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Ansiedad

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Ansiedad

La ansiedad (del latín anxietas, ‘angustia, aflicción’) es un mecanismo de


defensa natural del organismo frente a estímulos externos o internos que son
percibidos por el individuo como amenazantes o peligrosos,1 y se acompaña
de un sentimiento desagradable o de síntomas somáticos de tensión. Se trata
de una señal de alerta que advierte sobre un peligro inminente y permite a la
persona que adopte las medidas necesarias para enfrentarse a una amenaza.2

El estrés generado por la ansiedad se caracteriza por deberse a una situación


repentina que carece de estímulos, a diferencia del estrés derivado de un
examen el cual es un estrés normal, el problema surge cuando el estrés
provocado por la ansiedad se activa en situaciones no amenazantes para la
persona. Un cuadro inusual, patológico de ansiedad se conoce como trastorno
de ansiedad.

Aparte de tomar las medidas necesarias para prepararse ante una amenaza la
ansiedad también conlleva un componente psíquico que provoca distintos
estados en el cuerpo humano, ya sea angustia, taquicardia, fatiga…

La ansiedad adaptativa o no patológica es una sensación o un estado


emocional normal ante determinadas situaciones y constituye una respuesta
habitual a diferentes situaciones cotidianas estresantes.4 Por lo tanto, cierto
grado de ansiedad es incluso deseable para el manejo normal de las
exigencias o demandas del medio ambiente.

Únicamente cuando sobrepasa cierta intensidad —desequilibrio de los


sistemas de respuesta normal de ansiedad— o se supera la capacidad
adaptativa entre el individuo y el medio ambiente, es cuando la ansiedad se
convierte en patológica, 5 la cual se puede definir como una respuesta
desproporcionada en intensidad y duración que pone en marcha los
mecanismos fisiológicos de alerta y defensa, provocando un malestar
significativo, con síntomas físicos, psicológicos y conductuales, la mayoría de
las veces muy inespecíficos.

Una amplia gama de enfermedades médicas puede producir síntomas de


ansiedad. Para aclarar si estos son la consecuencia fisiológica directa de una
enfermedad médica, se evalúan los datos de la historia clínica, la exploración
física, las pruebas de laboratorio y los estudios complementarios, necesarios
en función de los síntomas del paciente.2 Presentar altos niveles de
neuroticismo aumenta el riesgo de desarrollar síntomas de ansiedad.

Descripción general

La ansiedad es un estado emocional que surge cuando una persona se siente


en peligro, sea real o imaginaria la amenaza. Es una respuesta normal o
adaptativa, que prepara al cuerpo para reaccionar ante una situación de
emergencia. Es una inclinación de temor o miedo sobre lo que está por venir.
El día principal de clases, ir a una reunión de empleo, o dar un discurso puede
hacer que la gran mayoría se sienta asustada y ansiosa. Por lo tanto, tiene una
función muy importante relacionada con la supervivencia, junto con el miedo,
la ira, la tristeza o la felicidad. Para preservar su integridad física ante
amenazas, el ser humano ha tenido que poner en marcha respuestas eficaces
y adaptativas durante millones de años: la reacción de lucha o huida.8

Ante una situación de alerta, el organismo pone a funcionar el sistema


adrenérgico. Por ejemplo, cuando el organismo considera
necesario alimentarse, este sistema entra en funcionamiento y libera señales
de alerta a todo el sistema nervioso central. Cuando se detecta una fuente de
alimento para la cual se requiere actividad física, se disparan los mecanismos
que liberan adrenalina, y se fuerza a todo el organismo a aportar energías de
reserva para la consecución de una fuente energética muy superior a la que se
está invirtiendo para conseguirla y que normalizará los valores que han
disparado esa "alerta amarilla". En esos momentos el organismo, gracias a la
adrenalina, pasa a un estado de "alerta roja".

El sistema dopaminérgico también se activa cuando el organismo considera


que va a perder un bien preciado. En esta situación, el organismo entra en
alerta amarilla ante la posibilidad de la existencia de una amenaza, que no es
lo mismo que cuando la amenaza pasa a ser real, pues en ese caso lo que se
libera es adrenalina.

Desde este punto de vista, la ansiedad se considera una señal positiva, de


salud, que ayuda en la vida cotidiana, siempre que sea una reacción frente a
determinadas situaciones que tengan su cadena de sucesos de forma
correlativa: alerta amarilla, alerta roja y consecución del objetivo. Si la cadena
se rompe en algún momento y esas situaciones se presentan con ansiedad,
entonces el organismo corre el riesgo de intoxicarse por dopaminas o por
otras catecolaminas. Esas situaciones ayudan al organismo a resolver peligros
o problemas puntuales de la vida cotidiana.

Ansiedad patológica

En las sociedades avanzadas modernas, esta característica innata del ser


humano se ha desarrollado de forma patológica y conforma, en algunos casos,
cuadros sintomáticos que constituyen los denominados trastornos de
ansiedad [1], que tiene consecuencias negativas y muy desagradables para
quienes lo padecen. Entre los trastornos de ansiedad se encuentran las fobias,
el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de pánico, la agorafobia,
el trastorno por estrés postraumático, el trastorno de ansiedad generalizada,
el trastorno de ansiedad social, etc. El miedo escénico es una forma de
ansiedad social, que se manifiesta frente a grupos y ante la inminencia de tener
que expresarse en público o por efecto de imaginar dicha acción.

En el caso del trastorno de ansiedad generalizada, la ansiedad patológica se


vive como una sensación difusa de angustia o miedo y deseo de huir, sin que
quien lo sufre pueda identificar claramente el peligro o la causa de este
sentimiento. Esta ansiedad patológica es resultado de los problemas de
diversos tipos a los que se enfrenta la persona en su vida cotidiana, y sobre
todo de sus ideas interiorizadas acerca de sus problemas.

No se conocen totalmente las causas de los trastornos de ansiedad, pero se


sabe que la interacción de múltiples determinantes favorece su aparición. Se
conoce la implicación tanto de factores biológicos como ambientales y psico-
sociales. Además, es muy común la comorbilidad con otros trastornos
mentales, como los trastornos del estado de ánimo.2

Entre los factores biológicos, se han encontrado alteraciones en los sistemas


neurobiológicos gabaérgicos y serotoninérgicos; anomalías estructurales en
el sistema límbico (córtex paralímbico), que es una de las regiones más
afectadas del cerebro; ciertas alteraciones físicas; una mayor frecuencia de uso
o retirada de medicinas, alcohol, drogas o sedantes y otras sustancias; y cierta
predisposición genética.2

Entre los factores ambientales, se ha encontrado la influencia de ciertos


estresores ambientales, una mayor hipersensibilidad y una respuesta
aprendida. Los factores psicosociales de riesgo son las situaciones de estrés,
las experiencias que amenazan la vida, el ambiente familiar y las
preocupaciones excesivas por asuntos cotidianos. Determinadas
características de la personalidad pueden ser factores predisponentes.2

Diferencia entre ansiedad normal y patológica

La ansiedad normal es adaptativa y permite a la persona responder al estímulo


de forma adecuada, por lo que es necesaria para la supervivencia. Se presenta
ante estímulos reales o potenciales (no imaginarios o inexistentes). La reacción
es proporcional cualitativa y cuantitativamente, en tiempo, duración e
intensidad.9

La ansiedad se considera patológica cuando el estímulo supera la capacidad


de adaptación de respuesta del organismo y aparece una respuesta no
adaptativa, intensa y desproporcionada, que interfiere con el funcionamiento
cotidiano y disminuye el rendimiento. Se acompaña de una sensación
desagradable y desmotivadora, síntomas físicos y psicológicos, y persiste más
allá de los motivos que la han desencadenado.9

La ansiedad patológica presenta las siguientes características: se manifiesta


intensamente, se prolonga y mantiene en el tiempo más de lo debido, aparece
de forma espontánea sin un estímulo desencadenante (de manera endógena),
surge ante estímulos que no debieran generar la respuesta de ansiedad y se
presenta una respuesta inadecuada respecto al estímulo que lo suscita.

El límite entre la ansiedad normal y la ansiedad patológica no es fácil de definir


y puede variar entre los individuos en función de los rasgos de personalidad o,
sobre todo, en función de lo que se ha descrito como un "estilo cognitivo
propenso a la ansiedad". Los criterios diagnósticos del Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales, ediciones cuarta y quinta (DSM-IV y
DSM-5, respectivamente), señalan que la ansiedad debe considerarse
patológica cuando "La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos
provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de
otras áreas importantes de la actividad." Es útil distinguir entre la ansiedad
"estado", que es episódica y transitoria, y la ansiedad "rasgo", que es
persistente y puede reflejar una personalidad "propensa a la ansiedad".11

Si una persona reacciona en alguna ocasión con altos niveles de ansiedad ante
una situación, ante la que otras no experimentan tanta ansiedad, se puede
considerar simplemente una reacción de alta intensidad, o aguda en un nivel no
demasiado alto, que es puntual y no extrema. Esto no suele suponer ningún
trastorno.12

El problema surge cuando esta forma de reacción aguda es excesivamente


intensa, como en los ataques de pánico o en las crisis de ansiedad (en los que
la persona no puede controlar su ansiedad y alcanza niveles extremos), o bien
cuando dicha reacción aguda se establece como un hábito, es decir, si una
reacción de ansiedad de alta intensidad se convierte en crónica, o se vuelve
muy frecuente.12

Una reacción aguda de ansiedad no siempre es patológica, sino que puede ser
muy adaptativa. Por ejemplo, cuando la situación que la provoca requiere una
fuerte reacción de alarma que prepare para la acción (si se exige una gran
concentración en una tarea para la que se necesitan muchos recursos de la
atención); o si requiere una gran activación a nivel fisiológico (porque se
necesita tensar más los músculos, bombear mayor cantidad de sangre, más
oxígeno, etc.). Dicha reacción de ansiedad ayuda a responder mejor ante esta
situación.

Síntomas
Cuando la ansiedad se convierte en patológica provoca malestar significativo,
con síntomas que afectan tanto al plano físico como al conductual y
psicológico, entre los que cabe destacar:2
Físicos

 vegetativos: sudoración, sequedad de boca, mareo, inestabilidad;

 neuromusculares: temblores, tensión muscular, cefaleas, parestesias;

 cardiovasculares: palpitaciones, taquicardias, dolor precordial;

 respiratorio: disnea;

 digestivos: náuseas, vómitos, dispepsia, diarrea, estreñimiento, aerofagi


a, meteorismo;

 genitourinarios: micción frecuente, problemas de la esfera sexual.

Psicológicos y conductuales

 aprensión, preocupación;

 Sensación de agobio;

 miedo a perder el control, a volverse loco o sensación de muerte


inminente;

 dificultad de concentración, sensación de pérdida de memoria;

 inquietud, irritabilidad, desasosiego;

 conductas de evitación de determinadas situaciones;

 inhibición o bloqueo psicomotor;

 obsesiones o compulsiones.

Estos síntomas pueden interactuar entre sí. Por ejemplo, los síntomas
cognitivos pueden exacerbar los síntomas fisiológicos y estos a su vez disparar
los síntomas conductuales. Cabe notar que algunos síntomas de la ansiedad
suelen parecerse, superponerse o confundirse con los de padecimientos no
mentales, tales como la arritmia cardíaca, la hipoglucemia o la enfermedad
celíaca. Se recomienda a los pacientes someterse a un examen médico
completo para evaluarlos.
Escala de ansiedad Hamilton

La escala de ansiedad de Hamilton13 (HARS, por sus siglas en inglés: Hamilton


Anxiety Rating Scale) se usa ampliamente en la práctica asistencial y en
la investigación clínica. Se trata de una escala heteroadministrada de 14 ítems
que evalúan el grado de ansiedad del paciente, cuyo esquema abreviado es el
siguiente:14

1. estado de ánimo ansioso: preocupaciones, irritabilidad...

2. tensión: temblores, inquietud...

3. temores: a los desconocidos, a la soledad...

4. insomnio: dificultad para dormir, sueño interrumpido...

5. intelectual (cognitivo): falta de concentración, mala memoria...

6. estado de ánimo deprimido: cambios de humor durante el día, pérdida


de interés...

7. síntomas somáticos generales (musculares): dolores y molestias


musculares...

8. síntomas somáticos generales (sensoriales): visión borrosa, sofocos...

9. síntomas cardiovasculares: taquicardia, dolor en el pecho...

10. síntomas respiratorios: sensación de ahogo, suspiros...

11. síntomas gastrointestinales: gases, dificultad para tragar...

12. síntomas genitourinarios: ausencia de erección, amenorrea...

13. síntomas autónomos: boca seca, palidez...

14. comportamiento en la entrevista (general y fisiológico): tenso, suspiros,


temblor en las manos...
13
A través de estos 14 ítems se puede obtener dos puntuaciones diferentes las
cuales corresponden con, la ansiedad psíquica (ítems 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 14) y la
ansiedad somática (ítems 7, 8, 9, 10, 11, 12 y 13). Una mayor puntuación en
esta escala representa un mayor índice de ansiedad.

Se emplea a través de una entrevista semiestructurada, durante la cual el


entrevistador evalúa la gravedad de los síntomas especificados en cada
apartado, utilizando 5 opciones de respuesta ordinal, con rangos desde 0
(ausencia del síntoma) hasta 4 (síntoma muy grave o incapacitante).14

La puntuación total, que se obtiene por la suma de las puntuaciones parciales


de los 14 ítems, puede oscilar en un rango de 0 puntos (ausencia de ansiedad)
a 56 (máximo grado de ansiedad). En su versión original, esta escala ha
demostrado poseer unas buenas propiedades psicométricas y es ampliamente
utilizada en la evaluación clínica del trastorno de ansiedad.14

Escala de ansiedad y depresión de Goldberg

Otro cuestionario ampliamente utilizado es la escala de ansiedad y depresión


de Goldberg (EADG), que resulta muy sencilla de usar y de gran eficacia en la
detección de trastornos de depresión o ansiedad. Además, es muy útil para la
evaluación de la severidad y evolución de estos trastornos. Puede usarse
también como una guía para la entrevista. Asimismo, tiene un alto valor
predictivo.2

Se trata de un cuestionario heteroadministrado con dos subescalas: una para


detección de la ansiedad y la otra para la detección de la depresión, con 9
preguntas cada una que siguen un orden de gravedad creciente. Se debe
responder a las preguntas, en función de si se ha padecido alguno de los
síntomas que se mencionan en estas escalas, en los últimos 15 días previos a
la realización de esta prueba. Los últimos ítems de cada escala aparecen en
los pacientes con trastornos más severos. Las 5 últimas preguntas de cada
escala sólo se formulan si hay respuestas positivas a las 4 primeras, que son
obligatorias. La probabilidad de padecer un trastorno de ansiedad es tanto
mayor cuanto mayor es el número de respuestas positivas2

Los puntos de corte para valorar a alguien con un trastorno de ansiedad son
más de 4 respuestas afirmativas sobre 9, mientras que para el caso de la
depresión solo hacen falta 2 o más respuestas afirmativas, con respecto a los
síntomas mencionados en las escalas.

Diagnóstico diferencial

El primer paso ante un paciente con síntomas de ansiedad es realizar una


completa evaluación, que puede incluir diversas pruebas adicionales, para
excluir o confirmar la presencia de una causa orgánica subyacente o asociada,
que esté provocando los síntomas de ansiedad.2 Para ello, se tienen en cuenta
los síntomas físicos que predominan, la historia médica y psicológica previa
tanto del paciente como de su familia y las enfermedades que generan
trastornos de ansiedad, así como la probabilidad de que las pueda padecer.2

Existe un amplio abanico de enfermedades que cursan con síntomas


psiquiátricos o que pueden simular un trastorno mental. Su identificación puede
llegar a resultar complicada y no siempre se realiza una adecuada evaluación
del paciente.

En ocasiones, los síntomas psiquiátricos se desarrollan antes de la aparición


de otros síntomas o signos más característicos de la enfermedad, como ocurre
en ciertos trastornos metabólicos, e incluso pueden ser las únicas
manifestaciones de la enfermedad en ausencia de cualquier otro síntoma,
como ocurre en algunos casos de enfermedad celíaca o de sensibilidad al
gluten no celíaca,16 por lo que con frecuencia no se consigue un diagnóstico
correcto o este se demora durante años.161718

Algunos de los trastornos que cursan frecuentemente con síntomas de


ansiedad incluyen:

 Trastornos mentales, tales como el trastorno por déficit de atención


con hiperactividad, el trastorno bipolar, la esquizofrenia, los trastornos
depresivos, los trastorno disociativos y los trastornos de la personalidad.

 Trastornos endocrinos, tales como el hipotiroidismo, el hipertiroidismo,


la hiperprolactinemia, la psicosis posparto o el síndrome de Cushing.15
 Enfermedades sistémicas, inflamatorias o infecciosas, tales como
la enfermedad celíaca1516 y la sensibilidad al gluten no celíaca (ambas
cursan con frecuencia sin síntomas digestivos),16 el lupus eritematoso
sistémico, el síndrome antifosfolípidos, la mononucleosis infecciosa,
la sepsis, la fiebre tifoidea, la brucelosis, la malaria, la enfermedad de
Lyme o el VIH/sida.1516

 Alergias.2

 Enfermedades gastrointestinales, tales como la enfermedad


inflamatoria intestinal.15

 Estados carenciales, por déficit de vitaminas B2, B12, D o ácido


fólico.15

 Trastornos electrolíticos o de fluidos, tales como la hiponatremia o


la hipocalcemia.15

 Fallo hepático, como la encefalopatía hepática.15

 Fallo renal, como la retención urinaria aguda.15

 Enfermedades respiratorias, tales como el asma, el edema pulmonar,


la embolia pulmonar, el trasplante de pulmón, la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC), el mal de altura o la hipoxemia.15

 Trastornos metabólicos, tales como la hipoglucemia o


la hiperglucemia.15

 Enfermedades cardíacas, tales como las arritmias cardíacas,


la insuficiencia cardíaca, la enfermedad de las arterias coronarias,
el prolapso de la válvula mitral o el trasplante de corazón.15

 Enfermedades hematológicas, tales como la anemia, la policitemia,


la leucemia o la anemia de células falciformes.15

 Trastornos neurológicos, tales como la enfermedad de Alzheimer,


la demencia vascular, la enfermedad de Huntington, la enfermedad de
Parkinson, la esclerosis múltiple, la enfermedad de Wilson, los tumores
cerebrales, los accidentes vasculares cerebrales, las enfermedades
vasculares cerebrales crónicas o la hidrocefalia.15

 Enfermedades infecciosas del cerebro, tales como la meningitis,


la encefalitis o la neurosífilis.15

 Consumo de sustancias tóxicas, como la cafeína, la cocaína,


la metanfetamina y otras drogas de síntesis. Asimismo, muchas de las
personas que padecen ansiedad (sobre todo ansiedad generalizada,
trastorno de angustia y fobia social), consumen alcohol con el pretendido
objetivo de aliviar la sintomatología de la angustia.2

Pronóstico

La evolución de los problemas de ansiedad cursa con períodos de reducción y


desaparición de los síntomas durante un intervalo de tiempo variable. De la
misma forma que ocurre con cualquier otra enfermedad crónica, con un
tratamiento apropiado se puede convivir con este problema de manera
adecuada, consiguiendo llevar una vida normal. Un tratamiento efectivo ayuda
a disminuir los síntomas, mejorar la autoestima, volver a disfrutar de la vida de
nuevo y prevenir recaídas, si bien pueden aparecer altibajos durante el
proceso.2

Los tratamientos habituales son la psicoterapia (terapia cognitivo-conductual) y


la medicación (principalmente antidepresivos y ansiolíticos), que pueden ser
usados o no de forma conjunta, según el trastorno que presente el paciente.

Según la psicología cognitiva

Según la psicología cognitiva, los pensamientos generados por la ansiedad


"producen distorsiones a la hora de orientarse en el mundo" y mirar la realidad.

 1. Pesimismo: "tendencia a focalizarse en el problema sin ser capaz de


ver las soluciones".

 2. Generalización: "los pensamientos son tipo siempre/nunca,


todo/nada".
 3. Pensamiento negativo: "el foco está en los aspectos negativos y se
olvidan o descalifican los positivos".

 4: Catastrofismo: "ver los aspectos negativos de una manera excesiva y


exagerada".

 5. Leer el pensamiento: "creen saber lo que los otros están pensando y


sus motivos negativos ocultos".

 6. Adivinar el futuro: "tendencia a anticipar que las cosas van a salir


mal".

 7. Comparación: "medirse con los demás para acabar siempre perdiendo


y sintiéndose inferior".

 8. Exageración: "si alguien se equivoca una vez pasa a ser un torpe o si


le sale mal una cosa le llama fracasado en todas las áreas".

 9. Culpabilidad: "sentir que las circunstancias desagradables que


suceden siempre están en relación con uno mismo"

 10. Perfeccionismo: "establecer exigencias a los demás, a uno mismo o


a cómo deberían ser las cosas".

Síntomas

Los signos y síntomas de la ansiedad más comunes incluyen los siguientes:

 Sensación de nerviosismo, agitación o tensión

 Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe

 Aumento del ritmo cardíaco

 Respiración acelerada (hiperventilación)

 Sudoración

 Temblores

 Sensación de debilidad o cansancio


 Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no sea la
preocupación actual

 Tener problemas para conciliar el sueño

 Padecer problemas gastrointestinales (GI)

 Tener dificultades para controlar las preocupaciones

 Tener la necesidad de evitar las situaciones que generan ansiedad

Existen varios tipos de trastornos de ansiedad:

 La agorafobia es un tipo de trastorno de ansiedad en el que temes a


lugares y situaciones que pueden causarte pánico o hacerte sentir
atrapado, indefenso o avergonzado y a menudo intentas evitarlos.

 El trastorno de ansiedad debido a una enfermedad incluye síntomas


de ansiedad o pánico intensos que son directamente causados por un
problema de salud físico.

 El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por una


ansiedad y una preocupación persistentes y excesivas por actividades o
eventos, incluso asuntos comunes de rutina. La preocupación es
desproporcionada con respecto a la situación actual, es difícil de
controlar y afecta la forma en que te sientes físicamente. A menudo
sucede junto con otros trastornos de ansiedad o con la depresión.

 El trastorno de pánico implica episodios repetidos de sensaciones


repentinas de ansiedad y miedo o terror intensos que alcanzan un nivel
máximo en minutos (ataques de pánico). Puedes tener sensaciones de
una catástrofe inminente, dificultad para respirar, dolor en el pecho o
latidos rápidos, fuertes o como aleteos (palpitaciones cardíacas). Estos
ataques de pánico pueden provocar que a la persona le preocupe que
sucedan de nuevo o que evite situaciones en las que han sucedido.

 El mutismo selectivo es una incapacidad constante que tienen los


niños para hablar en ciertas situaciones, como en la escuela, incluso
cuando pueden hablar en otras situaciones, como en el hogar con
miembros cercanos de la familia. Esto puede afectar el desempeño en la
escuela, el trabajo o en la sociedad.

 El trastorno de ansiedad por separación es un trastorno de la niñez


que se caracteriza por una ansiedad que es excesiva para el nivel de
desarrollo del niño y que se relaciona con la separación de los padres u
otras personas que cumplen una función paternal.

 El trastorno de ansiedad social (fobia social) implica altos niveles de


ansiedad, miedo o rechazo a situaciones sociales debido a sentimientos
de vergüenza, inseguridad y preocupación por ser juzgado o percibido
de manera negativa por otras personas.

 Las fobias específicas se caracterizan por una notable ansiedad


cuando la persona se ve expuesta a un objeto o situación específicos, y
un deseo por evitarlos. En algunas personas, las fobias provocan
ataques de pánico.

 El trastorno de ansiedad inducido por sustancias se caracteriza por


síntomas de ansiedad o pánico intensos que son el resultado directo del
uso indebido de drogas, como tomar medicamentos, estar expuesto a
una sustancia tóxica o tener abstinencia a causa de las drogas.

 Otro trastorno de ansiedad específico y no específico es un término


para la ansiedad y las fobias que no cumplen con los criterios exactos
para algún otro trastorno de ansiedad pero que son lo suficientemente
relevantes para ser alarmantes y perturbadores.

Cuándo consultar al médico

Consulta con el médico en los siguientes casos:

 Sientes que te estás preocupando demasiado y que esto interfiere en tu


trabajo, tus relaciones y otros aspectos de tu vida

 Tu miedo, tu preocupación o tu ansiedad te causan malestar y te resulta


difícil controlarlos
 Te sientes deprimido, tienes problemas con el consumo de alcohol o
drogas, o tienes otros problemas de salud mental junto con ansiedad

 Piensas que tu ansiedad podría estar vinculada a un problema de salud


física

 Tienes pensamientos o conductas suicidas (de ser así, procura


tratamiento de urgencia inmediatamente)

Es posible que tus preocupaciones no se vayan por sí solas y que empeoren


con el paso del tiempo si no procuras ayuda. Visita a tu médico o a un
profesional de salud mental antes de que tu ansiedad empeore. Es más fácil
tratarla si obtienes ayuda pronto.

Causas

No está del todo claro cuáles son las causas de los trastornos de ansiedad.
Ciertas experiencias de vida, como acontecimientos traumáticos, parecen
provocar los trastornos de ansiedad en personas que ya son propensas a la
ansiedad. Los rasgos heredados también pueden ser un factor.

Causas médicas

Para algunas personas, la ansiedad puede estar relacionada con un problema


de salud oculto. En algunos casos, los signos y síntomas de ansiedad son los
primeros indicadores de una enfermedad. Si el médico sospecha que la
ansiedad que tienes puede tener una causa médica, quizás te indique análisis
para buscar los signos del problema.

Algunos ejemplos de problemas médicos que pueden estar relacionados con la


ansiedad incluyen los siguientes:

 Enfermedad cardíaca

 Diabetes

 Problemas de tiroides, como el hipertiroidismo

 Trastornos respiratorios, como la enfermedad pulmonar obstructiva


crónica (EPOC) o el asma
 Uso inadecuado de sustancias o abstinencia

 Abstinencia del alcohol, de medicamentos contra la ansiedad


(benzodiazepinas) o de otros medicamentos

 Dolor crónico o síndrome de intestino irritable

 Tumores poco frecuentes que producen hormonas de reacción de


“luchar o huir”

En ocasiones, la ansiedad puede ser un efecto secundario de algunos


medicamentos.

Es posible que la ansiedad que te aqueja esté causada por una enfermedad
oculta en los siguientes casos:

 Si no tienes parientes consanguíneos (como padres o hermanos) que


tengan trastornos de ansiedad

 Si no tuviste un trastorno de ansiedad en la infancia

 Si no evitas ciertas cosas o situaciones a causa de la ansiedad

 Si la ansiedad se presenta de forma repentina sin estar relacionada con


los eventos de la vida o si no tienes antecedentes de ansiedad

Factores de riesgo

Los siguientes factores pueden incrementar el riesgo de padecer un trastorno


de ansiedad:

 Trauma. Los niños que soportaron maltratos o traumas o que


presenciaron eventos traumáticos tienen mayor riesgo de manifestar un
trastorno de ansiedad en algún momento de sus vidas. Los adultos que
atraviesan un evento traumático también pueden manifestar trastornos
de ansiedad.

 Estrés debido a una enfermedad. Tener un problema de salud o una


enfermedad grave puede causar gran preocupación acerca de
cuestiones como el tratamiento y el futuro.
 Acumulación de estrés. Un evento importante o una acumulación de
situaciones estresantes más pequeñas de la vida pueden provocar
ansiedad excesiva, por ejemplo, la muerte de algún familiar, estrés en el
trabajo o preocupaciones continuas por la situación financiera.

 Personalidad. Las personas con determinados tipos de personalidad


son más propensas a sufrir trastornos de ansiedad que otras personas.

 Otros trastornos mentales. Las personas que padecen otros trastornos


mentales, como depresión, a menudo también padecen un trastorno de
ansiedad.

 Tener familiares consanguíneos que padecen un trastorno de


ansiedad. Los trastornos de ansiedad pueden ser hereditarios.

 Drogas o alcohol. El consumo o el uso indebido o la abstinencia de


drogas o alcohol pueden provocar o empeorar la ansiedad.

Complicaciones

El trastorno de ansiedad no implica solamente estar preocupado. También


puede ocasionar, o empeorar, otros trastornos mentales y físicos, como los
siguientes:

 Depresión (que a menudo se produce junto con un trastorno de


ansiedad) u otros trastornos de salud mental

 Abuso de sustancias

 Problemas para dormir (insomnio)

 Problemas digestivos o intestinales

 Dolor de cabeza y dolor crónico

 Aislamiento social

 Problemas en la escuela o el trabajo

 Mala calidad de vida

 Suicidio
Prevención

No es posible prever con certeza qué causa que una persona presente un
trastorno de ansiedad, pero puedes tomar medidas para reducir el impacto de
los síntomas si te sientes ansioso:

 Pide ayuda enseguida. La ansiedad, como muchos otros trastornos


mentales, puede ser más difícil de tratar si te demoras.

 Mantente activo. Participa en actividades que disfrutes y que te hagan


sentir bien contigo mismo. Disfruta la interacción social y tus afectos,
que pueden aliviar tus preocupaciones.

 Evita el consumo de alcohol o drogas. El consumo de alcohol y


drogas puede provocar ansiedad o empeorarla. Si eres adicto a
cualquiera de estas sustancias, la idea de dejar de consumir puede
hacerte sentir ansioso. Si no puedes dejar de consumir por tu cuenta,
consulta con tu médico o busca un grupo de apoyo para que te ayuden.

Ansiedad y depresión

Muchos niños tienen miedos y preocupaciones, y de vez en cuando se sentirán


tristes y desesperanzados. Surgirán miedos intensos en diferentes momentos
del desarrollo. Por ejemplo, los niños pequeños a menudo sienten mucha
angustia al separarse de sus padres, aunque estén seguros y al cuidado de
otra persona. Cuando los sentimientos de miedo y tristeza son persistentes o
extremos podrían deberse a ansiedad o depresión. Debido a que los síntomas
son principalmente pensamientos y sentimientos, a veces se les llama
trastornos de internalización.

Depresión

Sentirse triste o desesperanzado en algunas ocasiones es parte de la vida de


todos los niños. Sin embargo, algunos niños se sienten tristes o sin interés en
las cosas que antes solían disfrutar, o se sienten indefensos o
desesperanzados en situaciones en las que podrían hacer algo para
cambiarlas. Cuando el niño siente tristeza y desesperanza persistentes, puede
que se diagnostique depresión.
Ejemplos de comportamientos que a menudo se observan en niños que están
deprimidos incluyen los siguientes:

 Sentirse triste, desesperanzado o irritable la mayor parte del tiempo.

 No querer hacer cosas divertidas ni disfrutarlas cuando se hacen.

 Cambios en los patrones de alimentación: comer mucho más o mucho


menos de lo habitual.

 Cambios en los patrones del sueño: dormir mucho más o mucho menos
de lo normal.

 Cambios en el nivel de energía: sentirse cansado y sin fuerzas o tenso e


inquieto la mayor parte del tiempo.

 Tener dificultad para prestar atención.

 Sentirse despreciable, inútil o culpable.

 Comportamientos autodestructivos o querer autolesionarse.

La depresión extrema puede hacer que el niño piense en el suicidio o planee


suicidarse. En los jóvenes de 10 a 24 años, el suicidio es la principal causa de
muerte.

Algunos niños quizás no hablen acerca de sus pensamientos de desesperanza


e indefensión, y es posible que no parezcan estar tristes. La depresión también
podría hacer que un niño cause problemas o actúe sin motivación, de manera
que los demás quizás no noten que está deprimido o lo cataloguen de manera
incorrecta como alborotador o perezoso.

Tratamiento para la ansiedad y la depresión

El primer paso del tratamiento es hablar con un proveedor de atención médica


para hacer una evaluación. La Academia Estadounidense de Siquiatría Infantil
y de Adolescentes (AACAP, por sus siglas en inglés) recomienda que los
proveedores de atención médica evalúen a los niños en forma rutinaria para
detectar problemas de salud mental y del comportamiento. Algunos de los
signos y síntomas de ansiedad o depresión son los mismos que en otras
afecciones, como en el trauma. Hay síntomas específicos, como la dificultad
para concentrarse, que pueden ser un signo del trastorno por déficit de
atención e hiperactividad (TDAH).

Es importante que se haga una evaluación meticulosa para obtener el mejor


diagnóstico y tratamiento. La consulta con un proveedor de atención médica
puede ayudar a determinar si la medicación debe ser parte del tratamiento. Los
profesionales de la salud mental pueden planificar una terapia que sea la mejor
para el niño y su familia. La terapia del comportamiento incluye la terapia
infantil, la terapia familiar o una combinación de ambas. La escuela también
puede ser incluida en el plan de tratamiento. En el caso de los niños muy
pequeños, la participación de los padres en el tratamiento es clave. La terapia
cognitivo-conductual es una forma de terapia que se usa para tratar la ansiedad
o la depresión, en particular en niños mayores. Ayuda a que el niño cambie los
pensamientos negativos en una forma de pensar más eficaz y positiva, lo cual
conduce a un comportamiento más eficaz. La terapia del comportamiento para
tratar la ansiedad puede incluir ayudar a los niños a enfrentar y manejar los
síntomas de ansiedad, mientras se los expone gradualmente a sus propios
miedos a fin de ayudarlos a aprender que no suceden “cosas malas”.

Los tratamientos también pueden incluir varias maneras de ayudar al niño a


sentirse menos estresado y a estar más sano, como con alimentos nutritivos,
actividad física, suficientes horas de sueño, rutinas predecibles y apoyo social.

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