Documento A4 Trabajo Escolar Vintage Beis - 20240813 - 202738 - 0000

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 5

HORA SANTA

MONAGUILLOS DEL PADRE MARTÍN

Iniciación
Señor, Dios nuestro, enséñanos a vivir en
nuestros corazones el misterio de la Pascua
de tu Hijo, por el cual, Tú redimiste al
mundo. Cuida amorosamente los regalos de
gracia que por tu amor hemos recibido y
llévalos a su culminación en la gloria del
cielo. Te lo pedimos por Cristo nuestro
Señor. Todos: Amén.
Oracion de Ofrecimiento
¡Oh Señor nuestro Sacramentado! Míranos aquí en tu adorable
presencia. Venimos a bendecirte y alabarte en unión de los ángeles
que invisiblemente rodean esa Hostia Divina.

Venimos a consagrarte esta Hora Santa, gozándonos de estar aquí, en


tu acatamiento, a gustar de tu compañía y a conversar contigo, que
tienes palabras de vida eterna.

Sí, Dios nuestro. Quisiéramos contemplarte a través de esa Hostia


Santa con el tiernísimo afecto con que os miraba tu Madre: con
aquella devoción con que os seguían tus discípulos, y muy
singularmente el Discípulo Amado, cuando la noche de la Cena
reclinó su cabeza sobre tu ardiente Corazón.

Nos sentimos felices de hallarnos junto a Ti, y queremos aprovechar


todos los momentos de esta Hora Santa para hacerte compañía, que tu
presencia nos hace tan agradable. Concédenos, oh Jesús, no
dormirnos, como se durmieron tus apóstoles la noche tristísima de tu
agonía en el Huerto de los Olivos.

Míranos, Señor; somos tus hijos, a quienes tantas veces habéis


alimentado con tu mismo Cuerpo y Sangre.

¡Señor! Vuelve hacia nosotros tus ojos misericordiosos; pon en


nuestros pensamientos una ráfaga de la luz de tu Rostro, y en nuestros
corazones una centellita siquiera del fuego que abrasa tu dulcísimo
Corazón.

Concédenos, oh Jesús, sentir hondamente la verdad de aquellas


palabras del Real Profeta: "es mejor una hora en tu Casa, que mil años
en compañía de los pecadores
HORA SANTA
MONAGUILLOS DEL PADRE MARTÍN

Cuánto he esperado este momento


Momento de reflexión
Cuánto he esperado que estuvieras aquí

Cuánto he esperado que me hablaras Se toma unos 30 minutos para que puedan
hablar y adorar al Señor.
Cuánto he esperado que vinieras a mí

Yo sé bien lo que has vivido


Yo sé bien por qué has llorado
Lectura de reflexión
Yo sé bien lo que has sufrido
Pues de tu lado no me he ido Recuerda que Dios es inmanente y nos ama
Pues nadie te ama como yo
Pues nadie te ama como yo "Aunque pase por quebradas oscuras, no temo
ningún mal, porque tú estás conmigo con tu
Mira la cruz, esa es mi más grande prueba vara y tu bastón, y al verlas voy sin miedo"
Nadie te ama como yo
(Salmo 23:4).
Pues nadie te ama como yo
"El mundo es un lugar fracturado y nuestra
Pues nadie te ama como yo existencia terrenal depende de él. Las fortunas
y la salud van y vienen. Somos criaturas
Mira la cruz, fue por ti, fue porque te amo frágiles, meras sombras de la gran imagen en la
que Dios nos creó. Pero, a pesar de las locuras y
Nadie te ama como yo
las consternaciones, seguimos siendo sus hijos a
los que ha amado hasta la eternidad. Camina a
Yo sé bien lo que me dices
Aunque a veces no me hablas nuestro lado como lo había hecho con nuestros
Yo sé bien lo que en ti sientes antepasados ​en el Edén. Él nos protege de ser
Aunque nunca lo compartas destruidos por el mal en el mundo", dijo
Yo a tu lado he caminado Stagnaro.

Junto a ti yo siempre he ido


Aún a veces te he cargado
Reflexión de la lectura 20 mns.
Yo he sido tu mejor amigo
Pues nadie te ama como yo
Pues nadie te ama como yo

Mira la cruz, esa es mi más grande prueba


Nadie te ama como yo

Pues nadie te ama como yo


Pues nadie te ama como yo
Mira la cruz, fue por ti, fue porque te amo

Nadie te ama como yo


Como yo
Como yo
Como yo
HORA SANTA
MONAGUILLOS DEL PADRE MARTÍN
Creo, sencillamente
Quiero disfrutar de la serenidad del creer
ORACION PARA Desligar el creer del sentir
MONAGUILLOS Creo, mi Dios, y basta
Te creo en tus misterios
Sin entenderlos
Oh Jesús, te adoro y te doy las gracias por
haberme admitido al servicio de tu altar como Te creo en mí (te creo en mí) y en el pan blanco
monaguillo. Concédeme el don de la piedad, de En el prójimo y en la creación
Sin verte en ningún lado
la pureza, de la ciencia de la doctrina cristiana y
Creo, Señor, sencillamente
la liturgia. Bendice a este grupo de monaguillos
Porque creer es confiar
para que sea el jardín donde florezcan las
vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa. Y cómo me gusta creerte sintiendo dudas
María Santísima y San José, enseñadme a amar, Sintiendo dudas
reverenciar y servir a Jesucristo como vosotros Sintiendo dudas
hicisteis en la tierra y como hacen los ángeles Digo que eres amor
en el cielo.” Amén. Escucho que soy tu amado
No siento y qué más da
CADENA DE ORACION POR LOS Te quiero y eso basta
Amor, Señor, sencillamente
MONAGUILLOS DEL MUNDO Porque amar es entregarse

Y cómo me gusta amarte estando frío


Estando frío
Estando frío
Espero en tu palabra
Vivo en tu promesa
Gozo en ti
Lo que aún me falta
Espero Señor, sencillamente
Porque esperar es descansar

Y cómo me gusta esperarte sintiendo miedo


Sintiendo miedo
Sintiendo miedo
Creo (Señor sencillamente)
Amo (sencillamente)
Espero

Cómo me gusta seguirte sintiendo dudas


Estando frío
Sintiendo miedo
Cómo me gusta
Cómo me gusta
Creerte, amarte y esperarte
Te sigo sencillamente
HORA SANTA
MONAGUILLOS DEL PADRE MARTÍN
Tarcisio
San Tarcisio mártirValeriano era un emperador duro y sanguinario. Se había convencido de que los cristianos
eran los enemigos del Imperio y había que acabar con ellos. Los cristianos para poder celebrar sus cultos se
veían obligados a esconderse en las catacumbas o cementerios romanos. Era frecuente la trágica escena de
que mientras estaban celebrando los cultos llegaban los soldados, los cogían de improviso, y, allí mismo, sin
más juicios, los decapitaban o les infligían otros martirios. Todos confesaban la fe en nuestro Señor Jesucristo.
El pequeño Tarsicio había presenciado la ejecución del mismo Papa mientras celebraba la Eucaristía en una
de estas catacumbas. La imagen macabra quedó grabada fuertemente en su alma de niño y se decidió a seguir
la suerte de los mayores cuando le tocase la hora, que ojalá, decía él, fuera “ahora mismo”.

Un día estaban celebrando la Eucaristía en las Catacumbas de San Calixto. El Papa Sixto se acuerda de los
otros encarcelados que no tienen sacerdote y que por lo mismo no pueden fortalecer su espíritu para la lucha
que se avecina, si no reciben el Cuerpo del Señor. Pero ¿quién será esa alma generosa que se ofrezca para
llevarles el Cuerpo del Señor? Son montones las manos que se alargan de ancianos venerables, jóvenes
fornidos y también manecitas de niños angelicales. Todos están dispuestos a morir por Jesucristo y por sus
hermanos.

Uno de estos tiernos niños es Tarsicio. Ante tanta inocencia y ternura exclama lleno de emoción el anciano
Sixto:

” ¿Tú también, hijo mío?”


Y le dice: ¿Y por qué no, Padre? Nadie sospechará de mis pocos años.
Ante tan intrépida fe, el anciano no duda. Toma con mano temblorosa las Sagradas formas y en un relicario,
las coloca con gran devoción a la vez que las entrega al pequeño Tarsicio de apenas once años, con esta
recomendación: “Cuídalas bien, hijo mío”.
-“Descuide, Padre, que antes pasarán por mi cadáver que nadie ose tocarlas”.

Sale fervoroso y presto de las catacumbas y poco después se encuentra con unos niños de su edad que estaban
jugando

-“Hola, Tarsicio, juega con nosotros. Necesitamos un compañero”.


– “No, no puedo. Otra vez será”, dijo mientras apretaba sus manos con fervor sobre su pecho.
Y uno de aquellos mozalbetes exclama. “A ver, a ver. ¿Qué llevas ahí escondido?”
Debe ser eso que los cristianos llaman “Los Misterios” e intentan verlo.
Lo derriban a tierra, poniendo en su pecho los mozalbetes sus piernas con el fin de hacer fuerza de palanca
para abrirle sus brazitos y arrebatarle las Sagradas Formas, le tiran pedradas, y Tarsicio no solo opuso
resistencia sino que Dios hizo el milagro de que quedasen sus brazos herméticamente cerrados de forma que
no pudieron abrirselos jamás (ni siquiere después de muerto) siguen dándole pedradas, y va derramando su
sangre. Todo inútil. Ellos no se salen con la suya. Por nada del mundo permite que le roben aquellos Misterios
a los que él ama más que a sí mismo…

Momentos después pasa por allí Cuadrado, un fornido soldado que está en el período de catecumenado y que
por eso conoce a Tarsicio. Los niños huyen corriendo mientras Tarsicio, llevado a hombros en agonía por
Cuadrado, llega hasta las Catacumbas de San Calixto en la Vía Appia. Al llegar , ya era cadáver.

Desde entonces, el frío mármol guarda aquellas sagradas reliquias sobre las que escribió San Dámaso,
“queriendo a San Tarsicio almas brutales de Cristo el sacramento arrebatar, su tierna vida prefirió entregar,
antes que los Misterios celestiales”
HORA SANTA
MONAGUILLOS DEL PADRE MARTÍN

Tú me sondeas y me conoces
Cuando me siento, me levanto
De lejos penetras mis pensamientos
Distingues mi camino y mi descanso
Todas mis sendas te son familiares

Conoces mis palabras


Me estrechas, me cubres con tu palma
Tanto saber me sobrepasa

A dónde iré
Lejos de tu aliento
A dónde escaparé de tu mirada
Ahí estás Tú
Allí te encuentro
Si vuelo hasta el margen
De la aurora
Si miro hasta el confín del mar
Allí me alcanzará

Tu mano izquierda o tu derecha me agarrará


Mas si digo que al menos la tiniebla
Me encubra, que la luz se haga noche en torno a mí
La noche es clara como el día
La tiniebla no es oscura para ti
Tú has creado
Mis entrañas

En el seno materno me tejiste


Te doy gracias
A dónde iré
Lejos de tu aliento
A dónde escaparé de tu mirada
Allí estás Tú
Allí te encuentro

A donde iré
Lejos de tu aliento
A dónde escaparé de tu mirada
Allí estás Tú
Allí te encuentro

También podría gustarte