Negociación General y en Base A Principios
Negociación General y en Base A Principios
Negociación General y en Base A Principios
Por más que nos sentemos con el abogado de la otra parte en una mesa y
discutamos para encontrar una solución, no siempre estaremos en presencia de
una negociación. Por más que de esas reuniones haya surgido un resultado, ese
arreglo no necesariamente será un acuerdo negociado. En otras palabras: es
habitual confundir procesos de negociación con procesos de comunicación
directa tendientes a lograr una solución al conflicto, y solución del conflicto por
medio de estos últimos procesos con acuerdos negociados. Si bien es cierto,
como lo perciben algunos experimentados colegas,3 que una diferenciación como
la aquí planteada resulta sutil en la práctica, no es menos cierto que una
clarificación conceptual como la intentada es necesaria, sobre todo, a los efectos
de una más acabada comprensión por parte de los noveles o futuros abogados del
rol profesional que les tocará cumplir en la gestión de un conflicto a través de la
negociación.
Una vez más aclaramos que de ninguna manera estamos desaconsejando una
orientación adversarial, sino cuestionando los casos en que su adopción se realiza
de manera indiscriminada. Si el conflicto requiere una gestión adversarial y ésta
es capaz de proporcionar mejores resultados, un hábil agente deberá estar
orientado en ese sentido.4 Pero cuando el conflicto exija otra orientación para
lograr un resultado eficiente, deberá evitar actuar de aquel modo pues conducirá
a resultados insatisfactorios.
La afirmación -tantas veces repetida- de que cada conflicto debe ser gestionado
con una orientación apropiada puede sonar como una verdad de Perogrullo. Y lo
es. Pero la pregunta que debemos formularnos entonces, es: ¿por qué, en la
práctica generalmente gestionamos automáticamente los conflictos de manera
adversarial aun cuando lo más eficiente sea negociar?
¿Qué sentido tiene marcar estas diferencias conceptuales? Aun a riesgo de pecar
por detallistas, esta diferenciación es primordial para cumplir con nuestra función
de abogados, que no es otra que la de actuar como gestores eficientes, como
4 Si, por ejemplo, el conflicto se entabla entre un acreedor que pretende cobrar su
crédito y un deudor de mala fe a punto de insolventarse, sería ingenuo -y
completamente desacertado- intentar gestionarlo a través de una negociación antes de
procurar -mediante una gestión adversarial- una medida que asegure la percepción de la
prestación.
5 Respecto de las clasificaciones de los diferentes tipos de negociación, tampoco
comulgamos con la distinción entre “negociación distributiva” y “negociación
cooperativa, o integrativa”. Como lo señalaremos más adelante, en todos los modos de
gestión de conflictos existe una distribución, tanto en el adversarial como en la
negociación, por lo que la “distribución” no puede ser considerada elemento distintivo.
Más apropiado sería hablar de “fase distributiva” del modo de gestión. Por otro lado, el
concepto que encierran los términos “cooperativo” e “integrativo” no es igual; estos
términos no son sinónimos en el campo de la gestión de conflictos, por más que en la
práctica sea habitual equipararlos. Volveremos sobre este punto más adelante.
6 Esta idea será profundizada en 3.7., al ampliar sobre las estrategias de negociación.
exploradores de la mejor solución a los conflictos que nos trae el cliente. Nos
limitaremos aquí solamente al rol del abogado como agente del cliente en
disputas legales, en las que el camino judicial está siempre presente (cuando se
actúa “bajo la sombra de la Ley”)7 en las que las partes saben que si fallan en el
intento extrajudicial siempre tendrán abierto el camino a los tribunales.
Esta presencia latente es, tal vez, el primer escollo para un resultado realmente
eficiente. Al estar presente en esa discusión la posibilidad del camino judicial, es
común caer en el popular dicho que reza "más vale un mal arreglo que un buen
juicio". Este refrán, sin embargo, es engañoso, porque supone sólo esas dos
opciones, y porque si el litigio es el método apropiado para lograr un resultado
eficiente, un gestor competente debería tomarlo, descartando aún la negociación
o la mediación. Hoy tal vez sea difícil llegar a un "buen juicio", pero no por ello
deberíamos contentarnos con "malos arreglos", sino aprender a perfeccionarlos a
través de procesos de gestión efectivos. Aunque se logre un resultado -que de
hecho generalmente se logra- el operador no debería contentarse con cualquier
resultado sino con el mejor, el cual se obtiene recurriendo al método que resulte
más apropiado al caso.
a) El conflicto es negativo
Esta suposición -de la que nos hemos ocupado en el inicio de esta parte segunda-
condiciona el modo de gestión hacia carriles adversariales. Como se ha visto,
lo negativo no es el conflicto, sino la manera en que se responde a esa
situación.
De abrazar estos mitos, las respuestas a estas situaciones de conflicto serán, casi
automáticamente, evitarlo o pelear; no trabajar para aprovechar la oportunidad
de cambio productivo que una gestión eficiente provee.
b) Evitarlo, eludirlo, abandonar: implica dejar pasar los problemas, esconder los
desacuerdos, o provocar un distanciamiento físico o psicológico: “como no
quiero confrontar, evito tratar el problema”.
ESTRUCT. RESULTADO
ORIENTACIÓ MENTAL COMPORTAMIENT Distribución
N O
10 En este sentido puede verse, COVEY Stephen: “The seven habits of highly effective
people”, Simon & Shuster, Nueva York, 1990, en especial el capítulo 4. De esta obra
hay edición en español: “Siete hábitos de la gente altamente eficiente”, ed. Paidós.
NEGOCIAL Satisfacer No Confrontativo Acuerdo
Intereses Ganador-Ganador
Cooperativo “Torta Fija”
Integrativo “Torta
Aumentada”
El caso del dilema del prisionero se expresa en estos términos: dos integrantes de
una banda delictiva han sido detenidos y acusados de cometer un delito. Están en
salas separadas e incomunicados. Ambos saben que si ninguno de los dos
confiesa, sólo habrá pruebas para condenarlos por delitos menores a un año de
prisión. Si ambos confiesan, serán los dos condenados a cinco años de prisión.
En esta situación son tentados -por separado- a delatar al otro, bajo la promesa de
que el delator obtendrá la libertad, imponiéndose al otro una pena de quince años
de prisión. La recompensa puesta para inducir la delación (la libertad) hace dudar
sobre la oportunidad para colaborar entre ellos y así obtener ambos el menor
castigo. Tentados por la oferta, finalmente deciden no colaborar y los dos se
delatan recíprocamente, recibiendo ambos una pena mayor de la que hubieran
obtenido por colaborar. Existe en el caso un ingrediente adicional: aun cuando se
habían prometido recíprocamente callar, no confiaron en la lealtad del otro (si yo
callo y él declara, sólo yo seré condenado) acentuándose la decisión de no
colaborar por el riesgo de ser uno solo quien colabora mientras el otro confiesa.
El ejemplo, en definitiva, sugiere que hubiese sido más eficiente colaborar.11
11 Para un análisis más detallado puede verse, entre otros, KEOHANE, Robert O.:
“Cooperation and discord in the world political economy”, Princeton University Press,
1984, en particular el capítulo 5, págs. 65-84.
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Así, negociación será la ciencia y arte de procurar un acuerdo entre dos o más
partes interdependientes, que desean maximizar sus propios resultados
comprendiendo que ganarán más si trabajan juntos que si se mantienen
enfrentados; buscando una salida mejor a través de una decidida acción
conjunta en lugar de recurrir a algún otro método.14
1 Interdependencia,
4 No-confrontación,
Lo dicho importa redefinir, como abogados, la forma de encarar los asuntos que
trae el cliente. Conviene tomar conciencia de los diferentes roles que pueden ser
asumidos, como litigantes y como negociadores cuando los casos en particular
así lo requieran, evitando recurrir impulsivamente a orientaciones o modos de
gestionar las disputas legales que produzcan resultados ineficientes. Para ello se
requiere de una re-educación y formación que influya luego en nueva actitud
frente a los conflictos. Y en ello, la clarificación de lo que significa negociar es
crucial.
2.4. CONCLUSIONES
La negociación debería ser el mecanismo natural y habitual de superar
diferendos. Decimos que debería ser, pues es frecuente observar que la
oportunidad de obtener resultados más satisfactorios es muchas veces
desaprovechada. Esto se debe, en primer lugar, a la innata tendencia a imponer la
propia voluntad sin aceptar la existencia de situaciones de interdependencia; en
segundo lugar, a la noción limitada que el común de la gente -e incluso algunos
profesionales- tiene sobre lo que significa un proceso de negociación efectivo.
3. ESTRATEGIAS DE NEGOCIACIÓN
Teniendo en cuenta la conveniencia de gestionar cada conflicto adecuando la
orientación a las necesidades de procurar un resultado eficiente, si la negociación
es el método elegido, es importante señalar algunas posibles formas de organizar
la estrategia más conveniente.16
Una de las razones por las cuales la negociación suele ser ineficiente es por
haberle dedicado poco tiempo a la preparación. En general se presta escasa
atención a la organización previa de la negociación y es habitual sentarse a la
mesa sin tener una idea preconcebida del modo de conducirse durante el proceso.
Frecuentemente se confía demasiado en la experiencia o en la intuición. Se arriba
a una negociación “para escuchar”, improvisando sobre la marcha. Como
contrapartida, los más exitosos negociadores suelen preparar cuidadosamente la
estrategia que habrán de seguir cuando se encuentren con la otra parte. Las
chances de obtener un resultado satisfactorio en una negociación se incrementan
cuando las partes han hecho una cuidadosa preparación. La frase de Abraham
Lincoln utilizada como epígrafe es lo suficientemente gráfica: en su juventud,
Lincoln había sido leñador, y conocía bien la importancia que una herramienta
bien afilada tiene sobre la fuerza bruta.
Estas ideas deberán ser confrontadas con las alternativas existentes fuera de un
proceso de negociación. ¿Qué haremos si la negociación se frustra?; ¿qué hará la
otra parte si no llegamos a un resultado satisfactorio? Pero como las alternativas
no son estáticas e inmutables, además de intentar detectarlas, puede trabajarse
sobre ellas. Si no se tiene una alternativa demasiado atractiva, el poder de
negociación será escaso, por lo que debe buscarse la manera de mejorarla; si la
otra parte tiene una alternativa muy buena, quizás se pueda hacer algo para
restarle atractivo.
fundamentos, es probable que una vez que nuestro interlocutor escuche la cifra deje de
prestar atención.
22 Este concepto será ampliado cuando tratemos la fase distributiva de la negociación.
Puede verse, en especial, el cuadro en 3.5.2.
23 La cita corresponde a la Introducción de la obra
El método de la negociación según principios fue desarrollado por el Proyecto de
Negociación de la Universidad de Harvard y principalmente ha sido expuesto en
diversos trabajos de Roger Fisher, William Ury y otros.24 Consiste básicamente en
decidir los problemas según sus méritos en lugar de gestionarlos exclusivamente
mediante un proceso de regateo en el cual las partes intentan imponer a la otra
sus propias exigencias.
1 Percepción,
2 Emoción, y
3 Comunicación.
3.2.1.1. Percepción
La percepción apunta a la necesidad de comprender cómo piensa y aprecia las
cosas cada una las partes. Será determinante la manera en que ven la realidad -
cómo la “leen”- ya que de ello dependerá cómo la interpreten. Para algunos, una
determinada situación podrá significar un conflicto, mientras que para otros
podrá no serlo. La diferencia existe porque existe en la mente de las personas. La
comprensión sobre cómo piensa la otra parte no es sólo un elemento importante
para solucionar el problema: su manera de ver las cosas es el problema.
Para comprender las percepciones de la otra parte resultará útil, en primer lugar,
ejercitar la empatía, el “ponerse en el lugar, en los zapatos del otro” e intentar
apreciar la situación tal como la apreciaría la otra parte. Ello no implica aceptar
el punto de vista ajeno, sino entenderlo a fin de descubrir puntos comunes,
puntos de coincidencia, de intercambio, muchas veces mal interpretados a causa
de la forma particular en que cada uno los percibe.26
Otra actitud positiva para tener en cuenta es evitar culpar a la otra parte por el
problema, y analizarlo objetivamente, pues en caso contrario se correrá el riesgo
de ponerla a la defensiva. Si esto sucede, dejará de escuchar y atacará, lo que
indefectiblemente producirá una escalada del conflicto, del modo que hemos
analizado en el punto 2.2.1. Adicionalmente, un negociador eficiente deberá dar
participación en el proceso y en el diseño de la solución a la otra parte, de manera
tal que no la perciba como un intento de supremacía. Difícilmente alguien acepte
26 Una frase clásica para ilustrar el ejemplo es: “entiendo la forma en que Ud. ve las
cosas, aunque yo las veo de manera diferente”.
atarse a un resultado impuesto o en el cual no ha participado; y aun en caso de
aceptarlo, su cumplimiento será más resistido.
Por último, pero no por ello menos importante, conviene desmitificar la habitual
idea de que “ceder” significa “perder” o retroceder. Por el contrario, aceptar una
propuesta que satisface las necesidades propias no significa ceder frente al
contrario, sino más bien, obtener lo que se está buscando. Por cierto que en un
contexto cultural acostumbrado a la gestión adversarial de los conflictos -que
asocia la idea de ceder con el sentimiento de pérdida, de derrota- resulta trabajoso
hacer consciente que ceder en un esquema de intercambio interdependiente
implica ganar, obtener lo que hace falta para satisfacer la carencia por la cual se
está negociando. Como se ha dicho, la idea de ganancia en el contexto de
situaciones de negociación, no tiene necesariamente un significado estrictamente
competitivo; no implica ganancia con relación a la otra parte sino respecto a la
propia escala de valores. Cuando nos movemos en el terreno de los intereses,
"ganar" significa lograr la satisfacción de la mayor parte posible de nuestros
intereses, lo cual puede obtenerse aun cuando haya que "resignar" parte de la
posición inicial.27
3.2.1.2. Emociones
Las emociones juegan un importante rol en las negociaciones pues son fuertes
condicionantes de las acciones y actitudes. Las decisiones suelen tomarse muchas
veces de manera irracional: es habitual ver que la carga emotiva de los conflictos
produce su escalada, su agravamiento hacia una confrontación cada vez más
hostil, en lugar de una resolución eficiente. Adicionalmente, decisiones tomadas
sin evaluar sus consecuencias futuras, conllevan el riesgo de atrapar al operador
en un compromiso irracional con el curso de acción elegido inicialmente.28
3.2.1.3. Comunicación
La comunicación es clave para la negociación: como se ha visto, una negociación
es un proceso de comunicación directa entre las partes con el objetivo de
procurar un acuerdo. Pero muchas veces esa comunicación no es fluida, no es
clara, ni constructiva.
4 Por otro lado, “la resistencia del oyente es resultado de la inflexibilidad del
comunicador”: el responsable de que el mensaje sea comprendido es quien lo
comunica, no quien lo recibe; si el oyente no entiende no es su culpa, la culpa
es de quien no se explica correctamente.
3.2.2.1. Diferenciación
Los intereses pueden definirse como las necesidades, deseos, ambiciones,
aspiraciones, valores, preocupaciones o temores de las partes. Los intereses
motivan a las personas y son el trasfondo o el fundamento de la posición que
asumen. Ese fundamento muchas veces no es manifestado ni percibido y, en
ocasiones, hasta la misma parte lo ignora; se confunde lo que se pretende con lo
que realmente se necesita. Por cuestiones psicológicas o culturales, las personas
tienen una tendencia a "simplificar" lo que quieren a través de una proposición
concreta y rara vez se exponen las motivaciones subyacentes que le dan sentido y
que, en rigor, resultan ser lo que verdaderamente procuran.
3.2.3.1. Obstáculos
Sin embargo, pueden encontrarse varios obstáculos que dificultan la generación
de opciones:
Teniendo en cuenta estos obstáculos es posible trabajar sobre ellos para reforzar
las probabilidades de acuerdo, como vimos en en punto 3.1. Al concebir opciones
no conviene concentrarse únicamente en los intereses propios; es aconsejable
tomar en cuenta los de la otra parte, para buscar -si fuera posible- fórmulas que
colmen sus expectativas y nos cuesten poco. Por lo demás, conociendo sus
intereses podremos plantear las opciones de modo tal que sean difíciles de
rechazar.
3.2.3.2. La creatividad
En este proceso de generación de opciones se pone en juego la creatividad del
negociador. No hay una fórmula infalible para estimular esta cualidad, aunque se
han elaborado algunas técnicas que pueden ser de utilidad.
a) El poder percibido.
40 Sobre lo que implica realmente negociar puede verse supra 2.2.1. y PADILLA,
Roberto E.: “¿Somos en la práctica los abogados agentes negociadores en disputas
legales?”, Rev. La Ley, suplemento Resolución de Conflictos, 7 de agosto de 1996.
El hecho de creer que se tiene más poder, que se puede ganar, generalmente
inhibe la predisposición para negociar; “¿para qué voy a negociar si puedo
ganar sin ceder nada?”
Estas barreras exigen del agente una actuación tendiente a estructurar el proceso
de negociación y revertir la actitud de confrontación de la otra parte en
cooperación para lograr un acuerdo; convertir al oponente en socio.
1 Lograr perspectiva,
2 No confrontar,
5 Persuadir, no forzar.
a) En cuarto lugar, tener en cuenta el ego de la otra parte. Una de las razones por
la que muchas veces las personas no se prestan al acuerdo es porque no
confían en las propuestas presentadas, temiendo quedar mal parados o perder
imagen en caso de aceptarlas. Dado este caso, lo más sencillo y habitual es el
rechazo; “decir que no” es la reacción casi natural. Frente a estas negativas,
insistir generará más resistencia en la otra parte, la discusión escalará
argumentativamente. Convendría, entonces, generar opciones que puedan ser
aceptadas sin temor a imposición o presión alguna, haciendo participar a la
otra parte para que pueda elegirla libremente. Si se percibe que la otra parte
jamás aceptaría una propuesta ajena sólo por ser ajena, conviene fomentar su
participación en la idea, de manera que pueda verla como propia.43
a) Por último, es preferible ejercer el poder para persuadir antes que para
doblegar. En otras palabras, utilizarlo para hacer ver a la otra parte los riesgos
y los costos de no acordar. Cuando la percepción del poder que se tiene
distorsiona la estrategia, cuando se piensa que se tiene la supremacía necesaria
para imponer un resultado sin negociar, cuando no se percibe
interdependencia, las negativas rotundas y la tentación de confrontar afloran.
Una actitud constructiva es advertir, persuadir, sin caer en una orientación
adversarial y confrontativa, mostrando que buscamos un resultado aceptable
para ambos.
5 El exceso de confianza.
Al presentar una propuesta, deberá considerarse que la opción que se ofrezca será
evaluada por la otra parte de un modo diferente, según cómo sea enmarcada. En
general, será más factible que una propuesta sea aceptada cuando es encuadrada
positivamente, cuando se minimiza el temor al riesgo. En una negociación, el
enmarcamiento puede determinar la diferencia entre acuerdo y punto muerto. La
experiencia indica que cuando se negocia con marcos negativos se producen
menos concesiones y acuerdos que cuando se negocia con marcos positivos. A
esos efectos, para aumentar las posibilidades de lograr concesiones, conviene
46 Sobre este punto puede verse, además, BIANCHI, Roberto A.: “Mediación
prejudicial y conciliación”, ed. Zavalía, 1996, págs. 49-51, como componente de la
racionalidad económica de la negociación y la mediación.
47 FREUND, James: “Smart negotiating. How to make deals in the real world”, Simon
& Schuster, Nueva York, 1993, pág. 106.
presentar las opciones como una ganancia potencial para la otra parte, señalando
la oportunidad de aprovechar una ventaja segura en contraste con el riesgo
implícito de intentarla por otro camino alternativo fuera de la mesa de
negociación.