13 2 Sanchez Osls

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Sociología jurídica:

Oñati International Institute for the Sociology


of Law Avenida Universidad, 8 – Apdo. 28
20560 Oñati – Gipuzkoa – Spain
Tel. (+34) 943 783064 / [email protected] / https://opo.iisj.net

Sociología jurídica: introducción y principales enfoques


teóricos
(Sociology of law: Introduction and main theoretical approaches)
OÑATI SOCIO-LEGAL SERIES VOLUME 13, ISSUE 2 (2023), 536–562: INNOVACIÓN
LEGISLATIVA EN TIEMPOS DE EXCEPCIONALIDAD
DOI LINK: HTTPS://DOI.ORG/10.35295/OSLS.IISL/0000-0000-0000-1359
RECEIVED 27 AUGUST 2022, ACCEPTED 11 OCTOBER 2022, FIRST-ONLINE PUBLISHED 9
DECEMBER 2022, VERSION OF RECORD PUBLISHED 1 APRIL 2023

MARIANA N. SÁNCHEZ

Resumen
El presente trabajo tiene por objetivo reflexionar sobre la Sociología
Jurídica como disciplina, a partir de sus conceptualizaciones, campos de
estudio y principales enfoques teóricos. Aborda desde un enfoque crítico el
estudio del Derecho como fenómeno social, y su comprensión desde los
enfoques sociales en los que opera y de los significados que los sujetos
construyen a partir de sus normas. Igualmente revisa las principales y
diversas explicaciones teóricas acerca del Derecho de los clásicos autores
de la Teoría Sociológica. Lejos de concluir que esta diversidad teórica es
contradictoria o confusa en los análisis del Derecho y del sistema jurídico,
debemos admitir que –por el contrario– la perspectiva sociológica es
multiparadigmática y transitarla propone un interesante desafío.

Palabras clave
Sociología jurídica; teoría del derecho; enfoques teóricos

Abstract
The objective of this paper is to reflect on Sociology of Law as a
discipline, based on its conceptualizations, fields of study and main
theoretical approaches. From a critical focus, it approaches the study of
Law as a social phenomenon, and its understanding from the social
approaches in which it operates and from the meanings that subjects
construct from its norms. Likewise, it reviews the main and diverse
theoretical explanations of Law by the classic authors of Sociological
Theory. Far from concluding


Doctora por la Universidad de Zaragoza, España, Programa de Doctorado en Sociología
Jurídica e Instituciones Políticas. Magister en Métodos y Técnicas de Investigación en
Ciencias Sociales por la Universidad Blas Pascal, Córdoba, Argentina. Abogada por la
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.
Coordinadora Responsable del Área de Políticas de Género de la Facultad de Derecho de la
UNC y Profesora Adjunta por concurso en la Cátedra A de Sociología Jurídica en la misma
Facultad. Investigadora categorizada dentro del Programa Nacional de Incentivos. Email:
[email protected]

1
Oñati Socio-Legal Series (ISSN:
2079-5971)

that this theoretical diversity is contradictory or confusing in the analysis of


Law and the legal system, we must admit that – on the contrary – the
sociological perspective is multi- paradigmatic and going through it poses
an interesting challenge.

Key words
Sociology of law; legal theory; theoretical approaches

2
Sánc

Table of contents
1.Sociología jurídica: concepto, objeto y justificación de su estudio........539
2.Campos de estudio e investigación de la sociología jurídica..................541
3.El análisis sociológico del derecho: del positivismo al pluralismo jurídico544
4.El derecho desde los teóricos clásicos de la sociología..........................549
5.Reflexiones finales.................................................................................. 558
Referencias................................................................................................ 560

5
Sociología jurídica:

En memoria del profesor Manuel Calvo García.

1. Sociología jurídica: concepto, objeto y justificación de su


estudio
Podría decirse que las reflexiones sobre la vida en sociedad son tan
antiguas como el pensamiento humano mismo.1 De todas formas, es sabido
que la Sociología como disciplina surge como un intento por dilucidar los
innumerables cambios que se sucedían en la vida social como producto de
una de las grandes revoluciones históricas, la revolución industrial. En este
sentido, la Sociología puede ser definida como “diagnosis de la
modernidad” (Heller 1991, 15).
La propia complejidad del mundo moderno, su diversidad y diferenciación
desplegadas desde el interior de los diferentes elementos del mundo social
–instituciones, acciones, roles, desviaciones, etc.– cada vez más marcadas
con el paso del tiempo, ha conducido también a reflexiones teóricas cada
vez más diferenciadas y con objetos de análisis de fenómenos sociales más
específicos. Esta necesidad de reflexionar sobre los caracteres propios de
los cada vez más diferenciados y complejos elementos societarios, ha
conducido a la Sociología como disciplina general, a desmembrarse en
diferentes partes o especialidades (del conocimiento, de la familia, política,
de la religión, etc.) dentro de las cuales la Sociología del Derecho o
Sociología Jurídica2 merece un espacio destacado.
Si la Sociología es la disciplina que se ocupa del estudio de la vida social y
los fenómenos sociales, la Sociología Jurídica es una rama de aquélla que
tiene como objeto el análisis y comprensión de los hechos socio-jurídicos.
Así, presenta las mismas características de la primera, incluso comparte
con ella los principales conceptos, metodologías de investigación y visiones
teóricas explicativas, pero referidas a un fenómeno social específico: el
Derecho.3
Podemos identificar diferentes definiciones de esta rama específica de la
Sociología…
la sociología del derecho es una disciplina que tiene la tarea de realizar
dos clases de investigaciones, conexas y complementarias; por una parte,
aquellas que tienen por objeto la sociedad en el derecho, es decir los
comportamientos sociales conformes o no conformes con los esquemas
jurídicos formales; y por otra parte, aquellas que tienen

1 Como sostiene Vincenzo Ferrari, la más antigua de las ciencias, la Filosofía, reflexiona
desde sus orígenes sobre las acciones sociales y la vida en sociedad. Desde Aristóteles hasta
los filósofos modernos y contemporáneos, como Hobbes, Descartes y hasta Montesquieu,
Kant y Rawls –entre tantos otros–, todos han puesto su mirada teórica en la sociedad y su
organización; habiendo configurado “lo hayan querido o no” una Sociología propia (Ferrari
2000, 3). En el mismo sentido Agnes Heller (1991, 17), quien sostiene que “en las
sociedades pre-modernas no fue necesaria ninguna Sociología como ciencia social, para
formular una teoría verdadera de la sociedad; la Filosofía desempeñó admirablemente esta
tarea”.
2
Si bien Carbonnier (1982, 15) señala que “la sociología del derecho se limita a analizar lo que
constituye el
derecho mismo, o sea las reglas y las instituciones, mientras que la sociología jurídica, se
ocuparía de todos los fenómenos de los cuales el derecho puede ser causa, efecto u
ocasión”, dándole a esta última un campo de estudio más amplio; en este trabajo y en
coincidencia con todos los autores e incluso con el mismo Carbonnier, utilizaremos como
equivalentes las expresiones Sociología Jurídica y Sociología del Derecho.
3
Como claramente lo expone uno de los principales y primeros exponentes de la Sociología
Latinoamericana: “El Derecho es un complejo de significaciones normativas. Se da para
regular las relaciones sociales. Su escenario, su teatro, su campo de acción, es la sociedad.
El Derecho resulta una disciplina que se vincula con la vida humana. Es algo que el hombre
hace… El Derecho existe porque el hombre vive en sociedad. Justificamos así rápidamente el

5
Sánc
carácter sociológico del fenómeno jurídico” (Poviña 1985, 490).

5
Sociología jurídica:

por objeto la posición y la función del derecho mismo en la sociedad vista


en su conjunto. (Treves 1993)
la sociología del derecho –o sociología jurídica– se puede definir como la
ciencia que estudia el derecho en cuanto modalidad de acción social.
(Ferrari 2006)
la sociología del derecho es una rama de la sociología que trata de
describir, explicar y predecir los modos como las personas interactúan
tomando como referencia positiva o negativa un conjunto de normas
jurídicas. (Fucito 1993)
la sociología jurídica es una disciplina científica que intenta explicar las
causas y efectos de las normas jurídicas. En tanto ciencia, es un conjunto
de enunciados que pretenden describir plausiblemente –es decir
pretenden “ser verdad”– tanto los fenómenos que pueden ser vistos como
causantes o “determinantes” del ser así de las normas jurídicas, como los
fenómenos que pueden ser vistos como efectos de ellas. (Correas 1993)
la especialidad de la sociología que conoce acerca de las instituciones
(estructuras) relativas al control jurídico en su relación con las prácticas
sociales (interacciones) que acaecen en la sociedad. (Silva García 2002)
… aunque todas señalando un mismo objeto de estudio: el sistema jurídico,
el Derecho y sus vinculaciones con los contextos sociales en los que emerge
y se ejerce.
En efecto, sea cual sea la definición que se adopte, incluso la ofrecida por
Luhmann (2016, 185 y ss.) al referirse a la Sociología del Derecho como la
disciplina que se ocupa de “estudiar el subsistema jurídico como parte del
sistema social general”, y aunque reconozcamos en ellas diferentes
miradas teóricas sobre la sociedad y el Derecho (cuestión que abordaremos
más adelante), todas coinciden en conceptualizar a la sociología jurídica
como la disciplina que estudia al Derecho en sus diferentes funciones e
interacciones sociales; como un fenómeno social.
Los estudios sociales sobre el Derecho y el sistema jurídico4 fueron
impulsados fundamentalmente por cuestiones prácticas, vinculadas a la
validez, vigencia y eficacia de las normas jurídicas. Se trata éste de un
argumento tan simple como potente: el Derecho atraviesa por entero a las
sociedades modernas, impregna toda la vida social y resulta uno de los
fenómenos más significativos para la sociedad en cuanto reservorio de
elementos culturales valiosos. Conocer el Derecho de una sociedad, implica
conocer buena parte de la misma; develar sus significaciones y efectos nos
conduce a reconocer las principales dificultades que esa sociedad
atraviesa.
Desde la Sociología Jurídica el Derecho no es sólo visto como un conjunto
de normas; es norma pero también es discurso, significado, acción, poder y
práctica. Así, como fenómeno social que tiñe los campos y estructuras
societales, su estudio puede dar valiosa cuenta de las acciones individuales
que orienta, de los sentidos que inspira, de cuánto representa y expresa a
la sociedad que regula, del poder y control que ejerce y ocupa, de los
concretos efectos que genera en los sujetos y en la sociedad.
Coincidimos con Robles (1993, 19) en que la penetración de la Sociología –
o, mejor dicho, de una perspectiva social– en el pensamiento jurídico fue un
fenómeno complejo que se produjo en diferentes líneas pero en un único
sentido: el análisis crítico. Crítica hacia la ciencia dogmática del Derecho,
hacia el normativismo, pero incluso también y con más
4
Es a fines del siglo XIX cuando se utiliza el nombre “Sociología Jurídica” por primera vez
en La filosofía del derecho y la sociología, obra de Dionisio Anzilotti de 1892.

5
Sánc

fuerza hacia el positivismo legalista surgido en la Francia


posrevolucionaria y extendido hacia y desde toda Europa; perspectiva ésta
que identifica al Derecho con la ley, la norma, elaborada y aprobada por
una asamblea representativa del pueblo que le otorga los dotes no sólo de
Derecho válido sino también de Derecho justo. Este legalismo expresado en
estos términos, paradójicamente, entra en contradicción con el concepto de
equidad o –aún más– conduce a la pérdida de su sentido esencial, cuando a
la hora de aplicar el Derecho se realza lo debido en lugar de lo que es
equitativo y justo. Dejar de lado en nuestros análisis o prescindir en los
mismos del principio que sugiere que las leyes no obligan en los casos
concretos en los que se tornan nocivas o injustas, no sólo roza con la
desigualdad, sino que además le impone una visión rígida y estática al
Derecho que lo separa aún más de su vinculación con la realidad que
regula.
El Derecho es un fenómeno social, y como tal es abordado por la Sociología
Jurídica; como una dimensión más de la realidad social que sólo puede ser
analizada y comprendida en la complejidad de sus relaciones con las demás
dimensiones y fenómenos sociales. Efectivamente, la sola dogmática
jurídica entendida como “mera elaboración de estructuras verbales de
segundo grado… con escaso o nulo anclaje en la experiencia jurídica
inmediata” (Perez Luño 1991, 7) resulta incapaz de explicar los efectos
sociales devenidos de las normas y de todo el sistema jurídico, ocultando el
conocimiento teórico del Derecho y la realidad práctica del mismo. Sólo
reflexiones sociológicas sobre el sistema jurídico pueden describir y
expresar mejor las intrínsecas relaciones entre Derecho y Sociedad, entre
sistema jurídico y realidad social. Así, la mirada sociológica sobre él resulta
evidente y necesaria.5
De tal forma, la justificación de los estudios sociológicos sobre el Derecho
se vincula con el objetivo de los mismos de completar u optimizar al
Derecho e, indirectamente, asistir y cooperar con las tareas de jueces y
legisladores. Tal como lo concreta Cotterrell (1991, 30),
el objetivo principal ha sido mejorar el entendimiento de los fenómenos
jurídicos, contribuir a la superación de perspectivas parciales, y ayudar
con ello a comprender mejor la sociedad en que se da estos fenómenos y
las situaciones y responsabilidades de los individuos, en sus mutuas
relaciones como miembros de dicha sociedad. En este sentido amplio, el
objetivo de la Sociología del Derecho consiste en contribuir a una
comprensión del significado y condiciones de la justicia en la sociedad.

2. Campos de estudio e investigación de la sociología jurídica


Señalábamos ut supra que la Sociología Jurídica centra sus estudios en el
Derecho y lo mira y analiza como un fenómeno social. Fenómeno u hecho
social que sólo puede ser comprendido en el marco del contexto cultural
que le otorga significado a sus elementos normativos. Y dado que, como
también decíamos, el Derecho interviene y regula una gran parte de la vida
social, el campo de estudio de la Sociología Jurídica es por demás

5
Así lo ha planteado con un concreto ejemplo de la realidad colombiana Carvajal (2011,
110), cuando señala que el creciente interés en la Sociología Jurídica en su país surge como
una forma de búsqueda de nuevos elementos de juicio que permitan comprender los
“problemas nacionales de magnitud notable (que) están estrechamente relacionados con el
derecho, pero a la vez parecen superar los cánones ordinarios de la dogmática jurídica;
acentuando así que el interés que la sociología del derecho ha convocado resulta de la
necesidad planteada por los juristas de aproximarse a la realidad social, especialmente al
tipo de derecho que actúa sobre el mundo material”.

5
Sociología jurídica:

variado. La influencia de las normas jurídicas y no jurídicas puede


advertirse tanto en las formas de control social, como en las de ejercer la
ciudadanía, como así también en la relaciones entre grupos, instituciones o
estratos.
De tal forma, pueden identificarse dos grandes campos de estudio de
interés para nuestra disciplina (Fucito 1993, 24): el sistema social que
enmarca las interacciones de los justiciables y de los operadores jurídicos,
esto es, la estructura societaria, la realidad social; y las normas –jurídicas y
no jurídicas– que se utilizan para guiar o inspirar las conductas, sentidos y
expectativas de esas interacciones. Es claro que no sólo las llamadas leyes
orientan y regulan las conductas de las personas en su vida social; las
costumbres, la religión, los órdenes normativos subculturales y hasta las
normas que ya nadie respeta o cumple, forman un entramado normativo
que influye en las acciones u omisiones sociales. Todas ellas, son de interés
del sociólogo del Derecho, que también reflexionará sobre las razones por
las cuales aquellas normas han dejado de tener vigencia y legitimidad.
Podríamos esquematizar las áreas de conocimiento o las problemáticas más
relevantes de las cuales nuestra disciplina se ocupa, en las siguientes:6
a) La definición del concepto de Derecho; que puede variar de acuerdo
al enfoque sociológico teórico con el que se lo estudie.
b) El sistema jurídico; sus orígenes, su eficacia y sus funciones, sus
relaciones con los subsistemas sociales y con otros sistemas
jurídicos. La influencia de la sociedad sobre el orden e instituciones
jurídicas, la vinculación entre normas sociales y jurídicas, cambio
social y valores culturales que influyen sobre el Derecho; y cualquier
relación entre los fenómenos sociales y jurídicos, como
estratificación social, cultura, poder, socialización, burocracia.
c) La influencia del Derecho sobre la realidad social; la producción de
las normas jurídicas, su eficacia, la relevancia de las leyes como
herramientas de control y cambios sociales, la legalidad y sus
vinculaciones con la inmovilidad, conservación o transformación del
orden existente.
d) La identificación y diferenciación del Derecho válido, el Derecho
vigente, el eficaz y el legítimo; fundamentos de la falta de vigencia
de las leyes, razones de la no aceptación del Derecho vigente,
motivos de su incumplimiento por parte de operadores y justiciables,
la aplicación y no aplicación de las normas jurídicas.
e) Los roles profesionales que intervienen en los procesos de formación
y aplicación del Derecho; legisladores, jueces, abogados y demás
operadores jurídicos, la construcción jurídica que los mismos
realizan de las problemáticas sociales.
f) El conocimiento y las valoraciones de los ciudadanos en relación a
las normas y el sistema jurídico en general; la socialización de las
normas jurídicas, confianza en la justicia, aceptación y legitimidad
del Derecho, ideología jurídica positiva y legitimidad social.

6
Tomando en consideración lo señalado por diferentes autores como Elías Diaz (1984, 202 y
ss.); Vincenzo Ferrari (2006, 45 y ss.) y Renato Treves (1988, 18 y ss.).

5
Sánc

Tal como podemos observar a través de estos ítems, la Sociología Jurídica


se ocupa del influjo recíproco entre el Derecho y la realidad social. Esta
influencia recíproca puede ser abordada tanto con una mirada macro como
con una mirada micro-sociológica. Esto es, no sólo la estructura jurídica y
sus relaciones con la estructura social y cultural son de su interés, sino
también las apreciaciones, valoraciones y actitudes de los ciudadanos hacia
ese sistema socio-jurídico: ¿se sienten los justiciables identificados con los
valores que el Derecho proclama?, ¿identifican el Derecho con el Estado, o
como una herramienta de poder del mismo?, ¿lo consideran legítimo y
justo?, ¿es útil el sistema jurídico para resolver conflictos?, ¿y para
modificar la realidad?; todas problemáticas de interés que también ocupan
a los sociólogos del Derecho.
Esquematizando los campos de estudio e investigación de la Sociología del
Derecho, siguiendo a Gonzalez Galván (2019), podemos identificar cinco:
La Sociología Legislativa, que se vincula con el “antes” del Derecho
existente y refiere a las causas sociales que llevaron al legislador a aprobar
las normas estudiadas. Esta área de investigación se propone no sólo
revisar y analizar el proceso previo a la sanción de una ley, sus debates y
exposición de motivos, sino también indagar la apreciación sobre el origen
de dichas normas, su aprobación y futura aplicación de las personas que
han participado en dicho proceso.
La Sociología Judicial y la Sociología Administrativa, que encuadran dentro
del “después” del Derecho y refieren al estudio de la aplicación de las
normas o efectos sociales que ellas generan en la solución de un conflicto,
la primera, o en la realización de un mero trámite, la segunda.
Estos tres primeros campos de la Sociología Jurídica centran su mirada y
estudios en el Derecho existente, en la aplicación del mismo, tomando en
consideración para sus análisis tanto las causas como los efectos de su
aprobación.
La Sociología de los profesionales del Derecho y la Sociología del
conocimiento jurídico, son los dos últimos campos que distingue el autor
citado. Ambas tienen al sujeto como objeto de estudio, investigación y
análisis por parte de la Sociología Jurídica. En el primer caso, los
operadores jurídicos, los estudiantes, profesores e investigadores de
Derecho, los litigantes, los magistrados, etc. De ellos nos interesa indagar y
es relevante para los estudios socio-jurídicos conocer qué piensan, sienten
u opinan sobre su trabajo; cómo aprenden, enseñan, investigan, litigan,
juzgan, defienden o administran el Derecho.
Y, dado que todas las personas que estamos involucradas en el fenómeno
jurídico somos temas de investigación relevante para la Sociología del
Derecho, la Sociología del conocimiento jurídico indaga en las
construcciones que los propios actores del sistema hacen y ejercen en
relación al fenómeno jurídico; sus intereses, expectativas sentires y valores.
Las preguntas que pueden guiar las investigaciones dentro de este campo
de estudio tienen que ver con las consecuencias de nuestras acciones sobre
la sociedad, el Estado y el Derecho: ¿aspiramos a un Derecho justo? ¿a un
Estado democrático, a una sociedad solidaria? ¿cómo vivimos, sentimos y
experimentamos el Derecho? ¿a quiénes representamos y qué fines
perseguimos como actores de la sociedad o administradores del Derecho?
Más allá de los diversos esquemas acerca de los posibles campos de
investigación y estudio de nuestra disciplina que podamos presentar, es
útil resaltar el objetivo común

5
Sociología jurídica:

que la despertó en sus inicios y que la sostiene en su tarea científica:


develar la realidad del Derecho tal como es, y hacer visible lo que muchas
veces se ignora u oculta. Y nos estamos refiriendo a problemáticas
vinculadas a las discordancias entre lo normativo y lo fáctico, a la excesiva
formalización y legalización del Derecho, a su lenguaje ininteligible para la
gente común, a la diversa y hasta contradictoria interpretación de las
normas, a la escasa confianza que la gente tiene en la justicia, al
enfrentamiento de los grandes principios que sostienen al andamiaje de
todo nuestro sistema jurídico frente a la realidad de muchos ciudadanos
que aún ni siquiera adquieren esa calidad de estatus completo frente al
Estado o al Derecho.
Y sí, la Sociología Jurídica aparece y se sostiene en su trabajo científico
para reflexionar sobre esta realidad del Derecho; conocerla, evidenciarla,
explicarla y así abordar estrategias para su transformación. Tal como lo
concluye lúcidamente Fucito (1993, 16 y ss.),
El orden positivo se divorcia de la realidad cuando no se quiere ver lo que
es visible; así se pierde el carácter de regulador de conductas que puede
llegar a constituir. Si no queremos observar (porque nos molesta) el uso
abusivo o espurio de la ley, nos abroquelamos con la majestad del derecho
genéricamente considerado, cerramos dogmáticamente los ojos a su
inoperancia y no ahondamos en las causas de su desnaturalización…
Negar un problema no es un buen comienzo para superarlo…
La realidad se modifica en primer lugar, conociéndola… La solución es
bajar a las adversidades cotidianas para reconstruir la realidad a partir de
las actividades de sus operadores. El derecho no se construye sólo en las
academias o en los recintos legislativos. Se realiza en cada contrato de
compraventa o de locación, en cada petición de un ciudadano ante la
administración pública, en la respuesta que la Municipalidad da a cada
vecino…
No creemos que las vergüenzas cotidianas del derecho deban merecer
miedo alguno, sino la atención que se brinda a cualquier fenómeno social,
porque, de lo contrario, se llegará a la triste decisión de ignorar las leyes
injustas, o las justas no aplicadas.

3. El análisis sociológico del derecho: del positivismo al


pluralismo jurídico
¿Qué comparten la Sociología jurídica y el Derecho, cómo trabajan estas
disciplinas, que miradas tienen?
De acuerdo a lo revisado previamente, podríamos decir que las relaciones
entre la Teoría del Derecho y la Sociología Jurídica son por demás
estrechas. Ambas comparten el mismo objeto de estudio. No obstante, este
punto ha sido objeto de continuas disputas, a tal punto que a más de un
siglo después de la aparición de la Sociología Jurídica, aún nos
encontramos formulando la pregunta sobre si cabe una orientación socio-
jurídica de la Teoría del Derecho e, incluso, si tiene sentido una
aproximación socio-jurídica al análisis de los fenómenos jurídicos. Y es que
el formalismo jurídico expresado en las Teorías positivistas del Derecho,
han jugado un papel fundamental a la hora de “cerrar cualquier fisura en

5
Sánc

el proyecto de construir una teoría puramente conceptual y científicamente


autónoma del derecho” (Calvo García 2014, 48).7
En efecto, Kant (2008, 38) afirmaba8 que una teoría del Derecho
meramente empírica9 “es como la cabeza de madera en la fábula de Fedro:
una cabeza que puede ser muy hermosa pero que, lamentablemente, no
tendría cerebro”. Igualmente, Kelsen, con su Teoría Pura del Derecho, se
propone formalizar radicalmente su objeto para alcanzar una ciencia del
Derecho autónoma y objetiva, que crea sus propios instrumentos
conceptuales, resaltando la clara separación positivista entre Derecho,
moral y otras disciplinas afines como la psicología, la sociología o la
política.10 De tal forma, Kelsen, excluye radicalmente la perspectiva socio-
jurídica en el análisis del ordenamiento jurídico (Calvo y Picontó 2017, 28).
Siguiendo a Manuel Calvo (2014, 49 y ss.) podemos afirmar que este
impulso de formalización y autonomía del Derecho; que diferencia
claramente las normas jurídicas de otro tipo de normas (sociales, por
ejemplo) y que se basa en criterios de validez autorreferenciales de las
mismas, esto es, independientes no sólo de la moral sino de la propia
eficacia de ese ordenamiento jurídico en la realidad social; sigue
expandiéndose a lo largo del tiempo con perspectivas renovadas de
positivismo jurídico como las expresadas en las obras de, entre otros,
Herbert Hart,11 o el aún actual Joseph Raz.12 El primero, inscripto en la
llamada jurisprudencia analítica, para el cual el análisis del lenguaje
resulta un elemento fundamental a fin de una mejor comprensión del
Derecho. Define al mismo como sistema de reglas y lo presenta como una
teoría verdadera y, en consecuencia, universal y neutral en términos
morales, políticos e ideológicos. El segundo, seguidor y discípulo de Hart,
también defensor del iuspositivismo, entiende que los sistemas jurídicos
están basados en la posibilidad de imponer la fuerza, son coactivos, frente
a las posibles infracciones a sus normas. Afirma que la Teoría del Derecho
“tiene que basarse sólo en aquellos rasgos que los sistemas jurídicos tienen
que poseer, con independencia de las circunstancias especiales de las
sociedades en las cuales

7
Seguiremos en estos párrafos en buena parte a este autor recientemente desaparecido y a
quien va dedicado el presente artículo, por considerar sus apreciaciones las más completas
y exhaustivas en lo relativo a este tema. En este mismo punto también puede verse del
profesor Manuel Calvo: “Cabe el enfoque socio-jurídico en la Teoría del derecho” (2010,
371–394), y “Transformaciones Jurídicas y Teoría del Derecho” (2012, 33– 54).
8
Aunque sin desconocer la existencia de una Sociología del Derecho.
9
Esto es, una teoría cuyas fuentes debe ser buscada en los datos y hechos históricos y
sociales y no meramente en la razón.
10
Para revisar en profundidad la perspectiva de Kelsen sobre el Derecho pueden verse,
entre otras de sus obras: Kelsen (1982) y Kelsen y Treves (1992).
11
Herbert L.A. Hart (1907–1992), uno de los filósofos del Derecho más importantes y
reconocidos del Siglo
XX. Acérrimo defensor del positivismo jurídico. Catedrático de Filosofía del Derecho por la
Universidad de Oxford desde 1952. Desde entonces publicó numerosos artículos y libros que
inyectaron un renovado vigor a la Filosofía Analítica. Entre ellos, el más difundido El
concepto de Derecho, Buenos Aires, Abeledo Perrot, 1998. En relación con lo expuesto en
este punto, puede verse también “El positivismo jurídico y la separación entre Derecho y
moral”, en: Derecho y moral. Contribución a su análisis (Hart 1962, pp. 3–14).
12
Nacido en 1939, es profesor de Filosofía del Derecho en el Instituto Balliot de Oxford y en
la Escuela de Derecho de Columbia. Es uno de los filósofos del derecho actualmente activos
más influyentes y un férreo defensor del Iuspositivismo. Sus principales aportes pueden
leerse en La autoridad del Derecho. Ensayos sobre Derecho y moral (1982); o Una discusión
sobre la Teoría del Derecho (2007).

5
Sociología jurídica:

se encuentran en vigor” (Raz 1982, 137), rechazando por lo tanto que la


definición de Derecho deba tener en cuenta valores o propiedades morales.
Desde esta mirada, la objetividad y la neutralidad aparecen como los
pilares más importantes que sostienen el andamiaje jurídico. En este
contexto, el Derecho es entendido como un conjunto de reglas que
alcanzan la categoría de verdades necesarias y universales cuando no se
basa en prácticas sociales prexistentes, contingentes y variables. Su
concepto se reduciría, así, a un conjunto de normas jurídicas que son
producto de la labor del Estado. Tal como sostiene el autor que venimos
siguiendo, estas teorías jurídicas positivistas “anulan la consideración de
cualquier perspectiva socio- jurídica en la Teoría del derecho” puesto que
expresan y explican la objetividad del sistema jurídico, “lo cual se traduce
en un planteamiento filosófico pseudo-descriptivo, conceptual y formalista”
(Calvo 2014, 52).
Es imposible negar el gran impulso que estos autores han dado a las
ciencias jurídicas. Y será ésta quizá la razón por la que gran parte de los
estudiantes de nuestras universidades (y profesores, claro está) parecen
aferrados a este formalismo jurídico a la hora de conceptualizar, describir,
entender y enseñar el Derecho. De todas formas, las apreciaciones
críticas13 sobre esta mirada analítica y doctrinal de la Teoría Jurídica
hicieron surgir una renovadora fuente de pensamiento jurídico, una
perspectiva antiformalista; al decir de Krawietz (1988, 255), “un cambio de
pensamiento que revolucionó todas las concepciones jurídicas anteriores” y
que, desde finales del siglo XIX,14 conduce hacia un “concepto sociológico
del Derecho”.
En efecto, Eugen Ehrlich,15 con su propuesta de Derecho vivo,16 afirma que
entender al Derecho en estos términos y sólo como el resultado del trabajo
legislativo del Estado es

13
Las mismas pueden asociarse a sus fundamentos metodológicos, a sus objetivos
explicativos y hasta su funcionalidad y utilidad práctica, dado que deja fuera del concepto de
Derecho la praxis jurídica y el funcionamiento efectivo de las instituciones jurídicas. Así, las
teorías positivistas representan “la consagración teórica de un determinado modelo jurídico,
un modelo que podría identificarse como el modelo jurídico liberal… la teoría analítica
construye un concepto de derecho profundamente estatista, racional y formal, según el cual
el estado monopoliza en la práctica las fuentes sociales del derecho y su aplicación. Las
formas jurídicas desarrolladas como fundamento y sostén del estado-nación alientan el
monopolio de la producción y aplicación del derecho por parte del estado, así como el
carácter unitario del ordenamiento legal, supeditándose además a las exigencias de
neutralidad de la ideología liberal dominante… Partiendo de lo anterior, se niega la
condición de sistema jurídico a cualquier otro sistema social normativo que no reúna esas
características esenciales” (Calvo García 2014, 55 y ss).
14
Se señala a la obra de Ihering, El fin en el Derecho de fines del S. XIX, como la que
constituye el paso a una fundamentación sociológica del Derecho y la que marca el camino
hacia el desarrollo de un nuevo pensamiento jurídico.
15
A quien, junto con E. Durkheim y Max Weber podemos considerar uno de los más
importantes fundadores de la Sociología Jurídica. Es el autor de la primera gran obra
dedicada a nuestra disciplina: Grundlegung der Soziologie des Rechts (Fundamentos de la
Sociología del Derecho), en 1913. Eugen Ehrlich (1862–1922) estudió en la Universidad de
Viena, se doctoró en 1886 y fue profesor de Derecho Romano. Sus estudios estuvieron
permeados por la obra de Rudolf von Ihering y de la Escuela Histórica del Derecho. Se
enfocó en la defensa del pluralismo jurídico frente al positivismo legalista dominante en los
países europeos a consecuencia de la obra codificadora.
16
El Derecho vivo es, para Ehrlich, “un conjunto de normas que, en su convivencia social, el
hombre considera de obligado cumplimiento y acata a ellas su comportamiento habitual.
Forma el ‘trasfondo social’ de las leyes y de los códigos y, a veces, se sitúa al margen de
éstos. Una cosa es ‘lo que la ley prescribe’ y otra, que puede ser diferente, ‘lo que realmente
sucede.’ El Derecho realmente vivido en la sociedad es el que domina en la vida misma, a
diferencia del Derecho estatal, compuesto de ‘proposiciones jurídicas’

5
Sánc

como encerrar las aguas de un río en un estanque (Treves 1978, 59). El


autor, permeado por la obra de Ihering y la Escuela Histórica del Derecho,
retoma el sentido de los fundamentos sociales para comprender al
Derecho, el que –sostiene– proviene del pueblo. Crítico del positivismo
legalista y sus fundamentos, el autor propone las bases de un pluralismo
jurídico, definiendo al Derecho como un conjunto de organizaciones de tipo
institucional. Afirma que para conocer las fuentes del que surge es preciso
investigar las fuerzas motoras o generadoras de la génesis de esas
organizaciones jurídicas, a las que considera hechos preexistentes a las
proposiciones jurídicas del legislador y, como tales hechos, corresponde a
la sociología su estudio y observación. (Cebeira Moro 2008, 89)
Así, el principal propósito de este autor es derribar los dogmas positivistas
y formalistas que sostienen que el Derecho proviene exclusivamente del
Estado y elaborar una teoría jurídica pluralista que reconozca a los
diferentes grupos y organizaciones sociales como la principal y directa
fuente del Derecho. En este sentido, lo esencial de su mirada apunta a
entender el Derecho estatal sólo como una de las formas del Derecho, y no
– precisamente– la dominante. Mientras que el Derecho con fuente
exclusiva en el Estado refuerza su importancia política y lo vincula
estrechamente con las relaciones de poder, una concepción que reconoce
al pluralismo jurídico se dirige a reforzar la importancia de las normas
jurídicas como respuestas a problemas surgidos de la propia interacción
social.17
Esta perspectiva empirista o mejor definida para nosotros como
sociológica18 distingue al Derecho desde una fenomenología social y así lo
conceptualiza y construye, a partir de los fenómenos sociales que le
preceden. Así, este Derecho plural planteado por Ehrlich es abordable
científicamente sólo por la Sociología del Derecho; única ciencia que
desplaza a la metafísica del dogmatismo jurídico. Es, en igual sentido, que
podemos reconocer a autores más contemporáneos, como Oscar Correas,
quien define a la Dogmática o Jurisprudencia como la “disciplina encargada
de la descripción de las normas válidas, normas cuyas causas y efectos son
el objetivo del trabajo sociológico” (Correas 1998, 30). En efecto, desde
esta perspectiva la dogmática sólo puede captar la realidad del Derecho
transformado en leyes, dado que éste no se reduce sólo a ese tipo de
Derecho.19

(disposiciones legales), y que ha de ser aplicado, en última instancia por los jueces. Lo que
se ha de intentar es poner en consonancia este Derecho oficial con el Derecho vivo de cada
comunidad” (Cebeira Moro 2008, 88).
17
Problemas, al decir de Cotterrell, bastante independientes del Estado aunque
desarrollados en algún nivel particular de la vida política del Estado (Cotterrell 2010, 56).
18
En la que también podemos reconocer a Savingny, Durkheim, Gurvitch, Duguit o Weber,
entre otros, tomando en consideración los teóricos que acompañaron el nacimiento de
nuestra disciplina.
19
De acuerdo a Ehrlich, el derecho surge en dos etapas. En primer término, existen hechos
normativos (que Ehrlich también llama fuerzas motrices del derecho), como el uso, el
dominio, la posesión y la declaración de voluntad. Estos dan origen al derecho social u
ordenamiento de las relaciones sociales. Posteriormente, en un segundo momento, se
produce la regulación por normas jurídicas dictadas por el Estado que establece
instituciones como el matrimonio, el contrato y la sucesión. Para este autor hay que
distinguir entre el derecho vivo, emanado de la sociedad, que rige la acción cotidiana, y el
derecho de los jueces y los juristas, basado en normas de decisión para resolver conflictos,
así como las normas jurídicas dictadas por el Estado (Cebeira Moro 2008, p. 91 y ss.).

5
Sociología jurídica:

En igual sentido Krawietz20 afirma que


de lo que se trata es nada más y nada menos que del abandono de un
concepto positivistamente reducido del Derecho. Un concepto sociológico
del Derecho requiere su ampliación a través de la concepción de que todo
Derecho no es primordialmente un producto de la decisión del equipo
judicial, sino, sobre todo, un orden vivido, es decir, realmente vigente,
normativamente eficaz, de la experiencia vital y del comportamiento de las
personas, cuyas estructuras de expectativas institucionalmente
establecidas con carácter de permanencia y su distribución de derechos y
deberes dependen y seguirán dependiendo de la formación social de
sistemas. (Krawietz 1988, 271)
Remarcando la necesidad de no perder de vista la utilidad de la Teoría del
Derecho para la praxis jurídica, es Roger Cotterrell quien también enfatiza
la importancia de un diálogo transdisciplinar continuo entre aquélla y la
perspectiva sociológica. Para este autor, la interpretación sociológica del
Derecho es “un recurso esencial para la comprensión del mismo, para
reconocer su poder y sus límites, y para apreciar correctamente a las ideas
legales como medios en los que se estructuran las dinámicas sociales”. En
este sentido, Cotterrell concluye que
la teoría normativa del derecho y la teoría empírica del derecho, orientada
socio- jurídicamente, deben confluir en una sola tarea. Lo cual no supone
rechazar o minusvalorar el valor del análisis conceptual del derecho,
propio de las propuestas de la teoría normativa del derecho tradicional.
Más bien supone insistir en que dado el contexto de vertiginoso cambio
del medio jurídico, las tareas de la Teoría del derecho no pueden
permanecer estáticas. (Cotterrell 2003, 263, cit. por Calvo García 2014,
58)
Retomemos ahora, entonces, la pregunta inicial. ¿Qué comparten ambas
disciplinas, qué miradas tienen? ¿Cómo las distinguimos?
Sin duda comparten el mismo objeto de estudio y, de acuerdo a lo
expresado y pese las diferentes perspectivas revisadas sucintamente, tanto
el Derecho como la Sociología del Derecho son disciplinas que se
encuentran en permanente contacto y colaboración. Ambas se necesitan y
complementan.
Se trata, en definitiva, de dos enfoques, dos miradas sobre el fenómeno
jurídico necesarias e interdependientes que deben actuar en conjunto; una
más prescriptiva y técnica y otra más teórica y descriptiva. En la línea de
propuestas revisadas, podemos puntualizar que –en síntesis– se trata de
analizar la interdependencia entre la sociedad y el Derecho;
comprendiendo a éste como algo más que un conjunto de normas jurídicas
y descartando que es el exclusivo resultado de la actividad legislativa del
Estado. Y este es el fundamental aporte que hace la Sociología Jurídica a la
Teoría del Derecho. Comprender al Derecho como fenómeno social, nos
permitirá –por una parte– entender una buena parte de la sociedad en la
que se aplica, y –por la otra– comprender el sentido

20
Muy interesante es también revisar la interesante disquisición que realiza este autor en
relación a la comprensión de la norma jurídica identificada exclusivamente por una sanción;
esto es, el carácter coactivo de la norma¸ concepto que desmantela a través de la esperada
respuesta de Luhmann (que entiende al derecho como “un medio para facilitar
expectativas”) y de la no tan esperada perspectiva weberiana cuyo concepto estricto de la
ley (“un orden habrá de ser llamado Derecho cuanto está garantizado externamente por la
posibilidad de la coacción física…”) condujo, según este autor, a algunas confusiones
(Krawietz 1988, 260 y ss.).

5
Sánc

y el significado que adquieren sus normas en virtud del contexto social que
las contiene. Como lo concluye Cotterrell (1991, 29):
El Derecho puede entenderse como consistente en normas –ought
propositions–, pero esas normas ‘existen’ en la experiencia y pautas de
racionamiento de individuos concretos; de donde el Derecho, incorporado
en la conducta y actitudes, como uno de los determinantes de la acción
social sea un hecho social; pero al mismo tiempo, un conjunto de ideas que
deben ser entendidas en relación con la significación subjetiva para los
individuos que viven dentro de un orden jurídico.

4. El derecho desde los teóricos clásicos de la sociología


Revisaremos sucintamente, a continuación, las principales líneas teóricas
clásicas más relevantes que han contribuido en el desarrollo histórico de la
Sociología Jurídica. No es intención de este trabajo resumir aquí la historia
de la Sociología del Derecho a través de la enunciación y descripción de
buena parte de los autores que se reconocen en sus orígenes,21 sino más
bien resaltar los más relevantes lineamientos sobre el Derecho de los
teóricos más representativos de la Teoría Sociológica, puesto que los
principales enfoques teóricos que sostienen a nuestra disciplina devienen
de la Sociología general.
Indudablemente comenzaremos con el prestigioso sociólogo francés Emile
Durkheim (1858–1917),22 quien sin ser abogado ni haber recibido formación
jurídica, otorga al Derecho un importante desarrollo teórico anclando una
determinada concepción sociológica sobre el mismo. Identificamos al autor
dentro de la “mecánica organicista”23 de sus antecesores Comte y Spencer
para el estudio de la realidad social, a la que conceptualiza como un
sistema. Una estructura objetiva y externa frente a los individuos, dado que
puede distinguirse más no reducirse a sus partes constitutivas. Esta
estructura sistémica, esta realidad sui generis24 presenta características
propias, diferentes a las de sus partes integrantes, las que satisfacen
requisitos, necesidades e imperativos básicos de ese todo social.
Tan externa y objetiva es la estructura social, tan imposible de reducir a los
individuos que la componen, que posee su propia conciencia y genera sus
propios hechos.25 Esta

21
Ver nota al pie número 15 del apartado anterior.
22
Ocupa en 1913 la primera cátedra de Sociología en la Sorbona de Paris. Se le atribuye
haber establecido formalmente a la Sociología como una disciplina académica, siendo uno
de los primeros sociólogos en verificar sus hipótesis de trabajo con investigaciones
empíricas.
23
Esto es, entender a la realidad social como a un organismo vivo. Un sistema o estructura
(similar a los sistemas biológicos) compuesta por partes interdependientes que ejercen
funciones diferentes para contribuir a la superviviencia de ese sistema. “Hemos establecido
así una verdadera correspondencia entre el Análisis Estadístico del Organismo social en
sociología, y el del Organismo Individual en Biología… Si tomamos los puntos más
precisados en Biología, podemos descomponer la estructura anatómicamente en elementos,
tejidos y órganos. Tenemos las mismas cosas en el Organismo social y pueden ser usados
aún los mismos nombres” (Comte 1875, 239). La traducción me pertenece.
24
“Sí, de acuerdo con lo que se nos ha concedido, esta síntesis sui generis que es toda
sociedad produce fenómenos nuevos, diferentes de los que ocurren en las conciencias
solitarias, es necesario admitir que estos hechos específicos residen en la misma sociedad
que los produce, y no en sus partes –es decir, en sus miembros. Por lo tanto, en este sentido
son exteriores a las conciencias individuales, consideradas como tales, del mismo modo que
los caracteres distintos de la vida son exteriores a las substancias minerales que forman el
ser vivo” (Durkheim 1994, 23).
25
Los hechos sociales. Estos hechos residen en la misma sociedad que los produce y no en
sus miembros, y son exteriores y diferentes de los que ocurren en las conciencias
individuales. Para revisar profundamente

5
Sociología jurídica:

conciencia colectiva,26 esta unidad psíquica que da coherencia y sustento al


todo moral27 es determinada por Durkheim a partir de la totalidad de
creencias y sentimientos comunes de los ciudadanos medios de una
sociedad determinada; que son generados por las interacciones
individuales, que adquieren relevancia objetiva y que –de esta forma– se
imponen coactivamente a los sujetos.28 El reconocimiento de la existencia
de esta fuerte y coactiva conciencia colectiva que orienta y hasta constriñe
el actuar de las personas, trae consigo un resultado importante: el
consenso societal, la armonía de la sociedad fundada en ese conjunto de
normas, creencias y valores que impregna las conciencias individuales. En
este sentido, el orden social para este autor está garantizado por un
consenso normativo avalado y reforzado por la conciencia colectiva.
El consenso societal y las formas que éste puede adquirir; esto es, la
solidaridad social, término que utiliza el autor para describir la forma en
que los individuos están ligados unos a otros en virtud de la división del
trabajo, cohesionados, y que va más allá de los instantes en que ellos
interactúan (Durkheim 2007, 70); es el punto central para abrir la puerta
del análisis jurídico en este sociólogo francés. Afirma el autor:
La solidaridad social es un fenómeno completamente moral que, por sí
mismo, no se presta a observación exacta ni, sobre todo, al cálculo. Para
proceder tanto a esta clasificación como a esta comparación, es preciso
pues, sustituir el hecho interno que se nos escapa, con un hecho externo
que le simbolice, y estudiar el primero a través del segundo.
Ese símbolo visible es el Derecho. En efecto, allí donde la solidaridad
social existe, a pesar de su carácter inmaterial, no permanece en estado
de pura potencia, sino que manifiesta su presencia mediante efectos
sensibles. (Durkheim 2007, 73)
Nos encontramos frente a una sucesión de conceptos que parecen estar
concatenados (e identificados) unos con otros: sociedad sui generis,
conciencia colectiva, moral, consenso, cohesión social, solidaridad…
Derecho. En efecto, una indisoluble unión, consustanciación, existe entre
todos estos conceptos. De alguna forma, cada uno va representando un
aspecto distintivo de un único elemento: el sistema social. En cuanto a la
estrecha relación entre Derecho y moral, el primero aparece como un
elemento que conforma al segundo: “la moral se presenta como producto
del medio social, los sistemas de valores son manifestaciones de la
conciencia colectiva de los individuos y, entre esos sistemas de valores, el
Derecho ocupa su lugar” (De Lucas 1993, 49). Y, aún más, es gracias al
Derecho que podemos identificar la moralidad de nuestras acciones, puesto
que necesitamos una norma de referencia al cual adecuar nuestra
conducta; de tal forma, las reglas jurídicas deben ser entendidas como
preceptos morales a los que la sociedad

el análisis que Emile Durkheim hace de los hechos sociales, ver Las reglas del Método
Sociológico (Durkheim 1994, 33 y ss).
26
“El conjunto de las creencias y de los sentimientos comunes al término medio de los
miembros de una misma sociedad, constituye un sistema determinado que tiene su vida
propia, se la puede llamar la conciencia colectiva o común. Sin duda que no tiene por
substrato un órgano único; es, por definición difusa en toda la extensión de la sociedad; pero
no por eso deja de tener caracteres específicos que hacen de ella una realidad distinta. En
efecto, es independiente de las condiciones particulares en que los individuos se encuentran
colocados; ellos pasan y ella permanece” (Durkheim 2007, 89).
27
Tal como también denomina el autor a la realidad social. En este sentido revisar La división
del trabajo social,
(2007, 70 y ss).
28
Desde la perspectiva durkheimniana “lo social se distingue entonces por su carácter
general, supraindividual, exterior y coactivo”, dice Carlos Lista (1992, 73).

5
Sánc

ha dotado de fuerza obligatoria. A tal punto que “sin un compromiso moral


que lo sustente, el derecho no forma parte de la sociedad, sino que sólo es
un conjunto de fórmulas vacías, estériles e irrelevantes” (Cotterrell 1991,
76).
Así, la sociedad, la moral y el Derecho comparten una relación inseparable:
En efecto, la vida social, allí donde existe de una manera permanente,
tiende inevitablemente a tomar una forma definida y a organizarse, y el
derecho no es otra cosa que esa organización, incluso en lo que tiene de
más estable y preciso. La vida general de la sociedad no puede extenderse
sobre un punto determinado sin que la vida jurídica se extienda al mismo
tiempo y en la misma relación. Podemos, pues, estar seguros de encontrar
reflejadas en el derecho todas las variedades esenciales de la solidaridad
social. (Durkheim 2007, 73 y ss.)
Para Durkheim, indagar en el propio Derecho y en la doctrina jurídica de
una sociedad es el mejor camino para comprender cuán integrado y
cohesionado se encuentra ese sistema social. Como medio moral que rodea
al individuo la solidaridad social se visibiliza a través del Derecho. Éste no
sólo expresa esa cohesión o integración social, también la garantiza:
Ya que el Derecho reproduce las formas principales de la solidaridad
social, no tenemos sino que clasificar las diferentes especies del mismo,
para buscar enseguida cuáles son las diferentes especies de solidaridad
social que a aquéllas corresponden. (Durkheim 2007, 77)
El Derecho penal o represivo, representa y garantiza una forma de
consenso social que el autor denomina solidaridad mecánica, típica de las
sociedades antiguas y que se caracteriza por una fuerte homogeneidad en
los elementos de su conciencia colectiva (ideas, valores, creencias), y de
una marcada y fuerte independencia de esa conciencia colectiva frente a
los individuos. Así, el consenso se sostiene y refuerza frente a las drásticas
reacciones sociales –penas– que se evidencian frente a las violaciones de
individuos que no se ajustan a las normas societales. Igualmente, el
Derecho resarcitorio o restitutivo, que no se dirige al castigo sino a la
compensación o resarcimiento de las partes en conflicto, garantiza la forma
de consenso social que el autor denomina solidaridad orgánica, propia de
sociedades más industrializadas caracterizadas por una mayor división del
trabajo, la heterogeneidad de los elemento de la conciencia colectiva
–propia de la diversidad de experiencias sociales devenidas de la mayor
división del trabajo– y por la interdependencia funcional de sus integrantes.
Toda la doctrina jurídica de este autor se sostiene sobre esta distinción
entre dos categorías de derechos, que se corresponden con dos tipos de
estructuras societales caracterizadas por formas de solidaridad social
diferenciadas: la solidaridad mecánica y la solidaridad orgánica. La
integración de todo sistema social obedece, entonces, a este sistema moral
expresado en el Derecho. El consenso y la cohesión social se mantienen
gracias a este medio moral que es preexistente y que regula las
condiciones de las relaciones sociales. El Derecho se convierte –así– en el
principal mecanismo de integración social: sin el Derecho, la solidaridad
social sería imposible.

5
Sociología jurídica:

El segundo autor que revisaremos, en este intento por descubrir las


principales aproximaciones de los clásicos de la Teoría Sociológica al
Derecho, es Karl Marx.29 Si bien gran parte de su obra está dedicada al
análisis y explicación de las problemáticas económicas (vinculadas a las
instituciones sociales), ha realizado también un gran aporte al desarrollo de
la Sociología. Este verdadero historicista 30 intenta explicar las leyes del
desenvolvimiento histórico de la sociedad, enfatizando en su naturaleza
histórica y entendiéndola como una unidad histórica que transita etapas,
cada una de éstas definida por un modo de producción distinto. Su interés
principal, se centró sobre la naturaleza de un modo de producción
determinado, el capitalismo, a quien Marx le adjudicaba las principales
transformaciones acaecidas en las sociedades modernas industrializadas.
Su enfoque de la historia y de la vida social es materialista. Este
materialismo histórico
puede ser comprendido a partir de las propias palabras del autor:
…debemos comenzar señalando que la primera premisa de toda existencia
humana y también, por tanto, de toda historia, es que los hombres se
hallen para ‘hacer historia’, en condiciones de poder vivir. Ahora bien,
para vivir hace falta comer, beber, alojarse bajo un techo, vestirse y
algunas cosas más. El primer hecho histórico es, por consiguiente, la
producción de los medios indispensables para la satisfacción de estas
necesidades, es decir, la producción de la vida material misma… (Marx y
Engels 1974, 28)
Así, desde esta concepción, Marx sostiene que las causas que originan las
transformaciones en la sociedad, los cambios sociales, están estrechamente
ligadas a influencias económicas, concretas y objetivas. Igualmente, su
materialismo es dialéctico; esto es, Marx reconvierte la lineal e idealista
dialéctica hegeliana para explicar los cambios económicos (y sociales) de
las sociedades a partir de la oposición, del conflicto inherente a ellas:
La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de la
lucha de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y
siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos, se
enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces
y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación
revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en
pugna. (Marx y Engels 2011, 30)
En la etapa histórica de la sociedad caracterizada por el capitalismo como
modo de producción, las sociedades modernas se encuentran estructuradas
por un sistema de estratificación por clases, en el que las relaciones de
clase se caracterizan por el conflicto y la desigualdad.31 Este conflicto de
clases se funda en la oposición de intereses motivada

29
La gran obra del alemán Karl Marx (1818–1883) abraca diferentes campos de
pensamiento, como la filosofía, la historia, la economía, la sociología y la política. Su
principal objetivo de análisis fue el intento por explicar los cambios sociales que estaban
ocurriendo desde la Revolución Industrial, en especial los conflictos y desigualdades que
estos cambios generaban. Proponiendo siempre en sus escritos la interrelación entre la
teoría y la práctica, puede considerarse junto con Friedrich Engels, el padre del
materialismo histórico. De entre sus obras más conocidas: Manifiesto del Partido Comunista
(1848) y El Capital (1867).
30
El Historicismo sostiene que la naturaleza de los seres humanos y de sus actos sólo se
puede entender considerándolos como parte integrante del devenir de la historia, de un
proceso histórico continuo. Podemos identificar a Wilhelm Dilthey (1833–1911) como el
pensador más importante de esta corriente.
31
Si bien según Marx, toda la historia “es la historia de la lucha de clases”, es evidente como
sostiene Giddens, que esto no significa que lo que constituye una clase sea lo mismo en
cada tipo de sociedad

5
Sánc

por la relación de explotación inherente a la relación de clases dicotómicas


(burguesía- proletariado), convirtiendo a las clases en grupos conflictivos:
La expansión de la división del trabajo, junto con el mayor nivel de riqueza
que produce, va acompañada del crecimiento de la propiedad privada; lo
que lleva consigo la creación de un producto excedente (plusvalía, fuente
de la subsistencia burguesa) del que se apropia una minoría de no
productores que en consecuencia mantienen una relación de explotación
vis-a-vis con la mayoría de los productores. (Giddens 1991, 27)
Asimismo, este conflicto o lucha de clases es también una lucha entre
ideologías opuestas, construidas a partir de aquéllos mismos intereses
económicos; en tal sentido, la clase privilegiada que ostenta y dispone de
los medios de producción material de la vida, ostenta y dispone los medios
de producción mental. Dice Marx:
Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época;
o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante
en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La
clase que tiene a su disposición los medios para la producción material
dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción
espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término
medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para
producir espiritualmente. Las ideas dominantes no son otra cosa que la
expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las mismas
relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto, las
relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante son
también las que confieren el papel dominante a las ideas. Los individuos
que forman la clase dominante tienen también, entre otras cosas, la
conciencia de ello y piensan a tono con ello; por eso, en cuanto dominan
como clase y en cuanto determinan todo el ámbito de una época histórica,
se comprende de suyo que lo hagan en toda su extensión y, por tanto,
entre otras cosas, también como pensadores, como productores de ideas,
que regulen la producción y distribución de las ideas de su tiempo; y que
sus ideas sean, por ello mismo las ideas dominantes de la época. (Marx
1974, 50 y siguiente)

(antigua, feudal, capitalista), o que el proceso de desarrollo de los conflictos de clases sea
igual en todas partes. Lo que sucede es que, en su obra, Marx no siempre tuvo cuidado de
resaltar las diferencias entre el capitalismo y las formas anteriores de estratificación que lo
habían precedido en la historia. En este sentido, el problema del empleo del término clase
por parte del autor es impreciso y complejo. En primer lugar porque no ofrece una
definición formal del concepto, y –además– porque en ocasiones utiliza los términos estrato
y estamento como si fueran sinónimos de clase. Advertimos, como afirma Giddens, el hecho
de que existen “dos construcciones conceptuales que pueden deducirse de los escritos de
Marx en relación con la noción de clase: un modelo abstracto o ‘puro’ de dominación de
clase, que se aplica a todos los tipos de sistemas clasistas; y unas descripciones más
concretas de las características específicas de las clases en determinadas sociedades”; como
el que realiza de la estructura del capitalismo y del proceso del desarrollo capitalista. Así,
podemos caracterizar a este modelo abstracto como dicotómico, puesto que en cada tipo de
sociedad de clases existen dos clases fundamentales cuyo eje son las relaciones de
propiedad con los medios de producción (propietarios y no propietarios o productores);
basadas estas clases en una relación recíproca de dependencia y conflicto (conflicto
fundamentado en la explotación económica de una clase sobre la otra); y con el principio de
base que la enmarca, el que sostiene que esa dominación económica trae consigo la
dominación política. “El control de los medios de producción proporciona el control político.
Y así la división dicotómica de las clases es una división tanto de la propiedad como del
poder… las clases expresan una relación no sólo entre ‘explotadores y explotados’ sino
también entre ‘opresores y oprimidos’” (Giddens 1991, 24 y ss).

5
Sociología jurídica:

Dentro de este contexto de ideas, ¿dónde encontramos al Derecho? ¿de


dónde surge y qué funciones cumple?32 Para responder a estos
interrogantes, debemos primero describir la forma como se compone la
estructura social para este autor (Marx 2008, 4):
En la producción social de su existencia, los hombres establecen
determinadas relaciones, necesarias e independientes de su voluntad,
relaciones de producción que corresponden a un determinado estadio
evolutivo de sus fuerzas productivas materiales. La totalidad de esas
relaciones de producción constituye la estructura económica de la
sociedad, la base real sobre la cual se alza un edificio [überbau] jurídico y
político, y a la cual corresponden determinadas formas de conciencia
social. El modo de producción de la vida material determina [bedingen] el
proceso social, político e intelectual de la vida en general. No es la
conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por el contrario,
es su existencia social lo que determina su conciencia.
La clave para entender todos los aspectos de una sociedad, incluido el
Derecho, está en la esfera material de la vida. Esto es, de la Estructura
Económica de la sociedad –en donde se desarrolla la producción de la vida
material de todos los sujetos– se origina, se levanta una Súper Estructura
jurídica y política que contiene los elementos no materiales, ideales, de esa
forma de vida social. Así, Marx da una solución materialista al problema de
la generación de la cultura (Lista 1992, 111). El supuesto central es que las
condiciones materiales de la existencia humana determinan la conciencia
humana.
Lo que sigue se advierte claramente: El Derecho y el Estado son la
consecuencia de un determinado modo de producción, son una
consecuencia superestructural de lo económico. Y como quienes dominan
los medios de producción material, también controlan los medios de
producción no material de la vida (las ideas, los valores, las creencias, las
normas, el Derecho):
El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra
los negocios comunes de toda la clase burguesa [p. 33] (…) Las leyes, la
moral, la religión son... meros prejuicios burgueses detrás de los cuales se
ocultan otros tantos intereses de la burguesía [p. 45] (…) vuestro derecho
no es más que la voluntad de vuestra clase erigida en ley; voluntad cuyo
contenido está determinado por las condiciones materiales de existencia
de vuestra clase [p. 52]. (Marx 2011)
En definitiva, la principal función que el Derecho cumple en la sociedad, 33
es la función ideológica. El sistema y doctrina jurídicos surgen como una
forma de mantenimiento del

32
Si bien Marx no desarrolló una teoría elaborada sobre el Derecho, podemos aproximarnos
a él a partir de diferentes reflexiones dispersas en toda su obra. Como señalan Calvo y
Picontó (2017, 30 y siguiente), “Marx ha estado más centrado en la crítica que en la
construcción de alternativas al derecho burgués. En cualquier caso, esas críticas resultan
interesantes en muchos aspectos. Para empezar, el propio formalismo jurídico conceptual
imperante en la ciencia jurídica es sometido a crítica. Desde este punto de vista, el
escamoteo verbal de la realidad no responde a una solución técnica ingenua, sino que
estaría determinado por mediaciones reales e intereses de clase: el formalismo de los
conceptos jurídicos fundamentales responde a los intereses de las clases burguesas y sirve,
entre otros, al propósito ideológico de enmascarar las relaciones sociales reales de
desigualdad del capitalismo como relaciones ‘formales’, y por tanto, entre individuos
formalmente iguales” (El subrayado me pertenece).
33
Además de la función represiva que surge frente a cualquier amenaza que desestabilice el
modo de producción dominante; e incluso la posibilidad de considerarlo como una
“herramienta o instrumento que puede incentivar la trasformación revolucionaria de la
sociedad, dado que las normas formales acrecientan la situación de desigualdad social al
identificar y reflejar los valores de una determinada clase social” (Gerlero 2006, 47).

5
Sánc

orden social, de protección y sostenimiento de las relaciones de producción


y del modo de producción dominante que beneficia a una clase en
detrimento de la otra.
¿Cómo lo logra? Desarrollando formas superestructurales de conciencia 34
que justifican el orden de cosas existentes y ocultan así la existencia de un
sistema de desigualdad y dominación. En este sentido, el Derecho
capitalista sostiene el concepto de sujeto jurídico universal. Mantiene e
impone el principio de igualdad ante la ley, a pesar de las desigualdades
económicas y sociales que objetivamente pueden ser advertidas.
Paradójicamente, “la libertad jurídica y la igualdad ante el Derecho son,
desde la perspectiva marxista, los fundamentos de la coerción y
explotación económicas” (Cotterrell 1991, 107).
Es en la obra de Max Weber (1864–1920),35 reconocido como uno de los
sociólogos más influyentes del siglo XX, donde sí podemos encontrar un
particular estudio sobre el Derecho y su influencia en las sociedades
capitalistas. Su pensamiento se forma en el período en que se produce un
extraordinario crecimiento del capitalismo moderno industrial (primera
década del siglo XX); proceso al que el autor le prestó principal atención,
reflexionando sobre las explicaciones del surgimiento de ese capitalismo en
Europa.
La obra de Weber se enmarca en una época intelectual caracterizada por
un amplio debate entre el idealismo de Kant y Hegel y el materialismo
histórico de Marx; y, además, entre el positivismo naturalista y el
historicismo como métodos aplicables al estudio de lo social.36
En este último sentido, Weber critica e intenta superar este dualismo
metodológico pues entiende que, en función de los temas y fenómenos que
se investiguen, la realidad social es susceptible de ser analizada y
comprendida mediante ambos métodos científicos. Así, la comprensión del
significado de las acciones para los agentes, aparece como un concepto
clave en la metodología weberiana: postula que logrará alcanzarse una
plena explicación de los fenómenos sociales cuando éstos sean
fácticamente probables a través de la interpretación causal, y cuando –
además– se conozca el significado que ellos tienen para los agentes
sociales. Por ello Weber habla de una “causalidad significativa o de una

34
La ideología es el sistema de creencias de la clase dominante. La que se impone
conjuntamente con el sistema de producción. La que justifica y legitima a ese sistema, no
revelando la realidad de explotación y opresión tal cual como se presenta. La que hace
aparecer como naturales y obvias las relaciones desiguales de producción, “hasta el punto
de hacer inconcebible cualquier otra forma de organización social”. (Cotterrell 1991, 105).
En este sentido, es la falsa conciencia para Marx.
35
Si bien se lo considera como uno de los fundadores de la Sociología, junto con Comte,
Durkheim y Marx, sus trabajos más importantes se relacionan con la economía, la sociología
de la religión y el gobierno. De entre sus obras más importantes, el ensayo La ética
protestante y el espíritu del capitalismo (1905), que fue el inicio de su trabajo sobre la
sociología de la religión. La recopilación Economía y sociedad, publicada póstumamente
entre 1921 y 1922, resume y sistematiza sus principales ideas y conceptos. Influido por
Marx, y destacando como él el conflicto y la desigualdad en las sociedades modernas, niega
la concepción materialista de la historia y rechaza la existencia de leyes generales de
desenvolvimiento histórico, concluyendo que no hay un patrón histórico general de
desarrollo social. Complejizando la descripción de la estructura de clases ofrecida por Marx,
e incorporando otros criterios de desigualdad no sólo económicos y objetivos (como los
culturales y los políticos), remarca la significativa importancia de los valores y las ideas en
los procesos de cambios sociales; cuestión esta última que lo distancia notoriamente de
Marx.
36
Como afirma María José Bernuz (2006), “[u]na parte de la obra y también de la vida de
Weber representa una tentativa de respuesta a las dos cuestiones”.

5
Sociología jurídica:

explicación comprensiva, subrayando la necesidad del concurso de la


explicación causal y de la comprensión significativa para conocer
sociológicamente las acciones sociales” (Soriano 1997, 102).
Éste, a diferencia de la mirada de los autores revisados previamente, es un
punto esencial en su teoría: el valor que le otorga a la subjetividad de los
actores sociales. Para poder conocer esencialmente la realidad social,
Weber propone encontrar el significado de las acciones de los hombres que
crean esa realidad, y comprender desde su subjetividad cómo ellos juzgan y
valoran las diferentes relaciones sociales. Expone y desarrolla, así, una
sociología comprensiva a la que define como “una ciencia que pretende
entender, interpretándola, la acción social, para de esa manera explicarla
causalmente en su desarrollo y efectos”; revalorando la comprensión como
forma de conocimiento científico y alejándose de las perspectivas
positivistas. Conceptualiza a la acción social, definiéndola como como “una
conducta humana (bien consista en un hacer externo o interno, ya en un
omitir o permitir) siempre que el sujeto o los sujetos de la acción enlacen a
ella un sentido subjetivo…” (Weber 2002, 5). Esto es, individuos inmersos
en relaciones sociales que interactúan entre sí, pero adjudicándole
motivación, sentido subjetivamente intencionado a sus acciones.
Desde este concepto de acción social podemos conectar estrechamente el
análisis que Weber realizó del Derecho. Sostiene Weber que “la acción, en
especial la social y también singularmente la relación social, pueden
orientarse, por el lado de sus partícipes, en la representación de la
existencia de un orden legítimo. La probabilidad de que esto ocurra de
hecho se llama ‘validez’ del orden en cuestión” (Weber 2002, 25). El orden
legítimo representa en la teoría sociológica weberiana, tal como lo afirma
Fariñas Dulce, la institucionalización de la conexión de sentido de las
acciones sociales de los individuos; de tal forma, éstos orientan sus
acciones por la “representación” de la existencia de un orden legítimo
(1989, 21).37 En palabras de Weber (2002, 25):
Al ‘contenido de sentido’ de una relación social le llamamos: a) ‘orden’
cuando la acción se orienta (por término medio o aproximadamente) por
‘máximas’ que pueden ser señaladas. Y sólo hablaremos, b) de una
‘validez’ de este orden cuando la orientación de hecho por aquellas
máximas tiene lugar porque en algún grado significativo (es decir, en un
grado que pese prácticamente) aparecen válidas para la acción, es decir,
como obligatorias o como modelos de conducta.
Así, para Weber el orden normativo se compone de diferentes formas de
comportamiento habituales, “regularidades fácticas de la acción social”,
como el uso, la costumbre, la convención y el derecho. Sólo estos dos
últimos constituyen órdenes legítimos. Mientras que el uso puede
entenderse como una forma de proceder, la costumbre es esa misma forma
de proceder que se encuentra asentada, arraigada en el tiempo. Ambos
carecen del elemento de la validez que tienen la convención y el Derecho,
entendidos por el autor como órdenes legítimos.

37
Fariñas (1989, p. 21). Y agrega: “El concepto de orden legítimo constituye, además, el eje
central tanto de la sociología del derecho y de la sociología política, como de la sociología de
la religión weberiana, puesto que el papel social de cualquier ética religiosa está, para
Weber, en el hecho de que la religión se constituye como un sistema de regulación de la
vida social. Por otra parte, la referencia al ordenamiento jurídico –esto es, la referencia al
elemento jurídico– está presente en los distintos campos de estudio de la sociología
weberiana”.

5
Sánc

Un orden debe llamarse: a) Convención: cuando su validez está


garantizada externamente por la probabilidad de que, dentro de un
determinado círculo de hombres, una conducta discordante habrá de
tropezar con una (relativa) reprobación general y prácticamente sensible.
b) Derecho: cuando está garantizado externamente por la probabilidad de
la coacción (física o psíquica) ejercida por un cuadro de individuos
instituidos con la misión de obligar a la observancia de ese orden o de
castigar su transgresión. (Weber 2002, 27)
De tal forma, el Derecho es para Weber un orden legítimo. Pero, además,
coactivo e institucionalizado. Esa coacción está garantizada por la
existencia de un aparato institucional cuyo fin específico es hacer cumplir
ese orden, utilizando el ejercicio de la fuerza si fuese necesario.
En relación a la influencia del proceso de racionalización, 38 típico de las
sociedades modernas, al campo del Derecho, deberemos recurrir a la
tipología que ofrece Weber de 4 tipos ideales39 de creación o aplicación del
Derecho para explicarlo:40
Derecho formalmente irracional: la creación del Derecho puede ser
irracional desde un punto de vista formal, cuando para la regulación de la
creación de normas o de la actividad judicial se recurre a procedimientos
no controlados racionalmente. Por ejemplo, los oráculos. Se caracteriza por
su falta total de previsibilidad de las decisiones, corresponde con las
sociedades primitivas y puede asociarse a los ritos religiosos.
Derecho materialmente irracional: cuando el juez o el legislador toman la
decisión de los casos atendiendo a apreciaciones valorativas concretas de
índole ética, sentimental o política y no de normas generales. Se decide
arbitrariamente o en base a valoraciones puramente emocionales y
personales sobre el caso concreto. Es un derecho poco previsible, cuyos
criterios de decisión son externos al propio Derecho; como la justicia del
Cadí.
Derecho formalmente racional: cuando la ley o los procedimientos se
establecen únicamente sobre la base de conceptos abstractos creador por
el pensamiento jurídico. Se toman en cuenta únicamente las
características generales, unívocas de los hechos.

38
El desarrollo de la ciencia, la tecnología y la burocracia es conceptualizado por Weber, en
un proceso conjunto, como racionalización. Es decir: la organización de la vida social y
económica en función de conocimientos técnicos y de principios de eficiencia. Este proceso
es para el autor, central para explicar las transformaciones acaecidas en las sociedades
modernas, en las que no sólo los individuos se alejan más de las creencias subjetivas, sino
que cada vez más guían sus acciones en virtud de cálculos racionales que los conduzcan a
consecuencias eficientes.
39
Los tipos ideales son estrategias metodológicas utilizadas por Weber para poder explicar
las particularidades y las generalidades de las acciones sociales. Son construcciones
conceptuales que reúnen la mayor cantidad de características de un fenómeno social y que
permiten profundizar su conocimiento. Pueden ser caracterizados como ideales o
imaginarios, porque representa una idea a la que se parece un hecho determinado; puro,
porque esa idea se obtiene quitándole aditamentos a esos fenómenos para verlos en sus
rasgos esenciales; e instrumentales, porque es una herramienta de trabajo para la
investigación.
40
Weber distingue todo proceso de decisión jurídica en dos clases: racional e irracional; y, a
su vez, cada una de estas categorías es contemplada desde el punto de vista formal y
material. A partir de allí, combina estos criterios para elaborar los tipos ideales de Derecho.
El par racional-irracional se refiere a la existencia o inexistencia de reglas abstractas
generales que otorgan previsibilidad a las decisiones¸ y el par formal- material se refiere al
procedimiento para obtener la decisión y al soporte material de ideas a partir del cual se
alcanza esa decisión.

5
Sociología jurídica:

Combina la previsibilidad de sus decisiones con criterios de decisión


exclusivos del propio ordenamiento jurídico.
Derecho materialmente racional: cuando la decisión de los diversos casos
se toma siguiendo mandatos de contenido general, tales como imperativos
éticos, o postulados políticos o religiosos. Los criterios de decisión son
externos al propio Derecho, pero éste se vuelve previsible ya que el
contenido de esas reglas generales es conocido de antemano. Este Derecho
racional-material busca la equidad del caso concreto.
El proceso de racionalización de la vida, típico de las sociedades modernas
de Occidente, es el mejor marco para el afianzamiento de un sistema
normativo legítimo con características formales-racionales. Es en estas
sociedades, caracterizadas por el sistema de producción capitalista, donde
este Derecho se asienta e instituye como regulador legítimo de la vida
social. Weber destaca la afinidad existente entre el Derecho formalmente
racional y el capitalismo,41 pues el mismo permite a las empresas el cálculo
racional y la planificación que caracterizan a este modo de producción
económica. Igualmente, esta economía capitalista, con su demanda de
reglas claras y de seguridad jurídica, estimula a su vez el proceso de
formalización del Derecho. Tal como lo concluye este autor:
un orden económico de estilo moderno no se puede llevar a cabo sin un
orden jurídico de características muy particulares... La economía moderna
descansa sobre probabilidades obtenidas por contratos... la aceleración
moderna del tráfico económico reclama un derecho de funcionamiento
rápido y seguro, garantizado por una fuerza coactiva de la más alta
eficacia, y sobre todo, la economía moderna ha destruido por su
peculiaridad las demás asociaciones que eran portadoras de derechos y,
por tanto, garantía del mismo. Esta es la obra del desarrollo de mercado.
El poderío universal de la sociedad que constituye el mercado demanda,
por un lado, un funcionamiento del derecho calculable según reglas
racionales. Y, por otra, la extensión del mercado... favorece, en virtud de
sus consecuencias inmanentes, el monopolio y reglamentación de toda
fuerza coactiva legítima por medio de un instituto coactivo universal,
destruyendo todas las estructuras coactivas particulares que descansan,
las más de las veces, en monopolios económicos, estamentales o de otra
clase. (Weber 2002, 272)

5. Reflexiones finales
En este capítulo nos hemos aproximado a nuestra disciplina, la Sociología
Jurídica, a través de sus conceptualizaciones y los principales campos de
estudio en los que se desarrolla. Concluimos que esta mirada sociológica
significa aproximarnos al Derecho desde una perspectiva diferente
respecto a la perspectiva típica de abogados y juristas. Significa, como
señalamos, entender al Derecho como un fenómeno social, y comprenderlo
a partir de los contextos sociales en los que opera, y de los significados que
los sujetos interpretan y construyen a partir de sus normas y reglas. En
definitiva,

41
A diferencia de Marx que entendía al capitalismo como relaciones explotadoras de
producción, para Weber la esencia del capitalismo es una forma especial de acción social: la
acción social con propósito racional económico (orientada a la obtención de beneficios en el
mercado). Considera al capitalismo como un fenómeno social basado en específicas formas
de cálculo y acción económicos. En síntesis, es una actividad empresarial racional orientada
a los intercambios mercantiles. En este contexto el Derecho racional-formal, típico de las
sociedades modernas, facilitan las formas de planificación y cálculo que impulsan a la
empresa capitalista.

5
Sánc

implica revisar el orden jurídico como un producto social y analizarlo en su


relación con otros fenómenos sociales.
Describimos sus amplios y diversos campos de estudio; y concluimos que la
introducción de las reflexiones sociológicas sobre el Derecho tuvieron en
esencia un fin de análisis evaluativo sobre el mismo, al abordar la
Sociología Jurídica la descripción de la realidad social del Derecho tal cual
es, de manera objetiva y especialmente crítica. En este sentido, revisamos
las bases del positivismo jurídico y los cuestionamientos que a éste
realizaron las perspectivas sociológicas sobre el Derecho y lo jurídico;
desmitificando la teoría y práctica jurídica como compuestas de aparente
igualdad formal y mostrando la ineficiencia del formalismo que lo
caracteriza. Así, observamos que el Derecho no es una única expresión de
legalidad y legitimidad, ni proviene únicamente del Estado; sino que lo
jurídico abarca una amplia diversidad de dinámicas sociales de regulación
provenientes de la comunidad y que conviven con el sistema jurídico
vigente, colocando al Pluralismo Jurídico42 como uno de los aspectos
también centrales en relación a los debates sobre el Derecho y su concepto.
Por último, revisamos el concepto de Derecho y las principales funciones
que cumple de acuerdo a las perspectivas teóricas de quienes podemos
reconocer como los autores clásicos que dieron origen a los estudios
sociológicos: Durkheim, Marx y Weber. Pudimos así comprender y
entender el rol del Derecho y el sistema jurídico en la sociedad de acuerdo
a tres perspectivas teóricas distintas, aunque también complementarias:
como mecanismo de integración social; como aliado de las estructuras de
poder y reproductor de un sistema injusto y desigual de recursos y
derechos; y como un orden válido y legitimado, un elemento afín a las
acciones sociales típicas del modo de producción capitalista, que le da un
marco regulatorio de racionalidad, seguridad y certeza a la vida moderna.
Lejos de concluir que esta diversidad teórica es contradictoria o confusa en
los análisis del Derecho y del sistema jurídico, debemos admitir que –por el
contrario– la perspectiva sociológica es multiparadigmática (Lista 1992, 64)
y transitarla propone un interesante desafío. No podría ser de otro modo,
dado la complejidad de los fenómenos sociales, como el Derecho, que
deben ser abordados desde diferentes miradas, priorizando su compleja
estructura, y enfatizando las valoraciones y significados que genera en las
acciones individuales. Como concluye Giddens (1991, 30),
El hecho de que no exista un solo enfoque teórico predominante en
sociología no es un signo de debilidad, sino por el contrario, la pugna
entre enfoques teóricos es una expresión de la vitalidad de la empresa
sociológica. Al estudiar a los seres humanos, a nosotros mismos, la
diversidad teórica nos libera del dogmatismo. El comportamiento humano
es complicado y polifacético, y sería del todo imposible que una única
perspectiva teórica pudiera cubrir todas sus facetas.

42
Esta corriente ha tenido una fuerte recepción en el contexto latinoamericano en la
llamada Teoría Crítica Latinoamericana o del Derecho Alternativo. Entre unos de sus
principales representantes podemos citar, sin dudas, a Boaventura de Sousa Santos. Sus
principales ideas pueden revisarse en Sociología Jurídica Crítica. Para un nuevo sentido
común del Derecho (2009). Igualmente, en Pensamiento crítico latinoamericano (Vol. 1
Conceptos Fundamentales), Ricardo Salas Astrain (2005), puede condensarse las ideas de
varios teóricos latinoamericanos enrolados en esta perspectiva.

5
Sociología jurídica:

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