La Osada Mision de William Tynd - Steven J. Lawson

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contenido

Recomendaciones
Un gran legado de héroes de la fe
Página de derechos
Agradecimientos
Prólogo: Seguidores dignos de ser seguidos
Prefacio: El padre de la Biblia en inglés
1. Una pasión peligrosa
2. Cimentado en la gracia soberana
3. Comienza la peligrosa tarea
4. Nuevo Testamento para un labrador
5. Producción del Pentateuco
6. Siempre mejorando
7. Los Libros Históricos
Conclusión: ¡Queremos nuevos Tyndales!
Notas de texto
“Pocos de los que leen hoy la Biblia en inglés comprenden la
deuda que enen con el már r William Tyndale. Aun entre los
que conocen el nombre del origen de la moderna traducción
de la Biblia al inglés, pocos están enterados de que Tyndale de-
fendió con pasión las doctrinas de la jus ficación solo por la fe
y la salvación solo por gracia. Esta pequeña joya literaria revela
los esfuerzos de Tyndale por la verdad, sus sufrimientos por la
verdad, y su amor por la verdad. Que Dios use el libro de Ste-
ven Lawson para encender la llama de ese amor en muchos
otros”.
— Dr. Joel R. Beeke, Presidente y profesor en el Puritan Reformed Theo-
logical Seminary

“Mucho más que una biogra a, esta emocionante crónica des-


pierta el corazón cris ano y aviva el fuego de la determinación
para proclamar la verdad con valor. El diligente trabajo del Dr.
Lawson acerca de William Tyndale debería considerarse una
lectura esencial para cada creyente, pues despliega con sumo
cuidado el legado de la fidelidad de Dios al usar a un hombre,
contra toda posibilidad, para traer el evangelio en lengua co-
mún”.
— David Parsons, Fundador de Truth Remains, California
“En la historia de la fe cris ana entre los pueblos de habla in-
glesa, la traducción de la Biblia de William Tyndale fue la que
hizo de ellos un pueblo del Libro. La vida de Tyndale fue ver -
da aun hasta el punto de muerte para lograr ese obje vo, y
cada generación de creyentes necesita escuchar nuevamente
la historia de su vida y su muerte. Y una de las mejores guías a
su historia y sus lecciones para nuestro empo es este nuevo
estudio de Steven Lawson. ¡Altamente recomendado!”.
— Michael A. G. Haykin, Profesor de Historia de la Iglesia en el Semina-
rio Teológico Bau sta del Sur, Kentucky
Un gran legado de héroes de la fe
Editor de la serie, Steven J. Lawson

La heroica valen a de Mar n Lutero


por Steven J. Lawson

El genio exposi vo de Juan Calvino


por Steven J. Lawson

La inquebrantable resolución de Jonathan Edwards


por Steven J. Lawson

El fervor evangelís co de George Whitefield


por Steven J. Lawson

El enfoque en el evangelio de Charles Spurgeon


por Steven J. Lawson

La poderosa debilidad de John Knox


por Douglas Bond

La devoción trinitaria de John Owen


por Sinclair B. Ferguson

La osada misión de William Tyndale


por Steven J. Lawson
La asombrosa poesía de Isaac Wa s
por Douglas Bond
Mientras lees, comparte con otros en redes usando

#OsadaMisiónDeTyndale

La osada misión de William Tyndale


por Steven J. Lawson
© 2018 por Poiema Publicaciones

Traducido del libro The Daring Mission of William Tyndale


© Steven J. Lawson 2015 y publicado por Reforma on Trust Publishing,
una división de Ligonier Ministries.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas han sido tomadas de
La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional (NVI) ©1999 por Bíblica Inc.

Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de


este libro por cualquier medio visual o electrónico sin permiso escrito de la
casa editorial. Escanear, subir o distribuir este libro por Internet o por cual-
quier otro medio es ilegal y cas gado por la ley.

SDG
Este libro está dedicado
a un fiel amigo,
David Parsons,
un hombre que comparte mi pasión
y entusiasmo por la Palabra escrita de Dios
y su principal traductor al inglés y heroico már r,
William Tyndale
P

Seguidores dignos
de ser seguidos

A través de los siglos, Dios ha levantado una larga línea de hom-


bres piadosos a los que Él ha usado con gran poder en momentos
estratégicos de la historia de la iglesia. Estos valientes hombres
proceden de todos los ámbitos sociales, desde los salones lujosos
de las escuelas de elite hasta los polvorientos cuartos detrás de
endas de artesanos. Ellos han surgido desde diversos rincones
del mundo, desde avenidas muy conocidas en ciudades densa-
mente pobladas hasta oscuras aldeas en lugares remotos. No obs-
tante, pese a esas diferencias, estas figuras cruciales han tenido
mucho en común.
En primer lugar, cada hombre poseía una fe inquebrantable en el
Señor Jesucristo. Pero se puede decir más de estas brillantes figu-
ras. Cada uno de estos devotos de la fe también mantenía convic-
ciones firmes acerca de las verdades que exaltan a Dios conocidas
como las doctrinas de la gracia. Aunque diferían en aspectos teoló-
gicos secundarios, trabajaron hombro con hombro promoviendo
estas enseñanzas bíblicas que magnifican la gracia soberana de
Dios en la salvación. Estos líderes espirituales sostuvieron la ver-
dad fundamental de que “la salvación es del Señor”.1
Las doctrinas de la gracia humillaron las almas de estos hombres
delante de Dios y encendieron sus corazones con una mayor pa-
sión por Dios. Estas verdades de la soberanía divina les infundie-
ron valor para levantarse y promover la causa de Cristo en su ge-
neración. Cualquier estudio de la historia de la redención revela
que aquellos que abrazan estas verdades reformadas fundamenta-
les se les concede un mayor grado de confianza en su Dios. Con
una visión ampliada para la expansión de su reino sobre la erra,
ellos avanzaron con valen a para cumplir con la obra de diez, vein-
te, y aun treinta hombres. Estos brillantes personajes se elevaron
con alas de águilas y se elevaron por encima de su época. Las doc-
trinas de la gracia los facultaron para servir a Dios en el empo di-
vinamente asignado para ellos en la historia, y dejaron una heren-
cia piadosa para las generaciones venideras.
Esta serie “Un gran legado de héroes piadosos” destaca figuras
clave en la larga sucesión a través de los empos de estos hom-
bres que enfa zaron la gracia soberana. El propósito de esta serie
es explorar de qué manera estos personajes usaron sus dones y
capacidades dados por Dios para impactar su empo y extender el
reino de los cielos. Ya que fueron valientes seguidores de Cristo,
sus ejemplos son hoy dignos de imitar.
Este volumen se enfoca en un hombre que ha sido considerado
como el padre de la Biblia inglesa, William Tyndale. En el siglo XVI,
Tyndale dejó su Inglaterra natal y viajó a Europa con nental con el
fin de traducir la Biblia al idioma de sus compatriotas. En un em-
po marcado por gran oscuridad espiritual, y al costo de su propia
vida, Tyndale, en un acto de valen a, le dio al mundo angloparlan-
te una Biblia que podían leer y comprender. Quizá ningún otro in-
glés haya sido usado para impactar la vida espiritual de tantas per-
sonas durante tantos siglos. William Tyndale se levanta como una
figura sobresaliente, con méritos de sobra para ser incluido en esta
serie. Nunca tantos le han debido tanto a un esfuerzo tan singular.
Quiera el Señor usar este libro para alentar a una nueva genera-
ción de creyentes que den tes monio de Jesucristo en el mundo.
Que a través de este perfil de Tyndale puedas ser fortalecido para
caminar como es digno de tu llamado. Que seas entusiasta en tu
estudio de la Palabra escrita de Dios para la exaltación de Cristo y
la expansión de su reino.

¡Soli Deo gloria!


— Steven J. Lawson, editor de la serie
P

El padre de
la Biblia en inglés

Cada verdadero progreso en la historia de la iglesia está condi-


cionado por un estudio nuevo y más profundo de la Escritura…
Mientras los humanistas volvieron a los an guos clásicos y re-
vivían el espíritu del paganismo griego y romano, los reforma-
dores volvieron a la sagrada Escritura en los idiomas originales
y revivieron el espíritu del cris anismo apostólico.
—P S
1

Colocado en un lugar prominente de mi estudio, como si mirara


sobre mi hombro derecho, se encuentra la imagen de un imponen-
te retrato del gran traductor de la Biblia, William Tyndale. La obra
original, pintada en óleo sobre lienzo, proviene del pincel de un ar-
sta anónimo. Fue pintado a fines del siglo XVII o comienzos del
XVIII, y ahora el original cuelga en la Na onal Portrait Gallery de
Londres.2 Tyndale aparece en el retrato sentado, completamente
ves do de negro, y rodeado de un su l fondo marrón oscuro. Su
rostro y sus manos parecen brillar a la luz de una vela que está
oculta a la vista.
La mano izquierda de Tyndale balancea un libro, manteniéndolo
horizontal para que no caiga. Este libro es una Biblia, la colección
de escritos divinamente inspirados al que Tyndale consagró su vida
para trasladarlo del hebreo y el griego al inglés. Su mano derecha
parece descansar en una mesa oscura, mientras que su índice de-
recho apunta con decisión a la Biblia. Tyndale está desviando la
atención del observador lejos de él y, más bien, está atrayendo to-
das las miradas hacia este Libro sagrado en el que creía con firme-
za y al cual dedicó toda su vida.
Debajo de la Biblia, el ar sta ha pintado un estandarte desplega-
do y que parece suspendido en el aire. Lo que está escrito en la n
en el estandarte indica que Tyndale es académico de Oxford y
Cambridge: Hac ut luce tuas dispergam Roma tenebras sponte ex-
torris ero sponte sacrificium. Esto significa: “Para ahuyentar las -
nieblas romanas con esta luz, la pérdida de la erra y la vida es -
maré liviana”. Este mensaje valiente representa la misión de vida
de Tyndale. Al traducir la Biblia al inglés, este brillante lingüista en-
cendió la llama que disiparía la oscuridad espiritual de Inglaterra.
La traducción de Tyndale de las Escrituras develó la luz divina de la
verdad bíblica que brillaría a través de todo el mundo de habla in-
glesa, dando paso al amanecer de un nuevo día.
En el fondo del retrato, detrás de Tyndale, están las palabras Gui-
lielmus Tindilus Martyr. Esta es la traducción la na del primer y se-
gundo nombre de este académico, junto con la palabra már r,
iden ficando el alto costo que pagó Tyndale para llevar la Escritura
al lenguaje de sus compatriotas. Esta figura heroica murió como
már r en 1536, estrangulado hasta morir con una cadena de hie-
rro, después su cadáver fue incinerado y hecho estallar con pólvo-
ra esparcida alrededor de su cuerpo calcinado.
En la parte inferior del retrato, hay un recuadro con una explica-
ción del mar rio de Tyndale. Las palabras están en la n y esta es
su traducción:

Esta pintura representa, tanto como puede el arte, a William


Tyndale, en otro empo estudiante de este Hall [Magdalen] y
ornamento del mismo, quien, después de establecer aquí el
feliz comienzo de una teología más pura, dedicó sus energías a
traducir el Nuevo Testamento y el Pentateuco a la lengua co-
mún en Amberes. Fue ésta una labor tan inmensamente
orientada a la salvación de sus compatriotas, que con jus cia
se le llamó el Apóstol de Inglaterra. Ganó su corona de már r
en Vilvoorde, cerca de Bruselas, en 1536. Un hombre —si po-
demos creerle aun a su adversario (el Procurador General del
Emperador)— instruido, piadoso y bueno.

La ironía de este retrato es que Tyndale nunca posó para tal re-
presentación. Para proteger su anonimato, no podía reproducir su
aspecto facial en un lienzo. La obra que llevó a cabo tenía un pre-
cio demasiado alto como para permi rse ser reconocido. Solo des-
pués de su horrible muerte pudo Tyndale ser conocido.
Este retrato de Tyndale cuelga en mi estudio como un constante
recordatorio visual del invaluable tesoro que descansa en mi escri-
torio: la Biblia en inglés. Enfa za el hecho de que cuando predico
sus verdades, la luz espiritual está siendo enviada a este mundo
oscuro. Además, este retrato me da tes monio del gran precio que
exige el develar la verdad de la Biblia en este empo ennegrecido
por el pecado.
Cuando Tyndale entraba en la escena del mundo, Inglaterra ya-
cía cubierta de una oscura noche de nieblas espirituales. La igle-
sia en Inglaterra permanecía envuelta en la medianoche de la ig-
norancia espiritual. El conocimiento de la Escritura casi se había
ex nguido en el país. Aunque había unos veinte mil sacerdotes en
Inglaterra, se decía que ni siquiera eran capaces de traducir una
simple línea del Padrenuestro. Los clérigos estaban tan hundidos
en una ciénaga de supers ción religiosa que no tenían ningún co-
nocimiento de la verdad. Las únicas Escrituras en inglés eran unas
pocas copias a mano de las Biblias Wycliffe, traducidas de la Vulga-
ta la na a fines del siglo XIV. Los lolardos, un pequeño grupo de
valientes predicadores y seguidores de Wycliffe, distribuyeron ile-
galmente estos libros prohibidos. La sola posesión de la traducción
de Wycliffe condujo a muchos al sufrimiento. Algunos incluso en-
frentaron la muerte.
El Parlamento aprobó una ley conocida como la De haere co
comburendo en 1401, la cual, como lo indica su tulo, legalizaba la
quema de los herejes en la hoguera. Debido a que los lolardos
eran percibidos como una amenaza, traducir la Biblia al inglés se
consideraba un crimen capital. En 1408, Thomas Arundell, el Arzo-
bispo de Canterbury, escribió las Cons tuciones de Oxford, que
prohibían cualquier traducción de la Biblia al inglés a menos que
fuera autorizada por los obispos:

Es algo peligroso… traducir el texto de las Sagradas Escrituras


de un idioma a otro, porque en la traducción el mismo sen do
no siempre se man ene … Por lo tanto, decretamos y ordena-
mos que, en lo sucesivo, ningún hombre por su propia autori-
dad traduzca ningún texto de la Escritura al inglés o cualquier
otro idioma… Ningún hombre puede leer tal libro… ni en parte
ni completo.3

Aun enseñar la Biblia ilegalmente en Inglaterra se consideraba


un crimen digno de muerte. En 1519, siete lolardos fueron quema-
dos en la hoguera por enseñarles a sus hijos el Padrenuestro en in-
glés. La noche espiritual había caído sobre toda la erra inglesa. La
oscuridad que la cubría no podría haber sido más cruda.
Al mismo empo, los fuegos de la Reforma estaban inflamando
lugares tales como Wi emberg y Zúrich, y no pudieron ser conte-
nidos. Chispas de la verdad divina pronto saltaron sobre el Canal
de la Mancha y encendieron los palos secos en Inglaterra. Hacia
1520, los académicos de Oxford y Cambridge leían y discu an las
obras de Lutero. Esta llama era avivada por la disponibilidad del
Nuevo Testamento de Erasmo en griego que era acompañado por
su traducción la na en 1516, un año antes de que Lutero publicara
sus noventa y cinco tesis. Este recurso fue muy valioso para los
académicos que leían griego y la n. Pero no tenía ninguna u lidad
para el hombre inglés común, que no leía ninguno de los dos idio-
mas. Si la Reforma iba a llegar a Inglaterra, no bastaría con simple-
mente gritar sola Scriptura. Debía haber una traducción de la Bi-
blia al idioma inglés para que el pueblo leyera. ¿Pero cómo podía
llegar a ocurrir?
En esta hora oscura, Dios levantó a William Tyndale, un hombre
sin par que poseía extraordinarias habilidades lingüís cas combi-
nadas con una invariable devoción por la Biblia. Él era un connota-
do académico, experto en ocho idiomas: hebreo, griego, la n, ita-
liano, español, inglés, alemán, y francés. Poseía una insuperable
habilidad para trabajar con sonidos, ritmos y sen dos del idioma
inglés. Pero a fin de realizar su labor de traducción, se vería obliga-
do a dejar su Inglaterra natal, para no volver jamás. Esta tenaz fi-
gura viviría en la clandes nidad como un hereje condenado y fugi-
vo perseguido durante los úl mos doce años de su vida. Final-
mente pagaría el precio más alto al entregar su vida al mar rio
para otorgarles a sus compatriotas el Nuevo Testamento y la mitad
del An guo Testamento en inglés. Su gran hazaña de traducir la Bi-
blia al inglés desde el griego y el hebreo originales no se había lo-
grado hasta entonces. Este destacado reformador se conver ría en
el más significa vo de los primeros protestantes ingleses.
Es este hombre, William Tyndale, a quien consideraremos en
este pequeño volumen. Se trata de un hombre que le dio a las per-
sonas de habla inglesa la Biblia en su propio idioma. Que siempre
pueda ser apreciado como el primero que hizo de la Escritura un li-
bro accesible a la persona común de habla inglesa.
Antes de seguir más adelante, quiero agradecerle al equipo edi-
torial de Reforma on Trust por su compromiso con esta serie “Un
gran legado de héroes piadosos”. Quedo agradecido por la cons-
tante influencia de quien fue mi profesor y ahora mi amigo, el Dr.
R. C. Sproul. También debo expresar mi gra tud a Chris Larson,
quien es una persona fundamental en la supervisión de esta serie.
Además, estoy en deuda con la Iglesia Bau sta Christ Fellowship
de Mobile, Alabama, donde he servido como pastor principal por
más de once años. A ningún pastor se le ha dado tanto aliento
para servir a Cristo en una escala tan amplia como la que yo tengo.
Estoy extremadamente agradecido por el apoyo de mis compañe-
ros ancianos y la congregación, quienes me han apoyado con nua-
mente en mi amplio ministerio en el extranjero.
Quiero expresar mi gra tud por mi asistente ejecu vo ministe-
rial, Kay Allen, quien peó este documento, y por Dus n Benge, un
pastor que trabaja conmigo en Christ Fellowship y que ayudó a
preparar este manuscrito.
Agradezco a Dios por mi familia que me apoya en mi vida y mi-
nisterio. Mi esposa, Anne, y nuestros cuatro hijos, Andrew, James,
Grace Anne, y John, que siguen siendo fuentes de fortaleza para
mí.
— Steven J. Lawson
C

Una pasión
peligrosa

La única reforma verdadera es la que emana de la Palabra de


Dios. Las Sagradas Escrituras, al dar tes monio de la encarna-
ción, muerte, y resurrección del Hijo de Dios, crean en el hom-
bre, por el Espíritu Santo, una fe que lo jus fica.
— J. H. M ’A 1

Al traducir la Biblia del griego y el hebreo, William Tyndale se con-


vir ó en el “verdadero padre de la Biblia en inglés”2 y desató una
influencia mundial para la difusión de la Palabra de Dios que se ex-
ende hasta el día de hoy. También se convir ó en el padre de la
Reforma inglesa, así como en el padre del idioma inglés moderno.
Esta tarea monumental de traducir la Biblia desde sus idiomas ori-
ginales dio origen al movimiento protestante en Inglaterra y otra
consecuencia fue la estandarización del idioma inglés moderno. En
palabras simples, Tyndale ayudó a impulsar la Reforma inglesa al
darle al pueblo de Inglaterra una sencilla traducción de la Escritura
en su lengua materna.
Tyndale fue un pionero valiente que abrió el camino para la re-
forma en su patria. El reconocido historiador de la reforma J. H.
Merle d’Aubigné llama a Tyndale “el imponente impulsor de la Re-
forma inglesa”.3 Es decir, Tyndale puso en marcha la expansión de
la Reforma a través de Inglaterra y más allá. Destacado entre los
traductores de la Biblia, Tyndale poseía “un genio lingüís co cuya
pericia en diversos idiomas deslumbró al mundo académico de su
época”.4 Según el biógrafo de Tyndale Brian Edwards, Tyndale fue
“el corazón de la Reforma en Inglaterra”. De hecho, Edwards ade-
más enfa za que Tyndale “fue la Reforma en Inglaterra”.5
Estos respetados hombres no están solos en sus elogios para
Tyndale. El famoso mar rólogo John Foxe ensalzaba a Tyndale
como “el Apóstol de Inglaterra… la figura más notable entre la pri-
mera generación de los protestantes ingleses”.6 A causa de su obra
de traducción, Tyndale es considerado como “el primero de los pu-
ritanos, o al menos su abuelo”.7 Él se transformó en la fuerza mo-
triz que remodeló y reconfiguró la lengua inglesa. Por su traduc-
ción de la Biblia a un inglés accesible para la persona común, Tyn-
dale es aclamado como el “profeta de la lengua inglesa”.8 Tyndale
adquirió un dominio supremo de las Escrituras en hebreo y griego
y las puso en manos de la gente común en una Biblia inglesa com-
prensible.
Son tantos los enormes elogios dirigidos a Tyndale, que se hace
necesario abordar algunas preguntas a fin de apreciar cabalmente
su lugar en el espectro más amplio de la historia de la iglesia. ¿Qué
pasos dio este máximo arquitecto de la Biblia inglesa a fin de pro-
ducir su magnífica traducción desde los idiomas originales? ¿Qué
desa os tuvo que superar a fin de presentar este extraordinario
regalo al mundo angloparlante? ¿Cuál fue finalmente el elevado
precio que pagó Tyndale para lograr esta extraordinaria hazaña?
Antes de responder estas importantes preguntas, primero que-
remos abordar a William Tyndale el hombre. ¿Quién era esta bri-
llante figura? ¿Cuál es la historia general de su vida? ¿Dónde llevó
a cabo esta tarea que cambiaría el curso de la historia?

JUVENTUD Y ESTUDIOS

William Tyndale nació a comienzos de la década de 1490, posible-


mente entre 1493 y 1495, probablemente en 1494. Su familia vivía
en el oeste rural de Inglaterra, en el área de Slymbridge de Glou-
cestershire cerca de la frontera con Gales y el Río Severn. Durante
la Guerra de las Rosas en el siglo XV, los ancestros de Tyndale mi-
graron al área de Gloucestershire y se convir eron en propietarios
de erras. Tyndale fue puesto por Dios en una familia trabajadora
compuesta de agricultores respetables que se ganaban la vida cul-
vando la erra. La familia Tyndale era bastante exitosa y estaba
floreciendo en uno de los condados más prósperos de Inglaterra.
Este rela vo bienestar permi ó a los padres de William el enviarlo
a Oxford, la universidad más pres giosa de Inglaterra.
Poco se sabe acerca de los primeros años de William ya que per-
manecen cubiertos en la oscuridad. Lo que se sabe, no obstante,
es que Tyndale tenía dos hermanos, Edward y John. Al igual que su
padre, su hermano John se convir ó en un administrador agrícola
experimentado y exitoso que supervisaba su granja en Glouces-
tershire. El otro hermano, Edward, se convir ó en mayordomo real
en Gloucestershire, y recibía una renta por el uso de la erra en
Berkeley para el rey. En los años posteriores, William ejercería una
influencia directa sobre sus hermanos por la causa de la Reforma
en Inglaterra. Como resultado, John sería multado por poseer y
distribuir Biblias, algo que era considerado como un crimen grave
en ese entonces en Inglaterra. A su muerte, Edward dejaría una
buena can dad de libros reformados en su testamento.
En 1506, a la edad de 12 años, William entró al Magdalen Hall,
ubicado dentro del Magdalen College y anexo a la Universidad de
Oxford. Él pasó diez años, de 1506 a 1516, estudiando en Oxford.9
En el Magdalen Hall, Tyndale pasó los dos primeros años en lo que
podría considerarse como una escuela secundaria que preparaba
para la universidad. Allí estudió gramá ca, aritmé ca, geometría,
astronomía, teoría musical, retórica, lógica y filoso a. Al entrar a
Oxford, demostró gran ap tud y progreso en idiomas al ser instrui-
do por los más brillantes eruditos clásicos. Mientras permaneció
allí, Tyndale fue ordenado al sacerdocio, aunque nunca entró a
una orden monás ca.
Tras graduarse con una Licenciatura en Arte el 4 de julio de
1512, Tyndale se propuso obtener una maestría de Oxford. No fue
sino en la úl ma etapa de su educación, después de ocho o nueve
años, que se le permi ó estudiar teología. Sin embargo, solo era
teología especula va, donde se priorizaba a Aristóteles y otros fi-
lósofos griegos más que la Biblia. Tras reflexionar al respecto, Tyn-
dale expresó su gran decepción al haber sido privado de la Biblia y
la teología:

En las universidades han ordenado que ningún hombre mire


las Escrituras hasta que sea instruido en el conocimiento pa-
gano por ocho o nueve años, y armado de principios falsos
con los cuales queda imposibilitado de comprender la Escritu-
ra… La Escritura es aprisionada con… falsas exposiciones, y
con principios falsos de filoso a natural.10
Esa educación de una gran pobreza espiritual fue un obstáculo
para que Tyndale conociera la verdad de la Escritura. En julio de
1515, Tyndale se graduó de una maestría como lingüista universi-
tario de la muy reconocida Universidad de Oxford. Poco se sabe
acerca de lo que Tyndale decidió hacer inmediatamente después.
El consenso es que probablemente realizó más estudios en Oxford
e impar ó algunas clases.
En 1519, Tyndale fue a estudiar a Cambridge, considerada como
el “máximo rival intelectual de Oxford en Inglaterra”.11 Los estudio-
sos sugieren que pudo haber recibido algún tulo mientras estuvo
allí.12 Antes de la llegada de Tyndale, el famoso humanista del Re-
nacimiento holandés, Desiderio Erasmo de Ro erdam (1466-1536)
dio cátedra de griego en Cambridge desde 1511 a 1514. Durante el
empo que Tyndale estaba allí, Erasmo viajaba por Europa, compi-
lando su famoso Nuevo Testamento en griego.
Cambridge se había conver do en un semillero de la enseñanza
protestante del reformador alemán Mar n Lutero. Se podía acce-
der a muchas de las obras de Lutero en Cambridge. Ellas circula-
ban mucho tanto entre instructores como entre los alumnos. Esta
exposición generó una creciente efervescencia en el campus mien-
tras estas verdades cau vaban a muchas mentes brillantes. Es así
que Cambridge se estaba convir endo en el campo de entrena-
miento de futuros reformadores y már res. Bajo esta influencia de
la Biblia, Tyndale asumió un profundo compromiso con las verda-
des centrales del movimiento protestante.
En 1520, un pequeño grupo de académicos de Cambridge co-
menzó a reunirse regularmente para discu r esta nueva teología.
Apenas tres años antes, Lutero había clavado sus noventa y cinco
tesis el 31 de octubre de 1517en Wi enberg, Alemania. Estos
alumnos buscadores de la verdad se reunían en un pub local en el
campus de King’s College, llamado White Horse Inn, para deba r
las ideas de Lutero. Este grupo llegó a conocerse como “Pequeña
Alemania”. En este pequeño círculo estaban muchos futuros líde-
res del movimiento reformado de Inglaterra. Entre ellos estaban
Robert Barnes, Nicholas Ridley, Hugh La mer, Miles Coverdale,
Thomas Cranmer, Thomas Bilney, y, muchos creen, William Tynda-
le.13 De este grupo, dos llegaron a ser arzobispos, siete se convir e-
ron en obispos, y ocho serían már res protestantes: Bilney, Tynda-
le, Clark, Frith, Lambert, Barnes, Ridley, y La mer. Estas reuniones
informales se convir eron en el combus ble de la Reforma inglesa
que pronto se esparciría como un fuego sin control por las Islas
Británicas.

NACIMIENTO DE UNA VISIÓN


En 1521, Tyndale llegó a la conclusión de que necesitaba alejarse
del ambiente académico para dedicarse con mayor detenimiento a
la reflexión de las verdades de la Reforma. Este joven académico
quería empo para dedicarlo de forma exclusiva a estudiar y asi-
milar el Nuevo Testamento en griego. Tomó un empleo en Glou-
cestershire, a menos de veinte kilómetros de su lugar de nacimien-
to, donde trabajaba para la acaudalada familia de Sir John Walsh
en su hacienda Li le Sodbury. Tyndale se desempeñaba como tu-
tor principal de los hijos, capellán privado de la familia, y secreta-
rio personal de Sir John. Durante este periodo, predicaba regular-
mente a una pequeña congregación cerca de Saint Adeline.
Al considerar el estado espiritual de Inglaterra, Tyndale llegó a
entender claramente que Inglaterra nunca sería evangelizada
usando Biblias en la n. Él concluyó: “Era imposible establecer a los
laicos en cualquier verdad a menos que la Biblia fuera expuesta
ante sus ojos en su lengua materna”.14 A medida que viajaba por la
región, aprovechando oportunidades de predicar, sus creencias
eran reconocidas como muy afines con las de Lutero. Sus convic-
ciones se hicieron tan fuertes que se encontró a sí mismo dispu-
tando con oficiales de la Iglesia Católica Romana sobre la naturale-
za del verdadero evangelio. Alrededor de 1522, Tyndale fue llama-
do ante John Bell, canciller de Worcester, donde fue adver do de
sus posturas controversiales. En ese momento no se levantaron
cargos formales en su contra, pero este conflicto fue un an cipo
de lo que vendría.
Cuando los sacerdotes locales venían a cenar a la estancia de
Walsh, Tyndale fue tes go directo de la desastrosa ignorancia bí-
blica de la iglesia romana. Durante una comida, se enfrascó en un
acalorado debate con un clérigo católico. El sacerdote afirmó:
“Nos iría mejor sin la ley de Dios que sin la ley del papa”.15 Tyndale
le respondió con valen a: “Desa o al papa y todas sus leyes”. Lue-
go añadió que “si Dios le concedía vida, dentro de pocos años ha-
ría que el muchacho que conduce el arado supiera más de la Escri-
tura que él”.16 Tyndale hacía eco de las palabras de Erasmo en el
prefacio a su recién publicado Nuevo Testamento en griego: “Quie-
ra Dios que el labrador cante un texto de la Escritura junto a su
arado y que el tejedor los tararee al ritmo de su telar”.17 Desde ese
punto en adelante, la ambiciosa tarea de traducir la Biblia al inglés
fue el propósito dominante de su vida.
Tyndale viajó a Londres en 1523 para buscar la aprobación oficial
para una traducción y publicación autorizadas de una Biblia en in-
glés. Concertó una reunión con el obispo de Londres, Cuthbert
Tunstall, un académico y reconocido clasicista que había colabora-
do con Erasmo en su Nuevo Testamento griego. Debido a esta aso-
ciación con Erasmo, Tyndale asumía que Tunstall estaría abierto a
su proyecto de traducción. Al contrario, Tyndale encontró una gran
oposición a la idea de una traducción al inglés. Tunstall comenzó a
tener fuertes sospechas de la teología de Tyndale, temiendo que
esparciría las doctrinas protestantes de Lutero que llevarían a In-
glaterra a un estado de turbulencia como el que estaba ocurriendo
en Alemania. La recién traducida Biblia alemana de Lutero, publi-
cada en sep embre de 1522, había perturbado a la región de Sajo-
nia. Tunstall creía que una Biblia en inglés, accesible al pueblo, ge-
neraría un caos muy similar en Inglaterra, por lo que le puso trabas
a Tyndale.
Pero esa estrategia solo profundizó las convicciones de Tyndale
de que Inglaterra necesitaba con desesperación una Biblia que el
hombre común pudiera leer. La única pregunta era cómo o dónde
se podía realizar esta tarea. Mientras estaba en Londres, Tyndale
predicó en numerosas ocasiones en la Iglesia de Saint Dunstan. Un
día, un adinerado mercader de telas llamado Humphrey Mon-
mouth oyó a Tyndale predicar en Saint Dunstan y decidió cubrir
sus gastos. Este benefactor le permi ó a Tyndale permanecer en
Londres durante un año mientras desarrollaba el plan para su tra-
ducción de la Biblia.
Dicho plan implicaba un paso radical. Para que Tyndale cumplie-
ra esta osada misión, “no había lugar para hacerlo en toda Inglate-
rra”.18 Con la oposición tanto de la iglesia como de la corona ingle-
sa, Tyndale se dio cuenta de que debía dejar el país y emprender
su épica obra en otro lugar.
En la primavera de 1524, a la edad de 30 años, Tyndale navegó
hacia el con nente europeo para iniciar su esfuerzo de traducción
y publicación. Lo haría sin el consen miento del rey de Inglaterra,
una clara infracción de la ley establecida. En consecuencia, cada
texto bíblico que traducía, era traducido de forma ilegal. Luego
que dejó sus costas na vas, Tyndale viviría exiliado por el resto de
su vida. Jamás volvería a su amada patria. Durante los siguientes
doce años, Tyndale viviría en suelo extranjero como un fugi vo y
expatriado de la corona inglesa.

COMIENZA LA OBRA

Habiendo llegado primero a Hamburgo, Alemania, en 1524, Tynda-


le pronto viajó a Wi enberg, para aprender del gran reformador
alemán Mar n Lutero. Puede que lo haya hecho de incógnito. El
estudioso británico Tony Lane escribe:

Al parecer primero fue a Wi enberg a estudiar. Contemporá-


neos tales como Tomás Moro hacen referencia a su estadía
allí. También hay una entrada en el registro de matrícula del
27 de mayo de 1524 donde se lee “Guillelmus Dal ci Ex Ange-
lia”. Si el “ci” final es un error del copista en lugar de “n” tene-
mos un anagrama de “Tindal” con las dos sílabas inver das.19

Si efec vamente es el nombre de William Tyndale el que está


anotado en el registro de matrícula de Wi enberg, podría haber
conocido a Lutero. Este encuentro habría sucedido cuando el re-
formador alemán se había deshecho de los úl mos ves gios de
lealtad al papa.20 Tal influencia sobre Tyndale habría sido significa-
va.
Durante su estadía en Wi enberg, Tyndale comenzó la obra de
traducción del Nuevo Testamento del griego al inglés. Al parecer
emprendió una importante porción de esta labor de mayo a julio
de 1525. El impacto de Philip Melanchton, un maestro del idioma
griego, también habría sido invaluable. Acompañado de su ama-
nuense, Tyndale viajó a Colonia, la ciudad más populosa de Alema-
nia, en agosto de 1525, donde acabó su traducción del Nuevo Tes-
tamento. En esta populosa ciudad, a los dos ingleses se les hacía
fácil perderse en medio de la mul tud. Tyndale encontró allí a un
impresor, Peter Quentell, quien aceptó imprimir su nueva traduc-
ción. Sin embargo, el secreto de la impresión se quebró cuando
uno de los trabajadores de la imprenta cayó bajo la influencia del
vino y habló abiertamente sobre esa tarea clandes na. Juan Coch-
laeus, un enardecido opositor de la Reforma, escuchó de lo que
hablaban y de inmediato organizó una incursión a la imprenta.
Tyndale fue prevenido y reunió rápidamente las pocas páginas im-
presas junto con el resto de su traducción del Nuevo Testamento
sin imprimir, y escapó al resguardo de la noche.
Huyendo río arriba por el Rin, Tyndale llegó a Worms, una ciudad
más amistosa para con los protestantes, en 1526. Esta era la mis-
ma ciudad donde Lutero había sido juzgado por herejía apenas cin-
co años antes. Las enseñanzas de Lutero habían ejercido una fuer-
te influencia en la ciudad, convir éndose en simpa zante de la
causa protestante. Tyndale encontró nuevamente un impresor, Pe-
ter Schoeffer, quien estuvo dispuesto a publicar su obra.
El Nuevo Testamento de Tyndale fue el primero en traducirse del
griego original al inglés. Fue además la primera Biblia en inglés que
fue impresa de forma mecánica. Antes solo había unas pocas co-
pias manuscritas de la Biblia de John Wycliffe en inglés, traducida
un siglo y medio antes. Pero la versión de Wycliffe era una traduc-
ción libre del la n, no del griego. La obra de Tyndale era muy supe-
rior. Shoeffer completó la impresión inicial, produciendo unas tres
mil copias. En los siguientes ocho años, se añadieron dos ediciones
revisadas adicionales del Nuevo Testamento de Tyndale, así como
varias ediciones piratas publicadas por imprentas no autorizadas.
Listas para la entrega en la primavera de 1526, Tyndale embarcó
sus Biblias, ocultas en fardos de algodón, a través de las rutas co-
merciales internacionales a Inglaterra. Mercaderes de tex les lute-
ranos alemanes que vivían en Inglaterra recibieron el envío disfra-
zado, y estaban listos para distribuir las Biblias. Una vez que pasa-
ron a los agentes reales, los libros prohibidos fueron recogidos por
una sociedad protestante secreta, la Hermandad Cris ana, y lleva-
dos por toda Inglaterra a diversas ciudades, universidades y mo-
nasterios de Inglaterra. Las Biblias recién impresas fueron vendidas
a ingleses anhelantes — mercaderes, estudiantes, sastres, tejedo-
res, albañiles, y labradores por igual— hambrientos de leer y cre-
cer en su conocimiento de la Palabra de Dios. Cada Nuevo Testa-
mento costaba tres chelines y dos peniques, el salario semanal de
un trabajador calificado —un precio bastante asequible para una
persona promedio.
Para el verano de 1526, autoridades de la iglesia en Inglaterra
habían descubierto la circulación clandes na de la Biblia de Tynda-
le. El arzobispo de Canterbury y el obispo de Londres estaban fu-
riosos, por lo que confiscaron cada Biblia Tyndale que pudieron
encontrar. Las autoridades de la iglesia inmediatamente declara-
ron la compra, venta, distribución, o posesión de esta Biblia como
un delito grave que acarrearía un severo cas go. En Saint Paul’s
Cross, en Londres, el Obispo Cuthbert Tunstall predicó un sermón
feroz contra la Biblia Tyndale y en una ceremonia quemó varias co-
pias de este volumen ilegal. Esta demostración provocó una adver-
tencia pública, aunque poco pudo sofocar el deseo de la gente de
acceder a la Palabra de Dios en su propio idioma.

OPOSICIÓN Y OBSTÁCULOS

En mayo de 1527, los opositores de Tyndale maquinaron un inge-


nioso plan para detener la propagación de las Biblias ilegales. Wi-
lliam Warham, el arzobispo de Canterbury, conspiró para comprar
las copias restantes de la Biblia con el fin de destruirlas. Al princi-
pio, este diabólico ardid parecía brillante. Pero pronto le jugó en
contra, pues el dinero de las ventas proveyó los recursos que nece-
sitaba Tyndale para luego producir una segunda edición revisada
de su obra. Lo que Warham propuso para mal, Dios lo encaminó a
bien. Esto permi ó la producción de una versión aun mejor, con un
mayor raje.
Tyndale publicó su primera obra teológica importante, The Para-
ble of the Wicked Mammon (La parábola del malvado Mamón), en
mayo de 1528. esta obra se enfocaba en el corazón mismo del
evangelio, a saber, la jus ficación por la sola fe en Cristo solamen-
te. Tyndale proclamó que solo la fe salva, y que la verdadera fe
produce una obediencia viva a la Palabra de Dios. Esta significa va
obra se apoyó con fuerza en las obras de Lutero sobre este mismo
tema. En algunos lugares, los escritos de Tyndale son solo una tra-
ducción o paráfrasis de las palabras del propio reformador alemán.
Ya que la hos lidad hacia él aumentaba, Tyndale ocultó su parade-
ro colocando el nombre de un impresor inexistente —Hans Lu —
impreso en la portada, junto con un falso lugar de publicación:
Marburgo, Alemania. La verdad es que esta importante obra doc-
trinal fue impresa por John Hoochstraten en la ciudad de Amberes.
Los opositores de Tyndale pronto implementaron un plan más
agresivo para detener a Tyndale. El 18 de junio de 1528, un carde-
nal inglés, Thomas Wolsey, envió a tres agentes hacia el con nente
en busca de Tyndale. Wolsey también le ordenó al embajador in-
glés en los Países Bajos (actualmente Holanda, Bélgica y Luxem-
burgo), John Hacket, que solicitara al regente que autorizara el
arresto de Tyndale. Se inició una cacería para apresar a este noto-
rio enemigo del estado, y cualquiera que lo ayudara sería cas ga-
do. Sin embargo, todos los intentos de capturar a este huidizo re-
formador resultaron infructuosos, ya que usando de mucha astu-
cia y buscando su seguridad se re ró a Marburgo. Hacket informó
a Inglaterra que a Tyndale no lo encontraban en ninguna parte.
Mientras estaba en Marburgo, Tyndale escribió una segunda
obra, The Obedience of a Chris an Man (La obediencia de un cris-
ano; 1528). Tyndale llamaba a cada cris ano a someterse a toda
autoridad, incluyendo reyes y magistrados. Además afirmó que la
jerarquía de la Iglesia Católica existente en Inglaterra no poseía
verdadera autoridad espiritual. Cuando el Rey Enrique VIII leyó
esta obra, aprobó de inmediato su mensaje y comentó: “¡Este libro
debo leerlo yo y todos los reyes!”.21 Aparte de su traducción del
Nuevo Testamento, este libro es la obra más influyente de Tyndale.
En sep embre de 1528, los opositores de Tyndale hicieron un
nuevo intento serio de encontrarlo. Un fraile llamado John West
fue enviado desde Inglaterra al con nente europeo para que halla-
ra, capturara y llevara a este fugi vo reformado de vuelta a Ingla-
terra. West llegó a Amberes, ves do de civil, y comenzó a peinar
las ciudades y a interrogar a los dueños de imprentas en busca del
fur vo traductor. Al mismo empo, Hermann Rinck, un senador de
Colonia, compraba y destruía todas las Biblias de Tyndale que po-
día encontrar. Al sen r la presión, Tyndale permaneció escondido
en Marburgo, mejorando su habilidad en el hebreo, un idioma
desconocido en Inglaterra. Con la adquisición de esta nueva des-
treza, Tyndale emprendió de inmediato la tarea de traducir el An -
guo Testamento del hebreo al inglés, mientras con nuaba con una
cuidadosa revisión de su Nuevo Testamento.
Para ocultar su paradero, Tyndale cambió su ubicación en 1529
de Marburgo a Amberes, que entonces era parte del Sacro Imperio
Romano y lo que ahora es Bélgica. Esta próspera metrópolis le
ofrecía el acceso a competentes impresores, camaradería con in-
gleses de pensamiento reformado, y una ruta más directa de em-
barque a Inglaterra. Tyndale completó allí su traducción de los cin-
co libros de Moisés.
Con una nueva cacería en camino, Tyndale concluyó que el peli-
gro era demasiado grande como para permanecer en esta enorme
ciudad. Al darse cuenta de que el Pentateuco debía ser impreso en
otro lugar, tomó un barco en Amberes y navegó hacia la entrada
del río Elba en Alemania. Su plan era aventurarse luego hacia el
Sur hasta Hamburgo. Sin embargo, la travesía fue detenida por
una severa tormenta que provocó el naufragio del barco frente a
las costas de los Países Bajos. La gran tragedia fue que se perdie-
ron todos sus libros, escritos y la traducción del Pentateuco. Con
una férrea determinación, Tyndale se vio obligado a emprender
esa enorme labor de traducción una vez más.
Luego de sufrir esta devastadora pérdida, Tyndale llegó final-
mente a Hamburgo. Fue recibido en la casa de la familia von Emer-
son, que era muy solidaria con la causa de la Reforma. Mientras
estuvo allí, se reencontró con Miles Coverdale, un compañero de
Cambridge. Coverdale completaría finalmente su propia traduc-
ción de la Biblia al inglés, aunque no de los idiomas originales, y
publicó en 1535 lo que se conoce como la Biblia Coverdale. En este
ambiente encubierto, Tyndale emprendió la laboriosa tarea de re-
traducir el Pentateuco del hebreo al inglés. Esta ardua labor, con la
asistencia de Coverdale, le tomó desde marzo a diciembre de
1529.
Ese mismo año, Sir Tomás Moro, leal al rey e inteligente lord can-
ciller, fue comisionado por el rey y la iglesia de Inglaterra para em-
prender la destrucción de la reputación de Tyndale. El ataque se
intensificó con la publicación de A Dialogue Concerning Heresies
(Diálogo acerca de las herejías), una maliciosa obra en la que Moro
arreme ó contra Tyndale ldándolo de “el capitán de los herejes
ingleses”, “un sabueso infernal en la perrera del diablo”, “un nuevo
Judas”, “peor que Sodoma y Gomorra”, “un idólatra y adorador de
demonios”, y “una bes a de cuya boca salvaje y bes al sale una
espuma inmunda”.22 Moro, un acérrimo enemigo de la Reforma,
sostenía que la Iglesia Católica Romana era la única verdadera igle-
sia. Él declaró que cualquiera que se oponga a la infalible enseñan-
za de Roma es un hereje. Esta era una clara advertencia para Tyn-
dale. El reformador inglés, en contraste, argumentó que solo se
debe confiar en la Escritura, no en la iglesia. Cualquier otra cosa,
insis ó Tyndale, es del espíritu del an cristo.
La resistencia desde su patria no lo disuadió y Tyndale publicó
los cinco libros de Moisés en enero de 1530 en Amberes. Hoochs-
traten imprimió este pequeño volumen bajo el pseudónimo de pu-
blicación Hans Lu en Marburg. Al igual que el Nuevo Testamento
de Tyndale varios años antes, estos libros fueron pasados de con-
trabando y distribuidos en Inglaterra. Los planes de Tyndale se-
guían siendo ambiciosos: completar la traducción de todo el An -
guo Testamento.
A fines de 1530, apareció The Prac ce of Prelates (La prác ca de
los prelados) de la pluma del reformador. Esta obra era una fuerte
polémica contra el clero católico que documentaba la relación co-
rrupta entre la corona inglesa y el papado. Como resultado, este li-
bro convir ó al Rey Enrique VIII en enemigo declarado de Tyndale.
Una nueva estrategia se implementó para capturar a Tyndale. En
noviembre de 1530, Thomas Cromwell, un consejero del Rey Enri-
que VIII, comisionó a Stephen Vaughan, un mercader inglés simpa-
zante de la causa reformada, para que encontrara a Tyndale. A
Vaughan se le instruyó que le ofreciera a Tyndale un salario y un
salvoconducto para que vuelva a Inglaterra. A su llegada al con -
nente, Vaughan envió tres cartas a Tyndale, cada una dirigida a
tres ciudades dis ntas: Frankfurt, Hamburgo, y Marburgo. Para su
sorpresa, recibió una respuesta de Tyndale. Así es que se concerta-
ron una serie de reuniones secretas en Amberes en abril de 1531.
Vaughan intentó persuadir a Tyndale de que regresara a Inglate-
rra. Con firmeza, el traductor convino en regresar a Inglaterra,
pero solo bajo una condición. El rey debía elegir a otra persona
para que tradujera la Biblia al inglés. Si Enrique estaba de acuerdo,
Tyndale regresaría a Inglaterra, dejaría su labor de traducción, y
ofrecería su vida al servicio del rey. Ya se habían hecho otras pro-
mesas similares de seguridad a Juan Hus y a Lutero, pero se rom-
pieron. Tyndale sabía que el rey no cumpliría su promesa.
El 19 de junio, Vaughan escribió desde Amberes estas simples
palabras: “Siempre lo encuentro [a Tyndale] cantando el mismo
acorde”.23 En otras palabras, Tyndale rehusaba cambiar de posi-
ción. No se comprometería a dejar de escribir ni a regresar a Ingla-
terra mientras el rey no ordenara una Biblia en lengua inglesa.
Vaughan regresó a Inglaterra con las manos vacías. Tyndale se
mantenía sereno en su misión y nada lo distraería de cumplir esta
pasión par cular de su corazón. Desafiando el trono inglés, eligió
con nuar con su retadora labor.
Al fracasar los intentos de apresar a Tyndale, Cromwell ideó una
estrategia aun más drás ca. Sir Thomas Elyot, un nuevo emisario,
fue enviado a Europa a capturar a Tyndale. Sus órdenes inmedia-
tas eran hallar a Tyndale y llevarlo ante el rey, a cualquier precio.
Elyot buscó por cielo y erra, pero ese esfuerzo específico no arro-
jó resultados posi vos. Elyot regresó a Inglaterra sin el aborrecido
renegado.
En 1531, Tyndale publicó un tratado en respuesta a los ataques
del Dialogue de Tomás Moro, que fue publicado el año 1529. Se -
tulaba Answer (Respuesta). En esta obra, defendió de forma exe-
gé ca su traducción de pasajes bíblicos selectos que Moro aducía
que alejarían al pueblo de la teología y la prác ca católicas roma-
nas. Tyndale argumentó que la Escritura era lo bastante clara
como para ser comprendida sin que el liderazgo de la iglesia impu-
siera su tradición torcida y hecha por hombres. Moro contrarrestó
en 1532 y 1533 con su obra de seis volúmenes Confuta on of Tyn-
dale’s Answer (Refutación de la respuesta de Tyndale). Con casi
medio millón de palabras, la Refutación fue la más imponente de
las obras polémicas de Moro, escrita como un diálogo imaginario
entre Moro y Tyndale, donde Moro abordaba cada una de las crí -
cas de Tyndale a los ritos y doctrinas católicos. Estos importantes
volúmenes aducían que Tyndale era un traidor a Inglaterra y un
hereje. A pesar del feroz ataque de Moro a Tyndale, la causa refor-
mada se esparcía por toda Europa y ahora por Inglaterra.

TRAICIONADO, ENCARCELADO Y CONDENADO

En los primeros meses de 1534, Tyndale se mudó a una casa de


mercaderes ingleses en Amberes como huésped de Thomas
Poyntz, un acaudalado mercader. Poyntz, un par dario de la causa
reformada era “un astuto buen amigo y leal simpa zante”.">24 Él
puso a Tyndale bajo su protección, incluso le proveyó un salario
mientras Tyndale trabajaba en su proyecto de traducción y otros
escritos. El capellán de esta casa inglesa era un hombre llamado
John Rogers. A través de la instrucción e influencia de Tyndale, Ro-
gers se convir ó en un leal par dario de las doctrinas reformadas.
Rogers finalmente compilaría su propia Biblia en inglés en 1537,
conocida como la Biblia Ma hew. Esta famosa edición contenía el
Nuevo Testamento, el Pentateuco, los Libros Históricos, y Jonás de
Tyndale, con cambios menores. El resto del An guo Testamento
fue sacado de la Biblia Coverdale. En 1555, Rogers se conver ría
en el primer már r protestante bajo la Reina María I, también co-
nocida como “María la Sanguinaria”.
Al sen rse más seguro, Tyndale se dedicó a trabajar en la revi-
sión de la traducción de su Nuevo Testamento, el que ha sido de-
nominado “la gloria de la obra de su vida”.25 Esta segunda edición
apareció en 1534, ocho años después de la primera. Con ene
unos cuatro mil cambios a la edición de 1526, aunque algunos afir-
man que ene como unas cinco mil revisiones. Estas numerosas
correcciones fueron el resultado de su mayor estudio de la lengua
original y de los comentarios que recibía. Se incluía un breve prólo-
go al inicio de cada libro del Nuevo Testamento, excepto Hechos y
Apocalipsis. Además, Tyndale añadió referencias cruzadas y notas
explica vas al texto bíblico en el margen exterior, y marcó las uni-
dades literarias de cada libro en el margen interior. Las seis mil co-
pias impresas de la segunda edición revisada del Nuevo Testamen-
to de Tyndale se vendieron en un mes.
Una tercera edición seguiría en diciembre de 1534 y comienzos
de 1535, pero con mucho menos correcciones. Para este momen-
to, el dominio del hebreo de Tyndale estaba tan avanzado como su
dominio del griego. Esto le dio la habilidad para traducir la siguien-
te sección del An guo Testamento, de Josué a 2 Crónicas. Esta eta-
pa de la vida de Tyndale resultó ser extremadamente prolífica.
Pero todo estaba a punto de cambiar. En Inglaterra, un hombre lla-
mado Henry Phillips se encontraba en una desastrosa situación
después de apostar y perder una enorme suma de dinero que su
padre le había dado para pagar una deuda. Un alto oficial de la
iglesia, posiblemente el obispo de Londres, John Stokesley, se en-
teró de su situación desesperada. Phillips fue visto como el cómpli-
ce perfecto para otra perversa estrategia para arrestar a Tyndale.
Le ofrecieron una gran can dad de dinero para que viajara a Euro-
pa y ubicara a Tyndale. Al igual que Judas, Phillips aceptó la oferta.
Phillips llegó a Amberes a comienzos del verano de 1535. Hizo
los contactos necesarios entre los comerciantes ingleses y siguió la
pista que lo llevó directo a Tyndale. Phillips entabló de forma dia-
bólica una amistad fingida con Tyndale. Pese a las advertencias de
Poyntz, Phillips se ganó la confianza de Tyndale y lo atrajo hacia un
estrecho callejón, donde unos soldados lo esperaban para arres-
tarlo.
Después de doce años como fugi vo, el escurridizo Tyndale por
fin fue capturado y puesto bajo custodia. Al ser arrestado, el volu-
minoso manuscrito de su más reciente labor de traducción, de Jo-
sué a 2 Crónicas, escapó de la confiscación. Probablemente haya
sido Rogers, su amigo y compañero cercano, quien reunió los es-
critos para ponerlos a salvo. Más tarde, Rogers retomó la causa de
Tyndale e imprimió su trabajo final en la Biblia Ma hew.
Tras su captura, Tyndale fue encarcelado diez kilómetros al norte
de Bruselas en el cas llo de Vilvoorde. Con un imponente foso, sie-
te torres, tres puentes levadizos, y muros impenetrables, el cas llo
era una fortaleza carcelaria. Temblando en los fríos y húmedos ca-
labozos de este cas llo-prisión, Tyndale esperó más de un año su
juicio, el cual fue una farsa de jus cia. Durante sus quinientos días
de confinamiento, Tyndale escribió otro tratado, Faith Alone Jus -
fies before God (Solo la fe jus fica ante Dios). Tyndale defendió
hasta el final la verdad primordial que había detrás de su encarce-
lamiento.
Durante el crudo invierno de 1535, Tyndale escribió en una carta
final: “Sufro enormemente del frío en la cabeza, y me aflige un in-
cesante catarro [secreción], que aumenta mucho más en esta cel-
da… Mi capa está gastada; mis camisas también lo están”. Él solici-
tó “una lámpara en la noche; es realmente agotador sentarse solo
en la oscuridad. Pero sobre todo ruego e imploro a su clemencia
que le urja al comisario… que me permita tener mi Biblia en he-
breo, la Gramá ca Hebrea, y el Diccionario Hebreo, para poder pa-
sar el empo estudiándolos”.26 Estos meses fueron “un largo morir
rumbo a la muerte”.27 El mar rólogo John Foxe escribió que mien-
tras Tyndale estaba en prisión, “influenciaba a sus mismísimos…
enemigos” pues “convir ó a su guardia, a la hija del guardia, y a
otros de su casa”.28 Pese al frío y al sufrimiento en las entrañas de
esta prisión de piedra, al igual que el apóstol Pablo en su prisión
romana, el corazón de Tyndale aun ardía con la verdad del evange-
lio y un gozo innegable.
En agosto de 1536, Tyndale fue llevado a juicio delante de sus
acusadores, quienes presentaron una larga lista de cargos en su
contra. Entre sus ofensas, Tyndale afirmaba que la jus ficación es
solo por la fe, las tradiciones humanas no pueden obligar la con-
ciencia, la voluntad humana está esclavizada por el pecado, no
existe el purgatorio, ni María ni los santos hacen oraciones por no-
sotros, y no debemos orar a ellos. Todo esto convir ó a Tyndale en
enemigo tanto de la iglesia como del estado. Fue condenado por
herejía.
Durante un servicio público, Tyndale habría de ser excomulgado
y privado de su sacerdocio. Según la costumbre de tales ceremo-
nias, Tyndale apareció ante una enorme congregación ves do con
sus ropas sacerdotales. Fue obligado a arrodillarse, mientras sus
manos eran raspadas con un cuchillo o un vidrio afilado, simboli-
zando la pérdida de todos los privilegios del sacerdocio. Se ponía
el pan y el vino de la Misa en sus manos y luego se le re raban. Se
le quitaban las ves duras y luego lo ves an como un laico. Enton-
ces era entregado a las autoridades civiles para la inevitable sen-
tencia de muerte. Al ser llevado a la fuerza a su calabozo, un cons-
tante flujo de sacerdotes y monjes venían a hos garlo y buscar
que se retractara.

“SEÑOR, ABRE LOS OJOS DEL REY”

El 6 de octubre de 1536, Tyndale salió del cas llo y fue llevado en


procesión hacia la puerta sur del pueblo, donde lo esperaba el lu-
gar de su ejecución. Una enorme muchedumbre se reunió detrás
de una barricada. En medio de un espacio circular, se levantaron
dos grandes maderos en la conocida forma de cruz. Del poste cen-
tral colgaba una firme cadena de hierro. En su base se ataron y api-
laron arbustos, paja y leños. En medio de pompa y esplendor fari-
saico, el procurador general y los grandes doctores tomaron asien-
to como espectadores. La numerosa mul tud se abrió y dio paso a
los guardias para que acercaran a Tyndale a su ejecución.
Tyndale avanzó hacia la cruz. Los guardias le ataron los pies a la
base de la cruz mientras apretaban la cadena alrededor de su cue-
llo, oprimiéndolo contra el poste de madera. Reacomodaron la
leña alrededor del prisionero para envolverlo en material combus-
ble. Esparcieron pólvora por encima de todas las ramas. El verdu-
go se paró detrás de la cruz, esperando la señal del procurador ge-
neral para ejecutar la sentencia. Es probable que fuera en este mo-
mento que Tyndale levantó la mirada al cielo y clamó en oración:
“Señor, abre los ojos del rey de Inglaterra”.29 El procurador general
dio la señal y el verdugo rápidamente apretó el nudo de hierro y
estranguló a Tyndale. El gen o observó a Tyndale jadear por falta
de aire, mientras era asfixiado y moría. Sin embargo, su sola muer-
te no era suficiente. El procurador general tomó una antorcha de
cera encendida y se la entregó al verdugo, quien la arrojó sobre la
paja y las ramas. El fuego abrazador detonó la pólvora, haciendo
estallar el cadáver. Lo que quedó del cuerpo de Tyndale que pen-
día inerte y calcinado cayó a las llamas ardientes.30
Al final, Dios escuchó la agónica oración de Tyndale. En el año de
su mar rio, 1536, ya circulaba en Inglaterra una Biblia en inglés
completa, desconocida para Tyndale. Esta obra había sido produci-
da principalmente a par r de la propia traducción de Tyndale. La
primera de ellas fue la Biblia Coverdale, impresa en 1535. Una se-
gunda traducción inglesa de toda la Biblia llegaría como conse-
cuencia de los esfuerzos de John Rogers en 1537. Esta versión se
conoció como la Biblia Ma hew.
Menos de un año después de la muerte de Tyndale, Thomas
Cranmer, quien se había conver do en arzobispo de Canterbury, y
Oliver Cromwell, persuadieron a Enrique VIII de que aprobara la
publicación de una Biblia inglesa oficial. Cuando el Rey Enrique vio
la Biblia Coverdale, proclamó con mucho énfasis: “Si no con ene
herejías, ¡que sea repar da entre todo el pueblo!”.31 En sep em-
bre de 1538, el rey emi ó un decreto que ordenaba que se pusiera
una copia de la Biblia en inglés y en la n en cada iglesia de Inglate-
rra. Las copias permi das eran la Biblia Coverdale y la Biblia Ma -
hew, ambas fluían, en gran medida, de la influencia y pluma de Wi-
lliam Tyndale. En 1539, Coverdale publicó una versión revisada de
su traducción llamada la Gran Biblia (debido a su enorme tamaño),
que recibió el aplauso del pueblo y la aprobación oficial del rey.
El historiador J. H. Merle d’Aubigné escribe que tras la muerte de
Tyndale, el flujo de Biblias en inglés hacia Inglaterra fue “como un
caudaloso río que con nuamente lleva nuevas aguas al mar”.32 A
medida que estas Biblias inglesas se hacían accesibles al hombre
común de Inglaterra, el labrador de Tyndale por fin estaba leyen-
do, analizando, viviendo y proclamando las verdades de la Biblia
entre sus parientes, amigos y compatriotas.
Casi quinientos años más tarde, el río de la Escritura sigue flu-
yendo con potencia por toda la superficie del planeta. La traduc-
ción de Tyndale y las que se basaron en ella formaron la base de la
Versión King James en 1611, y a través de ella, casi de todas las
traducciones inglesas desde entonces. Hoy las traducciones ingle-
sas son muchas, pero enen un origen singular en la obra funda-
cional de Tyndale. Las casas publicadoras de Biblias inglesas siguen
sosteniéndose sobre los fornidos hombros de los pioneros esfuer-
zos de Tyndale. Dado que el inglés es una lengua internacional, la
influencia con nua de William Tyndale se ex ende hasta los rinco-
nes más recónditos del planeta.
A medida que la corriente de la verdad brota en esta hora pre-
sente, que las verdades de la Palabra de Dios inunden nuestros co-
razones y las oleadas de gracia soberana rebosen en nuestra men-
te. Que haya un renovado compromiso con la suficiencia y la exclu-
sividad de este Libro teñido de sangre.
C

Cimentado en la
gracia soberana

Tyndale fue más que un manso pensador teológico. Por fin está


siendo entendido, tanto teológica como lingüís camente,
como alguien muy adelantado a su época. Para él, así como
para Calvino décadas después,… el mensaje primordial del
Nuevo Testamento es la soberanía de Dios. Todo está conteni-
do allí. Es algo que, como él escribió, jamás debe perderse de
vista. Para Tyndale, Dios es, sobre todo, soberano, y está ac vo
en la persona y en la historia.
—D D 1

Aclamado como “el más grande de los primeros protestantes in-


gleses”,2 William Tyndale fue un reformador en todo sen do de la
palabra. Esto, por cierto, incluye su teología. Su creencia en la ver-
dad de la Reforma se apoyaba en su inquebrantable compromiso
con la soberanía de Dios en la salvación de los pecadores. Fue esta
profunda confianza en las doctrinas de la gracia lo que le dio la
fuerza para perseverar en sus incansables esfuerzos por traducir la
Biblia al inglés. Tyndale estaba convencido de que solo el poder de
Dios podía cambiar tanto el corazón de los reyes como el de los la-
bradores. La gloriosa verdad de que Cristo edificaría su iglesia obli-
gaba a Tyndale a llevarle la Escritura al pueblo inglés en su propio
idioma, sin importar los peligros que enfrentaba.
En la Reforma Protestante del siglo XVI, las doctrinas de la gracia
soberana proveyeron un fundamento firme para numerosos tra-
ductores bíblicos. En Alemania, en 1522, Mar n Lutero tradujo el
Nuevo Testamento al idioma de su pueblo. Este alemán fiel fue
igualmente conocido por estar arraigado y cimentado en el fér l
suelo de la gracia soberana. En las Islas Británicas, los ingleses Mi-
les Coverdale y John Rogers produjeron la Biblia Coverdale (1535)
y la Biblia Mathew (1537), respec vamente; cada uno de estos
hombres era sostenido por una fuerte creencia en la soberanía di-
vina. En Suiza, esta misma confianza invariable en la soberanía de
Dios con respecto a la salvación del hombre ardió vivazmente en
los traductores de la Biblia de Ginebra (1560), incluido el escocés
John Knox. Ginebra prác camente se convir ó en sinónimo de la
verdad de la elección soberana. En Inglaterra, un siglo y medio an-
tes de Tyndale, John Wycliffe tradujo la Biblia al inglés desde la
Vulgata la na. Este profesor de Oxford también se aferró con fir-
meza a las doctrinas de la gracia.
La soberanía divina fue el marco de base que mantuvo unidas la
vida y la teología de Tyndale. Él creía con firmeza en la absoluta so-
beranía de Dios en su gobierno sobre todas las cosas.3 La doctrina
reformada energizó el impulso inacabable de Tyndale tanto en su
vida como en su ministerio. En el corazón de su teología estaba la
convicción de que la soberanía de Dios se extendía desde el con-
trol y el orden del universo creado hasta la salvación de los peca-
dores indignos. Brian Edwards escribe:

Tyndale… sabía que la causa del estado corrupto de la Iglesia


era su doctrina corrupta, y mientras no se corrigiera la doctri-
na de la Iglesia, los abusos con nuarían. Contra esto se levan-
tó todo el tema de la Reforma. Los reformadores evangélicos
se vieron obligados a salir de la Iglesia de Roma, no porque no
pudieran aceptar las prác cas corruptas, sino porque pronto
descubrieron que las doctrinas corruptas nunca podrían ser
cambiadas.4

Antes de que examinemos la valiente misión de William Tyndale,


debemos inves gar las creencias centrales que impulsaron el cora-
zón de este hombre que fue una gran fuerza motora en las manos
de Dios. En par cular, nos enfocaremos en las cinco verdades de la
corrupción radical, la elección soberana, la expiación definida, el
llamado irresis ble, y la gracia preservadora. Estas gloriosas doctri-
nas de la gracia le dieron una confianza a Tyndale para perseverar
a través de los empos di ciles y peligrosos que no pudo ser quita-
da ni siquiera por el fuego de la hoguera o la horca del már r.

CORRUPCIÓN RADICAL

Tyndale creía en la depravación total de la raza humana. En este


respecto, Tyndale estaba perfectamente unido con los autores bí-
blicos y otros reformadores. Él afirmaba que el pecado original de
Adán ocasionó la caída y la ruina de toda la raza humana. Por lo
tanto, todas las personas nacen en pecado, un estado heredado de
Adán. Así, todos los hombres son incapaces de salvarse fuera de la
gracia divina. Él escribe: “La caída de Adán nos ha conver do en
herederos de la venganza y la ira de Dios, y herederos de condena-
ción eterna; nos ha dejado en cau vidad y esclavitud bajo el dia-
blo”.5 Tyndale estaba convencido de que el pecado original sujeta-
ba a toda la raza humana al pecado, la muerte y el juicio. Tyndale
enseñó que, al momento de la concepción, todas las personas he-
redaban una naturaleza radicalmente corrompida por el pecado:
A causa de la caída de Adán, somos por naturaleza hijos de ira,
herederos de la venganza de Dios por nacimiento, más aun,
desde nuestra concepción. Y nuestra comunión es con los de-
monios condenados, bajo el poder de las nieblas y el domi-
nio de Satanás, aun mientras estamos en el vientre de nuestra
madre. Y si bien no mostramos los frutos del pecado [tan
pronto como nacemos], sin embargo, estamos llenos del ve-
neno natural, del cual brotan todos los hechos pecaminosos, y
no podemos hacer otra cosa más que pecar exteriormente (ya
siendo no tan jóvenes) [en cuanto podemos obrar] si se pre-
senta la ocasión: porque nuestra naturaleza es pecar, tal como
la naturaleza de la serpiente es morder. 6

Tyndale sostuvo con fuerza que cada aspecto de la naturaleza


humana está corrompido por el pecado, y el pecado afecta la tota-
lidad de la persona: mente, voluntad, y afectos. Esta condición he-
redada deja a cada persona fatalmente contaminada por un vene-
no mortal. Tyndale escribe acerca de estos efectos totales del pe-
cado humano sobre cada persona:

¡Con qué venenoso, mortal y pernicioso odio aborrece el


hombre a su enemigo! ¡Con qué gran malicia mental e interior
matamos y asesinamos! ¡Con qué violencia y cólera, de hecho,
con qué ferviente ape to cometemos adulterio, fornicación, e
inmundicias semejantes! ¡Con qué placer y dedicación interior
sirve el glotón a su estómago! ¡Con qué diligencia engañamos!
¡Con cuánto empeño buscamos las cosas de este mundo!7

Tan grande es esta corrupción radical que hace abominable y


culpable a cada miembro de la raza humana ante el Dios santo.
Tyndale escribió:

Cualquier cosa que hagamos, pensemos, o imaginemos, es


abominable a los ojos de Dios. [Pues nada podemos remi r
para la honra de Dios; tampoco es Su ley, o voluntad, escrita
en nuestros miembros o en nuestro corazón; ni existe en no-
sotros más poder para seguir la voluntad de Dios que el que
hay en una piedra para ir cuesta arriba por sí misma].8

La depravación total ha devastado de tal manera la raza humana,


creía Tyndale, que ha provocado que el ser humano nazca en un
estado de incapacidad moral. En otras palabras, el hombre caído
no puede ver ni sen r su necesidad de gracia salvadora. Él escri-
bió: “Estamos como si estuviéramos dormidos en una ceguera tan
profunda que no podemos ver ni sen r en qué miseria, esclavitud
y desgracia nos hallamos, mientras no venga Moisés y nos despier-
te, y publique la ley”.9 En este estado caído, el hombre pecador es
inconsciente de su necesidad desesperada del evangelio. Solo la
ley puede despertarlo a la ruina de su condición espiritual.
Pero aun cuando la ley revela su necesidad de salvación, no pue-
de hacer lo que la ley exige. Tyndale lo explica: “No es posible que
un hombre natural se conforme a la ley”.10 Aquí Tyndale afirmó
que el hombre pecador está tan debilitado por la caída de Adán
que es totalmente incapaz de hacer algo que agrade a Dios.
Tyndale creía que la naturaleza humana es inherentemente mal-
vada, por lo que produce pensamientos y actos malignos. Él ense-
ñó que:

Somos malvados por naturaleza, por lo tanto pensamos y ha-


cemos lo malo, estamos bajo venganza según la ley, sentencia-
dos a condenación eterna por la ley, y somos contrarios a la
voluntad de Dios en toda nuestra voluntad.11

El hombre caído, afirmó Tyndale, está atado por su propia natu-


raleza depravada:

Nuestra naturaleza no puede hacer otra cosa más que pecar, si


se presenta la ocasión, salvo que Dios por Su gracia especial
nos contenga,12

En consecuencia, el hombre pecador no puede hacer nada acep-


table ante Dios:
¿Cómo es posible hacer algo bien a los ojos de Dios mientras
aún estamos en cau vidad y esclavitud bajo el diablo, y el dia-
blo nos posee por completo, y sujeta nuestro corazón, de ma-
nera que en ningún momento podemos conformarnos a la vo-
luntad de Dios?13

Según la comprensión de Tyndale, el pecado aprisiona a cada in-


crédulo, y le impide cualquier movimiento hacia Dios. Él comparó
a cada recién nacido con una joven serpiente, llena de veneno
mortal listo para ser liberado. Tyndale escribió:

Así como una serpiente, aún joven, o que aún no ha nacido,


está llena de veneno, y en adelante (cuando llegue el momen-
to y se presente la ocasión) no puede hacer otra cosa que pro-
ducir sus frutos; y así como una víbora, un sapo o una culebra,
son aborrecidos por el hombre, no por el mal que han hecho,
sino por el veneno que hay en ellos, y el daño que inevitable-
mente causan; así también nosotros somos aborrecidos por
Dios, por ese veneno natural que es concebido y nace con no-
sotros, antes de que cometamos algún mal en el exterior.14

Tyndale sostenía que Satanás controla a todas las almas no con-


ver das. Él creía que el poder de Satanás en el corazón de los in-
crédulos provoca que ellos estén bajo su dominio:
La ley y la voluntad del diablo están escritas tanto en nuestro
corazón como en nuestros miembros, y corremos precipitada-
mente tras el diablo con total entusiasmo, y con la máxima
potencia de todas nuestras fuerzas, así como la piedra que es
arrojada al aire desciende naturalmente por sí misma, con
toda la violencia y la fuerza de su propio peso.15

La voluntad del hombre está esclavizada al príncipe de las nie-


blas. Su capacidad voli va está cau va para hacer la voluntad del
diablo. Tyndale escribió:

El diablo es nuestro señor, y nuestro gobernante, nuestro jefe,


nuestro regente, nuestro príncipe y, más aun, nuestro dios. Y
nuestra voluntad está atada y ligada a la voluntad del diablo
más firmemente de lo que podrían atar cien mil cadenas a un
hombre a un poste.16

Tyndale rechazaba la falsa noción de la libertad de la voluntad


humana, afirmando que la voluntad del hombre es prisionera del
diablo. Tyndale sostenía que cada persona nace espiritualmente
muerta. Por lo tanto, cada persona no conver da está sujeta al do-
minio del diablo:

El texto es claro: estábamos totalmente muertos, y sin vida ni


poder para hacer o conformarnos a lo bueno. Toda nuestra
naturaleza estaba cau va bajo el diablo, y guiados a su volun-
tad. Y éramos tan malvados como ahora lo es el diablo… y
consen amos el pecado con alma y cuerpo, y odiábamos la
ley de Dios.17

Tyndale sostenía que el alma no conver da está poseída por las


lujurias depravadas del diablo mismo:

Siempre somos pecadores, aunque no de propósito y malicia


según la naturaleza de los demonios condenados, sino a causa
de la debilidad y fragilidad de nuestra carne.18

Aquellos que piensan que están sin pecado, insis a Tyndale, se


engañan a sí mismos. El que está espiritualmente ciego no puede
ver su necesidad de Dios y de su gracia:

Si pensamos que no hay pecado en nosotros, estamos enga-


ñados y ciegos, y la luz de la Palabra de Dios no está en noso-
tros.19

En suma, Tyndale afirmaba que toda la humanidad merece la


condenación eterna:

Todos somos pecadores sin excepción. Y la Escritura tes fica


que somos pecadores condenados, y que nuestra naturaleza
es pecar. Esta naturaleza corrupta y envenenada, aunque co-
mience a ser sanada, nunca, sin embargo, estará completa-
mente sana hasta la hora de la muerte.20

Éramos pecadores y enemigos de Dios… nuestro corazón esta-


ba tan muerto a todas las buenas obras como los miembros
de aquel cuya alma ha par do.21

Esta doctrina por sí sola puede dar cuenta del cruel trato que él
enfrentó en el mundo.
Tyndale aseveró que toda la raza humana es como un cadáver
sin alma y que está espiritualmente muerta. John Piper concluye:
“Esta visión de la pecaminosidad humana creó las condiciones
para que Tyndale captara la gloria de la gracia soberana de Dios en
el evangelio”.22 Ésta es la inevitable condición en la que existen to-
dos los seres humanos no regenerados.

ELECCIÓN SOBERANA

Tyndale estaba comprome do con la enseñanza bíblica de la elec-


ción soberana de Dios. Él creía que Dios actuó antes del comienzo
del empo, por amor eterno, en la elección de un pueblo al que
salvaría. Dios puso su corazón en un pueblo, elegido de entre la
masa de la humanidad caída, para que sea de su propiedad. Esta
elección del hombre no se basaba en alguna decisión prevista al
interior del hombre. Más bien fue por completo el libre ejercicio
de la voluntad de Dios:

La predes nación… y la salvación nos han sido quitadas por


completo de nuestras manos, y puestas solamente en las ma-
nos de Dios… pues somos tan débiles y tan indecisos que si de
nosotros dependiera, ciertamente ningún hombre se salvaría;
el diablo, sin lugar a dudas, nos engañaría.23

Tyndale tenía claro que Dios fijó sus afectos sobre sus elegidos
en la eternidad pasada. Él afirmó que Dios había elegido amarlos
de forma soberana con un amor salvífico. Tyndale también dijo
que Dios eligió amar a sus elegidos para su propia gloria y por el
bien de ellos:

Dios ene siempre una disposición paternal hacia los miem-


bros elegidos de su iglesia. Él los amó antes de que el mundo
comenzara, en Cristo.24

El fin de todas las cosas será para su gloria y para beneficio de


sus elegidos.25

Tyndale comprendía que fue Dios quien escogió primero a sus


elegidos, no los pecadores quienes primero lo eligieron a Él, y que
Dios hizo esta elección dis n va en la eternidad pasada. Es decir,
toda gracia salvadora se remonta a esta elección soberana de Dios
para salvación:

Dios los escogió [a los elegidos] primero, no ellos a Dios.26

En Cristo, Dios nos escogió, y nos eligió antes del comienzo del
mundo, nos creó de nuevo por la palabra del evangelio, y puso
su Espíritu en nosotros, para que por ello hiciésemos buenas
obras.27

La elección divina es para salvación, y no se debe explicar como


algo que es solamente para el servicio. La elección divina determi-
na que los elegidos ya no estarían en Adán, sino en Cristo. Tyndale
enseñó que la elección es para vida eterna:

Por gracia (es decir, como un favor) somos arrancados de


Adán, el fundamento de todo mal, y somos injertados en Cris-
to, la raíz de todo lo bueno.28

Tú has sido elegido por causa de Cristo para heredar la vida


eterna.29

Tyndale explicó que la soberana elección conduce al conocimien-


to personal de Cristo en el evangelio. Los elegidos son escogidos
por Dios para conocer a Cristo:
En Cristo Dios nos amó a nosotros, sus escogidos, antes de
que comenzara el mundo, y nos reservó para el conocimiento
de su Hijo y su santo evangelio.30

Tyndale creía que no todos los que asisten a la iglesia son conta-
dos entre los elegidos. Solo los escogidos de Dios conforman la
verdadera iglesia. Él explicó:

En la iglesia habrá una simiente carnal de Abraham y una espi-


ritual; un Caín y un Abel; un Ismael y un Isaac; un Esaú y un Ja-
cob; como ya he dicho, un trabajador y un creyente; una gran
mul tud de aquellos que son llamados, y un pequeño rebaño
de ellos que son elegidos y escogidos.31

Aunque muchos argumentan que la elección es una peligrosa


doctrina que debe ser temida y alejada de las personas, Tyndale
sostenía todo lo contrario. Él creía que esta verdad divina incen va
al predicador porque asegura el éxito final de su ministerio de pre-
dicación. No importa qué tan endurecido pueda estar el corazón
del hombre, insis a Tyndale, la elección soberana garan za la re-
cepción del evangelio:

Cuando Cristo es… predicado,… el corazón de aquellos que


son elegidos y escogidos comienza a ablandarse y se derrite
ante la abundante misericordia de Dios.32
En resumen, Tyndale creía que la elección soberana exalta a Dios
como digno de todo honor. Esta verdad separa a Dios del hombre y
lo sitúa por encima de él. Dios no está sujeto a la sabiduría o la vo-
luntad del hombre. Esta verdad de la elección incondicional exalta
a Dios como supremo gobernador sobre los hombres:

¿Por qué Dios abre los ojos de un hombre y no los de otro?


Pablo (Romanos 9) prohíbe que se pregunte por qué; porque
es demasiado profundo para la capacidad humana. Vemos
que Dios es honrado de esa manera, y su misericordia se ma-
nifiesta y se hace más visible en los vasos de misericordia.
Pero los papistas no pueden soportar que Dios se guarde se-
cretos. Han inves gado hasta llegar al fondo de Su ilimitada
sabiduría. Y como no pueden alcanzar ese secreto, y son de-
masiado orgullosos para dejarlo así, y reconocerse ignorantes,
como los apóstoles, que no conocían otra cosa que la gloria de
Dios en los elegidos, van y establecen el libre albedrío con los
filósofos paganos, y dicen que el libre albedrío es la razón por
la que Dios elije a uno y no a otro, contradiciendo toda la Es-
critura.33

Tyndale afirmó que la elección soberana glorifica a Dios, produce


humildad en el hombre, inicia la salvación, y honra la Escritura.
Esta doctrina le dio a Tyndale una gran seguridad en todos sus es-
fuerzos, ya que dependía de Dios en todas las cosas.

REDENCIÓN PARTICULAR

Tyndale creía en la expiación vicaria de Jesucristo. Si bien sus afir-


maciones con respecto a la extensión de la muerte salvadora de
Cristo no son tan defini vas como las de los demás reformadores
—en parte debido al hecho de que él fue principalmente traductor
bíblico, no comentarista o teólogo prac cante—, él afirmó la doc-
trina de que la muerte de Cristo fue ofrecida por la redención de
los que son elegidos por Dios desde antes de la fundación del
mundo. También afirmó que Cristo, en la cruz, compró la salvación
para todos los creyentes. Tyndale escribe: “La sangre de Cristo nos
ha comprado vida, y nos ha hecho herederos de Dios; de manera
que el cielo llega por la sangre de Cristo. Si pudieras llegar el cielo
con los méritos y derechos de tus propias obras, y más aun, des-
preciaras la sangre de Cristo, para la muerte de Cristo sería en
vano”.34 Aquí, el “nos” se refiere únicamente a los creyentes.
La obra consumada de Cristo en la cruz, sostuvo Tyndale, produ-
jo una sa sfacción real por el pecado: “Solo las obras de Cristo te
jus fican y sa sfacen el pago por tu pecado, no tus propias
obras”.35 La palabra clave en esta oración es “solo”, y se refleja en
el lema de la Reforma solus Christus, solo Cristo. Roma decía que
Cristo salva, pero siempre debe añadirse algo del hombre a lo que
Cristo hizo en la cruz para alcanzar la salvación. Tyndale insis a en
que la muerte sus tutoria de Cristo no puede ser complementada
con nada, no sea que hagamos inefec vo su sacrificio. Ninguna
obra humana puede añadirse a su obra consumada. Tyndale escri-
bió: “La promesa de misericordia se te hace por causa de la obra
de Cristo, y no por causa de tus propias obras”.36 La salvación es
para promover la gloria de Cristo, no el aplauso del hombre.
Tyndale enfa zó que la cruz de Cristo no fue simplemente algo
que hizo posible la salvación de aquellos seres humanos que se
arrepiniteran y confiaran en Él por fe, sino que en realidad Cristo
compró esa salvación para todo los que creerían en Él, asegurando
así la vida eterna de esos elegidos. Él sostuvo: “Soy heredero del
cielo por gracia y por la adquisición de Cristo”.37 Si Cristo compró la
salvación para todos, entonces todos serán salvos. Pero él murió
por la iglesia verdadera, y solo los creyentes son salvos. John Piper
le atribuye a Tyndale la enseñanza de la “gracia soberana compra-
da con sangre”.38
Tyndale fue enfá co al señalar que las obras humanas no contri-
buyen a la salvación del hombre: “Dios nunca prome ó que tus
propias obras te salvarán; por lo tanto, la fe en tus propias obras
nunca puede calmar tu conciencia, o acreditarte delante de
Dios”.39 Una vez más, Tyndale escribió: “El cielo, la jus ficación, el
perdón, todos los dones de gracia, y todo lo que se les ha prome -
do, lo reciben de Cristo, y gratuitamente por sus méritos”.>40
No hay nada que el hombre pueda hacer para ganar la vida eter-
na. Toda la salvación es por Cristo solamente. “Él es nuestro Re-
dentor, Libertador, Reconciliador, Mediador, Intercesor, Abogado,
Defensor, Procurador, nuestra Esperanza, Consuelo, Escudo, Pro-
tección, Guardián, Fortaleza, Salud, Sa sfacción y Salvación”.41 De
principio a fin, Cristo lo es todo en la salvación y es digno de ala-
banza y exaltación para que nadie pueda jactarse en Su gloriosa
presencia.

LLAMADO IRRESISTIBLE

Tyndale sostenía que la elección divina está vinculada de forma in-


separable al llamado irresis ble del Espíritu. Él entendía que la
elección de las personas por parte de Dios conduce a la obra del
Espíritu en el nuevo nacimiento. Aquellos a quienes el Padre ha
elegido serán llevados por el Espíritu a una vida nueva. Ellos detes-
tarán su pecado, verán su necesidad de gracia, y creerán en Cristo:

De toda la mul tud de la naturaleza humana, a aquellos que


Dios ha elegido, y a aquellos a quienes les ha asignado miseri-
cordia y gracia en Cristo, a ellos les envía su Espíritu. Él les
abre los ojos, les muestra su miseria, y los lleva al conocimien-
to de sí mismos; de manera que se odian y aborrecen.42

Según Tyndale, el nuevo nacimiento es una obra soberana de


Dios. Él creía que la regeneración es un acto monergista de crea-
ción divina en un alma espiritualmente muerta, lo cual significa
que Dios hace la obra sin la cooperación del individuo:

En… nuestro segundo nacimiento, somos obra y creación de


Dios en Cristo. De manera que, así como el que aún no ha sido
creado no ene vida ni poder para actuar, tampoco lo tenía-
mos nosotros, hasta que fuimos hechos de nuevo en Cristo.43

Donde no existe vida espiritual a causa de la pecaminosa natura-


leza del hombre, Dios debe crear vida nueva. Debe haber una obra
sobrenatural que revierta los afectos del corazón:

El Espíritu debe venir primero y despertarlo de su sueño con


el trueno de la ley para que le tema; debe mostrarle su deplo-
rable condición y miseria, y hacerlo aborrecerse a sí mismo y
desear ayuda, y luego consolarlo nuevamente con la plácida
lluvia del evangelio.44
Tyndale creía que, en esta soberana obra del Espíritu, la fe salva-
dora viene exclusivamente de Dios. El hombre solo puede creer
cuando Dios lo capacita para confiar en Cristo:

La fe brota, no de la fantasía del hombre, ni está dentro de la


capacidad humana obtenerla; sino que es por completo el
puro regalo de Dios derramado de forma gratuita en nosotros,
sin ningún po de acción de nuestra parte, sin ningún mérito
o derecho, más aun, sin que nosotros lo busquemos. Y es… un
don y gracia de Dios, adquirido por medio de Cristo.>45

Respecto a la gracia para creer, Tyndale afirmaba que no solo la


vida eterna es el don gratuito de Dios, sino también el don de
creer. Así, la salvación es totalmente por gracia. Tyndale escribió:

La verdadera fe es… el regalo de Dios; y se concede a los peca-


dores después de que la ley ha pasado sobre ellos, y ha lleva-
do sus conciencias al borde de la desesperación y las penas
del infierno.46

En consecuencia, Tyndale rechazaba la falsa idea de que el hom-


bre ene libre albedrío para creer en Cristo; esto le pareció una
imposibilidad debido a la muerte espiritual del hombre. Él escri-
bió:
Cuidado con la levadura que dice que tenemos poder en nues-
tro libre albedrío, antes de la predicación del evangelio, para
merecer la gracia, para guardar la ley con coherencia, o que
Dios es injusto… Y cuando digan que nuestros hechos con la
gracia merecen el cielo, diles con Pablo (Romanos 6) que “la
vida eterna es don de Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor”.47

El Espíritu concede fe salvadora a los pecadores elegidos, habili-


tándolos para creer. La verdadera conversión ocurre cuando el Es-
píritu despierta al pecador dormido de su muerte y le da fe para
creer en Cristo. Tyndale enseñó:

La Escritura atribuye tanto la fe y las obras, no a nosotros, sino


solo a Dios, el único a quien le pertenecen, y a quien le corres-
ponden; son dones suyos, y la obra propia de su Espíritu.48

Tyndale entendía que Dios debe conceder el don divino de la fe


salvadora antes de que el pecador pueda creer. El pecador depen-
de completamente de Dios para su capacidad de creer. Así como
un niño no puede provocar su propio nacimiento sico, tampoco
puede el pecador provocar su propio nacimiento de arriba. La re-
generación es un acto soberano de Dios en el que levanta a los
muertos espirituales para que crean:
La voluntad no ene par cipación alguna en la obra de fe en
mi alma, no más de la que ene un niño en la procreación de
su padre: porque Pablo dijo: “Es el don de Dios”, y no algo
nuestro.49

Tyndale reconocía que Dios es el único iniciador de la regenera-


ción. El Espíritu primero debe iluminar y conceder fe antes de que
cualquier pecador pueda creer:

Nótese ahora el orden: primero Dios me da la luz para ver la


bondad y la jus cia de la ley, y mi propio pecado e injus cia;
de este conocimiento brota el arrepen miento… Entonces el
mismo Espíritu opera en mi corazón la fe y la confianza, para
creer en la misericordia de Dios y su verdad, que él hará como
ha prome do. Esta es la confianza que me salva.50

Tyndale afirmó que el Espíritu Santo debe crear una fe salvadora


en el corazón del pecador si es que él ha de creer en el evangelio.
Cuando se predica la Palabra, enseñaba Tyndale, Dios concede fe
salvadora al corazón de aquellos que creerán. En otras palabras, la
fe salvadora es dada por Dios mediante la predicación de la Pala-
bra, la cual entra en el corazón incrédulo, y de forma simultánea la
Palabra es creída. En ese momento, el pecador es hecho libre de
su esclavitud del pecado:
Cuando Su palabra es predicada, la fe se arraiga en los corazo-
nes de los elegidos; y mientras entra la fe, y la palabra de Dios
es creída, el poder de Dios libera el corazón de la cau vidad y
esclavitud del pecado.51

Una confianza firme en Cristo no ocurrirá hasta que Dios no lleve


a la persona al fin de sí mismo con el objeto de que con e plena-
mente en Él. Debe haber muerte al yo si es que habrá el nacimien-
to de la fe en Cristo:

No es posible que Cristo venga a un hombre en tanto que este


con e en sí mismo… o tenga alguna jus cia propia, o riquezas
de obras santas.52

Este es el punto de división entre la teología católica y la protes-


tante. Tyndale sostenía que los católicos romanos dicen: “El libre
albedrío del hombre es la razón por la que Dios escoge a uno y no
a otro, contradiciendo toda la Escritura. Pablo dijo que no proviene
de la voluntad, ni de hechos, sino de la misericordia de Dios”.53
Tyndale muestra claramente el cisma entre católicos y protestan-
tes. Los primeros creen que el libre albedrío del hombre sus tuye
la elección de Dios, mientras que los úl mos afirman la total y ab-
soluta soberanía de Dios.
Decir que el hombre caído ene en sí mismo la capacidad de
creer, sostuvo Tyndale, es robarle la gloria a Dios. Él escribió:
“¿No es una descarada y perversa ceguera enseñar que un
hombre no puede hacer nada por sí mismo, y no obstante
atribuirles con presunción la mayor y más elevada obra de
Dios, aun el producir fe en sí mismos por sus propias fuerzas, y
a par r de su propia imaginación y pensamientos falsos?”.54

Desde antes de la fundación del mundo, Dios escogió a todos los


que estarían en Cristo, y Él llama a esos individuos hacia sí mismo
concediéndoles el don de la gracia y la fe para creer en Él. Esta glo-
riosa verdad demanda la alabanza y la adoración a Cristo, el único
digno de toda honra en la salvación de su pueblo.

GRACIA PRESERVADORA

Tyndale afirmó la perseverancia de los santos, la doctrina de que


los elegidos en Cristo no pueden ser quitados de la mano del Pa-
dre ni volver a caer en condenación. En palabras simples, todos los
que de verdad se arrepienten y creen en Cristo nunca caerán de la
gracia. Tyndale sostuvo: “Los elegidos de Dios no pueden caer de
manera que no vuelvan a levantarse, porque la misericordia de
Dios siempre los a ende, para librarlos del mal, así como el cuida-
do de un padre cariñoso a ende a su hijo para amonestarlo y pro-
tegerlo de las ocasiones, y llamarlo para que regrese si ha ido de-
masiado lejos”.55 Pese a las dificultades que Tyndale enfrentó de
forma con nua en esta vida, él se aferró con firmeza a la gloriosa
verdad de que todos los creyentes que tropiezan y caen serán sos-
tenidos por la sustentadora gracia de Dios.
Con el resultado final garan zado, Tyndale enseñó que todos los
creyentes están seguros en Cristo por la eternidad: “La vida eterna
y todas las cosas buenas se prometen para la fe y la confianza; de
manera que quien cree en Cristo estará seguro”.56 Todos los que
ponen su confianza en Cristo son salvos para siempre de la conde-
nación divina y son librados de la ira eterna venidera.
Tyndale aseveró que todos los creyentes pueden disfrutar de la
seguridad de su salvación. Él creía que un pecador conver do
“siente una misericordia, un amor y una bondad en Dios tan gran-
des que está seguro en sí mismo de que no es posible que Dios lo
vaya a abandonar, o a re rarle su misericordia y amor; y con con-
fianza clama con Pablo, diciendo: ‘¿Quién nos separará del amor
con el que Dios nos ha amado?’”.57 Tyndale estaba convencido, por
el tes monio de la Escritura, de que Dios nunca abandonará ni
apartará su amor de alguien que crea en Cristo.

UN LUGAR FIRME
Mientras Tyndale servía a Dios, él tenía una elevada visión de Dios.
Él creía firmemente que no hay restricciones externas para Dios. El
Señor Todopoderoso es libre de hacer como Él elija hacerlo de for-
ma soberana. Nadie puede obligarlo a actuar de una forma contra-
ria a su prerroga va divina. Tyndale escribió: “Dios es libre y no
está más obligado de lo que Él se obliga a sí mismo”.58 Las únicas
restricciones sobre Dios, sostenía él, son las que Él se pone a sí
mismo dentro de su propio carácter santo y su perfecta voluntad.
Sin importar la oposición que enfrentó, Tyndale estaba confiado
en que Dios actúa libremente en la historia y ordena todos los su-
cesos según su perfecto consejo. Aun los más grandes hombres,
incluidos reyes y gobernantes, están sujetos a su suprema volun-
tad: “Dios [ ene a] todos los ranos en su mano, y no les permite
hacer lo que ellos quieran, sino únicamente tanto como Él les asig-
na que hagan”.59
En otras palabras, Dios de forma soberana levanta a un gober-
nante y rebaja a otro. Estos líderes divinamente designados solo
hacen lo que Dios les asigna que hagan. Esto incluía al rey de Ingla-
terra, Enrique VIII, quien se opuso a los esfuerzos de traducción de
Tyndale. Él escribió:

Dios pone al rey por cabeza sobre su reino; no obstante, le or-


dena que ejecute las leyes sobre todos los hombres de forma
imparcial. Porque la ley es de Dios, no del rey. El rey no es más
que un servidor que ejecuta la ley de Dios… Dios ha puesto a
los gobernantes en el mundo… ellos han recibido sus cargos
de Dios, para ministrar y prestar servicio.60

Tyndale vio su vida entera como estando en sujeción a los gran-


des propósitos de Dios, aun en sus horas de máxima adversidad.
Mientras llevaba a cabo su atrevida misión, estas verdades lo alen-
taron a asumir grandes riesgos con su vida a fin de realizar lo que
él creía que era la voluntad de Dios. Él reconocía que su labor solo
avanzaría “si es la voluntad de Dios que yo siga trabajando en Su
cosecha”.61 Sin importar lo que se levantara contra él, Tyndale esta-
ba convencido de que los propósitos eternos de Dios avanzaban
según Su plan eterno y soberano. Con una fuerte y apasionada
confianza en Dios, Tyndale siguió adelante en su tarea con una cre-
ciente fe en la dominante providencia del Dios soberano. Serían
estas doctrinas globales las que impulsarían su fe y le darían una
inquebrantable confianza en Dios.
C

Comienza la
peligrosa tarea

Las traducciones de la Biblia estaban entre las más poderosas


agencias para la promoción de la Reforma. Lutero tradujo la
Biblia al alemán; Calvino hizo una traducción francesa. La tra-
ducción de la Biblia al holandés fue de gran ayuda para la Re-
forma en los Países Bajos. Ahora Tyndale emprendía la traduc-
ción de la Biblia al inglés.
— B. K. K 1

Si algo era William Tyndale, era audaz: un hombre con el valor


para enfrentar grandes riesgos en el cumplimiento de su peligrosa
misión para Dios. Un hombre que nunca se iba a sentar pasiva-
mente ni se iba a acobardar ante la posibilidad de un viaje turbu-
lento, Tyndale siempre estaba avanzando aun frente a la creciente
oposición mientras proseguía hacia su obje vo de proveerles a sus
compatriotas una Biblia inglesa. Ningún obsequio para un pueblo
podría ser mejor que el regalarle la Escritura en su propio idioma.
Podría decirse que Tyndale hizo la mayor contribución a este movi-
miento que alteró la historia, la Reforma Inglesa. Sin embargo, el
regalo que le otorgó al mundo angloparlante no era barato. Fue
posible con un gran costo para Tyndale, quien renunció a una vida
de comodidad y, finalmente, entregó su propia vida.
La traducción de la Biblia Inglesa de Tyndale fue una labor exi-
gente que no ocurrió de repente. Llegó en etapas sucesivas a lo
largo de toda una década. En 1525, Tyndale tradujo por primera
vez el Nuevo Testamento en Colonia, aunque su impresión fue de-
tenida de forma inesperada. En 1526, revisó su traducción y la im-
primió con éxito en Worms. Cuatro años después, en 1530, Tynda-
le tradujo e imprimió los cinco libros de Moisés en Amberes. Al
año siguiente, en mayo de 1531, Tyndale tradujo e imprimió el li-
bro de Jonás. Tres años después, Tyndale reimprimió su traducción
de Génesis y el Nuevo Testamento en Amberes. En 1535, se produ-
jo otra edición mejorada del Nuevo Testamento en Amberes. Ese
mismo año, 1535, Tyndale tradujo de Josué a 2 Crónicas, libros que
fueron publicados en forma póstuma por John Rogers en la Biblia
Ma hew en 1537.
Habiendo examinado el invariable compromiso de William Tyn-
dale con la gracia soberana de Dios en la salvación, procederemos
ahora a examinar en mayor detalle sus esfuerzos por traducir la Bi-
blia para el mundo de habla inglesa.
A medida que comenzamos a rastrear la atrevida misión de Tyn-
dale, lo haremos yendo de forma cronológica a través de las dis n-
tas etapas de su obra de traducción. Este capítulo se enfocará en la
primera edición de Tyndale del Nuevo Testamento en inglés, tradu-
cido del idioma griego original, y su intento de impresión. Este es-
fuerzo inaugural en 1525 estableció un fundamento firme sobre el
cual Tyndale edificaría las subsiguientes revisiones. Una larga tra-
vesía comenzaba con este paso inicial, el primero en el camino
para proveerle al pueblo inglés una sólida traducción de la Biblia
desde el idioma griego original.

LLEGADA A ALEMANIA

Cuando llegó a Europa en 1524, Tyndale viajó de forma clandes -


na como un futuro fugi vo de la corona inglesa. Su movimiento
inicial a través del con nente está nublado por la ambigüedad. Al-
gunos estudiosos piensan que primero viajó a la ciudad alemana
de Hamburgo, donde lo hospedó una viuda, Margaret Van Emer-
son, hasta que con nuó hacia Colonia. Un destacado biógrafo de
Tyndale, J. F. Mozley, aduce que primero fue a Wi enberg, Alema-
nia, donde los afamados reformadores Mar n Lutero y Philip Me-
lanchton enseñaban en la Universidad de Wi enberg. Mozley exa-
minó los registros de esta ins tución y encontró un nombre intere-
sante bajo la fecha del 27 de mayo de 1524: Guillelmus Dal ci ex
Anglia. Mozley especula que el nombre es un anagrama la nizado
de “William Tyndale de Inglaterra”2 que Tyndale u lizó para ocul-
tar su iden dad y mantenerse en el anonimato.
Si esta inscripción realmente es de Tyndale, entonces es proba-
ble que interactuara con Lutero y Melanchthon con respecto a la
obra de Dios en Europa. Sin duda habrían hablado sobre la traduc-
ción de la Escritura al idioma de sus respec vos pueblos. Apenas
uno o dos años antes, en 1522, Lutero había completado su tra-
ducción del Nuevo Testamento al alemán. El empo de Tyndale en
Wi enberg también ayudaría a explicar su recién adquirido cono-
cimiento del hebreo, porque él no conocía el idioma del An guo
Testamento antes de dejar Inglaterra.
Tyndale habría permanecido en Wi enberg nueve o diez meses,
hasta alrededor de abril de 1525. Durante este empo, puede que
haya trabajado en su traducción inglesa del Nuevo Testamento.
Desde ahí, Tyndale habría regresado a Hamburgo para enviar a
buscar su dinero a Inglaterra en preparación para la impresión de
su nueva obra.
Teniendo ya los recursos financieros, el empo había llegado
para que Tyndale imprimiera su Nuevo Testamento en inglés. Al
considerar sus opciones, eligió la ciudad alemana de Colonia para
la operación de impresión. La ciudad daba empleo a muchos im-
presores capaces de producir y encuadernar una gran can dad de
ejemplares de la traducción inglesa de Tyndale. Pero en muchos
sen dos, Colonia era una elección improbable como lugar para im-
primir una traducción inglesa del Nuevo Testamento. Solo cuatro
años antes, el 18 de abril de 1521, Lutero había sido juzgado en
Worms, a unos 150 kilómetros de Colonia, donde había sido con-
denado por Roma como hereje. Cuando llegó Tyndale, Colonia era
un bas ón católico bajo el rígido liderazgo del arzobispo elector
católico.
Colonia representaba todo lo que Tyndale había rechazado en
Inglaterra. Esta ciudad pro-católica olía a las huecas supers ciones
religiosas de Roma. Los peregrinos acudían en masa para ver sus
reliquias y santuarios idólatras; las indulgencias eran puestas en
venta por sacerdotes no conver dos. Sobre la ciudad se imponía la
Catedral de Colonia, una de las estructuras más grandes sobre la
erra. La construcción había comenzado tres siglos antes, y seguía
inconclusa en los días de Tyndale. No fue sino hasta el siglo XIX,
tras siglos de inac vidad, que este ambicioso proyecto sería con-
cluido. La catedral supuestamente albergaba los huesos de los ma-
gos que visitaron a Cristo en su nacimiento. Los restos esquelé cos
eran orgullosamente exhibidos en el más grande sarcófago de oro
de Europa. Ésta era Colonia: romanista, papista, religiosa, supers -
ciosa, y perdida.
Como un acto de resistencia a la Reforma, las autoridades de Co-
lonia emi eron una orden judicial que cas gaba a todos los auto-
res de “herejía reformada” en Colonia, así como a sus impresores.
Roma estableció un comité local de sacerdotes y teólogos para
que censuraran todas las obras que no se ajustaban a la doctrina
católica. La traducción e impresión de cualquier libro sin la autori-
zación de la iglesia católica estaban estrictamente prohibidas. No
mucho antes, los libros y panfletos de Lutero habían sido quema-
dos públicamente en los escalones frontales de esta catedral.
Fue en este ambiente hos l adonde Tyndale llegó para imprimir
su traducción del Nuevo Testamento en inglés. Él eligió Colonia
porque era un próspero centro de comercio que poseía el más
grande mercado de cualquier ciudad de Alemania. Puesto que era
un lugar de reunión de comerciantes internacionales, era poco
probable que la presencia de otro inglés como Tyndale despertara
sospechas. El constante flujo de ac vidad comercial le facilitó a
Tyndale la transferencia de fondos desde Londres para financiar su
impresión.
Colonia además estaba posicionada sobre el Río Rin, lo que daba
acceso al Mar del Norte, y por lo tanto a los puertos ingleses. Esto
hacía mucho más fácil el embarque de las Biblias que si tuvieran
que transportarse por erra. Una ruta terrestre habría implicado
carruajes primi vos, caminos enlodados, y habría sujetado el en-
vío a inesperadas inspecciones del gobierno, aumentando el riesgo
de un arresto y una posible muerte. El envío de las Biblias por mar
era un medio de transporte inmensamente superior.
Además, Colonia ofrecía una vasta selección de imprentas que
Tyndale podía elegir para su proyecto. También había una amplia
variedad de libreros en Colonia que mantenían a los impresores de
la ciudad en un negocio lucra vo. Aunque Colonia era una ciudad
católica, algunos impresores locales estaban dispuestos a correr el
riesgo de ser arrestados por imprimir obras reformadas con tal de
obtener alguna ganancia. A las autoridades católicas les resultaba
di cil supervisar cada proyecto de impresión. A fin de permanecer
encubiertos, muchos impresores imprimían obras controversiales
sin portada, omi endo así sus nombres. Por esos mo vos, Colonia
era ideal para esta ambiciosa obra. Tyndale comenzaría aquí su au-
daz proyecto en las mismísimas puertas del infierno.

LA PRIMERA IMPRESIÓN
Tyndale fue donde Peter Quentell para que llevara a cabo la tarea
de impresión de su Nuevo Testamento. Quentell era un impresor
de segunda generación que había aprendido el oficio de su padre,
un notable impresor. Tyndale comenzó este proyecto dándole a
Quentell el evangelio de Mateo en inglés. Es posible que también
le haya dado el evangelio de Marcos como el siguiente libro en la
línea. Se esperaba imprimir entre tres mil y seis mil copias, aunque
es probable que ellos convinieran en tres mil.
La impresión del Nuevo Testamento de Quentell era sofis cada
para la época. El evangelio de Mateo comienza dramá camente
con un retrato grabado en madera del Apóstol a página completa.
Se muestra a Mateo con una pluma en la mano, impregnando su
instrumento de escritura en un ntero sostenido por un ángel. En
cada división de los capítulos hay grandes ilustraciones. Los márge-
nes interiores están llenos de referencias bíblicas cruzadas que
guían al lector interesado a otros pasajes de apoyo. Los márgenes
exteriores están salpicados de explicaciones exposi vas del texto
bíblico. En las notas de estudio hay asteriscos que le iden fican al
lector el pasaje específico que está siendo explicado. La Biblia de
Tyndale ene un sorprendente parecido con el Testamento de
Sep embre de Lutero, impreso tres años antes. El Nuevo Testa-
mento de Tyndale, sin embargo, fue impreso en un tamaño más
pequeño que la versión de Lutero. Pretendía ser lo bastante com-
pacto como para pasar inadver do. Después de todo, tener una
copia de esta obra era ilegal.
Tanto la traducción como la impresión se realizaron bajo un velo
de absoluto secreto. Tyndale conocía demasiado bien las severas
consecuencias que le ocurrirían si era atrapado llevando a cabo su
misión. En consecuencia, esta primera versión de la Biblia de Tyn-
dale fue impresa sin portada. Esto permi ría que la iden dad de
Tyndale permaneciera desconocida y ayudaría a proteger su segu-
ridad. Además, no llevaba el nombre ni la ciudad del publicador,
para proteger a Quentell en este arriesgado proyecto.
Con la salida de la primera hoja de la prensa, aún húmeda por la
nta, en la imprenta de Quentell, por primera vez se ponía la Pala-
bra de Dios impresa a disposición del hombre común en inglés. La
Escritura ya no estaría oculta bajo la apariencia de otro idioma.
Tyndale no pudo llevar a cabo esta heroica tarea solo. A su lado
estaba otro inglés, William Roye, quien actuaba como su asistente
personal. Roye, al igual que Tyndale, era un hombre de Cambridge
con ideales reformados. Era un fraile franciscano de Greenwich
que se había conver do en renegado de la Iglesia Católica y huyó
en búsqueda de seguridad al con nente europeo. Estudió bajo Lu-
tero en la Universidad de Wi enberg, y se graduó en junio de
1525. Si Tyndale efec vamente viajó a Wi enberg, es allí donde
habría hecho contacto con Roye.
En sus escritos, Tyndale explicó que había estado esperando que
otra persona se le uniera en Europa. Esta persona no iden ficada
probablemente vendría de Inglaterra. De haber sido así, se ha con-
jeturado que esta persona era Miles Coverdale, el posterior compi-
lador de la Biblia Coverdale. Aunque Tyndale estaba esperando a
esta otra persona, Roye se le acercó y le ofreció su ayuda. 3 Tyndale
aceptó su ofrecimiento, y ambos comenzaron esta peligrosa labor
juntos. El deber de Roye sería ayudar a preparar la traducción de
Tyndale para la prensa.
La sociedad entre Tyndale y Roye, no obstante, fue incómoda y a
menudo tensa. Tyndale describió a Roye como una persona “astu-
ta”, por lo que le costaba confiar en él. Dada la naturaleza secreta
de su trabajo, esta latente sospecha fue perjudicial para Tyndale.
Roye, afirmó Tyndale, tenía una lengua “no solo capaz de volver a
los tontos completamente locos, sino también de engañar al más
sabio”.4 Aunque finalmente se separarían, Roye trabajó junto a
Tyndale durante la impresión de la primera edición del Nuevo Tes-
tamento en Colonia.

FUENTE PARA LA TRADUCCIÓN

La principal fuente para la traducción del Nuevo Testamento de


Tyndale fue el recién compilado texto griego producido por el eru-
dito humanista Desiderio Erasmo de Ro erdam. Tyndale trabajó a
par r de la tercera edición de Erasmo, compilada menos de diez
años antes. Su trabajo en el idioma original dis nguía su traduc-
ción de lo que el profesor de Oxford John Wycliffe había realizado
ciento cuarenta años antes. Debido a que trabajó exclusivamente
a par r de la Vulgata la na, la obra de Wycliffe era limitada en
cuanto a precisión. El Nuevo Testamento de Tyndale fue la primera
traducción inglesa desde el texto griego.
El Nuevo Testamento había sido escrito en griego koinē, la len-
gua común del siglo I. Esta forma de griego era la más usada en la
región mediterránea oriental. Los primeros cris anos u lizaron
además una versión griega del An guo Testamento llamada la Sep-
tuaginta. Alrededor de principios del siglo V, el erudito Jerónimo
(c. 347-420) tradujo el griego y el hebreo a la lengua franca de su
empo, el la n. Este texto se hizo conocido como la Vulgata, de la
palabra la na vulgar, en referencia a la lengua común del pueblo.
Con el paso del empo, la Iglesia Católica adoptó la Vulgata como
su texto oficial de la Escritura, con tal autoridad que sus tuía al
griego y al hebreo o a cualquier traducción de lenguaje común. La
Vulgata se difundió por el Imperio Romano, incluidas las Islas Britá-
nicas durante los siguientes mil años.
La Vulgata tuvo éxito porque el la n era la lengua común del Im-
perio Romano. Sin embargo, el griego y el la n son idiomas muy
dis ntos. El la n no puede comunicar el significado preciso del
griego original. En consecuencia, la traducción del Nuevo Testa-
mento de la Vulgata resultó insuficiente para transmi r el verda-
dero significado del texto griego.
Con la llegada del Renacimiento, nació un nuevo grupo de erudi-
tos europeos. Estos pensadores manifestaron su descontento con
la vaguedad de la Vulgata. Entre otros de sus efectos, el movimien-
to intelectual del renacimiento dio origen a un renovado interés
por el idioma griego. Cuando se examinó la Vulgata y se le contras-
tó con el original griego, se encontró que era deficiente. Y así,
guiado por el amor a las lenguas originales e impulsado por el es -
mulante clima intelectual de su empo, Erasmo viajó por Europa
con el fin de compilar los mejores manuscritos an guos de la Bi-
blia en los idiomas la n y griego. El Nuevo Testamento de Erasmo
se tulaba Novum instrumentum, “nuevo instrumento”. Este texto
nuevo para el Nuevo Testamento debía ser su “nuevo instrumen-
to” para llevar a cabo una reforma en la educación de la iglesia.
Publicado en 1516, fue la primera traducción la na nueva del Nue-
vo Testamento en más de mil años. Resultó popular, pues de 1516
a 1522 se vendieron 3.300 copias del Novum instrumentum. Eras-
mo puso la versión la na en paralelo con su texto griego compila-
do.
Por primera vez que se imprimía el texto griego de la Escritura.
Este Nuevo Testamento griego se convir ó en el fundamento de
cada versión nueva de la Escritura traducida a un idioma europeo
durante muchos de los años siguientes. Es el texto que Lutero usó
en 1521-1522 para traducir el Nuevo Testamento al alemán. Se de-
cía que Erasmo había puesto el huevo, pero Lutero lo quebró y lo
dio a su pueblo. Asimismo, el texto griego de Erasmo fue la base
de la traducción de Tyndale del Nuevo Testamento al inglés.
Además del texto griego de Erasmo, Tyndale tenía en frente la
nueva traducción al alemán del Nuevo Testamento de Lutero. Des-
pués de la Dieta de Worms, Lutero fue secuestrado por sus amigos
y llevado al Cas llo de Wartburg. Estando allí tradujo la Biblia des-
de el original griego al idioma alemán. Lo hizo bajo la protección
de Federico III, elector de Sajonia, y lo hizo con increíble rapidez,
ya que completó su proyecto en solo once semanas, de diciembre
de 1521 a febrero de 1522. Melanchthon, un erudito en griego, y
otros especialistas en lingüís ca editaron la obra de Lutero un
empo después. Copias de su Nuevo Testamento empezaron a sa-
lir de la prensa en sep embre de 1522. Entre dos mil a cinco mil
copias se imprimieron para diciembre .
El Nuevo Testamento de Lutero fue inmensamente popular en
las áreas protestantes de toda Alemania. Esta extendida acepta-
ción trajo como consecuencia el desarrollo de una forma escrita
estandarizada del idioma alemán. Hacia 1534, Lutero y otros tra-
dujeron el An guo Testamento y lo imprimieron. Se publicaron
ochenta y siete ediciones del Nuevo Testamento de Lutero en el
dialecto del alto alemán y unas diecinueve ediciones se imprimie-
ron en el dialecto del bajo alemán. En un empo bastante corto,
se habían vendido más de doscientas mil copias, una asombrosa
distribución.
Tyndale, quien hablaba alemán, consultó la segunda y la tercera
edición del Testamento de Sep embre de Lutero, como se le lla-
maba la edición de 1522. Mientras la traducía al inglés, Tyndale
usó mucho de lo que encontró ú l en la Biblia alemana. Si bien se-
guía el texto griego como su fuente primaria, el alemán de Lutero
le pareció a Tyndale una ú l fuente secundaria. No obstante, Tyn-
dale demostró su propia capacidad al hacer su trabajo de traduc-
ción, difiriendo a menudo de Lutero en su elección de palabras y
frases.
Como ya lo he mencionado, Tyndale también se apoyó en la ver-
sión la na mejorada de Erasmo. Esta nueva versión del texto la no
contenía unas cuatrocientas alteraciones del texto de la Vulgata.
Erasmo había recorrido los monasterios de Europa y había reunido
los mejores manuscritos disponibles en su intención de mejorar la
Vulgata de Jerónimo. Con esta versión la na moderna, que apare-
ció con la versión griega de Erasmo, Tyndale tenía otra referencia
para hacer comparaciones. La nueva versión la na fue completada
en 1516, el año anterior al comienzo de la Reforma.
B. F. Westco , quien más tarde editó un influyente texto crí co
del Nuevo Testamento griego, notó la dependencia de Tyndale de
la versión la na del Nuevo Testamento de Erasmo: “Existe, no obs-
tante, otra autoridad que tuvo gran influencia sobre Tyndale apar-
te de la Vulgata o Lutero. El texto griego del Nuevo Testamento pu-
blicado por Erasmo, que Tyndale necesariamente usó, iba acompa-
ñado de una versión la na original en la que Erasmo ver ó fiel-
mente el texto que había impreso. Tyndale sigue esta traducción
con mucha frecuencia”.5
No hay indicios de que Tyndale consultara el Nuevo Testamento
de John Wycliffe en el desarrollo de su labor de traducción. Esta
primi va versión inglesa había sido traducida casi un siglo y medio
antes por el profesor de Oxford que inició el movimiento lolardo
en la Inglaterra del siglo XIV. Es posible que Tyndale no haya queri-
do ser influenciado por la elección de las palabras inglesas de Wy-
cliffe. En lugar de ello, él quería escoger las mejores palabras ingle-
sas que transmi eran el idioma original. Puesto que no tuvo acce-
so a otra traducción inglesa, la obra de Tyndale era completamen-
te original.

CARACTERÍSTICAS DE LA PRIMERA EDICIÓN


Las primeras hojas del Nuevo Testamento de Tyndale que salieron
de la prensa a fines de agosto de 1525 eran de su prólogo. Tyndale
comienza dando una bienvenida al lector y luego defiende la nece-
sidad de una versión inglesa. Él explica qué son los dos testamen-
tos y muestra la relación entre la ley y el evangelio. Tyndale tam-
bién brinda un resumen de la teología de Lutero, enfocándose es-
pecialmente en la jus ficación solo por la fe. Luego pasa a un ex-
tenso tratamiento de la depravación del hombre y la naturaleza
del pecado. Aquí es donde Tyndale se ex ende sobre el prólogo de
Lutero de su traducción alemana. Tyndale usa a menudo las pala-
bras de Lutero, pero quita algunos de los pensamientos del refor-
mador alemán para ahondar en otras verdades.
En el prólogo, Tyndale usa los escritos y la teología de Lutero
para informar su propio pensamiento. Toma las ideas de Lutero y
las expande usando sus propias palabras. Tyndale hace una intro-
ducción a varias doctrinas importantes, muy especialmente la jus-
ficación por fe. Hace un marcado contraste entre la ley y el evan-
gelio. Comienza por la ley, mostrando la necesidad del evangelio, y
pasa directamente a abordar la gracia de Dios en el evangelio. Si
bien Tyndale usa sus propias palabras, los escritos de Lutero son
una guía constante. Tyndale luego expone el evangelio de Jesucris-
to con gran claridad.
Este prólogo al Nuevo Testamento de Tyndale es su primer escri-
to confirmado del cual aún tenemos una copia original. Él escribe
con constante referencia a la Biblia, u lizando lenguaje escritural y
con muchas alusiones bíblicas. Escribe como alguien que está pro-
fundamente inmerso en la Biblia. Tyndale no estaba solo tradu-
ciendo las Escrituras, sino que estaba absorbiéndolas él mismo. Él
declara en el prólogo:

Aquí he traducido (queridísimos hermanos y hermanas y afec-


tuosamente amados en Cristo) el Nuevo Testamento para
vuestra edificación, consolación, y solaz espiritual. Exhorto de
inmediato y ruego a aquellos que son más hábiles en las len-
guas que yo, y que poseen dones de gracia superiores a los
míos para interpretar el sen do de la Escritura y el significado
del Espíritu, que consideren y evalúen mi labor, y lo hagan con
un espíritu de mansedumbre. Y si en algún lugar advierten
que no he logrado el verdadero sen do de la lengua, o el sig-
nificado de la Escritura, o no he usado la palabra inglesa co-
rrecta, que se den a la tarea de enmendar el error, recordando
que es su deber hacerlo. Pues no hemos recibido los dones de
Dios solo para nosotros, o para esconderlos, sino para entre-
garlos para la honra de Dios y de Cristo, y para la edificación
de la congregación, que es el cuerpo de Cristo.6
Al hacer la lista de los libros del Nuevo Testamento, Tyndale di-
fiere del enfoque de dos niveles de Lutero. En su Biblia alemana,
Lutero elevó al nivel superior a los cuatro Evangelios y Hechos, jun-
to con las epístolas de Pablo, Pedro y Juan. En el nivel inferior in-
cluyó a Hebreos, San ago, Judas, y Apocalipsis. Por el contrario,
Tyndale afirma la igual importancia de cada uno de los vein siete
libros canónicos del Nuevo Testamento.
El eminente estudioso de Tyndale, David Daniell, escribe: “El
prólogo que escribió a la Biblia es uno de los documentos más im-
portantes de Tyndale. Es, por así decirlo, su primer manifiesto…
Ese prólogo es casi en su totalidad una exposición teológica de la
Escritura”.7 Tan importante era este prólogo, que más tarde Tynda-
le lo expandió y lo publicó por separado con el tulo A Pathway
into the Holy Scripture (Un camino hacia las Sagradas Escrituras).
Tyndale escribe su prólogo mientras traduce, con un vocabulario
llano y fácil de entender. Sus ideas no son abstractas ni vagas, sino
concretas y estructuradas. Su pensamiento es organizado y fácil de
seguir. Con un lenguaje y sintaxis imponentes, rehúsa emplear pa-
labras complejas y evita la rigidez de los términos técnicos. El ge-
nio de Tyndale radica en su capacidad de afirmar verdades profun-
das de formas lúcidas. Daniell comenta: “El propósito no es des-
lumbrar con ornamentos y floreos verbales, sino ser claro para el
oyente más humilde”.8 El obje vo de llevar la Palabra de Dios a la
gente común siempre estuvo presente en Tyndale.
Mientras Tyndale traducía el Nuevo Testamento, lo hacía sin la
ayuda de un diccionario del idioma inglés que lo asis era en la or-
togra a y las definiciones. De hecho, un diccionario de ese po no
exis a todavía. Su asistente, William Roye, estaba a su lado y su ta-
rea principal era ayudarle con los asuntos sicos y prác cos del
proyecto. Sin embargo, Roye, que tenía una buena educación,
también habría estado disponible para consultas lingüís cas.
Tyndale, no obstante, se mantuvo virtualmente solo en esta la-
bor, dirigido solo por la mano guía de Dios. Brian Moynahan des-
cribe el proceso de traducción de Tyndale de la siguiente forma:

La fuente primaria de Tyndale era el Nuevo Testamento en


griego de Erasmo, ya en su tercera edición para 1524, junto
con la traducción y notas la nas que acompañaban el texto
griego. También tenía la Vulgata La na, y el Testamento de
Sep embre de Lutero de 1521. No contaba con la Biblia de los
lolardos. Tyndale dijo que no tenía a nadie a quien “falsificar”
o imitar; “tampoco”, añadió, “contaba con la ayuda del inglés
de nadie que hubiese interpretado antes lo mismo o algo por
el es lo en la Escritura.9
Tyndale tradujo el texto griego al inglés con extraordinaria ap -
tud y destreza. Su talento único se hizo evidente al traducir de una
manera personal y directa. Él u lizó las palabras de uso diario en la
vida laboral a fin de que su obra fuese entendida por el hombre
común. Además, escogió bien sus palabras y las ordenó en oracio-
nes simples para facilitar la comprensión. No escribió para la elite
univesitaria, sino para el hombre de la calle. Tyndale escribió con
el propósito de llevar la verdad de la Escritura a las masas de la
gente común. Su es lo era contemporáneo, pero también digno.
Su obra fijó la norma para todas las traducciones inglesas que le
seguirían.
Tyndale no solo tradujo las palabras de la Escritura, sino que
además proporcionó notas explica vas en el margen externo de
muchas páginas de su Nuevo Testamento. Por ejemplo, en los pri-
meros vein dós capítulos del evangelio de Mateo, hay noventa no-
tas al margen. Estos comentarios proveen una interpretación ú l
que ayuda al lector a comprender el texto bíblico. El obje vo del
reformador inglés era instruir; él pretendía ayudar al lector a en-
tender la intención del autor del pasaje.
Las notas de Tyndale son concisas, especialmente comparadas
con las notas de estudio más extensas de Lutero. Tal como lo hizo
con la traducción del reformador alemán, Tyndale u lizó las notas
de Lutero como ayuda —dos tercios de los noventa comentarios
en Mateo 1-22 de la traducción de Tyndale son de Lutero— pero a
menudo las abrevió o las modificó. El tono de Tyndale ene tam-
bién un énfasis dis nto al de Lutero, pues es menos polémico.
Cuando el reformador alemán explica la Escritura, suele ser com-
ba vo. Lutero a veces parecía complicarse sin necesidad al insertar
comentarios contra el papado y el sacerdocio. Tyndale, por su par-
te, escribe de manera más exposi va.

UN CONTRATIEMPO MOMENTÁNEO

Mientras las prensas trabajaban, ocurrió una interrupción inespe-


rada. Después de imprimir las primeras diez hojas, funcionarios del
gobierno irrumpieron en la imprenta. La redada detuvo de inme-
diato la operación encubierta. Las autoridades de la ciudad habían
sido alertadas acerca del trabajo clandes no e invadieron el lugar
para detenerlo. Dado que imprimir la Biblia en inglés se considera-
ba una herejía, la obra se detuvo del todo. La impresión había lle-
gado hasta Mateo 22:12 cuando fue cortada de repente. Todos los
materiales que quedaban en la imprenta fueron confiscados y pa-
saron a ser propiedad oficial del gobierno local.
La úl ma hoja que se había completado estaba señalada con la
letra H. La H es la octava letra del alfabeto inglés, por lo que signi-
ficaba que esa era la octava hoja impresa. Cada hoja era cortada
en ocho páginas dis ntas. Esto significa que se había imprimido un
total de ochenta páginas del Nuevo Testamento. Aproximadamen-
te la mitad de lo que se había imprimido era el prólogo de Tyndale.
Las autoridades de la ciudad intentaron arrestar a Tyndale y
Roye. Su captura habría significado una muerte segura para estos
dos ingleses subversivos. Pero Tyndale y su asistente consiguieron
escapar antes de que pudieran atraparlos. También pudieron reu-
nir algunas de las páginas impresas y huyeron con ellas. En su re -
rada, viajaron río arriba por el Rin hacia Worms. Tyndale con nuó
su secreta labor de traducción e impresión desde allí. Seis meses
después, en 1526, salía de la prensa una copia completa de su
Nuevo Testamento.
Hoy solo queda un juego de estas ocho hojas terminadas del
Nuevo Testamento de Colonia. Con ene todo lo que Quentell ha-
bía impreso, comenzando por el prólogo e incluyendo Mateo 1:1-
22:12. Las hojas sueltas fueron unidas en forma de libro en el siglo
XIX y permanecen en la Biblioteca Británica. Esta edición de Colo-
nia del Nuevo Testamento de Tyndale era la obra en que por pri-
mera vez alguna porción del Nuevo Testamento se traducía del ori-
ginal griego y se imprimía en inglés. Aunque solo se imprimieron
algunas pocas páginas, estas pocas hojas fueron distribuidas en In-
glaterra y ayudaron a difundir la causa de la Reforma. Con el em-
po, estas verdades se extenderían por el mundo, influenciando las
generaciones que vendrían.
Muchos de ustedes que leen estas páginas saben algo de las difi-
cultades que se enfrentan al buscar la voluntad de Dios. Puede
que algunos estén deambulando, como en una densa niebla, sin
tener la certeza de saber si podrán siquiera avanzar en el cumpli-
miento de la voluntad de Dios. Otros de ustedes estarán comen-
zando una tarea que creen que les ha sido dada por el Señor, pero
ya quieren abandonar la causa porque su comienzo ha sido infruc-
tuoso o ha encontrado gran oposición. Están comenzando a dudar
si es que se trata de la misión de Dios para ustedes debido a esa
falta de éxito y la oposición que enfrentan. ¿Es posible que esa sea
tu situación?
Espero que aprendamos de la vida y fortaleza de William Tynda-
le. Aun cuando la imprenta fue invadida y su trabajo abruptamen-
te detenido, él perseveró y siguió trabajando hasta el final. Este in-
glés no tocó la señal de re rada, ni retrocedió siquiera un paso de
su propósito de llevar la Palabra de Dios a la gente común. Que
cada uno de nosotros sigamos adelante sirviendo al Señor en lo
que Su Palabra nos manda, siempre avanzando con nuestra mirada
puesta al frente, y nunca mirando atrás. No cues onemos la sobe-
rana mano de Dios. Más bien, fijemos la mirada en Dios y ocupé-
monos, dondequiera que Él nos haya puesto, en la labor para la
que nos ha capacitado. Que, por Su gracia y para Su gloria, poda-
mos realizarla fielmente hasta su culminación.
C

Nuevo Testamento
para un labrador

En todos los pueblos y aldeas del país de Tyndale se abrieron


las páginas sagradas, y los dichosos lectores encontraron allí
aquellos tesoros de paz y gozo que el már r había conocido.
Muchos dijeron con él: “Sabemos que esta Palabra es de Dios
como sabemos que el fuego quema; no porque alguien nos lo
haya dicho, sino porque un fuego divino consume nuestros co-
razones”… Tyndale había deseado envolver el mundo en llamas
con la Palabra de su Señor, y ese fuego estaba encendido.
—J. H. M ’A 1

William Tyndale era un hombre enfocado y decidido, una figura in-


domable que no pudo ser disuadida de proveer una Biblia en in-
glés para su erra natal. El empeño inicial de Tyndale por imprimir
su Nuevo Testamento en Colonia en 1525 fue detenido de forma
inesperada por una incursión en la imprenta. Un hombre inferior
podría haberse rendido, concluyendo que su tarea no debía ser la
voluntad de Dios. Pero no fue así con Tyndale. La idea de abando-
nar su misión encomendada por Dios era completamente ajena a
este valiente reformador. El sen do de deber para con Dios no
pudo ser apagado. Abandonando toda precaución, Tyndale huyó
rápidamente hacia el sur desde Colonia a Worms para evitar el
arresto por parte de los oficiales que intentaban acabar con su em-
presa ilegal. Tyndale estaba resuelto a traducir el Nuevo Testamen-
to al inglés a cualquier costo. Su obje vo permaneció inalterable:
permi r que un labrador conociera la Escritura tanto como el
papa.
Lo que encendía esta intensa pasión en el alma de Tyndale era
su convicción fundamental de que la fe salvadora requiere del co-
nocimiento de la verdad, el cual requiere que uno tenga la Palabra
de Dios en su propio idioma. Nadie puede entrar en el reino de
Dios, sostenía él, sin conocer la verdad del evangelio. Si el pueblo
inglés iba a poseer el conocimiento salvador de Jesucristo, la fir-
meza de Tyndale lo llevaba a reconocer que era crucial contar con
la Escritura en inglés. Más aun, él creía que ningún cris ano puede
ser san ficado sin la Palabra, lo cual hacía aun más importante una
traducción al inglés. Tyndale quería conseguir que la Escritura es-
tuviese abierta y a disposición del pueblo inglés, y quería poner la
Biblia en manos de ellos, para que sus propios ojos la leyeran.
Para acrecentar su sen do de urgencia, Tyndale ya había sido
tes go de que los líderes de la Iglesia Católica Romana no cono-
cían ni siquiera las verdades más básicas con respecto a la salva-
ción. Los mismos sacerdotes eran muy ignorantes de la Escritura:
ciegos guías de ciegos. En consecuencia, Inglaterra se sofocaba en
una niebla espiritual. Había una agobiante hambre de la Palabra
del Señor en el país.
La misión delante de Tyndale estaba clara. Él estaba muy angus-
ado por el des no eterno del mundo angloparlante. Una Biblia
en inglés no era algo opcional, sino impera va. Sin la Biblia en in-
glés, afirmó Tyndale, el predicador podría igualmente estar ha-
blando a cerdos:

Realmente es tan bueno predicarla a los cerdos como a los


hombres si se la predica en una lengua que ellos no en en-
den. ¿Cómo me prepararé para los mandamientos de Dios?
¿Cómo estaré agradecido de Cristo por su bondad? ¿Cómo
creeré la verdad y las promesas que Dios ha jurado, si me las
dicen en una lengua que no en endo?2

Cuando no se puede entender el lenguaje de la Biblia, reconoció


Tyndale, no hay diferencia entre un cerdo y un pecador. En pala-
bras simples, si el mensaje de la Escritura no puede ser comprendi-
do, nadie puede entrar en el reino de Dios.
Este capítulo se enfocará en el viaje de Tyndale desde Colonia a
Worms, donde por fin vería el Nuevo Testamento en inglés impre-
so y embarcado hacia su patria. Hay muchos aspectos únicos que
examinar a fin de entender cómo realizó Tyndale esta increíble la-
bor. Pero un hecho es inconfundible: Tyndale fue persistente en
llevar a cabo esta valiente misión.

BASE NUEVA

Al seleccionar la siguiente ciudad donde imprimir su Nuevo Testa-


mento, Tyndale sabía que ésta debía cumplir con varios criterios.
En primer lugar, la base nueva tenía que ser una ciudad próspera
donde pudiera realizar su trabajo que estaría cubierto por las dis-
tracciones de un lugar densamente poblado. Segundo, la ciudad
tenía que contar con varias imprentas para elegir. Estos impresores
debían tener a disposición los rela vamente nuevos pos móviles
de la prensa de Gutenberg para que pudieran imprimir rápidamen-
te y a bajo costo. Tercero, la ciudad tenía que estar estratégica-
mente ubicada cerca de una papelera que pudiese proveer una
gran can dad de papel de calidad. Sería demasiado caro y lento
imprimir sobre vitela. Cuarto, la ciudad tenía que estar bien posi-
cionada sobre un río navegable que corriera hacia el mar de modo
que las Biblias pudieran distribuirse de manera eficiente. Conside-
rando todos estos factores, Tyndale se decidió por Worms.
Worms fue por mucho empo una fortaleza católica muy leal.
Fue allí en donde Lutero fue convocado para ser juzgado por here-
jía en abril de 1521. Sin embargo, la estrategia de Roma fue con-
traproducente. Lutero desafió la tradición de la iglesia y la autori-
dad eclesiás ca diciendo: “Mi conciencia está cau va a la Palabra
de Dios. No puedo y no quiero retractarme de nada, pues no es se-
guro ni correcto ir contra la conciencia. No puedo hacer otra cosa.
Aquí estoy, que Dios me ayude. Amén”.3 La posición valiente de Lu-
tero a favor de la Palabra lo catapultó al rol de héroe del pueblo. El
valor de este gigante alemán produjo un manan al de creencia
protestante en Worms. Hacia 1525, la ciudad había cambiado su
lealtad religiosa del catolicismo a las convicciones luteranas. Esto
significó que cuatro años después del juicio de Lutero, Worms era
el mejor lugar para que Tyndale imprimiera su Nuevo Testamento.
A fines de 1525, Tyndale, acompañado de Roye, viajó río arriba por
el Rin hasta que llegó a Worms.
Worms estaba muy bien situada sobre el Río Rin, y proporciona-
ba la ruta acuá ca necesaria para exportar las Biblias recién impre-
sas de Tyndale. Esto permi ría que su Nuevo Testamento fuera
cargado en barcazas y navegara hacia el norte hasta llegar a un
puerto en el Mar del Norte. Allí las Biblias podían transferirse a na-
ves mercantes que zarparan hacia Inglaterra. El costo que significa-
ba el transporte de las Biblias de Worms a Inglaterra era solo algo
superior al costo de embarcar desde Colonia. Lo irónico del caso es
que estas Biblias navegarían por el Río Rin y pasarían por Colonia,
donde anteriormente se había interrumpido la impresión de Tyn-
dale. Además de lo anterior, Worms le otorgó a Tyndale la necesa-
ria exposición para mejorar su destreza en la lengua hebrea. Mien-
tras preparaba su Nuevo Testamento en inglés, también adquiría
habilidad para la traducción del An guo Testamento. A mediados
del siglo XVI, pocos estudiosos en Inglaterra siquiera conocían el
hebreo. Muchos menos podían enseñarlo. Pero Worms era uno de
los pocos lugares en donde se podía aprender. Allí vivía una gran
comunidad judía que le permi ría a Tyndale estudiar y aprender la
an gua lengua del An guo Testamento con judíos instruidos. La
casa de adoración judía más an gua en Europa, la sinagoga Hinte-
re Judengasse, estaba también en Worms. Esta ciudad alemana te-
nía la fuerte reputación de ser “un lugar tan bueno para estudiar
hebreo como ninguno en la cris andad”.4 Por estas razones estra-
tégicas, Worms fue la segunda opción de Tyndale, después de Co-
lonia para imprimir su Nuevo Testamento.
A su llegada a Worms, de inmediato Tyndale intentó encontrar
un impresor adecuado. Su opción fue Peter Schoeffer —hijo del
pionero de la impresión de Mainz—, considerado el principal im-
presor de la ciudad. Es probable que el negocio entre Tyndale y
Schoeffer se acordara a comienzos de 1526. El nombre de Schoef-
fer no aparece en el Nuevo Testamento de Tyndale, sin duda para
proteger su anonimato como impresor. No obstante, varias pistas
revelan que la Biblia de Tyndale fue obra de Schoeffer. El po gó -
co usado en la impresión, las marcas de agua dis n vas sobre el
papel, y los singulares grabados para las ilustraciones, todo eso
iden fica a Schoeffer como su impresor.
No había pos de letra estandarizados para imprimir en el siglo
XVI. Cada impresor creaba sus propias formas para las letras. Al in-
tentar completar la impresión comenzada en Colonia, Schoeffer no
pudo acomodar con precisión los pos anteriores en tamaño y es-
lo. Esta discrepancia, no obstante, no detuvo el proyecto. Moy-
nahan explica: “Este era un libro para leer en secreto, no para exhi-
birse en una colección”.5 Schoeffer estaba muy bien calificado para
llevar adelante este ambicioso proyecto y culminarlo. Era evidente
que un po de letra dis nto no iba a detener esta empresa.
Para imprimir el Nuevo Testamento de Tyndale, se requería de
un papel de alta calidad. La impresión en piel de oveja o de bece-
rro rasurada y afinada, conocida como vitela, habría sido demasia-
do costosa para una rada tan grande. El papel que cumplía con
los requerimientos era producido por una papelera en Troyes,
Francia. Esta planta, operada por la familia Le Bé, producía un pa-
pel de alta calidad, pero a un precio más alto. No obstante, este
importante proyecto, que llevaría el evangelio de Jesucristo, bien
merecía este mejor producto, y Schoeffer pudo conseguir un gran
suministro de papel de calidad de la planta de Le Bé para cumplir
con la orden de Tyndale.
El papel de la planta de Le Bé era fabricado u lizando una técni-
ca inventada en Italia dos siglos antes. Estaba hecho de fibras de
algodón en lugar de pulpa de madera, con lo que se lograba un pa-
pel fuerte y duradero. Esta innovación hacía posible y razonable
una impresión de gran rada. Para hacer el papel, se precisaba de
un generoso suministro de ligeras telas blancas. La tela se cortaba
en ras delgadas, se remojaban en agua, se colgaban y se ba a
para secarla. Se les aplicaba un tratamiento con detergente para
producir pulpa, la que, a su vez, se sumergía en agua bia. En el
agua se hundía un marco de madera con alambres entrecruzados.
Luego se levantaba el marco, y se quitaba el exceso de agua de las
hojas presionándolas entre capas de fieltro. Las hojas se colgaban
y recubrían de una fina capa de cera y arcilla. Luego se secaban y
restregaban con pedernal. El resultado era el papel, listo para ser
entregado en resmas de vein cinco hojas a las imprentas de
Worms. Schoeffer era uno de los principales compradores de este
papel.
CARACTERÍSTICA DE LA EDICIÓN DE WORMS

Schoeffer imprimió el Nuevo testamento de Tyndale en el formato


octavo más pequeño, es decir, cada hoja se doblaba para producir
dieciséis páginas de texto en ocho hojas. La versión de Colonia ha-
bía sido impresa en el formato cuarto más grande, con ocho pági-
nas de texto en cuatro hojas. La edición de Worms no tenía un
prólogo al comienzo. Se incluyeron ilustraciones al comienzo de
cada Nuevo Testamento. Además, no había divisiones por capítu-
los como en la edición de Colonia. Tampoco había una portada en
la edición de Worms que llevara el nombre de Tyndale. En el prefa-
cio de uno de sus siguientes trabajos, The Parable of the Wicked
Mammon, Tyndale explicó que la omisión de su iden dad fue para
proteger su anonimato. Lo único que le importaba a Tyndale era
que se distribuya la Biblia en inglés en las manos de la gente co-
mún. A Tyndale no le importaban los elogios personales.
Este tamaño más pequeño de la edición de Worms del Nuevo
Testamento tenía varios beneficios. Primero, esta versión era más
rentable. Se requería menos papel y nta para imprimir este for-
mato que la versión más grande de Colonia. Segundo, una Biblia
más pequeña sería más fácil de exportar a Inglaterra porque nece-
sitaría menos espacio a bordo de un barco. Tercero, una Biblia más
pequeña sería más fácil de ocultar en fardos de algodón y hacerla
entrar de contrabando a Inglaterra. Cuarto, un Nuevo Testamento
más pequeño le facilitaría al dueño el poder transportarla en el
bolsillo del abrigo o en un bolso sin que se note. En una época
cuando el Nuevo Testamento impreso en inglés era ilegal, un ta-
maño reducido era una verdadera ventaja.
Cuando Tyndale traducía del griego al inglés, tenía una intención
específica en mente. Su obje vo primordial era hacer que la ver-
sión inglesa fuera fiel al texto bíblico y accesible al lector prome-
dio. El estudioso de Tyndale, David Daniell, elogia la labor de tra-
ducción de Tyndale en esta edición de Worms:

El Nuevo Testamento de 1526… es la obra triunfante de un


erudito en griego que conocía bien ese idioma; de un hábil
traductor que podía apoyarse en el la n de la Vulgata y de
Erasmo, y en el alemán, para conseguir la ayuda necesaria;
pero sobre todo es la obra de un escritor en inglés que había
resuelto ser claro, sin importar cuán arduo pudiera resultar
este trabajo.6

En relación a la obra de traducción de Tyndale, cabe destacar va-


rias cosas. Primero, Tyndale intentó una traducción de fácil com-
prensión para la persona común. Él tradujo para el labrador en el
campo, no el profesor en el aula. Daniell explica: “Tyndale prefiere
un inglés claro, co diano, oral”7 que “tenga el mayor significado
para sus lectores ingleses comunes”.8 El verdadero genio de Tynda-
le radica en descubrir la forma en inglés más simple para comuni-
car las expresiones griegas más profundas. Este es lo accesible del
inglés fue tomado del “lenguaje en uso de la época”.9 En otras pa-
labras, Tyndale escribió en un lenguaje co diano para la persona
promedio. Allí radica el gran atrac vo que produjo su obra de tra-
ducción.
Segundo, Tyndale intentó que el lector avanzara a paso ligero a
través de su lectura del texto bíblico. Eligió lo mejor que pudo las
palabras más simples, monosílabas, sobre las más complejas y po-
lisílabas. Cuanto más corta la palabra, creía él, tanto más fácil se le
haría al ojo del lector avanzar sobre la página. Él estaba convenci-
do de que las palabras más breves suelen ser más claras que las
más largas. Cuando se necesitaban palabras más complicadas, Tyn-
dale las ubicaba intencionalmente hacia el final de las oraciones de
manera que el verso comenzara con la mayor facilidad de lectura.
Cuando era posible, Tyndale conver a las frases con par cipios
griegos en oraciones subordinadas inglesas con el fin de exigirle
menos al lector. Además, de forma intencional le puso mucha
atención al ritmo de la oración. Tyndale hizo todo esto para realzar
una armonía ac va para el lector.
Tercero, Tyndale pretendía hacer algo más que llegar a la mente.
Su intención era también conmover el alma. Tyndale estaba tan in-
teresado en el es lo de su lenguaje como en la sustancia de cada
palabra y frase. Él elaboró con sumo cuidado cada aspecto de sus
oraciones de manera que el Espíritu Santo impar era la verdad de
un modo que conmoviera el corazón. La misión de Tyndale era
crear una obra que no solo le enseñara a la mente, sino que ade-
más “hablara al corazón”.10 En esto tuvo un notable éxito.
Este triple enfoque estaba en la mente de Tyndale mientras pon-
deraba cada palabra, frase, cláusula, y oración. En realidad actua-
ba como mediador entre el texto griego original y la página en in-
glés. Su propósito era elaborar una traducción que fuera fiel a la
intención del autor, fluyera ante los ojos del lector y tocara su co-
razón. A través de esos grandes esfuerzos, Tyndale estaba cam-
biando el rumbo de la historia inglesa.
En esta edición de Worms, Tyndale decidió no incluir el prólogo
que había incluido anteriormente en la edición de Colonia. Tampo-
co añadió las notas al margen de su versión de 1525. En lugar de
ello, escribió una breve observación al final de su Nuevo Testa-
mento. Esta palabra final tenía el propósito de llamar al lector a la
acción en respuesta a la verdad de la Escritura.
En una apelación directa, esta nota final está expuesta con una
urgente pasión. Tyndale llama al lector a considerar con cuidado el
invaluable tesoro que ene en sus manos: la Palabra de Dios escri-
ta. Además, lo llama a responder a su mensaje con arrepen mien-
to y fe en Jesucristo.
En esta nota final, Tyndale ex ende las riquezas espirituales del
evangelio a pecadores que están en bancarrota moral. Llama al
lector a entregarse a Dios mediante la fe en Cristo, y a no confiar
en sus propios méritos. Tyndale escribe:

“Te exhorto, lector, a que seas diligente, y vengas con una


mente pura, y como dice la Escritura, con ojos sinceros, a las
palabras de salud y vida eterna, mediante las cuales, si nos
arrepen mos y creemos en ellas, volvemos a nacer, somos
creados de nuevo, y disfrutamos de los frutos de la sangre de
Cristo”… Ésta “ha comprado vida, amor, favor, gracia, bendi-
ción, y todo lo que se promete en la Escritura para aquellos
que creen y obedecen a Dios”, y es la sangre de Cristo la que
“se interpone entre nosotros y la ira, la venganza, la maldi-
ción”.11

CORRECCIONES Y DISTRIBUCIÓN

Tyndale era consciente de que su Nuevo Testamento, como un


proyecto de largo plazo, requeriría de futuras revisiones. Al revisar
la edición de Colonia de 1525, ya había descubierto setenta y dos
errores que necesitaban corrección en su edición de Worms de
1526. Como un ar sta que analiza cada pincelada de su obra
maestra, Tyndale era un perfeccionista consumado, siempre esfor-
zándose por lograr la mejor traducción posible.
Otros errores de la edición de 1526 serían descubiertos y poste-
riormente corregidos. Tyndale haría estos ajustes en sus ediciones
de 1534 y 1535. De hecho, él haría unas cuatro mil correcciones en
estas futuras ediciones. Algunos estudiosos han elevado este nú-
mero a cinco mil cambios y correcciones.12 La mayoría son ajustes
leves, aunque unos pocos son significa vos.
Cuando la edición de Worms del Nuevo Testamento de Tyndale
estuvo impresa, ya estaba lista para ser embarcada al extranjero.
Algunas de las páginas recién impresas quedaron sin encuadernar
como hojas sueltas. Otras fueron encuadernadas en Worms. Am-
bas versiones fueron escondidas con sumo cuidado en fardos de
algodón para ocultarlas de la mirada de los inspectores del gobier-
no. Estos fardos fueron cargados en barcazas y navegaron por el
Río Rin hacia un puerto del Mar del Norte. Los fardos de algodón
se trasladaron a barcos mercantes que zarparan hacia las Islas Bri-
tánicas. Estos barcos navegaron por rutas comerciales desde el
con nente europeo a Inglaterra para entregar su preciado carga-
mento. Los muelles de carga británicos estaban listos para recibir
estos valiosos tesoros. El más estratégico entre estos puertos se
ubicaba en la ciudad más grande de Inglaterra: Londres. Otros bar-
cos llevaron las Biblias recién impresas a puertos más pequeños a
lo largo de la costa inglesa suroriental. Algunos barcos con Biblias
de Tyndale navegarán hacia el norte hasta Escocia. El conocimien-
to de la Palabra se esparcía por todo el mundo de habla inglesa.
Desde estos puertos, el Nuevo Testamento de Tyndale fue distri-
buido a las principales ciudades de las Islas Británicas. Entusiastas
compradores adquirieron todas las copias embarcadas. No quedó
ninguna sin venderse. Todo el espectro de la sociedad inglesa tenía
la Biblia a su disposición en su propio idioma. Las dos principales
universidades, Oxford y Cambridge, recibieron copias de este libro
prohibido. Sin embargo, en su mayoría fue el hombre común
quien compró estas copias. Gente de todos los estratos sociales
compró el Nuevo Testamento de Tyndale, incluidos terratenientes,
agricultores, sastres, abogados, carpinteros, albañiles, hojalateros,
profesores, estudiantes, tejedores, herreros, y muchos más.
El costo de adquirir una de las Biblias de Tyndale era rela va-
mente bajo. Comparada con otros libros de similar tamaño, el ma-
yor número de ejemplares de este Nuevo Testamento lo mantuvo
a un precio asequible. Esto permi ó que la gente común comprara
su propia copia. El costo era como el del salario de media semana
de un obrero común. Los agricultores ofrecían una carreta de heno
por un Nuevo Testamento. Algunas personas reunían recursos en
común para comprar y compar r una copia. Por primera vez esta-
ba disponible un Nuevo Testamento impreso en inglés para quie-
nes pudiesen pagar un chelín con ocho peniques por una copia sin
encuadernar. Una copia encuadernada se vendía por un chelín ex-
tra.
El sueño de Tyndale se hacía realidad. El labrador en el campo
por fin tenía la palabra de Dios a su disposición.

RESISTENCIA CATÓLICA

Mientras las Biblias de Tyndale se distribuían por Inglaterra, la Igle-


sia Católica no se quedó de brazos cruzados. Alertada de la maqui-
nación de Tyndale, la iglesia en Inglaterra comenzó a comprar las
copias que descubría y las quemaba en las calles del país. Los líde-
res eclesiás cos de Inglaterra temían un levantamiento del pueblo
similar al de Alemania, después de haber sido tes gos del rol que
tuvo la Biblia de Lutero en la Guerra de los Campesinos.
Cuthbert Tunstall, obispo de Londres, emi ó en octubre de 1526
una prohibición contra cualquiera que tan solo poseyera una Biblia
de Tyndale. F. F. Bruce describe a Tunstall como alguien “especial-
mente intranquilo por la importación y distribución del Nuevo Tes-
tamento de Tyndale, porque naturalmente su diócesis era la más
afectada de todo el país”.>13 Tunstall catalogó estas Biblias como
“pes feras” y como el “más pernicioso veneno”. Se amenazó a los
libreros de Inglaterra con cárcel y muerte si tenían los libros prohi-
bidos.
El 26 de octubre de 1526, Tunstall organizó una quema pública
del Nuevo Testamento de Tyndale en la famosa Catedral de San
Pablo. Delante de la muchedumbre reunida, Tunstall afirmó haber
encontrado dos mil errores en la traducción de Tyndale. Semejan-
te afirmación no es de extrañar, dado que Tyndale había traducido
su Biblia del idioma griego original, y Tunstall había hecho su acu-
sación basado en una inves gación en la que debió haber usado la
Vulgata la na. La traducción al inglés de Tyndale era muy superior
a la versión inferior de Tunstall. Los dos mil errores estaban en la
Biblia de Tunstall, no en la de Tyndale. Tyndale bromeaba diciendo
que le complacía que Tunstall hubiese estudiado la Biblia, aunque
haya sido para buscar errores en su traducción.
Esta fuerte resistencia de parte de la Iglesia Católica fue tan solo
una señal de lo que más tarde le esperaba a Tyndale. Diez años
después, esta oposición resultaría en su mar rio. Por el momento,
se quemaban las Biblias. Más tarde, sería Tyndale a quien quema-
rían.

LA VIDA DE FUGITIVOS
Se cree que la rada de la edición de 1526 en Worms fue de tres
mil o de seis mil copias, es probable que más cerca de las tres mil.
De todas ellas, se sabe de la existencia de tres copias en el siglo
XXI. Con estas ediciones recorriendo toda Inglaterra, la estadía de
Tyndale en Worms fue sin duda un éxito. Pero no se quedó allí.
La siguiente residencia conocida de Tyndale fue Amberes, en los
Países Bajos. Sin embargo, no es sino hasta 1529 o comienzos de
1530 que se le puede localizar allí. ¿Dónde estuvo en el intervalo
entre su estadía en Worms y su residencia en Amberes? ¿Qué hizo
durante ese periodo? La mayoría de los estudiosos creen que resi-
dió por un breve empo en Amberes, y cuando encontró que era
demasiado peligroso quedarse ahí, regresó a Hamburgo, donde
había residido antes de ir a Wi enberg y Colonia. En Hamburgo,
residió una vez más con la Sra. Emerson y con nuó con su labor de
traducción. Sin embargo, no hay información adicional acerca de
estos hechos.
Hay buenos mo vos para creer que después de la impresión del
Nuevo Testamento de Worms, Tyndale volcó sus intereses a la tra-
ducción del An guo Testamento. Al parecer, Tyndale había traduci-
do una buena porción de los Libros de Moisés antes de emprender
su viaje a Hamburgo. Durante el viaje, su barco naufragó y todos
los libros de Tyndale y la traducción que había terminado se per-
dieron. Este fue un gran revés en su intento de traducir la Biblia al
inglés.
Sin embargo, esta prueba en el mar solo impulsaría a Tyndale a
perseverar aun más en su misión de lograr que el labrador en los
campos de Inglaterra supiera más de la Escritura que los sacerdo-
tes en las catedrales de las iglesias de Inglaterra. Más allá de si
Tyndale volvió alguna vez a Hamburgo, el final del año 1529 o el
comienzo de 1539 lo encontró una vez más en Amberes. Este va-
liente fugi vo estaba listo para hacer que los primeros cinco libros
de la Biblia en lengua inglesa fueran impresos.
Tyndale estaba dominado por una fortaleza invulnerable para se-
guir adelante a pesar de tener al frente numerosos reveses y hos -
lidades. En el correr de la vida cris ana, es fácil enfocarse tanto en
nuestras circunstancias que nos desalentamos y retrocedemos o
nos rendimos por completo. Aprendamos del ejemplo del espíritu
firme de Tyndale a no desis r, sino a entregarnos al máximo para
cumplir todo lo que Dios ha puesto de forma soberana a nuestros
pies. Para Tyndale, el asunto más importante que tenía por delan-
te era poner la Biblia en las manos de la gente. Tengamos el mismo
impulso para leer, conocer y asimilar la Palabra de Dios que tuvo
Tyndale para ponerla en nuestras manos.

PADRE DEL INGLÉS MODERNO


Con su Nuevo Testamento, Tyndale se convir ó en el padre del
idioma inglés moderno. Él configuró la sintaxis, la gramá ca y el
vocabulario de la lengua inglesa más que ningún otro hombre que
haya vivido. Más que Geoffrey Chaucer, el dramaturgo William
Shakespeare, o los poetas Percy Shelley y John Keats.
El idioma inglés en los albores del siglo XVI era tosco y poco refi-
nado. Carecía de precisión y estandarización, era una extraña mez-
cla de cualidades anglosajonas y normandas con un vocabulario la-
no an guo, contenido en una sintaxis desorganizada. Tyndale de-
mostró ser su agente de cambio. Al traducir la Biblia, ponderando
a profundidad las palabras, frases y oraciones, Tyndale modeló el
lenguaje en su punto de transición del inglés Medio al inglés Mo-
derno Temprano. El habla de una nación fue construida en su
mente y fluyó de su pluma. Al proporcionar la Biblia en inglés, Tyn-
dale se convir ó en el padre del inglés moderno.
Además, Tyndale es reconocido como el padre de la Biblia ingle-
sa. Su influencia sobre la forma en que la Biblia en inglés fue escri-
ta, leída, estudiada y predicada llega hasta el día de hoy. Su traduc-
ción se volvió tan fundacional que hasta el siglo XX cada traduc-
ción inglesa exitosa dependía en gran medida del esfuerzo de Tyn-
dale. El ochenta y cuatro por ciento del Nuevo Testamento de la
versión King James es una copia palabra por palabra de la obra de
Tyndale. Del An guo Testamento, un setenta y seis por ciento de la
King James se encuentra en los libros que tradujo Tyndale.14 Da-
niell observa que Tyndale escribió en “oraciones sajonas breves
con un vocabulario en gran medida sajón, algo como los prover-
bios”.15 En este proceso, Tyndale tradujo la Biblia al lenguaje co-
mún del pueblo, lo cual explica su más amplia audiencia y su fe-
cunda influencia a través del mundo angloparlante.
Además de todo lo anterior, Tyndale es ampliamente considera-
do como el padre de la Reforma inglesa. Lo que la mayoría de los
reformadores consiguió a través de la predicación, Tyndale lo hizo
con su traducción bíblica. Si bien él predicó durante sus años de ju-
ventud en Inglaterra, en años posteriores toda su atención estuvo
puesta en traducir la Biblia al idioma inglés. En lugar de proclamar
la Escritura, él les dio a los ingleses las palabras reales de la Biblia
en su lengua materna. Si la gente podía leer y comprender la Pala-
bra, creía él, Dios encendería en sus corazones un celo por la ver-
dad. Fue a esta valiente misión que se dedicó Tyndale, concentran-
do todas sus energías en esta tarea asignada por Dios por el resto
de su vida.
C

Producción del
Pentateuco

William Tyndale vio la necesidad de una traducción fresca… la


visión de Tyndale era más amplia y más profunda que la de
Wycliffe… Tyndale tenía una apreciación mucho mejor de lo
que implicaba una traducción inglesa del griego y el hebreo.
—H O O 1

De voluntad indomable y espíritu resuelto, William Tyndale nunca


fue alguien que permanecía inac vo cuando había trabajo de Dios
por hacer. La necesidad era demasiado grande. Tyndale estaba to-
talmente resuelto a traducir la Biblia completa a su lengua mater-
na, y nada podría disuadirlo de esa admirable labor. Él creía que la
obra debía completarse de prisa, porque su amada erra, envuelta
en oscuridad espiritual, necesitaba desesperadamente el evange-
lio de Cristo. Él estaba convencido de que lo que hacía debía ha-
cerse con urgencia. Sin lugar a dudas, Tyndale era un reformador
no solo en su doctrina, sino en el empuje y el ritmo de su vida.
Habiendo revisado y publicado el Nuevo Testamento en 1526,
esta figura muy enérgica empezó el gigantesco desa o de traducir
el An guo Testamento al inglés. Dada la mayor extensión de la Ley,
los Profetas y los Escritos, combinada con la mayor dificultad del
idioma hebreo, ésta sería una empresa monumental para cual-
quier traductor. Nadie antes había intentado realizar semejante
proyecto. Ciertamente, nunca antes se había logrado. No obstante,
Tyndale estaba comprome do a darle al pueblo inglés la totalidad
de la Palabra de Dios en su propio idioma. A este propósito se en-
tregó con firmeza.
Para que Tyndale tradujera y publicara el An guo Testamento se
requerían varias cosas significa vas. Primero, Tyndale tendría que
aprender la di cil lengua hebrea. Ya que era experto en siete idio-
mas, ahora tenía que dominar esta an gua lengua semita, que se-
ría la más di cil y exigente de todas. Segundo, tendría que prestar
atención a cada verso, frase, y palabra del hebreo del An guo Tes-
tamento. Tercero, Tyndale necesitaría una casa donde vivir y llevar
a cabo sus esfuerzos de estudio y traducción. Una vez más necesi-
taría varias cosas que había necesitado para su proyecto del Nuevo
Testamento: una ciudad europea ac va con un impresor compe-
tente dispuesto a asumir el riesgo de ser arrestado y sufrir las con-
secuencias; acceso a un vasto suministro de papel de considerable
calidad; una ubicación a orillas de un río grande que permi era
una fácil exportación a Inglaterra; y una comunidad comercial in-
ternacional que le permi era desaparecer entre la inmensa mu-
chedumbre cuando fuese necesario.
La ciudad que proporcionaba cada uno de estos elementos cru-
ciales era Amberes. Tyndale podría avanzar desde esa ciudad hacia
la siguiente fase de su ambicioso y audaz proyecto. Consciente de
que el An guo Testamento sería más desafiante que el Nuevo Tes-
tamento, Tyndale estaba presto a poner las manos en el arado
para realizar esta exigente tarea. La labor precisaría de concienzu-
do estudio, disciplina firme y un empeño incansable. Por la gracia
de Dios, Tyndale estaba listo para el desa o. Este capítulo seguirá
los pasos que dio Tyndale para traducir los cinco primeros libros de
la Biblia, conocidos como el Pentateuco.

APRENDIZAJE DEL HEBREO

El primer paso para escalar este Monte Everest sería aprender he-
breo, un idioma di cil que no se parece a ninguno de los siete que
Tyndale había aprendido hasta ese momento. Desde los ojos de un
inglés, el hebreo se lee al revés, de derecha a izquierda sobre la
página. Las palabras se basan en una raíz de tres consonantes, y
las formas básicas se alteran para producir palabras relacionadas.
Las vocales —que no se añadían a la forma escrita sino hasta alre-
dedor del siglo IX— toman la forma de puntos que rodean las con-
sonantes. Estas cualidades únicas presentaban un desa o para
cualquiera que intentara aprender y trabajar con esta an gua len-
gua. En ese entonces, el hebreo prác camente no se enseñaba, no
se estudiaba ni se conocía en Inglaterra o el Sacro Imperio Roma-
no. Hasta 1524, no exis a ni un solo profesor de hebreo en ningu-
na universidad inglesa. No había un ambiente inglés en donde Tyn-
dale pudiera haber adquirido siquiera un conocimiento elemental
del vocabulario, las formas verbales, la gramá ca y la sintaxis he-
brea. Antes de par r hacia el con nente europeo, Tyndale no tuvo
acceso a nada relacionado con el hebreo.
A su llegada a Europa en 1524, Tyndale comenzó a aprender he-
breo casi de inmediato. Adquirir dominio del hebreo en poco em-
po habría estado dentro de sus capacidades intelectuales y lingüís-
cas. Es di cil saber con exac tud dónde, cuándo o cómo apren-
dió el idioma, dado que Tyndale vivía como un expatriado. Por lo
tanto, sus ru nas y acciones están envueltas en el misterio. No
mantenía un diario, no escribía cartas, y no predicó sermones que
estén preservados. No exis a ningún rastro documental que pu-
diera llevar a sus enemigos hasta su puerta. No posó para ningún
retrato para que reconocieran su aspecto. Su misión exigía que
permaneciera incógnito. En consecuencia, Tyndale nos revela poco
acerca de las circunstancias en las que adquirió competencia en el
hebreo.
La explicación más creíble es que Tyndale comenzó a adquirir el
conocimiento del hebreo mientras estuvo en Wi enberg. Daniell
explica: “Alemania era el centro del poco conocimiento del hebreo
que había en Europa en la década de 1520, y claramente Tyndale
lo aprendió allí”.2 El historiador Alister McGrath dice que Tyndale
fue atraído hacia Wi enberg como el hierro al imán porque “el co-
razón de Tyndale estaba en el plan de Lutero”.3
Lutero había aprendido hebreo por sí solo u lizando el silabario
De rudimen s hebraicis (Hebreo básico), de Johannes Reuchlin, de
1506. Reuchlin era un maestro lingüista que regresó a Alemania
con el propósito de perfeccionar su hebreo entre los judíos letra-
dos que vivían en el país. La gramá ca y diccionario de Reuchlin se
convir ó en el primer texto hebreo impreso en Alemania. Esta
obra ayudó a Lutero en su traducción del An guo Testamento al
alemán. Como Tyndale habría conversado con Lutero y leído la tra-
ducción del An guo Testamento del reformador alemán, el texto
de Reuchlin también desempeñó un rol significa vo en el aprendi-
zaje del hebreo de Tyndale.
TRADUCCIÓN DEL HEBREO

A medida que Tyndale comenzaba su traducción del An guo Testa-


mento, ciertas herramientas se hacían necesarias. Al igual que Lu-
tero antes que él, Tyndale habría necesitado el manual de hebreo
de Reuchlin. También habría comprado un An guo Testamento he-
breo a uno de muchos libreros alemanes. Sin embargo, Tyndale no
habría podido hacer un estudio compara vo con ningún documen-
to hebreo no bíblico escrito durante el empo del An guo Testa-
mento, pues en el siglo XVI no exis a ninguno. Lo mejor que podía
hacer sería consultar obras en otros idiomas semitas an guos,
como el árabe. Tales recursos habrían estado a su disposición en
una universidad, biblioteca o monasterio locales. También u lizó
los volúmenes de un comentario arameo, la Políglota Compluten-
se, y una paráfrasis del An guo Testamento en arameo.
Además, Tyndale poseía una copia de la traducción alemana del
An guo Testamento de Mar n Lutero, impresa apenas siete años
antes en el verano de 1523. La traducción de Lutero del Pentateu-
co del hebreo al alemán fue la primera en su po. Lutero consultó
además numerosas fuentes hebreas que habrían beneficiado de
forma indirecta a Tyndale. Entre ellas habrían estado las obras del
franciscano Nicolás, Rashi, Pagnimus, Sebas an Munster, Bernard
Zieglar, Ma hew Aurogallus, y Andreas Osiander.4
Tyndale también tenía a su disposición las exposiciones del An -
guo Testamento de otro notable expositor, el reformador suizo Ul-
rico Zwinglio. Sus sermones sobre el Pentateuco estaban en circu-
lación por aquel entonces. Estos discursos publicados se basaban
en un me culoso estudio del texto hebreo y le habrían provisto a
Tyndale de un mayor conocimiento sobre este complicado idioma.
Poco antes de la llegada de Tyndale, aparecía de forma providen-
cial en Amberes una traducción francesa del An guo Testamento
de Jacques Lefevre, impresa en 1528, que Tyndale sin duda consul-
tó. Además, Tyndale también habría examinado atentamente la
Septuaginta, la traducción griega de la Biblia hebrea producida en-
tre uno y dos siglos antes del empo de Cristo. Cada una de estas
herramientas fue una enorme contribución a la obra que Tyndale
emprendía.
Al traducir el An guo Testamento, Tyndale desarrolló un es lo
propio y dis n vo al traducir con precisión y claridad del hebreo al
inglés. Él buscó entregar el sen do literal y llano del texto hebreo
en el idioma inglés, de tal manera que la persona común pudiera
captar fácilmente su significado. Donde era posible, Tyndale esco-
gió palabras de origen anglo-sajón en lugar de las derivadas del la-
n o del normando. Por eso eligió palabras tales como faith (fe) en
lugar de fidelity, worship (adoración) en vez de adora on, y good-
ness (bondad) en vez de virtue. En lugar de u lizar palabras polisí-
labas, Tyndale intentó usar palabras monosílabas cada vez que po-
día. Para Tyndale, en traducción menos es más. Esta simplicidad
ayudaría a facilitar la lectura y la comprensión de su audiencia.
Un ejemplo de lo anterior se observa en su traducción de Éxodo.
En su versión de los Diez Mandamientos se leen palabras corrien-
tes de fácil comprensión:

You shall have no other gods in My sight… You shall make no


graven image… Remember the Sabbath that you sanc fy it…
Honor your father and mother, that your days may be long.
You shall not kill. You shall not break wedlock. You shall not
steal. You shall bear no false witness against your neighbor.
You shall not covet your neighbor’s house, neither shall you
covet your neighbor’s wife.5

Al transferir el Pentateuco del hebreo al inglés, Tyndale acuñó


muchas palabras inglesas u lizadas por primera vez, tales como
Jehovah,6 Passover7 (Pascua), scapegoat8 (chivo expiatorio), show-
bread9 (pan de la proposición), y mercy seat10 (propiciatorio). Tam-
bién desarrolló muchas frases y oraciones que se han vuelto comu-
nes en el mundo de habla inglesa. Por ejemplo, al traducir el Éxo-
do, Tyndale acuñó frases notables tales como an eye for an eye, a
tooth for a tooth11 (ojo por ojo, diente por diente). Al abordar el li-
bro de Números, Tyndale tradujo el hebreo en forma extraordina-
ria:

The Lord bless you and keep you. The Lord make His face shi-
ne upon you and be merciful unto you. The Lord li up His
countenance upon you, and give you peace12 (Números 6:24-
26).

El es lo de traducción de Tyndale era consistente con su trabajo


anterior en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, con nuó con su
prác ca de traducir las estructuras posesivas con frases preposi-
cionales; algunos ejemplos son the fat of the land13 (la abundancia
de la erra), the beast of the field (las bes as del campo), y the law
of the Lord (la ley del Señor). Con cada palabra y frase, Tyndale
abría nuevos terrenos en la lingüís ca, el vocabulario y la gramá -
ca ingleses.

IMPRESIÓN DE AMBERES

Tras haber aprendido hebreo en un periodo de unos cinco años,


Tyndale estaba listo para comenzar la tarea de traducir los libros
de la ley. A fines de noviembre o comienzos de diciembre de 1529,
navegó de Hamburgo a Amberes para ges onar la impresión inicial
del Pentateuco. John Foxe reconoce a Tyndale trabajando en Ham-
burgo en estrecha asociación con Miles Coverdale, traduciendo los
libros de Moisés ya en 1529.
Un posible mo vo por el que Tyndale salió de Alemania fue el
brote de la mortal enfermedad de la peste sudorosa en Hamburgo.
Pero una razón de más peso para la par da fue evitar que lo des-
cubrieran los oficiales que intentaban arrestarlo y deportarlo a In-
glaterra. Su captura habría significado el fin del proyecto de tra-
ducción y la muerte inmediata. Un nuevo domicilio en una nueva
ciudad aumentaría las posibilidades de pasar inadver do.
Durante el siglo XVI, la ciudad de Amberes estaba situada en las
Diecisiete Provincias (también conocidas como los Países Bajos de
los Habsburgo) en el Sacro Imperio Romano. Esta sería la base de
operaciones de Tyndale durante los siguientes cinco años. Con su
acceso ribereño al Río Escalda, Amberes era el puerto predomi-
nante de Europa. Como tal, era la mayor ciudad comercial en el
norte de Europa en las décadas de 1520 y 1530, y gozaba de un
periodo de riqueza y adelanto conocido como la Edad de Oro. Tuvo
tanto éxito financiero durante esta época que llegó a ser conocida
simplemente como la Metrópolis.
Siendo solo católica nominal, sus impresores estaban dispuestos
a arriesgarse a producir Biblias ilegales con fines lucra vos. Asimis-
mo, sus mercaderes estaban dispuestos a transportar Biblias a tra-
vés del Mar del Norte hasta la desembocadura del Río Támesis. A
su llegada a Amberes, Tyndale se mudó a una pensión conocida
como la Casa Inglesa, ubicada en una estrecha calle cercana a una
enorme catedral católica, cuyo capitel se elevaba por sobre los de-
más edificios de la ciudad. Tyndale escogió a un impresor de Am-
beres llamado John Hoochstraten, quien era editor, encuaderna-
dor y vendedor de libros. Un edicto del gobierno emi do el 7 de
diciembre de 1530 declaró que era ilegal que alguien escribiera o
imprimiera un libro nuevo sin antes contar con cartas de aproba-
ción oficial. El cas go para semejante violación sería “ejecutado
sin tardanza ni misericordia”.14 El ofensor sería “marcado con un
hierro al rojo vivo”, y se le arrancarían los ojos o se le cortarían las
manos”.15 Sin embargo, Hoochstraten aceptó el proyecto de Tynda-
le y empezó el trabajo. En poco empo, las autoridades católicas
romanas y locales se enteraron de que había un “hereje” en su ciu-
dad. Lo más probable es que informantes del arzobispo local des-
cubrieran copias del An guo Testamento de Tyndale cargadas de
contrabando en los barcos en el puerto. El 24 de mayo de 1530, el
arzobispo de Canterbury, William Warham, promulgó una condena
en contra Tyndale, citando “la traducción de la Escritura corrompi-
da por William Tyndale, tanto en el An guo Testamento como en
el Nuevo”.16 En junio de 1530, se emi ó otra proclama, que iden -
ficaba tanto la traducción del An guo como del Nuevo Testamento
de Tyndale como obras heré cas “ahora impresas”.17
Cada uno de los cinco libros de Moisés traducidos por Tyndale
fue impreso y publicado por separado. El comprador podía adqui-
rir un libro o comprar los cinco y encuadernarlos. Cada libro mo-
saico fue impreso de forma individual para que pudieran ser pasa-
dos de contrabando con discreción hacia Inglaterra. Un solo libro
era más fácil de ocultar en un fardo de algodón que cinco libros
impresos como un solo volumen grande. Una vez que estos libros
llegaban a Inglaterra, el comprador podía adquirirlos por separa-
do. Muchos compradores ingleses luego encuadernaban los cinco
libros en una sola obra. Tyndale además escribió e imprimió cada
libro con su propio prólogo par cular. Para apresurar el trabajo,
Hoochstraten mantuvo dos prensas trabajando en simultáneo.
Esta impresión doble no solo ahorró empo, sino que además re-
dujo la exposición del impresor al delito de publicar ilegalmente
estos libros prohibidos. Además, Tyndale vivía en un estado de ur-
gencia, deseando que la Palabra impresa estuviera disponible en
Inglaterra lo más pronto posible.
Génesis y Números fueron impresos en el mismo po romano
que el Nuevo Testamento. Éxodo era el único libro que tenía ilus-
traciones junto con el texto bíblico. Este segundo libro de la ley
contenía once grabados a página completa. Uno de los dibujos era
de Aarón ves do con las túnicas del sumo sacerdote, y los demás
mostraban los enseres del tabernáculo. Los grabados ya habían
sido usados dos años antes por otro impresor de Amberes, Willem
Vostermann, quien los preparó para una nueva Biblia flamenca.
Los medios financieros de Tyndale eran limitados, y el uso de estos
viejos grabados debió ahorrarle valiosos recursos.

PRÓLOGOS DE APERTURA

Al comienzo de su edición del Pentateuco, Tyndale insertó un pró-


logo inicial que había escrito a modo de introducción general a los
cinco libros de Moisés. Se tula “W. T. al lector”.18 Él explica cuánta
oposición había recibido por producir su versión inglesa del Nuevo
Testamento. Hace referencia a las afirmaciones de sus opositores
—de que era imposible traducir la Escritura al inglés con cierta
precisión, o que era peligroso que los laicos poseyeran una Biblia
en inglés— y los refuta en su prólogo:

Cuando había traducido el Nuevo Testamento, añadí al final


una epístola, en la que deseaba que aquellos que fuesen ins-
truidos enmendaran lo que pudiera parecerles erróneo. Pero
nuestros maliciosos y astutos hipócritas, que son tan obs na-
dos y duros de corazón en sus malvadas abominaciones que
no les es posible enmendar cosa alguna… dicen, algunos de
ellos, que es imposible traducir la Escritura al inglés. Algunos
dicen que no es legí mo que los laicos la tengan en su lengua
materna. Algunos dicen que los conver ría a todos en herejes,
como ocurriría, sin duda, respecto a tantas cosas que por tan-
to empo han enseñado falsamente. Y ese es el verdadero
mo vo por el que la prohíben, aunque fingen otros propósi-
tos. Y algunos, o más bien todos, dicen que una traducción los
haría sublevarse contra el rey, a quien ellos mismos (para su
perdición) nunca han obedecido.19

Tyndale explica que realizó su viaje anterior a Londres con el pro-


pósito de asegurar el permiso del obispo de Londres para traducir
la Biblia al inglés:

Cuando me presenté ante el canciller, este me amenazó grave-


mente, y me injurió, y me trató como si fuera un perro… Mien-
tras pensaba en esto, vino a mi memoria el obispo de Londres,
a quien Erasmo… elogiaba profusamente, entre otros lugares,
en sus Anotaciones en el Nuevo Testamento, por su gran sabi-
duría. Entonces pensé, si pudiera llegar al servicio de este
hombre, sería dichoso. Así que me encaminé a Londres, y, por
medio de las relaciones de mi maestro, llegué a sir Harry Gil-
ford, interventor de la gracia del rey, y le llevé un Discurso de
Isócrates que había traducido del griego al inglés, y le solicité
que hablara por mí ante mi señor de Londres.20
Cuando el obispo de Londres rehusó darle el permiso, Tyndale se
dio cuenta de que no había lugar en Inglaterra para llevar a cabo el
trabajo de su vida. Por lo tanto, debía viajar al extranjero para ha-
cerlo. Tyndale comenta: “No había un espacio en el palacio de mi
señor de Londres donde traducir el Nuevo Testamento, pero ade-
más… no había lugar para hacerlo en toda Inglaterra”.21
Tyndale también incluyó un segundo prólogo escrito por él al co-
mienzo del Pentateuco. Esta introducción se tulaba “Prólogo para
mostrar el uso de la Escritura”.22 Este prólogo aborda la suprema
importancia de la Biblia en la vida del creyente. Tyndale compara-
ba la Biblia con una joya preciosa en manos de alguien que no co-
nocía su verdadero valor. Además, comparó la Escritura con una
potente medicina que debía ser aplicada a las llagas espirituales de
todo hombre. Él afirmó:

Aunque un hombre tuviera una joya preciada y valiosa, pero si


no sabe su valor, ni para qué sirve, no sería ni mejor ni más
rico que una paja. Asimismo, por mucho que leamos la Escri-
tura, y parloteemos sobre ella, si no conocemos su uso, ni
para qué fue dada, ni qué se debe buscar en ella, no nos apro-
vecha en absoluto. Por lo tanto, no basta con solo leerla y ha-
blar de ella, sino que además debemos desear día y noche
que Dios abra nuestros ojos, y nos haga comprender y sen r
para qué fue dada la Escritura, para que podamos aplicar su
medicina, cada hombre a sus propias llagas.23

Tyndale decía que la Biblia era una luz brillando en un mundo os-
curo y que solo ella podía iluminar el camino por donde andaba el
creyente:

La Escritura es una luz y nos muestra el verdadero camino,


tanto qué hacer como qué esperar. Y es una defensa contra
todo error, y consuelo en la adversidad para que no desespe-
remos, y en la prosperidad nos atemoriza para que no peque-
mos.24

Tyndale instaba al lector a que considerase cada sílaba de cada


palabra de la Escritura, pues Dios mismo se las dirigía directamen-
te a ellos. No importa qué tan insignificante pudiera parecer el tex-
to, es Dios hablándole al lector:

Por lo tanto, a medida que lees, piensa que cada sílaba es per-
nente para mismo, y absorbe la esencia de la Escritura, y
ármate contra cualquier ataque.25

LOS CINCO LIBROS DE MOISÉS


Después del prólogo a Génesis, Tyndale colocó el texto del libro
bajo el tulo “El primer libro de Moisés, llamado Génesis”.26 El tex-
to comienza de manera conocida: “In the beginning God created
heaven and earth. The earth was void and empty, and darkness
was upon the deep, and the spirit of God moved upon the water”
(Gn. 1:1-2).27 No se enumeran los versículos, y se detalla el número
de cada capítulo. No hay referencias cruzadas, y la primera nota
explica va aparece en el margen externo de Génesis 4. Casual-
mente se trata de una comparación entre Caín y el papa. Solo hay
seis notas al margen para los cincuenta capítulos de Génesis, y de
ellas, tres están dirigidas contra la Iglesia de Roma. La nota explica-
va de Génesis 32 es de naturaleza más prác ca, pues aborda el
tema de la oración del creyente.
La gran mayoría de las notas de Tyndale en el Pentateuco son
aclaratorias, escritas con el propósito de explicar la intención y el
significado del texto bíblico. Solo unas pocas notas son polémicas,
apuntando a refutar a Roma y al papa. Vein trés notas están dirigi-
das al papa, y se enfocan en la conducta infiel de la iglesia romana.
Cuarenta de las notas provienen directamente de un libro que Tyn-
dale ya había escrito, The Obedience of the Chris an Man. En lo
que resta del Pentateuco, hay cuarenta y seis notas explica vas en
Éxodo, vein una en Leví co, diecinueve en Números, y cuarenta y
una en Deuteronomio. La mayoría de estas notas explica vas son
rela vamente breves. Esto hace un total de 126 notas al margen
en el Pentateuco de Tyndale.
Después de Génesis, Tyndale añadió un glosario de palabras cla-
ves u lizadas en este primer libro de Moisés. Él llamó a esta lista
de palabras en Génesis y sus definiciones “Tabla explica va de
ciertas palabras”.28 Esta tabla funcionaba como un diccionario que
definía las palabras que al lector le podrían parecer di ciles. Él or-
denó estas palabras alfabé camente y explicó su significado en
términos simples. En el siglo XVI no exis a ningún diccionario in-
glés. Por lo tanto, con esta tabla, Tyndale se convir ó en “el pione-
ro de la lexicogra a inglesa”.29 A con nuación una muestra del lis-
tado de Tyndale:

ARK (arca). Un barco plano, como un baúl o cofre.


BLESS (bendición). Las bendiciones de Dios son sus dones.
CURSE (maldición). La maldición de Dios es que él re re sus
beneficios; como cuando Dios maldijo la erra, y la hizo estéril.
Así también ahora el hambre, la escasez, la guerra, la peste, y
cosas similares, aún son maldiciones justas, y señales de la ira
de Dios hacia los incrédulos.
FIRMAMENT (firmamento). El cielo.
FAITH (fe). Es creer en las promesas de Dios, y una segura con-
fianza en la bondad y la verdad de Dios. Esta fe es la que jus -
ficó a Abraham, y fue la madre de todas sus buenas obras que
hizo en adelante.
GRACE (gracia). Favor, como cuando Noé halló gracia. Es decir,
halló favor y amor.
JEHOVAH. Es el nombre de Dios. Ninguna criatura recibe este
nombre. Y es tanto como decir que alguien es por sí mismo, y
no depende de nada.
TESTAMENT (testamento). Es decir, un acuerdo hecho entre
Dios y el hombre, y las promesas de Dios.
WALK (caminar). Caminar con Dios es vivir piadosamente, y ca-
minar en sus mandamientos.30

Antes del libro de Éxodo se puso un prólogo separado, tulado


“Prólogo al segundo libro de Moisés llamado Éxodo”.31 La idea cen-
tral del libro explica la vida del creyente según la verdad de la Pala-
bra de Dios. Tyndale afirma que las Escrituras han sido dadas para
que el creyente pueda saber “cómo comportarse”. Tyndale abordó
el lugar de la ley en la vida de los cris anos como guía de la bús-
queda de la piedad. Él declaró que las bendiciones o maldiciones
siguen al cumplimiento o la transgresión de la ley de Moisés. En
otras palabras, Tyndale les enfa zó a sus compatriotas que las Es-
crituras que estaban leyendo por primera vez en su propio idioma
debían ser aprendidas, pero que además el lector debía obedecer-
las y vivir según ellas. Él elogió al lector:

Que puedas entender cómo comportarte tú mismo también


en este libro, y en todos los demás libros de la Escritura. Apé-
gate al texto y el relato llano, y esfuérzate por buscar el signifi-
cado de todo lo que en él se describe, y el verdadero sen do
de toda clase de discurso de la Escritura.32

Tal como hizo con Génesis, Tyndale incluyó una tabla de palabras
clave en Éxodo. Definió para el lector el significado de las palabras
básicas de su traducción que él consideraba que necesitaban acla-
ración. A con nuación, una muestra de la lista de Éxodo:

CONSECRATE (consagrar). Asignar algo para usos santos.


DEDICATE (dedicar). Purificar o san ficar.
POLLUTE (contaminar). Manchar.
RECONCILE (reconciliar). Estar en unidad, y traer gracia o favor.
SANCTIFY (san ficar). Limpiar o purificar; asignar algo para
usos santos, y separar de usos impuros y profanos.
WORSHIP (adoración). La postración del ser de un hombre ha-
cia el suelo, como cuando a menudo, al arrodillarnos en nues-
tras oraciones, nos postramos, y nos apoyamos en nuestros
brazos y nuestras manos, con nuestro rostro hacia el suelo. 33
Inmediatamente después del texto bíblico de Éxodo aparece el
“Prólogo al tercer libro de Moisés, llamado Leví co”.34 Tyndale des-
cribió el lugar de los sacrificios y ceremonias sacerdotales que Dios
había prescrito para quienes lo adoran. Porque el hombre pecador
solo puede acercarse a Dios de la manera que Él exige. También
hizo una advertencia al lector contra la alegorización del verdadero
significado de la Escritura.

Las ceremonias descritas en el siguiente libro fueron ordena-


das principalmente por Dios (como dije al final del prólogo a
Éxodo) para ocupar la mente del pueblo israelita, y para impe-
dir que sirvieran a Dios según la imaginación de su propio fer-
vor ciego y sus buenas intenciones. Así, la conciencia de ellos
podría ser establecida.35

Antes del libro de Números está el “Prólogo al cuarto libro de


Moisés llamado Números”.36 Esta introducción es la más larga de
los cinco prólogos del Pentateuco. Tyndale concluye el prólogo con
esta exhortación final a sus lectores: “Lee la Palabra de Dios con di-
ligencia y con un buen corazón y ella te enseñará todas las cosas”.37
Respecto a la ley emi da en el Monte Sinaí, Tyndale explicó que el
creyente debe prac carla en su diario vivir. Tyndale hizo un gran
énfasis en la necesidad de la obediencia personal a la Palabra por
parte del creyente:
En el segundo y tercer libros ellos reciben la ley; y en este
cuarto comienzan a trabajar y a prac car. En esta prác ca se
ven muchos buenos ejemplos de incredulidad, y de lo que
hace el libre albedrío cuando toma en sus manos guardar la
ley por sus propias fuerzas, sin la ayuda de la fe en las prome-
sas de Dios… Ahora bien, ser hijo de Dios es amar a Dios y sus
mandamientos, y andar en sus caminos, según el ejemplo de
su Hijo Jesucristo.38

El más breve de los cinco prólogos del Pentateuco es el “Prólogo


al quinto libro de Moisés llamado Deuteronomio”.39 Su mensaje lla-
ma a los creyentes a “amar a Dios por la fe”,40 lo cual produce “el
amor a nuestro prójimo”.41 Este quinto prólogo presenta una breve
sinopsis de la mayoría de los capítulos de Deuteronomio.

Este es un libro que merece ser leído, día y noche, y estar


siempre en nuestras manos: pues es el más excelente de to-
dos los libros de Moisés. Además, es fácil y ligero, y un evan-
gelio verdaderamente puro, una predicación de fe y amor: de-
duce el amor a Dios que viene de la fe, y el amor al prójimo
que viene del amor a Dios. Allí también puedes aprender la
correcta meditación o contemplación, que no es otra cosa que
traer a la memoria, y repe r en el corazón, los gloriosos y ma-
ravillosos actos de Dios, y de su terrible trato hacia sus enemi-
gos.42

Al final del libro, Tyndale incluye un breve glosario de términos


que usó en el mismo. Entre ellos están:

BELIAL. Malvado o maldad, aquel que ha soltado el yugo de


Dios de su cerviz y no quiere obedecer a Dios.
HORIMS. Una especie de gigantes, y significa noble, porque
por orgullo se hacían llamar nobles o gen les.
ROCK (Roca). A Dios se le llama Roca, pues tanto Él como su
palabra permanecen para siempre.43

UN LOGRO MONUMENTAL

Una vez impresos los libros, Tyndale con nuó con su prác ca de
esconderlos en fardos de algodón para poder embarcarlos hacia
las Islas Británicas. Estas copias de la Escrituras pasaron inadver -
das de contrabando hacia Inglaterra y Escocia. Por ese entonces,
toda la literatura religiosa se escribía en la n y todos los servicios
religiosos se realizaban en la n, incluidas las lecturas de la Biblia.
La persona promedio entendía poco o nada de lo que se decía.
La versión inglesa del Pentateuco de Tyndale irrumpió en la es-
cena como caída del cielo. Tyndale había traducido los cinco libros
de Moisés al inglés con notable sencillez y claridad. El hombre in-
glés común ahora podía entender fácilmente la Palabra de Dios. El
es lo coherente que usó Tyndale era enérgico y atrayente. Él esta-
ba alcanzando el éxito en su obje vo de llevar la Escritura al labra-
dor.
El Pentateuco de Tyndale era la primera porción del An guo Tes-
tamento que se traducía al inglés. Solo alrededor de una docena
de copias han sobrevivido hasta hoy. La mayoría están completas,
con los cinco libros de Moisés encuadernados. Una copia, en la Bi-
blioteca Bodleian de Oxford, solo es Génesis. Otra, en Nueva York,
con ene de Éxodo a Deuteronomio.
En la producción de esta primera traducción del Pentateuco,
Tyndale se dis nguió como un destacado erudito en hebreo. Con-
siderando las herramientas de su época, el dominio del idioma he-
breo de Tyndale no deja de ser asombroso. Tyndale realizó su obra
con tal alto nivel de excelencia que unos ochenta años después,
cuando un equipo de estudiosos se reunió para crear la Versión
Autorizada o King James, apenas pudo mejorar la de Tyndale. De
hecho, la traducción de Tyndale se hizo a tan alto nivel de compe-
tencia que su obra permanece hasta el día de hoy a través de las
diversas traducciones inglesas subsiguientes a las que ha influen-
ciado. De todos los regalos que Inglaterra le ha dado al mundo,
ninguno puede sobrepasar a este magistral tesoro. Dondequiera
que se lea en inglés, la Biblia de Tyndale es un legado invaluable.
Se han producido muchas pinturas que representan la extensa
influencia del Imperio Británico alrededor del mundo. Uno de es-
tos cuadros, tulado The Secret of England’s Greatness (El secreto
de la grandeza de Inglaterra), se exhibe en la Na onal Portrait Ga-
llery en Londres. En esta famosa obra, pintada en 1863 por Tho-
mas Jones Baker, se observa que un príncipe africano ha enviado
un embajador a la Reina Victoria, monarca de Inglaterra en el siglo
XIX, para pedirle el secreto de la superioridad de Inglaterra entre
las naciones. La pintura retrata al embajador arrodillado ante la
reina en la cámara de audiencia en el Cas llo Windsor. En el fondo
están el esposo de la reina, el Príncipe Alberto,y los miembros de
su corte. La Reina Victoria está haciendo entrega de una copia de
la Biblia al humillado dignatario. La reina está diciendo en silencio:
“Ve y dile a tu príncipe que éste es el secreto de la grandeza polí -
ca de Inglaterra”.
La verdadera grandeza de Inglaterra ha sido la Biblia en inglés.
En los úl mos siglos, Inglaterra ha sido un pueblo de la Biblia, y ha
distribuido el mensaje de este libro santo hacia los cuatro rincones
de la erra. La principal influencia en la difusión de la verdad bíbli-
ca fue la obra de traducción y publicación de William Tyndale. Él
fue el primero en presentarle a Inglaterra una Biblia traducida des-
de los originales hebreo y griego en su propio idioma.
Que la Palabra de Dios se difunda a todas las naciones del mun-
do en este empo. Que el sacrificio que hizo Tyndale hace cinco si-
glos con núe expandiendo su influencia en nuestros días.
C

Siempre
mejorando

Aquellos an guos días de poder, junto con las verdades que


entonces movieron mul tudes, todo parecía olvidado en medio
de una árida teología académica y un moderno evangelicalis-
mo que aparentemente nada sabía de William Tyndale.
—I H. M 1

Mientras William Tyndale perseveraba en llevar a cabo su valiente


misión, lo hacía como un hombre sentenciado. Él realizó su peli-
grosa obra poniendo su vida en constante peligro. En repe das
ocasiones se enviaron desde Inglaterra agentes del gobierno y
agentes nombrados por la iglesia para que registraran el territorio
europeo en busca del fugi vo. Se habían hecho múl ples esfuer-
zos para capturarlo por los medios que fuesen necesarios. Estos
emisarios tenían órdenes estrictas de encontrar a Tyndale, arres-
tarlo y llevarlo a su ejecución. Corriendo un gran riesgo y con un
precio por su cabeza, Tyndale llevó a cabo su revisión del Nuevo
Testamento consciente del alto llamado de Dios para su vida.
Tras completar su traducción inicial del Nuevo Testamento de
1526, el Pentateuco en 1530, y Jonás en 1531, Tyndale rehusó des-
cansar de sus labores. había resuelto con firmeza revisar su traduc-
ción del Nuevo Testamento para mejorar su precisión y legibilidad.
Al estar expuesto cada día a la posibilidad de su propio mar rio,
Tyndale fue firme en seguir adelante con la revisión de su traduc-
ción a pesar del peligro de una inminente captura.
Cuando el Nuevo Testamento de 1526 estuvo impreso, Tyndale
ya había comenzado a recopilar una lista de correcciones que sa-
bía que finalmente habría que hacer. En la nota al final de la edi-
ción de 1526, les rogó a los lectores que informaran acerca de las
mejoras necesarias para una traducción revisada. En 1534, ocho
años y medio después de la publicación de la primera edición, Tyn-
dale terminó su complicada revisión, la cual se convir ó en su lo-
gro culminante. El erudito en Nuevo Testamento B. F. Westco lla-
mó a esta versión su “más noble monumento”.2 El experto en Tyn-
dale David Daniell la aclamó como “la gloria de la obra de su
vida”.3
Una década después de su llegada a Europa, la habilidad de tra-
ducción de Tyndale desde el griego se había agudizado como el filo
de una navaja. La edición de 1534 experimentó cuatro mil cambios
y correcciones —cinco mil según algunos estudiosos—, un número
significa vo y una notable mejora. La edición de 1526 solo conte-
nía el texto inglés básico, unas pocas notas explica vas, y un breve
epílogo. Sin embargo, la edición de 1534 contenía el texto bíblico
más dos prólogos generales, un prólogo para cada libro del Nuevo
Testamento excepto Hechos y Apocalipsis, más notas explica vas,
referencias cruzadas, y párrafos señalados. En la conclusión del
Nuevo Testamento, se agregaron dieciséis páginas con una lista de
cuarenta de los pasajes traducidos más importantes del An guo
Testamento.
El obje vo de este capítulo es inves gar el espíritu firme de Wi-
lliam Tyndale y su arduo trabajo en el Nuevo Testamento de 1534.
En los años previos a la publicación de esta edición, un reto ame-
nazó la edición de 1526. Al menos cuatro versiones no autorizadas
aparecieron en circulación. Estas ediciones sin permiso le propor-
cionaron a Tyndale una impetuosa mo vación para producir una
versión corregida de su obra original. Su Nuevo Testamento revisa-
do de 1534 demostró ser su mayor obra.

EDICIONES NO AUTORIZADAS
Casi inmediatamente después de que el Nuevo Testamento de
1526 saliera de la prensa, comenzaron a imprimirse y distribuirse
copias no autorizadas a través de toda Inglaterra. El impresor con
la mayor responsabilidad de estas versiones piratas era un publica-
dor de Amberes llamado Christopher Van Endhoven. No menos de
cuatro ediciones no autorizadas salieron de su prensa sin el cono-
cimiento ni el permiso de Tyndale. La primera fue producida en
1526-1527, la segunda en 1530, la tercera en 1533, y la úl ma en
1534. La edición de 1534 demostraría ser especialmente irritante
para Tyndale debido al trabajo de un hombre llamado George
Joye.
Este hombre, un académico de Cambridge que se había vuelto
experto en la n, realizó un trabajo editorial a la úl ma edición.
Tras ser denunciado como hereje por su pensamiento reformado,
Joye par ó de Inglaterra y viajó a Amberes, donde se dedicó a la
traducción bíblica por su cuenta. Produjo la primera traducción im-
presa de varios libros del An guo Testamento al inglés, aunque no
desde el original hebreo.
En 1530, Joye produjo su propia traducción de los Salmos del la-
n al inglés. En 1531, Van Endhoven fue arrestado por imprimir y
embarcar copias del Nuevo Testamento en inglés hacia Inglaterra.
Fue enviado a Londres debido a que las autoridades de Amberes
no lo procesaron, así que fue encarcelado en Westminster y allí
murió. En 1532, Joye publicó la traducción de Proverbios y Ecle-
siastés. En 1534, Jeremías y Lamentaciones fueron traducidos al
inglés del la n.
En la primavera de 1534, la viuda de Van Endhoven le pidió a
Joye que supervisara la edición de la cuarta edición pirata del Nue-
vo Testamento de 1526 de Tyndale. Los pógrafos flamencos te-
nían problemas financieros, y la venta de la Biblia de Tyndale debía
dejar una gran u lidad. Joye le hizo casi cien correcciones a la ver-
sión de 1526 de Tyndale, muchas de las cuales eran menores. Al-
gunos de los cambios eran correcciones pográficas, mientras que
otras resultaron ser significa vas. El trabajo de Joye era inferior al
de Tyndale porque aquel trabajaba desde la Vulgata en lugar de los
originales griego y hebreo para examinar la edición de Tyndale.
Un cambio no autorizado en la edición de Joye fue una impor-
tante desviación de la teología de Tyndale. Esto desató una tre-
menda controversia. Joye alteró la palabra de Tyndale resurrec on
(resurrección), cambiándola por la vida después de esta vida o ver-
dadera vida en unos veinte lugares. En ese entonces, se estaba ge-
nerando una disputa entre algunos de los reformados con respec-
to a la idea del “sueño del alma” como estado intermedio del
alma. Joye negaba que un creyente fuera de inmediato a la pre-
sencia de Dios después de morir.
Estos cambios a la traducción de Tyndale afectaron nega va-
mente la percepción pública de su postura doctrinal. Tyndale negó
esta enseñanza y produjo un segundo prólogo a su Nuevo Testa-
mento de 1534, acusando a Joye de negar la resurrección corporal.
Tyndale mantuvo la palabra resurrec on en el texto de su nueva
edición.

FORMATO DE IMPRESIÓN

Tal como había hecho con el Pentateuco cuatro años antes, Tynda-
le eligió la bulliciosa ciudad de Amberes para imprimir y publicar el
Nuevo Testamento de 1534. Este ac vo polo comercial le propor-
cionó las ventajas de un próspero centro de negocios con numero-
sos mercaderes ingleses. En esta metrópolis del siglo XVI, Tyndale
pasó fácilmente inadver do. Amberes también poseía varios im-
presores de entre los cuales Tyndale podía elegir para su impor-
tante empresa. Tyndale se alejó del impresor que había elegido
para el Pentateuco de 1530, y aseguró los servicios de un francés
llamado Mar n de Keyser.
La revisión fue impresa en el formato octavo. Medía 15 cen me-
tros de alto por diez de ancho y cuatro cen metros de grosor. Era
un volumen robusto de tamaño bolsillo lo bastante pequeño para
caber en una mano. Pese a su pequeño tamaño, no obstante, era
un volumen sustancial de cuatrocientas páginas. Esta edición fue
impresa en un po de letra gó ca en lugar del po romano de las
anteriores traducciones de Tyndale, con un generoso borde blan-
co. Los márgenes externos eran de tres cen metros, en los que ha-
bía múl ples notas de estudio explica vas y referencias cruzadas,
y los márgenes superior e inferior eran espaciosos. Los márgenes
interiores contenían letras demarcadoras que señalaban las divi-
siones de los párrafos. En la parte superior de cada página, apare-
cía el nombre del libro en par cular, lo que ayudaba al lector a
buscar un texto específico. Cada número de capítulo estaba escrito
en palabras y no en los numerales romanos. Después de todo, la
principal audiencia de Tyndale eran los mercaderes y agricultores
de Inglaterra, no los instruidos académicos de las universidades.
Durante el siglo XVI, la imprenta siguió desarrollándose con nue-
va tecnología. Los impresores usaban una hoja grande de papel
doblada de una a cinco veces, dependiendo del tamaño deseado
para el libro a imprimir. Cada hoja era impresa por ambos lados. El
libro más fácil de producir era el folio, que significaba solo un do-
blez de la hoja grande. Así se generaban dos hojas impresas por el
frente y el reverso para producir cuatro páginas de texto. Una hoja
doblada dos veces se conocía como cuarto, la cual producía ocho
páginas de texto en cuatro hojas. Un octavo era una sola hoja do-
blada tres veces, la cual producía dieciséis páginas de texto en
ocho hojas. Tyndale eligió el formato octavo por su tamaño com-
pacto, lo que le permi a al dueño portar esta Biblia prohibida sin
que fuera adver da. Esta versión más pequeña además era fácil de
ocultar en fardos de algodón para ser pasada de contrabando a In-
glaterra.

PORTADA

El Nuevo Testamento de 1534 necesitaba dis nguirse de las edicio-


nes no autorizadas de la traducción de 1526 de Tyndale. Para evi-
tar cualquier iden dad equivocada, Tyndale varió su prác ca ante-
rior e incluyó una portada que llevaba su nombre completo. No
había ambigüedad en cuanto a que Tyndale era el traductor y edi-
tor. La portada completa lo iden ficaba de la siguiente forma:

EL NUEVO TESTAMENTO
corregido con diligencia y comparado con el griego
Por
WILLIAM TYNDALE
y acabado en el año de nuestro Señor Dios
A. 1534
en el mes de noviembre.4
Por su fecha de noviembre de 1534, a veces se alude a esta edi-
ción como el Nuevo Testamento de Noviembre. Esta nomenclatura
es similar a la del Nuevo Testamento alemán de 1522 de Mar n
Lutero, conocido como el Testamento de Sep embre, porque fue
impreso en sep embre de 1522. Aunque se iden ficó a sí mismo
como el traductor, Tyndale decidió inventar el nombre del publica-
dor en la portada, que dice: “Impreso en Amberes por Mar n Em-
peror Año 1534”.

PRÓLOGOS DE APERTURA

Al comienzo de esta edición de 1534, Tyndale puso primero dos


prólogos introductorios que abordan la naturaleza de su traduc-
ción del Nuevo Testamento. El primer prólogo comienza iden fi-
cando al traductor y editor con las iniciales “W. T.”, una inequívoca
referencia a William Tyndale. El prólogo se tula “W. T. al lector”.5
Él explica detalladamente que esta versión en par cular es una
edición mejorada en comparación con su trabajo anterior. El pri-
mer prólogo comienza de la siguiente forma:

Aquí enes, querido lector, el nuevo Testamento o pacto que


Dios ha hecho con nosotros en la sangre de Cristo, el cual al
fin he vuelto a revisar, con toda diligencia, y lo he comparado
con el griego, y le he arrancado muchos errores que la falta de
ayuda y el descuido sembraron en el al comienzo.6

Tyndale también abordó la correcta aproximación al traducir de


un idioma a otro. Dio una explicación de su labor de traducción
con los empos verbales del griego al inglés:

Si pareciera que algo está cambiado, o no concuerda plena-


mente con el griego, que quien descubra la falta considere la
frase o forma de hablar hebrea que ha quedado en las pala-
bras griegas. En éstas, el empo pretérito perfecto y el empo
presente a menudo son el mismo, y el empo futuro es tam-
bién el modo opta vo, y el empo futuro a menudo es el
modo impera vo en la voz ac va, y en la pasiva siempre. Asi-
mismo, persona por persona, número por número, e interro-
gación por un condicional, y cosas por el es lo, son de uso co-
mún entre los hebreos.7

Volviendo su atención a la materia de sus notas explica vas in-


sertas en los márgenes exteriores, Tyndale describió su beneficio
de ayudar al lector a comprender un verso en par cular o a mos-
trar su notoria relevancia. Él escribe: “En muchos lugares también
he dado luz en el margen con la cual comprender el texto”.8 Tal
como en la primera edición, Tyndale repi ó su invitación para que
los lectores le hicieran saber cualquier error que fuese necesario
corregir.

Si alguien descubre errores ya sea en la traducción o alguna


otra cosa (que para muchos es más fácil de hacer que haberlo
traducido correctamente ellos mismos al principio con su pro-
pia y significa va sapiencia sin contar con un ejemplo), le será
lícito traducirlo por sí mismo, y poner en su lugar lo que le
plazca. Si yo, por mí mismo o al ser informado por otro, perci-
bo que algo se me escapó, o se podría traducir con mayor cla-
ridad, haré que se enmiende a la brevedad.9

Tyndale no concluyó el prólogo sin afirmar de forma explícita la


verdadera naturaleza del evangelio. Él escribió: “El Evangelio son
buenas nuevas de misericordia y gracia, y que nuestra naturaleza
corrupta será restaurada por causa de Cristo y solo por los méritos
de su obra”.10 El evangelio de gracia se recibe exclusivamente por
la sola fe solo en Jesucristo. La fe salvadora, aducía Tyndale, no es
una mera confesión a un sacerdote, sino el compromiso total de
nuestra vida con Cristo. Él sostenía que:

La confesión, no a oídos del sacerdote (pues eso no es más


que invención humana), sino a Dios en el corazón, y ante toda
la congregación de Dios; de que somos pecadores y pecamino-
sos, y que toda nuestra naturaleza es corrupta, e inclinada ha-
cia el pecado y toda injus cia, y por lo tanto malvada, impía y
condenable.11

Además del primer prólogo, Tyndale incluyó un segundo prólogo


al Nuevo Testamento. Comienza de esta forma: “William Tyndale,
una vez más al lector cris ano”.12 Iden ficándose no solo con las
iniciales, sino con su nombre, Tyndale se vio obligado a abordar la
tergiversación deshonesta que había hecho George Joye al impri-
mir una versión no autorizada. Explicó que nunca había aprobado
los diversos cambios que había hecho Joye. Este prefacio fue una
“violenta protesta contra Joye”.13 Tyndale aseveró:

George Joye no se comportó como un hombre honesto, sien-


do que sabía que yo mismo estaba corrigiendo el texto. Tam-
poco anduvo según las normas del amor y la bondad que Cris-
to y sus discípulos nos enseñan, que no deberíamos hacer
nada por con enda para ocasionar controversia, o por vana-
gloria o por envidia… Cuando mi impresión estaba casi con-
cluida, alguien me trajo una copia y me mostró tantos lugares
alterados de tal manera que quedé pasmado y me pregunté
no poco qué furia lo había llevado a hacer tales cambios y a
llamar a eso una diligente corrección.14
En el centro de esta controversia, Tyndale se sen a obligado a
clarificar que los cambios que había hecho Joye al cambiar resu-
rrección por vida después de esta vida eran claramente deshones-
tos:

Porque a través de Mateo, Marcos y Lucas; y a menudo en He-


chos, y a veces en Juan y también en Hebreos, donde él en-
contraba la palabra resurrección, la cambiaba por la vida des-
pués de la vida, o verdadera vida, o algo por el es lo, como al-
guien que aborreciera el nombre de la resurrección… Pero so-
bre esto yo confronto a George Joye por no poner su propio
nombre en la obra, y que más bien la llame su propia traduc-
ción; y por estar jugando a las escondidas.15

El biógrafo J. F. Mozley estaba en lo correcto cuando escribió: “La


principal queja de Tyndale… era que Joye no tenía derecho a impo-
ner su propia interpretación al Nuevo Testamento de Tyndale y
atribuirle a su hermano traducciones que éste reprobaba con fir-
meza”.16 Tyndale deseaba dejar clara su postura en lo que concer-
nía a su teología. Él discrepaba con fuerza con la idea doctrinal del
“sueño del alma” y su obje vo era corregir cualquier tergiversa-
ción en su actual revisión bíblica.
En esta edición, cada libro del Nuevo Testamento ene su propio
prólogo, excepto Hechos y Apocalipsis. La mayoría de los libros y
prólogos con enen ilustraciones al comienzo que varían en tama-
ño. La epístola a los Romanos recibe el tratamiento más extenso,
que es casi tan largo como la misma epístola. Los demás prólogos
son “en su mayoría muy breves”,17 de alrededor de una página.
El prólogo a la epístola de Pablo a los Romanos establece, sin lu-
gar a dudas, a Tyndale como un hábil teólogo y comentarista bíbli-
co. Él empieza proporcionando un examen capítulo a capítulo del
mensaje esencial del libro de Romanos y una sinopsis doctrinal del
evangelio. Los dieciséis capítulos de Romanos cuentan con un re-
sumen par cular escrito por Tyndale:

En la medida en que esta epístola es la parte principal y más


excelente del nuevo Testamento y el más puro evangelio, es
decir, buenas nuevas, y que en inglés llamamos gospel, y es
además una luz y un camino hacia toda la Escritura; me pare-
ce adecuado que cada cris ano no solo la conozca, de memo-
ria y sin el libro, sino que además en adelante se ejercite en
ella con nuamente, como el pan diario del alma. Ningún hom-
bre realmente puede leerla demasiado a menudo o estudiarla
demasiado bien; porque cuanto más se la estudia, tanto más
fácil es; cuanto más se la mas ca, tanto más agradable es; y
cuanto más profundamente se la examina, cosas tanto más
preciosas se encuentran en ella. Así de inmenso es el tesoro
de cosas espirituales que en ella se oculta.18

Congruente con la doctrina reformada, Tyndale declara con va-


len a que el poder del evangelio es totalmente suficiente para
cambiar la vida humana. Al subrayar la primacía del evangelio tal
como se declara en la Escritura divinamente inspirada, afirma que
la epístola a los Romanos con ene un vivificante mensaje de trans-
formación para todos los que lean y obedezcan sus palabras. Cuan-
do la Palabra es predicada y recibida con fe, hace libres a los que
están presos de Satanás en las nieblas: “Cuando creemos en las
buenas nuevas que se nos predican, el Espíritu Santo entra en
nuestro corazón, desata los lazos del mal que antes tenía nuestro
corazón cau vo y lo poseía”.19 La fe que se requiere para creer en
el evangelio es una fe ac va y viva que con a plenamente en Dios.
En consecuencia, la verdadera fe lo lleva a uno a comprometer su
vida con Jesucristo. Según Tyndale, el resultado de la fe genuina en
el corazón es gozo abundante:
La fe, pues, es una viva y firme confianza en el favor de Dios por
la cual nos comprometemos totalmente con Dios; y esa confianza
está tan seguramente cimentada, y tan firmemente ligada a nues-
tro corazón, que la persona ni por un instante dudaría de ella, aun-
que tuviera que morir mil veces por su causa. Y semejante confian-
za, que es obra del Espíritu Santo mediante la fe, hace al hombre
feliz, saludable, alegre, y sincero con Dios y con todas las criatu-
ras.20

TRABAJO DE TRADUCCIÓN

La parte más importante del Nuevo Testamento revisado de Tyn-


dale es su me culoso trabajo de traducción. Su biógrafo J. F. Moz-
ley escribe: “La mayor gloria del segundo Nuevo Testamento no ra-
dica en sus accesorios, sino en el texto mismo. Éste fue exhaus va
y cuidadosamente revisado”.21 La maestría de Tyndale al traducir
del griego al inglés exhibió su esplendor. Casi nueve años después
de la traducción de 1526, la comprensión de Tyndale del idioma
griego había avanzado y madurado de forma sostenida. Aunque
entre 1526 y 1530 estudiaba hebreo, no obstante siguió puliendo
su destreza con el griego. Daniell escribe que el conocimiento de
Tyndale del hebreo le dio una “percepción del griego como ningún
otro académico o traductor tenía en ese entonces”.22
La competencia lingüís ca de Tyndale lo situaba en un lugar
“muy adelantado con respecto a cualquier otro académico de Eu-
ropa”, observa Daniell, más allá “incluso del máximo profesor de
griego, Philip Melanchthon en Wi enberg”.23 Tyndale operaba a
“un alto nivel como traductor de griego”24 y era “un erudito de so-
bresaliente estatura que lideraba Europa en su conocimiento del
griego”.25
Comentando los numerosos cambios que hizo Tyndale en esta
edición, Westco escribe:

A veces los cambios son hechos para asegurar una conformi-


dad más estrecha con el griego: a veces para alcanzar una tra-
ducción más vigorosa o una traducción más idiomá ca; a ve-
ces para conservar la debida uniformidad; a veces para intro-
ducir una nueva interpretación. La propia insignificancia de los
cambios que hizo es un tes monio singular de la diligencia
con la que Tyndale todavía laboraba en su tarea asignada.
Nada le parecía insignificante.26

Fiel al texto, Tyndale examinó cada palabra y filtró cualquier tér-


mino católico que hubiera sido traducido de forma inapropiada al
la n. Tales errores de traducción llevaban siglos de bagaje teológi-
co que torcía el verdadero significado del texto. Por ejemplo, Tyn-
dale reemplazó church (iglesia) por congrega on. Sus tuyó priest
(sacerdote) por senior (1526) y más tarde por elder ([ancia-
no]1534). Escogió arrepen rse en lugar de hacer penitencia y reco-
nocer en lugar de confesar. Estos cambios debilitaron de forma
drás ca el falso sacerdotalismo de Roma que había prevalecido
durante los mil años previos. Como un genuino reformador, Tynda-
le eligió ser fiel al texto bíblico a pesar del inevitable juicio de
Roma.
La permanente influencia de la obra de Tyndale puede verse en
muchas de las frases conocidas que él forjó. Entre ellas están: lead
us not into tempta on but deliver us from evil (no nos metas en
tentación, sino líbranos del mal); knock and it shall be opened unto
you (llamen y se les abrirá); twinkling of an eye (abrir y cerrar de
ojos); a moment in me (un instante); seek and you shall find (bus-
quen y hallarán); judge not that you not be judged (no juzguen
para que no sean juzgados); let there be light (hágase la luz); the
powers that be (la autoridad que hay); my brother’s keeper (guar-
dián de mi hermano); the salt of the earth (la sal de la erra); a
law unto themselves (ley para sí mismos); filthy lucre (ganancias
mal habidas); it came to pass (aconteció que); gave up the ghost
(entregó el espíritu); the signs of the mes (las señales de los em-
pos); the spirit is willing (el espíritu está dispuesto); live and move
and have our being (exis mos, nos movemos y somos); y fight the
good fight (pelear la buena batalla). Las adaptaciones de estas fra-
ses se han vuelto expresiones de todos los empos para la gente
de habla inglesa a través de los siglos.
Mozley señala ejemplos de mejoramientos que hizo Tyndale en
la edición de 1534. Primero se muestra la redacción de la edición
de 1534, y le sigue la versión de 1526 entre paréntesis. Las pala-
bras cambiadas están en cursiva. De los Evangelios y de Hechos se
destacan los siguientes casos:

Mateo 1:18.
Mary was betrothed to (married unto) Joseph.

Mateo 5:9.
Blessed are the peace makers (maintainers of
peace).

Mateo 8:26.
O ye of (endued with) li le faith.

Mateo 11:29.
And ye shall find rest (ease) unto your souls.

Marcos 7:11.
Corban, which (that) is: That thou desirest of me
to help thee with is given God.(Whatsoever thing I
offer, that same doth profit thee.)

Juan 1:1.
In the beginning was the (that) word, and the
(that) word was with God, and the word was God
(God was that word).

Juan 20:27.
Be not faithless but believing (without faith but
believe).

Hechos 7:60.
Lord, lay not this sin to their charge (impute not
this sin unto them).

Hechos 19:27.
But also that (that also) the temple of the great
goddess (se omite goddess) Diana should be des-
pised, and her magnificence (majesty) should be
destroyed.27

A medida que revisaba, Tyndale hizo correcciones adicionales a


su trabajo en las Epístolas y Apocalipsis. Nuevamente se presenta
primero la edición de 1534, seguida de la edición de 1526 en pa-
réntesis. La cursiva indica la corrección de Tyndale.

1 Corin os 5:11.
But now I write (have wri en) unto you.

1 Corin os 15:51.
I shewyou a mystery (a mystery unto you)
.
Efesios 5:19.
Speaking unto yourselves in psalms and hymns
and spiritual songs, singing and making melody
(playing) to the Lord in your hearts.

Filipenses 2:12.
Work out (perform) your own salva on (health)
with fear and trembling.

Hebreos 5:7.
Was also heard because of his godliness (he had
God in reverence).

Hebreos 12:16.
Esau, which for one breakfast sold his birth-right
(his right that belonged unto him in that he was
the eldest brother).

Hebreos 13:14.
For here have we no con nuing city: but we seek
one (a city) to come.28

San ago 5:12.


Let your yea be yea and your nay nay (saying be
yea yea, nay nay).

1 Pedro 2:19.
For it is thankworthy (cometh of grace), if a man
for conscience toward God endure grief suffering
wrongfully.

Apocalipsis 13:5.
Power was given unto him to do (con nue) forty-
two months.

La traducción de Tyndale al inglés produjo un bello es lo prosai-


co en términos de la forma literaria. Su uso del idioma inglés se
distanció de los modos altamente formales de expresión medieval,
porque este an guo género era demasiado forzado para que el
hombre común leyera con claridad, comprensión, o agrado. En lu-
gar de ello, la técnica de traducción de Tyndale produjo un texto
claro, legible y directo que era espléndido en su léxico y fraseo, y
no obstante fácilmente comprensible. Como él había afirmado an-
tes, era un libro para el labrador.

NOTAS MARGINALES

Una caracterís ca notoria de la edición de 1534 fue la adición de


notas explica vas en los márgenes externos. La versión de 1526 no
contenía ninguna nota al margen. Para explicar un verso, Tyndale
consideraba el contexto más amplio del pasaje. En unanimidad con
otros reformadores, él creía que la Escritura solo puede compren-
derse adecuadamente en contexto. Algunas de las notas al margen
enen un enfoque teológico y relacionan una doctrina con el mar-
co más amplio de todo el canon de la Escritura. Este método se de-
nomina analogia Scriptura, analogía de la Escritura. En otras pala-
bras, la Escritura es la mejor intérprete de la Escritura. Tyndale re-
chazaba el método alegórico de interpretación y más bien prefería
descubrir el significado llano de la Escritura. A con nuación, algu-
nas muestras de sus notas marginales:

Mateo 16:21. Cuando se dice o se hace algo que podría incitar


al orgullo [es decir, la confesión de Pedro], él les golpeaba los
dientes con su muerte y pasión.29

1 Corin os 7:26. Si un hombre ene el don, la cas dad es bue-


na, para servir a Dios con mayor tranquilidad; porque el casa-
do suele tener muchas dificultades. Pero si la mente del casto
se enredara en otros asuntos mundanos, ¿de qué le sirve? Y si
el casado está por ello más sosegado, ¿qué mal le causa? Nin-
guno es de suyo mejor que el otro, ni agrada más a Dios que el
otro. Ni la circuncisión externa ni el bau smo externo valen
algo por sí mismos, salvo que nos recuerdan que guardemos
el pacto hecho entre nosotros y Dios.30

1 Corin os 11:20. (Toleran a quienes los esclavizan, a quienes


los devoran, etc.) En el reino de Dios no se permite demasiada
mansedumbre y obediencia, pero todo debe hacerse con en-
tendimiento.31

1 Tesalonicenses 4:5. (Procuren vivir en paz, y ocuparse de sus


negocios y trabajar con sus propias manos). Una buena lec-
ción para monjes y frailes ociosos.32

1 Pedro 2:5. (Casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer


sacrificios espirituales que Dios acepte por medio de Jesucris-
to). Nosotros somos esa iglesia, y el sacrificio espiritual es la
obediencia del corazón. El sacrificio corporal debe ofrecerse a
nuestro prójimo; porque si lo ofreces a Dios, haces de él un
ídolo corporal.33

1 Pedro 4:8. (El amor cubre infinidad de pecados). El odio hace


un pecado de cada nimiedad, pero el amor no mira las cosas
pequeñas, sino que todo lo soporta.34

Las notas de 1534 son menos polémicas que las de la edición an-
terior de Tyndale y menos incisivas que las notas de Lutero en su
Nuevo Testamento de 1522. Tyndale prefirió principalmente expli-
car el texto bíblico y tratar asuntos de la vida cris ana co diana re-
lacionados con el pasaje específico. Tyndale afirmaba las doctrinas
reformadas centrales tales como la jus ficación por la fe y además
sostenía que la verdadera fe se evidencia en las buenas obras. Rei-
teradamente exhortó al lector a obedecer y seguir la Palabra.

LA EDICIÓN DE 1535

A su llegada a las costas de Inglaterra, la nueva edición de 1534 del


Nuevo Testamento de Tyndale se vendió con rapidez. Dentro del
mismo mes de su publicación en noviembre de 1534, la siguiente
edición ya se estaba imprimiendo y se puso a la venta a comienzos
de 1535. Los Evangelios se imprimieron a fines de 1534 y el resto
del Nuevo Testamento a comienzos de 1535.
Esta edición de 1535 del Nuevo Testamento contenía dos porta-
das. La primera ene fecha de 1534 cuando se imprimieron los
Evangelios. La segunda ene fecha de 1535, cuando se imprimió el
resto de los libros. La portada de la úl ma edición dice: “El Nuevo
testamento corregido una vez más por William Tyndale, 1535”. En
esta edición también aparecen las iniciales “G. H.” en la página de
tulo, que se refieren al publicador, Godfrey van der Haghen. El
impresor fue nuevamente Mar n de Keyser. En esta versión, Tyn-
dale hizo más correcciones a la edición de 1534 en su constante
búsqueda de fidelidad y precisión en el texto.
Tyndale hizo más de trescientos cincuenta correcciones en su
edición de 1535 del Nuevo Testamento, en su mayoría son cam-
bios menores. También hizo unos pocos cambios a su traducción
de los primeros cinco libros del An guo Testamento. Él estaba
siempre afinando su traducción para que fuese la mejor posible.
Ejemplos de estas correcciones son las siguientes:

Juan 8:44.
The lusts of your father ye will do (follow).

1 Corin os 15:10.
I labored more abundantly than they all, yet (omi-
sión) not I.

Filipenses 2:4.
Look not every man on his own things, but every
man on the things of other men (1535). And that
no man consider his own, but what is meet for ot-
her (1534).

Hebreos 9:22.
Without shedding (effusion) of blood is not remis-
sion.

San ago 1:27.


To visit the fatherless (friendless) and widows in
their adversity.35
Esta edición de 1535 resultó ser la úl ma revisión de Tyndale del
Nuevo Testamento. Hoy solo existen cuatro copias de esta tercera
versión. Todas son menos que perfectas, y solo una todavía ene
la primera portada, que la iden fica como la obra de Tyndale. John
Rogers u lizó la edición de 1535 para compilar su Biblia Ma hew.
Como consecuencia, es esta úl ma edición la que se ha conver do
en “el fundamento de nuestra versión inglesa estándar”.36
Este periodo de enorme produc vidad para Tyndale iba llegando
rápidamente a su fin. Él no vería otra edición de su Nuevo Testa-
mento, ni vería publicada su traducción de los Libros Históricos del
An guo Testamento. Dentro de tres meses, este fiel siervo sería
arrestado y puesto en prisión. No habría liberación de este encar-
celamiento. Tras un año y medio de confinamiento, Tyndale cami-
naría a la hoguera del mar rio.
C

Los Libros
Históricos

Las traducciones bíblicas de William Tyndale han sido el secre-


to mejor guardado de la historia de la Biblia en inglés. Mucha
gente ha oído de Tyndale; muy pocos lo han leído. No obstan-
te, ningún otro inglés —ni siquiera Shakespeare— ha llegado a
tanta gente.
—D D 1

Con su rostro fijo como un pedernal en el obje vo de llevar la Pala-


bra de Dios al pueblo inglés, William Tyndale siguió adelante de
forma constante en la obra de Dios. La adversidad que enfrentó
era abrumadora, y los peligros que encontró eran mortales. Sin
embargo, como hombre de una notable constancia, Tyndale perse-
veró en su misión. Resuelto en su labor, Tyndale nunca se habría
detenido hasta haber traducido toda la Biblia al inglés y haberla
puesto en las manos del labrador en su amada patria. Con su in-
cansable firmeza, nada podría detener a Tyndale hasta que el
nudo del verdugo lo estrangulara y las llamas lo consumieran.
Una vida de grandeza suele estar marcada por un espíritu indó-
mito. Las personas inferiores se rinden con demasiada facilidad
cuando su camino está obstruido. Pero aquel que deja una impre-
sión indeleble en el mundo se dis ngue por una invariable deter-
minación frente a la creciente censura y el antagonismo. Esa clase
de hombre era William Tyndale, una férrea figura de imperturba-
ble determinación.
Habiendo traducido solo los primeros cinco libros del An guo
Testamento (1536) y Jonás (1531), Tyndale tenía por delante la in-
mensa frontera del resto del An guo Testamento, que rogaba ser
liberada de la an gua oscuridad. Esto incluía los Libros Históricos,
los Libros Poé cos, y el resto de los Profetas. Este capítulo se enfo-
ca en el trabajo final que completó Tyndale antes de su arresto y
mar rio.

PERMANENCIA EN AMBERES

Habiendo revisado la tercera edición del Nuevo Testamento en


1534-1535, Tyndale decidió permanecer en Amberes para con -
nuar su labor de traducción. Como observamos en el capítulo an-
terior, Amberes se había conver do en el principal centro de co-
mercio en Europa y albergaba una considerable población de co-
merciantes ingleses. El alto tráfico de la ciudad le proveía a Tynda-
le un seguro encubrimiento para mantener su anonimato durante
su proyecto, y los mercaderes proporcionaron los medios para em-
barcar fácilmente sus obras.
En esta próspera ciudad, había una can dad suficiente de impre-
sores entre los cuales Tyndale podía elegir. Esta ubicación estraté-
gica brindaba el acceso acuá co necesario para transportar las Bi-
blias por barco para que pudieran ser pasadas de contrabando a
Inglaterra. Además, Tyndale estaba familiarizado con Amberes de
manera que podía con nuar trabajando con cierto grado de facili-
dad. Por estos mo vos, Tyndale mantuvo a Amberes como su base
de operaciones.
Algunos mercaderes ingleses que se habían mudado a Amberes
simpa zaban con la causa reformada. Uno de estos comerciantes,
Thomas Poyntz, le proveyó alojamiento a Tyndale en una pensión
conocida como la Casa Inglesa. Aquí Tyndale hallaría refugio y un
lugar tranquilo para realizar su labor de traducción.
Poyntz, un mercader de North Ockendon, y su esposa, hospeda-
ron gen lmente a Tyndale cuando este acababa de llegar a Ambe-
res. El contacto llegó a través de Lady Anne Walsh, con quien Tho-
mas Poyntz estaba relacionado y a cuya familia Tyndale había ser-
vido años antes en su hacienda, Li le Sodbury, mientras estaba en
Inglaterra. Después de par r de Cambridge, Tyndale se había de-
sempeñado como capellán y tutor de la familia Walsh. Por medio
de Tyndale, Sir John y Lady Anne Walsh se convencieron de la doc-
trina reformada e hicieron donaciones para apoyar y asis r sus es-
fuerzos mientras estaba en Europa. Durante la estadía de Tyndale
en la pensión, Poyntz fue de gran ayuda para él. Poyntz le dio a
Tyndale un lugar para vivir y estudiar a fin de pulir aun más sus ap-
tudes lingüís cas y llevar a cabo su laboriosa tarea de traducción.
Los Poyntz lo mantuvieron en secreto y le brindaron aliento y con-
sejo a medida que su trabajo progresaba.

LIBROS HISTÓRICOS

Tyndale nunca tubeó en su obje vo de traducir el resto del An -


guo Testamento al inglés. Habiendo completado los primeros cinco
libros, junto con Jonás, se dedicó a traducir los siguientes ocho li-
bros después del Pentateuco desde Josué. Avanzó consecu va-
mente a través de esta sección del An guo Testamento, libro a li-
bro, capítulo a capítulo, y verso a verso hasta que completó 2 Cró-
nicas. Esta traducción coincidió con sus revisiones del Nuevo Testa-
mento.
La traducción del hebreo de los libros históricos resultó ser un
mayor desa o que la traducción del Pentateuco debido al vocabu-
lario y la sintaxis de estos libros. El libro de Génesis tenía un voca-
bulario hebreo limitado y una sintaxis más bien elemental, lo que
hacía la traducción mucho menos agobiante, mientras que el voca-
bulario de los Libros Históricos era mucho más amplio y su sintaxis
mucho más exigente, por lo cual a Tyndale le resultaba más di cil
traducirlos a un inglés comprensible. Por ejemplo, los libros de Sa-
muel y Reyes frecuentemente usan extrañas palabras hebreas, una
tendencia que le causó dificultad a Tyndale para traducir los versos
de manera precisa y comprensible para el lector promedio.
Tyndale también enfrentó el desa o de traducir las largas listas
de los Libros Históricos de un modo que no perdiera el interés y la
atención del lector. Cuando la misma palabra hebrea se usaba en
múl ples ocasiones en el mismo contexto, Tyndale intentó alter-
nar dis ntas palabras en inglés para mantener la cadencia del lec-
tor avanzando a paso rela vamente rápido. Él creía que los sinóni-
mos ayudaban a retener la atención del lector. Por ejemplo, el eru-
dito literario inglés David Daniell señala que Tyndale tradujo la
simple preposición hebrea tahtaw de diversas formas, entre ellas
in his room, in his stead, y in his place (en su lugar).2 Dependiendo
del contexto, Tyndale también tradujo la palabra hebrea mahalo-
qet como “número”, “hueste”, “división”, o “compañía”. El uso de
estas palabras alternadas le proporcionaba variedad e interés vi-
sual al lector.

JOHN ROGERS

En 1534, mientras Tyndale trabajaba incansablemente en su tra-


ducción de los Libros Históricos, un inglés llamado John Rogers lle-
gó a Amberes. Rogers, nacido en 1500 y educado en el Pembroke
Hall de Cambridge, se convir ó en párroco de la Iglesia Católica en
Holy Trinity the Less en Londres. Luego viajó a Amberes para con-
ver rse en capellán de los mercantes ingleses de la Compañía de
los Mercantes Aventureros. Este grupo estaba compuesto por co-
merciantes ingleses que vivían juntos en la enorme pensión de la
familia Poyntz. Esta residencia brindaba un lugar seguro a sus
huéspedes, quienes estaban lejos de casa. Estos hombres de nego-
cios, que simpa zaban en lo religioso, reunieron recursos y contra-
taron a Rogers para que se desempeñara como su capellán mien-
tras estaban en el extranjero.
Rogers se mudó a esta nueva capellanía y pronto conoció a Tyn-
dale. Su relación resultó ser mutuamente provechosa. Tyndale se
convir ó en una fuerte influencia espiritual sobre Rogers y final-
mente lo llevó a aferrarse a la gracia salvadora de Cristo y a con-
ver rse al protestan smo. Cuesta determinar si Rogers se convir-
ó mientras estaba con Tyndale o poco después de la muerte de
Tyndale. Sin embargo, mediante la influencia de Tyndale, Rogers
abandonó el dogma católico romano y vino a la sola fe en Jesucris-
to solamente. Como registra Foxe, en ese entonces Rogers “se des-
hizo del pesado yugo del papismo”.3
Rogers desempeñaría un rol muy importante en la promoción
del trabajo de una vida de traducción bíblica de Tyndale. En 1537,
Rogers publicó la obra de traducción de Tyndale completa en lo
que se llegó a conocer como la Biblia Ma hew. Hughes Oliphant
Old comenta: “Rogers fue el heredero de Tyndale en relación a
aquella importan sima obra de erudición cris ana”.4 Rogers se
convir ó en el primer már r en morir a manos de María la Sangui-
naria, así que “también fue heredero de Tyndale en el mar rio”.5

ARRESTO DE TYNDALE

Después de traducir de Josué a 2 Crónicas, Tyndale fue arrestado


producto del engaño de un traidor. Un inglés llamado Harry Phillips
había llegado a Amberes a comienzos del verano de 1535, comisio-
nado para encontrar a Tyndale y llevar oficiales de gobierno y de la
iglesia para capturarlo. Phillips había perdido una enorme suma
del dinero de su padre en Inglaterra y estaba desesperado por re-
cuperar la fortuna perdida. La Iglesia Católica sacó par do de su
apremio y ofreció pagarle una atrac va recompensa a cambio de
su ayuda para prender a Tyndale. A su llegada, Phillips hizo los con-
tactos necesarios que lo condujeron a la pensión de Poyntz. De
forma rápida entabló amistad con Tyndale, ganándose su confian-
za. Poyntz le advir ó a Tyndale acerca de Phillips, pero Tyndale no
se llegó a dar cuenta de las tác cas clandes nas de Phillips.
Después de completar su traducción del octavo Libro Histórico,
Tyndale bajó la guardia con Phillips y se convir ó en un cordero
llevado al matadero. Una noche, yendo camino a la cena, Tyndale
y Phillips entraron en un estrecho callejón fuera de la pensión de
Poyntz. Phillips insis ó en que Tyndale entrara primero al callejón,
donde ya se había acordado que lo esperarían soldados ocultos a
ambos lados de una entrada. Cuando siguió a Tyndale por la puer-
ta, Phillips apuntó a Tyndale indicando que era la persona que de-
bían apresar. Los soldados capturaron a Tyndale y lo pusieron bajo
arresto. Después de estar fugi vo por doce años, ahora estaba
bajo la custodia de los oficiales.
En este caó co momento, la habitación de Tyndale en la pensión
fue registrada y sus posesiones confiscadas. De forma providen-
cial, Rogers llegó a reunir el trabajo sin publicar de Tyndale, de Jo-
sué a 2 Crónicas, y escapó a un lugar seguro. Ahora Rogers tenía
toda la obra de traducción de Tyndale en sus manos, incluido todo
el Nuevo Testamento y su trabajo en el An guo Testamento. Ade-
más, poseía los prólogos, las notas marginales, y las tablas de Tyn-
dale para cada libro traducido. Tyndale fue llevado al cas llo de
Vilvoorde y encarcelado allí por un año y medio. Fue atado a una
pira, estrangulado y quemado en 1536 debido a sus esfuerzos por
traducir la Palabra de Dios al idioma inglés.

LA BIBLIA MATTHEW

En el año siguiente al mar rio de Tyndale, 1537, John Rogers com-


piló, editó e imprimió la Biblia Ma hew, llamada así porque fue
publicada con el pseudónimo Thomas Ma hew. Tyndale no vivió
para ver la totalidad de su obra de traducción impresa. Rogers re-
cogió el manto de Tyndale y publicó lo que su mentor había com-
pletado. Rogers no fue el traductor en este proyecto, sino más
bien actuó como editor general que reunió y publicó esta versión
en inglés de la Biblia con correcciones menores.
La Biblia Ma hew fue la obra combinada de tres personas. Este
trío dinámico estaba conformado por William Tyndale, John Ro-
gers y Miles Coverdale. El Nuevo Testamento completo era la obra
singular de Tyndale. Su Nuevo Testamento fue completado por pri-
mera vez en 1526 y posteriormente fue revisado e impreso dos ve-
ces, en 1534 y 1535. También el Pentateuco era obra exclusiva de
Tyndale, impreso por primera vez en 1530 y luego revisado en
1535. A esto se añadían los libros de Josué a 2 Crónicas, traducidos
por Tyndale en 1535. Estos libros cons tuyen la obra de toda una
vida del inigualable William Tyndale.
En la Biblia Ma hew, la obra de William Tyndale fue comple-
mentada con la traducción del An guo Testamento de un acadé-
mico que él conoció estando en Oxford, Miles Coverdale. Este in-
glés tradujo toda la Biblia a su idioma y la publicó como la Biblia
Coverdale un año antes del mar rio de Tyndale, en 1535. Era la
primera Biblia que se imprimía en el idioma inglés que contenía
tanto el An guo como el Nuevo Testamento. Fue aprobada oficial-
mente por Enrique VIII y se ordenó que se difundiera “entre todo
el pueblo”. Sin embargo, las traducciones de Coverdale estaban
hechas del la n y el alemán, no del hebreo y griego originales,
como lo era la obra de Tyndale que era más académica y precisa.
Además de la traducción de Tyndale del Pentateuco, de Josué a
2 Crónicas, y Jonás, John Rogers compiló la obra de Coverdale para
el resto del An guo Testamento. Mientras estaba en Hamburgo,
Coverdale había actuado antes como asistente revisor de Tyndale
mientras este traducía el Pentateuco.
Existen varias evidencias clave que apuntan al hecho de que el
texto de los Libros Históricos de la Biblia Ma hew provenía de la
pluma de William Tyndale.6 Si bien el nombre de Tyndale no apare-
ce en la obra, no obstante ene sus huellas lingüís cas. Su autoría
puede verificarse de varias formas.
Primero, el es lo de la traducción inglesa de los ocho libros del
An guo Testamento revela claramente el enfoque par cular de
Tyndale. Hay ciertas palabras traducidas que son par culares en
Tyndale. Por ejemplo, David Daniell señala que Tyndale usa pe-
remptory y pleading de forma intercambiable para la palabra he-
brea na’. Tyndale la en ende como una solicitud entre personas
que luchan por expresar igualdad de estatus, como “una herman-
dad” (2 Reyes 2).7 Esta palabra se encuentra en el Pentateuco de
Tyndale y en los Libros Históricos de la Biblia Ma hew, lo que indi-
ca que son el trabajo del mismo traductor. Además, el instrumento
musical reconocido por la palabra hebrea toph es fielmente tradu-
cido por Coverdale en Esdras y los libros que le siguen como tabret
(tamborín). Sin embargo, Tyndale traduce la misma palabra como
mbrel (pandereta) en el Pentateuco. Asimismo, esta misma pala-
bra aparece en Jueces 11; 1 Samuel 10, 18; 2 Samuel 6; y 1 Cróni-
cas 13. Muchas palabras de este po se usan en ambas secciones.
Esta con nuidad señala a Tyndale como el mismo traductor.
Segundo, quien tradujo de Josué a 2 Crónicas intentó de forma
evidente el ser fácilmente comprensible para el lector promedio.
El mismo acceso fácil que se encuentra en el Pentateuco de Tynda-
le es indudable también en los Libros Históricos de la Biblia Ma -
hew. Una lectura compara va de Tyndale y Coverdale revela que el
trabajo de Tyndale es superior en simplicidad de lectura, lo que su-
giere que el traductor del Pentateuco y el traductor de los Libros
Históricos en la Biblia Mathew es el mismo.
Tercero, los Libros Históricos de la Biblia Ma hew exhiben el
mismo deseo de variedad en la elección de las palabras que el
Pentateuco de Tyndale. La misma diversidad de palabras se puede
reconocer en el Pentateuco y en los Libros Históricos de la Biblia
Ma hew, lo cual indica que el mismo traductor trabajó en ambas
secciones. Al mismo empo, otras palabras hebreas son las mis-
mas tanto en la traducción de Tyndale como en la de Coverdale,
tales como covenant (pacto).
Cuarto, tanto el Pentateuco de Tyndale como los Libros Históri-
cos de la Biblia Mathew usan frases preposicionales para traducir
los posesivos. Por ejemplo, en lugar de traducir una frase como
God’s Word, empleando apóstrofo, el traductor usa consecuente-
mente la frase preposicional the Word of the God (la palabra de
Dios). Daniell hace referencia a otros fraseos par culares tales
como the fat of the land (la grosura de la erra), observed dismal
days (observó los empos), y upon high mountains and on high
hills and under every green tree (sobre los montes altos, sobre los
collados y bajo todo árbol frondoso).8 Esta traducción de la prosa
indudablemente apunta a Tyndale.
Quinto, a través de la Biblia Ma hew se encuentran grandes ini-
ciales. Estas letras se usaron para indicar al responsable del trabajo
de la Biblia. La introducción a la Biblia Ma hew con ene las inicia-
les “J. R.” y “H. R.” Estas se refieren a los autores de la introduc-
ción, John Rogers y Henricus Rex. Antes de los Profetas, están las
iniciales “R. G.” y “E. W.”, que representan a Richard Gra on y Ed-
ward Whitchurch, los impresores londinenses que financiaron y
distribuyeron el volumen. Al final del An guo Testamento apare-
cen las iniciales “W. T.”, que sin duda representan a William Tynda-
le como el mayor contribuyente. Esto convierte a Tyndale en el tra-
ductor de la mitad del An guo Testamento en la Biblia Ma hew.
En su Chronicle de 1548, el historiador Edward Hall incluye los Li-
bros Históricos en la lista de las obras de Tyndale. Hall escribe:

William Tyndale, también llamado Hichyns… Este hombre tra-


dujo el Nuevo Testamento al inglés y fue el primero en impri-
mirlo, y asimismo tradujo los cinco libros de Moisés, Josué,
Jueces, Rut, los libros de los Reyes y los libros de Paralipóme-
nos, Nehemías o primera de Esdras, el Profeta Jonás, y nada
más de la sagrada Escritura.9

Hall menciona “los libros de los Reyes”, los cuales incluyen 1 y 2


Samuel y 1 y 2 Reyes. Lo que Hall llama “los libros de Paralipóme-
nos” se refiere a 1 y 2 Crónicas. “Nehemías” comprende Esdras y
Nehemías. La única discrepancia en el registro de Hall es que Es-
dras y Nehemías probablemente fueron traducidos por Coverdale.
El resultado de esta evidencia interna y externa corrobora el ar-
gumento a favor de la iden ficación de Tyndale como el traductor
de Josué a 2 Crónicas en la Biblia Ma hew. Esto consolida aun más
la obra de traducción que realizó Tyndale en el An guo Testamen-
to como una labor realmente admirable. La impresión de la Biblia
Ma hew se realizó en Europa, y cuando estaba casi la mitad termi-
nada, dos impresores londinenses, Richard Gra on y Edward Whit-
church, se unieron al proyecto y lo concluyeron. Gra on fue encar-
celado más tarde en la Prisión Fleet y debió pagar una enorme
fianza, prome endo que no imprimiría ni vendería más Biblias has-
ta que el rey y los obispos pudieran ponerse de acuerdo en una
traducción —algo que nunca ocurriría.
Después de que la impresión estuvo terminada en 1537, la Biblia
Ma hew tuvo un des no similar a la anterior de Tyndale, pues fue
escondida en fardos de algodón o en barriles y fue pasada de con-
trabando a Inglaterra. Esta era una misión de alto riesgo, puesto
que en los puertos del este de Inglaterra había funcionarios vigi-
lando constantemente este po de contrabando. Cualquiera que
ocultara una Biblia en inglés sería acusado de traición de inmedia-
to y quedaría sujeto a la pena capital.
En esta atrevida empresa, los embarques debían realizarse en
medio de la noche. El cargamento a menudo se desembarcaba en
o cerca de las ciudades inglesas de Purfleet o Dagenham, a más de
300 kilómetros de Amberes.

EL LEGADO DE TYNDALE

William Tyndale fue un connotado lingüista y filólogo. S. M. Houg-


hton escribe: “De siete idiomas, cualquiera que él hablara, el oyen-
te suponía que estaba hablando en su lengua materna”.10 Como un
competente académico lingüís co, Tyndale introdujo muchas pala-
bras al idioma inglés. En suma, Tyndale sabía cómo hablaba la gen-
te común. Muchas de las palabras que introdujo han sido atribui-
das por error a otros autores, especialmente a Miles Coverdale,
William Shakespeare, la Biblia King James, y otros.
Por ejemplo, la palabra behold (he aquí; mirad) se atribuye a la
Biblia Coverdale, cuando en realidad aparece por primera vez en el
Nuevo Testamento de 1526 de Tyndale (Mateo 1:20; 7:4; 8:29;
12:49; 18:10; 26:65; Juan 11:3; Apocalipsis 21:5). Entre otras pala-
bras cuyo origen está en la capacidad lingüís ca de Tyndale están:
fig leaves (hojas de higuera; Génesis 3), birthright (primogenitura;
Génesis 25), ingathering (cosecha; Éxodo 34), sin offering (sacrifi-
cio expiatorio; Leví co 4), morning watch (vigilia de la mañana; 1
Samuel 2), handbreadth (palmo; 1 Reyes 7), spoiler (destructor; 2
Reyes 17), swaddling clothes (pañales; Lucas 2), slaughter (matan-
za; Hechos 9; Hebreos 7; San ago 5), y ministering (ministrador,
servidor; Hebreos 1).11 Además de éstas, hay numerosas palabras
que enen su primer uso en el Nuevo Testamento de Tyndale
(1526-1534), entre ellas: apostleship (apostolado), brotherly (fra-
ternal), busybody (entrome do), castaway (reprobado), chasten
(cas gar), dividing (repar r), fisherman (pescador), godly (piado-
so), holy place (lugar santo), intercession (intercesión), Jehovah,
jus fier (jus ficador), live (vivir), log (viga), mercy seat (propiciato-
rio), Passover (Pascua), scapegoat (chivo expiatorio), taskmaster
(capataz), unbeliever (incrédulo), viper (víbora), and zealous (celo-
so, ferviente).12
El biógrafo David Teems cita estas palabras de Stephen Green-
bla : “Sin el Nuevo Testamento de Tyndale… es di cil imaginar a
William Shakespeare el dramaturgo”.13 Aun Shakespeare debe con-
ceder que es heredero de este gran traductor de las Escrituras.
Shakespeare usa en varias oportunidades palabras y frases que ob-
viamente ha adoptado del Nuevo Testamento de Tyndale. Por
ejemplo, en El sueño de una noche de verano, Shakespeare escri-
be: “The eye of man hath not heard, the ear of man hath not seen,
man’s hand is not able to taste, his tongue to conceive, nor his
heart to report, what my dream was”. La traducción de Tyndale de
1 Corin os 2:9 en la edición de 1526 de su Nuevo Testamento
dice: “The eye hath not seen, and the ear hath not heard, neither
hath entered into the heart of man, the things which God hath
prepared for them that love Him”.14 El uso común de Tyndale a tra-
vés del canon de Shakespeare es indudable. Tyndale demuestra
una y otra vez que es el padre del idioma inglés moderno.
La obra de Tyndale se propagaba como un incendio a través de
Inglaterra y el extranjero. Por fin el pueblo inglés tenía acceso a la
Palabra de Dios en su lengua na va. Desde el siglo XVI hasta la ac-
tualidad, innumerables mul tudes se han beneficiado de los ince-
santes esfuerzos de este prominente traductor bíblico. Aun des-
pués de su mar rio, la obra de William Tyndale cambiaría la tra-
yectoria de la civilización moderna. La luz de la verdad de Dios
traspasaba el denso manto de nieblas para resplandecer en cada
mercado, campo y hogar de Inglaterra.
C

¡Queremos
nuevos Tyndales!

[Tyndale] es como un hombre que envía mensajes en la guerra,


y envía el mismo mensaje a menudo por si acaso algún mensa-
jero lo recibe… [Tyndale] estaba directa o indirectamente dedi-
cado al mismo propósito: difundir el “evangelio” ya fuera por
comentario o por traducción.
— C. S. L 1

Las úl mas palabras de Tyndale antes de que la cadena alrededor


de su cuello lo estrangulara fueron: “Señor, abre los ojos del rey de
Inglaterra”. Aquella agónica oración fue respondida dos años des-
pués de la muerte de Tyndale, cuando el Rey Enrique VIII ordenó
que la Biblia de Miles Coverdale fuera usada en cada parroquia del
país. La Biblia Coverdale se basaba en gran medida en la obra de
Tyndale. Luego, en 1539, la propia edición de la Biblia de Tyndale
fue aprobada oficialmente para ser impresa.
La traducción de Tyndale inspiró las grandes traducciones que le
siguieron, incluida la Gran Biblia (1539), compilada también por
Coverdale), la Biblia de Ginebra (1560), la Biblia de los Obispos
(1568), la Biblia Douay-Rheims (1582-1609), y la Versión Autoriza-
da o King James (1611). Un análisis completo de la King James
muestra que las palabras de Tyndale cons tuyen el ochenta y cua-
tro por ciento del Nuevo Testamento y más del setenta y cinco por
ciento del An guo Testamento. Muchas de las grandes versiones
inglesas modernas siguen la tradición King James y de esa forma
también reciben inspiración de Tyndale, entre ellas la Revised
Standard Version, la New American Standard Bible, y la English
Standard Version.
La enorme deuda que ene el mundo angloparlante con William
Tyndale es incalculable. Su destreza del idioma inglés introdujo
nuevas palabras en su vocabulario, las cuales se hablan a diario en
países de todo el mundo. En defini va, su labor de traducir la Bi-
blia desde sus idiomas originales a la lengua de su patria ayudó a
impulsar la Reforma inglesa. El llamado de Dios al corazón de Tyn-
dale se convir ó en una urgente pasión por ver a los plebeyos le-
yendo la Palabra de Dios no adulterada. Desafortunadamente, la
mayoría de la gente nunca ha oído de este hombre y su inmensa
contribución ha sido enormemente subes mada a lo largo de los
siglos.
Queremos nuevos Tyndales que enfrenten tenazmente los obs-
táculos infranqueables que tengan por delante y los superen con
una ferviente determinación por la gloria de Dios. Necesitamos
Tyndales que traduzcan la Biblia a los idiomas de los pueblos olvi-
dados de todo el mundo. Necesitamos Tyndales que proclamen el
evangelio a través de la página escrita frente al peligro inminente.
Necesitamos Tyndales que amen apasionadamente la Palabra de
Dios y que ésta llene cada púlpito, cada seminario, cada clase de
escuela dominical, cada atril.
Aprendamos a decir con David —y sin duda con Tyndale: “¡Cuán
dulces son a mi paladar tus palabras!, más que la miel a mi boca”
(Salmo 119:103 LBLA).
Notas de texto

P :S
1 Salmo 3:8; Jonás 2:9.

P :E B
1 Philip Schaff, History of the Chris an Church, vol. 7 (1888; reimp., Pea-
body, Mass.: Hendrickson, 2006), 1. Traducción para este libro.
2 Uno de los más reconocibles y famosos retratos de William Tyndale
cuelga en el comedor del Her ord College, Universidad de Oxford. El re-
trato al que me refiero ahora es parte de la colección principal de la Na-
onal Portrait Gallery, Londres.
3 Brian Moynahan, God’s Bestseller: William Tyndale, Thomas More, and
the Wri ng of the English Bible; A Story of Martyrdom and Betrayal
(Nueva York: St. Mar n’s, 2002), Traducción para este libro.

1. U
1 J. H. Merle d’Aubigné, The Reforma on in England (Edimburgo, Escocia:
Banner of Truth, 1853, 1994), 1:167. Traducción para este libro.
2 Sir Frederick Kenyon, Our Bible and the Ancient Manuscripts: Being a
History of the Text and Its Transla ons (Whitefish, Mont.: Kessinger,
2007), 211, 217.
3 D’Aubigné, The Reforma on in England, 1:167.
4 Leland Ryken, The Word of God in English: Criteria for Excellence in Bible
Transla on (Wheaton, Ill.: Crossway, 2002), 48.
5 Brian H. Edwards, God’s Outlaw: The Story of William Tyndale and the
English Bible (Darlington, Inglaterra: Evangelical, 1976, 1999), 170. Cursi-
va original. Traducción para este libro.
6 John Foxe, Foxe’s Book of Martyrs (Nashville, Tenn.: Thomas Nelson,
2000), 114.
7 Robert Sheehan, “William Tyndale’s Legacy,” The Banner of Truth 24, n.
557, febrero de 2010, 24.
8 Foxe, Foxe’s Book of Martyrs, 29.
9 David Daniell, William Tyndale: A Biography (New Haven, Conn.: Yale
University Press, 1994), 38.
10 William Tyndale, “The Prac ce of Prelates,” The Works of William Tyn-
dale (1849 y 1850; reimp., Edimburgo, Escocia: Banner of Truth, 2010),
2:291.
11 Alister E. McGrath, In the Beginning: The Story of the King James Bible
and How It Changed a Na on, a Language, and a Culture (Nueva York:
Doubleday, 2001), 68.
12 Daniell escribe que el empo que Tyndale pasó en Cambridge pudo ha-
ber sido “corto o más largo, entre 1517 y 1521”. William Tyndale, 49.
13 Algunos historiadores, entre ellos Brian H. Edwards y S. M. Houghton,
aseveran que William Tyndale con toda probabilidad estaba en White
Horse Inn. Otros, como Daniell, piensan que Tyndale no estaba presente.
14 William Tyndale, “The Preface of Master William Tyndale, That He
Made Before the Five Books of Moses, Called Genesis,” en The Works of
William Tyndale (1848; reimp., Edimburgo, Escocia: Banner of Truth,
2010), 394.
15 Foxe, Foxe’s Book of Martyrs, 1:77.
16 “Biographical No ce of William Tyndale,” en Works, 1:xix.
17 Erasmo según se cita en Philip Schaff, History of the Chris an Church
(1858; reimp., Peabody, Mass.: Hendrickson, 2006), 6:724. Traducción
para este libro.
18 Tyndale, Works, 1:xxii.
19 A. N. S. Lane, “William Tyndale,” en Biographical Dic onary of Evangeli-
cals, ed. Timothy Larsen (Downers Grove, Ill.: InterVarsity Press, 2003),
678.
20 John McClintock y James Strong, eds., Cyclopedia of Biblical, Theologi-
cal, and Ecclesias cal Literature, vol. 10 (1867–87; reimp., Grand Rapids,
Mich.: Baker Academic, 1981), ver entrada “William Tyndale”.
21 Robert Demaus y Richard Love , William Tyndale: A Biography (Lon-
dres: The Religious Tract Society, 1886), 205.
22 Tomás Moro, citado en N. R. Needham, 2000 Years of Christ’s Power,
Part 3: Renaissance and Reforma on (Londres: Grace, 2004), 381.
23 Daniell, William Tyndale, 217.
24 Daniell, William Tyndale, 361.
25 Daniell, William Tyndale, 316.
26 William Tyndale, introducción a Tyndale’s New Testament, ed. y con una
introducción de David Daniell (New Haven, Conn.: Yale University Press,
1989), ix. Traducción para este libro.
27 John Piper, Filling Up the Afflic ons of Christ: The Cost of Bringing the
Gospel to the Na ons in the Lives of William Tyndale, Adoniram Judson,
and John Paton (Wheaton, Ill.: Crossway, 2009), 50. Traducción para este
libro.
28 Foxe, Foxe’s Book of Martyrs, 127. Traducción para este libro.
29 Foxe, Foxe’s Book of Martyrs, 83.
30 Esta escena ha sido reconstruida por David Daniell a par r de otras sen-
tencias capitales similares de la época de Tyndale. Daniell, William Tyn-
dale, 383.
31 William J. McRae, A Book to Die For: A Prac cal Study Guide on How
Our Bible Came to Us (Toronto: Clements, 2002), xiv, citado en Tony Lane,
“A Man for All People: Introducing William Tyndale,” Chris an History 6,
no. 4 (1987), 6–9. Traducción para este libro.
32 J. H. Merle d’Aubigné, The Reforma on in England (1866–78; reimp.,
Edimburgo, Escocia: Banner of Truth, 1994), 2:348. Traducción para este
libro.

2. C
1 David Daniell, introducción a William Tyndale, Selected Wri ngs, ed. y
con una introducción de David Daniell (Nueva York: Routledge, 2003),
viii–ix. Traducción para este libro.
2 Needham, 378.
3 Daniell, William Tyndale, 150.
4 Edwards, 70.
5 Tyndale, “A Pathway into the Holy Scripture,” en Works, 1:17. Traduc-
ción para este libro.
6 Tyndale, Works, 1:14
7 Tyndale, Works, 1:17.
8 Tyndale, Works, 1:17-18.
9 Tyndale, Works, 1:18.
10 Tyndale, Works, 1:18.
11 Tyndale, Works, 1:14.
12 William Tyndale, “Exposi on of the First Epistle of St. John”, en Works,
2:151. Traducción para este libro.
13 Tyndale, Works, 1:497–98.
14 Tyndale, Works, 1:14.
15 Tyndale, Works, 1:17.
16 Tyndale, Works, 1:17.
17 Tyndale, Works, 2:199.
18 Tyndale, Works, 2:152.
19 Tyndale, Works, 2:150.
20 Tyndale, Works, 2:150.
21 Tyndale, Works, 2:199.
22 Piper, 39.
23 Tyndale, Works, 1:505.
24 William Tyndale, An Answer to Sir Thomas More’s Dialogue (1531;
reimp., Cambridge, Inglaterra: The Parker Society, 1850), 111. Traducción
para este libro.
25 Tyndale, Works, 2:171.
26 Tyndale, Answers, 35.
27 Tyndale, Works, 1:77.
28 Tyndale, Works, 1:14.
29 Tyndale, Works, 1:49.
30 Tyndale, Works, 1:14.
31 Tyndale, Answer, 107.
32 Tyndale, Works, 1:19.
33 Tyndale, Answer, 191.
34 Tyndale, Works, 1:65.
35 Tyndale, Works, 1:509.
36 Tyndale, Works, 1:509.
37 Tyndale, Works, 1:22.
38 Piper, 42.
39 Tyndale, Works, 1:509.
40 Tyndale, Answer, 109.
41 Tyndale, Works, 1:19.
42 Tyndale, Works, 1:89.
43 Tyndale, Works, 2:200.
44 Tyndale, Works, 1:498.
45 Tyndale, Works, 1:53.
46 Tyndale, Works, 1:12-13.
47 Tyndale, Works, 1:466.
48 Tyndale, Works, 1:56.
49 Tyndale, Answer, 140.
50 Tyndale, Answer, 195-196.
51 Tyndale, Works, 1:54.
52 Tyndale, Works, 1:22.
53 Tyndale, Answer, 192-92.
54 Tyndale, Obras, 1:56.
55 Tyndale, Answer, 36.
56 Tyndale, Works, 1:65.
57 Tyndale, Works, 1:22.
58 Tyndale, Works, 1:316.
59 Tyndale, Works, 1:140.
60 Tyndale, Works, 1:334.
61 Tyndale, Works, 1:397.

3. C
1 B.K. Kuiper, The Church in History (Grand Rapids, Mich.: Eerdmans,
1951), 277. Traducción para este libro.
2 J. F. Mozley, William Tyndale (1937; reimp., Westport, Conn.: Green-
wood, 1971), 53.
3 William Tyndale, “Preface to the Reader: The Parable of the Wicked
Mammon,” en Works, 1:38.
4 Tyndale, Works, 1:39. Traducción para este libro.
5 Brooke Foss Westco , A General View of the History of the English Bible
(Nueva York: Macmillan, 1916), 135. Traducción para este libro.
6 William Tyndale, “A Pathway into the Holy Scripture”, en Works, 1:7.
Traducción para este libro.
7 Daniell, William Tyndale, 124.
8 Daniell, William Tyndale, 126.
9 Moynaham, 56.

4. N T
1 D’Aubigné, The Reforma on in England, 2:350. Traducción para este li-
bro.
2 Tyndale, Works, 1:234.
3 Mar n Luther, Luther’s Works, vol. 32, ed. George W. Forell (Filadelfia:
Fortress, 1958), 113. Traducción para este libro.
4 Moynaham, 77.
5 Moynaham, 77.
6 Daniell, William Tyndale, 141.
7 Daniell, William Tyndale, 135.
8 Daniell, William Tyndale, 136.
9 Daniell, William Tyndale, 135.
10 Daniell, William Tyndale, 135.
11 Tyndale, tal como lo cita Moynaham, 84. La ortogra a de esta cita (en
inglés) ha sido modernizada por este autor para ayudar al lector de hoy.
Traducción para este libro.
12 Moynaham, 297.
13 F. F. Bruce, The English Bible: A History of Transla ons (Nueva York: Ox-
ford University Press, 1961), 37. Traducción para este libro.
14 Moynahan, 402-403.
15 Daniell, introducción a William Tyndale, Selected Wri ngs, vii. Traduc-
ción para este libro.

5. P P
1 Hughes Oliphant Old, The Reading and Preaching of the Scriptures in
the Worship of the Chris an Church, Vol. 4: The Age of the Reforma on
(Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 2002), 137.
2 David Daniell, introducción a Tyndale’s Old Testament, ed. y con intro-
ducción de David Daniell (New Haven, Conn.: Yale University Press,
1992), xvii. Traducción para este libro.
3 McGrath, 70.
4 Daniell, William Tyndale, 298.
5 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 116.
6 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 82.
7 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 106.
8 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 172.
9 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 582.
10 Daniell, Tyndale’s Old Testament, xxii.
11 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 118.
12 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 209.
13 Tyndale, introducción a Tyndale’s Old Testament, xxv.
14 Moynaham, 188.
15 Moynaham, 188.
16 Moynaham, 190.
17 Moynaham, 190.
18 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 3.
19 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 3. Traducción para este libro.
20 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 4.
21 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 5.
22 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 7.
23 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 7.
24 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 7.
25 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 8.
26 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 15.
27 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 15.
28 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 81.
29 Moynaham, 199.
30 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 81–83.
31 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 84.
32 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 84.
33 Tyndale, Works, 1:419.
34 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 145.
35 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 145.
36 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 191.
37 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 198.
38 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 191.
39 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 254.
40 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 254.
41 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 254.
42 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 254.
43 Daniell, Tyndale’s Old Testament, 304-5.

6. S
1 Iain H. Murray, David Martyn Lloyd-Jones: The Fight of Faith, 1939–1981
(Edimburgo, Escocia: Banner of Truth, 1990), 2:355. Traducción para este
libro.
2 Westco , 141.
3 Daniell, William Tyndale, 319.
4 William Tyndale, Tyndale’s New Testament, ed. y con introducción de
David Daniell (New Haven, Conn.: Yale University Press, 1989), 1. Traduc-
ción para este libro.
5 Tyndale, Tyndale’s New Testament, 3.
6 Tyndale, Works, 1:468.
7 Tyndale, Works, 1:468.
8 Tyndale, Works, 1:468.
9 Tyndale, Works, 1:468.
10 Tyndale, Tyndale’s New Testament, 8.
11 Tyndale, Works, 1:477.
12 Tyndale, Tyndale’s New Testament, 13.
13 Mozley, 282–83.
14 Tyndale, Tyndale’s New Testament, 13.
15 Tyndale, Tyndale’s New Testament, 13.
16 Mozley, 282-283.
17 Mozley, 285.
18 Tyndale, Tyndale’s New Testament, 207.
19 Tyndale, Works, 1:488.
20 Tyndale, Works, 1:493.
21 Mozley, 287.
22 Daniell, William Tyndale, 317.
23 Daniell, William Tyndale, 318–319.
24 Daniell, William Tyndale, 319.
25 Daniell, William Tyndale, 319
26 Westco , 144–145.
27 Según lista de Mozley, 286-287.
28 Según lista de Mozley, 286-287.
29 Tyndale, Tyndale’s New Testament, 42.
30 Tyndale, Tyndale’s New Testament, 250.
31 Tyndale, Tyndale’s New Testament, 271.
32 Tyndale, Tyndale’s New Testament, 302.
33 Tyndale, Tyndale’s New Testament, 328.
34 Tyndale, Tyndale’s New Testament, 330.
35 Según lista de Mozley, 291-92.
36 Mozley, 292.

7. L
1 Daniell, introducción a Tyndale’s New Testament, vii. Traducción para
este libro.
2 Daniell, William Tyndale, 339.
3 John Foxe, The Acts and Monuments of the Church: Containing the His-
tory and Sufferings of the Martyrs (Nueva York: Robert Carter & Brot-
hers, 1855), 713. Traducción para este libro.
4 Old, 138.
5 Old, 138.
6 Enumeradas por Daniell, introducción a Tyndale’s Old Testament, xxv–
xxvi.
7 Señalada por Daniell, introducción a Tyndale’s Old Testament, xxv.
8 Enumeradas por Daniell, introducción a Tyndale’s Old Testament, xxv.
9 Edward Hall, citado por Daniell, William Tyndale, 333. Traducción para
este libro.
10 S. M. Houghton, Sketches from Church History (Edimburgo, Escocia:
Banner of Truth, 2001), 120. Traducción para este libro.
11 David Teems, Tyndale: The Man Who Gave God an English Voice (Nash-
ville, Tennessee: Thomas Nelson, 2012), 268. Traducción para este libro.
12 Teems, Tyndale, 269–70.
13 Teems, Tyndale, xxii.
14 Teems, Tyndale, xxi.

C : ¡Q T !
1 C. S. Lewis, English Literature in the Sixteenth Century (Nueva York: Ox-
ford University Press, 1954), 182. Traducción para este libro.

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