Texto Debido Proceso Sistema Interamericano
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legislación nacional
1
Corte IDH. Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana
sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de 1987, párrs 117 y 118.
2
Citadas por Ramírez García Sergio. El debido proceso. Criterios de la jurisprudencia interamericana.
México: Editorial Porrúa, 2012, p. 6.
3
Salmón, Elizabeth y Cristina Blanco, El derecho al debido proceso en la jurisprudencia de la Corte
Interamericana (1a. ed.). Lima: Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia
Universidad Católica del Perú, 2012, p. 24.
4
Citado por Ramírez García Sergio. Op. cit. p. 9.
La Constitución Boliviana, consagra al debido proceso como derecho
fundamental, como garantía jurisdiccional y como principio en la administración
de justicia, alcance que ha sido destacado por la jurisprudencia constitucional al
observar que el art. 115.II del texto constitucional, a la hora de establecer las
garantías jurisdiccionales, señala: “El Estado garantiza el derecho al debido
proceso, a la defensa y a una justicia plural, pronta, oportuna, gratuita,
transparente y sin dilaciones”. El artículo 117 de la CPE establece al debido
proceso como una garantía en el ejercicio de los derechos humanos, al vincularlo
con los principios del juez natural, principio de legalidad y principio non bis in
ídem. El artículo 180 de la CPE, en su parágrafo I, establece: “La jurisdicción
ordinaria se fundamenta en los principios procesales de gratuidad, publicidad,
transparencia, oralidad, celeridad, probidad, honestidad, legalidad, eficacia,
eficiencia, accesibilidad, inmediatez, verdad material, debido proceso, e igualad de
las partes ante el juez”.
Es así que el debido proceso como una institución del Estado de Derecho, en
su dimensión formal está constituido por ciertas garantías de orden procesal que
deben ser aseguradas a los sujetos de derecho; es decir, su consideración como un
conjunto de requisitos y reglas que deben observarse en las instancias procesales,
hace alusión a su carácter formal; en tanto que la dimensión material se vincula
con la idea de justicia; en palabras de José María Tijerino Pacheco, citado por
Sergio Ramírez, esto conduce a establecer un tipo de proceso que tribute a la
justicia, es decir, un juicio justo.6
5
Ramírez García Sergio. Op. cit. p. 6
6
José María Tijerino Pacheco, señala que la calidad de “debido” va más allá de la simple conformidad
con la ley: Hace referencia a lo que debe ser el proceso según los cánones que exige la dignidad del
hombre, el humanitarismo, la justicia”, por eso es partidario de que la denominación más acorde es la
de “proceso justo”. Cfr. Ramírez García S. op. cit. 16.
La jurisprudencia constitucional boliviana ha enfatizado esta doble
dimensión del debido proceso señalando en la SC 0999/2003-R de 16 de julio que
su finalidad:
7
Sauma Zankys G. El debido proceso como garantía los derechos humanos. Unidad Didáctica V,
preparada para la Escuela de Jueces del Estado Boliviano. Versión PDF. p. 12.
3. El debido proceso adjetivo
Sergio García Ramírez sostiene que el debido proceso adjetivo es el que
generalmente está caracterizado por la invocación de los elementos que lo
integran y cuyos méritos derivan de la conformidad entre el enjuiciamiento y la
ley, pero también entre ambos y la justicia8, recuérdese que el debido proceso en
su dimensión material debe tributar a la justicia.
8
Faúndez Ledesma, citado por García Ramírez, indica que el derecho a un juicio justo “muy
complejamente estructurado”, se halla conformado por un numeroso grupo de pequeños derechos que
constituyen sus componentes o elementos integrantes. García Ramírez S. op.cit. p. 17.
9
Entre otros, el derecho a un proceso público; derecho al juez natural; derecho a la igualdad procesal de
las partes; derecho a no declarar contra sí mismo; garantía de presunción de inocencia; derecho a la
comunicación previa de la acusación; derecho a la defensa material y técnica; concesión al inculpado del
tiempo y los medios para su defensa; derecho a ser juzgado sin dilaciones indebidas; derecho a la
congruencia entre acusación y condena; el principio del non bis in ídem; derecho a la valoración
razonable de la prueba; derecho a la motivación y congruencia de las decisiones
10
Dicho párrafo señala: “Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el
indulto o la conmutación de la pena, los cuales podrán ser concedidos en todos los casos. No se puede
aplicar la pena de muerte mientras la solicitud esté pendiente de decisión ante autoridad competente”.
11
El párrafo segundo señala: “Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos
o degradantes. Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad
inherente al ser humano”.
12
“Los procesados deben estar separados de los condenados, salvo en circunstancias excepcionales, y
serán sometidos a un tratamiento adecuado a su condición de personas no condenadas”.
13
“Cuando los menores puedan ser procesados deben ser separados de los adultos y llevados
con la mayor celeridad posible, para su tratamiento”.
También se tiene el art. 7, correspondiente al derecho a la libertad personal
y las condiciones para restringirla (párr. 2)14, exclusión de detención arbitrarias
(párr. 3)15; información sobre las razones de la detención y los cargos formulados
(párr. 4)16, control judicial y plazo razonable (párr. 5)17; decisión judicial acerca de
la legalidad de un arresto o una detención (párr. 6) 18, así como las condiciones
sobre la suspensión de garantías en estados de emergencia (art. 27) y la cláusula
interpretativa prevista en el art. 29 referida al principio pro persona, que ha
servido para la continua expansión de los derechos humanos y en su caso, de los
derechos y garantías asociados al debido proceso.
21
http://www.juridicas.unam.mx/publica/rev/cconst/cont/7/ard/ard2.htm
22
Corte IDH. Opinión Consultiva 9/87 párr. 27 y Caso Tribunal Constitucional vs. Perú, parr. 69.
23
Corte IDH, OC 09/87 parr. 28 y caso Mohamed vs. Argentina párr. 80.
24
Attard Bellido M. E. El debido proceso sustantivo reforzado a la luz del acceso a la justicia de niños. La
Paz-Bolivia: Fundación Construir p. 32-33.
25
Recuérdese que el debido proceso adjetivo hace referencia al sistema de garantías de orden procesal,
a la formas y reglas que deben cumplirse para lograr un debido proceso.
Como sostiene Linares, hay "un debido proceso adjetivo que implica una
garantía de ciertas formas procesales y un debido proceso sustantivo que implica
una garantía de ciertos contenidos o materia de fondo justos"26.
(…) otro aspecto que cabe dejar establecido, es que para determinar si el
imputado tiene familia constituida, no es preciso el certificado de
matrimonio, pues para ello, son otros los elementos de prueba que debe
acumular el juzgador para imponer la extrema medida, esto no
simplemente por facilitar y viabilizar sin mayores exigencias la libertad del
imputado, sino porque la constitución de familia en el sentido ontológico,
no requiere de la formalidad legal, es decir, la celebración del matrimonio,
ya que la Constitución reconoce la unión libre y de hecho, de modo que en
el caso presente el recurrido ha vulnerado normas del debido proceso, al
negar la solicitud de cesación con el fundamento de que la recurrente si
bien acreditó certificados de sus hijas, no acreditó tener familia porque no
presentó certificado de matrimonio, criterio totalmente desajustado no
sólo a la prescripción del art. 234-1 CPP, sino a la normativa especial que
trata la institución de la familia, así en el Código de Familia, tenemos el
matrimonio celebrado ante el Oficial de Registro Civil y el matrimonio de
hecho, en este último resulta obvio que no podrá existir el documento
formal de un certificado que lo acredite, por consiguiente pretender la
presentación del mismo resulta irrazonable más aún para negar una
solicitud que tiene relación con un derecho fundamental primario como es
la libertad física. (FJ. III.3.).
El
La doctrina de las autorrestricciones desarrollada
por la jurisprudencia constitucional boliviana sólo
es aplicable cuando no existe lesión al debido
proceso sustantivo.
Tribunal Constitucional Plurinacional, a través de la SC 0683/2013 de 3 de junio,
ha desarrollado en forma expresa el debido proceso sustantivo al realizar el
control de legalidad material de una disposición normativa y lo ha concebido como
un estándar de justicia, en ese marco, ha señalado que toda desviación normativa
afecta el principio de igualdad tornado en arbitraria a la sentencia que incurra en
esta desviación.
1521/2002-R
No es razonable sustentar el peligro de En el marco de ideas
señalado, “la legitimidad de
fuga en la buena posición económica del
un fin se determina en
imputado SC 129/2007-R función de su
El domicilio habitual debe ser anterior al correspondencia con el
hecho (Antecedente) SC 1625/2003-R SC marco de derechos y
1154/2004-R libertades establecidos en
los instrumentos
internacionales. La situación más evidente de desconocimiento de esta condición
se da cuando la norma, el acto o la omisión, no obedecen a ninguna otra finalidad
que no sea la de tratar distinto a ciertas personas o grupos, es decir, cuando el
único objetivo que se persigue es precisamente el de discriminar” (resaltado
propio)38.
37
Estos dos criterios que son los elementos constitutivos del test de razonabilidad. Estos criterios fueron
plasmados por el Tribunal Europeo de Derecho Humanos en el caso “relating to certain aspects of the
laws on the uso of languages in education in Belgium” (merits) 23 de julio de 1968 parr. 10 Ver Uprimny
Yepes R. y Sánchez Duque L. M., “Artículo 24. Igualdad ante la ley, en Convención Americana sobre
Derechos Humanos. Comentario. Introducción General, op. cit., p 593.
38
Ibid. p 594.
39
Ibid. p 595.
40
Ibid.
Ahora bien, considerando que el derecho al acceso a la justicia como
garantía de las personas y colectividades, tiene la finalidad de eliminar las trabas o
dificultades irrazonables que impliquen denegación de la justicia material41, cabe
sostener que una de las barreras esenciales para el acceso a la justicia es la falta de
observancia estricta a las reglas de un debido proceso adjetivo y sustantivo acorde
y armonioso con el parámetro de convencionalidad vigente que se estudiará en
líneas posteriores.
Así, para la temática del debido proceso, siguiendo lo expresado por Attard
Bellido, la razonabilidad, proporcionalidad y objetividad de las decisiones, estará
asegurada en la medida en la cual se cumpla con el parámetro de convencionalidad
imperante, que está compuesto con todos los estándares internacionales que
plasman interpretaciones progresivas y evolutivas en cuanto a los derechos;
asimismo, este parámetro de convencionalidad comprende los mandatos
convencionales, los principios rectores de Derecho Internacional y todos los
lineamientos supra-estatales desarrollados tanto por el Sistema Universal como
Interamericano de Protección de Derechos Humanos42, esto supone que una
decisión es legítima cuando tiene correspondencia con el marco principios valores
derechos y libertades establecidos en el Constitución y en el parámetro de
convencionalidad que en el caso de Bolivia forma parte del Bloque de
Constitucionalidad.
41
En cuanto al acceso a la justicia, la Corte IDH, señaló que en virtud al derecho de acceso a la justicia los
Estados deben garantizar que no existan trabas para que las personas acudan a los jueces o tribunales
en busca de que sus derecho sean determinados o protegidos, asimismo, esta instancia jurisdiccional
supra-estatal afirmó que cualquier norma o medida de orden interno que imponga costos o dificulte de
cualquier otra manera el acceso de los individuos a los tribunales, y que no esté justificada por las
razonables necesidades de la propia administración de justicia, debe entenderse contraria al art. 8 de la
Convención que consagra este derecho fundamental. Ver Corte IDH, caso Cantos vs. Argentina parr. 50.
42
Attard Bellido M.E., op. cit. p. 40.
Para el control de la
razonabilidad de las
Debido decisiones judiciales, actos
administrativos y
proceso normativos
sutantivo y
adjetivo Para la consecusión de los
fines y valores, entre ellos:
de justicia e igualdad y
funcionalidad eficacia de los derechos y
garantías fundamentales
de la persona
El Estado, para
garantizar un
debido proceso,
debe facilitar todos
los medios
necesarios para
proteger a los
operadores de
justicia,
investigadores,
testigos y
familiares de las
víctimas de
hostigamientos y
amenazas que
tengan como
finalidad entorpecer el proceso y evitar el esclarecimiento de los hechos y
encubrir a los responsables de los mismos43.
De esta manera es preciso que el juez adopte toda la diligencia necesaria para
asegurar el resguardo de los derechos fundamentales de las partes en el proceso,
43
Corte IDH. Caso de Ia Comunidad Moiwana, cit., parr. 159, y Caso Carpio Nicolle y otros, cit., parr. 134.
entre ellos, el debido proceso como presupuesto de los demás derechos
fundamentales y garantías constitucionales y de esta manera alcanzar una
sentencia justa. Asimismo, cabe resaltar que para obtener un proceso justo, si bien
es evidente que el juez se constituye en el máximo guardián; sin embargo, no es
menos cierto que todos los operadores de justicia también son custodios del
debido proceso, así como las partes involucradas en el juicio en sí, pues el carácter
de principio-garantía del debido proceso, obliga concebirlo como un bien jurídico a
ser precautelado por todos quienes intervienen en el proceso, aspecto que se verá
reflejado en sus diferentes actuaciones.
De otro lado, es importe recordar que la Corte IDH ha establecido que “todo
juez tiene la obligación de asegurar que los procesos se lleven a cabo con el debido
respeto de las garantías judiciales que sean necesarias para asegurar un juicio
justo”, y que igualmente se debe garantizar “que los individuos puedan defenderse
adecuadamente contra cualquier acto del Estado que pudiera afectar sus
derechos”44; sin embargo, es importante dimensionar ¿cuál es el alcance de la
obligación que tiene el juez como garante del debido proceso?.
(…) las obligaciones del Estado son más exigentes y amplias en aquellos
procesos que puedan culminar en la pena de muerte, que conlleva una
privación del más fundamental de los derechos, el derecho a la vida, con la
consecuente imposibilidad de revertir la pena una vez que ésta se ha
llevado a cabo (…) el juez debe adoptar las medidas conducentes a
garantizar la más amplia defensa del acusado en el juicio, en aras del
debido proceso y de la amplia protección del derecho a la vida45.
44
Caso Dacosta Cadogan párr. 84.
45
Caso Dacosta Cadogan, op.cit. párrs. 84, 85.
46
Sergio Ramírez en su voto razonado respecto a la Sentencia en estudio, refirió que el deber de
resguardo implicaba que “el tribunal se cerciorase de que se había descartado, razonablemente, el
presupuesto de exclusión de la pena de muerte asociado a la salud mental del proceso en el momento
de cometer el delito, y no sólo al tiempo de comparecer en el juicio (…) Considerando la funcio´n de
En efecto, la Sentencia trae a colación el alcance del deber de resguardo por
parte del juez en cuanto al debido proceso; y establece que este tiene que
traducirse en medidas efectivas, esto supone cuestionarse ¿hasta qué punto puede
quedar mermada o escudada dicha obligación desde la perspectiva del sistema
penal acusatorio?, dicho de otro modo, ¿el deber de resguardo del debido proceso,
encuentra límite en el modelo del sistema penal acusatorio?, o es que, más bien en
observancia de la estricta eficacia de los derechos humanos, verdad y justicia
material el juez o tribunal debe asumir una tutela efectiva y no limitarse a esperar
que lo hagan las partes.
garanto que recae en el juzgador, (éste) debía, asumir, por sí mismo, la verificación de ese presupuesto,
ordenando una examen psiquiátrico adecuado para tal fin (…) No puede secundar la idea que de
conforme a las reglas estrictas del sistema procesal penal acusatorio el juzgador debe abstenerse de
asumir iniciativas probatorias y aguardar a que las partes soliciten actuaciones que son notoriamente
indispensables (…). La conducta pasiva del juzgador –esto es, la omisión a la que se refirió la sentencia
en el caso Dacosta-, puede generar el más grave quebranto de las normas aplicables y traer consigo una
injusticia”. Voto razonado del Juez Sergio García Ramírez. Caso Dacosta Cadogan, op. cit. pág. 15.
47
Salmón y Blanco, óp. cit., p. 84.
día se puede hablar de un debido proceso renovado48, que marca todo el sistema de
protección de derechos humanos.
Expansión del
debido proceso
50
Comité de Derechos Humanos, Caso Morael c. Francia, 1989, párr. 9.3. Citado por O’Donnell, óp. cit.,
pág. 361.
51
Corte IDH. Excepciones al agotamiento de los recursos internos (art. 46.1, 46.2.a y 46.2.b Convención
Americana Sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC- 11/90, 10 de agosto 1990, párr. 28.
Disponible en: http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/1/173/48.pdf
las garantías del debido proceso legal en los términos del artículo 8
de la Convención Americana52.
De igual forma y con referencia al artículo 8.2 de la CADH en el referido Caso del
Tribunal Constitucional vs. Perú, la Corte señaló:
Por otro lado, para alcanzar sus objetivos, el proceso debe reconocer y
resolver los factores de desigualdad real de quienes son llevados ante la justicia. Es
así como se atiende el principio de igualdad ante la ley y los tribunales, y a la
correlativa prohibición de discriminación. La presencia de condiciones de
desigualdad real obliga a adoptar medidas de compensación que contribuyan a
reducir o eliminar los obstáculos y deficiencias que impidan o reduzcan la defensa
eficaz de los propios intereses. Si no existieran esos medios de compensación,
ampliamente reconocidos en diversas vertientes del procedimiento, difícilmente se
podría decir que quienes se encuentran en condiciones de desventaja disfrutan de
un verdadero acceso a la justicia y se benefician de un debido proceso legal en
condiciones de igualdad con quienes no afrontan esas desventajas60.
59
Salmón y Blanco, óp. cit., págs. 104-105.
60
Ibíd., pág. 105.
En ambos casos no es posible hablar de
un catálogo rígido ni cerrado de
derechos
Se vincula a: Mujeres
menores víctimas de
violencia
Pueblos
migrantes
indígenas
Con referencia al debido proceso y el acceso a éste por parte de las mujeres,
el Comité ha establecido que los Estados Parte deben presentar información que
permita al Comité determinar si la mujer disfruta en condiciones de igualdad con el
hombre del derecho a recurrir a los tribunales y a un proceso justo, previstos en el
artículo 14 del PIDCP.
65
Corte IDH, Caso “Instituto de Reeducación del Menor” Vs. Paraguay, óp. cit., párr. 211.
66
Corte IDH, Opinión Consultiva solicitada por la Comisión Interamericana de Derechos humanos,
Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño OC-Nº 17/2002, del 28 de agosto de 2002. Disponible
en: http://www.derechoshumanos.unlp.edu.ar/assets/files/documentos/condicion-juridica-y-derechos-
humanos-del-nino-opinion-consultiva-n-1702.pdf
67
Ibíd., párr. 18.
Dentro del Sistema Interamericano, la Comisión en su informe sobre Acceso
a la justicia para mujeres víctimas de violencia en las Américas, ha señalado que
durante el proceso penal deben adoptarse medidas de protección para proteger la
seguridad, la privacidad y la intimidad de las mujeres víctimas de violencia.
También habla del deber de los Estados parte de proporcionarles información
sobre sus derechos y la forma de ejercerlos en todas las fases del proceso penal68.
Es importante también señalar que a partir de la aprobación y entrada en vigor del
Estatuto de la Corte Penal Internacional, la nómina de delitos reconocidos por el
derecho internacional aumentó de manera significativa, entre ellos, las formas
graves de violencia sexual. Para la Comisión Interamericana, la violación sexual
contra una mujer es un método de tortura, pues tiene por objeto, en muchos casos,
no sólo humillar a la víctima, sino también a su familia o comunidad.
Concretamente, la Comisión ha señalado:
68
CIDH. Informe sobre el acceso a la justicia para mujeres víctimas de violencia en las Américas,
Informe de 20 de enero de 2007, párr. 54. Disponible en: http://
www.cidh.org/women/acceso07/indiceacceso.htm
69
CIDH, Caso Raquel Martin de Mejía-Perú, Informe del 1 de marzo de 1996. Se recomiendo leer de la
CIDH: Caso Diana Ortiz-Guatemala, Informe del 16 de octubre de 1996. En éste, la CIDH también
manifiesta que los abusos sexuales constituyen una forma de tortura. Disponible en:
http://www.cidh.org/PRIVADAS/Guatemala.10526sp.htm
70
Corte IDH. Caso Fernández Ortega y otros vs. México, óp. cit., párr. 100; y Caso Rosendo Cantú y otra
vs. México, óp. cit., párr. 89. Citado por Salmón y Blanco, óp. cit., pág. 93.
71
CIDH, Informe sobre la situación de los derechos de la mujer en Ciudad Juárez, México: El derecho a no
ser objeto de violencia y discriminación, Informe del 7 de marzo de 2003. Disponible en:
Discriminación contra la Mujer, en su Informe relativo al caso, resaltó el hecho de
que la violencia de género, incluidos los asesinatos, secuestros, desapariciones y
las situaciones de violencia doméstica e intrafamiliar, no eran casos aislados,
esporádicos o episódicos de violencia, sino de una situación estructural y de un
fenómeno social y cultural enraizado en las costumbres y mentalidades”, y que
estas situaciones de violencia están fundadas “en una cultura de violencia y
discriminación basada en el género”72. En el mismo sentido se pronunció la
Relatora sobre la Violencia contra la Mujer, de la Organización de Naciones Unidas,
que en el informe sobre el citado caso señaló que la violencia contra la mujer en
México sólo puede entenderse en el contexto de “una desigualdad de género
arraigada en la sociedad”73.
http://www.cidh.org/annualrep/2002sp/cap.vi.juarez.htm
72
Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, Informe de México producido por el
Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer bajo el Artículo 8 del Protocolo
Facultativo de la Convención, 32° período de sesiones, 2005, párr. 159. Disponible en:
http://www.un.org/womenwatch/daw/cedaw/cedaw32/CEDAW-C-2005-OP.8-MEXICO-S.pdf
73
Relatoría sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias, Informe integración de los
derechos humanos de la mujer y la perspectiva de género: la violencia contra la mujer, Misión México,
62o. Periodo de Sesiones, 2006, párr. 7. ( Disponible en:
http://www.pnud.org.co/img_upload/36353463616361636163616361636163/
Relatora_Especial_Violencia_contra_la_Mujer._Informe_2003.pdf )
iv) los resultados de los procesos deberán ser públicamente
divulgados para que la sociedad mexicana conozca los hechos
objeto del presente caso74.
Los pueblos indígenas han tenido y aún tienen dificultades para acceder al
derecho al debido proceso. Esto se debe, principalmente, a dos razones. La
primera: la consolidación normativa de los derechos colectivos en la normativa
internacional y en el ámbito interno de diversos países, en muchos casos, no ha
sido acompañada por la interpretación colectiva de estos derechos. La segunda: la
diferente lectura que del debido proceso debe efectuarse a momento de analizar la
justicia indígena en los casos de garantizar este derecho de manera individual a los
miembros de los pueblos indígenas.
74
Corte IDH, Caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs. México, sentencia del 16 de noviembre de
2009 (Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas), párr. 455. Disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_205_esp.pdf
75
Comité de Derechos Humanos, Comentarios generales adoptados por el Comité de los Derechos
Humanos, Artículo 27 - Derecho de las minorías, Observación General No. 23, 50o. período de sesiones,
1994. Disponible en: http://www1.umn.edu/humanrts/hrcommittee/Sgencom23.html
vulnerabilidad, su derecho consuetudinario, valores, usos y costumbres”. Enfatizó
que estas obligaciones no se agotan con previsiones normativas76.
Por otro lado, es importante lo señalado por la Corte en el Caso Yatama vs.
Nicaragua, sobre la exclusión en los comicios municipales, realizados el 5 de
noviembre de 2000, de candidatos del pueblo indígena Yapti Tasba Masraka
NanihTakanka (Yatama), debido a una resolución emitida por el Consejo Supremo
Electoral y a la declaración de improcedencia del amparo presentado por los
Yatamas ante la Corte Suprema de Nicaragua.
En este caso la Corte estableció que la inexistencia de un recurso efectivo y
además sencillo y rápido para que los Yatamas pudiesen impugnar la Resolución
del Consejo Supremo Electoral se constituye en una transgresión de la Convención,
sin importar que el ordenamiento constitucional nicaragüense no prevea recursos
76
Corte IDH, Caso Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17 de junio de 2005
(Fondo, Reparaciones y Costas), párr. 63. Disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_125_esp.pdf
77
Corte IDH, Caso del Pueblo Saramaka vs. Surinam, sentencia del 28 de noviembre de 2007
(Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas), párr. 178. Disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_172_esp.pdf
78
Corte IDH, Caso Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku vs. Ecuador, sentencia del 27 de junio de 2012
(Fondo y Reparaciones), párr. 231. Disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_245_esp.pdf
contra este tipo de Resoluciones. La Corte concluyó que no se pueden vulnerar
derechos humanos en nombre de la independencia de poderes. En este sentido,
estableció que Nicaragua debía adecuar su ordenamiento interno a lo previsto en
la Convención79.
En el Caso del Pueblo Saramaka vs. Surinam, la Corte relacionó los artículos
8.1 y 25 de la CADH ya que consideró que si bien en el ordenamiento jurídico de
Surinam existía un recurso judicial específico para reclamar las vulneraciones
alegadas por el Pueblo Saramaka, era inadecuado para reparar las violaciones del
derecho de propiedad comunal de los miembros de ese pueblo. Por dos razones:
porque no se encontraba disponible para dicho pueblo, como entidad colectiva; y
porque el derecho a la propiedad comunal de los miembros de la comunidad no
está reconocido por el Estado. Por lo tanto, un recurso judicial que exige que se
demuestre la violación de un derecho reconocido por el Estado no sería un recurso
adecuado para este tipo de reclamos80.
Dimensión colectiva: la
¿Qué implica el reconocimiento de la titularidad recae en las
doble dimensión de los derechos naciones o pueblos indígena
colectivos de los pueblos indígenas? originario campesinos como
colectivo.
Dimensión individual: los
titulares de los derechos
humanos son los miembros de los pueblos indígenas, como cualquier otra
persona.
79
Corte IDH, Caso Yatama Vs. Nicaragua, sentencia del 23 de Junio de 2005 (Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas) párr. 185. Disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_127_esp.pdf
80
Corte IDH, Caso del Pueblo Saramaka vs. Surinam, óp. cit., 179.
Tema 2
Elementos del debido
proceso contenidos en el
art. 8.1 de la Convención
Americana
1. Las garantías del debido proceso contenidas en el
art. 8.1 de la Convención Americana
Como ya se ha señalado el párrafo 1 del art. 8 de la CADH se refiere a las
garantías judiciales generales exigibles en el marco de un proceso; es decir, el
derecho de toda persona a ser oída por un juez o tribunal competente,
independiente e imparcial, dentro de un plazo razonable y con las debidas
garantías.
81
Corte IDH. Excepciones al agotamiento de los recursos internos (arts. 46.1, 46.2.a y 46.2b, Convención
Americana sobre Derecho Humanos). Opinión Consultiva OC-11/90 de 10 de agosto de 1990, párr. 28.
En el mismo sentido se tiene Corte IDH. Caso Tribunal Constitucional vs. Perú. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia del 31 de enero de 2001, párr. El caso se refiere a la responsabilidad internacional del
Estado del Perú por la destitución, a través de un juicio político por el Congreso, de tres magistrados del
Tribunal Constitucional sin asegurarles el debido proceso.
82
Corte IDH Caso Barbani Duarte y otros vs. Uruguay. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 13 de
octubre de 2011, párr. 118. Corte IDH. Caso Claude Reyes y otros vs. Chile, op. cit. párr. 118 y
Corresponde entonces referirnos a los derechos incorporados en esta disposición,
cuyo contenido pasamos a desarrollar.
Derecho a un
Derecho a ser Derecho a ser Derecho a una
juez competente,
oído por un juez juzgado en un resolución
independiente e
o tribunal plazo razonable motivada
imparcial
De otro lado, definiendo los alcances de este derecho, la Corte ha manifestado que:
El derecho a ser oído no sólo exige que la víctima sea oída por un juez o
tribunal, sino que pueda participar ampliamente del proceso.85
83
Corte IDH. Caso Apitz Barbera y otros (Corte Primera de lo Contencioso administrativo) vs. Venezuela.
Sentencia de 5 de agosto de 2008, párr. 72. También puede verse Caso Cabrera García y Montiel Flores
vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2010,
párr. 140.
84
Corte IDH. Caso Apitz Barbera y otros, op.cit. párr. 73. La Corte en este caso, analizó la participación de
los magistrados de la Corte Primera en el proceso de avocamiento y señaló que en este proceso no se
determinó derecho u obligación alguna para estos, por tanto, debido a que “la determinación de la
corrección o incorrección jurídica del fallo recurrido no afecto derecho alguno de los jueces, éstos no
fueron transformados per se en partes de la controversia ante la Sala Político Administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia y por ello no se violó el derecho de las víctimas a ser oídas en dicho proceso.
85
Cfr. Corte IDH. Caso del Tribunal Constitucional vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia del
31 de enero de 2001, párr. 81. El caso se refiere a la responsabilidad internacional del Estado del Perú
por la destitución, a través de un juicio político por el Congreso, de tres magistrados del Tribunal
Constitucional sin asegurarles el debido proceso. La Corte, resolviendo el caso señaló que: “(…) b) luego
de las declaraciones rendidas (…) ante la Comisión de Investigación, los tres magistrados, supuestas
víctimas en este caso, no fueron citados nuevamente ante esta Comisión, con lo cual cuando ésta rindió
su informe dio por cierto lo afirmado por los dos magistrados mencionados, sin brindar la oportunidad a
las supuestas víctimas para que ejercieran su derecho a presentar pruebas de descargo (…)”. Párr. 80.
Asimismo, en el Caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá, la Corte señaló que si bien los trabajadores
accedieron a la Sala Tercera y fueron oídos por este Tribunal, quedó evidenciado que esto no era
En esta línea ha establecido un procedimiento justo supone que el órgano
encargado de administrar justicia efectúe un examen apropiado de las alegaciones,
argumentos y pruebas aducidas por las partes, sin perjuicio de sus valoraciones
acerca de si son relevantes para su decisión86.
De otro lado, existe una conexión directa del derecho a ser oído por un juez
o tribunal con la obligación estatal de investigar toda violación de los derechos
reconocidos en la Convención; en este contexto la Corte en el caso “Niños de la
Calle” vs. Guatemala ha reiterado que del artículo 8 de la Convención se desprende
que:
88
Corte IDH. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) vs. Guatemala, op. cit., párrs. 225
y 227.
89
Corte IDH. Caso Barrios Altos vs. Perú. Fondo. Sentencia de 14 de marzo de 2001, párr. 42.
90
Corte IDH. Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2006, párr. 126.
91
Corte IDH. Caso Gelman vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 24 de febrero de 2011, párr.
239.
92
Corte IDH. Caso Tristán Donoso vs. Panamá. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas
Sentencia de 27 de enero de 2009, párr. 153. Así también Corte IDH. Caso Chocrón Chocrón vs.
Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio de 2011 párr.
118.
De igual manera en el caso Vélez Loor vs. Panamá, la Corte determinó la
directa conexión del derecho a ser oído con el derecho a la defensa.
Por último, ha establecido en el Caso Blake vs. Guatemala que en el art. 8.1
de la Convención está comprendido el derecho de los familiares de la víctima a las
garantías judiciales, por ende, ha declarado la violación del derecho a ser oído de
los familiares de las víctimas, en casos vinculados a desapariciones forzadas y
ejecuciones extrajudiciales93
93
Corte IDH. Caso Blake vs. Guatemala. Fondo. Sentencia del 24 de enero de 1998, párr. 97. En la misma
línea puede consultarse, entre otros. Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia del 26 de noviembre de 2010, párr. 192.
94
Recuérdese que el juez natural deriva su existencia y competencia de la ley. De acuerdo con lo
establecido por la Corte IDH, en un Estado de Derecho sólo el poder legislativo puede regular, a través
de leyes, la competencia de los juzgadores. Cfr. Caso Barreto Leiva vs. Venezuela. Sentencia de 17 de
noviembre de 2009 (Fondo, reparaciones y costas), párrs. 76 y 77. A contrario sensu si es el ejecutivo o
el propio órgano judicial el que define al tribunal, se lesiona la garantía del juez natural, puesto que el
juez natural de una persona será aquél al que la ley atribuya competencia.
95
Caso Barreto Leiva vs. Venezuela. Sentencia de 17 de noviembre de 2009 (Fondo, reparaciones y
costas), párr. 75.
96
Cfr. Barreto Leiva, op.cit. párr. 75. En similar sentido se tiene el caso Usón Ramírez, Sentencia de 20 de
noviembre de 2009, párrs. 120, 124 y 148.
Así en el caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú la Corte determinó que:
97
Cfr. Castillo Petruzzi y otros vs. Perú, Sentencia de 30 de mayo de 1999, párr. 131; esta Sentencia cita
a su vez como precedentes: la Opinión Consultiva OC-8/87 de 30 de enero de 1987 el hábeas corpus
bajo suspensión de garantías (arts. 27.2, 25.1 y 7.6 CADH) párr. 30, así como la Opinión Consultiva OC-
9/87, Garantías judiciales en estados de emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 CADH). En esta última recordó
que las garantías judiciales indispensables son: aquellos procedimientos judiciales que ordinariamente
son idóneos para garantizar la plenitud del ejercicio de los derechos y libertades a que se refiere dicho
artículo ( 27.2 ) y cuya supresión o limitación pondría en peligro esa plenitud (párr. 20). De otro lado,
subrayó que: “(…) los principios del debido proceso legal no pueden suspenderse con motivo de las
situaciones de excepción en cuanto constituyen condiciones necesarias para que los instrumentos
procesales, regulados por la Convención, puedan considerarse como garantías judiciales” (párr. 30).
98
Caso Tribunal Constitucional, op.cit. p.75.
99
Caso Tribunal Constitucional vs. Perú, op. cit. párr. 71. En el mismo sentido. Caso Baena Ricardo y
otros, op. cit. párr. 124.
que no puede ser suspendido ni siquiera en los periodos de excepción. Es así que
en esta línea de pensamiento determinó que:
En el Caso Loayza Tamayo vs. Perú, la víctima fue juzgada ante el fuero
militar por “jueces sin rostro”, situación que para la Corte determinó, ante el
obstáculo de conocer su identidad, la imposibilidad para la procesada de valorar la
competencia de aquéllos, por ello determinó que los tribunales castrenses
actuaron ultra vires, usurparon jurisdicción e invadieron facultades de los
organismos judiciales ordinarios.104
Juana María Ibáñez Rivas105, sostiene que la Corte ha tenido una evolución
importante en los estándares internacionales sobre esta temática. En este sentido,
ha declarado que, en caso de que un Estado conserve la jurisdicción militar, ésta
debe cumplir con tres características:
100
Caso Apitz Barbera y otros. Sentencia de 5 de agosto de 2008, párr. 50 (verificar)
Cf. Corte IDH. Caso del Tribunal Constitucional vs. Perú. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia del 31
101
En razón de la persona:
En el fuero militar sólo se debe juzgar “por la comisión de delitos o faltas que
por su propia naturaleza atenten contra bienes jurídicos propios del orden
militar”. Por tanto, la Corte ha establecido que “la jurisdicción militar no es el
fuero competente para investigar y, en su caso, juzgar y sancionar a los
autores de violaciones de derechos humanos, sino que el procesamiento de
los responsables corresponde siempre a la justicia ordinaria112.
106
Corte IDH. Caso Durand y Ugarte vs. Perú, op.cit. párr. 117, y Caso Masacre de Santo Domingo vs.
Colombia, op. cit. párr. 158. (Todas referenciadas por la autora) Ibañez Rivas J M. Op. cit. p. 207.
107
Corte IDH. Caso Palamara Iribarne vs. Chile, op. cit., párr. 132, y Caso Radilla Pacheco vs. México, op.
cit., párr. 272.
108
Corte IDH. Caso Durand y Ugarte vs. Perú, op. cit., párr. 117, y Caso Cabrera García y Montiel Flores vs.
México. Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2010.
Serie C No. 220, párr. 197. (Todas referenciadas por la autora) Ibañez Rivas J M. Op. cit. p. 207.
109
Ibáñez Rivas J M. Op. cit. p. 220-221.
110
Corte IDH. Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú, op. cit., párr. 128, y Caso Masacre de Santo Domingo
vs. Colombia, op. cit., párr. 158.
111
Corte IDH. Caso Cesti Hurtado vs. Perú. Fondo. Sentencia de 29 de septiembre de 1999. Serie C No.
56, op. cit., párr. 151; Caso Durand y Ugarte vs. Perú, op. cit., párr. 117, y Caso Usón Ramírez vs.
Venezuela, op. cit., párr. 111.
112
Corte IDH. Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú, op. cit, párr. 128, y Caso Masacre de Santo Domingo
vs. Colombia, op. cit., párr. 158.
justifique el ejercicio del poder punitivo militar, y d) la correspondiente sanción,
teniendo en cuenta el principio de proporcionalidad” 113.
113
Corte IDH. Caso Palamara Iribarne vs. Chile, op.cit. párrs. 125 y 126. También se tiene el caso Usón
Ramírez vs. Venezuela, op. cit. párr. 110.
114
Corte IDH, Caso Castillo Petruzzi y otros. vs. Perú op.cit. párr. 128 y Caso Masacre de Santo Domingo
vs. Colombia, op. cit. párr. 158.
115
Corte IDH. Caso Fernández Ortega y otros vs. México. Excepciones preliminares, fondo, reparaciones
y costas. Sentencia de 30 de agosto de 2010. Serie C No. 215, párr. 177, y Caso Vélez Restrepo y
Familiares vs. Colombia, op. cit., párr. 238.
Cfr. Caso Rever6n Trujillo. Sentencia de 30 de junio de 2009. Serie C No. 197. parr. 67; Caso del
116
118
Cfr. Caso Reverón Trujillo op.cit. párrs. 72 y 74.
119
Caso Reverón Trujillo, op. cit. párr. 79.
CONDICIONES MÍNIMAS QUE
ASEGURAN LA
INDEPENDENCIA JUDICIAL
inamovilidad del
cargo
Garantía contra
presiones externas
procesos de
remoción
adecuado proceso
de nombramiento
En tanto que “la imparcialidad exige que el juez que interviene en una
contienda particular se aproxime a los hechos de la causa careciendo, de manera
subjetiva, de todo prejuicio y, asimismo, ofreciendo garantías suficientes de índole
objetiva que permitan desterrar toda duda que el justiciable o la comunidad
puedan albergar respecto de la ausencia de imparcialidad”.123
120
Cfr. Principios 2, 3 y 4 de los Principios Básicos de las Naciones Unidas relativos a la independencia de
la Judicatura. Principios que fueron aplicados en el caso Reverón Trujillo párrs. 80, 147.
121
Caso Reverón Trujillo, op. cit. párr. 118. En el mismo sentido Caso Apitz Barbera y otros (Corte
Primera de lo Contencioso Administrativo), op. cit. párr. 43.
122
Caso Reverón Trujillo, op. cit. párr. 117.
Caso Apitz Barbera y otros ("Corte Pmnera de lo Contencioso Administrativo"), cit., parr.
123
56; Caso Barreto Leiva, cit., parr. 98; Caso Uson Ramfrez, cit., parr. 117
124
Opinión Consultiva OC-20/09 de 29 de septiembre de 2009. (Interpretación del art. 55 de la CADH)
párrs. 33 y 49.
125
Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 32, artículo 14: El derecho a un Juicio
Imparcial y a la igualdad ante los Tribunales y Corte de Justicia, que fue aplicado en el caso Aptiz Barbera
y otros párr. 43.
Asimismo, entendió que el régimen de ascenso, traslado, asignación de
causas, suspensión y cesación de funciones del que gozan los jueces titulares debe
mantenerse intacto en el caso de los jueces que carecen de dicha titularidad126.
Entonces de acuerdo con la Corte, la condición legítima para el fuero especial es:
En materia penal este plazo comienza cuando se presenta el primer acto de
procedimiento dirigido en contra de determinada persona como probable
responsable de cierto delito, por ejemplo, en la fecha de la aprehensión del
individuo131 o, en caso de que ello no proceda, a partir del momento en que la
autoridad toma conocimiento del caso132.
Bajo esta perspectiva, la Corte ha establecido en los casos Genie Lacayo vs.
Nicaragua y Masacre de Santo Domingo vs. Colombia -siguiendo la línea de la
jurisprudencia del Tribunal Europeo en el Caso Motta y Ruiz Mateos vs. Spain-, que
la determinación de la razonabilidad del plazo en el cual se desarrolla un proceso
debe considerar cuatro elementos: a) la complejidad del asunto; b) la actividad
procesal del interesado; c) la conducta de las autoridades judiciales 133, y d) la
afectación generada por la duración del procedimiento en la situación jurídica de la
persona involucrada en el mismo134. A esto debe añadirse que la Corte, en el caso
Juan Humberto Sánchez vs. Honduras considera también la legislación nacional
sobre la materia135.
Así, la Corte ha evaluado, en los Casos Forneron e hija vs. Argentina y Furlan
y Familiares vs. Argentina, entre otros:
136
Ibáñez Rivas J M. Op. cit. p. 228-230.
137
Corte IDH. Caso Acosta Calderón vs. Ecuador. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 24 de junio
de 2005, párr. 106. Vid. Corte IDH. Caso Masacre de Santo Domingo vs. Colombia, op. cit. párr. 165.
138
Corte IDH. Caso de la Masacre de Mapiripán vs. Colombia. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de
15 de septiembre de 2005. párr. 221, y Caso Masacre de Santo Domingo vs. Colombia, op. cit. párr. 165,
entre otros.
139
Corte IDH. Caso de la Masacre de Pueblo Bello vs. Colombia. Sentencia de 31 de enero de 2006, párr.
184; Caso de las Masacres de Ituango vs. Colombia. Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y
costas. Sentencia de 1 de julio de 2006, párr. 293, y Caso Valle Jaramillo y otros vs. Colombia, op. cit.,
párr. 156.
140
Corte IDH. Caso López Mendoza vs. Venezuela. Fondo reparaciones y costas. Sentencia de 1 de
septiembre de 2011, párr. 163 y 176, y Caso Masacre de Santo Domingo vs. Colombia, op. cit. párr. 165.
141
Corte IDH. Caso Forneron e hija vs. Argentina. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 27 de abril
de 2012, parr. 67.
142
Corte IDH. Caso Cantos vs. Argentina, op. cit. párr. 57.
desinterés de su parte143, o si se limitó a interponer los medios de
impugnación reconocidos por la legislación del país144.
143
Corte IDH. Caso Forneron e hija vs. Argentina, op. cit., párr. 68; Caso Furlan y Familiares vs. Argentina,
op. cit., 169-175, y Caso Uzcátegui y otros vs. Venezuela. Fondo y reparaciones. Sentencia de 3 de
septiembre de 2012, párr. 226.
144
Corte IDH. Caso Genie Lacauyo vs. Nicaragua, op. cit. párr. 79.
145
La autora respecto a estos dos supuestos cita los casos Corte IDH. Caso Cantos vs. Argentina, op.cit.
párr. 57, y Corte IDH Juan Humberto Sánchez vs. Honduras, op. cit. párr. 131. Ibáñez Rivas J M. Op. cit. p
229.
146
Corte IDH. Caso de la Comunidad Moiwana vs. Surinam. Excepciones preliminares, fondo,
reparaciones y costas. Sentencia 15 de junio 2005, párr. 162.
147
Corte IDH. Caso Forneron e hija vs. Argentina, op. cit., párr. 70;
148
Corte IDH. Caso Bulacio vs. Argentina, op. cit. párrs. 114 y 115.
149
Corte IDH. Caso Valle Jaramillo y otros vs. Colombia, op. cit. párr. 155. La Autora también cita los
siguientes casos: Caso Forneron e hija vs. Argentina, párr.75 y caso Furlan y Familiares vs. Argentina,
párrs. 194-195.
Así también en el caso Forneron e hija vs. Argentina, la Corte ha precisado:
Por su parte se tiene que en el caso Furlan y Familiares vs. Argentina, que
involucraba a un niño con discapacidad, la Corte consideró:
ELEMENTOS
materia objeto de
controversia
derechos e
grupos de
intereses en
prioritaria
juego en el
atención
proceso
afectaciones
significativas
irreversibles e
irremediables
150
Corte IDH. Caso Forneron e hija vs. Argentina, op. cit. párr. 76.
151
Corte IDH. Caso Furlan y Familiares vs. Argentina, op. cit. párrs. 196 y 203. Cabe señalar que la autora
señala que este último elemento, incluido expresamente en el año 2008 en la Sentencia Caso Valle
Jaramillo vs. Colombia no fue tomado en cuenta en posteriores fallos para determinar la razonabilidad o
no del plazo, situación que ha generado cuestionamientos en la doctrina. Cfr. Ibáñez Rivas J M. Op. cit.
p. 230. A este respecto la autora cita entre esa doctrina a: Salmón, Elizabeth y Cristina Blanco, El
derecho al debido proceso en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Lima,
Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú-Cooperación
Alemana al Desarrollo, 2012, pp. 204, 222, 223 y 227.
Asimismo, siguiendo la investigación de Juana María Ibañez Rivas, se tiene que la
Corte ha declarado en los Casos de la Masacre de Pueblo Bello vs. Colombia y La
Cantuta vs. Perú que:
De otro lado, Juana María Ibañez Rivas, apunta que la Corte ha considerado que no
es necesario analizar los cuatro elementos “dado que es evidente que el tiempo
transcurrido sobrepasa excesivamente el plazo que pudiera considerarse
razonable para que el Estado investigue los hechos, “máxime si se tiene en cuenta
que a ese tiempo se le deberá sumar aquel que tome la individualización e
identificación de los responsables y el trámite del proceso penal con sus distintas
etapas, hasta la obtención de una sentencia firme154.
Corresponde al Estado demostrar las razones por las cuales un proceso o conjunto
de procesos han tomado un período determinado que exceda los límites del plazo
razonable (Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros vs. Trinidad y Tobago, párr.
145), por ejemplo, si éste expone y prueba que la demora tiene directa relación con
la complejidad del caso o con la conducta de las partes en el caso (Gonzáles Medina
y familiares vs. República Dominicana, párr. 257). En caso de no demostrarlo, la
Corte “tiene amplias atribuciones para hacer su propia estimación al respecto”
(Caso Anzualdo Castro vs. Perú, párr. 156)156.
152
Corte IDH. Caso de la Masacre de Pueblo Bello vs. Colombia, op. cit. párr. 171. También se tiene Caso
Radilla Pacheco vs. México, op. cit. párr. 244.
153
Corte IDH. Caso La Cantuta vs. Perú. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 29 de noviembre de
2006, párr. 149 y Caso Radilla Pacheco vs. México, op. cit. párr. 153.
154
Corte IDH. Caso García y Familiares vs. Guatemala, op. cit. párr. 153.
155
Corte IDH. Caso Garibaldi vs. Brasil, op. cit., párr. 137 y Caso Forneron e hija vs. Argentina, op. cit.,
párr. 74.
156
Ibáñez Rivas cita también los casos: López Mendoza vs. Venezuela, op. cit. párr. 162, Uzcátegui y
otros vs. Venezuela, párr. 237.
Por último, para complementar el estudio sobre el derecho a ser juzgado en un
plazo razonable, atendiendo el apunte realizado por Ibáñez Rivas157, es importante
referirnos a la precisión realizada por la Corte respecto a la relación entre el
concepto del plazo razonable en el proceso judicial y el derecho de toda persona en
prisión preventiva a ser juzgada dentro de un de plazo razonable o ser puesta en
libertad, reconocido en el art. 7.5 de la Convención. A este respecto la Corte ha
establecido en los Casos Bayarri vs. Argentina y Barreto Leiva:
Ha sido en el Caso Yatama vs. Nicaragua que la Corte por primera vez desarrolló la
motivación y determinó que en toda decisión que afecte derechos humanos es
fundamental la motivación de esas decisiones, de lo contrario serían arbitraria 161.
157
Ibáñez Rivas, op. cit. p. 230.
158
Corte IDH. Caso Bayarri vs. Argentina. Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas.
Sentencia de 30 de octubre de 2008, párr. 70 y Caso Barreto Leiva vs. Venezuela, op. cit. párr. 120.
159
Corte IDH. Caso Aptiz Barbera y otros (Corte Primera de lo Contencioso y Administrativo) vs.
Venezuela, op. cit., p. 77.
160
Salmón E y Blanco C. El derecho al debido proceso en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, Lima: Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad
Católica del Perú-Cooperación Alemana al Desarrollo, 2012, p. 235.
161
Corte IDH. Caso Yatama vs. Nicaragua, Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas.
Sentencia de 23 de junio de 2005, párrs. 152 y 153. Así también Caso López Mendoza vs. Venezuela, op.
En los casos Aptiz Barbera y otros vs. Venezuela y López Mendoza vs. Venezuela, la
Corte ha justificado que:
La motivación demuestra a las partes que éstas han sido oídas, que sus
alegatos han sido tomados en cuenta y que el conjunto de pruebas ha sido
analizado (Aptiz Barbera, párr. 78). Además, en aquellos casos en que las
decisiones son recurribles, la motivación proporciona a las partes la
posibilidad de criticar la resolución y lograr un nuevo examen de la
cuestión ante las instancias superiores (Caso López Mendoza, párr. 148).
167
Corte IDH. Caso Palamara Iribarne vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de
noviembre de 2005, párrs. 205-207.
168
Corte IDH. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs. Ecuador. Excepciones preliminares, fondo,
reparaciones y costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2007, párr. 107.
169
Corte IDH. Caso Tristán Donoso vs. Panamá. Excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas.
Sentencia de 27 de enero de 2009, párr. 154.
8.1 CADH.
-La motivación demuestra a las partes que éstas
han sido oídas. La argumentación de un fallo debe
mostrar que han sido debidamente tomados en
cuenta los alegatos de las partes y que el conjunto
de pruebas ha sido analizado.
-En aquellos casos en los que las decisiones son
recurribles, les proporciona la posibilidad de
criticar la resolución y lograr un nuevo examen de
la cuestión ante las instancias superiores (párr. 77)
-Al ejercer el control disciplinario es exigible la
elaboración de una motivación que la existencia de
una falta disciplinaria, la gravedad de la conducta y
la proporcionalidad de la sanción.
Tema 3
170
En este Caso determinó que la motivación exige la precisión de los hechos que sustentan la decisión y
la indicación de si se trata de una medida de naturaleza sancionatoria. Si se trata de una sanción
disciplinaria, la exigencia de motivación es más alta (ya que el control disciplinario tiene como objeto
valorar la conducta, idoneidad y desempeño del juez como funcionario público y, por ende,
correspondería analizar la gravedad de la conducta y la proporcionalidad de la sanción. Corte IDH. Caso
Chocrón Chocrón vs. Venezuela. Excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 1 de
julio de 2001, párr. 121.
Garantías mínimas del
debido proceso contenidas
en el art. 8.2. de la
Convención Americana
1. Derecho a la presunción de inocencia
La Corte en el Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs. Ecuador ha señalado que el
propósito de las garantías judiciales subyace en el principio de inocencia, su idea
rectora es concebir que una persona es inocente hasta que se demuestre su
culpabilidad171. A este respecto, el art. 8.2 de la CADH, haciendo alusión al principio
de inocencia exige que una persona no puede ser condenada mientras no exista
prueba plena de su responsabilidad penal. Precisamente por ello, la Corte en los
casos Cantoral Benevides vs. Perú y Ricardo Canese vs. Paraguay ha establecido
que:
De esto, determinó en el Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México que:
plena de su responsabilidad
En el caso Acosta Calderón vs. Ecuador, la Corte evaluó que, a pesar de que la
legislación interna establece los medios que se deben utilizar para determinar la
responsabilidad penal por el delito de tráfico de estupefacientes, en el caso de
Acosta Calderón el Estado no cumplió con demostrar por medios técnicos y
científicos que se encontraba en posesión de estas sustancias. Por el contrario, la
Corte observó que se utilizó la declaración policial, por lo que no existieron
indicios suficientes para declarar su culpabilidad. Esto fue considerado una
violación del principio de presunción de inocencia179.
176
Corte IDH Suárez Rosero vs. Ecuador, op. cit. párrs. 77 y 78.
177
Salmón E, y Blanco C., op. cit., p. 252.
178
Corte IDH. Caso Ricardo Canese vs. Paraguay. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 31 de
agosto de 2004, párr. 161. Asimismo, Corte IDH. Caso García Asto y Ramírez Rojas vs. Perú. Excepción
preliminar, fondo, reparaciones y costas. Sentencia 25 de noviembre de 2005, párr. 160.
1.2 La aplicación prolongada de prisión preventiva a
personas cuya responsabilidad no ha sido establecida
Asimismo, en el caso Palamara Iribarne vs. Chile exigió además que para proceda
la privación de libertad preventiva acorde al principio de presunción de inocencia
es imprescindible que la resolución se encuentre debidamente motivada en cuanto
a los supuestos que deben presentarse para que la prisión preventiva pueda
ordenarse válidamente. En concreto señalo que:
Los casos Cantoral Benavides vs. Perú y Lori Berenson vs. Perú, quienes fueron
expuestos ante los medios de comunicación como autores del delito de terrorismo
y traición a la patria respectivamente, sin haber sido procesados ni condenados, ha
dado lugar a que la Corte considere la lesión del principio de presunción de
inocencia y a dar lugar en el último caso a extender la obligación de respetar la
presunción de inocencia a las autoridades públicas, distintas a las judiciales.
179
Corte IDH. Caso Acosta Calderón vs. Ecuador. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 24 de junio
de 2005, párr. 113-115.
180
Corte IDH. Caso Plamara Iribarne vs. Chile. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 22 de
noviembre de 2005, párr. 198.
2. Derecho a un traductor o intérprete si no se
comprende o no habla el idioma del juzgado o
tribunal
El derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por un traductor o
intérprete si no comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal, se
encuentra inserto en el art. 8.2.a CADH.
Teniendo en cuenta estos criterios dos son los ámbitos en los que la Corte se ha
pronunciado: la situación de extranjeros y los casos de personas pertenecientes a una
comunidad campesina o pueblo indígena
181
Corte IDH. Opinión Consultiva OC-16/99, op. cit. párr. 119. En el mismo sentido se pronunció en el
caso Vélez Loor vs. Panamá, op. cit. párr. 152.
182
Corte IDH. Caso Baldeón García vs. Perú, op. cit. párr. 203.
Derecho al
traductor extranjeros
o
intérprete indígenas
183
Corte IDH. Caso Tiu Tojín vs. Guatemala. Fondo reparaciones y costas. Sentencia de 26 de noviembre
de 2008, párr. 100.
184
Corte IDH. Caso López Álvarez vs. Honduras, op. cit. párr. 171.
permitir al acusado que ejerza plenamente su derecho a la defensa y muestre
al juez su versión de los hechos.185
expresa
Requisitos de
suficientement la
e detallada comunicación clara
previa
integral
En el Caso Barreto Leiva vs. Venezuela, la Corte precisó que en todo caso el
investigado, antes de declarar, deberá conocer de manera oficial cuáles son los
hechos que se le imputan, no tendrá que deducirlos de la información pública o de
las preguntas que se le formulan y, por tanto, “su respuesta podrá ser efectiva y sin
el margen de error que las conjeturas producen”. Además, precisó que:
185
Corte IDH. Caso Tibi vs. Ecuador, op. cit. párr. 187 y Caso Barreto Leiva vs. Venezuela, op. cit. párr. 28.
186
Corte IDH. Caso Barreta Leiva vs. Venezuela, op. cit. párr. 31.
187
Ibid., párrs. 46 y 47.
Sin perjuicio de lo anterior, la Corte ha precisado en el mismo caso:
En ciertos casos, “[e]s admisible que […] exista reserva de las diligencias
adelantadas durante la investigación preliminar en el proceso penal, para
garantizar la eficacia de la administración de justicia”, ya que “[a]siste al Estado
la potestad de construir un expediente en búsqueda de la verdad de los hechos,
adoptando las medidas necesarias para impedir que dicha labor se vea afectada
por la destrucción u ocultamiento de pruebas”. Sin embargo, el Tribunal ha
recordado que “esta potestad debe armonizarse con el derecho de defensa del
investigado, que supone, inter alia, la posibilidad de conocer los hechos que se
le imputan”. (párr. 253).
En efecto la Corte en este caso observó que no sólo cambió la calificación jurídica
del delito que se le imputó a la víctima en la acusación y el auto de apertura a
juicio, de violación agravada a asesinato, sino que se modificó también la base
fáctica del proceso, sin ofrecerle la oportunidad de rendir una nueva declaración
en relación con los último hechos que se le atribuyeron, razón por la cual se
declaró la violación al art. 8.2.b) de la Convención y, en consecuencia, al
representar un obstáculo para preparar adecuadamente la defensa, al art. 8.2.c.
188
Corte IDH. Caso Fermín Ramírez vs. Guatemala op. cit., párr. 67 y 68.
189
Corte IDH. Tribunal Constitucional vs. Perú. Competencia. Sentencia de 24 de septiembre de 1999,
párr. 82.
En el Sistema Interamericano, la Corte en el Caso Palamara Iribarne vs. Chile ha
establecido que:
Este derecho comprende la obligación del Estado de permitir “el acceso del
inculpado al conocimiento del expediente llevado en su contra”, respetando
el principio del contradictorio, que garantiza la intervención del inculpado
en el análisis de la prueba190.
Así en el Caso Radilla Pacheco vs. México ha establecido que el acceso al pendiente
es requisito sine qua non de la intervención procesal de la víctima en la causa en la
que se constituye como parte coadyuvante o querellante, según la legislación
interna191.
Asimismo, en el caso Barreto Leiva vs. Venezuela ha precisado que en los casos en
que el Estado pretenda limitar este derecho:
190
Corte IDH. Caso Palamara Iribarne vs. Chile, op. cit. párr. 170 y Caso Cabrera García y Montiel Flores
vs. México, op. cit. párr. 156.
191
Corte IDH. Caso Radilla Pacheco vs. México, op. cit. párr. 252 y Caso Castillo Gonzáles y otros vs.
Venezuela. Fondo. Sentencia de 27 de noviembre de 2012, párr. 168. En el Sistema Universal, con
relación a los medios adecuados para la preparación de la defensa, en la Observación General No. 32, el
Comité de Derechos Humanos estableció que el derecho a disponer del tiempo y de los medios
adecuados para la preparación de la defensa incluye el derecho de acceso a los documentos y demás
testimonios que el acusado necesite para preparar su defensa.
192
Corte IDH. Case Barreto Leiva vs. Venezuela, op. cit. párr. 55.
193
Corte IDH, Caso Barreto Leiva vs. Venezuela, óp. cit., párrs. 54 y 55.
De otro lado, con relación al derecho a contar con tiempo adecuado para preparar
la defensa, en el Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs. Ecuador, la Corte
consideró que el Estado violó el derecho de concesión del tiempo y medios al
inculpado para la preparación de su defensa porque los abogados de las víctimas
no pudieron estar presentes en la realización de una diligencia fundamental para
un proceso por el delito de tráfico de drogas. La ausencia de este instrumento se
debió a que la jueza notificó la orden de dicha prueba dos horas y media antes de
su realización, por lo que la Corte consideró que el tiempo era insuficiente y por
ende se había vulnerado el artículo 8.2.c) de la CADH194.
Así en el Caso Barreto Leiva vs. Venezuela dispuso que el inculpado a través de sus
propios actos, entre ellos la declaración que rinda sobre los hechos que se le
atribuyen, puede enfrentar y refutar la acusación en su contra (párr. 61).
Sobre la defensa técnica, la Corte en los Casos Barreto Leiva vs. Venezuela y Vélez
Loor vs. Panamá ha indicado que ésta supone que un defensor asesore al
investigado sobre sus deberes y derechos, sobre la posibilidad de ejercer recursos
contra actos que afecten derechos, y ejecute, entre otros, un control crítico y de
legalidad en la producción de pruebas. También ha señalado que:
Respecto de la notificación ésta debe ser hecha antes que el detenido rinda su
primera declaración y supone que se le informe sobre su derecho a que el Estado
receptor comunique a la oficina consular competente de su situación, y a que el
Estado receptor transmita sin demora cualquier comunicación dirigida a la oficina
consular por el detenido202.
A este respecto, en el caso la Corte en el caso Cabrera García y Montiel Flores vs.
México, ha enfatizado que:
206
Corte IDH. Opinión Consultiva OC-11/90 sobre Excepciones al Agotamiento de los Recursos Internos,
párr. 25-27.
207
Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, op. cit. párr. 155.
En procedimientos administrativos o judiciales en los cuales se pueda
adoptar una decisión que implique la deportación, expulsión o privación de
libertad, la prestación de un servicio público gratuito de defensa legal es
necesaria para evitar la vulneración del derecho a las garantías del debido
proceso208.
En esta línea en el Caso Vélez Loor vs. Panamá, siguiendo el criterio expresado por
el Tribunal Europeo en el Caso Behham vs. United Kingdom, ha señalado que:
Cabe precisar que el Tribunal ha establecido en el Caso Barreto Leiva vs. Venezuela
que ni el Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo, ni las organizaciones no
gubernamentales responden a las exigencias de una defensa técnica, ni las
organizaciones no gubernamentales responden a las exigencias de una defensa
técnica proporcionada por el Estado210.
En ese sentido en el caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú, la Corte siguiendo la
jurisprudencia del Tribunal Europeo en los Casos Barberá, Messegué y Jabardo vs.
Spain y Bönisch vs. Austria, ha indicado que:
208
Corte IDH. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados. Opinión Consultiva OC-
18/03 del 17 de septiembre de 2003, párr. 126, y Caso Vélez Loor vs. Panamá, op. cit., párr. 146.
209
Corte IDH. Caso Vélez Loor vs. Panamá, op. cit., párr. 146, y Caso Nadege Dorzema y otros vs.
República Dominicana, op. cit., párr. 164.
210
Corte IDH. Caso Barreto Leiva vs. Venezuela, op. cit., párr. 63. Sobre la justificación de la ineficacia de
estos servidores Vid. FICHA Sistematización jurisprudencial.
211
Corte IDH. Castillo Petruzzi y otros vs. Perú, op. cit. párr. 155.
En efecto, en el Caso Castillo Petruzzi y otros Vs. Perú, se alegó que la legislación
aplicada al juzgamiento de las víctimas –acusadas de terrorismo- impedía que se
interrogue como testigos a quienes fundamentaron la acusación y también a
agentes de la Policía y del Ejército que hayan participado en las diligencias de
investigación. De esto la Corte consideró que “la imposición de restricciones a los
abogados defensores de las víctimas vulnera el derecho de la defensa de interrogar
testigos y hacer comparecer a personas en el proceso que puedan arrojar luz sobre
los hechos”.
De otro lado, la Corte ha entendido que este derecho puede ser vulnerado ya sea
por acción o por omisión. Respecto del primero, en el Caso Ricardo Canese vs.
Paraguay, no se permitió a la defensa del inculpado obtener la comparecencia de
testigos y peritos, ya que el juez de primera instancia revocó la decisión mediante
la cual citó a audiencia a los testigos propuestos, luego de lo cual ordenó el cierre
del período probatorio. Esto fue calificado por la Corte como una violación del art.
8.2.f de la Convención, la cual tuvo el efecto de limitar las posibilidades de defensa
del señor Canese212.
212
Corte IDH. Caso Ricardo Canese vs. Paraguay. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 31 de
agosto de 2004, párrs. 164 a 167.
213
Corte IDH. Caso DaCosta Cadogan vs. Barbado. Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y
costas. Sentencia de 24 de septiembre de 2009, párr. 88 a 90.
responsabilidades del justiciable214. En este entendido en el Caso Maritza Urrutia
vs. Guatemala, ha expresado que:
En los casos López Álvarez vs. Honduras y Bayarri vs. Argentina, la Corte reiteró
que:
Las declaraciones obtenidas bajo intensa presión o coacción, en las que se
aceptan hechos perjudiciales para el procesado entrañan una violación del
art. 8.2.g de la Convención216.
214
Corte IDH. Opinión Consultiva OC-17/02, op. cit. párr. 128.
215
Corte IDH. Caso Maritza Urrutia vs. Guatemala. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 27 de
noviembre de 2003, párrs. 120 y 121. En el Caso Cantoral Benavides vs. Perú, se alegó que la víctima fue
sometida a tortura con el fin de obligarlo a autoinculparse o a confesar determinadas conductas
delictivas, por lo que la Corte afirmó la afectación de este derecho. Corte IDH. Caso Cantoral Benavides
vs. Perú. Fondo Sentencia de 18 de agosto de 2000, párr. 132 y 133.
216
Corte IDH Caso López Álvarez vs. Honduras. Fondo Reparaciones y Costas. Sentencia del 1 de febrero
de 2006, párr. 155; y Caso Bayarri vs. Argentina. Excepción Preliminar, fondo, reparaciones y costas.
Sentencia de 30 de octubre de 2008, párr. 108 y 109.
217
Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, op. cit. párr. 165.
218
Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, op. cit. párrs. 166 y 167. A este respecto
la Corte en el caso Tibi vs. Ecuador aclaró que dicha regla se sustenta en el hecho de que “las
declaraciones obtenidas mediante coacción no suelen ser veraces, ya que la persona intenta aseverar lo
necesario para lograr que los tratos crueles o la tortura cesen”, al ser doblegada su resistencia psíquica.
Corte IDH. Caso Tibi vs. Ecuador, op. cit. párr. 198.
219
Corte IDH Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, op. cit. párr. 167.
Tomando como referencia la jurisprudencia del Tribunal Europeo en el Caso
Harutyunyan vs. Armenia, precisó que “en caso de existir evidencia razonable de
que una persona ha sido torturada o tratada de manera cruel e inhumana, el hecho
de que ratifique la confesión ante una autoridad distinta a la que realizó la acción
(de coacción), no conlleva automáticamente que dicha confesión sea válida, ya que
dicha declaración posterior “puede ser la consecuencia del maltrato que padeció la
persona y (…) específicamente, del miedo que subsiste después de este tipo de
hecho. Ello es así porque la situación de indefensión y vulnerabilidad en la que se
encuentran las personas a quienes en el momento de ser detenidas se les somete a
tratos crueles, inhumanos y degradantes, con el objeto de suprimir su resistencia
psíquica y forzarla a autoinculparse, pueden producir sentimientos de miedo,
angustia e inferioridad capaz de humillar y devastar a una persona y posiblemente
quebrar su resistencia física y moral220.
220
Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, op. cit. párr. 174.
221
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, fondo, reparaciones y costas.
Sentencia de 2 de julio de 2004, parr. 158.
222
Corte IDH. Caso Mohamed vs. Argentina, op. cit. párr. 119.
tribunal superior reúna las características jurisdiccionales que lo legitiman
para conocer del caso concreto223.
Dentro de las características que debe reunir el recurso que contempla el art. 8.2.h,
la Corte ha establecido en el Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica que:
Para que el recurso sea eficaz debe constituir un medio adecuado para
procurar la corrección de una condena errónea. Ello requiere que pueda
analizar cuestiones fácticas, probatorias y jurídicas en que se basa la
sentencia impugnada, puesto que en la actividad jurisdiccional existe una
interdependencia entre las determinaciones fácticas y la aplicación del
derecho, de forma tal que una errónea determinación de los hechos implica
una errada o indebida aplicación del derecho. Consecuentemente, las
causales de procedencia del recurso deben posibilitar un control amplio de
los aspectos impugnados de la sentencia condenatoria225.
Tratándose de los casos de condena, ha sido en el Caso Barreto Leiva vs. Venezuela,
en el que la Corte enfatizó que la doble conformidad judicial, expresada mediante
la íntegra revisión del fallo condenatorio, confirma el fundamento y otorga mayor
credibilidad al acto jurisdiccional del Estado, y al mismo tiempo brinda mayor
seguridad y tutela a los derechos del condenado226.
223
Corte IDH. Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 30 de
mayo de 1999, párr. 161. También puede verse el Caso Lori Berenson Mejía vs. Perú. Fondo,
reparaciones y costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2004, párr. 193.
224
Corte IDH. Caso Mohamed vs. Argentina, op.cit. párr. 99.
225
Corte IDH. Caso Mohamed vs. Argentina, op. cit. párr. 100.
226
Corte IDH. Caso Barreto Leiva. Vs. Venezuela. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 17 de
noviembre de 2009, párr. 89.
En cuanto al juez o tribunal superior que debe resolver el recurso la Corte ha
subrayado en el Caso Castillo Petruzzi vs. Perú que el proceso penal es uno solo y
que el concepto de juez natural y el principio de debido proceso legal rigen a lo
largo de todas sus etapas y se proyectan sobre las diversas instancias procesales.
Así, una verdadera garantía de reconsideración del caso será aquella que se
configura ante un órgano jurisdiccional superior que atienda las exigencias
de competencia, imparcialidad e independencia que la Convención
establece227. Además, dicho juez o tribunal debe cumplir con el deber
especial de protección de las garantías judiciales y el debido proceso a
todas las partes que intervienen en el proceso penal de conformidad con
los principios que lo rigen228
De otro lado, cabe recordar que la Corte ha considerado en el caso López Mendoza
vs. Venezuela que:
227
Corte IDH. Caso Castillo Petruzzi vs. Perú, op. cit. 161
228
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica, op. cit. párr. 163.
229
Corte IDH. Caso Mohamed vs. Argentina, op.cit. párr. 92.
230
Corte IDH. López Mendoza vs. Venezuela, op. cit. párr. 120.
Finalmente, entre los casos de actuaciones u omisiones que obstaculizan la
materialización de este derecho, la Corte ha considerado en el caso Vélez Loor vs.
Panamá que:
Esta diferencia fue constatada por la Corte en el Caso Loayza Tamayo vs. Perú, en
el cual un tribunal militar procesó y absolvió por el delito de traición a la patria a
María Elena Loayza Tamayo y posteriormente un tribunal ordinario la proceso por
el delito de terrorismo. Al respecto, la Corte consideró que el artículo 8.4 de la
Convención Americana prohíbe el doble enjuiciamiento respecto de los «mismos
hechos» a diferencia de la disposición análoga del sistema universal que extiende
la protección del doble enjuiciamiento ante el mismo delito, de tal modo que la
garantía del Sistema Interamericano resulta más protectora al usar un «término
más amplio en beneficio de la víctima». En virtud de ello, consideró que se
incumplió con la prohibición de doble enjuiciamiento233.
231
Corte IDH. Caso Vélez Loor vs. Panamá, op. cit. parr. 180.
232
O’Donnel D. Derecho internacional de los derechos humanos. Normativa jurisprudencia y doctrina de
los sistemas universal e interamericano. Bogotá: Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 2004, p. 452.
233
Corte IDH. Caso Caso Loayza Tamayo vs. Perú. Fondo. Sentencia del 17 de septiembrede 1997, párr.
66. En el mismo sentido. Corte IDH. Caso Mohamed vs. Argentina, op. cit. párr. 121.
La Corte en los casos Cantoral Benevides vs. Perú y Acevedo Jaramillo y otros vs.
Perú ha definido que la situación regulada por el art. 8.4 de la Convención supone
dos momentos:
La Corte en los casos Cantoral Benavides vs. Perú, Almonacid Arellano y otros vs.
Chile, entre otros, ha resaltado en su jurisprudencia que este derecho no es
absoluto y que, en consecuencia, no resulta aplicable cuando:
De esta manera, la Corte en los casos Almonacid Arellano y otros vs. Chile y Carpio
Nicolle y otros vs. Guatemala concluyó:
234
Corte IDH. Caso Cantoral Benavides vs. Perú, op. cit. párr. 137, volvió a examinar el juzgamiento
absolutorio de Luis Alberto Cantoral Benavides por un tribunal militar y su condena por el fuero de
justicia ordinario. Vid. Corte IDH. Caso Acevedo Jaramillo y otros vs. Perú, op. cit. párr. 167. Asimismo,
en el Caso Lori Berenson Mejía vs. Perú, la Corte volvió a examinar las intervenciones del fuero militar y
el fuero civil en el juzgamiento del delito de terrorismo. La Corte consideró que como el Consejo
Supremo de Justicia Militar declinó su competencia no se configuró un proceso absolutorio mediante
sentencia firme (requisito exigido por el art. 8.4 de la Convención). Corte IDH. Caso Lori Berenson Mejía
vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2004, párr. 208.
235
Fundación para el Debido Proceso Legal, Digesto de jurisprudencia latinoamericana sobre crímines de
derecho internacional, Washington DC, Fundación para el Debido Proceso Legal, 2009, p. 319.
236
Corte IDH. Caso Cantoral Benavides vs. Perú, op. cit. párrs. 137-139, y Corte IDH Nadege Dorzema y
otros vs. República Dominicana, op. cit. párr. 195.
237
Corte IDH. Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, op. cit. párr. 154 y Caso Nadege Dorzema y otros
vs. República Dominicana, op cit. párr. 195.
Una sentencia pronunciada en las circunstancias indicadas produce una
cosa juzgada aparente o fraudulenta, es decir, que resulta de un juicio en el
que no se han respetado las reglas del debido proceso, o en el que los
jueces no obraron con independencia e imparcialidad238.
Sobre el particular, la Corte en el caso Genie Lacayo vs. Nicaragua ha señalado que,
ante su jurisdicción “eventualmente puede discutirse la autoridad de cosa juzgada
de una decisión cuando ésta afecta derechos de individuos protegidos por la
Convención y se demuestra que existe una causal para su cuestionamiento 240. como
las citadas, por ejemplo.
De esta manera la Corte ha declarado en el caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú
sostuvo si los actos en que se sostiene la sentencia están afectados por vicios
graves, que los privan de la eficacia que debieran tener en condiciones normales, la
sentencia no subsistirá241.
238
Corte IDH. Caso Carpio Nicolle y otros vs. Guatemala. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 22
de noviembre de 2004, párr. 131. Caso Caso Nadege Dorzema y otros vs. República Dominicana, op. cit.,
párr. 195.
239
El Estado no podrá argumentar el principio ne bis in ídem, así como cualquier excluyente similar de
responsabilidad, para excusarse de su deber de investigar y sancionar a los responsables. Corte IDH.
Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, op. cit., párr. 154. En el caso Barrios Altos vs. Perú, por los
actos cometidos por el Grupo Colina, la Corte determinó que no son inadmisible las disposiciones de
amnistía, las disposiciones de prescripción y el establecimiento de excluyentes de responsabilidad que
pretendan impedir la investigación y sanción de los responsables de las violaciones graves de los
derechos humanos tales como la tortura, las ejecuciones sumarias, extralegales o arbitrarias y las
desapariciones forzadas, todas ellas prohibidas por contravenir derechos inderogables reconocidos por
el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Corte IDH. Barrios Altos vs. Perú. Fondo. Sentencia
de 14 de marzo de 2001, párr. 41.
240
Corte IDH. Caso Genie Lacayo vs. Nicaragua. Solicitud de Revisión de la Sentencia de fondo,
reparaciones y costas. Resolución de la Corte de 13 de septiembre de 1997, párrs. 10 al 12, Corte IDH.
Caso Amonacid Arellano y otros vs. Chile, op. cit. párr. 154.
241
Corte IDH. Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú, op. cit. párr. 219.
Recapitulando, se tiene que los límites del principio ne bis in ídem son:
graves violaciones
de derechos
humanos
no hubo
intenciónde
laintención real
sustraer al
de someter al
acusado de su
responsble a la
responsabilidad
acción de
penal
justicia
ausencia de imparcialidad e
independencia del tribunal
El artículo 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos señala que “
Toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente. La sentencia debe ser
pronunciada públicamente, pero el acceso a la sala de audiencia puede ser
prohibido a la prensa y al público durante la totalidad o parte del proceso en
interés de la moralidad, del orden público o de la seguridad nacional en una
sociedad democrática, cuando los intereses de los menores o la protección de la
vida privada de las partes en el proceso así lo exijan o en la medida en que será
considerado estrictamente necesario por el Tribunal, cuando en circunstancias
especiales la publicidad pudiera ser perjudicial para los intereses de la justicia”. La
Convención sólo antepone como excepción preservar los intereses de la justicia.
242
Corte IDH. Caso de la Masacre de la Rochela vs. Colombia. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de
11 de mayo de 2007, párr. 197 y caso Nedege Dorzema y otros vs. República Dominicana, op. cit. párr.
195.
La publicidad del proceso tiene la función de proscribir la administración
de justicia secreta, someterla al escrutinio de las partes y del público y se
relaciona con la necesidad de la transparencia e imparcialidad de las
decisiones que se tomen. Por ello, la publicidad hace referencia específica al
acceso a la información del proceso que tengan las partes e incluso los
terceros243.
Este derecho exige que los procesos se desarrollen en recintos a los que se
tenga acceso el público, prohibiendo circunstancias de secreto y
aislamiento para el desahogo de las diligencias procesales, sobre todo, para
el caso de las audiencias244.
Tabla de estándares
ESTÁNDARES INTERNACIONALES SOBRE EL DEBIDO PROCESO
DERECHO A SER OÍDO POR UN JUEZ O TRIBUNAL
Ámbitos formal y material del derecho Caso Barbani Duarte y otros vs. Uruguay
a ser oído por un juez o tribunal
Derecho a ser oído y su directa relación Caso Niños de la Calle vs. Guatemala
con el deber de investigar Las víctimas de las violaciones de los derechos
humanos, o sus familiares, deben contar con
amplias posibilidades de ser oídos y actuar en los
respectivos procesos, tanto en procura del
esclarecimiento de los hechos y del castigo de los
responsables, como en busca de una debida
reparación
Conexión directa con el deber de Caso Trístan Donoso vs. Panamá
motivación y el derecho a la defensa Caso Vélez Loor vs. Panamá
-Una debida motivación demuestra que han sido
243
Corte IDH. Caso Palamara Iribarne vs. Chile, op. cit., párrs. 166 y 167.
244
Corte IDH. Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú, op. cit., párr. 172; Caso Cantoral Benavides vs. Perú,
op. cit., párrs. 146 y 147, y Caso Lori Berenson Mejía vs. Perú, op. cit., párrs. 198 y 200.
245
Corte IDH. Caso Cantoral Benavides vs. Perú, op. cit. párr. 148.
tomados en cuenta los alegatos de las partes y
que el conjunto de pruebas ha sido analizado.
Inicio del cómputo del plazo Caso Suárez Rosero vs. Ecuador (párr. 70)
Corte IDH. Caso Tibi vs. Ecuador (párr.
168)
Criterios para determinar la Genie Lacayo vs. Nicaragua (párr. 77) y
existencia de plazo razonable Masacre de Santo Domingo vs. Colombia
(párr. 164)
1. Libros
Attard Bellido M. E. El debido proceso sustantivo reforzado a la luz del acceso a la
justicia de niños. La Paz-Bolivia: Fundación Construir.
García Ramírez, Sergio. El debido proceso; concepto general y regulación en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos” en Boletín de Derecho
Comparado (No. 117), septiembre-diciembre de 2006, México.
Huerta Guerrero, Luis Alberto. El Debido Proceso en las decisiones de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (análisis del artículo 8o. de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos). Disponible: en http://www.procesal1-
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