructiva consigo misma, porque el acto de
revelarse es muy poderoso y puede provocar mucho miedo.
El primer paso, casi como siempre, es hacia adentro.
Luna en acuario:-¿te va sonando...?. Si te suena y eres Luna aspecto duro
Urano, o Urano en casa IV o XII; ya es ya.
Entonces, este diálogo interno incesante de crítica al sistema (me refiero al
grupo de pertenencia), o la marginalidad (de ese mismo grupo); incide en la
conducta diaria. Recuerden que, Lilith al ser un costado de la Luna y estar
supeditada a ella, también se ve en el cotidiano.
La conducta de las/los Lilithianos/as pasa por escenas de destino que cada
tanto aparecen, que liberan, canalizan, aceleran procesos. Les “salta el
resorte”, se enfadan, y dan un portazo.
Hay parte de la cosa que tiene que ver simplemente a aprender a comprender
eso y sostenerlo. Pero hay otra, que si esa conducta es muy repetitiva, en vez
de lo que parece libertad, lo que está pasando es que la persona se está
dañando por estar fascinada con una libertad infinita que sólo destruiría si no
es compensada con una represión externa o interna.
Es conveniente lograr un equilibrio del set Lunar y de Lilith.
Y aclaro antes que nada que si Lilith no tiene una incidencia en la carta natal
no se la ha de tomar en cuenta. No agreguemos problemas donde no los hay.
Digo de nuevo: si Lilith tiene una posición fuerte (angular, aspecto al Sol, la
Luna, o a planetas personales, en Casa XII o en la Casa relacionada con el
Ascendente). Decía, si Lilith tiene peso en la carta, ha de agregarse a la
interpretación del mundo de la persona, la manera subjetiva de vivir la
realidad del día a día. Y sino no.

La mamá blanca y la oscura, sigo


Mamá reprimió de su hije ciertos elementos, casi sin darse cuenta, porque
no estaba preparada para entenderle.
Punto importante a aclarar es que, en primera instancia, cuando una
interpreta los mensajes de la madre en la infancia (y de todos los afectos en la
adultez), se ha de apoyar muchísimo en el propio parecer. Que, en el caso de
Lilith y Acuario ya es “propio” o único. Esto sobre todo si se está caminando
en la cuesta hacia arriba del proceso de validación individual.
O sea que lo que se está sintiendo, por más que parezca rarito, hay que darle
espacio, justamente para que no emerja avasallante luego por tiranía al
reprimirlo en ecceso.
Pero, por otro lado, el “sobre condicionamiento” que se siente proveniente
de la madre en la infancia, y de la sociedad (o sistema) en la adultez: ha de
sopesar si continúa teniendo como referencia a la “sobre-exposición” de la
infancia.
Quiero decir que si una/o sigue mirando con la misma vulnerabilidad y
sobre entrega a las directivas maternas (o lo que de su madre proyecta en el
otro), excederá la capacidad de gestionar los sentimientos implicados, y
puede que se esté sobredimensionando una cuestión que es más sencilla que
eso.
Por otro lado, como mamá (y su correlato en la vida adulta, que sería el
sistema) es Dios…(dio la vida y la puede quitar), la “sensación de castigo
inminente” hace al nativo/a nervioso/a, contestatario/a sin razón y con un
manejo emocional de salidas repentinas.
El miedo es un componente a comprender y visibilizar también. Ya que, una
maldición femenina, podría devenir si, una/o por rebelde se aventura a los
territorios nuevos más allá de las prohibiciones familiares. Esa idea de la
maldición femenina también es una visión masculina de lo oscuro femenino,
claro.
Darle el poder que le corresponde al arquetipo femenino oscuro, ahorraría
tanto control.
Nota: el aspecto misógino de este pensamiento super interiorizado acerca de
la naturaleza “maligna” de la mujer, merece un apartado especial. Ya volveré.

Un ejemplo que sintetiza lo que venimos hablando


Entonces, Lilith en signos es la directiva de mamá, que también puede ser
no nombrada como “el No”:

no hacer,
no ser,
no mostrar,
no disfrutar,
no ser exitosa, etc, etc..

Según el signo donde cae Lilith es “lo que no” (el tabú). ej. Lilith en Aries,
es el “no al movimiento individual”, o Tauro es la prohibición de disfrute por
tenerlo sobredimensionado.
Y explico sobre la Lilith Aries, hay una represión del movimiento
unipersonal y esto es debido a la suma de estas cosas: la represión y el
crecimiento del deseo oculto. La necesidad de movimiento que se reprimió,
hizo que se multiplicara en secreto y exponencialmente, y se hizo infinito. La
represión es directamente proporcional al deseo, uno desmesurado.
Ambos: represión y deseo, desmesurados.
Hasta que en actos de destino de catarsis del movimiento reprimido, acaba
por liberar esa noción guardada. Y cuando sale el movimiento resulta
invasivo o incluso violatorio, por ser inmaduro y no saber cómo madurarlo.
Como un tipo de pataleta.

Deseo irracional reprimido. La pureza del deseo


Un factor importante es que al reprimirlo desde la tierna infancia y no
haberlo podido usar, el deseo quedó como inmaduro.
Quiero decir que, si una se queda fijada en una especie de “pataleta de la
infancia” que luego reprime, y no saca a la luz ese deseo, este se hace tan
innegociable que es imposible llevarlo al terreno de la consecución efectiva.
Por ejemplo, si una/o usa un deseo, la mecánica sería así: lo identifica, se
atreverse a decirlo, y una vez explicado, ha de ponerse en la vida y allí, pierde
fuerza abstracta, o se combina y tiene cambios que negocian mejor, porque
está vivo.
En cambio si se queda a manera de represión, se hace tan grande por su
pureza ya que no está contaminado ni combinado.
La represión Lilith funciona en este caso como “autocuidado”.
Pero todo se desmadra cuando por miedo a una “escena temida”; una/o se la
auto profetiza y actúa el autoboicot impulsada por el miedo a la transgresión.
En el caso de Aries del ejemplo, este signo (cuando es Sol en Aries, por
ejemplo) representa la valentía suficiente para hacer las cosas. Lilith en Aries
se reprime la valentía teniendo un secreto deseo de hacer cualquier cosa que
quiera. Entonces, hay un timing de desconexión y luego de autoboicot por
imaginarlo demasiado grande primero profetizado y luego autocumplido.
O, por otro lado, si el deseo se cumpliese, sería en un timing tan rápido que
sería imposible mantener esa excelencia. Con Lilith en Libra, la conexión con
parejas o amigos ha sido tan perfecta al principio del encuentro que es
imposible sostenerlo mantenidamente con ese nivel de compenetración.
En conclusión, el deseo no es tan importante como no conseguirlo (muy
freudiano).
Astrológicamente Lilith es un deseo gigante y la represión que lo equilibra,
hasta que se le “salta el resorte” justamente por la tensión entre deseo y
represión. Y nunca acaba por darse aquello que se anhela.

Sus orígenes
La bruja exorcista
Lo que voy a agregar al respecto de la represión, es que lo que concibo en el
otro (siento que el otro me está limitando, vampirizando, condicionando,etc.),
también es una consideración subjetiva.
Explico en el capítulo anterior esto de lo tiránico del autoritarismo externo
que Lilith y acuario perciben del otro.
Lo considero una proyección personal, o sea que la tiranía que vivo del otro,
en un punto, es una mirada propia y revisable.
Y con ello no estoy desacreditando la importancia de la subjetividad de la
manera de ver o de sentir de Lilith. Sino que propongo hacer la magia de
controlar los propios poderes de, desaparición, vacío, y exorcismo.
Con esto simplemente me refiero a modular la injerencia que les doy a los
demás en mis decisiones, para dominar el “fenómeno brujeril de Lilith”.
Si abrimos la caja de pandora tenemos que hacerlo con todo. Ya que esta
bruja exorcisadora de ser usada con consciencia puede manejar la
interactividad entre mi individualidad y la sombra que provoco en otres.
De no hacerse una consideración consciente del fenómeno puede suceder
que una/o obre actos de exorcismo, y contínuamente esté viviendo pataletas,
catarsis, bloqueos de whatsapp, etc..de les demás. O eventualmente de una?o
misma/o, que no puede moderarse el temperamento.
Y, sí, no es nada sencillo, porque las fuerzas que se mueven son sistémicas,
no tenemos referencias claras, ni razones específicas, ni historias en la propia
vida que puedan explicar.
El fenómeno Lilith puede despertar talentos dormidos como la
mediumnidad. Las constelaciones familiares que en un punto es como hablar
con los muertos, describen un poco el poder casi telequinético de Lilith.
Lilith como es un punto vacío, tiene un efecto succcionador o de agujero
negro pequeñito, que puede generar el movimiento de cosas a su alrededor.

Gestión psico emocional


En lo psicológico entonces, es de dominar, reconocer, aclararse o
reflexionar, acerca de esto de sentirse vampirizada para darle al otro el sitio
apropiado.
Como si los límites (porque estamos hablando que se “set-earon” cuando era
pequeña/o), hubieran sido transgredidos energéticamente, entonces deja que
la invadan e invade psíquicamente. Esta reflexión, posteriormente permitiría
hacer un uso ético del poder de sanar que se tiene sobre los otros.
Pero, describamos primero el fenómeno a nivel sensación subjetiva: es como
una irracionalidad: repulsión/atracción hacia la cosa, que no permite su
discreción o uso normalizado.
Esta irracionalidad, no permite manejar los tiempos correctamente. Es muy
posible que si algo interesa en demasía, no se sepa cómo actuar
correctamente y se precipite.
O sea que vive un especie de conjuro familiar, en el tema en cuestión donde
se solapan dos emociones una más intensa que la otra: con Lilith en Acuario,
amo apasionadamente y con “urgencia de verles” a mis amigues, y luego les
repudio por no sentir eso mismo.
Otro punto a considerar, es lo que “yo” provoco de manera exorcista en los
demás. (Nuevo concepto que he comenzado a introducir). O sea que Lilith ( y
Luna Acuario en un punto), tiene un componente de “canalizar” no sólo para
sí, sino ser conducto mediúmnico de “sacar cosas reprimidas” de los demás.
Esto si aparece se ha de aprender a manejar.
Quiero decir que, en ese autoboicot, hago que el otro proyecte en mí cierta
ira reprimida y yo actúe de canal liberador.
O sea que haciendo magia con la propia conducta, podemos transformar lo
que se encaminaba mecánicamente a un autoboicot, que precipita un doloroso
destierro; en una capacidad muy sofisticada de liberar lo oscuro de manera
consciente.

La reivindicación de Lilith
Lo que quiero decir en síntesis, es que hay una parte del proceso que sí tiene
que ver con domar esta “mujer rebelde sin causa” del mito judeo-cristiano.
Sobre todo para no caer presa del mencionado timing cotidiano de
“liberación” de tensiones o pataletas, que hace que me vea una y otra vez
víctima del destierro. Lilith como elemento del proceso de auto-conocimiento
solo es el portal, (lo que enseña la puerta de entrada), la iniciación ha de ser
efectivizada por otros arquetipos como Plutón por ejemplo, que profundiza lo
que Lilith muestra.
Pero otra, es que también hemos de detectar que parte de “terror a lo
femenino”, proveniente de juicios misóginos patriarcales, que no deja
expresar mi “reclamo de la bruja” (una “tocacojones”) y el terror de lo
femenino a la reprimenda.
Y considero esta, la reivindicación principal del libro que he comenzado a
decir tímidamente y que acabo por nombrar claramente:
El poder exorcista de Lilith o Acuario en la medida de lo más llano y de
todos los días comienza con la reivindicación de la parte bruja (con todo lo
que eso significa). Luego esto permitirá el desarrollo de las capacidades más
talentosas de exorcismo, canalización, etc..
Sostener el miedo a la transgresión ayuda mucho a dicha tarea. De no ser
considerado, dominará contrafóbicamente la vida.

El arquetipo masculino
Hay algo que he visto en mis amantes o parejas, que reprochan en lo
femenino nuestra exigencia; que tiene que ver con las propias y la relación
con la madre, que no ha sido revisada.
Yo me he sentido muchas veces llevada a ese sitio de la “bruja” (como
“tocacojones”) que no habito para nada.
Y muchas veces, en una discusión, ante la sensación mutua de que el otro
daña; el que acaba ganando en su reivindicación es el lado masculino porque
tiene todo el apoyo social.
Es curioso, que cuando ellos lo hacen, no hay arquetipos con ese nivel de
saña. No existe el bitch masculino, por ejemplo.
Creo que, con respecto a los hombres han de abrirse al proceso de
deconstrucción de lo “divino masculino”. Y como mujer acompañarles con la
fuerza del propio empoderamiento en lo oscuro.
Por deconstrucción de lo masculino me refiero a que “el listón de éxito” es
tan alto socialmente (para hombres y mujeres), que es normal que nos canse
deprima o deje solos/as. Lo masculino se ha de redefinir para no colapsar a
todes.
Pero sin la consideración de lo dark femenino de manera no misógina, no
hay éxito imaginable.
Creo que tiene que ver con desarrollar la consciencia de la tierra y lo cíclico.
El arquetipo de lo masculino según dice Analía Bernardo, la acción infinita,
la erección infinita, la voracidad infinita, nos está enfermando. Y la
recuperación del descanso, y la re-amistad con los sentimientos de pérdida y
la muerte, puede reintegrar la totalidad de lo humano. No me canso de
repetirlo.
En esa charla, tenías que ganar tú. Nunca te pondrías reivindicativa, sino
fuera porque ya ha sido suficiente. Estás pidiendo los mínimos.
Una energía masculina nueva, conectada también con esa fuerza de lo
oscuro, permitirá el proceso de deconstrucción conjunto, y en lo masculino
pasará de una vez por todas, también por el disfrute.
La interactividad de ambos: deseo y vacío del otro
El arquetipo de lo masculino nombrado; que requeriría de un segundo libro
relacionado con la deconstrucción de la pareja y el amor, y lo
masculino/femenino en interacción; me da pie para comenzar a hablar del
componente relacional de Lilith.
Este es el punto: al no ser nada, más que represión, es un vacío. Como un
agujero negro con el que hay que interactuar continuamente, y la paralela
consideración del deseo que interactúa con él.
Por ejemplo de esta interacción “deseo enorme/vacío del otro: una persona
Lilithiana, espera con ansias un encuentro, y ante ese sobre entusiasmo, toma
como “vacío”, una conducta que para el otro es un desarrollo natural del
vínculo. Su sobre atención hace que el otro parezca desinteresado.
Por esto se ha de aprender a lidiar con el que parece “el vacío del otro” o el
abandono del otro.
La conciencia que el vacío no solo que está auto provocado (por
fascinación), sino que lo que veo como vacío quizás no lo es tanto, puede
ayudar. Ante mi avidez, la ansiedad me juega una mala pasada. La ansiedad
entonces es por lo potente del encuentro con lo desconocido y los silencios
del otro lado.
Esta especie de deseo irracional al ser uno hiperdimensionado, necesita de
su compensación que es la represión (o vacío) de eso, tal como venía
diciendo. O sea cuando más oculto el deseo (más reprimido), más fuerza
represora o más vacío del otro) se necesitará. El vacío actuando como
moderador.
Allí se va viendo la interacción recíproca de estos dos puntos de la carta:
white and dark de lo divino femenino. O de Lilith (lo escondido e irracional)
con la Luna (necesidad de contacto).
El modelo y lo contracultural se posicionan como extremos irreconciliables,
pero en realidad son extremos interactivos.
Conociendo eso y haciéndolo flexible y no arbitrario, domando la bestia
interna; quizás se pierde “pureza moral o ideológica”, pero se recupera la paz.
Hay algo en la vida de políticos populares, o relacionados con el socialismo,
que pasa por sacrificar sus vidas personales, por causas mayores. Pero creo
esto es un arquetipo antiguo reaccionario que se puede comenzar a intervenir.
Con consciencia del interior, puede generar un contenido super único también
y no inmolarse en el intento.
De no hacer esa relación de lo “personal y político”, lema del feminismo
que resurgió en la actualidad; lo público y lo íntimo podrían hacerse
jugarretas mutuas por no atenderse.
También sé que estas elecciones son sumamente personales, y hay causas
que requieren de intervención e inmolación.

La Diosa oscura para el Patriarcado


Ese divorcio, es base de la construcción dual patriarcal, que defenestró a
Lilith y ensalzó a la Eva que nació de la costilla de Adán, por ser hija
partogenética de Adán y no la “mujer quejosa/histérica” que Lilith quedó
representando. Eva nació de su costilla. Y de este modo quedó instaurado el
paternalismo patriarcal.
O sea que entre las diferentes maneras de discriminación de la mujer, está la
de ensalzarla como algo divino o que no tiene atributos humanos, algo a
cuidar y paternar, decirle lo que tiene que hacer en un mundo que se maneja
“por acuerdos entre hombres”. Un aburrimiento total.
Lilith, no tuvo el mismo fin. El Dios (un dios varón), la condenó a “irse al
terreno del aire”, o sea a desaparecer por rebelde. Ella, por su parte se había
quejado porque no quería estar abajo en las relaciones sexuales con Adán. O
sea que el principio femenino era potente y muy subjetivo antes que la
construcción patriarcal religiosa, lo intervenga. Intervención que se hizo
transformando el arquetipo de la “nada creativa” que significaba esta deidad:
en la “rebelde a domar”. Y, con estas historias aleccionadoras a lo femenino;
recolocó vehemente en el centro de la cuestión, a lo masculino. Aburrido…
Hasta ese entonces, las Diosas creadoras en los diferentes pueblos habían
sido femeninas, o habían sido parejas de Dioses sin el componente de
“auxiliar” atribuido a lo femenino, sino pares complementarios muy
relacionados, como el Yin Yang.
Con esto quiero decir, que nutriéndonos del conocimiento de los mitos
patriarcales, y los pre patriarcales que se encuentran debajo; podemos sanar
capas más internas de lo que nos enferma como sociedad.
O que, la subjetividad femenina indómita y bruja; que nos defiende, nos
alerta, nos hace cuestionar el maltrato externo; ha sido dispuesto
patriarcalmente en contra de nosotras en forma de espinas que pinchan el
propio corazón, y no pueden disponerse para defendernos apropiadamente.
Y ya que este patriarcado simbólico está dentro de nuestros mecanismos,
podemos rastrearlo pertinentemente. Y de este modo reconocer la autoría en
este maltrato a lo femenino, que las mujeres hemos perpetrado hacia nosotras
mismas por generaciones.

La Diosa oscura prepatriarcal


Pero anteriormente Lilith, se consideraba el caos invisible donde se origina
el vacío necesario para dar paso a la creación de la vida, esto último la Luna
representa. Lo oscuro y luminoso estaban más relacionados.
Lilith, no tenía nada que ver con la represión psicoanalítica freudiana que
expliqué con anterioridad.
Sino una Diosa que es “portal del submundo”, que comienza los procesos de
crisis o pérdida, al mejor estilo Perséfone. Esta era la diosa del submundo de
las tribus neolíticas, antes que Hades, que fue el sustituto patriarcal.
Se podría decir, por eso, que la Luna en Acuario que tenemos hoy en día, es
en parte una distorsión patriarcal que advierte, “si tienes tus propias
opiniones has de excluirte”. Y allí se creó también el morbo de lo prohibido,
que también está en el fenómeno.
En este sentido de Perséfone es verdad que Lilith te lleva al portal, comienza
procesos terapéuticos (como buena Diosa de las profundidades), desata
nudos, y devuelve soberanía a la Diosa originaria. O sea que el proceso de
deconstrucción no es tanto la inconsciente obsesión con el dolor que se
generó debido al pensamiento represor racional-patriarcal reactivo y
misógino; sino lo que hay más allá, que es un vacío reconfortante del que
salen todas las cosas del mundo.

La Diosa Creadora y su caída


Hay varios mitos dentro de la cultura judeo Cristiana, y la griega clásica
(base de nuestra cultura occidental actual), que marcan el comienzo de “la
caída del poder de la mujer”, considerada hasta ese momento una diosa de la
creación.
La caída de Lilith es uno.
En el mito bíblico, se vino a reutilizar el mito del “Jardín de las Hespérides”
donde la invitación sagrada y mágica de la mujer al hombre, que estaba
representada en la serpiente sagrada (la energía de la kundalini). Esa
invitación de la mujer, acaba por unir a los amantes en un acto creativo por
un lado y relativo a la muerte por el otro. Algo habría de morir de la identidad
anterior.
La serpiente símbolo de la kundalini o la fuerza creadora universal fue
también demonizada. Hay muchas historias de muertes de serpientes y
dominación del dragón como símbolo de la represión de la sexualidad y el
poder de la matriz femenina.
Si tienes Lilith potente en el tema natal, recomiendo mucho abrirse a la
información del chamanismo, la brujería, la mediumnidad de manera
reivindicativa: así también como la de la sexualidad. Revolución religiosa-
política, si se quiere.
La vida está indefectiblemente vinculada a la muerte. Artistas y místicos/as
representan esto todo el rato: la creación que destruye.Y la disolución de este
enlace, marcó el comienzo del patriarcado y la caída de Lilith, de
consecuencias para todes.

Volviendo al significado y a la Luna en Acuario


Tomando esto de la consideración de lo oscuro y volviendo a la
interpretación de Lilith como deidad de la Luna en Acuario, el plus de
contenido que aporta esta regencia es en relación a la intensidad específica de
su “oscilación vincular”.
Llegadas a este punto, ya has pillado que es mi mantram fundamental:
Tic tac tic tac. Lo mío, lo del otro, lo mío, lo del otro. Una oscilación que da
una “realidad compartida”, que recomiendo mucho practicar. Creo que es el
tip fundamental, cuando una/o quiere regular arquetipos relacionados con la
afectividad.
Con esa intro podemos decir que en el caso de Lilith, esa oscilación se hace
en torno a dos elementos: la pasión y el vacío. Lo que nos hace concluir que
esa “apetencia prohibida”, que se concentra en el interior, va a acabar por
inclinar la balanza vincularmente de manera propiciatoria en contra de esa
misma apetencia.
La gran cantidad de deseo que enfoco, presiona al otro a desaparecer.
Entonces en un punto, se ha de aprender a gestionar la atención que pongo y
lo que esto provoca. Y, con la fuerza de la paciencia, ir regulando el conjuro
familiar que una misma va perpetuando cuando no se piensa acerca de esto
con consciencia.
Esto que explico es con respecto al deseo, pero en el caso de la Luna en
Acuario, se podría traducir a la opinión tan apasionada o de una mente hiper
individual un tanto intensa, es lo que se ha de aprender a integrar con lo
social o con el aparente vacío del otro.
“Sostener el poder de transgresión” y no salir huyendo al terreno del aire por
timidez, una vez expresada esa transgresión. Me refiero a enfadarse o
autoexcluirse, porque no me siento merecedor/a de opinar diferente.
O sea, “desconjurar” de la manera que sea necesario, si la radicalidad
comienza a tomar el mando y no me deja ni expresarme, por el miedo que
está por debajo.
Por otro lado, la emoción base de sus convicciones en ambos casos, si son
muy extremistas, y si no se repara en la consideración de la biografía y su
mejoría, puede dar opiniones de odio. Este es el tip fundamental en tiempos
revueltos como los que vivimos.

El desconcierto transformándose en creatividad. La conclusión


Esta persona con Luna en Acuario, ocupa un espacio que está fuera de todo
lo conocido. Un bemol de milimétrica especificidad, que no existe en el
mundo conocido, y eso lo ha tenido que vivir desde pequeña, quizás
intentando adaptarse desde tiempos de infante.
Por otro lado, es probable, como buena energía de Aire, que no tenga la
fuerza suficiente para mostrarse, y se meta dentro de su Ermitañez, porque no
ha aprendido habilidades sociales. Recomiendo aprenderlas.
Sobre todo si tienes un/a hija/o acuaranito/a, recomiendo que tardes en
ponerlo o etiquetarle en algún sitio conocido. El del “antisocial”, por ejemplo,
es uno que le cuadraría. Pero ni siquiera. Cuando más se tarde en ubicar al
niño o niña, más integral será esa ubicación.
Eso no quiere decir no darle un feed back, eso justamente que puede ir
ayudando a desentrañarse; me refiero a permitirle la libertad de cambio y
acople, que en una energía como Acuario es tan sanadora. Por la naturaleza
social e interactiva del Aire, quizás.
Hacerse de amigues con ideas comunes, tener pensamientos disidentes,
clubes de afinidades, etc..Que la afectividad pase por lo intelectual en un
punto, por causas, por lo ideológico.
Y de este modo este morbo por el desconcierto, que funciona como vacío al
mejor estilo Lilith punto focal de la Luna; se pueda transformar en contenido
intelectual, espiritual, político o artístico, en vez de autoboicot y desaparición
a la cueva ermitaña.
Defraudar el modelo, el gran tip
No ser capaz de encajar, es lo que enferma en casos de mucho Acuario. Y
defraudar a los padres, o defraudar el modelo, es muy aconsejable.
Esto hace la alquimia, ya que no puede hacer quizás la alquimia emocional
con un/a terapéuta porque no transita esos espacios emocionales con
naturalidad.
Y por el otro, por la singularidad con la que esta persona acabará
identificándose, a veces disfrutando y a veces no.
De una manera u otra, conoce de esta sustancia del vacío, como nadie.
Entonces yo propongo ir un paso más, que es defraudar el modelo interno,
para no decirse loca, sino decir simplemente: ¡Soy yo!
Y, sigo siendo yo a pesar de haber defraudado a mamá y papá, o al sistema.
La sensación de discapacidad se palia con la humildad de reconocer las
verdades posibilidades y disculparse debidamente. El sentido de inadecuación
ya no tendrá que llamar la atención del nativo, y por otro lado la aceptación
de su singularidad le permitirá vivir sin la aprobación o el condicionamiento
vincular.
Entrar en un proceso terapéutico es dificultoso para cada una de las Lunas
de Aire, ya que las emociones no son su entorno natural. Entonces más que
terapia hay que hacer un “proceso de actualización” constante. Comenzando
por su madre a la que, a decir verdad, ya se vivencia de manera diferente.
Esto es incluso mejor que llorar, que quizás sea de una gran dificultad según
la envergadura de la secuela del trauma.
Por otro lado, aprender sobre el desapego de “aceptar la libertad del otro”,
más que abandonarlo cuando se sienta amor o se sienta amenazado/a por la
dependencia. Libertad no es lo mismo que abandono, eso ya se lo puede auto-
proponer.
Y la comprensión final es que por un motivo extraño, su necesidad de
libertad era tan grande (desde tiempos prenatales) que no se podía concebir
otro tipo de madre para esta/e cachorra/o.
A nivel emocional, llorar si se puede o al menos ir abriéndose a otro tipo de
libertad quizás no tan transitada, que es la de dejar ir el pasado... todo el
tiempo.
Entre lo vacío y lo lleno
Él se acercó dulcemente. La miraba con esos ojos marrones e intensos. La
luz lo hacía todo mágico y de una súbita calidez. La intimidad que
experimentaban creaba mundos y los llenaba. La sencillez de su mirada y la
incondicionalidad de su presencia solo era enturbiada por la posibilidad de
que le falte.
La novedad de estos sentimientos la enmudecía: solía tener todo bajo
control, amarrado y descuartizado en partes más simples. Y lo mismo había
intentado hacer con esa relación, hasta la ocasión que él se convirtió en
dolor inmanejable que rompió, con milenaria intensidad, su inmensa coraza
de saber que la habían hecho sobrevivir hasta el momento. Sentía una
rabiosa vulnerabilidad que le acaloraba el espíritu y enturbiaba hasta sus
más amorosos sentimientos.
¿Sería acaso esto amor?
Los ojos de él se convirtieron en dos enormes pechos de los que ella estaba
bebiendo en una acompasada respiración de quietud y certezas. Unos pechos
que la habían calmado y habían aliviado su sentimiento de vacío. Sus
manecitas se aferraban a los pelos de su madre, la persona más preciosa del
mundo a quien miraba con ojos de embelesamiento y subyugación. Todo
estaba lleno.
¿Sería acaso esto amor?
Todo a su alrededor tenía la forma de esa plenitud, de ese olor a piel, a
cercanía. Todo redondeaba, todo estaba completo, gordo, cómodo.
Los ojos de él y los pechos de su madre. ¿Por qué los ojos? Sus ojos la
miraban y valoraban. A veces la admiraban, a veces apreciaban otros
derroteros. Esos ojos de él que le daban de comer a ella, con su voracidad
insaciable de contacto perenne. Todo estaba destinado al dolor y ella no lo
soportaba.
El pesar de su posible ausencia la sumergía en un limbo gris y contaminado
de palabras incesantes y perniciosas que le hablaban sin parar y con
ansiedad, a su oreja derecha.
Todo seguía redondeado pleno y abundante. La vida estaba llena de
recuerdos del amamantamiento, momento de perfección. Y ella odiaba la
perfección porque anticipaba el fracaso. Prefería su ausencia, a tener que
luchar con sus propios fantasmas y complejos.
Ella se había sentido traicionada por su madre cuando a sus tres años
había descubierto que prefería a su padre, frío y maltratador, a la bebé, que
era la luz de sus ojos. Verdad que desencadenó en llanto y auto-maltrato que
había asustado a la madre quien había achacado esta autoflagelación de su
hija, a las condiciones agresivas del hogar que ella misma había construido
junto con ese hombre que ahora le parecía un extraño.
Pero no, esto en realidad estaba diseñado incluso desde antes de haber
decidido bailar con el padre aquel sábado; desde antes de que los hombres y
mujeres se casasen, antes de que la madre viviera y tuviera sueños.
No era sólo debido a que la madre no había podido hacer algo mejor, ni la
batalla por el poder entre hombres y mujeres, era el enfrentamiento del alma
infantil ante su primera consciencia de vacío. Del vacío/ no lleno de la teta.
La conciencia de la soledad, de los bordes propios, de soledad que con el
tiempo se convertiría en la posibilidad de individualidad y libertad. Pero
ahora era un NO, esto no puede ser, mamá sigue siendo solo mía!
En el presente él había elegido otra persona antes que a ella, y eso tenía un
regusto al vacío. Vacío que había experimentado muchas veces, pero
decididamente, no con esta sentenciosa intensidad.
Lo Pleno, Lo vacío, Lo Pleno, Lo vacío, Lo Pleno, Lo vacío, Lo Pleno, Lo
vacío, Lo Pleno, Lo vacío, Lo Pleno, Lo vacío, Lo Pleno, Lo vacío, Lo Pleno,
Lo vacío, Lo Pleno, Lo vacío, Lo Pleno, Lo vacío, Lo Pleno, Lo vacío.
Toda su existencia se había reducido a esa onírica escena donde el vacío y
lo lleno se disputaban el liderazgo exclusivo:
-Amor de madre, de antes de saber siquiera que su padre existía. Amor
intenso, único e inefable. O un amor que trae dolor y soledad.
Luego de esa desilusión, la primera de bebé, todos los amores serían fatales
o aguados. (plenitud-vacío-redondeces-vacío) y nunca sería capaz de
encontrarLO, buscando desconsoladamente.
No era capaz de mirar a la cara a su padre como lo que realmente era. No
sería capaz de mirar a la cara, al amor.
Y ahora frente a él, la grandiosidad de sus sentimientos, los fantasmas y el
pavor; la llevaban por caminos nuevos y aterrorizantes.
Quién podía acompañarla dándole la mano? Nadie lo haría, a nadie le
correspondía. Era un designio cuyo intringulis debía resolver sola y
llorando, sola y dejando de llorar.
Romper, con la navaja de la realidad, un delirio sufriente de unión para
encontrarse con la adulta que quería llegar a ser.
Hombres, los que quería, pero ninguno le daba el favor de develar su alma,
como había hecho su padre en la escena de la pelea entre lo lleno y lo vacío .
O como lo había hecho su madre, en esta misma escena.
Él se acercó dulcemente. La miraba con esos ojos marrones e intensos. La
luz lo hacía todo mágico y de una súbita calidez. Y ella quería demostrarle
que el pico de dolor que los mantenía separados, en realidad era el amor que
estaba tomando forma, justo en ese sitio entre lo lleno de la plenitud y la
oquedad de lo desconocido.
12
Piscis
La inteligencia envisionadora o evocativa
“Nunca es demasiado tarde para tener una infancia feliz”.
Tom Robbins

Luna en Piscis
Sanar sanando y la Diosa de la inseminación
Los indígenas utilizaban los mitos (historia del origen de algo) para volver
a ese estado de comunión primigenio y de este modo sanar las enfermedades
que les aquejan.
Retornan al origen para sanar...
Para curar la fiebre, por ej., contaban la historia de cómo su deidad en los
comienzos, le había otorgado los poderes de curarla. El Dios de sus orígenes
había enseñado la enfermedad y pócima.
Entonces, este ritual mito psicológico de Retornar, para nosotres es la
valentía de revisar la historia de la enfermedad emocional y encontrar allí el
remedio.
La primera hazaña es atreverse a ver al niño desvalido, y ponernos de su
lado. Comprender la frustración y sostener la rabia, acompañar su depresión
y tristeza. Y la segunda, es la existencial comprensión de que no era ese niño
el que estaba mal, sino todo su entorno.
De mi parte (es mi Luna Natal), decir que agregar ritos a mi vida (acciones
consideradas sagradas y performadas de manera repetitiva), es parte de lo que
me ayudó a comprender. Tanto en el sentido de rutinas diarias (la ayuda de
Virgo su opuesto complementario), como el acto de otorgar sentido mágico a
los objetos y las señales.
Explico, hay una alquimia que todas las Lunas llevan por delante, que tiene
que ver con la “incomprensión de lo oscuro del mundo’’ y ante su
elaboración terapéutica aportar talentosamente. Esta posición astral es la
paradigmática de esta temática.
Quiero decir que hay una dificultad con hacer las paces con este mundo que
se excusa en:

negación o fuga de la realidad


defensiva negativa a ver la realidad tal cual es e idealizar situaciones
y personas,
dificultad con detectar al enemigo. Y a la vez,
ignorancia de ver su propio lado oscuro.

La sensación básica y su zona de confort, es la de ser consciente de una vida


pre natal, de mundos anteriores a esta existencia, o de ser testigo de algún
tipo de “paraíso perdido’’. Caracterizo un poco más: un mundo anterior en el
que estábamos mejor, en armonía con el entorno, no había diferencias y
discriminación entre las personas, la gente se movía con amor y se
comunicaban telepáticamente unos con otros. Y, por esto, no existía la
maldad.
Esta narrativa pisciana conserva en esencia un sentido muy puro del amor
como semilla y una capacidad trascendental. De hecho cuando queremos
explicar a Piscis, hemos de utilizar terminología de Constelaciones familiares
o terapia sistémica, mediumnidad, psicología arquetípica kármica, y poesía.
Porque lo que se ha de, ya ni digo comprender sino asir; es algo que está más
allá de lo personal o sea que no puede explicarse con el lenguaje lineal o los
recuerdos reales.
El tema es que dicho Don de amor, clarividencia y compasión; no conversa
bien con la vida de todos los días, el sistema, el patriarcado o como se le
llame. Y el tema aún más complicado es que el Don ha de ser desarrollado
justamente en ese recorrido por el “mundo de todos los días”, en el que se
corre el riesgo de decepcionarse profundamente y entristecerse a tal punto
que no se pueda llevar a cabo el talento.
Por esto los rituales, la consciencia de las señales, la conexión con la fuente
de conocimiento silencioso, y la vivencia de lo religioso; a mí me salvaron la
vida.

La tridimensión y el encuentro con el dolor


Decía entonces que el mundo de la tridimensión, si la persona no quiere
“fugarse”, es justamente donde encontrar su propio lenguaje artístico o
místico, como los símbolos de la Astrología, los mundos de la meditación, la
poesía, etc.. O sea que ha de identificar cuál es el lenguaje para transmitir, y
además limpiar el canal para enviar un mensaje más propio y efectivo.
Con “limpiar el canal”me refiero a elaborar comprensivamente lo “no tan
luminoso” del mundo, lo que es su punto flojo. Esto enriquecerá la visión a
una más madura, más integradora del dolor, y por lo tanto más humana y
encarnada.
El costado defensivo de la Luna en Piscis hace que debido a determinadas
circunstancias dolorosas (las que todos les beibis nos tenemos que enfrentar
en nuestra temprana infancia); la persona desarrolla su propio mundo
imaginario interno, desprovisto de maldad. Esta es la estrategia de la criatura
ante un entorno que no se parece en nada a sus presupuestos de vida.
Pero si esta burbuja se hace muy autista o la persona se mantiene en su
“propia cueva” esperando un mundo mejor de por sí sin hacer nada por ello;
no solo que se provocará sufrimiento y desilusión, sino que llamará a un
destino de traiciones y deshonestidades que va a tener que le enfrentarán a
una desilusión aún mayor. Y con los años vivirá una existencia amargada por
decepcionante que estará ubicada exactamente a medio camino entre la
encarnación y la existencia prenatal.
La cosa no está tanto en lo poco que el mundo puede dar, el mundo es lo que
es. Sino en elaborar esa decepción con las herramientas actuales de una
persona adulta porque ya puede:
ver el daño sin volverse loca/o.
Asumir los claroscuros de las personas.
Sostener la soledad de la existencia sin abrumarse.
Concebir la finitud de lo humano.
Reconocer las propias posibilidades donde la imperfección tiene
lugar.

O sea que en un momento de la vida, luego de desagotar ese anhelo de


paraíso perdido, la persona ya estará preparada para ver la realidad de frente o
el mundo de la tridimensionalidad con su individualidad, propiedad privada,
sentido del deber y el timing rápido (o más rápido que el pisciano). Y
dialogar con este sistema en sus propios términos habiendo aprendido sobre
sostener el dolor.
Y lo que quiero decir agregando, es que una pisciana o pisciano de Luna (de
las Lunas más sensibles), ha de complejizarse a tal punto, que maneje de
manera muy sofisticada el interior.

Proceso psico-emocional
El gran proceso emocional podría tener como título: la decepción, el arte de
ajustar las expectativas.
Esto no significa vivir amargada por la decepción, esa es solo una fase del
duelo total. Sino comprender que ésta que posee, es una propia y mágica
manera de ver el mundo que de ser usada como un poder visionario, recién
allí puede cambiar las cosas.
Pero antes de esta fuerte comprensión, hay todo un camino de espinas:
vivencias que me aterricen de la crueldad del mundo:

que existe gente mala,


que la gente buena también tiene su lado oscuro,
y que la gente que te quiere, también puede pensar diferente.

O sea que el shock emocional de la infancia que provocó el trauma, ha


hecho que haya quedado petrificado/a en una incomprensión, lo que hace que
siga exigiéndo a sí mismo/a y al mundo un “status moral”. Dicha exigencia
moral, tiene mucho sentido si una vive una imagen interna donde le está
pidiendo a una madre que cumpla con su rol de amor incondicional. O sea
que la sensación de injusticia con el mundo, es coherente a la psiquis de un/a
pequeña/o.
En el mundo adulto ni él /ella misma/o tiene ese nivel de “angelosidad” que
detenta ni es posible la entrega que exige.
Con tal expectativa tan alta de pureza, el ajuste a la realidad comprenderás,
que pasará por situaciones de decepción hasta que pueda ver lo malo del otro,
simultáneamente a lo bueno. Esto lleva años...
En mi propio proceso el tema del enamoramiento fue la clave. El itinerario
de destino me llevaba a conocer a una persona, entregarme profundamente de
manera casi inmediata, o sea antes de que tenga la información suficiente si
era una persona confiable o para mí, y luego desengañarme cuando descubría
que no era un ángel. Esto me llevaba al próximo enamorado que era quien
podía mantener ese nivel de idealización, mejor que una relación donde ya
había visto su lado oscuro. Me gustaba más estar enamorada del amor que
vivir una relación real y encarnada. Ya que ese lado oscuro me provocaba
una especie de repulsión y representaba todo lo que no me agradaba del
mundo.
Lo bueno es que pasó tantas veces, que me permitió una especie de
organicidad cíclica en la que la decepción era cada vez menos angustiante,
porque la persona que elegía no estaba montada en burbujas o imaginaciones
propias.
Y la noción de realidad fue tomando lugar con los años. Debo decir que
muchos años.
Hasta que me di cuenta del sentido de la individualidad de manera sana,
pasaron los primeros treinta años. Y hasta que pasaron estos años, otras
personas pagaron mis cuentas, se responsabilizaron de mi ineficacia, y
también recibieron invasiones emocionales de mi parte.
O sea que si bien esta Luna pretende estar super conectada (y en un punto lo
está), por tener una imaginación muy intervenida por los mundos de Yupi, su
hiper imaginación le juega una mala pasada y deja de tener esa perspicacia
para ver al otro con sus necesidades reales.
La crudeza de las emociones que está viviendo en este proceso general de
“caer a tierra”, le anestesia. Y en ese anestesiamiento pierde capacidad de
comunicación y es probable que en las situaciones no vea los requerimientos
del otro del orden de lo sencillo.
Pero antes de pasar a la autocrítica, regreso…

Detectar la presencia del enemigo


Entonces este talento acerca de visionar, o ver, o canalizar; no sirve de
mucho si van a engañarle porque no detecta la presencia del enemigo
apropiadamente.
Mi pregunta en estas situaciones de desengaño era una y otra vez, “cómo me
la colaron!”.
O sea que leía de la situación de destino que se presentaba, lo que me servía
para seguir alimentando mi sentido de la existencia víctima y dolida, o lo que
es decir, para alimentar una necesidad de la niña interna de anhelo sufriente
por haber nacido en esta tierra.
Algo de cierto sí que tenía. Pero un alma buena que está en el proceso de
aceptar la realidad ha de hacer el bien en los términos y con las herramientas
necesarias para que las personas a las que le hace el bien, puedan valorarlo,
servirle y beneficiarse efectivamente. Y recomiendo que hasta que esto
suceda (el empoderamiento del yo individual que elige apropiadamente), ha
de tenerse mucho cuidado a quién una/o hace destinatario/a de su amor.
O sea que una cosa es “fugarse” de este mundo defensivamente y ponerse
autista y pensar abstractamente en que un mundo diferente me vendría mejor.
Pero otra es visionar un mundo diferente con proyectos creativos concretos
que hagan de este mundo realmente un lugar mejor. Esto último requiere más
madurez, aceptar la disccriminación con otres, y lenguajes que contengan
tamaña entrega y sentido de nobleza que esta posición trae. Lo recomiendo
mucho.
Por otro lado podríamos decir que la ilusión y encanto con el que se mira el
mundo; si no se desarrolla, puede hundirle en la depresión, las drogas que
evadan, los enamoramientos de imposibles, y las imaginaciones fantasmas.
Es de atender que la ilusión (un poco distorsionada) en realidad no radica
efectivamente en el paraíso perdido anhelado soñado, visionado, adorado.
Sino que justamente en su pérdida.
O sea que una/o se fascina con el momento de la pérdida de lo amado más
que con el amor en sí. Y esa especie de “morbosidad” con la los sentimientos
de pérdida, se hacen su hogar y confort. Cosas que hay que quitar,
comprender, o simplemente otorgarles un sitio en el interior que sea
sustentable emocionalmente.
Y digo esto porque hay cosas acerca del mundo que están destinadas a ser
comprendidas y otras que simplemente se han de ritualizar, hacer en
canciones y danza, ya que no están destinadas a comprenderse nunca.
El dolor humano (infringido o percibido) así como las pérdidas en general,
no tienen sentido o explicación, pero puede ser canalizado, ritualizado,
meditado, performado. Muchos artistas le cantan a lo misterioso y llenan de
poesías y danzas el vacío de la existencia.
Luego de esta especie de desagote emocional, ya no se necesita este ardid
ilusorio para abordar el mundo. No se necesita tanto de ese estado de unión
con el todo, de conexión profunda entre los seres que no vea diferencias, ni
de tal nivel de compenetración con otros seres (aunque tener mucha
afectividad alrededor ayuda mucho), para hacer frente a la vida.
La bondad es política
Entonces decía, la manera que viví personalmente este proceso de
encarnación, que ha sido largo, muy sufridor, pero muy “despertador”. Con el
tiempo he ido transformándome en una sanadora yo misma. Y ejercer la
política de “La mano que toca con dulzura el mundo aunque este mundo no
lo sea”. La bondad como dice el titular, es una posición política.
Claro que para esto una tiene que estar muy fuerte. O sea que hay una parte
del proceso que es psicológico (esa parte es la base) y otra espiritual o
colectiva.
Ya que la profundidad de las emociones de esta Luna hace que esté siempre
a un nivel profundo pero con dificultades por detectar lo nimio. Ambos
aspectos de la vida le enseñan. Y sobre todo hacerlos dialogar
simultáneamente.
A esa magia de hacer dialogar dos inteligencias diferentes: la de todos los
días y mi intereses de aportar socialmente, como la de hablar con el silencio
interior, me dediqué toda mi vida.
Y, además de activar mi don de cuidar y curar a otras personas, canalizar y
soñar y adquirir lenguajes diferentes para comprender; seguí curando mis
propias expectativas del mundo, y ayudando a otras personas a liberarse de
esa ilusión artificiosa, a la vez que cultivar esa relación con el silencio que
inaugura lo inaudito por venir.
Y no es que no debe tener expectativas altas, no quiero que te saques lo que
es bueno en tí.
Pero es justamente cuando se le dedica atención, cuidado y auto-empatía
(sobre todo en esta configuración Lunar); es la única base posible para el
amor compartido, o sea el amor en sociedad.
Todo lo que intuías desde la niñez, es probable que esté entre tus talentos.
Pero la construcción de un “sueño en la tierra”, la paciencia que se necesita,
el “egoísmo” que requiere la auto-expresión y la fuerza personal; se han de
desarrollar a la misma vez que las buenas intenciones.
El paraíso de la matrística
El porqué del llanto de esta niña interna
El recuerdo es uno verdadero, de belleza de cooperación entre personas, de
no jerarquías innecesarias sino solo por rol: las abuelas era importantes en el
sentido de recordar la tradición, les niñes en el sentido de la innovación, las
mujeres en sentido de la conexión con la herboristería, y los hombres en
sentido de la aventura y el juego.
Las mujeres habían comenzado a plantar luego de una larga exploración
desde el Paleolítico superior en la que la observación de los ciclos propios, de
la Luna, de la menstruación, había constituido el primer calendario. El más
antiguo que existe data de la revolución Neolítica hacia el 10.000 a dE.
Toda esta sabiduría acerca de tejer amor, interesarse por los más
necesitades, por tener presente el principio de la compasión, el uso de la
hipersensibilidad para hablar con los espíritus; todo esto correspondía a una
soberanía humana.
Casilda Rodrigañez lo expresa como la “urdimbre”, una especie de tejido
invisible que une las relaciones humanas a través del amor, cuya semilla
basal, es la relación madre-hije. Salvaguardar esta maternización de los
primeros años es el rol del padre, como cuidador. Y así se iban ubicando los
roles en un sentido horizontal envolvente y salvaguardante de la
vulnerabilidad. En ese momento esto era un valor.
Esos recuerdos de una edad de Oro, donde no había hambre, donde se
ayudaban unas a les otres, donde el amor circulaba; quizás solo están en el
imaginario pisciano y hay que decirlo. Pero explica de manera no
estigmatizante el pasado abandonado.
Entonces, hay en la Luna en Piscis el “gen matrística” activo. Lo que es un
recuerdo real de un estado de mayor unión donde la fuerza no era la base, el
intercambio se daba de manera natural y la propiedad privada estaba
constituida de manera orgánica y fluida, donde los tiempos eran los naturales
y cíclicos, y la gente se comprometía orgánicamente, y no había necesidad de
pedir y se entendía los límites del otro porque se consideraba su sensibilidad.
Podemos expresarlo con que el derecho era matrilineal y natural.
Por esto personalmente cre que la Luna en Piscis ha de trabajar consigo
misma, y con las personas que se va encontrando por destino y vibración, por
recuperar estos valores de amor, ensueño y prosperidad, haciendo de su
sentido de la clarividencia, un futuro visionario por cumplir.

La mamá deidad y el proceso psi


La mamá de la Luna en Piscis valora mucho su propia satisfacción de
contacto y compañía, haciendo que el/la niño/a actúe como madre de su
madre. Entonces o aniña al adulto o adulta, para que no la abandone (la
maternización como refugio) o es ella misma una niña. La sobreprotección
hacia un lado o el otro.
La estrategia de evasión de la realidad, el refugio en la fantasía, en los
enamoramientos y la ensoñación, son el terreno de comprensión de la Luna
en Piscis. Y será difícil dar un paso a la evolución de una personalidad
singular (que todes hemos de hacer). Un sencillo posicionamiento de opinión
será duro de mostrar incluso de concebir. Se hiper-adapta para ser querida/o,
se des-dibuja para no perder el amor. Y de este modo se convierte en “hije
del otro” asegurándose el afecto en términos de esta especie de timidez de sí,
porque como todas las Lunas en el elemento Agua, el contacto está por sobre
cualquier cosa.
Esta especie de confluencia, simbiosis y amor compartido (del que es
soberana) está tan sobrevalorado y por debajo de todo lo que decide, que es
capaz de deshacerse de su deseo, de sus propios anhelos, ideas, incluso de su
propia forma. Se convierte en una personalidad súper plástica y desdibujada.
Se encuentra un talento para la compasión, lo psíquico, la sensibilidad
artística y el servicio amoroso; solo después de realizar un proceso de des-
identificación con la idealización a los padres, iniciado cuando el dolor por
abandono era demasiado grande para verlo sin más.

Estrategia de supervivencia
La estrategia de supervivencia en la infancia ha sido el idealismo y la
simbiosis.
Para no ver lo que sentía (la carencia y la no atención de mis necesidades
emocionales personales como individuo); idealiza al maltratador no viendo lo
que le duele y auto otorgándose la culpa. El sentido del condicionamiento del
entorno es grandísimo.
Mamá es vivenciada como una especie de deidad: virgen, diosa, etc..Incluso
todavía, si la madre no ha realizado correctamente su rol.
Sintéticamente, la persona con esta configuración (y sus análogas: Neptuno
en IV, Piscis en IV y Luna aspecto duro con Neptuno), para realizar el
propósito “encarnar” a esta vida, ha de pasar por el proceso de integrar lo no
idealizable de mamá y del otro que es otra manera de describir a lo oscuro
negado de lo que estoy hablando desde el principio del capítulo.

La “mamá mala”
El concepto “la mamá mala” nos puede ayudar a comprender: hay un
aspecto de mamá que es aterrador porque hace daño. Dicho terror de la parte
bruja de mamá como no es asumido, crea un desconocimiento que
condicionará a tener grandes expectativas acerca de las relaciones y el mundo
en general.
Quiero decir como no puedo ver la “mama mala” por miedo infantil, utilizo
la estrategia de hacerme la tonta” o de desoimiento de mí; y eso hace que no
esté bien provista para salir al mundo a guerrear. Las armas se asemejan a
varitas mágicas y unicornios.
La dificultad de ver la parte dañina de mamá, se puede traducir en la
psicología adulta, como una imposibilidad de distinguir la presencia del
enemigo. Aprender a ver que hay gente mala o que hay gente que no me va
bien, o con la que no soy compatible, es un paso obligado de esta Lunita.
Porque si bien puede conectar a un nivel profundo con otras personas, a
nivel de lo que podríamos llamar “el alma”, en realidad las relaciones y el
verdadero intercambio se da en el terreno del yo, y uno bien definido. Me
refiero a relaciones reales, no imaginadas y platónicas que no las aconsejo
con esta posición.
Quiero decir, he visto varias veces con esta configuración o con mucho
Piscis en la Carta Natal algo así como esta historia:
Una mujer cuyo “novio la dejó”, y al que la mujer consultante es capaz de
ver a “nivel alma”. La mujer apelará a esa conexión que tienen en el mundo
de lo sutil (u otras vidas anteriores) para no dejarle ir. Pero la emergencia de
la personalidad real con sus egoísmos y necesidades, es necesario de ser
vista. Por no decir que el “poder de visión” de esta Luna por diversos
motivos, se nubla al punto de inventarse cosas y sobre estimar personas,
porque no tiene la habilidad de combinar lo bueno y lo malo. La idealización
como dije, es defensiva de una verdad doliente.
Las escenas de destino entonces tienen este sentido terapéutico. Lo que es
sumergirse en repetidas historias exageradamente dolorosas porque no puede
percibir lo que le daña a simple vista.
El dolor entonces hace de factor “encarnativo”. Un dolor que encarna a la
persona al mundo de todos los días. Lo que no es hacer sacrificios y expiar
culpas de vidas anteriores, salvar o sacrificarse cristianamente.
Volvemos entonces, la clave es poder ver los contenidos negados en un
momento en la infancia, por resultar en ese momento insoportables. En aquel
tiempo se bloqueó un tipo de maduración que se quedó congelada en el
aprendizaje de lo vincular donde la idealización al otro no pudo combinarse
con la aceptación de su parte “mala”. Una vez adulta, se puede hacer esa
combinación más fácilmente. Pero para esto la visión no tiene que estar
intervenida por el trauma infantil.
Y así se pueda tener una valoración más compleja que blanco y negro. Lo
que trae mucha verdad, posibilidad de elección y puede dar un manejo
detallado del vínculo.
Ver la parte “mala” del humane puede enfadar mucho al principio por
sentirse traicionada/o, y luego dar una tristeza que sumerja en una crisis, para
dar finalmente una aceptación de la realidad que conecte con un silencio
profundo y un sentido poético de la existencia después.

La invasión mutua y la poca noción de sí


Por esto anterior digo que un mecanismo es “la “unión como refugio”, que
hace que a la persona le sea difícil poner límites a los otros o a sí mismo en
las relaciones, generando invasión por las dos partes. Es probable que invada
y me deje invadir de la misma manera, porque hay un límite que no concibo.
Hay una individualidad no conseguida todavía.
Ver a los otros con sus grises, permitirá ver esa parte humana propia, en
consecuencia. Desarrollo.
Esta Luna cuyo Don e identidad amorosa, pasa por la capacidad de ver
multidimensionalmente, abrir canales, leer almas, canalizar mensajes de otros
mundos, ensoñación, o canalizar a través de cualquier lenguaje como el arte;
si no realiza un trabajo correcto de poner forma a la identidad; ya que puede
estar fallando vincularmente en lo mismo que reclama.
Como una especie de “olvido de sí”, como excusa más que como donación
real. Por eso esta primera parte de terapia psicológica personal, y asumir
ciertos mecanismos es tan importante.

Envisionamiento
Introduzco de la Inteligencia del orden de lo femenino que se busca
restaurar: el envisionamiento.
Primero tienes una imagen inspiradora. Esta sensación viene de las entrañas
que comienzan a imaginar. Esta semilla comienza desde sueños o a través de
una imagen, olor o sensación. Llamando a sensaciones psico-corporales.
Comienzo a pensar cómo me gustaría sentirme, como me gustaría
posicionarme ante esa realidad, y comienzo a materializar a través de la
imaginación Es como lanzar un anzuelo al mar de lo misterioso y esperar que
toda la información vaya apareciendo al plano de la consciencia.
Hay cierto “paquete de información” que ya ha bajado completo, pero se ha
de descifrar llamando al entendimiento usando un lenguaje sofisticado par
describirlo y sin la pretensión de hacerlo en su totalidad. Para eso todas las
herramientas lingüísticas que he desarrollado a este punto, serán muy útiles:
lenguajes sagrados, poesía, movimiento conectado, hablar con el silencio,
meditar, cantar. Herramientas que no son tanto explicativas sino testigo de la
inmensidad.
La manera de envisionar tiene que ver con hacer del sueño algo más vívido
con sumo detalle. Te vas sintiendo muy cerca de esta inspiración y vas
trayéndolo a la tercera dimensión, esas emociones asociadas, hasta que
acaban por materializarse. Esta es una manera diferente de conseguir las
cosas más desde la sensación que desde la conquista ciega del objeto de
deseo.
Por todo esto digo entonces que la consciencia de la soledad y la
diferenciación (la responsabilidad de cada uno/a), puede hacer evolucionar a
este niñito asustado y expuesto, en una adulto/a con reales capacidades
psíquicas.
Y es probable que no vea mis propios engaños, porque al no tener bien
divisadas las aguas diferenciadas en las relaciones (lo que le corresponde a
una y el otro), y tener autoimagen angelical, no vea que soy invasiva,
demandante y que no asumo responsabilidades en el vínculo. Y por esto
cuando me hagan un reclamo sencillo no pueda asumirlo por el dolor a la
crítica o la culpa de ser un individuo provocador de sombra.
Lo que las estafas me han enseñado
Por más que no me guste, las estafas emocionales me han enseñado cosas
sencillas que siento que otras personas ya sabían, cómo cuidarse de lo que
pueda dañar. La sobreprotección materna y la desaparición del padre (como
buena Luna en el elemento Agua), es lo que tiene. Pero la ingenuidad no es
para los adultos.
Perder la ingenuidad es el gran rito de paso de esta posición astral. No
dejarse seducir por encantamientos al mejor estilo Hadas madrinas que
convierten harapos en vestidos de princesa, e integrar algo de la Bruja, que
tiene todo el derecho a mirarse en un espejo y tener propia identidad,
preciosa, la más preciosa...
La poca noción de lo que provoca en otros sienta las bases para relaciones
confusas y estafas mutuas. Tarde o temprano la realidad acaba por emerger.
Y de este modo, con toda la información sobre la mesa, poder desarrollar la
capacidad de envisionamiento y construir mundos dentro de este mundo, que
a esta altura del proceso de consciencia, ya será parte del multiverso que yo
misma me he permitido analizar y trazar mapas y acceder.

El linaje
Mi retorno familiar
Con los años, tenía 35 para ese entonces, regresé a mi familia. Había
muchas características de mi misma que eran piezas que no encajaban con
elles. Pero así como yo parecía ser un desvío en el árbol genealógico, parte de
mi proceso estuvo relacionado con ver en lo que sí “nos parecemos con este
ramillete de personas”, que son mi familia, conmigo.
La experiencia de retornar al origen fue una sensación de reunión que era la
que realmente acabaría por resolver mi proceso que había comenzado con la
diferenciación y alejamiento. Había obtenido lo que necesitaba en soledad,
algo muy nutricio conseguí con esa distancia ermitaña. Algo lento y gradual
se desarrolló más allá del condicionamiento de las lealtades familiares, que
sentía muy invasivas.
Cerca de la familia me hubiera sido difícil por tamaña confusión que
llevaba.

Historias del linaje


Había en mi familia ciertas historias que transmitían la tradición como
verdades no dichas por lo tanto no cuestionables. Las consignas conscientes
son lo que mamá dice abiertamente de lo que está mal o bien. Aquí estamos
hablando de lo que no se dice pero se presupone.
Estos relatos contienen ciertas fascinaciones que sirvieron a otras
generaciones para sobrevivir quizás. Algo de esto en todas las Lunas. Pero
llegada la generación actual, ya no tiene que continuar.
Es loable que el “envisionamiento” fuera el estilo de la familia. Hay algo de
las “historietas”, del relato, de la fama, de lo mítico; que sirvió en su
momento para lo que tocaba, pero en la actualidad hay que visibilizar estos
supuestos, que quizás ni siquiera se adscriben.
Y ver que hay ciertas palabras que digo que no tienen sustento en la acción,
o directamente que son mentiras o supersticiones. Cuando estés preparada
para verlas de frente y sin auto-engaños, llegará la última fase de tu Luna,
donde puedas retornar a contar tus propias historias.
Ese retorno es siempre agradecido.

La incomprensión mayor
Muchos recursos emocionales tuve que adquirir en esta empresa. No
comprendía la fuerza que se necesitaba para afirmarme socialmente,
mantener las ideas (cosa que he tenido que hacer endureciéndome al
principio), o defender mis condiciones de bienestar en los vínculos a los que
me entregaba con amor incondicional.
Pero lo más difícil fue encontrarle sentido al dolor y a la decepción ya
existente en el mundo.
Y la respuesta más potente que encontré es que no lo tiene.
Y ese pensamiento me liberó hacia un percepción cada vez más silenciosa
de la vida.
Esta incomprensión es un final abierto, pero uno esperanzador, creo.

La Diosa Eurínome: retomando mitos de origen


El mito ancestral acerca de la creación del universo, es pura poesía acerca de
la deidad originaria. Todo parte de un líquido símbolo del no espacio/tiempo,
en donde luego de un movimiento en espiral producto de la danza de la
Diosa, es creada una serpiente por partenogénesis (quien es hija de una única
deidad). La madre es Eurínome la Diosa de la creación de los pelasgos. Y esa
serpiente representa la diferenciación de lo masculino (hija de lo femenino),
que en un momento de la historia lucha por adjudicarse la autoría total de la
creación. ¿Quizás una predicción?
De este primer movimiento surgen siete parejas de Titán y Titánide. Estas
parejas representan los primeros principios de convivencia: reglas sociales,
comunicación, sensualidad, etc... Esta puede ser la primera vez que se
conceptualizan las funciones psíquico-sociales que los planetas astrológicos
representan.
Con el advenimiento de la cultura clásica, estos principios de valencia dual,
se simplifican en el masculino de los dos invisibilizando el femenino, y
eliminando la riqueza de la dualidad. Como el Yin Yang como fuerza dual
creadora principio ausente en las religiones del Dios único.
Más adelante en la unificación del Cristianismo y las religiones todavía
dominantes en la actualidad, la creación tampoco estuvo a manos de una
deidad femenina, sino que una Virgen fue servidora de los intereses de quien
sí fue reconocido como el gran padre: el Dios de la Biblia.
El culto a la Diosa
La reconexión con este arquetipo muy antiguo (data del Paleoitico
Superior), es necesario para poner en vigencia de los derechos de la mujer
como ser creador de cultura, con la capacidad numinosa de dar vida y crear
destino, en la sociedad contemporánea. La especificidad de lo femenino tiene
que ver con eso en Piscis. La capacidad de envisionamiento creativo.
Desde que los creadores son hombres, las cosas han cambiado mucho y para
peor. Crearon la guerra, la propiedad privada, los desastres climáticos, la
competitividad, las jerarquías, el control y la dominación. Y crearon aquel
acuerdo cognitivo acerca de cómo se hacen las cosas, incluso los modelos
acerca de lo femenino.
Esto no solo deshonró una tradición antiquísima basada en el amor y la
unión sino que le quitó magia a la vida. Hubo búsquedas posteriores como la
música apasionada, las drogas, la espiritualidad trascendente. Todo intentó
recuperar esa conexión profunda que siempre habíamos tenido con el todo
cuya pérdida provocó una herida colectiva muy difícil de abarcar. Yo
atestiguo esa herida por tamaña pérdida.

Piscis: origen y destino

Por esto decir que Piscis es una energía muy elaborativa porque hay años de
consciencia que elaborar, cantar, danzar y meditar.
Hemos de contener el inconsciente colectivo mismo, sin herramientas
internas y siendo parte de la corriente colectiva de evitar lo emocional.
Además teniendo una escucha y condicionamiento del otro por hiper
sensibilidad. La tarea no es fácil, pero reconocer y aceptar el tamaño de la
sensibilidad que una ha de contener, es el primer paso. No todo el mundo ha
de procesar (comprender sentir y explicar) la inmensidad como esta posición
natal.
Creo que la Luna en Piscis de todas las opciones que vive la de “entrar al
ruedo vincular” es la que vale. Y además adquirir ese lenguaje sofisticado de
comprender lo emocional, en el sentido personal, interpersonal,
transpersonal; en detalle. Por ejemplo descubrir hasta donde abrirse y
entregarse, cuando enamorarse y cuando no, si hay ciclos de enamoramiento
y desenamoramiento de los que podemos extraer matrices de
comportamiento, si el hecho de anestesiarse es defensivo, si hay
fascinaciones con el dolor y la melancolía...Todo eso para dignificar el
talento y ser buen/a portadora del gran caudal de amor que porta.
Esa reflexión que requiere esta empresa se hace conectada/o a la
contemplación y observando con ternura el interior donde está toda la
información del universo. Sin obviar la sombra que también enseña.
Conectada con tiempos milenarios, procesos profundos hay de jerarquizar lo
importante, lo inmediato y volverse una maga de sí misma. No hay apuro,
tomará años..so...
Y ese estado de quietud o ancestralidad si se quiere, será la semilla de
inseminación del mundo nuevo si queremos aportar.
Y ella vio a su alrededor y no le gustó. Guerras y crueldad, una sexualidad
basada en el sado-masoquismo, la religión de la ciencia regulando el saber,
las armas como estandarte de la civilización. Y sintió todo el dolor del
mundo sobre sí. Ella no había defendido a su hijo al nacer, dejando que se lo
aparten de su pecho, por miedo. Ella no defendió a su hija mayor en el
parque cuando un niño le quito su preciado juguete, por . Ella conservar las
maneras, dejó que la maltraten una y otra vez en nombre de la bondad y la
empatía que se suponía que debía representarla, por ser buena niña.
De repente lo veía todo, lleno de certeza, propio de la mujer que no había
dejado de ser, debajo de la que todo el mundo le había dicho que debía ser.
Y hubo llantos y sensibilidad, porque no estaba ganando poder, sino auto-
protección. Y ya no necesitaría de estos artilugios sensuales para ganar
protectores. Ya no necesitaría de los otros.
Muchas veces había imaginado este mundo de libertad desde que se
preguntó por primera vez en su adolescencia por ella. Muchas veces la había
escrito soñado y presentido. Pero ahora de repente y con este giro del
destino, había descubierto que la libertad había estado allí siempre atrapada
bajo su propia defensa que guardaba, una niña temerosa de defenderse, una
joven con miedo a mostrarse, una mujer con terror a dar su amor y ser feliz.
Y se dio cuenta que debajo de todo, era salvaje y sin vergüenza. Y que ese
intenso amor que desde siempre había sido capaz de albergar, en vez de
vulnerabilizarla, era sorprendentemente cercano al poder.
Síntesis final
Poner límites y la re-apropiación del instinto dormido

Otra mirada de la Luna Astrológica


Hablando de la infancia…
Considerando que somos seres (hombres y mujeres) cuya emocionalidad ha
sido cortada hace tiempo y a lo lejos en la primera infancia, por
predilecciones de nuestro sistema robótico-patriarcal de dominación, donde el
sometimiento de la vulnerabilidad es moneda corriente. La eliminación del
aspecto femenino de la humanidad, la emoción y la receptividad, también ha
llevado al cercenamiento del instinto de conservación. Por una dificultad a
expresar nuestro desagrado ante las situaciones dolorosas en la infancia,
vamos perdiendo el instinto y ya en la vida adulta nos dejamos agredir sin ser
conscientes de ello, quedando sin la posibilidad de defendernos.
La estrategia es el adormecimiento. La incapacidad de ver que los seres más
amados (mamá y papá) fueron los propiciadores del desamparo, hace que
tengamos que, primero culparnos por no haber sido “suficiente”; y segundo,
idealizarlos hasta hacernos daño.
O sea, que en lugar de que circule el amor y la solidaridad, como hay
vestigios que sucedió en la antigüedad, lo que circula por debajo de la red
social es el temor a la reprimenda, la poca comunicación de las propias
necesidades, los sobre-entendidos de que los fuertes pueden sobre los más
débiles, y la casi definitiva anestesia de la vida interna que se quedó
shockeada con el primer grito de reprimenda.
De este modo, somos seres más civilizados, pero sin luz interna. Es decir, la
luz interna, está por debajo del dolor que no somos capaces de sentir.

Repercusiones en la edad adulta


Entonces en la edad adulta repetimos esa fijación con el dolor insoportable
primero, y el adormecimiento, después, implementando toda una serie de
estrategias para no sentir lo que sentimos.
Y todas las situaciones de repetición incómodas, incomprensibles, tienen
este sencillo sentido: ver lo que hay en el interior y re-establecer la conexión
con el dolor.
Y el sentido de esta re-conexión con el dolor es la re-conexión con el sentir
propio del humano.
La única manera de reconectar con el placer es crear un sistema de defensas
claro y flexible, y de acción inmediata, que pueda mantenerme a salvo. Sin
ese sistema es difícil abrirse al placer. Para implementar los límites
apropiados, se debe registrar lo que no nos hace sentir bien.

La Luna Astrológica
Entonces la Luna astrológica, dentro de esta realidad psico-patriarcal, en vez
de erigirse como la portavoz del mundo emocional de la persona, la que
permite la sensibilidad suficiente para registrar al “enemigo” y defenderse de
él, se adormece para cuidar el bienestar del otro antes que el propio,
generando resentimiento posterior.
O sea, la maravillosa energía de la Luna, maternal, mamífera y de la
seguridad que da el amor de mamá, se transforma en un mecanismo de negar
el dolor, tras la aparente defensa de la luna.
La modalidad de la defensa, la manera de silenciar la emoción, generando
seres sumisos, esa modalidad es el signo lunar.
Lo terapéutico
Claro está, que puede ser re-definido y re-considerado para el
restablecimiento del bienestar en un proceso terapéutico. Ya que con los años
la pretendida seguridad que este planeta da, ha de renovarse porque nos
encapsula en una soledad alienante. O sea, no compartimos nuestras
emociones ni siquiera con nosotros mismos.
En resumen, el motivo por el que un sistema de defensas se origina, es el de
proteger al individuo del displacer. Pero al hacerlo desde la “negación del
sentir”, con el tiempo va desvencijando la propia capacidad de placer. Algo
que comenzó como herramienta de apoyo para el “propio brillo” se
transforma en la primera causa de depresión, falta de ánimo y dificultades
vocacionales, tan comunes en la actualidad.

De ahora en adelante
Por esto, reconocer que las cosas nos duelen bajo el orgullo del niño herido
y comenzar a sensibilizarnos al propio desamparo, es parte del proceso
colectivo que hemos de emprender para restablecer el fluido natural de la
vida, truncado por miles de años.
Según la luna natal por signo, casa y aspectos, valoramos diferentes cosas
entendidas como amor, y de allí los malabares de percepción que hacemos
para no ver lo que hay que ver, idealizando a los otros, no reconociendo
nuestros instintos.
Pongamos el ejemplo de una relación de las llamadas tóxicas, o que
producen dinámicas peligrosas que rozan el maltrato psicológico recíproco.
Una de las personas en su intento por encontrar sentido, le dice a su terapeuta
que tiene sentimientos ambivalentes. Por un lado, ama apasionadamente a esa
persona, y por el otro, se siente maltratado/a. El discurso suele ser: mi mente
dice que no esté con esta persona porque me hace daño, pero mi corazón dice
lo contrario.
En realidad, esta no es la dualidad que está en juego. O, para decirlo
correctamente, podemos verlo desde esta nueva perspectiva de “la
sensibilidad dormida” que vengo desarrollando, y lo formulamos de esta
manera:
La otra persona me provoca sentimientos de placer muy grandes
(sensaciones extremas), “y” también siento dolor (este gran sentimiento
negado). Entonces, esto hace que se re-establezca el deseo con una
información integral de lo que está sucediendo.
Quiero decir que no es escuchar por un lado a la mente que es lógica y
moderada, o por el otro al corazón, que es abierto y sensible. Sino que es todo
un proceso de despertar la sensibilidad dormida. O sea, que determinada
relación no solo te provoca sensaciones de placer sino también de displacer.
Y la reorganización emocional que conlleva esta nueva visión (del dolor)
puede equilibrar lo que parecería ser un “amor ciego” hacia la otra persona.
Uno no puede dejar de sentir todo lo que siente.

La apropiación de la luna astrológica y la armonización de los otros


planetas de la Carta Natal.
Entonces digo, la luna es el planeta que representa la “función fundamental
femenina” que simboliza nuestra parte más irracional e instintiva que por la
situación actual arriba descrita, está dañada. Retomar este espacio de
conexión con nuestro interior, es fundamental y básico para equilibrar el resto
de los planetas de la carta natal. En el caso del ejemplo anterior, hablamos de
Venus, el planeta de la “función secundaria femenina” que representa el amor
de pareja.
Pero, abrir el espacio interno de las emociones hace que las anteriormente
olvidadas salgan a la luz provocando en su fase inicial sensaciones muy
parecidas a la rabia, ya que el proceso terapéutico de re-apropiación de la
propia luna con su armonía consecuente, ha de desarrollarse a través de su
misma lógica: intuitiva, salvaje e irracional.
En conclusión, los pretendidos límites que se han de poner en las relaciones
tóxicas tienen menos que ver con auto-disciplinar el instinto irrefrenable que
nos lleva a ese vínculo, que con sentir y activar el instinto de
autopreservación que nos da una visión completa de lo que sentimos. No
hemos de reprimir lo que sentimos, sino sentir de manera completa. Y, para
ello, hemos de echar mano de la luna astrológica, herramienta que tenemos el
trabajo de restituir.
Porque al final de todo, el mundo con sus situaciones y sus gentes y sus
escenarios, comienza en la cueva oscura de nuestro interior.

Esta es una de las historias del podcast “Relatos de Lilith”.


Puedes escucharlo haciendo click aquí:
Bibliografía
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